CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 1 TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA En esta clase acerca del Trastorno Autista, intentaremos conceptualizar la relación entre agentividad y autoconsciencia, siguiendo fundamentalmente los lineamientos de James Russell e Elisabeth Pacherie. Explicar por qué en el Autismo se dan al mismo tiempo déficit en el control de la acción y el pensamiento (déficits ejecutivos), y problemas para comprender conceptos mentales (déficits en “teoría de la mente”) es un desafío para investigadores tales como los anteriormente mencionados. J. Russell afirma que la coherencia de esta investigación se refleja en la idea de que los déficits ejecutivos son, en cierto modo, primarios. E. Pacherie, a su vez, compara su teoría acerca del Trastorno Autista como motivado por un déficit de la función ejecutiva, con la teoría que atribuye este trastorno a la falta de una teoría de la mente de los otros y de sí mismo. En el Autismo encontramos una combinación de problemas ejecutivos y mentalistas. Un tema importante, que es objeto de acalorado debate es si estas dos clases de problemas están causalmente relacionadas, y si se les puede atribuir una causa neuropsicológica común. Dos de los más firmes candidatos que compiten por erigirse como alteración de primer orden son: los déficits en el módulo innato de teoría de la mente, y los déficit en la función ejecutiva de la que depende el desarrollo de la autoconciencia. La teoría del déficit en el módulo innato de la teoría de la mente, sostiene que la capacidad de atribuir estados mentales a sí mismos y a los demás, como forma de explicar y predecir el comportamiento, no se desarrolla normalmente en los niños autistas, originando un empobrecimiento en el juego de la ficción y un bajo rendimiento en las tareas ejecutivas. (Carruthers,1996). Los niños con autismo experimentan grandes dificultades para predecir correctamente las creencias de otras personas (Barón, Cohen y Colab., 1985). Estos niños tienen problemas específicos para comprender la causalidad psicológica, no así la física (Barón, Cohen y Colab, 1986). CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 2 Aunque puedan comprender deseos sencillos, tienen problemas para predecir los deseos de otros cuando estos entran en conflicto con los suyos propios. (Horacio, Mances, 1987). Apenas muestran juegos de ficción espontáneos. (Barón, Cohen, 1987). Se muestran menos capaces que los sujetos de control para distinguir estados mentales y físicos. El enfoque de la función ejecutiva sostiene que la alteración fundamental del autismo puede ser una alteración de la función ejecutiva, que se define como la capacidad para mantener el set adecuado de solución de problemas, frente a la consecución de una meta futura, la que incluye comportamientos tales como la planificación, el control de impulsos, la inhibición de respuestas prepotentes, pero irrelevantes, el mantenimiento del set, la búsqueda organizada y la flexibilidad del pensamiento y la acción (Ozonoff y Col.1993) . Sostienen también que los problemas que presentan los autistas en teoría de la mente y en conductas de simulación se pueden explicar en términos de la función ejecutiva. La prueba más directa en apoyo de déficits ejecutivos se basa en las pruebas de resolución de problemas y cambio de set. (Clasificación de tarjetas de Wiscosin) (Torre de Hanoi) (Cajas con ventanas) Problemas para inhibir estrategias prepotentes, pero incorrectas. En la prueba de las cajas se muestra al niño una caja con una ventanita por la que puede mirar que dentro de ella hay un caramelo y otra caja, también con ventana, desde la que se puede ver que está vacía. El niño para obtener el caramelo debe señalar la caja vacía. También déficit de memoria tal como ocurre en los pacientes con alteraciones del lóbulo frontal, con bajo rendimiento en tareas de memoria que requieren un procesamiento activo y estratégico, como la ordenación temporal, la memoria de fuentes y el recuerdo libre. Bajo rendimiento en tareas de imitación. Bajo rendimiento en tareas de memoria, como aparece en la tarea de colocación alternante de tarjetas. Déficit de automonitorización. Entendemos por memoria de trabajo a la capacidad de retener en la mente estados previos del entorno y acciones pasadas mientras se realiza una acción. En la prueba de tareas de colocación alternante presentan dificultades para recordar si ellos mismos u otra persona, habían realizado ciertas acciones. En esta prueba existen cuatro participantes, dos reales y dos ficticios (muñecos). El niño debe poner tarjetas por sí mismo y por su CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 3 muñeco y el experimentador ídem. El niño debe reconocer a nombre de quién está puesta cada tarjeta. Los autistas tienen dificultad para reconocer las tarjetas que ponen por sí mismos, más que las que ponen en nombre del muñeco o las que puso el experimentador para sí. Otro experimento propuesto por Russell es aquél en el que había tres variantes: 1) niño mueve; 2) experimentador mueve y 3) condición automatizada. Este experimento era mejor resuelto por los niños autistas porque no tenían que distinguir en forma alternante qué era puesto por él o por el otro. Otros datos que se pueden interpretar como pruebas a favor de un déficit ejecutivo son: el bajo rendimiento de los niños autistas en tareas de imitación. Se ha descubierto que los niños con autismo responden, peor que los sujetos de control, en la imitación motora tanto de movimientos corporales puros, como de acciones sobre objetos y que tienen particularmente alterada la imitación de movimientos corporales sencillos (Curcio, 1978; Dawson y Adams, 1984; De Myer y cols., 1972; Jones y Prior, 1985; Sigman y Ungerer, 1984). La naturaleza exacta de la relación entre los problemas ejecutivos que experimentan los niños autistas y sus alteraciones de autoconciencia siguen siendo, en buena medida, una incógnita. Una manera de seguir adelante en este empeño de aclaración es aprovechar algunas propuestas convergentes sobre la relación entre las intenciones y las acciones, que se han hecho recientemente en el campo de la neurofisiología y de la fisiología de la acción. Jannerod (1994) ofrece una síntesis muy sugerente de numerosos trabajos de neurofisiología sobre la naturaleza de las intenciones y las imágenes motoras. En particular, presenta pruebas a favor de las siguientes cuatro tesis: 1) Las acciones están dirigidas por una meta representada internamente, y no por el mundo externo. 2) Existe una estrecha equivalencia funcional entre la preparación motora y las imágenes motoras, y ambas se basan en el mismo sistema de representaciones motoras. 3) Las representaciones motoras disponen de un contenido específico, que abarca dos componentes: una representación del cuerpo como generador de fuerzas, y una representación de una meta de acción CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 4 codificada en una modalidad pragmática, y, por tanto distintas de las modalidades semánticas de representación. 4) Las representaciones motoras activadas durante la preparación motora para una determinada acción (y las imágenes motoras de la misma) también se activan cuando el sujeto observa a otra persona ejecutando la misma acción. Las imágenes motoras se distinguen de la preparación motora, aparte del hecho evidente de que esta última (y no aquellas) va seguida de una ejecución real de movimientos, porque tienen contenidos subjetivos diferentes. La preparación motora es un proceso enteramente inconsciente del que sólo su resultado final es accesible a la evaluación del sujeto. En cambio se puede acceder concientemente al contenido de las imágenes motoras. Esta diferencia podría ser de grado y no cualitativa, y la transición de lo inconsciente a lo conciente, podría ser una cuestión de sincronía. Si la preparación motora (que es breve) pudiera prolongarse, la intención de actuar se convertiría progresivamente en una imagen motora de la misma acción. Las imágenes motoras son algo distinto de las imágenes visuales en tanto contienen como elemento esencial una representación cinestésica del yo en acción. Las acciones fallidas e interrumpidas antes de iniciarse (en el último momento) podrían basarse en un programa no conciente que se transforma en una imagen conciente. Si la acción se da, la imagen desaparece, pero si permanece bloqueada, la representación quedaría a salvo. No habría separación entre las representaciones del movimiento (fisiología) y las de la acción (psicología). Representación semántica y pragmática Sistema del qué (semántico) Sistema del dónde (espacial) Sistema del cómo (pragmáticas), o lo que es lo mismo, Nociones indéxicas de Campbell. Modalidad pragmática de representación de objetos, de Jannerod, con-siste en entender los objetos en relación a sus implicaciones inmediatas para la acción, aportan patrones motores específicos. (“Se encuentra a mi alcance”; “Es demasiado pesado para mí”). Semánticamente tal forma podría ser un rectángulo alargado o según la modalidad pragmática algo asible por el pulgar y el índice . CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 5 La representación motora de un objeto comprende un componente viso espacial que hace referencia a su locación en el espacio y un componente centrado en el objeto que determina cómo manejarlo. La función de estas representaciones se sitúa a medio camino entre una función sensorial y una función motora. Los atributos de los objetos se tratan como “ofertas” que activan pautas motoras predeterminadas. Las mismas representaciones motoras se activan tanto en la preparación de una acción como en la observación de esa acción realizada por otra persona. No solo se registra un patrón visual, sino que se genera una imagen motora de nosotros mismos realizando esa acción que observamos. Al observar los movimientos realizados por otros sujetos no sólo registramos un patrón visual, sino que generamos una imagen motora de nosotros mismos realizando la misma acción que el actor que observamos. La intención en acción es el antecedente de la acción y no concluye cuando la acción se inicia sino que se mantiene hasta finalizar la acción, la guía y la monitorea. Searle: La intención previa es a la intención en acción lo que la creencia perceptiva es a la experiencia perceptiva. El contenido de la intención previa representa la totalidad de la acción, es decir comprende tanto una representación de la intención en acción, como una descripción de los movimientos físicos que la intención en acción ha de causar (una representación del contenido de la intención en acción) AGENTIVIDAD Y AUTOCONCIENCIA: La agentividad es un requisito indispensable para tener experiencia del mundo objetivo y que surja la dualidad entre el yo y el mundo. Para Russell: la experiencia de reversibilidad desempeña un papel fundamental en dicho surgimiento. Para que haya una distinción entre el yo y el mundo es necesario que a veces se pueda invertir el flujo de percepciones o suprimir una modificación de las entradas perceptivas a base de realizar movimientos compensatorios activos. Sin embargo, a pesar de que para la reversibilidad hace falta la monitorización de la acción, bien podría existir un ser con un accionar flexible y apropiado en el mundo, pero que no tenga conciencia de la objetividad de éste y de él como agente. Las condiciones adicionales que necesitaría un organismo, para poseer las representaciones conscientes de uno mismo como agente y del mundo como algo distinto, es salvar la distancia entre intenciones previas e intenciones en acción. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 6 Jannerod propone la noción de imagen motora conciente y cree que existe una equivalencia funcional entre la preparación motora y la imagen motora, que sería la contrapartida conciente de la representación motora interna, cuyo contenido es normalmente inconsciente, pero que se hace conciente cuando la ejecución es bloqueada o demorada o cuando la acción fracasa. Las intenciones motoras, son modelos relacionales que comprenden tanto información sobre el mundo externo, los objetos externos a los que se dirige la acción, y el estado final del entorno, una vez que se ha alcanzado la meta, como información sobre el propio agente como generador de fuerzas actuantes. Así cuando la intención motora inconsciente se convierte en una imagen motora conciente, el sujeto toma conciencia no solo de lo que pretende, es decir su meta, sino también de su cuerpo como generador de fuerzas actuantes. Esto no significa que la imagen motora proporcione por si sola al agente un concepto de sí mismo, sino que le proporciona una forma de acceso conciente, no conceptual, de su propia agentividad. En situaciones normales, cuando la acción se ejecuta correctamente, la intención motora es concomitante con el movimiento. Si se bloquea o se demora, se separa momentáneamente la intención de la acción. La preparación motora entraña una jerarquía de representaciones motoras, en las que los parámetros de la acción que se codifican en los niveles superiores, actúan como restricciones sobre los niveles inferiores de la representación motora, y el contenido de las imágenes motoras corresponde al contenido de las representaciones motoras de nivel superior. Es decir, los niveles superiores codifican y hacen más sobresaliente la meta de la acción y elementos más globales de la misma, en tanto que los inferiores refinan los detalles. Los rasgos esenciales de la acción aparecen reforzados en la imagen motora. Esto no quiere decir que la posesión de imágenes motoras sea suficiente para tener conceptos motores, al igual que una criatura que tenga experiencias perceptivas, no significa que tenga conceptos perceptivos. Podríamos pensar que una criatura capaz de tener los recursos cognitivos necesarios para construir conceptos, podría fracasar en la construcción de ciertos conceptos por no tener experiencias con un cierto tipo de contenido no conceptual estructurado. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 7 Las imágenes motoras serían como puentes entre las intenciones en acción y las intensiones previas, proporcionando al agente un acceso conciente aunque no conceptual, de su propia agentividad y de un contenido no conceptual estructurado donde anclar conceptos básicos de la acción. Las imágenes motoras pueden surgir también de un bloqueo deliberado de la ejecución. En este caso hablaremos de simulación motora que se halla bajo control voluntario del sujeto en el mismo orden que las imágenes visuales evocadas en tareas de imaginación visual. La simulación mental podría contribuir a ampliar este puente- que constituye una base de anclaje de conceptos de acción y agentividad. P. ej: un pianista novato tiene que pensar en la posición de cada uno de sus dedos para ejecutar su acorde. Luego lo ejecuta sin pensar y después ejecuta de una manera más global secuencias en fa menor, por ejemplo. Esto puede ejercitarse digitalmente o mentalmente. La simulación motora nos ayuda a comprobar mentalmente nuestros planes de acción y una comprensión mas sistemática de la reversibilidad y la irreversibilidad. Otra cuestión es la que se refiere al papel que desempeñan las imágenes motoras en el desarrollo de la comprensión de otras mentes. Los procesos que subyacen para la aprehensión de uno mismo y de los otros como agentes y como poseedores de representaciones han de ser semejantes. El hecho de ver actuar a alguien actúa en nosotros como una preparación motora para esa acción que vemos, pero ¿cómo lo llegamos a ver como agente poseedor de sus representaciones? Un sujeto alcanza la comprensión de su propia agentividad por la conversión de representaciones motoras en intenciones motoras cuando se bloquea o demora la ejecución tomando conciencia de lo que pretende y de su cuerpo como generador de fuerzas actuantes. Cuando un sujeto ve a otro actuar genera una representación motora idéntica a la que se generaría si se estuviera preparando para realizar la misma acción. Dado que la representación no va seguida de la ejecución real por parte del sujeto, se convierte, con toda probabilidad, en una imagen motora conciente, por lo que el observador toma conciencia de una intención en acción. Pero en este caso hay una discontinuidad de naturaleza distinta, porque aunque el observador no ejecuta la acción el otro sí la ejecuta. El sujeto no se puede sentir responsable de la continuidad entre la intención de acción que experimenta y la ejecución debiendo, por tanto, CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 8 considerar al otro responsable de esa continuidad y atribuirle la intención en acción que él mismo experimenta. De todos modos esto no es suficiente para tener conceptos del otro como agente. Hacen falta otros recursos como cognitivos, como el desarrollo del lenguaje, para que cristalicen los conceptos del yo, de los otros y de las categorías mentales. De todos modos, lo que la autora remarca es la importancia de las imágenes motoras de nuestras acciones y las de los otros como base para el desarrollo de tales conceptos. ALTERACIONES DE LA REPRESENTACIÓN DE LA ACCIÓN EN EL AUTISMO. Ni una disfunción que afecte a las propias intenciones en acción o bien mecanismos que se ocupan de ajustar y corregir los movimientos en respuesta a la retro-información que se recibe durante la ejecución, podrían hallarse alterados en el autismo dado que estos niños no parecen padecer alteraciones específicas sensorio motoras, no se retrasan en el uso de utensilios o la manipulación de objetos. Las pautas de rendimiento en tareas de ejecución (Torre de Hanoi, Test de clasificación de tarjetas de Wiscosin o tareas de memoria que regeneren procesos activos de memoria y estrategia) son parecidas a las de los pacientes con alteraciones del lóbulo frontal y esto podría inducirnos a pensar que el autismo es un trastorno de la planificación. Este diagnóstico es insuficiente. Lesiones tempranas en los lóbulos frontales no determinan una apariencia autista aunque haya impulsividad, escasa anticipación y falta de juicio, falta de toma de perspectiva y de intuición, falta de pensamiento abstracto y desarrollo moral. Contrariamente la memoria, el lenguaje y habilidades viso espaciales parecen normales. No padecen además problemas específicos de auto atribución de sus acciones, lo que sugiere que los problemas de planificación que padecen los pacientes “frontales” y los autistas son de naturaleza diferente. Un déficit en la planificación propia afecta bien a la construcción de intenciones previas complejas, a la construcción de las correspondientes intenciones en acción, al control de la acción que va siendo desplegada por la intención previa en el curso de la ejecución o a la construcción de un vínculo que asegura la continuidad en las intenciones previas y las correspondientes intenciones en acción. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 9 Shallice, 1988, sugiere que los pacientes frontales carecen de control inhibitorio que normalmente se dirige a los esquemas motores elementales. En tal caso en tanto se reformara una intención previa, ésta desencadenaría una acción sin que la intención pueda controlar su curso o evitar su deriva. En cambio el problema que afecta a las personas con autismo es de un carácter mas básico; en tanto afecta en la construcción de un puente entre intenciones previas y las intenciones en acción. Las imágenes motoras conscientes son el principal puente entre las intenciones previas y las intenciones en acción – no dan acceso conciente al contenido de nuestras intenciones en acción, proporcionan un punto de anclaje a los conceptos de acción y sirven de sustrato para el desarrollo de la acción de agente como responsable de la continuidad entre las intenciones previas y las intenciones en acción. Algunos problemas de los niños autistas pueden tener que ver con la labilidad de las representaciones motoras que impedirían el desarrollo de imágenes motoras concientes y con ello, la construcción de un concepto de sí mismos como agentes responsables de la continuidad entre sus intenciones y acciones. La noción de intención previa se puede inculcar pero en ellos no estaría sólidamente acentuada en la propia experiencia de la acción. Explicaría su problema de imitación y su bajo rendimiento en las pruebas de colocación alternante y problemas de planificación. Los autistas presentan más problemas en la imitación de movimientos corporales que los de manipulación de objetos (tocarse la nariz o revolver el té con una cucharita). La conservación del proceso pragmático de la información visual parece estar mas conservada. En la manipulación de utensilios la imitación esta facilitada porque el objeto esta presente y permite construir una representación viso pragmática del mismo, que desencadena los correspondientes esquemas motores y la ejecución de la acción se puede controlar comparando la representación viso pragmática con la retro-información visual.En cambio en la imitación corporal no hay un objeto visible que sea receptor de la acción y por lo tanto no hay oportunidad de explorar las ofertas del objeto para construir una representación motora. Para imitar el movimiento corporal que ejecuta el experimentador, el sujeto tendrá que construir y retener una imagen motora de la acción observada y actuar según esta imagen. Esta tarea no presenta dificultad para los que pueden formar imágenes motoras concientes, dado que estas imágenes brindan el acceso a la intención en acción necesaria para ejecutar la acción. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 10 Un sujeto con alteraciones en la capacidad de crear imágenes motoras, tendría dificultad en la imitación corporal. Los autistas deberían tener mas problemas para imitar acciones extrañas (beber de un libro, etc.) que para imitar acciones comunes, porque en estas el objeto les da una pista y en las otras deberían valerse de la construcción de imágenes motoras de la acción realizada por el experimentador. Para el autista es difícil la simulación motora y el juego de ficción. También tienen los niños autistas problemas para atribuirse acciones pasadas. Para que una persona se conciba a si misma como responsable de una acción tiene que ver con que la acción este causada por una intención en acción de él mismo y las imágenes motoras son las que nos dan acceso conciente a nuestras propias intenciones en acción. También daría cuenta del comportamiento perseverativo. El sujeto es incapaz de trasformar la intención previa (prueba de las cajas con ventanas) dada por la regla, en una intención en acción. La perseveración se debería a que esa intención en acción es la única disponible. Si en las personas con autismo las imágenes motoras se hallan alteradas, éstos no tendrán acceso a toda la información de la que disponen las personas normales y tendrán problemas para comprender su propia agentividad y para establecer vínculos entre las intenciones previas, las intenciones en acción y las acciones, de manera que pueda haber continuidad entre ellas. Esta alteración les hace difícil simular acciones y construir planes de acción. Finalmente no siendo capaces de construir imágenes motoras al observar la acción que realiza otra persona, no podrán adscribir a la persona observada la intención en acción que la imagen motora les revelaría, teniendo de esta manera dificultades para entender los estados mentales de los otros. Para Russell, en una proporción muy elevada de niños con autismo, la cuestión de que si tienen o no una teoría de la mente sencillamente no se puede ni plantear. Estos niños carecen de lenguaje, practican conductas de auto-agresión y muestran un rechazo tan profundo que el carácter de su trastorno sólo se puede describir en términos emocionales. El mundo debe ser en verdad un lugar temible para quienes no pueden controlar su experiencia de él. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO AUTISTA Y LA TEORÍA DEL DÉFICIT DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA Autores: AUTORES: DRES. SILVIA ACOSTA GUEMES, MA. LOURDES RAINERI, Y DANIEL FERDMAN 11 BIBLIOGRAFÍA: FRITH, Uta. 1989. “Autismo. Hacia una explicación del enigma”. Ed. Cast. Alianza Editorial, S.A.; Madrid, 1991. HOBSON, R. Peter. 1993. “El autismo y el desarrollo de la mente”. Ed. Cast. Alianza Editorial, S.A.; Madrid, 1995. RUSSELL, James y colaboradores, 1997. “Autism as an executive disorder”. PACHERIE, Elisabeth “Imágenes motoras, autoconciencia y autismo”. Cap.7. Oxford University Press. Editorial Médica Panamericana. España Diciembre 1999.