Fotocopias/Transmisiones por fax de

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e-Boletín de derecho de autor
Abril - junio de 2004
NOVEDADES JURÍDICAS
JURISPRUDENCIA
CANADÁ
Tribunal Supremo de Canadá
Derecho de autor – Fotocopias/Transmisiones por fax de decisiones judiciales – Obras
protegidas – Comunicación al público – Uso leal – Fines de investigación
No existe violación del derecho de autor cuando la Gran Biblioteca proporciona una copia
única de una decisión publicada, de un resumen jurisprudencial, de una ley, de un
reglamento o de un extracto corto de un texto proveniente de un tratado con arreglo a su
política de acceso.
No constituye una autorización de la violación del derecho de autor el hecho de colocar una
fotocopiadora en la Gran Biblioteca poniendo un cartel por el que se declina toda
responsabilidad respecto de las copias efectuadas infringiendo el derecho de autor.
Sentencia del Tribunal Supremo de Canadá, 4 de marzo de 2004 (Extractos del resumen de la
sentencia del Tribunal Supremo de Canadá)
CCH Canadienne Ltée c. Colegio de Abogados de Alto Canadá
[2004] 1 R.C.S. 339
Hechos:
El Colegio de Abogados recurrente administra la Gran Biblioteca de Osgoode Hall, en Toronto,
una biblioteca de consulta y de búsqueda dotada de una de las mayores colecciones de obras
jurídicas de Canadá. La Gran Biblioteca presta un servicio de fotocopias a los miembros del
Colegio de Abogados y de la Magistratura, así como a determinados investigadores autorizados
que lo solicitan. En el marco de este servicio de fotocopias, los miembros del personal de la Gran
Biblioteca preparan, entregan personalmente o envían por correo o por fax las fotocopias de
libros jurídicos a las personas que lo solicitan. El Colegio también pone a disposición de los
usuarios de la Gran Biblioteca fotocopiadoras en libre servicio.
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En 1993, los editores recurridos interpusieron acciones judiciales contra el Colegio de Abogados
por motivo de violación de derecho de autor con el fin de obtener un fallo que confirmara la
existencia del derecho de autor sobre determinadas obras y que declarara que el Colegio había
violado dicho derecho al permitir que la Gran Biblioteca realizara fotocopias de esas obras. Los
editores solicitaron además que se dictara un mandamiento judicial permanente que prohibiera la
reproducción por parte del Colegio de dichas obras o de otras obras editadas por ellos. El Colegio
de Abogados negó toda responsabilidad y solicitó a su vez un fallo que dictaminara que no hay
violación del derecho de autor cuando una copia única de una decisión publicada, de un resumen
jurisprudencial, de una ley, de un reglamento o de un extracto corto de un tratado es realizada por
un miembro del personal de la Gran Biblioteca o por un usuario por medio de una fotocopiadora
en libre servicio con fines de investigación.
La Sección de Primera Instancia del Tribunal Federal admitió en parte la acción judicial de los
editores y concluyó que el Colegio había violado el derecho de autor en el caso de algunas obras.
Pero desestimó la demanda reconvencional interpuesta por el Colegio. El Tribunal de Apelación
federal admitió en parte el recurso de los editores y resolvió que las obras en cuestión eran todas
originales y estaban protegidas por el derecho de autor. Por último, desestimó el recurso
incidental interpuesto por el Colegio.
Sentencia:
El Colegio de Abogados no viola el derecho de autor cuando la Gran Biblioteca proporciona una
copia única de una decisión publicada, de un resumen jurisprudencial, de una ley, de un
reglamento o de un fragmento corto de un texto proveniente de un tratado con arreglo a su
política de acceso. Por otra parte, el Colegio no autoriza la violación del derecho de autor por el
hecho de colocar una fotocopiadora en la Gran Biblioteca y de poner un cartel por el que declina
toda responsabilidad respecto de las copias efectuadas infringiendo el derecho de autor.
1. En lo que respecta a los criterios de originalidad
Los sumarios, el resumen jurisprudencial, el índice analítico y la recopilación de decisiones
judiciales publicadas constituyen obras “originales” protegidas por el derecho de autor. Una obra
“original” en el sentido de la Ley de Derecho de Autor es una obra que emana de un autor y que
no constituye la copia de otra obra. Debe ser al mismo tiempo el resultado del ejercicio del
talento y de la reflexión de un autor. Este ejercicio debe ser lo bastante significativo como para
que no pueda calificárselo de actividad estrictamente mecánica. Aunque una obra de creación sea
por definición una obra “original” que está protegida por el derecho de autor, la creatividad no es
un requisito esencial para la originalidad. Esta conclusión se basa en el sentido corriente de la
palabra “original”, en la historia del derecho de autor, en la jurisprudencia reciente, en el objeto
de la Ley de Derecho de Autor y en el carácter a la vez funcional y leal de este criterio. Si bien es
cierto que las decisiones judiciales publicadas, consideradas con razón como una compilación del
sumario y de los motivos judiciales revisados que lo acompañan, son obras “originales”
protegidas por el derecho de autor, los motivos de la decisión por sí solos, sin los sumarios, no
constituyen obras originales sobre las cuales los editores puedan invocar el derecho de autor.
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2. En lo que respecta al uso leal y a los fines de investigación
El artículo 29 de la Ley de Derecho de Autor estipula que el uso leal de una obra con fines de
investigación o de estudio privado no constituye una violación del derecho de autor. Es necesario
interpretar la palabra “investigación” en un sentido amplio de tal manera que los derechos de los
usuarios no sean limitados de manera indebida. Además, la investigación no es exclusivamente la
que se efectúa en un contexto no comercial o privado. El abogado que ejerce este derecho con un
ánimo de lucro realiza una actividad de investigación en el sentido del artículo 29. Los criterios
siguientes permiten determinar si un uso es leal o no: el objetivo del uso, la naturaleza del uso, la
amplitud del uso, la naturaleza de la obra, las soluciones alternativas con respecto al uso y la
repercusión del uso sobre la obra. En este caso, el uso de las obras de los editores por el Colegio
de Abogados en el marco del servicio de fotocopias respondía a los criterios de los fines de
investigación y del uso leal. La política de acceso a la Biblioteca restringe de manera adecuada
las copias efectuadas por el Colegio. Cuando el fin perseguido no parezca ser el de la
investigación, la crítica, la información o el estudio privado, se denegará la solicitud de fotocopia.
En caso de duda sobre la legitimidad del fin perseguido, la decisión competerá a los
bibliotecarios de referencia. La política de acceso limita la amplitud del fragmento que puede ser
reproducido, y los bibliotecarios de referencia tienen la facultad de denegar una solicitud cuyo
alcance excede de lo considerado habitualmente como razonable.
3. En lo que respecta a la autorización de la violación del derecho de autor
El Colegio de Abogados no autoriza la violación del derecho de autor por el hecho de poner
fotocopiadoras a disposición de los usuarios de la Gran Biblioteca. Aunque la autorización pueda
inferirse de actos que no son directos y positivos, no constituye una violación del derecho de
autor el hecho de permitir la simple utilización de un aparato susceptible de ser utilizado para este
fin. Los tribunales deben basarse en la presunción de que todo aquél que autoriza una actividad,
la autoriza únicamente dentro de los límites de la legalidad. Esta presunción puede ser refutada si
existiera la prueba de una determinada relación o de un determinado grado de control entre el
autor de la autorización y las personas que hubieran violado el derecho de autor. En el presente
caso, no existe ninguna prueba de que las fotocopiadoras hayan sido utilizadas de una manera
incompatible con las disposiciones sobre el derecho de autor. Además, el Colegio de Abogados,
al colocar un cartel por el que declina toda responsabilidad respecto de las copias realizadas
infringiendo el derecho de autor, no ha reconocido explícitamente que las copias fueran a
realizarse de manera ilícita. Por fin, incluso si se aportara la prueba de que las fotocopias han
sido utilizadas para violar el derecho de autor, el Colegio de Abogados no tiene un control
suficiente sobre los usuarios de la Gran Biblioteca como para que se pueda concluir que ha
autorizado, apoyado o favorecido la violación del derecho de autor.
4. En lo que respecta a los criterios de la comunicación al público
No ha habido violación del derecho de autor por parte del Colegio de Abogados en una etapa
ulterior. El hecho de que el Colegio de Abogados haya transmitido copias de las obras de los
editores a abogados de Ontario no equivale a comunicarlas al público. La transmisión reiterada de
una copia de una misma obra a varios destinatarios podría constituir una comunicación al público
y violar el derecho de autor, pero no existe ninguna prueba de que haya habido este tipo de
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transmisión en el presente caso. El Colegio de Abogados tampoco ha violado el derecho de autor
al vender copias de las obras de los editores. Al no existir violación inicial del derecho de autor,
tampoco puede haber violación en una etapa ulterior. Por último, aunque no sea necesario aclarar
esta cuestión, la Gran Biblioteca se acoge a la excepción prevista para las bibliotecas.
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