palabras del secretario de agricultura, javier usabiaga

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PALABRAS DEL SECRETARIO DE AGRICULTURA, JAVIER USABIAGA
ARROYO PRONUNCIADAS DURANTE LA XXX CONFERENCIA AMERICA
DEL NORTE Y LA UNION EUROPEA SOBRE AGRICULTURA.
Guadalajara, Jalisco, 16 de octubre de 2002.
Señores y señoras representantes de instituciones y organizaciones de
productores de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y México.
Señores legisladores y legisladoras.
Amigos todos:
Quiero agradecer su invitación y su hospitalidad en esta etapa de cierre de la
Trigésima Conferencia de América del Norte-Unión Europea sobre Agricultura.
Esta es la segunda vez que participan representantes de mi país en esta
importante reunión y es la primera que se celebra en México, lo cual agradezco
profundamente.
Estoy seguro de que durante las intensas sesiones de trabajo que han sostenido,
lograron un mejor entendimiento recíproco de los retos que existen en el sector
agroalimentario en la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y México y que
aprovecharon al máximo la oportunidad de compartir las grandes lecciones de
éxito que sin duda hay en todos los países, para trabajar conjuntamente en
beneficio de los productores.
Les extiendo mi más sincera felicitación a los organizadores y participantes en
este evento tan importante y hago votos para que esta Conferencia siga siendo
en el futuro tan fructífera como lo ha sido hasta ahora.
Estoy convencido de que los contactos directos entre productores serán cada
vez más importantes en un mundo globalizado como el que vivimos.
Ustedes, los productores, son los principales actores en este proceso. Ustedes
son quienes pueden aprovechar el enorme potencial que ofrecen los mercados.
Ustedes son quienes mejor conocen las dificultades y obstáculos que hay que
superar en el camino.
Tengan la seguridad de que siempre encontrarán en mí a un interlocutor abierto
a sus ideas.
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En cada uno de nuestros países, el debate sobre la política agropecuaria es
intenso y nunca cesa.
En nuestros países se discuten alternativas de reforma.
Esto indica que el
estado de la agricultura tanto a nivel mundial como a nivel interno está lejos de
ser el óptimo.
Ya conocen de viva voz lo que piensan los productores mexicanos. Yo dialogo
continuamente con ellos y hay un mensaje que siempre les comparto y que
quiero hacer extensivo hoy a los productores de los países que nos visitan:
Ningún productor en el mundo está aislado de lo que sucede en otras latitudes.
Todos los productores están en su legítimo derecho de pugnar por mantener y
mejorar sus condiciones de vida.
Para que esto suceda debemos entrar en esquemas de cooperación y de
complementación.
No podemos caer en la miopía de llevar a cabo cada quien en su país, su juego
por cuenta propia.
Las experiencias internacionales han demostrado
fehacientemente que un camino mucho más directo hacia el éxito de todos, es el
de la coordinación y el de los acuerdos entre los países que comparten los
mercados.
Ya hemos visto en el pasado que las llamadas “guerras comerciales” y “guerras
de subsidios” no contribuyen al bienestar general y mucho menos al bienestar de
los productores.
Hagamos a un lado, en lo posible, los escenarios de conflicto; centrémonos en
encontrar las formas de resolver problemas con un nuevo enfoque, con un
enfoque de integración de mercados.
El potencial para encontrar esquemas de cooperación y de provecho mutuo entre
productores es ilimitado y puede abarcar aspectos de asistencia técnica,
transferencia de tecnología, alianzas estratégicas para la comercialización y la
exportación, y la promoción del consumo, entre otras muchas posibilidades.
Un factor importante para sentar condiciones de competencia equilibrada y lograr
la plena integración de los mercados que todos pretendemos, es el que se refiere
a la orientación de los subsidios.
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Al más alto nivel, los gobiernos de todos los países miembros de la Organización
Mundial de Comercio otorgaron el mandato de llevar a cabo negociaciones
encaminadas a reducir todo tipo de subsidios que generen competencia desleal y
que distorsionen el funcionamiento de los mercados.
México tiene una capacidad fiscal limitada y enormes carencias y rezagos
sociales, tanto en el ámbito rural como en el urbano.
No podemos ni queremos competir a base de subsidios.
Por ello, la postura de México pretende lograr la mayor reducción en los
subsidios de este tipo en el menor tiempo posible.
En México, estamos a favor de la competencia legítima; estamos en contra de la
competencia desleal.
En nuestro país por lo tanto, hemos orientado los subsidios de tal manera que
estos tengan una mayor incidencia en la competitividad, productividad y
rentabilidad de los productores. Seguiremos profundizando en esta línea a fin de
fortalecer el equilibrio, evitar trastocar los mercados y de esta manera que las
cadenas agroalimentarias puedan funcionar económicamente sanas.
El logro de un sistema de comercio agropecuario justo y orientado hacia el
mercado, sólo será factible con la contribución y compromiso de todos los países
que concurren a los mercados internacionales.
En la medida en que los productores estén vinculados con las señales del
mercado bajo condiciones de competencia justas y equitativas, será posible
desarrollar nuestros sectores agroalimentarios sobre la base de las ventajas
comparativas y competitivas y obtener así los máximos beneficios de un
comercio global.
En la Organización Mundial de Comercio, muchos países con condiciones muy
diferentes, enfrentamos el gran reto de ponernos de acuerdo.
Tenemos que reconocer las particularidades, la cultura y la mentalidad de todos
los involucrados. Las preocupaciones de las sociedades más desarrolladas no
son las mismas que las que hay en países en desarrollo.
Sobre este principio tenemos que sentarnos a trabajar.
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Reconocer estas diferencias no debe ni tiene porqué contraponerse al gran
objetivo que todos compartimos: un sistema de comercio agropecuario justo con
beneficios para todos.
Una negociación no es sinónimo de agresión.
entendimientos básicos.
Todo lo contrario.
Es lograr
México considera que un sector agroali mentario competitivo deberá satisfacer
simultáneamente las necesidades de todos los estratos de los consumidores y
proveer de un ingreso digno a los productores.
Hoy la producción agropecuaria debe responder a una demanda cambiante cada
vez más especializada.
El fortalecimiento del sector agroalimentario en México requiere de alcanzar una
negociación exitosa en el tema agropecuario dentro de la Organización Mundial
de Comercio, así como fortalecer los lazos que nos unen con todos nuestros
socios comerciales.
Con Estados Unidos y Canadá tenemos el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte y con la Unión Europea tenemos un Acuerdo de Libre
Comercio.
Estos tratados generan oportunidades de globalización de los mercados lo que
significa poder ganar espacios en el comercio internacional y el posicionamiento
de los productos nacionales en otros mercados.
Estamos tomando acciones concretas para fortalecer la presencia del producto
mexicano en esos mercados.
Hace unos días dimos a conocer la marca “México, Calidad Selecta” y tenemos
en marcha programas para asistir a los agro-exportadores para que logren un
mejor posicionamiento en los mercados globales.
La inocuidad de nuestros productos es una de nuestras mayores prioridades.
Hemos implementado programas complementarios que permitan el acceso de
los productos mexicanos a todos los mercados del mundo.
Abarca desde el posicionamiento, la promoción, el financiamiento y la resolución
de controversias.
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A pesar de las inercias y los obstáculos que recurrentemente se nos presentan,
estoy convencido de que los tratados de libre comercio son instrumentos
poderosos para fortalecer al campo mexicano.
Lo digo con toda convicción, pero también reconozco que el éxito depende de la
correcta aplicación y del aprovechamiento al máximo, de los instrumentos que
las políticas públicas han puesto a disposición de los integrantes de las cadenas
agroproductivas.
El objetivo fundamental es lograr que los beneficios de la globalización se
transmitan a todos los productores.
Para ello, estamos en la lucha de que exista una mayor vinculación entre los
precios pagados al productor y el precio del producto final.
No cejaremos en el empeño de que sea el productor el dueño del mercado. No
cejaremos en ese esfuerzo, hasta que el productor reciba por su sudor, por su
trabajo y por su gran capacidad productiva, la retribución que en justicia merece.
México realiza importantes esfuerzos para fortalecer las cadenas productivas
agrícolas y pecuarias.
El desarrollo de normas y estándares de calidad permitirán una comercialización
más eficiente. Tenemos que darle mayor valor agregado a los productos del
campo y eso sólo lo lograremos satisfaciendo a plenitud los requerimientos de
los consumidores.
La agricultura por contrato es parte de esta estrategia de fortalecimiento del
mercado interno.
En el año 2002, la aprobación de la Ley Agrícola de Estados Unidos, la evolución
de la política agropecuaria en países desarrollados, así como el fin del periodo
de transición para la desgravación arancelaria en el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, generó preocupaciones legítimas en el sector productivo
nacional.
Con la concurrencia y el diálogo con todas las organizaciones de productores
estamos diseñando un conjunto de medidas legislativas, administrativas y
presupuestales orientadas a fortalecer nuestros mercados internos a fin de hacer
más competitivas las cadenas agroalimentarias y proteger a nuestros
productores de un comercio inequitativo y de las prácticas desleales del mismo.
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En el plano legislativo impulsamos reformas a las leyes de Comercio Exterior y
de Metrología y Normalización para lograr un combate eficaz a las prácticas
desleales de comercio y para reordenar los mercados internos en estricto apego,
y lo resalto, a todas nuestras obligaciones y compromisos internacionales.
Asimismo, enviaremos una iniciativa de ley para reconstruir un sistema financiero
de atención al campo.
En el plano administrativo, necesitamos fortalecer la coordinación entre todas las
entidades públicas que concurren en el medio rural para lograr una mayor
eficacia en el ejercicio del presupuesto sectorial, sobre principios de eficiencia,
transparencia y equidad.
La capitalización del sector es uno de nuestros mayores imperativos. Esto se
puede lograr sólo parcialmente, a través de los recursos presupuestales.
Tenemos que complementar al recurso fiscal con otras fuentes de
financiamiento. Para lograrlo, trabajamos en la consolidación de las condiciones
que permitan al capital privado seguir fluyendo hacia el sector agroalimentario.
La orientación de los recursos públicos debe caminar en concordancia con los
objetivos nacionales, de manera que permitan contrarrestar los impactos que
dichas políticas pudiesen tener en los mercados nacionales y por lo tanto en el
ingreso de los productores.
Todas estas acciones persiguen un mismo objetivo: que el productor esté en
mejores condiciones de elevar su competitividad y que ello constituya su
fortaleza para el presente y para el futuro y que le defienda de las contingencias
presentes y por venir.
Para lograr los objetivos que nuestro país se ha propuesto es fundamental contar
con un Poder Legislativo bien informado, que cuente con las fuentes de
información y análisis de las políticas agrícolas en el mundo y que sea capaz de
analizar con prudencia y eficacia las implicaciones para los productores
nacionales.
Los poderes Legislativo y Ejecutivo debemos caminar del brazo para
implementar leyes y reglamentos que permitan a nuestros productores alcanzar
la competitividad y que abroguen para siempre las prácticas desleales de
comercio y los mercados monozónicos que tanto daño han hecho a nuestro
sector.
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Tenemos todavía un trecho de camino largo y sinuoso. Pero con decisión, con
coraje y con esperanza en el futuro, los mexicanos seremos capaces de afrontar
y vencer los retos que nos impone esta parte de nuestra historia: dotar a la
humanidad de los alimentos sanos, y de calidad alimenticia que requiere para su
desarrollo; y procurar para quien los produce y para sus familias el ingreso digno,
suficiente y justo por su esfuerzo, por su dedicación y por su compromiso con la
tierra.
Muchas Gracias.
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