Jurisprudencia - Ilustre Colegio de Procuradores de los Tribunales

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Jurisprudencia
Fecha: 29/01/2004
Marginal: 28079130062004100042
Jurisdicción: Contencioso-Administrativo
Ponente: D. Agustín Puente Prieto
Origen: Tribunal Supremo
Tipo Resolución: Sentencia
Sala: Tercera
Cabecera: Impugnación del R.D. 1.281/2002 de 5 de diciembre por el
que se aprueba el Estatuto General de los Procuradores de los Tribunales
de España. Nulidad parcial.
Texto
Encabezamiento
Número de Recurso:
11/2003
Procedimiento:
RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Enero de dos mil cuatro.
Visto por la Sección Sexta, de la Sala Tercera de lo Contencioso
Administrativo del Tribunal Supremo, compuesta por los Magistrados
expresados al margen el Recurso contencioso administrativo nº 11/03
promovido por la Procuradora de los Tribunales Dª María Dolores
Girón Arjonilla, actuando en nombre y representación del Consejo
General de la Abogacía Española contra el Real Decreto 1.281/2.002, de
5 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto General de los
Procuradores de los Tribunales de España. Comparecen como recurridos
la Administración General del Estado y el Procurador D. Carlos de Zulueta
Cebrian, en nombre y representación del Consejo General de los Ilustres
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Colegios de Procuradores de los Tribunales de España
Antecedentes de Hecho
PRIMERO.- En escrito de 12 de febrero de 2.003 por la Procuradora de
los Tribunales Dª Mª Dolores Girón Arjonilla, en nombre y representación
del Consejo General de la Abogacía Española procedió a interponer el
presente Recurso Contencioso Administrativo contra el Real Decreto
1.281/2.002, de 5 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto General
de los Procuradores de los Tribunales de España y contra el propio
Estatuto aprobado.
SEGUNDO.- Admitido a trámite el recurso contencioso-administrativo y
reclamado el expediente administrativo, en escrito de 27 de mayo de
2.003, se procedió a formalizar la demanda, en la que la parte actora, tras
los antecedentes de hecho y fundamentos de derecho que
consideró oportunos, interesaba <<dicte Sentencia por la que declare la
nulidad de los artículos 3, número 3 y 17 números 3 y 4, así como la del
inciso "salvo en los casos de habilitación previstos en este Estatuto" del
artículo 24.1.b), con todos los demás pronunciamientos legalmente
procedentes.>>
TERCERO.- En escrito de contestación a la demanda presentado el 2 de
julio de 2.000, el Abogado del Estado, mostró su oposición al Recurso
interesando se dicte sentencia que desestime íntegramente la demanda,
con imposición de costas. Por providencia de fecha 4 de julio de 2.003 se
concede al Procurador Sr. De Zulueta Cebrian, en representación del
Consejo General de los Ilustres Colegios de Procuradores de los
Tribunales de España, el plazo de veinte días, para que conteste a la
demanda, lo que realizó en escrito de fecha 6 de agosto de 2.003, en el
que termina suplicando a la Sala se desestime íntegramente la demanda,
con expresa condena en costas a la parte demandante.
CUARTO.- No habiéndose solicitado por ninguna de las partes el
recibimiento a prueba, se acordó conceder al representante procesal de
la actora el plazo de diez días a fin de formalizar su escrito de
conclusiones, lo que realizó en escrito de 19 de septiembre de 2.003.
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QUINTO.- Por el Abogado del Estado se procedió a evacuar el trámite
de conclusiones, estándose a lo solicitado en su escrito de contestación a
la demanda, evacuándose dicho trámite por la representación del
Consejo, suplicando a la Sala se dicte en su día sentencia por la que
se desestime completamente el recurso interpuesto.
SEXTO.- Conclusas las actuaciones, se procedió a señalar para su
votación y fallo la audiencia del día 21 de enero de 2.004, en cuyo acto
tuvo lugar, habiéndose observado las formalidades legales referentes al
procedimiento.
Fundamentos de Derecho
PRIMERO.- Se interpone el presente recurso contencioso administrativo
por el Consejo General de la Abogacía Española contra el Real Decreto
1.281/2.002 de 5 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto General
de los Procuradores de los Tribunales de España, solicitando la recurrente
en el escrito de demanda la nulidad de los artículos 3 nº 3 y 17 nº 3 y 4,
así como la del inciso "salvo los casos de habilitación previstos en este
Estatuto" del artículo 24.1.b).
El primero de los artículos impugnados define a los procuradores de los
Tribunales precisando en el apartado 3 de dicho artículo 3, que constituye
el que es objeto de impugnación en el presente recurso, que "el
Procurador podrá ostentar la defensa del cliente cuando no esté reservada
por Ley a otras profesiones".
Aduce el Consejo General de la Abogacía Española recurrente que dicho
apartado supone una invasión de las competencias propias de los
abogados en cuanto atribuye a los procuradores la defensa del cliente,
con la salvedad que en el mismo se establece "cuando no esté reservada
por Ley a otras profesiones", lo que no obsta a la infracción legal que se
entiende cometida por vulneración de lo dispuesto en el artículo 438 de la
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Ley Orgánica del Poder Judicial que define el ámbito profesional de los
procuradores afirmando que a éstos corresponde exclusivamente
la representación de las partes en todo tipo de procesos, salvo cuando la
Ley autorice otra cosa. Entiende la recurrente que la función de defensa
es propia y exclusiva de la profesión de la Abogacía conforme a lo
dispuesto en el artículo 436 de la citada Ley Orgánica del Poder
Judicial que atribuye con este carácter de exclusiva la denominación y
función de abogado al licenciado en Derecho que ejerza profesionalmente
la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos.
Frente a la pretensión de anulación del apartado indicado se opone el
Abogado del Estado entendiendo que "no resulta implausible interpretar
que la realización por el procurador de actos representativos cuando, no
siendo preceptiva la intervención de letrado, no haya sido efectuada
la designación de éste, constituye el contenido propio y específico de la
función de defensa a la que se refiere el estatuto". Con tales palabras
parece que el representante de la Administración del Estado refiere, en
definitiva, la interpretación del término "defensa", con un criterio
restrictivo, exclusivamente a actuaciones procesales. Por su parte, el
Consejo General de los Colegios de Procuradores de los Tribunales de
España entiende que no se produce una infracción del principio de
reserva de Ley dada la salvedad que se contiene en el precepto,
afirmando que, si bien la tarea propia y común de un procurador es la
representación del cliente en el proceso, esto no debe suponer que dicha
función sea la única susceptible de ser desempeñada por el procurador.
Esta Sala ha afirmado ya en Sentencia de 11 de junio de 1.992 que la
función de ordenar la profesión prevista en la Ley de Colegios
Profesionales, al amparo de lo dispuesto en el artículo 36 de la
Constitución, permite que por Ley se regulen las peculiaridades propias
del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las
profesiones tituladas, mas solamente puede ser ejercida dentro de los
límites marcados por las atribuciones otorgadas por la Ley, las cuales
deben ser objeto de una interpretación restrictiva.
En función de dicha interpretación, la facultad de ordenar en el ámbito de
su competencia la actividad profesional de los colegiados, que el artículo
5 apartado i) de la Ley de Colegios Profesionales de 13 de febrero de
1.974 atribuye a éstos, ha de ejercerse dentro del ámbito exclusivo de la
función que el legislador atribuye a la profesión; y siendo ello así, ha de
recordarse que conforme al artículo 438 de la Ley Orgánica del Poder
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Judicial corresponde exclusivamente a los procuradores la representación
de las partes en todo tipo de procesos, salvo cuando la Ley autorice otra
cosa, por lo que existe una clara extralimitación en la regulación que en el
Estatuto impugnado se contiene en el apartado 3 del artículo 3º
impugnado, al atribuir al procurador la defensa del cliente cuando no esté
reservada por Ley a otras profesiones y sin que dicha salvedad legal, no
prevista en la legislación vigente, tenga relevancia alguna a efectos de
apreciar la clara extralimitación que en dicho precepto se contiene al
invadir, con ocasión de la definición del procurador, el ámbito
competencial que el artículo 436 de la citada Ley Orgánica confiere
al abogado a quien atribuye, en exclusiva, la dirección y defensa de las
partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico,
sin que pueda aceptarse la forzada interpretación restrictiva que el
Abogado del Estado da al término "defensa" que usa el precepto recurrido
como limitado a actuaciones procesales incardinadas dentro de las
facultades de representación, porque una cosa es la auténtica
representación profesional que corresponde al procurador y otra la
defensa del mismo y el asesoramiento que está atribuida en exclusiva al
abogado por el artículo 436 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Todo lo
cual impone la declaración de nulidad del precepto recurrido en cuanto
infringe el principio de reserva de Ley en la regulación de la profesión
de procurador establecido en el artículo 36 de la Constitución en relación
con lo dispuesto en el artículo 5.i) de la Ley reguladora de las Colegios
Profesionales.
SEGUNDO.- Se impugnan, igualmente, por la corporación recurrente los
apartados 3 y 4 del artículo 17 del Estatuto de los Procuradores,
conforme a los cuales, en los casos a que se refieren los dos apartados
anteriores de este artículo, el procurador podrá asumir, simultáneamente,
la representación y la defensa siempre que hubiese sido habilitado
previamente por el Colegio de Abogados correspondiente y concurran los
requisitos que exijan las leyes.
El apartado 4 de dicho precepto establece que el procurador ejerciente
podrá también asumir dicha defensa y representación en los mismos
casos y condiciones que el no ejerciente.
Alega la recurrente que el precepto recurrido incurre en infracción del
principio de reserva de ley al atribuir al procurador la función de defensa
que no viene concretada en el ámbito competencial de la profesión de
procurador definida por la Ley Orgánica del Poder Judicial. Sostiene
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también que, se invade el ámbito profesional propio de la Abogacía,
afirmando que el Estatuto de los Procuradores es incompetente e inhábil
para regular el ejercicio por sus miembros de una profesión
diferente como es la Abogacía, cualquiera que sea los supuestos a que
se refiere, indicando por último que está en contradicción con el Estatuto
General de la Abogacía al permitir el ejercicio simultáneo de esta función
y la de procurador, puesto que el artículo 22.2.b) del Estatuto aprobado
por Real Decreto 658/2.001 de 22 de junio, textualmente declara que el
ejercicio de la Abogacía será absolutamente incompatible con el ejercicio
de la profesión de Abogado.
El Abogado del Estado se opone a la pretendida nulidad del precepto
recurrido, aún admitiendo que parece contraponerse a lo que establece el
artículo 436 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, aunque entiende que
la exigencia de la previa habilitación por el Colegio de Abogados y de
la concurrencia de los requisitos que exijan las leyes, así como de la
limitación de los supuestos contemplados en el precepto para la
intervención exclusiva en asuntos propios, permite entender que no existe
la infracción denunciada, cuyo argumento es igualmente sostenido por
la representación del codemandado.
Hemos de recordar nuevamente que la función de ordenar la profesión
que contempla la Ley de Colegios Profesionales al amparo de lo
dispuesto en el artículo 36 de la Constitución solamente puede ser
ejercida dentro de los límites marcados por las atribuciones otorgadas por
la Ley y deben ser objeto de una interpretación estricta. Por ello,
evidentemente, el precepto recurrido incurre en vicio de nulidad al no
respetar, conforme a dicha interpretación, el principio de reserva de
ley excediéndose, como razonamos en el fundamento anterior, de la
atribución de las funciones que al procurador confiere el artículo 438 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, exclusivamente limitadas a la
representación de las partes salvo cuando la ley autorice otra cosa.
Además, conforme a la citada Ley Orgánica y los principios que informan
las leyes procesales, el legislador ha previsto la intervención, con carácter
general, en el proceso de dos distintos profesionales a los que
atribuye funciones distintas, la de representación y la de defensa, de lo
que se deduce, en principio, una clara incompatibilidad para el ejercicio
simultáneo de ambas funciones; principio general que solamente cabe
exceptuar en los supuestos legales permitidos por la ley, como ocurre en
el contemplado en el artículo 447 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
que atribuye ambas funciones de representación y defensa del Estado y
de sus Organismos Autónomos a los Letrados integrados en los Servicios
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Jurídicos del Estado, así como las de las Entidades Gestoras y de la
Tesorería General de la Seguridad Social a los Letrados de la
Administración de la Seguridad Social, y la representación y defensa de
las Comunidades Autónomas y de los Entes Locales a los Letrados que
sirvan en los Servicios Jurídicos de dichas Administraciones Públicas.
Igualmente, y en el mismo sentido de excepción, el artículo 23 de la
vigente Ley de la Jurisdicción permite en el ámbito contencioso
administrativo encomendar la representación al abogado. Con las
salvedades establecidas por ley el principio general es, por tanto, la
incompatibilidad en la misma persona de las funciones de representación
y defensa, principio que ha de entenderse vulnerado por la
norma recurrida. Y todo ello sin perjuicio, además, de que resulta la
misma inhábil para regular, incluso con las salvedades que lo hace, la
concesión de la habilitación por parte del Colegio de Abogados lo que
claramente excede del ámbito competencial de organización de la propia
profesión de procurador, a cuya regulación debió limitarse el Estatuto en
el precepto objeto de impugnación. Procede en consecuencia declarar la
nulidad de los apartados 3 y 4 del artículo 17.
TERCERO.- Se impugna asimismo lo dispuesto en el artículo 24.1.b) del
Real Decreto recurrido que establece que la profesión de procurador es
incompatible con el ejercicio de la Abogacía salvo en los casos de
habilitación previsto en este Estatuto, precepto que claramente está
refiriéndose, como reconoce la codemandada, al contemplado en el
artículo 17 nº 3 y 4 examinado en el fundamento de derecho anterior y
que, por las mismas razones expuestas en el mismo, ha de ser objeto de
declaración de nulidad. Y todo sin perjuicio de la necesidad de recordar
que la norma impugnada está además en contradicción con lo dispuesto
en el artículo 22.2.b) del Estatuto del Colegio de Abogados aprobado por
Real Decreto 658/2.001 de 22 de junio que declara la incompatibilidad del
ejercicio de la función de abogado con la de procurador, cuya norma ha
sido declarada conforme a derecho por Sentencia de esta Sala de 3 de
marzo de 2.003 (recurso 496/2.001).
CUARTO.- Entiende por último la recurrente que en la elaboración de la
norma impugnada no se ha respetado lo dispuesto en el artículo 2.2 de la
Ley de Colegios Profesionales que dispone que los Consejos Generales y
en su caso los Colegios de ámbito nacional informarán preceptivamente
los proyectos de ley o de disposiciones de cualquier rango que se refieran
a las condiciones generales de la funciones profesionales, entre las que
figurarán el ámbito, los títulos oficiales requeridos, el régimen de
incompatibilidades con otras profesiones y el de honorarios cuando se
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fijan por tarifas o aranceles. Argumenta la actora que, puesto que los
preceptos impugnados a que nos hemos venido refiriendo, están
afectando al ámbito de la profesión de la abogacía, resultaba obligado el
informe del Consejo General de la Abogacía respecto a los mismos, por lo
que su omisión provoca su nulidad. El defecto denunciado no tiene el
adecuado reflejo en el suplico de la demanda como determinante, por su
propia naturaleza, de la nulidad de la total disposición recurrida, puesto
que la recurrente exclusivamente solicita que se declare la nulidad de los
artículos hasta aquí examinados y cuyo examen, en cuanto envuelve una
infracción procedimental sin más alcance que el referido a aquellos
preceptos cuya nulidad ya se ha analizado, no resulta ahora necesario ya
que las consecuencias que de la denunciada infracción se derivarían son,
por ello mismo, absolutamente irrelevantes.
QUINTO.- No se aprecia razones determinantes de una condena en
costas en la conducta procesal de las partes.
Fallo
Estimando el recurso contencioso administrativo interpuesto por el
Consejo General de la Abogacía Española contra el Real Decreto
1.281/2.002 de 5 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto General
de los Procuradores de los Tribunales de España, declaramos la nulidad
de los artículos 3 nº3 y 17 nº 3 y 4, así como la del inciso "salvo en los
casos de habilitación previstos en este Estatuto" del artículo 24.1.b). Sin
costas.
Publíquese este fallo en el Boletín Oficial del Estado a los efectos
previstos en el artículo en el artículo 72.2 de la Ley 29/1.998, reguladora
de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.
Así por esta nuestra sentencia, , definitivamente juzgando, , lo
pronunciamos, mandamos y firmamos .
PUBLICACION.- Leída y
publicada fue la anterior Sentencia, en audiencia pública, por el Excmo.
Sr. D. Agustín Puente Prieto, Magistrado Ponente en estos autos, de lo
que como Secretario doy fe.
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