El género de la política también se escribe en femenino Estela Díaz Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa y juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste atada e impotente a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país. Eva Perón (23 de septiembre de 1947) El mejor homenaje a rendir a los que hicieron posible la Revolución de Mayo es luchar por la igualdad y la inclusión de hombres y mujeres… por la verdad, justicia, trabajo y la convicción de que tenemos que unirnos. La Patria es el otro, sea quien sea. Cristina Fernández de Kirchner (25 de mayo de 2013) A modo de introducción En este documento abordaremos los temas de políticas de género y diversidad desde dos dimensiones. Una que tiene que ver con las mujeres como sujeto de transformación política-social y otra que hace a las políticas públicas pensadas desde la inclusión de la perspectiva de género como un enfoque transversal a las mismas. Ambos aspectos del análisis propuesto, suponen compartir algunas ideas fuerza que aporta la dimensión de género como enfoque teórico para el análisis de los aspectos históricos, culturales, políticos, económicos y sociales. La idea es poder interrogarnos acerca de la situación universal de la discriminación, violencia y desigualdad sufrida por las mujeres a lo largo de la historia. Pensar en los cambios operados especialmente en las últimas décadas en las relaciones de género y en el papel de las mujeres en la sociedad actual. Mirar estos procesos de transformación como parte de fenómenos más amplios, poniendo de relieve diálogos e interacciones con la emergencia de otros actores sociales. Repensar la relación entre prácticas políticas y nuevas teorías explicativas de realidades en procesos de cambio y en el marco de proyectos populares, colectivos y de transformación social. Por último nos interesa repasar las temáticas pendientes y los desafíos para las próximas décadas -aunque algunos se asusten-, desde la perspectiva del lema definido por ésta Comisión: la igualdad de género es justicia social. 2 El género de la política también se escribe en femenino Algo de la historia más reciente A partir dela mitad del siglo XX podemos situar el inicio de un período sostenido de cambios en el rol de las mujeres en la sociedad. Podríamos remontarnos mucho más atrás en la lucha de las mujeres por la emancipación, pero en este documento tomaremos como referencia un ciclo largo que se inicia – y sigue en marcha- desde el hito más reconocido como es la sanción de la Ley 13.011 del derecho al voto del año 1947. Coincide en nuestro país con “el hecho maldito” del peronismo, que acompañó este proceso con decisiones trascendentales para la vida concreta de las mujeres. El sufragismo tiene antecedentes que se remontan a inicios del siglo XX, pero fue necesaria la decisión política de un gobierno popular para transformarlo en una realidad concreta. El derecho al voto, tal cual señala la frase de Evita, viene a restituir un derecho ciudadano básico, poder elegir a los representantes. Pero pasó mucho más que eso. La creación del Partido Peronista Femenino, llamó no sólo a votar sino también a participar, integrarse a la vida política y ser elegidas. No sólo elegir, también ser elegidas marca una diferencia significativa. Veintiséis legisladoras nacionales y cerca de 100 provinciales fueron electas en el año 1951, la primera vez que el voto fue universal. Un precedente del cupo para cargos electivos recién sancionada en 1991. En esta memoria histórica podemos inscribir la notable participación política y social de las mujeres, que actualmente se destaca en el mundo. Cuando lo personal movilizó lo político (1). Los 60/70 marcan un período histórico de gran dinamismo social, fenómeno que fue acompañado por la creciente participación de las mujeres, que no logró parar del todo la dictadura militar. Las mujeres en el espacio público es un dato que puede verificarse en indicadores concretos y medibles, pero sobre todo en los cambios culturales y simbólicos que esta presencia motivó, impuso e impone. Los ámbitos educativos comenzaron a albergar cada vez más mujeres y se fueron feminizando de manera evidente. Además se consolidó el fenómeno, que tuvo idas y vueltas en períodos anteriores, de crecimiento constante de la participación de las mujeres en el trabajo remunerado. Según datos censales, la tasa laboral femenina pasó de un 31% en los 80 a un 55% en el año 2010 (2). Aunque todavía haya niveles altos de “inactividad”(3) en el mercado laboral respecto a los varones, lo cierto es que la mayor participación en el trabajo remunerado está asociada a mayores niveles de autonomía y también a la existencia de nuevas configuraciones familiares. Un tercio de los hogares están a cargo de mujeres. Lejos quedó el estigma social del “hijo/a natural” o la 3 El género de la política también se escribe en femenino “divorciada”, como también empezó a quedar atrás -para muchas- la resignación, docilidad y fragilidad con lo que se asociaba lo femenino y su rol en el hogar. Madres y Abuelas. Decíamos que la dictadura no pudo parar el avance de las mujeres en la sociedad. Desde esa perspectiva es ineludible reconocer el papel que tuvieron –tienen- las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la resistencia a la dictadura, pero también en nuestra democracia actual. La búsqueda del hijo/a individual se transformó en una lucha colectiva, en un ser paridoras-paridas por los hijos, provocador de una nueva subversión del orden natural de las cosas. En el momento histórico de mayor silencio, la “toma de la palabra”, produce una enunciación portadora de un acontecimiento político-discursivo, que transforma y politiza el relato hegemónico de la maternidad (Nora Domínguez, 2005). A la vez que potencia con una enorme vitalidad un movimiento de derechos humanos que también supo redimensionar su reclamo original de aparición con vida y castigo a los culpables, para jugar en la arena del conjunto de los derechos humanos y así ampliar la agenda democrática. La voz de las mujeres en la escena pública (social, cultural, política) es una voz que surgió de manera contra-hegemónica. Es una voz que expresa una presencia disruptiva, instituyente de prácticas de la política que acompañan y pluralizan los recorridos de estos treinta años de democracia. Mujeres que se encuentran. A partir del año 1986 comenzaron a desarrollarse en Argentina los Encuentros Nacionales de Mujeres (4). Forman parte de una experiencia inédita en el mundo, por su masividad, por lo sostenido en el tiempo, su carácter movimientista, su extensión territorial, su metodología y por la vitalidad de un espacio que se sostiene a pesar de las tensiones políticas e ideológicas siempre presentes. Miles de mujeres de todo el país se dan cita cada año en una provincia diferente. No hay estructuras, sólo una comisión organizadora que funciona en la provincia elegida como sede para garantizar la realización del encuentro y que se disuelve una vez entregada la rendición de cuentas en la sede del año siguiente. Se funciona en comisiones durante 2 días, organizadas en más de 50 temas, que se multiplican cada vez que se pasa un número de participantes que posibilite la circulación de la palabra (entre 30 a 40). Así hay temas que llegan a tener hasta 20 comisiones. No se toman resoluciones, por más que siga existiendo un activismo de partidos tradicionales de izquierda que reclaman el voto de un imposible plan de lucha nacional. Uno de los momentos más vibrantes es la marcha multitudinaria la noche previa al cierre del 4 El género de la política también se escribe en femenino encuentro. Una marea festiva inunda las calles de la ciudad con sus consignas. La que se repite, ingeniosa y divertida dice “mujer que se organiza no plancha más camisas”, como expresión y metáfora del movimiento personal y subjetivo que se pone en marcha. Lo cierto es que este ámbito tan poco usual y aprehensible para las formas tradicionales de participación, ha contribuido a dinamizar los enormes cambios producidos en las relaciones de género. No hay linealidad entre la asistencia a los Encuentros y las transformaciones de estos años. Sí está clara en cada mujer y grupos que pasaron por los Encuentros la presencia de diálogos, de entrelazamientos, de complicidades, que luego cada una desarrolla, impulsa y negocia en las propuestas de su partido, sindicato, agrupación, lugar de estudio, trabajo y familia. Algo del marco conceptual Muchas veces se cae en ciertas simplificaciones en relación al concepto de género, el feminismo y “la mujer” o su versión en plural. Por eso quisimos iniciar este documento relatando algunos trayectos de un movimiento social histórico como el de las mujeres, que es amplio, plural y diverso. Evita lo decía con claridad cuando hacía el paralelo con la lucha de los trabajadores (5). Identificaba en las mujeres a un sujeto de transformación social. Todas las sociedades conocidas, incluso antes del capitalismo, fueron patriarcales. Esto supuso formas diversas de subordinación de las mujeres, en las diferentes sociedades y épocas, que fueron variando según los tipos de organización institucional, normativa, política y social, con el trasfondo cultural de la desigualdad para la mitad de la humanidad. Lo que ha sido acompañado, como todos los procesos sociales, con resistencias, a veces más visibles y otras no tanto; pero con el silencioso bullicio subterráneo con el que se configuran las fuerzas y voces de las subalternidades; que en ciertas etapas históricas irrumpen para trastocar los órdenes impuestos. Este es un fenómeno mundial, pero que adquirió particularidades especiales en América Latina. Porque ha sido justamente también en esta América india, negra, campesina, obrera, pobre, diversa en identidades donde se producen diálogos y lazos con tantas otras alteridades. Cuando Cristina Fernández de Kirchner dice “la patria es el otro”, lo hace desde la recuperación fuerte de la idea de solidaridad, pero también de la inclusión e igualdad. De la que se construye reconociendo las diferencias, para des- construir jerarquías, para avanzar en la búsqueda 5 El género de la política también se escribe en femenino de paridades, que serán posibles en el marco de un proyecto colectivo. La patria es el otro, va al hueso de un tema que atañe de lleno la construcción de autonomía y la emancipación de las mujeres. Porque siempre fuimos el otro dela historia, como dice el poema de John Lennon: la mujer es el negro del mundo. Los estudios de género se desarrollaron y extendieron a partir de la década del ’70. Tienen como punto de partida en común el reconocimiento de la subordinación de las mujeres. Las primeras formulaciones teóricas pusieron el acento en la diferencia entre aspectos culturales y biológicos. Ya que se explicaban en las diferencias biológicas y especialmente la maternidad la distribución de ámbitos, roles y estereotipos diferenciados para los varones y mujeres. “No se nace mujer, se llega a serlo” dijo Simone de Beauvoir en El segundo sexo y contribuyó a producir una sublevación epistemológica. El género como categoría analítica está en íntima relación con la intención de teorizar la construcción social y simbólica de la diferencia sexual; la que se ha basado históricamente en relaciones asimétricas de poder (Lamas, 2002). Con un objetivo que es teórico - práctico: “desnaturalizar” las diferencias y contribuir en la construcción de políticas para producir modificaciones sociales significativas. Muchas veces se asimila la temática de género con “temas de mujeres” o con algún grupo de temáticas específicas: violencia, salud sexual y reproductiva, participación. Cuando no incluso con una categoría meramente descriptiva, neutral, al estilo que proponen los organismos internacionales de crédito, que borran las relaciones de poder subyacentes. A diferencia de esto, la historiadora Joan Scott (2004), propone una comprensión más sistémica respecto al género como elemento estructurante del conjunto de las relaciones sociales y como forma primaria de significar el poder. Desde esta perspectiva se analiza en detalle cómo ha operado la división entre lo público y lo privado. No sólo para estructurar las relaciones al interior de la familia, sino porque estructura también otras relaciones sociales, como el mundo del trabajo, entre las clases, razas y generaciones. En definitiva, en las relaciones entre el Estado y la sociedad. También está en el trasfondo de la negación de ciudadanía plena, autonomía moral y participación política de muchos individuos y grupos sociales subordinados. Los estudios de género fueron abarcando distintas disciplinas y también construyendo una historiografía feminista, que a partir de fragmentos, retazos y sobre todo silencios, hizo emerger 6 El género de la política también se escribe en femenino a la mitad olvidada de la historia. En estas décadas ha sido enorme la producción teórica y muy diversas las perspectivas filosóficas, ideológicas y políticas. No pretendemos ni siquiera enumerarlas, puede ser parte de algún trabajo de otras características. Elegimos aquí desarrollar los aspectos que hacen al análisis de las relaciones sociales, poniendo foco en el impacto de la presencia de mujeres en la vida política y en la agenda de las políticas públicas. Porque cuando las mujeres salimos al espacio público, no sólo lo hicimos para quedarnos, sino que vinimos con esa correlación, ese ida y vuelta, entre lo público y lo privado, que contribuye a enriquecer y humanizar la política. Políticas públicas, la década ganada y las que vendrán El rol del Estado en la Argentina fue puesto en cuestión y comenzó un proceso de redefinición a partir del año 2003. ¿Qué tipo de Estado para qué tipo de proyecto de país? es una pregunta que debe ser respondida todos los días desde la gestión pública. Está claro que cuando pensamos en desigualdades de género, lo hacemos desde pensar en procesos largos de intervención, ya que abordamos fenómenos complejos con fuerte raigambre institucional, social y cultural. Lo que hace que estemos construyendo políticas de intervención, a la vez que instituyendo prácticas y espacios institucionales, que requieren de revisión y legitimación constante. Es como ir terminando de construir el barco en plena navegación, una tarea compleja y apasionante. Argentina incorporó con rango constitucional en la reforma de 1994 los principales tratados de derechos humanos. Este marco legal permitió establecer una plataforma básica de acuerdos respecto al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y otros colectivos sociales. Nuestro país se ha ganado el reconocimiento mundial por el ejemplo en la defensa y promoción de los Derechos Humanos. No sólo por el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura cívico- militar, sino también a la hora de abordar las temáticas de comunicación, migraciones, combate a la pobreza, diversidad sexual, entre otras. En este sentido resulta importante avanzar en algunas asignaturas pendientes en relación a los compromisos asumidos con la defensa y promoción de los derechos de las mujeres y las políticas de equidad de género. Porque si bien es cierto que ha sido muy grande la mejora en la calidad de vida para las mujeres, también es cierto que convivimos con resistencias a los cambios. En algunos casos porque 7 El género de la política también se escribe en femenino todavía cuesta incorporar en toda su dimensión y complejidad el enfoque de género para el conjunto de las políticas de Estado, pero también porque hay visiones conservadoras en relación al papel de las mujeres en la sociedad, que se expresan en las tensiones entre lo instituido, un orden patriarcal que resiste los cambios, y lo instituyente que supone la inclusión de estas nuevas dimensiones en la política. Cuando hablamos de políticas públicas con inclusión de la dimensión de género debemos pensar por un lado en el mecanismo políticoinstitucional responsable de llevarlas a cabo. Como ejemplo en la Región tenemos a Brasil o Venezuela, que otorgaron rango ministerial a las históricas secretarías o consejos de la mujer. Pero también es necesario pensarlo desde la dimensión transversal a las políticas, los planes, los programas y la organización institucional. Hay experiencias muy importantes en la implementación de planes integrales de igualdad para mujeres y varones en las políticas públicas, en diferentes países y también en municipios de nuestro país. Un ejemplo es el caso de Morón en la provincia de Buenos Aires, la experiencia de diseño participativo de un plan integral municipal de igualdad de oportunidades, se concretó a partir de la intervención del conjunto de las áreas de gobierno, además de las organizaciones sociales, comunitarias y políticas, lo que posibilitó propuestas de gestión en transporte, vivienda, seguridad, entre otras. Hoy los trabajadores varones de ese municipio cuando nace un hijo/a tienen 20 días de licencia y las trabajadoras 7 meses, a partir de los 90 días puede ser intercalado con su pareja. El enfoque de género colabora en una propuesta metodológica que propicia el diálogo con el conjunto de los equipos de gobierno, contribuyendo así con la construcción de culturas institucionales más dinámicas, cooperativas e interrelacionadas. La planificación estratégica con enfoque de género es fundamental para el diseño de las políticas de gestión, para evaluar el impacto en términos de género que tienen los planes, programas, acciones y la organización institucional. Presupuesto, seguridad, salud, infraestructura, industria, producción y todas las áreas de gobierno pueden pensarse sensibles al género. Florecieron mil flores. La hermosa frase que retomara el ex presidente Néstor Kirchner la hacemos nuestra para pensar cómo estamos hoy las mujeres en la sociedad y qué pasa en esa relación entre Proyecto Nacional (y Popular) e igualdad de género. Recorríamos algunos nombres como el de Evita, pero sobre todo algunos procesos del movimiento social que permitió constituirse a las mujeres como sujeto 8 El género de la política también se escribe en femenino político de cambio y transformación social. Un sujeto plural, dinámico, en diálogo con otras y otros. Es muy larga la lista que deberíamos hacer de reformas legislativas, institucionales, políticas de estos treinta años de democracia y sobre todo de la década ganada. En estas tres décadas, sin dudas, se han enriquecido los contenidos, las tramas, los textos y sub-textos de lo público, con impacto en las vidas privadas. La temprana legislación de discriminación positiva, que estableció un cupo mínimo de 30% de mujeres para cargos legislativos (1991), hoy puede leerse en imágenes, territorios, disputas, con nombres y rostros de mujeres. Coronadas con el acceso de la primera mujer electa y reelecta Presidencia de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, que también dialoga en clave de una Latinoamérica que feminiza sus liderazgos. Es larga la lista de logros con impacto en la vida de las mujeres y de reducción de las brechas de género. Diez años pueden resumirse en decisiones altamente significativas: 1.la inclusión de mujeres en ámbitos políticos y jurídicos no tradicionales: la Corte Suprema de justicia, defensa, industria, economía y por supuesto la primera magistratura de la Nación. 2. La implementación del Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, la Ley de Educación Sexual Integral y el desarrollo de contenidos curriculares. 3. La sanción de la Ley Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. 4. La sanción de la Ley de Trata de personas, su reforma y la implementación de programas para su atención y erradicación. 5. La eliminación de la AFJP y la vuelta al sistema jubilatorio de reparto, solidario, que cerró una historia de vaciamiento de los aportes de los y las trabajadoras, pero además un sistema profundamente injusto en términos de género, lo que dio posibilidades a otra gran decisión que fue la implementación de la Asignación Universal por Hijo, que se puso en titularidad de las mujeres el cobro y que acaba de incluirse el mismo criterio para el salario familiar en los sectores asalariados. 6. La moratoria previsional que superó los 2 millones de personas, con la que se incluyó al 95% de la gente en edad jubilatoria, el 75 % mujeres. 7. La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación audiovisual, que además de promover la democratización de la palabra, otorgando un 33% de las licencias a las organizaciones sociales e incluyó ítems importantes contra la discriminación y por la protección de la niñez y adolescencia. 8. La Ley que crea un régimen especial para trabajadoras de casas particulares, equiparando derechos laborales. 9. La defensa en lo nacional e internacional del paradigma de derechos humanos, dejando de lado los alineamientos del menemismo en los foros internacionales con las 9 El género de la política también se escribe en femenino posiciones más conservadoras y fundamentalistas. 10. Las leyes de matrimonio igualitario, de identidad de género, fertilización asistida, verdaderas propuestas de inclusión en la diversidad. Seguramente mucho queda sin comentar, pero los cambios producidos son algo más que una lista de leyes y políticas. Más allá de estas enumeraciones, que podrían ampliarse, hay aspectos centrales a destacar. El nuevo rol del Estado, definido en el camino de construcción de un Proyecto Nacional (y Popular), la centralidad puesta en la construcción de un nuevo patrón de acumulación, con los ejes en la producción y el trabajo, como motor de la dinámica de generación de empleo de calidad e inclusión social y algo fundamental: la recuperación de la política como una herramienta de transformación y convocatoria de cientos de miles a la participación, especialmente las y los jóvenes. En otros trabajos se desarrollarán diversos ejes temáticos, para profundizar en propuestas específicas. Sólo me resta enumerar algunas cuestiones como tareas y agenda pendiente. Es fundamental la recreación de un ámbito institucional responsable de las políticas de género, que sea re-jerarquizado, con presupuesto y personal suficiente para abordar los desafíos de la inclusión la perspectiva de género en el conjunto de las políticas. Desde allí también debería dinamizarse, con la urgencia que requiere, el Plan nacional para la atención integral de la violencia de género, tal cual establece la Ley 26.485. En lo legislativo, está pendiente un debate de un tema que atañe a la vida y la salud de las mujeres como la discusión acerca de la interrupción voluntaria del embarazo, la revisión integral de la Ley de Contrato de Trabajo, para mejorar el piso de debate en relación a las condiciones laborales de las mujeres y el capítulo de licencias, para incorporar las responsabilidades compartidas y las nuevas familias. Las reformas integrales de los códigos civil y penal, con todas las observaciones y cambios necesarios a realizar desde el marco de derechos humanos vigente, el avance en una reforma integral democratizadora de la seguridad y justicia. Son compromisos esenciales para un horizonte futuro, que imaginamos con más derechos. El enorme desafío de profundizar la construcción del Proyecto Nacional, Popular, Democrático y Latinoamericano nos interpela todo el tiempo en relación al Estado, las políticas públicas y la organización política. La perspectiva de género es un aporte ineludible para un proyecto de inclusión y justicia social. 10 El género de la política también se escribe en femenino Referencias: En la primera parte de este trabajo se retoman algunos fragmentos del artículo publicado en la Revista Canto Maestro de CTERA en la edición especial “30 años de democracia”. 1 Según datos censales, en la población de 14 años para arriba, en los 70 se estimaba una tasa laboral femenina del 30%, la que pasó de 31% en 1980 a 40% en 1991; para los años 2001 y 2010 fue de 45% y 55%, respectivamente. 2 Cabe recordar las condiciones que operan para las mujeres en el mercado laboral a partir de la división sexual del trabajo, que supone la doble presencia femenina entre el trabajo remunerado y el no remunerado que se desarrolla en los hogares. Ver informe N°1 CEMyT. 3 Para una detallada historia y análisis de los Encuentros de Mujeres ver: Alma, A y Lorenzo, P (2009) Mujeres que se encuentran. Una recuperación histórica de los ENM en Argentina (1986-2005). 4 Editorial Feminaria. “El partido femenino que yo dirijo en mi país está vinculado lógicamente al movimiento Peronista pero es independiente como partido del que integran los hombres... Así como los obreros sólo pudieron salvarse por sí mismos y así como siempre he dicho, repitiéndolo a Perón, que solamente los humildes salvarán a los humildes, también pienso que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres. Allí está la causa de mi decisión de organizar el partido femenino fuera de la organización política de los hombres peronistas. Nos une totalmente el Líder, único e indiscutido para todos. Nos unen los grandes objetivos de la doctrina y del movimiento Peronista. Pero nos separa una sola cosa: nosotras tenemos un objetivo nuestro que es redimir a la mujer”. Discurso del 26 de julio de 1949 pronunciado por Eva Perón sobre la creación del Partido Peronista Femenino. 5 11 El género de la política también se escribe en femenino