Facilitando la comunicación para favorecer el desarrollo Antonio Gómez Grande El desarrollo humano es un complejo entramado de continuos avances en distintas áreas que en cierta manera reflejan las competencias de la persona. Esta visión del desarrollo aún siendo plausible nos puede llevar a cometer errores de percepción. Cuando existen niños y niñas con dificultades en el desarrollo solemos cometer el error de parcelar el desarrollo por áreas adquiriendo éstas una cierta categoría de “divisible” y “trabajable” desde un punto de vista que hace que los recursos tanto personales como materiales adquieran un carácter único para esa área y olvidando que en realidad todas las áreas que forman el desarrollo de un niño o una niña están relacionadas e influyen las unas en las otras. Por ello cuando intervenimos en edades muy tempranas es más eficaz tener un concepto global de desarrollo ya que nos permite ofrecer una atención completa y con un mayor impacto en el desarrollo en general. Dentro de la importancia que cada una de sus áreas tiene en el desarrollo del niño o niña existe un área que impacta con gran fuerza en el resto y por tanto en el desarrollo en general: la comunicación y el lenguaje. Cualquier intervención en Atención Temprana debe tener el punto de mira en la comunicación porque en la mayor parte de los casos ésta se va a ver comprometida hipotecando el desarrollo en general. Necesitamos ofrecer intervenciones en las que siempre se facilite el desarrollo de la comunicación temprana y el lenguaje y su desarrollo. Y si asumimos que uno de los principios fundamentales de la intervención en Atención Temprana es hacerlo de una manera precoz debemos procurarnos la formación para poder ofrecer intervenciones lo más adaptadas a las necesidades de las personas con las que trabajemos. Cuando nos encontramos con niños y niñas con dificultades en la comunicación y el lenguaje podemos hacernos dos preguntas: qué es lo que ocurre y qué es lo que necesitan. A veces nos centramos demasiado en saber qué es lo que ocurre y corremos el riesgo de perder de vista lo que necesitan, que es tan importante o más para planificar la intervención. Es evidente que si encontramos niños y niñas que de manera natural no han sido capaces de conseguir un buen desarrollo en sus capacidades de comunicación y lenguaje no podemos dejarlos en la simple exposición al lenguaje como ya lo han hecho sus figuras de crianza; necesitamos, por lo tanto, ofrecerles “algo más”, algo como un conjunto de herramientas que puedan compensar las necesidades pero que a su vez sirvan de exponente para el aumento comunicativo en particular y que redunde a su vez en el desarrollo en general. Este “algo más” lo encontramos en los Facilitadores de la Comunicación, que los podemos definir como el conjunto de estrategias, herramientas y programas que nos van a ayudar en el intercambio comunicativo (Escribano, L.). Estas ayudas pueden ser orales, visuales, táctiles, o basadas en claves del entorno. La idea es aprovechar los puntos fuertes de la persona y usarlos como vía de intercambio de información, como punto de partida para comenzar a construir el desarrollo comunicativo y lingüístico que el niño o la niña no es capaz de realizar de forma natural. Al incluir Facilitadores de la Comunicación en la intervención temprana estamos ofreciendo a la persona: Oportunidad de comprender el mundo que le rodea ya que suelen tener dificultades para comprender la información si solo se le proporciona de forma oral. Oportunidad de facilitar la expresión para manejar estrategias de comunicación eficaz y espontánea. Oportunidad de centrar la atención ya que puede comprender y expresar más, anticiparse, saber qué es lo que van a hacer, dónde, con quién… Oportunidad de poder ofrecer herramientas para la estructuración del espacio y del tiempo. Oportunidad de negociar intereses mutuos, de poder elegir, mostrar preferencias y comunicarlas, etc… Dentro de ese conjunto de herramientas que denominamos con el nombre de Facilitadores de la Comunicación, tanto el programa PEANA como el programa de Comunicación Total son, hoy por hoy, los dos instrumentos más completos y eficaces que podemos manejar. El programa PEANA (Tamarit, J.; de Dios, J; Domínguez, S.; y Escribano, L.) propone eliminar las “barreras psicológicas” que las personas con dificultades en la comunicación y el lenguaje encuentran en los contextos naturales en los que están incluidos. Los contextos en los que nos movemos y desarrollamos están repletos de múltiples claves sutiles, complejas y pasajeras que les limitan el acceso y comprometen seriamente su desarrollo. Por ello, el programa PEANA trata de proporcionar claves simples, concretas, permanentes y constantes que les proporcionen estrategias de planificación tanto espacial como temporal, oportunidades de anticipación e información sobre los cambios, posibilidades de elección y expresión de deseos y preferencias, habilidades de autorregulación de la propia conducta.… Otra de las herramientas más importantes con las que contamos para facilitar la comunicación es el programa de Comunicación Total (Schaeffer, B y cols.). Dicho programa está creado para el desarrollo de la comunicación y el lenguaje desde el mismo momento en que se detectan las dificultades en este área y no es necesario ningún prerrequisito para iniciar los aprendizajes. No solo propone introducir un sistema (enseñanza de Habla Signada) para poder comunicarse sino que el programa siempre tiene el objetivo del desarrollo del lenguaje oral asumiendo que es la herramienta más rápida y eficaz para la comunicación de las personas. Y ya por último señalaremos otros tipos de Facilitadores de la Comunicación con los que podemos contar: • El trabajo por rutinas, que facilita la comprensión y ofrece mayores oportunidades de anticipación y aprendizaje. • Uso de declarativos y etiquetas: al usarlos estamos ofreciendo modelos lingüísticos que se pueden memorizar y usar en momentos en que la situación active dicha información. • Tentaciones para la comunicación: predisponen para la acción de querer y tener que comunicar para conseguir lo que se desea. En definitiva los Facilitadores de la Comunicación son un soporte en el que las personas con dificultades en el desarrollo del lenguaje se pueden apoyar para sentirse más incluidos en todos los contextos y poder aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje del entorno. Su uso no viene a sustituir a nada, sino todo lo contrario, su carácter es de apoyo y andamiaje: su objetivo es el desarrollo de estrategias de comunicación eficaz y espontáneas y el mero hecho de utilizarlos incide sobre este aspecto.