Érase una vez una familia de leones que vivían felices en la selva. Papá León se llamaba #nombre papá y Mamá Leona se llamaba #nombre mamá. Tenían un pequeño bebé al que adoraban que se llamaba #nombre bebé. Era un bebé alegre, divertido y cariñoso. Una noche, después de haber pasado el día jugando con los otros animales de la selva, #nombre bebé no conseguía dormirse. Así que Papá #nombre papá intentó dormirle diciéndole: “Te dejo que toques mi suave melena y así te dormirás tranquilamente”. Pero no funcionó... Entonces llegó el Pajarito #nombre abuelo y le dijo: “Voy a silbarte la dulce nana del “Pío, pío” y, te va a gustar tanto que dormirás plácidamente”. Pero el leoncito #nombre bebé no se durmió. Lo intentó después la Jirafa #nombre abuela que le explicó: “Usa mi suave y largo cuello como almohada para dormirte. Verás qué cómodo estás. Así podrás dormir”. Por último llegó Mamá #nombre mamá que le dijo a su bebé #nombre bebé: “Ven aquí, mi pequeño bebé, que te voy a dar un besito por cada uno de los colores que hay en la selva.” Y la mamá le dio un besito por el verde de los árboles, otro besito por el azul del cielo, otro besito por el amarillo de los frutos, otro rojo por los pétalos de las flores… y poco a poco, el pequeño leoncito nombre del bebé se fue relajando y durmió toda la noche del tirón.