Por: Pío Rubio y Rubio, Ingeniero Técnico de Obras Públicas N aturalmente me voy a referir a una serie de inventos o descubrimientos que ahora nos parecen cosa habitual pero que en aquel momento eran insólitos. Me estoy refiriendo a la cotidianeidad de Leonardo Da Vinci y a su paso por la cocina, que ha dejado una huella tan profunda como su pintura y arquitectura. Por recordar algunos datos suyos, Leonardo nace el 15 de abril de 1451 en Vinci y muere en 1519 en el castillo de Clous cerca de Amboise, Francia, reinando Francisco I. Paralelamente a su labor como pintor, escultor, arquitecto o ingeniero, fue maestro de banquetes en la casa de Ludovico el Moro, dejando en el arte de la 56 cocina unas huellas muy profundas. Como veremos fue el precursor de la nouvelle cuisine. Inventor de la servilleta, el canapé, el bocadillo y un sin fin de aparatos de cocina: asadores automáticos, picadores de carne, extractores de humo, extintores de incendios, etc. Al poco tiempo de nacer sus padres se separan y su madre se casa de nuevo con Accatobriga Di Piero del Vacca, respostero en paro de Vinci. Es su padrastro el que le inicia en el arte de la cocina y dulcería y se apasiona desde temprana edad por la comida. A los 10 años va a vivir con su padre, Ser Piero da Vinci a Florencia. En 1469, su padre le pone de aprendiz, a su ahora gordo primogénito, en el taller de A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N Leonardo Da Vinci Verrocchio. También se dedica a atiborrarse de dulces que le envía su padrastro. Verrocchio decide castigarle por crapulando (tragón). Y como castigo, Leonardo pinta el ángel del panel de la izquierda para el Bautismo de Cristo, cuadro completamente dominado por el ángel de Leonardo. Desde ese momento deja de ser “el gordito”. A los tres años de aprendizaje tiene que mantenerse por su cuenta entrando a trabajar de camarero en una famosa taberna, por las noches –Los Tres Caracoles-. Leonardo idea y sirve diminutas porciones de manjares sobre pedacitos de polenta. ¿Qué es esto sino un canapé actual? (Nouvelle cuisine). Ante tales innovaciones tiene que salir por pies y refugiarse, otra vez, en el taller de Verrocchio. A consecuencia de una riña entre dos bandas rivales se produce un incendio en al taberna quedando destruida. Inmediatamente, en el mismo lugar, con su amigo Bottichelli abren un nuevo establecimiento improvisado al que bautizan con el nombre de “Las Tres Ranas de Sandro y Leonardo”. Pintan la enseña ambos, uno por cada lado. Este establecimiento también fracasa, los florentinos no están dispuestos a comer canapés. Los años siguientes los pasa mal y decide marcharse a Milán, aproximadamente por el año 1482. Lorenzo de Medici se entera y le da una carta de recomendación para Ludovico Sforza “El Moro”, gobernador de Milán. Abre la carta y se encuentra con que le recomienda como tañedor de laud. Se presenta a el Moro con otra carta escrita por él mismo: “No tengo para en la fabricación de puentes, fortificaciones, catapultas y otros muchos dispositivos secretos que no me atrevo a confiar a este papel. Mis pinturas y esculturas pueden compararse ventajosamente a las de cualquier artista. Soy maestro en contar acertijos y atar nudos. Y hago pasteles que no tienen igual”. Ludovico le concede audiencia y le impresiona t anto que sale de allí como consejero de fortif icaciones y maestro de festejos y banquetes de la corte de los Sforza. Se siente alguien teniendo sus propios servidores y su propio taller. Cambia por completo su vida. Entonces empieza a escribir sus recetas de cocina y dibujar toda clase de artilugios para la misma. El conjunto de estos cuadernos es lo que se conoce como el “Codex Romanoff”. Con motivo de la boda de una sobrina de los Sforza, Leonardo presenta a Ludovico su menú. Cada comensal, explica Leonardo, tendrá ante sí una fuente que contenga: - Una anchoa enrollada descansando sobre una rebanada de nabo tallada a semejanza de una rana. - Otra anchoa enroscada alrededor de un brote de col. - Una zanahoria bellamente tallada. - El corazón de una alcachofa. - Dos mitades de pepinillo sobre un ahoja de lechuga. - La lechuga de una curruca. - El huevo de un avefría. - Los testículos de un cordero con crema (fría). - La pata de una rana sobre una hoja de un diente de león. - La pezuña de una oveja hervida, deshuesada. Como era de esperar Ludovico, de buenas maneras cambia el menú: - 600 salchichas de sesos de cerdo de Bolonia. - 300 zompone (patas de cerdo rellenas) de Módena. - 1.200 pasteles redondos de Ferrara - 200 terneras, capones y gansos. - 60 pavos reales, cisnes y garzas reales. - Mazapán de Siena. - Queso de Gorgonzola que ha de llevar el sello de la Cofradía de Maestros Queseros. - La carne picada de Monza. - 2.000 ostras de Venecia. - Macarrones de Génova. - Esturión en bastante cantidad. 57 A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N Leonardo Da Vinci Ingenia una picadora de vacas pero necesita unos cuantos hombres y otros tantos caballos; tiene una serie de accesorios, parecidos a los que hay hoy en una fábrica de embutidos, para picar cerdos y otros animales pequeños. El “ingenio para apartar de la cocina los tufos y hedores” consiste en unos grandes fuelles fijados a los techos y accionados mediante un mecanismo ascendente de martillos conectados a una manivela movida por un caballo. La secadora de tambor de Leonardo, operada con los pies (de aproximadamente 6 m de alto y manejada por seis mienbros del servicio de cocinas). Después de inventar las servilletas, idear métodos para mantenerlas limpias se convirtió en una obsesión para Leonardo. - Trufas. - y puré de nabos. Ludovico se da cuenta de la valía de Leonardo y le encarga un proyecto para las cocinas del Castillo, el gran Palacio Sforza, en el centro de Milán. Según Mateo Bandelli, novelista de la corte, Leonardo empieza a inventar y diseñar cosas, empezando por los troncos para alimentar el fuego. Se pasa días quemando troncos de diferentes dimensiones, anotando los tiempos de quemando y midiendo el calor que desprenden. Llega a la conclusión que no importa más que la cantidad de una sierra circular. Se ahorra un hombre en la cocina pero necesita para la sierra cuatro hombres y ocho caballos. Diseña un asador automático. Una hélice dispuesta en la chimenea conectada a unos engranajes, mueve el espetón. Se ahorra otra persona. Para la provisión de agua hirviente, idea un calentador de agua alimentado por carbón. Para que el suelo esté limpio inventa un cepillo giratorio con una pala detrás para recoger lo reunido, naturalmente el cepillo está enganchado a dos bueyes. 58 Para eliminar las ranas de los barriles de agua construye una trampa de muelles que al saltar la rana sobre ella un martillo se encarga de machacarle la cabeza. Como se ve, su ingenio es tan prolífico que no hay nada que se le resista. Esto no quiere decir que hayan de funcionar todos. Con todos estos artilugios para la cocina de Ludovico, precisa una gran superficie por lo que decide levantar paredes nuevas al tiempo que tira otras. Por fin llega el día de la inauguración de la cocina, como sabe que a Ludovico no le va a gustar sus platos -zanahorias picadas, nabos rellenos- se dedica a diseñar grandes pasteles, abundancia de salchichas, etc. Pero Leonardo quiere poner algo de su cosecha. Ha solicitado que en el primer plato se sirva a cada comensal una gran remolacha tallada con la cara de Ludovico, sobre dos hojas de lechuga. Los cocineros se niegan alegando que ellos no tienen por qué tallar la remolacha, intento de sublevación de aquellos. En el fragor de la discusión se dispara el dispositivo de lluvia artificial (apagafuegos), los cocineros se niegan, en redondo, a trabajar con máquinas incontrolables. El caos termina como nos podemos imaginar y Leonardo es mandado a descansar a la finca que tiene Ludovico en el campo. Cosa que se repetirá con frecuencia. En una de estas ocasiones le aconseja que visite al prior de Santa María delle Gracia para que pinte un muro del refectorio del priorato -La Última cena- que va a durar tres años. Matteo Bandelle cuenta que el primer año, Leonardo, aparecía por allí de vez en cuando y se quedaba mirando, durante horas, al muro que había de pintar. Más tarde solicita al prior una larga mesa, con alimentos y vino en abundancia. Coloca a sus discípulos una y otra vez en diferentes lugares y terminan, siempre lo mismo, comiéndose las viandas y bebiendo el vino. En Semana Santa de 1496, el prior le escribe a Ludovico quejándose de Leonardo que ha acabado con el vino de las bodegas y con los alimentos del monasterio. Dos años y nueve meses después se decide por unos panecillos, un puré de nabos y unas rodajas de anguila. Yo pensaba dedicarle más tiempo a sus recetas de cocina pero... Hay que pensar que en aquel tiempo apenas se había descubierto América y lo que hoy es habitual en cualquier cocina –patatas, tomates, pimientos, verduras y frutas del Nuevo Mundo-, en Europa no se tenía ni noticias, y se empezaron a generalizar dos o tres siglos después. Los modales en la mesa son muy toscos. Había conejos amarrados a los asientos para que los comensales se limpiasen las manos a sus lomos. El cuchillo se limpia al faldón del vecino, y si había algún asesinato el cuchillo se limpia al mantel, para seguir comiendo. Leonardo idea que a cada comensal se de su propio paño que al final doblará y dejará en la mesa. ¿Qué es esto sino la invención de la servilleta? En la mesa, como ahora, cada invitado tenía su sitio. “Aquellos invita- A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N Leonardo Da Vinci dos que sufran las enfermedades más terribles; escrófulas, cubiertos de pústulas o heridas abiertas no han de ser sentados junto a mi señor, a menos que sean hijos de Papas o sobrinos de Cardenales”. Respecto a la comida la base era la polenta, pasta hecha con trigo molido y secado al sol, sobre la que se ponía cualquier tipo de comida. El vino se mezcla con agua o miel o ambos, se bebe en abundancia, pues el agua para beber no siempre es abundante ni buena. Las recetas de cocina son muy abundantes, posiblemente llegarán a algunos cientos, y los alimentos más abundantes son las carnes de vaca (todas sus partes), de cerdos, también de corderos y cabras; toda clase de caza, incluso el oso; toda clase de aves, pájaros, colimbo, pavos, patos, cigüeña, grulla, gallináceas, y toda clase de huevos y de peces, incluido el esturión del Ministerio, muy abundante entonces. Respecto a las verduras, toda clase de flores y yerbas, y todo lo que se podía cultivar en huerta. En lo que se refiere a los platos quiero poner a modo de ejemplo algunos: - Rabos de cerdo con polenta Plato de huevos de Salai Crestas de gallo con migas Pudin de flor de saúco Plato de tritones (renacuajos) Pájaros escabechados Testículos de cordero con nata y miel Diferentes clases de sopas Pudin de Mosquito Blanco Huevos rotos (huevos revueltos) Como muestra creo que basta. Leonardo hace una serie de curiosas observaciones. Entre otras: - Los huevos bendecidos por sacer- dotes saben igual que cualquier otro huevo.” - Una persona de educación, no se suena la nariz con el mantel.” - Un trinchador, según dicen, demuestra su valía si es capaz de triunfar un huevo en el aire. ¿Mas de que forma le resultaría útil esta habilidad para trinchar la gallina?” - He oído decir “que aquellos que no hacen uso moderado del vino se tornan fatigados, temblorosos, pálidos, hediondos, con ojos legañosos, estériles, impotentes, olvidadizos, calvos y avejentados antes de tiempo”. - Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado. - No ha de tomar comida de su vecino, ni limpiar el cuchillo en el vestido de su vecino. - ¿Y si dispusiera la carne entre dos trozos de pan? ¿Y cómo podría llamar a esto? (¿No es un bocadillo?) No quiero terminar este comentario sin un recuerdo para: SALAI el discípulo-servidor de Leonardo a partir de 1490 a quien deja en testamento la mitad de sus viñedos a las afueras de Milán. Se llamaba Gian-Giacomo Caprotti di Oreno. Preparaba un plato de huevos consistente en separar las dos partes del huevo cocido, amasadas juntas, añadiendo sal, pimienta y flores de perejil finamente picado y con un poco de aceite para ligarlo. Dice Leonardo, luego “no se lo que hace porque se niega a decirlo”. En varias ocasiones le recuerda lo que tiene que hacer con prioridad y entre un montón de cosas: “alimenta a mis ranas favoritas”. Salai descubre un día que Leonardo le pone en la polenta para el desayuno estricnina y belladona por lo que se niega a comer alegando que El molinillo de pimienta que diseño Leonardo, inspirado en el gran faro de Spezia, para ser realizado en madera de parra para Ludovico Sforza. él no está para experimentos con venenos. Leonardo trata de explicarle que no tiene otro objeto que fortalecer su inmunidad a las sustancias que podrían servirle otras personas. Y a Battista, su fiel cocinera a la que le deja la otra mitad de la viña. Hace una relación de los platos que menos le gustan y que Battista insiste en servirle entre los que se encuentra un plato español y que recomienda “manteneos apartados de este plano si os es posible”. Bibliografía: • NOTAS DE COCINA DE LEONARDO DA VINCI, Ediciones Temas de Hoy. • DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ESPASA, Espasa Calpe S.A. • DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Real Academia Española, 21ª Edición. • ENCICLOPEDIA DEL SIGLO XXI, El Mundo. 59