POR EL DISFRUTE Y EJERCICIO DEL DERECHO HUMANO A LA SALUD DE LAS MUJERES, CON AUTONOMÍA Y PLENA LIBERTAD En este 28 de mayo, día de Acción a favor de la Salud de las Mujeres, a veinte años de la Declaración de Cairo, reconocemos avances logrados en el disfrute y ejercicio del derecho humano a la salud, pero con amplias deudas pendientes no concretadas que obstaculizan el derecho al desarrollo y a una vida plena. Destacamos iniciativas ejemplares en la región como el Modelo de Salud Uruguayo de Prevención de Riesgo y Daño, centrado en los compromisos asumidos en el Plan de Acción de Cairo, al convertirse en el año 2012 en el tercer país de América Latina en despenalizar el aborto, después de Cuba y Guyana. Con la implementación del mencionado modelo, Uruguay registra la tasa más baja de mortalidad materna en toda la región. Además, otros avances como la ampliación de la causal por motivos de violación sexual, sentada como jurisprudencia de la Corte Suprema de Argentina, en la que se insta a su vez al sector salud a crear protocolos de atención para que las intervenciones se hagan sin dilación alguna, dejando expresado también la no obligatoriedad de recurrir a los tribunales para la autorización. Según el Informe Mundial de Evaluación de los 20 años de Cairo1, el 58% de los países de América Latina y el Caribe ha promulgado leyes o fortalecido normas protegiendo el derecho al más alto estándar de salud física y mental, incluyendo la salud sexual y salud reproductiva2. El informe indica que la razón de mortalidad materna se había reducido en un 47%, de 400 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos de 1990 a 2103. Sin embargo en todo el mundo mueren cada día 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto, en el 2010 el 99% de todas las muertes a nivel mundial correspondía a los países en desarrollo4. Aunque los cuestionados datos estadísticos por las diferentes metodologías utilizadas, registran disminución de muertes por abortos (69,000-1990 y 47,000-2008), los abortos en condiciones de riesgo parecen dar cuenta del creciente porcentaje de muertes maternas a nivel mundial, dado que el número de muertes por aborto inseguro disminuyó con más lentitud que el número total de muertes maternas5. El balance regional realizado por CLADEM en 13 países de la región, en una mirada al cumplimiento de los compromisos de Cairo veinte años después, señala que América Latina y el Caribe registra altas tasas de mortalidad materna asociadas a la baja calidad de los servicios, al patrón androcéntrico y patriarcal de abordaje de la salud y a la existencia de leyes con restricción absoluta del derecho al aborto6. De acuerdo al reporte del Secretario General de la ONU, en todo el mundo más de 15 millones de niñas y adolescentes entre 15 y 19 años de edad paren cada año, y alrededor del 19% de las mujeres jóvenes de los países en desarrollo quedan embarazadas antes de cumplir los 18 años. América Latina posee la segunda tasa de fecundidad de adolescentes más alta del mundo, después de África Subsahariana7. Una proporción considerable de los embarazos de adolescentes son resultado de relaciones sexuales no consentidas y, en la mayoría de los casos, ocurren en el contexto del “matrimonio” precoz8. Marco de medidas para el seguimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo después de 2014. Asamblea General. Informe del Secretario General de la ONU. A/69/62 http://issuu.com/shiralevine/docs/icpd_review_global_report_spanish 2 Idem. Pág. 121 3 Idem, pág. 156 4 Idem 5Idem, pág. 14 6 A 20 años de la Conferencia del Cairo. Balance del cumplimiento del programa en trece países seleccionados de América Latina y el Caribe. CLADEM. http://www.cladem.org/pdf/CLADEM_BalanceCairo+20.pdf pág. 24 7 Opt. Cit. A/69/62, pág. 64 8 Idem pág. 64 1 El mismo informe indica que, de acuerdo a estudios, la educación sexual integral, como parte de la enseñanza escolar y extraescolar, constituye una estrategia importante para empoderar a las personas jóvenes en la adopción de decisiones autónomas y responsables sobre su sexualidad y su salud sexual y reproductiva9. En otro orden, a pesar de las altas tasas de violencia contra las mujeres en el espacio público y privado, las deficiencias en los sistemas de salud para incorporar marcos preventivos de manera coordinada con otras instancias, continúa siendo parte de las amplias deudas pendientes. Expresamos nuestra preocupación por las persecuciones políticas de las que han sido objeto defensoras de derechos humanos en la región, por sus acciones de compromiso a favor de los derechos humanos de las mujeres. Situaciones que dejan mucho qué decir de la debilidad democrática e institucional en nuestros países. Otro punto de atención nos merece, la restricción de comercialización o distribución de la Pastilla de Anticoncepción de Emergencia (PAE) en Honduras. Una disposición que promueve imponer a las mujeres la obligación de mantener un embarazo no deseado, lo que ha sido considerado por varios organismos de derechos humanos como situaciones de actos crueles, inhumanos y degradantes. De igual manera, las disposiciones legales con restricciones absolutas del aborto en varios países de la región: El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, varios de ellos con mandatos constitucionales que pretenden ofrecer mayores garantías al feto que a las mismas mujeres como ciudadanas a través de la constitucionalización del derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte. En el marco de este día, llamamos la atención a los Estados para asegurar el cumplimiento efectivo de los compromisos asumidos en el Consenso de Montevideo, un acuerdo regional para el diseño e implementación de políticas públicas nacionales, en el cual se reafirma la protección de los derechos de las mujeres y su autonomía para el pleno ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos, así como la eliminación de las múltiples formas de discriminación y violencia. En el mismo, los Estados de la región se comprometieron a eliminar las causas prevenibles de morbilidad y mortalidad materna, y a considerar la posibilidad de modificar las leyes, normas y políticas públicas sobre la interrupción voluntaria del embarazo para salvaguardar la vida y la salud de las mujeres y adolescentes, mejorando su calidad de vida y disminuyendo el número de abortos10. De igual manera destacamos la Resolución 11/8 del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en la cual reconoce que la mayoría de los casos de mortalidad y morbilidad maternal son prevenibles, y que la mortalidad y morbilidad materna prevenible supone un problema de salud, desarrollo y derechos humanos que también exige la promoción y protección efectiva de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, en particular su derecho a la vida, a ser iguales en dignidad, a la educación, a ser libres,….entre otras decisiones como las recomendaciones a país hechas por los diferentes mecanismos de vigilancia de las convenciones internacionales de derechos humanos. Hacemos un llamado a los Estados a transformar la vida de las mujeres latinoamericanas en el pleno disfrute de su derecho a la salud y autonomía sobre sus cuerpos, a través de la implementación de las obligaciones contraídas en los convenios internacionales de derechos humanos. La democracia plena se concretiza en la fundamentación de valores laicos, libres de amenazas fundamentalistas, en la que la persona humana como sujeta de derechos centraliza la intervención de la institucionalidad y las políticas. POR EL DERECHO A LA SALUD DE LAS MUJERES CON AUTONOMÍA Y PLENA LIBERTAD Ya es hora, es tiempo!! http://www.cladem.org/ 9 Idem pág. 66 Consenso de Montevideo. D-40 y 42 10