HAGO Y DESHAGO Una exposición de Lucía Landaluce (1968-2014) Del 15 al 31 de marzo Nota de Prensa El próximo sábado 15 de marzo a las 12:00h., en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Villoslada de Cameros se inaugurará la exposición de pintura de la artista riojana Lucía Landaluce, Hago y deshago. Esta exposición se podrá visitar del 15 al 31 de marzo, los fines de semana de 12 a 13:30 h. y de 18:30 a 20 h. excepto domingos por la tarde. También se podrá solicitar, por grupos de personas interesadas de todas las edades, la realización de talleres de ARTE Y NATURALEZA, visitas al TALLER DEL ARTISTA o a la EXPOSICIÓN en los teléfonos 648 870 332 y 619 948 520, y en el mismo Ayuntamiento de Villoslada. En palabras del Doctor en Historia del Arte, Carlos Catalán: Lucía estaba realmente entusiasmada con participar en el Festival Nacional “Miradas de mujeres”. Era consciente del profundo significado de esta iniciativa que trata de hacer visible el trabajo, el empuje y la creatividad de una pléyade de mujeres que pugnan todavía, en pleno siglo XXI, por algo tan obvio como la igualdad de oportunidades entre los sexos en todos los terrenos, también en el arte. Lucía Landaluce nos acaba de dejar pero su accionar en la vida, la huella que ha dejado su personalidad carismática, su fuerza y una obra espléndida son la prueba irrefutable de su calidad humana y de su condición de gran artista. En el cuaderno de notas que manejaba en sus últimos días, cuando luchaba contra la fatalidad, dejó escrito: “No habrá normalidad en el sistema del arte mientras exista discriminación. Sin igualdad no hay democracia”. Frases que son un grito de autoafirmación de su condición de mujer, un auténtico programa vital: “Es preciso feminizar el mundo, protestar, amar, ayudar, criar, corregir, construir”. 1 Lucía Landaluce nació en Logroño hace 45 años y el arte fue su pasión conformadora. Pertenecía a una dinastía de artistas de la imagen especialmente dotados para la creación. En un primer momento se inició haciendo algunos tanteos con las tres dimensiones de la mano del artista aragonés Angel Maturén, al amparo de la cantera de piedra negra de Calatorao, aunque pronto decidió decantarse por el lenguaje netamente pictórico. A ello se entregó con apasionada dedicación, siempre preocupada por las sugerencias de la Naturaleza, el concepto de límite, el tratamiento de los extremos de la escala y la continua investigación sobre todos los aspectos de la tecnología del arte. Sus primeras series pueden encuadrarse en el llamado “realismo mágico”, con visiones oníricas habitadas por un repertorio icónico recurrente –insectos, entes fantasmales, animales fantásticos, seres abisales, medusas, criaturas híbridas- con el telón de fondo de cierta angustia existencial que recuerda el universo de Kafka. Los trabajos siguientes fueron liberándose paulatinamente de las referencias figurativas hasta desembocar en un abierto informalismo, coincidiendo con las exposiciones del Centro Cultural de España en Santo Domingo (República Dominicana), de la Air Soho Gallery de New York y del Torreón Fortea de Zaragoza. Una vez que se vio dueña de un estilo personal y dando muestras de una precoz madurez creativa, sus siguientes etapas tuvieron ante todo relación directa con los diversos lugares que habitó: Zaragoza, Lanzarote, Palma de Mallorca y República Dominicana, un período éste último especialmente feliz en su vida con el nacimiento de sus hijas Vega y Elia, caracterizado por una explosión cromática llena de sensualidad y alegría de vivir. La vuelta a La Rioja en el año 2006 determinó el inicio de una temática reflexiva e intimista, más profunda de significación y contenida de color, como tuvimos oportunidad de comprobar en la magnífica exposición del Palacio Montemuzo de Zaragoza en 2012. Sus últimos trabajos expuestos en Pamplona y Tudela han girado en torno a una indagación profunda sobre los valores texturales y matéricos, centrándose en las posibilidades expresivas de los “materiales pobres”, con el hilo conductor de su recurrente reflexión sobre la mutabilidad de las cosas, la fragilidad, el poder expresivo de los materiales, el eterno retorno y los efectos del paso del tiempo. “Hago y deshago” es el resumen de unas indagaciones que inició tres años atrás (construcción y deconstrucción) y la plasmación de los efectos de la existencia de una fragilidad consustancial que convivía con una fortaleza que en ocasiones podía ser pura dureza consigo misma y con los demás: “La fragilidad provoca en mi el deseo de encerrarme, de observar y de buscar mis propios límites y va también unida al riesgo de la levedad, a la incertidumbre, a la inseguridad y al silencio”. Las pinturas seleccionadas por ella misma para esta exposición representan las dos caras de la moneda: por un lado, se aprovecha de las cualidades táctiles y sensoriales del papel para transmitirnos un mensaje lleno de sutilezas que no es otra cosa que su propia anatomía emocional; por otra parte, esas superficies desconchadas y falsamente 2 inestables celebran la existencia del paso del tiempo y la belleza azarosa de lo fungible. Su temprana partida constituye una pérdida para el arte riojano difícil de evaluar y un lamentable empobrecimiento para el arte español. Ahora en nuestra mano está, si ponemos en juego la mitad del entusiasmo y la energía que Lucía derrochaba y si contamos con el apoyo de los responsables culturales, organizar con la enjundia que merece una gran antológica de su pintura que nos permita estudiar su evolución y apreciar en su justa medida la fuerza, el atractivo y la consistencia de su legado artístico. Esta exposición forma parte del FESTIVAL MIRADAS DE MUJERES y quiere ser un sentido homenaje de CASA SINGULAR a nuestra querida y apreciada artista, Lucía Landaluce. 3