LAS BABOSAS EN LOS ALIMENTOS María Barrantes Rodríguez [email protected] Dirección Calidad Agrícola, Consejo Nacional de Producción San José, Costa Rica GENERALIDADES Las babosas pueden producir la enfermedad denominada Angiostrongilosis abdominal, causada por un parásito microscópico llamado Angiostrongylus o Morerastrongylus costaricensis, identificado por el Dr. Pedro Morera, científico de nuestro país, de ahí el nombre del parásito. La enfermedad ocurre cuando las personas consumen alimentos contaminados con las babosas, que son moluscos muy comunes en los jardines, huertas y lugares húmedos, que pueden ser transmisores de este parásito. El primer caso en Costa Rica se detectó en 1952. En nuestro país se han reportado más de 500 casos por año, con una tasa de 14 casos por 100 000 habitantes por año (Doyle 2003, Morera 1998, Rea et al), en comunidades desde el nivel del mar hasta más de 2 000 msnm. En estudios realizados se ha detectado que el 50% de 6025 babosas están infectadas, además se ha encontrado más de 10 000 larvas infectadas en una sola babosa. CONTAMINACION EN HUMANOS La contaminación se da por la ingestión de las babosas que están escondidos en los vegetales que son picados en ensaladas. Se han encontrado babosas sobre frutas maduras que caen al suelo y sobre los vegetales que comúnmente se comen crudos. Además aunque la babosa no esté presente en la hortaliza, el parásito puede estar en las hojas en el exudado que deja la babosa, el cual puede no ser visible a la vista normal. Hay varios casos de ingestión de estos moluscos por niños de muy corta edad, la mayoría de las infecciones se produce por ingestión de las larvas que salen con la secreción de los moluscos y que ocasionalmente contaminan alimentos u objetos que son llevados a la boca por los niños, los cuales muestran altos índices de infección. La patogenicidad va a depender del número de parásitos que se ingieren. El parásito vive dentro de las arterias e induce la formación de coágulos o trombosis. El lugar donde se encuentren pueden producir una apendicitis, que podría degenerar en una peritonitis. (Morera, et al). Esta enfermedad parasitaria afecta los intestinos, el hígado y otros órganos y provoca inflamación, dolor, fiebre y vómitos, e incluso puede causar la muerte si no es tratada a tiempo. ALIMENTOS SUSCEPTIBLES Las hortalizas de hoja son las más susceptibles a ser contaminadas por las babosas, en Costa Rica se han realizado estudios en los cuales se ha encontrado alta incidencia de babosas en cultivos de lechuga, durante los estudios de caracterización en campo de la lechuga para la elaboración del Reglamento Técnico realizados por el Consejo Nacional de Producción en el año 2005 se detectó que el 8% de las lechugas evaluadas en el Valle Central, presentaban babosas en las hojas. Se observó una práctica común entre los productores nacionales de eliminar las hojas o parte de las hojas en donde está la babosa. Esta práctica debe ser eliminada ya que al estar presente la babosa, se debe eliminar el lote en su totalidad CONTROL DE LA BABOSA (BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS) En el Codex Alimentarius, aunque no existe una norma específicamente para las babosas en los alimentos, si cuenta con el Código de Prácticas de Higiene para las Frutas y Hortalizas Frescas (CAC/RCP 532003), en el cual se detallan una serie de medidas para prevenir la aparición de plagas. Entre estas medidas encontramos las siguientes: la estructura destinada al cultivo deberá estar ubicada y construida de modo que se eviten el acceso de plagas y se debe mantener en buenas condiciones, los posibles alimentos de plagas deben almacenarse en recipientes, tomar medidas eficaces para prevenir la contaminación cruzada por medio de insumos o personal, se deben mantener vigiladas las instalaciones para poder detectar cualquier indicio de plaga, además, “las frutas y hortalizas frescas que no sean aptas para consumo humano deberán separarse durante la recolección. Las que no puedan convertirse en inocuas mediante elaboración posterior deberán eliminarse de manera adecuada para evitar la contaminación de las frutas y hortalizas frescas o los insumos agrícolas” (CAC/RCP 53-2003). Las babosas son difíciles de controlar, no obstante, algunas prácticas sencillas recomendadas por el CNP son: - Eliminar lugares donde se ocultan, quitar restos de hojas o material orgánico del jardín o la huerta. - Aumentar el espacio entre plantas, para permitir una mayor circulación de aire y para reducir la humedad que necesitan las babosas. - Evitar que las eras estén muy llenas de malezas para reducir la humedad que tanto les favorecen y buscan. - Si fuera factible se podrían recoger, evitando el contacto directo con ellas, en la noche o muy temprano en la mañana. - Distribuir cerveza sobre una determinada área de la huerta o el jardín, ya que la cerveza atrae las babosas y se aglomeran en un área determinada, con lo que se logra aislarlas de la plantación y ubicarlas para un tratamiento posterior. - Colocar vasos de cerveza a ras del suelo, para que sean atraídas y caigan en los mismos en los que se ahogan. - Ubicación a lo largo de la era de pedazos de yuca peladas, picadas y amontonadas. Su efecto es atrayente pudiéndose aplicar posteriormente algún tratamiento. - Se pueden utilizar algunos cebos impregnados con productos químicos, que se comercializan en el país. - El uso de cultivos de hortalizas de hojas en instalaciones cerradas como los invernaderos o en hidroponía, aseguran baja incidencia de la babosa, además de otros beneficios en la calidad del producto. Bibliografía Cerdas, María del Milagro. Angiostrongilosis y su relación con las babosas en los alimentos. Área Laboratorio, Dirección Calidad Agrícola. Consejo Nacional de Producción. Doyle, M. (2003). Food Research Institute. University of Wisconsin, Madison. USA. p.13. Morera, P.; Amador, J. (1998). Prevalencia de la angiostrongilosis abdominal y la distribución estacional de la precipitación. Rev. Costarric. Salud pública 7(13)1:13. Rea, M. J.; Borda, E. Identificación de moluscos potencialmente transmisores de angiostrongiliasis abdominal en el Nordeste de Argentina. Centro Nacional de Parasitología y Enfermedades Tropicales, Facultad de medicina, Corrientes Argentina. 2 p. [email protected] [email protected]