LA LIBERTAD ES EL VALOR SUPREMO .

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EFECTOS PSICOLÓGICOS DEL
ENCIERRO
En el marco de la investigación carcelaria tiene ya cierta tradición el estudio de los efectos psicológicos que la
prisión produce en los sujetos encarcelados. Clemmer (1940) fue el primero que se refirió, con este significado, al efecto prisionización. A partir de
investigaciones mayoritariamente realizadas en prisiones norteamericanas,
la prisionización ha sido concebida en
términos de la asimilación por los internos de hábitos, usos, costumbres,
y cultura de la prisión, así como una
disminución general del repertorio de
conducta de los mismos, por efecto de
su estancia prolongada en el centro
penitenciario (Clemmer, 1940; Pinatel, 1969; Goffman, 1979). Estos
efectos tendrían lugar tanto durante el
período del encarcelamiento de los sujetos como en su posterior vida en libertad.
Los efectos psicológicos de la prisión del PURÚS
Clemmer (1940) fue el primero que se
refirió, con este significado, al efecto
prisionización.
A partir de investigaciones, la prisionización ha sido concebida en términos de la asimilación por los encerrados de hábitos, usos, costumbres, y
cultura del encierro
así como una disminución general del
repertorio de conducta de los mismos,
por efecto de su estancia prolongada
en el lugar del encierro
(Clemmer, 1940; Pinatel, 1969; Goffman, 1979).
Estos efectos tendrían lugar tanto durante el período del encarcelamiento
de los sujetos como en su posterior
vida en libertad.
Entre los efectos más destacables de
la prisionización se encontrarían los
siguientes:
- Un aumento del grado de dependencia de los sujetos encerrados ,
debido al amplio control conductual a
que se ven sometidos. La mayoría de
las decisiones que afectan a su vida
diaria le son impuestas, escapando a
su propio control.
Si evaluamos la «localización del
control» (que puede ser interna o
externa), consiguientemente, se produciría en ellos un desplazamiento
de éste hacia el polo «externalista».
Esto es, atribuirían la causación de
su propio comportamiento a factores
externos, fuera de ellos mismos
(Rotter, 1966).
- Devaluación de la propia imagen y
disminución de la autoestima, concebidas como la valoración que el individuo realiza y mantiene respecto de
si mismo (Coopersmith, 1959). En
términos generales, se ha sugerido
que el «sistema social informal» del
encierro influenciaría negativamente
la autoestima y la autopercepción de
los sujetos (Smith y Hogan, 1973).
- Aumento de los niveles de dogmatismo y autoritarismo de los encerrados que se traduciría en su mayor
adhesión a valores carcelarios
(Baron, 1968).
- Por último, algunos autores señalan que en el proceso de prisionización también se produciría un aumento en el nivel de ansiedad de los
encerrados
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