Varios tipos de batalla

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Puntos de vista
Varios tipos
de batalla
Los contenidos de este número de Diabetes
Voice ilustran varios tipos de batalla. La
primera de ellas es la batalla que afrontan los
individuos por mantener cualquier tipo de
autocuidado de la diabetes tras producirse un desastre
natural de dimensiones catastróficas: huracanes, tifones,
inundaciones, terremotos, incendios forestales o
cualquier forma que puedan adoptar estos desastres.
Las personas que no sucumben al desastre en sí, se enfrentan a una seria
batalla por sobrevivir con una salud razonable tras el suceso. Además
de necesitar un techo, agua potable y alimentos, como todo el que les
rodea, las personas que viven con diabetes necesitan con urgencia más
apoyo especializado para mantenerse vivos y bien, el tipo de ayuda que
organizaciones como SEMPER (Stanford Emergency Medicine Program for
Emergency Response), Insulin for Life, Sweet Alert y otras organizaciones
altruistas similares pueden proporcionar. Éstas están a la vanguardia de la
respuesta rápida humanitaria que se necesita para garantizar que quienes
tengan diabetes puedan recuperarse y volver a una existencia razonable.
Un ejemplo concreto de ello, que aparece en estas páginas, es el del tifón
Haiyan en las Filipinas, que, en noviembre del pasado año, nos sorprendió
a todos por su extrema y brutal violencia. Aunque ya han pasado varios
meses desde que esto sucedió, la necesidad de ayuda continúa y seguirá
siendo así durante un tiempo considerable.
La segunda batalla es la que afrontan los individuos cuando otras batallas
de un tipo más obvio tienen lugar en su entorno: en zonas de guerra como
Siria y, anteriormente, en Mali. Si, tal y como se ha dicho, “la primera
víctima de una guerra es la verdad”, entonces, su segunda víctima, que
la sigue de cerca, es el orden. El orden social es un prerrequisito para
poder suministrar elementos esenciales para la atención de cualquier
afección crónica y, sin este orden social, todo es caos. En el caso de la
diabetes, estos elementos esenciales podrían ser la insulina y los medios
para administrarla, agentes hipoglucémicos y de otro tipo o el kit y el
equipamiento necesario para analizarse la glucemia. Al igual que me ha
sucedido a mí, estoy seguro de que se les romperá el corazón cuando lean
nuestro artículo sobre las condiciones en el corazón de la batalla, en Siria.
El tercer tipo de batalla es la oculta y silenciosa que tiene lugar a nivel
molecular y celular en quienes están desarrollando un cáncer. La relación
entre diabetes y cáncer (un “doble contratiempo” sin parangón) se
presenta en varias contribuciones de este número. Andrew Renehan nos
habla sobre varios aspectos de esta relación, incluyendo la cuestión de
si el tratamiento con insulina en personas con diabetes tipo 2 aumenta
el riesgo a largo plazo de desarrollar cáncer. Ésta, y la cuestión análoga
de la enfermedad cardiovascular, también se tratan en nuestras dos
contribuciones de la sección de “debate”. Esta cuestión en concreto, sobre
la seguridad a largo plazo de la insulina, es lo suficientemente importante
como para que busquemos contribuciones de un experto en cáncer
(Renehan), un experto en diabetes (Bain) y farmacoepidemiólogos
(Holden y Currie). La cuestión es compleja. Interpretar la evidencia
no es fácil y no disponemos de toda la evidencia que necesitamos.
Mi punto de vista actual sobre este importante asunto es que la
cuestión de si el tratamiento con insulina en la diabetes tipo 2 aumenta
notablemente el riesgo de cáncer o enfermedad cardiovascular, es que en
Marzo 2014 • Volumen 59 • Número 1
este momento, es algo que no está demostrado. Sin embargo, la respuesta
a la pregunta más profunda y relacionada (y más importante) de si los
beneficios del tratamiento con insulina de la diabetes tipo 2 (mejor
control glucémico, que lleva a una reducción de las complicaciones
microvasculares, entre otras cosas) probablemente compensen con
creces cualquier aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular o
cáncer a largo plazo es “sí, lo compensan”.
No hace tanto que los profesionales sanitarios no se atrevían a pronunciar
la palabra “cáncer” ante un paciente. El uso más abierto de este término
y el mayor optimismo ante esta enfermedad han sido, sin lugar a dudas,
resultado de los avances en su tratamiento. Allá donde las personas que viven
con cáncer tengan acceso a ayuda especializada de equipos de oncología
mediante cirugía, quimioterapia, radioterapia y otras intervenciones
disponibles, las oportunidades de que los resultados finales sean un éxito
suelen ser bastante buenas. Al igual que sucede con la diabetes, sin embargo,
a muchos millones de personas se les niega el acceso a los servicios que
necesitan y el resultado no es exactamente el que debería ser.
El Día Mundial del Cáncer de este año se celebró el 4 de febrero. Los
“cuatro mitos sobre el cáncer” que se ha intentado deshacer son: “no
necesitamos hablar sobre el cáncer”; “cáncer… no hay ni signos ni
síntomas”; “no hay nada que se pueda hacer respecto al cáncer” y “no
tengo derecho a que me atiendan si tengo cáncer”, no podían ser más
similares a los mitos relacionados con la diabetes.
Entre otros muchos temas en este número se encuentran: un examen
en profundidad de la situación de la diabetes en Asia, por Juliana Chan
y sus colegas; observaciones sobre el Día Mundial de la Diabetes y el
Congreso Mundial de Diabetes de Melbourne; nueva información
importante sobre hiperglucemia en el embarazo, y diabetes en personas
mayores, mientras que en nuestra sección de “Voces de la diabetes”,
esta vez está dedicada a los educadores diabéticos y a la deuda que sus
pacientes tienen con ellos. ¡Siga leyendo y siga, por favor, enviándonos
sus observaciones sobre Diabetes Voice a [email protected]!
Rhys Williams catedrático emérito
de Epidemiología Clínica de la
Universidad de Swansea (RU) y
redactor jefe de Diabetes Voice.
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