Tema 3. Platón 1

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Historia de la Filosofía
Tema 3. Platón
JMRG
Historia de la Filosofía
Filosofía II
Platón
TEMA 3. PLATÓN.
INTRODUCCIÓN
La obra platónica gira alrededor de un objetivo: hallar el fundamento de una sociedad
justa. ¿Cómo lograr una sociedad armónica, equilibrada? ¿Cómo construir una comunidad
política, donde encontremos la felicidad y la armonía? Este es el objetivo, la cúspide de la
pirámide. Pero con qué material cuenta, cómo se construye este edificio.
A ello Platón le antepone dos prioridades (“El material”):
a) Describir la realidad. Ontología.
b) Descubrir la verdad. Epistemología.
Se trataría de saber qué son las cosas, cómo es la realidad y cómo nos son conocidas,
para llegar a la idea de bien y justicia. Para llegar a la verdad, hay que conocer la esencia de
las cosas. Quien ha alcanzado la verdad y conoce la realidad, puede saber lo que es la justicia
y construir una sociedad justa.
A este proyecto se le ha llamado tradicionalmente la Teoría de las Ideas.
Pero esta sociedad justa, la componen ciudadanos que requieren una Educación. La
educación se hace necesaria para dotar de unos gobernantes adecuados, capaces de
conocer el Bien, la justicia, y la verdad. Es el requisito imprescindible para los gobernantes.
Así pues la Teoría de las Ideas, ontología, epistemología y educación hará posible una
sociedad justa.
El texto que nos ilustrará este recorrido es el Mito de la Caverna. ¿Qué nos va a decir
este texto eterno?:
a) La existencia de “dos mundos opuestos”, a saber el cambiante, falso, engañoso y
caduco de los sentidos. Otro mundo es el que rige la razón, la comprensión los
conceptos o ideas que nos conducen a la verdad.
b) Los sentidos nos atrapan, los humanos nos dejamos llevar por el cuerpo. Para Platón
esos son “las cadenas” que debemos liberarnos y ascender del fondo cavernoso,
hacia el exterior y contemplar las “cosas en sí”.
c) Este proceso de salida se llama “educación”.
d) Los seres se pueden clasificar en sombras, imágenes, objetos y el sol.
e) ¿Qué es lo que causa todo lo material? Platón nos dirá: las Ideas.
f) El político tiene una misión. (¿“Imposible”?
1. El dualismo ontológico: su doctrina sobre la realidad.
Platón heredó de la filosofía anterior la problemática respecto
a lo que es real y lo que no lo es y de ella surgen dos visiones
diferentes de la realidad: Heráclito y Parménides. Los heraclíteos
sostenían que en el mundo todo estaba en constante devenir. El
cambio, ni por un instante, dejaba de producirse y nada es la
misma cosa en dos instantes seguidos. La consecuencia de esta
doctrina era que no podía haber conocimiento de este mundo
puesto que el propio conocimiento va cambiando conforme
cambiaba su objeto de estudio. El conocimiento verdadero sólo es
posible teniendo un objeto estable y permanente. Por otro lado,
Aristocles, más conocido como
Platón
(427 – 347 a.C.)
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Filosofía II
Platón
Parménides había dicho que esa realidad permanente existe y que sólo puede ser
descubierta por la actividad de la mente y no por los sentidos que nos muestran una realidad
cambiante y perecedera.
Platón considera que estas dos visiones de la realidad son ambas verdaderas; Heráclito
vio una realidad múltiple y cambiante y Parménides vio una realidad única y eterna. La
solución a esta aparente contradicción es que para Platón existen dos realidades: una
realidad que se capta a través de los sentidos (plural, cambiante y aparente) que él llamará
Mundo Sensible o visible y una realidad captable a través de la razón (única, permanente y
esencial) que será el Mundo Inteligible o invisible. De esta forma, Platón realiza la primera
síntesis de la historia de la filosofía, síntesis entre Heráclito y Parménides.
•
MUNDO INTELIGIBLE (INVISIBLE).
La teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía platónica. El punto de arranque
de esta teoría está en el legado de Sócrates consistente en que existen principios morales
absolutos (frente al relativismo de los sofistas), y la posibilidad del conocimiento científico
(frente al escepticismo de los sofistas). Platón retoma las definiciones esenciales de Sócrates,
como fundamento de la realidad. El universal “mesa”, una abstracción de la mente es una
herramienta fundamental para ordenar la realidad.
Hablamos y pensamos que hay cosas bellas, buenas y justas pero también que existe el
BIEN, la BELLEZA y la JUSTICIA en sí mismas, al margen de las cosas concretas que vemos,
sentimos o pensamos. Es decir, además de las cosas existen Ideas o Formas. El término Idea
es una traducción del término griego eídos que significa modelo o patrón. Estas Ideas no son
conceptos, no son construcciones mentales, objetos sin existencia aparte del pensamiento
que las piensa, sino que son Realidades que existen con independencia de las cosas. Más
aún, son la verdadera realidad, únicas, inalterables y sólo captables por el entendimiento.
Por ejemplo, una cosa es bella gracias a la Idea de Belleza. A cada una de las cosas del
mundo sensible le corresponde una Idea en el mundo inteligible, ya que las Ideas son los
modelos de la realidad y las cosas concretas y particulares son meras copias. Esto conlleva a
admitir tantas Ideas como clases de cosas concretas haya. El mismo Platón someterá su
propia teoría a crítica en los diálogos de vejez.
Para comprender mejor la teoría de las Ideas vamos a considerar rápidamente los
distintos argumentos en los que parece haberse apoyado:
1. Argumento derivado del conocimiento. El conocimiento y la ciencia (conocimiento
universal y necesario, inmutable) existen y han de tener un objeto, luego ese objeto
existe. Este objeto no pueden ser las cosas concretas y particulares que conocemos a
través de los sentidos, ya que éstas se encuentran en perpetuo estado de cambio,
mientras que los objetos de la ciencia deben ser permanentes. Tiene que haber
realidades eternas e inmutables, que son el objeto de estudio de la ciencia y a las que
llamaremos Ideas. Tiene que haber un objeto necesario, universal e inmutable de la
ciencia. El ejemplo nos lo dan las matemáticas. Los teoremas de geometría son
válidos universalmente; el teorema de Pitágoras es válido para cualquier triángulo.
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Platón
El ejemplo más destacado es el de las matemáticas: ningún triángulo
particular que tracemos es perfecto, pero cuando estudiamos las propiedades del
triángulo, lo hacemos del triángulo perfecto; luego los objetos de las matemáticas
deben existir, si bien no en el mundo físico.
2. Argumento de la «unidad de lo múltiple». Ningún sujeto particular equivale, en
absoluto, a su predicado general, ya que el predicado posee mayor extensión que el
sujeto. Por ejemplo, cuando decimos “Sócrates es hombre”, el predicado “hombre”
incluye a muchos más individuos aparte de Sócrates. Resulta así que existirá cierta
realidad exterior e independiente de las cosas particulares, predicable del mismo
modo de todos los individuos correspondientes. Tal unidad de la pluralidad, que es
eterna y separada de ésta, recibe el nombre de Idea. En el lenguaje hay una
estructura interna subyacente, cuando formulamos juicios, Sócrates es hombre,
Platón es hombre. A una pluralidad de sujetos le pertenece una propiedad. Tal
unidad es una Idea.
•
Argumento del conocimiento de lo universal. Cuando pensamos “hombre”, nuestro
pensamiento tiene un objeto al que no afecta la destrucción de ningún hombre
particular, de un conjunto de hombres particulares o de todos los hombres. Luego
ese objeto es independiente de los individuos particulares y recibe el nombre de
Idea. Cuando atribuimos un predicado, pensamos en un núcleo de significado,
referido a una pluralidad de sujetos. Así hablamos de humanidad, o justicia. Este
conocimiento es de una Idea
Así pues, el verdadero ser (esencia) está constituido por la realidad inteligible (Ideas)
ya que éstas son la causa no física del mundo físico. Y en eso consiste básicamente la teoría
de las Ideas de Platón, en afirmar que existen entidades inmateriales, absolutas,
inmutables, eternas y universales independientemente del mundo físico. Por ejemplo, la
justicia en sí, la bondad en sí, el hombre en sí... de ellas derivan su ser (esencia) todo lo justo,
todo lo bueno, todos los hombres, ... que hay en el mundo físico. Por tanto, ellas son las
causas absolutas y razones últimas y supremas de todas las cosas sensibles.
Para Platón, las Ideas no son un conglomerado inconexo de esencias, sino que
constituyen un sistema organizado y ordenado jerárquicamente en el que las Ideas
inferiores implican las superiores. Todas las Ideas se ensamblan y coordinan en una
gradación jerárquica en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien. El Bien, como Idea
primera, como principio supremo, es expresión del orden, del sentido y la inteligibilidad de
todo lo real.
Platón compara la Idea de Bien con el Sol (“símil del Sol”).
«Dos son los que reinan, uno en el ámbito de lo visible, otro en el
ámbito inteligible». De la misma manera que el Sol no sólo hace
visibles las cosas del mundo sensible, sino que además les da su
posibilidad de ser, la Idea de Bien hace inteligibles los objetos del
mundo inteligible y les da existencia (bien como causa ontológica y
epistemológica de las Ideas).
En definitiva, lo que hace Platón es dotar de un valor
ontológico a los universales perseguidos por Sócrates y aunque
Símil del sol
resulte extraña la idea de un mundo fuera del espacio y del tiempo
“lleno” de Ideas hay, de hecho, en el pensamiento corriente de nuestro tiempo,
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Platón
reproducciones de las Ideas platónicas. Si se les preguntase a quienes las emplean, negarían
que tengan en la mente conceptos semejantes; pero, en realidad, una cantidad
sorprendente del pensamiento cotidiano se conduce como si hubiera entidades inmutables y
reales correspondientes a los términos generales que usamos. Por ejemplo, en ciencia
tenemos las leyes de la naturaleza y, aunque ahora se tiende a ver su carácter meramente
probabilístico, éstas eran tratadas como si existieran aparte de los acontecimientos en que
se manifiesta, acontecimientos que, naturalmente, nunca son del todo uniformes ni se
repiten con exactitud. Además, sin la fe en que las mismas leyes operaran mañana como han
operado hoy, la ciencia no progresaría.
•
MUNDO SENSIBLE (VISIBLE).
El mundo sensible es la segunda clase de realidad, es la realidad que perciben los
sentidos, es engendrada, está en continuo devenir y es sólo copia imperfecta de la primera
realidad. En el Timeo o sobre la naturaleza, Platón trata de explicar el origen del mundo
sensible. Considera que el mundo sensible es fruto, por un lado, de la necesidad propia de la
materia originaria, caótica e informe y, por otro, de las Ideas que actúan como modelos. La
concurrencia del primer elemento explica lo que en el mundo sensible hay de imperfección;
la concurrencia de las Ideas explica cuanto en el mundo hay de orden, razón y belleza. Ahora
bien, ¿qué principio lleva a cabo el proceso de configuración del mundo sensible según el
arquetipo de las Ideas?
Platón recurre a tres causas para explicar la producción del mundo sensible:
1. El demiurgo. El orden de la naturaleza proviene de una inteligencia ordenadora
(influencia de Anaxágoras).
2. La materia. El demiurgo actúa sobre una materia eterna, caótica, que Platón llama de
muchas maneras (utilizando distintas metáforas). Por ejemplo, la llama espacio; pero el
“espacio” al que se refiere Platón no es el espacio geométrico y vacío, sino el sustrato
material informe, caótico, a partir del cual el demiurgo ha ordenado (no creado) el
cosmos. Este sustrato no es inerte, ni estático, sino que tiene movimiento desde
siempre, pero un movimiento desordenado, caótico. Así pues, la chora es el sustrato
material informe, dotado de movimientos caóticos a partir del cual se ha construido el
mundo.
3. Las Ideas. Todo ser inteligente que construye o fabrica algo (y el demiurgo es el
fabricante del universo) lo hace de acuerdo con un plan o modelo. La función del
demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en la materia lo mejor posible. Si el universo
no es totalmente perfecto, es porque la materia introduce siempre un factor de
desorden e indeterminación (imperfección).
En este punto del tema se hace necesario explicar ¿Qué relación hay entre las Ideas y las
realidades individuales del mundo físico? En sus escritos, Platón ha recurrido a dos
términos para caracterizar tal relación:
a) Los seres sensibles particulares imitan a las Ideas.
b) Los seres sensibles particulares participan de las Ideas correspondientes.
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Filosofía II
Platón
La imitación pone el acento en que las Ideas son modelos o paradigmas que las cosas
pretenden imitar, a las que quieren igualarse (ser como ellas) sin conseguirlo nunca. Así, las
Ideas vienen a ser los ideales que no llegan a cumplirse perfectamente en el ámbito de lo
sensible. La descripción ontológica del mundo de los sentidos, nos indica que estos ponen en
contacto a los hombres con las cosas, donde se aprecia las diferencias entre ellas.
Encontramos una gama de caballos cambiantes. Las cosas sensibles y los sentidos nos dan un
conocimiento confuso, propio de la caverna. Los sofistas, como especuladores se
mantendrían en al fondo. Los científicos preguntarían directamente pero no se elevarían
sobre los cambios. Sócrates mediante la Dialéctica marcaría el camino
Para Platón, el verdadero ser o esencia está en la realidad inteligible, llamadas Ideas.
Son unas entidades inmateriales, absolutas, inmutables, eternas
y universales,
independientes del mundo físico, y son la causa o modelo del mundo físico. Las Ideas
constituyen un sistema organizado y ordenado jerárquicamente. En primer lugar estaría la
Idea de Bien, posteriormente, las Ideas morales como justicia o belleza. Luego vendrían la
Ideas que determinan relaciones entre seres, Igualdad- Diferencia, unidad-dualidad: Después
figuras geométricas como la triangularidad. Vendrían las cosas naturales como caballo u
hombre, y finalmente cosas fabricadas, como mesa o casa.
La Idea de Bien sería el principio rector de todas las cosas en tres sentidos:
a) Fundamento ontológico: lo compara con el Sol. Lo que existe en el mundo sensible,
es por el sol, lo que hace posible el mundo inteligible es el Bien.
b) Epistemólogico. Es lo que hace posible el conocimeinto de los objetos sensibles.
c) Ético-político. Que haya una buena y justa ciudad pasa por el conocimento de la idea
de Bien.
2.- El dualismo epistemológico: dóxa y epistéme.
A) Relación epistemología-ontología.
LA UNIDAD
RAZÓN
LO PERMANENTE
INTELIGIBLE
LA ESENCIA
CONOCIMIENTO
REALIDAD
LAS APARIENCIAS
SENTIDOS
LO CAMBIANTE
SENSIBLE
LA PLURALIDAD
ONTOLOGÍA
EPISTEMOLOGÍA
Como hemos visto, la ontología platónica (su concepción de la realidad) es
radicalmente dualista: están, de una parte, las Ideas que son la realidad auténtica, lo
verdaderamente real, y de otra, los seres físicos, cambiantes y corruptibles. Pues bien, a esos
dos niveles de realidad corresponderán dos niveles en el conocimiento, como vamos a ver.
Para los griegos, en general, los grados de realidad determinan los grados de
inteligibilidad, es decir, establecen como principio general del conocimiento que el
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conocimiento es proporcional al ser, de modo que sólo lo que es máximamente ser resulta
perfectamente cognoscible; a menor grado de ser menor grado de conocimiento científico y
verdadero de las cosas. El no-ser es absolutamente incognoscible.
B) La epistemología platónica.
Platón, como su maestro Sócrates, creía en el conocimiento absoluto y verdadero de
la realidad, frente al relativismo de Protágoras y el escepticismo de Gorgias. Sócrates tenía la
convicción de que la conducta ética se ha de basar en el conocimiento y, asimismo, la de que
este conocimiento debe ser un conocimiento de valores eternos, no sujetos a las variables y
cambiantes impresiones de los sentidos o de la opinión subjetiva, sino idénticos para todos
los hombres y en todos los tiempos. Siguiendo a su maestro, Platón intenta refutar las
opiniones falsas. En su diálogo Teeteto, Platón se exige la tarea de combatir la teoría de
Protágoras sobre el conocimiento como mera percepción sensible y su tesis de que lo que a
cada cual le parece verdadero es la verdad para él. Platón rechaza ambas tesis. El
conocimiento debe ser de lo que es y, por tanto, tiene que ser infalible. El conocimiento
sensible tiene como objeto lo cambiante y perecedero, el mundo de las apariencias. Y así,
las cosas no son sino que devienen (no cumple con el primer requisito). Si la realidad
depende de la percepción que yo tenga de la realidad, entonces es imposible el segundo
requisito. La verdad será lo que yo perciba. Y, entonces, ¿por qué vamos a las clases de
Protágoras, por las que obtiene pingües beneficios, si nadie es más sabio que nadie?
Platón acepta de Protágoras la creencia en la relatividad de los sentidos y de la
percepción sensible, pero no admite un relativismo universal; al contrario, el conocimiento
verdadero existe y es alcanzable pero no puede estar sujeto a toda clase de influencias
momentáneas tanto en el sujeto como en el objeto.
C) Ciencia y opinión: los grados del conocimiento.
Más arriba hemos afirmado que el conocimiento es proporcional al ser. Pues bien,
para Platón1 entre el ser (Ideas) y el no-ser se encuentra una realidad intermedia: «el
mundo sensible». Éste es una mezcla de ser y no- ser, y por eso está sujeto al cambio y al
devenir.
Si al ser corresponde un conocimiento verdadero (epistéme) y al no ser la ignorancia,
a esta realidad intermedia (lo sensible) corresponderá un conocimiento intermedio entre
ciencia e ignorancia: un conocimiento que no es conocimiento propiamente dicho (ciencia) y
que llamamos opinión (dóxa); se trata de un conocimiento inestable y caduco (como la
realidad a que corresponde). Tenemos, por tanto, el conocimiento de la ciencia (epistéme) y
el conocimiento de la opinión (dóxa). Según Platón, los sofistas se movían en este segundo
tipo de saber.
En República, Platón especifica que tanto la opinión como la ciencia poseen dos
grados distintos, que corresponden a dos grados de realidad, de ser. Se trata del famoso
1
Con ello intenta salvar la conclusión a que había llegado Parménides, a saber, que el movimiento es
ininteligible y por tanto falso, ilusorio.
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Platón
pasaje del libro VI: el «símil de la Línea»; también aborda el tema en otro celebérrimo
pasaje del libro VII: el «sito de la caverna». De esta manera, al grado supremo de ser (Ideas)
corresponde el grado supremo de conocimiento (Dialéctica2), y todas las demás ciencias y
artes quedan reducidas a medios preparatorios, propedéuticos, para ascender a esta
cumbre, que es la propia de los filósofos. Platón opone la dialéctica (método científicoracional que aspira a la demostración de la verdad) a la retórica de los sofistas, que sólo
pretendían la persuasión.
GRADOS DE CONOCIMIENTO
CONOCIMIENTO SENSIBLE
CONOCIMIENTO INTELIGIBLE
OPINIÓN (DÓXA)
Conjetura
EIKASÍA
(Conocimiento
engañoso)
CIENCIA (EPISTÉME)
Creencia
PÍSTIS
(Física)
Pensamiento discursivo
DIÁNOIA
(Matemáticas)
Intelección pura
NÓESIS
(Dialéctica)
|______________|______________________|______________________________|___________________________________________|
Sombras e
Cosas y objetos
Objetos matemáticos
imágenes
sensibles
sensibles de
las cosas
MUNDO SENSIBLE (VISIBLE)
MUNDO INTELIGIBLE (INVISIBLE)
IDEAS (Bien)
GRADOS DE REALIDAD
Los hombres comunes se detienen en los primeros grados de la primera forma de
conocer, en el opinar. Los matemáticos se elevan hasta la diánoia, pero sólo los filósofos
acceden a la nóesis (pensamiento puro) y a la ciencia suprema (dialéctica). Aunque los
objetos matemáticos pertenecen al mundo inteligible, el alma (psiqué) aún se sirve de
imágenes (objetos del mundo sensible) a modo de hipótesis para llegar a comprenderlos
(por ejemplo, las figuras que se dibujan en las demostraciones geométricas). Sin embargo,
en el filósofo, el intelecto y su intelección, dejando de lado las sensaciones y todos los
elementos ligados a lo sensible, captan, con procedimientos intuitivos, las Ideas puras y sus
vínculos de implicación y exclusión, elevándose de Idea en Idea hasta llegar a captar la Idea
suprema (bien). Este procedimiento mediante el cual el intelecto avanza o se mueve de Idea
en Idea constituye la dialéctica; por eso el filósofo es un dialéctico, es decir, el que es capaz
de conocer el verdadero ser, la verdad suprema: la captación intelectiva del Mundo Ideal, su
estructura, jerarquía y relación entre las Ideas. Y en tanto que mediante la dialéctica
llegamos a conocer las cosas por sus razones supremas de ser y pasamos de la opinión y de
la diánoia a la nóesis o conocimiento verdadero, la dialéctica es una liberación de las
servidumbres y cadenas de lo sensible.
LA DIALÉCTICA PLATÓNICA.
2
La ciencia para Platón es una ascensión del alma hacia la verdad y hacia el Bien.
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Platón
Dialéctica, proviene de Dialektike, un adjetivo referido al sustantivo “Techné” que se
traduce por “técnica” o “arte”, que significa saber hacer. Platón usa el verbo “dialogar”,
“discutir”, como Dialesthai en la forma sustantivada “to dialegesthai”, como sinónimo de
“Dialektike” como saber usar el arte de la discursión.
Para Platón, es el principal método de pensamiento y de indagación filosófica. El
contexto donde procede es la práctica pública, de tomar decisiones políticas. Tras extensas
discursiones, en las que se rivalizaban tesis contrapuestas se llegaban a un punto final. Tenía
el mismo procedimiento que se seguía en la práctica judicial.
Platón retoma la práctica socrática del diálogo, pero cambiando la pregunta inicial.
Sócrates preguntaba ¿qué entiendes cuando se habla de belleza, justicia?. Se solicitaba una
opinión y se seguía una inadecuada e inconsciente respuesta por parte del interlocutor.
Platón en cambio, partía de la pregunta ¿qué es la verdad en la justicia, la belleza, etc.? Se
seguía un discurso relativo a la esencia objetiva (Idea) del objeto estudiado.
El camino lo expone Platón en el libro VI y VII de La República. El método dialéctico
tiene dos partes. Primero, tiene un movimiento ascendente, tal como lo expone en el Símil
de la línea. Se parte de un nivel hipotético, hasta captar la verdad. La Dialéctica pone en
movimiento, a partir de discursiones, hasta alcanzar un nivel de comprensión o descripción
de la Idea en cuestión, que sea irrefutable, o más difícil de refutar. Posteriormente, hay un
segundo movimiento descendente, para asegurar que estos conocimientos alcanzados,
constituyen normas reguladoras. Este sería el sentido ético-político. Así la Dialéctica, se
constituiría en una ciencia de uso de los saberes y valores en el ámbito ético-político.
Un ejemplo práctico lo podemos encontrar en la geometría con el concepto de tangente, o
en el ámbito ético con la justicia.
Las cosas al ser interrogadas producen paradojas, por ejemplo, ¿cómo una cosa
puede ser grande y pequeña? Tomemos por caso un perro en relación a una rata o una
ballena. La Dialéctica sería el proceso que no se quedaría en los meros datos de los
sentidos y trataría de llagar a la verdad.
Para ello Platón propone un programa educativo, con materias en varios niveles. En
último término se conocería la esencia. El proceso es gradual, y se buscarían
contradicciones. El plan de Platón sería llevado a cabo en n total de 20 años. Primero habría
una selección de alumnos, posteriormente estudiarían materias como aritmética, geometría,
astronomía y armonía. Como culminación a estos estudios, se dedicarían a la tarea práctica
de gobernar para alcanzar una sociedad justa, presidida por la Justicia y la Idea de Bien.
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Filosofía II
Platón
El SÍMIL DE LA LÍNEA, en definitiva, intenta explicar el largo recorrido que debe realizar el
alma hasta llegar a la contemplación de la luz y la verdad. El aprendizaje es un esfuerzo que
debemos hacer hasta llegar a la verdadera
realidad. La liberación de las cadenas no
es fácil, así como no es fácil pasar de las
tinieblas a la luz (conexión con el MITO DE
LA
CAVERNA).
Por esa razón, el
conocimiento no puede darse todo a la
vez; es preciso que el prisionero aprenda
poco o poco ya que un exceso de
conocimiento y de realidad lo cegaría.
De esta manera,
necesarios dos requisitos:
se
hacen
1. Un plan de estudios, es decir, los
distintos grados de conocimiento
por los que debe pasas el
prisionero hasta llegar a lo que es.
Recordemos que los grados del
conocer son proporcionales a los
distintos grados de realidad
contemplados por el prisionero
liberado.
Mito de la Caverna
2. El educador que guíe al prisionero, sólo puede ser aquel que ya ha contemplado la
verdadera realidad, el dialéctico (en el sentido platónico del término). Su misión será
“hacer girar el alma para que mire donde merece la pena mirar”. Este es el sentido
de la educación en Platón ya que sólo se puede tener verdadero conocimiento de lo
que es sumamente real.
Este tema es fundamental en la filosofía platónica, sobre todo por la constitución de
un sistema político como República. La selección de los distintos grupos dentro del sistema
ideal se llevará a cabo a partir de la educación. Así, algunos hombres no consiguen liberarse
de sus ataduras sensibles y se quedan en el interior de la caverna (artesanos y productores);
otros, consiguen superar el abismo que separa la realidad sensible de la inteligible y se
quedan en el conocimiento matemático (los guerreros); y, por último, el filósofo que llega a
la cúspide de la realidad y, por tanto, del conocimiento. El filósofo será el único capaz de
regresar al interior de la caverna para guiar la polis, teniendo siempre presente el Bien y la
Justicia necesaria para proporcionar la felicidad a los ciudadanos
D) La doctrina de la anámnesis (reminiscencia).
En la explicación de la estructura de la realidad hemos visto que Platón trataba de
«tender un puente» entre las Ideas y los seres sensibles, recurriendo a las nociones de
participación e imitación. Los seres sensibles imitan a las Ideas, tratan de aproximarse a
ellas, si bien sólo lo consiguen de un modo deficiente. Pues bien, también en el ámbito del
conocimiento Platón trata de «conectar» el conocimiento sensible con el conocimiento
racional.
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Filosofía II
Platón
Puesto que los seres sensibles son imágenes (imperfectas) de las Ideas, la visión de
los seres sensibles puede suscitar el recuerdo de las Ideas, del mismo modo que al
contemplar un retrato de una persona conocida, se suscita en nuestra mente el recuerdo de
ella. Por esto Platón afirma en distintos diálogos que aprender es recordar. Esta teoría
platónica se denomina teoría de la reminiscencia o de la anámnesis3. Por tanto, los seres
sensibles suscitan el conocimiento pero no lo producen. El alma es despertada por las
impresiones de los sentidos, y así puede volver a reconstruir sus anteriores conocimientos
mediante el raciocinio, superando las imágenes y desprendiéndose de la cárcel del cuerpo a
través de la práctica de la virtud a que conduce el conocimiento de la Idea de Bien.
3. El dualismo antropológico.
A) El planteamiento del alma en el pensamiento griego.
En el pensamiento griego el problema del alma se
plantea de manera muy distinta a como se plantea en la
actualidad. Ningún filósofo griego negó la existencia del alma;
para éstos el problema fundamental no es la existencia del
alma
sino
su
naturaleza
(material/inmaterial,
mortal/inmortal...). Por el contrario, para el pensamiento
actual el problema fundamental no es la discusión de la
naturaleza del alma sino la cuestión misma de su existencia.
La noción de alma en el pensamiento griego está
vinculada a dos hechos distintos, aunque relacionados entre sí:
1. La vida. El alma sería el principio de la vida, aquello por
lo cual estamos vivos (lo que nos “anima”, lo que nos da
la vida). El alma sería aquello que abandona al cuerpo
cuando se produce la muerte. Es lo que desde la
tradición judeo-cristiana se podría traducir como “alma”.
Platón y Aristóteles
Detalle del famoso cuadro de Rafael
«La escuela de Atenas»
2. Al conocimiento intelectual. El hombre se ha distinguido siempre de otros animales
por su capacidad de reflexión, por poseer entendimiento y razón. El alma sería, así, el
principio de conocimiento racional.
Estas dos concepciones del alma4 pueden ser denominadas, respectivamente,
concepción «aristotélica» y concepción «platónica». No obstante, en la filosofía griega nunca
3
La palabra griega anámnesis significa recuerdo. Obviamente esta doctrina supone que el alma posee en
sí misma el conocimiento de las Ideas, conocimiento que «olvida» al encarnarse en un cuerpo. Ya estudiaremos
cómo Platón en Fedro recurre al mito del «carro alado» para explicar cómo el alma conoce las Ideas antes de su
entrada en el cuerpo, y por qué llega a entrar en él.
4
Si se entiende el alma como principio vital, se entiende fácilmente que exista una estrecha conexión
entre el alma y el cuerpo (el alma es lo que hace vivir al cuerpo), pero resulta muy difícil encontrarle sentido a la
inmortalidad: ¿para qué un alma separada del cuerpo si su papel es hacer que el cuerpo viva? Pero si se adopta
una concepción del alma como principio de conocimiento racional sí tiene sentido plantear el tema de su
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Platón
se dio una separación radical y total entre ambos modos de considerar el alma. Platón no
dejó de lado la función vital del alma, y Aristóteles tampoco dejó de relacionar el
conocimiento intelectual con ella.
B) La naturaleza del alma en Platón.
El dualismo establecido por Platón entre el Mundo sensible y el Mundo de las Ideas
se traduce, en el caso de su antropología, en un neto dualismo entre cuerpo y alma. En el
pensamiento platónico el hombre se concibe como un compuesto de dos realidades: el
cuerpo y el alma. La teoría pitagórica sobre la inmortalidad y la transmigración de las almas
(metempsícosis) está muy presente en su reflexión filosófica.
Según Platón, el alma es de naturaleza espiritual, divina e inmaterial, por lo que
pertenece al Mundo inteligible (al Mundo de las Ideas), al que se siente impulsada por su
propia naturaleza. El auténtico destino de las almas consiste en la contemplación, en el
conocimiento de las Ideas inmutables. Al ser entendida como principio (origen) de
conocimiento intelectual, y no como principio vital, Platón tuvo siempre la convicción de que
el alma es inmortal y de que existía una vida después de la muerte.
Platón aborda en Fedón el problema de la inmortalidad del alma. Entre sus
argumentos destacan los siguientes:
1. El que se refiere a LA REMINISCENCIA. Según Platón el conocimiento verdadero de las
cosas no puede venir de las cosas (sensibles) mismas. ¿Por qué? Porque el
conocimiento verdadero es el conocimiento de los principios permanentes que
cumplen las cosas y les hacen ser lo que son: el conocimiento de la esencia y de su
auténtica naturaleza. Y este conocimiento no puede venir de las cosas sensibles (que
son y no son, que cambian) sino que tiene que proceder de un conocimiento anterior
a ellas. Por eso todo conocimiento, para Platón, es recordar: las cosas sensibles nos
traen el recuerdo, la reminiscencia de las Ideas perfectas (la esencia), sin las que
nuestros juicios serían imposibles. Conocer es reconocer. Eso quiere decir que el
alma ha preexistido al cuerpo, y, por tanto, es natural que le sobreviva después de
la muerte.
2. NATURALEZA AFÍN ENTRE EL ALMA Y LAS IDEAS. Si el alma humana es capaz de conocer las
esencias inmutables y eternas de las cosas, tiene que poseer una naturaleza afín
(similar) por eso serán inmortales inmortales (simples5, eternas e inmutables).
3. ARGUMENTO ÉTICO. Si el cuerpo y el alma se destruyen con la muerte, aquellos que no
han dominado las pasiones y deseos inmoderados de su cuerpo y han cometido
maldades, quedan “perdonados”, al morir. De esta manera, el bien y el mal
quedarían sin premio y sin castigo, lo que sería claramente injusto. Por lo tanto, es
necesario que el alma sea inmortal (ya que algunos no reciben su premio o castigo en
esta vida).
inmortalidad, pero resultará difícil explicar de manera satisfactoria la unión entre el cuerpo y el alma. En este
segundo caso se encuentra Platón.
5
Sólo se corrompe lo que está compuesto de partes.
12
Filosofía II
Platón
C) La naturaleza del cuerpo y la relación cuerpo-alma en Platón.
El cuerpo, la otra realidad que forma el compuesto que llamamos ser humano, es de
naturaleza material y pertenece, por lo tanto, al mundo sensible, donde habitan las cosas
cambiables, mortales y caducas. Éste es la raíz de todo mal, porque crea necesidades al alma
y le impide buscar la verdad. Es el origen de los amores alocados, las pasiones, las
enemistades, las discordias (que impulsan a las guerras), los temores, las enfermedades... así
como de las distintas ignorancias. Así pues, queda claro que para Platón el cuerpo no es el
receptáculo adecuado para el alma, antes al contrario: es su tumba y su cárcel (un lugar de
expiación). Mientras tengamos cuerpo estamos como muertos, porque somos
fundamentalmente alma, y mientras ésta se halle en un cuerpo está como en una tumba. El
cuerpo es una pesada carga de la que tiene que liberarse poco a poco (purificación) para
poder acceder a la contemplación de las Ideas.
El alma es superior al cuerpo; es quien lo anima y mueve, ya que éste es de por sí
inanimado (sin vida). La vida humana comienza cuando el alma cae al cuerpo
transmitiéndole, así, la vida. En Fedro, un diálogo, Platón explica en forma de mito la causa
del descenso de las almas hasta los cuerpos:
Originariamente las almas están próximas a los dioses y en compañía de éstos vivían
una vida divina. Platón describe la cabalgata celeste de las almas como una serie de carros
tirados por caballos alados, que avanzan velozmente con movimiento circular por las once
esferas de los cielos, precedidos de los dioses. Su meta consiste en llegar periódicamente,
junto con los dioses, a la cumbre del cielo: lo suprasensible (el mundo de las Ideas) o, como
lo llama Platón, la «Llanura de la Verdad». En el mito aparece el alma como un carro alado
tirado por dos caballos y conducido por un auriga (conductor). Los dos caballos de las almas
humanas pertenecen a razas distintas: uno es bueno y dócil (el de color blanco) y el otro
malo y desobediente (el de color negro), por lo que se hace difícil conducirlos al auriga. Para
nuestras almas resulta una empresa difícil llegar a contemplar el Ser (las Ideas), que está más
allá del cielo, y apacentarse en la «Llanura de la Verdad», sobre todo a causa del caballo
negro (de raza malvada) que tira hacia abajo. Ocurre por ello que, a veces, algunas almas
llegan a contemplar el Ser (mundo de las Ideas) y continúan viviendo junto a los dioses,
mientras que otras no llegan a alcanzar la «Llanura de la Verdad» porque se amontonan, se
apiñan y, sin lograr ascender por la cuesta que conduce hasta la cumbre del cielo, chocan
entre sí, se pisotean, ... iniciándose una riña en la que se rompen las alas y, al perder la
capacidad de sustentación, estas almas caen a la tierra y quedan encarceladas en un cuerpo,
y se inicia la vida humana.
Queda claro, pues, que la unión cuerpo-alma es un estado accidental y transitorio,
como la unión de un jinete y su caballo o un piloto y su nave. Y no sólo se trata de un estado
accidental, sino también, y más radicalmente, antinatural, porque el lugar propio (natural)
del alma es el Mundo suprasensible de las Ideas, y su actividad más propia (natural) la
contemplación de las mismas. De ahí que mientras el alma permanezca unida al cuerpo su
tarea fundamental sea purificarse (para que «le vuelvan a salir las alas») que es tanto como
oponerse al cuerpo y sus demandas, que es de donde vienen todas las impurezas.
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Filosofía II
Platón
¿Cuál es el significado de la descripción que Platón hace del alma como un carro
alado tirado por dos caballos y conducido por un auriga? El radical dualismo antropológico,
descrito por Platón, que no reconoce al alma más función esencial que el conocimiento
racional, mientras que atribuye al cuerpo todas las tendencias perturbadoras y conflictivas
(pasiones, deseos, placeres...). Los deseos, las tendencias y las pasiones son también
fenómenos psíquicos (mentales) y no solamente corporales. El conflicto, por tanto, no es
exclusivamente cuerpo-alma, sino un conflicto interior, del alma consigo misma. Platón se
dio cuenta de esto, y por eso adoptó una concepción más compleja del alma, distinguiendo
en ellas tres partes. Estas tres partes, que debemos entenderlas como funciones (es decir,
como actividades particulares) y no como partes materiales, son:
1. ALMA O PARTE RACIONAL (RAZÓN). Representada en el mito por el auriga (conductor). Es la
parte más noble y elevada. Su actividad principal consiste en contemplar las Ideas y
en guiar y dirigir a las otras dos partes. Se sitúa o localiza en el cerebro. Es inmortal.
2. ALMA O PARTE IRASCIBLE (ÁNIMO). Representada en el mito por el caballo bueno, dócil y
hermoso, que se deja conducir con facilidad. Simboliza el valor, la fortaleza y la
voluntad; es la fuente de las pasiones o tendencias nobles que hay en todo hombre
(valor, esperanza, ambición, docilidad...). Está localizada en el tórax. Al ser una
función anímica relacionada con el cuerpo, se trata de una parte mortal del alma.
3. ALMA O PARTE CONCUPISCIBLE (APETITO). Representada en el mito por el caballo negro,
malo, feo, pesado y contrahecho, difícil de guiar. Simboliza los deseos y pasiones
sensibles desmesurados; es la fuente de los apetitos groseros (el sensual) y de los
instintos (como el de conservación) que arrastran al hombre hacia los placeres
corpóreos. Está localizada en el abdomen y también es mortal.
D) El destino último del alma.
Platón aborda la cuestión del destino de las almas en el «Mito de Er», expuesto en el
libro X de República. Tras la muerte (alma separada/liberada del cuerpo) el alma se somete a
juicio ante las diosas Moiras (diosas del destino). Caben dos opciones:
1. Si ha llevado una vida sensitiva y desordenada, las diosas le indican que tiene que
elegir un nuevo cuerpo en el que encarnarse. En esta elección reside un gran peligro
para el hombre: muchos eligen un destino que les parece radiante, y luego pueden
comprobar que es algo terrible. En todo caso, como la decisión es nuestra, somos
nosotros, y no los dioses o el destino, los responsables de lo que hagamos. Lo
importante es que la razón domine las pasiones y así pueda, en sucesivas
encarnaciones, llegar a la contemplación de la verdad (Ideas).
2. Si, por el contrario, ha
llevado una vida racional y
ordenada, su premio será
permanecer feliz en el
mundo de las Ideas. Con
todo, el premio ultraterreno
tiene una duración limitada6.
6
Queda claro, pues, que para los griegos el ciclo temporal del desenvolvimiento de la Physis es eterno,
circular (no tiene principio ni fin).
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Filosofía II
Platón
Quizá por influencia de la mística pitagórica del número diez, Platón mantiene que la
vida ultraterrena de las almas duraría un máximo de mil años, esto es, diez veces más
del tiempo máximo que otorgaba a la vida terrena (cien años). Una vez transcurrido
estos mil años, las almas deben volver a encarnarse.
4. Ética y política platónicas.
4.1. La Ética en Platón.
A) Platón frente a los sofistas: virtud y felicidad.
El fundamento de la ética platónica es, sin duda, la doctrina moral de Sócrates,
centrada en el cultivo y cuidado del «hombre interior» y en la convicción de que los
conceptos morales pueden ser fijados racionalmente mediante definiciones rigurosas. Platón
radicaliza esta convicción socrática, atribuyendo a estos conceptos morales (la justicia en sí,
la bondad en sí…) el estatuto de Ideas, cuya realidad y validez objetiva es independiente de
las opiniones que cada cual pueda tener acerca de ellas.
Si el hombre es esencialmente su espíritu, su alma, es lógico que la virtud
(excelencia) haga referencia específica al conocimiento, a la sabiduría. No obstante, Platón
se hace cargo radicalmente de que el hombre no es una inteligencia pura, sino que consta de
un alma unida a un cuerpo material, que busca el placer, por lo que la virtud tendrá también
a éste como referente. El planteamiento sofístico, según Platón, es erróneo porque parten
de una concepción sesgada de la naturaleza humana, ya que se olvida de su elemento
fundamental, la razón, concluyendo así que la virtud (excelencia) consiste en el dominio del
más fuerte y la búsqueda del placer, puesto que son las únicas dos leyes morales de carácter
natural.
Platón mantiene que solamente un hombre virtuoso (excelente) puede ser feliz. Esta
vida feliz se conseguirá armonizando, en una vida virtuosa, placer y sabiduría. La realización
de esta mezcla armoniosa y medida de placer y sabiduría es labor de la razón, que es la
verdadera esencia del hombre y, por lo tanto, la que debe regir su conducta. Y lo debe hacer
porque es ella la que es capaz de contemplar (conocer) la Idea de Bien que es norma
suprema y objetiva de toda ordenación moral.
Así pues, para Platón, la virtud, es decir, la actividad excelente del alma, consiste,
fundamentalmente, en dos cosas:
1. LA VIRTUD COMO ARMONÍA. El alma virtuosa es aquella en que conviven armónicamente
sus tres partes, como resultado del sometimiento de las otras dos a los dictados de la
razón.
2. LA VIRTUD COMO PURIFICACIÓN. Para Platón, el alma no pertenece a este mundo, que es
un lugar de tránsito porque ella, por su naturaleza, es semejante a las Ideas. La
virtud, por lo tanto, tiene un sentido ascético7 y de catarsis, cuya función consiste en
reprimir las pasiones inferiores y en purificarse, para ir desprendiendo el alma del
cuerpo, preparándola para el retorno al estado feliz primitivo de contemplación de
las realidades del mundo inteligible (Ideas):
7
La ascética es una forma de vida que consiste en un continuo perfeccionamiento espiritual, cuya
finalidad es la mística: la unión inefable del alma con la divinidad por el amor.
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Filosofía II
Platón
«Purificarse es separar lo más posible el alma del
cuerpo, acostumbrar al alma a dejar la envoltura
del cuerpo para encontrarse a sí misma».
PLATÓN.
Fedón.
B) Clasificación de las virtudes.
Platón clasifica las distintas virtudes en conformidad con su concepción tripartita del
alma humana encarnada en un cuerpo.
La virtud fundamental es la JUSTICIA, una virtud general que comprende todas las
demás, tanto en el orden individual como en el orden social. En el orden individual, la
justicia será el ordenamiento adecuado (armónico) de las tres partes del alma. Tal
ordenamiento tiene lugar cuando cada parte del alma ejerce la función que le corresponde y
posee la virtud que le es propia. ¿Cuáles son éstas?
1. La FRÓNESIS (prudencia, cautela, precaución, ...) y la SABIDURÍA son las virtudes propias
del ALMA RACIONAL (lo más divino que hay en el hombre), cuyas funciones son:
A.
B.
Ordenar la vida práctica, eligiendo la conducta que debemos hacer.
Ordenar los pensamientos, haciéndonos huir de la dóxa.
2. La ANDREÍA (fortaleza y valor) es la virtud propia del ánimo (ALMA IRASCIBLE), cuya
función fundamental es mantener con firmeza (sobreponiéndose al sufrimiento y al
dolor) los dictados de la razón, sacrificando los placeres por el cumplimiento del
deber.
3. La SOFROSÍNE (templanza) es la virtud propia del ALMA CONCUPISCIBLE, cuya función
fundamental consiste en poner orden, armonía y, sobre todo, moderación a nuestros
deseos y pasiones, mediante la obediencia a la razón. Dice Platón, en el Fedón, que
se trata de un cierto aprendizaje de la muerte (liberación de las cadenas -deseos- del
cuerpo).
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Filosofía II
Platón
4.2. El orden político.
Platón concede a la ciencia política una gran importancia y muestra de ello son los
diálogos que dedica a ella: República, Leyes, Político. Pero no sólo fue un teórico de la
política, sino que a lo largo de su vida realizó esfuerzos prácticos por llevar a cabo el ideal
político que tenía en mente.
La teoría política de Platón se asienta en los siguientes principios fundamentales:
A) La correlación entre el alma y el Estado.
A los griegos les resulta difícil concebir al ser humano en estado de aislamiento. Para
vivir humanamente y conseguir su perfección material y espiritual el ser humano necesita la
ayuda y colaboración de sus semejantes. Por eso, el ser humano es un animal esencialmente
social, que encuentra en la agrupación con sus semejantes el complemento indispensable
para atender sus necesidades. Platón considera que tres son las necesidades básicas de los
ciudadanos:
1. Se hacen necesarios los servicios de todos aquellos que satisfacen nuestras
necesidades materiales (alimento, vestido, vivienda...)
2. Se requieren los servicios de algunos hombres que se dediquen a la custodia y
defensa de la ciudad.
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Filosofía II
Platón
3. Es necesario el esfuerzo de unos cuantos hombres que sepan gobernar de manera
adecuada.
Por consiguiente, surgen en la ciudad tres estamentos, grupos o clases sociales con
división de funciones y de trabajo, según las necesidades de los ciudadanos. La polis posee la
misma estructura tripartita que el alma. Los seres humanos que compondrán cada
estamento son los más aptos para cubrir cada necesidad según la capa anímica que
predomine en su estructura psíquica (es decir, según sus dotes naturales), circunstancia que
se conoce en el proceso selectivo que sufren todos los individuos de la polis en el período
que dura su educación. Los grupos sociales son tres:
1. Campesinos, artesanos y comerciantes, o sea, los PRODUCTORES, cuya función u oficio
es satisfacer las necesidades materiales de todos los ciudadanos. Este primer
estamento estará constituido por aquellos hombres en los que predomina el aspecto
concupiscible del alma. La riqueza y los bienes producidos por ellos no deben ser
demasiado escasos ni demasiado elevados. Pueden tener propiedades y familia
propia (mujer e hijos).
2. Los GUARDIANES, cuya función es la vigilancia y defensa de la ciudad: no sólo los
peligros que provengan del exterior, sino también aquellos que procedan del interior,
es decir, cualquier conflicto que se de entre los ciudadanos. Este segundo estamento
estaría constituido por hombres en los que predomina la fuerza irascible (volitiva) del
alma, es decir, hombres que “se parecen” a los perros de raza noble, dotados al
mismo tiempo de mansedumbre y de fiereza.
3. Los GOBERNANTES, cuyas funciones son legislar, velar por el cumplimiento de las leyes,
organizar la educación y administrar la ciudad. Este último estamento está
constituido por aquellos hombres en que predomina el alma racional que equivale al
cerebro o inteligencia de la ciudad. Por ser estos hombres los únicos que acceden al
conocimiento de las Ideas, en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien, norma de
todo buen gobierno, mediante la dialéctica8, son los encargados de gobernar. Y como
los que acceden al conocimiento de la dialéctica son los filósofos, los gobernantes
deben ser filósofos.
Tanto los guardianes como los gobernantes no tendrán bienes propios, sino que
vivirán a sueldo de la comunidad como servidores suyos. Tampoco tendrán casa
propia, y las mujeres e hijos serán comunes a todos. Estas prescripciones que
aparecen en la República constituyen un auténtico comunismo de bienes, mujeres e
hijos para estos miembros de las clases superiores. Tan alta es su misión de servicio al
Estado que no pueden verse impedidos por otros asuntos: el bien privado debe
transformarse en bien común.
B) La educación de las clases dirigentes de la pólis.
Platón, como los griegos en general, piensa que la finalidad fundamental del Estado
es de carácter moral: promover la virtud y la justicia, tanto a nivel individual como
socialmente, porque solamente así se conseguirá una vida feliz. Con una concepción tan
8
Ciencia suprema que conduce a la comprensión de las últimas verdades de la realidad.
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Filosofía II
Platón
fuertemente “moralizante” del Estado no tiene nada de particular que Platón conceda una
importancia fundamental a la educación, pues de ella depende que se alcance el ideal de la
comunidad social. La ciudad perfecta debe tener una educación perfecta. En la República
organiza la educación en dos niveles:
1. Nivel primario: común a todos los ciudadanos. La educación se lleva a cabo mediante
la gimnasia y la música, en sentido amplio: la música incluye también el arte y la
poesía. Por medio de ambas disciplinas se pretende educar no sólo el cuerpo sino
también el carácter, inculcando en los ciudadanos hábitos y opiniones correctas. Este
nivel se prolonga hasta los 20 años, donde se hace una selección.
2. Nivel superior. En él se encuentran los que “pasan el corte”. Se prolonga desde los
20 a los 35 años. Este segundo nivel se desarrolla en dos etapas:
Primera fase. Tras el nivel primario, los mejor dotados moral e
intelectualmente prosiguen su formación otros diez años más estudiando de una
manera más profunda disciplinas propedéuticas útiles para el arte de la guerra:
lógica, aritmética, geometría plana, astronomía... esto es, el estudio detallado y
progresivo de las matemáticas en sus distintas ramas.
Segunda fase. A los 30 años se hace otra selección y los más aptos prosiguen
su preparación para funciones elevadas. Todos los conocimientos anteriores no
llegan todavía a la categoría de ciencia perfecta, pues a los guerreros les basta
con llegar al grado de conocimiento de la diánoia.
Los más aptos dedicarán otros cinco años al estudio de la dialéctica y la teoría de
las Ideas, cumbre de todo ciclo de la formación intelectual. En este momento ya
se podrán ejercitar cargos administrativos secundarios, pero todavía tendrán que
esperar a cumplir 50 años antes de llegar, finalmente, a la categoría de arcontes
perfectos. Estos individuos gobernarán la ciudad por turnos. El tiempo que estén
libres de sus funciones de gobierno lo dedicarán al estudio de la filosofía. Este
aprendizaje de los 35 a los 50 años era el más difícil, porque supone reemprender
los contactos con la realidad sensible, en el desempeño de los cargos oficiales,
tras el encuentro con la dialéctica. La finalidad de la educación del políticofilósofo consistía en llegar a conocer y contemplar la Idea de Bien, con el objetivo
de implantar más tarde el propio bien en la realidad social.
C) Principio de especialización funcional: la justicia en el Estado.
Platón insiste en la unidad ético-política, por lo que la justicia en la ciudad y en el
individuo consistirá básicamente en lo mismo. La justicia en el Estado se realiza cuando cada
uno de los grupos sociales realiza la función u oficio que le corresponde y la realiza de modo
adecuado, esto es, según la virtud que le es propia. Así, habrá justicia en la polis cuando:
1. En los productores prevalece la virtud de la templanza (sofrosíne), esto es: ponen
orden y moderación a los placeres, obedecen a las clases superiores y aceptan el
orden social.
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Platón
2. En los guardianes prevalece la virtud de la fortaleza (andreía), esto es, mantienen con
firmeza los dictados de la razón sacrificando el placer y sobreponiéndose al dolor y el
sufrimiento.
3. En los gobernantes prevalece la prudencia (frónesis) y la sabiduría, ordenando la vida
práctica en la polis conforme a normas objetivas que emanan del conocimiento de la
Idea de Bien (norma suprema de todo buen gobierno).
El fin de la justicia en la sociedad perfecta e ideal es garantizar el bien de todos; por
ello tanto las múltiples leyes como la acción de los gobernantes tienen que estar orientadas
al bien de la colectividad, por encima de los intereses individuales.
De acuerdo con la filosofía platónica, a la razón corresponde, por naturaleza,
gobernar, tanto en el individuo como en el Estado. Desde el punto de vista político, esto
configura un Estado ideal (utópico) que puede definirse como el Gobierno de los sabios.
Toda la teoría política de Platón se centra en esta convicción:
«“Los males de los hombres no tendrán fin
hasta que los filósofos se hagan
gobernantes o los gobernantes se hagan
filósofos” »
Platón sistematizó en República la diversidad de regímenes políticos conocidos en su
tiempo. Los regímenes van degenerando (cuando el alma racional pierde su predominio y
prevalecen las partes inferiores) a partir del más perfecto, la monarquía, aristocracia9, hasta
terminar en la tiranía10, que es el peor de todos, pasando por la timocracia11 o timarquía, la
oligarquía12 y la democracia13.
9
Gobierno de los mejores (los filósofos).
Gobierno del demagogo más hábil (el sofista, el embaucador). Demagogo es aquella persona que
engaña al pueblo afirmando que apoya sus intereses, cuando en realidad lo que hace es utilizar a la gente para
satisfacer sus ambiciones personales.
11
Gobierno de los que poseen un grado determinado de riqueza.
12
Gobierno de los que poseen las riquezas (los productores).
13
Gobierno del pueblo, de las mayorías, tras rebelarse contra los oligarcas.
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