El caso del parto de los octillizos californianos. El 26 de enero de 2009, una mujer californiana de 33 años dió a luz ocho niños, todos los cuales sobrevivieron tras 31 semanas de gestación. La mujer ya tenía otros seis hijos fruto de cinco embarazos anteriores, todos producidos por fecundación in vitro. El caso, como es lógico, tuvo amplio eco en la prensa norteamericana e internacional, y, sin duda, merece un comentario. El aspecto médico más curioso es que a la madre solamente se le trasfirieron 6 embriones que se habían mantenido congelados. Dos de ellos se dividieron y dieron lugar a dos parejas de gemelos, por lo que el embarazo fue de ocho fetos. Como se comenta en un artículo publicado en Fertility and Sterility (93; 337 343, 2010), la probabilidad que un embrión crioconservado tiene de implantarse es del 3 % y que la probabilidad de que se produzca un gemelo dicigótico del 2 %, por tanto, la probabilidad de que se produzca un embarazo de 8 fetos es 1 entre 3.400 millones, aunque, como comentan los autores esto sólo son previsiones. Una primera reflexión que suscita este caso es que, como ocurre en España, no se debería permitir implantar más de tres embriones. Así se evitaría de raíz este problema. Sin embargo, en Estados Unidos, excepto en los estados de Georgia y Missouri, que tienen restringido a dos el número de embriones que se pueden transferir, en el resto de los estados no existe limitación alguna. Como consecuencia del caso que comentamos en Estados Unidos se ha abierto una amplia polémica sobre la necesidad de limitar por ley el número de embriones que pueden ser transferidos, como así lo refleja el que la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva y la Sociedad de Tecnología sobre la Reproducción Asistida están estudiando la posibilidad de ordenar este problema. (Fertility and Sterility 93; 337-338, 2010). También RJ Stillman (Fertility and Sterility 93; 341-343, 2010) aboga por la necesidad de regular legalmente esta práctica, y así se pregunta Stillman ¿Qué puede una aberración como esta enseñarnos? Puede enseñarnos de forma dramática, que se dan desorbitadas las expectativas a la reproducción asistida, tanto por parte de los profesionales, como por el público, las autoridades sanitarias encargadas de regular legalmente estas prácticas, e incluso por los propios pacientes, por lo que el progreso médico debe estar armonizado con la seguridad de los resultados conseguidos. Por esto M S Rosenthal (Fertility and Sterility 93; 339-340, 2010) manifiesta que el caso del embarazo de los ocho fetos y del nacimiento de los ocho niños, obliga a los especialistas en fertilidad a valorar el beneficio que pueden obtener las pacientes de las prácticas médicas a las que son sometidas, también a los niños que potencialmente pueden nacer y a otras familias afectadas por estos tan peculiares embarazos, así pues, hay que valorar los aspectos éticos que tienen algunas prácticas que solamente valoran los resultados, basando este juicio en el equilibrio que debe existir entre el principio de autonomía que obliga a los facultativos a respetar las decisiones que tomen los pacientes y el principio de beneficencia reproductiva, que valora directamente el beneficio de los niños nacidos. Sin duda, un interesante caso este que comentamos, no solamente por las consecuencias que para los niños y para su madre puede tener un embarazo de ocho fetos, sino también porque, tomando pie en él, parece necesario regular más estrictamente las prácticas de procreación asistida, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Pero además de todo lo anterior también este caso nos aporta luz sobre otro interesante problema médico. Desde hace tiempo se discute si la gemelación se produce por fisión de un embrión o porque el ovocito reciñen penetrado por un espermatozoide, es decir, recién iniciado el proceso de fecundación, se divide y el iniciado proceso de fecundación continuaría hasta consolidarse y dar lugar a dos cigotos idénticos. En contra de la primera posibilidad se arguye que parece muy difícil que el embrión que ya tiene definidos sus ejes ventral-dorsal, cabeza-cola y anterior posterior, pueda dividirse en dos simétricos, pues si se dividiera horizontalmente una de las partes resultantes sería cabeza y otra cola, y si lo hiciera verticalmente una parte sería dorsal (espalda) y otra ventral. Sin embargo, el caso californiano índica que en efecto tras la implantación dos embriones se han fisionado dando lugar a cuatro, que después se convertirían en cuatro fetos y al final en cuatro niños nacidos, además de los otro cuatro que no se dividieron, en total ocho. No se si existirá otra experiencia similar referida en la literatura médica, pero creo que la enseñanza que este peculiar caso aboga por la existencia de fisión embrionaria, si no en todos los casos, al menos si en algunos. Justo Aznar.