Sublime Gracia Primera Parte Hechos 16: 19-34 Introducción En nuestro último estudio, Pablo confrontó a una chica esclavizada que había sido la voz de la pitón – prediciendo eventos futuros por medio de discernimientos demoníacos. Esta confrontación se narra en el libro de los Hechos, capítulo 16, y Pablo mandó al demonio a que dejase a la chica. Inmediatamente, el demonio salió y de la misma manera sucedió con las ganancias que los amos de la esclava habían estado disfrutando por algún tiempo. Como mencioné en ese estudio, estos amos eran probablemente sacerdotes del templo local de Apolo. Este templo honraba a Apolo, el dios de la profecía, y a la serpiente / pitón que representaba esta forma de religión. El exorcismo, bajo el pedido de Pablo, provocó una explosión de parte de los sacerdotes y de la población. “Escucha, está bien que ores al lado del río con estas mujeres, pero no te metas con nuestras instituciones religiosas; y más importante, no te metas con nuestro margen de ganancias.” Pablo y Silas habían robado las arcas del templo de Apolo, y los líderes de Apolo explotaron de enojo. La Gracia de Dios a través del Sufrimiento Retomemos nuestra historia en ese punto. Busquemos en Hechos capítulo 16, y leamos desde el versículo 19 al 22: Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. A fin de que tengamos una imagen, la plaza de mercado, o en el griego, la “agora”, era el foro abierto en Filipos. De hecho, Filipos ha sido excavado y la misma área en donde Pablo y Silas fueron juzgados estaba en realidad al descubierto. En el lado noroeste de la “agora” se encontraba una plataforma elevada con escaleras en cada lado. Había allí un podio en donde los dos magistrados mayores se sentaban a escuchar y decidían los casos civiles. La cárcel de la ciudad estaba ubicada directamente afuera de uno de los lados de la “agora”. Los magistrados tenían oficiales, llamados “alguaciles” en el versículo 35, quienes eran en realidad los oficiales de ejecución de los magistrados. Sus nombres en latín eran “Lictors”, de donde obtenemos la expresión “Te dan una lamida” o “te dan un golpe”. Me resultó fascinante que el símbolo de este oficial fuera un manojo de varas con un hacha sobresaliendo desde el medio, unidas por una banda roja llamada las “fasces”. Este símbolo fue en realidad revivido por Mussolini para su movimiento “fascista”. Los judíos que sufrieron bajo el movimiento fascista de Mussolini no fueron los primeros en sufrir. Según el versículo 22, Pablo y Silas sufrieron una golpiza que dejaría sus espaldas con un montón de piel lacerada, entumecida y sangrienta. Sufriendo en la noche Observemos los versículos 23 y 24: Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. En otras palabras, este carcelero va a tratar a Pablo y a Silas como si fuesen criminales peligrosos e insensibles. Los lleva al sector que se encuentra más adentro de la cárcel, el cual podría llamarse un hoyo o un calabozo, y, a pesar de que están en la sección de máxima seguridad, este carcelero insensible y descuidado pone cepos en Pablo y en Silas. Los cepos eran tablones de madera que se fijaban a los pies del criminal, lo que significaba que no podrían ser capaces de dormir a menos que se recuesten sobre sus ensangrentadas espaldas. ¡Sería una noche completamente miserable! ¿Qué es lo que harías después? ¡¿Tramar tu venganza; llamar a tu abogado; curar tus heridas; gritar tu historia de modo que todos se enteren de tu inocencia; gritar obscenidades; demandar un juicio justo; enojarte con Dios ya que Él te guió ahí y permitió que esto sucediera y es todo culpa Suya?! Canciones en la noche ¡Veamos qué fue lo que ellos hicieron! Mira el versículo 25: Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. ¡Imagínate eso! Pérdida de sangre, hambre, sed, un calabozo infectado de ratas… Silas dice: “Hey, Pablo, ¿cómo estás?” Pablo: “Oh, mi espalda es una herida abierta. ¿Cómo estás tú, Silas?” Silas: “Lo mismo aquí, estoy tan sediento y mis piernas están comenzando a acalambrarse por el cepo…¿piensas que nos volverán a golpear?” Pablo: “No, no una vez que se den cuenta de que han quebrado la ley al golpear a ciudadanos romanos. Dicho sea de paso, estoy tan contento de que Timoteo y el Dr. Lucas fueron exceptuados de esta golpiza debido a su herencia gentil.” Silas: “Yo también, Pablo, pero ¿podemos usar la medicina de Lucas ahora? ¿Qué es lo que vamos a hacer?” Pablo: “Bueno, Silas, justo estaba recordando las palabras de nuestro Señor cuando dijo: “Bienaventurados son cuando…son perseguidos…por causa Mía…porque vuestro galardón es grande en los cielos…” Silas, imagínate, justo ahora, somos considerados con una honra y bendición especial de parte de Dios – y Él nos recompensará en los cielos un día debido a esto. Tengo ganas de agradecerle y de cantarle.” De ese modo, ellos oraron; es decir, depositaron su carga sobre Él. Y también cantaron, depositaron su alabanza sobre Él. Las paredes de la prisión hicieron eco de los himnos compuestos justo antes por la iglesia que se acababa de formar; el calabozo interno resonó con armonía. Los otros prisioneros estaban escuchando. De hecho, los tiempos verbales, indican que los prisioneros continuaron escuchando asiduamente a Pablo y a Silas mientras ellos continuaron orando y cantando. ¿Cómo cantas a la medianoche? 1. Primero, es un acto de sumisión. Pablo y Silas sabían que Dios estaba al control, por lo tanto esto no podía haber sucedido sin el permiso de Dios. Cantar a un Dios que permite tales cosas, requiere de una sumisión madura. 2. Segundo, requiere un carácter maduro. Gálatas, capítulo 5, versículo 22, nos dice que uno de los frutos del Espíritu es el gozo. La sumisión de cada día al control del Espíritu, produce el fruto del gozo, el cual es: “una compostura contenida más allá de las circunstancias.” Quizás hoy, estás experimentando una hora a la medianoche. Puede que sea como resultado de: • Dolor físico y enfermedad; • Circunstancias difíciles; • Traición y abandono por parte un amigo cercano o cónyuge; • Trato injusto de parte de alguien en el trabajo o en el hogar; • Quizás por los no creyentes, burlas y rechazo de tu fe; • Un sentimiento de un Padre celestial “ausente”. ¿Considerarías alguna vez cantar en momentos así? Quizás era fácil para Pablo cantar porque estaba al lado de Silas y la fe de uno se veía animada por la fe del otro. Bueno, la familia de la iglesia debería ser igual. Damas y caballeros, me resulta interesante que mientras Pablo y Silas fueron echados en prisión durante las horas de la noche, no fue hasta la medianoche que ellos comenzaron a orar y a cantar. Quizás, durante la primera hora, ellos permanecieron sentados en completo silencio; no lo podían creer. Dios los había guiado hacia Filipos, ellos habían respondido ante el llamado proveniente desde Macedonia, habían dejado todo lo que querían y lo que les era familiar para venir a Europa – y esta era su bienvenida. Quizás tuvieron una charla silenciosa con el Señor. No tengo ninguna duda de que ellos expresaron entre sí, sus preocupaciones y sus asombros. Quizás hubo algunos momentos de frustraciones - ¡eran seres humanos! Pero en algún momento cerca de la medianoche, se conformaron; se rindieron. ¿Harías lo mismo, cristiano? ¿Te someterías, hijo o hija del Rey, a las cosas que Él ha planificado para ti que te hacen sentir de cualquier forma menos cómodo? ¿Cantarías? ¿Lo alabarías por adelantado? Charles Spurgeon dijo: Cualquiera puede cantar en el día; es fácil cantar cuando podemos leer las notas a la luz del día, pero el cantante maduro es aquel quien puede cantar cuando no hay ningún haz de luz para poder leer… Alabar a Dios a la medianoche es alabarle por adelantado; adorarlo antes de tener una respuesta de parte de Él. Magnificar al Señor a la medianoche revela la obra del Espíritu Santo profesando el fruto del gozo. La Gracia de Dios a través de la Salvación Ahora miremos el versículo 26. No es una sorpresa para mí que Dios responda ante sus demostraciones de alabanza con una demostración de Su poder: Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Imagina una cárcel local – es medianoche y de repente, el edificio comienza a sacudirse violentamente. En un instante, el sistema de seguridad trabaja a la inversa – todas las puertas se abren, las rejas se abren de par en par, ¡y todos los criminales están a un breve paso para realizar una fuga en la noche! Continuemos con el versículo 27ª: Despertando el carcelero,… ¡Considéralo! Eso nos dice que se había dormido durante el concierto. Su pequeña morada estaba al lado del calabozo, por lo tanto, este áspero e insensible carcelero escuchó los cantos, junto con los otros prisioneros, pero él cerró sus oídos. Quizás pensó: “Esos hombres son una manga de ‘chiflados’.” Sin embargo, se durmió durante el servicio de adoración, pero es despertado de su sueño por un terremoto. Damas y caballeros, sus descendientes viven entre nosotros hasta el día de hoy. Ellos se registran en la iglesia más cercana y bostezan durante toda la reunión. No son movidos en lo más mínimo por las canciones ni por la alabanza ni por la adoración a Dios. Tú conoces tan bien como yo que se necesitaría un terremoto para despertarlos de su adormecimiento espiritual. Y algunos de ustedes están orando por un terremoto de algún tipo para quitarlos de su complacencia espiritual. Bueno, este carcelero saltó de la cama. Miró por el corredor y quizás por una ventana y vio que las puertas de la cárcel se encontraban completamente abiertas. Entonces, el versículo 27b nos dice que: …y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Ahora, ¿por qué se mataría a sí mismo? Porque el código de justicia romana, declaraba que si un carcelero permitía que un criminal se escapara, le sería dada la sentencia del criminal. Es obvio que hay hombres en la prisión que tenían pena de muerte. Él sabía que estaba muerto, porque los hombres que habían escapado habían sido condenados a muerte. Continuemos desde el versículo 28 al 30: Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? ¡Esta es la mejor pregunta del mundo! Este carcelero había oído sobre los sacerdotes y sobre la esclava que anunciaba que estos hombres estaban trayendo a Filipos un camino para la salvación, ya que él utiliza la misma palabra griega para salvación que había usado la esclava. Evidentemente había escuchado sobre el demonio que había sido expulsado de ella. Había escuchado este nombre nuevo, Jesucristo, el cual había demostrado ser más poderoso que Apolo. Él había oído los cantos y quizás, hasta las oraciones. Él estaba preguntando: “¿Qué es lo que debo hacer para tener lo que ustedes tienen? ¿Qué es lo que debo hacer para tener poder sobre los demonios, gozo en medio del sufrimiento y a un Dios que hace temblar la tierra a fin de liberar a sus siervos?” No sólo la prisión había sido sacudida, sino que también lo había sido el carcelero. Y ahora, él pregunta: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” John Taylor Smith fue el honorario capellán del Queen Victoria y el General Capellán de la Armada Británica durante la Primera Guerra Mundial. John Smith solía formularles a todos los candidatos que querían ser capellanes una pregunta: Ahora, quiero que me muestres cómo tratarías a un hombre. Supongamos que yo soy un soldado que ha sido herido en el campo de batalla. Tengo tres minutos de vida y tengo miedo de morir, porque no conozco a Cristo. Dime, ¿cómo puedo ser salvo y morir con la seguridad de que todo está bien con mi alma? Si el postulante comenzaba a andar con rodeos y a hablar sobre la iglesia y los mandamientos y demás, John Taylor le diría: Eso nunca funcionará. Tengo sólo tres minutos de vida. Dime qué es lo que debo hacer. Durante el tiempo que John Taylor Smith fue General Capellán, un candidato podía convertirse en capellán de la Armada, sólo si podía responder a esa pregunta. “Señores, ¡¿qué debo hacer para ser salvo?!” Esta es la mayor pregunta que una persona puede preguntar. Y la respuesta es la respuesta más importante del mundo. Separa al cielo del infierno; separa a aquellos que son salvos de los que están perdidos; divide a aquellos que les será permitido pasar a través de las puertas de la ciudad de Dios y a aquellos que serán expulsados. La respuesta a: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Mira la respuesta de Pablo y de Silas en el versículo 31: Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. No hubo ninguna lectura; ningún conjuro absurdo; nada sobre cómo sus padres lo criaron; ninguna prueba de cómo se veía a sí mismo; ninguna exhortación sobre algún sacramento o sistema religioso; ningún requerimiento de bautismo o de membresía a una iglesia, de hecho, ¡la iglesia nunca se mencionó! ¡Este hombre tenía tres minutos de vida! Puedo sugerir que esta respuesta nos provee de varias cosas maravillosas. Permíteme que te las comparta. La invitación más sencilla – “¡Cree!” 1. La respuesta de Pablo y Silas a “¿Qué debo hacer para ser salvo?” nos provee de la invitación más sencilla: “¡Cree!” “¿Qué debo hacer para ser salvo?” “¿¿¿Hacer???” Pablo y Silas contestan a dúo: “No debes hacer nada sino creer en el Único que lo ha hecho todo por ti.” Continuemos con el versículo 32: Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. John Paton se fue como misionero pionero a las islas Nuevas Hébridas (archipiélago al Oeste de Escocia). Se encontró que los nativos entre los que comenzó a trabajar, no tenían manera de escribir su propio lenguaje. Él comenzó a aprender su lengua y, en un tiempo, comenzó a trabajar en una traducción de la Biblia para ellos. Pronto, descubrió que ellos no tenían ninguna palabra para “fe”. Esto era serio, por supuesto, porque una persona difícilmente puede traducir la Biblia sin esa palabra. Un día, John fue de caza con uno de los nativos. Ellos le dispararon a un gran venado, y luego de haberle atado sus patas y haberlo atado a un poste, comenzaron a caminar laboriosamente por el sendero que bajaba la montaña hacia la casa de Paton que se encontraba cerca de la playa. Cuando llegaron a la casa, los dos hombres arrojaron al venado al suelo. Luego, el nativo se desplomó inmediatamente sobre una de las sillas que se encontraban en el porch exclamando: “Es bueno estirarse uno mismo aquí y descansar.” Paton inmediatamente se puso de pie y grabó la frase. En su traducción final del Nuevo Testamento, esta fue la frase usada para abarcar la idea sobre la fe, la confianza o la creencia que salva: Estírate a ti mismo sobre el Señor Jesucristo y serás salvo. Ahora, eso es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por qué? ¡Porque no existe tal cosa como el almuerzo libre! No se cuántas personas me han dicho a lo largo de los años, luego de haberles terminado de compartir el evangelio y de haberles dicho cómo podían ser salvos: “¡Eso es muy simple!” Esa es la razón por la cual reiteró en Romanos, capítulo 11, versículo 6: Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia… Otras personas han dicho: “Eso es muy demandante…Dios solo tiene que aceptarme de la manera que soy. No soy tan malo.” Oh, no, mi amigo, debes decir: Oh, Señor, quiero que me aceptes, aún cuando no haya nada en mí que sea aceptable.” ¡¿Eso te molesta?! El único Salvador – “¡Cree en el Señor Jesús!” 2. Ahora observa que la invitación es exclusiva en este destino: “Cree en el Señor Jesús” - ¡Él es el único Salvador! El lenguaje correctamente político de la tolerancia, le ha abierto las puertas a las religiones orientales. Estas son religiones que se encuentran espiritualmente en bancarrota y no proveen otro escape sino a través de una serie de reencarnaciones, esperanzadamente hacia una forma de vida cada vez mejor hasta que hayas alcanzado una conciencia divina. Una de esas religiones que esta barriendo con el interés de la gente es el budismo. Tengo un artículo relacionado a esto extraído de la revista World Magazine. Según esta revista, dos películas están por ser estrenadas y se espera que a ambas les vaya bien. Una de ellas relata la vida del Dalai Lama y retrata con idealismo al budismo como la religión de la compasión y de la tolerancia. Eso es perfecto para la audiencia de los Estados Unidos. Puedes decir: “Es sólo una película.” Mi amigo, en una reciente entrevista, el director de la película dijo que cada día de grabación terminarían con monjes tibeteanos orando por las escenas y por las personas y guiando a todos en cánticos budistas. El Este está viniendo. Nosotros en el Oeste, somos su campo misionero. Hoy, de acuerdo con este artículo, solamente en el Sur de California, un templo budista es construido cada dos meses.1 Antes, en el libro de los Hechos, en el capítulo 4, versículo 12, escuchamos mientras Pedro predicaba: …en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. La promesa eterna – “¡Cree en el Señor Jesús, y serás salvo!” 3. A aquellos que depositan su fe en el Salvador, se les es dada la promesa eterna: “¡Cree en el Señor Jesús, y serás salvo!” En nuestro próximo estudio sobre el libro de los Hechos, quiero dedicarle una sesión completa para discutir totalmente la naturaleza de la salvación – la definición de la salvación – y para discutir lo que significa ser salvo. El mayor legado – “¡Cree en el Señor Jesús, y serás salvo tú y tu casa!” 4. Ahora observa el mayor legado: “¡Cree en el Señor Jesús, y serás salvo tú y tu casa!” 1 World Magazine, (20 de Septiembre, 1997) Ahora, mucha gente se detiene en las palabras: “tú y tu casa” y vienen con toda clase de promesas relacionadas de alguna forma a la salvación familiar. Sólo necesitas continuar leyendo, observa nuevamente el versículo 32: Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Dicho de otra manera, todos en la casa de ese hombre escucharon el evangelio esa noche. El versículo 31 podría ser amplificado al decir: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo – tú y todos los de tu casa que crean en el Señor Jesús.” Por lo tanto, su esposa, si es que la tenía, y sus hijos, si es que tenía, escucharon el evangelio. Ese es el mayor legado para una casa: que un hombre o una mujer en el hogar se asegure de que todos los que se encuentran debajo del techo hayan oído el evangelio. Señor, ¿saben sus hijos en dónde se encuentra parado usted en relación con Dios? ¿Lo escuchan orar? Señora, ¿vienen sus hijos a usted con las preguntas acerca del evangelio, sabiendo que usted tiene todas las respuestas? Quiero que sepas que si yo ganara 10.000 personas para Cristo, nunca se compararía con el legado de mis cuatro hijos conociendo a Cristo. Debes comprender que este carcelero quería que su familia escuchase, porque el versículo 32 nos dice que ¡invitó a estos presos a su hogar! La Gracia de Dios a través del Compartir La compasión del carcelero El carcelero también hace algo más. Leamos los versículos 33 y 34: Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. El carácter de la iglesia Ahora, echemos un vistazo a la iglesia en Filipos. La congregación está creciendo a orillas del río. Allí se encuentra la adinerada y culta Lidia, una muchachita esclava que había sido recientemente liberada por el poder de Cristo, y ahora, el miembro más reciente, un viejo y áspero carcelero y su familia. ¡Probablemente el carcelero no haya podido dejar de sonreír desde la noche anterior! Y quizás haya algunos seguidores nuevos que él haya traído. Warren Wiersbe dijo: El núcleo de esa iglesia estaba constituido por una mujer adinerada, una esclava, y un carcelero romano; ¡pero así es la gracia de Dios! Ahora la iglesia está flameando su bandera en el continente Europeo. Es la bandera de la gracia –que sublime gracia ¡la sublime gracia de Dios!