INSTITUTO DE CERÁMICA Y VIDRIO (ICV) – CSIC BOTIJOS Y LANZADERAS ESPACIALES JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS Como en anteriores ocasiones, desde que se celebra la Feria Madrid por la Ciencia, el Instituto de Cerámica y Vidrio ha estado presente en esta V edición dando a conocer una pequeña muestra de las actividades que se desarrollan en sus laboratorios. En esta ocasión se realizaron en la Feria algunas demostraciones sencillas, se mostró una selección de productos y aplicaciones tecnológicas de cerámica y vidrio, así como algunos métodos de preparación, caracterización y estudio de materiales cerámicos y vidrios. Una vez más, la arcilla, su preparación como materia prima cerámica y los procedimientos para darle forma han estado presentes en nuestro stand. Los más pequeños se han divertido de nuevo modelando todo tipo de pequeños objetos y los mayores han podido probar su destreza intentando modelar piezas en el torno de alfarero. INVESTIGADORES ÁNGEL CARVAJAL FERNÁNDEZ JOSÉ JIMÉNEZ GARCÍA MARÍA DEL CARMEN LÓPEZ VARA ALBERTO PÉREZ DE COS FERNANDO PRIEGO PÉREZ-VICO JUAN JULIÁN VARGAS CÓRDOBA ÁNGEL DE PABLOS RAFAEL MARTÍNEZ CÁCERES ÁNGEL CABALLERO CUESTA MUESTRA DEL PRIMER CONCURSO DE FOTOGRAFÍA CIENTÍFICA DEL INSTITUTO DE CERÁMICA Y VIDRIO Se expusieron en la Feria algunas de las fotografías del Primer Concurso de Fotografía Científica sobre Cerámica y Vidrio realizado recientemente. El concurso tenía dos modalidades. En la primera de ellas se premiaban microfotografías realizadas con cualquier procedimiento microscópico, como el microscopio óptico o el microscopio electrónico, de barrido o de transmisión. El primer premio recayó en la foto titulada MARAÑA DE LÁMINAS, realizada con un microscopio electrónico de barrido por Alicia Salazar López, de la Universidad Politécnica de Madrid. La micrografía muestra la microestructura laminar de un material cerámico superconductor con fibras de unas 0,2 µm de espesor y 100 µm de longitud. En la segunda modalidad, de fotografía general sobre cerámica y vidrio, el primer premio correspondió a la foto de José María Navarro Llorente, de La Granja, Segovia, titulada ALTA TENSIÓN, en la que se observa un disco aislador eléctrico de vidrio, mediante la luz polarizada por un polariscopio. ¿CÓMO FUNCIONA UN BOTIJO? ¿QUÉ TIENE QUE VER CON LAS LANZADERAS ESPACIALES? Desarrollo En el stand del ICV en la V Feria de la Ciencia del 2004 se explicó el sencillo “mecanismo del botijo”, que contesta a la pregunta: ¿Por qué el botijo enfría el agua de su interior, incluso cuando lo ponemos a pleno sol? Cuando un fluido pasa del estado líquido al gaseoso necesita consumir una cantidad de calor que se denomina calor de vaporización. El agua tiene un alto calor de vaporización. Un mol de agua necesita, aproximadamente, una energía de unos 40,7 kilojulios en forma de calor para evaporarse, lo que equivale a 540 calorías por gramo de agua evaporada. En el sencillo experimento expuesto en la Feria se pudo ver cómo el agua contenida en un botijo de barro cocido, un material cerámico poroso, atraviesa por capilaridad las paredes del botijo y se evapora en la superficie exterior. Esta evaporación consume gran cantidad de calor. En el experimento, una parte de ese calor necesario para la evaporación es producido por una lámpara de incandescencia (que, en nuestro ejemplo, hace el papel del Sol cayendo a plomo sobre un botijo a la intemperie). Otra parte importante del calor necesario procede de la masa de agua del interior del botijo, que se enfría algunos grados por debajo de la temperatura ambiente manteniendo el agua fresca, a pesar de estar el botijo “al sol”. En la demostración hemos utilizado un botijo común de arcilla cocida y termómetros electrónicos para saber la temperatura ambiente, la de un vaso de vidrio lleno de agua y la del agua del interior del botijo. Además, hemos usado una lámpara de incandescencia y una balanza monoplato para comprobar cómo se va perdiendo agua poco a poco con la evaporación. Pero ¿qué tiene esto que ver con las lanzaderas espaciales? Las naves espaciales, debido a la gran velocidad con la que tiene lugar el regreso a la Tierra, se ven sometidas a un enorme rozamiento al en- trar en contacto con la atmósfera. Este rozamiento produce un fuerte calentamiento, que puede dañar el fuselaje, provocando dramáticas perforaciones e incluso la destrucción de la nave. Para evitar este problema, se recubre el aparato con un “escudo térmico”, que protege el exterior de la nave, especialmente en las zonas de mayor rozamiento como, en el caso de las lanzaderas, el morro y los bordes delanteros de las alas. Este escudo está formado por miles de placas de materiales compuestos que, al modo de las piezas de un tejado de pizarra, cubren la superficie del fuselaje. Durante la entrada en la atmósfera, esas placas se funden y volatilizan parcialmente. Así, se disipa el calor producido, y se impide que llegue al interior, de forma similar a como se enfría el agua en el botijo, evitándose los daños para la nave y sus tripulantes. Pero no acaba aquí la similitud con el botijo. Las placas con las que está construido el escudo térmico de las lanzaderas espaciales están hechas, en muchas ocasiones, con materiales cerámicos especiales. Como muchas de estas placas cerámicas se volatilizan o se destruyen durante la reentrada, tienen que ser revisadas y sustituidas en cada nuevo vuelo de la lanzadera.