EL SAHARA ESPAÑOL gran altitud pero siempre bien marcadas, y que son denominadas por los indígenas con el nombre de «adams». Cada una de ellas, desde el borde de las playas o desde el alto acantilado, representa diversos niveles de lumaquelas o de rocas calizas que destacan por su dureza en el conjunto de la formación, constituida por horizontales depósitos marinos del Terciario superior y del Cuaternario. E l límite entre este país litoral y la hamada queda siempre marcado por una cuesta o adams, en general un poco más alta y seguida que las anteriores, la cual asciende a la extensa planicie de la hamada, estando, pues, el país litoral dominado siempre por aquélla. Donde no existe hamada, es decir, hacia las zonas meridionales de nuestro territorio, el enlace del país litoral con los arrasados campos eruptivos interiores es difuso, pudiendo decirse que cuando se domina el lejano horizonte que se pierde hacia el E . y el suelo deja de ser sedimentario, para estar formado por rocas eruptivas, es donde la zona de separación queda establecida. T a l es lo que acontece al ser alcanzados los llanos del Tiris, viniendo desde la costa situada a la altura de Villa Cisneros. Accidentes propios del país litoral ya se ha dicho que son las sebjas de hundimiento, relacionadas más o menos directamente con fenómenos cársticos y en las cuales ha influido para su formación las principales líneas tectónicas que afectan al borde del continente en estos parajes. Son también típicas del país litoral los cordones o bandas de médanos emigrantes de tipo barkhanas, y también la especial topografía del Aguerguer, fraguada en sedimentos arenosos eolitos fósiles por la acción erosiva del viento. Finalmente, forma la fachada del desierto las grandes playas, a veces de varias decenas de kilómetros, y los seguidos escarpados y altos acantilados que se elevan sobre el mar de 20 a 1 0 0 m. de altura media, y que en centenares de kilómetros forman la línea de costa en nuestros dominios del Sahara. Sus distintos tipos y su vanada morfología están descritos en el capítulo correspondiente, bastando, por ahora, decir que todo el litoral se caracteriza, así como la costa, por estar fraguada en el borde de una masa continental que ha sido afectada recientemente por movimientos eustáticos positivos y negativos que se han sucedido con el tiempo más o menos alternativamente.