Capítulo 6 ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. STEPHEN C. SCHEIBER, M.D. A pesar del cambio casi revolucionario que han experimentado los sistemas de provisión de salud, del avance rapidísimo en el conocimiento de las etiologías de los trastornos mentales, del progreso en el diagnóstico de los trastornos psiquiátricos como reflejo del mayor y mejor conocimiento de estos trastornos y de la reducción del tiempo disponible para la evaluación diagnóstica y el tratamiento psiquiátrico, la entrevista psiquiátrica persiste como el vehículo esencial para la evaluación del paciente psiquiátrico. El psiquiatra es el médico especialista en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos y en la comprensión de las relaciones interpersonales. El paciente explica aquello que le preocupa en el contexto de una relación médico-paciente confidencial. El psiquiatra escucha y responde, en un intento de conseguir el mejor entendimiento posible de los problemas del paciente en su contexto cultural y ambiental. Pone en marcha estrategias que faciliten un intercambio libre y espontáneo de información con el paciente y una vez finalizada la entrevista llega a una formulación diagnóstica de los problemas del paciente. Cuanto más precisa sea la evaluación diagnóstica, más acertada será la estrategia terapéutica (Halleck, 1991). La historia clínica psiquiátrica incluye información sobre el paciente como individuo, motivo de consulta principal, enfermedad actual, capacidades adaptativas premórbidas, antecedentes psiquiátricos, médicos y familiares de trastornos psiquiátricos y médicos y datos del desarrollo del pa- ciente. El psiquiatra debe obtener tanta información como sea necesaria para llegar a un diagnóstico diferencial. En las visitas subsiguientes afina sus hipótesis diagnósticas y examina la influencia de los factores biológicos, psicológicos, culturales, familiares y sociales de la vida del paciente. En el transcurso de la historia clínica psiquiátrica, el psiquiatra evalúa las percepciones que el paciente tiene de sí mismo y de sus experiencias, las expectativas que alberga en relación con sus problemas, los objetivos del tratamiento y el tipo de relación terapéutica deseada. La exploración psicopatológica es un resumen transversal de la conducta, el sensorio y las funciones cognoscitivas del paciente. La información relativa al estado psicopatológico del paciente se obtiene de manera informal durante la entrevista psiquiátrica, aunque también mediante tests formales. La exploración informal se basa en las observaciones del psiquiatra y en el discurso del paciente. Esta información incluye apariencia y comportamiento, contacto visual, actitud, estado de ánimo, calidad y cantidad del discurso, contenido del pensamiento, curso del pensamiento y empleo de vocabulario. Los tests formales incluyen orientación, atención y concentración, memoria reciente y remota, la cantidad de información, riqueza de vocabulario, capacidad de abstracción, capacidad de juicio e introspección, la percepción y la coordinación. La necesidad y la especificidad de los tests formales se fundamentan en la información y en los indicios derivados de la entrevista psiquiátrica. 191 192 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO La entrevista psiquiátrica constituye el método aislado más importante para comprender al paciente que refiere y muestra síntomas y signos de trastorno psiquiátrico. Aunque comparte muchos rasgos con la entrevista médica, la entrevista psiquiátrica muestra algunas diferencias significativas. Además de los rasgos descriptivos de los diagnósticos psiquiátricos, que se detallan en el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994), la entrevista psiquiátrica abre la puerta a la comprensión multidimensional del paciente como persona (v. cap. 7). La entrevista psiquiátrica resulta útil para entender: • Los rasgos psicológicos del paciente. • Cómo se relaciona el paciente con su entorno. • Las influencias sociales, religiosas y culturales significativas en su vida. • Las motivaciones conscientes e inconscientes de su conducta. • Los puntos fuertes y débiles del Yo del paciente. • Las estrategias de afrontamiento que utiliza. • Los mecanismos de defensa predominantes y las situaciones en las que se emplean. • El apoyo y la red social con que cuenta el paciente. • Los puntos vulnerables del paciente. • Las áreas de aptitud y los logros del paciente. La entrevista psiquiátrica es tanto un acto creativo como un estudio de movimiento y cambio (Fenichel, 1984; Hartmann, 1964; Havens, 1984; Shea, 1988). Entre los puntos en común de la entrevista médica y la psiquiátrica se incluyen la filiación del paciente, el motivo de consulta principal, la historia de la enfermedad actual, los antecedentes personales significativos y los antecedentes sociales y familiares. Entre las características diferenciales de la entrevista psiquiátrica cabe mencionar la exploración del componente emocional asociado a los acontecimientos significativos en la vida del individuo, la identificación de personas importantes para el paciente y el tipo de relación interpersonal mantenida con éste a lo largo de la vida, así como la identificación y la definición de los principales factores que han influido en su desarrollo biológico, social y psicológico. El entrevistador reúne datos transversales referidos a los signos y síntomas de los trastornos psiquiátricos primarios, como los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, esquizofrénicos, relacionados con sustancias y cognoscitivos, es decir, aquéllos categorizados en el Eje I de los 5 ejes propuestos por el DSM-IV. El entrevistador examina simultáneamente las capacidades de adaptación y relación del paciente con su entorno a lo largo de la vida que se traducen en forma de rasgos de carácter y, en ocasiones, en trastornos del carácter o de la personalidad descritos formalmente en el Eje II del DSM-IV. En el curso de un examen médico-psiquiátrico exhaustivo el clínico obtiene información histórica, que incluye la predisposición genética y familiar al tipo de problemas que presenta el paciente, así como una exploración física completa con las pruebas de laboratorio y las exploraciones radiográficas necesarias para dilucidar los problemas médicos del paciente enumerados en el Eje III del DSMIV. Esta parte de la exploración permite que el psiquiatra evalúe la influencia de posibles trastornos médicos sobre los aspectos conductuales, anímicos y cognoscitivos. Los Ejes IV y V se utilizan para complementar los diagnósticos psiquiátricos; permiten estimar la intensidad de los factores estresantes psicosociales y el nivel más alto de capacidades adaptativas en la actualidad y durante el año anterior, respectivamente. Como tales, tienen un valor potencial para la planificación del tratamiento y establecer un pronóstico del trastorno. En el transcurso de la entrevista el psiquiatra valora si el paciente muestra pensamientos y/o conductas de tipo psicótico y si está albergando planes o pensamientos suicidas u homicidas. También evalúa la capacidad del paciente para controlar sus impulsos. Si durante la entrevista el psiquiatra determina que el paciente puede constituir un peligro para sí mismo o para los demás debido a un trastorno psiquiátrico importante, está obligado a considerar la hospitalización psiquiátrica con el fin de proteger al paciente y/o a la sociedad. Algunos estados norteamericanos obligan a que el psiquiatra ponga sobre aviso a las posibles víctimas cuando el paciente verbaliza amenazas hacia éstas en el transcurso de la entrevista (Halleck, 1991). Además de permitir la obtención de información para el análisis de los datos transversales con el fin de llegar a un diagnóstico formal e información referente al crecimiento y desarrollo del individuo, la entrevista psiquiátrica también constituye per se un acto de potenciales efectos curativos en el que un paciente, un individuo que padece y que presenta signos y síntomas psiquiátricos, obtiene alivio de sus síntomas explicándose en una relación de confianza y sin prejuicios con el psiquiatra. En este sentido pueden utilizarse diversos mecanismos entre los que se incluyen el apoyo, la introspección y la autorrevelación. Los elementos clave en la promoción de los aspectos terapéuticos de la entrevista son la disposición a compartir información y la capacidad para escuchar de forma empática en el contexto de una relación confidencial médico-paciente (Bird, 1973; Shea, 1988). En el curso de una entrevista diagnóstica el psiquiatra evalúa qué modalidades de terapia podrían beneficiar al paciente. Esta evaluación debe revisarse y actualizarse periódicamente. El psiquiatra aporta a la entrevista su profundo conocimiento de la conducta normal y anormal, así como su dominio de los principios psicodinámicos, que utiliza como marco teórico para comprender la complejidad de los rasgos de personalidad singulares del pa- CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA ciente, sus conflictos psicológicos principales, los mecanismos de defensa que emplea, los aspectos biológicos negativos y positivos y las capacidades adaptativas. El psiquiatra evalúa las influencias de factores genéticos y de procesos orgánicos sobre la conducta, el pensamiento y el estado emocional del paciente, así como la psicopatología del paciente como un «todo», teniendo en cuenta los factores biológicos, sociales, económicos, culturales y emocionales. La entrevista psiquiátrica es un arte que se aprende con el tiempo, practicado bajo la tutela de supervisores capacitados y experimentados en enseñar cómo llevarla a cabo. La revisión cuidadosa y metódica del estilo, la técnica y el proceso de la entrevista realizada por un mentor o un colega mejora el aprendizaje del residente entrevistador de psiquiatría. Para facilitar el proceso de aprendizaje de las habilidades necesarias para llevar a cabo las entrevistas también es posible utilizar recursos audiovisuales. Además el residente puede servirse de guías y esquemas de aprendizaje y manuales de principios o técnicas, donde hallará consideraciones generales sobre la entrevista, la relación médico-paciente y las técnicas específicas de entrevista, que serán tratadas a continuación. CONSIDERACIONES GENERALES © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Primer contacto La forma inicial de concertar una visita psiquiátrica es a través del teléfono. El personal encargado de contestar a estas llamadas debe ser capaz de reconocer una urgencia psiquiátrica y mostrarse sensible a aquellos temas que el paciente pueda considerar confidenciales. Durante la llamada telefónica debe procurarse recoger la mayor cantidad posible de información, como el motivo de la llamada, el lugar desde donde llama el paciente, cómo poder contactar con él si el psiquiatra así lo requiere y la urgencia de la demanda. Si el receptor de la llamada la considera una urgencia psiquiátrica, debe transferirla inmediatamente al psiquiatra, siempre que éste se encuentre disponible. De no ser así, el paciente debe ser remitido a un servicio de urgencias previa notificación al centro con la mayor cantidad posible de datos. La mayor parte de llamadas no constituyen urgencias. Antes de devolver la llamada al paciente, el psiquiatra debe tomarse el tiempo suficiente para determinar lo siguiente: • • • • • • • ¿Qué circunstancias han movido al paciente a llamar? ¿Cuál es el motivo de consulta? ¿Quién le envía? ¿Está (o estaba) en tratamiento con otro psiquiatra? ¿Qué espera obtener de la consulta a un psiquiatra? ¿Requiere ese problema la intervención del psiquiatra? ¿Debe remitirse al paciente a otro lugar o especialista? 193 El psiquiatra debe conseguir la cantidad suficiente de información para determinar si el paciente necesita una valoración inmediata y un ingreso psiquiátrico. Si juzga que el paciente podría requerir un ingreso, lo enviará al servicio de urgencias. En este caso, o bien se personará él mismo en el servicio de urgencias o contactará con alguien de ese centro recomendándole evaluar (no ingresar) al paciente que ha efectuado la llamada. Si el paciente viene remitido por su médico de cabecera, el psiquiatra debe interrogarle sobre problemas médicos y tratamientos farmacológicos actuales. Es necesario el consentimiento previo del paciente para entablar una conversación con su médico sobre las razones de la consulta y determinar si el objetivo es consultar un aspecto psiquiátrico específico (p. ej., ajustar la dosis de una medicación antidepresiva, cuestiones de cumplimiento entre el médico y su paciente, gravedad de la depresión del paciente) o bien se requiere una evaluación y tratamiento psiquiátricos completos. La coordinación con el médico que remite al paciente es importante, sobre todo si existen problemas médicos y psiquiátricos solapados o se prescriben medicaciones. Esta coordinación resulta crucial cuando se trabaja con médicos de asistencia primaria. Si el paciente es remitido para una única visita o un número limitado de visitas, el psiquiatra debe determinar si es razonable responder a las demandas del médico en los límites temporales que éste ha predeterminado, tiempo a menudo fijado por una tercera parte, que es quién paga la consulta. Los problemas complejos suelen requerir exploraciones extensas. Existen numerosos fármacos con capacidad para alterar el estado mental del paciente (p. ej., fármacos ansiolíticos antihipertensivos, anticolinérgicos). Los fármacos psicotrópicos pueden influir en los trastornos médicos (p. ej., el litio en las enfermedades renales). El médico habitual del paciente también constituye una fuente excelente de información objetiva. El psiquiatra debe aceptar de buen grado toda la información que el médico de asistencia primaria pueda ofrecer en relación a antecedentes y estado psicopatológico del paciente; también debe asegurar al médico que el paciente le será remitido de nuevo una vez valorado. Si el paciente acepta someterse a un tratamiento psiquiátrico, hay que informar de ello a su médico habitual. Al finalizar la exploración, el psiquiatra hace llegar al médico un resumen de los hallazgos clínicos, conclusiones y recomendaciones terapéuticas. Durante el primer contacto con un paciente el psiquiatra debe asegurarse de que el motivo de consulta es tributario de asistencia psiquiátrica. Un paciente puede llamar preguntando si el psiquiatra emplea un método terapéutico específico para tratar un problema concreto, como por ejemplo los parches de nicotina para la adicción a los cigarrillos, la hipnosis para los lapsos de memoria o las medicinas naturales o vitaminas como sustitutos de los fármacos para la depresión. Si el psiquiatra responde negativamente a una pregunta específica debe preguntar al paciente si to- 194 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA davía puede serle útil de algún otro modo. Si el paciente solicita un tratamiento concreto y el psiquiatra no está familiarizado con éste o no cree en su eficacia terapéutica, debe ofrecer al paciente la posibilidad de remitirlo a un colega más experimentado. Los pacientes concienciados con los derechos del consumidor pueden entrevistarse con diversos psiquiatras con el fin de valorar cuál de ellos, en su opinión, podrá ofrecerle mejor ayuda. El primer contacto telefónico sienta las bases para entrevistas psiquiátricas posteriores. El psiquiatra debe exhibir su capacidad como oyente experto que se esforzará para entender al paciente y su problema. La relación personal con el paciente se inicia ya en el primer contacto. Además de escuchar los problemas del paciente, el psiquiatra le advierte de lo que puede esperar cuando mantengan la primera entrevista. El paciente debe ser informado sobre la mínima cantidad de tiempo considerada necesaria para realizar una valoración completa, así como del tiempo máximo establecido, el precio por hora, la tarifa prevista para las visitas a las que no acuda y las posibilidades de tratamiento una vez completada la exploración. El psiquiatra pregunta al paciente cuándo estaría disponible paran acudir a su consulta y entre los dos convienen una fecha (tabla 6-1). Terceras personas, como por ejemplo familiares, médicos, jueces, abogados o empleados de centros sanitarios pueden concertar una visita con el psiquiatra. En todos estos casos resulta esencial que el psiquiatra averigüe qué se le ha dicho al paciente sobre la visita o evaluación psiquiátrica y descubra qué espera el paciente de la consulta. El propósito de la visita debería quedar claro. Si se trata de aconsejar a un patrón sobre la capacidad de un paciente psiquiátrico para continuar trabajando, el psiquiatra debe advertir al patrón que informe al paciente del propósito de la visita para asegurarse de que éste sepa que las conclusiones del psiquiatra serán compartidas con el patrón. Si el que telefonea es un familiar, es importante no sólo asegurarse de que el paciente conoce la existencia de esta llamada sino también averiguar las razones por las que el paciente no llama directamente. El psiquiatra debe hacer todo lo posible para disuadir al familiar de que se valga de argucias para conseguir que el paciente acceda a visitarle. Un ejemplo de argucia sería el del padre que informa a su hijo adolescente de que lo está llevando al médico para un examen completo sin decirle que se trata de un psiquiatra (Leventhal y Conroy, 1991) o aquel hijo mayor de edad que acompaña a su padre ya anciano al psiquiatra tras decirle que sólo le examinarán sus dolencias de espalda. También debería advertirse a esas terceras personas sobre la información que van a obtener después de la exploración psiquiátrica. En la mayor parte de los casos, no se les informa sin el consentimiento del paciente. Si se trata de un menor de edad, la información puede compartirse con los padres. Si el propósito de la visita es la recogida de información para un juicio, el paciente debe ser advertido desde el principio de la entrevista de que cualquier cosa que diga podrá usarse como parte del testimonio del psiquiatra durante el juicio. En este caso, la habitual confidencialidad médico-paciente no es obligatoria. Tiempo El tiempo necesario para una primera visita psiquiátrica ambulatoria oscila entre los 45 y los 90 min. Si la visita se lleva a cabo en la cabecera del enfermo, el tiempo suele reducirse dado el estado médico del paciente y, sobre todo, la necesidad de realizar visitas breves. En el servicio de urgencias la exploración puede prolongarse mucho tiempo, especialmente si existen dudas sobre el ingreso o se necesita recabar más datos de fuentes no disponibles en ese momento, como por ejemplo familiares o médicos que deben localizarse por teléfono. Si un paciente presenta síntomas psicóticos durante una visita ambulatoria, el tiempo puede abreviarse si, en opinión del psiquiatra, prolongar la visita agravaría el estado del paciente. Siempre que sea posible el psiquiatra debe mostrarse flexible en el tiempo dedicado a una primera visita. En la mayor parte de los casos la valoración de un tratamiento suele requerir visitas adicionales. Una de las primeras observaciones del psiquiatra es la consideración del tiempo por parte del paciente. El paciente que se presenta a la consulta una hora antes suele estar muy ansioso; el que llega tarde posiblemente tenga dudas sobre acudir a la visita. Los psiquiatras pueden aprender mucho conversando con sus pacientes sobre las razones de su retraso. En los casos de pacientes que llegan muy tarde, no sólo es importante profundizar en las razones de ese retraso sino también aconsejar al paciente que no saque temas de mucha carga emocional cuando se acerca el final de la primera visita, a no ser que el psiquiatra cuente con el tiempo disponible para rebasar el horario previamente establecido. El psiquiatra debe ser consciente asimismo de su propia capacidad para controlar el tiempo. Si prevé que va a llegar tarde debe contactar con el paciente y, como mínimo, inTABLA 6-1. Etapas iniciales de la entrevista psiquiátrica Información general Motivo de la llamada Localización del paciente Cómo se puede contactar con el paciente Motivos de consulta actuales Nombre y número de teléfono de quien le ha enviado Historia terapéutica Trastornos médicos actuales Expectativas del paciente sobre el tratamiento Evaluación de la urgencia Nombre y número de teléfono del médico general Expectativas Tiempo para la evaluación Coste de la evaluación Propósito de la evaluación Disponibilidad del psiquiatra para llevar a cabo el tratamiento CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA formarle de la magnitud del retraso. Si no es posible contactar con él, el psiquiatra debe disculparse por su retraso nada más llegar. La violación repetida del horario de visitas por parte del psiquiatra constituye un verdadero problema en la relación médico-paciente que debe corregirse. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Espacio En relación a la entrevista psiquiátrica y al lugar donde se lleva a cabo, una de las cuestiones más importantes es la privacidad; la entrevista tiene que efectuarse en un lugar que asegure la confidencialidad. En hospitales universitarios, donde se emplea equipamiento audiovisual y espejos de dirección única para la enseñanza, el médico residente debe explicar al paciente el motivo por el que se utilizan dispositivos de grabación y el paciente tiene derecho a rechazar su empleo. La mayoría de los pacientes que acuden a un hospital universitario sabe que ello conlleva la posibilidad de convertirse en «material académico» para la enseñanza de los médicos residentes. Éstos, por su parte, deben tratar los problemas y preocupaciones del paciente de forma directa y honesta; esta premisa resulta esencial para asegurar una buena relación médico-paciente. El residente debe tomar conciencia de la importancia de mostrarse sensible a las reacciones del paciente ante el empleo de estos dispositivos. Por ejemplo, los pacientes adolescentes pueden mostrarse reacios a expresar sentimientos negativos hacia sus padres u otras figuras de autoridad ante una cámara o un dispositivo de grabación si antes no se les asegura que sus padres no serán informados. El psiquiatra debe hacer todo lo posible para que el paciente se sienta cómodo durante la entrevista. La habitación debe reunir unas características que aseguren que tanto el paciente como el psiquiatra estén cómodos. La altura de las sillas tiene que ser aproximadamente la misma, de forma que ninguna de las dos partes esté más alta que la otra. No deben existir barreras materiales entre el paciente y el médico, como por ejemplo un escritorio, y la disposición de las fuentes de luz debe facilitar la observación al psiquiatra sin deslumbrar al paciente. Hay que reducir los ruidos en la medida de lo posible. Las distracciones acústicas, como el burbujeo de los acuarios para peces de colores, muy apreciados por los psiquiatras, no deberían interferir la tranquilidad requerida para realizar la entrevista, ya que ello puede reducir la capacidad de concentración del paciente. Según el tipo de población y el marco asistencial, pueden existir diferencias respecto a lo recomendado hasta ahora. En el hospital es difícil asegurar una mínima privacidad cuando la visita se lleva a cabo a la cabecera del enfermo. El psiquiatra debe consultar al equipo de enfermería si el estado médico del paciente permite su traslado a una habitación más tranquila, evitando las múltiples intromisiones que se suceden en la habitación del paciente por parte del personal del hospital, visitas, teléfonos y los compañeros de habitación cuando ésta debe compartirse. 195 En el caso de los niños, a la hora de realizar la entrevista psiquiátrica es preferible una sala con juguetes. De todas formas, para evaluar apropiadamente a un niño en una sala de juegos, se requieren grandes dosis de habilidad y experiencia (Greenspan y Greenspan, 1991; Kestenbaum, 1991; Robson, 1986; Rutter y cols., 1988). En el servicio de urgencias debería disponerse de una habitación tranquila, acolchada y sin objetos movibles (potencialmente peligrosos). Una habitación de estas características constituye el emplazamiento más seguro a la hora de entrevistar a un paciente psicótico que muestra conductas descontroladas. Además de privacidad y comodidad, la seguridad constituye un aspecto importante. Ante un paciente paranoide que pueda excitarse, el psiquiatra debe tener un camino expedito hacia la puerta de salida. Anotaciones Tomar notas durante la entrevista permite al psiquiatra registrar toda la información de forma precisa. El entrevistador neófito tiende a tomar excesivas notas, ya que no cuenta con la experiencia suficiente como para reconocer lo que es relevante. El entrevistador neófito acostumbrado a utilizar ayudas audiovisuales, como equipos de grabación de audio o vídeo, puede utilizar estos dispositivos para registrar la entrevista en lugar de tomar notas. Cualquier dispositivo de grabación debe quedar bien a la vista del paciente, al que se dará una explicación sobre su empleo: «Voy a utilizar esta grabadora en lugar de tomar notas y después de revisar las cintas las borraré». Una de las mayores limitaciones de tomar notas en exceso es la posible interferencia sobre el libre intercambio de información entre el paciente y el médico. Si este último está demasiado preocupado por las notas, es probable que deje escapar importantes mensajes no verbales del paciente y pierda el control de la entrevista. Es posible que el psiquiatra no advierta que los ojos del paciente se llenan de lágrimas cuando habla de una pérdida importante en su vida. En tal caso, el psiquiatra perdería la oportunidad de señalar: «parece usted triste cuando habla de su hermana». Otro de los problemas de tomar excesivas notas es la dificultad para captar aspectos importantes del estado psicopatológico del paciente, como la apariencia y el comportamiento. Por ejemplo, es posible que el psiquiatra no perciba la inquietud del paciente en su silla o cómo se ruboriza cuando describe su primera cita con una chica a los 16 años (Edelson, 1980). Si el paciente muestra una actitud reacia al ver que el psiquiatra toma notas, éste debe dejar de hacerlo. Al paciente también le puede molestar que el psiquiatra no escriba nada y es posible que comente: «¿cómo puede recordar todo lo que le he contado?». A este tipo de paciente le preocupa si el psiquiatra otorga valor y tiene en cuenta lo que dice. En este caso el psiquiatra debe reflejar tal preocupación, comentando, por ejemplo, «usted se pregunta si tengo en cuenta lo que me está explicando». 196 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA Las anotaciones ayudan a recordar de forma precisa toda la información. El psiquiatra debe resumir sus notas, observaciones y conclusiones tan pronto como finalice la entrevista. Registrar prontamente todos los datos mientras todavía están frescos en la memoria maximiza la precisión de la información y minimiza la presencia de olvidos que aparecen cuando se deja esta labor para más tarde. El psiquiatra debe reservarse un tiempo después de la entrevista para llevar a cabo esta tarea. Para un psiquiatra experimentado, 5 o 10 min suelen ser suficientes para registrar y resumir una entrevista de 45 o 50 min. El neófito requerirá algo más de tiempo. Las anotaciones registradas en la historia clínica del paciente son más extensas después de la primera visita que tras las de seguimiento. A lo largo del seguimiento tan sólo debe reflejarse la información nueva. El psiquiatra debe tener cuidado con lo que escribe en un historial de hospital general, que a la postre será accesible a numerosos profesionales o terceras personas. En estas historias sólo debe reflejarse la información esencial. Interrupciones El tiempo convenido para una entrevista es sagrado para el paciente. Deben tomarse las medidas necesarias para evitar las interrupciones. Si la puerta del despacho se encuentra en una zona accesible a los demás, es conveniente colocar carteles con mensajes del tipo «no molestar». Si alguien llama a la puerta y el psiquiatra decide responder, es él quien debe levantarse y abrir la puerta lo mínimo para comunicarse con el que llama. El psiquiatra debe colocarse de forma que el paciente no quede a la vista. En tales casos el diálogo será lo más breve posible. Las llamadas telefónicas del exterior deben ser filtradas por el administrativo; éste debe responder que en ese momento el psiquiatra se halla en plena entrevista. Sólo debe interrumpirse una visita en caso de urgencia. Si el psiquiatra se ve obligado a ausentarse y dicha ausencia se prevé breve, se informará al paciente de cuándo podrá reiniciarse la entrevista. En caso contrario se concertará una nueva visita. Si al principio de una entrevista el psiquiatra prevé la posibilidad de recibir una llamada telefónica urgente, debe informar de ello al paciente y advertirle que deberá abandonar brevemente el despacho mientras habla por teléfono. La mayoría de los pacientes se muestran comprensivos ante estas urgencias y de hecho aprecian el detalle de poder comunicarse por teléfono con el psiquiatra en caso necesario (Bernstein y Bernstein, 1980). Acompañantes Cuando el paciente acude acompañado, el psiquiatra debe entrevistar siempre primero al paciente y advertir a los acompañantes que más tarde puede requerir un diálogo con ellos (a excepción de las visitas conjuntas para valorar una posible terapia de pareja). En el transcurso de la entrevista el psiquiatra puede indicar que desea hablar con los acompañantes y observar así las reacciones del paciente ante tal posibilidad. Éste tiene el derecho de acceder o negarse a una entrevista con los acompañantes. Si el paciente rechaza esta posibilidad, el psiquiatra debe respetar su decisión, demostrando así que el aspecto más valorado de su relación con el paciente es la confidencialidad. Asimismo, el paciente puede negarse a que el psiquiatra discuta su caso con terceras personas. Una excepción a esta regla se produce cuando el psiquiatra valora que el paciente se halla en una situación de peligro inminente de autolesión o de lesionar a otras personas o cuando rechaza un ingreso voluntario. En estos casos, el psiquiatra debe advertir al paciente que está obligado a discutir su caso con terceras personas sin su permiso. Cuando sea necesario hablar con los acompañantes, el psiquiatra deberá informar al paciente de si este diálogo tendrá lugar con su presencia o sin ella. En caso de duda es preferible hablar con los acompañantes en presencia del paciente. De esta forma el paciente advierte que el psiquiatra no quiere poner en peligro la relación médico-paciente, más importante que la posibilidad de recabar información adicional de unos acompañantes que no desean hablar en presencia del paciente. Otra ventaja añadida de contar con la presencia del paciente es la posibilidad de observar la interacción de éste con sus acompañantes. Asimismo, su presencia también disuade a los acompañantes de revelar información que luego exigirán que no llegue al paciente. Es posible mejorar la precisión del diagnóstico mediante un procedimiento más extensivo, es decir, formular el diagnóstico mediante los datos de la entrevista llevada a cabo por otro clínico, más la información de la historia clínica y la aportada por los miembros de la familia. Este procedimiento puede resultar especialmente adecuado en casos de trastorno antisocial de la personalidad o alcoholismo (Kosten y Rounsaville, 1992). Si el psiquiatra decide hablar con los acompañantes sin la presencia del paciente debe establecerse ciertas normas básicas, como por ejemplo advertir a éstos que el médico no puede compartir, sin el permiso del paciente, ningún dato que éste le haya confesado, y en cambio sí puede compartir con el paciente la información proveniente de los acompañantes. Este principio rige tanto para la primera visita como para las sucesivas. Si los familiares llaman después de una primera visita es preferible asegurase de que el paciente les ha dado permiso para hacerlo. De lo contrario, el psiquiatra puede exigir tal permiso antes de continuar con la conversación telefónica. Cuando inicie la siguiente visita el psiquiatra debe informar al paciente de que sus familiares han llamado. Secuencia El psiquiatra obtiene la primera impresión del paciente cuando éste llama por teléfono para concertar una entrevista. La valoración formal del paciente se inicia, sin em- © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA bargo, cuando el psiquiatra le observa por primera vez: debe fijarse en la apariencia y el comportamiento del paciente en la sala de espera, en las personas que le acompañan, en su respuesta cuando lo llama por primera vez y en cómo reacciona cuando le da la mano. Es preferible dirigirse a los pacientes adultos por el apellido durante el primer encuentro y, una vez en el despacho, preguntarles qué fórmula prefieren. Dirigirse a un paciente anciano por el nombre de pila sin su permiso supone un trato denigrante e infantil. El psiquiatra acompaña al paciente hasta el despacho y muestra su interés comportándose de forma amistosa sin hacerle preguntas o comentarios de tipo clínico hasta que la puerta del despacho esté cerrada. Entonces indica al paciente dónde debe sentarse o le deja escoger si dispone de más de un asiento. Al empezar la entrevista anima al paciente a hablar de forma espontánea y abierta sobre el motivo de la consulta. Para facilitar este proceso puede resumir brevemente lo que sabe del paciente y de sus problemas, añadiendo que preferiría corroborar tal información con las palabras del propio paciente. Una pregunta abierta como «dígame qué le trae hoy por aquí» anima al paciente a expresar qué es lo que le preocupa. El psiquiatra adopta una postura inicial de oyente; permite que el paciente cuente su historia y le interrumpe o dirige lo menos posible. En los primeros momentos de la entrevista, en caso de que el paciente deje de hablar el psiquiatra le animará a continuar mediante comentarios del tipo «cuénteme más sobre... (un tema en particular)». Si el paciente se refiere a un acontecimiento importante de su vida sin mostrar sus sentimientos, el psiquiatra debe preguntarle, «¿cómo se siente al respecto?». Si el paciente explica un incidente frustrante y se muestra inquieto o se ruboriza, el psiquiatra debe interrogarle sobre sus emociones en ese momento. Si el paciente niega cualquier emoción, debe advertirle que la mayoría de los individuos reaccionarían con enfado ante similares circunstancias. Por consiguiente, en la primera parte de la entrevista el psiquiatra deja claro que no sólo está interesado en la cronología de los hechos que han motivado la consulta sino también en las emociones que acompañan a tales acontecimientos, animando así al paciente a que los exprese. En ocasiones, cuando el paciente se ve superado por la emoción, el psiquiatra no debe forzarle a que continúe en esa dirección. Si el paciente ha estado hospitalizado en una sala de psiquiatría, el psiquiatra debe recabar información sobre cada ingreso, en especial sobre los acontecimientos que motivaron el primero de ellos. También resulta importante interrogar sobre lo que le resultó de más ayuda durante el ingreso y las visitas de seguimiento. A lo largo de la entrevista el psiquiatra intenta aprender cómo el paciente se enfrenta a los acontecimientos de la vida cotidiana y cómo los percibe. Cuando tiene ciertas nociones del trastorno del paciente y los sentimientos de éste, puede pasar a otros temas. 197 A mitad de entrevista el psiquiatra intenta conocer al paciente como persona investigando numerosas áreas de su vida: relaciones interpersonales importantes, antecedentes familiares de varias generaciones, condiciones del domicilio actual, empleo, aficiones, educación, sistema de valores, contexto religioso y cultural, historia militar, social, médica, sexual y legal y desarrollo, por nombrar algunas. Reunir tal cantidad de información requiere varias entrevistas. Es frecuente pedir al paciente que describa un día normal de su vida. El psiquiatra intenta establecer el mejor nivel de funcionamiento del paciente de modo que ello le permita evaluar el grado de interferencia de los síntomas en dicho nivel. La forma en que el profesional investiga esta área es una cuestión de juicio clínico. El paciente suele mostrar su comodidad ante temas determinados sacándolos a relucir en la conversación, ocasión que el psiquiatra aprovechará para realizar preguntas que recaben mayor información. Como norma, el psiquiatra pasa de temas de valor positivo para el paciente a otros de valor neutro y, finalmente, a aquellos que seguramente tendrán mayor carga emocional. Por ejemplo, al entrevistar a un adolescente el psiquiatra puede empezar con preguntas relacionadas con actividades agradables del tipo «¿cómo te distraes?». Luego iniciará el interrogatorio relacionado con la escuela con preguntas como «dime lo que más te gusta de la escuela». La exploración de las relaciones interpersonales puede iniciarse preguntando: «háblame de tu mejor amigo». A continuación, pueden valorarse las relaciones familiares con frases del tipo «háblame de tu familia». A lo largo de este primer interrogatorio el psiquiatra averigua los puntos fuertes y débiles del paciente, lo cual le permite monitorizar aquellas respuestas que sugieren áreas de conflicto. Las siguientes cuestiones estarán en función de la respuesta dada a las preguntas iniciales. Llegados a este punto el psiquiatra ya puede pasar a temas más específicos: «¿cómo te llevas con tu madre?, ¿con tu padre?, ¿con tu hermano?, ¿con tu hermana?». Es recomendable preguntar por los nombres de pila de los hermanos y dirigirse a ellos de esta forma en las preguntas sucesivas. Son las respuestas del paciente las que guían al psiquiatra a la hora de formular preguntas sobre temas potencialmente conflictivos. Cuando se pregunta por relaciones sexuales a un muchacho o a un adulto, debe empezarse con «¿tienes novia?». En caso afirmativo, puede continuar con «háblame de ella» y luego solicitar una explicación más detallada de la relación. A continuación vienen las preguntas sobre cuestiones más específicamente sexuales. Empezando por los besos, las caricias y finalmente el coito, el psiquiatra puede entonces tocar cuestiones relativas a las actitudes del paciente en relación a distintas prácticas sexuales y a sus intereses y relaciones tanto heterosexuales como homosexuales. En este contexto deben descartarse también posibles abusos sexuales (Morrison, 1993). 198 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA Hacia el final de la entrevista el psiquiatra advierte al paciente del tiempo que queda y le pregunta si han quedado temas por discutir o si tiene preguntas que formular. Si el psiquiatra no dispone de suficiente información para responder a alguna de estas preguntas, debe confesarlo abiertamente. En este punto de la entrevista el psiquiatra comparte con el paciente su impresión clínica con palabras comprensibles, evitando tecnicismos psiquiátricos. A continuación expone su plan terapéutico. Es importante cerciorarse de los recursos económicos del paciente y de si tiene seguro médico. Podría ser que, bajo condiciones de escasa cobertura, el psiquiatra tenga que advertir al paciente que la modalidad terapéutica que él considera pertinente no puede llevarse a cabo dadas las limitaciones de su seguro. Aunque el psiquiatra tiene la responsabilidad ética de intentar atender a sus pacientes de forma óptima, es el paciente quien debe decidir, con arreglo a sus recursos económicos, qué puede permitirse tanto él como su familia. Si existe información complementaria proveniente de otras fuentes (hospitales, colegas), el psiquiatra debe obtener permiso escrito del paciente para consultarla. Si se desea contactar telefónicamente con terceras personas también debe obtenerse el permiso escrito del paciente. A su vez, si el paciente recibe tratamiento médico de otros profesionales, el psiquiatra debe pedirle permiso para hablar con ellos. Si el paciente se muestra reacio a dar este permiso, el psiquiatra debe explicarle detalladamente las razones que le llevan a iniciar tales contactos, por ejemplo cuando cree conveniente prescribir una medicación pero antes quiere cerciorarse de que no existen contraindicaciones médicas. Si el paciente viene remitido por otro especialista, es importante que el psiquiatra se ponga en contacto con éste. Quizá el paciente quiera saber qué clase de información van a compartir ambos profesionales. La mayor parte de los pacientes entienden la importancia de la coordinación de su tratamiento si se les asegura que la parte confidencial de la información no será compartida. Un ejemplo de lo que se acaba de exponer lo constituye el caso de un paciente de 58 años de edad, deprimido, que padece además hipertensión arterial y arritmia cardíaca y que revela que mantuvo relaciones homosexuales durante la adolescencia. El psiquiatra informa al paciente de que considera necesario prescribir una medicación antidepresiva pero antes prefiere contactar con su médico de cabecera para conocer qué tipo de arritmia cardíaca padece y cuál es el tratamiento actual de sus problemas cardiovasculares. El psiquiatra desea asegurarse de qué antidepresivos pueden estar contraindicados debido a los problemas médicos del paciente para prevenir la aparición de efectos secundarios y escoger la medicación más apropiada, dada la combinación de trastornos médicos y psiquiátricos. Al mismo tiempo, el psiquiatra asegurará al paciente que sus antecedentes sexuales no serán revelados a su médico de cabecera. También es importante observar las reacciones del paciente así como obtener su conformidad ante un plan te- rapéutico. El paciente tiene derecho a conocer todos los tratamientos existentes para su trastorno. El psiquiatra compartirá y explicará al paciente sus recomendaciones terapéuticas específicas. Si el paciente desea un tratamiento alternativo, es preferible posponer la implementación del tratamiento hasta que no se llegue a un acuerdo por ambas partes. El cumplimiento del tratamiento será mejor si el paciente lo comprende y lo acepta (tabla 6-2) (Garrett, 1942; Gill y cols., 1954; Group for the Advancement of Psychiatry, 1961; Leon, 1982; Nurcombe y FitzhenryCoor, 1982; Rutter y Cox, 1981; Strupp and Binder, 1984; Sullivan, 1954; Whitehorn, 1944). RELACIÓN PSIQUIATRA-PACIENTE Transferencia La transferencia es un proceso en virtud del cual el paciente proyecta de forma inconsciente sus emociones, pensamientos y deseos relativos a personas significativas de su vida anterior hacia personas de su vida actual y, en el contexto de la relación psiquiatra-paciente, hacia el psiquiatra. El paciente reacciona ante el psiquiatra como si éste formara parte de su pasado. Aunque las pautas de reacción pueden haber sido apropiadas en una situación vital anterior, no es así cuando se aplican de forma no apro- TABLA 6-2. Fases de la entrevista psiquiátrica Inicial Motivo de consulta Enfermedad actual Sentimientos sobre acontecimientos importantes Media El paciente como persona Historia familiar multigeneracional Condiciones de vida actuales Ocupación Aficiones Educación Escala de valores Entorno cultural y religioso Historia militar Historia social Antecedentes médicos Desarrollo Historia sexual Aspectos cotidianos Cualidades y defectos Final Tiempo restante Temas importantes no tratados Preguntas del paciente Compartir las impresiones clínicas con el paciente Consentimiento para obtener grabaciones Consentimiento para hablar con otras personas CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA piada a figuras actuales, incluido el médico. Este constructo teórico proviene de la literatura psicoanalítica. Por ejemplo, un paciente de 24 años se fija en las largas trenzas y ojos azules de la psiquiatra. Sin ser consciente de ello, se muestra demandante con la psiquiatra empleando para ello un tono quejumbroso. Este comportamiento lastimero reproduce la manera en que se comportaba de joven en presencia de una tía importante para él, que tenía rasgos físicos parecidos a los de la psiquiatra, con quien mantenía una relación muy dependiente y en cuya presencia exhibía un tono de voz igualmente quejumbroso. Es importante que la psiquiatra reconozca estas pautas y las identifique como distorsiones. La comprensión de estas conductas inconscientes constituye uno de los objetivos de la psicoterapia orientada a la introspección. En las primeras fases de las prácticas el supervisor dedica un tiempo considerable a que el psiquiatra residente entienda el proceso de transferencia de modo que no interprete estas pautas de reacción como agresiones personales. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Contratransferencia La contratransferencia es un proceso en virtud del cual el psiquiatra proyecta inconscientemente las emociones, pensamientos y deseos de su pasado en la personalidad del paciente o en las cuestiones que plantea, expresando de esta forma conflictos no resueltos y/o satisfaciendo sus propias necesidades personales. Estas reacciones son inadecuadas en la relación médico-paciente, ya que el paciente asume el papel de una persona importante para el psiquiatra en el pasado. Este constructo teórico también procede de la literatura psicoanalítica. En estos casos, el psiquiatra atribuye erróneamente al paciente sentimientos y pensamientos basados en su propia experiencia vital, lo que puede interferir en su capacidad de comprensión del paciente. Por ejemplo, un psiquiatra responde de forma inapropiada a la consulta que le hace un internista en relación con una paciente de 76 años de edad ingresada en el hospital en estado terminal. El psiquiatra ha estado visitando a la paciente 2 veces al día, en visitas de 2 horas, y ha llamado frecuentemente al internista. El psiquiatra pone en duda la atención médica dispensada por el internista y recomienda medicación ansiolítica para tratar la presunta ansiedad de la paciente. En la infancia, el psiquiatra había experimentado un fuerte vínculo con su abuela, que murió en la casa donde él vivía de niño. De forma inconsciente retuvo sentimientos de culpa por no haber hecho nada para prevenir su muerte. La forma de manejar la situación por parte del psiquiatra traduce un intento de enfrentarse a su propia ansiedad y sentimiento de culpa en relación con la muerte de su abuela, sin darse cuenta conscientemente de que lo hace y sin reconocer lo inapropiado de su conducta. En tales casos el psiquiatra debería consultar con un colega, quien podría ayudarle a esclarecer sus propias pautas de reacción y le guiaría hacia una conducta profesional más adecuada. 199 Uno de los valores del psicoanálisis personal es que aumenta la capacidad del psiquiatra para percibir sus conductas motivadas inconscientemente, de forma que pueda utilizar mejor sus reacciones de contratransferencia para comprender a sus pacientes. Durante el período de formación, el residente recibirá la ayuda de los supervisores en el examen de sus reacciones de contratransferencia, de modo que éstas no interfieran con el tratamiento pero les ayuden a comprender mejor a sus pacientes. Alianza terapéutica La alianza terapéutica, un tercer constructo teórico tomado de la literatura psicoanalítica, consiste en un proceso en el cual el Yo maduro, racional y observador del paciente se utiliza en combinación con las habilidades analíticas del psiquiatra para avanzar en la comprensión del paciente. La base de esta alianza es la relación de confianza establecida en etapas precoces de la vida entre el niño y su madre, así como otras relaciones de confianza significativas en el pasado del paciente. El psiquiatra favorece el desarrollo de esta alianza y tanto él como el paciente deben potenciarla al máximo para que este último pueda beneficiarse. El psiquiatra refuerza esta alianza mediante su conducta profesional y sus actitudes de atención, interés y respeto. Los psiquiatras aceptan y respetan los sistemas de valores de los pacientes y su integridad como personas. Sin una alianza terapéutica los pacientes no pueden revelar sus pensamientos y sentimientos más íntimos. Los psiquiatras nunca deben aprovechar la relación médico-paciente para explotar sexualmente a los pacientes ni obtener ventajas económicas preguntando al paciente instruido en finanzas e inversiones; tampoco deben victimizarlos explotando su papel como curadores (American Psychiatric Association, 1995). Resistencia La resistencia es un constructo teórico que refleja cualquier actitud o conducta que se opone a los objetivos terapéuticos del tratamiento. Para la realización de la psicoterapia dinámica resulta crucial comprender las resistencias. Freud describió varios tipos de resistencia, incluyendo la consciente, la del Yo, la del Ello y la del Superyó. La resistencia consciente del paciente surge por varias razones, como la falta de confianza en el psiquiatra, la vergüenza que le produce al revelar ciertos acontecimientos, aspectos de sí mismo o sentimientos que experimenta, o el miedo al desagrado o al rechazo del psiquiatra. El silencio es uno de los tipos de resistencia que utiliza el paciente, ante el cual el psiquiatra debe reconocer las dificultades experimentadas por éste y animarle a verbalizar las cuestiones difíciles de expresar. Esto debería hacerse con tacto y sensibilidad. Una forma de resistencia del Yo es la denominada resistencia por represión, en virtud de la cual, y en gran parte por ra- 200 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA zones inconscientes, las mismas fuerzas que causaron los síntomas del paciente le impiden darse cuenta de los conflictos subyacentes. Un segundo tipo de resistencia del Yo, la resistencia por transferencia, puede adoptar muchas formas. En una de ellas el paciente proyecta sentimientos indeseables en el psiquiatra y le atribuye estos sentimientos. Esto, a su vez, puede hacer que el paciente ataque al psiquiatra, lo que da lugar a una transferencia negativa. Es muy importante que el psiquiatra entienda los fundamentos de este tipo de transacción y, en lugar de tomar represalias, trate las manifestaciones del paciente como una resistencia. Un tercer tipo de resistencia del Yo es la resistencia por beneficio secundario. Los síntomas de un paciente generarán respuestas de atención por parte de las figuras significativas y satisfarán sus necesidades de dependencia. Las manifestaciones de este fenómeno son frecuentes en las salas de hospitalización. Por ejemplo, el paciente que ha estado ingresado durante 7 días a causa de una hemorragia cerebral secundaria a un aneurisma cerebral muestra una mejoría gradual durante su curación y se queja cada vez menos de dolor de cabeza hasta el día 6. Sin embargo, vuelve a quejarse a la enfermera en las 24 horas previas a su propuesta de alta hospitalaria. En este ejemplo vemos que además de satisfacer las necesidades de dependencia, los síntomas sirven también como instrumentos para llamar la atención. Los pacientes se resisten inconscientemente a abandonar sus síntomas. Los cuidadores del paciente deben entender estas resistencias. En la práctica psicoanalítica, la resistencia del Ello se da cuando el paciente mantiene continuamente el mismo discurso ante repetidas interpretaciones de la conducta. La resistencia del Superyó ocurre con mayor frecuencia en pacientes con obsesiones o depresión, los cuales, en virtud de sus sentimientos de culpa y sus conductas masoquistas, muestran una necesidad de castigo. En este sentido los pacientes siguen manifestando síntomas que sirven como castigo y se resisten a abandonarlos (Luborsky, 1984). La resistencia adopta muchas formas. Entre ellas se incluyen la censura de sus pensamientos, la intelectualización, la generalización, la preocupación sobre una etapa concreta de la vida, la concentración en detalles triviales mientras se evitan cuestiones importantes, manifestaciones afectivas, las frecuentes peticiones para cambiar las horas de visita, la utilización de síntomas físicos menores como excusa para saltarse las sesiones, llegar tarde u olvidarse de las citas, olvidarse de pagar las facturas, las conductas competitivas con el psiquiatra, las conductas de seducción, la demanda de favores y la sobreactuación (MacKinnon y Michels, 1971). Confidencialidad Los psiquiatras están obligados, por principios éticos, a no divulgar sin el consentimiento del paciente la información que se les revele. Deben proteger a los pacientes y asumir la responsabilidad de que la información que revelen no les causará ningún perjuicio. Si un paciente se niega a dar permiso al psiquiatra para revelar información, ya sea al médico que le ha enviado o en un formulario de la compañía de seguros, éste debe respetar sus deseos. Por ejemplo, una paciente de 32 años de edad con un trastorno límite de personalidad es remitida al psiquiatra por su internista para que evalúe sus síntomas depresivos. El psiquiatra se entera de que la paciente abusa episódicamente de diacepam, recetado por su internista, junto con alcohol cuando se siente contrariada. La evaluación del psiquiatra es que la combinación de estos dos agentes depresores está contribuyendo a sus síntomas depresivos. El psiquiatra solicita permiso para compartir esta valoración con el internista, pero la paciente se niega. El psiquiatra respeta los deseos de la paciente a la vez que la avisa de que es probable que esta combinación esté contribuyendo a sus síntomas depresivos. También le sugiere que reconsidere la negativa de compartir su hallazgo con el internista. En los ámbitos hospitalarios o clínicos se indica al paciente qué tipo de información se registrará y qué personas podrán acceder a ella. En casos en los que el psiquiatra guarde información en el registro general del hospital, sólo anotará aquélla pertinente a la atención global del paciente, como la medicación prescrita, y minimizará el registro de información personal no relevante. En los hospitales generales es preferible tener registros psiquiátricos separados que pueden ubicarse en una zona distinta a los registros generales y a los que sólo tenga acceso el personal psiquiátrico formado. Sólo en aquellas situaciones en que los pacientes están en peligro de dañarse a sí mismos o a otros a causa de su enfermedad mental el psiquiatra está obligado a revelar la información que sea necesaria con el fin de tramitar la hospitalización involuntaria. Si una empresa solicita información psiquiátrica, el psiquiatra revisará con el paciente el informe que ha elaborado y deberá obtener el permiso del paciente para entregarlo. TÉCNICAS DE ENTREVISTA Mensajes facilitadores El componente básico de la relación psiquiatra-paciente es el interés que el psiquiatra muestra hacia su paciente. El elemento más importante de la entrevista psiquiátrica es que el psiquiatra permita al paciente relatar su historia de forma ininterrumpida. adoptando una actitud de escucha atenta y sin formular demasiadas preguntas que puedan interrumpir el curso de la entrevista. A lo largo de ésta el paciente experimenta resistencias a causa de la propia realidad de la entrevista, así como por las cuestiones de transferencia. CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA A menudo los residentes neófitos creen, erróneamente, que sentarse con una actitud neutra y silenciosa emula el trato psicoanalítico y es la manera óptima de entrevistar a un enfermo psiquiátrico. Por el contrario, los residentes necesitan aprender un repertorio de técnicas de entrevista que facilitarán tanto como sea posible la comunicación (tabla 6-3). A continuación se describen algunas de estas técnicas. Preguntas abiertas. Una pregunta abierta refleja un tema que el psiquiatra está interesado en explorar, aunque deja que sea el paciente quien elija las áreas consideradas relevantes e importantes. He aquí algunos ejemplos de preguntas abiertas formuladas por el psiquiatra: Psiquiatra: ¿Podría hablarme de su depresión? Paciente: He tenido varias crisis de llanto. Psiquiatra: ¿Podría describirlas? Paciente: Ocurren en determinados períodos del mes. Psiquiatra: ¿Puede decirme algo más? Paciente: Me ocurren desde que era adolescente. Psiquiatra: Parecen haberle aquejado durante mucho tiempo; cuénteme algo más sobre ellas. El psiquiatra intenta que el paciente relate con sus propias palabras, en la medida de lo posible, los aspectos más significativos de su depresión. Más adelante puede volver a completar detalles específicos si no lo ha hecho espontáneamente el paciente. En este ejemplo, el psiquiatra estaría interesado en conocer más detalles sobre los síntomas del paciente, como el momento del mes en que aparecen las crisis y qué precipitó su aparición en la adolescencia. TABLA 6-3. Mensajes facilitadores Tipo © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Preguntas abiertas Reflexiones Facilitación Refuerzo positivo Silencio Interpretación Lista de preguntas Redirección de la entrevista Transiciones Autorrevelaciones Ejemplo «Hábleme acerca...» «Le preocupa triunfar» «Mmm...» «Bien. Esto me ayuda a entenderle» Larga pausa que permite al paciente distanciarse del material verbal «Cuando no puede comportarse del modo que considera adecuado, intenta hacer algo para agradar» «Cuando se siente nervioso, ¿le sudan las manos?, ¿tiene palpitaciones?, ¿se nota la respiración rápida?, ¿nota retortijones en el estómago?» «Deberíamos explorar otras áreas además de su depresión. Hábleme de su familia» «Ahora que ya me ha hablado de su trabajo, explíqueme cómo es un día cualquiera» «Cuando me encuentro en situaciones similares, me siento aterrorizado» 201 Reflexiones. A menudo el psiquiatra quiere que el paciente se fije en los acompañantes afectivos de sus verbalizaciones. Para ello puede parafrasear lo que ha dicho el paciente y subrayar los sentimientos que acompañan a un acontecimiento referido. Repitiendo con otras palabras las verbalizaciones del paciente, éste tiene la oportunidad de rectificar las cogniciones erróneas que pueda tener el psiquiatra sobre su estado. Esta técnica se conoce como reflexiones. He aquí algunos ejemplos de respuestas reflectivas: Paciente: Me preocupa mi trabajo. Antes solía ser capaz de mantenerme a la altura de mis compañeros. Pero en los últimos tres meses, ellos parecen haberse adaptado al nuevo ordenador y yo no. Psiquiatra: Está preocupado por estar a la altura de las nuevas exigencias y por conservar su empleo. Paciente: Así es. Usted sabe que a los 58 años uno no puede concentrarse en esos nuevos manuales de la misma manera en que lo hacen los jóvenes, y durante los últimos tres meses he notado retortijones en el estómago y sudoración en las manos. Psiquiatra: ¿Se ha sentido ansioso desde que ocurrieron estos cambios en su trabajo? Paciente: ¡Por supuesto! No soy el mismo. Tengo palpitaciones, me tiembla todo el cuerpo y a veces tartamudeo. Psiquiatra: ¿Le gustaría que le ayudara a tratar su ansiedad? Paciente: Claro que sí. Al reflejar los acontecimientos recientes de la vida del paciente y centrar su atención en el componente afectivo principal, la ansiedad en este caso, el psiquiatra demuestra su capacidad para comprender lo que el paciente experimenta y es capaz de ayudarle a definir las áreas sobre las que trabajarán conjuntamente durante el tratamiento. Facilitación. El psiquiatra emplea el lenguaje corporal e indicios verbales mínimos para fomentar y asegurarse de que el paciente continúa una línea determinada de pensamiento, con las mínimas interrupciones posibles en el flujo de las verbalizaciones del paciente. Entre estos indicios se incluyen atributos frecuentemente asignados a los psiquiatras, tales como mover la cabeza o hacer comentarios del tipo: «ya, ya». Otros ejemplos de facilitación incluyen levantar las cejas, aguzar los oídos, inclinar la cabeza y verbalizaciones del tipo: «ya veo», «continúe», «¿qué más?», «¿algo más?» y «prosiga». La facilitación indica al paciente que el psiquiatra está interesado en ese tema en particular y que está atento a lo que dice. En cambio insistir en un mismo tipo de facilitación, convierte la actitud del psiquiatra en una parodia y acaba siendo contraproducente. Refuerzo positivo. Los temas que el psiquiatra trata con el paciente suelen ser aspectos sobre los que éste no está acostumbrado a hablar y que le resultan difíciles de explicar. Cuando el paciente ha luchado con un tema en concreto y más tarde se ve capaz de comunicarlo clara- 202 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA mente al psiquiatra, éste indica su aprobación mediante el uso de refuerzos positivos. Un ejemplo de ello sería el siguiente: Psiquiatra: ¿Cómo se siente cuando es incapaz de tener una erección? Paciente (ruborizándose): Ya sabe, simplemente no se pone dura. Psiquiatra: ¿Siente algo más? Paciente (larga pausa): ¿Cómo me siento? Psiquiatra: Sí. Paciente: ¡Oh! Me siento muy frustrado y después me enfado. Psiquiatra: Bien. Estos son el tipo de sentimientos a los que me refería. Eso me ayuda a entender mucho mejor lo que siente. De este modo el psiquiatra anima al paciente a describir temas y sentimientos delicados sin degradarle por su respuesta inicial. El refuerzo positivo le anima a verbalizar los estados emocionales a medida que él y el psiquiatra tratan otras áreas de su vida. Silencio. El uso juicioso del silencio en la entrevista psiquiátrica es un componente importante del repertorio de técnicas de la entrevista. Los silencios permiten que el paciente se distancie de lo que ha estado diciendo y pueden ayudarle a ordenar sus pensamientos, o permitirle entender mejor el significado psicológico y el contexto de lo que ha sucedido en la entrevista. Con frecuencia los psiquiatras neófitos se muestran ansiosos al entrevistar a un paciente. Un modo de hacer frente a su propia ansiedad es intentar llenar los vacíos en el flujo de la conversación haciendo preguntas o comentarios antes de que el paciente haya tenido tiempo de digerir y procesar lo que ha dicho, así como determinar lo que ha pensado y sentido. Niegan al paciente la oportunidad de reflexionar y llegar a comprender lo que ha experimentado. De modo similar, el paciente a menudo intenta agradar al psiquiatra explicándose continuamente, pues cree que éste desea que hable todo el tiempo. A menudo resulta necesario que el psiquiatra enseñe al paciente que los silencios pueden ser deseables. También debe tener presente que los silencios pueden indicar una forma de resistencia y, en estos casos, tiene que animar al paciente para que prosiga su discurso respondiendo a estos silencios con un «dígame lo que está pensando». Interpretación. El psiquiatra colabora con el paciente para que éste sea capaz de entender sus propias motivaciones y el significado de sus pensamientos, sentimientos y acciones. Examina pautas repetidas de conducta y extrae inferencias de ellas, las cuales se denominan interpretaciones. Existen varias técnicas para ayudar al paciente. El psiquiatra puede conducirle hacia la autointerpretación tomando algunos datos que el paciente supone no relacionados para ayudarle a identificar determinadas pautas. El pacien- te puede conectar estos acontecimientos y sentimientos aparentemente no relacionados y hacer inferencias por sí mismo. Otro modo de interpretación es si el psiquiatra, al mismo tiempo, presenta las pautas de conducta y hace inferencias para el paciente como hipótesis provisionales que éste puede aceptar o rechazar. Algunos ejemplos de interpretaciones son los siguientes: Paciente: Según lo que le he explicado, parece que cada vez que me enfrento a nuevas situaciones desarrollo síntomas que reflejan mis ansiedades. Psiquiatra: Sí, eso es lo que he observado. Psiquiatra: Me acaba de contar lo mal que se siente cuando no puede complacer a su madre. ¿Qué obtiene con eso? Paciente: Sí, cada vez que intento hacer algo para agradar a alguien que quiero que me trate con cariño, y esa persona no responde como me gustaría, me siento frustrado y me enfado. Psiquiatra: Parece que cuando no puede obtener lo que quiere con las mujeres recurre a la seducción y se involucra en actividades que más tarde lamenta. ¿Cómo ve esta forma de proceder? Paciente (pausa larga): Nunca me había dado cuenta de eso, pero parece coherente. Las interpretaciones permiten que los pacientes avancen en la comprensión de sus propias conductas y les ayudan a ser más conscientes de sus pautas de comportamiento, de modo que tienen la oportunidad de elegir una conducta o reaccionar de manera diferente si en el futuro surgen situaciones similares. Los psiquiatras neófitos, en su deseo de complacer a los pacientes y demostrar que les comprenden, a menudo hacen excesivas interpretaciones de la conducta y le infunden ánimos de una manera inadecuada e innecesaria. El momento apropiado para el uso de la interpretación se aprende con la supervisión adecuada. Lista de preguntas. El psiquiatra propone una serie de respuestas cuando el paciente es incapaz de describir o cuantificar el grado de especificidad de aquello que el psiquiatra cree importante en situaciones concretas, como en los ejemplos siguientes: Paciente: Esto me hace sentir vértigo. Psiquiatra: ¿Puede explicarme lo que siente? [pregunta abierta] Paciente: Ya sabe... No me gusta la sensación de vértigo. Psiquiatra: ¿Se siente como si estuviera mareado? ¿O como si le diera vueltas la cabeza? ¿O le parece como si fuera la habitación la que diera vueltas? Paciente: Es más como si estuviera mareado... como si fuera a desmayarme. Paciente: Me produce dolor de estómago. Psiquiatra: ¿Qué es lo que parece provocarlo? [pregunta abierta] CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA Paciente: Simplemente aparece en cualquier momento. Psiquiatra: ¿Le duele cuando tiene el estómago vacío, después de las comidas, o cuando se siente ansioso? Paciente (pausa): Creo que aparece cuando me siento tenso. El psiquiatra utiliza una serie de preguntas de comprobación cuando las preguntas abiertas no proporcionan la información necesaria y precisa datos más específicos. Este tipo de técnica facilitadora suele ser de mucha ayuda para dilucidar problemas médicos. Redirección de la entrevista. Cuando intuye que la entrevista no progresa porque el paciente insiste en un único tema, el psiquiatra afirma que es necesario pasar a otras áreas de exploración. El psiquiatra se muestra firme con el paciente respecto al hecho de tener suficiente información sobre aquel tema y de entender las preocupaciones y los sentimientos del paciente acerca de esa cuestión concreta. Paciente (por cuarta vez): Estas voces... ¿sabe lo que me están haciendo? Psiquiatra: Sí, entiendo lo terroríficas que son, pero ahora debemos hablar de otras cosas, ya volveremos a hablar de las voces en otro momento. ¿Qué le parece? Al insistir en la necesidad de pasar a otro tema, el psiquiatra evita que aumente su propio resentimiento y que sus propias frustraciones recaigan sobre el paciente. Transiciones. Una vez el psiquiatra considera que tiene información suficiente sobre una parte concreta de la historia de un paciente, le indica su satisfacción por la comprensión de esta parte de la entrevista y le invita a pasar a otro tema. Esta técnica se conoce como transiciones. A continuación se ofrece un ejemplo: Psiquiatra: Comprendo qué es lo que le trae aquí. Ahora me gustaría que me hablara de usted. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Una vez el psiquiatra cree conocer al paciente como persona, la siguiente transición sería: Psiquiatra: Me hago una idea de cómo es usted como persona; dígame ahora cómo se lleva con la gente. Posteriormente, esto podría llevar a la siguiente transición: Psiquiatra: Ahora que me ha hablado de sus amistades, cuénteme algo de su familia. De esta forma el psiquiatra conducirá al paciente de un tema significativo a otro al mismo tiempo que le indica las áreas que considera importantes. Es mejor que la elección del orden de los temas venga determinada por el paciente 203 una vez haya dado indicios de estar preparado para tratar un aspecto concreto. Mostrándose atento a la disposición del paciente a hablar sobre un tema, el psiquiatra realizará la suave transición entre un tema y otro. Autorrevelaciones. En ocasiones el psiquiatra considera que revelar ciertos pensamientos, sentimientos o acciones de sí mismo puede ser beneficioso para el paciente. Estas revelaciones pueden hacerse en respuesta a una pregunta del paciente, o darse en situaciones en que el psiquiatra cree que el compartir sus propias experiencias va a beneficiar al paciente: Paciente: No estoy seguro de si sería mejor que mis problemas los tratara un abogado o un psiquiatra. ¿Qué tipo de formación tiene? Psiquiatra: Me gradué en la Northwestern Medical School, donde cumplí cuatro años de formación como residente, y tengo un certificado del American Board of Psychiatry and Neurology. O bien: Tuve problemas similares cuando me enfrenté a lo que mi médico debía revelar sobre mi historial al agente de seguros. Esto es lo que hice... Las peticiones de los pacientes para que el psiquiatra se revele a sí mismo deben tratarse considerando a cada paciente en concreto. En el primer ejemplo, si el paciente hubiera mostrado resistencia al tratamiento la respuesta del psiquiatra habría sido muy diferente: «se pregunta si soy capaz de ayudarle con sus problemas». Estas resistencias a menudo las manifiesta el paciente con preguntas como: «¿qué edad tiene?» Los residentes deben advertir que el metamensaje del paciente es: «¿tiene experiencia suficiente para tratarme?». Necesitan aprender a reflejar las preocupaciones que subyacen a la pregunta de éste; en tal caso, la confidencia de indicar que tiene 28 años no va a resultar útil, sino contraproducente. Mensajes obstructivos Los mensajes obstructivos tienden a interferir en el curso ininterrumpido de las verbalizaciones del paciente y se interponen al establecimiento de una relación de confianza entre el psiquiatra y el paciente (tabla 6-4). Estas comunicaciones constituyen técnicas de entrevista que deberían evitarse. Algunas se aprendieron en la facultad de medicina y los residentes psiquiátricos tienen que evitar su uso. Preguntas excesivamente directas. Las preguntas excesivamente directas representan la antítesis de las preguntas abiertas. Se dan cuando el psiquiatra dirige al paciente a una única respuesta. Esta técnica no permite que el paciente escoja los aspectos que más le preocupan. Un 204 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA ejemplo de un número excesivo de preguntas directas es el siguiente: Psiquiatra: ¿Se considera una persona triste? Paciente: Creo que sí. Psiquiatra: ¿Desde que era niño? Paciente: Tal vez. Psiquiatra: ¿Pierde el apetito cuando está triste? Paciente: Sí. Psiquiatra: ¿Cuánto peso pierde? Paciente: Unos 2 kg. Psiquiatra: ¿Estar delgado le entristece? TABLA 6-4. El uso excesivo de preguntas directas hace que el paciente responda sólo a lo que enumera el psiquiatra. Presupone que el psiquiatra conoce por sí solo los temas, prioridades e información relevante. Así el paciente se convierte en un receptor pasivo de las preguntas del psiquiatra y ello no le permite llegar a una situación de igualdad como interlocutor. Preguntas consecutivas. En lugar de permitir al paciente responder a una pregunta concreta, el psiquiatra formula varias preguntas a la vez. Es posible que el paciente no sepa a qué pregunta responder o que intente condensar todas las preguntas en una sola y responda con un sí o un no. Por ejemplo: Mensajes obstructivos Tipo Ejemplo Preguntas excesivamente directas Psiquiatra: ¿Por qué está triste? Paciente: He perdido a mi novia Psiquiatra: ¿Llora mucho? Paciente: No creo Psiquiatra: ¿Se lamenta en exceso? Paciente: No estoy seguro Recursos tópicos anticipados Paciente: Tengo ganas de suicidarme Psiquiatra: ¿Se siente desanimado? Paciente: Estoy muy deprimido Psiquiatra: ¿Tienen algún problema en su matrimonio? Paciente: No sé qué decir Consejo prematuro Paciente: Tengo molestias en el estómago Psiquiatra: Debería probar los antiácidos y leche caliente al acostarse, y hacer seis comidas al día Falsas afirmaciones Psiquiatra: No debe preocuparse por su miembro fantasma, muchos amputados experimentan el mismo problema Actuar sin dar explicaciones Psiquiatra: Conozco su problema. Usted sufre ansiedad debido a un exceso de estrés. Disminuya sus horas de estudio. Tome estas pastillas 3 veces al día. Empiece con tres comidas al día Preguntas despreciativas Psiquiatra: ¿Cómo puede continuar quejándose de su ineptitud académica si lo ha aprobado todo con sobresalientes y ha pasado todos los cursos? Afirmaciones del Psiquiatra: Ud. llora al mencionar a su tipo «Ud. está mal» madre, eso es típico de los histéricos Atrapar al paciente con sus propias palabras Psiquiatra: Acaba de decir que está contento con sus progresos y ahora se queja de que está deprimido Mensajes no verbales de resentimiento El psiquiatra se mueve alrededor del paciente, hojea los papeles del escritorio, cierra los ojos cuando el paciente se repite Psiquiatra: Ahora que ya hemos hablado de su depresión, ¿ha sentido alguna vez lo opuesto a una depresión? ¿Aceleración del pensamiento? ¿Los demás no podían seguir su discurso? ¿Ha gastado usted en demasía, pagando grandes facturas con su tarjeta de crédito? ¿Ha experimentado sensación de euforia, sintiéndose el más feliz del mundo? ¿Ha estado 36 o más horas sin necesidad de dormir? Paciente: No. El psiquiatra avasalla al paciente con una serie de preguntas referidas a signos y síntomas característicos de la hipomanía sin darle la oportunidad de responder a cada una de ellas. Este tipo de preguntas consecutivas sugieren que el psiquiatra no está realmente interesado en las respuestas a cada una de las preguntas. Recursos tópicos anticipados. En vez de responder a los indicios que da el paciente sobre ciertos acontecimientos importantes, el psiquiatra pasa de un tema a otro y parece insensible ante lo que es importante para el paciente, como en el ejemplo siguiente: Paciente (tembloroso): Estoy temblando por dentro. Psiquiatra: Dígame qué tal se lleva con su madre. Paciente: Últimamente he tenido dificultades para confiar en ella. Psiquiatra: ¿Y con su padre? Paciente: Apenas le veo. En lugar de centrarse en los temblores y estudiar este aspecto en profundidad, el psiquiatra pasa a otros temas que quiere tratar y no investiga cuestiones de preocupación inmediata para el paciente. Éste puede sentir que el psiquiatra no está interesado en sus preocupaciones. Salirse del tema prioritario puede constituir una defensa consciente o inconsciente del psiquiatra cuando se siente amenazado por el tema o no se siente a gusto con él. Consejo prematuro. El psiquiatra afirma su autoridad diciendo al paciente lo que debe hacer sin tener información suficiente y sin involucrar al paciente en la búsqueda CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA de soluciones para sus propios problemas. El siguiente diálogo muestra un consejo prematuro: Paciente: Últimamente tengo problemas para conciliar el sueño. Psiquiatra: Debería intentar correr unos 5 km cada tarde, beber un vaso de leche tibia antes de irse a la cama y después, al acostarse, leer un libro que no le estimule. En lugar de investigar la etiología del problema y obtener detalles de lo que puede estar ocurriendo en la vida del paciente, el psiquiatra avanza una serie de soluciones que pueden ser totalmente inadecuadas. Este tipo de consejo prematuro provoca que el paciente reaccione con resentimiento y pone en peligro su relación con el psiquiatra (Balint, 1972). Falsas afirmaciones. Cuando el psiquiatra le asegura al paciente que algo va ocurrir o no, o bien cuando tiene insuficiente información para llegar a esa conclusión o la situación clínica sugiere que podría ocurrir justo lo contrario, está infundiendo falsos ánimos al paciente. Ejemplos de ello son los siguientes: Paciente: Tengo problemas de memoria. Psiquiatra: Es bastante común en personas de su edad, estoy seguro de que mejorará. Paciente: Me han hospitalizado cuatro veces en los últimos dos años debido a mi esquizofrenia. ¿Va a solucionarse alguna vez? Psiquiatra: Muchas personas se recuperan de la esquizofrenia. No tiene por qué preocuparse. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. En el primer caso el psiquiatra no tiene ninguna base para saber si la memoria del paciente va a mejorar y le contesta lo que el paciente desea oír para sentirse mejor. En el segundo ejemplo, el psiquiatra indica lo que el paciente sabe que es improbable que ocurra, y la admonición de que no se preocupe acentúa, en lugar de aliviar, las preocupaciones del paciente. Este tipo de respuestas sirven para minar la confianza del paciente en el psiquiatra. Actuar sin dar explicaciones. Cuando el psiquiatra hace algo a/para un paciente sin revisar los motivos y sin obtener su consentimiento, supone erróneamente que el paciente acepta su autoridad sin cuestionarla y que es un receptor pasivo de sus servicios. Un ejemplo sería: Paciente: Entonces cree que mi problema es la depresión. Psiquiatra: Sí, y voy a recetarle unas píldoras para que se tome dos al día durante una semana y tres durante la segunda semana. Le diré a la secretaria que le reserve hora para dentro de dos semanas. Llámeme si tiene algún problema. El psiquiatra de este ejemplo supone que el paciente confía implícitamente en su juicio clínico sobre el diagnóstico y conoce el tratamiento preciso que le ayudará sin 205 que aquél cuestione su autoridad. Excepto en situaciones de urgencia que supongan una amenaza para la vida, el psiquiatra es un médico que está obligado a describir sus planes al paciente y no sólo obtener el consentimiento por adelantado, sino también inducir su cooperación. Preguntas despreciativas. Aunque el psiquiatra simplemente haga una pregunta, el mensaje subyacente es de crítica, mofa o enfado con el paciente. He aquí algunos ejemplos de preguntas despreciativas: Paciente (va desaliñado): No hay manera de que encuentre trabajo. Psiquiatra: ¿Cómo quiere que le contraten si se viste de esta manera? Paciente: Me olvidé de tomar las píldoras. Psiquiatra: ¿Es que no quiere mejorar? En el primer caso, el psiquiatra está manifestando su propio desagrado ante la forma de vestir del paciente. Aunque no está nunca justificado atacar la apariencia de una persona, manifestar su desaprobación en forma de pregunta es un modo indirecto de expresar los sentimientos propios. En el segundo ejemplo, el psiquiatra usa la pregunta como modo de hacer frente a su propia frustración, ya que el paciente no sigue el tratamiento prescrito. Con el mero hecho de presentarse a las citas, el psiquiatra debería asumir que el paciente quiere mejorar. Afirmaciones del tipo «Ud. está mal». Otra forma de mofarse de un paciente es criticarle, aun creyendo erróneamente que está haciendo una interpretación. Un ejemplo de crítica negativa sería: Paciente: Usted no parece saber lo que me pasa. Psiquiatra: Sigue intentando cargar el peso de sus problemas en mí; tiene una personalidad pasivo-dependiente, y así es como se comporta en todas sus relaciones. En este caso el psiquiatra utiliza un término diagnóstico para etiquetar al paciente y éste puede pensar que ser pasivo-dependiente es perjudicial. El psiquiatra coloca al paciente en una postura defensiva al mismo tiempo que cree erróneamente que está interpretando su conducta. En este ejemplo el psiquiatra también está fomentando que el paciente haga «juegos de palabras» que a menudo conducen a la competición. Atrapar al paciente con sus propias palabras. El psiquiatra puede centrarse en las contradicciones del discurso del paciente hasta el punto de hacerle caer en su propia trampa. Un ejemplo sería el de un paciente que indica que le agrada mucho un profesor, de quien explica que no le trata con justicia en clase. El psiquiatra le hace caer en la trampa diciendo: 206 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA Psiquiatra: ¿Y cómo se siente con este profesor que le trata injustamente? Paciente: Estoy furioso con él. Psiquiatra: Se está contradiciendo. Antes me dijo lo bien que le caía y ahora dice que está furioso. Paciente: Se equivoca... Nunca he dicho eso. Llegados a este punto, se detiene el curso de la entrevista. El paciente está enfadado y molesto porque el psiquiatra le ha atrapado en una contradicción, pues al principio negaba sus sentimientos de enfado. Confrontar a un paciente con una contradicción de su discurso resulta contraproducente. Mensajes no verbales de resentimiento. El psiquiatra puede estar molesto con la conducta de un paciente o desaprobarla. En lugar de enfrentarse directamente al paciente, utiliza el lenguaje corporal para indicar su desaprobación. Por ejemplo, un paciente entra en la consulta del psiquiatra, ignora el cartel de «No fumar» y enciende un cigarrillo. En lugar de confrontar la conducta del paciente, el psiquiatra empieza a toser con frecuencia y a fruncir el ceño. El paciente capta los indicios no verbales de desaprobación. Cree que el psiquiatra le muestra su desaprobación como paciente. La conducta del psiquiatra le causa sentimientos de baja autoestima y le hace sentirse degradado (Platt y McMath, 1979; Strayhorn, 1977). SITUACIONES ESPECÍFICAS DE LA ENTREVISTA El psiquiatra aprende a adaptar sus métodos y estilos de entrevista al tipo de paciente y de problema psiquiátrico. Entrevista al paciente delirante Se define como delirio una creencia fija falsa que el paciente mantiene aunque no tenga fundamento en la realidad. Existen varios tipos de delirio, incluyendo los de persecución, de grandeza, la erotomanía, los celotípicos, los de referencia y los somáticos. El psiquiatra debe averiguar si el paciente ha actuado alguna vez a partir de una creencia delirante o tiene planes de hacerlo. La investigación de las creencias delirantes del paciente proporciona una información importante sobre sus conflictos psicodinámicos subyacentes. También debe valorarse cómo se defiende el paciente ante realidades dolorosas de su vida y cómo utiliza el sistema delirante para protegerse, así como los estresores precipitantes que llevaron al paciente a la formación de tales delirios. Lo más corriente es que una tercera persona lleve al paciente delirante en contra de su voluntad a la consulta. Es importante que el psiquiatra reconozca empáticamente los deseos de un paciente de no ser considerado como tal, pero que remarque cómo puede ayudarle y le anime a comunicarse con él. El error más frecuente del residente neófito es intentar convencer al paciente de que sus creencias falsas no tienen sentido. Este enfoque es contraproducente. En lugar de ello, el psiquiatra debe adoptar una actitud neutra: ni estar de acuerdo con la creencia delirante ni poner abiertamente en duda su veracidad. Sólo cuando el paciente manifieste dudas sobre el delirio, debe el psiquiatra animarle en dicho sentido. De todas formas, el paciente no suele considerar que sus delirios sean un problema clínico. Por ello, es preferible que el psiquiatra se centre en otros signos y síntomas para los que el paciente sí desea ayuda. A medida que mejora su estado clínico global, el paciente suele dejar de hablar de sus creencias delirantes. No es necesario que el psiquiatra le interrogue sobre ellas, aunque pueda sentir curiosidad sobre la firmeza con que las retiene. Entrevista al paciente deprimido potencialmente suicida La depresión, uno de los problemas más frecuentes que debe evaluar y tratar un psiquiatra, puede ser un trastorno psiquiátrico primario o un trastorno secundario a alteraciones médicas o psiquiátricas. Es frecuente que se realicen diagnósticos duales. Ante todo paciente deprimido es imprescindible que el psiquiatra estudie los riesgos de suicidio. La evaluación de la depresión empieza con la apariencia y la conducta del paciente. El psiquiatra observa que el aire y la postura generales del paciente están lentificados. Anda despacio, cabizbajo y le falta espontaneidad. Algunos pacientes presentan una depresión agitada o ansiosa, se retuercen las manos y deambulan constantemente. Otros manifiestan una depresión inhibida, con lentitud de los movimientos espontáneos. El ritmo de la propia entrevista suele ser lento, el paciente responde a las preguntas con pausas prolongadas y respuestas breves. Muy a menudo el repertorio de expresiones faciales está embotado y otras veces el paciente puede llorar o bien resistirse a las lágrimas. No todos los pacientes verbalizan sus sentimientos de depresión. A menudo a través de su discurso ofrecen indicios que indican una sensación de rendirse y no querer continuar. El pensamiento y las verbalizaciones de un paciente deprimido están lentificados. A menudo siguen un patrón de voz monotonal. Sus pensamientos suelen revelar una culpabilidad excesiva, sentimientos de pérdida de autoestima y de autoconfianza y una falta generalizada de interés sobre actividades en las que el paciente había participado anteriormente. Estos pacientes se quejan de falta de energía y sus contactos sociales están reducidos. Debido a que el paciente suele presentar múltiples manifestaciones físicas que forman parte de la depresión, el psiquiatra debe explorar los problemas de sueño, apetito, hábitos intestinales, funcionamiento sexual y síndromes dolorosos, entre otros, observando la naturaleza de estas © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA alteraciones y el modo en que interfieren en la actividad general del paciente. El psiquiatra le ayudará a comprender que tales cambios físicos forman parte de la depresión. Dado que no suele asociar las dolencias físicas con este trastorno, al saberlo el paciente se sentirá aliviado. Al explorar las causas de una depresión el psiquiatra pregunta sobre pérdidas y separaciones significativas en la vida del paciente. La muerte o separación de un ser querido a menudo lleva a la depresión. Después de una pérdida significativa la aparición del síndrome depresivo suele demorarse. El psiquiatra también debería explorar fenómenos de «aniversario», es decir, la depresión que sobreviene durante el aniversario de una pérdida importante. Al entrevistar a un paciente deprimido el psiquiatra adopta un papel activo. Le anima a verbalizar lo que está experimentando, sintoniza con su dolor y su angustia mental. Aquí no suelen resultar útiles los silencios prolongados del psiquiatra y no deberían fomentarse. El psiquiatra neófito suele ser reacio a hacer preguntas sobre el suicidio a un paciente deprimido, por miedo a ofenderle o a imbuirle una idea que quizá no haya tenido. Por el contrario, las preguntas acerca del suicidio constituyen un alivio para el paciente. Es esencial que el psiquiatra averigüe la clase de pensamientos que ha tenido el paciente sobre el suicidio, si alguna vez ha actuado impulsado por tales pensamientos, qué planes alberga actualmente y qué le ha impedido llevarlos a cabo. La cuestión del suicidio se introduce mediante preguntas del tipo «¿le han ido alguna vez tan mal las cosas como para pensar en poner fin a su vida?». Si el paciente responde afirmativamente, el psiquiatra continúa con «hábleme de ello». Al preguntar sobre la conducta suicida del pasado, pregunta «¿ha hecho alguna vez algo para provocarse daño físico?». De nuevo el psiquiatra pretende obtener detalles. Si todas las respuestas hacen referencia al pasado, el psiquiatra pregunta acerca del presente: «¿ha pensado últimamente en poner fin a su vida?». Aquí el interés no sólo se centra en los pensamientos y acciones, sino también en la capacidad del paciente para controlar estos impulsos. Para evaluar tal capacidad, el psiquiatra pregunta «¿qué es lo que le ha impedido llevar a cabo sus planes?». Al indagar sobre el tema del suicidio, el psiquiatra llega a un juicio clínico sobre el peligro inminente de suicidio por parte del paciente. También aprende lo que significa el suicidio para un paciente en concreto. Entrevista al paciente psicosomático El paciente con una enfermedad psicosomática suele ser remitido por su médico de cabecera y es poco habitual que busque ayuda psiquiátrica por propia iniciativa. Su mayor temor es que le envíen a la consulta psiquiátrica por estar «loco» o porque el médico no cree que tenga una razón legítima que explique sus dolencias. Un paciente psicosomático puede interpretar la consulta psiquiátrica como señal de que su médico general le ha dado por inú- 207 til. Es importante que el psiquiatra hable con el médico sobre lo que se le ha dicho al paciente con respecto a la consulta y que averigüe qué cuestiones clínicas pretende que se traten. Antes de visitar al paciente, el psiquiatra revisa su historia médica, su medicación y los tratamientos y resultados de cualquier prueba que se le haya practicado. Después de presentarse e identificarse como psiquiatra, revisa con el paciente las dolencias que le llevaron a buscar asistencia. Posteriormente tratarán juntos las razones por las que el médico pidió una consulta psiquiátrica. El psiquiatra deja claro su interés por las dolencias físicas del paciente, así como por cualquier problema emocional concomitante y mantendrá el seguimiento del paciente para clarificar cualquier malentendido sobre su papel como consultor. Al revisar con el paciente su historia médica, el psiquiatra busca indicios sobre cualquier estrés psicológico que pueda acompañar a los síntomas físicos. Observa los signos vegetativos de malestar durante la entrevista y pregunta cuáles son los sentimientos del paciente con respecto a estas cuestiones. A medida que progresa la entrevista, el psiquiatra revisa las circunstancias específicas por las que pasaba el paciente cuando aparecieron los primeros síntomas, cualquier acontecimiento significativo anterior y el tipo de sentimientos que el paciente albergó al iniciarse la enfermedad. El psiquiatra evalúa cómo interfieren los síntomas del paciente en su nivel de funcionamiento, buscando los beneficios primario y secundario de sus síntomas. El psiquiatra explora lo que el paciente cree que le pasa, lo que teme que le ocurra como resultado de su enfermedad y en qué medida los síntomas interferirán en su vida futura. Dado que las dolencias que presenta el paciente son físicas, el psiquiatra deja claro que está interesado en ellas y no quiere minusvalorar de ningún modo su importancia. Reconoce que las quejas subjetivas son reales y que sus preguntas sobre los concomitantes emocionales son necesarias para entenderle mejor. Al final de la consulta el psiquiatra reserva un tiempo para responder a las preguntas específicas que pueda tener el paciente y esclarecer cualquier malentendido. También resume sus hallazgos clínicos y comparte cualquier recomendación específica, incluyendo nuevas visitas para explorar aspectos que no hayan sido aclarados en la visita inicial. Suelen ser necesarias varias visitas antes de que el paciente esté dispuesto a aceptar la importancia de las reacciones emocionales y su influencia en las dolencias físicas. Entrevista al paciente anciano El paciente anciano suele requerir una atención especial durante la entrevista psiquiátrica. Con frecuencia los psiquiatras deben reducir la velocidad de la entrevista, y realizar varias entrevistas breves en lugar de una prolongada. Hay que prestar especial atención a cualquier limita- 208 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA ción física, sea sensorial, motora, de coordinación, extrapiramidal u otras. Por ejemplo, es posible que un individuo con disminución auditiva necesite sentarse cerca del psiquiatra, que deberá hablar en un tono claro y alto para que el anciano pueda entenderle. Disminuciones de la agudeza visual como las cataratas o la degeneración macular pueden impedir que el paciente vea con claridad a quienes le están entrevistando. A diferencia de los pacientes más jóvenes, con los cuales el único contacto físico debería ser darse la mano, puede que los ancianos necesiten que el psiquiatra les ayude a entrar y salir de la sala y, a menudo es conveniente darles un golpecito en el hombro o tocarles la mano para tranquilizarles. Los ancianos que sufren limitaciones cardíacas o respiratorias requieren una atención especial para evitar que se angustien demasiado durante la entrevista. El psiquiatra debe revisar la medicación prescrita y la que el paciente toma por su cuenta para considerar cualquier interacción farmacológica, así como ser consciente de las influencias que ésta puede ejercer en el estado psicopatológico y la conducta del anciano. Entrevista al paciente violento Los pacientes que manifiestan conductas violentas suelen ser atendidos en servicios hospitalarios de urgencias. La policía suele llevar a pacientes violentos al hospital. Una de las primeras decisiones que debe tomar el psiquiatra es si resulta seguro retirar la contención mecánica al paciente. Antes de que la policía le quite las esposas, el psiquiatra contacta con el paciente para evaluar su capacidad de verbalización y contacto con la realidad. Si juzga que no es capaz de comunicarse verbalmente o de contactar con la realidad, decide que se le aloje en una habitación tranquila donde pueda mantenérsele controlado antes de proseguir la entrevista. Las medidas de contención pueden ser físicas o farmacológicas. El psiquiatra debe hablar primero con el paciente que es capaz de comunicarse verbalmente sobre si conviene o no suprimir las medidas de contención. Si el paciente muestra cualquier conducta hostil o beligerante cuando se le libera, el psiquiatra solicitará que permanezca atado hasta que esté más calmado. La entrevista suele realizarse en presencia de personal de seguridad, puesto que el uniforme suele disuadir al paciente de llevar sus impulsos a la acción. El psiquiatra, le insistirá sobre la necesidad de las medidas de contención, tanto por la propia seguridad del paciente como para la de las personas cercanas. El psiquiatra nunca se enfrentará al paciente violento. Dejará que éste advierta que al psiquiatra le asusta su conducta y buscará ayuda para llevar al paciente potencialmente violento a un lugar seguro. En las unidades de pacientes ingresados se utiliza temporalmente una habitación de aislamiento para los pacientes violentos, hasta que se considera que su conducta ya no es peligrosa para sí mismos ni para los demás. El factor clave en el tratamiento del paciente violento es la seguridad. El psiquiatra trabaja con el personal disponible para mantener la seguridad del paciente, del personal y de los demás pacientes. Nunca debería intentar contener a un paciente violento con heroísmos individuales. En todos los hospitales se recomienda disponer de un plan de emergencia para el trato de los pacientes violentos, de modo que el personal de enfermería esté así informado sobre cómo ayudar a controlar su conducta. Este plan debería ensayarse en las reuniones del personal cada mes, por si hay cambios u olvidos por parte de los trabajadores (Slaby y cols., 1981). Entrevista a los familiares La importancia de obtener el consentimiento del paciente antes de entrevistar a los familiares ya se ha tratado en este mismo capítulo. Entrevistar a la familia puede tener varias ventajas. Las observaciones de los parientes sobre los problemas que presenta el paciente, sus impresiones acerca de sus condiciones de vida actuales, su conocimiento de la familia, de su pasado y de los momentos clave en su desarrollo pueden ser de ayuda a la hora de realizar el diagnóstico y facilitar la comprensión del paciente. Los familiares también pueden servir como aliados valiosos en el proceso de tratamiento, como aprendiendo a reconocer los signos de descompensación y buscar ayuda para prevenir una descompensación mayor. Pueden participar en los planes de tratamiento y ayudar en su cumplimiento, como por ejemplo en la toma de la medicación, y trabajar con el paciente y con el psiquiatra indicando los cambios significativos en el estado de aquél. Estos cambios pueden incluir la aparición de síntomas maníacos, pensamientos o conductas suicidas y conductas psicóticas. El psiquiatra evaluará si la terapia de pareja o familiar podría beneficiar al paciente. Cuanto más grave sea el trastorno psiquiátrico, más se beneficiará el paciente de la participación de los familiares en la evaluación y/o el tratamiento. La participación del familiar debe regirse por la norma básica de que el psiquiatra no dará a conocer a un pariente la información que el paciente le revela sin su consentimiento, pero en cambio puede hacer partícipe al paciente de cualquier información que aporte un familiar. Es de vital importancia tomar en consideración la participación de los miembros de la familia y de otras personas importantes en el tratamiento de la mayoría (pero no de todos) los pacientes. ANAMNESIS En la sección anterior dedicada a la entrevista se ha destacado la importancia de que el psiquiatra indague en la historia del paciente, guiándose por los indicios que se desprenden del discurso de éste. Sin embargo cuando la información debe registrarse es preferible utilizar un for- CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA mato específico. Esta sección describe, a grandes rasgos, el formato para confeccionar el historial del paciente. IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE El psiquiatra empieza con un informe breve sobre el paciente, en el que debe incluirse lo siguiente: • • • • • • • • • • • • Nombre completo. Edad. Raza. Origen nacional/étnico. Filiación religiosa. Estado civil y número de hijos. Empleo actual (empleo anterior si el paciente está en paro). Condiciones de vida. Número total de hospitalizaciones (y en cada caso el nombre del hospital), incluyendo las hospitalizaciones no psiquiátricas. Número total de hospitalizaciones por el problema que presenta (si es que ha estado hospitalizado). Nombre y número de teléfono de su médico de cabecera. Nombre y número de teléfono del familiar más cercano. 209 rentemente sus problemas, el psiquiatra pregunta cuándo empezaron los síntomas. Indica el nivel de mejor funcionamiento del paciente y describe en qué medida están interfiriendo sus problemas con dicho funcionamiento. El psiquiatra examina el funcionamiento del paciente en las esferas biológica, psicológica y social. Documenta todos los síntomas relevantes que presenta el enfermo. En caso de un paciente psicótico, el psiquiatra necesitará estructurar la entrevista con el fin de obtener los datos necesarios e indicarlos de modo organizado. El psiquiatra también describe los estresores desencadenantes en el momento en que se iniciaron los síntomas. En el paciente psicosomático, la «historia paralela» constituye una técnica útil cuando el paciente es incapaz de establecer conexiones entre los factores emocionales y las dolencias físicas. El psiquiatra infiere la influencia de factores emocionales en los síntomas físicos, pero no confronta al paciente con estas inferencias. Sólo cuando el paciente muestre indicios de estar preparado para considerar la influencia de tales factores le animará a seguir en esta dirección. El psiquiatra también valora los beneficios secundarios de los síntomas del paciente, aunque tampoco confronta al paciente con estos hallazgos. ANTECEDENTES PSIQUIÁTRICOS PERSONALES PROCEDENCIA El psiquiatra describe las circunstancias que han llevado al paciente a la consulta, quién lo remitió y cómo se desplazó. Si un paciente ha sido remitido por un profesional, se indicarán el nombre y número de teléfono de éste. Si al paciente lo acompañó una tercera persona, el psiquiatra indica de quién se trata y qué relación tiene con el paciente. El psiquiatra anotará su opinión sobre la fiabilidad de esa tercera persona. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. MOTIVO DE CONSULTA Al inicio de la entrevista, el psiquiatra registra literalmente los motivos por los que el paciente ha decidido buscar ayuda. Si el paciente está demasiado alterado para verbalizar sus motivos, se indica lo que haya dicho una tercera persona, que también se identifica. El motivo de consulta principal no siempre resulta evidente en la primera entrevista, especialmente en pacientes con historias clínicas extensas y complejas. El psiquiatra pregunta sobre la primera vez que el paciente fue consciente de cualquier problema psiquiátrico. Averigua si en ese momento, buscó ayuda, y en caso afirmativo indica lo siguiente: • • • • Quién vio al paciente y durante cuánto tiempo. La naturaleza del tratamiento. Las medicaciones, si es que se prescribieron. La modalidad de tratamiento que ha resultado beneficiosa (por ejemplo, terapia individual, de grupo, intervenciones psicofarmacológicas). • La duración del tratamiento. • El motivo de interrupción del tratamiento. También deben indicarse los acontecimientos significativos como las hospitalizaciones, incluyendo información acerca de dónde se produjeron, qué modalidades de tratamiento se emplearon y la duración de la estancia. El contacto con psiquiatras que hayan tratado al paciente es de gran ayuda para que el psiquiatra pueda entender las exploraciones y tratamientos precedentes. HISTORIA DE LA ENFERMEDAD ACTUAL ANTECEDENTES DE CONSUMO DE ALCOHOL Y DROGAS El psiquiatra registra la cronología de los acontecimientos ocurridos desde el inicio de los síntomas hasta el momento presente. Si el paciente es capaz de explicar cohe- El psiquiatra obtiene del paciente antecedentes acerca del consumo de alcohol y drogas. Pregunta sobre las cantidades precisas consumidas y la vía de administración, sea 210 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA oral (alcohol), por aspiración nasal (cocaína) o por vía intravenosa (heroína). Indica la frecuencia de utilización. Registra las circunstancias sociales en que se consumen las sustancias. El psiquiatra se informa de los motivos que tiene el paciente para tomar drogas, es decir, para fines recreativos, para tratar o enmascarar síntomas (p. ej., alucinaciones o depresión), para sucumbir a la presión social o como parte de un patrón de conducta adictivo. Determina la tolerancia a las drogas como los sedantes o narcóticos. Pregunta al paciente si ha considerado que tomar drogas o consumir alcohol representa un problema. En caso afirmativo, el psiquiatra averigua si el paciente ha presentado alguna vez un cuadro de sobredosis de drogas, ha perdido la conciencia en alguna ocasión en el pasado y ha sufrido nunca los efectos del síndrome de abstinencia. Registra asimismo las complicaciones médicas, ortopédicas y quirúrgicas (incluyendo los traumatismos craneales) que hayan podido darse como resultado del consumo de drogas. Indica cualquier esfuerzo, por parte del paciente, para abstenerse del consumo de sustancias adictivas, incluyendo problemas como el delirium tremens en la abstinencia del alcohol. El psiquiatra también anota si el paciente ha estado en tratamiento psiquiátrico o si se ha sometido a programas especializados de dependencia, incluyendo los grupos de autoayuda. También se evalúan los efectos del consumo de alcohol y drogas en la vida del paciente. Estos efectos incluyen la capacidad del paciente para conservar un puesto de trabajo, su capacidad para mantener relaciones sociales y si ha tenido problemas con la ley, como haber sido acusado de conducir en estado etílico. Se evalúa la eficacia de las intervenciones terapéuticas anteriores y se revisa la pertinencia de dobles diagnósticos, tanto con entidades clínicas englobadas en el Eje I como en el Eje II del DSM-IV. Las historias colaterales son a menudo vitales, ya que los consumidores de drogas y alcohol suelen deformar la información sobre su historia. ANTECEDENTES FAMILIARES El psiquiatra revisa y anota el árbol genealógico, elabora una lista de nombres y edades de los parientes vivos y anota el nombre, la edad y la fecha de defunción de los parientes fallecidos. Indica qué familiares sufrieron problemas emocionales y trastornos orgánicos. El psiquiatra indica específicamente: • Quién ha buscado ayuda psiquiátrica y su diagnóstico, si se conoce. • Las hospitalizaciones psiquiátricas, si las hubiese. • Modalidades de tratamiento que se administraron. • Los nombres de las medicaciones tomadas, si se conocen. • El resultado del tratamiento. • Las conductas suicidas o los fallecimientos por suicidio. Los antecedentes familiares son especialmente útiles en aquellas familias con carga genética de enfermedades psiquiátricas o médicas, como la esquizofrenia, los trastornos afectivos mayores, la corea de Huntington y la epilepsia. Los antecedentes familiares también describen quiénes han sido los familiares más importantes en la vida del paciente, cómo son como personas, cuál era la relación que tenían con el paciente y qué papel desempeñaron en su educación. Se describen asimismo las relaciones actuales significativas. Cuando el psiquiatra obtiene información de los parientes sobre la familia, indica la fuente y la fiabilidad de cada uno de los informadores. También se interesa por las figuras de apoyo con que cuenta actualmente el paciente. PSICOBIOGRAFÍA El psiquiatra indaga sobre los antecedentes personales del paciente para llegar a una formulación psicodinámica de los problemas que se presentan. Intenta comprender los acontecimientos críticos del pasado que han hecho del paciente lo que es en la actualidad. Los indicios referentes a áreas relevantes de exploración se deducen de la presentación que hace el paciente de la enfermedad actual. La anamnesis de un paciente nunca es completa. La organización de los datos sigue un orden cronológico. Período prenatal El psiquiatra registra la información del paciente desde el momento de la concepción hasta el nacimiento. Describe a los principales miembros de la familia, así como el ambiente familiar y doméstico anterior al nacimiento del paciente. Los datos más relevantes incluyen si el embarazo fue planificado, si el bebé era deseado, el estado toxicológico y nutricional de la madre durante el embarazo, si ésta tuvo algún problema médico como infecciones o complicaciones obstétricas y qué tipo de atención prenatal recibió. Se indican los deseos prenatales particulares, tales como si los padres deseaban que fuera niño o niña, cuáles eran las expectativas familiares para cuando el niño creciera (p. ej., que fuese astronauta), si el niño estaba reemplazando a algún otro hijo perdido por aborto o muerte y cualquier otra característica especial que se esperara del él. Saber qué nombres se barajaron y en honor de quién se le puso el suyo, si se hizo en honor de alguien, este dato puede proporcionar indicios importantes sobre las expectativas de los padres. Interrogar acerca del papel que desempeñó el padre durante el embarazo y el parto puede asimismo aportar información útil. También es importante anotar los datos sobre cualquier problema durante el parto, como una cesárea y las razones por las que se prac- CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA ticó, así como cualquier defecto en el momento del nacimiento. Es importante conocer los fármacos que tomó la madre, fuesen prescritos, autorrecetados o ilegales. Desarrollo durante la lactancia y la primera infancia El psiquiatra describe la relación precoz entre madre e hijo, indicando cualquier problema de alimentación y de pautas de sueño, así como el momento de consecución de importantes fases del desarrollo, como sonreír, sentarse, ponerse de pie y caminar. No sólo describe las enfermedades infantiles o las de los cuidadores del niño, sino también cómo pudieron afectar al desarrollo del bebé. También identifica quiénes fueron las personas importantes en los cuidados del bebé y las influencias particulares que ejercieron cada una de ellas en su desarrollo. Se exploran e indican detalladamente los síntomas sugestivos de conductas inusuales, como balanceos, golpes en la cabeza, gritos, chuparse el dedo, rabietas, mojar la cama y morderse las uñas. Se anotan los retrasos en la actividad motora, en el desarrollo del habla y en la socialización. Se realiza una descripción de cada uno de los hermanos y de cómo se desarrollaron las relaciones precoces entre ellos. El psiquiatra investiga tanto los aspectos de cariño como de rivalidad entre hermanos. Para evaluar el desarrollo social, el psiquiatra examina las actividades lúdicas del niño. Se evalúan las conductas de independencia y la capacidad de concentrarse y buscar interacciones sociales. Es importante anotar los primeros recuerdos del paciente y los acontecimientos y sentimientos asociados. El psiquiatra interroga asimismo sobre los cuentos infantiles favoritos y las fantasías que generaron, así como las actividades y las personas preferidas. © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. Media infancia (de los 3 a los 11 años) El psiquiatra se interesa por el desarrollo intelectual del niño, investiga acerca de sus experiencias durante la etapa preescolar y la forma en que el niño se adaptó a las situaciones sociales. Indica las reacciones del niño cuando asistió por primera vez a la escuela. El psiquiatra pregunta sobre las figuras importantes en su vida: profesores, sacerdotes, monitores de los campamentos y amigos. Investiga las actividades recreativas, deportivas y culturales del niño, y también cómo era un día típico de su vida. Las observaciones referentes al desarrollo escolar incluyen las asignaturas favoritas, las asignaturas en las que sobresalía y las que le causaron problemas. Si el niño repitió algún curso, se indican las razones de ello. El psiquiatra también anota cualquier enfermedad prolongada, intervención quirúrgica, accidentes y lesiones, así como la influencia de estos acontecimientos medicoquirúrgicos en su vida. En niños «propensos a los accidentes» o que sufrieron múltiples lesiones en los tejidos blandos y 211 fracturas, el psiquiatra debe considerar la posibilidad de que hubieran recibido malos tratos. El psiquiatra también estudia los aspectos relacionados con la disciplina y el tipo de castigos utilizados. Se informa de quiénes eran las personas que imponían los castigos y evalúa el efecto de estas conductas en el desarrollo del niño. También pregunta sobre cualquier pérdida personal o separación significativa durante esta época, tal como la muerte de una persona importante, y si hubo separación, divorcios y segundas nupcias. Debe anotarse también el efecto emocional de acontecimientos. Se indican los síntomas que reflejan malestar emocional, entre ellos la enuresis, morderse las uñas, los terrores nocturnos y la masturbación excesiva. Última infancia y adolescencia Los años de la pubertad y la adolescencia constituyen un período de transición importante en el desarrollo del individuo, desde niño dependiente hasta adulto independiente. El psiquiatra sigue el desarrollo biológico del paciente a través de los principales cambios corporales y su influencia en el individuo, así como su desarrollo psicológico y social. También pregunta por los intereses y actividades del niño, su participación en deportes organizados, sus aficiones, sus actividades religiosas, su introducción en responsabilidades cívicas, su historia laboral (que suele iniciarse cuidando niños y repartiendo periódicos), su red social, la influencia de la instrucción religiosa, así como las similitudes y diferencias entre sus creencias y las de su familia. Además de indicar las calificaciones y logros en el campo escolar, el psiquiatra estudia a fondo su potencial académico, las áreas de especial interés y su relación con el grupo de compañeros y con las personas que le habría gustado emular, tales como profesores, entrenadores y figuras públicas. El psiquiatra investiga aquellas áreas que han desencadenado estrés psicológico, por ejemplo problemas en las relaciones con las figuras de autoridad, con los compañeros y con los hermanos. También indaga sobre trastornos de la conducta alimentaria, alteraciones del sueño, períodos de depresión, autolesiones, ideas de suicidio, consumo de alcohol y drogas, así como problemas relacionados con la identidad personal del adolescente. Historia durante la vida adulta El psiquiatra explora la capacidad de intimar del paciente, de qué modo hace amistades, su entramado social, su historia educativa adulta, sus empleos, intereses intelectuales, actividades recreativas e intereses no profesionales. Explora la historia militar del paciente, responsabilidades civiles, filiación religiosa, sistema de valores, actividades políticas, situación económica, costumbres en vacaciones y relación con la familia. Se interesa sobre los planes que tiene en el futuro, si éstos son factibles y cómo piensa lle- 212 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA varlos a cabo. Posteriormente indica el efecto de las enfermedades propias y de las personas con las que tiene una relación íntima. tratar algunos, si no todos, los temas referentes a la sexualidad debido a vergüenza, pudor o incomodidad. El psiquiatra debe aprender a no criticar y a mostrarse comprensivo cuando investiga la historia sexual de sus pacientes. HISTORIA SEXUAL ANTECEDENTES MÉDICOS El psiquiatra pregunta sobre las primeras experiencias relativas al desarrollo sexual. Se exploran los juegos sexuales de la niñez, tales como «jugar a médicos y enfermeras», la observación de los genitales de otros niños y las fantasías que tenía de niño con respecto a la sexualidad. Pregunta no sólo por las reacciones del niño ante estas fantasías y actividades lúdicas, sino también cómo reaccionaban los miembros de su familia cuando el niño las revelaba o era descubierto en su práctica. El psiquiatra pregunta qué y cómo aprendió sobre las actividades sexuales, la concepción, el embarazo y quién fue responsable de este aprendizaje. También se interesa por las reacciones de los padres al preguntarles el paciente «cómo nacen los niños». Se descarta asimismo la existencia de abusos sexuales. El psiquiatra interroga a los pacientes de ambos sexos sobre sus experiencias durante la pubertad. En las mujeres las preguntas empiezan con la menarquia. A la paciente se le pregunta quién la preparó para la menstruación, qué información recibió sobre lo que pasaría, qué sentido tenía para ella y cuáles fueron las reacciones de los padres ante la menarquia. En los pacientes de ambos sexos se obtienen datos sobre la masturbación, que incluyen una exploración de las fantasías que acompañaban a esta práctica. Se obtiene una descripción de las experiencias sexuales, tanto heterosexuales como homosexuales, incluyendo actividades como los besos, abrazos, caricias y el coito. Se anotan las actitudes del paciente ante fantasías y experiencias heterosexuales y homosexuales. También se registran las reacciones de los padres y hermanos ante las actividades del adolescente. Posteriormente, el psiquiatra investiga las actitudes y conductas en la vida adulta: la elección de pareja, cómo la conoció, el noviazgo, cómo se prometieron, las actividades sexuales prematrimoniales, la boda y, en matrimonios tradicionales, la luna de miel. También se indican las expectativas de la pareja con respecto a los niños y sus reacciones referentes a tener y educar a los hijos en las diferentes etapas del desarrollo. También se tratan las crisis matrimoniales y la amenaza o ejecución de separaciones y/o divorcios. En pacientes con relaciones de pareja no tradicionales se abordan cuestiones similares. Se examinan las áreas de conflicto o disfunción sexual tales como la pérdida de deseo sexual, la incapacidad para la práctica sexual, las dificultades con la erección y la eyaculación, así como los problemas de dolor durante el coito o la incapacidad para llegar al orgasmo. Se investigan los factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen en tales disfunciones. A menudo los pacientes se muestran reacios a El psiquiatra revisa los antecedentes médicos del paciente, que comprenden tanto las enfermedades habituales como crónicas de la infancia, las enfermedades que causaron frecuentes consultas y tratamientos médicos, y también las que requirieron visitas de urgencia u hospitalizaciones. Revisa las intervenciones quirúrgicas y las que requirieron la administración de anestesia, e indica la historia de accidentes e intervenciones ortopédicas. Además de la naturaleza y curso de cada enfermedad, el psiquiatra revisa el efecto de estas enfermedades en el crecimiento y desarrollo del niño. Pregunta sobre las actitudes hacia los profesionales que le atendieron y el comportamiento de la familia con respecto a sus problemas médicos. El significado psicológico de las enfermedades e intervenciones debe explorarse basándose en los sentimientos del paciente respecto al modo en que afectaron a diferentes partes del cuerpo, el efecto que tuvieron en su imagen corporal y temores y preocupaciones sobre la invalidez o la muerte. El psiquiatra revisa las enfermedades e intervenciones médicas, quirúrgicas y obstétricas sufridas en la vida adulta. Profundiza en los efectos que han tenido en el funcionamiento del paciente respecto al trabajo, el ocio, en su familia y en sus relaciones interpersonales. También evalúa las motivaciones del paciente y su capacidad para contribuir a su recuperación, el nivel en que niega la influencia de las enfermedades graves sobre su funcionamiento y longevidad y los mecanismos de confrontamiento que emplea. El psiquiatra indaga los sistemas de apoyo que ha utilizado el paciente para recuperarse de enfermedades anteriores, así como la disponibilidad y la disposición del paciente a utilizarlos en la actualidad (tabla 6-5). TABLA 6-5. Orden de anotación en la anamnesis Identificación del paciente Procedencia Motivo de consulta Historia de la enfermedad actual Antecedentes psiquiátricos personales Antecedentes de consumo de alcohol y drogas Antecedentes familiares Psicobiografía Período prenatal Desarrollo durante la lactancia y la primera infancia Media infancia Última infancia y adolescencia Historia durante la vida adulta Historia sexual Antecedentes médicos CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA DIFICULTADES EN LA REALIZACIÓN DE LA ANAMNESIS Una de las mayores dificultades del principiante en psiquiatría es aprender a conducir una entrevista, de forma que discurra con fluidez y permita a los pacientes hablar y sentirse comprendidos. El psiquiatra investiga las pautas de conducta del paciente para elaborar una formulación multidimensional de sus problemas, al tiempo que acumula los datos necesarios y la cronología de los acontecimientos para llegar a un diagnóstico longitudinal. Además de un diagnóstico formal, el psiquiatra intenta obtener una comprensión cabal de lo que hace que el paciente sea único e individual en términos de pautas de personalidad y en la relación con su entorno social. Por consiguiente, no sólo resulta esencial que el psiquiatra conozca los hechos relevantes de la historia del paciente, sino también sus pautas de conducta. El arte de la entrevista psiquiátrica se desarrolla con la práctica y con la supervisión de mentores preparados. Se recomienda a los supervisores psiquiátricos que no sólo escuchen los informes verbales que hacen los residentes de sus hallazgos clínicos, sino que también experimenten, de primera mano, cómo se comportan cuando entrevistan a un paciente. Esto puede hacerse permaneciendo en la misma habitación donde transcurre la entrevista, observando detrás de un espejo unidireccional o revisando una grabación en vídeo o audio de la entrevista. En un futuro próximo la telemedicina puede significar un progreso en este tipo de labor pedagógica. El supervisor no sólo practica con el residente las cuestiones de transferencia y contratransferencia, sino que valora el estilo y los métodos de entrevista y comenta aquellas áreas que el residente ya ha conseguido dominar y las que deben mejorarse. También es importante que el supervisor revise el registro de observaciones del residente y valore su capacidad para tomar notas (MacKinnon y Yudofsky, 1986). © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA La exploración psicopatológica consiste en una descripción de todas las áreas de actividad mental del paciente. Ejerce la misma función para el psiquiatra que la exploración física para el médico de atención primaria. Los psiquiatras siguen un formato estructurado en el registro de sus hallazgos, que posteriormente se emplearán para apoyar unas conclusiones diagnósticas. He aquí una breve descripción de las partes que conforman la exploración psicopatológica (Engel, 1979; Keller y Manschreck, 1981; Lewis, 1943; Masserman y Schwab, 1974; Menninger, 1952; Reiser y Schroder, 1980; Small, 1981; Stevenson, 1969; Tilley y Hoffman, 1981; Trzepacz y Baker, 1993; Weitzel y cols., 1973). 213 DESCRIPCIÓN GENERAL Aspecto físico El psiquiatra anota en detalle las características físicas más destacadas del paciente, de modo que pueda componerse un retrato de la persona que destaque sus características singulares. Se incluyen los rasgos faciales, como color, textura, estilo y limpieza del pelo, altura, peso, forma corporal, limpieza, pulcritud y postura, porte, indumentaria, joyas, textura de la piel, cicatrices y tatuajes, nivel de contacto ocular y movimientos oculares, expresiones y movilidad faciales, lagrimeo, grado de amistosidad, y una estimación de la edad aparente del paciente en comparación con su edad cronológica. En esta parte se permite la licencia poética de describir el retrato de la persona. Conducta motora Se describe la marcha y libertad de movimiento del paciente, anotando la firmeza y fuerza del apretón de manos; el psiquiatra observa cualquier movimiento involuntario o anormal, como temblores, tics, manierismos, chasquido de los labios, acatisia o movimientos esteriotipados repetidos. También se indica el ritmo del movimiento y si éste está acelerado o retardado. El psiquiatra comenta la intencionalidad de los movimientos y toma nota del grado de nerviosismo del paciente basándose en el ritmo de la marcha y en el retorcimiento de las manos. Habla El psiquiatra presta atención al habla del paciente, la espontaneidad de sus verbalizaciones, el repertorio de pautas de entonación, el volumen de la voz, los defectos en las verbalizaciones tales como balbuceos o tartamudeos, y la presencia de cualquier afasia. Actitud El psiquiatra resume rutinariamente la relación que ha tenido con el paciente en el curso de la entrevista. No sólo indica sus impresiones generales, como si se ha mostrado «amistoso» y «colaborador», sino que también se centra en cualquier cambio de actitud durante momentos concretos de la entrevista. Un ejemplo de este tipo podría ser el de un paciente que al ser preguntado sobre figura de autoridad reacciona «de forma beligerante, hostil y amenazadora». También resulta útil que el psiquiatra observe sus propias actitudes hacia el paciente, si son «cálidas, atentas, interesadas y empáticas» o «de frustración y enojo». El resumen de las actitudes del psiquiatra puede ayudar a la formulación diagnóstica y a la planificación de estrategias de tratamiento. 214 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA EMOCIONES Estado de ánimo El estado de ánimo es el tono sostenido de sentimientos que prevalece en un paciente a lo largo del tiempo. En ocasiones el paciente verbaliza por sí solo su estado de ánimo; en otras debe interrogarse específicamente sobre él y a veces, debe inferirse a partir de las observaciones de su lenguaje corporal no verbal. Cuando describe un estado de ánimo, el psiquiatra indica el grado de profundidad del sentimiento, la cantidad de tiempo que dura y cuánto fluctúa. Ansioso, angustiado, aterrorizado, triste, deprimido, enfadado, enfurecido, eufórico y culpable constituyen ejemplos de estados de ánimo que se describen con frecuencia. Expresión afectiva El psiquiatra registra sus observaciones referentes al tipo de expresión de los tonos de sentimientos. Describe la expresión predominante, que puede incluir el afecto neutro virtualmente sin ninguna manifestación de sentimientos cuando se habla de material con carga emotiva. Este modo de expresión se ha asociado, clásicamente, a la esquizofrenia. La incongruencia de las expresiones con las verbalizaciones es más llamativa en la esquizofrenia y en otros trastornos psicóticos. Los afectos restringidos suelen observarse en la depresión; la labilidad del estado de ánimo puede asociarse con una enfermedad orgánica cerebral, y el embotamiento afectivo se observa a menudo en enfermedades cerebrales. El psiquiatra observa y registra las conductas no verbales, tales como la movilidad facial, los patrones de entonación de voz y los movimientos corporales, para ayudarse en la evaluación de la expresión afectiva. nes de estar degustando algo cuando no hay ningún estímulo gustativo) o las olfativas (oler cosas que no están presentes). Las alucinaciones que aparecen durante el estado hipnagógico (el estado de somnolencia que precede al sueño) e hipnopómpico (el estado semiconsciente que precede al despertar) constituyen experiencias que se asocian con el sueño normal y la narcolepsia. Una ilusión es una impresión falsa producida por un estímulo real. Un ejemplo de ilusión es conducir por una carretera seca y ver charcos de agua varios metros más adelante que, al acercarse, desaparecen. Despersonalización y desrealización La despersonalización describe la sensación de no ser uno mismo, de ser un extraño o de experimentar algo diferente que no puede explicarse. El síntoma se asocia con diversos trastornos psiquiátricos. La desrealización expresa la sensación de que el ambiente es de algún modo diferente o extraño y no se encuentra explicación para ello. Esta alteración perceptiva se observa frecuentemente en los pacientes esquizofrénicos. PROCESO DEL PENSAMIENTO El psiquiatra evalúa cómo formula, organiza y expresa sus pensamientos el paciente. El pensamiento coherente se caracteriza por ser claro, fácil de seguir y lógico. Entre los trastornos formales del pensamiento se incluyen todos aquellos que afectan al lenguaje, la comunicación del pensamiento y el contenido de éste. Con frecuencia, estos trastornos se atribuyen al pensamiento desorganizado de los pacientes esquizofrénicos. Curso del pensamiento Adecuación El psiquiatra juzga si el tono y la expresión afectiva son apropiados a las cuestiones que se están tratando y al contexto del pensamiento del paciente. También es útil explorar las discordancias que puedan aparecer entre la expresión afectiva y el contenido del pensamiento del paciente. ALTERACIONES PERCEPTIVAS Alucinaciones e ilusiones Una alucinación es una alteración perceptiva experimentada por un paciente sin que esté presente ningún estímulo externo. Entre ellas se incluyen las auditivas (oír ruidos o voces que nadie más oye), las visuales (ver objetos que no están presentes), las táctiles (tener sensaciones sin que haya estímulos para ellas), las gustativas (las sensacio- El psiquiatra registra la cantidad y la velocidad de los pensamientos del paciente. Observa los dos extremos: tanto si existe escasez como exceso de pensamientos. Indica si hay retraso o lentitud en contraste con una aceleración o una velocidad extrema. Cuando los pensamientos son tan rápidos que el psiquiatra tiene dificultades para seguirlos, se pone de manifiesto una fuga de ideas. El psiquiatra examina la direccionalidad y la continuidad del pensamiento. Entre las alteraciones de este tipo se incluyen la circunstancialidad, el pensamiento tangencial, el bloqueo, las asociaciones ilógicas y la perseveración. La circunstancialidad es un trastorno de las asociaciones en virtud del cual el paciente muestra una falta de dirección, incorpora detalles aburridos e innecesarios y tiene dificultades para llegar a un punto final. La tangencialidad describe un proceso del pensamiento en el que el paciente divaga sobre el tema que se está tratando e introduce pensamientos oblicuos e irrelevantes que parecen no relacionados con aquél. Un cese repentino a mitad de una frase sin que CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. el paciente pueda recuperar el hilo de la conversación o completar sus pensamientos constituye un ejemplo de bloqueo. Las asociaciones ilógicas describen el paso de un tema a otro sin que exista ninguna conexión aparente entre ellos. La perseveración se da cuando un paciente repite la misma respuesta ante diversas cuestiones y temas, siendo incapaz de cambiarlas o de pasar a otro tema. Entre las anomalías importantes del proceso del pensamiento se incluyen los neologismos, la ensalada de palabras, las asociaciones sonoras y la ecolalia. Los neologismos son palabras inventadas por el paciente que suelen consistir en la condensación, ininteligible para los demás, de otras palabras. La ensalada de palabras es una mezcla incomprensible de palabras y frases sin sentido. En las asociaciones sonoras las conexiones entre los pensamientos pueden ser tenues: el paciente utiliza rimas y juegos de palabras. La ecolalia describe la repetición irrelevante de lo que ha dicho otra persona. 215 que el paciente se siente impelido a realizar de modo ritual, incluso reconociendo que son irracionales y absurdas. Aunque no obtiene ningún placer por el hecho de realizarlas, cuando las completan aparece una sensación temporal de alivio de la tensión. Además de describir las obsesiones y compulsiones, el psiquiatra indica su grado de interferencia con la actividad global del paciente. También se anotan sus preocupaciones. Éstas reflejan la absorción del paciente en sus propios pensamientos de tal modo que pierde el contacto con la realidad externa. También se observa el grado de dichas preocupaciones. Las formas leves se reflejan en ausencias, mientras que las formas graves pueden traducirse en ideación suicida u homicida y en el pensamiento autista del esquizofrénico. Las fobias son temores mórbidos que reflejan una ansiedad mórbida. No suelen referirse espontáneamente en la entrevista y el psiquiatra debe preguntar específicamente sobre su existencia (Campbell, 1981; Stone, 1988; Thompson, 1979). Contenido del pensamiento (delirios, obsesiones, compulsiones, preocupaciones y fobias) Pensamiento abstracto El contenido del pensamiento se refiere a aquello sobre lo que habla el paciente. Existen áreas específicas sobre las que el psiquiatra debe preguntar en caso de que el paciente no las saque a colación. Un tema importante es la presencia de pensamientos suicidas. Por lo general, estas ideas se observan en pacientes que manifiestan sentimientos de indefensión, desesperanza, inutilidad o claudicación. Los delirios son creencias falsas que se mantienen fijamente pese a no tener fundamento racional en la realidad y que resultan inaceptables en el contexto cultural del paciente. Cuando un delirio no puede entenderse mediante otros procesos psicológicos se denomina delirio primario. Ejemplos de delirios primarios incluyen la imposición y transmisión de pensamientos y las creencias de destrucción del mundo. Los delirios secundarios se fundamentan en otras experiencias psicológicas y entre ellos se incluyen los derivados de alucinaciones o de otros delirios y los que aparecen en estados afectivos mórbidos. Los tipos de delirio comprenden los de persecución, celotipia, culpabilidad, amorosos, de ruina y nihilistas. Además de describirlos, el psiquiatra evalúa el grado de organización de los delirios. También se describen con detalle las ideas de referencia e influencia. El psiquiatra indica también cualquier obsesión que pueda presentar el paciente. Las obsesiones se caracterizan por pensamientos repetitivos, no deseados e irracionales que se imponen en la conciencia del paciente y sobre los que éste no tiene ningún control aparente. Estos pensamientos se acompañan de sentimientos de terror angustiante y son egodistónicos, inaceptables e indeseables. El paciente se resiste a ellos con firmeza. Las compulsiones, un fenómeno paralelo y cercano a las obsesiones, son conductas repetitivas y estereotipadas El pensamiento abstracto o categórico se forma en etapas avanzadas del desarrollo del pensamiento y refleja la capacidad de formular conceptos y de generalizar. Para estudiarlo se utilizan varios métodos, entre ellos el examen de semejanzas, diferencias y el significado de proverbios. La incapacidad para la abstracción se denomina concretización, que refleja, a su vez, un desarrollo del pensamiento más precoz en la niñez. La concretización de las respuestas en las pruebas formales refleja un empobrecimiento intelectual, deprivación cultural o un trastorno cognoscitivo como la demencia. Las respuestas extrañas e inadecuadas a los proverbios son reflejo del pensamiento esquizofrénico. Un ejemplo de examen de las semejanzas lo constituyen preguntas acerca de éstos; por ejemplo, entre un melocotón y una ciruela. El paciente que responde «ambas son frutas» refleja su capacidad de abstracción; el que contesta «pueden morderse los dos» muestra una forma de concretización y un ejemplo de respuesta extraña sería «zumo, de ciruela, de melocotón, ya sabe». Al realizar la prueba de los proverbios, el psiquiatra empieza diciendo «¿sabe qué son los proverbios? Dichos que tienen un significado distinto para cada persona. Le voy a decir un proverbio y le preguntaré qué significado tiene para Ud. Por ejemplo, “más vale pájaro en mano que ciento volando”, ¿qué significa para Ud.?». Una respuesta del tipo «es preferible hacer apuestas pequeñas pero seguras que arriesgarse a perderlo todo haciendo una apuesta importante», constituye un ejemplo de respuesta abstracta. Una contestación como «tener un pájaro en la mano... ya sabe... es mejor que tener dos pájaros volando» es un ejemplo de respuesta concreta. Una respuesta inadecuada sería: «los pájaros vuelan... un pájaro vuela, dos pájaros vuelan... vuela lejos, pajarito, pío, pío». 216 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA Escolarización e inteligencia El mejor modo de medir la inteligencia durante una entrevista clínica es observar el uso del vocabulario por parte del paciente. Las expectativas del nivel de inteligencia están influidas por el nivel de escolarización. Si se trata de un individuo que no ha completado sus estudios primarios pero que muestra un vocabulario amplio, puede concluirse que su inteligencia supera su preparación académica. Las pruebas específicas de inteligencia sólo se utilizan cuando, a partir de la entrevista, se intuye la existencia de un déficit. Concentración La concentración refleja la capacidad del paciente para concentrarse y mantener su atención en una tarea. En la entrevista los problemas de concentración se reflejan en la incapacidad del paciente para prestar atención a las preguntas que se le plantean. Puede distraerse con estímulos externos o internos. Cuando existe un deterioro de la capacidad de concentración el psiquiatra suele verse obligado a repetir las preguntas. Las pruebas formales para evaluar la concentración incluyen las series de 7, en las que se pide al paciente que reste 7 de 100 y luego siga restando 7 cada vez. Si el paciente tiene dificultades cognoscitivas con esta tarea, pueden sustituirse por las series de 3, o por contar hacia atrás a partir de 20. Si previamente el paciente ya ha realizado varias veces las series de 7, debería empezar restando de 101 en lugar de 100 para evitar dar las respuestas aprendidas. Las capacidades de memoria inmediata y de concentración a menudo se solapan. Un modo de examinar la memoria inmediata consiste en pedir al paciente que repita varios dígitos hacia delante y hacia atrás. El psiquiatra indica al paciente que va a recitar unos números para luego pedirle que los repita. Instruye al paciente indicándole: «voy a decir los números 3, 8, 7 y quiero que repita 3, 8, 7». El psiquiatra dice un número cada segundo y posteriormente pide que los repita. Una vez el paciente ha comprendido la instrucción, el psiquiatra recita tres números diferentes y luego añade un número cada vez hasta que el paciente no es capaz de repetirlos correctamente. Si el paciente no puede repetir seis números hacia adelante se le presenta otra serie diferente de seis números. Si fracasa de nuevo, el psiquiatra pone fin al ejercicio y anota que el paciente fue capaz de repetir cinco dígitos en orden directo. Posteriormente el psiquiatra propone un ejercicio de repetición de dígitos en orden inverso. Instruye al paciente diciéndole que cuando diga «4, 9, 2», quiere que él responda «2, 9, 4». De nuevo va aumentándose la dificultad añadiendo cada vez otro número hasta que el paciente es incapaz de repetir los números en orden inverso durante dos ensayos consecutivos. A continuación se indican los números que el paciente ha podido repetir en orden inverso. ORIENTACIÓN (TIEMPO, ESPACIO, PERSONA Y SITUACIÓN) La orientación refleja la capacidad del paciente de saber quién es, dónde está, en qué fecha y hora se encuentra y sus circunstancias actuales. El paciente que presenta un déficit en las tres esferas suele padecer un trastorno cognoscitivo. La prueba temporal incluye preguntas sobre el mes, el día del mes, el año, el día de la semana, la hora del día y la estación del año. La orientación espacial incluye el conocimiento del nombre del lugar donde habita actualmente el paciente, el nombre de la población y la provincia. La orientación personal incluye conocer su propio nombre y los nombres y funciones de las personas de su entorno inmediato. La orientación situacional indica las circunstancias actuales del paciente y por qué se encuentra en tales circunstancias, lo que a menudo constituye un indicio importante de la competencia del individuo para dar su consentimiento. En los trastornos cognoscitivos reversibles, como el delirium, la reorientación personal precede a la de lugar, y la última que se recupera es la temporal. Los psiquiatras inician las pruebas de orientación con preguntas del tipo ¿tiene dificultades para tener un control del tiempo? Por ejemplo, «¿podría decirme la fecha de hoy? ¿El mes? ¿El año? ¿En qué día de la semana estamos? ¿Sabe cómo se llama este lugar? ¿Cuál es su nombre completo? ¿Sabe cómo me llamo?». MEMORIA Memoria remota La memoria remota es el recuerdo de acontecimientos de etapas tempranas de la vida. El psiquiatra examina este aspecto preguntando al paciente dónde se crió, dónde fue a la escuela, cuál fue su primer empleo, e interrogando sobre personas importantes del pasado (p. ej., el nombre de presidentes) y acontecimientos importantes (p. ej., la Segunda Guerra Mundial). Memoria reciente La memoria reciente se refiere al recuerdo de acontecimientos verificables de los últimos días. Para examinarla el psiquiatra pregunta al paciente qué ha tomado para desayunar, qué ha leído en el periódico o le pide detalles de lo que vio la noche anterior por televisión. Memoria inmediata La memoria inmediata o a corto plazo refleja la capacidad del paciente para contar algo que se le ha dicho cinco minutos antes y que se le ha indicado que recuerde. El psiquiatra examina la memoria reciente pidiéndole que repita CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA el nombre de tres objetos no relacionados e informándole que, posteriormente, va a ponerse a hablar de otros temas y al cabo de 5 min le pedirá que diga el nombre de estos tres objetos (Albert, 1984; Folstein y cols., 1975; Gurland y cols., 1976; Taylor y cols., 1980; Yudofsky y Hales, 1992). CONTROL DE LOS IMPULSOS cia de psicosis o de defectos orgánicos y la tendencia a magnificar o minimizar sus problemas (tabla 6-6). FORMULACIÓN PSICODINÁMICA El juicio se refiere a la capacidad del paciente para tomar decisiones adecuadas y actuar con arreglo a ellas y de forma apropiada en situaciones sociales. La evaluación de esta función se realiza mejor durante la anamnesis del paciente. No existe, necesariamente, ninguna correlación entre la inteligencia y el juicio. El examen formal pocas veces resulta útil. Un ejemplo de examen consistiría en preguntar al paciente: «¿qué haría si viera que un tren se acerca a un tramo de vía muerta?». Una vez concluida la entrevista, la anamnesis y la exploración psicopatológica, el psiquiatra procede a una formulación psicodinámica de su paciente. Describe los elementos clave de la estructura de personalidad del paciente, sus principales conflictos psicológicos y sus capacidades más sanas y adaptativas. El psiquiatra evalúa las funciones del Yo del paciente, incluidos los mecanismos de defensa utilizados, la regulación y el control de las pulsiones, la relación con los demás, la representación de sí mismo, la regulación de estímulos, la relajación adaptativa, el examen de la realidad y la integración sintética. Con la revisión de la historia evolutiva del paciente el psiquiatra evalúa las motivaciones, los impulsos, las ansiedades y los deseos típicos de cada etapa del desarrollo. Posteriormente establece los orígenes de cada uno de los conflictos de su paciente y cómo aparecieron a lo largo de períodos de desarrollo normal. El psiquiatra se centra en los principales problemas de adaptación y en cómo déficit tempranos en su desarrollo pueden explicar las dificultades actuales del paciente (Freud, 1936/1946; Pruyser, 1979; Wallerstein, 1983; Yudofsky y cols., 1986). De este modo el psiquiatra valora, desde el desarrollo temprano del paciente hasta el momento actual, los con- INTROSPECCIÓN TABLA 6-6. El control de los impulsos se describe como «la capacidad para controlar la expresión de impulsos agresivos, hostiles, de temor, de culpa, afectuosos o sexuales en situaciones en que esta expresión resultaría desadaptativa» (MacKinnon y Yudofsky, 1986, pág. 74). Las manifestaciones de este fenómeno son verbales y/o conductuales. La pérdida de control puede reflejar una baja tolerancia a la frustración (MacKinnon y Yudofsky, 1986; Yudofsky y cols., 1986). CAPACIDAD DE JUICIO © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. 217 La capacidad de un paciente para percibir y entender que tiene un problema o enfermedad, de ser capaz de revisar sus probables causas y llegar a una solución sostenible se denomina introspección. La introspección emocional se refiere a la percepción consciente que el sujeto tiene de sus motivaciones y, a su vez, de sus sentimientos, de modo que puede cambiar pautas de conducta duraderas y profundamente arraigadas. La autoobservación por sí sola es insuficiente para tener capacidad de introspección. Para que exista una modificación de conducta debe aplicarse una introspección emocional (Donnelly y cols., 1970; Ross y Leichner, 1984). FIABILIDAD Después de completar una entrevista, el psiquiatra valora la fiabilidad de la información obtenida. Los factores que afectan a la fiabilidad incluyen la capacidad intelectual del paciente, su sinceridad y motivaciones, la presen- La exploración psicopatológica Descripción general Aspecto físico Conducta motora Habla Actitud Emociones Estado de ánimo Expresión afectiva Adecuación Alteraciones perceptivas Alucinaciones Ilusiones Despersonalización Desrealización Proceso del pensamiento Curso del pensamiento Contenido del pensamiento Pensamiento abstracto Escolarización e inteligencia Concentración Orientación Memoria Control de los impulsos Capacidad de juicio Introspección 218 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA flictos, síntomas, rasgos de carácter y mecanismos de defensas. Posteriormente organiza estos datos en una formulación psicodinámica (MacKinnon y Yudofsky, 1986). BIBLIOGRAFÍA CAPÍTULO 6. ENTREVISTA PSIQUIÁTRICA, HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA Y EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA © MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito. LECTURAS RECOMENDADAS 219 220 PARTE II. EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA GLOSARIO Afecto. Tipos de expresión de sentimientos. Alianza terapéutica. Proceso mediante el cual el Yo maduro, racional y observador del paciente se usa en combinación con las habilidades analíticas del psiquiatra para avanzar en la comprensión del paciente. Alucinación. Alteración perceptiva que no responde a ningún estímulo externo. Capacidad de juicio. Capacidad de tomar decisiones adecuadas y actuar con arreglo a ellas de manera apropiada en situaciones sociales. Compulsiones. Conductas estereotipadas repetitivas que los pacientes creen que deben realizar de modo ritualista, aunque sean conscientes de lo irracional y absurdo de su conducta. Concentración. Capacidad de concentrarse y mantener la atención en una tarea. Contratransferencia. Proceso mediante el cual el psiquiatra proyecta inconscientemente las emociones, pensamientos y deseos de su pasado en la personalidad del paciente o en las cuestiones que presenta el paciente, expresando de este modo conflictos no resueltos y satisfaciendo sus propias necesidades personales. Control de impulsos. Capacidad para controlar la expresión de impulsos agresivos, hostiles, de temor, de culpa, afectuosos o sexuales en situaciones en que esta expresión resultaría desadaptativa. Delirios. Creencias falsas que se mantienen fijamente pese a no fundamentarse en la realidad. Despersonalización. Sensación de no ser uno mismo, de ser un extraño o de experimentar algo diferente que no puede explicarse. Desrealización. Sensación de que el entorno es de algún modo diferente o extraño, de forma que no puede explicarse. Ecolalia. Repetición irrelevante de las palabras de otra persona. Ensalada de palabras. Mezcla incomprensible de palabras y frases sin sentido. Estado de ánimo. Emoción generalizada y sostenida que prevalece a través del tiempo en los pacientes. Fobia. Marcado temor reflejado por una ansiedad intensa. Ilusión. Impresión falsa producida por un estímulo real. Interpretaciones. Inferencias que el psiquiatra realiza a partir del examen de las pautas repetidas de conducta. Introspección. Capacidad de percibir y entender que se padece un problema o enfermedad, de ser capaz de revisar sus probables causas y de llegar a soluciones sostenibles. Neologismo. Palabras inventadas o condensación de varias palabras que resultan ininteligibles. Pensamiento abstracto. Capacidad para formular conceptos y generalizar. Pensamiento categórico. V. Pensamiento abstracto. Pensamiento concretista. Incapacidad para abstraer. Preocupaciones. Absorción en los propios pensamientos hasta el punto de perder el contacto con la realidad externa. Resistencia. Reflejo de cualquier actitud o conducta contraria al objetivo terapéutico del tratamiento.