¿Sociedades de control o sociedades de seguridad? Un análisis desde los discursos de la Comunicación RIGOTTI Sebastián [email protected] 1. Información y comunicación. Durante la primera mitad del siglo XX los procesos histórico-sociales que se producían en distintas partes del orbe, llevaron a que emergieran zonas comunes en las que distintas disciplinas contribuían a la construcción de conocimiento. En los Estados Unidos se constituyó como zona problemática el estudio de los efectos que producían en la sociedad los medidos masivos de comunicación. Desde distintas universidades del este norteamericano (Yale, Columbia, MIT) distintos investigadores comenzaron a realizar investigaciones empíricas, las cuales indagaban acerca de los efectos de los medios de comunicación. Este conjunto de investigadores y sus trabajos fue conocido como Mass Communication Research. Son célebres los incipientes estudios sobre la propaganda que Harold Lasswell llevara a cabo, correlativos a la irrupción y la explosión de la radiodifusión (sólo en el período 1920-1930 trepó de cero a sesenta millones de dólares la inversión publicitaria, la que llegaba a diez millones de hogares norteamericanos). Los desarrollos científicos estaban así acompañados, metafórica y monetariamente, de los intereses de empresarios, partidos políticos y sectores militares. Confluían en la MCR distintas corrientes epistémicas y teóricas. Desde la investigación empírica la que comenzó como dominante, allá por los años ’20, fue el behaviorismo, también conocido como conductismo o psicología experimental. Desde esta mirada, el estudio de los efectos de los medios de comunicación es perfectamente análogo al estudio de los estímulos y las respuestas que un organismo vivo cualquiera intercambia con su entorno (aquí también podemos rastrear una huella de la teoría de Darwin). Es importante destacar que un presupuesto epistémico fundamental de esta posición teórica es el individualismo metodológico, la concepción del todo, de la sociedad, como la mera suma de sus partes individuales. Relacionada con el importante proceso migratorio que se da entre el campo y las ciudades, y que coincide con la emergencia de la “masa”, la concepción de la sociedad como la suma de cada individuo lleva a pensar que aquellas cantidades descomunales de personas que llegaban a las selvas de cemento se encontraban aisladas unas de otras, sin vínculos primarios, a merced de la difusión de mensajes que realizaban los medios masivos. Desde esta perspectiva emergen las preguntas por los efectos que pueden producir los medios masivos de comunicación y por la posibilidad de predecir los mismos. Otra corriente que contribuyó en gran medida, aunque a mediados de la década del ’40, es el funcionalismo, dando lugar a distintos intentos de articulación con el conductismo. Los puntos de conexión ambos comienzan a hacerse más fuertes después de la importantísima investigación que coordinara Paul Lazarsfeld, El Pueblo Elige. Aunque siempre problemáticas, las articulaciones entre conductismo y funcionalismo compartían el suelo común de la investigación empirista; pero divergían en la concepción de la sociedad, ya que para el funcionalismo se trataba de algo más que la suma de sus partes individuales. En este punto, cabe recordar la categoría de sistema, que refiere a un conjunto de elementos que se encuentran relacionados funcionalmente. Hacia el final de aquella década del ’40, se suma a las vertientes de la MCR la cibernética, disciplina cuya figura principal fue Norbert Wiener. Por aquél entonces, Wiener se encontraba tratando de construir, por encargo del sector militar, un aparato de ataque antiaéreo que permitiese localizar la trayectoria de un avión y predecir su posterior desplazamiento o trayectoria; llegando posteriormente a la conclusión de que el éxito de esta empresa dependería, en gran medida, del principio de retroalimentación (o feed-back), el cual supone que, tras la emisión de datos de un punto a otro, se produce una reacción del punto receptor que permite controlar los efectos, estableciendo la posibilidad de convertir un proceso lineal (envío-recepción) en uno circular (envíorecepción-envío). De allí que el proyecto de la Cibernética, en palabras de Wiener, sea “(…) hallar los elementos comunes al funcionamiento de las máquinas automáticas y al sistema nervioso del hombre y desarrollar una teoría que abarque todo el campo del control y de la comunicación en las máquinas y en los organismos vivientes (…).” 1 Esa posibilidad de reproducir el funcionamiento de las máquinas y de los organismos vivientes desde el principio de retroalimentación, establece una analogía, en el funcionamiento de unos y otros. Pero aún otra teoría es importante mencionar en este conglomerado que es la MCR. Se trata de la resultante de las investigaciones que realizara Claude Shannon, con colaboración de Warren Weaver, para la empresa telefónica Bell System. Preocupado por sistematizar las condiciones que hacen posible la comunicación, entendida como WIENER, Norbert. “Cibernética” en SMITH, A. (compilador). Comunicación y cultura. 1. La teoría de la comunicación humana, Nueva Visión, Buenos Aires, 1972. Página 49. Citado en CALETTI, Sergio. Elementos de Comunicación. Universidad Nacional de Quilmes, 2001. El subrayado es nuestro. 1 transmisión de mensajes, esboza la Teoría matemática de la información, que proporciona el principio de retroalimentación del que se sirve la Cibernética de Wiener. Básicamente la teoría de a información sostiene que el proceso comunicativo se trata de transmitir un mensaje determinado de un punto (emisor) a otro (receptor). Como ya dijimos, la reacción del receptor es la retroalimentación que, a la vez, condiciona la nueva emisión. El de la Teoría de la información se trató de uno de los modelos que intentaba exponer y sistematizar los elementos que tienen lugar en todo proceso de comunicación humana (el otro modelo era el de Harold Laswell). Constaba de seis elementos: una fuente de información, un transmisor, un canal, un perceptor, un destinatario y una fuente de ruido. Podemos decir que el nudo gordiano se encuentra en dos tramos: por un lado en la codificación que realiza el transmisor (transforma una serie de datos en otro) y que el perceptor decodifica (vuelve a transformar el la serie de datos percibida en la original que el transmisor había transformado); ya que supone que el código es el mismo para uno y otro polo, uniendo un signo determinado con un significado específico; por otro lado, el ruido, que puede producirse en cada elemento del proceso de comunicación, se trata de una diferencia en la identidad entre el mensaje que se emite y el que se recibe. La cuestión del todo fundamental radica en que el ruido, es decir, la imposibilidad de una identidad completa, es indudablemente constitutiva de toda comunicación posible. Estamos de acuerdo con Sergio Caletti cuando sostiene que este esquema de la comunicación cancela la problematización concerniente al significado que la información trasmitida tiene en el proceso social en el que tiene lugar; propiciando solamente un esclarecimiento del aspecto comunicativo implicado en la transmisión de la información. Pensar la comunicación de esta manera, como transmisión de información (mensaje) de un punto a otro, supone que el código es una serie de reglas transparentes y homogéneas para los dos polos, emisor y receptor, es decir para todos aquellos que intervienen en una comunicación. De esta forma se vuelve lúcida la definición de “medidos de difusión”, que envían esa información a todos los rincones posibles, suponiendo que en cada lugar la recepción es posible porque el código es el mismo. La Teoría Matemática de la Información habilita la posibilidad de predeterminar los efectos que el mensaje puede producir en el receptor, no solamente por el principio de retroalimentación sino por ese código único que supone la teoría. Es importante también destacar que el código establece qué es y qué no es información, ya que aquel se ocupa de reducir con información el desorden que el Segundo Principio de la Termodinámica, la entropía, postula. Recientemente el filósofo Edgar Morin, en la construcción de su pensamiento complejo, rastreó cómo los desarrollos de la Teoría Matemática de la Información y de la Cibernética contribuyeron desde el punto de vista organizacional a la problemática abierta desde la Termodinámica, cuyo segundo principio establece el proceso de entropía, es decir, de degradación constante. La información se vuelve así aquello que hace posible la disminución del desorden, de la desorganización, en los sistemas. Información equivale entonces a neguentropía, aquello que para Morin posibilita el desarrollo de una organización compleja. Este aporte a la problemática organizacional también se vuelve extrapolable, sostiene Morin, al dominio biológico, ya que se “(…) estableció que la autorreproducción de la célula (o del organismo) podía ser concebida a partir de una duplicación de un material genético o ADN [ácido desoxirribonucleico], desde que se concibió que el ADN constituía una suerte de doble hélice cuyos escalones estaban formados por cuasi-signos químicos cuyo conjunto podía constituir un cuasimensaje hereditario, la reproducción podía entonces ser concebida como la copia de un mensaje, es decir, una emisión-recepción (…). Más aún, la mutación genética fue asimilada a un `ruido` perturbador de la emisión del mensaje, y provocador de un `error`(al menos con respecto al lenguaje ordinario) en la constitución del nuevo mensaje. El mismo esquema informacional podía ser aplicado al funcionamiento mismo de la célula, donde el ADN constituye una suerte de `programa` que orienta y gobierna las actividades metabólicas. De ese modo, la célula podía ser cibernetizada, y el elemento clave de esa explicación cibernética se encontraba en la información.” 2 Así como se piensa que entre una generación y otra, la herencia se transmite a través de la información que es/contiene el ADN, también es posible pensar que esa información está disponible en cualquier momento para otras aplicaciones. El esquema que nació para ser aplicado en problemas de telefonía, y que luego se impuso como uno de los esquemas de la comunicación humana, llega ahora a contribuir al desarrollo de diversos campos científicos, profundizando la trandisciplinariedad existente. El revolucionario “descubrimiento” de Francis Crick y John Watson, la reconstrucción de la forma de la molécula, brindó la posibilidad de 2 MORIN, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa, Grupo Psicología, Subgrupos Ciencias Cognitivas, Barcelona, Segunda Edición, 1995. Traducción de Marcelo Pakman. Página 48. entender su funcionamiento aislando las bases químicas que constituyen los genes a lo largo de las cadenas de ADN; en otras palabras se hizo posible la reducción de todo proceso biológico a un conjunto de datos, de información, lo que permite reproducir y copiar las moléculas que constituyen cualquier organismo. Crick lo ha expresado de una manera más cruda: “Tu, todas tus alegrías y tristezas, tus memorias y tus ambiciones, tu sentido de identidad personal y libre albedrío, no son más que el comportamiento de una enorme red de neuronas y sus moléculas asociadas”3 El ser humano se transforma así en un ser que es posible codificar, es decir, transformar sus acciones, sus pensamientos, etc., en determinados signos que permiten entender su funcionamiento, en una cantidad de información determinada que arroja luz sobre aquello que aparece como desconocido (la conciencia, etc.). Desde este punto de vista teórico la transmisión de información que se produce en el interior de un sistema de células nerviosas, como también en un filtro electrónico, se vuelven equivalentes. Además, debemos siempre tener presente que las técnicas de recolección de datos que la investigación empirista construye, no son sino extensiones de los sentidos, lo que nos lleva a que cada molécula, su funcionamiento en ese sistema que es el organismo vivo, se puede ver, se puede codificar. Las neurociencias se ocupan de estos problemas. 2. Las sociedades de seguridad o de control. Comencemos por el final. En 1994 Gilles Deleuze publica un texto llamado Postdata sobre las sociedades de control, en el que intenta continuar las investigaciones que Michel Foucault había comenzado en la década de los `60, cuando realiza una investigación histórica acerca de la aparición de las ciencias humanas (en Las palabras y las cosas, 1966) y su articulación con la emergencia de la sociedad disciplinaria (en Vigilar y Castigar, 1975). Aquellas investigaciones históricas llevan a pensar que el acontecimiento que se produce a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y que da lugar a las ciencias humanas, también gesta a la sociedad disciplinaria. En palabras del propio Foucault: “En lugar de tratar la historia del derecho penal y de las ciencias humanas como dos series separadas (...), buscar si no existe una matriz común y si no 3 CRICK, Francis. The Astonishing Hipótesis: The Scientific Search For The Soul., citado en QUIAN QUIROGA, Rodrigo. “Las neuronas de la conciencia”, publicado en NeuroEngineering Lab – www.le.ac.uk/neuroengineering, Department of Engineering, University of Leicester, UK. dependen ambas de un proceso de formación ´epistemológico-jurídico´; en suma, situar la tecnología del poder en el principio tanto de la humanización de la penalidad como del conocimiento del hombre.”4 Así como sucede en este caso, también se puede pensar la relación entre las ciencias de observación de la episteme clásica y la sociedad de soberanía. El núcleo saber/poder es inextricable en el análisis del pensador francés. El intento de continuidad que esboza el texto de Deleuze está claro: a las sociedades de disciplina le siguen las sociedades de control. Siguiendo el desarrollo de los textos publicados por Foucault, hasta 1976 al menos, es posible establecer una contigüidad entre acontecimiento/discontinuidad-formas de saber/poder, tal y como parece esbozar Deleuze: “Pero las disciplinas a su vez sufrirían una crisis, en beneficio de nuevas fuerzas que se irían instalando lentamente, y que se precipitarían tras la segunda guerra mundial; las sociedades disciplinarias eran lo que ya no éramos, lo que dejábamos de ser.”5, como también: “Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias.”6 Claramente se trata de un proceso, de una discontinuidad, que distingue una de otra, aunque no desde una creatio ex nihilo. Sin embargo, en los cursos que dictara en el Còllege de France durante la década del ´70, es posible identificar ciertos cambios en esa concepción. En el curso dictado en el ciclo lectivo ´77-´78, denominado Seguridad, territorio, población, el pensador francés argumenta que “(…) no tenemos de ninguna manera una serie en la cual los elementos se suceden unos a otros y los que aparecen provocan la desaparición de los precedentes. No hay era de lo legal, era de los disciplinario, era de la seguridad. No tenemos mecanismos de seguridad que tomen el lugar de los mecanismos disciplinarios, que a su vez hayan tomado el lugar de los mecanismos jurídico legales. (…) lo que va a cambiar es sobre todo la [técnica] dominante (…) el sistema de correlación entre los mecanismos jurídico legales, los mecanismos disciplinarios y los mecanismos de seguridad.”7 Estas aclaraciones permiten, por un lado, modificar aquella concepción de la sucesión entre cada relación 4 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Décimo séptima edición en español, Primera reimpresión argentina, 1989 (ed. or. 1975). Página 30. (El subrayado es nuestro). 5 DELEUZE, Gilles. “Posdata sobre las sociedades de control”, en Christian Ferrer (Comp.) El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991. Traducción de Martín Caparrós. 6 DELEUZE, Gilles. Op. cit. 7 FOUCAULT, Michel. Seguridad, territorio, población. Curso en el Collège de France (1977-1978). Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Primera Edición en español, 2006 (ed. or. 2004). Traducción de Horacio Pons. Página 23. (El subrayado es nuestro). de saber/poder, introduciendo el problema de aquellas técnicas que se vuelven dominantes pero que conviven con las otras. De esta forma, el acontecimiento puede ser pensado como una resignificación, ya sea como quiebres y/o continuidades de diversa índole en las prácticas, es decir, como un efecto de relaciones de poder que se modifican, superponen, etc.; y por otro lado, la denominación de “sociedades de seguridad” que Foucault piensa para referirse a un conjunto de técnicas distintas a las de disciplina y a las legales. El dispositivo de seguridad va a trabajar con una operatoria de acontecimientos probables y de cálculo de costos acerca de lo óptimo y de lo aceptable, es decir, con la probabilidad de que se produzca tal o cuál fenómeno, el dispositivo desplegará unas técnicas en el caso de que los costos que acarrea aquel fueran óptimos, y aún otras técnicas si los efectos del fenómeno traspasan los límites de lo aceptable. En definitiva, los dispositivos de seguridad tratan de controlar, mediante el cálculo de costos en base a probabilidades de los fenómenos aleatorios que ocurren en un espacio, significado éste como “medio” en el sentido biológico, el cuál implica que existe una cantidad de efectos que afectan a quienes se encuentran en él. Asimismo, aquello que aparece como lo afectado, el sujeto/objeto, es la “población”, entendida como la multiplicidad de individuos biológicamente ligados a su existir material, es decir al “medio”. No es esta la ocasión para detenernos en un análisis crítico de las denominaciones que utilizan ambos pensadores, sociedades de control o sociedades de seguridad, para establecer cuál es la que mayor poder heurístico posee. Se trata de retomar la modificación del aparato conceptual de Foucault, para entender que los tres tipos de técnicas conviven, aunque se encuentren transformadas, re-utilizadas, en un dispositivo que dispone que un tipo de técnicas sea el dominante. 3. En las cárceles de la miseria. En su investigación titulada Las cárceles de la miseria, el sociólogo Loϊc Wacquant traza las líneas de un proceso de penalización de la pobreza que emerge en Estados Unidos con la crisis del Estado Benefactor, extendiéndose luego a Europa y a América Latina. Con el rótulo de “tolerancia cero” se ha intensificado el trabajo de las instituciones del Estado sobre la población: por un lado, se trata de remover las funciones estatales que signifiquen gastos, tales como la asistencia social, la cobertura médica, el presupuesto educativo, ausencia de control fiscal y empleo, etc.; y por el otro, se incrementan las inversiones en las técnicas de vigilancia, control y represión, aumentando el gasto en la construcción de prisiones, poniendo más personal policial en las calles y, por si fuera poco, alentando la posibilidad de que sectores privados inviertan en instituciones de encierro. El sociólogo francés sostiene que la contracara de la crisis del Estado social es el despliegue de lo que se conoce como “Estado Penal”; rastreando cinco tendencias de este proceso en los Estados Unidos. La primera de ellas es el crecimiento desmedido de la población carcelaria, triplicándose en el lapso de los quince años que separan 1983 de 1998; centrándose en la detención de los pequeños delincuentes y toxicómanos y con una composición racial del 60% entre negros y latinos. La segunda de las tendencias contempla la variedad de las técnicas de control que se han desarrollado tales como la prisión domiciliaria, la condena a prisión en suspenso o probation, la libertad condicional, la prisión en un centro disciplinario, la vigilancia telefónica y/o electrónica, bancos de datos, tendencia que comenzó en aquél país en la década del `60 desde los tribunales, la policía y las administraciones de las prisiones. Por otra parte, el acceso a esos bancos de datos está permitido para los organismos públicos de seguridad y de asistencia social y, en muchos casos, a los entes privados para establecer un tamiz entre el ejército de reserva disponible; además, se ha hecho público en algunos estados el acceso a esos bancos de datos mediante páginas en Internet. Un punto nodal que señala Wacquant es el proceso de sustitución de los viejos archivos, que consisten en huellas digitales y fotografías de cada individuo, por un fichaje genético, el cuál comenzó a realizarse en 1998 para constituir un banco nacional con el perfil de ADN, al que se sumarán las muestras de sangre y saliva. Sostiene acertadamente el sociólogo francés que éstas técnicas permiten dilucidar un proceso centrado en un trabajo sobre el espacio, y que consiste en identificar, separar y neutralizar los individuos peligrosos. La tercera tendencia es el crecimiento desmesurado del presupuesto penitenciario, que crece paralelo, pero en sentido inverso, al presupuesto educativo y social. Ante este incremento de costos, se desplegaron diferentes técnicas: disminución del nivel de vida dentro de la prisión; utilización de los desarrollos tecnológicos para mejorar la productividad de la vigilancia de los reclusos; transferencia de los gastos que cada preso genera hacia ellos mismos y sus familias; y la reintroducción del trabajo no calificado en forma masiva para empresas de renombre. La cuarta tendencia es el desarrollo de la industria privada del encarcelamiento, transformándose en un factor de desarrollo económico y “de fomento de territorio”. Por último, la quinta tendencia trata de la discriminación que se ejerce en el encarcelamiento, volcado masivamente a los negros y, particularmente, a los jóvenes de esa raza. A grandes rasgos podemos pensar que no se trata solamente de pensar una especie de “cárcel global” propiciada por el desarrollo tecnológico exponencial que estamos experimentando desde hace medio siglo. Es fácil pensar en que aparatos tales como los satélites los radares, etc., conocidos gracias a la industria cultural cuya sede mundial es Hollywood, permiten encontrar, observar, detectar y neutralizar cualquier “amenaza”. De esta manera, la seguridad y el control se vuelven globales. Sin desconocer que las herramientas que se despliegan en las prácticas de los dispositivos de seguridad permiten realizar este tipo de prácticas, debemos pensar que los presupuesto epistémicos que se ponen en juego tanto en las prácticas penales y judiciales, como en los discursos científicos, tienen puntos en común que permitirán pensar el suelo que los hizo posibles. De esta forma, saber y poder se encuentra inextricablemente ligados. La “teoría de la ventana rota” que se pone en vigencia con la gestión de Rudoldh Giuliani y de William Bratton, ex alcalde y jefe de policía de Nueva York respectivamente, a la que hace mención Wacquant consiste en que la lucha contra la pobreza y la criminalidad se debe realizar sobre los “pequeños desórdenes cotidianos”. Se trata de repensar la pobreza desde un punto de vista atomista, ya no implicado en una compleja trama de relaciones sociales: “Regresión hacia una visión atomista de la sociedad como mera colección serial de individuos guiados alternativamente por su interés bien comprendido y (cuando su comportamiento parece desafiar el cálculo de utilidad u oponerse a la sensatez conservadora) por una `cultura` de la que manan milagrosamente sus estrategias y sus posibilidades de vida (…)8; lo que lleva pensar que las decisiones que cada individuo toma son, en definitiva, propias con independencia de las condiciones materiales, políticas, etc., que la hacen posible. De esta forma, las clases sociales se disuelven en un pensamiento que diluye lo social, o mejor dicho, la sociología que piensa la relación entre clases sociales da lugar a la disposición de un individualismo metodológico. Como habíamos sostenido este presupuesto epistemológico está en la base de la psicología conductista. Y como se trata WACQUANT, Loϊc. Las cárceles de la miseria. Ediciones Manantial SRL, Argentina, Buenos Aires, segunda reimpresión, 2004 (ed. or. 1999). Traducción de Horacio Pons. Página 47. 8 de decisiones individuales, la política pública no tiene efecto alguno, la instancia definitoria de toda conducta es el individuo. Fácilmente detectados los individuos que manifiesten conductas que amenazan el orden que debe imperar, son aislados no solamente en las instituciones de encierro, sino que las herramientas tecnológicas de las que se dispone, hacen posible que el control exceda los muros de las cárceles, hospitales, centros de rehabilitación, escuelas, etc. Se trata de ahora llegar a controlar los sectores de la ciudad en los que habitan aquellos individuos, para mantener el orden y la seguridad de otros. Asimismo, ya no será la conciencia, el hombre, aquella superficie de inscripción de las relaciones de poder que se ejercen en los cuerpos. La emergencia de la conciencia, con las disciplinas y las ciencias humanas, circunscribía la lucha política a un lugar interno del cuerpo que a la vez aparecía como lo importante de conservar, analizar, trabajar; ahora la conciencia dejará de ser el blanco del ejercicio del poder. Los dispositivos de control y de seguridad, sostenidos en aquellas ciencias que emergieron para contribuir a esa zona trandisciplinar de los estudios de comunicación, configuran un objetivo novedoso: se trata de las mismas moléculas que constituyen al cuerpo como organismo. No se trata de pensar la profundidad del mismo, como lo hizo la biología a partir del siglo XIX, sino de poder observar microscópicamente aquello que podemos ver en el espejo. Para poder observar la molécula no hace falta la herramienta tanto como aquello que hace posible codificarla para poder analizarla, dividirla, estudiarla, etc. La teoría de la información y la cibernética, hacen posible pensar el funcionamiento de los organismos vivos y de los mecánicos como equivalente, otorgan un estatuto científico a la creación de bases de datos genéticos de la población carcelaria y sirven de sustento a las investigaciones que comienzan a referirse no solo a la decisión individual, sino a las condiciones genéticas de una decisión. Se han hecho públicos distintos estudios que, por ejemplo, anunciaron el descubrimiento de los genes que posibilitan creer en un ser superior, como también aquél recientemente difundido por la BBC9, que difunde los resultados de los experimentos de la Escuela de Medicina de Swansea y que certifican que la pereza (que en el artículo de la BBC es significado como un problema laboral) es un problema genético. Se habilita así un campo de “problematización científica” en el que la 9 El artículo, publicado el 06/06/2008 puede ser consultado http://noticias.ar.msn.com/artículo_bbc.aspx?cp-documentid=7917030. en el sitio de Internet: violencia, la pobreza, la moral, etc., son pasibles de significarse como problemas individuales/genéticos. No es cuestión de que las disciplinas intervengan en los cuerpos para decirles cómo marchar, qué hacer delante de la máquina, etc.; poco a poco la necesidad de intervención se supedita a que primero se pueda codificar lo que constituye al cuerpo mismo, para luego controlar en base a un cálculo sostenido en una cierta cantidad de información. Por otra parte, pensar en una intervención genética para modificar las conductas es tal vez el próximo paso. Hasta aquí algunos hilos que deben se retomados para dilucidar ese suelo que posibilita la emergencia de los dispositivos de seguridad y estas ciencias del orden. 4. Tecnopatía y tecnofobia. Como suele ocurrir con todo fenómeno económico, social y cultural incipiente, han proliferado opiniones divergentes en cuanto a las ventajas y perjuicios que el mundo digital traería aparejados. Existen dos grandes líneas en torno a las que se sitúan posiciones 'a favor' y 'en contra' de las Nuevas Tecnologías y su protagonismo en la constitución de 'nuevas' prácticas, que por lo general transcurren 'a distancia': tal es el caso de la educación, el trabajo, las comunidades, las formas cotidianas de sociabilididad, los cuerpos (cyborgs), las formas de intervención y participación políticas, etc. Así, suele agruparse el caudal de discusión sobre la relación entre tecnología y política en dos campos de análisis. Por un lado, se resaltan los aspectos positivos del impacto de las transformaciones tecnológicas y su posibilidad de mejorar las actividades existentes y generar nuevas. El discurso “Internet como una herramienta para la democracia” atribuye al artefacto las características “ágora” o espacio público virtual de deliberación transparente y asociado a la idea habermasiana de esfera pública. Por el contrario, la contracara pesimista de esta perspectiva augura que en el futuro ya no será posible hablar de una discusión pública, precisamente porque la tecnología representa una forma de incrementar la despolitización de los espacios de contacto cotidiano. Como una renovación de viejos debates, “apocalípticos e integrados” se disputan el juicio de la innovación de prácticas basadas en el uso de las llamadas Tecnologías de la Información y de la Comunicación. Ahora bien, ¿corresponde señalar de manera condenatoria las desventajas y elogiar abiertamente los beneficios como si se tratara de atributos que marcarían los pasos de una evolución hacia 'lo nuevo', entendido en términos de lo 'mejor'? En una entrevista que le realizan, Foucault explicita que, cuando nacen las sociedades disciplinarias, J. Bentham es el complemento de J. J. Rousseau. Mientras que el pensador francés pensaba en una sociedad en la que todo y todos aparezcan ante todos, Bentham piensa esa visibilidad en términos de disposición de los cuerpos, en términos de organización de acuerdo a una lógica determinada. El espacio público y el panóptico están ligados de forma inextricable. ¿Qué pasa en las sociedades de control/seguridad? Las clasificaciones que se establecen de los cuerpos, de acuerdo a la información depositada en los bancos de datos, sirve para fraccionar el espacio público de acuerdo a los barrios de la ciudad y a lo guetos que se constituyen en ella. La oposición implícita entre espacio público y espacio privado, se deja de lado en beneficio de una disolución del espacio público: no solamente como espacio de comunicación, sino también de visibilidad. Ahora las tecnologías permiten quebrar las distancias y la diferencias espaciales, lo que el lugar de puesta en común y el lugar en que los cuerpos aparecen dispuestos de una manera determinada se deja de lado por la posibilidad de localización de cada cuerpo, como también por la posibilidad de realizar una puesta en común digital por medio de las tecnologías. Al mismo tiempo, la circulación se realiza de acuerdo a las características de los circulantes: antes el espacio se dividía en dos, público y privado para lograr un trabajo de producción sobre él y sobre los cuerpos; hoy lo común se deja de lado en beneficio de las conductas de cada individuo, conductas que responden a su composición genética. Como esa composición impide que sus conductas pasen de “legales” a “ilegales” y viceversa, es decir que todavía el cambio posterior es posible en base al trabajo de las disciplinas; hoy se deja lugar al cálculo de costo/beneficio de aquello que no tiene otra cosa que ser de una determinada manera. La probabilidad que intenta controlar el dispositivo hace referencia a la manifestación o no de una conducta que de antemano se presupone. En este control se enmarca la discusión acerca del uso de las tecnologías, de si éstas benefician o perjudican la democracia, etc. Después de estos breves esbozos queda por preguntarnos acerca de las políticas eugenésicas y su ligazón con el darwinismo social; así como interrogarnos de qué manera los dispositivos de control/seguridad se articulan con unas ciencias que, emergentes en un espacio trandisciplinar, todavía no dejan de re-configurar los cuerpos, cuyo derrotero comienza en aquellas investigaciones en comunicación y finalizan con las ciencias cognitivas y las neurociencias. Bibliografía. _ CALETTI, Sergio (2001). Elementos de Comunicación. Universidad Nacional de Quilmes. _ CRICK, Francis (2008). 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