Los Mercados y el estado en una economía moderna

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Unidad 2
• Los mercados y el estado en una economía
moderna
Les guste o no, la historia está de nuestra parte. Les enterraremos.
Nikita Kruschov, secretario general
del Partido Comunista Soviético (1956)
¡Qué equivocado estaba Kruschov! Los últimos 10 años han sido testigos
de un espectacular retorno al mercado en todo el mundo. Después de ensalzar
durante decenios las ventajas de la planeación centralizada y de las economías
autoritarias dirigidas por el Estado, Rusia y la mayoría de los países del este de
Europa iniciaron la difícil transición a una economía de mercado descentralizada.
China, aunque sigue estando gobernada por el Partido Comunista, disfrutó de un
periodo de expansión económica a finales de los años 80 y principios de los 90
al permitir que surgieran mercados. Y los países en vías de desarrollo, como
México, Chile y Tailandia, consiguieron aumentar rápidamente su ingreso
adoptando el capitalismo y reduciendo el papel que desempeña el Estado en su
economía.
Ni siquiera las economías industriales avanzadas de Occidente han
quedado inmunes a la oleada de fuerzas de mercado que ha barrido el planeta.
En muchos de estos países, los votantes han elegido a gobernantes como
Ronald Reagan, que prometió invertir la tendencia, ya antigua, a agrandar el
Estado. Eso significó bajar los impuestos y reducir el gasto, liberalizar las
industrias y vender las empresas públicas al sector privado.
Es innegable que los mercados son poderosos motores de crecimiento.
Pero no piense el lector que el Estado es no vestigio innecesario de tiempos
pasados. El Estado desempeña un papel clave al crear un clima seguro en el
que pueden florecer los mercados y al frenar los excesos de los mercados
incontrolados. La prosperidad de las economías modernas depende de que se
consiga el debido equilibrio y reparto de las responsabilidades entre los
mercados y el Estado.
¿Qué es exactamente una economía de mercado y a qué se debe que
sea tan poderosa? ¿Qué es el "capital" en el "capitalismo"? ¿Por qué a veces es
necesario que intervenga el Estado para ayudar a los mercados? Ha llegado el
momento de comprender los principios que subyacen a la economía de mercado
y de pasar revista al papel que desempeña el Estado en la vida económica.
A.
¿QUE ES UN MERCADO?
No caos, sino orden económico
Es fácil dar por sentado el funcionamiento fluido de las economías.
Cuando vamos al supermercado, tenemos lo que queremos (pan, pollo o
plátanos) en los anaqueles. Pagamos por ello, nos lo llevamos a casa y nos lo
comemos. ¿Hay algo más sencillo?
Sin embargo, si observamos más detenidamente, comenzaremos a ver la
vasta red de actividades económicas necesarias para llenar los anaqueles. Es
posible que los alimentos hayan pasado por cinco o diez eslabones antes de
llegar a nosotros, viajando días o meses por distintos países y rincones del
planeta a medida que han ido pasando por la cadena de agricultores,
transformadores, envasadores, transportistas, vendedores al por mayor y
minoristas. Las cantidades son asombrosas: 6 mil millones de pollos, 6 mil
millones de plátanos, etc. Parece casi un milagro que se produzcan alimentos en
cantidades adecuadas, que se transporten a los lugares exactos y que lleguen
en buen estado a la mesa.
Pero el verdadero milagro es que todo este sistema funcione sin coerción
alguna o sin una dirección centralizada. Literalmente, millones de empresas y de
consumidores se dedican al comercio voluntario y sus acciones y fines son
coordinados invisiblemente por un sistema de precios y de mercados. Nadie
decide cuántos pollos van a producirse, adónde irán los camiones, dónde se
abrirán los supermercados. Y, sin embargo, los alimentos están al final en la
tienda, cuando los queremos.
Y no son sólo los alimentos; los mercados realizan continuamente
milagros semejantes a nuestro alrededor; basta con molestarse en observar
atentamente nuestra economía. Millones de personas producen voluntariamente
miles de mercancías sin una dirección central ni un plan general. De hecho,
salvo algunas importantes excepciones (el ejército, la policía y las escuelas) la
mayor parte de nuestra vida económica ordinaria avanza sin intervención del
Estado, y ésa es la verdadera virtud de una economía de mercado.
El mecanismo del mercado
Una economía de mercado es un complicado mecanismo que coordina a
los individuos, las actividades y las empresas por medio de un sistema de
precios y de mercados. Es un mecanismo de comunicación que sirve para reunir
los conocimientos y las actividades de miles de millones de personas diferentes.
Resuelve sin una inteligencia o un cálculo centralizados problemas de
producción y distribución en los que intervienen miles de millones de variables y
relaciones desconocidas, problemas que están fuera del alcance incluso de la
supercomputadora más rápida que exista en la actualidad. Nadie ha diseñado el
mercado y, sin embargo, funciona notablemente bien. En una economía de
mercado, no existe ningún individuo u organización responsable de la
producción, el consumo, la distribución y la fijación de los precios.
¿Cómo determinan los mercados los precios, los salarios y los niveles de
producción? Inicialmente, el mercado era un lugar físico en el que los
compradores y los vendedores podían negociar cara a cara. El mercado (lleno
de barras de mantequilla, pirámides de queso, pescado fresco y montones de
verduras) solía ser algo familiar en muchos pueblos y ciudades y a él acudían
los agricultores a vender sus productos. Hoy sigue habiendo importantes
mercados en los que se reúnen muchos agentes en un lugar para hacer negocios. Por ejemplo, el trigo y el maíz se comercian en el mercado de Chicago, el
petróleo y el platino en el de Nueva York, mientras que las gemas se comercian
en el distrito de diamantes de la ciudad de Nueva York.
En términos más generales, el mercado debe concebirse como un
mecanismo mediante el cual los compradores y los vendedores pueden
determinar los precios e intercambiar bienes y servicios. Hay mercados de casi
todo, desde las obras de arte hasta la basura (o reciclables como se llaman
actualmente). Pueden estar centralizados, como el mercado de valores, o
descentralizados, como el de viviendas o trabajo, o puede tratarse incluso de un
mercado electrónico, como ocurre en el caso de muchos activos y servicios
financieros, que se negocian por medio de computadoras. El mercado se
caracteriza fundamentalmente por reunir a los compradores y a los vendedores
para fijar los precios y las cantidades.
Un mercado es un mecanismo por medio del cual los compradores y los
vendedores de un bien o servicio determinan conjuntamente su precio y su
cantidad.
En un sistema de mercado, todo tiene un precio, que es el valor del bien
expresado en dinero (cuyo papel se analiza en la sección B de este capítulo).
Los precios representan los términos en los que las personas y las empresas
intercambian voluntariamente las diferentes mercancías. Cuando una persona
acepta comprar un Ford a un concesionario por $4 050, eso indica que para ella
el Ford vale más de $4 050 y que para el concesionario $4 050 valen más que el
Ford. El mercado de automóviles de segunda mano ha determinado el precio de
un Ford de segunda mano y a través de los intercambios voluntarios ha
asignado este bien a la persona para la que tiene el máximo valor.
Los precios transmiten, además, señales a los productores y a los
consumidores. Si los consumidores desean obtener una mayor cantidad de un
bien, envían una señal a los productores de que han de aumentar la oferta. Por
ejemplo, todos los veranos, cuando las familias se disponen a ir de vacaciones,
aumenta la demanda de gasolina y, por lo tanto, también su precio. Eso anima a
las compañías petrolíferas a aumentar su producción de gasolina y disuade a los
viajeros de prolongar sus viajes.
En cambio, si las existencias de una mercancía como los automóviles son
excesivas, los concesionarios y las compañías automovilísticas bajan sus
precios con el fin de reducirlas. Al bajar el precio, aumenta el número de
consumidores que quieren comprar más automóviles, por lo que los productores
quieren fabricar menos. Como consecuencia, se restablece el equilibrio entre los
compradores y los vendedores.
Lo que ocurre en los mercados de bienes de consumo también ocurre en
los de factores de producción, como la tierra y el trabajo. Si se necesitan más
programadores de computadoras que obreros industriales, las oportunidades de
empleo serán más favorables en el campo de la informática. El precio de los
programadores (su salario por hora) tenderá a subir, mientras que el de los
obreros industriales tenderá a bajar, como ocurrió en Estados Unidos durante la
década de 1980. La variación de los salarios relativos provocará un
desplazamiento de trabajadores hacia la ocupación en expansión.
Es lo que ocurrió en la profesión de la enfermería en Estados Unidos.
Durante la década de 1980, el crecimiento del sector sanitario provocó un
enorme aumento de los puestos de trabajo de enfermera, pero había
excesivamente pocas enfermeras diplomadas para cubrirlos. Los hospitales
ofrecían todo tipo de ventajas para atraerlas, entre ellas viviendas subvencionadas, guarderías in situ a bajos precios y primas por la firma de un
contrato de nada menos que $10 000. Un hospital llegó incluso a crear una lotería para las enfermeras, cuyo premio consistía en un cheque-regalo en unos
grandes almacenes cercanos. Pero lo que realmente atrajo a la gente de esta
profesión fue el aumento de los salarios. Entre 1983 y 1992, el sueldo de las
enfermeras diplomadas subió cerca de 70%, por lo que ganaban casi tanto dinero como un contador o un arquitecto medio. El aumento del salario atrajo a
tanta gente que en 1992 había desaparecido la escasez de enfermeras en casi
todo el país.
Los precios coordinan las decisiones de los productores y los
consumidores en el mercado. Su aumento tiende a reducir las compras de los
consumidores y fomenta la producción. Su reducción fomenta el consumo y baja
los incentivos para producir. Los precios constituyen el engranaje del mecanismo
del mercado.
El equilibrio del mercado. En cualquier momento, unas personas
compran y otras venden; las empresas inventan nuevos productos y los
gobiernos aprueban medidas legislativas para regular los antiguos; las empresas
extranjeras construyen plantas en nuestro país, mientras que nuestras empresas
venden sus productos en el extranjero. Sin embargo, en medio de toda esta
agitación, los mercados están resolviendo constantemente los problemas de
qué, cómo y para quién. Al equilibrar todas las fuerzas que influyen en la economía, encuentran el equilibrio de la oferta y la demanda.
¿Qué es el equilibrio del mercado? Es el equilibrio entre todos los
diferentes compradores y vendedores. Las economías domésticas y las
empresas quieren comprar o vender determinadas cantidades dependiendo del
precio. El mercado encuentra el precio de equilibrio que satisface
simultáneamente los deseos de los compradores y los vendedores. Cuando el
precio es demasiado alto, hay un exceso de bienes y de producción; cuando es
demasiado bajo, se forman largas filas en las tiendas y hay escasez de bienes.
Los precios a los que los compradores desean adquirir exactamente la cantidad
que los vendedores desean vender equilibran la oferta y la demanda.
Cómo resuelve el mercado los tres problemas económicos
Vemos que los precios ayudan a equilibrar el consumo y la producción (o
la oferta y la demanda) en cada mercado. ¿Qué ocurre cuando los reunimos todos, el de gasolina, el de automóviles, el de tierra, el de trabajo, el de capital y
todos los demás? Estos mercados funcionan simultáneamente y dan lugar a
unos precios y unos niveles de producción que constituyen un equilibrio general.
Emparejando a los compradores y los vendedores (la oferta y la
demanda) de cada uno de estos mercados, una economía de mercado resuelve
simultáneamente los tres problemas de qué, cómo y para quién.
Éste es el perfil básico del equilibrio del mercado:
1. Qué bienes y servicios se producirán, se determina por los votos
monetarios de los consumidores, no cada 6 o 4 años en las urnas, sino
todos los días cuando éstos deciden comprar. El dinero que pagan en las
cajas registradoras constituye, en última instancia, las nóminas, los
ingresos y los dividendos que reciben como ingreso los consumidores en
calidad de trabajadores.
Las empresas se ven llevadas, a su vez, por el deseo de
maximizar las utilidades, que son los ingresos netos o la diferencia entre
las ventas totales y los costes totales. Las empresas abandonan las áreas
en las que pierden dinero y, por la misma razón, se sienten tentadas a
producir los bienes de elevada demanda por los elevados beneficios que
pueden obtener. El ejemplo clásico es Hollywood. Si una película tiene un
éxito inesperado (por ejemplo, una película de terror sobre un loco
asesino en serie al que no consiguen matar) otros estudios se
apresurarán a hacer imitaciones.
2. Cómo se producen las cosas, se determina por la competencia entre los
diferentes productores. La mejor forma que tienen éstos de hacer frente a
la competencia de precios y de maximizar las utilidades es reducir lo más
posible los costos adoptando los métodos de producción más eficientes.
A veces los cambios son graduales y consisten en poco más que en
realizar pequeños ajustes en la maquinaria o en la combinación de
factores para conseguir una ventaja de costos que puede ser muy
importante en un mercado competitivo. Otras & ces la tecnología
experimenta cambios radicales, como ocurrió con la máquina de vapor
que desplazó a los caballos, debido a que el vapor era más barato por
unidad de trabajo útil, o con los aviones que sustituyeron a los
ferrocarriles por ser el modo de transporte más eficiente para recorrer
largas distancias. Ahora mismo parece que nos encontramos en medio de
una transición de ese tipo a una tecnología radicalmente diferente, donde
las computadoras están sustituyendo a las máquinas de escribir, al papel
y a muchos empleados.
3. Para quién se producen las cosas (quién las consume y en qué cantidad)
depende en gran parte de la oferta y la demanda en los mercados de
factores de producción. Es en ellos donde se determinan los salarios, las
rentas de la tierra, los tipos de interés y los beneficios, que se denominan
precios de los factores. Una misma persona puede percibir salarios en su
trabajo, dividendos por sus acciones, intereses por un certificado de
depósito e incluso un alquiler por una propiedad inmobiliaria. Sumando
todos los ingresos generados por los factores podemos calcular los
ingresos de mercado de los individuos. La distribución del ingreso entre la
población es determinada, pues, por las cantidades de factores
(personas-hora, acres, etc.) poseídas y por sus precios (salarios, rentas
de la tierra, etcétera).
Advertencia: La distribución del ingreso no es determinada únicamente
por las fuerzas del mercado. Una persona que herede 10 millones de dólares
probablemente tendrá un ingreso más alto que otra cuyos padres no tuvieran
riqueza alguna. En Estados Unidos, un varón blanco sigue teniendo más
probabilidades de percibir unos ingresos más altos que una persona
perteneciente a un grupo minoritario o que una mujer, aun cuando tengan el
mismo nivel académico y la misma experiencia. Y la política de impuestos y de
transferencias, como el seguro social, también desempeña un importante papel.
Todos estos factores actúan dentro del marco del mercado e influyen en la distribución del ingreso.
¿Quién gobierna el mercado?
¿Quién gobierna una economía de mercado? ¿Son las compañías
gigantescas como General Electric y AT&T las que llevan la voz cantante o tal
vez el Parlamento y el presidente? ¿0 los magnates de la publicidad de Madison
Avenue? Si examinamos atentamente la estructura de una economía de
mercado, veremos que existe una doble monarquía compartida por los
consumidores y la tecnología. Los consumidores dictan mediante sus gustos
innatos o aprendidos (y expresados con sus votos monetarios) el destino final
que se da a los recursos de la sociedad. Escogen el punto de la frontera de
posibilidades de producción (FPP).
Pero los consumidores no pueden dictar por sí solos qué bienes van a
producirse. Los recursos y la tecnología existentes limitan de una manera
fundamental sus decisiones. La economía no puede traspasar su FM Podemos
volar a Hong Kong, pero no a Marte. Los recursos de una economía, junto con la
ciencia y la tecnología existentes, limitan los lugares en los que los
consumidores pueden colocar sus votos monetarios. La demanda de los
consumidores tiene que encajar en la oferta de bienes de las empresas. Por lo
tanto, las decisiones de las empresas relativas a los costos y a la oferta
contribuyen a determinar, junto con la demanda de los consumidores, lo que se
produce.
Sin embargo, no toda la tecnología tiene un fin. La historia está llena de
productos que no han encontrado ningún mercado, desde el Stanley Steamer
(automóvil que funcionaba a vapor) hasta el cigarrillo sin humo Premiere, que no
echaba humo pero que, lamentablemente, tampoco sabía a nada. Pero no
necesitamos un planificador central para deshacernos de los productos o las
tecnologías inútiles. Son los beneficios los que reparten premios y castigos entre
las empresas y guían al mecanismo del mercado. Como el agricultor que utiliza
la zanahoria y el palo para hacer andar a un burro, el sistema de mercado
reparte beneficios y pérdidas para inducir a las empresas a producir eficientemente los bienes que se desean.
Los mercados sirven de intermediarios que concilian los gustos de los
consumidores y la capacidad de la tecnología.
Representación gráfica de los precios y los mercados
El flujo circular de la vida económica puede representarse en una gráfica
como la de la Figura 2-1. Esta ofrece una vista panorámica de la forma en que
los consumidores y los productores determinan conjuntamente los precios y las
cantidades tanto de los factores de producción como de los productos. Obsérvese que hay dos tipos distintos de mercado. En la parte superior se
encuentran los mercados de productos o flujo de productos como el té y el
calzado, y en la inferior los mercados de factores de producción, como la tierra y
el trabajo. Véase también cómo toman las decisiones dos entidades diferentes:
las economías domésticas y las empresas.
Las economías domésticas compran bienes y venden factores de
producción y las empresas venden bienes y compran factores de producción.
Las economías domésticas utilizan su ingreso procedente de la venta de trabajo
y otros factores para comprar bienes a las empresas; las empresas basan los
precios de éstos en el costo del trabajo y de la propiedad. Los precios de los
mercados de bienes se fijan de tal manera que equilibren la demanda de los
consumidores y la oferta de las empresas; y los de los mercados de factores de
tal manera que equilibren la oferta de las economías domésticas y la demanda
de las empresas.
Todo esto parece complicado, pero es simplemente una visión
panorámica de la manera en que la intrincada red de ofertas y demandas
interdependientes, interconectadas por medio del mecanismo del mercado,
resuelve los problemas económicos de cómo, qué y para quién. Conviene que el
lector estudie detenidamente esta figura. La dedicación de unos pocos minutos a
estudiarla lo ayudará sin duda a comprender el funcionamiento de una economía
de mercado.
La mano invisible y la "competencia perfecta"
El orden del sistema de mercado fue reconocido por primera vez por
Adam Smith, cuya obra clásica La riqueza de las naciones (1776) sigue
leyéndose hoy. Smith proclamó el principio de la "mano invisible", según el cual
todo individuo, al buscar egoístamente sólo su propio bien personal, es llevado
como si fuera dirigido por una mano invisible a lograr lo mejor para todos. En
uno de los pasajes más famosos de toda la economía, Smith veía una armonía
entre el interés privado y el interés público:
Todo individuo trata de emplear su capital de tal forma que su
producto tenga el mayor valor posible. Generalmente, ni pretende
promover el interés público ni sabe cuánto lo está promoviendo. Lo único
que busca es su propia seguridad, sólo su propio provecho. Y al hacerlo,
una mano invisible le lleva a promover un fin que no estaba en sus
intenciones. Al buscar su propio interés, a menudo promueve el de la
sociedad más eficazmente que si realmente pretendiera promoverlo.1
Su idea sobre el funcionamiento del mecanismo del mercado ha inspirado
a los economistas modernos, tanto a los admiradores del capitalismo como a
sus detractores. Sin embargo, tras dos siglos de experiencia y reflexión, hoy
reconocemos el alcance y las limitaciones realistas de esta doctrina. Sabemos
que el mercado a veces nos abandona, que tiene "fallas" y que no siempre
produce el resultado más eficiente.
1
Adam Smith, La riqueza de fas naciones, 1776.
FIGURA 2-1. El sistema de mercado se basa en la oferta y la demanda para resolver los
tres problemas económicos
Esta figura representa el flujo circular de una economía de mercado. Los votos monetarios de las
economías domésticas y lo que ofrecen las empresas en los mercados de bienes situados en la
parte superior contribuyen a determinar qué se produce. Por otra parte, la demanda de factores
por parte de las empresas y la oferta de trabajo y de otros factores por parte del público en los
mercados de factores situados en la parte inferior contribuyen a determinar los salarios, las
rentas y los intereses; el ingreso influye, pues, en para quién son los bienes. La competencia
entre las empresas en la compra de los factores y en la venta de los bienes del nodo más barato
determina cómo se producen éstos.
Un conjunto de fallas del mercado se refiere a los monopolios y a otros
tipos de competencia imperfecta. Otra falla de la mano invisible se produce
cuando hay efectos-difusión y externalidades fuera del mercado: externalidades
positivas como los descubrimientos científicos y efectos-difusión negativos como
la contaminación. Existe una última reserva cuando la distribución del ingreso es
política o éticamente inaceptable. Cuando existe cualquiera de estos elementos,
la doctrina de la mano invisible de Adam Smith fracasa y es posible que el
Estado quiera intervenir para repararla.
En resumen:
Adam Smith descubrió una notable propiedad de las economías de
mercado competitivas. En condiciones de competencia perfecta sin fallas del
mercado, los mercados extraen de los recursos existentes el mayor número
posible de bienes y servicios útiles. Pero en los casos en los que los monopolios,
la contaminación u otros fallos semejantes del mercado se generalizan, pueden
quedar destruidas las notables propiedades de eficiencia de la mano invisible.
B. EL COMERCIO, EL DINERO Y EL CAPITAL
Desde los tiempos de Adam Smith, las economías de mercado han
evolucionado enormemente. Las economías capitalistas avanzadas, como
Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, tienen tres rasgos distintivos: el
comercio y la especialización, el dinero y el capital.
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•
Las economías avanzadas se caracterizan por la presencia de una
compleja red de comercio, entre los individuos y los países, que depende
de un elevado grado de especialización y de una intrincada división del
trabajo.
Las economías modernas utilizan abundantemente el dinero. El flujo
monetario es la savia de su sistema. Constituye el patrón que sirve para
medir el valor económico de las cosas y para financiar el comercio.
Las tecnologías industriales modernas se basan en la utilización de
enormes cantidades de capital: maquinaria de precisión, grandes fábricas
y existencias. Los bienes de capital convierten la capacidad del hombre
para trabajar en un factor de producción mucho más eficiente y permiten
que la productividad sea mucho mayor que antes.
EL COMERCIO, LA ESPECIALIZACIÓN Y LA DIVISION DEL
TRABAJO
Las economías modernas, en comparación con las de las de 1700,
dependen de la especialización de los individuos y de las empresas, conectados
por una extensa red de comercio. Las economías occidentales han disfrutado de
un rápido crecimiento económico debido a que la creciente especialización ha
permitido a los trabajadores ser extraordinariamente productivos en
determinadas ocupaciones e intercambiar su producción por las demás
mercancías que necesitan.
Existe especialización
una determinada serie de
aprovechar al máximo sus
hechos de la vida económica
cuando los individuos concentran sus esfuerzos en
tareas: permite a cada persona y a cada país
peculiares cualificaciones y recursos. Uno de los
es que en lugar de que todo el mundo lo haga todo
de una manera mediocre, es mejor instituir una división del trabajo, es decir,
dividir la producción en una serie de pequeños pasos o tareas especializados.
La división del trabajo permite que las personas altas jueguen al baloncesto, las
que saben hacer cálculos numéricos enseñen economía o sean contadores y las
persuasivas se conviertan en vendedores.
En nuestro sistema económico, a veces se tarda muchos años en adquirir
la formación necesaria para hacer una determinada carrera: hace falta estudiar
durante 14 años para ser neurocirujano y poder ejercer. El capital y la tierra
también están sumamente especializados. La tierra puede estar especializada,
como los viñedos de California o Francia, que se ha tardado décadas en cultivar.
El programa informático que se utilizó junto con el trabajo para escribir este libro
de texto se ha tardado más de diez años en desarrollar, pero no sirve para
administrar una refinería de petróleo o resolver grandes problemas numéricos.
Uno de los ejemplos más impresionantes de especialización son los chips
especializados que controlan el funcionamiento de los automóviles y aumentan
su eficiencia.
La enorme eficiencia de la especialización hace posible la intrincada red
de comercio entre las personas y los países que observamos actualmente.
Somos muy pocos los que producimos un único bien final acabado; no hacemos
más que una minúscula parte de lo que consumimos. Quizá enseñamos una
pequeña parte del programa de estudios de una universidad, o vaciamos las
monedas de los parquímetros o aislamos el código genético de las moscas de la
fruta. A cambio de este trabajo especializado, recibimos suficientes ingresos
para comprar bienes en todo el mundo.
La idea de las ganancias derivadas del comercio constituye una de las
ideas fundamentales de la economía. Las diferentes personas o países tienden
a especializarse en determinadas áreas y a intercambiar voluntariamente lo que
producen por lo que necesitan. La productividad de Japón ha aumentado
extraordinariamente debido a su especialización en la fabricación de bienes
manufacturados como los automóviles y los bienes electrónicos de consumo;
exporta una gran parte de sus productos manufacturados para pagar las importaciones de materias primas. En cambio, los países que han ensayado la
estrategia de ser autónomo han descubierto que no da resultado. El comercio
enriquece a todos los países y aumenta el nivel de vida de todo el mundo.
Resumiendo:
Las economías avanzadas practican la especialización y la división del
trabajo, que aumentan la productividad de sus recursos. Los individuos y los países comercian voluntariamente los bienes en los que se especializan a cambio
de los productos de otros, aumentando enormemente la diversidad y cantidad
del consumo y elevando el nivel de vida de todo el mundo.
EL DINERO: LUBRICANTE DEL INTERCAMBIO
Si la especialización permite a los individuos concentrar sus esfuerzos en
determinadas tareas, el dinero les permite intercambiar sus productos
especializados por la vasta diversidad de bienes que producen los demás.
Cabría imaginar, desde luego, un estado de trueque en el que se intercambiara
directamente una mercancía por otra. En las economías primitivas, los alimentos
podrían intercambiarse por ropa o por la ayuda necesaria para construir una
casa por ayuda para desbrozar la tierra. Pero actualmente en todas las economías (tanto de mercado como autoritarias) los intercambios se realizan por
medio de dinero.
¿Qué es el dinero? El dinero es el medio de pago. Pero es más, el dinero
es un lubricante que facilita los intercambios. Cuando todo el mundo confía en él
y lo acepta en concepto de pago de bienes y deudas, se facilita el comercio.
Imaginemos cuán complicada sería la vida económica si tuviéramos que
intercambiar bienes por bienes cada vez que quisiéramos comprar una pizza o ir
a un concierto. ¿Qué bienes o servicios podríamos ofrecer a Sal's Pizza o a
Madonna? ¿Y qué decir de nuestra educación? ¿Qué podríamos trocar con
nuestra universidad por las tasas de matrícula que necesita? Dado que todo el
mundo acepta el dinero como medio de cambio, se simplifica enormemente la
necesidad de acoplar las ofertas y las demandas.
Pero al igual que los demás lubricantes, puede estropearse. En una
economía basada en un sistema de trueque, si yo estoy hambriento y tú estás
desnudo, yo siempre puedo coserte la ropa y tú hacerme el pan. Pero un
sistema de mercado puede volverse loco en una economía monetaria. Por
ejemplo, el dinero puede perder su valor cuando la inflación es alta o hay una
crisis financiera. Cuando eso ocurre, la gente se dedica a gastar su dinero
rápidamente, antes de que pierda valor, en lugar de invertirlo para el futuro. Eso
es lo que sucedió en varios países latinoamericanos en la década de 1980,
periodo en que tuvieron unas tasas anuales de inflación superiores al 1 000% o
incluso 10 000%. ¡Imagínese el lector que recibe la nómina y que el fin de
semana ésta ya ha perdido 20% de su valor!
EL CAPITAL
Una economía industrial avanzada como la de Estados Unidos utiliza una
enorme cantidad de edificios, maquinaria, computadoras, etc. Éstos son los
factores de producción llamados capital, un factor de producción producido, un
factor duradero que es, a su vez, un producto de la economía.
Casi ninguno de nosotros nos damos cuenta de cuántas actividades
diarias se basan, directa o indirectamente, en el capital, por ejemplo, las
autopistas por las que circulamos, los cables que llevan la electricidad y la
televisión por cable a nuestros hogares e incluso nuestras viviendas. La cantidad
total de capital de la economía de Estados Unidos es del orden de 22 billones de
dólares, incluido el capital estatal, el empresarial y el residencial. Eso significa
que la cantidad media de capital por norteamericano ronda los $100 000.
Como hemos visto, el capital es uno de los tres grandes factores de
producción. Los otros dos, la tierra y el trabajo, suelen denominarse factores
primarios de producción, lo cual significa que su oferta depende en gran medida
de factores no económicos, como la tasa de fecundidad y la geografía del país.
El capital, en cambio, ha de producirse antes de poderlo utilizar. Por ejemplo,
algunas empresas fabrican maquinaria textil, que se utiliza después para fabricar
camisas; otras fabrican tractores agrícolas, que se utilizan después para ayudar
a producir maíz.
Obsérvese que el capital requiere inherentemente métodos de producción
consumidores de tiempo e indirectos. De hecho, el hombre aprendió hace mucho tiempo que las técnicas de producción indirectas suelen ser más eficientes
que los métodos de producción directos. Por ejemplo, el método más directo
para pescar consistiría en meterse en el agua y capturar los peces con las
manos, pero esta técnica produciría más frustración que peces. Utilizando una
caña de pescar (que es equipo de capital), el tiempo dedicado a la pesca es
mucho más productivo desde el punto de vista de la cantidad de pescado
capturado diariamente. Utilizando aún más capital, en forma de redes y barcos
pesqueros, la pesca es suficientemente productiva para alimentar a muchas
personas y permitir vivir bien a quienes manejan las redes y el equipo especializados.
El crecimiento basado en el sacrificio de consumo actual. Si los
individuos están dispuestos a ahorrar (a abstenerse de consumir hoy y esperar a
consumir en el futuro) la sociedad puede dedicar recursos a la producción de
nuevos bienes de capital. El aumento de la reserva de capital ayuda a la
economía a crecer más deprisa desplazando Ia FPP hacia fuera. Vuelva el lector
a la Figura 1-5 para ver que la renuncia al consumo actual en favor de la
inversión aumenta las futuras posibilidades de producción. Las elevadas tasas
de ahorro e inversión contribuyen a explicar por qué han crecido tan deprisa
Japón, Corea y otros países asiáticos. En cambio, muchos economistas creen
que la economía de Estados Unidos está quedándose rezagada con respecto a
la de otros países en la carrera del crecimiento porque ahorra e invierte
excesivamente poco.
Pero la cantidad de capital útil es, sin duda, limitada. Podemos aumentar,
ciertamente, la productividad utilizando más capital, sustituyendo todos los
procesos directos por procesos indirectos más productivos y todos los procesos
indirectos por otros más indirectos todavía. Pero he aquí el problema: una
inversión indirecta excesiva provoca una reducción excesiva del consumo actual.
Si invirtiéramos recursos para añadir dos carriles más a las autopistas,
reduciríamos los costos de combustible y reparación, así como el tiempo de
conducción, pero el rendimiento no valdría la pena. O por poner otro ejemplo, los
estudiantes podrían ir a la escuela 5 o 10 años más y adquirir habilidades especializadas aún mayores, pero nunca ganarían suficiente dinero para
compensar la educación adicional.
Resumiendo:
Muchas actividades económicas suponen renunciar a consumo actual
para aumentar el capital. Cada vez que invertimos (cada vez que construimos
una fábrica o una carretera, cada vez que aumentamos los años de estudios o
su calidad o cada vez que incrementamos la cantidad de conocimientos técnicos
útiles) aumentamos la productividad futura de la economía y el consumo futuro.
El capital y la propiedad privada
En una economía de mercado, el capital generalmente es de propiedad
privada y el ingreso que genera va a parar a los individuos. Cada parcela de
tierra tiene su escritura o título de propiedad; casi todas las máquinas y edificios
pertenecen a una persona o a una sociedad anónima. Los derechos de
propiedad permiten a los dueños de bienes de capital utilizarlos, intercambiarlos,
pintarlos, cavarlos, taladrarlos o explotarlos. Estos bienes de capital también
tienen un valor de mercado, por lo que pueden comprarse y venderse al precio
que tengan. La capacidad de los individuos para poseer capital y beneficiarse de
él es lo que da su nombre al capitalismo.
Pero aunque nuestra sociedad se asienta sobre la propiedad privada, los
derechos de propiedad son limitados. La sociedad determina la parte de
"nuestras" propiedades que podemos legar a nuestros herederos y la que
debemos pagar al Estado en impuestos sobre herencias y transmisiones
patrimoniales. Decide cuánta contaminación puede emitir nuestra fábrica y dónde podemos estacionar el automóvil. Ni siquiera nuestra casa es nuestro castillo.
Debemos obedecer las normas de ordenación urbana y, si es necesario, ceder
terreno para hacer una carretera.
No deja de ser interesante el hecho de que el recurso económico más
valioso, el trabajo, no pueda convertirse en una mercancía que se compra y se
vende como propiedad privada. Desde que se abolió la esclavitud, la ley prohíbe
dar a la capacidad humana para obtener ingresos el mismo trato que a otros
activos de capital. No podemos vendernos libremente; debemos alquilarnos a
cambio de un salario.
Los derechos de propiedad definen la capacidad de los individuos o de
las empresas para poseer, comprar, vender y utilizar los bienes de capital y
demás propiedades en las economías de mercado.
La economía en acción: Los derechos de propiedad se hacen respetar
por medio del marco jurídico, que constituye el conjunto de leyes por las que se
rige una economía. Un marco jurídico eficiente y aceptable en una economía de
mercado contiene una definición de los derechos de propiedad, unas leyes sobre
contratos y un sistema para resolver los conflictos. Como están descubriendo los
antiguos países comunistas, es muy difícil tener una economía de mercado
cuando no hay leyes que hagan respetar los contratos o que garanticen que una
empresa puede quedarse con sus propios beneficios. Y cuando quiebra el marco
jurídico, como en la antigua Yugoslavia o a veces incluso en las áreas urbanas
empobrecidas de Estados Unidos, la población comienza a temer por su vida y a
tener poco tiempo o inclinación para realizar inversiones a largo plazo para el
futuro. La producción disminuye y la calidad de vida empeora. De hecho,
muchas de las hambrunas africanas más horrorosas son causadas por las
guerras civiles y la quiebra del orden legal no por el mal tiempo.
Vemos ahora que la especialización, el comercio, el dinero y el capital
constituyen una pieza clave en la productividad de las economías avanzadas.
Pero obsérvese también que están estrechamente interrelacionados. La
especialización permite lograr una enorme eficiencia, mientras que el aumento
de la producción hace posible el comercio. La utilización del dinero permite que
éste sea rápido y eficiente. Sin la facilidad con que podemos comerciar e
intercambiar gracias al dinero, no sería posible la existencia de una compleja
división del trabajo. El dinero y el capital están interrelacionados porque los
fondos necesarios para comprar bienes de capital se canalizan a través de los
mercados financieros, en los que puede transformarse el ahorro de los
individuos en capital de otros individuos. Los innumerables bienes y servicios fluyen por el flujo circular de la economía por medio de estos rasgos.
C.
EL PAPEL ECONÓMICO DEL ESTADO
Una economía ideal de mercado es aquella en la que todos los bienes y
los servicios se intercambian voluntariamente por dinero a los precios de
mercado. Un sistema de ese tipo extrae de los recursos existentes en la
sociedad los máximos beneficios sin la intervención del Estado. Pero en el
mundo real ninguna economía se ajusta totalmente al mundo idealizado de la
mano invisible que funciona armoniosamente, sino que todas las economías de
mercado tienen imperfecciones que producen males como una contaminación
excesiva, desempleo y los extremos de la riqueza y la pobreza.
Por este motivo, ningún gobierno del mundo, por muy conservador que
sea, mantiene sus manos alejadas de la economía.2 En las economías
modernas, el Estado asume una variedad casi infinita de papeles en respuesta a
las fallas del mecanismo del mercado. El ejército, la policía, el servicio
meteorológico nacional y la construcción de autopistas son todas ellas actividades características del Estado. Los proyectos socialmente útiles, como la
exploración del espacio y la investigación científica, se benefician del dinero
público. El Estado puede regular algunos sectores (como la banca y la
recolección de basura) y subvencionar otros (como la agricultura y algunos tipos
de sectores de alta tecnología). Y por último, pero no por ello menos importante,
el Estado grava a los ciudadanos y redistribuye parte de los ingresos
recaudados entre los ancianos y los necesitados.
Pero por encima de toda esta amplia variedad de actividades posibles, el
Estado desempeña tres grandes funciones económicas en las economías de
mercado: fomentar la eficiencia, la equidad y el crecimiento y la estabilidad
macroeconómicos.
1. El Estado intenta corregir las fallas del mercado, como el monopolio y la
excesiva contaminación, a fin de fomentar la eficiencia.
2. Los programas públicos destinados a fomentar la equidad se valen de los
impuestos y del gasto para redistribuir el ingreso en favor de
determinados grupos.
3. El Estado recurre a los impuestos, el gasto y la regulación monetaria para
fomentar el crecimiento y la estabilidad macroeconómicos, reducir el
desempleo y la inflación y fomentar el crecimiento económico.
Examinaremos brevemente cada una de las funciones.
LA EFICIENCIA
Adam Smith reconoció que las virtudes del mecanismo del mercado sólo
se aprovechan plenamente cuando están presentes los pesos y contrapesos de
la competencia perfecta. ¿Qué se entiende por competencia perfecta? Todos los
bienes y servicios tienen un precio y se intercambian en los mercados. También
significa que ninguna empresa o consumidor es suficientemente grande para
influir en el precio de mercado. Por ejemplo, el mercado de trigo es
perfectamente competitivo porque la mayor explotación agrícola, que produce
2
En el siglo XIX, muchos gobiernos occidentales adoptaron, de hecho, la filosofía conocida con
el nombre de laissez faire. Según esta doctrina, que se traduce por "dejar hacer", el Estado debe
interferir lo menos posible en los asuntos económicos y dejar las decisiones económicas al juego
de la oferta y la demanda en el mercado. Pero a finales de siglo, los desenfrenados excesos del
capitalismo llevaron a Estados Unidos y a los países industrializados de Europa Occidental a
abandonar el laissez faire total. El Estado asumió un papel económico cada vez mayor,
regulando los monopolios, recaudando impuestos sobre la renta y haciéndose cargo de tareas
como ayudar a los ancianos (Seguridad Social).
únicamente una minúscula proporción
significativamente en su precio.
del
trigo mundial, no puede influir
La doctrina de la mano invisible se aplica a las economías en las que
todos los mercados son perfectamente competitivos. En esa circunstancia, los
mercados asignan eficientemente los recursos, por lo que la economía se
encuentra en su frontera de posibilidades de producción. Como veremos más
adelante en este libro, cuando todas las industrias están sujetas a los pesos y
contrapesos de la competencia perfecta, los mercados producen la canasta
eficiente de productos con las técnicas más eficientes y utilizando la cantidad
mínima de factores.
Pero los mercados pueden no acercarse a la competencia competitiva por
muchas razones. Las tres más importantes son la competencia imperfecta, como
los monopolios; las externalidades, como la contaminación, y los bienes
públicos, como la defensa nacional y las autopistas. En todos los casos, una
falla del mercado hace que la producción o el consumo sean ineficientes, y el
Estado puede contribuir significativamente a curar la enfermedad.
La competencia Imperfecta
Una grave desviación del mercado eficiente es la competencia imperfecta
o los elementos monopolísticos. Mientras que en condiciones de competencia
perfecta ninguna empresa o consumidor puede influir en los precios, existe
competencia imperfecta cuando un comprador o un vendedor puede influir en el
precio de un bien. Por ejemplo, si la compañía telefónica o un sindicato es
suficientemente grande para influir en el precio de los servicios telefónicos o del
trabajo, respectivamente, existe cierto grado de competencia imperfecta.
Cuando hay competencia imperfecta, es posible que la sociedad se desplace a
un punto situado por debajo de su FPP. Ocurriría, por ejemplo, si un único
vendedor (un monopolista) subiera por las nubes el precio de un bien para
obtener más beneficios. La producción de ese bien se reduciría por debajo del
nivel más eficiente, por lo que disminuiría la eficiencia de la economía. En esa
situación, podría incumplirse la propiedad de la mano invisible que poseen los
mercados.
¿Qué efecto produce la competencia imperfecta, es decir, la capacidad de
una gran empresa para influir en el precio en un mercado determinado? La
competencia imperfecta hace que los precios suban por encima de los costos y
que las compras de los consumidores disminuyan hasta niveles eficientes. El patrón de precios excesivamente altos y niveles de producción demasiado bajos es
la característica distintiva de la ineficiencia que acompaña a la competencia imperfecta.
En realidad, casi todas las industrias tienen algo de competencia
imperfecta. Por ejemplo, las líneas aéreas pueden no tener competencia en
algunas de sus rutas y varias rivales en otras. El caso extremo de la
competencia imperfecta es el monopolista, es decir, un único oferente que
determina él solo, el precio de un determinado bien o servicio.
En los últimos cien años, la mayoría de los gobiernos han tomado
medidas para frenar la competencia imperfecta cuando es excesiva. A veces
regulan los precios y los beneficios de los monopolios, como ocurre actualmente
en el caso de las empresas de servicios públicos. La legislación antimonopolio
prohibe, además, prácticas como la fijación colusoria de los precios o los
acuerdos para repartirse los mercados.
Las externalidades
Existe otro tipo de ineficiencia cuando hay efectos-difusión o
externalidades, que implican intercambios involuntarios de costos o beneficios.
Las transacciones de mercado consisten en el intercambio voluntario de bienes
o servicios por dinero. Cuando una empresa compra un pollo para hacer muslos
congelados, se lo compra a su dueño en el mercado de pollos y el vendedor
recibe todo su valor. Cuando compramos un corte de pelo, el peluquero recibe
todo el valor del tiempo, las habilidades y el alquiler.
Pero muchas transacciones se realizan fuera de los mercados. Aunque
los aeropuertos causan muchísimo ruido, generalmente no pagan a las personas
que viven en los alrededores por el uso del espacio aéreo situado encima de su
vivienda. En cambio, algunas empresas gastan mucho en investigación y
desarrollo, que produce unos efectos-difusión positivos al resto de la sociedad.
Por ejemplo, los investigadores de AT&T inventaron el transistor. En ambos
casos, una actividad ha ayudado o ha perjudicado a personas ajenas a las
transacciones económicas, es decir, se ha realizado una transacción económica
sin un pago económico.
Existen externalidades (o efectos-difusión) cuando las empresas o los
individuos imponen costos o beneficios a otros fuera del mercado.
Los gobiernos suelen mostrar actualmente más preocupación por las
externalidades negativas que por las positivas. A medida que nuestra sociedad
ha ido poblándose más densamente y ha ido aumentando el volumen de
producción de energía, productos químicos y otras materias, las externalidades
o efectos-difusión negativos han dejado de ser pequeñas molestias para
convertirse en grandes amenazas. Es ahí donde han intervenido los gobiernos.
La regulación del Estado tiene por objeto controlar algunas externalidades, como
la contaminación del aire y el agua, la minería a cielo abierto, los desechos
peligrosos, los fármacos y los alimentos inseguros y las materias radiactivas.
El Estado es en muchos aspectos como los padres, siempre diciendo
"no": no expondrás a tus trabajadores a condiciones peligrosas, no echarás
humos nocivos por la chimenea de tu fábrica, no venderás medicamentos
peligrosos, no conducirás sin cinturón, etc. Es difícil encontrar la reglamentación
correcta; exige un complejo análisis científico y económico y está sometido a
enormes presiones políticas, pero pocos defenderían la vuelta a la jungla
económica incontrolada en la que sólo los poderosos salen ganando.
Los bienes públicos
Aunque las externalidades negativas, como la contaminación o el
calentamiento de la atmósfera, son noticia, las externalidades positivas pueden
muy bien ser económicamente más significativas. Importantes ejemplos son la
construcción de una red de autopistas, el financiamiento de las ciencias básicas
y la adopción de medidas para mejorar la sanidad pública. Estos bienes no
pueden comprarse y venderse en el mercado. La producción privada de estos
bienes públicos no es suficiente porque los beneficios se dispersan tanto entre la
población que ninguna empresa o consumidor tiene incentivos económicos para
prestar ese servicio y recoger los frutos.
El ejemplo extremo de externalidad positiva es el bien público. Los bienes
públicos son mercancías en las que el costo de extender el servicio a una
persona adicional es cero y resulta imposible impedir que los disfruten algunos
individuos.3 El mejor ejemplo es la defensa nacional. Cuando un país protege su
libertad y su estilo de vida, lo hace para todos sus habitantes,
independientemente de que éstos quieran o no la protección.
Dado que generalmente son insuficientes los bienes públicos que
suministran las empresas privadas, el Estado debe intervenir para
suministrarlos. Al comprar bienes públicos como defensa nacional o faros, se
comporta exactamente igual que cualquier otro gran gastador. Al emitir
suficientes votos monetarios en determinados sentidos, hace que fluyan
recursos hacia ellas. Una vez emitidos, el mecanismo del mercado se hace
cargo y encauza los recursos hacia las empresas de tal manera que se
produzcan los faros o los tanques de guerra.
Los impuestos. El Estado debe conseguir los recursos necesarios para
pagar sus bienes públicos y financiar sus programas de redistribución del
ingreso. Esos recursos proceden de los impuestos sobre las rentas de las
personas y de las sociedades, sobre los salarios, sobre las ventas de bienes de
3
Los faros constituyen un ejemplo clásico de un bien público suministrado por el Estado. Salvan
vidas y barcos, pero los guardafaros no pueden acercarse a las embarcaciones para pedir una
gratificación ni, aunque pudieran, resultaría eficiente desde el punto de vista social cobrar por el
uso de dichos servicios. La forma más eficiente de suministrar la luz es hacerlo gratuitamente,
pues no cuesta más avisar a 100 barcos de la proximidad de rocas que avisar a uno. Tenemos
aquí una externalidad positiva, un caso de divergencia entre el interés privado y el social. Los
filósofos y los líderes políticos siempre han reconocido el necesario papel del Estado como
proveedor de estos bienes públicos.
consumo y sobre otros artículos. Por otra parte, todas las administraciones (los
municipios, los estados y el gobierno federal) recaudan impuestos para pagar
sus gastos.
Los impuestos se parecen a cualquier otro "precio", en este caso, es el
precio que pagamos por los bienes públicos. Pero se diferencian de ellos en un
aspecto fundamental. No son voluntarios. Todo el mundo está sujeto a la
legislación impositiva; está obligado a pagar una parte del costo de los bienes
públicos. Naturalmente, a través del proceso democrático, elegimos como
ciudadanos tanto los bienes públicos como los impuestos para pagarlos. Sin
embargo, la estrecha conexión entre el gasto y el consumo que se observa en el
caso de los bienes privados no existe en el de los impuestos y los bienes
públicos. Sólo compramos una hamburguesa si queremos una; sin embargo,
debemos pagar la parte que nos corresponde de los impuestos utilizados para
financiar la defensa y la educación pública incluso aunque no nos interesen nada
esas actividades.
LA EQUIDAD
En nuestro análisis de las fallas del mercado, como el monopolio o las
externalidades, nos hemos fijado en los defectos del papel asignador de los
mercados, imperfecciones que pueden corregirse mediante una intervención
juiciosa. Pero supongamos por un momento que la economía funcionara con
una eficiencia total, que siempre se encontrara en la frontera de posibilidades de
producción y nunca por debajo de ella, que siempre eligiera la cantidad correcta
de bienes públicos frente a los privados, etc. Incluso aunque el sistema de
mercado funcionara de un modo tan perfecto como el que acabamos de
describir, generaría un resultado defectuoso.
Los mercados no producen necesariamente una distribución del ingreso
socialmente justa o equitativa. Una economía de mercado puede producir unos
niveles de desigualdad del ingreso y del consumo inaceptablemente elevados.
¿Por qué podría dar el mecanismo del mercado una solución inaceptable
a la pregunta depara quién? La razón se halla en que los ingresos dependen de
una amplia variedad de factores, entre los cuales se encuentran el esfuerzo, la
educación, la herencia, los precios de los factores y la suerte. La distribución del
ingreso resultante puede no ser un resultado justo. Recordemos, además, que
los bienes siguen a los votos monetarios y no a las mayores necesidades. Es
posible que el gato de un rico esté recibiendo la leche que necesita un niño
pobre para mantenerse sano. ¿Se debe eso a que el mercado funciona mal? En
absoluto, pues el mecanismo del mercado está cumpliendo su tarea, que es
poner los bienes en manos de los que tienen los votos monetarios. Si un país
gasta más en alimentos para animales domésticos que en ayudar a los pobres a
estudiar en la universidad, se trata de un defecto de la distribución de la renta y
no de un defecto del mercado. Incluso el sistema de mercado más eficiente
puede generar una gran desigualdad.
A menudo la distribución del ingreso en un sistema de mercado parece
que es fruto de accidentes de nacimiento. Todos los años la revista Forbes
publica la lista de los 400 estadounidenses más ricos y es impresionante ver
cómo muchos de ellos han heredado su riqueza o la han utilizado para conseguir
una aún mayor. ¿Pensaría todo el mundo que es necesariamente correcto o
ideal? Probablemente no. ¿Debe permitirse a una persona convertirse en
multimillonaria simplemente porque herede 5 000 millas cuadradas de pastizales
o porque su familia posea pozos petrolíferos? Así es como se desmigaja la
galleta en el capitalismo basado en el laissez-faire. Existen grandes discrepancias sobre la conveniencia o no de gravar con elevados impuestos los ingresos
altos.
Durante la mayor parte de la historia de Estados Unidos, la riqueza
económica ha beneficiado a todo el mundo, elevando el ingreso de los pobres y
de los ricos. Pero en las dos últimas décadas, los cambios de la estructura
familiar y la reducción de los salarios de las personas menos calificadas y con
menos estudios han dado un giro a esta tendencia. Al ponerse de nuevo más
énfasis en el mercado, ha aumentado el número de personas que carecen de
hogar y de niños que viven en la pobreza y ha vuelto la miseria a muchas de las
ciudades centrales de Estados Unidos.
La desigualdad del ingreso puede ser inaceptable desde el punto de vista
político o ético. Un país no tiene por qué aceptar el resultado de los mercados
competitivos considerando que está predeterminado y es inmutable: los
individuos pueden examinar la distribución del ingreso y pensar que es injusta.
Si a una sociedad democrática no le gusta la distribución de los votos
monetarios a que da lugar un sistema de mercado de laissez faire, puede
adoptar las medidas necesarias para modificar la distribución del ingreso.
Supongamos que los votantes deciden reducir la desigualdad del ingreso.
¿Qué instrumentos utilizará el gobierno? En primer lugar, podría establecer unos
impuestos progresivos y gravar los ingresos altos con un tipo impositivo más
elevado que los bajos. Los impuestos federales sobre la renta y sucesorios son
ejemplos de esta clase de impuestos progresivos redistributivos.
En segundo lugar, dado que los tipos impositivos bajos no pueden ayudar
a los que no tienen ningún ingreso, el Estado puede realizar transferencias, que
son cantidades monetarias que se pagan a los individuos. Entre estas
transferencias se encuentran las ayudas a los ancianos, los ciegos, los
incapacitados y los que tienen hijos a su cargo, así como el seguro de
desempleo para los que carecen de trabajo. Este sistema de transferencias es
una "red de seguridad" que protege a los desfavorecidos de las privaciones. Y,
por último, el Estado a veces subvenciona el consumo de los grupos de bajos
ingresos
facilitándoles
cupones
de
alimentación,
asistencia
médica
subvencionada y viviendas baratas, aunque en Estados Unidos ese gasto
representa una proporción relativamente pequeña del gasto total.
¿Cómo puede contribuir la economía a los debates sobre la igualdad? La
economía como ciencia no puede responder a cuestiones normativas como qué
parte de los ingresos de mercado debe transferirse a las familias pobres, en
caso de que deba transferirse alguna. Se trata de una pregunta política a la que
sólo puede responderse en las urnas.
La economía puede analizar los costos o los beneficios de los diferentes
sistemas redistributivos. Los economistas se han dedicado mucho tiempo a
tratar de ver si los diferentes mecanismos de redistribución del ingreso (como los
impuestos y los cupones de alimentación) generan o no despilfarro social (si la
gente trabaja menos o compra drogas en lugar de alimentos). También han
tratado de averiguar si para reducir la pobreza es probable que sea más
eficiente dar a los individuos dinero en efectivo en lugar de bienes. La economía
no puede decirnos cuál es el grado de pobreza aceptable y justo, pero puede
ayudarnos a concebir programas más eficaces para aumentar el ingreso de los
pobres.
EL CRECIMIENTO Y LA ESTABILIDAD MACROECONÓMICOS
Desde sus orígenes, el capitalismo ha padecido brotes periódicos de
inflación (alza de los precios) y depresión (elevado desempleo). Por ejemplo,
desde la Segunda Guerra Mundial se han registrado nueve recesiones en
Estados Unidos, algunas de las cuales han dejado sin empleo a millones de
personas.
Hoy en día, gracias a la aportación intelectual de John Maynard Keynes y
de sus seguidores, sabemos cómo controlar los peores excesos del ciclo
económico. Los gobiernos pueden influir en los niveles de producción, empleo e
inflación utilizando cuidadosamente la política fiscal y monetaria. La política
fiscal es el poder para gravar y para gastar. La política monetaria consiste en
determinar la oferta monetaria y los tipos de interés, que afectan a la inversión
en bienes de capital y otros gastos sensibles a los tipos de interés. Mediante
estos dos instrumentos fundamentales de la política macroeconómica, los
gobiernos pueden influir en el nivel de gasto total, en la tasa de crecimiento y en
el nivel de producción, en los niveles de empleo y de desempleo, y en el nivel de
precios y la tasa de inflación de las economías.
Los gobiernos de los países industriales avanzados han sabido aplicar las
lecciones de la revolución keynesiana en los últimos cincuenta años. Espoleadas
por las políticas monetaria y fiscal expansivas, las economías de mercado han
asistido a un periodo de crecimiento económico sin precedentes desde la
Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ante las dificultades económicas de los
años 70 (ante la elevada inflación, el creciente desempleo y la desaceleración
del crecimiento de la productividad) algunas personas se han mostrado
escépticas respecto a la capacidad de la política monetaria y fiscal para
estabilizar la economía.
En la década de 1980, los gobiernos se preocuparon más de diseñar
también medidas macroeconómicas para promover objetivos a largo plazo,
como el crecimiento económico y la productividad (el crecimiento económico se
refiere al crecimiento de la producción total de un país, mientras que la
productividad representa la producción por unidad de un factor; es decir, la
eficiencia con la que se utilizan los recursos). Por ejemplo, se redujeron los tipos
impositivos en la mayoría de los países industriales con el fin de mejorar los
incentivos al ahorro y la producción. Se intentó frenar el crecimiento del gasto
público, que muchos economistas creían que perjudicaba a la inversión y a la
innovación al drenar ahorro privado. Y algunas personas abogaron incluso por la
intervención del Estado para cuidar y proteger las nuevas industrias, como
hacen Japón y algunos otros países del este asiático.
La política macroeconómica destinada a conseguir la estabilización y el
crecimiento de las economías comprende la política fiscal (relativa a los
impuestos y al gasto) y la política monetaria (que afecta a los tipos de interés y a
las condiciones crediticias). Desde que se desarrolló la macroeconomía en los
años 30, los gobiernos han conseguido contener los peores excesos de la
inflación y el desempleo.
El Cuadro 2-1 resume el papel económico que desempeña actualmente el
Estado. Muestra sus importantes funciones: fomentar la eficiencia, conseguir
una distribución más justa del ingreso y alcanzar los objetivos macroeconómicos
del crecimiento y la estabilidad de las economías. En todas las economías industriales avanzadas, encontramos una economía mixta en la que el mercado
determina los niveles de producción y los precios en la mayoría de los sectores,
mientras que el Estado conduce la economía global por medio de programas de
impuestos, gasto y regulación monetaria. Ambas mitades (el mercado y el
Estado) son esenciales para que la economía funcione correctamente. Dirigir
una economía moderna sin las dos es como tratar de aplaudir con una mano.
CUADRO 2-1. El Estado puede remediar las fallas del mercado
Falla de la mano invisible
Intervención del Estado
Ineficiencia
Monopolio
Intervienen en los mercados
Externalidades
Intervienen en los mercados
Bienes públicos
Desigualdad
Desigualdades inaceptables
del ingreso y la riqueza
Problemas
macroeconómicos
Ciclos económicos
(elevados niveles de
inflación y de desempleo)
Lento crecimiento económico
Fomenta las actividades
benéficas
Ejemplos actuales de
intervención
Leyes antimonopolio
Leyes
antimonopolio,
ordenanzas contra el tabaco
Defensa nacional, faros
Redistribuye el ingreso
Impuestos
progresivos
sobre el ingreso y la riqueza
Programas
de
mantenimiento
de
los
ingresos
(por
ejemplo,
cupones de alimentación)
Estabiliza por medio de
medidas macroeconómicas
Pólitica
monetaria
(por
ejemplo modificación de la
oferta monetaria y de los
tipo de interés)
Política fiscal (por ejemplo,
programa de impuestos y de
gasto)
Inversión en educación
Reducción
del
déficit
presupuestario y aumento
de la tasa nacional de
ahorro
Estimula el crecimiento
RESUMEN
A. ¿Qué es un mercado?
1. En una economía como las occidentales, la mayoría de las decisiones
económicas se toman en mercados, que son mecanismos por medio de
los cuales los compradores y los vendedores se reúnen para comerciar y
fijar los precios y las cantidades de mercancías. Adam Smith proclamó
que la mano invisible de los mercados generaría un resultado económico
óptimo al buscar los individuos su propio provecho. Y aunque los
mercados distan de ser perfectos, han resultado notablemente eficaces
para resolver los problemas del qué, cómo y para quién.
2. El mecanismo del mercado funciona de la manera siguiente para
determinar el qué y el cómo: los votos monetarios de los individuos
afectan a los precios de los bienes; estos precios sirven de guía para las
cantidades que deben producirse de los distintos bienes. Cuando los
individuos demandan una cantidad mayor de un bien, las empresas
pueden beneficiarse aumentando su producción. En condiciones de
competencia perfecta, una empresa debe encontrar el método de
producción más barato, utilizando eficientemente el trabajo, la tierra y
otros factores; de lo contrario, experimentará pérdidas y será expulsada
del mercado.
3. Al mismo tiempo que los precios resuelven los problemas del qué y cómo,
también resuelven el problema del para quién. La distribución del ingreso
es determinada por la propiedad de los factores de producción (tierra,
trabajo y capital) y por sus precios. Las personas que posean una tierra
fértil o una aptitud para meter goles recibirán muchos votos monetarios
para comprar bienes de consumo. Las que carezcan de propiedades y
tengan unas habilidades, un color o un sexo que no sean valorados por el
mercado recibirán una renta baja.
B. El comercio, el dinero y el capital
4. Las economías, a medida que se desarrollan, se especializan más. La
división del trabajo permite dividir una tarea en partes que pueden ser
dominadas y realizadas más deprisa por un único trabajador. La
especialización se debe a la creciente tendencia a utilizar métodos de
producción indirectos que requieren muchas habilidades especializadas.
A medida que los individuos y los países se especializan más, tienden a
concentrarse en determinadas mercancías y a intercambiar sus excedentes de producción de bienes producidos por otros. El comercio
voluntario, basado en la especialización y en la ventaja comparativa,
beneficia a todos.
5. Actualmente, el comercio de bienes y servicios especializados se basa en
el dinero para lubricar sus ruedas. El dinero es el medio de cambio
(efectivo y cheques) universalmente aceptado para pagarlo todo, desde
los pasteles de manzana hasta las pieles de cebra. Aceptándolo, los
individuos y los países pueden especializarse en la producción de unos
cuantos bienes e intercambiarlos por otros; sin dinero, perderíamos
mucho tiempo y recursos trocando constantemente unos bienes por otros.
6. Los bienes de capital (los factores producidos, corto la maquinaria, las
estructuras y las existencias de bienes en proceso de elaboración)
permiten utilizar métodos de producción indirectos que aumentan
extraordinariamente la producción de los países. Para poner en marcha
estos métodos indirectos se necesita tiempo y recursos, por lo que para
aumentar la cantidad de bienes de capital es preciso sacrificar
temporalmente consumo actual. Las reglas que definen los términos en
los que es posible comprar, vender y utilizar el capital y otros activos
constituyen el sistema de derechos de propiedad. Estos derechos de
propiedad privada no son ilimitados en ningún sistema económico.
C. El papel económico del Estado
7. Aunque el mecanismo del mercado es una forma admirable de producir y
asignar los bienes, a veces tiene fallas que hacen que los resultados
económicos sean deficientes. El Estado interviene para corregirlos. Su
papel en las economías modernas es garantizar la eficiencia, corregir la
distribución injusta del ingreso y fomentar el crecimiento y la estabilidad
de las economías.
8. El mercado no consigue asignar eficientemente los bienes cuando hay
competencia imperfecta o externalidades. Cuando hay competencia
imperfecta, por ejemplo, un monopolio, los precios son elevados y los
niveles de producción bajos. Para luchar contra esta situación, los
gobiernos regulan las empresas y aprueban leyes antimonopolio que
limiten su conducta. Existen externalidades cuando las empresas
imponen costos o beneficios a otras fuera del mercado sin compensación
alguna. El Estado puede decidir intervenir y regular estos efectos difusión
(como en el caso de la contaminación del aire) o suministrar bienes
públicos (como en el caso de la defensa nacional).
9. Los mercados no generan necesariamente una distribución justa del
ingreso; pueden generar unos niveles inaceptablemente elevados de
desigualdad del ingreso y del consumo. En respuesta, el Estado puede
alterar el patrón de ingreso (el para quién) generado por los salarios, las
rentas, el tipo de interés y los dividendos de mercado. Los estados
modernos utilizan los impuestos para recaudar ingresos con el fin de
financiar las transferencias o los programas de mantenimiento de los
ingresos que constituyen una red de seguridad financiera para los pobres.
10. Desde el desarrollo de la macroeconomía en los años 30, el Estado ha
desempeñado un tercer papel: utiliza los poderes fiscales (para recaudar
impuestos y gastar) y la política monetaria (influyendo en la oferta monetaria y en las condiciones crediticias) para fomentar el crecimiento
económico y la productividad a largo plazo y domesticar los excesos de la
inflación y el desempleo a lo largo de los ciclos económicos.
11. El modo de organización económica predominante en las economías
industriales avanzadas modernas es la economía mixta, en la que el
mercado determina la mayoría de los precios y de las cantidades,
mientras que el Estado conduce a la economía global con programas de
impuestos, gasto y regulación monetaria.
REPASO DE CONCEPTOS
El mecanismo del mercado
mercado, mecanismo del mercado
mercado de bienes y de factores de producción
precios como señales
equilibrio del mercado
competencia perfecta e imperfecta
doctrina de la mano invisible de Adam Smith
Rasgos de las economías modernas
especialización y división del trabajo dinero
factores de producción (tierra, trabajo, capital)
capital y propiedad privada
Papel económico del Estado
Eficiencia, equidad, estabilidad
Ineficiencias: monopolio y externalidades
distribución injusta del ingreso en los mercados
falta de equidad de los ingresos en el sistema de mercado
política macroeconómica: política fiscal y monetaria
estabilización y crecimiento
TEMAS DE DISCUSION
1. Considere el caso de una economía en la que la única actividad es la
agricultura y en la que la tierra y el trabajo producen un único bien, trigo.
Describa brevemente la solución del qué, cómo y para quién en este país
rural. Trace un flujo circular como el de la Figura 2-1 para esta economía.
2. Considere los siguientes casos de intervención del Estado en la
economía: reglamentaciones para limitar la contaminación del aire;
investigación para encontrar una vacuna contra el sida; ingresos
complementarios para los ancianos; regulación del precio que cobra una
empresa que tiene el monopolio del suministro de agua a una ciudad; una
medida monetaria para frenar la inflación. ¿Qué papel desempeña el
Estado en cada uno de los casos?
3. Cuando un bien es limitado, hay que encontrar algunos medios para
racionarlo. Algunos ejemplos de racionamiento son atender al primero
que llegue, las subastas y las cartillas de racionamiento. ¿Cuáles son las
ventajas y los inconvenientes de cada sistema? Explique detalladamente
en qué sentido un mecanismo de mercado "raciona" los bienes y servicios
escasos.
4. Al flujo circular de bienes y factores de la Figura 2-1 le corresponde otro
de ingresos y gasto monetarios. Trace un diagrama circular del flujo
monetario de la economía y compárelo con el de bienes e insumos. ¿Qué
papel desempeña el dinero en el flujo circular monetario?
5. En este capítulo se analizan muchas "fallas del mercado", áreas en las
que la mano invisible es una mala guía para la economía, y se describe el
papel del Estado. ¿Es posible que también haya "fallas del Estado", es
decir, intentos del Estado de reducir las fallas del mercado que sean
peores que éstos? Piense algunos ejemplos. ¿Se le ocurre un caso en el
que las fallas del Estado sean tan malas que vivir con las fallas del
mercado sea mejor que tratar de corregirlos?
6. Cite tres ejemplos que conozca de especialización y división del trabajo.
¿En qué áreas está pensando usted y sus amigos en especializarse?
¿Cuáles podrían ser los peligros de una excesiva especialización?
7. "Cuando Lincoln liberó a los esclavos, destruyó de un plumazo una gran
parte del capital que había acumulado el sur con el paso de los años."
Comente esta afirmación.
8. El cuadro adjunto muestra algunos de los principales gastos del gobierno
federal de Estados Unidos. Explique la relación de cada uno de ellos con
el papel económico del Estado.
Principales categorías de gasto del gobierno federal
Categoría presupuestaria
Gasto federal (miles de millones de
dólares)
Seguridad social
337
Defensa nacional
271
Mantenimiento de los ingresos
221
Intereses de la deuda pública
213
Recursos naturales y ambiente
22
Administración de justicia
17
Ciencia y tecnología
17
Fuente: Office of Management and Budget, Budget of the United States Government, año fiscal,
1995.
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