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PAGINA 70
| EXTERIOR
¿Qué hay de nuevo
pepsicoatl?
El jardín de mocos
prehistóricos que se bifurcan
ART CLUB 2000.
“YVES TANGUY Y EL SURREALISMO – UNA RETROSPECTIVA POR CIEN
ENERO 2001. MUSEO CARRILLO GIL. CIUDAD DE MÉXICO
AÑOS CUMPLIDOS”
Por Javier Juárez y Rosalba Mirabella (desde México) Art Club
2000 desembarcó en el Museo Carrillo Gil de Distrito Federal.
Este grupo de artistas, que se formó en el año 1992 con la colaboración del galerista neoyorquino Colin de Land, presenta en
esta ocasión un conjunto de obras realizadas entre 1993 y 2000.
En la "contaminada" ciudad de México, que cada día se esfuerza más por parecerse a su vecino, este grupo estadounidense le
devuelve otra cara del paraíso. Con una serie de pinturas, fotografías e instalaciones, ponen de manifiesto su postura particular frente a la espectacular sociedad de consumo. Característica
de este grupo es una cierta ambigüedad, ya que "tratando de escapar al sentimiento de responsabilidad social", no intentan abolir el sistema, sino solamente invitar a una toma de conciencia
contra la alienación. En obras como "Hasta pronto SOHO (del
Soho a Chelsea)", ponen en evidencia
el mecanismo del mercado del arte pautado por las modas. En
la cínica "Destrucción en Graz", se fotografían a tamaño monumental en la pose típica de rockers malos; en el centro de la sala una pequeñísima batería de juguete. Aquel que visite la muestra no se verá privado de contemplar, además, una típica pirámide precolombina, aunque no genuinamente azteca esta vez, sino realizada con latitas de Coca Cola made in México.
La banalidad del mal
UNITED STATES HOLOCAUST MEMORIAL MUSEUM
WASHINGTON, D.C.
Gisela Heffes De las oscuras paredes a una foto. Miles. Montañas de fotos hasta tocar el cielo raso, montañas de zapatos,
singulares zapatos en plural, montañas de cuerpos mutilados,
fragmentos desnudos, huesos, personas.
Ralladores oxidados, tijeritas y planchas. La muerte cotidiana.
La irreversible mueca del mal. Fantasmas.
Del “Nazi Assault” (1933/39) en el cuarto piso a la “Final Solution” (1940/45) en el tercero. Descendemos. Esto no es otro sino el descenso. Inhalamos el olor a gas adherido a las latas de
veneno para ratas. En las salas reina el silencio. Nada se atreve a interrumpir su largo velar.
Imagenes sin fin; trajes con polvo, botas gastadas. Lo más curioso: un muestrario con diez tipos de ojos claros incrustados en
una caja de metal, referencia de raza.
Al salir, los otros ojos (los de verdad) no soportan la luz. ¿Cómo
recuperarse de una penumbra inmóvil, de una realidad suspendida en el instante infinito que nunca descansa? ¿De los rizos
cenicientos de Sulamith? ¿Del rumor nocturno, los postergados
suicidios del poeta?
Kiwi Sainz
apoya a ramona con su suscripción
Sofía Althabe
colaboró suscribiéndose a ramona
9.12.00 AL 29.4.01 NEUE STAATSGALERIE. STUTTGART
Por Timo Berger (desde Berlín) Tanguy no obtuvo tanta fama
con un público más amplio como Dalí, Ernst o Miró.
Sin embargo, dentro del grupo de los surrealistas alrededor de
André Bréton él fue uno de los más fieles a los conceptos de la
vanguardia parisinos de los años veinte. Tal fe por el surrealismo se manifestó en su participación en acciones y exposiciones
grupales como la revista “La Révolution surrealiste”, su aplicación del “dessin automatique” y otros inventos y juegos surrealista que hallaron su lugar en la no tan vasta obra de Tanguy. En
la Neue Staatsgalerie se exihiben pinturas, dibujos y estampas
suyas, situados en un contexto de obras de otros artistas del
grupo surrealista. La poca notoriedad de Tanguy tiene que ver
con el radicalismo de su lenguaje pintórico: Distinto a Dalí y Ernst
que atendían conciliatoriamente las expectativas de un público
que quería encontrar en las imágenes figurativas una clara referencia a la realidad, los cuadros de Tanguy muy raras veces pueden ser leídos como retratos de algún referente comprensible. En
la mayoría de los casos, sus cuadros están poblados de formas
libres que remiten a moco prehistórico, a barro, a gotas de cera
o a protocitos. En lo técnico se sirve de la pintura renacentista: el
horizonte siempre cuelga bajo, usa pinceles muy finos para que
desaparezcan las pinceladas y el curso de los colores desconoce rupturas. Así se crea un espacio hiperrealista con un bajo fondo y una atmósfera amenazante: las composiciones y contextualizaciones de formas amorfas evocan un mundo que funciona
completamente sin el impacto humano. Es una realidad que sólo
el artista llega a conocer: en la persona de Tanguy se renueva de
tal modo el viejo mito del artista que ve la realidad verdadera tras
las manifestaciones profanas.
Sofisticación
NICOLA CONSTANTINO
FUNDACIÓN MIRÓ. BARCELONA
DICIEMBRE 2000
Por Gustavo Marrone (desde Barcelona) Bajas las escaleras
y un gran friso recorre dos de las paredes; un friso realizado con
calcos de animales nonatos, caballos y terneros, trabajados con
una precisión enfermiza y una economía de medios cercana al
minimal o al hastío de la cantidad.
Un color rosa sobre paredes y friso, recuerda una idea de carne,
gran cantidad de chanchos bola y terneros bola se distribuyen
por el suelo de la sala, todos de diferentes tamaños, de acuerdo
al original del animal no nacido utilizados para los moldes y realizados en dos materiales distintos.
Exceso contenido, lo bello contiene y consiente. He aquí una de
las sutilezas de estas obras. Unas obras sobre el exceso frías,
distantes y sofisticadas, que hablan del nosotros, productores,
consumidores, humanos, universales, estetas.
Tan impactante y profunda las obras como la imagen de la artista
en la inauguración.
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