ESTUDIO SOBRE LA PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO Por DANIEL CABARCOS 8ª PARTE: VERSÍCULOS 2:11 - 2:12 1 Pedro 2:11.“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,” PARAKALEÔ = Ruego, exhorto, animo: apremiar a alguien para que siga un curso de conducta determinado. “... ruego como a extranjeros...” PAROIKOS, palabra que significa literalmente ‘morar cerca’ o al lado y se traduce por advenedizo, extranjero. En el mundo clásico denominaba a un extranjero sin derechos ciudadanos. Es la misma palabra que se emplea en Efe.2:19. PEREGRINOS = PAREPIDEMOS que significa ‘morar en un lugar extraño, alejado del propio pueblo de uno’. Es el hombre que se encuentra por un tiempo corto en un ambiente extraño. Se usa en 1 Pe.1:1 cuando habla de los expatriados o exiliados, y en 1 Pe.1:17 refiriéndose a alguien que está de paso por este mundo. Se emplea la misma fórmula en Hebreos 11:1316, texto que explica muy bien esta idea. En Galicia sabemos mucho de esto, del que sale a buscar un futuro mejor para su familia, pero tiene siempre en mente su patria, su hogar. Según Filipenses 3:20, nuestra patria o ciudadanía está en los cielos, por tanto somos extranjeros y peregrinos en este mundo, por tanto nuestra patria y sus intereses deben de predominar en nuestra mente. Y para ello debemos de ABSTENERNOS = APECHÔ, palabra que significa ‘mantener a uno mismo apartado de algo’, guardarse. Se usa en el NT para señalar el apartarse de prácticas malas, tanto morales como ceremoniales, mantenerse apartado de ellos. Esta abstención se refiere aquí a pasiones carnales (Ga.5:16-25). Esta palabra que se usa aquí, PASIONES = EPITHUMIA, es la misma de 1 Pe.1:14. Se traduce muchas veces en el NT como concupiscencia y denota un deseo, un anhelo muy fuerte, generalmente de lo malo: fijar el deseo sobre algo malo y negativo, deseos primarios y en 1:14 se usa para referirse a los deseos que nos dominaban antes de ser creyentes. Estos deseos COMBATEN = STRATEUÔ, palabra que significa ‘hacer la guerra’, llevar a cabo una campaña militar. Se emplea también en Stgo. 4:1 y aquí, metafóricamente, señala la batalla espiritual entre la carne y el espíritu. La idea aquí parece ser que como ciudadanos del cielo y por tanto, peregrinos y extranjeros en el mundo, debemos adaptar nuestro comportamiento a nuestra ciudadanía, ya aquí, en el exilio, y rechazar toda costumbre negativa del mundo, todos aquellos deseos que antes teníamos en nuestra ignorancia, como se dice en 1 Pe.1:14. Estos deseos hacen la guerra contra nosotros y nos impiden alcanzar el ideal de comportamiento por el que debemos caracterizarnos. Y este ideal es celestial. Debemos pues rechazar aquellas pasiones carnales que hacen la guerra a nuestro progreso espiritual. Esta es una idea que se repite constantemente a lo largo de toda la Biblia (Ro.12:2; Stgo.4:1). 1 Pedro 2:12.“manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras obras.” La lucha que mencionamos en el versículo anterior ha de plasmarse en una CONDUCTA = ANASTROFÊ. Esta palabra es la misma que se usa en 1 Pe.1:15 donde se habla de adaptación al carácter de Dios. Este compromiso conlleva voluntad de progreso y adaptación, de ahí la expresión “llegar a ser” o acercarse lo más posible al modelo por medio de la vigilancia y la voluntad. Esta misma palabra se usa en 1 Pe.1:18.- Fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, heredada de nuestros padres, para adaptarnos a la nueva, la de Aquel que nos llama, nuestro Padre celestial. Debemos pues adaptarnos a su carácter. Esta es la conducta que debemos tener o mantener entre los gentiles. El definirse como cristiano y proclamar a otros el mensaje de salvación, con todo el cambio moral que esto conlleva, nos obliga a tener una conducta irreprochable, puesto que nos exponemos ante los hombres a predicar una cosa y practicar lo contrario, devaluando así el mensaje del evangelio, por eso nuestra conducta debe ser irreprochable, BUENA = KALOS, palabra que significa ‘aquello que está adaptado a las circunstancias o fines’, como, por ejemplo, el fruto lo es a cada árbol; aquello que es éticamente bueno, honroso, honorable. Una adaptación de nuestra conducta al modelo que nos ha llamado, como veíamos en el versículo anterior. Esta misma idea la encontramos en Fil.2:15. Esta actitud tiene como fin contrarrestar a los críticos = KATALALEÔ que significa hablar contra, calumniar, criticar; se emplea también en Stgo. 4:11. Esta crítica consiste en adjudicarles una conducta de malhechores = KAKOPOIEÔ que literalmente significa ‘hacer mal’. Por eso estos críticos pueden ser contrastados con una conducta buena, honrosa y honorable, aquella que se adapta a nuestra ciudadanía y al carácter de nuestro Padre, dando el fruto adecuado al árbol al cual pertenecemos. Se usa aquí el mismo adjetivo anterior: irreprochable, bueno, para referirse a la conducta ante los gentiles, de manera que consideren esta actitud plasmada en buenas e irreprochables obras. La palabra usada CONSIDERAR = EPOPTEUÔ se usa para ‘ser testigo’, supervisor, ‘ser testigo ocular de una cosa. Los hombres vigilan nuestros tropezones cuando nos “identificamos” como cristianos. La idea aquí es que al ver una conducta buena, éticamente irreprochable y adaptada a la voluntad de Dios, pueden cambiar su opinión y GLORIFIQUEN = DOXAZO a Dios. Este verbo se usa de ‘glorificar a Dios’, de tener una buena opinión de Él y adscribirle honor, reconocerlo en cuanto a lo que es, en este caso en cuanto a su capacidad para cambiar (salvar) y potenciar a las personas. Esta es una tremenda responsabilidad para nosotros: que nuestro comportamiento ante los hombres pueda influir para bien o para mal en la opinión que los hombres tengan de Dios (Ro.2:17-24). Si proclamamos a Dios como hijos y no nos comportamos como tal, devaluamos la causa cristiana. Esto es lo que nosotros llamamos comúnmente ‘tener un buen testimonio’. El identificarse como cristiano lleva aparejado una gran responsabilidad. Esto parece ser lo que se deduce de este texto, el cual sigue diciendo “...glorifiquen a Dios en el día de la visitación...” VISITACIÓN = EPISKOPÊ. Esta palabra que se usa también en 1ª Timoteo 3:1 sobre el cargo del obispo o supervisor, significa literalmente ‘sobreveedor’ o supervisor. Esta compuesta de la partícula EPI = sobre y el verbo SKOPEÔ = mirar, ver, y aquí, en este texto que nos ocupa, se traduce por VISITACIÓN. Esta misma palabra se emplea en la LXX en Ex.3:16 y denota aquí la visitación de Dios para juicio, mientras que en Lc.19:44, donde se emplea también, lo era para misericordia, dando a entender la 1ª y la 2ª venida de Cristo: la primera para misericordia y la segunda para juicio. Esto es lo que parece significar esta expresión: “el día de la visitación”, o el día de la supervisión, lo que sería un sinónimo del “día del juicio”. Antes de continuar con los siguientes versículos, debemos aclarar que el vers.13 y siguientes, se conectan con el vers.12. El sometimiento a las autoridades forma parte del buen testimonio, pero es de vital importancia saber si Pedro pide este sometimiento por algún motivo o no, puesto que de ello dependerá la interpretación del texto. Para ello vamos a ver el contexto histórico en el que se producen estas amonestaciones: En mi opinión y en base a hechos históricos constatables, tanto aquí en Pedro como en Ro.13:1-7 y Tito 3:1, hay evidencias claras, de que tanto Pedro como Pablo escribieron estos textos con el fin de corregir actitudes de anarquía por parte de algunos cristianos que tenían un punto de vista equivocado acerca de lo que significaba ser cristiano. A muchos cristianos, el considerarse salvos les había producido la impresión errónea de estar situados por encima de todo orden legal o moral. Quizás una excesiva espiritualización malentendida o interpretaciones muy particulares de la voluntad de Dios, les habían llevado a ello. La creencia de la inmediatez de la parousia, habría alentado estas actitudes anárquicas y soberbias. Tanto Pedro como Pablo instan a la obediencia a las autoridades y a estar preparados para toda buena obra, incluyendo en esto el buen comportamiento ciudadano. El respeto al orden legal vigente y el rechazo de la anarquía como parte del buen testimonio cristiano. En estos textos se solapan vida cristiana y acción cívica. Nadie debe eximirse de sus obligaciones cívicas so pretexto de que no es de este mundo (Tito 3:2-3). Corrobora esta idea de exhortar al civismo y al respeto a las leyes como manifestación de la conversión cristiana. En Tito 3:9 se exhorta a no llevar el debate religioso al terreno del comportamiento antisocial, puesto que esto haría que las autoridades percibieran en los cristianos como un grupo que pondría en peligro la paz social y la convivencia y esto obstaculizaría la expansión del cristianismo, solamente por motivos egoístas por parte de algunas personas. Estas actitudes proyectaban en la sociedad una imagen negativa del Cristianismo. Hemos visto ya al principio de este estudio que el motivo de esta carta es preparar a estas iglesias de Asia Menor para soportar con firmeza la persecución que se avecina. Esta persecución tiene su origen en un ambiente pagano hostil (1 Pe.2:12-15). No se sabe si el autor piensa en una persecución por parte del Estado o que éste pueda intervenir impulsado por la presión popular. Hacia finales de la década sexta, los cristianos se habían separado del judaísmo (Palestina, año 90) y eran percibidos como un grupo diferente. Su firme adhesión a creer en un Dios invisible, en Cristo resucitado y a proclamarlo como Rey, la predicación acerca del juicio venidero y el derrumbamiento del orden existente, provocaron malos entendidos, odios y persecuciones bajo la acusación de deslealtad a los gobiernos terrenales. Es posible que la exageración de esta proclamación, provocara malos entendidos; algunos textos parecen avalar esta idea (1 Pe.3:15-16). Este texto nos muestra como la conducta correcta para que el testimonio sea eficaz, ha de ser sostenido por una vida coherente en lo religioso y en lo social, y el testimonio debe ser sin desafío o desconsideración a la sensibilidad del que lo requiere, respetando su visión del mundo y siendo conscientes de que somos instrumentos divinos. La actitud que se pide en el vers.15 es de no confrontación, de no altanería y soberbia, para ganar al otro y evitar polémicas que solo buscan protagonismo personal y devalúan la causa. En estos días tan peligrosos en Asia Menor, el testimonio cristiano necesitaba, más que de una argumentación vehemente y soberbia, de una buena conducta en todas las áreas de la vida, como testimonio silencioso pero contundente a la hora de rebatir a la oposición. Estas actitudes exageradas por parte de algunos cristianos serían, en mi opinión, las que motivaron estos textos de Pedro y Pablo. La extensión del Cristianismo hizo disminuir gravemente los ingresos de los sacerdotes paganos y, tanto éstos, como algunos intelectuales paganos, se encargaban de sembrar mentiras acerca del Cristianismo. Todo ello conjugado, daría lugar a estas situaciones. Más adelante volveremos sobre esto. Hemos ofrecido aquí una somera idea acerca de esta situación. TRABAJO.- Este tema es tan importante que a partir de ahora, todo el resto de la carta se verá condicionado por éste respeto al orden social con ejemplos de amos, siervos, mujeres, maridos, etc. y siempre presente el sufrimiento injusto como forma de compartir los padecimientos de Cristo, por ello, a partir de ahora, debemos tener presente estos textos que vamos a analizar para entender el resto de la Carta. RESUMEN DE LA 8ª PARTE (1 Pedro 2:11-12) Se asocia directamente el recibir misericordia con ser pueblo de Dios (1 Pe.2:10). Nuestra patria está en los cielos, por tanto somos peregrinos y extranjeros aquí, en este mundo. Por lo tanto debemos de abstenernos de todos aquellos deseos que impiden adaptar nuestro comportamiento al requerido por nuestra ciudadanía. Estos deseos hacen la guerra contra nuestro progreso espiritual. Esta lucha conlleva para nosotros un compromiso de adaptarnos en nuestro comportamiento al Modelo, “al que nos llamó”, al de nuestro Padre y a nuestra ciudadanía. El definirnos como cristianos conlleva una gran responsabilidad. Los hombres vigilan nuestros tropiezos cuando los cometemos. Esto demanda de nosotros una conducta irreprochable. Puesto que, de nuestro comportamiento, influye en la idea que los hombres tienen de Dios.