EL ARCO DE TRIUNFO EN LA PLAZA DE LA ESTRELLA EN PARÍS Identificación y localización.- El Arco de triunfo “de la Estrella” toma su nombre del que tenía la plaza parisina (actualmente llamada Charles de Gaulle) donde se eleva, en la que convergen radialmente doce calles. Tal organización urbanística fue realizada décadas más tarde por el Barón Hausmann. Cuando el arco se empezó a construir, esta zona constituía el extremo occidental de la ciudad y se conectaba mediante la Avenida de los Campos Elíseos con el núcleo Concordia-Tullerías-Louvre. Gestación y proceso constructivo.- El Arco de la Estrella era uno de los cuatro que proyectó construir Napoleón tras la batalla de Austerlitz en 1806, de los que sólo el del Carrusel se terminó en vida del Emperador. Otros dos nunca se llevaron a cabo. El Arco de la Estrella fue obra conjunta de los dos arquitectos que se presentaron al concurso, J. F. T. RAYMOND (1742-1811), su ganador, y J. A. CHALGRIN (1739-1811), discípulo de Boullée. Chalgrin depuró el proyecto al privarle de las columnas en el frente, usuales en los arcos de triunfo romanos. La muerte de los arquitectos en 1811 y las derrotas de Napoleón paralizaron los trabajos a la mitad de la altura de los machones. En 1823 se retomaron las obras, pero el gran y definitivo impulso tuvo lugar bajo el reinado de Luis Felipe, entre 1833 y 1837, bajo la dirección de G. A. Blouet (1795-1853), quien añadió el ático, que elevó el monumento en ocho metros. Tipología y modelos.- Como parte de su lenguaje de poder, Napoleón se apropió de imágenes de prestigio del pasado, fuera la Roma imperial o la “grandeur” francesa. Este arco de triunfo sigue fielmente el modelo del Arco de Tito (81 d. C.), de un solo vano, pero es de tipo cuadrifronte, con arcos abiertos en los costados. Exponente de la megalomania napoléonica, su tamaño duplica al mayor de los arcos de triunfo romanos, el de Constantino (312-315). Otros precedentes son: la Puerta de Saint Denis, en París, construida por François Blondel en 1672 por orden de Luis XIV, igualmente gigantesca y con relieves en el frente de los machones; ciertos proyectos de los arquitectos visionarios, gigantescos y masivos; y algunas arquitecturas efímeras de la época. El mismo arco se fingió concluido, al poco de iniciarse, mediante un armazón de madera cuando en 1810 entró en París María Luisa de Austria, la segunda esposa de Napoleón. Decoración escultórica.- Los grandes machones se convierten en soporte de una decoración escultórica que glorifica al pueblo francés y la defensa de su país, sobre todo a través de los hechos militares, de su ejército y de la figura de Napoleón. La novedad 1 consistió en prescindir de marco para los grandes relieves, realizados ya en época romántica, entre 1833 y 1837, que destacan con fuerza sobre la superficie desnuda. El relieve con mayor fuerza expresiva es La marcha de los voluntarios en 1792 (1834-1836), más conocido como La Marsellesa. Su autor, François RUDE (17841855), de formación clásica, asumió la nueva sensibilidad del Romanticismo. Dirigido por la enérgica y vociferante Belona, diosa romana de la guerra, el grupo se dispone a defender a su país de los ataques extranjeros. En el centro destaca el hombre vestido con coraza, inspirado en el Laocoonte. También en la fachada oriental se encuentra El triunfo de 1810, realizado por J. P. CORTOT (1787-1843). El tema, de tratamiento contenido y tranquilo, hace alusión a la paz conseguida por el matrimonio entre Napoleón y María Luisa de Austria. Los dos relieves del lado occidental, obra de A. ÉTEX (1808-1888), representan La Resistencia de 1814 (de los franceses a la invasión de los aliados) y La Paz de 1815 (tras el tratado de París). En la parte superior de los machones se hallan bajorrelieves con episodios históricos. La mayoría está dedicada a victorias de Napoleón, como El paso del Puente de Arcole, realizado por J. J. FEUCHERE o La batalla de Abukir de B. G. SEURRE (1795-1867). Alegorías de la Fama, esculpidas por James PRADIER (1790-1852) y de las cuatro armas del ejército rellenan las enjutas de los arcos, al modo romano. Por encima ciñe todo el arco un pequeño friso con la partida y el regreso del ejército. Sobre la cornisa se alza un ático muy macizo, decorado en el frente con unos escudos entre espadas y rematado con una alternancia de máscaras femeninas y volutas. En ciertas ocasiones se colocaron en la terraza del arco grupos escultóricos provisionales. En el interior otros relieves y los mismos muros contienen inscripciones con los nombres de las victorias napoleónicas y de los militares destacados en las diferentes campañas. Significación actual.- Monumento emblemático de la ciudad de París, el Arco ha conservado el sentido glorificador de los franceses que formaron parte de sus ejércitos, en particular de Napoleón. Sigue formando parte de los grandes fastos oficiales, pero ha perdido su carácter de tránsito para acoger en su interior, tras la Primera Guerra Mundial, el homenaje al héroe anónimo caído en defensa de su país. Bibliografía.- BUENDÍA, Rogelio y GÁLLEGO, Julián, Arte europeo y norteamericano del siglo XIX, vol. XXXIV de la col. Summa Artis. Madrid, Espasa-Calpe, 1990, pp. 34-35, 162 y 277; HITCHCOCK, Henry Russell, Arquitectura de los siglos XIX y XX. Madrid, Ed. Cátedra, 1981, pp. 3839; BOIME, Albert, Historia social del arte moderno, t. 2: El arte en la época del bonapartismo. 18001815. Madrid, Alianza Ed., 1996, pp. 38-39; ROSENBLUM, Robert y JANSON, H. W., El arte del siglo XIX. Madrid, Akal, 1992, pp. 246-252; HAMILTON, Georg Heard, Pintura y escultura en Europa. 18801940, Madrid, Cátedra, 1980, pp. 388 y 393; La sculpture française au XIXe siècle, cat. de la exp., Paris, Éditions de la Réunion des Musées Nationaux, 1986. 2