la legalización de la eutanasia activa

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LA LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA ACTIVA
FERNANDO
ANWNIOCÁKDENAS
GONZÁLEZ'
Notario de Torreón, Coahuila.
La regulación de la Eutanasia Activa se presenta con gran intensidad en los países desarrollados. Por lo general, en los países
donde se ha despenalizado el aborto, en seguida, a los pocos años,
se difunde y legaliza la Eutanasia Activa que se define como: "Una
acción u omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa
la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor". Su principal
motivo es la compasión o el miedo ante el dolor.
En este sentido existen dos tipos de Eutanasia Activa: La voluntaria que es aquella que es solicitada por el interesado cuando
él expresa verbalmente o por escrito su decisión de morir, y la
involuntaria o impuesta en donde la decisión no es tomada por
el interesado sino por sus familiares o médicos. En la primera
existe el consentimiento del enfermo, en la segunda, no.
La política demográfica impuesta mundialmente por el imperialismo económico y político tiene que ver con el tema en cuestión, se busca disminuir el número de habitantes del país y para
ello las campaiías insidiosas para difundir el tema inician por
controlar los índices de natalidad y para lo cual, entre otras muchas medidas, se inició con la campaña d e los anticonceptivos en
sus diferentes modalidades con los cuales no se obtuvieron los
logros deseados, después pasaron a la esterilización humana sin
el éxito esperado; enseguida, al aborto provocado y ante la falta
' Notario eii la ciudad de 71¿)r~óii.
Coaliuila, Autor de diversos libros, entre
otros, del titulado:
Iiicapacitlatl, 1)isposicioiies para Nuevos Horizontes de la Aiitoiioiiiía de la
Volriiitad, clcl sello Lditoi-id I'orríia.
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d e los resultados de la medida tratan de "debatir" y legalizar la
eutanasia activa.
Respecto al crecimiento demográfico vale la pena tener presetite las palabras de Jacqiies Attali en su obra Breve historia del
futuro que dice: "'lbdo empezará con una convulsión demográfica.
En el año 2050, salvo catástrofe importante, poblarán la 'l'ierra
9,500 millones de seres humanos, es decir, 3,000 millones más que
en la actualidad. La esperanza de vida en los países más ricos se
acercará al siglo; la natalidad seguirá sin duda estancada en las
cercanías del umbral de reproducción. Por tanto, la humanidad
envejecerá. Habrá 360 millones de habitantes más en China, 600
millones niás en la India, 100 millones más en Nigeria y Bangladés, 80 más en Estados Unidos, 9 más en E'rancia, 10 menos en
Alemania y quizá 30 menos en Rusia. Las dos terceras partes del
planeta vivirán en ciudades cuya población se habrá duplicado, al
igual que sus necesidades energéticas y de productos agrícolas de
consumo. La población activa se multiplicará asimismo por dos;
más de las dos terceras partes de los niños nacidos en ese año
vivirán en los veinte países más pobres del planeta".
El tema demográfico está vinculado con la eutanasia activa que
ésta a su vez, para algunos autores, forma parte de la llamada
"Escalada de la Cultura de la Muerte", que se fundamenta en la
necrolatría o amor a la muerte y el miedo generalizado al dolor,
así como también en las prácticas distanásicas que ocasionan el
ensañamiento o encarnizamiento terapéutico como consecuencia
del empleo descomunal de las modernas técnicas de reanimación
artificial que pueden provocar la prolongación de la agonía de un
enfermo en circunstancias que motivan muchas interrogantes.
Las tendencias internacionales tienden a fomentar esta cultura.
difunden una propuesta contraria a la solidaridad que, en muchos
casos, se configiira como una verdadera cultura de la muerte, o
bien, una conjura contra la vida, en cierto sentido motivada por
una "guerra" de los poderosos contra los débiles y no sólo en las
relaciones individuales o fatniliares, sino a nivel mundial entre los
pueblos y los estados. Estos síndromes de la decadencia lo son la
necrolatría y el narcisismo individual o de grupo.
En este sentido la Asociación Ecuménica de Teólogos del 7ercer Mundo, hace algunos años señaló: "La pobreza y la opresión
c'ri el Tercer Mundo no son solamente una situación de privación:
traen como consecuencia la muerte temprana de millones de mujeres, hombres y niños a través del hambre, la enfcrinedad Y la
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represión. Pero la muerte en el Tercer Mundo no es sólo física.
Incontables personas son degradadas y han sufrido la pérdida de
su identidad, dignidad y personalidad. No sólo mueren las personas, sino también culturas enteras y tradiciones religiosas aniquiladas por el colonialismo o por los modernos métodos represivos. Los pobres y oprimidos están luchando no solamente por
un mejor nivel de vida económico, sino también por la libertad
y la dignidad, por la vida y por un desarrollo integral. Ellos
arriesgan sus vidas por salvar sus vidas y derrotar la muerte y los
poderes del mal...".
Esta mentalidad de la cultura a la muerte a la que nos hemos
referido y, como hemos apreciado, no sólo aplica a la vida física de
la persona sino que tiene un concepto más amplio, se caracteriza
por lo siguiente: "a) La costumbre de disponer, según el propio
arbitrio, de la vida humana cuando aparece. b) La tendencia a estimar la vida personal sólo en la medida en que sea portadora de
riquezas y placeres. c) La valoración del bienestar material y del
placer como bienes supremos y, en consecuencia, el concepto de
sufriniiento como mal absoluto, que se debe evitar a toda costa y
con todos los medios. d) La concepción de la muerte como final
absurdo de una vida que todavía proporciona goces o como liberación de una vida considerada a partir de ahora como 'carente de
sentido', porque está destinada a continuar en el dolor".
Se ha dicho "Una sociedad que no proteja principalmente a los
más débiles de los caprichos de los prepotentes, es una falsa sociedad destinada a la descomposición y a la muerte ... Afirmamos que
el derecho que más debe ser protegido, porque de él dependen
todos los demás, es el derecho a la vida ... Si se comienza a eliminar
sin ninguna sanción una vida humana que se inicia, por las razones
que sean, nadie podrá detener el crimen en cualquier grado".
La eutanasia activa pretende encontrar su fundamento en la
autonomía que debe tener toda persona para decidir sobre su vida.
Este principio se basa en la convicción de que el ser humano debe
estar libre de todo control exterior y ser respetado en sus decisiones vitales básicas. Surge así un conflicto de valores que parecen
estar en contraposición: la libertad y la vida, algo similar a lo
que aconteció cuando se presentaron los argumentos para debatir
la legalización del aborto donde se habló de un conflicto entre la
vida y la libertad, habiendo predominado esta última para facultar a la madre para decidir sobre su cuerpo antes que la vida que
engendraba.
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Este principio de la autonomía para Jacques Attali en su obra
antes citada escribe: "lendrán lugar otras muchas convulsiones que
también se pueden prever con cierta precisión: a largo plazo, no
hay duda de que la Historia se desarrolla en una dirección única,
obstinada, muy particular, que ninguna convulsión, ni siquiera
prolongada, ha conseguido desviar de forma duradera: siglo tras
sigLo, la humna?zickcd ha impuesto la prhnaci'a de la libertud individual
sobre todo otro valol: Lo ha hecho y sigue haciéndolo mediante el
rechazo progresivo de la resignación a toda forma d e servidumbre,
mediante adelantos técnicos que permiten reducir los esfuerzos, mediante la liberación de las costunibres, de los sistemas políticos, del
ate y de las ideologías. Dicho de otro modo, la historia humana
es la historia de la aparición de la persona como sujeto d e derecho, autorizado a pensar y a controlar su propio destino, libre de
toda cortapisa, salvo la de respetar el derecho del otro a disfrutar
de las mismas libertades". Esta tendencia nos anuncia las grandes
posibilidades de legalizar la eutanasia activa.
La difusión de las campañas para convencer a la sociedad de
los beneficios de la eutanasia activa se centran, principalmente, en
la piedad que debe tenerse a enfermos que viven con intensos
dolores y que se encuentran en circunstancias penosas por lo que
rápidamente encuentran eco, logrando legalizar este tipo de eutanasia para casos concretos -enfermos terminales- y, posteriormente, se abre un amplio horizonte para otros casos diferentes
que es tierra fértil para la cultura de la muerte.
Muchos d e los requerimientos que demanda la sociedad para
poner fin al sufrimiento de los enfermos terminales, se cubren
cumplidamente con la ortotanasia -voluntad anticipada- que
permite retirar o renunciar a los medios extraordinarios y desproporcionado~que prolongan cruelmente una agonía, aliviando el
dolor por todos los medios al alcance de la medicina. Sin embargo,
ante el desconocimiento de esta opción, un sector importante d e
la sociedad se manifiesta en pro de la eutanasia activa creyendo
encontrar en ella la solución del enfermo cuando ésta está, en gran
medida, en la ortotanasia que ha sido recientemente incorporada
a nuestro marco jurídico, por lo que es conveniente, antes de legalizar la eutanasia activa, difundir la ortotanasia y darle el tiempo
necesario para que manifieste sus beneficios lo que permitirá, en
su momento, que la sociedad tenga más elementos de opinión.
Debemos destacar que la eutanasia activa se solicita, principalmente, cuando el enfermo carece de amor y solidaridad humana,
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Eduardo Bonnín Barceló, en su obra Moral de la Vida, Manual de
Bioética Teológica, al respecto ha señalado: "Las súplicas de los
enfermos muy graves que alguna vez invocan la muerte, no deben
ser entendidas como expresión de una verdadera voluntad de eutanasia; éstas, en efecto, son casi siempre peticiones angustiadas
de asistencia y afecto. Además de los cuidados médicos, lo que
necesita el enfermo es el amor, el calor humano y sobrenatural,
con el que pueden y deben rodearlo todos aquellos que están
cercanos, padres e hijos, médicos y enfermeros". Como no siempre
las familias actuales pueden dar a los enfermos terminales los
cuidados necesarios, han surgido en bastantes países las llamadas
clínicas de "cuidados paliativos" o lo que alguien, con una expresión no muy feliz, ha llamado "moritorios". En ellas no se busca
primariamente sanar al enfermo sino acompañarlo y prepararlo
para la muerte. Se ha comprobado que allí donde se organizan
eficientemente los cuidados paliativos disminuye el número de los
que piden la eutanasia".
La doctrina de la fe católica ha eniitido diversas opiniones con
relación a la eutanasia activa y el valor de la vida, así como de
las consecuencias que se generarían al regularse la eutanasia activa que, si bien es cierto, se trata de un punto de vista religioso,
dichas declaraciones encierran un alto contenido filosófico, humano y social, éstas son:
"Si yo admito que es lícito matar a alguien, ayudarlo a que se
mate o matarme a mí misnio, porque está (o estoy) sufi-iendo mucho o porque su (o mi) vida" carece de calidad o sentido suficiente", entonces estoy admitiendo que la vida humana, y, en último
término, el ser humano, tiene un valor extrínseco o relativo. Es
decir, condicionado a la posesión de ciertas cualidades o ventajas.
Estoy diciendo que la persona humana carece de una dignidad o
valor intrínseco, es decir, que no vale por el inero hecho de ser
persona, sino a condición de que posea ciertas cualidades (salud)
que la sociedad considera necesarias para que merezca seguir viviendo. Se estaría imponiendo un "control de calidad" al ser humano. De este razonamiento se desprende que la razón fundamental
por la que nadie tiene derecho a matarse o ayudar a otros a hacerlo es porque todos tenemos una dignidad, un valor intrínseco,
por el inero hecho de nuestra naturaleza humana".
"1,a aceptación social y legal de la eutanasia generaría, de hecho, una situación intolerable de presión moral institucionalizada
sobre los ancianos, los discapacitados o incapacitados y sobre todos
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aquellos que, por un motivo u otio, pudieran sentirse como una
carga para sus familiares o para la sociedad. Ante el "ejemplo" de
otros a quienes se les hubiera aplicado la eutanasia de modo voluntario y reconocido ¿cómo no iban a pensar estas personas si no
tendrían también ellas la "obligación" moral de pedir ser eliminadas para dejar de ser gravosas? Esta consecuencia inevitable de
una hipotética des penalización de la eutanasia significaría introducir en las relaciones humanas un factor más del dominio injusto de los más fuertes y del desprecio hacia las personas más necesitadas de cuidado. Nadie debe ser inducido a pensar, bajo
ningún pretexto, que es menos digno y valioso que los demás. La
atención esmerada y cuidadosa de los más débiles es precisamente lo que dignifica a los más fuertes y timbre de verdadero progreso moral y social. Este peligro de pasar fácilmente de la eutanasia voluntaria a la involuntaria es lo que se ha llamado la
"pendiente resbaladiza".
Agrega Borinín Barceló, en su obra a la que nos hemos referido, "Un ejemplo bien claro de lo fácil que es deslizarse por la
"pendiente resabaliza" es el caso de Holanda. No sólo porque está
comprobado que la despenalización de la eutanasia voluntaria ha
traído como consecuencia el aumento de las eutanasias involuntarias, sino porque en el momento de escribir estas líneas ha Ilegado la noticia de que la justicia holandesa ha permitido al Hospital
Universitario de Groningen inducir la muerte a los niños menores
de doce años, e incluso los recién nacidos, para evitar "sufrimientos insoportables."
"Si en un país o Estado las leyes permitieran la eutanasia, los
profesionales tendrían el derecho y el deber a ejercer la objeción
de conciencia, teniendo en cuenta que quien recurre a ella "debe
estar a salvo, n o sólo de sanciones penales, sino también de
cualquier daño en el plano legal, disciplinar, económico y profesional."
No obstante lo anterior, estas corrientes de legalizar la eutanasia activa están encontrando eco, no sólo en los países desarrollados, sino también en los que están en vías de desarrollo, como es
el caso de México donde el tema se ha planteado en el Congreso
de la Unión, por lo que tomando en cuenta la transición política
que vive la nación, la disputa por el poder político, la dependencia económica del exterior, los altos índices de pobreza, tanto
alimentaria como patrimonial, la desculturización que vive la sociedad, la ausencia de servicios hospitalarios de calidad, la pérdida
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de valores y el pragmatismo de la vida actual, la falta de preparación de los legisladores en el tema, que se despojan de su alma,
corre el riesgo de legislar sin la responsabilidad necesaria.
Nos solidarizamos con todas aquellas personas que se encuentran en una situación que los orilla a solicitar la eutanasia activa
para poner fin a sus sufrimientos, pero el impacto del tema es
mayor, la sociedad y muchos intereses están en juego.
Planteamientos Emitidos por Diversas Asociaciones en Pro y en
Contra de la Regulación de la Eutanasia Activa
Por considerarlo de interés y tomando en cuenta que el tema
siempre será polémico, algunas regulaciones consideran a la eutanasia activa como un acto solidario y hasta misericordioso que debe
ser regulado en defensa de la propia vida, en cambio otras difieren de ello por considerarlo un crimen que atenta contra la naturaleza humana. Los diferentes planteamientos emitidos al respecto y que son copilados por Antonio Cruz, en su obra Rioética
Cristiana, Editorial Clie, España, son los siguientes:
Quiénes consienten su regulación:
Primero: Kechazo de los medios extraordinarios para mantener
con vida al enfermo terminal cuando se cree que éste morirá en
un plazo máximo de seis meses.
Segundo: Defensa de la autonomía del individuo sobre su propia vida y muerte. Cada persona tendría derecho a disponer de
su existencia con entera libertad.
Tercero: Necesidad de regular una situación que existe de hecho en la sociedad, aunque de manera clandestina.
Cuarto: Promoción del testamento vital o biológico que exprese el deseo del paciente de que se le practique la eutanasia si
llega a sufrir una enfermedad dolorosa sin esperanzas de recuperación.
Quinto: Definición del dolor como auténtico sinsentido o incluso como algo inmoral que no debe ser impuesto a ningún
enfermo. Se opta por el concepto de calidad de vida.
Sexto: Afirmación del derecho de cada persona a morir con
dignidad, pues se entiende que "una vida con pena no vale la
pena".
Séptimo: Se hace énfasis en que el hecho de suprimir la vida
de los deficientes psíquicos prohndos o de los enfermos terminales es, en realidad, un acto de misericordia hacia ellos.
Octavo: Se recalca que la eutanasia no sólo constituye una
manifestación humana de solidaridad hacia el que sufre. sino tam-
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bién hacia sus familiares y hacia la propia sociedad que se ven así
aliviados de una pesada carga.
Noveno: Solicitud de los cambios legales pertinentes en relación
con la eutanasia y la difusión de los testamentos vitales.
Décimo: En general se tiende a distinguir entre eutanasia y
suicidio, aunque en ocasiones los argumentos diferenciadores no
suelen presentarse con claridad.
Quiénes rechazan su regulación:
Primero: La existencia de alternativas válidas como aquéllas
que solucionan el problema del dolor físico y las relaciones afectivas de los enfermos terminales.
Segundo: Se insiste con mucha frecuencia que lo que hay detrás
de la petición de eutanasia es un deseo de mayor atención y calor
humano.
Tercero: Una ley despenalizadora podría colocar a ciertos enfermos terminales bajo una presión que les llevara a autorizar su
propia eliminación sin que, en realidad, fuera ésta su verdadera
voluntad.
Cuarto: Una ley de este tipo podría deteriorar la relación de
confianza entre el enfermo y el personal sanitario, especialmente
el médico.
Quinto: Si se aceptase tal legalización existiría el peligro de
pasar de una eutanasia aplicada sólo al enfermo que lo solicita, a
otra eutanasia impuesta al paciente terminal inconsciente que no
ha podido expresar su voluntad.
Podemos darnos cuenta de que este tema tiene muchas opciones de controversia y que, de llegar a legislarse la eutanasia activa se puede caer en un largo proceso de orden legal, ético y religioso.
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