LAHORE (Pakistán) – Situación del proyecto y población destinataria La colonia de Youhanabad, a las afueras de Lahore, reúne los elementos de la mayoría de los asentamientos de chabolas de la segunda macrourbe de Pakistán. Calles sin asfaltar, casas de adobe o ladrillo desportilladas, y basura, mucha basura. Pero Youhanabad tiene un broche de distinción: es el mayor asentamiento de cristianos —en su mayoría católicos— del país, con sus 50.000 almas. Unas pocas instituciones religiosas son su único orgullo. Entre otras, la Escuela Técnica Don Bosco, dirigida por el misionero español Miguel Ángel Ruiz Espínola. La evangelización es muy reciente en Pakistán: apenas tres o cuatro generaciones. «El cristianismo llegó a esta región del Punjab a finales del siglo XIX, de manos de capuchinos belgas», recuerda monseñor Lawrence J. Saldaña, arzobispo de Lahore y presidente de la Conferencia Episcopal paquistaní. Los primeros destinatarios eran hindúes sin casta o intocables, que vieron el cielo abierto en la predicación evangélica de igualdad entre todos los hombres. Con los británicos no lograron, sin embargo, levantar vuelo y con el nacimiento en 1947 de Pakistán como nación independiente de la India no cumplió las expectativas de la minoría Cristiana, cuya participación en el nacimiento del nuevo país fue clave en las votaciones que tuvieron lugar en esos días. Los Cristianos a menudo ayudaron a los Musulmanes en su sangrienta defensa contra los Sikhs. A Pakistan llegaban los llamados “Trenes de la Muerte”, cargados con Musulmanes masacrados antes de salir de la India. En muchas ocasiones los Cristianos escondían a sus vecinos Musulmanes para evitar su masacre en la aldea. De hecho el color blanco que ocupa un tercio de la Bandera Nacional es la representacion de las minorías, unas minorías que se han visto, especialmente la Cristiana, más y más marginada a medida que se ha impuesto un Islam radical en el que los nomusulmanes no tienen derecho a vivir en este país. La suerte de los tres millones de cristianos paquistaníes, en un universo de casi 160 millones de compatriotas musulmanes, se torció a comienzos de los 80 bajo la dictadura del general Zia y su proceso de islamización. El actual presidente, Musharraf, decidió en 2002 suavizar la situación. Desde entonces, un votante cristiano puede ya votar a un candidato musulmán, y un musulmán a un cristiano. Pero el estigma social de los no mahometamos es profundo y se ha agravado aún más desde los atentados del 11 de Septiembre. El primer ataque de las turbas a las iglesias se produjo apenas unas semanas después, en octubre de 2001, en el sur del Punjab. Quince cristianos fueron asesinados. Desde aquella fecha las agresiones a templos, escuelas y hospitales cristianos se producen con periodicidad, alentadas por la galaxia de organizaciones «yihadistas» que operan en Pakistán. La «ley de la blasfemia» suele ser el mejor pretexto. Desde el altavoz de un minarete se propala la especie de que un lugareño cristiano ha insultado al Corán o al profeta, y la turbamulta opera a continuación como una fuerza ciega. El sentimiento se impone a la razón y a las varas de la policía. ‘DON BOSCO TECHNICAL and YOUTH CENTRE’ – Lahore (Pakistán) En estos años se ha ido consolidando un proyecto de Escuela Técnica para aprendices con las especialidades de Mecánica, Soldadura, Electricidad y Aire AcondicionadoRefrigeración. La mayoría de los jóvenes, unos 170 de momento, son cristianos. La comunidad cristiana de este país necesita un gran apoyo para dejar de ser el estigma de la sociedad de Pakistán, como normalmente se la llama. Desgraciadamente los cristianos pertenecen a la clase más baja, los que eran “intocables” cuando Pakistán era aún parte de la India. No siempre han tenido acceso fácil a una educación de calidad y muchos colegios cristianos han sobrevivido gracias a unas cuotas que sólo los musulmanes de familias acomodadas podían costear. En este contexto los Salesianos comenzaron hace 6 años una Escuela Técnica para la minoría cristiana del país, aunque también está abierta a jóvenes musulmanes que acepten su identidad como escuela técnica cristiana católica. No estamos hablando de una situación de miseria, como puede haberla en algunas partes de la vecina India, pero las ayudas económicas a centros como éste de Lahore pueden ayudar a un joven cristiano pakistaní a completar un curso, pues en muchos lugares no se le deja estudiar. Significa la presencia de personal que puede acompañarle en su trabajo para evitar la discriminación (por ejemplo, a algunos estudiantes durante las prácticas de empleo por ser cristianos les ponen de comer aparte y no pueden usar ni los cubiertos de los otros chicos, pues si beben de un vaso, ese vaso ya está impuro por haberlo tocado los labios de un infiel, etc). Significa poder traerse al internado a los jóvenes que no pueden jugar ciertos juegos de campo en sus escuelas rurales pues hasta el contacto físico con un cristiano está prohibido por algunos maestros. La solidaridad del Mundo occidental ha permitido hasta ahora transformar una pequeña vivienda con 10 jóvenes (hace 6 años), en un gran internado sólo con chicos católicos de todo el país, llegando a un total de 103 (de 15 a 23 años) este curso y poniéndose como meta 125 para el próximo… con la intención de llegar en un futuro a 180: jóvenes cristianos que tendrán una oportunidad de aprender un oficio y abrirse camino en la vida, pues de otra manera probablemente no la tendrían... Los proyectos de futuro se centran en la consolidación y ampliación de esta obra (Centro Técnico e Internado). En concreto, podemos detallar estas necesidades: - Manutención de los internos, unos 1000 euros al mes. - Mesas de estudio, camas y sillas para los nuevos dormitorios y sala de estudio del internado: 4.000 Euros - Materiales y mantenimiento de los talleres técnicos: unos 20000 euros al año. - Sueldos de los profesores y maestros de taller: 10000 euros al año. - Instalación de generador eléctrico: 10000 euros. - Conducción de agua y grifos: 3.000 Euros - Seguridad del centro: 1500 euros (guardias de seguridad) + 2.500 Euros (mejora de la valla protectora). Darío & Guzmán Nacidos en Guadalajara en 1977 y 1980, respectivamente, los hermanos Darío y Guzmán Pérez vivieron desde pequeños varias pasiones: la fe, la preocupación por los más necesitados y la música, todas ellas heredadas de su familia y de los salesianos. Su formación musical no pasa por conservatorios, pero sí por algunas clases particulares de guitarra –en el caso de Darío– y por los casi 10 años de tenor en una coral –en el caso de Guzmán–. Pero fue en el seno de su propia familia donde se gestó esta pareja de hermanos como dúo musical, donde surgió la idea de compartir la fe y la solidaridad a través de la canción. La iniciativa de estos dos hermanos surgió y se mantiene con varios propósitos: ante todo, compartir su vida, su fe y su compromiso por los demás; unido a esto, también han querido ser siempre portadores de un mensaje crítico, comprometido y esperanzado ante la realidad del mundo en que vivimos; y a la vez, despertar las conciencias, los corazones y los bolsillos de la gente para que se mueva a colaborar y hacer un mundo más justo, más humano y mejor repartido. Y todo ello a través del lenguaje universal de la música, que todo el mundo entiende y que mueve más que los sermones a veces vacíos que oímos a nuestro alrededor. Los conciertos que ofrecen son siempre solidarios, en primer lugar por el mensaje que transmiten, y también por los donativos que generan. Países como Mozambique, Costa de Marfil, Brasil, los damnificados por el tsunami del Sudeste asiático, o Perú han recibido las ayudas recaudadas en sus conciertos y en la venta de su disco, hasta la fecha más de 12000 euros. Fruto de la grabación de uno de sus conciertos en 2004 surgió su primer y único disco hasta el momento, titulado “La pobreza no se entiende en ningún idioma”, que incluye un total de 19 temas. La Fundación “JuanSoñador” colaboró en la grabación y edición del disco. Sus canciones son originales, todas ellas compuestas por Darío&Guzmán, y giran en torno a diversos temas: la pobreza, la injusticia, el compromiso por los demás, la fe, la familia, la amistad, el amor... y también el humor. Y siempre con un tono crítico y a la vez esperanzado, tratando de aportar su granito de arena en la construcción de un mundo más justo y solidario.