FOUCAULT, Michel (1976). Historia de la sexualidad - Red

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¿Sociedades de control o sociedades de seguridad? Un análisis desde los discursos
de la Comunicación
RIGOTTI Sebastián
[email protected]
1. Información y comunicación.
Durante la primera mitad del siglo XX los procesos histórico-sociales que se
producían en distintas partes del orbe, llevaron a que emergieran zonas comunes en las
que distintas disciplinas contribuían a la construcción de conocimiento. En los Estados
Unidos se constituyó como zona problemática el estudio de los efectos que producían en
la sociedad los medidos masivos de comunicación. Desde distintas universidades del
este norteamericano (Yale, Columbia, MIT) distintos investigadores comenzaron a
realizar investigaciones empíricas, las cuales indagaban acerca de los efectos de los
medios de comunicación. Este conjunto de investigadores y sus trabajos fue conocido
como Mass Communication Research. Son célebres los incipientes estudios sobre la
propaganda que Harold Lasswell llevara a cabo, correlativos a la irrupción y la
explosión de la radiodifusión (sólo en el período 1920-1930 trepó de cero a sesenta
millones de dólares la inversión publicitaria, la que llegaba a diez millones de hogares
norteamericanos). Los desarrollos científicos estaban así acompañados, metafórica y
monetariamente, de los intereses de empresarios, partidos políticos y sectores militares.
Confluían en la MCR distintas corrientes epistémicas y teóricas. Desde la
investigación empírica la que comenzó como dominante, allá por los años ’20, fue el
behaviorismo, también conocido como conductismo o psicología experimental. Desde
esta mirada, el estudio de los efectos de los medios de comunicación es perfectamente
análogo al estudio de los estímulos y las respuestas que un organismo vivo cualquiera
intercambia con su entorno (aquí también podemos rastrear una huella de la teoría de
Darwin). Es importante destacar que un presupuesto epistémico fundamental de esta
posición teórica es el individualismo metodológico, la concepción del todo, de la
sociedad, como la mera suma de sus partes individuales. Relacionada con el importante
proceso migratorio que se da entre el campo y las ciudades, y que coincide con la
emergencia de la “masa”, la concepción de la sociedad como la suma de cada individuo
lleva a pensar que aquellas cantidades descomunales de personas que llegaban a las
selvas de cemento se encontraban aisladas unas de otras, sin vínculos primarios, a
merced de la difusión de mensajes que realizaban los medios masivos. Desde esta
perspectiva emergen las preguntas por los efectos que pueden producir los medios
masivos de comunicación y por la posibilidad de predecir los mismos.
Otra corriente que contribuyó en gran medida, aunque a mediados de la década
del ’40, es el funcionalismo, dando lugar a distintos intentos de articulación con el
conductismo. Los puntos de conexión ambos comienzan a hacerse más fuertes después
de la importantísima investigación que coordinara Paul Lazarsfeld, El Pueblo Elige.
Aunque siempre problemáticas, las articulaciones entre conductismo y funcionalismo
compartían el suelo común de la investigación empirista; pero divergían en la
concepción de la sociedad, ya que para el funcionalismo se trataba de algo más que la
suma de sus partes individuales. En este punto, cabe recordar la categoría de sistema,
que refiere a un conjunto de elementos que se encuentran relacionados funcionalmente.
Hacia el final de aquella década del ’40, se suma a las vertientes de la MCR la
cibernética, disciplina cuya figura principal fue Norbert Wiener. Por aquél entonces,
Wiener se encontraba tratando de construir, por encargo del sector militar, un aparato de
ataque antiaéreo que permitiese localizar la trayectoria de un avión y predecir su
posterior desplazamiento o trayectoria; llegando posteriormente a la conclusión de que
el éxito de esta empresa dependería, en gran medida, del principio de retroalimentación
(o feed-back), el cual supone que, tras la emisión de datos de un punto a otro, se produce
una reacción del punto receptor que permite controlar los efectos, estableciendo la
posibilidad de convertir un proceso lineal (envío-recepción) en uno circular (envíorecepción-envío). De allí que el proyecto de la Cibernética, en palabras de Wiener, sea
“(…) hallar los elementos comunes al funcionamiento de las máquinas automáticas y al
sistema nervioso del hombre y desarrollar una teoría que abarque todo el campo del
control y de la comunicación en las máquinas y en los organismos vivientes (…).” 1 Esa
posibilidad de reproducir el funcionamiento de las máquinas y de los organismos
vivientes desde el principio de retroalimentación, establece una analogía, en el
funcionamiento de unos y otros.
Pero aún otra teoría es importante mencionar en este conglomerado que es la
MCR. Se trata de la resultante de las investigaciones que realizara Claude Shannon, con
colaboración de Warren Weaver, para la empresa telefónica Bell System. Preocupado
por sistematizar las condiciones que hacen posible la comunicación, entendida como
WIENER, Norbert. “Cibernética” en SMITH, A. (compilador). Comunicación y cultura. 1. La teoría de
la comunicación humana, Nueva Visión, Buenos Aires, 1972. Página 49. Citado en CALETTI, Sergio.
Elementos de Comunicación. Universidad Nacional de Quilmes, 2001. El subrayado es nuestro.
1
transmisión de mensajes, esboza la Teoría matemática de la información, que
proporciona el principio de retroalimentación del que se sirve la Cibernética de Wiener.
Básicamente la teoría de a información sostiene que el proceso comunicativo se trata de
transmitir un mensaje determinado de un punto (emisor) a otro (receptor). Como ya
dijimos, la reacción del receptor es la retroalimentación que, a la vez, condiciona la
nueva emisión. El de la Teoría de la información se trató de uno de los modelos que
intentaba exponer y sistematizar los elementos que tienen lugar en todo proceso de
comunicación humana (el otro modelo era el de Harold Laswell). Constaba de seis
elementos: una fuente de información, un transmisor, un canal, un perceptor, un
destinatario y una fuente de ruido.
Podemos decir que el nudo gordiano se encuentra en dos tramos: por un lado en
la codificación que realiza el transmisor (transforma una serie de datos en otro) y que el
perceptor decodifica (vuelve a transformar el la serie de datos percibida en la original
que el transmisor había transformado); ya que supone que el código es el mismo para
uno y otro polo, uniendo un signo determinado con un significado específico; por otro
lado, el ruido, que puede producirse en cada elemento del proceso de comunicación, se
trata de una diferencia en la identidad entre el mensaje que se emite y el que se recibe.
La cuestión del todo fundamental radica en que el ruido, es decir, la imposibilidad de
una identidad completa, es indudablemente constitutiva de toda comunicación posible.
Estamos de acuerdo con Sergio Caletti cuando sostiene que este esquema de la
comunicación cancela la problematización concerniente al significado que la
información trasmitida tiene en el proceso social en el que tiene lugar; propiciando
solamente un esclarecimiento del aspecto comunicativo implicado en la transmisión de
la información.
Pensar la comunicación de esta manera, como transmisión de información
(mensaje) de un punto a otro, supone que el código es una serie de reglas transparentes
y homogéneas para los dos polos, emisor y receptor, es decir para todos aquellos que
intervienen en una comunicación. De esta forma se vuelve lúcida la definición de
“medidos de difusión”, que envían esa información a todos los rincones posibles,
suponiendo que en cada lugar la recepción es posible porque el código es el mismo. La
Teoría Matemática de la Información habilita la posibilidad de predeterminar los efectos
que el mensaje puede producir en el receptor, no solamente por el principio de
retroalimentación sino por ese código único que supone la teoría. Es importante también
destacar que el código establece qué es y qué no es información, ya que aquel se ocupa
de reducir con información el desorden que el Segundo Principio de la Termodinámica,
la entropía, postula.
Recientemente el filósofo Edgar Morin, en la construcción de su pensamiento
complejo, rastreó cómo los desarrollos de la Teoría Matemática de la Información y de
la Cibernética contribuyeron desde el punto de vista organizacional a la problemática
abierta desde la Termodinámica, cuyo segundo principio establece el proceso de
entropía, es decir, de degradación constante. La información se vuelve así aquello que
hace posible la disminución del desorden, de la desorganización, en los sistemas.
Información equivale entonces a neguentropía, aquello que para Morin posibilita el
desarrollo de una organización compleja. Este aporte a la problemática organizacional
también se vuelve extrapolable, sostiene Morin, al dominio biológico, ya que se “(…)
estableció que la autorreproducción de la célula (o del organismo) podía ser concebida a
partir de una duplicación de un material genético o ADN [ácido desoxirribonucleico],
desde que se concibió que el ADN constituía una suerte de doble hélice cuyos escalones
estaban formados por cuasi-signos químicos cuyo conjunto podía constituir un cuasimensaje hereditario, la reproducción podía entonces ser concebida como la copia de un
mensaje, es decir, una emisión-recepción (…). Más aún, la mutación genética fue
asimilada a un `ruido` perturbador de la emisión del mensaje, y provocador de un
`error`(al menos con respecto al lenguaje ordinario) en la constitución del nuevo
mensaje. El mismo esquema informacional podía ser aplicado al funcionamiento mismo
de la célula, donde el ADN constituye una suerte de `programa` que orienta y gobierna
las actividades metabólicas. De ese modo, la célula podía ser cibernetizada, y el
elemento clave de esa explicación cibernética se encontraba en la información.” 2 Así
como se piensa que entre una generación y otra, la herencia se transmite a través de la
información que es/contiene el ADN, también es posible pensar que esa información
está disponible en cualquier momento para otras aplicaciones.
El esquema que nació para ser aplicado en problemas de telefonía, y que luego
se impuso como uno de los esquemas de la comunicación humana, llega ahora a
contribuir
al
desarrollo
de
diversos
campos
científicos,
profundizando
la
trandisciplinariedad existente. El revolucionario “descubrimiento” de Francis Crick y
John Watson, la reconstrucción de la forma de la molécula, brindó la posibilidad de
2
MORIN, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa, Grupo Psicología, Subgrupos
Ciencias Cognitivas, Barcelona, Segunda Edición, 1995. Traducción de Marcelo Pakman. Página 48.
entender su funcionamiento aislando las bases químicas que constituyen los genes a lo
largo de las cadenas de ADN; en otras palabras se hizo posible la reducción de todo
proceso biológico a un conjunto de datos, de información, lo que permite reproducir y
copiar las moléculas que constituyen cualquier organismo. Crick lo ha expresado de una
manera más cruda: “Tu, todas tus alegrías y tristezas, tus memorias y tus ambiciones, tu
sentido de identidad personal y libre albedrío, no son más que el comportamiento de una
enorme red de neuronas y sus moléculas asociadas”3 El ser humano se transforma así en
un ser que es posible codificar, es decir, transformar sus acciones, sus pensamientos,
etc., en determinados signos que permiten entender su funcionamiento, en una cantidad
de información determinada que arroja luz sobre aquello que aparece como desconocido
(la conciencia, etc.).
Desde este punto de vista teórico la transmisión de información que se produce
en el interior de un sistema de células nerviosas, como también en un filtro electrónico,
se vuelven equivalentes. Además, debemos siempre tener presente que las técnicas de
recolección de datos que la investigación empirista construye, no son sino extensiones
de los sentidos, lo que nos lleva a que cada molécula, su funcionamiento en ese sistema
que es el organismo vivo, se puede ver, se puede codificar. Las neurociencias se ocupan
de estos problemas.
2. Las sociedades de seguridad o de control.
Comencemos por el final. En 1994 Gilles Deleuze publica un texto llamado
Postdata sobre las sociedades de control, en el que intenta continuar las investigaciones
que Michel Foucault había comenzado en la década de los `60, cuando realiza una
investigación histórica acerca de la aparición de las ciencias humanas (en Las palabras
y las cosas, 1966) y su articulación con la emergencia de la sociedad disciplinaria (en
Vigilar y Castigar, 1975). Aquellas investigaciones históricas llevan a pensar que el
acontecimiento que se produce a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y que da
lugar a las ciencias humanas, también gesta a la sociedad disciplinaria. En palabras del
propio Foucault: “En lugar de tratar la historia del derecho penal y de las ciencias
humanas como dos series separadas (...), buscar si no existe una matriz común y si no
3
CRICK, Francis. The Astonishing Hipótesis: The Scientific Search For The Soul., citado en QUIAN
QUIROGA, Rodrigo. “Las neuronas de la conciencia”, publicado en NeuroEngineering Lab –
www.le.ac.uk/neuroengineering, Department of Engineering, University of Leicester, UK.
dependen ambas de un proceso de formación ´epistemológico-jurídico´; en suma, situar
la tecnología del poder en el principio tanto de la humanización de la penalidad
como del conocimiento del hombre.”4 Así como sucede en este caso, también se puede
pensar la relación entre las ciencias de observación de la episteme clásica y la sociedad
de soberanía. El núcleo saber/poder es inextricable en el análisis del pensador francés.
El intento de continuidad que esboza el texto de Deleuze está claro: a las
sociedades de disciplina le siguen las sociedades de control. Siguiendo el desarrollo de
los textos publicados por Foucault, hasta 1976 al menos, es posible establecer una
contigüidad entre acontecimiento/discontinuidad-formas de saber/poder, tal y como
parece esbozar Deleuze: “Pero las disciplinas a su vez sufrirían una crisis, en beneficio
de nuevas fuerzas que se irían instalando lentamente, y que se precipitarían tras la
segunda guerra mundial; las sociedades disciplinarias eran lo que ya no éramos, lo que
dejábamos de ser.”5, como también: “Son las sociedades de control las que están
reemplazando a las sociedades disciplinarias.”6 Claramente se trata de un proceso, de
una discontinuidad, que distingue una de otra, aunque no desde una creatio ex nihilo.
Sin embargo, en los cursos que dictara en el Còllege de France durante la década del
´70, es posible identificar ciertos cambios en esa concepción.
En el curso dictado en el ciclo lectivo ´77-´78, denominado Seguridad,
territorio, población, el pensador francés argumenta que “(…) no tenemos de ninguna
manera una serie en la cual los elementos se suceden unos a otros y los que aparecen
provocan la desaparición de los precedentes. No hay era de lo legal, era de los
disciplinario, era de la seguridad. No tenemos mecanismos de seguridad que tomen el
lugar de los mecanismos disciplinarios, que a su vez hayan tomado el lugar de los
mecanismos jurídico legales. (…) lo que va a cambiar es sobre todo la [técnica]
dominante (…) el sistema de correlación entre los mecanismos jurídico legales, los
mecanismos disciplinarios y los mecanismos de seguridad.”7 Estas aclaraciones
permiten, por un lado, modificar aquella concepción de la sucesión entre cada relación
4
FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Décimo séptima
edición en español, Primera reimpresión argentina, 1989 (ed. or. 1975). Página 30. (El subrayado es
nuestro).
5
DELEUZE, Gilles. “Posdata sobre las sociedades de control”, en Christian Ferrer (Comp.) El lenguaje
literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991. Traducción de Martín Caparrós.
6
DELEUZE, Gilles. Op. cit.
7
FOUCAULT, Michel. Seguridad, territorio, población. Curso en el Collège de France (1977-1978).
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Primera Edición en español, 2006 (ed. or. 2004). Traducción
de Horacio Pons. Página 23. (El subrayado es nuestro).
de saber/poder, introduciendo el problema de aquellas técnicas que se vuelven
dominantes pero que conviven con las otras. De esta forma, el acontecimiento puede ser
pensado como una resignificación, ya sea como quiebres y/o continuidades de diversa
índole en las prácticas, es decir, como un efecto de relaciones de poder que se
modifican, superponen, etc.; y por otro lado, la denominación de “sociedades de
seguridad” que Foucault piensa para referirse a un conjunto de técnicas distintas a las de
disciplina y a las legales. El dispositivo de seguridad va a trabajar con una operatoria de
acontecimientos probables y de cálculo de costos acerca de lo óptimo y de lo aceptable,
es decir, con la probabilidad de que se produzca tal o cuál fenómeno, el dispositivo
desplegará unas técnicas en el caso de que los costos que acarrea aquel fueran óptimos,
y aún otras técnicas si los efectos del fenómeno traspasan los límites de lo aceptable.
En definitiva, los dispositivos de seguridad tratan de controlar, mediante el
cálculo de costos en base a probabilidades de los fenómenos aleatorios que ocurren en
un espacio, significado éste como “medio” en el sentido biológico, el cuál implica que
existe una cantidad de efectos que afectan a quienes se encuentran en él. Asimismo,
aquello que aparece como lo afectado, el sujeto/objeto, es la “población”, entendida
como la multiplicidad de individuos biológicamente ligados a su existir material, es
decir al “medio”.
No es esta la ocasión para detenernos en un análisis crítico de las
denominaciones que utilizan ambos pensadores, sociedades de control o sociedades de
seguridad, para establecer cuál es la que mayor poder heurístico posee. Se trata de
retomar la modificación del aparato conceptual de Foucault, para entender que los tres
tipos de técnicas conviven, aunque se encuentren transformadas, re-utilizadas, en un
dispositivo que dispone que un tipo de técnicas sea el dominante.
3. En las cárceles de la miseria.
En su investigación titulada Las cárceles de la miseria, el sociólogo Loϊc
Wacquant traza las líneas de un proceso de penalización de la pobreza que emerge en
Estados Unidos con la crisis del Estado Benefactor, extendiéndose luego a Europa y a
América Latina. Con el rótulo de “tolerancia cero” se ha intensificado el trabajo de las
instituciones del Estado sobre la población: por un lado, se trata de remover las
funciones estatales que signifiquen gastos, tales como la asistencia social, la cobertura
médica, el presupuesto educativo, ausencia de control fiscal y empleo, etc.; y por el
otro, se incrementan las inversiones en las técnicas de vigilancia, control y represión,
aumentando el gasto en la construcción de prisiones, poniendo más personal policial en
las calles y, por si fuera poco, alentando la posibilidad de que sectores privados
inviertan en instituciones de encierro.
El sociólogo francés sostiene que la contracara de la crisis del Estado social es el
despliegue de lo que se conoce como “Estado Penal”; rastreando cinco tendencias de
este proceso en los Estados Unidos. La primera de ellas es el crecimiento desmedido de
la población carcelaria, triplicándose en el lapso de los quince años que separan 1983 de
1998; centrándose en la detención de los pequeños delincuentes y toxicómanos y con
una composición racial del 60% entre negros y latinos.
La segunda de las tendencias contempla la variedad de las técnicas de control
que se han desarrollado tales como la prisión domiciliaria, la condena a prisión en
suspenso o probation, la libertad condicional, la prisión en un centro disciplinario, la
vigilancia telefónica y/o electrónica, bancos de datos, tendencia que comenzó en aquél
país en la década del `60 desde los tribunales, la policía y las administraciones de las
prisiones. Por otra parte, el acceso a esos bancos de datos está permitido para los
organismos públicos de seguridad y de asistencia social y, en muchos casos, a los entes
privados para establecer un tamiz entre el ejército de reserva disponible; además, se ha
hecho público en algunos estados el acceso a esos bancos de datos mediante páginas en
Internet. Un punto nodal que señala Wacquant es el proceso de sustitución de los viejos
archivos, que consisten en huellas digitales y fotografías de cada individuo, por un
fichaje genético, el cuál comenzó a realizarse en 1998 para constituir un banco nacional
con el perfil de ADN, al que se sumarán las muestras de sangre y saliva. Sostiene
acertadamente el sociólogo francés que éstas técnicas permiten dilucidar un proceso
centrado en un trabajo sobre el espacio, y que consiste en identificar, separar y
neutralizar los individuos peligrosos.
La tercera tendencia es el crecimiento desmesurado del presupuesto
penitenciario, que crece paralelo, pero en sentido inverso, al presupuesto educativo y
social. Ante este incremento de costos, se desplegaron diferentes técnicas: disminución
del nivel de vida dentro de la prisión; utilización de los desarrollos tecnológicos para
mejorar la productividad de la vigilancia de los reclusos; transferencia de los gastos que
cada preso genera hacia ellos mismos y sus familias; y la reintroducción del trabajo no
calificado en forma masiva para empresas de renombre. La cuarta tendencia es el
desarrollo de la industria privada del encarcelamiento, transformándose en un factor de
desarrollo económico y “de fomento de territorio”. Por último, la quinta tendencia trata
de la discriminación que se ejerce en el encarcelamiento, volcado masivamente a los
negros y, particularmente, a los jóvenes de esa raza.
A grandes rasgos podemos pensar que no se trata solamente de pensar una
especie de “cárcel global” propiciada por el desarrollo tecnológico exponencial que
estamos experimentando desde hace medio siglo. Es fácil pensar en que aparatos tales
como los satélites los radares, etc., conocidos gracias a la industria cultural cuya sede
mundial es Hollywood, permiten encontrar, observar, detectar y neutralizar cualquier
“amenaza”.
De esta manera, la seguridad y el control se vuelven globales. Sin
desconocer que las herramientas que se despliegan en las prácticas de los dispositivos
de seguridad permiten realizar este tipo de prácticas, debemos pensar que los
presupuesto epistémicos que se ponen en juego tanto en las prácticas penales y
judiciales, como en los discursos científicos, tienen puntos en común que permitirán
pensar el suelo que los hizo posibles. De esta forma, saber y poder se encuentra
inextricablemente ligados.
La “teoría de la ventana rota” que se pone en vigencia con la gestión de Rudoldh
Giuliani y de William Bratton, ex alcalde y jefe de policía de Nueva York
respectivamente, a la que hace mención Wacquant consiste en que la lucha contra la
pobreza y la criminalidad se debe realizar sobre los “pequeños desórdenes cotidianos”.
Se trata de repensar la pobreza desde un punto de vista atomista, ya no implicado en una
compleja trama de relaciones sociales: “Regresión hacia una visión atomista de la
sociedad como mera colección serial de individuos guiados alternativamente por su
interés bien comprendido y (cuando su comportamiento parece desafiar el cálculo de
utilidad u oponerse a la sensatez conservadora) por una `cultura` de la que manan
milagrosamente sus estrategias y sus posibilidades de vida (…)8; lo que lleva pensar
que las decisiones que cada individuo toma son, en definitiva, propias con
independencia de las condiciones materiales, políticas, etc., que la hacen posible. De
esta forma, las clases sociales se disuelven en un pensamiento que diluye lo social, o
mejor dicho, la sociología que piensa la relación entre clases sociales da lugar a la
disposición de un individualismo metodológico. Como habíamos sostenido este
presupuesto epistemológico está en la base de la psicología conductista. Y como se trata
WACQUANT, Loϊc. Las cárceles de la miseria. Ediciones Manantial SRL, Argentina, Buenos Aires,
segunda reimpresión, 2004 (ed. or. 1999). Traducción de Horacio Pons. Página 47.
8
de decisiones individuales, la política pública no tiene efecto alguno, la instancia
definitoria de toda conducta es el individuo. Fácilmente detectados los individuos que
manifiesten conductas que amenazan el orden que debe imperar, son aislados no
solamente en las instituciones de encierro, sino que las herramientas tecnológicas de las
que se dispone, hacen posible que el control exceda los muros de las cárceles,
hospitales, centros de rehabilitación, escuelas, etc. Se trata de ahora llegar a controlar
los sectores de la ciudad en los que habitan aquellos individuos, para mantener el orden
y la seguridad de otros.
Asimismo, ya no será la conciencia, el hombre, aquella superficie de inscripción
de las relaciones de poder que se ejercen en los cuerpos. La emergencia de la
conciencia, con las disciplinas y las ciencias humanas, circunscribía la lucha política a
un lugar interno del cuerpo que a la vez aparecía como lo importante de conservar,
analizar, trabajar; ahora la conciencia dejará de ser el blanco del ejercicio del poder. Los
dispositivos de control y de seguridad, sostenidos en aquellas ciencias que emergieron
para contribuir a esa zona trandisciplinar de los estudios de comunicación, configuran
un objetivo novedoso: se trata de las mismas moléculas que constituyen al cuerpo como
organismo. No se trata de pensar la profundidad del mismo, como lo hizo la biología a
partir del siglo XIX, sino de poder observar microscópicamente aquello que podemos
ver en el espejo. Para poder observar la molécula no hace falta la herramienta tanto
como aquello que hace posible codificarla para poder analizarla, dividirla, estudiarla,
etc. La teoría de la información y la cibernética, hacen posible pensar el funcionamiento
de los organismos vivos y de los mecánicos como equivalente, otorgan un estatuto
científico a la creación de bases de datos genéticos de la población carcelaria y sirven de
sustento a las investigaciones que comienzan a referirse no solo a la decisión individual,
sino a las condiciones genéticas de una decisión.
Se han hecho públicos distintos estudios que, por ejemplo, anunciaron el
descubrimiento de los genes que posibilitan creer en un ser superior, como también
aquél recientemente difundido por la BBC9, que difunde los resultados de los
experimentos de la Escuela de Medicina de Swansea y que certifican que la pereza (que
en el artículo de la BBC es significado como un problema laboral) es un problema
genético. Se habilita así un campo de “problematización científica” en el que la
9
El artículo, publicado el 06/06/2008 puede ser consultado
http://noticias.ar.msn.com/artículo_bbc.aspx?cp-documentid=7917030.
en
el
sitio
de
Internet:
violencia, la pobreza, la moral, etc., son pasibles de significarse como problemas
individuales/genéticos. No es cuestión de que las disciplinas intervengan en los cuerpos
para decirles cómo marchar, qué hacer delante de la máquina, etc.; poco a poco la
necesidad de intervención se supedita a que primero se pueda codificar lo que
constituye al cuerpo mismo, para luego controlar en base a un cálculo sostenido en una
cierta cantidad de información. Por otra parte, pensar en una intervención genética para
modificar las conductas es tal vez el próximo paso. Hasta aquí algunos hilos que deben
se retomados para dilucidar ese suelo que posibilita la emergencia de los dispositivos de
seguridad y estas ciencias del orden.
4. Tecnopatía y tecnofobia.
Como suele ocurrir con todo fenómeno económico, social y cultural incipiente,
han proliferado opiniones divergentes en cuanto a las ventajas y perjuicios que el mundo
digital traería aparejados. Existen dos grandes líneas en torno a las que se sitúan
posiciones 'a favor' y 'en contra' de las Nuevas Tecnologías y su protagonismo en la
constitución de 'nuevas' prácticas, que por lo general transcurren 'a distancia': tal es el
caso de la educación, el trabajo, las comunidades, las formas cotidianas de
sociabilididad, los cuerpos (cyborgs), las formas de intervención y participación
políticas, etc.
Así, suele agruparse el caudal de discusión sobre la relación entre tecnología y
política en dos campos de análisis. Por un lado, se resaltan los aspectos positivos del
impacto de las transformaciones tecnológicas y su posibilidad de mejorar las actividades
existentes y generar nuevas. El discurso “Internet como una herramienta para la
democracia” atribuye al artefacto las características “ágora” o espacio público virtual de
deliberación transparente y asociado a la idea habermasiana de esfera pública. Por el
contrario, la contracara pesimista de esta perspectiva augura que en el futuro ya no será
posible hablar de una discusión pública, precisamente porque la tecnología representa
una forma de incrementar la despolitización de los espacios de contacto cotidiano.
Como una renovación de viejos debates, “apocalípticos e integrados” se disputan
el juicio de la innovación de prácticas basadas en el uso de las llamadas Tecnologías de
la Información y de la Comunicación. Ahora bien, ¿corresponde señalar de manera
condenatoria las desventajas y elogiar abiertamente los beneficios como si se tratara de
atributos que marcarían los pasos de una evolución hacia 'lo nuevo', entendido en
términos de lo 'mejor'?
En una entrevista que le realizan, Foucault explicita que, cuando nacen las
sociedades disciplinarias, J. Bentham es el complemento de J. J. Rousseau. Mientras
que el pensador francés pensaba en una sociedad en la que todo y todos aparezcan ante
todos, Bentham piensa esa visibilidad en términos de disposición de los cuerpos, en
términos de organización de acuerdo a una lógica determinada. El espacio público y el
panóptico están ligados de forma inextricable. ¿Qué pasa en las sociedades de
control/seguridad? Las clasificaciones que se establecen de los cuerpos, de acuerdo a la
información depositada en los bancos de datos, sirve para fraccionar el espacio público
de acuerdo a los barrios de la ciudad y a lo guetos que se constituyen en ella. La
oposición implícita entre espacio público y espacio privado, se deja de lado en beneficio
de una disolución del espacio público: no solamente como espacio de comunicación,
sino también de visibilidad.
Ahora las tecnologías permiten quebrar las distancias y la diferencias espaciales,
lo que el lugar de puesta en común y el lugar en que los cuerpos aparecen dispuestos de
una manera determinada se deja de lado por la posibilidad de localización de cada
cuerpo, como también por la posibilidad de realizar una puesta en común digital por
medio de las tecnologías. Al mismo tiempo, la circulación se realiza de acuerdo a las
características de los circulantes: antes el espacio se dividía en dos, público y privado
para lograr un trabajo de producción sobre él y sobre los cuerpos; hoy lo común se deja
de lado en beneficio de las conductas de cada individuo, conductas que responden a su
composición genética. Como esa composición impide que sus conductas pasen de
“legales” a “ilegales” y viceversa, es decir que todavía el cambio posterior es posible en
base al trabajo de las disciplinas; hoy se deja lugar al cálculo de costo/beneficio de
aquello que no tiene otra cosa que ser de una determinada manera. La probabilidad que
intenta controlar el dispositivo hace referencia a la manifestación o no de una conducta
que de antemano se presupone. En este control se enmarca la discusión acerca del uso
de las tecnologías, de si éstas benefician o perjudican la democracia, etc.
Después de estos breves esbozos queda por preguntarnos acerca de las políticas
eugenésicas y su ligazón con el darwinismo social; así como interrogarnos de qué
manera los dispositivos de control/seguridad se articulan con unas ciencias que,
emergentes en un espacio trandisciplinar, todavía no dejan de re-configurar los cuerpos,
cuyo derrotero comienza en aquellas investigaciones en comunicación y finalizan con
las ciencias cognitivas y las neurociencias.
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