MINISTERIO A FAVOR DE LOS POBRES

Anuncio
palabras que infundan esperanza,
un cordial apretón de manos. Al
visitar a los afligidos hijos de Dios,
encontraréis algunos de cuyo
corazón parece haberse ausentado
la esperanza; haced que
en su camino
resplandezca
nuevamente el sol”.18
Tercero, Elena de White
anima a nuestras
iglesias, especialmente
en ambientes rurales,
que provean oportunidades para
que los necesitados trabajen en
contacto con el mundo natural:
“Dentro de los vastos límites de la
naturaleza... hay suficientes
recursos para proveerles
alimentos. . . Enséñeseles a usar
los implementos agrícolas, la
manera de cultivar diversos
productos, cómo plantar y cuidar
de una quinta de árboles
frutales”.19
En el frente de la guerra
contra la pobreza hay
mucho que debe
hacerse, tanto por parte
de las agencias del
gobierno como de las
iglesias locales. No
olvidemos los consejos de E.G. de
White y sus aplicaciones prácticas
contemporáneas mientras
avanzamos hacia mayores logros
en la próxima década.
“Lo grande de servirles a los pobres es que no hay
competencia”. –Eugene Rivers
Referencias:
1
Talking Points, “The War on Poverty: Success or Failure?” [La guerra contra la pobreza: ¿éxito o fracaso?] Pub.
The Week, 1/24/2014, pág. 14.
2
Robert J. Samuelson, “Defining Poverty Up” [Una definición positiva de la pobreza], Sem. Newsweek, Junio 7,
2010, pág. 23.
3
Talking Points, “The War on Poverty: Success or Failure?” [La guerra contra la pobreza: ¿éxito o fracaso?] Pub.
The Week, 1/24/2014, pág. 14.
4
Testimonies [Testimonios], Tomo 9, págs. 12, 13.
5
Manuscrito 103, 1906.
6
Patriarcas y profetas, pág. 576.
7
Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 507.
8
Joyas de los Testimonios, Tomo 1, pág. 93.
9
Testimonies, Tomo 1, págs. 227-228
10
Ibíd.
11
Joyas de los Testimonios, Tomo 1, pág. 93.
12
Testimonies, Tomo 1, págs. 272-274
13
The Adventist Home, pág. 369.
14
El ministerio de curación, pág. 138.
15
Testimonies, Tomo 1, págs. 272-274.
16
Id., Tomo 5, pág. 151.
17
Id., Tomo 1, págs. 276, 277.
18
Ibíd.
19
Id., Tomo 6, págs. 188-189.
Distribuido por: Departamento de Mayordomía de la Asociación de las Montańas Rocosas
Director: Bill Hay Publicadores: Departamento de Mayordomía de la Unión del Pacífico
Director: Gordon Botting Diseño/Asistente editorial: Maricel Felarca
Traducción: Publicaciones El Camino
Colección de ideas
prácticas para ser mejores
mayordomos.
Marzo 2014
Volumen 19, #3
MINISTERIO A FAVOR DE LOS POBRES
Por Gordon Botting, DrPH, CHES, CFC
Hace cinco décadas, el presidente Lyndon Johnson declaró una guerra
incondicional contra la pobreza en los Estados Unidos. Desde entonces
hasta ahora, el gobierno federal ha gastado la asombrosa cantidad de
16.000 millones de dólares en centenares de programas destinados a
combatir la pobreza. Por ejemplo, hace dos años, diversos organismos
locales, estatales y federales dedicaron a este fin
casi un billón de dólares. Esto equivale a un
promedio de más de $20.000 por cada hombre,
mujer y niño pobre de los Estados Unidos. Sin
embargo, según las últimas estadísticas, un 15%
de los ciudadanos estadounidenses siguen
siendo pobres; esto es apenas un 4% menos que
cuando el presidente Johnson hizo su proclamación en 1964.1
Es justo reconocer, sin embargo,
que el nivel de vida de los pobres
ha mejorado en gran manera. En
parte gracias a la gran variedad de
beneficios del gobierno, el típico
estadounidense pobre vive en una
casa más grande, mejor y provista
de todas las comodidades
necesarias que un hogar típico de
otras partes del mundo. Durante la
última década, más del 90% han
adquirido microondas; 80% tienen
aire acondicionado y
prácticamente todos tienen acceso
a televisión por cable y teléfonos
celulares gratis.2
El blanco fundamental del
presidente Johnson era dar a los
pobres “oportunidad” y no
“limosnas”, y elevarlos así al nivel
de la clase media. En cambio,
millones de personas físicamente
aptas y en edad de trabajar, han
llegado a ser totalmente
dependientes de la asistencia
pública en los Estados Unidos.
Robert Rector astutamente
declaró: “Medida con esa norma,
la guerra contra
la pobreza ha sido
un desastre”.3 Hace más de un
siglo, Elena de White reveló la
causa del estado actual de nuestra
sociedad: “Aquellos que tienen en
sus manos las riendas del poder
son incapaces de resolver el
problema de la corrupción moral,
del pauperismo y el crimen que
siempre aumentan”.4
En este año cincuentenario, sería
La mayordomia es un estilo de vida total. Abarca la salud, el tiempo, los
talentos, el ambiente, las relaciones, la espiritualidad y las finanzas.
oportuno preguntar: ¿Qué dijo
Elena de White acerca de la
pobreza?
Los Pobres son la Mayor
Preocupación de Cristo
En muchos de sus escritos la
autora citada expresa
pensamientos como éstos: “La
obra principal de Cristo consistía
en la predicación del
evangelio a los
pobres... Cristo vino a
esta tierra a caminar y
trabajar entre los
pobres y los sufrientes.
Ellos recibían la mayor
parte de su atención. Y
hoy, en la persona de
sus hijos, Jesús visita a los pobres y
necesitados para aliviar su
sufrimiento”.5
¿Propuso Elena de White la
Eliminación de la Pobreza?
Sobre este tema escribió: “Muchos
insisten en que todos los hombres
deben tener igualmente parte en
las bendiciones temporales de
Dios. Pero tal no fue el propósito
del Creador. La diversidad de
condición entre unos y otros es
uno de los medios por los cuales
Dios se propone probar y
desarrollar el carácter. Sin
embargo, quiere que quienes
posean bienes de este mundo se
consideren meramente
administradores de sus
posesiones, personas a quienes se
confiaron los recursos que se han
de emplear en pro de los
necesitados y de los que sufren”.6
Además, Elena de White continúa
diciendo que hay dos clases de
necesitados. “… los que se arruinan
El Menú
del Mayordomo
por su propia conducta
independiente y continúan en su
transgresión, y los que por amor
de la verdad han sido puestos en
estrecheces”.7
Hay Dos Categorías de Pobres
La razón por la cual hay dos
categorías de pobres es: “Muchos
son pobres por falta de diligencia y
economía; no saben
usar correctamente
sus recursos. Si se les
ayudase, ello los
perjudicaría. Algunos
serán siempre
pobres. Con tener las
mejores ventajas, sus
casos no mejorarían...
No saben negarse ciertas cosas y
economizar para evitar deudas y
ahorrar algo para los tiempos de
necesidad”.8 Toda su actuación
familiar está marcada con sus
hábitos irresponsables. Elena de
White continúa diciendo: “Algunos
individuos que reciben ayuda,
seguirán considerándose
necesitados mientras vean que hay
recursos de los cuales depender...
Al concederle a gente así tiempo y
atención indebidos, se fomenta en
ellos la ociosidad, la incapacidad, la
extravagancia y la intemperancia”.9
La popular expresión: “El mundo
me debe la vida”, tiene en sí la
esencia de la mentira, el fraude y
el robo. “El mundo no le debe la
vida a nadie que pueda trabajar y
ganar dinero por sí mismo…
Debemos esforzarnos por
ofrecerles trabajo, y si es necesario
enseñarles a trabajar”10 Ella
aconseja a los miembros de iglesia
a saber distinguir a los que usan su
bondad para manipularlos:
“Cuando tales personas abrazan el
mensaje… confían en la iglesia y
esperan recibir ayuda de ella, y si
no la reciben, se quejan de la
iglesia y acusan11a los hermanos de
no vivir su fe”. Finalmente,
amonesta a la iglesia a que sea
sabia en sus intentos de ayudar a
los pobres: “Los métodos de
ayudar a los necesitados deberían
ser considerados con cuidado y
oración… En nuestros esfuerzos
por ayudar a los pobres, debemos
tener cuidado de hacerlo en forma
adecuada”.12
“Hay algunos que dan de manera
indiscriminada a todos los que
solicitan ayuda. Eso no está bien.
Algunos piensan que si dan dinero
para ese proyecto, es todo lo que
están obligados a hacer. Sin
embargo, eso es un error. Las
donaciones de dinero no pueden
tomar el lugar del ministerio
personal... No debemos apoyar la
indolencia o fomentar hábitos de
gratificación propia poniendo a
disposición de los pobres medios
para cultivar la indulgencia. La
verdadera caridad ayuda a los
demás a ayudarse a sí mismos”.15
¿Quiénes Deberían Ayudar a los
Pobres?
Elena de White afirma: “Si
disfrutamos de prosperidad en
nuestros negocios seculares, es
porque Dios nos bendice.
Debemos dedicar una parte de
estas entradas a los pobres, y una
amplia13porción a la causa de
Dios”. Otra declaración sobre
quiénes debieran ayudar nos
recuerda a numerosos
empresarios ricos que
han aceptado el
desafío de ayudar a los
niños pobres con sus
estudios. “Hay
hombres y mujeres de
corazón generoso que
consideran
ansiosamente la
condición de los pobres y el modo
de aliviarlos”.14
Se Necesita Algo Más que
Dinero
Cuando se trata de ayudar a los
desfavorecidos, debemos recordar
que dar dinero no es suficiente.
La Iglesia es Responsable de los
Pobres
Sin embargo, Elena de White es
muy clara al decir que es nuestra
responsabilidad trabajar por los
menos afortunados: “La obra de
ayudar a los necesitados, los
oprimidos, los que sufren, los
desvalidos, es la obra que cada
iglesia que cree la verdad presente
debería haber estado realizando
desde hace
mucho
tiempo”.16 Es
interesante notar que
la autora recuerda a
la iglesia que
“primero debe
hacerse una visita de
inspección para
determinar qué se
necesita y de qué
modo se puede suplir mejor la
necesidad”.17
En segundo lugar, nuestra actitud
es a veces más importante que la
ayuda material: “Dios pide no solo
nuestra benevolencia sino también
una expresión de amabilidad,
“Todo acto de justicia, misericordia y benevolencia llega al cielo como una melodía”. —Elena G. de White
Marzo 2014
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