Movimiento social indígena caucano: identidad cultural y

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Movimiento social indígena caucano: identidad cultural y desarrollo sostenible
Yenifer Miladys Fandiño Martínez ∗
José Daniel Morales Martínez**
Resumo: Os movimentos sociais indígenas que se consolidaram na Colômbia após da década de
1970, possuem na sua atuação um conjunto de características próprias de uma resistência territorial,
étnica e cultural, voltado ao reconhecimento da sua cosmogonia como proposta política e
economicamente válida. Nesse sentido, o movimento social indígena Caucano concebe um alcance
mais amplo das questões sociais tradicionalmente defendidas, abrindo caminho através da pouca ou
nula efetividade, manifestado nos mecanismos de acordo e participação estabelecidos com estâncias
governamentais e institucionais.
Palavras-chave: Movimentos sociais indígenas; democracia; participação; diversidade cultural;
desenvolvimento sustentável .
Abstract: The indigenous social movements that have been consolidated in Colombia since the
70's, contain their actions some characteristics of a resistance territorial, ethnic and cultural
diversity, pointing to recognition of their cosmogony as valid political and economic agenda. In this
context the indigenous social movement Caucana, conceived a broader scope of social affairs
traditionally advocated opening up step by little or no effectiveness presented in the mechanisms of
consultation and participation established with government entities and institutional.
Key words: Indigenous social movements, democracy, participation, cultural diversity, sustainable
development.
“Una columna formará un puñado de indígenas el día de mañana para
reivindicar sus derechos, como reivindicó Dios la humanidad, es decir, la
rescató de la tiranía del demonio; así rescatará la raza indígena sus
derechos en Colombia y quedará el blanco de arrendatario del indígena,
de esos indígenas que duermen todavía allá en el pensamiento de Dios,
motivo al odio y la mala administración de justicia y envidia del blanco
contra el indígena
”
(Manuel Quintín Lame)
Dinámica política de los movimientos indígenas
Las acciones colectivas de los pueblos indígenas han venido consolidándose desde
la década de 1970, posicionándolos como actores políticos que tienen inferencia en las
esferas nacionales e internacionales. Los movimientos indígenas también han contribuido a
∗
Administradora Pública de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP. Estudiante de la
Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia. End. eletrônico:
[email protected]
**
Economista de la Universidad Nacional de Colombia y Administrador Público de la Escuela Superior de
Administración Pública - ESAP. Estudiante de la Especialización en Administración Financiera en la
Universidad Católica de Colombia. End. eletrônico: [email protected]
modificar las concepciones relacionadas con discusiones contemporáneas en torno a
derechos, economía, política, desarrollo, participación y democratización, temas de los
cuales inicialmente fueron excluidos los indígenas en América Latina y Colombia.
Los espacios de participación y discusión han venido ampliándose para albergar las
comunidades indígenas, que hoy empiezan ha participan tanto en las negociaciones y
discusiones de aspectos relacionados con sus territorios, recursos naturales y
conocimientos, como en discusiones sobre política nacional y transnacional.
Hoy los indígenas han logrado posicionar en el escenario electoral (atreves del
ejercicio democrático) nuevas propuestas políticas en torno a alcaldías, gobernaciones y
candidaturas presidenciales en Latinoamérica. También, han desarrollado una capacidad de
convocatoria hacia sectores no indígenas de las sociedades nacionales; generando de esta
forma alianzas (reales o simbólicas), que a su vez han contribuido a modificar las
percepciones y relaciones entorno al trabajo social con las comunidades indígenas.
Ahora bien, los movimientos sociales indígenas con su política identitaria, “han
situado la identidad cultural como un fin en sí mismo dentro de los espacios políticos”
(ULLOA, 2004, p. 24). Esto ha permitido crear nuevas formas de conexión entro lo
personal, los cambios sociales y las nuevas relaciones dentro de la nación. De esta forma,
las acciones de los movimientos sociales y en particular de los movimientos indígenas,
promueven una mayor democratización de las estructuras sociales dentro de la sociedad
civil para generar nuevas formas de hacer política. Asimismo, los procesos de construcción
de identidades colectivas han posibilitado a los movimientos indígenas para convertirse en
fuerzas potenciales de cambio social dentro de lo nacional, lo social y lo político.
El accionar político de los movimientos indígenas no solamente está relacionado
con los sistemas de tipo institucional, sino también con múltiples aspectos propios de las
prácticas cotidianas. “Relacionando estas acciones con la dispersión de los significados, a
través de redes invisibles de movimientos sociales, se expande la noción de las acciones
políticas” (ULLOA, 2004, p. 38).
En este orden de ideas, comprender el alcance de los movimientos sociales
indígenas, requiere observar tanto la circulación como la expansión de sus propuestas
políticas; no solamente dentro de un contexto institucional, sino también en otros espacios
de orden cultural. De igual manera, las acciones de los movimientos indígenas deben ser
apreciadas en su relación con la sociedad civil, ya que la política cultural de los
movimientos sociales puede ser valorada por medio del rol que desempeñen en el
fortalecimiento de la sociedad civil y en la afirmación del proceso de democratización
dentro y fuera de las esferas públicas y nacionales.
Por otro lado, el estudio de los movimientos sociales indígenas, involucra
la
interrelación de las oportunidades políticas, las estructuras de movilización y las
dimensiones culturales, en los ámbitos nacional y transnacional. Este enfoque implica
también analizar, en una perspectiva histórica y teniendo en consideración la dinámica de
las relaciones de poder – conocimiento, la forma como los actores construyen sus
identidades, dialogan acerca de su vida cotidiana, de sus realidades y prácticas sociales.
Lo anterior muestra que los movimientos sociales son reflexivos de los procesos
sociales de formación de identidades, los cuales reinterpretan normas, construyen
significados nuevos, reconfiguran el discurso público, redefinen las fronteras entre los
espacios públicos y privados y los campos políticos y culturales, y a su vez crean nuevas
formas de hacer política; por lo tanto, las diferencias culturales se convierten en el elemento
esencial para entender la dinámica de estos movimientos. Es en este sentido, que el estudio
de los movimientos indígenas hace referencia al análisis de los actores étnicos como actores
sociales, con una capacidad de acción que tiene la facultad de autotransformarse en
acciones de carácter colectivo, y no solamente al análisis de estos actores como grupos
dominados o víctimas (ESCOBAR, 1992).
Por medio de su lucha, los pueblos indígenas han consolidado sus demandas en los
derechos de autodeterminación y soberanía sobre sus territorios; los movimientos indígenas
se autodefinen como pueblos, no como minorías étnicas. Por esta razón, los pueblos
indígenas se autodenominan como pueblos originarios que demandan no solo el
reconocimiento, sino también la restitución de sus derechos y de su soberanía ancestral
sobre sus respectivos territorios.
Sin embargo, estos pueblos indígenas establecen
relaciones políticas con los Estados a través de sus autoridades; reafirmando su autonomía
y su autodeterminación, a la vez que reconocen las instancias institucionales. Los
movimientos indígenas demandan un entendimiento nacional que tenga como fundamento,
en el reconocimiento de sus diferencias.
Ahora bien, los movimientos sociales indígenas empezaron a participar en el
proceso de construcción de nuevas alternativas democráticas, a través de la incorporación
de prácticas civiles que expanden la idea de los derechos ciudadanos. Estos movimientos
han configurado los espacios para una nueva clase de relaciones sociales y acciones
políticas. De esta forma, los pueblos indígenas a través de sus demandas de derechos, han
contribuido a expandir una nueva forma de democracia dentro del Estado-Nación.
Así, los movimientos indígenas se han convertido en actores políticos con una
capacidad de acción que les permite construir prácticas sociales, con las cuales se puede
reconfigurar el concepto mismo de nación. Los pueblos indígenas no solamente exigen
espacios mucho más democráticos, sino que luchan por la re conceptualización de ideas
sobre derechos, igualdades y diferencias individuales y colectivas. De esta forma, los
movimientos indígenas han logrado encontrar un espacio propicio donde se les reconoce en
su diversidad, lo cual ayuda a redefinir y reestructurar la cultura política dominante
(VASCO, 2002).
Los movimientos indígenas, al igual que otros movimientos sociales, han
incorporado nuevas discusiones que se relacionan en torno a los derechos, la ciudadanía y
las identidades; pero a su vez están abriendo nuevas puertas para la participación política.
Estos procesos de construcción de identidades colectivas y prácticas civiles han alcanzado
apoyo en el ámbito nacional e internacional, por medio de ONG´s y de diferentes actores
de la sociedad civil, “los cuales han contribuido no sólo a consolidar las identidades de
estos movimientos, sino a producir cambios sociales en las instituciones nacionales”
(ULLOA, 2004, p. 48).
Organización indígena y movimientos indígenas en Colombia
La primera organización indígena (CRIC) surge en el año de 1971, convirtiéndose
en una señal del auge de la participación política de los pueblos indígenas en la política
nacional, por medio de sus propias organizaciones y fundamentándose en un discurso
étnico que demandó el reconocimiento no solo de sus derechos, sino también de sus
diferencias y cuya finalidad era insertarse en el Estado y la sociedad nacional. Durante
estos años, los pueblos indígenas lucharon por los derechos históricos sobre sus territorios
ancestrales y por la defensa de su herencia cultural. Estas acciones políticas, permitieron
que los movimientos indígenas construyeran nuevas relaciones políticas con mayor
capacidad de negociación frente al Estado, los sectores privados, otros grupos y
movimientos sociales, y los grupos armados (VASCO, 2002).
Luego del surgimiento de otras organizaciones locales y regionales, se realizó en el
año de 1974, el I Encuentro Regional Indígena en el departamento del Tolíma Después, en
1980, se llevó a cabo el I Encuentro Nacional, en Lomas de Hilarco (Tolima), donde nació
la idea de crear una organización indígena de carácter nacional. Pero sería sólo hasta 1982
que se presentara ante la opinión pública nacional la Organización Nacional Indígena
Colombiana – ONIC. En este contexto, los pueblos indígenas y sus organizaciones lograron
consolidaron un movimiento social con un propósito panétnico, “basado en sus demandas
por el reconocimiento de su diversidad étnica y cultural en el Estado colombiano, la
autonomía y el control de los territorios y recursos naturales, y la defensa de sus
tradiciones” (ULLOA, 2004, p. 45).
Durante esta época, se pretendió poner en funcionamiento un programa de orden
nacional llamado “El Estatuo Indígena”, cuyo objetivo era modificar la normatividad
relacionada con los territorios de las comunidades indígenas, desintegrar la estructura de
estas comunidades, transformar los cabildos en Juntas de Acción Comunal y eliminar la
propiedad colectiva de los resguardos. Los pueblos indígenas se opusieron a este proyecto
normativo a través de la Ley 89, que reglamentó los resguardos como propiedad colectiva,
lo cual que trajo como consecuencia procesos de represión y violencia contra líderes
indígenas. A partir de ese momento se han creado diversas organizaciones indígenas, lo
cual ha posibilitado la conformación de nuevos y diferentes procesos de organización de
tipo local, regional y nacional.
Las organizaciones indígenas han presentado diversos intereses y demandas, según
los contextos particulares en que se desenvuelven y con enfoques y prioridades distintos;
desde la negociación política con el Estado hasta la lucha armada, como fue el caso del
Movimiento Armado Quintín Lame en el año de 1984. Estos tipos de organizaciones
muestran diferentes orígenes, estrategias, intereses políticos, identidades y acciones
territoriales. También, han contado con el auspicio de grupos religiosos y políticos,
movimientos campesinos, sindicatos, intelectuales y militantes de izquierda. De esta
manera,
los movimientos sociales indígenas han podido responder a las diferentes
dinámicas sociales, políticas, organizativas e individuales.
Las acciones políticas de los movimientos indígenas de los años setenta y ochenta,
ayudaron a modificar las políticas públicas nacionales y a diseñar programas especiales en
la esfera nacional, que abrieron espacios para una mayor participación de los pueblos
indígenas y otorgaron un cierto grado de autonomía dentro de sus territorios. En el año
1984 se creó el Programa Nacional de Desarrollo de las Poblaciones Indígenas
(PRODEIN), que buscaba incorporar los planteamientos indígenas y solucionar sus
problemas socieconómicos. De esta forma, las políticas cuyo objetivo era la integración
fueron reemplazadas por políticas de participación. Luego se reconocieron legalmente
muchos territorios indígenas y diferentes instituciones públicas (como el Instituto
Colombiano de Reforma Agraria – INCORA, y el Ministerio del Interior) diseñaron
programas dirigidos a atender la problemática indígena. Los movimientos indígenas han
luchado en contra del desplazamiento y pérdida de sus territorios, de la marginalización
social y económica en que viven los indígenas, del proselitismo político de los diversos
actores armados, han logrado unir fuerzas con otros sectores sociales excluidos como lo son
los obreros y los campesinos, con lo cual han alcanzado un nuevo estatus en su relación con
el Estado.
Las acciones y la presencia política de los movimientos indígenas colombianos no
puede separarse de las transformaciones generadas, a partir de la década de 1970, por los
procesos de democratización y globalización, que han sido acompañados por los avances de
la tecnología y las comunicaciones, y que a su ves se relacionan con los procesos locales globales y que reconfiguran situaciones temporales y espaciales del Estado – Nación y de
los movimientos sociales. De igual forma, el reconocimiento indígena consagrado en la
Constitución Política de Colombia de 1991 se derivó de los procesos de transformación y
modernización del Estado colombiano,
por medio de la descentralización y la
implementación de políticas neoliberales como fueron: las privatizaciones de los activos
públicos, eliminación de los subsidios y la apertura económica.
Movimiento social indígena Caucano
La resistencia indígena del departamento del Cauca, se ha conformado como un
proceso de resistencia territorial, étnica y cultural que conserva un carácter histórico de
largo plazo, el cual nace a partir de la conquista española tomando mayor impulso desde
los años 70, cuando en asamblea más de 1000 indígenas conformaron el 24 de febrero de
1971, el CRIC (Concejo Regional Indígena del Cauca), primera organización indígena que
busca el reconocimiento de sus derechos y la recuperación de territorios indígenas.
Es a partir de los 90 cuando dada la desatención que el Estado daba a sus peticiones,
bajo el lema “por la liberación de la madre tierra” dicha resistencia se fortalece
instituyendo el actual movimiento social indígena caucano, conformado por las
comunidades indígenas de los pueblo Nasa, Totoroes, Kokonuko, Yanacona, Polindara y
Guambiano que habitan en los municipios de Santander, Silvia, Piendamó, Puracé, Caloto
y Totoró del departamento de Cauca.
Este movimiento reviste especial importancia si se tiene en cuenta que dentro de su
pie de lucha se entremezclan temas tales como (SEGOVIA, 1999, p 19):
a)
Reforma agraria adecuada para indígenas, en la que las tierras deben
ser entregadas como propiedad comunal indígena para que estos hagan su
distribución y administración con las comunidades
b)
Expropiación de las tierras ocupadas por haciendas que anteriormente
habían sido resguardos y su entrega y titulación en forma gratuita a las
familias indígenas
c)
Lucha contra las multinacionales que a través de plantaciones de
palma africana y/o caña de azúcar, tienen la función primordial de garantizar
el dominio territorial y no la producción en sí misma.
d)
Difundir la legislación sobre indígenas y exigir su cumplimiento
e)
Defender la historia, la lengua y las costumbres.
En este sentido el movimiento social indígena Caucano, concibe un alcance más
amplio de los asuntos sociales tradicionalmente defendidos en América Latina por los
individuos y colectividades, tales como cuestiones relativas al género, derechos laborales o
accesibilidad a servicios públicos; para llegar a ser verdaderamente representativos de sus
comunidades, de su identidad colectiva, de sus tradiciones, de su cosmogonía.
Por la liberación de la madre tierra
“Liberación de la Madre Tierra. Todos hemos oído este ritmo, con el corazón. No dejará
de sonar hasta que por fin haya justicia y reparación”
CRIC
La recuperación de tierras y su adecuado uso es la exigencia más importante dentro
del pie de lucha del movimiento social indígena Caucano, pues es sobre la base del
territorio donde se da la posibilidad de desarrollar una verdadera reivindicación política y
cultural, en tal sentido la demanda de tierras de los indígenas caucanos no es nueva y se
fundamenta sobre el hecho de que la distribución de la tenencia de la tierra es
extremadamente injusta en Colombia, así el 0,4 % de los propietarios controlan el 61% de
la tierra registrada del país; por lo que en el departamento del Cauca, los pueblos indígenas
se ven obligados a cultivar minifundios en tierras de mala calidad.
Partiendo del anterior diagnostico y con el fin de negociar con el Gobierno nacional
un plan que brindara soluciones en asuntos de tierras, seguridad alimentaria, Salud,
Educación, y asuntos ambientales, en junio de 1999, los resguardos caucanos se declararon
en emergencia Social, Cultural y Económica, y tras una protesta que mantuvo bloqueada
por tres días la carretera Panamericana, el gobierno colombiano se comprometió por medio
del Decreto 982 de 1999, a realizar un plan que brindara soluciones en asuntos seguridad
alimentaria, salud y educación, así como también a garantizar tierras productivas a las
comunidades.
No obstante, el Estado colombiano hasta la fecha no ha dado cumplimiento a los
compromisos asumidos en tal decreto, razón por la cual el movimiento indígena, bajo las
vías de hecho, ocupo bajo el lema “por la liberación de la madre tierra” las haciendas de
Miraflores, El Japio, Los Remedios, Ambaló, Coconuco, Los Rincones, Fátima, Santa
Teresa, San Ignacio, La Selva y La Emperatriz (CRIC, 2005); todo esto con el fin ultimo de
“recuperar la tierra” que en la lógica del movimiento indígena se refiere a volver a un
territorio que le fue arrebatado en la era de la colonia, de la república y actualmente a
manos de los terratenientes, que las convirtieron en haciendas y les obligaron a pagar por el
derecho a vivir en ellas, un impuesto conocido como el terraje.
Es de resaltar que una y otra vez estos predios son ocupados por cientos de
indígenas, y una y otra vez son atacados por la fuerza pública que privilegia la protección
de la propiedad privada sobre la función social de la misma.
En esta misma línea, cabe mencionar que la propiedad en las comunidades
indígenas caucanas tiene un carácter comunal
e imprescriptible y por tanto no es
susceptible de venta, hipoteca o arrendamiento. La posibilidad de un desarrollo integral y
sostenible, debe entones privilegiar la vida con dignidad a través del uso diversificado y
adecuado de la tierra y no a la explotación de los recursos naturales en poder de unos pocos
cuyo objetivo es logar una acumulación irracional de capital.
La liberación de la madre tierra implica entonces, un crecimiento sostenido dentro
del cual las condiciones de vida de la población mejoran sobre la base de una producción
pequeña y diversificada, la reducción del uso de agroquímicos y la conservación de los
recursos naturales. Esta ultima vista como un fin independiente de la producción.
La tenencia de latifundios y las políticas que favorecen el capital multinacional, el
monocultivo y los paquetes tecnológicos que se basan en los transgénicos, solo producen
bajo la cosmogonía indígena, pobreza en el campo. En este sentido el movimiento indígena
caucano plantea que es imprescindible un debate nacional que coloque en el escenario de
opinión pública la auténtica situación sobre tenencia de tierra en Colombia, la verdadera
función social de la propiedad y la capacidad productiva de los terrenos, lo que debe
redundar a su vez, en una reforma agraria producto de un consenso con los diversos pueblos
que habitan en el país, siendo equitativos en la distribución y uso de la tierra, e impidiendo
la concentración de las tierras en manos de unos pocos. “La Reforma Agraria Popular que
necesitamos es la libertad para la Madre Tierra, porque más que redistribuir, se trata de
convivir, de respetar, de garantizar la soberanía y la vida. Ese es el desafío que
enfrentamos. No proponemos una rapiña entre pueblos y procesos para ver quién se queda
con más” (CRIC, 2007).
Reivindicación política y cultural
El programa político desarrollado por el movimiento social indígena caucano, tiene
como objetivo central el revitalizar y desarrollar sus “ planes de vida “ que dan cuenta de
aspectos organizativos, culturales y económicos propios de cada comunidad; trabajar por
lograr que el Estado colombiano aplique los principios constitucionales favorables a los
grupos étnicos, cumpla con los compromisos pactados y garantice los derechos
fundamentales y culturales de sus pueblos, se convierte por tanto en la herramienta
necesaria para que dicho objetivo se cumpla a cabalidad.
Es así como el programa político de las comunidades indígenas de los pueblo Nasa,
Totoroes, Kokonuko, Yanacona, Polindara y Guambiano, conlleva la ejecución de una serie
de esquemas autónomos que buscan dar solución, a través del fortalecimiento de la
identidad con sus conceptos de autonomía y colectividad, a la pérdida de valores propios
por la penetración ideológica y la falta de comprensión de conceptos como integralidad.
En tal sentido la movilización propia de los pueblos indígenas del Cauca, se
constituye como un proceso duradero e inmutable, en el que se fortalece internamente
siendo capaz no solo de interactuar con los demás entes públicos y privados, sino también
de defender su cosmogonía y con ello brindar soluciones en asuntos de tierras, seguridad
alimentaria, Salud, Educación, y asuntos ambientales para su pueblo.
Conclusiones
Los movimientos indígenas en Colombia, a través de su lucha organizada, han
logrado abrir espacios políticos con mucho esfuerzo y perseverancia. Esto ha permitido que
las comunidades indígenas cuenten con mecanismos para publicitar sus demandas sociales
y exigir sus derechos ancestrales no solamente sobre sus territorios sino en relación a la
conservación de su patrimonio cultural.
De igual manera la dinámica política de los movimientos indígenas colombianos, ha
permitido la incorporación y participación de otros grupos y movimientos sociales como
son: los campesinos, las comunidades afrocolombianas, los desplazados, los sindicatos, los
movimientos estudiantiles, entre otros. Esta característica de la lucha del movimiento
indígena, lo faculta como un instrumento para ampliar los espacios de participación política
y de esta manera poder reestructurar una opinión pública mucho más amplia, que sea
consecuente con las características multiculturales de la sociedad Colombiana.
En tal sentido, el fortalecimiento de su identidad, la revitalización de su cultura, sus
lenguas, mitos e historias, dotan al movimiento social indígena Caucano, de una fuete
coherencia que se basa en la instauración del Estado colombiano como un país multiétnico
y prulicultural, una de las conquistas políticas de la Constitución de 1991, y que se abre
paso a través de la poca o nula efectividad presentada en los mecanismos de concertación y
participación establecidos con entes gubernamentales e instituciones.
Referencias:
ARCHILA, Mauricio. Movimientos sociales, Estado y democracia en Colombia. Bogotá.
Universidad Nacional.2001.
CRIC. Territorio ancestral del pueblo NASASA´TAMA KIWE de Caldono, Silvia y
Piendamo. Popayán. 2005
CRIC. Proceso de liberación de la madre tierra: rituales por la vida de la gente y de la
naturaleza Popayán. 2007
ESCOBAR, Arturo; ÁLVAREZ, Sonia. (Eds). The Making of Social Movements in Latin
América. Boulder: Westview Press, 1992.
FERNANDES, Miguel. El movimiento social de los indígenas en el Cauca. Popayán:
Fundación para la Comunicación Popular, 1995
ULLOA, Astrid. La Construcción del Nativo Ecológico: Complejidades, paradojas y
dilemas de la relación entre los movimientos indígenas y el ambientalismo en
Colombia. Bogotá. ICAH/COLCIENCIAS, 2004.
VASCO, Uribe, Luis Guillermo. Entre Selva y Páramo: viviendo y pensando la lucha
india. Bogotá. ICAH. 2002.
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