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HISTORIA
DEL
DERECHO
PROFESOR
MANUEL ABOL
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
AÑO 2010
1
LECCIÓN 1:
INTRODUCCIÓN
1. El concepto de derecho
2. El derecho y otros órdenes normativos
3. Historicidad del derecho
4. Fuentes del derecho histórico y sus clases
5. La historiografía jurídica española.
1. EL CONCEPTO DE DERECHO
El hombre es sociable por su propia naturaleza, un ser cuya tendencia natural es a vivir con
otros y, por lo tanto esas relaciones es lógico que tengan que ser ordenadas y reguladas de
alguna manera. La innecesidad de normas es un ideal anárquico y el cual, razonando la
experiencia, es irrealizable.
Derecho: conjunto de normas 1 con fuerza vinculante 2 para la ordenación de la vida social
3
1.
Conjunto de NORMAS
a. Conjunto de normas (preceptos, principios o reglas) que ordenan una
circunstancia o una institución. Ej.: reglas que ordenan el tráfico, el derecho
de propiedad.
b. Regulan o sistematizan, prohíben, castigan.
c. Suelen ser escritas  DERECHO LEGAL (LEY)  La ley es la norma escrita.
Antiguamente no estaba escrito o formulado  DERECHO
CONSUETUDINARIO o COSTUMBRE. La costumbre cuando es obligatoria es
derecho. Las normas jurídicas no siempre son legales. Son costumbres que
obligan  NORMA JURÍDICA
d. Derecho también son las sentencias y los autos de jueces y tribunales 
DERECHO JURISPRUDENCIAL
e. Las obras jurídicas, de doctores, de especialistas, de estudiantes también es
derecho  DERECHO DOCTRINAL
Puede ser escrito (LEGAL), no escrito (COSTUMBRE), autos y sentencias
(JURISPRUDENCIAL), y obras jurídicas (DOCTRINAL)
2. Tiene FUERZA VINCULANTE. Se impone. Es coactivo. No cabe cumplirlo o no
cumplirlo según la voluntad. No es voluntario. No es un consejo. Es un
MANDATO CATEGÓRICO. No exige el convencimiento. No es necesario
convencerse de que es justo.
3. Es una expresión del hombre sociable. El hombre solo no necesita derecho. El
derecho es consustancial con la sociedad. Salvo excepciones, el hombre es
sociable por naturaleza. Necesita un conjunto de normas que regulen las
relaciones de un hombre en sociedad. No hay sociedades utópicas sin normas.
La filosofía intenta explicar la existencia del derecho. EL DERECHO ES
CONSUSTANCIAL CON LA VIDA SOCIAL.
2. EL DERECHO Y OTROS ÓRDENES NORMATIVOS
2
El hombre, aparte de estas normas o preceptos, tiene otros que no son jurídicos. Hay otros
órdenes normativos. Son también sistemas de normas pero no son jurídicos. Son tres: religión,
moral/ética, usos sociales. Tienen en común con el derecho que son normas y tienen una serie
de diferencias.
1-
Religión
 Conjunto de normas que regulan las relaciones del hombre con Dios.
 El autor de las normas es Dios, por medio de la revelación.
Frecuentemente se distingue el orden normativo y el religioso (en el
caso de del cristiano) y a veces se confunden o identifican (otras
culturas y religiones)
 Exige el convencimiento interno
Derecho
 Conjunto de normas que regula las relaciones entre hombres.
 Los autores son los hombres mediante los órganos de gobierno, el
gobierno de la nación, o la propia sociedad (costumbre)
 No exige el convencimiento, solo exige el cumplimiento.
2-
Moral/ética
 Nos enseña lo que es bueno y lo que es malo. Hay una moral natural que no
está unida a ninguna a ninguna creencia religiosa (aunque lo normal es lo
contrario). Lo ideal es que el orden jurídico coincida con el orden moral.
Permite lo bueno y castigan lo malo. Pero no es posible en todas las
ocasiones. Históricamente no siempre coincide porque había conductas
gravemente inmorales que no eran castigadas. Lo ideal es que coincidan.
 Le importan sobre todo los aspectos internos y psicológicos.
Para valorar si un acto es moral o no, se debe estudiar el fin, el objeto y las
circunstancias, Para estudiar esto hay que tener en cuenta la intención del
individuo.
Derecho:
 Nos enseña lo legal y lo ilegal. Nos dice lo que se puede hacer legalmente y
lo que no se puede hacer.
 El derecho no necesita convencimiento. Suele prescindir de las intenciones,
le importan los aspectos externos de la conducta humana.
A veces el derecho le importan los aspectos internos, de forma excepcional.
Un caso es el derecho penal (la preterintencionalidad) cuando el derecho le
importa la intención de un acto. Se aplica cuando una persona tiene
intención de ocasionar un mal a otra, pero el que le ocasiona es mayor del
que quería ocasionar (un intento de agresión que termina en homicidio)
3-
Usos sociales
 Normas de buena conducta, educación y cortesía. Normas que existen en
todas las sociedades, distintas según la cultura, Hace agradable la vida. Son
elaboradas por la sociedad. Son comúnmente seguidas pero no son
coactivas (como el derecho) sino porque la sociedad las considera
recomendables.
3

La gran diferencia con el derecho es que en las normas jurídicas el
incumplimiento conlleva sanción. Sin embargo en los usos sociales no lleva a
sanción o castigo, como mucho conlleva una condena social, que consiste en
considerar a alguien maleducado, pero esto no tiene una sanción penal, solo
social. Los usos sociales pueden convertirse en norma jurídica. La costumbre
nace de un uso social reiterado, repetitivo. En un momento dado llega a
convertirse en uso obligado o en costumbre propiamente dicha. Por lo tanto
no pertenece al orden jurídico, pero la sociedad la puede convertir en norma
jurídica.
La gran diferencia del derecho con los otros órdenes normativos es la JUDICIALIDAD.
Judicialidad: la vulneración de un precepto del orden jurídico permite acudir a los
tribunales para exigir su cumplimiento. En cambio, para los otros tres órdenes normativos no.
3. LA HISTORICIDAD DEL DERECHO
El Derecho es una manifestación cultural que tiene como agente al ser humano, por lo
tanto, solo tiene cabida en las sociedades humanas. Es un producto racional únicamente
desarrollado por el ser humano racional, sin embargo, no es una realidad inmutable (no es
igual siempre) cambia con el curso del tiempo, esto es lo que se llama la historicidad del
Derecho, que cambia a lo largo del tiempo.
La historia del Derecho estudia ese Derecho cambiante o histórico y su objeto de estudio es
el Derecho no vigente en la actualidad (en el momento en que una norma jurídica deja de
estar en vigor pasa a pertenecer al objeto de estudio de la historia del Derecho). Ésta tiene
como objeto el estudio de las normas desde la antigüedad hasta nuestra sociedad, por tanto,
está sometido continuamente a cambios y estudia las causas de porque el ordenamiento
jurídico varía.
La primera causa de toda variación es Dios, algo que no nos compete en historia del
Derecho ya que pertenece a otro campo del saber (filosofía, teología…). A la historia del
Derecho le compete las causas humanas y sobre ellas se han ensayado varias teorías y
seguimos la que hable del Derecho como concepto de institución jurídica y cambia sobre este
concepto de institución jurídica y no como el de sistema jurídico ya que este se puede definir
como el conjunto de normas que regula la vida social y en una sociedad los cambios no son
homogéneos.
Para explicar la evolución temporal del derecho se debe recurrir al concepto de institución
jurídica: es un conjunto de normas reguladoras de la sociedad y en la cual los cambios se dan
de forma homogénea. Tiene tres elementos:
1La situación de hecho. La situación de hecho es la circunstancia o problema que da
lugar a la norma jurídica. La norma jurídica viene a regular una situación o
problema. Ej.: A veces surgen situaciones nuevas que necesitan la norma
jurídicaFERROCARIL. Otras veces la norma jurídica genera problemas.
2Valoración. Hay una circunstancia o problema y se valora o estudia. En esa
valoración hay elementos de todo tipo: económicos, religiosos, morales,
científicos….
3Norma jurídica en sentido estricto. Es la norma resultante, la norma que lo regula.
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Nosotros nos vamos a referir principalmente al Derecho Español independientemente que
se haga alusión al ordenamiento jurídico de otras naciones. Llamamos Derecho español al
conjunto de normas que estuvieron vigentes en la nación denominada España que no
coinciden con lo que hoy es España, por eso, estudiaremos al Derecho en territorios europeos
no ibéricos que fueron de soberanía española. (Ej.: Nápoles, Milán….) y en América. Este
estudio necesita una división en etapas. No siempre estos periodos coinciden con las etapas
de la historia en general, estas etapas son orientativas porque la historia del Derecho no se
puede perfilar de forma radical sobre fechas.
1. LA ESPAÑA ANTIGUA, PRIMITIVA O PRERROMANA
Aparición del hombre en la Península Ibérica - Siglo III a. C.
De esta época se sabe muy poco. España estaba poblada de gentes muy diversas que no
tenían ningún concepto de unidad. En la Península Ibérica había ordenamientos jurídicos,
autoridades y alturas muy variadas, normalmente solían estar en guerras continuas y no era un
territorio homogéneo y unitario. El ordenamiento jurídico eran las costumbres, es decir, el
derecho no escrito o legal
2. LA ESPAÑA ROMANA
Siglo III a. C. – Siglo V d. C.
En esta etapa se produce la guerra púnica entre Roma y Cartago. Esta segunda guerra tiene
como escenario España y en el curso de la guerra desembarcan en el litoral Mediterráneo para
luchar contra Cartago, este es vencido y los romanos comienzan a asentarse en la Península
Ibérica la cual terminarán por dominar y dicho dominio dura hasta el siglo V d. C. en el que
desaparece el Imperio Romano de Occidente cuando es destronado el último emperador por
los pueblo bárbaros acabando así su dominación.
Esta etapa es esencial para el ordenamiento jurídico ya que ya existe un concepto de
unidad. España debido a que el pueblo romano aporta este concepto cultural. Roma es
heredera de Grecia y sus aportaciones más importantes son la filosofía racional y el arte y la
gran aportación propia de Roma es el Derecho y sobre el Derecho Romano se forja por
primera vez España (Hispania) con sentido de unidad.
Durante la presencia romana se produce la aparición del cristianismo, primero perseguido
por la autoridad civil y luego aceptado convirtiéndose así en la religión oficial del Imperio y que
en España se extendió muy rápidamente. Este elemento religioso cohesiona la realidad
espacial y la independencia sobre otros aspectos que tienen lugar sobre España que son las
que forjan el concepto de unidad. La presencia de Roma produjo la desaparición de las
lenguas ibéricas excepto el euskera y se asimilasen a las lenguas romanas (Ej.: gallego…). En
siglo V se produjo la caída del Imperio Romano de Occidente y este territorio se dividió en
diversos reinos cuyos Reyes eran de origen bárbaro.
3. LA ESPAÑA VISIGODA
Siglo V d. C - Siglo VIII
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En España termina por crearse un reino bárbaro al mando de uno de esos pueblos ajenos al
Imperio Romano que se asentaron en él (visigodos), de tal manera, que estos formaron un
pueblo, el más grande de Occidente, pero conservando la cultura romana y aun conservando
restos de su propio derecho asumieron el derecho propio de la cultura romana. De este modo
esta etapa la podemos considerar una continuidad de la anterior.
En cuanto al marco religioso mayoritariamente eran cristianos arrianos ya que los visigodos
también se habían convertido al cristianismo, estos entraron por la parte Oriental (Rumania)
donde se había extendido una rama o secta del cristianismo llamada arrianismo pero cuando
llegaron a España eran una mayoría cristiana y católica mientras que una minoría era cristiana
pero arriana. Estas divisiones se arreglaron con el III Concilio de Toledo (Año 579) cuando el
Rey visigodo Recadero rechaza el arrianismo y se convierte al cristianismo logrando la unidad
religiosa del reino. En este III Concilio de Toledo se formula la primera ley constitucional: Ley
de la unidad católica.
4. LA ESPAÑA DE LA ALTA EDAD MEDIA
Siglo VIII - Mediados del siglo XIII
Se produce un hecho trascendental: la invasión islámica. El reino visigodo sucumbe ante un
pueblo oriental con una cultura distinta, con lo que se instaura un reino con culturas muy
diversas y de tradición no cristiana. A partir de entonces se divide el territorio en dos zonas: la
cristiana y la musulmana.
En el norte empiezan las tareas de reconquista. España que había tenido una unidad
política bajo los romanos e incluso bajo los visigodos ahora se fracciona no solo en dos zonas
(cristiana y musulmana) sino que en la zona cristiana se divide en varios reinos que se situaran
en el norte, los Pirineos y la cornisa Cantábrica. Estos habían sido levemente romanizados (Eje:
Asturias, Cantabria…). Salvo en Cataluña, los demás territorios que resistieron al Islam estaban
levemente romanizados. Por eso el Derecho Romano sufre un retroceso pero no una
desaparición. Era un Derecho que estaba formado por costumbres (consuetudinario), otras
veces es costumbre originaria el Derecho romano. En Cataluña se conserva la continuidad del
Derecho Romano.
4.1 CENTRAL EDAD MEDIA
Mediados del s. XII – mediados del s. XIII
En la Central edad Media ya se notan las señales de recepción del Derecho Romano
justinianeo que se elaboró en el Imperio Romano Oriental. A finales del siglo IV Teodosio I el
Grande había divido el territorio en dos zonas: la del Oriente y la de Occidente (hasta el siglo
XV) con capital en Constantinopla. En España se recibe ya las primeras señales de un Derecho
Romano elaborado en la corte bizantina. A partir de la primera mitad del siglo XIII entra en
decadencia en imperio. Había un poder militar cristiano el cual no había perdido la conciencia
de recuperar lo suyo: Reconquista (que durará ocho siglos).
5. LA ESPAÑA DE LA BAJA EDAD MEDIA Y LA EDAD MODERNA
Segunda mitad s. XIII – principios del s. XIX
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En la historia estas dos etapas se estudian y van separadas pero en historia del Derecho no
porque esta etapa jurídicamente hablando lo que la caracteriza es la recepción del Derecho
Común formado por tres elementos:
1. El Derecho Romano Justinianeo. Era el derecho del imperio romano de oriente
(Justiniano). Era muy perfecto. Se descubre en las bibliotecas italianas y se comienza a
estudiar. Es superior al derecho romano decadente que regía en el Imperio Romano de
Occidente durante los siglos XI, XII y XIII.
2. El Derecho Canónico. Es el derecho de la iglesia española elaborado sobre el primado
pontificio de Roma. Roma se convierte en la cabeza de toda la Iglesia.
3. El Derecho Lombardo Feudal. Regula las relaciones entre los vasallos y los señores,
llamado así porque procede del norte de Italia, Lombardía.
España es una diversidad de territorios (León, Castilla, Aragón….) y cada reino tiene un
ordenamiento jurídico peculiar. No hay un ordenamiento jurídico único o general. Pero en el s.
XII se había unido Aragón y Cataluña, en el XIII Castilla con León, en el XV Castilla con la Corona
de Aragón, en el XVI Castilla con el Reino de Navarra… se fue construyendo una UNIDAD
NACIONAL.
Como a finales del s. XV termina la Reconquista (recuperación Reino de Granada)
desaparece en España el reino político islámico. En la segunda mitad del s. XVI hasta se une
España y Portugal pero fue una unión que se rompe en el s. XVII. Esta unión de territorios no es
uniformista, ni homogénea. Cada territorio conserva su propia cultura y su propio derecho. No
hay idioma oficial, tampoco hay ordenamiento jurídico para toda España. Solo tienen en
común la Realeza y la Iglesia. Cada territorio tiene su idiosincrasia.
Cuando se descubre América y a principios del s. XVI viene a reinar un nieto de los Reyes
Católicos (Carlos I) se une a la Corona Española territorios europeos y americanos. Se produce
la monarquía universal y católica: unión de territorios inmenso bajo el poder político del rey
de Castilla y con esas dos instituciones comunes. Por lo tanto, España es una nación de
naciones (monarquía federal). Los reyes de los s. XVI y XVII son sumamente respetuosos con
los derechos de los súbditos y no vulneran peculiaridades culturales y jurídicas.
A finales del s. XVII se produce la extinción de la casa de Austria y la rama española. Viene
a gobernar otra dinastía francesa, los Borbones. El primer Borbón (Felipe V) tenía unas ideas
muy distintas a las españolas. En Francia había un absolutismo severo, al contrario que en
España. En un principio intentan respetar la configuración federativa de España, pero a raíz de
la Guerra de Sucesión suprimen gran parte del derecho de la Corona de Aragón y la incluyen al
derecho castellano.
5.2. LA ILUSTRACIÓN
Segunda mitad s. XVIII – Principios s. XIX
Aquí es la propia monarquía la que impulsa el reformismo. La Ilustración lo quiere hacer sin
acudir a medios violentos, sino mediante reformas. Toda esta etapa es el desarrollo del
derecho común, derecho español.
Con los Reyes Católicos (finales del s. XV) España se constituye en el primer Estado
Moderno de Europa. Primacía del poder de Estado sobre el resto de poderes del reino (sobre
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la nobleza, iglesia…) En el orden religioso se constituyen en un estado confidencialmente
católico. En esta subetapa sigue vigente la ley de la unidad católica.
Los momentos finales de esta etapa (finales del Antiguo Régimen) fueron una lucha entre
los que querían mantener la monarquía tradicional y los que lo querían convertir en liberal y
parlamentaria. Entre 1808 y 1833 la mayoría de la nación quieren la monarquía tradicional,
solo una minoría quería transformarla en monarquía liberal. Con esta lucha se termina esta
etapa.
6.
EDAD CONTEMPORÁNEA
1808. Guerra de la Independencia
1833. Caída del último monarca absoluto (Fernando VII)
Esta etapa tiene una fecha de inicio discutida. Se puede decir que comienza en 1833, tras la
caída del último monarca absoluto (Fernando VII) o se puede decir que comienza en 1808, tras
la Guerra de la Independencia.
De 1808 a 1833 en España se produce una lucha entre tradicionales (monarquía del
Antiguo Régimen) y liberales (sistema constitucional y liberal). Algunos lo adelantan a 1808
(Constitución de Bayona que Napoleón impone a los españoles). Más tarde en 1812, los
contrarios a Napoleón promulgan la Constitución de Cádiz (1812), que establece por primera
vez una monarquía constitucional. Pero la obra de la constitución fue una obra de minorías.
Con el fin de la Guerra de la Independencia en 1814 y volvió Fernando VII se restableció el
Antiguo Régimen aplaudido generalmente y la constitución fue anulada. Entre 1814 y 1833
reinó Fernando VII, un monarca absolutista, y se produce la lucha entre constitucionales y
partidarios del Antiguo Régimen. Por eso en esta época se producen alternativas de gobiernos
y el ejército se va convirtiendo en el árbitro de la política. En 1833 muere Fernando VII, deja
como legado un problema sin resolver. Resulta que en el Antiguo Régimen había leyes
constitucionales, se llamaban Leyes Fundamentales (solo se podían cambiar por el rey con las
Cortes). Fernando VII modificó la Ley de Sucesión, sin acuerdo de las cortes para dar el trono a
su hija en detrimento de a su hermano (el infante Don Carlos) Esta es la situación que deja
cuando termina el Antiguo Régimen. En el mismo año que muere comienza la Guerra Civil. Los
españoles se dividen. Hay una discusión dinástica. La mayor parte de los españoles se inclinan
por Don Carlos, pero los liberales por Doña Isabel.
La Guerra Civil duró 7 años. No terminó con la derrota de carlistas, sino mediante un
tratado, porque la mayor parte apoyaba a Don Carlos y era imposible vencerle. La terminación
de la guerra supuso la consolidación de un estado liberal. Esto tuvo como consecuencia, al no
estar convencidos de la resolución, un divorcio entre la sociedad y el Estado. Se puso un
estado liberal pero la sociedad se mantenía tradicional. Esto se produjo a lo largo del s. XIX y
parte del s. XX. La población menos pudiente era contraria a la Constitución porque las nuevas
teorías liberales favorecían a una minoría, a la burguesía, y la mayor parte de la población
estaba desamparada. Por eso la mayor parte de España era partidaria del Antiguo Régimen,
eran carlistas, puesto que antes su vida no era óptima pero tampoco iba a empeorar.
Esta idea de divorcio es fundamental para entender la historia jurídica contemporánea
porque el liberalismo español no arregló los problemas de la nación sino que añadió dos más:
la cuestión social, y la articulación territorial.
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
Cuestión social: relaciones entre obreros y patrones.
En el Antiguo Régimen existían gremios (agrupación laboral cerrada). Cumplían
funciones benéficas y asistenciales. Los liberales suprimieron los gremios. Eran unas
instituciones anticuadas y funcionaban regular. Los eliminaron y prohibieron cualquier
asociación obrera. En el s. XIX. Empieza a haber proletariado (Barcelona, Bilbao…) y no
puede defender sus intereses porque no podían asociarse.
El estado liberal, en vez de producir igualdad social, produjo una desigualdad mayor.
Esto se juntó con la persecución a la Iglesia. Ésta, al perder parte de su influencia en las
élites gobernantes, se perdió ese sentido cristiano que había impregnado la política, con
lo que las clases pobres quedaron desamparadas.
La cuestión social se hizo cada vez una cuestión más difícil de resolver, porque no existía
un sufragio universal, era restringido o censitario (solo votaba un 2% de la población).
Los partidos políticos no eran de masas, sino de élites.
A finales del s. XIX se dio autorización de fundar asociaciones obreras, pero no solucionó
la cuestión social porque el estado liberal se niega a resolver o satisfacer los derechos de
los de trabajadores.
 Articulación territorial
España se había configurado una nación federal. Es una nación de naciones con dos
únicas instituciones (realeza e Iglesia) pero cada territorio tenía sus ordenamientos.
Al establecerse la monarquía de Isabel II se quebrantaba una de las leyes más
importantes y además los liberales suprimieron los fueros (vascos y navarros)
Para el liberalismo, la idea de España cambia, ahora es una unión de individuos.
Individualismo político. Esto acarrea que si España es una unión de individuos, como
deben ser iguales ante la ley, no pueden tener leyes distintas. Si triunfaba el liberalismo
los fueros vascos y navarros estaban condenados a desaparecer, y así fue.
Por lo tanto el liberalismo creó problemas al imponer un gobierno uniforme y
centralista, el vasco y el catalán. En este momento surge el problema de secesión y
separatismo.
En 1833 no había sufragio universal porque supondría la victoria de Don Carlos. Éste se
estableció transitoriamente en 1869 pero resultó un fracaso porque los carlistas habían
obtenido una representación parlamentaria enorme. Por eso se estableció más tarde un
sufragio universal manipulado por el caciquismo y esto hacía que siempre ganara el gobierno.
En 1931 se proclama la II República que establece por primera vez el sufragio universal. La
II República quiso arreglar la cuestión social y territorial. La social declarando que la república
estaba formada por trabajadores de todas clases y quiso favorecer los derechos de éstos. La
territorial mediante la implantación de un estado descentralizado mediante los estatutos de
autonomía. Pero la II República tomó otras decisiones malas, porque se hizo en un siglo de
aversión y exterminio a las clases sociales que hasta entonces habían sido protagonistas
políticas. También se malograron por una política anticlerical y antieclesiástica. Fue la
institución más atacada por la II República. Esta causa fue la que malogró que prosperase.
En 1936 estalló la Guerra Civil. No fue un golpe de estado, duró 3 años. Terminó con la
derrota de la República y la victoria de los militares sublevados al mando del general Franco.
El régimen que salió de la victoria no quiso ser ni liberal ni republicano, porque habían
fracasado. El nuevo régimen se asentó sobre las bases de tipo tradicional. La cuestión social la
solucionó con la creación de la clase media. El problema de la articulación territorial no lo
resolvió. Siguió con el centralismo (liberal).
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Muere Franco en 1975 y había 3 alternativas: ruptura con el régimen franquista,
continuidad, o reforma de instituciones y leyes convertidas en democráticas. La ruptura no se
hizo porque el jefe de Estado fue nombrado por Franco digitalmente, Don Juan Carlos. La
continuación no se hizo porque los tiempos exigían una evolución. Por lo tanto se hizo la
reforma: de la ley a la ley por la ley. Por ello se promulgó la Constitución Democrática de
1978 y resolver las cuestiones que existían desde 1833, excepto la cuestión económica y social
solucionada por Franco.
4. LAS FUENTES DEL DERECHO HISTÓRICO Y SUS CLASES
Son aquellos medios que tenemos para conocer cuál era el derecho de España en el pasado.
Hay diversas divisiones de las fuentes del derecho histórico. Pero la más clara es:
Inmediatas o directas: aquellas que crean, aplican o explican el derecho (una
ley, sentencia, doctrinal)
Mediatas o indirectas: aquellas que sin aplicar, ni crear, ni explicar el derecho
dan datos jurídicos (textos históricos y literarios)
5. LA HISTORIOGRAFÍA JURÍDICA ESPAÑOLA
Es el conjunto de autores y de obras que tratan sobre el derecho histórico español.
La aparición de éste es relativamente tardía. Hasta el s. XVI no se ven obras
específicamente sobre el derecho español. Antes si existían textos literarios e históricos que
daban datos jurídicos, pero forman parte de esas fuentes indirectas o mediatas. En el s. XIV el
Canciller Pedro López de Ayala escribe las crónicas de los reyes de Castilla. Son principalmente
políticas pero también son jurídicas. En el s. XV, España (Castilla sobre todo) entra en el
Renacimiento con tanta fuerza que es una de las naciones europeas, con Italia, más avanzada a
estas cuestiones humanistas.
Se puede decir que al incorporarse al Renacimiento a éste se le hispaniza. El Renacimiento
español será cristiano y predica la vuelta a las fuentes, y en el caso del derecho hay que ir a las
fuentes. El renacimiento español tiene ansia de saber, quiere conocer las cosas más
extraordinarias y lejanas. A esta curiosidad contribuye el descubrimiento de América (1492). El
castellano se convierte en ciudadano del mundo, quiere conocer realidades exóticas, distintas.
Por otra parte se renuevan los estudios teológicos, frente a la decadencia medieval. Se
renueva el método teológico. La teología es la ciencia de la verdad y del Dios de la verdad. Esta
curiosidad renacentista por el exotismo y la teología hace que el interés por el pasado jurídico
crezca. Que se estudien las fuentes jurídicas directas.
Comienza haber tímidas exposiciones sobre el derecho del pasado. En el s. XVI Lorenzo de
Padilla, (experto en derecho visigodo y castellano) y Francisco de Espinosa (obra breve sobre
el castellano). A lo largo de los s. XVI y XVII hay diversos autores que se ocupan de diversos
derechos españoles. Derecho de Aragón por el Marques de Risco. Derecho catalán por Bosch y
Oliba. Derecho vasco por Matheu y Sanz y Zaragorza. En el s. XVIII Juan Lucas Cortés escribe
una obra de excelente calidad sobre el origen del derecho de España. Nunca la publicó, pero al
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subastar sus cosas tras la muerte Franckenan compró su obra, y la publicó a su nombre a
principios del s. XVIII.
En el año 1700 se produce un cambio dinástico, entra la casa de Borbón tras los Austrias. Ya
en la segunda mitad del s. XVII había muestras de renovación de la ciencia histórica. Entre los
s. XVI y XVII se había querido ir a las fuentes de la historia y al no encontrar textos directos
inventaron textos históricos y jurídicos. Fueron los falsos cronicones. Frente a esto, se
reaccionó en el s. XVII y en Francia se comienza a establecer las pautas para depurar las
fuentes históricas.
En la primera mitad del siglo XVIII se funda la Academia de la Historia y la Academia de la
Lengua siguiendo modelos franceses.
En este siglo un jurista francés Melchor de Macanaz utiliza argumentos histórico-jurídicos
para defender las regalías frente a otros poderes del reino. La Corona quería recuperarlos y la
gran ofensiva es la Iglesia. Este siglo se caracteriza por la lucha Iglesia-Estado. Como no se
ponen las bases jurídicas se acude a los textos antiguos para fundar los Derechos de la Corona
de tal manera que la historia del derecho adquiere una importancia muy significativa y es un
instrumento político. Siguiendo la tradición de Mabillon se reúnen y a veces publican
colecciones documentables. En esta obra hay dos nombres significativos:
1. El jesuita Andrés Marcos Burriel que se encargó de reunir documentos favorables a la
Corona.
2. El Padre Enrique Flórez que publicó La España Sagrada que la continuó otro religioso
agustino Manuel Risco, que es una crítica atinada y objetiva, empleada en el
esclarecimiento de cuestiones geográficas y cronológicas, de autenticidad de fuentes y
de hechos históricos poniendo especial énfasis en encontrar documentos.
Los políticos suelen ser juristas y suelen además tener un interés enorme por la historia, el
caso más claro es del asturiano que fue fiscal y presidente de Casilla: Primer Conde de
Campomanes. Este es un furibundo defensor de los poderes de la Corona y en sus obras
jurídicas utiliza con mucha frecuencia los argumentos históricos de tal manera que estas
razones históricas son fundamentales en él. Una de sus obras más importantes fue Tratado de
la regalía de amortización. En esta obra se defiende los límites que el Estado puede imponer a
la Iglesia para adquirir bienes inmuebles. Uno de los problemas que se plantearon los
ilustrados es que la Iglesia mediante donaciones y regalos alcazaba una gran cantidad de
bienes inmuebles, estos eran lícitos y legales pero había que poner un límite ya que no se
podían vender, estaban adscritos. Campomanes permite al Estado poner límites y recuperó
documentos de los fueros para demostrar que en otras épocas se ponía límite a este
problema. Este libro de Campomanes es paralelo a la discusión del Consejo de Castilla dónde
se habló si era lícito o no estos límites .La tesis salió derrotada pero aún así lo publicó.
Otro autor asturiano y además gijonés que también utiliza argumentos histórico-jurídicos
es Jovellanos. Tiene numerosos escritos pero el más famoso es Informe sobre la ley agraria.
Los ilustrados ponían un gran hincapié en la reforma de la economía agraria. La tierra es una
fuente de riqueza pero su explotación no es racional y no produce lo necesario por eso hay
que remover obstáculos y sobre esos obstáculos trata la obra de Jovellanos.
En el siglo XVIII y también con intencionalidad política se produce el deseo de aplicar lo que
llaman el Derecho Nacional y con esto quitar importancia al Derecho Romano y al Derecho
Canónico. En cualquier caso se quiere restaurar la vigencia del Derecho Nacional frente al
Derecho Romano y al Canónico porque se considera como un cambio político. Por eso en siglo
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XVIII comienzan a haber manuales de Derecho Español. Dos obras (modestas y de escaso
valor)
1. Ignacio Jordán De Asso y Miguel De Manuel Rodríguez
2. Antonio Fernández Prieto y Sotelo
En la segunda mitad del siglo XVIII proliferan los eruditos que se ocupan de historias
regionales y locales y reúnen documentos en el mayor número posible. Unos de los más
famosos es un montañés aunque afincado en Valladolid, Don Rafael de Florés. Campomanes
promueve la formación de un cuerpo diplomático español y para ello pide la colaboración de la
Iglesia. Para dicha formación hecha mano concretamente de los benedictinos de la
Congregación de Valladolid que destacaban por sus estudios históricos. El más famoso, el
Padre Ibarreta cuya obra nunca se llega a terminar.
En el tránsito del siglo XVIII al siglo XIX entra la Ilustración y el liberalismo hay que citar tres
nombres importantes:
 Antonio de Capmany y Mont Palau (catalán). Este autor se ocupa de las
instituciones medievales
 Juan Sempere y Guarinos. Historia de los vínculos y mayorazgos, del lujo y las leyes
santuarios.
Para los ilustrados un gran inconveniente del progreso de la economía eran los vínculos y
mayorazgos, el conjunto de bienes se heredaban dentro de un círculo familiar y no se podía
vender. Los propietarios no tenían ninguna actividad empresarial. Sobre esta cuestión escribió
Juan Sempere y Guarinos y sobre el lujo y las leyes suntuarias (había un conjunto de reglas que
se ocupaban del vivir y del vestir, unas veces tenían el fin de mantener las divisiones sociales y
a veces tenían como fin proteger ciertos productos nacionales frente a la importación de
productos de lujo internacionales).
Don Francisco Martínez Marina (Oviedo) eclesiástico que aún respetando la tradición se apoya
en el liberalismo y es partidario de las Cortes de Cádiz. Dos obras fundamentales:
 Ensayo-histórico-crítico: Es una obra importante. Se ocupa del antiguo Derecho
español especialmente el Derecho Castellano. Esta obra tiene muy buen criterio y
está muy bien escrita
 Teoría de las Cortes. Se resiste a que la historia se mezcla con la política. Se estudia
las antiguas Cortes españolas y las pretende entroncar con las Cortes liberales, lo
que trata de defender es que las Cortes medievales son igual a las liberales.
Después de Marina hay un periodo oscuro donde la historia del Derecho como las demás
ramas del saber sufren una decadencia fruto de la propia decadencia de España, Francia
ocupará ahora el lugar más importante.
En el s. XVIII, 1767, se produjo una medida: la expulsión de la Compañía de Jesús. Carlos III
expulsó a los jesuitas de España, la mayor orden docente, avanzada y tenían una red colegial
importantísima. Carlos III los expulsó y se cerraron todos sus colegios, con lo que la enseñanza
media en España quedó arruinada. En el s. XIX la enseñanza media en España es pésima
porque no tiene medios ni personal para satisfacer las necesidades de la enseñanza. La
enseñanza universitaria también está en franca decadencia. En el s. XIX se suprime la Facultad
de Teología, la más importante de las facultades españolas. La decadencia de la historiografía
es consecuencia de esa decadencia más general. En este contexto aparecen autores como
12
Cárdenas, Colmeiro y Marichalar. Sin embargo hay un autor que sobresale, tiene una obra que
es una colección de fueros y cartas pueblas, es Tomás Muñoz y Romero.
En el s. XIX hay contraste entre una España en franca decadencia y una Europa avanzada en
ciencias diversas. Después de 1814, en la época de las campañas napoleónicas, se produjo la
restauración del Viejo Orden. La derrota en 1814 supone restablecer las monarquías absolutas,
se da una polémica famosa en la historia del derecho en Alemania entre Thibaut y Savigny. Los
tiempos habían cambiado y esta polémica surge respecto a lo que debe ser el derecho. Thibaut
dice que se debe hacer un código racional y objetivo, Savigny dice que el derecho es fruto de la
idiosincrasia de cada nación, no debe prescindir de la tradición jurídica. Dio lugar a la
formación de la escuela histórica del derecho. Esta escuela da gran valor a la historicidad del
derecho. Esto motivó que los estudiosos del derecho fueran importantísimos para su
evolución. En España influyó precariamente. También en Pedro José Pidal, pero su influencia
fue limitada. La historia del derecho se estudia desde otras perspectivas. Desde la sociológica
Julio Pérez Pujol, desde la comparativista Joaquín Costa.
Después de este período gris de la historia del derecho, aparece una figura importante:
Eduardo de Hinojosa y Naveros, un granadino. Estudió en los escolapios en Granada y sus
estudios universitarios en Madrid. En 1874 se produce la Restauración Borbónica que recae en
Alfonso XII, liberal. Durante los últimos años del siglo XIX hay un período de paz relativa, que
dio lugar a cierta recuperación cultural en España (restauración). Los jesuitas vuelven a España
y fundan centros de enseñanza, incluso centros universitarios, y la universidad también puede
recuperarse. Eduardo de Hinojosa consiguió una cátedra universitaria y marcha al extranjero
para estudiar las técnicas científicas que allí se producen. Allí conoce la escuela histórica del
derecho y cae bajo su influencia. Eduardo de Hinojosa fue un político muy conservador y muy
católico. Retornado a España crea una escuela y corriente historiográfica basada en la escuela
histórica del derecho. Tiene numerosos trabajos de la escuela de la historia del derecho
medieval y un manual de la historia del derecho, porque en estos años se crea una catástrofe
de historia del derecho. A partir de ahí se puede hablar de la escuela de Hinojosa, formada por
discípulos y seguidores. Contemporáneos a él se cita a Rafael de Ureña, Rafael Altamira y
Laureano Díaz Conseco. Discípulos de Hinojosa son José María Ramos Loscertales, Agalo
Sánchez y Claudio Sánchez Albornoz. Estos discípulos tienen, a su vez, seguidores. En 1924 se
funda una revista científica y específica de historia del derecho: Anuario de Historia del
Derecho Español (en el seno de la escuela de Hinojosa, por Albornoz)
Antes de la Guerra Civil se va desarrollando la escuela de Hinojosa y la guerra interrumpe
esta sucesión (mueren, se exilian, otros quedan en España). Entre las figuras que trabajaban en
ello y pertenecen a la escuela de Hinojosa y permanecen en España, es interesante Alfonso
García Gallo. Es equivalente a Hinojosa en el s. XX. Renueva los estudios histórico-jurídicos, se
ocupa de la Edad Media y la Edad Moderna y crea escuela y discípulos que hoy aún viven. De
una corriente historiográfica distinta hay que citar a Manuel Torres López, y su discípulo José
María Pérez Prendes. Otros historiadores del derecho del s. XX son Rafael Gibert, Jesús Lalinde
y José Martínez Gijón.
13
LECCIÓN 2:
LA ESPAÑA PRIMITIVA Y PRERROMANA
1. La situación social en la época primitiva
2. Derecho peninsular. Características generales
3. Medios y fuentes de conocimiento
1. LA SITUACIÓN SOCIAL EN LA ÉPOCA PRIMITIVA
En el siglo III a. C. durante el desarrollo de la II Guerra Púnica los romanos llegan a España.
Hasta entonces España estaba habitada por pueblos muy diversos. Anterior a los romanos no
se sabe nada del derecho en España.
Hacia el año 4000 a. C. comienza el neolítico (período de gran avance cultural) Vienen
pueblos europeos y africanos a España. Aquí se dan culturas de tipo agrícola-matriarcal y
pastoril-patriarcal, y mezcla de unos y de otros. Ya en este tiempo se ve una diferencia cultural
en la península ibérica, el norte es más arcaico, más anticuado; el sur tiene una cultura más
evolucionada.
En el año 1000 a. C. hay una invasión de pueblos indoeuropeos (los celtas entre otros).
Producen cierto avance a la cultura ibérica. El nido de la cultura se centra en el mediterráneo
(Grecia, Fenicia, Cartago, Roma). Por eso el sur y el levante español, son los más
evolucionados.
Los fenicios son los primeros que llegan. Eran un conjunto de ciudades mercantiles y
comerciales por excelencia. Los fenicios fundan en 1100 a. C. la ciudad de Cádiz, y en el siglo
VII a. C. entran en decadencia. A los fenicios les suceden los griegos en el s. IX a. C. que
provienen de distintas ciudades-estado. Los etruscos se establecen también en el s. VII a. C. y
fundan Tarragona. Los cartagineses son unos fenicios establecidos en el norte de África y en el
s. I se establecen en España y derrotan a los griegos, y éstos caen en decadencia. Así, cuando
en el s. III a.C., entran los romanos en España se encuentra un mosaico de culturas y áreas
jurídicas:
-
-
-
Área balear: habitada por marinos y piratas, jurídicamente muy primitivos.
Área nórdica: cornisa cantábrica. Tipo de economía agrícola-matriarcal, más
evolucionada debido a su influencia celta. Su derecho es un ordenamiento
consuetudinario y poco evolucionado.
Área pirenaica: su pueblo más importante son los jacetanos. Cultura pastoril aunque
también conocen la agricultura y metalurgia.
Área celtibérica: entre la cuenca del Ebro y la del Guadiana. Son pueblos mezcla-unión
de celtas y pueblos iberos. Tienen una cultura más evolucionada: ciudades
amuralladas, y derecho más formado y evolucionado.
Área vetónica: Ávila, Salamanca y Extremadura. Los vetones imponían la organización
política a la casta dominada. Parecida al área celtibérica.
Área lusitana: zona de Portugal desde el Duero y parte de Extremadura. Gran
diversidad jurídica.
Área ibérica: vertiente mediterránea. Más evolucionada debido al contacto con
culturas mediterráneas. Conocen la moneda y su economía es importante porque hay
comercio e industria. El derecho es más complejo.
14
-
Área meridional: Andalucía y Murcia. Es el área más evolucionada. Rica
económicamente. El pueblo más importante era Tartessos, o llamados turdetanos.
Habían formado un reino muy importante y famoso en todo el mediterráneo.
Deshecho por los cartagineses hacia el s. VI a. C. Agricultura muy evolucionada, pesca,
moneda, comercio… Ciudades y cortijos amurallados. Conocían la escritura. Es el único
pueblo prerromano del que se tiene noticia que tenían leyes escritas. Parece ser que
estaban escritas en verso.
2. DERECHO PENINSULAR. CARACTERÍSTICAS GENERALES
Es distinto según las tribus y grupos humanos. Había un grupo familiar llamado gentilidad y
un poblado que era la agrupación de varias familias. Eran cerradas y tenían su propio
ordenamiento jurídico y era consuetudinario. Al ser grupos cerrados, a veces se rompía esta ferazón por medio de los pactos de hospicio u hospitalidad y las relaciones de clientela o
patronario.
- Pactos de hospicio: pactos entre individuos, colectividades o ambos. Por ellas se daba
el derecho de un grupo en un individuo extraño. Si era entre colectividades se daban
derecho mutuamente.
- Relaciones de clientela o patronario: no existían fuerzas de orden público y por eso a
veces los individuos desprotegidos buscaban en un individuo extraño la protección. El
que busca la protección se llama cliente y el que la ofrece (individuo poderoso) se
llama patrón. Esta figura era muy común. Había mucha violencia y se requería
protección. Los clientes servían al patrono. El patrono protegía al cliente. Había
prestaciones mutuas. Entre los iberos había una figura peculiar, la devotio ibérica:
relación de patronato o clientela de tipo militar, tenía que servir en guerra. Si el
patrono moría en guerra los clientes debían suicidarse.
Las características generales son la diversidad y el carácter consuetudinario (salvo
Tartessos y estos pactos)
A la costa mediterránea llegaron civilizaciones de oriente. Formaron colonias. Griegos y
fenicios. Es posible que tuvieran leyes, costumbres, jurisprudencia, y que los fenicios pudieran
tener códigos. En el territorio cartaginés había doble derecho, cartaginés e ibérico. El principio
que rige es el de personalidad, en el orden jurídico. El individuo tiene el derecho de su
colectividad, independientemente de dónde habita (ej. pueblos nómadas)
3. MEDIOS Y FUENTES DE CONOCIMIENTO
Sabemos muy poco de ellos. Las dos formas de conocimiento de este derecho serían:
 Inscripciones epigráficas: dos inconvenientes. Algunas escritas en un idioma
íbero que no se domina. Y suelen ser poco locuaces. Suelen aportarnos pocos datos de
orden jurídico.
 Literatura grecolatina: autores clásicos que describen la península ibérica. Nos
dan muchos datos de orden jurídico y político de estos pueblos. Hubo autores en la
península y otros no. Entre los que estuvieron: Julio César, Polibio y Pomponio Mela.
15
Entre los que no: Tito Livio, Estrabón, Diodoso Sículo. Estos autores tienen
inconvenientes respecto a las noticias que transmiten. Los que no estuvieron en
España escriben por referencias de otros. Son escritores del pueblo vencedor. Son de
una cultura grecolatina y por eso no comprende las instituciones indígenas.
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LECCIÓN 3:
LA ESPAÑA ROMANA
(218 a.C. – 476 d.C)
1. Etapas del derecho romano
2. La formación del derecho en Roma
3. El derecho hispano-romano
4. El derecho romano postclásico y el derecho romano vulgar
Algunos autores sitúan el comienzo de esta etapa en el año 218 a. C., que es cuando
desembarca el ejército romano en Ampurias, durante la guerra entre cartagineses y romanos.
Se termina con la expansión tras el sometimiento de cántabros y astures. Comienza en época
de República y termina de incorporarse en época de Imperio.
En el año 476 d. C. Odoacro, rey de los hérulos, destierra el último emperador romano de
occidente, Rómulo Augusto, pero continúa el Imperio Romano de oriente. A finales del s. IV
Teodosio había divido el Imperio Romano entre sus dos hijos. La parte oriental se la dio a
Arcadio y la occidental a Honorio. Lo que desapareció en el año 476 fue el Imperio Romano de
occidente y subsistió el oriental, bizantino, hasta 1453.
1. ETAPAS DEL DERECHO ROMANO
Los reyes visigodos españoles datan sus documentos por los reinados de los emperadores
bizantinos. Aunque cae el Imperio de Occidente la idea imperial de Roma no muere. La
presencia romana en España tiene 3 etapas:
- Romanización cultural (218 a. C. – 73 d. C.)
Etapa preparatoria. En España se da guerra la Guerra Púnica. Roma desembarca en
Ampurias y ataca a Cartago, se queda y se expansiona (Andalucía, Levante, Ebro, Meseta y
Norte en el I a. C.) La conquista definitiva consigue que un territorio de distintos pueblos
luchando entre sí, se convierte en unificado bajo la autoridad del emperador romano. Roma
levanta componentes para tropas, construye ciudades (colonias) para veteranos de ejército,
construye calzadas romanas, reorganiza la población, distribuye tierras…
De momento los habitantes de España siguen viviendo bajo su derecho. El derecho romano
solo es disfrutado por los ciudadanos romanos. La influencia de roma es distinta en algunas
cosas, dependiendo de la coyuntura y del pueblo. Había pueblos más tolerantes con Roma, los
que recibieron la influencia de otras potencias mediterráneas, son más receptivos y avanzados.
En el siglo I había zonas de España totalmente romanizadas y comienza a producirse la
romanización jurídica mediante las concesiones de latinidad y ciudadanía romana. La latinidad
suponía que se regía por el derecho romano en materia de derecho civil, pero no matrimonial
ni político. La ciudadanía suponía que todas sus actividades se regían por el derecho romano.
Roma fue individualmente haciendo estas concesiones y así se fue introduciendo el derecho
romano. Hubo muchas uniones entre españoles y soldados romanos, sus hijos eran latinos,
concedidos la latinidad. Las ciudades eran de varias clases: federadas, regidas por su propio
derecho; libres y estipendiarias, regidas por lo que quisiera el conquistador romano; ciudades
indígenas, que ya existían y cuando recibían el principio de latinidad se equiparaban a las
colonias romanas. Disfrutar del derecho romano se veía como un privilegio.
18
- Romanización jurídica (73 d. C. – 250 d. C.)
Se fija en el 73 d. C. porque el emperador concedió la latinidad a todos los españoles por su
lealtad. Esto y otra medida del emperador Adriano en el s. II, y finalmente la concesión de la
ciudadanía del emperador Caracalla en 212 hace que todos los habitantes de España sean
ciudadanos romanos y se rijan por el derecho romano.
En la práctica el derecho romano siguió de forma distinta según las zonas. En el norte los
pueblos eran menos receptivos. Se construyen villae: explotaciones agrícolas. Gran fomento de
la economía. España era el granero de Roma. También gran importancia a las explotaciones
mineras. Los sistemas jurídicos indígenas se desarticularon. Todos los españoles fueron
abandonando su idioma primitivo y adoptando el latín como lengua usual. Toda España salvo
los vascos. Llego el cristianismo. San Pablo evangelizó España en el s. I. Una teoría afirma que
el evangelizador de España fue el apóstol Santiago. El cristianismo entró en España desde el
principio y con gran fuerza. Se extendió por las zonas urbanas. El campo fue mucho menos
receptivo.
- Derecho postclásico (250 d. C. 476 d. C.)
Se da un reajuste del imperio importante. La estructura republicana va amortiguándose. El
emperador cada vez cobra un poder más absoluto. El cristianismo había sido duramente
perseguido por los césares. Pero al final Roma concede libertad a la Iglesia (313 d. C.) el
emperador Constantino. Se convierte en la religión oficial del Imperio, pero el acto de fe es
libre.
El Imperio, en el s. IV, entra en decadencia. Su parte occidental tiene una decadencia más
profunda, la parte oriental tiene señales de prosperar. A finales del s. IV, Teodosio divide el
imperio en dos partes, la parte occidental a Honorio y la oriental a Arcadio. El Imperio de
Oriente tiene capital en Bizancio y recibe el nombre de Constantinopla. A partir del s. IV la
cultura oriental es más importante que la occidental. En la parte occidental los emperadores
tienen un poder cada vez menor. El ejército romano entra en decadencia y los romanos no
quieren pertenecer a él. Comienza a introducirse elementos y generales bárbaros. La presión
fiscal crece, la seguridad pública decrece, el poder público no puede mantener la seguridad.
Ocurre que los ciudadanos se acogen a la protección de los particulares. Se vuelve a dar las
relaciones cliente-patronario. La inseguridad provoca una regresión del mundo urbano. Sus
habitantes van al campo. Aquí, en el campo, buscan la protección de esos grandes señores
rurales. Estos problemas provocan que los que gobiernan el imperio son esos señores rurales,
con ejércitos privados que sirven para reprimir las bandas de forajidos que recorren el Imperio.
Las clases medias ciudadanas desaparecen y la estructura social se polariza en dos grandes
colectivos: grandes propietarios (honestiores) y las clases más humildes (humiliores).
Hay una crisis total y generalizada en el imperio occidental. Entonces los pueblos bárbaros
que estaban presionando las fronteras del Imperio entraron en él y lo hicieron desaparecer.
2. LA FORMACIÓN DEL DERECHO EN ROMA
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Hasta que se concedió la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, el derecho romano
coexistió con los sistemas jurídicos indígenas. A partir de esto se dejó de coexistir. El derecho
romano tiene dos principios básicos.
El ius honorarium que se compone de los edictos de los magistrados.
El ius civile se compone: 1º de la costumbre, 2º de la interpretación de la
costumbre por los juristas, 3º leyes rogadas por los comicios, 4º leyes dadas
por los magistrados, 5º el senado-consulto, 6º constituciones de los
principios. No hay una regla general que establezca que rige una u otra
norma.
3. EL DERECHO HISPANO-ROMANO
El derecho romano en su puridad solo tuvo aplicación en los territorios itálicos. En las
demás provincias se aplicó el derecho romano-provincial; adaptación a la realidad de las
provincias. En España se dio el derecho hispano-romano: derecho romano aplicado en
concreto a las provincias españolas.
Existen varios tipos de leyes y normas jurídicas aplicadas en España.
1- Las leyes provinciales: establecían el marco jurídico de las provincias. Existió una
norma general, a raíz del año 133 a. C. tras caer Numancia. Esta fórmula o ley
provincial fue revisada para otras provincias españolas: Lusitania, Citerio y Bética.
2- Las leyes de colonia y municipios: de régimen local. Julio César tenía intención de
establecer una ley general, pero se lo impidió su muerte temprana en el Senado.
Esta ley unificaba las diversas leyes locales. Las leyes locales que se conservan en
España son:
1- Lex ursonensis, para Urso (Osuna). A esta colonia Marco Antonio le dio una
norma jurídica. Ésta tiene 3 estratos: 1º el proyecto de ley general local
ideado por César, 2º el otorgamiento hecho por Marco Antonio, 3º una serie
de añadidos del s. I. Se conservan unos bronces del s. I.
2- Lex salpensana y Lex malacitana. Están relacionadas con la concesión de la
latinidad. 81 y 84 d. C. La salpensana al municipio Flavium Lespasianum, y la
malacitana al municipio Flavium Malacitano. De la salpensana se conservan
8 capítulos y de la malacitana 19. Todas son leyes dadas.
Leyes de los distritos mineros
España tenía una riqueza minera importante y los romanos lo explotaron. Los mineros
tenían un régimen jurídico especial en donde se establecía el sistema de explotación. Se
conservan los célebres bronces de Vipasca en la península Ibérica. Se sitúan en Portugal. En
este pueblo se encontraron dos bronces:
- Bronce 1º. Contiene 9 capítulos, son de la época del emperador Adriano (finales del s.
I) y contienen el régimen de arrendamiento de los servicios mineros del distrito de
Vipasca.
20
-
Bronce 2º. Contiene una carta del procurador general de las minas de Hispania o
Lusitania. Al procurador de las minas de Vipasca y tiene una reglamentación general de
explotación d e minas  la lex Adriana. El 2º es de la época de Adriano.
Para España hubo senado-consulto no conservados. Se conservan constituciones imperiales
referentes a España. La más antigua es de Vespasiano. La mayor parte de estas pertenecen al
bajo imperio. Se conservan diversas disposiciones de los gobernadores.
4. DERECHO ROMANO POSTCLÁSICO Y EL DERECHO ROMANO VULGAR
La parte occidental y la oriental toman trayectorias distintas. En occidente el derecho es
más sencillo. Esto es un reflejo de la evolución cultural del imperio occidental. Cada vez tiene
más importancia la facultad legislativa de los emperadores. Va perdiendo importancia la
doctrina de los grandes juristas romanos. El derecho romano penetra en todos territorios del
imperio de forma sencilla. Se mezcló con las costumbres de los territorios. Fue el derecho que
consiguió la romanización intensa. A partir del s. III se da el derecho romano postclásico:
evolución del derecho romano clásico. Esta evolución tiene diversas causas. A partir del s. III el
imperio se organiza como monarquía absoluta, el emperador era el motor legislativo. Los
juristas se convierten en funcionarios del emperador, pero no tienen la calidad técnica de los
grandes juristas romanos. Se arbitran leyes de citas. Servían para saber cual era la norma
aplicable. Como el emperador promulgaba tantas normas se exige que haya uno o varios
tomos que las contengan. Se hacen unos códigos:
- Gregoriano (s. III). Es una obra privada
- Hermogeniano, es obra privada (finales del III principios del IV)
- Teodosiano (año 438) por Teodosio III para el imperio romano de oriente y
adaptado por Valentiniano III para occidente. De estos tres códigos solo tiene
sanción oficial el último.
El derecho postclásico es derecho romano vulgar. El termino es del s. XIX. Es un derecho
que nace de la sociedad. Surge como derecho consuetudinario y parte del derecho romano
vivido realmente y de las costumbres que se dan. Termina por ser recogido por los juristas y
funcionarios del emperador. Este derecho romano vulgar es el que conocen los pueblos
bárbaros que penetran en el imperio. Son derechos paralelos (en el postclásico)
Para concluir, podemos decir que el derecho romano postclásico nace de arriba y el
derecho romano vulgar nace de abajo.
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LECCIÓN 4:
EL ASENTAMIENTO DE LOS VISIGODOS EN ESPAÑA
1. Territorialidad y personalidad del ordenamiento jurídico
2. Las fuentes del derecho hispano-visigodo
3. Las fórmulas visigodas
4. El derecho canónico. La Colección Hispana
1. TERRITORIALIDAD Y PERSONALIDAD DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO
Año 476, muere el último César romano de occidente. Se acaba el Imperio de Romano de
Occidente y hasta el s. XV subsiste el de oriente. Antes del 476 el Imperio Romano estaba en
franca decadencia. A principios del s. V las fronteras eran presionadas por los bárbaros.
Fueron entrando en el imperio los suevos, vándalos y alanos. En tanto, por la frontera oriental
del imperio (Rumania) entró otro pueblo bárbaro: los visigodos (escandinavos, norte de
Europa). Eran paganos. En Rumania fueron evangelizados por un obispo que era cristiano
arriano. El pueblo se bautizó a la herejía arriana. Los visigodos atraviesan el Imperio de oriente
a occidente y, en el año 410, Alarico saquea Roma. Los visigodos continúan hacia el occidente
(Galias). Alarico es sucedido por Ataulfo. Los visigodos raptaron a la hija del emperador
Teodosio, hermana de Honorio (Gala Placidia) y Ataulfo se casó con ella.
En el año 415 penetran por primera vez en España. El ejército romano era muy difícil de
vencer y pactan con los visigodos. En el año 418 hay un pacto entre ambos por el cual los
visigodos abandonan España y se repliegan en Francia y se sitúan en tierras de las Galias, a la
vez que los visigodos se consideran tropas auxiliares romanas, aliados de los romanos. Gala
Placidia es devuelta a Roma y es madre de Valentiniano III. A raíz del tratado, Roma sigue
dominando nominalmente, aunque la fuerza imperial es la visigoda. Éstos ayudan a deshacerse
de otros pueblos bárbaros. Estos pueblos bárbaros son acosados por los visigodos, de tal
manera que los vándalos, suevos y alanos son derrotados. Este tratado romano-visigodo
(Foedus) además de convertir a los visigodos en aliados, hubo un reparto de tierras.
En el 466 los visigodos comienzan a establecerse en España. En el 476 el poder nominal de
Roma desparece y Eurico se convierte en verdadero rey. El reino visigodo es el más extenso y
poderoso de occidente (parte de España y gran parte de Francia). La gran capital visigoda es
Tolosa.
Había un problema muy serio: los visigodos eran una minoría guerrera, pero eran arrianos y
la mayor parte de los habitantes de la Galia e Hispania eran católicos. Disparidad entre
mayoría católica de los provinciales y la corte visigoda. Al norte del Loira, el pueblo franco, se
convirtió al catolicismo. Surgió un problema religioso, porque los galos preferían estar bajo un
rey católico que arriano. Por eso los francos presionan en el norte, se enfrentan con los
visigodos y Alarico II es derrotado en la batalla de Vogladum (Voillé) y los visigodos pierden las
tierras galas. Alarico II y sus sucesores se sitúan en España. Lo mínimo que conservará galo
será la septimania (Galia Gótica). A partir de la derrota de 507 las ciudades imperiales son
Barcelona, Tarragona, Mérida, Sevilla y Toledo (capital).
La monarquía visigoda era electiva, e inestable. Es elegido Atanagildo. Éste llama a los
bizantinos para luchar a su favor y ocupan el sureste de España hasta su expulsión en el año
622. En la segunda mitad del s. VI el reino visigodo es plenamente español. Se da el reinado
de Leovigildo. Derrota a los suevos, cuyo reino (noroeste peninsular) aniquila y desaparece.
22
Acosa a los bizantinos. Funda en Toledo la gran capital visigoda. Data los documentos por su
propio reinado. A Leovigildo le faltaba un factor de unidad: la religiosa. Los visigodos seguían
siendo arrianos mientras que los provinciales hispanos y gálicos seguían siendo católicos. La
discordia religiosa entra en el seno de la familia real: uno de los hijos de Leovigildo
(Hermenejildo) casado con una princesa francesa, se convierte al catolicismo. La postura de
Hermenejildo tiene dos facetas: una política, porque se levantó contra su padre y fue
apresado. Cuando estaba preso en Tarragona se negó a recibir la comunión de un obispo
arriano y por eso fue decapitado. La cuestión religiosa no se arregló en el seno de la familia
real. En el 586 muere Leovigildo, aconsejando a su hijo sucesor Recaredo que se convierta al
catolicismo. En el 589 se reúne el III Concilio de Toledo. Asamblea puramente religiosa de
obispos católicos. Ingresa en él el rey visigodo y toda su corte. Recaredo convierte el pueblo
visigodo al catolicismo, año 589. Con ello se formula el primer texto constitucional español: la
Ley de la Unidad Católica. A partir de ahí los Concilios de Toledo son como las Cortes.
A partir del III Concilio hay una época dorada visigoda. Pero la monarquía visigoda sigue
siendo electiva y esto supone que hay luchas cada vez que hay que elegir un sucesor. Es una
debilidad de esta estructura. En el 410 muere Witiza (rey), hay una lucha entre los partidarios
de sus hijos y los de Don Rodrigo. Al final es elegido Don Rodrigo. Los hijos de Witiza no están
de acuerdo y avisan a los musulmanes del norte de África y traicionan a Don Rodrigo para que
los ayuden. Los musulmanes entran en España en el 711 y derrotan a Don Rodrigo en la batalla
de Guadalete. Muere Don Rodrigo. Deshecho el ejército visigodo. Los musulmanes se
quedaron en España y dominaron toda la península Ibérica. Aquí se acaba el reino visigodo
que no duró ni 300 años.
La presencia de los godos en España supuso que van a convivir dos pueblos con culturas
jurídicas distintas. Los provinciales procesaban el derecho romano vulgar y postclásico. Los
invasores visigodos procesaban un derecho bárbaro consuetudinario. Durante todo este
tiempo (s. V, s VIII) se dan diversas leyes, y los autores discuten si esas leyes eran para
visigodos, provinciales o ambos.
Hay una serie de normas que los autores discuten para quién estaban destinadas.
Derecho visigodo:
Leyes Teodoricianas promulgadas entre 419 y 466.
Edicto de Teodorico. Promulgado después del año 458.
Código de Eurico. En torno al año 476.
Breviario de Alarico. Año 506
Fragmenta Gaudenziana. Primera mitad del s. VI
Ley de Teudis. Año 546
Código de Leovigildo. 568-586
Liber Iudiciorum. 654
El pueblo visigodo, desde que salió de Escandinavia hasta que llegó a las tierras del imperio
tenía un derecho consuetudinario de tipo germánico, por lo tanto era un derecho no escrito.
Cuando los visigodos llegaron a las Galias y a España siguieron con su derecho consuetudinario
y costumbres germánicas mientras que los galorromanos e hispano-romanos se regían por el
derecho romano postclásico y por el derecho romano vulgar, por lo tanto, el Derecho era
personal.
Respecto a los textos visigodos, los autores se distinguen en dos grandes corrientes:
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La teoría tradicional. Ha sido defendida por autores de tipo germanista. Entre
los extranjeros Zeumer Brunner, entre los españoles Hinojosa, Sánchez Albornoz,
Prieto Bances, Galo Sánchez o Pérez Prendes entre otros. Esta tesis tradicional fue
mayoritaria hasta la década de los 40 del s. XX. Según esta tesis tradicional los textos
visigodos rigen según los casos para un pueblo o para otro hasta que se produce la
unificación, pero en principio no hay textos comunes para ambos pueblos, visigodos y
provinciales. Así, el Código de Eurico era un texto sólo para los visigodos, el Código de
Alarico era un código solo para los provinciales, la Ley de Teudis tenía vigencia para
todos, el Código de Leovigildo sólo servía para los visigodos, aunque tenía voluntad
unificadora y finalmente el Liber Iudiciorum servía para todos, visigodos y provinciales.
La teoría revisionista. García Gallo, a partir del año 1941 impone una revisión a
esta teoría tradicional y afirma que los textos son comunes para ambos pueblos,
visigodos y provinciales. Dice que ya eran comunes las Leyes Teodoricianas y que un
código posterior derogaba al anterior.
El pueblo visigodo era el más romanizado de los bárbaros, pero aun así se mostraba
muy germano. Por eso los códigos son de signo tan distinto. El Código de Eurico era un
texto que trataba de proteger el legado bárbaro, porque Eurico era un caudillo muy
celoso de su origen godo. El Código de Alarico sería un texto muy romanizado porque
con él quería atraer a la población católica de las Galias. El Código de Leovigildo
también será romanizado, pero orgulloso de su tradición conservará restos de su
tradición visigoda. El Liber Iudiciorum será un texto común para ambos pueblos
cuando ya se produce la unificación religiosa y cierta equiparación entre visigodos y
provinciales. Por eso el carácter más romanista o germanista de los textos visigodos
vendría justificado por las circunstancias políticas.
Esta teoría de Alfonso García Gallo fue seguida por otros autores y matizada de otra
forma por autores como D’Ors, que afirma que el Breviario de Alarico no derogó el
Código de Eurico, sino que el Breviario era una obra de enseñanza.
Tomás y Valiente concluye que son territoriales las Leyes Teodoricianas, el código
de Eurico, el código de Alarico, la Ley de Teudis y naturalmente el Liber Iudiciorum. El
Código de Leovigildo es una reforma del Código de Eurico, y no hay conclusiones
respecto al Edicto de Teodorico y a los Fragmenta Gaudenziana.
2. LAS FUENTES DEL DERECHO HISPANO-VISIGODO.
En una primera época los visigodos tenían sus reinos más importantes en la Galia y su
capital en Tolosa. A partir de la 1ª mitad del s. VI los visigodos forman un reino
fundamentalmente hispano e ibérico. Por eso, al hablar del derecho visigodo vamos a hablar
de una primera etapa que es fundamentalmente francesa.
- Etapa gálico-tolosana
o
Leyes Teodoricianas: llamadas así por ser promulgadas por Teodorico I y II. No
se sabe la fecha de su promulgación. Entre los años 419-466. Son leyes que
hablan del reparto de tierras entre provinciales y visigodos.
o
Edicto de Teodorico. Tradicionalmente no se ha atribuido a un rey visigodo,
sino a un rey ostrogodo. Los godos era un pueblo con dos grandes ramas
24
(visigodos y ostrogodos) Hay autores que dicen que pertenece a Teodorico II
Rey Ostrogodo y otros al Visigodo.
Álvaro D’Ors afirma que el que promulgó este edicto era una autoridad:
Magno de Narbona. La fecha según D’Ors es 458 o 459. Éste edicto está
compuesto por más de 150 textos de derecho romano postclásico.
o
Código de Eurico. San Isidoro afirma que Eurico es el primer monarca
legislador de los visigodos, aunque esto no sería exactamente cierto, sino que
Eurico fue el primero que promulgó un código y no una serie de leyes simples.
La fecha es posterior al año 476 (cae el Imperio Romano de Occidente). En
este año los visigodos ya perdieron el sometimiento al Emperador de
Occidente, y el caudillo visigodo se convierte en un auténtico soberano y a raíz
de esto promulga este texto, con vestigios romanistas, pero profundamente
romanizado. Parece que en él intervinieron conocedores del derecho romano
como León de Narbona. Se le puede considerar como un exponente del
derecho romano vulgar, no del postclásico.
o
El Breviario de Alarico. Año 506. Texto profundamente romanizado. Texto del
derecho romano postclásico. Compuesto por leges y por iura. Las leges
proceden del Código Teodosiano y también de emperadores posteriores. Los
iura son textos de juristas romanos: de Paulo, Papiniano, Gayo. También
incluye constituciones de los códigos Gregoriano y Hermogeniano. No están
entre las leges y los iura porque no tenían sanción oficial.
El Código de Alarico, o Breviario, fue promulgado en una asamblea de obispos
y condes en una población francesa: Aduris, bajo la presidencia del conde
Goyarico y firmado por una serie de autoridades, entre ellos un tal Aniano. El
rey Alarico lo remitió a los diversos condes del reino, entre ellos a Timoteo.
En Francia hasta el s. X fue un texto jurídico fundamental.
o
-
Los Fragmenta Gaudenziana. Fragmentos descubiertos por un sabio italiano
Gaudenzio. Parece que fueron redactados en la primera mitad del s. VI. Están
relacionados bien con el Edicto de Teodorico, bien con el Código de Eurico.
Tratan de cuestiones de derecho penal y procesal y prueban que aunque cayó
el reino francés visigodo, durante el s. VI siguió rigiendo allí el derecho
visigodo.
Reino post-tolosano (reino visigodo español)
o
Ley de Teudis. Ley de costas procesales. Año 546. En esta ley se manda que se
incluya el texto de esta norma en el lugar correspondiente del Breviario de
Alarico, de tal manera que está en los ejemplares españoles del Breviario pero
no en los franceses.
o
Código de Leovigildo. También Codex Revisus. Leovigildo fue uno de los
grandes reyes visigodos. Es una modificación o revisión del Código de Eurico.
Sus rasgos son que tenía un carácter moralizante, favorece los intereses del
fisco, y fue otorgado entre los años 568-586. Promulgado por Leovigildo en un
deseo de unificar jurídicamente el reino. Conserva algunos vestigios
germanistas. Había intentado unificar el reino sobre el código y sobre el
arrianismo, pero no lo consiguió. Quiso establecer una monarquía dinástica,
sucesoria, sobre su familia, pero tampoco lo consiguió. A Leovigildo le sucedió
Recaredo, que se convirtió al catolicismo, y este y su sucesor Sisebuto
25
legislaron poco. Sus sucesores Chindasvinto y su hijo Recesvinto, si legislaron
profundamente. Bajo el reinado de Recesvinto en el año 654 se reunió en
Toledo el VIII Concilio, y se promulgó el texto más importante del derecho
visigodo, el Liber Iudiciorum.
o
Liber Iudiciorum. Esta divido en 12 libros. Cada uno divido en títulos y cada
título en leyes. La mayor parte de las leyes son de Chindasvinto y Recesvinto.
Las leyes de Recaredo y sus sucesores tienen el nombre del rey al principio.
Hay unas leyes que reciben el nombre de antiqua, procedentes del Código de
Eurico. Otras leyes se llaman antiqua enmendata, que proceden del Código de
Leovigildo. Hay otra serie de leyes que no tienen ni nombre de rey ni estos
rótulos, y son las procedentes del Código de Eurico, aunque muy manipuladas.
Es un texto común para todos los habitantes del reino visigodo, esto es una
máxima sin discusión porque todos los autores están de acuerdo en ello. Texto
profundamente romanizado, incluso tiene influencia de la legislación del
derecho romano justinianeo, aunque conserva algunos rasgos germánicos.
Estos textos legales, como el Liber Iudiciorum, pronto se hacían viejos porque
iban apareciendo nuevas leyes, por eso se hizo una revisión en el año 681, en
el XII Concilio de Toledo, y se hizo bajo el reinado del monarca Ervigio
(redacción ervigiana). Se añadieron leyes de Ervigio y de Wamba. Se aprecia en
esta redacción un carácter antijudaico, y se manifiesta el deseo de
colaboración entre el estado visigodo y la Iglesia.
En el año 693, y en el seno del XVI Concilio de Toledo, siendo monarca visigodo
Egica se proyectó otra reforma del Liber Iudiciorum, pero fue mucho más
limitada.
A finales del s. VI se promulgan las Vulgatas, del Liber Iudiciorum. Se le añadió
un título preliminar y había varios ejemplares, de tal manera que no coincidían
unos con otros, pero sirvieron para popularizar y arraigar la vigencia de este
texto legal.
3. LAS FÓRMULAS VISIGODAS
Son unos textos a manera de plantillas o modelos que sirven para redactar los actos de
aplicación del derecho, como ventas, permutas, donaciones, dotes, liberaciones de esclavos…
De estas formulas visigodas se conservan dos colecciones. Una es la encontrada por Ambrosio
de Morales en Oviedo en la 2ª mitad del s. XVI. Ambrosio era un sacerdote cordobés que fue
recorriendo los archivos de Castilla y de León. En Oviedo fue el archivo más rico que encontró,
y entre ellos encontró un códice con estas formulas visigodas. La colección de Oviedo está
compuesta por más de 40 formulas. Deben ser de los primeros años del s. VII. A un núcleo
original de fórmulas se le debieron añadir otras antes de la promulgación del Liber Iudiciorum.
Sin embargo al texto jurídico que aluden es al Código de Alarico (Breviario). Son unos textos
profundamente romanizados y comunes para todos, provinciales y visigodos. Lo que
demuestran es el derecho realmente vivido en la España de aquel tiempo.
La otra colección la encontró Gaudenzio y es el manuscrito de Holkham y es una colección
mucho más modesta porque solo tiene dos fórmulas visigodas. En una de estas fórmulas se
refiere a la prueba del agua hirviendo y del hierro candente.
26
4. EL DERECHO CANÓNICO. LA COLECCIÓN HISPANA
La implantación del cristianismo en España fue muy rápida. El cristianismo se expandió muy
tempranamente, de tal manera que en época romana se puede considerar que España estaba
ya evangelizada. La Iglesia enseguida se organizó jurídicamente y tenía su propio
ordenamiento para regir aspectos internos de ella. Este ordenamiento se llama derecho
canónico, porque sus leyes se llaman cánones.
Desde el principio estaba formado por dos fuentes: por una parte estaban los decretos y
cánones de los concilios, podían ser de toda la Iglesia, o sólo de una nación (nacionales), o de
una provincia eclesiástica (provinciales); por otro lado estaban las cartas o epístolas de los
papas.
Pronto se formaron colecciones para reunir todo este derecho tanto en oriente como en
occidente. En España también se formó una de las colecciones más importantes de Europa: La
colección Hispana. Ésta colección canónica la formó San Isidoro, arzobispo de Sevilla, entre los
años 633-636. Estaba compuesta por epístolas pontificias y por cánones de los concilios
(griegos, africanos, galicanos y españoles). Pocos años después esta colección se ordenó
sistemáticamente. Bajo el reinado del rey Hervigio fue remodelada, posiblemente por San
Julián. A finales del s. VII o principios del s. VIII se redactó una versión vulgata. El texto de la
redacción canónica hispana es el más importante de su tiempo. Y al igual que al Liber
Iudiciorum fue muy utilizada en la Alta Edad Media.
27
LECCIÓN 5:
ESPAÑA MUSULMANA
1. El Islam español y la tradición jurídica anterior
2. Sistema jurídico musulmán. Rasgos y evolución
3. La recepción en España de las escuelas jurídicas
4. El sistema de fuentes
5. La pervivencia del orden romano visigodo. Los mozárabes
1. ISLAM ESPAÑOL Y LA TRADICIÓN JURÍDICA ANTERIOR.
El problema de la monarquía visigoda era su inestabilidad por el carácter electivo de los
reyes. Leovigildo había intentado consolidar la realeza visigoda en su propia familia pero no
fue posible. La crisis final ocurrió a principios del s. VIII, cuando a la muerte de Witiza se elige,
en contra de los deseos de los witizianos, rey a Don Rodrigo. La elección de éste supuso un
enfrentamiento entre la familia de Witiza y los partidarios de Don Rodrigo. La familia de Witiza
se puso en contacto con los musulmanes del norte de África. El reinado visigodo se extendía
por los territorios del norte de África. En Ceuta había un gobernador visigodo que regía esta
ciudad y que se puso al lado de los witizianos y de los musulmanes, y facilitó el tránsito por el
Estrecho de Gibraltar del ejército musulmán para entrar en España. Así pues el ejército
musulmán entra por la actual provincia de Cádiz y Don Rodrigo se entera (éste está en
Pamplona subsanando una sublevación vascona) y se desplaza hacia el sur con su ejército y en
Guadalete se enfrentan ambos ejércitos. El triunfo de los musulmanes es definitivo y la ruina
del reino visigodo también. Esta derrota supone el fin de la época visigoda y toda la península
es ocupada por los musulmanes, incluso las montañas del norte. Con esto se produce una
ruptura cultural en España.
En un principio la España musulmana depende del Califato de Damasco. A mediados del s.
VIII se independiza y forma un emirato independiente, bajo la autoridad de una familia
musulmana de la primera esfera, los Omeya. Se produce una pugna entre los Omeya y los
Abasíes, y los primeros son masacrados en Damasco, pero Abderrahman (omeya) escapa y
funda en España un Emirato Independiente del nuevo Califato, en Bagdad, bajo los Abasíes. En
el s. X se convierte en Califato, la suprema autoridad política en el mundo musulmán. Llamado
Califato de Córdoba, que se considera sucesor de Mahoma, y que dura un siglo, hasta el s. XI.
Al caer el Califato se desintegra y se forman diferentes reinos (Taifas). En los siglos siguientes
la España musulmana se integra y desintegra en varias ocasiones. La decadencia definitiva
ocurre a raíz de la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212. El rey Alfonso VIII de Castilla
derrota a los musulmanes y con esto comienza la definitiva decadencia del Islam español. El
Islam está divido en diversos reinos de Taifas y el último de éstos es el de Granada. En 1492 es
reconquistado por los Reyes Católicos. Con esto se termina la presencia política del Islam en
España. Pero esto no supone el fin de la presencia social musulmana en España. En 1609 el rey
Felipe III expulsa a los musulmanes que habían quedado en España definitivamente.
Los musulmanes que entraron en España derrotando a los visigodos eran muy pocos árabes
y sirios, eran principalmente bereberes (norte de África). Ante la presencia de un poder
extraño y religiosamente distinto pero con un afán proselitista enorme los españoles toman
diversas alternativas: unos conservan su fe y su derecho (mozárabes); otros reniegan de su
cultura y de su fe (renegados o muladíes). Los mozárabes eran en principio muy numerosos
pero cada vez fueron menos, conservando incluso su lengua, aunque con el tiempo se
28
asimilaron a la lengua y cultura islámica, pero siempre conservando su fe católica, su derecho
canónico de la Colección Hispana, y el Derecho Civil contenido en el Liber Iudiciorum.
Terminaron por ser unas minorías primero toleradas pero después perseguidas. En el s. X
fueron particularmente duras las persecuciones contra los mozárabes en Andalucía. Ello hace
que muchos de ellos emigren al norte (Reino de León).
La cultura islámica que traen los musulmanes era poco original, de varias procedencias. El
Islam nace en Arabia (desierto), por lo tanto no había grandes civilizaciones, simplemente
predominaba un elemento religioso muy importante, pero con una cultura muy pobre, que
adoptó formas culturales de las civilizaciones que conquistó. La cultura jurídica islámica en
España barrió la cultura jurídica anterior. La islámica esta teñida del credo religioso, basada en
el Corán (mezcla de principios cristianos, hebreos y de las costumbres arábicas). El
establecimiento de un poder islámico en España supone que este credo pasa a ser el credo
oficial en la Península Ibérica. En los s. XIII y IX, los juristas musulmanes (alfaquíes) sistematizan
los principios de Mahoma con otros principios bizantinos o persas, y crean lo que se llama la
ciencia del fiqh. Por lo tanto, la ciencia del derecho en el mundo musulmán nace como una
rama de la teología. Por ello forman un sistema jurídico muy rígido, aunque los aspectos
políticos son más flexibles.
2. EL SISTEMA JURÍDICO MUSULMÁN. RASGOS Y EVOLUCIÓN.
El Corán recoge las enseñanzas de Mahoma y fue terminado a mediados del s. VII. Hay
pocos pasajes que sean de materia jurídica propiamente dicha, por lo tanto, esta materia es
insuficiente. En los s. VII y VIII se va formando un derecho de libre arbitrio, de influencias muy
diversas y construido por analogía. Los gobernantes se rigen por este derecho que no se
inspira en Corán, sin embargo los juristas están apegados a este libro. Los juristas construyen
normas consuetudinarias de acuerdo con el Corán. Ahora esta labor de los juristas se hace con
cierta independencia según las zonas. Se va elaborando lo que se llama la Sunnah: “lo que se
hace por todos”. Es como una costumbre inmemorial, que termina por atribuirse a los tiempos
primeros del Islam, incluso al propio profeta mahoma, y se llama tradición oral o hadit. Ante el
problema de que los gobernantes se muestran un tanto independientes hay dos formas de
islamizar el derecho, y esta islamización del derecho se hace por dos corrientes:
tradicionalistas (los del hadit) y racionalistas. Tradicionalistas se ciñen a la tradición oral.
Como hay diversas tradiciones orales, a partir del s. VIII se forman colecciones. Como hay que
depurarlas para fijar lo que hay de verdad en ellas, surge la ciencia del hadit. Los racionalistas
utilizan la Sunnah, el Corán y el razonamiento lógico. Paralelo al desarrollo de la ciencia del
hadit, se desarrolla también la ciencia del fiqh, que es la ciencia propiamente jurídica nacida de
la teología. Estos alfaquíes o juristas musulmanes forman escuelas distintas. Todas son
perfectamente ortodoxas, pero construyen sus normas jurídicas de forma distinta según los
elementos que utilizan. Las principales escuelas son Hanifíes, Malikíes, Safíes, Hambalíes.
3. LA RECEPCIÓN EN ESPAÑA DE LAS ESCUELAS JURÍDICAS.
Salvo la primera (Hanifíes), las demás escuelas tienen una temprana difusión en la
península. Vienen juristas orientales a España y a su vez van viajeros españoles a oriente. Los
contactos culturales son por lo tanto constantes y hacen que en España (salvo los Hanifíes,
fundada por Hanifa) tengan mucha difusión. De todas las escuelas jurídicas la que tuvo mayor
29
influencia en España fueron los Malikíes. A lo largo del s. VIII se extendió esta escuela por la
España musulmana y tuvo gran apoyo por parte de las autoridades omeyas. Esta razón política
se debia a que uno de los expositores de la Escuela Malikí era enemigo declarado de los
Abasíes, y por eso la simpatía de los emires omeyas españoles por esta escuela. También se
puede decir que los Safíes tuvieron escasa implantación y se les persiguieron.
4. EL SISTEMA DE FUENTES
A principios del s. X el sistema jurídico musulmán estaba ya construido. Cada escuela tenía
ya su construcción jurídica. Los juristas ya no trabajaban sobre las fuentes, sino sobre obras
doctrinales. La escuela malikí fue la que tuvo más influencia en España, y su sistema de fuentes
es (raíces del derecho):
- Corán o revelación explícita.
- Suna o revelación implícita
- Opinión común (iyma’a). Es una revelación difusa que se expresa en la opinión de los
doctores de la escuela. Incluso se forman colecciones de los dictámenes de los juristas
importantes y también de las sentencias de los tribunales. Su obra más importante es
El camino fácil, cuyo autor es el fundador de la escuela.
- Analogía (qiyas)
5. LA PERVIVENCIA DEL ORDEN ROMANO VISIGODO. LOS MOZÁRABES.
A pesar de la ruptura cultural, la tradición se conservó en las minorías mozárabes que
vivieron en la España musulmana. Todas las grandes ciudades de la España musulmana tenían
su minoría cristiana, mozárabe: Toledo, Córdoba o Sevilla. Terminaron por islamizarse
exteriormente pero conservaron su fidelidad a la religión y derecho romano visigodo. Se
rigieron en lo canónico por la Colección Hispana que incluso fue traducida al árabe. Tenían su
propia jerarquía eclesiástica, los obispos. Conservaron la vigencia del Liber Iudiciorum. A partir
del s. IX y X el número de mozárabes disminuyó por las persecuciones que padecen en
Andalucía, entonces se ven obligados a huir al norte (al Reino de León) y allí llevan los
ejemplares del Liber Iudiciorum, por eso León es un foco del derecho romano visigodo. La
influencia entre el derecho cristiano y el musulmán en España es muy pequeña, se reduce a
unas costumbres agrarias e industriales e incluso algunas prácticas políticas y administrativas.
Pero en el conjunto de derecho el influjo mutuo es mínimo. Los mozárabes, dentro de la
comunidad islámica, se ven obligados a aceptar el derecho público musulmán, de tal manera
que su situación depende la voluntad del gobernador musulmán. En ocasiones existía un
tratado o amán que regulaba la situación mozárabe en la sociedad islámica. Los mozárabes
tenían sus lugares de culto, iglesias, sacerdotes y obispos. Se regían en lo eclesiástico por los
cánones de la iglesia cristiana. En el código civil tenía su propio jefe, que se llama comes, y
entendía de todas las cuestiones internas de la comunidad mozárabe. Las relaciones de los
mozárabes entre sí se regían por el derecho visigodo, Liber Iudiciorum, pero no evolucionó ni
se renovó. Las relaciones entre un mozárabe y un musulmán se regían por el derecho
islámico, y las cuestiones de derecho penal o criminal también.
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LECCIÓN 6:
LA ESPAÑA CRISTIANA ALTO-MEDIEVAL
1. La herencia romano-visigoda y la nueva configuración político-social.
2. La costumbre
3. Las decisiones judiciales
4. Los actos privados. Los actos particulares como creadores del derecho
5. Disposiciones legales, generales y particulares.
1. LA HERENCIA ROMANO-VISIGODA Y LA NUEVA CONFIGURACIÓN POLÍTICO-SOCIAL
La invasión islámica del año 711 supuso la destrucción del reino visigodo y la destrucción
de la unidad política que se había formado bajo Roma y que había continuado en época
visigoda. Los musulmanes invadieron toda España e incluso llegaron a las montañas del norte,
pero pronto surgieron allí brotes de réplica, de resistencia a la invasión islámica. La cultura
islámica era extraña y exótica a la española, nada tenían que ver. Se daba además la
circunstancia de que en todos los territorios donde surgió la resistencia al poder islámico eran
territorios poco romanizados, salvo el caso de Cataluña. En un principio, por lo tanto, el
rechazo al invasor islámico, nació del deseo de independencia frente a cualquier poder
extraño. Pero muy pronto, estos brotes de resistencia, sobre todo el astur, se fijó en la idea de
restaurar la vieja unidad romano-visigoda, la monarquía de los godos. Sin embargo, al ser
brotes diversos la unidad política tardaría siglos en realizarse, aunque a lo largo de la Edad
Media hubo intentos de imperio hispánico, una unidad política superior. Los brotes de
reconquista son varios, surgen en territorios del norte, generalmente montañosos, en donde la
geografía favorece la resistencia frente al Islam, y el primero de ellos es Asturias. Éste era un
territorio poco romanizado, y parece que a raíz de la derrota musulmana se refugiaron nobles
visigodos, entre ellos Pelayo. En un principio parece que más o menos convivían con la
autoridad musulmana, pero a partir del año 718 comenzó la resistencia frente a la autoridad
islámica y esta resistencia fue protagonizada por estos nobles visigodos refugiados en Asturias
e indígenas aliados.
En el año 722 se da la batalla de Covadonga, hecho real e histórico. No fue una gran batalla
pero sí lo suficiente para que los musulmanes se retiraran de Asturias. Fue el nacimiento del
Reino Astur, y Pelayo proclamado caudillo del reino, que nació bajo el signo de la cruz, del
cristianismo, para oponerse al poderosísimo Islam español. Este reino de los astures enseguida
entró en relación con una antigua autoridad visigoda que era Pedro, Duque de Cantabria. Lo
cierto es que con su hijo Alfonso se casó una hija de Pelayo, Hermesinda. De tal manera que a
una originaria resistencia visigoda indígena, se une este elemento visigodo, porque la
monarquía asturiana terminará por consolidarse sobre la descendencia de este Pedro, Duque
de Cantabria. Con los sucesores de Pelayo, el pequeño reino de Asturias se va engrandeciendo.
Se reconquista en la parte oriental la llamada tierra Bardulia, que es la actual Castilla, también
Galicia y la cuenca del Duero. El reino de Asturias sale de sus fronteras naturales y alcanza su
momento de mayor esplendor bajo el rey Alfonso III el Magno. Poco después, la corte que
residía en Oviedo, se traslada a León a principios del s. X. Con lo cual, el viejo Reino de Asturias
se convierte en Reino de León. De este reino dependía el condado de Castilla. En el siglo XI el
condado de Castilla es transformado en reino. Varias veces se unen y se separan, y
definitivamente se unen ambos en 1230 con Fernando III El Santo, rey de Castilla y León. Se
forma la Corona de Castilla, que terminará la reconquista española en 1492 con la
32
recuperación del reino de Granada. Por lo tanto, del viejo reino de Asturias surgirá la Corona
de Castilla, la más importante de todas las coronas españolas.
Más al oriente del núcleo astur al que se incorpora el núcleo cantabro, tenemos que
mencionar a Navarra. En el Pirineo Navarro-Aragonés y parte del actual País Vasco, convivían
dos pueblos distintos: en Navarra y Guipuzcoa vivían los vascones, un pueblo pagano, mientras
que en las comarcas del alto Aragón, habitaban los gascones, que eran cristianos. Todo este
territorio quedó bajo dominio islámico, a ello contribuyó la cooperación de muladíes. Sin
embargo en Navarra pronto surgió la resistencia frente al invasor, aunque en un principio son
caudillos no cristianos. En el s. IX se cristianiza por fin Vasconia, y se establece una dinastía real
en el denominado Reino de Pamplona. El Reino de Pamplona llegará a ser un gran reino
peninsular con Sancho III, que no solo reina en Navarra sino en Castilla y Aragón. Navarra, sin
embargo, a partir del s. XIII, se vinculará estrechamente a Francia y será gobernada por
dinastías francesas. Participan en la batalla de las Navas de Tolosa, pero para entonces ya
estaba encajonada entre Aragón y Castilla y carecía de frontera respecto al Islam, por lo tanto
la labor de la reconquista en Navarra ocupará con el tiempo un lugar secundario. Navarra se
vinculará a Francia donde sus reyes tendrán señoríos. Navarra seguirá su historia por sí, hasta
principios el s. XVI, en que se une a la Corona de Castilla. El siguiente foco de resistencia es el
Pirineo Aragonés. También fue ocupado por los musulmanes sin apenas resistencia. Los
cristianos apostataron de su fe generalmente, e incluso pagaron tributos a la autoridad
musulmana. Había tres zonas muy definidas: el territorio propiamente de Aragón (antigua
Jacetania); la zona de Sobrarbe; y la zona de Ribagorza. De momento Aragón es un condado. Al
final se unirán los tres condados. Y en el s. XI estos territorios se convierten en Reino de
Aragón. En el s. XII el gran rey aragonés, Alfonso I el Batallador reconquista Zaragoza, y en el
mismo siglo se unen el Reino de Aragón y el condado de Barcelona, y formarán la Corona de
Aragón, unidos por el matrimonio entre la princesa Petronila de Aragón y el conde de
Barcelona Ramón Berenguer IV. En el s. XIII se reconquistarán los reinos de Valencia y de
Mallorca. Y con eso se formará una gran entidad política: Corona de Aragón formada por el
Reino de Aragón, Condado de Barcelona, Reino de Valencia y Reino de Mallorca. La corona de
Aragón se unirá a la Corona de Castilla a finales del s. XV con los Reyes Católicos.
El último foco de resistencia es Cataluña, que estaba muy romanizado. En Cataluña pronto
se formó la Marca Hispánica, que ocupaba la zona sur de Francia y la zona norte de la actual
Cataluña. Era un territorio defensivo del reino de los francos, sus habitantes eran llamados los
españoles. Este territorio no era independiente, sino que dependía del reino de los Francos,
estaba al mando de un duque con titulo de marqués. A principios del s. IX se reconquistó
Barcelona, 801. Pronto surgió un foco de lucha contra los reinos francos. Estos catalanes se
hacen independientes de la autoridad franca, aunque nominalmente siguen dependiendo de
su reino. Cataluña estaba formada por diversos condados: Barcelona, Gerona, Pallars, Urgel,
Ampurias, Rosellón y otros. Todos estos condados terminaron por unirse al de Barcelona. En el
s. XII al unirse el condado de Barcelona con el Reino de Aragón se formó la Corona de Aragón.
En el s. XIII se incrementará con dos nuevos territorios, Valencia y Mallorca. Con lo cual, se
forma aquí otra gran entidad política paralela a la Corona de Castilla. Ambas se unirán
definitivamente a finales del s. XV con el matrimonio de Fernando e Isabel los Católicos, reyes
de Castilla y Aragón.
A principios del s. XVI se anexionará a la Corona de Castilla el Reino de Navarra. Con lo cual,
con los Reyes Católicos se produce la unidad nacional. De momento no se produce la unidad
peninsular porque Portugal quedará al margen de esta cohesión territorial. La unidad
peninsular se producirá con Felipe II, en 1580, pero durará poco, se romperá en 1640. La
España de la reconquista se caracteriza por la fragmentación política, frente a la unidad
33
romano-visigoda, va a haber distintos reinos, aunque siempre existirá la conciencia de la
pertenencia a una misma nación española, y siempre existirá el deseo de restaurar la antigua
unidad. La Reconquista fue una labor de ocho siglos que buscaba el restablecimiento de la
antigua unidad romano-visigoda. No era una guerra de agresión frente a un extraño, sino una
labor de recuperación y restauración, por eso se insiste en los lazos de unión y de continuidad
entre la España visigoda y la España de la Reconquista.
Paralela a la labor de la Reconquista, está la labor de repoblación. Así se tuvo que acometer
una labor tanto o más importante que la propia reconquistadora. La repoblación tiene varias
etapas:
-
Primera etapa (s. VIII – primera mitad s. XI). Es la etapa más interesante de la
repoblación. Entre los pequeños territorios cristianos del norte y la España
musulmana había una franja devastada y escasamente poblada (zona del valle del
Duero). La repoblación en este caso se organiza por los reyes asturleoneses, por
los reyes francos, por los condes catalanes, pirenaicos o castellanos. Había una
repoblación oficial. Llevaban gente para poblar los nuevos territorios, creaban
villas y ciudades, y organizaban el país reconquistado. Había otra repoblación
espontánea, ésta la mandaban obispos y abades. Se formaban iglesias y
monasterios y en torno a ellos se iba fijando población, de tal manera que muchas
fundaciones de estas iglesias son el origen de muchas ciudades y poblaciones
distintas. Dentro de esta repoblación espontánea también cabe la repoblación por
familias y grupos de individuos, que no están comandadas ni por un rey ni conde
soberano, ni tampoco por un obispo o abad, sino que de forma privada y particular
se dirigen a las tierras recién conquistadas y se sitúan en ellas. Esta repoblación
privada es característica de Castilla La Vieja. De esta manera, la repoblación hasta
mediados del siglo XI, da lugar a distinta tradición jurídica en cada territorio. Así,
por ejemplo, asturianos y gallegos repueblan León, cántabros y vascones
repueblan La Rioja y Castilla La Vieja, y gentes del Pirineo repueblan Aragón y
Cataluña. Como estos pueblos tenían distinta tradición cultural y distinto grado de
romanización, los territorios que repueblan se perfilan, según este legado,
jurídicamente de forma distinta.
-
Segunda etapa (segunda mitad s. XI – primera mitad s. XII). Se hace sobre
territorios poblados, incluso donde hay ciudades grandes (Toledo, Huesca,
Zaragoza, Lérida o Tarragona). La repoblación es menos interesante desde el punto
de vista histórico, porque es menos innovadora. La repoblación es dirigida por
príncipes o soberanos, pierde su espontaneidad. La población musulmana no toda
se va, queda mucha de ella, que son los que se llamaran moriscos o mudéjares. La
población cristiana que va a estos territorios es menor, y viene población europea
a poblar estos territorios, los francos.
-
Tercera etapa (primera mitad s. XII) Primero se reconquista la Mancha y
Extremadura. Se conquista el valle del Guadalquivir, su hijo Alfonso X conquista
Murcia y algunas tierras Andaluzas. En la parte oriental de la península, en Aragón
o Cataluña, los reyes de Aragón, conquistan el bajo valle del Ebro, la zona de
Teruel, y el rey Jaime I reconquista los reinos de Valencia y Mallorca. En el s. XIII
termina la Reconquista las coronas de Aragón y Portugal. De tal manera que
Aragón comienza su expansión por el mediterráneo y Portugal en el s. XIV se
expandirá por el Atlántico. De momento, es Castilla la potencia que se encarga de
continuar la obra de la reconquista, y con ello expulsar definitivamente al Islam de
34
España. Este doble fenómeno, reconquista y repoblación, será decisivo a la hora
de configurar jurídicamente la península ibérica. Habrá zonas donde se conserva la
tradición romano visigoda muy viva, como León, Cataluña o Toledo, y habrá zonas
en las que no existe esta tradición jurídica o es muy leve, como es en Vascongadas,
Castilla la Vieja y el Pirineo. En un principio estas sociedades de la alta edad media
hasta el s. XIII son sociedades muy simples y rudimentarias, con un derecho
elemental y sumamente sencillo. Políticamente se organizan de una forma muy
simple y en un principio los reyes intervienen muy poco en lo que es la
organización jurídica de la sociedad. Los reyes se ocupan sobre todo de la lucha
contra el Islam.
2. LA COSTUMBRE
Es la fuente más importante. Posiblemente la única excepción es Cataluña, donde se dio la
continuidad del Liber Iudiciorum. En los demás territorios la costumbre es la fuente más
importante jurídicamente. Los príncipes intervenían poco en ésta materia jurídica. La
costumbre recibe el nombre de consuetudo, usus, o foro. Las costumbres son principalmente
de predominio local. La costumbre rige en un territorio muy limitado, en una localidad, en un
valle, o en una comarca. Apenas hay costumbres de carácter general.
Costumbre es un uso reiterado con fuerza vinculante. Sin embargo en la Alta Edad Media
no hay un concepto claro de costumbre, y por eso a veces se llama costumbre a los privilegios
reales o a las disposiciones de los príncipes. Posiblemente porque con el nombre de
costumbres se les daba más prestigio. En muchas ocasiones, al hablar de las costumbres se
habla de su antigüedad o veteranía. Por lo tanto, la costumbre tenía más valor cuanta más
antigua fuera. San Isidoro había establecido una serie de requisitos para que la costumbre
fuera legítima. Decía que la costumbre debía ser racional, conforme a la religión, debía ser
conveniente para la disciplina. Sin embargo, estos principios que había impuesto San Isidoro,
no se siguieron comúnmente. Y por eso había malos usos o malas costumbres que no se
ajustaban a los requisitos. A pesar de que la costumbre tiene su autoridad por el consenso
social y la veteranía, a principios del s. XI, los pueblos piden a los reyes que se confirmen las
costumbres de sus lugares, y estos generalmente lo hacen, aunque la confirmación significa la
de todo el sistema jurídico que regía en aquella localidad. La costumbre empieza a coexistir
con privilegios, con sentencias, las disposiciones legales… La costumbre en principio es un
derecho no escrito y por eso a veces resulta difícil probar que tal costumbre rige en una
comarca o en una población, pero se comprueba que la costumbre es la que rige mediante dos
medios: primero por la notoriedad, los testigos aseguran que así era; segundo por las fazañas,
es decir, por las sentencias judiciales.
A partir del s. XI estas costumbre suelen ser recogidas por escrito, incluso a veces son los
jefes los que las recogen las de su comarca. Se hacen colecciones de costumbres hechas por
particulares. Pero a veces los reyes, al confirmar las costumbres de una localidad, lo hacen
sobre estas colecciones privadas. En el s. XII se comienza a generalizar la formación de libros,
cuadernos o padrones de estas costumbres. Son costumbres locales o comarcales. Sin
embargo la redacción por escrito de las costumbres no quiere decir que este sistema quede
petrificado, sino que la sociedad sigue elaborando costumbres, usos jurídicos.
35
3. LAS DECISIONES JUDICIALES
Son las sentencias de los jueces o tribunales. Sentencias que se llaman fazañas. Son
sentencias que se hacen de acuerdo con el derecho realmente vivido por aquella sociedad, en
particular con la costumbre. Por eso, las fazañas tienen, junto con la costumbre, un valor
jurídico primordial. También se les llama iuditia. Su función es doble: por una parte fijan el
derecho y por otra parte crean derecho. Lo fijan porque las fazañas se pronunciaban en virtud
del derecho realmente vivido en aquella zona o comarca. De tal manera, que la sentencia
judicial demostraba cual era el ordenamiento vigente en un territorio. Por lo tanto, están
íntimamente ligadas con la costumbre y con el derecho realmente vivido por la sociedad. Pero
la fazaña además de recopilar el derecho lo crea, porque el juez o el tribunal, cuando no hay
un precedente en la costumbre de un lugar o en un privilegio, establece la norma aplicable. De
tal manera que el juez lo que hace es establecer una norma que está en la conciencia de todos,
porque el concepto que aplica está relacionado con el derecho vigente.
La función judicial es la que aparece preferentemente en los documentos de la Alta Edad
Media. Lo que aparece en los documentos es el rey juez, no el rey legislador, porque aplica un
derecho ya existente, no lo crea. Es muy común en los diplomas medievales las asambleas
judiciales, las juntas para juzgar un asunto en concreto. Así aparece juzgando el soberano con
sus consejeros o en otras ocasiones todos los hombres de esa comarca. Lo normal es que estas
fazañas fueran de carácter local, aunque en ocasiones hay fazañas generales o territoriales
para espacios más amplios cuando las dan los condes soberanos o los reyes. En Castilla La
Vieja, este sistema tuvo una importancia muy grande, porque allí la costumbre alcanzó un
papel relevante.
Lo mismo que los usos y las costumbres, había malas fazañas, fazañas desaguisadas. En un
principio las fazañas se transmitían oralmente, otras veces se hacían a transmisión mediante
anotaciones, e incluso se conservaban las actas de los juicios. Con el tiempo esto se abstrajo,
solo se transmitía el precepto jurídico aplicable. De ésta forma, la fazaña se convertía en fuero
o norma.
4. LOS ACTOS PRIVADOS. LOS ACTOS PARTICULARES COMO CREADORES DE DERECHO
La escasa intervención real en las cuestiones jurídicas hace que sea la sociedad la que vaya
creando su derecho, el ordenamiento jurídico. Por eso, los particulares tienen una amplia
libertad para fijar las condiciones de los contratos, y en general tienen facultad para crear el
derecho por el que se deben regir. Es, por lo tanto, normal que los particulares establezcan el
régimen jurídico de numerosas situaciones. Es muy común la existencia de pactos colectivos en
los cuales se fija, por ejemplo, el aprovechamiento de bosques, aguas de un río, montes, las
relaciones de dependencia de señor y sus vasallos o los diversos derechos que existían sobre
iglesias y monasterios.
Dentro de estos pactos colectivos hay que incluir las cartas pueblas o cartas de población.
Son documentos de gran valor agrario. La más antigua es la carta puebla de Brañosera de 824,
o la de Freixa 954. Estas cartas pueblas las hay de diversas clases. Unas son el acuerdo entre un
señor civil o eclesiástico y los cultivadores de sus tierras. Otras, por ejemplo, recogen las
condiciones que pone el señor y que los cultivadores admiten. En otras ocasiones, el arreglo de
diferencias entre los cultivadores de una tierra. Estas cartas pueblas no suelen tocar aspectos
de derecho público, sino de derecho privado. Esto es lo que los separa de los fueros.
36
5. DISPOSICONES LEGALES, GENERALES Y PARTICULARES
Estas disposiciones son mucho menos frecuentes que la costumbre. Los reyes comienzan a
intervenir tarde en estos aspectos y terminan respetando el derecho vigente y lo confirman.
Hasta el s. X lo único que existe como normas generales son los decretos de los reyes francos
para Cataluña. A partir del s. XI, se generalizan en otros territorios y son otorgados por los
soberanos por acuerdo de sus cortesanos.
Dentro de estas disposiciones hay que incluir los fueros o cartas de libertad, que conceden
privilegios y fijan algunos aspectos del derecho. Son otorgados por el rey, por el señor, o por el
concejo con acuerdo del rey. Lo común es que tengan un carácter de convenio, porque la
imposición es excepcional.
En Cataluña, hay que señalar las llamadas constituciones de paz y tregua. Eran unas
normas establecidas por asambleas de condes y obispos con el fin de dulcificar las condiciones
de la guerra. Tenían una doble vigencia, civil y canónica. En el Reino de León, a partir del s. XI,
también aparece una legislación de carácter general.
En primer lugar hay que señalar los decretos del año 1017. En este año, el rey de León,
Alfonso V, convocó una magna asamblea en la ciudad de León, y allí se establecieron unos
preceptos de validez general para todo el reino. Estos decretos versaban sobre derecho penal,
el poder real, el servicio militar, la administración de justicia, y la condición de los campesinos
y sus relaciones con la tierra.
En el año 1055, el rey de Castilla y de León, Fernando I el Grande, convoca en Coyanza
(actual Valencia de Don Juan), un concilio al que acuden obispos castellano-leoneses y
navarros que establece normas de carácter general, canónico pero con gran influencia civil. El
concilio de Coyanza es la etapa final de preponderancia del derecho visigodo. A partir de esta
época será más importante el derecho canónico inspirado en Roma.
Los decretos de las cortes de 1188, convocadas por el rey Alfonso IX de León. Hasta
entonces, las asambleas generales del reino eran de los condes y obispos, aristocracia civil y
eclesiástica. Esta curia leonesa tiene la novedad de que por primera vez asiste a ella los
burgueses, los representantes del tercer estado. Son por lo tanto unas cortes auténticas. En
estas cortes se establecen también unos preceptos de carácter general, que versaban sobre la
seguridad y paz de los ciudadanos, y sobre la prohibición al rey de hacer la guerra sin el
consejo de los representantes de las cortes. Por lo tanto, se limita el poder real.
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LECCIÓN 7:
EL SISTEMA DE FUENTES
1. El sistema visigótico mozárabe
2. El sistema de fuentes de derecho libre
3. El sistema de fuentes de los fueros breves
4. El sistema de fueros extensos
5. Las fuentes del derecho canónico
6. El derecho de las minorías no cristianas
1. EL SISTEMA VISIGÓTICO MOZÁRABE
Se llama así porque en él tiene mucha importancia el derecho visigodo, el Liber Iudiciorum y
porque los mozárabes fueron los que lo conservaron en medio de la sociedad islámica en la
que vivían. Según este sistema la fuente predominante jurídica es el Líber Iudiciorum y se da
en Cataluña, en León y en Toledo.
Cataluña, desde el principio de la Reconquista, se configuró como un territorio defensivo
dependiente del reino de los francos. Este reino y el imperio carolingio tenían un territorio
fronterizo que los defendía de sus enemigos. Estos territorios fronterizos se llamaban marcas.
En esta zona se dio una zona que recibió el nombre de Marca Hispánica, y sus habitantes
recibían el nombre de los hispani. Los francos, a los hispani, les respetaron su derecho y por
eso, estos habitantes se siguieron rigiendo por el Líber Iudiciorum. De tal manera, que éste era
la ley general para toda Cataluña. Los francos, en este sentido, innovaron poco, y establecieron
unas normas de carácter general para la marca hispánica que prevalecían sobre el Líber, pero
en contadas ocasiones, los llamados capitulares. De esta clase de normas, hay una de Carlo
Magno del año 812, otras dos de Luis el Piadoso del año 815, y otra de Carlos el Calvo del año
847. Estas capitulares de los monarcas francos estaban por encima del Líber Iudiciorum, pero
son muy escasas. También se empezaron a dar las cartas pueblas, y también estas cartas
pueblas prevalecían sobre el Líber Iudiciorum, de tal manera que éste se va volviendo
anticuado. Necesitaba otra fuente territorial que lo sustituyera y así en la segunda mitad del s.
XI, en los territorios sometidos al conde de Barcelona, apareció una nueva fuente territorial.
Esta nueva fuente estaba formada por unas leyes de carácter general y por sentencias de la
“curia” o “Tribunal Condal” que creaban un uso frecuente al que llamaron “usualía”.
Al final del s. XI se forma una colección de 130 capítulos que se van a llamar “usáticos o
usutges barceloneses”. A esta primitiva colección se le unen otras. En el s. XII se reúnen el libro
de “Tulinga” y las excepciones de “Petri legum romanorum”, textos del Líber Iudiciorum y
textos de las Etimologías de San Isidoro. Hasta el s. XIV todo este conjunto se extiende por
toda Cataluña, por lo que se forma un texto territorial donde se anuncia el Derecho Común.
Prevalecen sobre el Líber Iudiciorum las costumbres del lugar y los privilegios concedidos por
los condes, por lo que en la Alta Edad Media sigue rigiendo, aunque menos.
Toledo, cae en manos de musulmanes, quienes respetan a los antiguos ciudadanos que
había allí. En el año 1085 es reconquistado por Alfonso VI y allí queda una población judía que
conserva su propio Derecho. A los mozárabes se les respeta el derecho visigodo y el derecho
que traen los conquistadores. Alfonso VI se relaciona mucho con Europa y en la conquista de
Toledo ayudan los francos, quienes tienen su propio Derecho. El ejército es masivamente
castellano, por lo tanto allí hay diversos ordenamientos jurídicos, pero el más importante es el
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“Líber Iudiciorum”, que se impone y se extiende a otras partes estableciéndose como ley
general del reino.
Como la conquista avanza al sur, se da en reinos de Murcia y Andalucía. En el s. XIII, bajo el
reinado de Fernando III, el Líber Iudiciorum se traduce al castellano y recibe el nombre de
“Fuero Juzgo” con lo cual, aunque no es ley general para el sur peninsular, es un texto
predominante en el reino de Toledo además de en Andalucía y Murcia.
León. Cuando la Corte estaba en Oviedo (s. VIII – IX). Se dio a instancias del rey Alfonso II El
Casto. También restauró en los aspectos civiles y canónicos. Manifiesta el deseo de la
Reconquista de España, de enlazar con el reino perdido de los visigodos pues los reyes astures
se consideraban herederos de los godos y así Alfonso II quiso restaurar el orden gótico en la
Iglesia y en el Palacio o Corte. La Restauración del orden leal visigodo se produjo parcialmente
pero esta restauración no consiguió suprimir las costumbres que primaban en el resto del
territorio. Se sabe poco de este orden consuetudinario. En el s. X el reino de Asturias se
ensancha y pasa a León. Los islámicos protagonizan persecuciones contra los cristianos en
Andalucía. Los mozárabes pasan al norte, huyendo de las persecuciones, y se sitúan en León y
llevan el texto por el que se regían (Líber Iudiciorum). Existía el llamado “Juicio del Libro”
(juicio por apelación en León en caso de duda y se sentenciaba según el libro o Líber
Iudiciorum). El Líber Iudiciorum coexiste con un derecho consuetudinario muy fuerte y una
legislación importante. Los cánones del Concilio de Coyanza están influenciados por el Líber
Iudiciorum.
2. EL SISTEMA DE FUENTES DE DERECHO LIBRE
El sistema de fuentes de Derecho Libre fue predominante en todos los territorios
conquistados excepto en Cataluña. Solo se conserva en el s. XIII en Castilla La Vieja y hasta el s.
XV en Álava y Vizcaya y, en otros casos, también procede como sistema jurídica supletorio a los
fueros. El sistema se basa en el libre albedrío de los jueces a la hora de juzgar, aunque,
normalmente, atiende a las costumbres del territorio, los privilegios y cartas de Francia que
regulan pocas cuestiones. Puede haber privilegios y cartas franquicias, pero, en cualquier caso,
regulando partes mínimas.
Castilla la Vieja es el territorio más característico del sistema de fuentes de Derecho Libre.
Había sido repoblada por vascones y cántabros, por lo que se conservaba una estirpe indígena.
En Castilla la Vieja se da un derecho consuetudinario contrario al de León. Con el tiempo se
hacen colecciones jurídicas escritas. Estas colecciones son orientativas del derecho aplicable,
así en Burgos, sólo son obligatorias las sentencias del Tribunal Real y las disposiciones legales.
Las redacciones del Derecho Castellano son obras privadas y sobre ellas hay varias teorías que
no tienen seguridad completa. Una de ellas, afirma que nacen de la promesa de Alfonso VIII,
en el 1212, a los nobles de respetarles sus derechos y otra atribuye esta colección al rey
Alfonso VII el Emperador, y unas cortes que se habrían reunido en el año 1138. En la primera
mitad del s. XIII hay colecciones del derecho consuetudinario en Castilla que contienen
relaciones privadas, procedimientos y relaciones vasalláticas. Existen bastantes con diversos
nombres.
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3. EL SISTEMA DE FUENTES DE LOS FUEROS BREVES
Contienen pocas prescripciones y tienen poco interés de regular toda la vida social, por eso,
lo que no se prescribe aquí, se hace en el Líber Iudiciorum. Aparecen en el s. X (segunda
mitad) en Castilla y en el s. XII se extiende y llega a dominar toda la península en toda la Edad
Media. Era muy común que un fuero breve de una ciudad o villa se extendiera por concesiones
a otras ciudades y villas cercanas junto a otros privilegios y textos. Se puede hablar de seis
zonas geográfico-jurídicas:
1. Región de los fueros castellanos. Atribuidos a los antiguos condes castellanos.
Los más importantes son los de “Sepúlveda” y “Castrogentilla”, conviven el derecho
navarro (fuero de Nájera) y el derecho franco (fueros de Logroño y de Miranda del
Ebro).
2. Región de los fueros leoneses. Se extiende por todo León y llega a Salamanca
en el s. XI. Es destacado el fuero de la villa de “Sahagú”, señorío del señorío de
monasterio benedictino, que se extiende a Oporto, Silos y al barrio de San Martín de
Madrid, así como a Oviedo, Avilés, Santander y Allariz. Destaca también los fueros de
Benavente, que se extienden León, Asturias y Zamora.
3. Región de los fueros pirenaicos. Se centra en torno a dos fueros: “Jaca” y
“Sobrarbe” (de origen mitológico). El fuero de Jaca se extiende por San Sebastián,
Huesca y los tres barrios de Pamplona: San Fermín, San Nicolás y la Navarrería.
4. Región de los fueros navarros. Tiene fueros propios como el de Caparroso,
Carcastillo y Cáseda.
5. Extremadura Castellano-aragonesa. Región limítrofe, entre Castilla y Aragón,
más o menos en torno a la actual provincia de Soria. Hoy sabemos que Extremadura es
esta región formada por Cáceres y Badajoz, pero antes significaba una región
fronteriza, y la primera fue ésta de Soria. Sus fueros están influidos por el fuero
castellano de Sepúlveda, y son los de Soria, Medinaceli, Guadalajara, Cuenca e incluso
Ávila y Salamanca.
6. Fueros de Zaragoza. Zaragoza es reconquistada por el gran monarca Alfonso I
el Batallador, rey de Aragón, y recibe en 1119 el fuero de los infanzones de Aragón y
otra serie de privilegios. Este derecho propio de la ciudad de Zaragoza se extendió por
el sur del Ebro y por Cataluña. Este sistema de fueros breves coexiste con el sistema de
fazañas y costumbres, puesto que por si solo no era suficiente para regular toda la vida
social.
4. EL SISTEMA DE FUEROS EXTENSOS
El sistema de fueros extensos tiene vocación de regular toda la vida social. En el caso en el
que el fuero no tuviera prescripción aplicable el juez debía fallar a su arbitrio, o el concejo o
ayuntamiento designa cuatro caballeros que establecían la norma aplicable. El sistema de
fueros extensos tiene tres áreas:
Aragonesa-navarra: Se caracteriza por la evolución del pueblo de Jaca y de
Sobrarbe. El fuero de Estella que era breve se hace extenso.
Extremadura castellana: Ya no es la región de Soria, es la parte sur. Los fueros
más importantes son Madrid, Uclés, Molina de Aragón, Alcalá de Henares y Teruel. En
la segunda mitad del s. XIII se refunde el fuero de Soria.
Extremadura leonesa: En ésta área hay dos zonas, la de Salamanca y la de
Ávila. En la de Salamanca destacan los fueros de Salamanca, Alba de Tormes y Zamora.
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Y en la de Ávila los de Ávila que se extienden por la región portuguesa de Cimacoa y
por la Extremadura leonesa, la actual.
5. LAS FUENTES DEL DERECHO CANÓNICO
El derecho canónico es el derecho propio de la Iglesia Católica. Por él se regían todos los
aspectos internos de la iglesia católica y también algunos mixtos (medio civiles-eclesiásticos).
Durante la Alta Edad Media el derecho canónico tiene dos etapas, la primera hasta el s. XI y la
segunda de ahí en adelante.
Primera etapa. Hasta el s. XI. Tenía importancia la célebre Colección Hispana.
También rigen los llamados Libros Penitenciales, que eran un conjunto de
disposiciones canónicas, resumen o manual. En Cataluña, por sus contactos con
Europa, se estudian las colecciones canónicas de origen franco. Aunque la Iglesia en
España está volcado al derecho canónico de estirpe visigoda y relativamente aislada
del resto de Europa, sin embargo llegan algunas colecciones canónicas de Derecho
Nuevo, como es el Decreto de Burchardo de Worms. En el derecho canónico todavía
prima la costumbre. Contra esta primacía de la costumbre reacciona el Concilio de
Coyanza, mediados del s. XI.
Segunda etapa. S. XI en adelante. El papa San Gregorio VII fue uno de los
grandes pontífices medievales. Es el pontífice que comienza a establecer la primacía de
la sede de Roma sobre toda la Iglesia. Esta sede tenía la jurisdicción sobre la Iglesia
Universal. La primacía pontificia romana venía por derecho divino, sin embargo, esta
primacía se había aplicado de forma precaria, aunque se reconocía como suprema. En
Roma se va formando un derecho canónico de validez general, implantado por San
Gregorio VII. De este derecho canónico de validez general se forman colecciones y se
difunden en España. Hay una diversidad y divergencia entre los textos universales y los
particulares de cada nación. Por eso se trata de hacer colecciones que armonicen
ambos textos. La colección más famosa de estas colecciones es la Cesaraugustana. En
el s. XII se difunde en España un texto de Derecho Nuevo, el llamado Decreto de
Graciano, que tiene una gran vigencia práctica. La costumbre pierde importancia
frente a la ley. Los autores especialistas estudian el Decreto de Graciano, por eso se les
llama decretistas. Se puede decir que a partir del s. XI en España va adquiriendo cada
vez mayor importancia ese derecho canónico de validez universal y queda postergado
el de origen visigodo.
6. EL DERECHO DE LAS MINORÍAS NO CRISTIANAS
En los estados cristianos de la Reconquista la mayor parte de la población son católico, pero
existen dos minorías que se les permite el culto, aunque sometidos a las autoridades
cristianas, éstos son los judíos y los musulmanes.
Musulmanes. Se les llama comúnmente mudéjares o moriscos. El régimen jurídico de estas
minorías musulmanas respondía a las capitulaciones que se hubieran firmado con los
monarcas cristianos cuando la Reconquista. Generalmente se establecía el respeto de religión,
costumbres y derecho. Las minorías mudéjares o moriscas vivían tanto en el campo como en
las ciudades. En el campo eran principalmente grandes agricultores. A los reyes cristianos
debían un tributo personal, estaban sometidos por un derecho público cristiano, pero entre
ellos tenían su propio derecho. Tenían sus autoridades o jeques, que eran una especie de
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jueces que entendían de sus diferencias. En 1492, con la conquista del Reino de Granada, se
puso fin al dominio político musulmán en España pero no a su presencia social debido a los
moriscos que quedaron. En un principio se les respetó su religión y sus costumbres pero
pronto las autoridades cristianas se dieron cuenta del extremo peligro que había con esta
minoría mudéjar dentro del reino.
En el s. XVI se les obligó a bautizarse de forma forzada. Los musulmanes en España eran un
enemigo doméstico, dentro de España, y se entendieron con los enemigos tradicionales de
España, los franceses y los turcos. España tenía una posición estratégica y además era la
defensora de Europa en el mediterráneo. La mayor parte de las riveras mediterráneas estaban
en manos de musulmanes. España y sus galeras defendían Europa por todo este flanco, frente
a los turcos y a los berberiscos, y estos se entendían con los moriscos españoles. Por lo tanto
estos musulmanes en España eran un enemigo interno. Por eso, en 1609, definitivamente
fueron expulsados de España. Decretó la expulsión general sin ninguna excepción de los
moriscos o mudéjares. Económicamente la medida no fue beneficiosa, eran excelentes
agricultores. Muchos moriscos habitaban en las riveras mediterráneas, y esto suponía su
comunicación con los musulmanes que de vez en cuando asolaban aquellas costas. Felipe III
estaba dubitativo, no fue una medida que tomó con gusto, pero el consejo definitivo del
patriarca de Valencia, San Juan de Ribera, le inclinó a la expulsión. Así pues, en 1609 termina la
presencia social de los musulmanes en España.
Judíos. La presencia de los judíos en España es muy antigua. Había judíos en España antes
de Cristo. Los últimos reyes visigodos sobresalieron por una política antijudaica, por eso,
cuando la invasión islámica, los judíos ayudaron a los invasores. Durante la Alta Edad Media, el
número de judíos aumentó en los estados cristianos conforme fue avanzando la frontera hacia
el sur. Los musulmanes generalmente los toleraban, pero los almorávides, que destacaban por
su fanatismo, los persiguieron, y muchos judíos de Andalucía emigraron hacia el norte. Con lo
cual, el número de judíos en estos estados cristianos creció. Los fueros, en algunos casos, se
ocupan de los judíos. Aunque hay en ellos prescripciones contrarias, discriminatorias. En
general, durante la Alta Edad Media, hay una política de tolerancia hacia ellos, hacia sus
costumbres y su religión. Están sometidos a los príncipes cristianos pero conservan sus rasgos
culturales. Los judíos es una población típicamente urbana, se dedicaban a oficios manuales, a
profesiones liberales, y a lo que hoy llamaríamos actividades bancarias, es decir, prestamistas.
Vivían en barrios separados, llamados juderías, donde tenían su sinagoga. Entre ellos regía el
derecho mosaico, el derecho judío. Tenían sus propias autoridades y su propio ordenamiento.
Había incluso un ordenamiento de carácter general para todas las juderías.
La tolerancia se quebró en el s. XIV, comienza a haber un sentimiento contrario a los judíos.
Es un sentimiento más popular que nobiliario. A finales del s. XIV hay matanzas de judíos y
comienza a haber conversiones en masa. A principios del s. XV destacan las predicaciones de
San Vicente Ferrer, que consigue numerosas conversiones de los judíos al cristianismo. De tal
manera, que desde finales del s. XIV, decrece el número de judíos de religión en España y crece
el número de judíos convertidos al cristianismo, pero muchas de estas conversiones no eran
sinceras y como los judíos convertidos al cristianismo tenían especial inclinación a ocupar
cargos y oficios, al sentimiento contra los judíos se sumó el sentimiento contra los conversos.
Se les acusaba de haberse convertido fraudulentamente, y de ambicionar cargos y honores en
la sociedad para destruir la sociedad cristiana desde dentro. Por lo tanto, en el s. XV,
comenzaron a establecerse los llamados Estatutos de limpieza de sangre. Leyes por las cuales
se vetaba el acceso a cargos y honores de los descendientes de convertidos. Como entre los
judíos las conversiones eran ficticias, muchos judíos bautizados volvían a su antigua fe.
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Se planteó un problema en el s. XV en España muy grave. Los judíos convertidos eran
bautizados y estaban bajo jurisdicción de Iglesia, los no convertidos no estaban bautizados y
no estaban bajo la jurisdicción de la Iglesia. Para solucionar el problema de los que estaban
convertidos y volvían a la fe judía, se estableció en el último cuarto de siglo XV el Tribunal de la
Inquisición. Se encargó de los judíos bautizados que volvían a su antigua fe, los llamados
tornadizos. Los judíos que se conservaban fieles a su fe eran motivo de que los judíos
bautizados volvieran a ella. Estos judíos fieles cada vez eran menos en número, y era mayor el
número de los conversos. El problema era grave cuando se pretendía hacer un reino unido y
cohesionado. Los Reyes Católicos no tenían ningún sentimiento antijudío, por lo tanto los
monarcas, personalmente no eran antisemitas, pero por los problemas que esta minoría
representaba en España, decretaron en 1492 la expulsión de los judíos. Marcharon a Portugal,
al norte de África, al Mediterráneo oriental, a Italia… La medida no es racial, ni étnica, solo
religiosa. No se expulso a los judíos de raza, sino a los judíos de religión. Además hay que
suponer que si la presencia de los judíos era ya desde antes de Cristo, era muy difícil asegurar
que la raza de los judíos españoles era distinta del común de los españoles.
La expulsión plantea otro problema. A partir de ahí no hay judíos de religión, pero quedan
judíos convertidos. Muchos de ellos practicaban secretamente el judaísmo. Por eso los
Estatutos de limpieza de sangre se generalizaron. Prohibían el acceso de los descendientes de
judíos convertidos y de moros convertidos. Esto ocasionó en el s. XVI una gran polémica sobre
estos estatutos. Fue una peculiaridad española que subsistió hasta el s. XIX.
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LECCIÓN 8:
LA ESPAÑA MEDIEVAL Y MODERNA.
EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS
1. El derecho común y su recepción en España
2. La expansión de los derechos españoles
3. El derecho clásico español
4. El derecho postclásico español
5. Las fuentes del derecho canónico
1. EL DERECHO COMÚN Y SU RECEPCIÓN EN ESPAÑA
Larga etapa (mediados s. XIII, hasta s. XIX). Se caracteriza por el recibimiento en España del
Derecho Común. Son una serie de principios jurídicos basados en tres elementos:
El derecho romano justinianeo.
El derecho canónico clásico.
El derecho lombardo-feudal.
Los tres son de origen extranjero pero influyen poderosamente en el Derecho Español. Son
el común denominador del ordenamiento en esta etapa. Hay una etapa (desde mediados del s.
XII hasta mediados del s. XIII). La llaman Central Edad Media y aquí ya se notan los primeros
síntomas de recepción del Derecho Común. Pero a partir de la segunda mitad del s. XIII se
muestra con mayor evidencia. Durante la Baja Edad Media (s. XII-XV) se produce la cohesión
nacional. En el s. XII la unión Aragón y Cataluña, en el XIII Castilla y León, finales del s. XV la
unión de Castilla y Aragón. A principios del s. XVI se une Navarra a Castilla. En la segunda mitad
del s. XVI la unión entre España y Portugal. De tal manera que, progresivamente, se tiende a la
unión política. Las luchas internas acaban con el reinado de los Reyes Católicos, s. XV. En el s.
XVI España es la potencia más poderosa del mundo. A mediados del XVII hay señales de
decadencia en todos los ámbitos. En el XVIII, con el cambio de dinastía de Austrias a Borbones,
se produce cierta recuperación pero sin ser una primera potencia. Este, más o menos, es el
marco político de este gran periodo de la recepción del s. XIII al s. XVII.
Vamos a profundizar sobre cada uno de los términos
Derecho romano justinianeo. El derecho romano contenido en el Código de
Teodosio II y en el Breviario de Alarico se llama Derecho romano teodosiano alariciano.
Es el derecho romano predominante en la Alta Edad Media hasta el s. XIII. A partir de
este siglo se recibe otro derecho romano, el del Imperio de Oriente, Bizantino. Y se
llama derecho romano justinianeo porque se elaboró durante el reinado del gran
emperador romano oriental Justiniano que murió en el año 565, s. VI. Este derecho
romano justinianeo es una reelaboración, técnicamente muy perfecta del derecho
romano clásico. Por lo tanto este va a sustituir al romano teodosiano alariciano.
Justiniano quiso restaurar el Imperio Romano en todo su esplendor, también en el
Mediterráneo occidental. Parte de Italia perteneció al Imperio Bizantino, después
entró en decadencia y se independizaron. Por eso no es raro que en el s. XI en
bibliotecas italianas aparecieran textos del derecho romano justinianeo. Apareció el
Código, Instituta, el Digesto, y las novelas. La aparición de estos textos supuso una
conmoción muy importante porque se estaba acostumbrado a un derecho más vulgar
y elemental. Los estudiosos de las escuelas fitalianas comenzaron a estudiar este
derecho. En Bolonia destacó Irnerio. El estudio de estos textos se juntó con el estudio
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del derecho canónico, feudal. Y en el sur de Francia se compuso las Excepciones de
Pedro de las Leyes Romanas. Los glosadores comenzaron a estudiar los textos de
Derecho Romano Justinianeo. Los primeros fueron discípulos de Irnerio y estos fueron
Jacobo, Hugo da Porta Ravennate, Búlgaro y Martín Gosia. La influencia de este
Derecho Romano paso al sur de Francia, y en Arles (s. XII) se compuso en provenzal un
texto de Derecho Romano Justinianeo para los abogados que se llamaba Lo Codi. Otro
glosador fue Azzo de Bolonia. Finalmente hay que citar el autor más famoso de todos
los comentaristas del s. XIII que fue Acursio, autor de la Glosa Ordinaria. El centro de
este nuevo movimiento romanista fue Italia, y de ahí se expandió a otras naciones
europeas.
A España también llegaron los influjos del Derecho Romano Justinianeo. Un factor
que promovió mucho esta influencia fue la fundación de las universidades. La primera
universidad española fue la de Palencia, a principios del s. XIII, por el obispo Tello de
Meneses. Se sabe muy poco de esta universidad y despareció en pocos años. Por eso la
primera universidad española se considera que es la de Salamanca, fundada a
principios del s. XIII. En el XIV se funda la de Valladolid, y en los estados de la Corona
de Aragón se fundaron más tarde las de Huesca, Lérida y Perpiñán. En todos estos se
estudiaba el derecho romano justinianeo. Hubo un intercambio científico entre España
y otros países europeos, estudiantes se iban y volvían sabedores del nuevo derecho,
que les servía para ser juristas del rey.
Derecho Canónico Clásico. El derecho elaborado por la curia romana va
cobrando cada vez más importancia y va arrinconando a los derechos canónicos
nacionales. Este derecho es universal, para toda la Iglesia. Este derecho canónico
universal choca con los derechos canónicos nacionales. Por eso, en el s. XII, Graciano
compone su celebre Decretum tratando de conciliar ese derecho universal con los
nacionales. En el derecho canónico surgen los comentaristas, llamados decretistas,
porque comentan el Decreto de Graciano. Los más famosos son Rolando, Huguccio,
Juan Teutónico. La sede romana cada vez afianzó más su papel legislador. Los papas
fueron verdaderos motores legislativos de este ordenamiento y sus cartas recibieron el
nombre de Decretales, que fueron recopiladas en el s. XIII por un dominico español,
San Raimundo de Peñafort. Los canonistas se les llamo también decretalistas, por las
Decretales de los papas. El derecho canónico se ocupaba también de cuestiones
mixtas, de derecho de familia y de sucesión. Este era un derecho vigente, al contrario
que el Justinianeo.
Derecho lombardo-feudal. Se llama Derecho Lombardo porque principalmente
surgió en la zona norte de Italia, Lombardía, cuya capital es Milán. A pesar de que
estaba en Italia formaba parte del Imperio Alemán. Se formó un derecho
consuetudinario que regulaban las relaciones entre el señor y sus vasallos. En este
territorio se formaron colecciones de este derecho consuetudinario e incluían
sentencias judiciales. La colección definitiva fue escrita por Jacobo de Ardizone.
Estos son los tres elementos que componen el derecho común. Mientras que el
lombardo-feudal y el canónico clásico eran vigentes, el Justinianeo solo era vigente en el
Imperio Oriental, no en el Occidental. La expansión del derecho romano Justinianeo
coincide con el crecimiento de la filosofía medieval, el momento de la filosofía escolástica.
Posiblemente la filosofía más importante es la de Santo Tomás, aristotélico y gran
sistematizador. Los postglosadores intentan aplicar los métodos de la escolástica al
estudio del Derecho Romano Justinianeo. Estos son: Jacobo de Ravannin, Pedro
Bellapértica y Cino de Pistoia. Este Derecho Romano no era vigente, no era aplicable, pero
era mucho más perfecto que el que regía en los reinos occidentales, en España por
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ejemplo. Por eso, los autores terminan por querer aplicarlo al derecho vigente: Bartolo de
Sasoferrato, Juan Andrés, Nicolás de Tudeschi, Baldo Ubaldi.
Con estos tres derechos se formaron los estudios jurídicos en las universidades
españolas y no españolas. Aunque la recepción en España es en el s. XII, en realidad es en
el s. XIII cuando adquiere mayor importancia. Sin embargo España tenía su propio
ordenamiento, por eso se produce un choque entre el Derecho Común y el tradicional. En
principio el derecho tradicional siguió estando vigente y consolidado. Era un derecho de
arraigo popular y base consuetudinaria. Por eso la resistencia frente a este derecho común
fue a veces muy grande. En algunos casos también los reyes resistieron el influjo del
derecho común, porque se le asociaba al Imperio.
Como España no formaba una unidad política, sino varios reinos cada uno con su
ordenamiento y tradiciones, la influencia del derecho común fue desigual según los reinos:
Valencia fue fácil. Era una página en blanco y por lo tanto el derecho
común pudo influir profunda y notablemente.
Castilla y León su influencia fue más trabajosa. Había un gran apego al
derecho tradicional y popular. Resistieron todo lo que pudieron al derecho común.
Cataluña y Mallorca. El derecho romano se impuso como supletorio
del derecho propio. Sirvió para rellenar lagunas. Fue relativamente fácil su
introducción
Navarra. Reino muy apegado a su derecho tradicional. Es un reino
donde tiene mucha importancia la costumbre. Por lo tanto le cuesta mucho la
recepción del derecho común. Éste entra en Navarra por obra de los juristas para
rellenar lagunas.
Aragón. También le cuesta entrar. Reino muy tradicional. Son los
juristas los principales promotores de la recepción del derecho común. Juristas
que interpretan el derecho propio de Aragón a la luz del derecho común.
La influencia del Derecho común se hizo principalmente de estas formas:
- en la producción del Derecho: cuando se establecían leyes se hacía bajo la
influencia del Derecho Común
- en la interpretación del Derecho: criterios del Derecho Común
- en la aplicación del Derecho: criterios del Derecho Común
- cuando aparece como Derecho supletorio
Los juristas eran consejeros de los reyes y estos se asesoraban de ello. El derecho
tradicional no pudo ser derogado de repente, sino que fue renovado según el Derecho Común.
El derecho Común formó un sustrato jurídico muy parecido en toda Europa Occidental y está
íntimamente relacionado con el fortalecimiento del poder real. El Derecho Común también
está íntimamente relacionado con la aparición de la burguesía. También influye a la hora de
aparecer las instituciones parlamentarias, es decir, las Cortes. Y está relacionado con la
aparición del Derecho Mercantil.
2. EXPANSIÓN DE LOS DERECHOS ESPAÑOLES
En España, al igual que en toda Europa Occidental, el Derecho Común ocasiona un sustrato.
También en España, a pesar de perder la unidad política visigoda y romana, no influye en que
un derecho peninsular pueda influir en otro:
46
-
Un texto del Derecho Castellano se aplica en Portugal (El Fuero Real)
Otro texto (las Partidas) se traduce al gallego, al catalán y al portugués y se aplican
en Cataluña y Aragón en materia feudal.
El Derecho Catalán se extiende a Mallorca
El Derecho Aragonés se extiende a Valencia y a Cataluña, y por las posesiones
italianas (Sicilia)
El Derecho Mercantil o comercial que se gesta en Barcelona se extiende por todo
el mediterráneo porque supera todas las barreras políticas.
Todas estas expansiones no serían posibles si no hubiera ese elemento igual a pesar de
haber soberanías distintas o diversas.
3. EL DERECHO CLÁSICO ESPAÑOL
Se llama Derecho Clásico Español a los ordenamientos jurídicos españoles bajo el gobierno
de los reyes de la casa de los Austrias (s. XVI y XVII). España era el país más poderoso del
mundo del momento. Es una época de esplendor en todos los ámbitos. Se produce un gran
florecimiento cultural, las universidades de Salamanca y Alcalá son las primeras de Europa,
todo ello bajo la señal del catolicismo. El rey y la religión son los únicos elementos que tienen
en común los españoles. España es una monarquía federal en la que existen distintos distritos.
Cada territorio tiene su propio Derecho y el rey gobierna cada territorio de una forma
diferente y, los Austrias, en líneas generales, respetaron ese concepto de monarquía federal.
España era una nación de naciones.
Dentro del florecimiento cultural hay que destacar la disciplina de la Filosofía del Derecho y
el resto de disciplinas jurídicas. En España se crea el Derecho Internacional, con la figura de
Francisco de Vitoria, catedrático de la Universidad de Salamanca. Se creó también la celebre
Escuela de Teólogos Juristas de Salamanca, formada por personas que poseían un gran
conocimiento en materia jurídica y de filosofía de la época.
Se produce en esta época el desarrollo del Derecho Político. La influencia ascendente del
Derecho Común es absoluta sobre todas las ramas del Derecho. A ello le contribuye la época
del florecimiento de las universidades y el desarrollo de la imprenta. Avanza el Derecho
Mercantil, por el comercio del Atlántico que alcanza una expansión extraordinaria. Cuando se
conquista América, se crea un derecho peculiar para ella, que es el Derecho Indiano, debido a
que el Derecho Castellano no fue posible aplicarlo en dichas tierras. En esta época se
desarrollan también los derechos no castellanos (catalán, valenciano…)
4. EL DERECHO POSTCLÁSICO ESPAÑOL
Tenía lugar en el s. XVIII y primer tercio siglo XIX. Eso viene perfilado por un hecho histórico
que es el cambio dinástico. Le sucede un sobrino nieto que pertenecía a los Borbones, Felipe
V. Su candidatura al trono no es respetada ni por las potencias europeas ni por todos los
españoles que se dividen en dos bandos, austracistas partidarios del Archiduque Carlos, y
borbónicos partidarios de Felipe V. Hay una guerra de sucesión que termina en 1713, en el
tratado de paz pierde todos los territorios Sicilia, Cerdeña, Milanesado, Países Bajos y de paso
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Menorca y Gibraltar. España por lo tanto deja de ser una gran potencia, se convierte en una
potencia subalterna. La gran potencia sigue siendo Francia y en los mares Inglaterra.
En la segunda mitad del s. XVIII se produce la Ilustración. Renovar sin revolucionar, adaptar
la monarquía española sin cambios radicales. La Corona es la propulsora de las reformas.
También ocurre un fenómeno contradictorio, porque Carlos III quiere convertir en monarquía
absoluta. Carlos III empieza a hacer cosas que la sociedad no comprende y no se molesta en
explicarlas. En 1767 expulsa a los jesuitas de España. Es un acto despótico del monarca y la
sociedad no lo comprende. Esto comenzó a crear la imagen de una monarquía incomprensible.
Cuando Felipe V viene a España se encuentra con una nación muy diferente a la suya. Había
sido educado en Francia, en la corte de su abuelo Luis XIV, en Versalles, en el Derecho Divino
de los reyes. La monarquía francesa era la más absoluta del occidente europeo. El contraste
con la monarquía española es evidente. Era una monarquía autoritaria, pero no absoluta.
Estaba limitada en sus poderes por la religión, la moral, el derecho y las instituciones. Los
consejos que Luis XIV le da a Felipe V cuando viene a España es que respete la situación
jurídica en la que encuentra la nación. Felipe V está de acuerdo con este consejo y viene a
España con esta voluntad de respetar los usos, las leyes y las costumbres de los españoles.
Celebra Cortes en Barcelona, aquí la cordialidad entre el Rey y los catalanes es absoluta.
Pero pronto estalla la rebelión en Cataluña y en todos los Estados de la Corona de Aragón
(Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca). Estos territorios se declaran mayoritariamente por la
casa de Austria, en contra a la de Borbón. Eran territorios muy apegados a la tradición de los
Austrias, muy queridos en aquella Corona. Cataluña fue un territorio especialmente
antiborbónico. Temen la política centralista que pudieran tener los Borbones. Felipe V, tuvo
que recuperar militarmente los estados de la Corona de Aragón.
Felipe V, que tenía deseos de conservar la tradición española, respetó la situación jurídica.
En Navarra conservó sus fueros e instituciones, en vascongadas sus leyes, sus fueros y sus
instituciones y al igual en la Corona de Galicia. Pero los estados de la Corona de Aragón no los
había heredado, sino que los tuvo que conquistar, entonces el derecho no era de sucesión. Y
como rey conquistador el derecho de la época afirmaba que podía hacer lo que quisiera. Eso
fue lo que hizo por los denominados Decretos de Nueva Planta. Éstos son unos decretos
promulgados entre 1707 y 1718, más uno promulgado en 1781 para la isla de Menorca. Estos
decretos lo que hicieron fue cambiar radicalmente el ordenamiento jurídico de los estados de
la Corona de Aragón. Suprimieron el Derecho Público en Aragón, Cataluña y Mallorca.
Suprimieron el Derecho Público y Privado en Valencia. Se sustituyó por un Derecho Público
similar al de Castilla. Esto supuso la desaparición del Real y Supremo Consejo de Aragón. Las
competencias de éste pasaron al Consejo de Castilla. Estos decretos también suprimieron las
Cortes de Aragón, de Cataluña y de Valencia, con lo cual, el motor legislativo que renovaba el
derecho en estos territorios desapareció. Los Decretos de Nueva Planta fueron muy dolorosos
para la Corona de Aragón. Le hicieron perder su peculiaridad jurídica. Fue el castigo que
recibieron del monarca por haberse levantado contra él sin ningún motivo puesto que el
monarca no tenía intención de cambiar su situación jurídica. Pero gracias a esto se produjo un
importante paso para la unificación jurídica de España y para el establecimiento de un estado
centralizado y menos federal. Supuso también la castellanización de la Corona de Aragón. Se
conservaba como una situación peculiar el Reino de Navarra y Vascongadas. Los ilustrados
mostraron una clara aversión a los fueros de Navarra y Vascongadas. Sin embargo los
monarcas los conservaron hasta final del Antiguo Régimen. La monarquía tendía al
centralismo, pero respetó los derechos indescriptibles de Navarros y Vascos.
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En el s. XVIII siguió el orden de aplicación de fuentes jurídicas que había en Castilla y la
Corona de Aragón. No obstante se quiso dar mayor fuerza al Derecho Nacional o Derecho
Español. Los juristas más afamados estaban educados en el Derecho Común, y se tenía en un
segundo lugar al llamado Derecho Español. Para unos el Derecho Nacional eran los fueros,
para otros las partidas. Pero en el s. XVIII hubo una crítica reciente hacia el Derecho Romano
Canónico, porque era repetitiva, anticuada. En 1713, el Consejo de Castilla ordena que se
apliquen en primer lugar las leyes nacionales, y en segundo lugar las leyes romanas. Órdenes
de 1713, 1741, 1770, ordenan que en las universidades se estudie el Derecho Nacional. Esto
hace que a principios del s. XIX lo que se estudiaba en nuestras universidades era
principalmente el Derecho Nacional. Estos cambios jurídicos supusieron en Castilla, Navarra y
Aragón que se revalorizara el Derecho propio. En Cataluña y Mallorca se revalorizó el Derecho
Romano.
Con Felipe V y sus sucesores supuso que se afrancesaran las instituciones y que la
monarquía tendiera al centralismo. La renovación del derecho se produjo siguiendo modelos
extranjeros. En esta época es cuando se comienza a despreciar lo español y se admira lo que
viene de fuera por ser extranjero, lo francés sobre todo. En el s. XVI y XVII la doctrina jurídica
venía de fuentes españolas, pero en el s. XVIII se vulgariza y pierde originalidad. De tal manera
que la influencia extranjera es muy importante. Se van abandonando los autores españoles y
crecen en importancia los extranjeros. Autores como Grocio, Pufendorf, Heinecio, Beccaria,
Rousseau o Montesquieu. Muchos de ellos hacen una crítica durísima hacia la legislación
tradicional y abogan por una renovación más o menos radical de las monarquías tradicionales
y absolutas que entonces predominaban en Europa. Francia era el país donde se habían
propagado con más intensidad las doctrinas de la Ilustración y el criticismo al Antiguo
Régimen. A lo largo del s. XVIII durante los reinados de Luis XV y Luis XVI se habían extendido
las doctrinas ilustradas que censuraban aspectos del Ant. Rég. En el año 1789, Luis XVI, rey de
Francia y primogénito de los Borbones, ante una crisis económica muy fuerte, convoca los
Estados Generales (esto es parecido a las Cortes o el Parlamento). Desde principios del s. XVII
no se convocaban los E. G. en Francia, era una novedad política. Pero la convocatoria de estos
E. G. termino con una revolución.
En 1789 estalló la Revolución Francesa que terminaría con la monarquía absoluta. De la
Revolución se pasó a la República, y de ésta al primer Imperio Napoleónico. Todo esto ocurre
entre 1789 y 1814 (pocos años), pero ponen en jaque a Europa. La Revolución Francesa
establece unas bases completamente distintas en el orden político y los ejércitos napoleónicos
expanden estas ideas por Europa. La Revolución empezó siendo monárquica pero terminó
asesinando a los reyes. Todo esto supuso una conmoción muy fuerte en Europa. La Revolución
se convirtió en un baño de sangre que horrorizó al continente y por eso muchos creyeron que
aquellos acontecimientos tan brutales eran fruto de las ideas ilustradas, por eso hubo un
retroceso de éstas, y esto también ocurrió en España. De tal manera que aquí se impuso un
cordón sanitario para impedir que las ideas francesas entraran en nuestro país. España era un
país de los más monárquicos y religiosos de Europa. Aquí la Iglesia estaba fuertemente
arraigada en la población.
La Rev. Fr. coincidió en España con un monarca débil, Carlos IV. En aquellos momentos el
monarca no supo afrontar las circunstancias. De ahí se explica el desastre de la España del
paso del XVIII al XIX. Las medidas de la Ilustración en España habían fracasado, porque habían
querido convertir a la monarquía en absoluta y destacaron por su aversión a todo lo popular.
Por eso, cuando, en 1808, el ejército francés invade España, se encuentra con una maquinaria
y unos organismos políticos ineficaces, porque la Ilustración había contribuido a neutralizarlos.
De ahí que fuera el mundo social el que se levantara contra Napoleón, en nombre de las ideas
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tradicionales. Es decir, el levantamiento de los españoles no es fruto del liberalismo o la
Ilustración, sino de las ideas religiosas y monárquicas.
5. LAS FUENTES DEL DERECHO CANÓNICO
El Derecho Canónico es un derecho vigente. Es el derecho propio de la Iglesia Católica y
también el derecho que regula instituciones mixtas como el matrimonio o las sucesiones. A
partir del s. XIV la Iglesia entró en una profunda decadencia. La influencia de Francia sobre la
Iglesia es tal que los papas trasladan las sede pontificia a Avignon. E incluso, no solo hay un
papa, sino dos o incluso tres. Europa se divide y unos reinos obedecen a un papa y otros a
otro. Todo esto crea una situación de irregularidad y desorden eclesiástica que afecta a la vida
religiosa del clero y fieles. Por eso urge la reforma de la Iglesia.
En España, los reyes tanto de Castilla como Aragón, intervinieron con mucha frecuencia
para reformar las instituciones eclesiásticas. Sobre todo, en Castilla, desde finales del s. XIV, se
mostraron partidarios de la renovación de la Iglesia. A finales del XV toman sobre sí la empresa
de esta renovación. Uno de sus cooperadores será el cardenal Cisneros, figura política y
religiosa máxima de la época. Así pues, con los reyes católicos, la Corona española es el
principal motor de la reforma. Se reforman las órdenes religiosas, el clero secular (de las
parroquias), y se sanea la vida religiosa del pueblo. Esta labor la continúan sus sucesores Carlos
I y Felipe II. En el s. XVI se convoca el Concilio de Trento. Es un concilio universal, de toda la
Iglesia. Se reforma toda la Iglesia frente al desarrollo de la herejía protestante. La nación más
importante en este concilio es España. Trento estableció dos clases de decisiones: unos
cánones dogmáticos, donde fijaban el dogma frente a la herejía protestante; y unos decretos
de reforma, donde se establecían los criterios para sanear la vida moral del clero y de los fieles.
Una vez que se clausuró el concilio, la Santa Sede pidió a los príncipes cristianos que recibieran
los cánones y decretos conciliares. El rey Felipe II, por pragmática del año 1564, declaró que
todas las decisiones del Concilio de Trento eran ley del reino, y aplicables en España. Por eso
los cánones y decretos tuvieron eficacia civil.
En la segunda mitad del s. XVI, el reinado de Felipe II, coincide con el momento más
esplendido de la reforma católica. España pudo influir de tal manera en el Concilio de Trento y
la Iglesia universal gracias a que la reforma se había introducido con anterioridad y
principalmente impulsada por los reyes. Sin embargo, pese al profundo catolicismo de los
reyes españoles, y al ser España la defensa del catolicismo en Europa, las relaciones entre los
reyes españoles y los papas fueron regulares/malas. El papa, además de ser jefe de la Iglesia,
era príncipe temporal. España era la potencia hegemónica en España y en Italia. Por eso a
muchos italianos les molestaba esta presencia extranjera y fue un motivo frecuente de
fricciones entre la Santa Sede y España, e incluso guerra entre pontífice y rey. A los papas
generalmente les asustaba la excesiva preponderancia española en Europa. Cuando había
diferencias entre éstas, generalmente se arreglaban mediante concordias, tratados. A pesar de
las fricciones que hubo las relaciones de cooperación entre la Santa Sede y España fueron
frecuentes. España era la máxima potencia militar de Europa, y no sólo era la única potencia
capaz de derrotar al protestantismo, sino también la única capaz de detener la expansión
musulmana. Gran parte de los territorios españoles tenían rivera en el Mediterráneo, que era
medio islámico y cristiano. La única potencia europea que defendió a Europa del Islam fue
España.
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La enseñanza del derecho canónico se produjo en las universidades, donde había una
Facultad de Cánones, que se ocupaba exclusivamente del Derecho Canónico (Valladolid y
Salamanca). También se renueva el Derecho Canónico con figuras como Martín de Azpilicueta.
El manual de derecho canónico que más se utilizaba era el de Lancelotti.
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LECCIÓN 9:
LAS FUENTES DEL DERECHO CASTELLANO
1. El sistema vigente en Castilla a mediados del s. XIII
2. El Fuero Real. Las Leyes Nuevas y las Leyes de Estilo
3. El Espéculo y las Partidas
4. Los resultados de la política alfonsina
1. EL SISTEMA VIGENTE EN CASTILLA A MEDIADOS DEL S. XIII
En el s. XIII hay claros intentos de sustituir el viejo sistema jurídico por el inspirado en el
Derecho Común. Esto, sin embargo, no se produce hasta 1348 cuando el rey Alfonso XI y las
Cortes de Alcalá de Henares establecen un orden jurídico para Castilla, en donde se da ya un
reconocimiento del Derecho Común. Este orden de prelación de 1348 regirá en Castilla,
excepto en Vascongadas, regirá parcialmente en América y a partir de principios del s. XVIII
regirá en Valencia y en materia de Derecho Público en Aragón, Cataluña y Mallorca. El sistema
jurídico instaurado en 1348 regirá hasta finales del s. XIX con la promulgación del Código Civil.
Cuando en el año 1252, el rey Alfonso X el Sabio, con la muerte de su padre, sube al trono,
se encontró con una gran diversidad jurídica.
- El sistema visigótico-mozárabe era predominante en León, Murcia, Toledo,
Córdoba y Sevilla.
- El sistema de derecho libre (de costumbres) regía en parte de La Rioja y la
comarca de Burgos.
- El sistema de fueros breves era predominante en Galicia, Asturias y parte de
Castilla la Vieja.
- El sistema de fueros extensos predominaba en la provincia de cuenca, parte de
Jaén y Extremadura Castellana.
2. EL FUERO REAL. LAS LEYES NUEVAS Y LAS LEYES DE ESTILO.
Alfonso X el Sabio fue un monarca relativamente guerrero. No sobresalió como guerrero
sino como monarca culto e ilustrado. Su nombre está asociado a un momento de esplendor en
España y también está asociado a la idea de una reforma jurídica unificadora para establecer
un único orden jurídico para todo el reino. Esto tuvo sus precedentes en los reinados
anteriores:
- Alfonso VIII, rey de Castilla, concedió el Fuero de Cuenca a otras localidades del
sur y la Extremadura Leonesa, de tal manera, que llegaría en un momento en que
todas las localidades tendrían el mismo texto.
- Fernando III el Santo, rey de Castilla y León, concede el Fuero de Cuenca a
diversos pueblos de Jaén y el Fuero de Toledo o Fuero Juzgo (Líber Iudiciorum
romanizado) a Sevilla y Córdoba. Fernando III el Santo, monarca guerrero,
reconquistó Sevilla., Se sabe poco de ello y es posible que no lo hubiera hecho,
pero si lo va a hacer su hijo Alfonso X.
Alfonso X va a hacer dos cosas:
- Redacta un nuevo texto foral, el Fuero Real, y lo extiende por diversas localidades
del reino.
53
-
Redacta una obra doctrinal para reformar el Derecho que, al parecer, fue lo que
intentó hacer su padre. Se llama el Setenario.
Respecto al Fuero Real, recibió diversos nombres: Fuero del Libro, Libro del Fuero de
las Leyes, Fuero Castellano, y en el s. XIV Libro de las Flores o Flores de las Leyes. Parece que
se redactó entre 1252 y 1255 y se concede, individualmente, en diversas localidades que o
bien carecían de fuero, o bien tienen un fuero que no es satisfactorio, o bien todavía se
rigen por sentencias judiciales. Se conceden a localidades del norte del reino de Castilla:
Burgos, Soria, Alarcón, Peñafiel, Talavera, Guadalajara, Valladolid…
El Fuero Real, que era el ordenamiento local, estaba formado por cuatro libros que
están escritos en castellano y no en latín. Es un texto donde hay inspiración del Líber
Iudiciorum y en textos de Derecho Común desconocidos. En aquellos lugares donde es
concebido el Fuero Real es la única ley aplicable.
Íntimamente relacionados hay otros dos textos:
- LEYES NUEVAS (1265-1278) Redactadas en Burgos. Son nueve conjuntos de textos
que proceden del Fuero Real y de aclaraciones que los jueces pidieron al rey sobre
textos del Fuero Real. Hay documentos de Alfonso X el Sabio y de su sucesor
Sancho IV.
- LEYES DEL ESTILO. Se llaman así porque el estilo era la forma de actuar en el
tribunal y, en este caso, reflejan la forma de actuación de actuar el tribunal real en
tiempos de Alfonso X y sucesores. Son más de 200 leyes recopiladas en tiempos
del rey Fernando IV, nieto de Alfonso X. Consisten en aclaraciones y advertencias
sobre el fuero real y otros textos y reglas para administrar justicia. Aunque se les
llama leyes, en realidad, no son leyes en estricto sentido, sino jurisprudencia y
doctrina jurídica. Menciona otros textos, como el Digesto, las Decretales y a un
jurista de cierta fama, Fernando Martínez de Zamora.
3. EL ESPÉCULO Y LAS PARTIDAS
Las partidas es el texto jurídico más importante atribuido al rey Alfonso X. Pero en realidad
no son obras de aquel monarca íntegramente, sino que el texto que se conoce hoy es del s. XVI
sobre una reelaboración de los siglos XIII y XIV.
Alfonso X el Sabio redactó un código que se llamó Fuero del Libro, pero que a partir del s.
XIV, para no confundir con otros textos jurídicos se le denominó espéculo. Esta obra fue del
rey con la colaboración de Fernando Martínez Zamora y Jacobo de las Leyes. Entre los años
1256 y 1260. Es utilizado por el rey cuando actúa como juez y por los jueces nombrados por el
rey. En ocasiones, el propio monarca, da vigencia a alguna de sus disposiciones. Es posible que
en esta primera redacción el espéculo constara de 5 libros. Es el embrión de las partidas, es la
primera redacción de éstas. Sobre este primer texto se hizo una reforma en tiempos del Rey
Sabio y bajo su autoridad, hacia 1265.
Ya muerto Alfonso X, en el reinado de Fernando IV, 1245-1312, se hizo una tercera versión
que es más formativa y educativa. Tiene una clara orientación romanista y canonista. Utiliza el
Setenario, textos de Derecho Mercantil como Roles de Olerón, y de Derecho Feudal como los
Libri-feudorum. En esta época es cuando empieza a llamarse a este texto jurídico las partidas y
cuando se le divide en 7 libros. Recoge textos de la filosofía antigua. Hacia el año 1325 este
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texto sufre una nueva reelaboración, y lo mismo ocurre hacia el año 1340, de tal manera que
el texto que hoy conocemos con el nombre de las partidas no se escribe de repente, sino que
es un texto que sobre un fondo original de Alfonso X y colaboradores se van añadiendo otros
materiales tanto en el s. XIII como XIV. Sobre este texto es sobre el que se hizo la edición oficial
a mediados del s. XVI. Las partidas es un texto importantísimo en el Derecho Español. Su
vigencia duró hasta el s. XIX, hasta la entrada en vigor del Código Civil. Por otra parte, es un
texto de una gran calidad. Es una expresión jurídica básica en la cultura española.
4. LOS RESUTADOS DE LA POLÍTICA LEGISLATIVA ALFONSINA
Alfonso X el Sabio era un monarca idealista y con escaso sentido práctico. Como su madre
era una princesa alemana tuvo pretensiones a la Corona Imperial, pero fracasó en ellas. A
veces su forma de gobierno parece un poco atolondrada, acelerada. Por eso, su reinado no
dejó de ser desgraciado en algunos aspectos. A pesar de su interés por las cuestiones jurídicas
y porque el derecho fuera la norma reguladora de la sociedad, a veces no demostró un gran
respeto por las cuestiones jurídicas. Uno de los hechos más llamativos de su reinado son los
asesinatos que el mandó cometer, por razones que hoy no se conocen, mandó matar a su
hermano. También dejó un pleito sucesorio y dinástico que duró bastante tiempo y que
demuestra como su intervención en los asuntos legales y jurídicos fue sumamente
perturbador. El asunto dinástico demuestra hasta que punto las intervenciones jurídicas del
rey enredaron los aspectos legales más que aclararlos.
El asunto sucesorio que dio lugar a una guerra fue el siguiente. Alfonso X tuvo cerca de 10
hijos. El mayor se llama el infante Don Fernando de la Cerda era el heredero del trono, pero
murió antes que su padre, Alfonso X. Entonces surgió el problema de a quien le correspondía:
al hijo segundo, el infante Don Sancho, o al nieto primogénito, el infante don Alfonso de la
Cerda. Es decir, lo que se discutía es si en el derecho castellano había derecho de
representación. Es decir, si el nieto representa los derechos de su padre muerto antes que el
abuelo. Según el derecho tradicional castellano no lo había, y por lo tanto en la cuestión de
sucesión del trono si moría el hijo antes que el padre rey, el nieto no tenía ningún derecho,
pasaba al hijo segundo. Sin embargo, el derecho común si reconocía el derecho de
representación, por lo tanto, al morir Alfonso X, queda este pleito dinástico que va a durar
hasta la primera mitad del s. XIV porque los de la Cerda van a pretender el trono de Castilla.
Esto es un síntoma de cómo Alfonso X tenía más buenos deseos que logros felices, porque la
sociedad castellana estaba muy apegada a su derecho, y repugnaba las reformas del rey sabio.
Se aplicó el derecho tradicional castellano y subió al trono Sancho IV.
Los últimos años del reinado de Alfonso X fueron tristes por el descontento de sus reinos.
Hacia 1270 estalla el descontento y por eso Alfonso X debe retroceder en sus ansias de
cambios jurídicos. Alfonso X y sus sucesores confirman los privilegios y el derecho tradicional
porque la nobleza se lo pide. No esta del todo claro cuales fueron los efectos de la política
legislativa alfonsina en el s. XIII. El problema era que si los jueces del rey juzgaban según el
derecho nuevo, había unos problemas muy serios, porque un pleito si era juzgado por los
jueces nombrados por el concejo se sentenciaba por el derecho tradicional. Pero si ese pleito
era juzgado por los jueces nombrados por el rey se aplicaba el derecho común. Por lo tanto la
sentencia era distinta y daba lugar a problemas. Se hizo una concordia para esta situación: se
establecieron dos clases de pleitos, los pleitos foreros y los pleitos del rey. Los pleitos foreros
eran pleitos que siempre se juzgaban por el derecho tradicional, el fuero local, tanto los jueces
del concejo, reales o el rey mismo el que juzgase. A falta de prescripción se debía acudir al rey
que era el que establecía la norma aplicable. En Castilla la Vieja, a falta de prescripción, en el
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derecho tradicional se debía acudir al rey o a los jueces del rey. Los otros eran los llamados
pleitos del rey. Estos pleitos eran siempre fallados según el Derecho de la Corte. Se les llamó
casos de corte. Eran casos especialmente graves. Fueron fijados por las cortes de Zamora en
1274.
Se sabe poco de los resultados de la política jurídica alfonsina, pero si parece que de
momento tuvo resultados escasos y se volvió al orden tradicional. Esto además coincide con
un momento de debilidad de la corona. Al morir Alfonso X deja un pleito sucesorio, una guerra,
y a ello se debe enfrentar su hijo Sancho IV. El reinado de Sancho IV dura muy poco y deja
como heredero a su hijo de corta edad Fernando IV. Como es niño debe gobernar su madre, la
reina María de Molina. También Fernando IV, y le sucede su hijo Alfonso XI que es un niño de
2 años. Y vuelve a gobernar María de Molina en su nombre. De tal manera que los sucesores
de Alfonso X, la institución monárquica atraviesa momentos de flaqueza, no son tiempos para
imponer un cambio jurídico. De ahí ese retorno al derecho tradicional que ocurrió en Castilla.
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57
LECCIÓN 10:
LAS FUENTES DEL DERECHO CASTELLANO II
1. El establecimiento oficial de un sistema de fuentes
2. Las leyes y su recopilación
3. Los fueros
4. Las partidas
5. La doctrina de los doctores
6. La literatura
1. EL ESTABLECIMIENTO OFICIAL DE UN SISTEMA DE FUENTES
Alfonso XI heredó en 1312 siendo un niño. Con lo cual vuelve a ocuparse de la regencia su
abuela María de Molina. Pero cuando Alfonso XI adquiere la mayoría de edad y comienza a
gobernar por sí mismo, da señales evidentes de ser un monarca con grandes defectos pero
grandes cualidades políticas. Entre sus defectos su extremada crueldad. Entre sus cualidades
su espíritu guerrero y su interés por las cuestiones jurídicas y administrativas. Se crearon los
corregidores, que eran los representantes de la corona en diversos territorios del reino. Se
creó un tributo: la alcabala, que grababa las ventas y las permutas.
En 1348, Alfonso XI, convocó las Cortes de Alcalá de Henares. Se propone las reformas
necesarias para mejor administración de la justicia. Fueron oídas las Cortes, los jueces del Rey
y también intervino el príncipe Don Juan Manuel. De éstas Cortes salieron un conjunto de leyes
que reciben el nombre de ordenamiento de Alcalá. Este ordenamiento está dividido en títulos.
El último de ellos recoge el denominado ordenamiento de Nájera, un texto atribuido a unas
supuestas Cortes de Nájera de Alfonso VII el Emperador. Estas cortes de Alcalá aprovecharon
ordenamientos hechos en cortes anteriores, como las de Segovia, Villa Real y Burgos. Para
nosotros el texto que ahora tiene más importancia es el que está contenido en el título 28, ley
1. Está el famoso orden de prelación del derecho castellano, que es la espina dorsal sobre la
que descansa el derecho castellano hasta el s. XIX. Este orden de prelación fue derogado por el
vigente código civil, a finales del s. XIX. El orden de prelación establece como se debe aplicar el
derecho castellano según las fuentes. Alfonso X, con su obra legislativa, había promovido un
cambio sustancial. Este orden de prelación quiso poner orden al panorama jurídico de Castilla.
Cuando existía un conflicto o había que regular una situación, el ordenamiento de Alcalá
afirmaba que en primer lugar debía aplicarse el texto del propio ordenamiento de Alcalá. Esto
se interpretó como que debía aplicarse en primer lugar el texto o recopilación en donde
estuviera incluido este orden de prelación del ordenamiento de Alcalá. Terminó por
considerarse que debía aplicarse en primer lugar la legislación Real y de Cortes. Si en estos
textos no hay prescripción aplicable, en segundo lugar se deben aplicar los fueros, pero deben
tener ciertas cualidades: que el fuero esté en uso; que el fuero no sea contra dios, la razón o
las leyes; se respeta el denominado fuero de los fijosdalgo, el sistema de fueros por el que se
regulaba la nobleza. Si tampoco en el texto de los fueros se encuentra prescripción aplicable,
se debe aplicar en tercer lugar las partidas. Las partidas fue una obra que su primera redacción
la realizó Alfonso X, pero que después fue reelaborada en los s. XIII y primera mitad del XIV.
Por lo tanto cuando se reúnen las Cortes en Alcalá corrían por Castilla diversas versiones de las
partidas, que no eran todos iguales porque eran manuscritos. Por lo tanto, en las Cortes de
Alcalá, se ordena que en el Palacio Real se ponga un texto oficial, sellado. Y sobre ese texto se
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copien los demás textos que deben aplicarse. En última instancia, si no hay prescripción de
ningún tipo se debe acudir al rey, que establecerá la norma aplicable.
Este orden de prelación tiene unas consecuencias en el derecho castellano. En primer lugar
es el triunfo del poder legislativo del monarca. El rey no solo tiene facultad de hacer leyes,
sino de modificar, interpretar leyes, fueros y partidas. También supone la postergación de los
fueros. Los fueros inician su decadencia y cada vez van a tener menos importancia en el
derecho castellano. También se supone que por primera vez las partidas son un texto de
derecho vigente.
El texto del ordenamiento de Alcalá fue modificado en tiempos de Pedro I, hijo de Alfonso
XI. Pero se desconoce el alcance de esta modificación.
2. LAS LEYES Y SU RECOPILACIÓN
El orden de prelación ya visto, establecía que en primer lugar se aplicara el texto del propio
ordenamiento. Esto se interpretó como que se aplicara, a parte del texto del propio
ordenamiento, todos aquellos cuerpos legales en los que se incluía el orden de prelación. Y el
orden de prelación se incluyó en las Leyes de Toro de 1505, en la Nueva Recopilación de 1567,
y Novísima Recopilación de 1805. Posteriores declaraciones legales consideraron que, en
primer lugar, debía aplicarse, en general, la legislación Real y de Cortes. Es decir, todas
aquellas normas emanadas del rey solo, que se llamaban pragmáticas, y todas aquellas
normas que emanaban del Rey y de las Cortes, llamadas leyes u ordenamientos de Cortes. De
esta forma se estableció claramente la supremacía del derecho legal sobre el derecho
consuetudinario. A partir del s. XIII la potestad real se robustece. En los siglos XIV y XV se
reúnen en numerosas ocasiones las Cortes. El rey legisla profusamente. El numero de normas
emanadas por el rey solo o con las cortes se hizo cada vez más numeroso. El problema era cual
de las normas era superior, si una ley del rey solo o con las Cortes. Como en varias ocasiones
ocurría, que las pragmáticas, derogaban los ordenamientos de Cortes, las Cortes protestaban.
De tal manera que en Castilla, la potestad legislativa, residía fundamentalmente en el rey,
salvo el caso de Ley Fundamental, en donde el rey tenía que tener el acuerdo de las Cortes.
En el s. XV, las normas de cortes y del rey solo, proliferaron tanto que éstas protestaron de
tanto desorden. Y por lo tanto se hacía necesaria una recopilación. La recopilación en realidad
era una yuxtaposición de leyes todas vigentes. Se formaban uno o varios libros con el derecho
vigente y así era mucho más fácil el reconocimiento. Esta técnica recopiladora se hizo común y
general para todos los territorios de toda la geografía española. Recopilaciones en los
territorios ibéricos, italianos e incluso en América. En 1474 comienza el reinado de los reyes
católicos. Los reyes católicos imponen en sus reinos y territorios la paz y el orden. En aquel
entonces los reinos eran presas de guerras civiles. Los Reyes Católicos fundan el primer Estado
Moderno de Europa. Pero los Reyes Católicos tenían una idea clara: la paz no es obra solo de la
voluntad real, sino que la paz es obra, sobre todo, del derecho y de la justicia. Bajo su reinado
comienzan las obras de tipo recopilador, para que un ordenamiento justo se conozca en todo
el territorio.
El primer texto recopilatorio que se conoce es el Ordenamiento de Montalvo. Díaz de
Montalvo era un jurista y un letrado castellano que recibió el encargo de los Reyes Católicos
de realizar un texto recopilador del derecho castellano. En el año 1484 se imprimió por
primera vez en Huete (Cuenca). Los Reyes Católicos mandaron que el Ordenamiento de
Montalvo lo tuvieran todos los reinos castellanos junto con las partidas y el fuero real. Está
divido en 8 libros, divididos en títulos, y estos en leyes. Contiene leyes de Cortes posteriores a
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1348 (Alcalá de Henares) y también pragmáticas y ordenanzas. A pesar de que no tuvo sanción
oficial, debió ser utilizado con frecuencia.
Aun así, era una obra insuficiente. Y por eso, durante el reinado de los Reyes Católicos, se
hizo otro texto recopilador, que es el Libro de Bulas y Pragmáticas de Juan Ramírez en el año
1503. Fue promulgado y sancionado oficialmente. Es un texto de Derecho Positivo. Contiene
leyes procedentes del Fuero Real, Partidas, Leyes de Cortes y Letras Pontificias.
La política de los Reyes Católicos fue radical con respecto a los reinados anteriores, pero no
revolucionaria. Afirmaron la superioridad de la Corona respecto a otros órganos, pero no
destruyeron los estamentos ni las instituciones. Comenzar a asentar el sometimiento social al
poder del Derecho, al imperio de la ley. Isabel la Católica, en la última etapa de su vida, tuvo
un especial interés por ordenar el Derecho. Ese Derecho, para que regulase la vida social,
debía ser conocido, por eso, en su Codicilo (1504) ordena que se haga una recopilación, que se
ordene el Derecho porque los textos que había eran insuficientes. Al año siguiente de su
muerte se reúnen las Cortes de Toro (1504 – 1505) para pronunciar a los nuevos reyes de
Castilla, Juana la Loca y Felipe el Hermoso. En esta reunión también promulgan las Leyes de
Toro. El reinado de Juana la Loca duró pocos años ya que su marido murió y la reina, viuda,
pierde el juicio. Entonces, Fernando el Católico, vuelve a Castilla como gobernador, y encarga a
Galindez de Carbajal que haga una recopilación, y al parecer, hace una obra de recopilación de
Derecho Castellano que nunca se llegó a promulgar. Muerto Fernando el Católico, viene a
España en 1517 el hijo y heredero de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Carlos I. El había
nacido en 1500, apenas tenía 17 años. A Carlos I le interesaron en gran medida los asuntos de
la Administración. Las Cortes de Castilla pedían que se hiciera una recopilación y Carlos I se la
encarga al jurista López de Alcocer, pero falleció y la recopilación no se llegó ni a promulgar ni
a publicar. Le sucedieron en la tarea Guevara, Escudero, Arrieta y Atienza, que será el que la
termine. Los juristas se iban muriendo y la recopilación no aparecía. Al final, Atienza, ya en el
reinado de Felipe II, se promulga la Nueva Recopilación en 1567. Es una obra de nueva planta,
que se compone de 9 libros. Fue una obra con errores pero muy útil. Lo fundamental del
Derecho Castellano lo condensó en tan solo 9 libros. Fue una obra especialmente importante
para jueces y juristas.
Las Cortes de Castilla, durante el s. XVI, fueron perdiendo importancia ya que el rey fue
adquiriendo la potestad legislativa. Las Cortes se ocupaban de los impuestos. Lo que sí fue muy
importante fueron las pragmáticas. Felipe II fue un rey letrado, había recibido una excelente
educación, era muy culto. Tuvo un reinado sin validos ni favoritos, el rey lo resolvía todo. Por
eso, la legislación real (o pragmática) fue muy numerosa, de ahí, que la Nueva Recopilación se
hiciera insuficiente. Lo que se hizo a lo largo de las nuevas impresiones de la Nueva
Recopilación fue añadir las nuevas legislaciones, pero también resultó insuficiente. Ninguno de
los sucesores de Felipe II, a lo largo del s. XVII hicieron esa nueva recopilación, de nueva
planta, que se necesitaba.
En 1700 tuvo lugar un cambio dinástico. En 1745 se imprimió de nuevo la Nueva
Recopilación y a parte de los 9 nuevos libros que la formaban se añadió un Tomo de los Autos
Acordados. Comenzó a idearse hacer una recopilación distinta, pero esa obra no se realizó a lo
largo de todo el s. XVIII. A partir de 1745 se pensó hacer un nuevo tomo con los Autos
Acordados y se le encargó a Lardizábal, pero no llegó a promulgarse. A pesar de lo activo que
fue el reinado de Carlos III no se hizo ninguna recopilación.
En el reinado de Carlos IV fue cuando se encargó a Juan de la Reguera y Valdelomar que
corrigiese las imperfecciones del tomo de Lardizábal y lo presentó a la Corte y al Consejo, pero
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además hizo una obra recopilatoria completa y la presentó junto a la corrección. El consejo
escogió la recopilación (que no fue ordenada, sino voluntaria) de tal manera que el
suplemento nunca se llegó a promulgar y, sobre el proyecto de recopilación, que había
presentado Juan de la Reguera Valdelomar al Consejo, se hace un texto completo. En 1802 se
crea una junta y ésta, con Juan de la Reguera, elabora un texto completo, una obra
recopiladora completa. En 1805 Carlos IV promulgó ese texto que se considera obra principal
de Juan de la Reguera, que se llamó Novísima Recopilación de Leyes de los Reinos de España.
Ya no es un texto puramente para la Corona de Castilla, sino de toda España. Es una obra con
muchos defectos, anacrónica y anticuada. La técnica que predominaba ya no era la
recopilación, sino la codificación, cuerpos reales articulados (códigos). En 1808 se le añadió un
suplemento.
La Novísima Recopilación fue una obra muy criticada. Se caracteriza por el establecimiento
del sistema liberal en España. En materia jurídica, los liberales fueron derogando el Derecho
del Antiguo Régimen, paulatinamente y brevísimos casos. Por eso siguió vigente prácticamente
durante todo el s. XIX, hasta que el Código Civil lo derogó (1888-1889)
Estos textos (Ordenamiento de Montalvo, Libro de Bulas y Pragmáticas, Nueva Recopilación
y Novísima Recopilación) solo regían en el reino de Castilla, excepto en las Vascongadas, y la
Novísima Recopilación que también regía en Aragón.
3. LOS FUEROS
El Ordenamiento de Alcalá establece que sino se encuentra prescripción aplicable para un
caso ni en la legislación de las Cortes, ni en la legislación Real, se debe acudir a los Fueros. Esta
obra daba facultades a los reyes para modificar o mejorar los Fueros y establecía que los
Fueros no podían ir en contra de la ley ni de la razón, ni contra Dios. Requería que, para que
fuesen aplicables, debían de estar en uso. Ya en el propio Ordenamiento de Alcalá, los Fueros
eran mirados con cierta prevención y se estableció una serie de requisitos para su uso. Todo
esto hizo que entraran en una etapa de decadencia. Se hicieron obsoletos y a partir del s. XIV
fueron perdiendo importancia y vigencia, lo que provocó que gran parte de ellos quedaran en
desuso, sin embargo recogían el Derecho Español, autóctono, indígena.
En la segunda mitad del s. XVIII hubo un intento de resucitar la vigencia de los fueros por
una razón: porque la Corona pensaba que los Fueros favorecía sus facultades, sin embargo,
esta resurrección fue inútil. Las consultas que se hacen en 1790 sobre la vigencia del Fuero de
Sepúlveda y en 1792 el Fuero de Soria demuestran que ya eran unos textos jurídicos de otro
tiempo y que su vigencia era residual y marginal. El problema era ese requisito que exigía que
tenían que estar en uso, pero también había que pensar que el uso del Fuero tenía que darse
en la práctica, es decir, que la población se rija por él. Los ilustrados consideran que la
potestad está en el rey y no en la sociedad, por eso creían que el uso de los Fueros tiene que
darlo la potestad real y no la sociedad.
Hay dos textos dentro de los Fueros cuya vigencia fue discutida:
- Fuero Juzgo. Era el Líber Iudiciorum traducido al castellano. Se había establecido
en municipios del centro y sur de Castilla
- Fuero Real. Se aplica en las localidades donde es texto de ordenamiento local y en
la corte.
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Eran textos de un valor excepcional y los juristas discutieron sobre su vigencia. En cuanto al
Fuero juzgo hay dos opiniones:
- Se tiene que considerar en uso, salvo prescripción en contrario
- Era necesario comprobar el uso en cada caso.
Sobre el Fuero Real había una diversidad de opiniones. Se aplicaba siempre que su uso
fuera suficiente y esta evidencia se daba en todo los casos. En 1505 las Leyes de Toro
equipararon a los demás fueros y se exigió que su uso fuera probado en cada caso. Los juristas
mostraron posiciones diversas sobre el fuero Real. Gregorio López opinaba que debía probarse
su uso en cada caso, es decir, que su vigencia es como la de cualquier otro Fuero. Otras
opinaban que no es necesario probarlo en aquellas prescripciones del Fuero Real recogidas en
las Leyes de Toro o las recopilaciones.
Como conclusión hay que decir que los Fueros no hicieron más que perder importancia, y
por tanto, en Castilla se aplicaba en mayor medida tanto la legislación de Cortes como Real y
las Partidas.
4. LAS PARTIDAS
Es la tercera fuente a aplicar según el Ordenamiento de Alcalá de 1348. Las Partidas es una
obra comenzada a escribir por Alfonso X el Sabio y elaborada y reelaborada bajo su reinado y
durante la primera mitad del s. XIV.
El texto de las Partidas esta manuscrito y corrían por Castilla varios manuscritos pero todos
distintos. Cuando las Cortes de Alcalá escribieron las Partidas en tercer lugar en el
Ordenamiento de Alcalá (orden de prelación) el rey, Alfonso XI mandó hacer un ejemplar
oficial y copias. No se sabe con certeza si esta labor se llevó a cabo pero, la verdad es que
siguieron haciéndose ejemplares distintos y diversos de las Partidas.
Una vez más, bajo el reinado de los Reyes Católicos, se intentó establecer un único texto de
las Partidas y se estableció un texto elaborado por Díaz de Montalvo que se imprimió 7 veces,
la última en 1750 pero es un texto muy defectuoso y, por eso, no resolvió el problema. De
todo esto se derivaban serios problemas legales. Las Cortes de Castilla protestaron ante el rey
Carlos I por este texto.
Fue un jurista, Gregorio López, el que hizo un texto depurado de las Partidas y lo presento
al Consejo Real, que lo aprobó en el año 1555 y fue impreso oficialmente. Es una impresión
que cuenta con la sanción real de Carlos I. Es la edición oficial de las Partidas. La impresión de
las partidas de ese año es hoy la comúnmente utilizada y consultada. El texto de las Partidas
está escrito en castellano y el comentario a cada ley está escrito en latín, comentarios del
propio Gregorio López (los comentarios se denominan glosas). Las impresiones de las partidas
han sido del texto de Gregorio López. En algunos casos, las glosas, han sido traducidas al
castellano. Las fuentes más utilizadas fueron las propias Partidas, junto con la legislación Real y
de Cortes, que rigieron hasta finales del s. XIX.
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5. LA DOCTRINA DE LOS DOCTORES
El rey es el gran ganador en el Ordenamiento de Alcalá porque en él se otorgaban unas
facultades legislativas muy importantes. Cuando para un caso no se encontraba prescripción
alguna en los anteriores textos, el Orden de Prelación establecía que se debía acudir al rey, el
que debería de dictar la prescripción o ley oportuna. Sin embargo acudir al rey no se utilizó, se
utilizó la opinión de los doctores. Por eso los propios reyes, para defender su facultad
legislativa, fueron poco proclives a admitir la alegación de los doctores. Juan II, el rey de
Castilla, en la primera mitad del s. XV, prohibió que se alegaran autores posteriores: a Juan
Andrés y a Baldo. Pero este mandato regio no tuvo ningún éxito. Entonces los RR. CC. En 1499
establecen que solo puedan alegarse cuatro autores: Bártolo, Baldo, Juan Andrés y el abad
Panormitano. En 1505, las Leyes de Toro recuerdan el orden de prelación de Alcalá y prohíben
cualquier alegación doctrinal. Pero no tuvieron éxito. Los juristas siguieron alegando a los
autores anteriores y posteriores a los señalados. De tal manera que los mandatos reales
tuvieron escasa eficacia, y la literatura jurídica funcionó como una auténtica fuente del
derecho.
6. LA LITERATURA
Los comentaristas glosaban tanto los textos del derecho romano justinianeo como los
textos del derecho canónico. Toda esta literatura jurídica, a partir del s. XIII, tuvo una gran
importancia. Pero ya en el s. XV esta literatura jurídica era repetitiva y poco original.
A partir del s. XIV la sociedad occidental entra en un período de decadencia, de guerras,
desordenes, abusos señoriales y clericales… El derecho operó como un justificante de estas
situaciones degradantes, y la literatura jurídica aparecía como una manipulación del verdadero
sentido de la ley. En el s. XV y principios del XVI el Renacimiento alcanza su momento más
importante. El Renacimiento es la vuelta a las fuentes, del derecho y otras expresiones
humanas. Se mira la antigüedad clásica como modelo y ejemplo. Ya no se habla de
comentarios de comentarios, sino de fuentes del derecho puras e incontaminadas.
Ya desde finales del s. XV se produce en Castilla la renovación teológica. Se renueva la
teología, que es la reina de las ciencias. Santo Tomás tiene más importancia cada vez. La
teología es una ciencia progresista, el derecho una ciencia reaccionaria. La teología estudia a
Dios, autor de la verdad; el derecho se encierra en un formalismo que ampara todas las
situaciones. Por eso cuando Cisneros, a principios del s. XVI, funda la Universidad de Alcalá,
prohíbe que en ella se estudie derecho civil, y solo permite una parte del derecho canónico. El
humanismo en España penetra como un trasfondo antijurídico muy importante. El humanismo
es teológico, y la teología es la ciencia progresista, porque al tener como objeto el estudio de
Dios, debe estudiar la verdad sin convencionalismos humanos. La renovación teológica en
España es profundísima, y la teología es ciencia de Dios y el hombre.
Sin embargo esta primacía de la teología sobre el derecho no quiere decir que se hayan
abandonado los estudios jurídicos. En los s. XVI y XVII hubo notables juristas. Se siguió
cultivando la ciencia del derecho siguiendo la tradición de los juristas del Bajo Medievo (mos
itálicus). Es una corriente conservadora, con muchos defectos y limitaciones, pero fuente de
obras de extraordinaria calidad. Estas obras de literatura jurídica de estos siglos tienen una
finalidad más forense (argumento para abogados) que docente. En realidad, esta literatura
tiende al conservadurismo. Entra en crisis cuando el humanismo renacentista hace serias
63
críticas sobre ella. Debe acudir a fuentes más puras y mayor verdad histórica para el análisis de
estos textos. El humanismo renacentista fue acogido en España con gran acepción. Por eso,
una de las figuras más relevantes del renacimiento fue Erasmo de Rotterdam. Le gustaba muy
poco el derecho y mucho la teología y era fiel partidario de ir a las fuentes directas.
El renacimiento español es más equilibrado. Los estudios jurídicos fueron comentados. En
España hubo insignes juristas humanistas.
Antonio de Nebrija no es propiamente jurista, es un gramático o
filólogo, pero escribió obras de contenido jurídico, acudiendo a las fuentes
directamente.
Antonio Agustín era un eclesiástico aragonés, y se ocupó de los textos
jurídicos justinianeos.
Diego de Covarrubias era hijo de un famoso arquitecto que hizo el
alcázar de Toledo. Fue presidente del Consejo de Castilla. Sus obras sobre derecho
tienen una calidad excepcional. Pero al lado de estos juristas que escribieron obras
más renovadoras, la mayor parte de los escritores españoles sigue la corriente del
mos itálicus. Pero a pesar de ello, hay nombres y obras importantes. Muchos,
aunque no sean muy humanistas, si tienen una influencia muy importante del
humanismo.
Por otra parte, en la universidad de entonces, coexistían las facultades jurídicas y
teológicas. Se dieron influencias mutuas, y la teología enriqueció el estudio del derecho. Como
la teología también se ocupaba de los problemas humanos, surgió aquella categoría de sabios
que eran los teólogos juristas. Surgieron los tratados de justicia y derecho, escritos
principalmente por teólogos. De tal manera que el derecho aparecía como un medio para
alcanzar la justicia. Si la teología tiene que alcanzar la verdad, el derecho tiene que alcanzar la
justicia. Dinamiza el derecho. Entonces se platearon todas las cuestiones espinosas del
momento. Se estudiaron todas las actividades humanas en incluso grandes asuntos políticos. Y
en un régimen de libertad, que contradice el estereotipo de una España perseguida por la
Iglesia, Inquisición y la nobleza. Se discutió si era legítimo el dominio de España en América,
sobre la legitimidad de la usura, si habías guerras justas, si la Corona podía vender oficios
públicos, si la división estamental de la sociedad era lícita… Se discutieron numerosos
problemas de tipo social, económico y político. Muchas de estas discusiones aparecen en
obras del mos itálicus, e incluso en obras históricas. Es un clima de libertad para lo que era la
situación de la época.
Los juristas castellanos del mos itálicus. Gregorio López, letrado
ilustre, fue el que hizo la glosa a las partidas.
Comentaristas a las Leyes de Toro (1505): Miguel de Cifuentes
(asturiano, Gijón); Juan López de Palacios Rubios; Antonio Gómez; Diego del
Castillo.
Comentaristas de las Ordenanzas Reales de Castilla o Ordenamiento
de Montalvo: Diego Pérez de Salamanca.
Comentaristas de la Nueva Recopilación: Alonso de Acevedo y Juan
Gutiérrez.
Comentaristas al fuero juzgo: Alfonso de Villadiego.
Sobre el derecho nobiliario: Juan Arce de Otalora y Juan García de
Saavedra. En el s. XVII, sobre este derecho nobiliario: Bernabé Moreno de Barras
que escribió “Discursos de la nobleza de España”. A parte de estos comentarios
hay otras obras de literatura jurídica en forma de alegaciones o de prácticas. En
materia de derecho canónico, el renovador es Martín de Azpilicueta.
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Esta doctrina, siguiendo el mos itálicus alcanza un momento de especial esplendor en el s.
XVI. Ya a mediados del s. XVII va entrando en decadencia. Sin embargo todavía hay nombres
importantes. En el s. XVIII la literatura jurídica esta completamente desprestigiada, y los
ilustrados son enemigos de ella y partidarios del estudio del derecho español en sus fuentes.
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LECCIÓN 11:
LOS DERECHOS RELACIONADOS CON EL CASTELLANO
DERECHO EN EL PAÍS VASCO
1. Las fuentes de derecho en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya
2. Influencia y recepción del Derecho Castellano
3. Los cuadernos de hermandad y ordenanzas. El intervencionismo regio
4. El Derecho de estos territorios en la Edad Moderna. La incidencia del movimiento
recopilador
1. LAS FUENTES DEL DERECHO EN ÁLAVA, GUIPÚZCOA Y VIZCAYA
El País Vasco pertenece a la Corona de Castilla pero no son reino de Castilla. En un
principio se unieron a Castilla, formaron parte de la Corona, pero propiamente no son parte
del reino, y jurídicamente, hasta el s. XIX, tuvieron un ordenamiento distinto al Derecho
Castellano.
De estos territorios hasta la Edad Media se sabe muy poco, hasta el s. XI. Tiene una serie
de peculiaridades lingüísticas, sociales, culturales, económicas y poblacionales que lo han
hecho tradicionalmente un lugar muy distinto a lo que es la cultura castellana. No había
grandes poblaciones y sus habitantes estaban diseminados en aldeas y caseríos. Hay una parte
que se puede llamar la Vasconia histórica o profunda, que es la provincia de Guipúzcoa y el
norte de Navarra. Hay otros territorios vasquizados como Vizcaya y parte de Álava. Este
territorio tiene una singularidad que la diferencia de los demás territorios ibéricos, y es que ha
conservado la lengua antes de la llegada de Roma, el euskera o vascuence. Fue una lengua que
se habló en el País Vasco hasta el s. XIX. Entonces empezó a disminuir su uso por ser objeto de
persecución por las Leyes Generales de Educación. Al establecerse el Estado Liberal en España
se identificó lo español con lo castellano y se persiguió el resto de lenguas. Esto supone un
retroceso muy importante del euskera.
Hasta el s. XIX los vascos se consideraban españoles, pero en este siglo, merced a la
persecución del estado liberal, fue cuando surge este sentimiento antiespañolista de los
habitantes de este territorio. Digamos que ellos comenzaron a no considerarse españoles
cuando se les dijo que lo vasco no era español. Históricamente el País Vasco nunca formó una
unidad política ni jurídica. Estaba formado por tres entidades políticas y cada una de ellas con
su ordenamiento. Tampoco formó nunca una unidad política con Navarra. Ésta es política y
jurídicamente distinta a Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. Pero estos territorios, en el s. XIX, tuvieron
cierta cohesión política, porque coincidieron en mantenerse fieles al rey legítimo, Carlos V,
frente a los que consideraban como soberana a Isabel II. Hasta tal punto que fue en el País
Vasco-Navarro donde Carlos V reinó. Pero fue un hecho puntual.
Álava
Durante los s. IX y X, Álava pertenecía a unos condes sujetos a los reyes de Asturias y
después de Castilla. El territorio alavés debía ser un territorio autónomo o medio
independiente. Era un territorio que fue discutido entre Castilla y Navarra. Sin embargo, en
1200, Álava se incorporó definitivamente a Castilla. Es un territorio que socialmente se parece
mucho a Castilla. En Álava siempre hubo poderes señoriales muy importantes, y los reyes
tanto castellanos como navarros, para contrarrestar este poder señorial, fundaron villas y
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enclaves urbanos como Vitoria, Treviño y Salvatierra. Dentro de Álava hay lo que era la tierra
de Ayala, que tenía un derecho consuetudinario muy antiguo.
Guipúzcoa
En el año 1200 se incorporó definitivamente a Castilla. No había poderes señoriales
pero si había poderes nobiliarios. La estructura social de Guipúzcoa estaba organizada en
clanes familiares. En el s. XV había dos bandos: los oñacinos y los gamboínos (casa de Oñaz y
Gamboa). En Guipúzcoa no hay grandes focos de población, son todo caseríos, aldeas… Pero
los reyes, navarros y castellanos, fundan hasta 26 villas, entre ellas San Sebastián. El mundo
urbano se contrapone al clásico mundo rural.
Vizcaya.
Se incorpora a Castilla a finales del s. XI o principios del s. XII. Había una situación
peculiar: tenía unos señores soberanos que eran los López de Haro, pero bajo el reinado de
Alfonso VI se incorporan a la Corona de Castilla, de tal manera que siguen conservando sus
señores pero reconocen la soberanía del rey de Castilla. A pesar de la incorporación de Vizcaya
a la Corona de Castilla conservó su independencia: el rey de Castilla en Vizcaya tenía escasos
poderes. En el s. XIV ocurrió que el Rey de Castilla coincidió con el señor de Vizcaya en una
misma persona: Juan I. Los derechos de los López de Haro como señores de Vizcaya recayeron
en 1370 en Doña Juana Manuela, señora de Vizcaya que estaba casada con el rey Enrique II de
Castilla. Cuando murió Enrique II, en 1379, sucedió el trono de Castilla Juan I. Esto ocasionó
que esta independencia que disfrutaba Vizcaya respecto a los reyes se aminorara. Sin
embargo, los vizcaínos cuidaron de que, a pesar que reconocían como señor de Vizcaya al rey
de Castilla, esto no supusiera la merma de sus privilegios y su derecho. Se hizo con condición
de que el rey de Castilla, señor de Vizcaya, siempre respetara su ordenamiento jurídico. Así lo
declaró en 1390 el Consejo Real de Castilla.
En Vizcaya había, lo mismo que en Guipúzcoa, una diversidad territorial evidente. Existía
la Tierra Llana o Anteiglesias que estaba formada por caseríos de escasa entidad. Frente a la
mayoritaria Vizcaya rural estaba la Vizcaya urbana. A partir del s. XI se fueron fundando villas:
Balmaseda, Marquina, El Órreo, Miravalles, Murguía y Bilbao. Todas estas villas tenían sus
fueros escritos. Lo normal es que en este territorio el derecho fuera consuetudinario que se
recogió por escrito muy tardíamente y se formo el Fuero de Vizcaya en 1452. Este fuero de
Vizcaya rigió tanto en la Tierra Llana, tanto en las villas, como en otros territorios como las
Encartaciones y el Duranguesado. Estos, a la vez tenían otro derecho consuetudinario de
notable antigüedad. En Vascongadas, en general, había disparidad entre villas y mundo rural.
Eclesiásticamente estas tres provincias vascas no tenían una diócesis en ellas. Estos
territorios dependían de obispados situados fuera de ellas. La primera diócesis vasca que se
fundo fue en Vitoria en el s. XIX. Hasta entonces dependían de la diócesis de Calahorra, aunque
otras partes incluso dependían de Bayona (Francia). Mientras que en la provincia de Álava
había distinción de estamentos, es decir, había nobles y plebeyos, en Guipúzcoa y Vizcaya
había la nobleza universal, es decir, todos sus habitantes eran nobles. Por eso en estos
territorios estaba prohibido avecindarse los que no lo fueran. Esto hizo que Guipúzcoa y
Vizcaya, por su condición unánime de nobleza, tuvieran respecto a Castilla, unos privilegios
importantísimo en el orden fiscal y contributivo. Los reyes, por lo tanto, estaban muy
coartados para intervenir en estos territorios porque el ordenamiento jurídico y la condición
noble de sus habitantes les impedían lo que podían hacer en Castilla respecto a los impuestos
y contribuciones.
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2. INFLUENCIA Y RECEPCIÓN DEL DERECHO CASTELLANO
Álava
En 1332, la Cofradía de Arriaga se disuelve y se incorpora a la Corona de Castilla. Firman
con Alfonso XI, el llamado privilegio del contrato, por el cual la Corona respeta el régimen
jurídico de la Cofradía de Arriaga y a la vez el rey Alfonso XI les concede el Fuero Real. Con
posterioridad, la Cofradía de Arriaga, recibió el Orden de Prelación de Alcalá de 1348.
La tierra de Ayala tenía un derecho consuetudinario que en 1373 se recogió en un fuero
escrito. En 1487, a petición de los propios habitantes de la tierra de Ayala, se empezó a aplicar
el Fuero Real, las Partidas y los Ordenamientos de Cortes, aunque siguió vigente el propio
Fuero de Ayala.
Guipúzcoa
Desde el año 1348 rige el Orden de Prelación de Alcalá, aunque conserva su propio
particularismo jurídico.
Vizcaya
En 1452 el señorío y el corregidor hacen el Fuero de Vizcaya, redacción por escrito de
antiguos usos y costumbres. Rigió en el señorío, en las villas, en la tierra llana, en las
Encartaciones y en el Duranguesado. Las Encartaciones, a su vez, tenían otro derecho que en
1503 se recogió por escrito en un fuero. En las villas vizcaínas, en defecto del propio fuero,
regía la costumbre. En aquellas villas vizcaínas rigió el Orden de Prelación de Alcalá. De esta
forma, fue entrando el Derecho Castellano y los fueros tuvieron menos importancia por su
vejez y antigüedad.
En estos tres territorios hubo siempre una defensa de su propio derecho frente a una
influencia del derecho castellano, y para ello tenían un mecanismo que se llama el pase o uso
foral. Mediante este, tenían facultad para rechazar las disposiciones de la Corona si ellas iban
contra los fueros y privilegios. En Álava y Guipúzcoa este mecanismo era ejercido por las Juntas
Generales, y en Vizcaya lo ejercía la Diputación. En Álava fue recogido este mecanismo y
confirmado en los siglos XVII y XVIII, en Guipúzcoa también. En Vizcaya funcionaba también la
conocida cláusula de “obedézcase pero no se cumpla”, de tal manera que se defendió el
ordenamiento propio de Vizcaya.
3. LOS CUADERNOS DE HERMANDAD Y ORDENANZAS. EL INTERVENCIONISMO REGIO
En la Baja Edad Media, sobre todo a partir del s. XI, el clima de inseguridad fue muy
grande en Castilla y en estos territorios, que por estar alejados de donde la Corte residía
normalmente, esta inestabilidad era todavía más evidente. Era una lucha constante de todos
contra todos. Solo la Corona era un mecanismo suficiente para acabar con este estado de
desorden, pero la Corona tenía entonces escaso poder, estaba acosada por la nobleza y no
podía ejercer esta función pacificadora. Fue con los Reyes Católicos cuando se pacifican estos
territorios con la Corona de Castilla.
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Álava
Ya en 1416 se hizo una unión de tres villas: Vitoria, Treviño y Salvatierra. Estas tres villas
formaron una unión o hermandad para defenderse frente a abusos de otros, e incluso dictaron
unas ordenanzas. Pero esta unión o hermandad de las villas alavesas no tuvo éxito. En 1458 se
hizo una nueva hermandad de las villas alavesas. Se dictaron unas ordenanzas que sobre todo
incidían en materia de Derecho Público y Penal. A esta hermandad se fueron uniendo
territorios y diversas entidades locales hasta tal punto que alcanzó mayor extensión física que
la actual provincia de Álava. En 1463 se hizo una nueva redacción de las ordenanzas de la
Hermandad de Álava que duró hasta el s. XIX.
Guipúzcoa
En el año 1347 y en la Junta General de Guipúzcoa se hizo un cuaderno de hermandad
quedando constituida en unión o hermandad. Este ordenamiento guipuzcoano fue renovado
varias veces a lo largo del s. XV.
Vizcaya
En 1394 un juez castellano, Gonzalo Moro, dicta unas ordenanzas de acuerdo con la
Junta General de Vizcaya. Estas ordenanzas rigieron tanto en el señorío de Vizcaya como en las
Encartaciones. Sin embargo, resultaron un fracaso y el clima de inestabilidad siguió. Otro
letrado castellano, Chinchilla, redacta unas nuevas ordenanzas por mandato de los Reyes
Católicos. En 1487 se hicieron unas nuevas ordenanzas para Vizcaya y según estas ordenanzas,
las villas ya no tenían que acudir a la Junta General de Vizcaya. Con esta medida se evitó que la
nobleza tuviera influencia en las villas.
4. EL DERECHO DE ESTOS TERRITORIOS EN LA EDAD MODERNA. LA INCIDENCIA DEL
MOVIMIENTO RECOPILADOR.
El Derecho de estos territorios estaba disperso. Al igual que en los demás territorios de
la península, también aquí se hicieron textos recopiladores para facilitar su conocimiento. Pero
no se hizo un texto general para el País Vasco, sino que cada territorio disponía de su propio
texto.
En Álava, en los s. XVII, XVIII, y XIX, se hicieron diversas recopilaciones por orden
cronológico y se recopiló el derecho fundamental de la provincia de Álava.
En Guipúzcoa, en 1583, se hizo un texto recopilador. En 1696 se hizo un nuevo texto
recopilador. En 1758 se le añadió un suplemento.
En Vizcaya había un fuero hecho por la Junta y el Congreso en 1452 y confirmado por la
Corona en 1454. Este Fuero Viejo de Vizcaya se reforma en 1526 y se le añaden disposiciones
reales. En este Fuero Nuevo de Vizcaya aparece el Orden de Prelación. En primer lugar se
aplica el propio fuero de Vizcaya. En su defecto, las leyes y pragmáticas de Castilla.
A lo largo de la Edad Moderna, hay un hecho evidente en Vizcaya: la dualidad entre el
mundo urbano (villas) y el mundo rural (tierra llana). En el año 1630, las villas vuelven a asistir
a la Junta General de Vizcaya. A partir de ahora, el régimen jurídico entre el mundo rural y el
mundo urbano se va unificando. Vizcaya se rige en primer lugar por el Fuero Nuevo de Vizcaya,
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y en las sucesivas ediciones que se hacen de este fuero a lo largo de la Edad Moderna, se le
van añadiendo nuevas disposiciones.
Por lo tanto, estos territorios pervivieron en la Edad Moderna con una independencia
respecto a la Corona de Castilla. En estos territorios el poder real estaba muy limitado. Era un
modelo de monarquía pactada. Los vascos obedecerán al rey y el rey respetará sus derechos.
En el s. XVIII, los ilustrados mostraron su escasa simpatía por este derecho foral,
entonces lo moderno era el centralismo y no un régimen descentralizado, de tal manera que
ya empezó a haber sus pequeños roces entre la Corona y estos territorios. A principios del s.
XIX y con el reinado de Fernando VII, ante la falta de sucesión masculina del rey, el heredero
del trono era su hermano, el infante Don Carlos. Don Carlos era un príncipe muy tradicional
que era firme partidario de los fueros vascos, y los defendió en el Consejo e Estado. Cuando
muere en 1833 Fernando VII, se plantea el problema dinástico entre Don Carlos y Doña Isabel.
Las Leyes Fundamentales de la monarquía daban los derechos a Don Carlos. Los vascos,
mayoritariamente, se declararon por el monarca legítimo, porque a parte del problema
dinástico veían peligrar sus fueros, porque los que apoyaban a Isabel II eran los liberales y eran
antifueristas. De esta manera, la Edad Contemporánea comienza con un serio problema entre
el fuerismo representado por el carlismo y el antifuerismo representado por el liberalismo.
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LECCIÓN 12:
LOS DERECHOS RELACIONADOS CON EL CASTELLANO
DERECHO EN INDIAS
1. La anexión de las Indias a la Corona de Castilla
2. El sistema de fuentes y su aplicación
3. Las recopilaciones de leyes
4. El derecho indiano criollo
5. Literatura jurídica indiana
1. LA ANEXIÓN DE LAS INDIAS A LA CORONA DE CASTILLA
Esto se produjo en 1492. Un navegante, al parecer de origen italiano, Cristóbal Colón,
ofreció a los Reyes Católicos el ir a China y a Japón por el Atlántico. Cristóbal Colón, se lo
ofreció primero al rey de Portugal. Estos habían terminado la Reconquista antes que Castilla y
se había lanzado a la empresa ultramarina antes que Castilla. Los portugueses se habían
extendido por la costa africana y las costas del atlántico, incluso habían llegado a la zona
tropical de África. Pero la Corte Portuguesa rechazó la propuesta de Colón que pedía muchos
privilegios a cambio. Por eso acude a Castilla, que no había terminado la Reconquista, porque
quedaba el Reino de Granada. Colón encuentra a los Reyes Católicos con el principal propósito
de conquistar Granada. Aunque no parecía un momento muy propicio, los reyes, y sobre todo
Isabel la Católica, le apoyó. De esta forma, en mayo de 1492, se firmaron en Santa Fe las
llamadas Capitulaciones de Santa Fe, que es la primera expresión del derecho indiano. Por
estas capitulaciones Cristóbal Colón se comprometía a descubrir una serie de territorios que
no se sabía ni si existían, y a tomar posesión de ellos en nombre de la Corona de Castilla, y
Colón recibiría los títulos de virrey, almirante y gobernador de todas esas tierras. En ese mismo
año, los tres barcos parten camino de América y por primera vez ven estas tierras en octubre
de 1492. Este es el primer viaje, pero Colón realizará cuatro viajes más. Colón muere en 1504 y
comienzan los pleitos colombinos, puesto que la familia de Colón exigirá a la corona el
cumplimiento de las Capitulaciones de Santa Fe, y terminó en un acuerdo: los Colón
terminaron por renunciar a aquellas prerrogativas a cambio de unos títulos nobiliarios y unas
rentas económicas.
Cuando Colón vuelve del primer viaje, el del descubrimiento, es recibido por los Reyes
Católicos en Barcelona. La noticia de este descubrimiento de estas tierras ignoradas se
expande por toda Europa y llega esta noticia a la Corte de Lisboa. El rey de Portugal había
perdido la oportunidad, y entonces dice que aquellas tierras que descubrió Colón son suyas.
No tenía razón, pero podía tenerla. Portugal había comenzado con la empresa ultramarina
mucho antes que los de Castilla y para legitimar su dominio en aquellos territorios habían
pedido a los Papas unas bulas pontificias y se las habían concedido. Con estas bulas pontificias
les aseguraban la legitimidad de la soberanía en las islas del Atlántico y en el continente
africano. Al llegar colon del primer viaje y tras reclamar el rey de Portugal los territorios
americanos, los Reyes Católicos acudieron al Papa para que de la misma manera que había
legitimado la soberanía de Portugal legitimara la soberanía de los reyes de Castilla en aquellos
territorios que había descubierto Colón.
Se había reconocido el poder del Papa para otorgar tierras y territorios. El Papa de
entonces era español, Alejandro VI, de la familia de los Borgia. Les concedió unas bulas
similares a los reyes de Castilla respecto a estos territorios como las tenían los reyes de
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Portugal respecto a África y las islas atlánticas. Estas son las Bulas Alejandrinas (1493).
También con estas bulas se solucionó el problema de límites con Portugal. Según una de estas
bulas, la Bula de Demarcación, se trazó una línea meridiana de norte a sur. Sin embargo
Portugal no estaba de acuerdo y hubo una negociación entre ambas coronas: el Tratado de
Tordesillas. Según este tratado, el meridiano trazado se desplazó hacia occidente, y entonces
cayó bajo dominio portugués el Brasil. Estas bulas dividieron el mundo en dos dominios, el
portugués y el español.
El Papa tenía estos poderes, unos dicen, porque Cristo se los había concedido. Otros
dicen que el Emperador Constantino (s. IV) había concedido al Papa San Silvestre la soberanía
de todas las tierras de occidente. Aunque esto no era del todo cierto, se basaban para tener
estos poderes los papas, por eso los Reyes Católicos, para obtener la soberanía, acudieron al
Papa. Fray Francisco de Vitoria niega el poder del Papa para conceder soberanía a los
príncipes, y habla de otros títulos que pueden justificar la soberanía de los reyes españoles en
América, entre ellos, el de la voluntaria sumisión de los indios.
La polémica tuvo su momento mas crítico en el s. XVI. Los reyes estuvieron a punto de
retirarse de las Indias al no considerarse legítimos, pero no lo hicieron para evitar mayores
males. La soberanía española en América siempre fue una soberanía un tanto peculiar. Fue un
estado misionero, y siempre consideró que esa soberanía estaba condicionada a la civilización
y a la evangelización, de ahí que América nunca haya tenido la condición de colonia, tenía la
misma calidad que los demás territorios de la Corona de Castilla. En la recopilación de Leyes de
Indias de 1680, se afirma que España posee, por las Bulas Alejandrinas y por otros justos
títulos, la soberanía en el Nuevo Mundo.
En aquellos territorios no había príncipes cristianos. Los primeros indios que vio Colón
eran muy atrasados. Conforme avanzó la expansión española se encontraron con formaciones
políticas más elaboradas. Al norte el imperio azteca, al sur el imperio inca. El imperio maya
cuando llegaron los españoles ya estaba deshecho y no lo llegaron a conocer. En general, todas
las civilizaciones precolombinas eran muy atrasadas, neolíticas. Fueron civilizaciones que
sucumbieron ante los españoles porque eran civilizaciones inferiores. Todas estas civilizaciones
no conocían la rueda. No había animales domésticos, salvo la llama. La agricultura era muy
elemental. Tampoco conocían el caballo. No tenían un alfabeto fonético, era pictográfico. Su
arquitectura era trabada. El Imperio Romano de principios de nuestra era más avanzado que
estas civilizaciones. Llegaron a dudar de que fueran seres humanos. En cualquier caso, los
Reyes Católicos, siempre consideraron que eran seres humanos libres y racionales y no podrían
ser sometidos a esclavitud. Fue una máxima que perduró todos los siglos desde el inicio hasta
el fin de la colonización. La Corona pensaba esto, pero muchos conquistadores no. Muchos
marcharon a América a hacerse ricos y para explotar los recursos se necesitaba mano de obra
y utilizaban esclavos. Con lo cual había intereses contrapuestos en América.
A principios del s. XVI muere Isabel la Católica, en 1504. Entonces deja como heredera
del trono a su hija mayor, a Doña Juana la Loca. El reinado de Juana la Loca dura muy poco.
Muere su marido, Felipe el Hermoso, y enloqueció completamente. Por lo tanto, tuvo que
hacerse cargo del reinado de Castilla su padre, Fernando el Católico. Fue a gobernar Castilla y
trajo una serie de cortesanos aragoneses judíos, que vio América como una explotación
comercial, para hacerse ricos. Estos cortesanos la sometieron a una explotación salvaje,
maltratando a los indios. Ante aquellos abusos, en 1511, un célebre dominico, Fray Antonio de
Montesinos, predica un sermón defendiendo la libertad de los indios, que no pueden ser ni
sometidos a esclavitud ni maltratados. Esto llegó a la Corte en España, y nació el movimiento
indigenista. Se pregunto sobre si el indio era una persona racional y libre, y también sobre si el
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dominio español en América era legítimo y el papa podía concederlo. La conclusión es que el
indio es un ser racional, que es vasallo del rey de Castilla, y por eso queda prohibida la
esclavitud del indígena en la América española. También se concluyó, después de notables
juntas, que el papa no tenía poder para conceder la soberanía.
El derecho indiano tuvo una serie de etapas en América:
Etapa de tanteo. 1492-1511. No se sabía que se había descubierto en aquellos
territorios. En un principio se pensó aplicar el derecho Castellano. Pronto se dieron
cuenta que aquellas tierras necesitaban un derecho específico.
- Etapa crítica. 1511 hasta la segunda mitad del s. XVI. Se producen esas dos grandes
polémicas, la de los Justos Títulos y la de la condición del indígena.
- Etapa de madurez. Finales s. XVI hasta 1700. Consolidación del derecho indiano. Etapa
en la que se produce la recopilación de las Leyes de las Indias, única recopilación que
hay.
- Etapa de criollización. 1700 hasta s. XIX. Se llama así porque cada vez cobra más
importancia el derecho para América elaborado en América. Se llama Derecho Indiano
Criollo. A partir del s. XVI fue cada vez más importante, y a partir del XVIII fue
fundamental.
-
La América española se pierde durante el reinado de Fernando VII. Debido a la influencia
de los Estados Unidos, propaganda antiespañola… Pero si se independizaron era porque ya
eran políticamente maduros. España en América no había creado colonias, había creado
realmente estados. Por lo tanto, en la segunda mitad del s. XVIII, aquellos territorios tenían
una madurez cultural equiparable a la europea. De ahí que la independencia era una cosa
natural. A principios del s. XIX se perdieron todos los territorios de ultramar excepto Cuba.
Puerto Rico y Filipinas. A raíz de la guerra contra Estados Unidos, se perdieron también estos
territorios, los últimos restos del Imperio Español.
La independencia de América no supuso la derogación del Derecho Indiano. Cuando se
independizaron y formaron repúblicas siguió rigiendo el Derecho Indiano en numerosos casos.
La independencia fue obra principalmente de los criollos, de los blancos, los aristócratas. Lo
que se cuidaron mucho fue de derogar aquella parte de la legislación española que protegía al
indio. Los indígenas, salvo algunas excepciones, cuando se produjo la independencia eran
realistas.
2. EL SISTEMA DE FUENTES Y SU APLICACIÓN
La primera expresión del derecho indiano existió antes de que se hubiera descubierto
América. Estas fueron las llamadas Capitulaciones de Santa Fe del año 1492, antes del
descubrimiento. Fue un convenio firmado por Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. Aquí se
establecían los privilegios honoríficos, económicos y administrativos de Colón, que quedó
convertido en virrey, almirante y gobernador de las tierras que descubriera. Con posterioridad,
hubo litigio entre la Corona y la familia de Colón (su hijo Diego Colón y su nieto) por el
cumplimiento de estas capitulaciones. Al final, la familia Colón renunció a todos aquellos
privilegios a cambio de unos títulos nobiliarios y de una serie de compensaciones económicas.
Con posterioridad, y con diversos personajes, se firmaron Capitulaciones de
Descubrimiento y Población, según fuese el fin. En 1573 se promulgaron unas ordenanzas
estableciendo la normativa general de estas capitulaciones que se pueden considerar
concesiones administrativas.
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En un principio, se pensó llevar a Indias el Derecho Castellano. Sin embargo, conforme fue
aumentando la presencia española en dichos territorios los reyes españoles se dieron cuenta
que era muy distinto a Castilla, y que por lo tanto no se podía gobernar con las mismas leyes.
Por lo tanto, empezó a legislarse específicamente para América. Las características del
derecho indiano son tres:
- Casuismo. Sus normas, generalmente, son para solucionar un caso en concreto, no un
caso general. Como en un principio se pensaba establecer el Derecho Castellano y se
dio la imposibilidad, se empezó a resolver entonces caso por caso.
- Particularismo. No suele haber normas para toda la América española, sino para un
territorio en concreto, bien sea un virreinato, una provincia, el distrito de una
audiencia, o una localidad.
- Creciente descentralización. En un principio las normas del Derecho Indiano son dadas
en España por los reyes. En 1523 se funda el Real y Supremo Consejo de Indias, que
era el supremo ministerio u organismo que se ocupaba de los asuntos americanos. Era
el que elaboraba las normas indianas y residía en Madrid. Sin embargo, a partir del s.
XVI, cada vez fue más frecuente que el Derecho Indiano se elaborara en la misma
América, y se elaborara por las autoridades americanas. Aun más frecuente y común
en los s. XVII y XVIII. Es lo que se llama la criollización del derecho. Serán los virreyes,
los gobernadores, las audiencias o los ayuntamientos, los que creen normas vigentes
en América.
Las normas del derecho indiano son principalmente disposiciones administrativas (reales
cédulas y reales provisiones). Menos frecuentes son las pragmáticas y prácticamente
inexistentes son leyes estrictamente dichas, es decir, dictadas por el Rey y las Cortes. América
nunca tuvo órgano parlamentario y las Cortes de Castilla se ocuparon poco de América.
En un principio se pensó establecer allí el Derecho Castellano. Desde 1492 estuvo vigente
en Indias. Pero la idiosincrasia que había en aquellos territorios hizo que se legislara para ellos.
Entonces el sistema de fuentes en Indias quedó establecido de esta manera: en primer lugar
se aplica el derecho establecido específicamente para América; y en segundo lugar se aplica el
derecho Castellano de tal manera que quedo como supletorio del derecho indiano.
En 1614 Felipe III estableció que no todo el Derecho Castellano se debía aplicar en America
sino sólo aquel que el Consejo de Indias estableciera que se aplicara. Años después Felipe IV
estableció que solo se aplicarán en Indias las partidas y la nueva recopilación indiana de 1567,
de tal manera, que con el transcurso de los años el derecho Indiano aumentó en importancia
y disminuyó el derecho castellano.
Entre las normas más importantes que se establecieron para América en el siglo XVI están las
denominadas leyes de Burgos y leyes Nuevas.
Leyes de Burgos
A finales del siglo XI y ante el abuso de los españoles en América, un fraile dominico,
Fray Antonio de Monte Silos predicó contra esos abusos de los españoles en América. Estas
predicaciones llegaron a la corte de Fernando el Católico que era entonces gobernador de los
reinos de Castilla y convocó una junta de teólogos y juristas para que estudiaran este tema y
establecieran las normas aplicables para el remedio de esos males. A estas normas se les llama
leyes de Burgos. 35 de ellas fueron promulgadas en Burgos en 1512 y 4 promulgadas en
Valladolid en 1510.
En América se había establecido una institución de origen castellano que era la encomienda:
se ponían bajo la protección de un español un numero de indios que debían servir al español
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incluso a cambio de un salario pero el español debía protegerlos y darles instrucción , es decir,
no debía explotarlos ni debía abusar de ellos. De esta manera el español quedaba servido y el
indio protegido pero en la práctica degeneró en unos abusos enormes de tal manera que las
protestas eran muy grandes y por eso Fernando el Católico convocó esa reunión de donde
salieron las llamadas leyes de Burgos que regularon la encomienda, la instrucción de los
indios y el régimen laboral prohibiendo los abusos. Estas leyes fueron un triunfo del
movimiento indigenista pero el problema es que tuvieron escasa efectividad y cumplimiento.
Leyes Nuevas
Una gran figura que defendió los indios fue Bartolomé de las Casas hasta su muerte en
el siglo XIX al cual estas leyes de Burgos le parecieron insuficientes. Como los abusos
continuaron la Corona no estaba dispuesto a que esto fuera así y reunió una nueva corte de
teólogos y juristas por orden de Carlos I de dónde salieron las Leyes Nuevas que fueron
promulgadas entre 1542 y 1543. Fueron un triunfo de la tesis del Padre las Casas y se legisló
sobre diversos aspectos de la administración indiana pero lo más importante de estas leyes
nuevas era que volvía a reconocer que el indio era libre y no podía ser sometido a esclavitud y
que la encomienda quedaba abolida. Las encomiendas generalmente eran hereditarias
pasaban de padre o hijos o dentro del mismo circulo familiar y las leyes nuevas establecían
que las encomiendas debían extinguirse y que el futuro no se iban a establecer más
encomiendas. De todas las leyes nuevas la supresión de las encomiendas fue la que causó más
oposición y cuando llegaron a ultramar y a las Indias el escándalo fue mayúsculo, hubo
disturbios en México y en Perú. En México no llegaron a más gracias a las fuerzas españolas
pero el Perú fue asesinado el virrey Blasco Núñez Vela e incluso hubo un movimiento
independentista porque los españoles no querían obedecer a la Corno, querían seguir
teniendo en esclavitud a sus indios
Las noticias de América llegaron a la Corte y ocasionaron una gran consternación, porque
había intentos independentistas. La Corona estaba convencida de que los indígenas eran libres
y no podían ser maltratados. Se planteaba el dilema que si la supresión de la encomienda se
mantenía se separarían algunos territorios americanos y la suerte del indígena sería peor. Por
lo que la Corona se vio a obligada a derogar en 1545 aquella norma que establecía la
supresión de la encomienda. Las encomiendas subsistieron hasta el s. XVIII de una forma
residual, a partir del XVI habían entrado en decadencia.
El problema del Derecho Indiano fue su aplicación. Porque, en teoría, el Derecho Indiano
partía de unos derechos justos para los indígenas pero no siempre se aplicó. Su eficacia no
siempre era plena. Por otra parte, el Derecho Indiano forjado en Castilla, a veces tenía serios
inconvenientes en cuanto a su aplicación. No siempre las noticias que llegaban de América
eran veraces y ciertas. La corona no siempre estuvo bien informada y a veces por la lejanía de
aquellos territorios las normas establecidas en España para América eran contraproducentes o
nocivas. Si había un conflicto, tardaba meses en venir la noticia de ese conflicto a España.
Muchas veces se tardaba en discutir en el Consejo de Indias. Y tardaba meses en que la cédula,
la provisión o la pragmática llegara a América. Con lo que, en ocasiones, el remedio no se
lograba y la norma jurídica ocasionaba más percances que ventajas. Por eso en América, se
utilizó comúnmente una cláusula del Derecho Castellano que era obedézcase pero no se
cumpla. De tal manera que cuando llegaba una norma jurídica de España y por una deficiente
información o porque llegaba ya a destiempo se obedecía formalmente pero se evitaba su
cumplimiento y se devolvía a España para que legislara de otra manera. Esta práctica era
común en el Derecho Castellano y fue muy común en el Derecho Indiano. Sin embargo a veces,
las autoridades indianas abusaban de ella y por eso, Carlos I, estableció que la famosa cláusula
solo se empleara cuando el cumplimento de la norma ocasionara un grave escándalo o un
daño irreparable.
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3. LAS RECOPILACIONES DE LEYES
En América, como en los demás territorios de la monarquía española, para mejor
conocimiento del Derecho, se hicieron diversas recopilaciones. La recopilación era reunir en
uno o varios tomos las leyes vigentes. Ya desde el s. XVI, se notó la necesidad de hacer una
recopilación. En el s. XVI se hicieron algunas recopilaciones parciales en los virreinatos de Perú
y de México, a iniciativa del virrey Don Antonio de Mendoza. Hasta principios del s. XVII hubo
varios proyectos.
En 1567, por orden de Felipe II, visitó el Consejo de Indias Juan de Ovando. Esta visita
era una inspección. Felipe II quería saber como desde el Consejo de Indias se gobernaba
América. De ésta inspección salieron las deficiencias del gobierno americano. Por eso, Felipe II
nombró a Juan de Ovando presidente del Consejo de Indias, y se inició un índice de
disposiciones relativas a América. Lo que ocurre que en 1575, el presidente Ovando murió y
esta obra recopiladora se interrumpió. Como en aquellos años no se hacía la recopilación por
la Corona, un particular, Diego de Encinas, realizó una recopilación privada, que se publicó en
1596 y que no tuvo sanción oficial. Esta recopilación privada se llama Cédulas de Encinas.
En los últimos años del s. XVI la obra recopiladora estaba abandonada. Se tomó la
iniciativa a principios del s. XVII, en 1603. Sin embargo, la andadura de esta recopilación oficial
fue muy larga. Intervinieron en ella diversos letrados y juristas. Algunos tan ilustres como
Antonio de León Pinelo, y Juan de Solórzano Pereira. Por fin, en el año 1680, Carlos II
promulgó la Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias. Fue la única recopilación oficial
que existió para América. Estaba compuesta por 9 libros. Cada libro dividido en títulos y cada
título en leyes. Tiene en gran medida derecho administrativo, público, apenas toca el derecho
civil, puesto que en esta materia se aplicó el derecho castellano. Esta recopilación envejeció
pronto, se hizo necesario un nuevo texto recopilador, sobretodo a partir del año 1700. El
cambio dinástico supone un mayor centralismo y una mayor intervención de la Corona.
En América en el s. XVIII de dos virreinatos pasaron a ser cuatro. También se
establecieron en América, igual que en España, los intendentes, que entendían en materia
fiscal y hacendística. Éstas y otras reformas, en el año 1700, hicieron necesario un nuevo texto
recopilador o que al menos el de 1680 fuera adaptado al momento. En 1776 Carlos III ordenó
que se hiciera una nueva recopilación. En 1780, un jurista, Juan Crisóstomo Ansotegui
presentó un proyecto de libro primero. En 1790 se presentó otro proyecto de libro primero,
pero en ambos casos nunca se llegó a promulgar ningún texto. Una vez muerto Carlos III en
1788, su hijo y sucesor, Carlos VI en 1799 encarga un nuevo proyecto de recopilación, pero
tampoco en este caso se llegó a hacer nada. A principios del s. XIX, bajo el reinado de Fernando
VII, intentó hacer un texto recopilador un jurista castellano: Juan de la Reguera Valdelomar.
Este había hecho la recopilación española de 1805, pero este proyecto de Juan de la Reguera
tampoco llegó a promulgarse. Con esto termina los intentos que hubo para establecer un
nuevo texto recopilador en América.
A partir de 1820, se van perdiendo los territorios de ultramar. Se van independizando
aquellos territorios, se forman repúblicas, de tal manera que a España solo le queda Cuba,
Puerto Rico y Filipinas. Con lo cual ya no era necesario un nuevo texto recopilador, aunque
sería anacrónico, porque en este tiempo el derecho se reunía en códigos y no en
recopilaciones. Por lo tanto la única recopilación oficial que existió para Indias fue la de 1680
promulgada por Carlos II. Para Cuba, Puerto Rico y Filipinas se siguió aplicando el derecho
español y en algunas ocasiones a lo largo del s. XIX se adaptaron las normas a aquellos
territorios. Estos territorios se perdieron definitivamente en 1898 a raíz de la guerra entre
España y los EE. UU. De tal manera que Cuba y Filipinas serían repúblicas independientes y
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Puerto Rico en un estado libre asociado a los EE. UU. Como en el s. XIX en España triunfó el
liberalismo se impuso un rígido centralismo, este también fue uno de los motivos por los
cuales estos territorios terminaron por independizarse.
4. EL DERECHO INDIANO CRIOLLO
Es el derecho indiano producido en América para América. Bajo esta denominación
caben todas aquellas normas consuetudinarias o escritas que se produjeron en ultramar y que
estuvieron vigentes en aquellos territorios. Este derecho indiano criollo es distinto del derecho
indiano legislado desde el Consejo de Indias, en España. A partir del s. XVI, este derecho
indiano criollo tuvo una importancia enorme, y creció a partir del año 1700. Esto fue uno de los
motivos por el cual el derecho indiano fue muy particularista. Puesto que este derecho
indiano criollo, en cada territorio no era idéntico y se generó y produjo de forma distinta
según fuera la provincia o territorio donde surgiera.
Hay que pensar, no obstante, que en 1492 no supuso un corte radical el derecho que
regía en América. El que España impusiera su soberanía en aquellos territorios no supuso que
quedara derogado el derecho prehispánico. Cuando España llegó a América no derogó el
derecho por el que se regían los pueblos indígenas. A partir de 1492 pervivieron costumbres y
usos que tenían la población indígena y los reyes españoles permitieron y fomentaron que
esto fuera así.
Carlos I, en 1555, estableció que siguieran vigentes las costumbres indígenas siempre
que no fueran contra la religión ni las leyes de indias. Incluso, algunos autores dicen que la
aplicación del derecho indígena era anterior al derecho castellano. En América, durante estos
siglos se formó un conjunto de normas jurídicas emanadas de los virreyes, de los
gobernadores, de las audiencias, y de los ayuntamientos o cabildos. Las audiencias crearon una
práctica, un conjunto de usos que tenían plena eficacia. Los ayuntamientos, además de sus
estatutos, hicieron nacer costumbres que servían para oponerse al autoritarismo regio y de los
funcionarios. Por lo tanto, el derecho indiano criollo, formó un cuerpo muy importante en
aquel tiempo. Al lado del derecho indiano criollo secular o civil también se puede hablar del
derecho indiano canónico criollo. Era el derecho o conjunto de normas eclesiásticas emanadas
de las autoridades religiosas en Indias. Había cuatro arzobispados y más de cincuenta diócesis.
A parte de regirse por el derecho canónico universal se regían por las normas emanadas de las
cortes eclesiásticas y los concilios que se celebraban en América. Esta diversidad jurídica de
América respecto a Castilla era perfectamente admisible por el sistema federativo que
caracterizaba a la monarquía española.
5. LA LITERATURA JURÍDICA INDIANA
España llevo a América una cultura europea. Pronto se mezcló con la cultura indígena y dio
lugar a una cultura hispano-americana. Hubo numerosísimas universidades, las primeras la de
México y Lima. Muchas veces las universidades estaban en manos de órdenes religiosas, otras
veces eran civiles. En muchas ocasiones las universidades se fundaron según el modelo de
Salamanca, donde había dos facultades jurídicas: leyes y cánones. En este ambiente era lógico
que surgiera también en América una literatura jurídica muy parecida a la española,
especialmente a la castellana. Los letrados americanos se ocuparon de estudiar el derecho
indiano pero también el derecho español. También los letrados que no eran indianos se
78
ocuparon del derecho indiano. La lista de estos autores es inmensa. El conjunto de la literatura
jurídica indiana es muy extenso. Solo vamos a citar los más importantes.
- Juan Matienzo. Sobre el gobierno del Perú.
- Juan Solórzano Pereira. S. XVII. Es el más ilustre de los juristas indianos. Universidad
de Salamanca. Oidor en Lima. Consejero de Indias. Gran competencia científica y
académica, conocimiento directo de América y experiencia de gobierno. Intervino en
la recopilación de 1680. Tiene dos obras fundamentales: De Indiarum Iure, y Política
Indiana.
- Gaspar Escalona. Publicó un libro sobre la Hacienda Real Peruana, Gazophilacium
regium Perubicum.
Cuando en 1680 se promulgó la recopilación de leyes de los reinos de las indias,
inmediatamente se comenzaron a realizar comentarios sobre esta recopilación. Los más
famosos son los de:
- Pedro Frasso. Jurista de Cerdeña. Vivió en Perú.
- Ayala, Lebron, El Marqués del Risco.
En 1776 Carlos III prohibió los comentarios a la Recopilación de Indias. En esta época la
literatura jurídica ya estaba en franca decadencia. Por otra parte, la Corona pretendía que el
valor de la literatura jurídica no eclipsara la facultad legislativa de los propios reyes, puesto
que a veces se le daba más importancia a lo que decían los letrados que lo que decía la ley.
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LECCIÓN 13:
LAS FUENTES DEL DERECHO EN EL REINO DE NAVARRA
1. El sistema de fuentes y su evolución
2. Los derechos locales
3. El Fuero General de Navarra. Los amejoramientos de Cortes
4. Otras fuentes. La costumbre, las ordenanzas reales y el derecho común.
5. Las recopilaciones.
1. EL SISTEMA DE FUENTES Y SU EVOLUCIÓN
Navarra, a lo largo de toda la Edad Media, fue un reino distinto y separado. Primero
fue gobernado por dinastías propias. A partir del s. XIII la Corona Navarra cayó en dinastías
francesas y así gobernaron la casa de Champagne, Evreux. De tal manera que los reyes
navarros eran soberanos de la Navarra española pero también de territorios en Francia, entre
ellos de la Navarra Francesa, un territorio al norte de los Pirineos.
Desde finales del s. XV quedó en medio de las luchas entre España y Francia, de tal
manera que tenía una difícil situación entre ambos estados. En medio de estas luchas Navarra
se inclinó al bando francés. Como España estaba en alianza con el Papa, excomulgó a los reyes
navarros y los despojó de sus reinos. En 1512 entró el ejército castellano en Navarra y tomó
posesión del reino en nombre de Fernando el Católico. En 1513 se convierte en Rey de
Navarra, y en 1515 las Cortes de Burgos unen el reino de Navarra a la Corona de Castilla pero
esta unión se hace respetando el ordenamiento jurídico navarro. Por eso los reyes navarros
tuvieron que huir a Francia. Mientras la Navarra española quedo bajo los reyes españoles, la
Navarra francesa quedó bajo soberanía de estos reyes. Descendiente de éstos fue Enrique de
Borbón, rey de Navarra y que a finales del s. XVI sucedió en la Corona francesa, con lo cual, la
Navarra española quedó bajo soberanía de los reyes españoles y la Navarra francesa se unió al
reino de Francia. Por lo tanto, en el sistema de fuentes hay que hacer dos etapas claras, una
hasta el 1512 y otra de ahí en adelante.
Navarra independiente hasta 1512. Continúan rigiendo los derechos locales, los
fueros breves y extensos. Generalmente rigen en primer lugar el fuero breve o extenso, en
segundo lugar un texto de carácter territorial, que es el Fuero General de Navarra. En la
localidad en donde no había fuero extenso se tendía a aplicar en primer lugar el Fuero General
de Navarra. En esta época, las Cortes de Navarra tenían también una facultad legislativa
extraordinaria.
Navarra unida a la Corona de Castilla desde 1512. Se simplifica en gran parte. Tiene
una gran virtualidad el Fuero General de Navarra y algunas ordenanzas. Sin embargo el Fuero
General no se renueva. Las fuentes jurídicas más importantes es: la ley (siempre hecha en
Cortes) y la costumbre. Incluso, muchas veces, prevalece la costumbre cuando es inmemorial,
justa y conveniente. Así lo declararon las Cortes de Pamplona de 1688. A partir de 1512 el
orden de prelación del derecho en Navarra es el siguiente: no hay una norma general que lo
aplique, sino que en cada caso se aplica la ley o la costumbre, con esa condición de la
costumbre. En el caso que no haya costumbre o no sea válida, se aplica la ley.
1. Las leyes decisivas de cortes y reparos de agravios, que son el verdadero motor
legislativo en Navarra.
2. Los amejoramientos de Cortes
3. Fuero General de Navarra
4. Derecho común.
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En el s. XVI hubo un intento de que en vez de aplicar el Derecho común se aplicase el
derecho castellano y un ilustre jurista navarro, Martínez de Olano, defendió esto. Pero Navarra
no quería castellanizarse, por eso, las cortes de Navarra 1576, establecieron que en 4º lugar se
aplicara el derecho común.
2. LOS DERECHOS LOCALES
Durante los siglos XIII, XIV y XV siguen vigentes los ordenamientos locales, es decir, los
fueros. Así ocurre con los fueros de Pamplona, La Novenera, Tudela, Viguera y Valdefunes. El
fuero de Tudela se redacta de nuevo en el s. XIV. Estella y Pamplona tenían el fuero de Jaca.
Jaca era Reino de Aragón, pero a pesar de ser un reino distinto se acudía para pedir
aclaraciones, incluso se acudía a Jaca en apelación. Pero esto se trata de que no sea así porque
son reinos distintos. De tal manera que continúan vigentes los derechos locales aunque se va
formando un texto general para todo el reino que se llama Fuero General de Navarra.
3. EL FUERO GENERAL DE NAVARRA: LOS AMEJORAMIENTOS DE CORTES
A partir del s. XIII en todos los reinos peninsulares se da la circunstancia de que se
tiende a formar un texto de carácter general que supere el localismo jurídico, es decir, los
fueros. En Navarra ocurre lo mismo. En el s. XIII, bajo el reinado de Teobaldo I, que inauguró en
Navarra la casa de Champagne, de 1234 a 1253, se va formando un texto jurídico de carácter
territorial. Su autor es anónimo. Recoge materiales de diverso origen: textos del fuero de Jaca,
de Tudela y de otros fueros, documentos reales, y costumbres que existían en Navarra. Con
todo esto se formó el Fuero General de Navarra. Tiene un prólogo de carácter histórico, en
donde explica los orígenes de la Reconquista, pero es disparatado y legendario. Está escrito en
romance pero un romance tosco e imperfecto. A pesar de que no es una obra oficial tuvo un
éxito extraordinario. En 1423 el rey Carlos III el Noble, de Navarra, se lo concedió a la capital
del reino, a Pamplona, que hasta entonces se regía por el fuero de Jaca. A pesar de que en un
principio no tuvo sanción oficial, los reyes por sí no podían modificar el fuero, sino que tenían
que tener el acuerdo o el consenso de las Cortes, y esto ocurrió en dos ocasiones: en 1330
con el rey Felipe III (navarro), y 1418 Carlos III. Éstos son los dos amejoramientos de Cortes
que se hacen al fuero. El prestigio de éste texto es tan grande que mantuvo su vigencia hasta
el s. XIX.
4. OTRAS FUENTES: LA COSTUMBRE, LAS ORDENANZAS REALES, Y EL DERECHO COMÚN
La costumbre.
Es uno de los reinos españoles donde la costumbre conserva plena vigencia en la Edad
Moderna y Edad media. Era una forma de completar los ordenamientos locales. Tiene tanta
importancia que incluso prevalece sobre la ley. La importancia de la costumbre se conserva a
lo largo de toda la Edad Moderna.
Las ordenanzas reales.
Son textos del rey por si solo, sin el concurso de las Cortes. Pero en Navarra el rey no
tiene propiamente potestad legislativa, por eso las ordenanzas reales tienen un valor relativo.
El rey no podía legislar en contra de las Cortes. Hubo intentos de conceder mayor potestad
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legislativa al rey, pero esto no se consiguió a pesar de las tendencias autoritarias de la
monarquía en el s. XVI.
El derecho común.
Navarra es un reino muy apegado a su cultura jurídica. Por eso, en un principio, en la
Edad Media, no acoge ese derecho común. Sin embargo los profesionales del derecho admiran
el derecho común y empiezan a alegarlo aunque sin fundamento legal. De esta forma entró en
el Derecho Navarro, de forma paulatina y suave, el influjo de ese derecho romano canónico.
Sin embargo la sanción legal a su introducción es tardía. La admiten las Cortes de Navarra de
1576, aunque solo fuera para evitar declarar derecho supletorio al Derecho Castellano.
5. LAS RECOPILACIONES
La incorporación de Navarra a la Corona de Castilla no supuso una merma para la
independencia del Reino de Navarra, ni una modificación de sus instituciones jurídicas. En
1513 Fernando el Católico es jurado rey de Navarra, en 1515 las Cortes de Burgos declaran
unida Navarra a la Corona de Castilla en pie de igualdad. Los reyes navarros pierden la Navarra
española, se quedan con la Navarra francesa y los demás territorios que tienen en Francia. Hay
intentos posteriores por los reyes navarros de recuperar la Navarra española pero no lo
consiguen. De esta forma, Navarra, lo único que cambia es que el rey de Navarra es el rey de
España, pero por lo demás, Navarra sigue con su tradición jurídica.
Cuando se incorpora Navarra a la Corona de Castilla, no se había hecho ninguna
recopilación. No estaba impreso el Fuero General de Navarra, estaba manuscrito. Tampoco
estaban impresos los amejoramientos ni las ordenanzas reales. De tal manera que el derecho
Navarro precisaba una seria ordenación. En 1511, antes de la incorporación a Castilla, los reyes
navarros habían intentado reelaborar el derecho, e incluso nombraron una comisión para que
se reelaborara. Pero en 1512 el ejército castellano entra en Navarra y esta obra de
reelaboración de su derecho se interrumpe. Sin embargo, las Cortes Navarras exigen esa
reelaboración. En 1528 la piden, y se reelabora el Fuero Reducido de Navarra. Este fuero
reducido nunca fue aprobado por el rey por su carácter antirregalista. Era un texto defectuoso
y que nunca llegó a ser impreso. La obra recopiladora en Navarra es relativamente tardía y
tiene una peculiaridad: hay recopilaciones hechas sin contar con las Cortes y recopilaciones
hechas por encargo de las Cortes. Había una pugna jurídica entre el monarca y las Cortes. Las
Cortes querían mantener su potestad legislativa mientras que el monarca quería aumentar sus
escasas prerrogativas.
Recopilaciones hechas sin contar con las Cortes.
- En 1557 las Ordenanzas Viejas. Hechas por Pedro Pasquier por encargo del Real y
Supremo Consejo de Navarra.
- 1567, Pedro Pasquier, con el apoyo de Felipe II, elabora Recopilación de las Leyes y
Ordenanzas, Reparos de Agravios y Provisiones y Cédulas Reales de Navarra.
- En 1614, Armendáriz, elabora otro texto recopilador.
Recopilaciones hechas por encargo de las Cortes
- 1614. Las leyes del reino de Navarra hechas en Cortes. Pedro de Sada y Miguel de
Murillo.
- 1686. Acuerdo de Cortes y aprobación real. Nueva Recopilación. Antonio Chavier.
Incluye legislación de Cortes y Ordenanzas Reales.
- 1735. Con el apoyo real. Novísima Recopilación de Navarra. Joaquín de Elizondo.
82
Las Cortes de Navarra se siguieron reuniendo durante el s. XVIII y XIX. Se reunían
independientemente de las de Castilla. Por eso, hasta el año 1829 se editaron los Cuadernos de
Cortes. En 1833, a la muerte de Fernando VII, los navarros se declararon a favor de Carlos V, y
no de la hija del monarca difunto, Isabel II. El legitimismo de los navarros al declararse por
Carlos V les costó su derecho. A raíz del triunfo liberal, se suprimieron sus Cortes, el Consejo de
Navarra se asimiló casi por completo a las Cortes españolas, y se le dejaron unos escasos
privilegios económicos y fiscales. El viejo reino perdió casi toda su peculiaridad jurídica.
83
LECCIÓN 14:
LAS FUENTES DEL DERECHO EN LOS ESTADOS DE LA CORONA DE ARAGÓN
1. La territorialización del Derecho.
2. La legislación Real y de Cortes.
3. La fijación de un sistema de fuentes
4. La obra recopiladora
5. La literatura jurídica
1. LA TERRITORIALIZACIÓN DEL DERECHO
Frente a la gran configuración política que es la Corona de Castilla, la otra gran
configuración política es la Corona de Aragón. LA corona se compone de cuatro estados, que
son: el Reino de Aragón, el Condado de Barcelona, el Reino de Valencia y el Reino de Mallorca.
Aragón también tenía otros territorios cuando se expansionó por el Mediterráneo, como son:
el Reino de Cerdeña, el Reino de Sicilia, el Reino de Nápoles, y los Ducados de Atenas y
Neopatria, en Grecia. Cada uno de estos territorios tenía su propio derecho, con la figura
común del Rey, que era Rey de Aragón, Conde de Barcelona, Rey de Valencia y Rey de
Mallorca. El Rey gobernaba siempre estos territorios según su propio derecho.
Reino de Aragón
Formado por Huesca, Teruel y Zaragoza. En él se produce la territorialidad del
Derecho, que se contrapone al localismo jurídico. El derecho de los fueros locales se mantuvo
vigente y el derecho común penetró con suavidad. Aragón estaba muy apegado a su derecho
tradicional: un derecho no escrito que se mantiene en primer lugar. La gran fuerza son las
Cortes. Aragón es un reino pactista, al monarca se le prohíbe modificar y cambiar el derecho.
En el siglo XIII se va formando un sustrato común jurídico, y de esto se hacen
recopilaciones privadas sin sanción oficial. En el año 1274 se celebran las Cortes de Aragón en
Huesca y se aprueba el Código de Huesca o los Fueros de Aragón, que recoge ese sustrato
común y tiene la influencia del Fuero de Jaca. Esto lo redactó el obispo Don Vidal de Canellas,
quien lo comentó y recibió el nombre de Vidal el Mayor. La aparición del Código de Huesca o
Fuero de Aragón no desplazó a los fueros locales. En primer lugar regía el fuero local, y en
segundo lugar regía el fuero de Aragón o Código de Huesca. Poco a poco los fueros locales
perdieron cada vez más importancia y tuvo cada vez más valor el Fuero de Aragón o Código de
Huesca. A este código se le añadieron en los siglos XIII y XIV nuevos fueros que son Leyes de
Cortes.
Condado de Barcelona
Se hicieron redacciones amplias de los ordenamientos locales, costumbres de Lérida,
costumbres de Hortas, costumbres de Miravet y costumbres de Tortosa (las más importantes
de los ordenamientos locales). El derecho de Barcelona estaba formado por dos colecciones
que se extendieron por toda Barcelona, como también se extendieron las costumbres locales y
los usatges. Otro texto importante del s. XIV son las Costumbres de Gerona, de las que se
hicieron amplias redacciones.
Reino de Mallorca
Fue un reino reconquistado por los musulmanes en el s. XIII. Durante algún tiempo se
separó de Aragón pero luego quedó integrado definitivamente. El derecho de Mallorca eran
los Privilegios y Pragmáticas Reales. En el año 1230, Jaime I el Conquistador concede a la
ciudad de Mallorca la Carta Puebla, que se extendió por casi toda la isla. Los sucesores de
Jaime I concedieron más privilegios. También el Consejo General estableció normas jurídicas a
84
este Reino, jueces y abogados creaban estilos forenses pero estas fuentes se quedaban
insuficientes.
Reino de Valencia.
Fue conquistado por el Rey Jaime I. Hay una gran pluriformidad jurídica debido a que
en la conquista se les dio en parte el derecho de los caballeros reconquistadores. A algunas
villas se les dio el Derecho Aragonés, a otras las Costumbres de Lérida, el Fuero de Zaragoza, el
Fuero de Sepúlveda, y el Fuero Juzgo. Entre el año 1238 y 1240, la capital recibía privilegios
insuficientes, que se reelaboraron en materia de derecho Canónico, o de derecho Romano
Justinianeo. Se redactaron también los Furs o Costumbres de Valencia, que se extendieron por
todo el reino. Jaime I las declaró Ley General en 1261, pero los Furs se aplicaban en segundo
lugar, después del texto local. Hubo resistencia a esta generalización de los Furs, y Pedro III El
Grande en el año 1283 confirma a quien lo quisiera la vigencia del Código de Aragón. En el s.
XIV muchas poblaciones abandonaron el derecho de Aragón y se sumaron a los Furs o
Costumbres de Valencia.
2. LA LEGISLACIÓN REAL Y DE CORTES
Las Cortes, en la Corona de Aragón, son las instituciones más importantes frente a la
Autoridad Real. Las Cortes existen en Aragón, Cataluña y Valencia, pero se reunían por
separado. Algunas particularidades son que las de Aragón, en lugar de tener tres estamentos,
tenían cuatro estamentos, que eran la Iglesia, la alta nobleza, la baja nobleza y las ciudades.
Las de Valencia tenían tres estamentos o brazos y las de Cataluña en algún momento también
tuvieron cuatro estamentos o brazos.
Aragón
Creció con nuevos fueros. Estos fueros fueron pactados entre el Rey y las Cortes. Los
más importantes son los Privilegios Generales de 1283 y los Privilegios de la Unión de 1287 que
sirvieron para poner límite y moderar el Poder Real.
Cataluña
El derecho lo crea el Rey y las Cortes. Hay un pactismo entre el Rey de Cataluña o
Conde de Barcelona y la nobleza o burguesía representada en las Cortes. El Rey establecía
siempre subordinado al Parlamento. También había la legislación hecha sólo por el Rey, pero
debía ser reafirmada por las Cortes.
Valencia
Tiene una importante legislación de Cortes, que no podía ser derogada por el Rey. La
legislación Real y de Cortes tiene un valor instrumental: aclarar o ejecutar el derecho
establecido en las Cortes o rellenar las bulas.
Mallorca
Los reyes, durante los siglos XIII y XIV legislaron para establecer un orden jurídico más
completo.
3. LA FIJACIÓN DE UN SISTEMA DE FUENTES
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La aparición de los textos territoriales hace que exista una pugna entre el texto
territorial respectivo y los textos locales. Ello exige un orden de prelación de fuentes, que es el
siguiente.
Aragón
Primero rige el Ordenamiento Local y en segundo lugar rige El Fuero de Aragón o
Código de Huesca de 1247. El Fuero de Aragón no era la fuente última de consulta y si ninguno
vale, el Código de Huesca establece acudir al seni (sentido natural) y a la equidad. Vidal de
Canellas interpreta esto como la vigencia del Derecho Canónico y del derecho Romano
Justinianeo. Fue por esto que en Aragón se incluyó el derecho Común, y así lo prueban las
resoluciones de Justicia Mayor de Aragón, que se llamaban observancias: eran un vehículo de
introducción del Derecho Común.
Se formaron colecciones y la más famosa de todas es la de Jaime del Hospital, de los siglos XIV
y XV. También destacan las observancias del Justicia Mayor Martínez Díaz de Aux. Estas
colecciones nunca fueron promulgadas oficialmente. Su fuerza estaba en el prestigio del autor.
Cataluña
El derecho Romano tiene fácil entrada y los juristas lo acogen con generosidad. Jaime I,
entre los años 1243 y 1251 quiso poner límite a la influencia del Derecho Romano, pero no lo
consiguió, por eso no se formó en Cataluña un cuerpo de Derecho Común.
1. Derecho Local
2. Los usatges, y la legislación Real y de Cortes
3. El Sentido Común. En 1410 Martín I El Humano estableció que el Sentido Común se
equiparaba el Derecho Común.
Valencia
El orden de prelación fue el siguiente.
1. El Derecho Local
2. El Derecho General: los furs y la legislación Real y de Cortes
3. La razón natural y la equidad. Se interpretó como Derecho Común. El derecho común
lo invadió todo hasta que el rey de Valencia pone límite y así lo hizo Pedro III en 1283 y
Pedro IV en 1358. Estos establecen que razón natural y equidad no es el Derecho
Común, sino que es el sentido común de los prohombres del lugar. Pero estas
declaraciones no tuvieron efecto y siguió alegando el Derecho común.
Mallorca
Se duda sobre qué derecho supletorio rige después del Derecho Mallorquín. En el año
1230 se decía que en materia de Derecho Criminal y Penal el derecho supletorio eran los
usatges.
El Rey Jaime II, en 1299, establece el siguiente orden de prelación:
1. El derecho Mallorquín
2. Los usatges catalanes
3. El Derecho Común
El Rey Pedro IV, en 1365 establece este orden de prelación.
1. El Derecho Mallorquín
2. El derecho Catalán
El Rey Alfonso V en 1439 establece:
1. El Derecho Mallorquín
2. El Derecho Común
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4. LA OBRA RECOPILADORA
Aragón
La Recopilación se imprimió en 1476. Esta contenía: el Código de Huesca o Fuero de
Aragón, Fueros de Cortes posteriores, y las observancias del Justicia Mayor de Aragón Díaz de
Aux. Esta recopilación se reedita en 1486, 1517 y 1542.
En 1547 se reúnen en Monzón las Cortes del Reino de Aragón y piden a Don Felipe II un nuevo
texto recopilatorio. Es una recopilación sistemática, que se hace y se publica en 1552, bajo el
nombre de Fueros y Observancias del Reino de Aragón. Esta compuesta por fueros,
observancias del Justicia Mayor Día de Aux, dos cartas de este jurista, y leyes de Cortes
derogadas.
Aragón no conoce una nueva recopilación. Cuida más de defender el derecho que de
renovarlo. Las Cortes legislan poco. El derecho aragonés se renueva por los juristas.
Cataluña
Tuvieron tres recopilaciones oficiales. Las Cortes de Barcelona, reunidas en 1412-1413,
pidieron que los usatges y las Constituciones del Principado se tradujeran al catalán. El Rey
pide que se sistematice el derecho, pero esta labor tarda y se promulga la Recopilación
Catalana, por el Rey Fernando II en 1455. La recopilación se compone de tres volúmenes:
1. volumen formado por los Usatges y las Constituciones
2. volumen formado por la obra de Las conmemoraciones de Pérez Albert.
3. volumen formado por las Disposiciones Reales.
Las Cortes Catalanas reunidas en Monzón pidieron que se recogiese la legislación posterior
a 1455 y ordenaron la normativa vigente. Insistieron de esto a Felipe II, y por fin, entre 1588 y
1589 se publica la segunda Recopilación Catalana con el nombre de Las Constituciones y otros
derechos de Cataluña. Esta Recopilación estaba formada por tres volúmenes.
1. volumen formado por las Constituciones y los Usatges.
2. volumen formado por el Derecho Real, y el derecho Municipal de Barcelona.
3. Volumen formado por conceptos superfluos y derogados.
Las Cortes de Barcelona de 1599 establecieron que en defecto del Derecho Catalán se
aplicará el Derecho canónico, y si no se aplicará el Derecho Romano y la doctrina de los
doctores. En Cataluña el Derecho Común tenía una autoridad absoluta. Esta recopilación de
1588-1589 tuvo que actualizarse. Lo pidieron las Cortes de Barcelona a Felipe V y en 1704 se
publica la tercera recopilación catalana, formada por tres volúmenes, igual que la de 15881589, lo que pasa que a ésta se le añaden disposiciones posteriores.
Valencia
La primera recopilación es la de 1482 que se titula Fueros y Ordenanzas hechas por los
Gloriosos Reyes de Aragón a los Regnícolas del Fuero de Valencia. Es una obra privada, no tiene
sanción oficial. Se compone de tres partes:
1. Los Furs de Jaime I El Conquistador.
2. Los Furs posteriores a Jaime I, ordenados cronológicamente.
3. Tratados de cuestiones procesales, sentencias de Jaime I, pragmáticas y provisiones
reales.
La segunda recopilación es de 1515, y es una obra privada sin sanción oficial. En 1547 se
publica la única recopilación oficial del Reino de Valencia, que contiene Furs y Actas de Cortes
promulgadas desde 1240. Hasta 1542 es una obra defectuosa pero útil. La estructura
recopilatoria es la siguiente:
- Primera parte. Contiene Furs de 1240 y otros posteriores.
87
-
Segunda Parte. Contiene Furs sobre materias que no estaban incluidas en los Furs de
1240.
En la primera mitad del s. XVII el Derecho valenciano se renueva vigorosamente pero no se
hace ninguna recopilación. En la segunda mitad el derecho catalán se renueva muy poco.
Mallorca
La única recopilación que existe es del año 1663 y fue publicada por orden de los
jurados del reino.
A principios del s. XVIII y por la guerra dinástica de Austrias y Borbones por el trono
español, los Decretos de Nueva Planta suprimieron en Aragón, Cataluña y Valencia las Cortes.
El órgano legislativo por excelencia de estos territorios desapareció y el derecho no se renovó.
5. LA LITERATURA JURÍDICA
Aragón
En los siglos XVI y XVII la literatura jurídica aragonesa destaca por una calidad técnica
no excesiva y por la infiltración del derecho común.
Autores de repertorios o de manuales: Miguel del Molino y Jaime Soler.
Comentaristas de Derecho: Juan Ibando de Bardaxí, Diego Prudencio Franco de
Villalba.
Monografías locales: Andrés Serveto, Andrés de Ustarroz.
Practicas forenses: Miguel Ferrer, Juan Francisco La Ripa
Cataluña
Fuerte vinculación con el Derecho común. En el s. XVI se imprimen los primeros
comentarios a los usatges catalanes.
En el s. XVI como comentaristas: Jaime de Cáncer y Antonio Ros. En el s. XVII Luis de Peguera y
Juan Pedro de Fontanella.
Valencia
Siglo XVI Jerónimo de Tarrazona. S. XVII Francisco Jerónimo de León, Cristóbal Crespi
de Valldaura, Lorenzo Matheu y Sanz.
Mallorca
No hay prácticamente literatura jurídica.
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89
LECCIÓN 15:
LA ESPAÑA BAJOMEDIEVAL Y MODERNA
EL DERECHO DE LOS TERRITORIOS DE LA MONARQUÍA UNIVERSAL
1. La monarquía católica y universal. La integración federativa
2. El derecho en los territorios del círculo de Borgoña
3. El derecho en los territorios italianos
4. La unión peninsular y el desarrollo del derecho portugués.
1. LA MONARQUÍA CATÓLICA Y UNIVERSAL. LA INTEGRACIÓN FEDERATIVA
A principios del s. VIII con la invasión musulmana se rompe la unidad peninsular. Hasta
entonces toda la península ibérica formaba un solo reino con capital en Toledo (visigodos). La
invasión musulmana acaba con esa unidad política y de momento toda España queda bajo
dominio musulmán. Pero dura muy pocos años porque enseguida surgen brotes anti-islámicos
en el norte. Son núcleos de resistencia frente al Islam que van a realizar la labor de la
Reconquista. Sin embargo la labor de la Reconquista rompe la unidad política anterior porque
surgen reinos diversos. En primer lugar el Reino de Asturias, del cual surge el Reino de León.
De la parte oriental del Reino de Asturias surge un territorio fronterizo, es el Condado de
Castilla y se transforma en Reino en el siglo XI. En la parte occidental surge otro territorio, el
Condado de Portugal y en el s. XII el Reino de Portugal. Portugal se separa definitivamente de
León en el s. XII y se constituye reino por sí. Castilla y León se juntan y se separan según el
tiempo y se unen definitivamente en 1230 con Fernando III El Santo. En el Pirineo occidental
está el Reino de Pamplona, después denominado Reino de Navarra. Unas veces es reino por sí
solo, otras veces está unido a Aragón o a Castilla. Al final queda por sí solo el Reino de Navarra
que tiene territorios en España y en Francia. A principios del s. XVI el Reino de Navarra se une a
la Corona de Castilla. En el Pirineo Central surgen una serie de condados, entre ellos el
Condado de Aragón que es el que va a conseguir mayor preponderancia. Se transforma en
reino en el s. XI. Finalmente, en la parte oriental, en la zona norte de Cataluña, está la Marca
Hispánica: son una serie de condados con estructura feudal, que terminan por independizarse
de Francia. Estos condados cada uno tiene sus titulares, sus condes, pero al final, todos ellos
quedan bajo el dominio de los condes de Barcelona. El Condado de Barcelona y el Reino de
Aragón se unen definitivamente en el s. XI.
Estos son los núcleos que surgen de estos pequeños brotes antisilámicos y que van
desplazándose hacia el sur. De tal manera que para ampliar el territorio nacional hay el título
de Reconquista. La Corona de Aragón reconquista los reinos de Valencia y Mallorca. Ya en el s.
XIII termina su labor reconquistadora. Por eso al terminar la Reconquista en la Península
Ibérica la Corona de Aragón se lanza a expansionarse por el Mediterráneo y así se incorporan a
la Corona de Aragón el Reino de Sicilia, de Cerdeña e incluso parte de la Grecia actual, los
llamados Ducados de Atenas y Neopatria. El Reino de Navarra queda encajonado entre Castilla
y Aragón. Por eso termina muy pronto la Reconquista y por eso es un reino que se vuelca más
hacia Francia que hacia España. Es la Corona de Castilla, con Castilla y con León la que tiene
mayor protagonismo en la Reconquista y es Castilla la que definitivamente expulsa a los
musulmanes de España en 1492. Portugal también termina la Reconquista pronto, en el s. XIII.
Se extiende hacia el sur, reconquistan toda la franja atlántica. De tal manera que en todos
estos territorios el título más común y constante es el de reconquista. A los viejos territorios
del norte se les van incorporando nuevos territorios por el título de conquista, y después se
van uniendo por razón de sucesión o matrimonio. Se forman dos grandes unidades políticas:
Castilla y Aragón. Se unen definitivamente por razón de matrimonio: Isabel la Católica reina de
Castilla se casa con Fernando el Católico rey de Aragón.
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A principios del s. XVI se incorpora la Corona y el Reino de Navarra a la Corona de
Castilla mediante concesión pontificia. El papa Julio II, mediante una bula, concede el Reino de
Navarra a cualquier príncipe cristiano que lo ocupara. Con lo cual, Fernando el Católico ocupa
Navarra y se incorpora por ese título de concesión pontificia a la Corona de Castilla. El
matrimonio de la hija y heredera de los Reyes Católicos, Juana la Loca, con Felipe el Hermoso
une la corona española compuesta por las coronas de Navarra, Castilla y Aragón a los estados
patrimoniales de la Casa de Austria y a los de la Casa de Borgoña. Felipe el Hermoso era hijo de
Maximiliano de Austria, emperador de Alemania, y de María de Borgoña, duquesa de Borgoña.
Por lo tanto, en el hijo de Juana y de Felipe, Carlos I, se unen cuatro formaciones políticas: la
Corona de Castilla junto con la Corona de Navarra, la Corona de Aragón, los estados
patrimoniales de la Casa de Austria, y los estados patrimoniales de la Casa de Borgoña. Carlos I
es emperador de Alemania, pero no se unen porque el trono alemán era electivo, no
sucesorio. Dentro de la Corona de Castilla se incluían los territorios de las Indias, que se habían
incorporado a la Corona de Castilla mediante la donación pontificia contenida en las Bulas
Alejandrinas.
De tal manera que así se forma lo que se llama la monarquía católica y universal, en
donde se van uniendo diversos territorios. Fuese por derecho sucesión, de matrimonio, de
conquista (Nápoles), concesión pontificia (Indias), concesión feudal (Lombardía), compra
(Marquesado de Finale). Así se formó la monarquía católica y universal con numerosos
territorios en Europa, América, África, Asia y Oceanía.
En 1580 y por sucesión hereditaria se incorporó a la Corona de España la Corona de
Portugal, produciéndose la Unión Ibérica y que se rompe en 1640. De ésta forma España era la
nación más extensa de la Tierra. Todos sus territorios tenían cada uno su ordenamiento
jurídico e instituciones. No había instituciones en común: cada territorio tenía sus cortes y sus
juntas. Cada territorio tenía su ordenamiento jurídico, de tal manera que el rey no gobernaba
lo mismo a sus súbditos castellanos que a sus súbditos flamencos. En cada territorio el rey
disponía de unos poderes distintos. En el territorio donde el rey tenía más facultades era en
Castilla. En los demás territorios las facultades reales estaban más limitadas. El rey era la
institución común a toda esta monarquía con estructura federal. La otra institución común era
la Iglesia Católica. Se fue formando a base de títulos distintos: derecho de conquista frente al
invasor islámico, matrimonio, donación pontificia, derecho de sucesión, concesión feudal,
compras…
Los reyes de la Casa de Austria respetaron esta pluriformidad política y jurídica.
Aunque era una monarquía autoritaria apenas modificaba los ordenamientos jurídicos de sus
estados. En tiempos de Felipe II se modificaron levemente los fueros de Aragón. En el s. XVII,
con el ministro y válido Conde Duque de Olivares, se pretendió centralizar la monarquía. Sin
embargo este intento fracasó. Estallaron una serie de rebeliones: Portugal se separó y
Cataluña durante unos años estuvo separada de España.
Esta monarquía católica y universal llegó casi íntegra al año 1700. En la segunda mitad
del s. XVI, por razones religiosas, se perdió el territorio de la actual Holanda, y quedaron los
territorios del sur (Bélgica y Luxemburgo). A partir de 1648, con la Guerra de los Treinta Años,
España entra en decadencia. Los reyes españoles acuden a ayudar frente a los príncipes
protestantes, y en 1648 se produce la derrota española en Rocroi. Es el inicio de la decadencia
política y militar española. La gran potencia es la Francia de Luis XIV, que persevera en una
ofensiva a la monarquía española entonces decadente. Con ello, Francia se expande a
territorios que eran de soberanía española. Así España pierde el Franco Condado y algunas
plazas y ciudades entre los Países Bajos españoles y Francia. Igualmente pierde territorios que
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quedaban al norte de los Pirineos, aunque son pérdidas mínimas. España sigue siendo la
nación más extensa de la Tierra.
En 1700 viene a reinar a España una dinastía francesa, la Casa de Borbón. En un
principio Felipe V piensa respetar ese carácter de la Monarquía Española, pero el
levantamiento de la Corona de Aragón a favor de la Casa de Austria hace que recorte
sustancialmente los fueros de la Corona de Aragón y asimile su régimen al castellano. Europa,
cuando accede un príncipe francés al trono de España, como el Abuelo de Felipe V era Luis XIV,
se piensa que se rompe el equilibrio europeo porque las dos naciones más poderosas están
bajo una misma dinastía, la Casa de Borbón. Por eso hay una guerra de sucesión en donde
participan casi todas las naciones europeas, unas a favor de Felipe V y otras a favor de Carlos
de Austria. Al terminar la Guerra de Sucesión al trono español se firman diversos tratados de
paz que consiguen el desmembramiento de la Corona Española. España pierde todos los
territorios europeos salvo los ibéricos. Los Países Bajos pasan a los emperadores de Alemania.
Lo mismo ocurre con el Milanesado y con el Reino de Nápoles y de Cerdeña. El Reino de Sicilia
pasa a los duques de Saboya, aunque después los Austrias y los Saboya permutan el Reino de
Sicilia y Cerdeña. Inglaterra se quedó con Menorca y Gibraltar. Menorca es recuperada en el s.
XVIII y Gibraltar no fue recuperada nunca. De tal manera que aquella monarquía universal de
los siglos XVI y XVII perdió todos los territorios europeos salvo los ibéricos y tuvo una
orientación claramente americana: la gran expansión de España en el s. XVIII es por América.
Felipe V se casó con una princesa italiana, Isabel Parnesio, que era heredera de los
Ducados de Parma y Toscana. Mediante una serie de guerras Felipe V consiguió recuperar para
infantes españoles el Ducado de Parma, en donde situó a su hijo el infante Don Felipe. No
pudo recuperar el Ducado de Toscana, pero sí recupero los Reinos de Nápoles y Sicilia para
infantes españoles.
En el s. XVIII la Corona de Aragón, por los Decretos de Nueva Planta había perdido una
parte importantísima de sus derechos. Los Borbones no tenían una simpatía por esta
estructura federativa porque venían de un estado más centralista y absolutista. Sin embargo,
como a Felipe V Navarra y las Vascongadas le habían sido fieles, se les respetó su sistema
jurídico peculiar. Vascongadas y Navarra perdieron gran parte de sus instituciones y
peculiaridad jurídica a partir de 1833. A partir de este año, frente al antiguo modelo federativo
se impuso un modelo centralista, típico del sistema liberal.
2. EL DERECHO EN LOS TERRITORIOS DEL CÍRCULO DE BORGOÑA
La reina española Juana I la Loca, se casó con Felipe el Hermoso, hijo del emperador
Maximiliano y de la Duquesa María de Borgoña. Borgoña tenía una serie de territorios entre
Francia y Alemania, era una dinastía de origen francés pero cuyas relaciones con el rey de
Francia fueron malas. En el s. XV era duque de Borgoña Carlos el Temerario. Sólo dejó una hija,
María de Borgoña, cuya mano disputaron los príncipes europeos. Al final se casó con un
archiduque de Austria, Maximiliano. Los territorios de la casa de Borgoña se incorporaron a la
Casa de Austria. Estos territorios ocupaban más o menos las actuales Holanda, Bélgica,
Luxemburgo y el norte de Francia. Además tenía el Ducado de Borgoña, el Condado de
Borgoña (Franco Condado). Todos estos territorios pasan a Carlos I rey de España, hijo de
Felipe y Juana la Loca. Pasan todos excepto el Ducado de Borgoña, porque se opone el rey de
Francia. En la segunda mitad del s. XVI se perdió por razones religiosas la parte norte de los
Países Bajos. Allí se extendió el protestantismo. Felipe II dejó los Países Bajos del sur (Bélgica y
Luxemburgo) a su hija la infanta Isabel Clara Eugenia, que estaba casada con el Archiduque
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Alberto de Austria. Si tenían sucesión, ese territorio se separaba de la Corona Española, y si no
tenía sucesión volvía a la Corona Española. Al final, no tuvieron hijos y en el s. XVII volvieron a
la Corona Española. En la segunda mitad del s. XVII, en el curso de las guerras con Francia, se
perdieron el Condado de Borgoña y algunas plazas y ciudades del norte de Francia que estaban
unidas a los Países Bajos. Finalmente a principios del s. XVIII se perdieron todos los Países
Bajos que pasaron a dominio de la Casa de Austria, emperadores de Alemania.
El derecho de estos territorios del círculo de Borgoña era muy distinto. Eran
territorios de diversas clases. Solo nos vamos a referir al territorio conocido como los Países
Bajos, que es el territorio que se conservó durante más tiempo bajo dominio español. El
territorio de los Países Bajos españoles estaba formado por cuatro ducados, cuatro condados,
dos señoríos y numerosas ciudades. Era un territorio muy poco centralizado. Ciudades con un
gran protagonismo mercantil. Tenía gran importancia el derecho provincial y municipal, y la
mayoría era derecho consuetudinario, no escrito, y Carlos I y Felipe II mandaron que se
redactara por escrito y se ordenara. Los reyes también dictaron disposiciones. Es un territorio
con una gran influencia del derecho romano. Estando este territorio bajo la soberanía de la
infanta española Isabel Clara Eugenia y de su esposo el Archiduque Alberto de Austria,
promulgaron como Condes de Flandes el llamado Edicto Perpetuo, que unificó el Derecho Civil
y Penal de los Países Bajos y que tuvo gran influencia en el Derecho belga.
El representante del rey era un gobernador. Los asuntos de Flandes, de los Países
Bajos, eran gestiona-dos por el Consejo de Flandes.
3. EL DERECHO EN LOS TERRITORIOS ITALIANOS
En el siglo XVI más de la mitad de Italia estaba bajo soberanía española.
Sicilia fue española desde finales del s. XIII hasta principios del s. XVIII. Sicilia a finales
del s. XIII estaba ocupada por los franceses. Los sicilianos que odiaban a los franceses se
rebelaron y eligieron como rey a Pedro III de Aragón. Desde entonces, Sicilia perteneció
primero a Aragón y luego a la Corona Española. A principios del s. XVIII pasó a la Casa de
Saboya y después a la Casa de Austria (rama alemana).
Nápoles, en la Edad Media, perteneció a la corona de Aragón pero se incorporó
definitivamente a la Corona Española a principios del s. XVI por la conquista que en 1503 hizo
el Gran Capitán. En 1510 fue investido como rey de Nápoles Fernando el Católico. Nápoles fue
español hasta principios del s. XVIII que pasó a la Casa de Austria, emperadores de Alemania.
El Milanesado, Ducado de Milán o Lombardía, fue una concesión feudal que Carlos I
concedió a Felipe II. Permaneció bajo soberanía española también hasta principios del s. XVIII
en que pasó a la Casa de Austria, emperadores de Alemania.
Cerdeña. La isla y el Reino de Cerdeña se incorporó a la Corona de Aragón en la Baja
Edad Media y permaneció bajo soberanía española hasta principios del s. XVIII, que pasó a la
Casa de Austria, emperadores de Alemania, y más tarde a la Casa de Saboya.
El Milanesado, Nápoles y Sicilia, sus asuntos eran gestionados por el denominado
Consejo de Italia, que era un supremo ministerio de la Corona Española que se ocupaba de
esos asuntos. Los asuntos del Reino de Cerdeña eran gestionados por el Consejo de Aragón.
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Sicilia. Reino e isla de Sicilia. El representante del rey era un virrey. Tenía un
parlamento con tres brazos: eclesiástico, nobiliario y ciudades, con competencia en materia
fiscal. La base del derecho siciliano es el código de Federico I en 1231. Se le añadieron leyes de
los monarcas angevinos y de los aragoneses. En 1583 se hizo una recopilación del derecho
siciliano. También aquí tiene gran importancia la literatura jurídica que experimentó una gran
influencia de la literatura jurídica española.
Nápoles. El representante del rey era un virrey. Tenía un parlamento en donde
estaban representadas las ciudades y la nobleza. No tenía brazo eclesiástico. Desde mediados
del s. XVII dejó de reunirse el parlamento. Éste tenía sobre todo la misión de votar impuestos
(competencia fiscal). En la ciudad de Nápoles, existía una diputación que ejercía una gran
preponderancia sobre todo el parlamento. Había un tribunal supremo, la Magna Curia. El
derecho legal en Nápoles estaba formado principalmente por pragmáticas reales y por
capítulos de cortes. De este derecho se publicaron colecciones en el s. XVII. La literatura
jurídica fue muy numerosa y de una gran importancia.
Milanesado, Ducado de Milán o Lombardía. El representante del rey era un
gobernador. Existía un senado hecho según los parlamentos franceses. El derecho fue
recopilado en 1541 y 1595.
Cerdeña. Representado por un virrey. Tenía cortes o parlamento, compuestas por tres
brazos: eclesiástico, nobiliario y de las ciudades. Hasta el s. XV tenía una estructura feudal,
bajo una aristocrática familia. Las poblaciones solían tener un estatuto municipal. Pero el texto
legal más importante es la Carta de Logu, que fue promulgada por Doña Leonor de Arborea en
1395. En 1633 se recopiló el derecho de Cerdeña. La literatura jurídica es muy importante,
está ligada a la práctica profesional y bajo el influjo de la española.
4. LA UNIÓN PENINSULAR Y EL DESARROLLO DEL DERECHO PORTUGUÉS
El Reino de Portugal en la Edad Media había sido un condado dependiente de los reyes
de León, que en el s. XII se independizó y formó un Reino bajo una dinastía de origen francés,
los Borgoña. En el s. XIV hubo un intento de unirse con Castilla, pero ya en Portugal existía un
gran sentimiento anticastellano, no querían perder su independencia y someterse al rey de
Castilla. Los Reyes Católicos, con su política matrimonial, unieron en matrimonio a sus hijas
con príncipes lusitanos. En Portugal entonces reinaba la dinastía Avis, que era descendiente de
la Casa de Borgoña. Las relaciones entre Castilla y Portugal fueron cordiales. El rey de España,
Carlos I, se casó con una princesa portuguesa, Isabel de Portugal, de tal manera que, cuando
en la segunda mitad del s. XVI se extinguió la línea masculina de la casa de Avis, el rey Felipe II
pudo suceder en la Corona de Portugal. Había muerto el rey Don Sebastián soltero y sin hijos, y
le tuvo que suceder su tío el infante Don Enrique. Éste era muy anciano y murió también sin
descendencia. Hubo entonces varios candidatos y Felipe II, por vía legítima, manda al ejército
castellano que invada Portugal para que sean respetados sus derechos sucesorios. La nobleza e
iglesia eran partidarias de Felipe II, las clases medias y el pueblo era profundamente
anticastellano. Al final, las Cortes Portuguesas juraron como rey a Felipe II, y se creó el llamado
Consejo de Portugal, para atender los asuntos lusos.
Portugal era muy celoso de sus instituciones y leyes, y Felipe II lo respetó. Al unirse
con Portugal se unieron también sus imperios coloniales. La invasión portuguesa convirtió a
España en una monarquía extensísima. En Lisboa residía un virrey que representaba al rey de
España, y normalmente era un miembro de la Familia Real Española. Los reyes mantuvieron las
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instituciones portuguesas sin cambiarlas. A principios del s. XVII, el rey Felipe III promulgó unas
ordenanzas (Ordenanzas Filipinas), que era una actualización de un texto jurídico anterior
portugués, las Ordenanzas Manuelinas promulgadas en 1521.
En 1621 muere Felipe III y le sucede Felipe IV. Éste confía el gobierno al Conde Duque
de Olivares, el cual quiso imponer una política centralista, que fue vista con aversión en
Portugal. Entonces era virreina Margarita de Saboya. Las medidas centralistas alteraron a los
portugueses y en 1640 hubo un levantamiento general en Lisboa. Los portugueses proclaman
como rey a Juan IV, duque de Braganza, y reina consorte a la española Luisa de Guzmán, que
fue la que consiguió la independencia portuguesa. Portugal nunca vuelve a unirse con España.
Los Braganza reinan hasta el s. XIX. Después de la independencia, en 1643, Juan IV de Portugal
confirmó las Ordenanzas Filipinas que había promulgado el rey Felipe III de España a principios
del s. XVII. Portugal dependía de un consejo supremo y tenía parlamento, también con los
tres estamentos tradicionales: nobleza, iglesia y ciudades.
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LECCIÓN 16
EL DERECHO MERCANTIL
1. Características generales
2. El sistema de fuentes del derecho marítimo mediterráneo
3. El sistema de fuentes del derecho marítimo castellano
4. Ordenanzas de los consulados y ordenanzas reales
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES
Hasta ahora hemos hablado de una serie de ordenamientos jurídicos que están
limitados por las fronteras de cada territorio. Hemos hablado del derecho castellano, derecho
de las provincias vascas, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca, América española, y
territorios en Europa. Ordenamientos limitados por fronteras de una nación o un rey. El
derecho mercantil está por encima de las fronteras nacionales y reinos. Cosa obligada puesto
que el comercio supera esas barreras políticas.
El derecho mercantil está influido por el Derecho común y por el derecho municipal
pero supera el localismo y el territorialismo jurídico. Es un derecho con un gran grado de
autonomía. Se elabora al margen de los poderes políticos. Una de las características del
derecho mercantil es la autonomía. Es un derecho dotado de especialidad porque tiene
instituciones que también existen en el derecho civil pero que tienen ciertas peculiaridades.
Hay una compraventa civil y una compraventa mercantil. Lo que especializa al derecho
mercantil es el mismo hecho del comercio. El comercio es comprar para revender con ánimo
de lucro. Otra característica es la universalidad. Se desarrolla en ámbitos donde rigen varios
ordenamientos.
En la Alta Edad Media el comercio en Europa tuvo una importancia relativa. Eran
economías arcaizantes y tienen escasa entidad, o al menos no la entidad suficiente como para
que se desarrolle un ordenamiento mercantil importante. En Europa el comercio se renueva
en los s. XI y XII sobre dos focos geográficos: el Mediterráneo y el mar del Norte.
- Mediterráneo. Había sido el mar de tráfico mercantil en la antigüedad. En torno a él
estaba el Imperio Romano y civilizaciones importantes: Grecia, Fenicia, Cartago,
Etruria… Por lo tanto era el mar mercantil por excelencia. Con la caída del Imperio
Romano el comercio entra en decadencia y a partir del s. VII con la expansión del Islam
el mediterráneo se convierte en un mar peligroso porque parte de sus riveras
pertenecen a una civilización enemiga a la Europa cristiana. Se produce una cerrazón al
comercio. Se va superando a partir del s. XI a pesar de que nunca volvió a ser un mar
seguro. Así, en la Edad Media existen grandes puertos. La península itálica es la
expresión más clara con Venecia y Génova entre otras, que comercian con Asia.
También en España existe en la rivera mediterránea un gran trasiego mercantil con
ciudades y puertos de gran importancia: Barcelona, Tortosa, Valencia o Mallorca.
- Mar del Norte. Sobre todo la parte del sur de Inglaterra, del Canal de la Mancha, la
costa alemana atlántica, e incluso el mar Báltico. Ciudades francesas como Rouen,
Calais, Amberes. Brujas, Gante, o en Alemania, Hamburgo. Había una unión comercial
que se llamaba la Hansa o Liga Hanseática.
España geográficamente no estaba en el centro de estos dos focos mercantiles. Sin
embargo, desde los puertos españoles del mar cantábrico se comerciaba con Europa: La
Coruña, Avilés, Santander, Bilbao… España tiene un eje comercial propio y exclusivo, que lo da
un hecho religioso que es el descubrimiento en Galicia del sepulcro del Apóstol Santiago. En
una diócesis gallega de principios de la Reconquista, Iria Flavia, se descubrieron los restos del
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que había predicado la religión en España, Santiago, uno de los doce apóstoles. En el lugar
donde se descubrió nació la actual ciudad Santiago de Compostela, que se convirtió en un foco
de peregrinación para toda Europa. Así nació el camino de Santiago o la ruta Jacobea. Fue un
fenómeno principalmente religioso, pero naturalmente exigía unas transformaciones
económicas. A lo largo de todo el Camino de Santiago se crearon villas y poblaciones
motivadas por las peregrinaciones. Así aumentó el comercio enormemente. El Camino de
Santiago fue un motivo de influencia europea sobre España, que vivía un poco al margen por
su ocupación en la Reconquista.
En Europa, por la cuenca del Rin, entre Francia y Alemania, había una ruta de
comunicación entre estos dos focos. De todas maneras, tiene mucha más vitalidad el
Mediterráneo.
2. EL SISTEMA DE FUENTES DEL DERECHO MARÍTIMO MEDITERRÁNEO
En el Mediterráneo los mercaderes utilizaban viejas normas de origen fenicio, griego y
romano que se transmitían oralmente. Todo este conjunto de normas va a ser renovado a
partir de los s. XI y XII y se generalizan por todo el mar mediterráneo por encima de las
fronteras políticas. Todo este fondo jurídico consuetudinario es de origen práctico, no técnico,
hecho por los mercaderes. A partir de los s. XII y XIII se va enriqueciendo el derecho mercantil
con privilegios reales y ordenanzas municipales.
Los consulados son unas instituciones donde se asocian todos aquellos que tienen que
ver con el comercio: mercaderes, banqueros, aseguradores, navegantes y capitanes de barco.
También los consulados funcionaban como tribunal, para dirimir los conflictos que había en
materia de comercio. Los consulados tenían unas normas, y los jueces de los consulados,
cónsules, dictaban sentencias, y con esto también se renueva el derecho mercantil. En el s. XIII
ya consta que existían consulados en España (Valencia y Barcelona). En un principio la
competencia de estos consulados era de carácter subjetivo: los cónsules como jueces se
ocupaban de pleitos entre comerciantes y por razón del comercio. La jurisdicción mercantil en
esta época ya tendía a la objetivación: a veces se ocupó de conflictos por actos de comercio
entre un comerciante y un no comerciante.
El Rey Martín el Humano, en 1401, permitió que los cónsules de Barcelona conocieran
litigios sobre con-tratos mercantiles entre comerciantes y no comerciantes. Como el derecho
mercantil nace principalmente de la práctica y es hecho por los propios mercaderes, su
proceso de elaboración fue lento. En un principio textos de derecho mercantil son la Tabla de
Amalfi, El constitutum usus de Pisa, Ordenanzas del Conde de Barcelona, Furs de Valencia o
Costumbres de Tortosa. Aquí hay prescripciones mercantiles pero son insuficientes. El primer
texto propiamente mercantil y de importancia es el llamado Libro de Consulado de mar. Es el
texto más importante del derecho mercantil mediterráneo que se expandió por todo ese
espacio geográfico. Es un texto elaborado en dos fases:
- La primera fase son Las Costumbres de la mar. Redactado en Barcelona entre 1260 y
1270. Lo elaboran gentes prácticas, del comercio. Compuesto por 300 capítulos.
- La segunda fase o definitiva es del s. XIV y es cuando se elabora el Libro del Consulado
de Mar tal como lo conocemos ahora. Es una reelaboración de las costumbres de la
mar. Está compuesto por estos ingredientes o elementos:
o Costumbres de la mar.
o Un reglamento procesal del consulado de Valencia.
o Capítulos u ordenanzas promulgados por el rey de Aragón Pedro IV en 1340.
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o
Ordenanzas anónimas.
Todos estos materiales se reunieron en Mallorca en el año 1345 y hacia 1370 se
reelabora en Barcelona la versión definitiva que es la que conocemos. Las características del
mismo son las siguientes:
- Estilo usual, claro y casuísta, dirigido para personas que no son juristas
- Establece un juicio mercantil breve y sumario
- Funciona, a veces, como derecho supletorio del derecho consuetudinario o escrito
- Su extensión alcanza todo el Mediterráneo, e incluso influye en la cornisa cantábrica
- No supuso que el Derecho Mercantil se anquilosara, hizo que siguiera evolucionando
- Además de ser un cuerpo muy respetable de leyes es incompleto, por ello se remite al
derecho general, que acaso sea el Derecho Romano, en el aspecto de obligaciones y
contratos.
3. EL SISTEMA DE FUENTES DEL DERECHO MERCANTIL CASTELLANO
El orden de aplicación del sistema de fuentes en el Derecho Mercantil es el siguiente:
1. Costumbres mercantiles escritas.
2. Lo que digan los prohombres del mar, y los mercaderes, que se reúnen con los
cónsules diciendo cual es la ley aplicable.
3. Se sigue el dictamen de los prohombres del mar, por mayoría de votos.
El comercio por el Atlántico y el Cantábrico fue escaso, por lo tanto la formulación
jurídica es más escasa. En estas zonas se desarrolla en el s. XIII.
Se crean tribunales especiales para atender las cuestiones mercantiles. En 1310, en Sevilla,
Fernando IV funda el Tribunal del Almirantazgo. Este tribunal se rige por un texto mercantil: los
“Roles D’Olerón” (Olerón es una isla francesa de trasiego mercantil). Era una breve colección
de fines de los siglos XI o XII. Está compuesto por:
- Sentencias de los tribunales
- Derecho consuetudinario
En la Corona de Castilla, además de este texto, rigen las Partidas, que tienen su origen
en el Digesto, a partir de las glosas medievales. Los Roles D’Olerón tuvieron tanta importancia
en la Corona de Castila que se les llamó Costumbres de España, y, se extendieron por toda la
franja mediterránea, teniendo también importancia en el Atlántico.
4. ORDENANZAS DE LOS CONSULADOS Y ORDENANZAS REALES
A partir del siglo XV y XVI hay una intervención estatal en el Derecho Mercantil. El eje
comercial se traslada del Mediterráneo al Atlántico, debido al descubrimiento de América,
aunque el Mediterráneo sigue teniendo importancia. La Edad Media es la época del
mercantilismo. Se protege el comercio nacional y cobran cada vez más importancia los gremios
y las cofradías; aunque el mercantilismo llegue un poco tarde a España y un poco a destiempo.
En los siglos XV y XVI se fundan los Consulados en la Corona de Castilla, en Burgos, en
Bilbao, y en Sevilla, y, en ésta última, a partir del s. XVI se establece la Casa de Contratación,
que analiza el comercio de América. Estos consulados son menos independientes, más
sometidos a la Autoridad Real. El derecho mercantil que se había elaborado
independientemente de los poderes políticos, experimenta el influjo y la intervención de los
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reyes, que comienzan a legislar sobre estas materias que antes eran competencia de
mercaderes y prácticos del comercio.
A partir del XVI, se produce un cambio importante. Se protege el comercio nacional y
crece la importancia de las corporaciones profesionales relacionadas con el comercio. Ya al
menos a partir del siglo XV, existen consulados en la Corona de Castilla, ya sabemos que desde
el XIII existían en Aragón. Los más famosos de Castilla eran los de Burgos, el de Bilbao, el de
Sevilla (que tenía el monopolio del comercio con América)…
A pesar de esta época de bonanza económica en la que España es el eje comercial de
Europa, los españoles no eran muy afines a estas actividades económicas, que no estaban muy
bien vistas aunque no había ninguna ley que estableciera la incompatibilidad entre la nobleza y
el comercio. Grandes familias de la nobleza se dedicaban al comercio, pero la mayor parte de
las ocasiones había una propensión al rentismo, abandonando las actividades mercantiles.
Contra esto clamaron en el XVII y XVIII numerosos autores, pero consiguieron poco porque la
mentalidad social en ese sentido era caballeresca y despreciaba estas actividades mercantiles.
El modelo español era de un caballero de empresas grandes tipo quijotesco, pero no el
trasiego diario del comercio.
Por eso es dudoso de que en España en el XVIII se aplicara una política mercantilista,
como ocurrió en otros países europeos como Inglaterra o Francia. La superación de esta forma
de pensar llegó en el XVIII con mucha resistencia. Los consulados que se fueron creando, en la
Edad Moderna dependían más de la autoridad real, eran menos independientes. Sus
ordenanzas debían ser confirmadas por el Consejo Real, que en numerosas ocasiones las
enmendó y corrigió. De las sentencias de los consulados cabía apelación a los Jueces reales,
con lo que los consulados pierden autonomía.
En los siglos XVI, XVII y XVIII, en los consulados se dan Ordenanzas, que deben ser
confirmadas por la autoridad del rey. De las ordenanzas más sobresalientes son las de Bilbao
de 1737. Fueron elaboradas por 6 comerciantes en 1735, no fueron hechas por juristas. 2 años
después las confirmó el rey Felipe V. Las fuentes de estas ordenanzas sn las siguientes:
 Ordenanzas generales y particulares del propio consulado.
 Ordenanzas francesas de Colbert de 1673 y 1681.
 Ordenanzas de otros consulados
 Derecho dado por los reyes
Estas ordenanzas del consulado de Bilbao son breves, constan nada más de 29
capítulos y se extendieron a otros consulados, como el de Madrid o el de Málaga. A la vez que
el derecho mercantil perdía autonomía e independencia, la intervención de los reyes en estas
materias era más grande. Cuando se crea el consulado de Madrid, se crea bajo la protección
del Consejo de Castilla y se dice que en el futuro se pueden crear otros consulados previa
autorización del Consejo Real y del consulado de Madrid.
Los reyes, a lo largo del XVI, XVII y XVIII, legislaron muy frecuentemente en materia
mercantil. En el XVII se creó la Junta de Comercio. Muchas de estas normas fueron recogidas
en la Nueva Recopilación de 1567 y en la Novísima Recopilación de 1805. También en el
Derecho indiano las normas de carácter mercantil son muy frecuentes, por la importancia que
tenía el comercio de España con América.
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LECCIÓN 17:
LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA
1. Características generales. Revolución y resistencia tradicional
2. Centralismo y autonomía
3. Las transformaciones del Derecho
4. La unificación jurídica
5. Las fuentes del Derecho Canónico
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES. REVOLUCIÓN Y RESISTENCIA TRADICIONAL.
En 1788 muere Carlos III, el más característico monarca de la ilustración en España.
Sobre todos sus ministros, quiso reformar y modificar España sin cambios radicales. Pretendió
mejorar la economía, el funcionamiento de la Administración… sin acudir a medidas
revolucionarias, sólo empleando la vía de las reformas. El AR subsistía plenamente pero se le
renovaba. La sociedad en general, salvo unas minorías, estaba muy apegada al AR, tenían un
pensamiento muy tradicional. Por eso no siempre favorecieron las medidas ilustradas. Carlos
III eran un monarca de vocación claramente absolutista, típico del despotismo ilustrado: todo
para el pueblo pero sin el pueblo. La doctrina política española del Siglo de Oro (XVI y XVII)
conceptuaba una monarquía limitada. Era una monarquía absoluta, porque por encima del rey,
en lo temporal, no había nadie, pero estaba limitada por la moral, la religión el Derecho y las
instituciones.
Además la doctrina del Siglo de Oro hablaba del origen popular del poder real, es decir,
nadie discutía que el origen del poder estaba en Dios pero la doctrina española de los grandes
teólogos y juristas, establecía que ese poder Dios se lo había dado a la sociedad, no
directamente a los reyes. De esta manera, la sociedad se organizaba políticamente en un
determinado régimen. Esta doctrina fue enseñada en las Universidades en los siglos XVI y XVII
pero en el XVIII se fue dejando a un lado. Sobre todo en la segunda mitad del XVIII y durante el
reinado de Carlos III, esta doctrina rozaba la revolución. Por eso Carlos III se encastilló en el
absolutismo regio. Si en otros aspectos de la vida política y social, la ilustración fue progresista,
en este aspecto del poder político fue reaccionaria. A partir de Carlos III se puede decir que
toda la maquinaria del poder descansaba en la figura del rey.
En 1788 muere Carlos III y le sucede su hijo Carlos IV. Siguió en un principio la línea de
Carlos III pero pronto prescindieron de sus antiguos ministros y contrataron a un ministro
llamado Godoy, partidario de los reyes. Se siguió la línea del despotismo ilustrado pero ya de
una forma arbitraria y caprichosa. El heredero de Carlos IV era su hijo don Fernando, entre los
que hubo muy malas relaciones. El hijo don Fernando conspiró contra sus propios padres. Las
relaciones internas de la familia real eran muy malas.
En 1789 en Francia se estaban reuniendo los Estados Generales, así comienza la
Revolución. En Francia, la Revolución fue aceptada masivamente por toda la población y
pronto se convirtió en un baño de sangre y numerosos franceses emigraron para salvar sus
vidas. Al final en Francia fue proclamada la República y al rey Luis XVI lo guillotinaron.
Finalmente España, donde reinaba un rey primo de Carlos IV, declaró la guerra contra Francia.
A principios del XIX se firmó la paz entre la Francia revolucionaria y la España
monárquica. Terminaría por proclamarse el I Imperio francés con Napoleón I, el emperador
heredero de la Revolución. Conservaba algunas conquistas de la revolución francesa pero
100
ejerció el poder autoritariamente. Napoleón I decidió modificar el mapa político de Europa,
acabando con las caducas monarquías y pronto puso sus ojos en España, en donde reinaba
Carlos IV, una reina de dudosa reputación y un hijo traidor de sus padres. En Portugal reinaban
los Braganza, aliados de Inglaterra, enemiga acérrima de la Francia napoleónica. Napoleón
pretende invadir Portugal, se pone de acuerdo con Carlos IV para pasar sus tropas por España.
Invade Portugal y la familia real portuguesa huye a Brasil.
En 1808, la familia real española se entrevista con Napoleón en Bayona. Previamente,
había habido un motín en Aranjuez contra Godoy y contra el propio rey Carlos IV, al que se
obligó a abdicar en su hijo Fernando VII. Se produjeron los levantamientos de mayo de 1808
para defender el trono y la religión frente a Napoleón y los franceses a los que se considera
impíos. En mayo de 1808 comienza la Guerra de la Independencia, mientras la familia real
estaba en Bayona y prácticamente todos los ministros y autoridades reales se someten a
Napoleón.
Fernando VII devuelve la Corona a su padre Carlos IV porque se consideró que la abdicación de
éste era inválida y nula, y Carlos IV le vende la Corona a Napoleón a cambio de una serie de
rentas. Napoleón le ofrece la Corona a su hermano José I. La sociedad reaccionó casi
unánimemente a favor de sus antiguas instituciones. Consideraban rey legítimo a Fernando
VII, llamado “el deseado”, y luchaban a favor de la monarquía tradicional y de la religión. Sólo
una minoría de españoles, los afrancesados, se pusieron de lado del rey José.
Todo el territorio español, menos Cádiz, fue ocupado por el ejército Napoleónico. En la
ciudad de Cádiz estaba la armada británica. En España no había rey. Se formaron juntas en
diversas provincias españolas para defender los derechos de Fernando VII frente al rey José. Al
final, se forma una Junta Suprema.
Fernando VII, al irse a Francia, se dio cuenta del peligro que corría la familia real y por
eso, firmó en secreto una convocatoria de Cortes única y exclusivamente para acudir a la
salvación de la patria. Las Cortes se reunieron en el único territorio que nunca fue ocupado por
los franceses, Cádiz. Las Cortes no se contentaron con salvar la patria, sino que como parte de
los diputados eran liberales y no tradicionales, hicieron una Constitución, la de 1812. Las
Cortes se reunieron de 1810 a 1814. Era una Constitución liberal y partidaria de una
monarquía constitucional.
Mientras transcurría la Guerra de la Independencia, Fernando VII estaba en un castillo
francés e ignoraba lo que ocurría en España. La campaña de Rusia para Napoleón fue nefasta.
El declive de Napoleón, en 1814, supuso que Fernando VII pudiera volver a España. Sus padres
nunca volvieron, murieron en Roma. Cuando en 1814 vuelve Fernando VII, no tiene ideas
claras de lo que debe hacer. No sabía muy bien lo que había ocurrido en España. Las Cortes se
trasladan a Madrid y piden que vaya inmediatamente Fernando VII para hacerse con el poder
de una monarquía constitucional.
Fernando VII había recibido una educación tradicional, pero nunca tuvo unas ideas
políticas claras. Cuando entra en España, en vez de ir directamente a Madrid, anda por
Cataluña, Aragón y Valencia. Pretende ver cómo piensan los españoles para jurar la
Constitución o deshacerla. Las Cortes y la Constitución de Cádiz habían sido una obra de
minorías. La sociedad seguía apegada a los viejos principios monárquicos y religiosos. La
Guerra de la Independencia fue principalmente mantenida por la Iglesia, la gran institución
intelectual, benéfica y docente. El clero era muy popular en España, no era aristocrático como
el clero francés. La masa poblacional se mantenía fiel al antiguo régimen fiel a sus reyes y a su
religión.
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Los liberales no querían una monarquía tradicional, sino una monarquía parlamentaria.
En materia religiosa, defendían la unidad católica. Sin embargo, las Cortes de Cádiz abolieron el
Tribunal de la Inquisición, un Tribunal sumamente popular, una institución inofensiva por
aquellos tiempos que en realidad no molestaba nada a los españoles. También pretendían
recortar los bienes al clero, disminuir el número de monasterios… lo que desagradó
enormemente a la Iglesia. También establecieron una serie de medidas que favorecían sólo a
un sector de la sociedad y no mostraban un especial interés por el pueblo. Con el liberalismo
de Cádiz había más presión fiscal, establecía el régimen militar obligatorio… Por lo tanto la
sociedad, tanto por sus principios sociales y religiosos, como por sus intereses económicos,
detestaba la Constitución.
De todo esto se dio cuenta Fernando VII, que llega a Valencia en primavera de 1814,
donde fue el presidente de las Cortes el cardenal Luis de Borbón, su primo, para que Fernando
VII fuese proclamado rey constitucional. Sin embargo, se negó. En Valencia se le presentó el
llamado Manifiesto de los Persas, firmado por casi 70 diputados de las Cortes de Cádiz en el
que le pedían al rey la abolición de la Constitución y de todas las leyes que habían hecho las
Cortes de Cádiz; el restablecimiento de la monarquía tradicional pero con reformas, tanto en el
orden civil como religioso. Los diputados que presentan el Manifiesto de los Persas dan varias
razones para su decisión: la elección antidemocrática de diputados; las sesiones no habían sido
libres, los absolutistas eran amenazados por los liberales; Fernando VII había hecho una
convocatoria de Cortes pero sólo para salvar a la patria, no para hacer una Constitución.
El 4 de mayo de 1814 derogó toda la obra de las Cortes de Cádiz, incluida la
Constitución, quitándolas del medio del tiempo como si nunca hubieran existido. La noticia de
que el rey había acabado con la Constitución había sido muy bien recibida en la población. La
represión de los liberales fue muy leve, incluso el Fernando VII perdonó a algunos de ellos.
De 1814 a 1820, Fernando VII reina personalmente, no quiere una monarquía antigua
pero tiene miedo a los liberales. Hay varios levantamientos de militares liberales pero fracasan
todos. Fernando VII no se atreve a convocar las Cortes. El mismo rey introdujo algunas
medidas liberales como la reforma del sistema fiscal. Esto, lejos de agradar a la población, le
desagradó porque había que pagar más.
En 1820 estaba el ejército en Cádiz para ir a América a reprimir la sublevación de
aquellos territorios. En América cuando Napoleón invadió España se constituyeron unas
Juntas, para defender los derechos de Fernando VII, pero en algunas de ellas se desplazó este
objetivo hacía el independentismo. De tal manera que al volver Fernando VII tuvo que someter
aquellos territorios. En el ejército se había infiltrado el liberalismo y también las sociedades
secretas, una especie de masonería. Por eso, en enero de 1820, en vez de partir para América
se levantó en Cabezas de San Juan y proclamó la constitución de 1812. La Corte quedo
consternada cuando llegaron esas noticias. Una de las primeras ciudades fue Oviedo, donde se
pronunciaron por la constitución los estudiantes de la universidad, pero la población no.
Fernando VII claudicó y juró la Constitución de 1812.
En un principio era sincero aunque la Constitución no le gustaba. Las Cortes fueron de
nuevo convocadas y reunidas. En el mismo año 1820 hubo una ruptura entre el rey y los
constitucionales. Le presentaron a la firma una serie de decretos que suprimían la Compañía
de Jesús y parte de las órdenes religiosas, que chocaba contra los sentimientos religiosos del
monarca y se negó a firmar. Sin embargo, los constitucionales insistieron, incluso faltando al
respeto a la persona real. Fernando VII marchó al Escorial, se vio obligado a volver a Madrid y
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allí fue insultado por el populacho sin que el gobierno hiciera nada. Con lo cual Fernando VII
viendo el panorama, se puso al habla con los monarcas europeos, especialmente con el zar de
Rusia, pidiéndole ayuda.
El gobierno constitucional duró 3 años, Trienio Liberal o Trienio Constitucional.
Continuamente había alzamientos absolutistas en todas partes de España, fue un desorden. Se
alzaban a favor del rey absoluto y la religión y en contra de la Constitución. Los liberales
desarrollaron una política de terror porque la población no quería el nuevo orden. El propio
rey estuvo a punto de ser asesinado. La familia real era toda absolutista. Las reformas liberales
eran claramente antipopulares, favorecían a la burguesía pero al pueblo lo olvidaban y lo
empeoraban. La situación española era insostenible. Fernando VII escribía al zar para que le
ayudara. En el Congreso de Verona se reunieron los monarcas europeos y acordaron la
intervención en España. En 1823 entró un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, al
mando de Luis de Borbón y sin apenas resistencia, con el apoyo de la población, recorrió
España de norte a sur, rescató la persona de Fernando VII y éste abolió toda la obra
constitucional pero ya no prometió reformas ni nada que se le pareciera. Los liberales habían
demostrado un carácter sanguinario y no quería saber nada de ellos. En 1823 se restaura el
Antiguo Régimen, vuelve a reinar personalmente Fernando VII, tiene el respaldo de la
población. Fernando VII no tenía ideas políticas salvo algunas absolutistas. La población pedía
medidas de mano dura contra los liberales.
Fernando VII se casó cuatro veces. De sus tres primeros matrimonios no tuvo sucesión.
Cuando el trienio liberal estaba casado con una princesa alemana, María José, con la que no
fue capaz de dar un sucesor al trono. La reina murió y no parió. Entonces Fernando VII se casó
con una sobrina suya, una princesa napolitana, María Cristina de Nápoles. La nueva reina era
muy distinta, no tenía ideas políticas. Al no tener sucesión el heredero del trono era don Carlos
conocido por sus ideas absolutistas y muy querido por el pueblo. La ley de sucesión que regía
entonces era la Ley de Cortes de 1713, ley solemnísima y votada por el rey que establecía una
ley semisálica: excluía a las mujeres del trono mientras hubiera varones. Cuando se casa
Fernando VII con esta princesa napolitana, había posibilidad de que tuviera descendencia. Si
eran mujeres, la ley las excluía porque el hermano del rey tenía preferencia. Si eran varones,
sucedía el varón.
Don Carlos no tenía ninguna ambición de ser rey. Ante la eventualidad de que lo que
nacieran fueran hembras, se falsificó una supuesta ley de Cortes de 1789, que nunca existió, y
se restableció el orden de sucesión de las partidas que establecían la sucesión femenina. Esta
ley nunca había existido, pero Fernando VII, a partir de 1830-1833, por una pragmática sanción
la promulga. Desde el momento que Fernando VII hace esto la Guerra Civil estaba anunciada.
El infante Don Carlos no protestó. Fernando VII tuvo dos hijas, Isabel y Luisa Fernanda. Se
convocaron una especie de Cortes para jurar a Isabel como heredera del trono. El cardenal que
tenía que recoger el juramento se negó porque estaba convencido de que el heredero legítimo
era don Carlos. La población, que era profundamente monárquica, sin embargo condenó lo
que había hecho Fernando VII, que robó los derechos al trono a su hermano. Fernando VII
estaba muy achacoso y cada vez peor. Por un testamento que hizo cambió y declaró heredero
del trono otra vez a su hermano, don Carlos. Después volvió otra vez a cambiar y declaró a su
hija. Y al final se murió después de haber dejado una situación caótica en 1833.
Hay dos proclamaciones reales: Isabel II y Carlos. La mayor parte de la población es
carlista. Comienza la Guerra Civil. Los liberales tienen al ejército. La guerra duró 7 años. El
ejército carlista nunca pudo ser definitivamente derrotado. Se paseaba por toda España sin
que los liberales pudieran cogerlos, porque la población los escondía. Especialmente carlistas
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fueron los territorios del norte, especialmente Vascongadas y Navarra, porque don Carlos era
un convencido fuerista y enemigo del centralismo liberal. Los ejércitos liberales se estrellaban
frente al bastión del norte. La guerra no terminaba nunca, y entonces un sector del ejército
carlista, al mando de Maroto, traicionó a don Carlos y se puso en contacto con Espartero. Por
el abrazo o convenio de Vergara, de 1839, se firmó la paz de ambos ejércitos, sin que ninguno
se derrotara definitivamente. Esto permitió consolidarse el trono en Isabel II y Carlos se exilia.
En Madrid en aquellos años habían ocurrido cosas espantosas. Isabel II cuando
comenzó a reinar tenía solo dos años, y gobernó su madre María Cristina que se alió con los
liberales. Los liberales, a pesar de que la sucesión de Isabel II no era legal, sabían que al ser tan
pequeña podrían gobernar durante un tiempo e implantar sus ideas. Sin embargo, María
Cristina manifestó que se iba a mantener la monarquía pura sin revoluciones ni constitución.
Los liberales no estaban dispuestos a esto. Tenían que someter a la monarquía. Sometieron a
María Cristina con un chantaje sobre su vida privada. Los liberales aprovecharon su trampa
para firmar las leyes revolucionarias que proponían. Cuando termina la guerra carlista los
liberales se dan cuenta que no necesitan a la reina, y Espartero la echa de España. Queda
Isabel II en manos de los liberales. Enseguida la reina manifestó una gran precocidad en todo, y
cuando la declararon mayor de edad enseguida se la preparó para casarse. Fue un asunto
europeo, con muchos candidatos franceses e ingleses. La casaron con un primo carnal, el
infante Don Francisco de Asís. Tuvo incidencias privadas que influyeron en la vida política de
Isabel. Todos los hijos que le sucedieron no eran hijos del matrimonio, entre ellos Alfonso XII.
Isabel II fue un instrumento de los liberales, como su madre. El reinado de Isabel II fue
desastroso. La población seguía siendo absolutista y el gobierno era liberal. Había golpes de
estado, revueltas… La vida privada de la reina ocasionó el desprestigio de la monarquía. La
reina, que era muy piadosa, tuvo que reconocer al Reino de Italia. Suponía reconocer el
despojo de los Estados Pontificios. Los católicos le retiraron el apoyo a Isabel II y ocasionó su
caída definitiva. Septiembre de 1868.
El carlismo era el gran peligro de la monarquía liberal, pero estaba medio adormecido.
Al morir Isabel II vuelve a crecerse y de nuevo la mayor parte de los españoles suspiran porque
vuelva Don Carlos, su nieto. En 1868 aparece un gobierno provisional, y en 1869 aparece una
constitución democrática. Se empezó a buscar príncipes por Europa. Se fijaron en Amadeo de
Saboya. Su reinado fue muy breve y en plena guerra civil puesto que estalló de nuevo la
Guerra Carlista. Carlos VII viene a España, establece su corte en el País Vasco-Navarro y todos
suspiran para que entre en Madrid y sea proclamado rey frente a aquel monarca extranjero e
Isabel II.
Isabel II presionada abdica en Alfonso XII, su hijo. En 1874 termina un período de
turbulencias tras la Primera República, que dura un año. Ninguna de aquellas soluciones había
conseguido dar estabilidad al país. El único partido de masas que había en España era el
partido carlista. Los partidos liberales eran partidos de élites. En tiempos de Isabel II quienes
tenían el poder eran los militares. De tal manera, que los cabeza de los partidos eran militares
generales. El jefe del partido conservador era el general Narváez y del partido progresista era
Espartero, y el del partido unionista el general O’Donell. Eran los llamados espadones. El
ejército era el árbitro y solo mediante la fuerza militar se podía contener una población que
detestaba el liberalismo.
En 1874 la nación estaba cansada, pero subsistía la guerra civil en el norte. Alfonso XII
viene por otro pronunciamiento militar. Alfonso XII reina de 1874 a 1885. El hombre político
más eminente del momento era Cánovas del Castillo, que era un unionista y quiere superar los
males de la España isabelina. Es el principal artífice de la constitución de 1876. Es liberal, no
democrática, sin sufragio universal. En 1883 cae vencido don Carlos y marcha exiliado a
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Francia. Aquí queda el partido carlista, partido mayoritario en España. Como los vascos y
navarros apoyaron mayoritariamente a Carlos VII a los vascos se le vuelven a recortar los
fueros. La desilusión en las filas carlistas es terrible, y es aquí cuando nacen los nacionalismos
en España.
El liberalismo no había gobernado los problemas que tenía la España del Antiguo
Régimen, y además añadió dos más: el problema de la articulación territorial y el de la
cuestión social.
- Antes España era una monarquía federativa, era una nación de naciones. Todos
estaban bajo un mismo rey pero tenían ordenamientos distintos. Al implantarse el
liberalismo hay la unificación jurídica y el centralismo, de tal manera que el
descontento en las provincias vascas, Navarra y Corona de Aragón es tremendo. Se
comete el error de identificar lo español con lo castellano. Y se considera antiespañol
lo que no es castellano: vasco, catalán, valenciano… Esto generó una desconfianza muy
grande hacia el liberalismo en las regiones no castellanas. Este problema de la
articulación territorial subsistió hasta nuestros días.
- El otro problema que propició el liberalismo fue la cuestión social, es decir, las
relaciones entre patronos y obreros. En el Antiguo Régimen los obreros manuales
estaban reunidos en gremios. Allí se reunían por ramas y actividades desde el maestro
hasta el aprendiz. Los gremios a principios del s. XIX estaban en franca decadencia. Era
necesario revitalizarlos, pero el liberalismo los suprimió y prohibió que los obreros
pudieran asociarse. De tal manera que cuando en el s. XIX en España empieza la
industrialización los obreros están completamente desprotegidos. Los derechos de los
obreros no se mentaban entre las clases conservadoras. La única institución que podía
haber protegido a los obreros era la Iglesia, pero ésta estaba completamente
empobrecida, porque los liberales habían suprimido sus bienes mediante la
desamortización. Aun así, la Iglesia impulso iniciativas a favor de las clases más
desfavorecidas. Durante el reinado de Isabel II, al prohibirse las asociaciones, se
hicieron sociedades de socorros mutuos. Eran como las antiguas cofradías que habían
sido suprimidas por el poder civil para ayudar a las familias obreras en situaciones de
desamparo. Estas primeras asociaciones tienen origen eclesiástico y carlista.
Al cambiar del Antiguo Régimen a la sociedad liberal el liberalismo no supo
solucionarlos tras haberlos creado. Por eso, cuando en 1874, Cánovas del Castillo idea la
constitución, tampoco soluciona estos problemas. Se sigue en el férreo centralismo. Ante la
desilusión de la marcha del rey y la derrota del ejército nace el nacionalismo vasco y catalán.
Sabino Arana, fundador del PNV era un carlista desilusionado. La cuestión social sigue en el
mismo estado de cosas. El liberalismo no tiene voluntad, porque era un sistema político
basado en el poder económico de las clases altas de la sociedad sobre la explotación del
obrero. No obstante, en el último cuarto del s. XIX, el liberalismo va evolucionando algo y es
cuando se funda la UGT y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). UGT se funda como
organización de clase para proteger los intereses de los trabajadores y el PSOE se funda a favor
de los obreros. Todo ello fundado por Pablo Iglesias.
El sistema político que ideó Cánovas tenía poca calidad. Se basaba en el turno de
partidos progresistas y conservadores, que se repartían el poder. Como no había sufragio
universal solo votaban las élites sociales y los obreros no pintaban nada. En 1885 muere
Alfonso XII y deja una viuda alemana embarazada, María Cristina de Austria. Nace Alfonso XIII
que fue rey desde el nacimiento. Gobernó su madre en su nombre hasta 1902. Siguió los
consejos de su difunto esposo: que mantuviera el turno de partidos entre conservadores y
progresistas. Mantuvo el turno de partidos y dejó fama de gobernante recta. En 1898 fue una
de las mayores crisis de nuestro estado: perdida de las últimas colonias del imperio. Se
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establece el sufragio universal masculino. Pero todo esto no suponía nada porque había una
red de caciques y las elecciones se manipulaban.
En el año 1902 es declarado mayor de edad Alfonso XIII. Su madre lo había educado
excelentemente pero no para ser un rey constitucional. Se le había educado como un rey
absoluto. A principios del s. XX se descompone en el sistema de turnos de partidos. Cánovas
fue asesinado. Los partidos se fragmentan. El sistema de la restauración a partir del s. XX se
descompone y España entra en una pendiente de difícil salida: desordenes sociales,
nacionalismos, asesinatos, crímenes de estado… El régimen liberal se muestra ya inservible.
Alfonso XIII no tenía ninguna práctica política constitucional y fue un gobernante nefasto.
Ante este clima de descomposición social y política, en 1923, se subleva Miguel Primo
de Rivera y reclama el poder. En realidad casi toda la nación lo aplaude, incluidos los
socialistas, porque la situación social y política era terrorífica. Primo de Rivera reclama para el
ejército del poder político y Alfonso XIII se lo concede. España sigue siendo una monarquía
pero el gobierno está en manos de un militar. Durante este tiempo, en Europa, después de la
IGM hay una propensión hacia los regímenes totalitarios (fascismo italiano, nazismo alemán).
Era la moda del momento frente al viejo liberalismo. En España no se llega a un régimen
totalitario, pero si a uno autoritario. Primo de Rivera es un militar liberal pero con
preocupaciones sociales. Se da cuenta que de alguna manera hay que satisfacer las demandas
del proletariado y por eso protege al socialismo. Largo Caballero es nombrado consejero de
Estado. El socialismo había recogido las reivindicaciones a favor de las clases más humildes que
había tenido el carlismo. La dictadura dura hasta 1930. Es la época más estable. Es un régimen
que no tiene continuidad. Empiezan las críticas y Primo de Rivera se retira. Durante su
dictadura estuvo suspendida la Constitución.
En 1930 se vuelve a poner en vigor la Constitución, y entonces la mayor parte de los
partidos liberales acusan a Alfonso XIII de haber traicionado el juramento de respetar y hacer
respetar la Constitución. Cuando en realidad había entregado el poder a Primo de Rivera con el
aplauso de todos. De 1930 a 1931 ocurre la dictablanda. Hay gobiernos liberales pero la
situación es muy inestable. Alfonso XIII no tenía ninguna popularidad y los políticos le
achacaban el haber perjurado.
En el año 1931 se celebran elecciones municipales. Ganan los partidos monárquicos
por mayoría pero ocurre que en casi todas las capitales de provincia ganan los partidos
antidinásticos socialistas y republicanos. En aquellas elecciones no se ponía en juego el
sistema, y además habían ganado en casi todos los sitios las candidaturas monárquicas, pero
comenzó a considerarse que aquellas elecciones municipales eran una condena a la
monarquía. El mismo rey está también convencido de ello. Por otra parte planea el recuerdo
de lo que le había pasado a la familia real en Rusia, que habían sido asesinados. Alfonso XIII,
ante la situación y el miedo abdica y el 14 de abril se proclama la II República. La República
viene con parabienes de todas partes, incluida la Iglesia. El sistema de la monarquía liberal era
un sistema marchito e ineficaz. La república quiere solucionar los problemas de España,
especialmente los dos creados por el liberalismo.
La cuestión territorial se quiso arreglar con un estado descentralizado, satisfaciendo
las reivindicaciones sobre todo de vascos y catalanes y la legislación social se arregló con una
legislación favorable al proletariado que le liberalismo había dejado abandonado o medio
abandonado hasta tal punto que la República se definió como un Republica de trabajadores de
todas las clases, sin embargo estos buenos deseos pronto se malograron, el temor del acceso
del las clases más humildes hacia las clases más altas fue atizado por algunos políticos y la
primera institución que sufrió esto fue la Iglesia. La Iglesia había sido victima del liberalismo y
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la burguesía, habían sido confiscados sus bienes. Se había identificado la Iglesia con la
monarquía a pesar que la Iglesia había condenado el liberalismo. Al poco tiempo de
proclamarse la republica ardieron conventos en Madrid ante la pasividad del gobierno.
Conforme pasaban los años la situación se volvía más prerrevolucionaria.
En 1933 gana las elecciones la CEDA. Un sector de la izquierda no admite este
resultado y en año 1934 hay serias revueltas en España. La República había establecido un
estado laico y siguió una política anticlerical, antirreligiosa y antinobiliaria. Confiscó los bienes
a la nobleza en aras a la reforma agraria. En 1936 se celebran nuevas elecciones generales. En
estas elecciones ganaron los partidos de izquierdas: el Frente Popular. Tanto la derecha como
la izquierda cada vez se escoraban más hacia los extremos, se radicalizan. La derecha tiene
propensión a crear un régimen autoritario o totalitario, la izquierda la dictadura del
proletariado. Los que suspiran por un régimen democrático quedan apartados. En este mismo
año, 1936, un antiguo diputado de derechas, Calvo Sotelo, es asesinado por fuerzas de orden
público del Gobierno.
El asesinato de Calvo Sotelo hace que la situación ya sea insostenible. Entonces en
julio de 1936 se subleva el ejército en África. El ejército se dividió entre adicto al gobierno y
rebelde. La oficialidad de la marina era partidaria de la sublevación y fue masacrada por la
marinería. Era el comienzo de la Guarra Civil, que duró 3 años. En los primeros tiempos de la
guerra civil se produjo una matanza generalizada de religiosos sacerdotes, obispos y monjas.
13 obispos fueron asesinados y 13.000 sacerdotes. Todo símbolo religioso fue destruido. Esto
hizo que el episcopado dirigiera una carta colectiva dirigida al extranjero para conocer las
verdaderas causas de la guerra. La Iglesia se puso al lado de la sublevación. Vencieron los
sublevados y fue proclamado jefe de estado el militar más eminente, Francisco Franco.
En 1939 se produce la victoria definitiva. Franco es Jefe de Estado y Caudillo. Se
presenta la duda de qué régimen político debe imponerse en España. El régimen liberal no. Un
régimen republicano socialista y soviético se desechó. Se estableció un régimen autoritario no
democrático basado en diversos principios, porque la victoria de Franco fue fruto del ejército y
más grupos que se añadieron, como los carlistas. También se sumaron los monárquicos y con
la esperanza de que Franco restaurara la monarquía. También todos los partidos de derecha y
centro-derecha. También se sumó un pequeño grupo político con mucha influencia en el
régimen, la Falange. Era un pequeño partido político no democrático, la forma española de los
fascismos europeos, que sin embargo destacaba por su preocupación social. Fundado por José
Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador, que heredó de su padre la inquietud por las clases
obreras. Todos estos grupos tenían su ideología, y el régimen que se impuso a partir de 1939
era fruto de diversas fuentes. Había ideas carlistas, de la derecha tradicional, de Falange y
otras puramente prácticas o técnicas. La España que surgía en 1939 no podía ser la anterior.
De nuevo se plantearon esas dos cuestiones candentes: la cuestión territorial y la
cuestión social. La cuestión territorial volvió a complicarse porque Franco y su régimen
impusieron un modelo centralista. Como vascos y catalanes habían apoyado a la República y se
consideraban separatistas, se reaccionó estableciendo de nuevo un modelo centralizado y el
problema se agravó más aun. La cuestión social, relaciones patronos y obreros, fue distinta. El
régimen estaba convencido de que no se podía volver al mundo liberal, y estableció un
régimen sumamente favorable a las clases trabajadoras, de tal manera que durante este
tiempo se creó la clase media que en España no había existido. Durante los 40 años de
franquismo hubo un progreso económico extraordinario. Se igualaron las clases sociales y con
esto se consiguió una sociedad mucho más pacífica donde no había posibilidad de guerra civil
porque todos tenían algo que perder. La guerra civil del 36 ocurrió por lo contrario. Su régimen
era autoritario que descansaba en la personalidad de un militar eminente, que había salido
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victorioso de la guerra civil. En tiempos de Franco no había constitución, había algo
equivalente: las Leyes Fundamentales. Éstas se desarrollaron poco.
Franco quería una continuidad para su régimen, aunque sabía que después de su
muerte las cosas cambiarían. Franco había recibido una educación liberal y monárquica.
Alfonso XIII había muerto en el exilio, en Roma. Había dejado hijos, pero uno, el mayor, era
hemofílico (cualquier herida le puede causar la muerte) y murió. El segundo era sordomudo
renunció a los derechos al trono. El tercero era Don Juan de Borbón que no tenía ninguna
enfermedad. Por otra parte estaba la dinastía carlista. Franco se inclinaba por Don Juan, pero
al final se inclinó por su hijo, Don Juan Carlos. España terminó por constituirse en reino. Un
reino sin rey, que sería elegido por Franco y que eligió a Don Juan Carlos. Cuando en 1975
muere Franco, se proclama como sucesor de Franco a título de Rey Don Juan Carlos de
Borbón. El régimen de Franco era de tipo carismático, no podía subsistir muerto el Caudillo. Se
abría una triple posibilidad: continuismo, ruptura total o reforma. La izquierda no tenía
ninguna simpatía por Don Juan Carlos. Hubo cesiones de todas partes, derecha e izquierda, y
se fue por la vía de la reforma. De la ley a la ley por la ley. El régimen democrático que se
estableció fue la evolución del régimen franquista. En 1976 se votó la ley de la reforma política
y sobre ella se estableció un texto constitucional democrático. En 1978 se promulgó un texto
constitucional que establecía en España un régimen democrático. Se trató de solventar la
cuestión territorial y la social.
2. CENTRALISMO Y AUTONOMÍA
La España de los siglos XVI y XVII era una monarquía federal. A principios del s. XVIII
con la guerra entre Austrias y Borbones por el trono español, que ganaron los Borbones (Felipe
V), la Corona de Aragón quedó despojada de sus órganos políticos y su régimen fue asimilado
al régimen castellano. De tal manera que a principios del s. XVIII Aragón, Valencia y Cataluña
perdieron las Cortes. También se suprimió el ministerio que se ocupaba de sus asuntos, el Real
y Supremo Consejo de Aragón. Esto hizo que la monarquía tendiera al centralismo y los reyes
de la Casa de Borbón tendían a aplicar el modelo castellano a todos los demás territorios
porque la legislación castellana le daba mayores poderes al rey. Como en la Guerra de
Sucesión, Navarra y País Vasco se pusieron al lado de Felipe V, éste les respeto sus fueros,
leyes e instituciones. En la segunda mitad del s. XVIII los ilustrados eran enemigos de los
fueros, porque queriendo establecer un poder real muy fuerte los fueros de Vascongadas y
Navarra eran un límite. Sin embargo los reyes no se atrevieron a tocar los fueros de estos
territorios que eran sumamente populares y defendidos.
La Constitución de 1812 ya establece el modelo liberal centralista. España hasta
entonces era una monarquía federal, una nación de naciones, unidas por el rey y la religión.
Esta Constitución lo cambia todo. España no es una nación de naciones, es una unión de
individuos. Como estos individuos deben ser iguales ante la ley, no puede haber
ordenamientos distintos, con lo que la Constitución de 1812 establece un sistema centralista y
uniformista: todos los españoles se deben regir por las mismas leyes. El liberalismo se hizo
irreconciliable con los fueros. Fernando VII respetó los fueros vascos y navarros.
Las tres provincias vascas tenían sus órganos legislativos y Navarra tenía sus Cortes. En
Vascongadas y Navarra el poder legislativo no lo tenía el rey. Durante el reinado de Fernando
VII se discutió esto. En el Consejo de Estado hubo una polémica sobre los fueros, y el infante
Don Carlos se mostró claramente partidario de mantener los fueros sin quitarles
absolutamente nada. En 1833, al morir Fernando VII hay la I Guerra Carlista. Aquí claramente
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se ven las ideas opuestas de los dos bandos. El bando liberal es centralista y enemigo de los
fueros. El bando carlista era partidario de los fueros y la monarquía federal y
descentralizada. El liberalismo español era una mera copia del liberalismo francés. El
liberalismo se daba cuenta que socialmente estaba en minoría y se necesitaba un poder
central fuerte para acabar con la resistencia popular encarnada por el carlismo. El carlismo era
federalista.
Ante estas dos ideologías Navarra y las provincias vascas se declararon masivamente
por el rey Don Carlos. Lo mismo ocurrió en los estados de la Corona de Aragón donde el
carlismo también fue abrumador. Castilla era también profundamente carlista. De tal manera
que la monarquía liberal se encontraron muy solos y no les quedó otro remedio que aplicar
ese modelo centralista y no democrático para sujetar mediante el ejército la población. La
resistencia fue general en toda España pero enorme en Navarra y Vascongadas. Allí tenía su
corte el rey Carlos V, y en el resto del territorio nacional reinaba el desorden y la revolución. La
I Guerra Carlista iba camino de no acabarse nunca. Los liberales no conseguían acabar con
ellos. Terminó con el convenio o abrazo de Vergara, 31 de agosto 1839. Lo hicieron dos
militares ilustres: Don Baldomero Espartero (liberal) y Don Rafael Maroto (carlista). El
convenio fue la forma de que terminara la I Guerra Carlista sin vencedores ni vencidos. En este
convenio Espartero se comprometió ambiguamente a proponer a las Cortes la concesión o
modificación de los fueros. Esta propuesta era difícil de llevar a cabo porque entonces regía en
España la Constitución de 1837, que era centralista, por lo tanto antifuerista.
Una Ley de Cortes de 1839 confirmaba los fueros a las tres provincias vascas y a
Navarra sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía (no decir nada). Por esta ley
el Gobierno se compromete a proponer a las Cortes la modificación de los fueros según el
interés de las provincias, el interés general de la nación y el de la constitución de la monarquía
(1837). Los fueros eran un sistema jurídico completo, de derecho público y privado, con sus
órganos legislativos propios, mientras que el sistema liberal dividía a España en provincias
siguiendo un modelo centralista y francés. A partir de esta ley de Cortes, Navarra y
Vascongadas van a seguir caminos distintos.
Para Navarra se dictó una ley de Cortes, 1841. Los foralistas la llaman Ley Paccionada,
porque consideran que es un pacto o convenio entre el Reino de Navarra y la nación española
representada en Cortes. Otros dicen que es una ley como otra cualquiera. Esta ley acabó
prácticamente con el régimen foral de Navarra. Se igualó Navarra al resto de España en
materia de régimen militar y se obligó a los navarros a cumplir el servicio militar. Se suprimen
las aduanas interiores. El régimen municipal se iguala al resto de España, pero conservan
algunas excepciones. Igualmente se mantienen algunas peculiaridades en materia económica y
administrativa. Se suprime el Real y Supremo Consejo de Navarra que residía en Pamplona. Se
suprimen las Cortes que era el órgano legislativo de Navarra. Se suprime la Diputación
Permanente de Cortes. Se conserva algunas especialidades tributarias. Se crea una Diputación
Provincial como en el resto de las provincias españolas.
El año anterior, en 1840, había terminado la I Guerra Carlista. El clima tanto de Navarra
como de Vascongadas era adverso a la condición liberal. Si antes Navarra y Vascongadas se
habían mantenido fieles a Carlos V, seguían fieles a él. Hubo alteraciones en Vascongadas. El
problema de Vascongadas se solucionó por un simple decreto del Gobierno de 1841. Este
decreto solo incumbe a Vascongadas. Se suprime el pase foral (filtro a las normas de Castilla).
En materia de organización judicial se igualan Vascongadas al resto de España. Se suprimen las
aduanas interiores. Se suprimen los órganos legislativos. Los progresistas eran profundamente
centralistas y uniformista. Dentro de la derecha dinástica había un sector más favorable a los
fueros porque a raíz del Convenio de Vergara una parte del carlismo se incorporó al ejército
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liberal y crearon el partido moderado. Cuando en 1844 los moderados están en el poder
restauran las Juntas y Diputaciones Forales. Sin embargo finalmente serían suprimidas y
despojadas de cualquier poder legislativo. Hasta el año 1859 los vascos no se vieron obligados
a cumplir el servicio militar.
Durante el resto de la época isabelina no hay novedad importante en estos aspectos.
Estos territorios seguían mayoritariamente fieles a don Carlos. Y además seguían manteniendo
la defensa de los fueros después de que los liberales se los hubieran suprimido casi al
completo. En 1868 cae la monarquía de Isabel II y comienza un período de revueltas y cambios
de régimen. Los partidos liberales eran todos centralistas. Sin embargo, por obra de don
Francisco Pi y Margall, dentro del republicanismo hay un sector que defiende la estructura
federal española. La república española se proclama por primera vez en 1873. Dura muy poco
tiempo, tiene cuatro presidentes y hay un proyecto de constitución republicano federal.
Evidentemente no habría rey, pero España se estructura en diversos estados federados. Este
proyecto no llega a ser vigente porque la república fue un desastre. En el año 1872 surge de
nuevo la III Guerra Carlista, y Vascongadas y Navarra se ponen al lado de su rey. Carlos VII
(nieto del primero) viene a España y en esos territorios se instala la corte carlista. Se impone
de nuevo el modelo foral. Dentro de las peculiaridades de que eran territorios en guerra. A
parte de la cuestión foral a los vascos y a los navarros les hizo levantarse a favor de Carlos VII la
cuestión religiosa. Terminó con la derrota de Carlos VII que volvió a marchar al exilio. Carlos
VII tuvo un apoyo muy leve de las potencias europeas.
El 21 de julio de 1876, solo para Vascongadas se estableció la llamada Ley Unificadora,
que fue el golpe de gracia a los fueros vascos. Por esta ley se iguala vascongadas en materia
tributaria y militar al resto de la nación. Se conservaron unas peculiaridades en materia fiscal y
para ello se establecieron unos conciertos económicos entre España y Vascongadas. Se
establecía la cantidad de los impuestos que las provincias de Vascongadas gestionaban por
ellas mismas. Se firmaron conciertos económicos en 1878, 1887, 1894, 1906 y 1925. Todo esto
en Vascongadas fue recibido con desagrado. En 1876 la derrota del carlismo engendra una
gran desilusión y nace el nacionalismo vasco y catalán. Por todas estas circunstancias, en un
sector del nacionalismo, surge el odio a España, simbolizada en esa victoria que les había
ocasionado la pérdida de sus fueros.
En Cataluña el problema no era menor. Cataluña había perdido parte de su régimen
foral a principios del s. XVIII con los Decretos de Nueva Planta. Carlos VII, durante la III Guerra
Carlista, había prometido a los catalanes devolverles los fueros que les había quitado su
abuelo. Los catalanes vieron en Don Carlos el establecimiento de los fueros catalanes. Pero la
derrota frustró las esperanzas de los catalanes, y aquí surge el nacionalismo. Sobre ese poso
de rencor a la España liberal simbolizada en Madrid. La situación catalana cada vez se hace
más crítica y el sistema liberal crea en 1914 la Mancomunidad de Diputaciones Catalanas. No
era un régimen autonómico pero algo parecido. En ésta época el nacionalismo catalán tiene
mucha fuerza. Esta mancomunidad dura muy poco.
El régimen de Primo de Rivera era centralista férreo. La dictadura cae en 1930 y al año
siguiente se proclama la II República. Ésta quiso solucionar la cuestión territorial. Había llegado
a una postura media, un estado integral. Así se creaban las autonomías, en que se podían
constituir las diversas regiones españolas. Era un modelo descentralizado y moderado. La II
República duró muy poco. Los diversos territorios se apresuraron a elaborar sus estatutos de
autonomía y a dotarse de este régimen descentralizado. Galicia celebró en 1936 un plebiscito
en que fue aprobado el Estatuto Gallego, pero no pudo ser aprobado por las Cortes porque
estalló la Guerra Civil. Aragón, Valencia y Andalucía elaboraron anteproyectos de estatuto,
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pero nunca se llegaron a plebiscitar. Los dos únicos territorios que tuvieron estatutos de
autonomía vigentes fueron Cataluña en 1932 y el País Vasco en 1936.
La Guerra Civil comenzó el 18 de julio de 1936, terminó 3 años después. Los
nacionalistas catalanes se pusieron al lado de la República porque les garantizaba ese régimen
autonómico. Navarra se puso unánimemente al lado de Franco. En Vascongadas el carlismo
todavía tenía mucha fuerza. La República había cometido una persecución espantosa hacia la
Iglesia. Se encontraron en la disyuntiva de que la República era el que les protegía sus fueros,
mientras que los militares sublevados tenían un modelo centralista y no les garantizaban los
fueros. Mientras que Guipúzcoa y Vizcaya se pusieron al lado de la República, Álava se puso al
lado de Franco.
Cuando en el año 1939 se termina la guerra con la victoria de Franco, se establece de
nuevo un modelo centralista. Se suprimen los estatutos de autonomía. A Guipúzcoa y Vizcaya
se le suprimen los conciertos económicos, que se le mantienen a Álava. A Navarra no se la
toca. Dentro del rígido centralismo durante el régimen franquista pervivieron algunas
especialidades forales como en Navarra y Álava. Durante la época de Franco se identificó
nacionalismo con separatismo. Al morir Franco vuelve otra vez a plantearse la cuestión
territorial.
La Constitución de 1978 sigue el modelo de los estatutos de autonomía de la II
República. Evidentemente el establecimiento de un estado autonómico parte de postulados
distintos a lo que eran los postulados del tradicionalismo y del carlismo, porque el estado
autonómico nace de la Constitución, mientras que el concepto federal de España del
tradicionalismo y del carlismo establece que los derechos de los territorios españoles son
anteriores a cualquier texto constitucional.
3. LAS TRANSFORMACIONES DEL DERECHO
En el orden político y jurídico la España del XIX y XX es muy poco original. Se habían
secado las fuentes de la doctrina política española del Siglo de Oro y ya en el s. XVIII se había
tenido como máxima la imitación de los modelos extranjeros. Francia es entonces el motor
cultural de Europa, en ella se produce la Revolución Liberal. En el s. XIX la postración cultural
de España hace que se fije siempre la mirada en los modelos franceses, ingleses, alemanes o
italianos. De ahí que las transformaciones del derecho vayan principalmente impulsadas por
esa falta de originalidad y ese mimetismo extranjero. El liberalismo francés revolucionario
imponía un modelo centralista y unificador.
El liberalismo tenía por santo y seña estas dos cosas, el centralismo y la unificación
jurídica. Los países a los que se expandieron las doctrinas liberales se aplicaba este modelo
haciendo tabla rasa de su idiosincrasia y tradiciones. En España se implanta el centralismo y el
uniformismo jurídico y se barre todo aquello que fuera contraproducente con ellos. Se
suprimen los órganos legislativos en Vascongadas y Navarra, que jamás se restauran. Madrid
es entonces más capital de España que nunca: es donde reside la corte, y donde residen los
principales organismos que rigen la nación. Se llena de edificios públicos, muchos de ellos
confiscados a la Iglesia. España consta de la Península Ibérica, Baleares, Canarias y mínimas
partes de África. Ya se ha perdido el imperio de ultramar casi al completo, quedan Puerto Rico,
Filipinas y Cuba que se pierden en 1898. Cuando España gobernaba el mundo tenía una
administración reducida, pero en el s. XIX todos los edificios eran pequeños para una
burocracia enorme, centralizada en Madrid. La desamortización dejó en manos del Estado
111
numerosos edificios religiosos y en ellos el Estado puso sus altos organismos, incluso los
ministerios. El Congreso y el Senado se situaron en conventos desamortizados. Tanta
burocracia en un país económicamente desastroso exigía mayores ingresos. De ahí que el
liberalismo, frente al Antiguo Régimen, trajo una fuerte imposición tributaria.
Pese a la resistencia carlista y fuerista, se impuso según el modelo constitucional
francés, la unificación jurídica. Se igualaron para todos los españoles todas las ramas del
derecho, y solo quedó como vestigio algunas peculiaridades en materia de derecho público y
tributario, y el derecho civil distinto al castellano. Se impuso una nueva organización política,
administrativa y judicial. La monarquía tradicional se sustituye por una monarquía
constitucional. En el Antiguo Régimen, el Rey era el soberano, en el nuevo régimen la
soberanía es representada en cortes o compartida entre el Rey y la nación.
España se divide en provincias. Las comarcas tenían un gran arraigo social, que eran
unidades naturales. También tenían cierta fuerza las divisiones religiosas: parroquias y
diócesis. En España se hicieron circunscripciones que se denominaron provincias y se les dio el
nombre de la capital de la provincia (provincia de Oviedo). Solo se respeto en las provincias
vascas y en Navarra. En cada provincia se puso una Diputación Provincial y era un organismo
claramente dependiente del Gobierno. El municipio se estableció también según las nuevas
ideas. El municipio perdió autonomía porque se le despojó de sus bienes. Hubo la llamada
desamortización civil: quitarle a los ayuntamientos sus bienes, que fueron vendidos. Se
estableció un nuevo modelo administrativo que desde Madrid se dirigía a todos los lugares
dependiendo claramente del Gobierno.
Se procedió también a hacer una nueva administración judicial. Se suprimió el
supremo tribunal del reino. Se creó el Tribunal Supremo. Se crearon las audiencias territoriales
y provinciales. Se suprimieron las chancillerías de Valladolid y de Granada. Y se estableció una
red de juzgados menores. Se crearon los partidos judiciales. Los jueces debían ser juristas. Hay
nuevas leyes de procedimiento (civiles y penales). La soberanía es atribuida a la nación y
representada en cortes. La nación ya no es una suma de territorios, sino de individuos. No hay
estamentos, no hay corporaciones. Los gremios desaparecen porque la libertad de trabajo
hace que sean innecesarios. Pero en principio el liberalismo prohíbe el derecho de asociación,
para así evitar la resurrección de corporaciones y estamentos y que el individuo fuera
protegido.
El estamento eclesiástico era el que reunía mayores valores intelectuales. Hasta el s.
XIX numerosos colegios y universidades eran eclesiásticas, tanto en España como en América.
Pero la Iglesia nunca se identificó con el liberalismo burgués y ya desde el principio mostró su
condena a las nuevas ideas. Como la Iglesia tenía tras de sí a la mayor parte de la sociedad
convenía abatir su poder económico. A finales del XVIII y principios del XIX con permiso del
Papa se había producido una desamortización. Se hacía para aminorar la deuda pública. La
operación fue desastrosa. Fue una gestión muy mala.
Tanto el Gobierno de José I como el de las Cortes de Cádiz empezaron a desamortizar
a la Iglesia. La Iglesia era aun más refractaria a las nuevas ideas. A partir de 1833 y en plena
Guerra Civil, se produjo la Desamortización de Mendizábal. Se confiscaron los bienes a todas
las órdenes religiosas. Después también al clero secular. La resistencia popular fue muy
grande. El Estado confiscó los bienes y los vendió. De tal manera que, como dijo el Duque de
Rivas, hizo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Se trataba en teoría de afirmar que
solo el individuo era titular del derecho de propiedad. Las corporaciones no podían serlo. La
desamortización civil o de Madoz, hizo todavía más precaria la situación de las clases bajas.
Los ayuntamientos tenían bienes comunales que eran de libre aprovechamiento de los vecinos
112
sin cobrar nada por su uso y disfrute. Todo esto se vendió a las clases pudientes. Los pueblos
quedaron empobrecidos. Se perdió gran parte del patrimonio artístico y monumental. Muchos
edificios religiosos de un valor artístico extraordinario desparecieron o se arruinaron para
siempre. Con esto el Estado consiguió abatir el poder económico y la influencia cultural de la
Iglesia. El Estado quería una Iglesia esclava en un Estado libre. La Iglesia tuvo que someterse a
aquel estado mucho más intervencionista que el Antiguo Régimen.
Hasta el s. XIX la sociedad española era estamental. Cada uno tenía sus derechos y
deberes y tenía su status jurídico. Los estamentos eran interclasistas. El ser noble no quería
decir ser rico. En la Iglesia pasaba lo mismo, había eclesiásticos ricos y modestos o pobres. Lo
mismo ocurría en el pueblo llano. Los estamentos tenían un origen medieval. En la Edad Media
la sociedad se había dividido de forma tripartita. Era una división orgánica. Los que combatían
tenían unos privilegios (nobleza). Los que mantenían la beneficencia y actividades espirituales
tenían privilegios (Iglesia). Estos dos estamentos tenían privilegios porque tenían que servir a
la comunidad mediante las armas o buenas obras. El estamento llano eran los que trabajaban
para sí y por tanto no tenían privilegios. Este esquema se mantuvo hasta el s. XIX, hasta que se
hizo inservible. Se le sustituye por el sistema de clases sociales. En el nuevo régimen liberal las
clases sociales se distinguen por los bienes económicos: clases altas (burguesías), pequeña
clase media, y clases bajas (campesinado modesto y proletariado urbano). Es una división
economicista.
El liberalismo persiguió a la Iglesia. Con la nobleza no se atrevió a tanto. La nobleza
intelectualmente no tenía la capacidad de la Iglesia. Había un peligro, que la alta nobleza se
pasara en bloque a la causa de don Carlos. Ponerse al lado de don Carlos era perder las
propiedades porque se les confiscaban. La nobleza conservó sus bienes e incluso se le mejoró
la situación. La nobleza generalmente lo tenía en vínculos o mayorazgos, es decir, lo mejor de
sus bienes se sucedía en un círculo familiar. Lo que hizo el liberalismo fue declarar suprimidos
los vínculos y mayorazgos, para que hiciesen con sus bienes lo que quisieran. De tal manera
que la nobleza mejoró en su situación. Los nobles también eran titulares de señoríos y
cobraban las rentas reales. Todo esto se suprimió e incluso se prohibió utilizar el título de
señor. La nobleza económicamente sufrió muy poco.
El nuevo régimen liberal se establecía sobre un concepto de propiedad libre y sin
trabas y cuyo sujeto era el ser individual. El liberalismo mostró una clara aversión a las
corporaciones. La propiedad era un derecho libre por el cual el dueño podía hacer lo que
quisiera con sus bienes. Por eso suprime los mayorazgos, que era una propiedad que el dueño
no podía vender. Esto se contrapone a lo que era la propiedad en el Antiguo Régimen, que
tenía más valores sociales. Había propiedades libres pero había una gran cantidad de
propiedades que no eran libres, por ejemplo la propiedad de los mayorazgos. La propiedad de
la Iglesia, que estaba generalmente vinculada a un fin benéfico, asistencial o educativo y
tampoco podía venderse, porque con sus rentas se mantenían hospitales, colegios… Había
propiedades que aunque fueran de una persona, otras personas tenían algún derecho sobre
ellos. En el Antiguo Régimen se daban muchas de estas situaciones: una propiedad limitada,
muchas veces por un interés social o colectivo. De todo esto prescinde el liberalismo: la
propiedad es libre, el dueño puede usar y abusar de la cosa como quiera, la ley no pone
trabas. Sobre esta propiedad nace la clase de propietarios que es la clase sobre la que se
sustenta el sistema liberal, la alta burguesía que está compuesta por clases adineradas
enriquecidas en el s. XIX por los negocios y la desamortización y por un sector de la vieja
nobleza que se suma al triunfo del liberalismo. Con lo cual se forma una clase alta que es la
que tiene el poder económico, y sobre éste se fragua el poder político. Son todos estos
propietarios los que intervienen en la alta política de la época, y son también los que tienen
derecho a sufragio porque es censitario. De tal manera que la estructura social, el dominio
113
económico y político estaban íntimamente ligados sobre ese derecho de propiedad. Durante el
s. XIX hubo un gran trasvase de la propiedad. De la Iglesia a los compradores de los bienes
desamortizados, y de la nobleza a la burguesía, que venden sus patrimonios. Esto es lo que
configura un estado de desigualdad hacia las clases más modestas de la sociedad, que ya no
pueden beneficiarse de la Iglesia.
A lo largo del s. XIX penetra en España la doctrina socialista aunque no tiene mucha
implantación, pero ya pone en tela de juicio las bases de aquella sociedad liberal. El estado
liberal no quiere intervenir en esas cuestiones e incluso se dice que si interviene era una
práctica propia del absolutismo. De forma muy minoritaria ya se habla de entregar todas esas
grandes propiedades a los trabajadores, pero esto se consideran ideas revolucionarias. Hay
quién piensa que igual que se privó de bienes a la Iglesia para interés común, ahora se intenta
hacer para beneficiar a los jornaleros. Pero esto no se llevó a cabo. En la época de Franco fue
cuando el campo español se regeneró y se efectuó una reforma agraria sin radicalismos pero
muy efectiva.
El liberalismo era uniformista. Las constituciones establecían que se debía promulgar
un solo código civil, penal y mercantil para toda la nación. Las mayores resistencias las hubo
en los aspectos civiles, en los que no se llegó a una uniformidad completa.
4. UNIFICACIÓN JURÍDICA
Al final del Antiguo Régimen, Cataluña, Aragón, Mallorca, Navarra y las tres provincias
vascas, tenían un derecho civil distinto al de Castilla. Valencia se había incorporado al régimen
civil castellano. Galicia conservaba también algunas peculiaridades en materia de derecho civil.
Navarra, Vizcaya, Álava y Guipúzcoa no solo tenían un derecho civil distinto al castellano, sino
todo un sistema jurídico propio y diferente al de Castilla, y además tenían sus propios órganos
legislativos. Desde el momento en que el liberalismo se establece en España y es derrotado el
carlismo esto no tenía futuro. Ya hemos visto lo que ocurrió respecto a aspectos tributarios,
militares, administrativos… en donde quedaron muy pocos márgenes para el derecho foral.
En los aspectos civiles, penales y procesales ocurrió algo parecido.
La Ley Paccionada de Navarra de 16 de Agosto de 1841 conservó el derecho civil
navarro pero suprimió el derecho procesal y mantuvo el derecho penal navarro hasta que se
promulgara un código nuevo, y esto ocurrió en 1848. Con lo cual Navarra lo único que
conservó fue el derecho civil. Como ya veremos, conforme avanzó el siglo XIX se establecieron
el Código Penal, el Código Mercantil, las leyes procesales, y finalmente el Código Civil. Con lo
que se suprimió de todas estas parcelas del Derecho, salvo la parcela del Derecho Civil, todo lo
que quedaba de los derechos forales.
Ni el decreto de 29 de octubre de 1841 para Vascongadas, ni la ley unificadora de 21
de julio de 1876 para Vascongadas, tocan el derecho civil. En los aspectos de derecho civil fue
donde el carlismo y el foralismo presentaron la batalla más dura. Había dos tendencias:
establecer un derecho civil para todos los territorios o conservar los derechos civiles forales. Al
final se llegó a una solución intermedia. Se promulgó en 1889 un código Civil para toda España
pero estableciendo unos apéndices en donde deben conservarse las instituciones de derecho
civil foral dignas de permanecer. De tal manera, que en el aspecto civil, incluso ahora, nunca
se llegó a un uniformismo total.
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5. LAS FUENTES DEL DERECHO CANÓNICO
El derecho canónico es el propio de la Iglesia católica. Hasta el s. XIX regía el derecho
canónico el régimen propio interno de la iglesia, y cuestiones mixtas civiles y canónicas (el
matrimonio o algunos aspectos de donaciones y sucesiones).
Hasta el s. XIX la regulación del matrimonio era competencia de la Iglesia, y es que en
España todos eran católicos y el único matrimonio era el canónico. En el s. XIX se estableció el
matrimonio civil, aunque en España los no católicos eran una minoría se estableció para ellos
un matrimonio civil indisoluble. También en el s. XIX se establecieron los registros civiles.
Hasta entonces los registros eran eclesiásticos. Con ello era suficiente porque todos se
bautizaban, todos se casaban canónicamente y todos recibían sepultura eclesiástica. Sin
embargo al mismo tiempo también se crearon los registros civiles, donde se establecía el
nacimiento, matrimonio y defunción de las personas.
Hasta el s. XIX en prácticamente todas las universidades españolas había dos cátedras
jurídicas: leyes y cánones. La facultad de cánones y los estudios de derecho canónico fueron
incorporados a la facultad de leyes. También en todas las universidades españolas existía
facultad de teología. En realidad era la facultad primera y más importante de las universidades.
También se suprime la facultad de teología. En este caso sin la más mínima protesta de la
Iglesia. No hubo protestas por esta supresión. Esto privó a la teología de su vinculación a los
demás saberes científicos. Las facultades de teología en España se ocupaban de numerosos
aspectos prácticos. La teología moral se planteaba y se había planteado desde la legitimidad
del español en América, la racionalidad del indio, la licitud de la usura, los limites del poder
real… Esto ocurría cuando las facultades de teología existían en las facultades españolas al lado
de las otras facultades clásicas: leyes, cánones y artes. Al desaparecer las facultades de
teología y ser propias de las instituciones eclesiásticas la teología perdió esa conexión con el
mundo real. La iglesia festejó esta supresión para evitar injerencias del poder civil en una
ciencia que consideraba suya.
Cuando en 1833 muere Fernando VII, la Iglesia se encuentra en una crítica disyuntiva
porque hay dos reyes: Isabel II y Carlos. A la muerte de Fernando VII se comunicó la noticia al
Papa. Por una parte se comunicó la muerte del rey y por otra parte la sucesión del trono de
Isabel II. En vez de formar un solo expediente con estas noticias, se formaron dos. Y mientas se
contestó sin mayor problema a la defunción del monarca, el Papa se negó a reconocer como
reina legítima a Isabel II. La Santa Sede sabía que había una guerra civil en España y que el
derecho de Isabel II era muy discutible. Por otra parte, Isabel II fue reconocida por muy pocos
monarcas europeos (Francia, Inglaterra y Portugal). Pero ningún monarca de la Casa de Borbón
reconoció a Isabel II. Ni los grandes imperios la reconocieron (Rusia, Austria y Prusia). Los
Borbones de Nápoles y Parma se negaron a reconocerla y los Borbones de Francia que estaban
en el exilio también. De tal manera que Gregorio XVI, viendo que en España había una guerra
civil, que el derecho de Isabel II era muy dudoso y que las grandes potencias europeas no la
reconocían, se negó a reconocer públicamente a la reina. Pero tampoco se atrevió a
reconocer públicamente como rey legítimo a Carlos V.
Los sentimientos del Papa y la Santa Sede era que ganara don Carlos. En España no
solo había una Guerra Civil, sino que los territorios dominados por los liberales era presa del
desorden y la violencia. En 1833, al morir Fernando VII, la mayor parte de los obispos
españoles reconocieron a Isabel II. Sin embargo hubo unos pocos que se negaron, entre ellos
los más notables: el obispo de León y el cardenal primado de Toledo, Don Pedro de Inguanzo.
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No solo se negaron a reconocer a Isabel II, sino que consideraban que el rey legítimo era Carlos
V. El clero mayoritariamente era carlista.
Los gobiernos liberales de 1833 a 1840 se mostraron muy quejosos respecto al no
reconocimiento de Isabel II por la Santa Sede y a las reticencias de estos obispos que con el
curso de los años fueron aumentando, porque en estos años los liberales quisieron
unilateralmente reformar la Iglesia, sin contar con la Santa Sede. En 1834 tuvo lugar en Madrid
una matanza de religiosos sin que el Gobierno ni sus fuerzas militares hicieran nada por
impedirlo. Por aquel entonces estaba extendida por Europa y había llegado a España una
epidemia colérica, y empezó a correr la especie de que eran los frailes los que envenenaban las
fuentes, aunque no era cierto preparó el ambiente para que se produjera la matanza. La
Familia Real estaba fuera de Madrid y el ejército y otras fuerzas de orden público se negaron a
intervenir. Por lo tanto unas pocas personas fueron recorriendo varios conventos de Madrid
asesinando a sus religiosos. Todos estos atentados quedaron sin castigo. El clero regular,
frailes y monjes, era carlista, aunque en su inmensa mayoría no hacían nada por manifestarlo y
acataron los poderes de los liberales. Con esto se quiso atemorizar a la Iglesia para que no
apoyara a Don Carlos. Pero a pesar de ello, la Iglesia viendo el radicalismo de los gobiernos
liberales y que la mayor parte de las potencias europeas no reconocían a Isabel II se negó a
reconocerla.
Al principio el Gobierno liberal quería reformar la Iglesia, pero al final tomó dos
medidas gravísimas: una de exclaustración general, y otra de desamortización.
- Por la exclaustración general se suprimieron todos los monasterios masculinos de
España, salvo unos pocos que no llegaban a 5 que eran misioneros en Filipinas. Se
respetó también a los Escolapios porque se dedicaban a la enseñanza. También se
respetó a los Hospitalarios porque se dedicaban al cuidado de los enfermos. Pero se
les pusieron tales trabas a la admisión de novicios que terminaron por extinguirse. Se
respetó los conventos de monjas pero con prohibición de aceptar nuevos miembros,
con lo cual con el tiempo se hubieran extinguido.
- La otra medida fue la desamortización. Con los bienes del clero regular, fuera
masculino o femenino, se quedó el Estado, lo confiscó y los vendió. Estos bienes
dejaron de cumplir el fin social y pasaron a manos particulares, así se hicieron grandes
fortunas en el s. XIX con muy poco dinero, porque ante tal cantidad de oferta de fincas
el precio bajó. Estas medidas impulsaron a la Iglesia a seguir con la negativa a
reconocer a Isabel II.
Pasada la Guerra Carlista, el liberalismo radical fue sustituido por el liberalismo
moderado, el de derechas. Los moderados estaban más interesados en restablecer la paz con
la Iglesia, pero había un problema y es que muchos del partido moderado habían comprado
bienes de la desamortización y temían que si se reestablecían las relaciones con la Iglesia
tuvieran que devolver los bienes. El papa de entonces era Gregorio XVI, que se negó siempre a
reconocer a Isabel II en vez de a Carlos V. Muerto Gregorio XVII le sucedió un papa que tenía
fama de liberal, Pío IX. Los estados pontificios estaban gobernados de forma anticuada y el
papa hizo algunas reformas para modernizar estos territorios. En 1848 estalló la revolución en
París, que destronó al rey liberal, a Luis Felipe de Orleans. Esta revolución tuvo repercusiones
en toda Europa. En España las repercusiones fueron tardías pero las reprimió el General
Narváez. En Viena también estalló la revolución y tuvo que marchar de la capital la familia
imperial. En Roma se proclamó la República y Pío IX se vio obligado a refugiarse en el reino de
Nápoles. Entonces las naciones católicas, Francia, se apresuraron a reestablecer el poder del
Papa en Roma, y España, aunque todavía no se había reconocido a Isabel II, mandó al ejército
para reestablecer el poder temporal de los papas. Entonces en España había gobiernos
moderados.
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Esta medida acercó más las posiciones de España y de la Santa Sede. Finalmente, en el
año 1851, se firmó el Concordato entre la Santa Sede y España. En el artículo 1 se declaraba
que la religión católica era la religión oficial de España y se prohibía cualquier otro culto. Se
permitía parcialmente el establecimiento de las órdenes religiosas, y se permitió a las monjas
recibir novicias, con lo cual se salvó la mayor parte de los conventos femeninos de España. La
Santa Sede por su parte hizo concesiones muy importantes, entre ellas fue la de renunciar a la
devolución de los bienes de la desamortización. El Estado por su parte se comprometió a
mantener a la Iglesia, y éste es el origen de las subvenciones que la Iglesia recibe del Estado: la
devolución parcial e imperfecta de los bienes que el Estado había robado a la Iglesia. La Iglesia
también reconoció a Isabel II como reina de España.
El Concordato supuso la reconciliación del Estado y la Iglesia, aunque no fue sincera,
porque la Iglesia condenaba el liberalismo. Fue una situación de hecho que trajo cierta paz y
cierta tranquilidad. Generalmente cuando estaban en el gobierno los conservadores no había
problemas, pero cuando estaban los progresistas sí. Uno de esos roces fue cuando se produjo
la desamortización del clero secular, de las parroquias.
Otro roce fue cuando en el año 1865 el Gobierno reconoció al Reino de Italia. Italia
hasta el s. XIX era un conjunto de estados en manos de diversas dinastías, hasta que hubo el
movimiento de unificación italiano encabezado por Víctor Manuel de Saboya, rey de Cerdeña.
Al papa se le había ofrecido hacer una federación de estados italianos con él a la cabeza, pero
Pío IX se negó a intervenir en política. España tenía intereses en Italia, porque en Nápoles y
Parma reinaban infantes españoles de la Casa de Borbón. Después estaban los Estados
Pontificios cuyo soberano era el Papa. Estaba la opinión de que no se podía usurpar estos
territorios. Pero la unificación se hizo imparable y los reyes españoles tuvieron que marchar al
exilio. En 1865 la capital de Italia se estableció en Florencia, todavía no habían conquistado
Roma, y un gobierno presidido por el general O’Donnell, reconoció al reino de Italia. Isabel II se
negó a firmar el decreto de reconocimiento del reino de Italia, pero fue amenazada y
coaccionada y no tuvo más remedio que firmar. La firma de la reina fue discutida en las Cortes
y entonces, la mayor parte o todos los políticos católicos, perdieron la confianza que tenían en
Isabel II y esto fue el fin de la monarquía.
En 1868, al caer Isabel II, se estableció la libertad de cultos, que fue considerado por la
Santa Sede una vulneración del artículo I del Concordato vigente. También se estableció el
derecho de reunión y asociación para fines lícitos. Esto permitió a los católicos asociarse para
la defensa de los principios religiosos. Al establecerse en 1869 la Constitución con la libertad
de cultos se rompió la Unidad Católica, la ley constitucional más antigua de España. Eso a pesar
de los millones de firmas que se llevaron al Congreso para que se respetara esta ley
fundamental de la unidad católica.
La Santa Sede no reconoció los gobiernos provisionales ni la monarquía de Amadeo de
Saboya. Cuando en 1874 se restauró la monarquía borbónica en Alfonso XII, la Santa Sede no
se apresuró tampoco a reconocerlo porque se hablaba de que no se iba a restaurar la Ley de la
Unidad Católica. El artículo 11 de la Constitución de 1876 decía que España era oficialmente
católica pero permitía los cultos disidentes en privado. Esto rompía parcialmente la Ley
fundamental de la unidad católica. Cánovas del Castillo no es que tuviera consideración hacía
los poquísimos que no ejercían el catolicismo, sino que se vio obligado a hacer esta concesión
porque los países protestantes se negaban a reconocer a Alfonso XII (Inglaterra y Alemania). La
Santa Sede terminó por reconocer a Alfonso XII.
La misma Santa Sede atravesaba momentos críticos porque en 1870 las tropas de Víctor
Manuel habían entrado en Roma y el papa había quedado recluido en la ciudad Leonina, más o
menos lo que es ahora el Vaticano. En Italia se había desarrollado un anticlericalismo feroz. De
117
1874 a 1931 las relaciones fueron más o menos cordiales. Había muchos puntos de fricción,
porque la Iglesia nunca tuvo simpatía hacía aquellos gobiernos de la burguesía liberal.
En 1931 al caer la monarquía y proclamarse la II República, la Iglesia sufrió una nueva
etapa de persecuciones. La Santa Sede había reconocido el gobierno de la República sin
problemas. Pero la República de hecho y de derecho desató una persecución contra la Iglesia.
Se le prohibió ejercer la enseñanza y de nuevo se expulsó y disolvió a la Compañía de Jesús. El
Concordato de 1851 seguía vigente formalmente, pero se podía considerar desbordado por las
circunstancias. En los primeros meses de la Guerra Civil la persecución se recrudeció.
Al ganar la guerra Franco se volvió a la situación de respeto a la Iglesia. El concordato
de 1851 estaba formalmente vigente, pero había que firmar otro tratado internacional.
Durante la época de Franco se reconstruyó material y espiritualmente la Iglesia. Se
emprendieron negociaciones entre la Santa Sede y el Estado Español y se firmó un nuevo
Concordato en 1953. Este concordato establecía la confesionalidad católica pero se permitía el
ejercicio de otros cultos, era un régimen de tolerancia. El Estado siguió teniendo el derecho de
presentación, aunque limitado. El Estado también se siguió comprometiendo a subvencionar a
la Iglesia en virtud de los bienes robados con la desamortización. La Iglesia disfrutó de
privilegios fiscales y de otra mucha clase de excepciones beneficiosas hacia ella. Aquí si hubo
sinceridad por las dos partes (Franco y Pío XII). De 1952 a 1965 se celebró el II Concilio
Vaticano. La Iglesia, mediante el Concilio quería ponerse al día, actualizar su función y esto hizo
que situaciones antiguas tuvieran que cambiarse. Coincidió con una etapa en la que un sector
del clero se distanciara de él e incluso lo criticara. Por eso hubo contactos entre la Santa Sede y
España para modificar el Concordato de 1953. La Santa Sede quería que el Estado Español
renunciara al derecho de presentación de obispos. En 1975 muere Franco sin haberse firmado
otro concordato. Al establecerse un régimen democrático el concordato debía ser reformado
o sustituido por otros acuerdos. A partir de 1976 se firmaron una serie de acuerdos
internacionales entre la Santa Sede y España que sucedieron al Concordato de 1953.
El derecho canónico propio de la Iglesia católica siguió rigiendo en España durante
toda esta época pero cada vez se ciño más a los aspectos espirituales e internos de la Iglesia.
Había materias mixtas, el matrimonio, era el derecho canónico el que lo regía. El Derecho
Canónico desde el punto de vista civil tiene un valor estatutario, es decir, rige como derecho
interno de la Iglesia que es una asociación legalmente y civilmente reconocida. Hasta
principios del s. XX el derecho canónico no estaba codificado. La codificación del derecho
canónico fue tardía. Se hizo durante el pontificado del papa San Pío X, a principios del s. XX. El
principal artífice del Código de Derecho de Canónico fue el cardenal Pedro Gasparri. Y fue
promulgado por su sucesor, el papa Benedicto XV en 1917, y éste código fue reconocido por el
Estado Español. Los cambios decididos en la Iglesia, hicieron necesario un nuevo código de
derecho canónico. En el año 1983, el papa Juan Pablo II, promulgó el Código de Derecho
Canónico actualmente vigente.
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TEMA 18:
LA ESPAÑA DEL ESTADO CONSTITUCIONAL.
LAS FUENTES DEL DERECHO ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO (I)
1. Las fuentes del Derecho y los antiguos sistemas
2. El debate sobre las Leyes Fundamentales
3. El proyecto constitucional carlista
4. Constituciones liberales democráticas y autoritarias
5. Leyes políticas y administrativas
1. LAS FUENTES DEL DERECHO Y LOS ANTIGUOS SISTEMAS
Los liberales querían superar la organización política del Antiguo Régimen e instaurar
un sistema liberal con todas las consecuencias jurídicas. Sin embargo esto no fue posible
porque la sociedad resistió un cambió tan radical, tan profundo y tan absoluto, por eso a lo
largo del s. XIX, de forma gradual, se va sustituyendo el sistema jurídico antiguo por un sistema
jurídico nuevo, pero no en todas las parcelas del derecho el cambio ocurre al mismo tiempo ni
de la misma forma. Tampoco hay que identificar liberalismo con cambio y tradicionalismo con
reacción, porque dentro de la monarquía tradicional también hay formulaciones de cambio. El
tradicionalismo no es una pura reacción al menos en algunas de sus formulaciones.
El primer texto liberal propiamente español es la Constitución de Cádiz de 1812. Allí se
establece la división de poderes, la monarquía limitada y unas mismas leyes en materia civil,
penal y mercantil. Todas estas reformas no tuvieron ocasión de desarrollarse porque la
Constitución rige solo dos años y en época de guerra. De 1814 a 1833, en el reinado de
Fernando VII, la monarquía cuando gobernó personalmente, también emprendió reformas
pero de corte administrativo, sin modificar sustancialmente el sistema político. Frenando VII
no tenía ideas políticas claras, salvo las del antiguo régimen y en sentido muy elemental. Sin
embargo, era menos reaccionario de lo que a primera vista parece, e incluso se quiso
identificar con algunos postulados liberales muy moderados manteniendo el poder de la
monarquía. Incluso durante su reinado se promulga el primer Código de Comercio que tiene
España. Pero no se llegó a más porque tampoco Fernando VII era capaz de una reforma de
fondo y tampoco la sociedad española en su conjunto la quería.
Al morir Fernando VII en 1833, quedó de regente su esposa viuda la reina María
Cristina de Borbón, y en el manifiesto que dio a la nación manifestó que quedarían sin tocar
los principios de la monarquía y la región, aunque se harían reformas administrativas. Es decir,
poco más que medidas que había tomado la Ilustración. En un principio, se pensó que las cosas
iban a ser así, pero pronto la reina gobernadora quedó desbordada por la situación y el
liberalismo pidió cada vez más. De tal manera que a la política moderada e ilustrada de Cea
Bermúdez le sustituyó Martínez de la Rosa que era el artífice del Estatuto Real de 1834, una
especie de carta otorgada basada en los principios jurídicos del Antiguo Régimen. Pero esto
tampoco satisfizo a la monarquía liberal y mantuvo indiferente o contraria a la mayoría
tradicional de la nación. Con lo cual, ese sistema político tuvo escasísimos apoyos y el
liberalismo pidió más, y en 1836 se restableció la Constitución de Cádiz. Pero ésta Constitución
era inviable, excesivamente larga… Entonces, en 1837 se promulga un nuevo texto
constitucional, la Constitución de 1837.
A partir de esta constitución comienza la serie de constituciones liberales españolas
en la Edad Contemporánea. La monarquía ya no es tradicional ni absoluta, sino parlamentaria.
En el Antiguo Régimen, la soberanía residía en el rey. La Constitución del 12 establece que la
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soberanía reside en la nación. De tal manera que se pasa de la soberanía real a la nacional. El
liberalismo del s. XIX bien se inclina a la soberanía nacional (progresistas), o bien hacia una
soberanía compartida (moderados) entre el Rey y las Cortes. Si en el Antiguo Régimen el rey lo
era por la gracia de Dios, el liberalismo más avanzado dice que el rey lo es por orden y
mandato de la nación en virtud de la Constitución. Pero el liberalismo más moderado hablará
de un doble origen del poder monárquico, una especie de soberanía compartida, por la gracia
de Dios y de la Constitución. En cualquier caso, la monarquía tradicional queda sustituida por
una monarquía constitucional. Ya el rey tiene el poder ejecutivo pero no tiene en su plenitud
el poder legislativo. En un paso más, cuando el liberalismo se convierte en democrático, ya no
se habla de soberanía nacional sino de soberanía popular. La soberanía no reside en una
nación representada por élites sino que reside en el conjunto de la sociedad, que interviene en
los asuntos públicos por medio del sufragio universal. El más claro ejemplo de soberanía
popular lo tenemos en la formulación política de la II República.
Si la monarquía tradicional desaparece y aparece la monarquía constitucional, e
incluso a veces desaparece la propia monarquía, la Administración también va cambiando
paulatinamente a lo largo del s. XIX. La Administración regional y local del Antiguo Régimen
desaparece y se establece una administración de tipo liberal. Lo mismo ocurre con la
Administración judicial y con el sistema educativo. Las universidades pierden su autonomía, y
dependen del Estado. Se comienzan a codificar las diversas ramas del Derecho: derecho penal,
derecho mercantil, se establecen nuevas leyes procesales… pero donde hay más resistencia es
en el Derecho Civil. Numerosas regiones españolas tenían un derecho civil distinto al
castellano, lo que se llamaba derecho civil foral. Tanto carlistas como foralistas o fueristas,
resistieron todo lo que pudieron para mantener este derecho civil foral distinto del castellano.
Esto fue el motivo por el que el Código Civil tardó tantos años en componerse. Al final, en 1889
se pudo promulgar el Código Civil español, pero esto no derogó los derechos civiles forales,
sino que estableció que se hicieran unos apéndices en donde se incluyeran las instituciones del
derecho foral que fuera conveniente conservar. Hasta que se hicieron estos apéndices seguía
rigiendo el derecho civil foral en cada territorio. Por eso, los especialistas en derecho foral no
tuvieron ninguna prisa en redactar esos apéndices. De tal manera que el derecho civil foral
tradicional subsistió hasta el s. XX. Antes de nuestra guerra civil solo se hizo un apéndice foral,
el de Aragón, después de la guerra civil y en la época de Franco se cuando se hicieron todas las
compilaciones forales. Y esto supuso la derogación del derecho foral tradicional. Con lo cual,
en este aspecto civil, la persistencia del antiguo sistema duró hasta pleno siglo XX.
En consecuencia, frente a las primeras formulaciones del liberalismo radical de acabar
con el antiguo sistema jurídico, éste se fue acabando de forma paulatina y distinta según las
esferas.
2. EL DEBATE SOBRE LAS LEYES FUNDAMENTALES
Cuando en la segunda mitad del s. XVIII se habla ya de dotar a los pueblos de una
constitución que establezca los principios sociopolíticos por los cuales deben regirse, esta
nueva idea choca con la doctrina del Antiguo Régimen que hablaba de unas Leyes
Fundamentales. Efectivamente, en la segunda mitad del s. XVIII, la Independencia americana
se dota de una constitución, y en Francia a raíz de la Revolución también se establecen varios
textos constitucionales, siguiendo el modelo del liberalismo político. En este tiempo las
monarquías europeas están en un régimen de absolutismo, despotismo ilustrado o de
parlamentarismo como la inglesa. De tal manera que en España, la formulación de una
constitución liberal va a chocar con las Leyes Fundamentales del Antiguo Régimen.
121
Para los liberales la Constitución tiene un valor fundamental, que es limitar el Poder
Real. En el Antiguo Régimen el Rey tenía el poder ejecutivo, legislativo y judicial. La práctica
final del Antiguo Régimen a los liberales les había causado una impresión penosa. A partir de
Carlos IV, el Rey no era un monarca absoluto, sino un monarca arbitrario y caprichoso, y había
dado lugar a un período desdichado de desprestigio de la realeza. Ésta es la visión que los
liberales tienen de la monarquía española. Pero en cualquier caso los preliminares de este
desprestigio de la realeza ya habían sido acuñados en época de Carlos III, en la cual el rey
claramente profesaba el absolutismo monárquico de tipo francés. Fernando VII, antes de
comenzar a reinar, ya dio señales de un carácter poco estable y políticamente indeciso.
Cuando a partir de 1808 existe la Guerra de la Independencia y se reúnen las Cortes,
Fernando VII ya había dado señales de un príncipe poco seguro. Por lo tanto, en los
constitucionalistas de Cádiz, está muy clara la idea de poner límites al Poder Real. Pero
entonces es cuando se plantea con toda claridad que para algunos no es necesaria una
constitución, puesto que España ya tiene una constitución histórica que solo hay que adaptar
a los nuevos tiempos. No hay que hacer una nueva constitución porque ya existe una
(Jovellanos). Sin embargo, la tesis que triunfa es el establecimiento de la Constitución de 1812.
Sin embargo los liberales, conscientes de que esto era una novedad que muy difícilmente iba a
ser aceptada por la sociedad, defendieron la tesis de que este nuevo texto constitucional
estaba en realidad ya formulado en las leyes tradicionales (Martínez Marina).
¿Había en el Antiguo Régimen leyes fundamentales o constitución histórica? Sí. Pero
los textos estaban dispersos en distintos cuerpos legales. Estas Leyes Fundamentales limitaban
el Poder Real, en unos territorios más que en otros. Sabemos que en Castilla el poder real era
más amplio que en la Corona de Aragón, Navarra y Vascongadas. Pero aun en Castilla había
normas que el rey no podía derogar por sí solo y había normas que tampoco podía establecer
por sí solo, para ello se necesitaba el consentimiento del Reino reunido en Cortes. Cuando se
plantea este debate se hacen listas o formulaciones de cuales eran las Leyes Fundamentales
del Antiguo Régimen.
La Ley Fundamental o constitucional es la Ley de la Unidad Católica, que establece la
confesionalidad católica del Estado y la prohibición de cualquier otro culto disidente. Por
primera vez había sido formulada en el III Concilio de Toledo (589) y persiste hasta el s. XIX, de
hecho los constitucionales de Cádiz no se atreven a tocar esta ley fundamental. Esta era la ley
de más calibre.
Otra de las Leyes Fundamentales es la Ley de Sucesión a la Corona. De todos los reinos
españoles peninsulares, el que tenía una norma más precisa que establecía el orden de
sucesión a la Corona era Castilla. Los demás reinos más bien tenían un régimen
consuetudinario de usos y costumbres, pero no escrito. El orden de sucesión a la corona en
Castilla se había establecido en las Partidas, iniciadas por Alfonso X el Sabia. Las Partidas eran
Leyes de Cortes (Cortes de Alcalá 1348). Esta Ley de Sucesión establecía que el trono era
hereditario por orden de primogenitura y prefiriendo el varón a la hembra, pero no
excluyendo a la hembra. Cuando en la Baja Edad Media hubo que establecer alguna
modificación en el orden de sucesión se llamó a las Cortes, de tal manera que la ley de
sucesión era claramente una Ley Fundamental que el rey no podía modificar por sí solo. En los
siglos XVI y XVII cuando había que establecer alguna renuncia a los derechos sucesorios,
aunque no en todos los casos, también intervinieron las Cortes.
A principios del s. XVIII hubo un cambio dinástico y el nuevo rey, Felipe V, quiso
modificar el orden de sucesión. Encontró una franca oposición en los Consejos de Castilla y de
122
Estado, a los que al final pudo convencer de la modificación, y convocó cortes (1713-1714). En
estas Cortes de Madrid se hicieron modificaciones en distintos aspectos y Felipe V propuso a
las Cortes la modificación de la Ley de Sucesión. A las Cortes acudían los representantes de las
ciudades y las villas y aquellas personas a las que el rey convocaba, ya no asistía ni la Iglesia ni
la nobleza. Al proponer el rey la modificación de la Ley de Sucesión, como los procuradores de
las villas y ciudades tenían los poderes de sus territorios para la legislación ordinaria, entonces
pidieron nuevos poderes para que pudieran modificar la Ley de Sucesión, porque claramente
era una Ley Constitucional. Se modificó la Ley de Sucesión mediante la norma más solemne,
una ley de Cortes: El auto acordado de Felipe V. Esta ley de Cortes en materia de sucesión
establecía un nuevo orden de sucesión a la Corona, una ley semisálica. Prescribía que el orden
de sucesión a la Corona Española fuera de varón en varón, entre todos los descendientes de
Felipe V, siguiendo el orden de primogenitura y excluyendo a las hembras. Solo en el caso en el
que no existiera varones descendientes de varones se admitían varones descendientes de
hembras, o hembras en su caso.
Para modificar la Ley de Sucesión intervinieron las Cortes con un poder especial. A
finales de siglo, en 1789, se convocaron Cortes para nombrar al heredero, reinaba Carlos IV. Se
reunieron las Cortes en Madrid y se juró heredero del trono a Fernando VII, hijo de Carlos IV.
Pero como las Cortes solo habían sido convocadas para eso, el Rey propuso una nueva
modificación del orden de sucesión y, naturalmente, como era una ley fundamental, se lo
propuso a las Cortes. Pero las Cortes no tenían poderes especiales para modificarla, tenían
poderes ordinarios. Se cometió la ligereza de que no pidieran ese poder especial a las villas y
ciudades a las que representaban. Las Cortes consintieron modificar la ley de sucesión,
volviendo al sistema de las Partidas y derogando el Auto Acordado de Felipe V. Pero Carlos IV,
no se sabe por qué, jamás promulgo esta modificación de las Cortes de 1789. Hay autores que
afirman que no la promulgó porque vulneraba los derechos de los descendientes varones de
Felipe V, es decir, los Duques de Parma y los reyes de las dos Sicilias. Incluso se mandó
conservar el más profundo secreto de esta modificación. En 1805, cuando se publicó la
Novísima Recopilación, el orden de sucesión a la Corona que se incluyó fue el Auto Acordado
de Felipe V, con lo cual, la Ley de Cortes de 1789 no existió.
En 1808 termina el reinado de Carlos IV, comienza la Guerra de la Independencia, y en
1814, aun viviendo su padre, comienza el reinado de Fernando VII. Pocos años después muere
en el exilio Carlos IV. Con lo cual, como la ley debía ser promulgada por el monarca que la
había propuesto, la ley de 1789 perdió cualquier eficacia legal. El problema se planteó con
toda gravedad a partir de 1830. Fernando VII se casó cuatro veces. Fernando VII tenía dos
hermanos varones, descendientes como él por línea de varón de Felipe V. El mayor era Don
Carlos. Al casarse por cuarta vez se planteó cual era el orden de sucesión. Del último
matrimonio solo tuvo hijas, y se planteó si el orden de sucesión era el de Partidas o el Auto
Acordado de Felipe V. Si era el de Partidas heredaba su hija Isabel. Pero si regía el Auto
Acordado Felipe V, sus hijas no podrían heredar mientras existieran descendientes varones de
Felipe V, y debería heredar su hermano Don Carlos. En los consejos de la Corona hubo muchas
discusiones sobre ello, e incluso se dice que se falsificaron las actas de las Cortes de 1789.
Previniendo estos problemas, Fernando VII hizo algo que tiene muy difícil excusa, que
fue publicar una pragmática sanción, es decir, una ley del rey solo (sin Cortes), publicando la
modificación de 1789. El Rey esto no lo podía hacer sin acudir a las Cortes porque aquella ley
ni la había propuesto él, ni la habían hecho unas Cortes. El único que podía publicarla era su
padre, pero ya había muerto. Por otra parte, los procuradores de 1789 no tenían poderes
especiales para ello, de tal manera que jurídicamente la modificación de 1789 era inexistente,
pero Fernando VII mediante este fraude de la pragmática sanción le quiso dar vida. Era, en
definitiva, modificar el orden de sucesión sin acudir a las Cortes.
123
Y así, a finales del reinado de Fernando VII, y a principios del reinado de Isabel II,
España se dividió en dos opiniones políticas: por una parte los carlistas, y por otra parte los
liberales o isabelinos. Los carlistas manifestaban que el rey absoluto no podía modificar una
Ley de Sucesión sin el concurso de las Cortes. Mientras que los liberales y los cristinos admitían
la pragmática sanción, es decir, la modificación de la ley de sucesión sin el concurso de las
Cortes. La literatura a la que dio lugar es larguísima. Se daba la paradoja de que los carlistas y
los absolutistas eran más partidarios de la soberanía nacional que los propios liberales, puesto
que unos pasaban por un acto arbitrario del monarca y otros no.
Otra Ley Fundamental es la llamada Ley de la Integridad de la Monarquía, por la cual
el monarca no puede disponer de los territorios de su soberanía sin acuerdo de las Cortes. Esto
era en teoría, porque en la práctica los monarcas renunciaron a derechos de la soberanía sin
tener el acuerdo de las Cortes. Esto ocurrió particularmente en el s. XVIII.
Otra Ley Fundamental era la Ley sobre Percepción de Impuestos, con la cual no podía
gravar con nuevos impuestos a sus súbditos mientras las Cortes no lo consintieran, por eso,
cuando el rey por necesidades tenía que cobrar impuestos extraordinarios tenía que contar
con las Cortes.
Estas eran las Leyes Fundamentales más importantes, pero no había ningún tomo ni un
cuerpo donde se encontrasen. Digamos que la formulación de las Leyes Fundamentales en el
Antiguo Régimen era más bien de los autores, eran doctrinales. Lo que se necesitaba era hacer
un elenco de esas Leyes Fundamentales del Antiguo Régimen, leyes que el Rey no podía
modificar por el solo, y formar un texto homogéneo. El Padre Mariana habló de las Leyes
Fundamentales de la monarquía. Saavedra Pajardo habla de los límites del Poder Real y de que
un buen rey debe estar sometido a las leyes. Generalmente los autores de los s. XVI y XVII
dicen que el rey está sometido a la fuerza directiva de la ley, pero no a la fuerza coactiva. Es
decir, el rey debe configurar su conducta conforme a la ley, y por tanto no debe modificar las
Leyes Fundamentales por sí solo, pero no esta obligado a la fuerza coactiva, es decir, si las
incumple no puede ser castigado.
En consecuencia, antes de finales del XVIII y principios del XIX sí había unas Leyes
Fundamentales, lo equivalente a una constitución, pero esta teoría de las Leyes
Fundamentales en el Antiguo Régimen no estaba perfectamente definida. Lo que debía
hacerse con ellas, siguiendo el modelo tradicional, era establecerlas con toda claridad e
instituir el mecanismo jurídico por el cual el rey no pudiera modificarlas unilateralmente.
Cuando a principios del s. XIX se habla de establecer una Constitución que sigue el modelo
liberal francés ya sabemos como hay autores, entre ellos Jovellanos, que dicen que España no
necesita una constitución porque ya existe una Constitución Histórica a la cual solo hay que
modificar conforme a las circunstancias. El debate en las Cortes de Cádiz fue ganado por los
liberales. Cuando a raíz de la I Guerra Carlista se consolida el trono liberal de Isabel II, se sigue
con el principio de la Constitución liberal. La subsistencia de las Leyes Fundamentales, de la
Constitución Histórica, será uno de los puntos políticos claves del carlismo.
3. EL PROYECTO CONSTITUCIONAL CARLISTA
El problema que se planteó sobre la Ley Fundamental de Sucesión dio lugar a la I
Guerra Carlista (1833-1840). Durante este período el territorio español se dividió en dos
partes, una seguía al gobierno liberal de Madrid, y otra más pequeña seguía al gobierno de
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Carlos V que estaba en el exilio y vino a España. Durante la guerra el Rey carlista ejerció como
soberano en parte de España (Vascongadas y Navarra). Como se marcha al exilio, los reyes
carlistas viven en el exilio: Carlos V, Carlos VI, Juan III y después su hijo Carlos VII. Durante el
reinado de Carlos VII tiene lugar la III Guerra Carlista, de 1872-1876, y parte del territorio
español queda bajo su soberanía (Vascongada, Navarra…) En 1876, vencido el ejército carlista,
el Rey se tiene que marchar, y ya no vuelven los monarcas carlistas a ejercer actos de
soberanía. De tal manera que en el tiempo en que los monarcas carlistas fueron soberanos del
territorio español se estaba en una situación de Guerra Civil, y aunque en estos territorios
siguió rigiendo el orden tradicional, no hubo tiempo ni ocasión para establecer esas Leyes
Fundamentales o Constitución Histórica. Por eso se habla del proyecto constitucional carlista.
Para estudiar este tema hay sobre todo que leer el pensamiento de los reyes carlistas y sus
autores más eminentes.
El pensamiento político carlista no es ni homogéneo ni estático. No es homogéneo
porque dentro del tradicionalismo carlista hay diversas corrientes, ni tampoco es estático
porque va sufriendo una evolución a lo largo de los siglos XIX y XX aunque se mantengan sus
principios fundamentales. Generalmente la historiografía liberal identifica el carlismo con un
pensamiento puramente reaccionario, pero no es así. El carlismo defendió los principios de la
monarquía tradicional, pero enseguida quiso aportar soluciones a los problemas que
aparecieron en el s. XIX. La tradición política española se había secado y por lo tanto se acudía
a modelos extranjeros. Ante esta imitación servil de los modelos extranjeros ya surgieron
voces que defendían el casticismo, es decir que defendían la renovación según modelos
españoles.
En las Cortes de Cádiz se produjo claramente la confrontación entre las ideas liberales
y las tradicionales, pero los diputados tradicionales se encontraron sorprendidos ante aquella
avalancha de ideas liberales, puesto que las Cortes no habían sido convocadas para hacer una
constitución, sino para defender la nación de las trágicas circunstancias de la invasión francesa.
Hubo en las Cortes numerosos diputados que defendieron el orden tradicional, pero al final su
posición salió derrotada. El primer texto que ya configura el pensamiento tradicionalista que
luego será carlista, es el llamado Manifiesto de los Persas. Lo firmaron 69 diputados y era
dirigido al rey Fernando VII a su regreso a España. En el se pide a Fernando VII que restaure el
orden tradicional, que suprima la Constitución y las leyes liberales y que emprenda una
renovación de la monarquía en los aspectos civiles y eclesiásticos. Es un texto claramente
tradicionalista, pero no es un texto reaccionario. A este texto contestó Fernando VII con el
Decreto de mayo de 1814, en donde no solo suprimía la constitución y todas las leyes liberales,
sino que prometía una futura convocatoria de Cortes para reformar los aspectos civiles y de
acuerdo con el Papa, la celebración de un Concilio nacional para reformar los aspectos
religiosos y eclesiásticos. Sin embargo nada de esto tuvo lugar, ni hubo un Concilio nacional ni
hubo unas Cortes.
La experiencia liberal persuadió a la mayoría de los españoles que eran tradicionalistas
sobre la malicia del pensamiento liberal, porque los liberales de 1820 a 1823, cometieron tales
excesos y tales crímenes que la mayor parte de la población quedó espantada. En esos años,
Fernando VII no mantuvo una actitud política clara y ante la falta de sucesión todo el mundo
esperaba que heredara el trono el llamado por la Ley Fundamental, su hermano Don Carlos.
Don Carlos de Borbón y Borbón, era un príncipe muy distinto a su hermano Fernando VII. Tenia
una vida familiar muy pacifica. Estaba casado con una princesa portuguesa, y en Portugal se
dio también un problema dinástico entre liberales y absolutistas. La mujer de Don Carlos era
de pensamiento absolutista y trabajo todo lo que pudo para que el absolutismo triunfara en
Portugal. La mujer de Don Carlos y su cuñada la princesa de Beira, fueron en realidad las que
promovieron la causa carlista en España.
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Don Carlos no ambicionaba a ser rey, y jamás en vida de su hermano hizo nada para
conseguirlo. Sin embargo, el convencimiento que tenía de ser llamado él como rey a falta de
hijo varón al trono, y el convencimiento de que no podía privar a sus hijos de la sucesión real
fue lo que movió a Don Carlos a defender por las armas sus derechos y los de sus hijos. En
Portugal, el rey Juan VI murió y dejo numerosa descendencia, el mayor Don Pedro y el menor
Don Miguel. Juan VI fue contemporáneo de Napoleón. Una vez que paso la afrancesada y
Portugal recuperó su independencia volvió la Familia Real, pero Juan VI dejó en Brasil a su hijo
mayor, Don Pedro. Don Pedro en Brasil se levanto contra su padre, Juan VI, y proclamo la
independencia. De tal manera que Don Pedro cayó en delito de alta traición. Pocos años
después murió Juan VI, y en su testamento no designo heredero a sus hijos, sino a aquel que
las leyes del Reino establecieran. Don Juan vio que la sucesión no estaba clara.
Al morir hubo una división entre los partidarios de sus hijos. Don Pedro que era
emperador de Brasil cedió los derechos a su hija María II. Aquí se produjo la lucha entre los
partidarios de María II (liberales), y los de Miguel I (absolutistas). Al final en Portugal ganaron
los liberales, pero en esta guerra, la mujer de Don Carlos y su cuñada la princesa de Beira
tomaron el partido de Don Miguel. Como en España el carlismo, el miguelismo contaba con el
apoyo de la mayor parte de la población portuguesa. Esta cuestión dinástica influyo en España
por esa cuestión real.
El carlismo como pensamiento político empieza en 1833, cuando Don Carlos es
proclamado Rey, pero ya tenía sus raíces como hemos visto antes. Durante el período de la I
Guerra Carlista, el carlismo lo que hace es defender el principio dinástico y el orden tradicional.
A partir de 1840, tras la finalización de la I Guerra, el carlismo va sufriendo una evolución y
adaptación a los tiempos sin que eso signifique renunciar a los principios tradicionales, porque
aunque el pensamiento carlista esta dotado de una gran elasticidad y pragmatismo, no tiene
ataduras. De la década de los 60 del s. XIX es la célebre Carta a los Españoles de la Princesa de
Beira. A partir de 1868, el carlismo tiene un gran protagonismo parlamentario. Es la época de
los grandes oradores, entre ellos Don Cándido Nocedal y su hijo Don Ramón Nocedal. Entre el
s. XIX y XX, hay que citar posiblemente al más famoso parlamentario carlista y al que redondeó
el pensamiento carlista adaptándolo a aquellos tiempos, Juan Vázquez de Mella.
A lo largo de todo este tiempo el pensamiento carlista no es estático y se condensa en
el célebre cuatrilema: Dios, Patria, Fueros y Rey. Este cuatrilema se mantiene invariable.
- Dios es el fundamento y legislador de la vida social y política y por tanto la Ley de la
Unidad Católica debe ser defendida frente a los que quieren socavarla. El carlismo
defiende la confesionalidad católica del Estado.
- Patria y fueros, el carlismo defiende la concepción federal de España, es una nación de
naciones. Para algunos autores esta defensa de los fueros fue una operación
interesada frente al centralismo liberal que en el s. XIX era muy poco popular. Sin
embargo en el pensamiento de Carlos V. Durante la I Guerra Carlista, Don Carlos
defendió en todo momento los fueros vascos y navarros. Una vez terminada la Guerra
Carlista, los pensadores carlistas y los reyes en el exilio igualmente defendieron el
carácter peculiar de la organización política y el derecho en el País Vasco y Navarro y
Carlos VII, en la III Guerra Carlista prometió a los catalanes restaurarle los fueros que
les había quitado por los Decretos de Nueva Planta. En realidad el carlismo, por lo
tanto, en este aspecto no solo quiere mantener la situación que existía en 1833, sino
restaurar situaciones que hacia siglos habían desaparecido, consideraba que el sistema
vasco o navarro político y jurídico era el ideal, y lo que quería era foralizar el resto de
España, fueros sí, pero para todos. El carlismo no considera que España nace en 1833,
sino que es consecuencia de una experiencia secular, y por lo tanto no puede ser
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desechada esa experiencia. España no es una unión de individuos, es una unidad de
territorios. Siendo sagrada la unidad de España, no todos los territorios tienen la
misma consideración jurídica. Ni tampoco todos los territorios que constituyen España
tienen porque tener las mismas leyes, pues unas normas que son buenas para un
territorio puede ser que no lo sean para otras. Por eso se habla de respetar o restaurar
en su caso las cortes tradicionales de cada territorio, independientemente que hubiera
unas cortes generales para toda España.
El rey es soberano, en el reside la soberanía. Es un rey absoluto, no es un rey
constitucional. Pero el rey absoluto no es ni caprichoso ni arbitrario ni déspota. Se le
llama rey absoluto porque en lo temporal no tiene superior. Pero la potestad del rey
esta limitada por la moral, por las leyes y por las instituciones. El sentido religioso y la
confesionalidad católica son el impedimento supremo para que exista un rey tirano,
porque el rey debe estar sujeto a principios morales, los cuales impiden que un rey sea
injusto o abuse de su poder.
La princesa de Beira en su famosa Carta a los Españoles, dice que el Rey para que sea
un Rey legítimo, debe cumplir con dos legitimidades, la legitimidad de origen y la legitimidad
de ejercicio. La legitimidad de origen es que sea llamado por la Ley Fundamental de Sucesión.
No basta que el Rey sea llamado por la Ley de Sucesión, sino que su comportamiento político
debe ser de tal calidad que no le prive del derecho a la corona. Por lo tanto el carlismo añade a
la monarquía un fuerte sentido social. No es un rey solo por la gracia de Dios o por la Ley de
Sucesión, sino que es un rey que se debe al reino y cuyas leyes debe respetar. La potestad del
Rey por lo tanto tiene como limite la moral, las leyes y las instituciones, en particular las
Cortes, pero no las Cortes liberales, sino cortes auténticamente representativas del conjunto
de la nación. El carlismo es enemigo del sufragio universal. La nación debía estar representada
en todos los sectores de ella, por criterios orgánicos. De tal manera que las principales
instituciones de la nación y los principales sectores de la sociedad, por elección interna entre
ellos son los que deben estar representados en cortes.
Juan Vázquez de Mella, que vivió entre el s. XIX y XX, fue el máximo expositor de este
pensamiento político carlista. Digamos que él actualizo definitivamente la doctrina política del
carlismo y eso demuestra que no es una doctrina estática ni puramente reaccionaria. Vázquez
de Mella incluso era partidario del voto femenino. Sigue los clásicos postulados incidiendo en
el origen social de la soberanía, que es trasladada al rey pero que tiene origen popular. Aunque
los gobiernos liberales ofrecieron a Mella varias ocasiones carteras ministeriales nunca aceptó,
porque consideraba que era cooperar con un sistema nefasto para España. En los aspectos
socioeconómicos el carlismo tenía una singularidad: la mayor parte de los carlistas eran de las
clases medias y bajas y por lo tanto tenían que ofrecerles una protección que demandaban en
un momento de industrialización. El carlismo quiere resucitar los antiguos gremios
adaptándolos a las necesidades de la época. En el orden social la doctrina carlista es muy
avanzada y algunas veces roza con el socialismo, por eso muchas veces, desde el campo liberal,
se acusaba a los carlistas de azuzar a las clases obreras o proletarias contra los poderosos.
Respecto al propio texto constitucional o ley fundamental, el carlismo era partidario
de un texto breve, conciso y claro, en donde se establecieran los principios fundamentales de
la sociedad y de la política, pero dejando para las leyes de inferior rango las demás materias.
No quiere una constitución larga, quiere una constitución mínima e inalterable y deja para las
leyes de inferior rango y mudables las demás materias. Al contrario, las constituciones liberales
eran tan detalladas que el partido que llegaba al gobierno hacía un nuevo texto constitucional.
Nunca se formuló un texto constitucional. Sí influyó la doctrina carlista en las Leyes
Fundamentales de Franco. Por otra parte hay que tener en cuenta que el partido carlista es el
partido más antiguo de Europa. El primer partido de masas que hubo en el continente. El
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carlismo, en el s. XX, fue evolucionando hasta nuestros días. Mientras unos mantienen la
tradición del propio partido, del tradicionalismo, otros actualizan el carlismo según el llamado
socialismo autogestionario, porque hay concomitancias entre el carlismo y el socialismo, en
cuanto son dos movimientos que defienden los derechos de las clases más modestas.
4. CONSTITUCIONES LIBERALES DEMOCRÁTICAS Y AUTORITARIAS
Hasta ahora, en esta lección, hemos hablado de ese debate de las Leyes
Fundamentales que ocurre sobre todo entre el s. XVIII y el XIX. Una constitución de tipo liberal
se enfrenta a la tradición castiza que habla de que había una constitución histórica. A partir de
ahí se abren dos constitucionalismos: por una parte el tradicionalista, y por otra parte la
proyección liberal. Las constituciones liberales en España se dice que la primera es la de 1812.
La Constitución de Cádiz o la Pepa. No obstante hay una constitución anterior, que es el
Estatuto de Bayona de 1808. De tal manera que el primer texto constitucional, se puede
considerar que es una constitución liberal autoritaria. El siguiente texto constitucional es
precisamente la constitución del 1812, que es una constitución típicamente liberal, que tuvo
además una gran repercusión no sólo en Europa sino también en América. Después estaría el
Estatuto Real de 1834. No es propiamente una Constitución, es como una especie de
convocatoria de Cortes basada en los principios del Antiguo Régimen, es decir, como un texto
constitucional tradicional. La Constitución de 1837 es una constitución liberal progresista. La
Constitución de 1845 es liberal conservadora. El siguiente texto es la Constitución de 1856,
liberal y tendente al progresismo, se le llama non nata, porque fue creada pero no
proclamada. El siguiente es la Constitución de 1869, es una Constitución democrática.
Constitución federal de 1873, republicana federal que nunca llego a promulgarse. Constitución
de 1876, es liberal de tipo centrista. Proyecto constitucional de 1929, liberal autoritaria, de la
dictadura de Primo de Rivera que nunca llegó a promulgarse. Constitución de 1931,
republicana y democrática de inspiración socialista. Finalmente las Leyes Fundamentales de la
época de Franco, textos constitucionales de tipo autoritario y tradicional.
 Estatuto de Bayona de 1808
El año 1808 fue un año pletórico de acontecimientos. De tal manera que en 1808,
Carlos IV abdica en su hijo Fernando VII, y cuando la familia real va a Bayona, en unas
bochornosas sesiones con Napoleón, Fernando VII devolvió la Corona a su padre, Carlos IV se
la vendió a Napoleón por una pensión económica, y por lo tanto el trono de España quedó
vacante. En realidad todo había sido ilegal, porque estos cambios en la titularidad de la Corona
deberían ser aprobados por las Cortes. Lo cierto es que los acontecimientos fueron tan rápidos
que no hubo tiempo para convocar las Cortes. Se hicieron las comunicaciones de las
abdicaciones de Bayona a los organismos y supremos consejos de la nación, que los aceptaron
sin resistencia apenas. Inmediatamente Napoleón, que tenía la debilidad de repartir los
antiguos reinos a sus hermanos, se lo ofreció a algunos de ellos, y finalmente lo aceptó su
hermano el rey José, que era rey de Nápoles, y vino a reinar desde 1808 a 1814, teóricamente.
El rey José no tuvo el apoyo de la mayor parte de los españoles. Napoleón, para que el rey José
en España tuviera un texto constitucional, convocó en Bayona a 150 personajes para que
formaran una especie de Cortes y elaboraran un texto constitucional. 50 de la nobleza, 50 de
la Iglesia y 50 del tercer estado, aunque eran liberales, letrados… Se querían representar los
tres estamentos. Muchos de ellos no acudieron, otros acudieron porque eran afrancesados y
otros por temor, miedo… En teoría, esta asamblea de Bayona, esta especie de Cortes, fue la
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que tenía que elaborar la Constitución, pero en realidad la Constitución fue un texto de
imposición napoleónica.
Es un texto liberal y a la vez autoritario, conserva principios tradicionales y también
establece principios liberales y revolucionarios. Es una constitución monárquica, donde
establece que la Corona española pertenece a la familia Bonaparte, y establece un orden de
sucesión dentro de esta familia para acceder al trono. Conserva la Ley de la Unidad Católica, la
confesionalidad católica. La Constitución tenía un carácter pacticio, convencional. Establece
por primera vez en España la responsabilidad ministerial. Las Cortes son en una única cámara,
pero en esa cámara tenían representación los tres estamentos. Había un Senado pero no tenía
carácter parlamentario, era el garante de las libertades públicas. Establecía un Poder Judicial
independiente. Establecía la unidad de leyes civiles, mercantiles y penales (unidad de
códigos). Establecía una tabla de derechos, innovación claramente revolucionaria, e inspirada
en el constitucionalismo francés.
Este texto es liberal y autoritario, porque aunque incorpora algunas conquistas
revolucionarias, sin embargo tiene la nota del cesarismo, del poder militar. No hay que olvidar
que Napoleón fue principalmente un gran militar. Teóricamente la constitución de Bayona, de
1808, rigió nominalmente hasta 1814, porque estábamos en Guerra. Una vez que desapareció
el poder militar de Napoleón en España, pasó al recuerdo y a la historia, y no fue reestablecida.
No era una constitución muy larga, tenía 146 artículos.
 La Constitución de 1812
Promulgada el 19 de Marzo, festividad de San José (la Pepa). Es la primera constitución
liberal española, e incluso casi democrática, a pesar de su temprana fecha, porque prescribía el
sufragio universal masculino. Ya hemos visto como la familia real abdica en Bayona, pero
camino de Bayona, Fernando VII firmó una convocatoria de Cortes. En el Antiguo Régimen las
cortes eran convocadas por el Rey, y establecía los asuntos a tratar. Pues Fernando VII convoca
unas Cortes tradicionales para acudir al socorro de la patria que entonces estaba invadida por
el ejército napoleónico.
Pronto comienzan los levantamientos populares, primero en Madrid, luego por
provincias. En cada territorio generalmente se constituía una Junta, que de alguna manera era
depositaria de la soberanía, puesto que el rey no podía ejercerla. Se había producido por lo
tanto un vacío de poder. El rey no estaba en España y además estaba impedido para ejercer el
Gobierno de la nación. En estas Juntas ya empezó por algunos sectores a hablarse de que la
soberanía residía en la nación, y máxime en aquellos momentos en los que el soberano no
existía. Al final se constituyó una Junta Suprema, que de alguna manera sucedía a estas Juntas
Provinciales, y a partir de esa Junta Suprema, con la convocatoria de Cortes que al parecer
había firmado Fernando VII, se llamó a celebrar Cortes en el único territorio que había
quedado libre de la ocupación francesa, que era la bahía de Cádiz. En 1810, se convocan
cortes. Es la primera vez que en unas Cortes españolas acuden delegados americanos. En las
Cortes de Cádiz no sólo acuden representantes de la península, sino que van también de
América. El principal cometido era elaborar una constitución política de la monarquía
española. La convocatoria no era para elaborar un código político sino para asistir a la nación
en un momento de declive como era la invasión francesa. Se nombró una comisión en
diciembre de 1810 para elaborar ese texto constitucional y formaron parte de ella tanto
diputados realistas o absolutistas como liberales. Entre los realistas: Gutiérrez de la Huerta,
Valiente y Alonso Cañedo (asturiano). Entre los liberales: Muñoz y Torrero, Agustín Argüelles
(asturiano) y Pérez de Castro.
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Ya desde el principio los diputados liberales se dieron cuenta de que aquello no casaba
con la tradición política y jurídica española y por eso forzaron el razonamiento de que en
realidad este texto constitucional respondía a las leyes y tradiciones patrias. Ya en el año 1812,
acabados los debates sobre el texto fue aprobado por la regencia el 8 de marzo. En el texto de
la promulgación se decía: Don Fernando VII, rey de España, por la gracia de Dios y de la
Constitución. Con lo cual ya se introducía un elemento nuevo a lo que era la soberanía
tradicional. Ya el rey no era soberano por la legitimidad de origen sino que el rey era soberano
por la voluntad presente de la nación española, esto introducía un elemento extraño y exótico
a la tradición jurídico-política. El 18 de marzo la firmaron los diputados y el 19 de marzo fue
publicada solemnemente con una serie de actos cívicos y religiosos.
La constitución del 12 rigió en tres momentos históricos y siempre muy breves.
La primera etapa fue del 19 de marzo de 1812 al 4 de mayo de 1814.
El segundo período constitucional fue también breve: desde el 9 de marzo de 1820
hasta el 1 de octubre de 1823 (trienio constitucional). En 1820 en enero se había
levantado el ejército expedicionario que iba a América y Fernando VII amedrentado
por los revolucionarios liberales se vio obligado a jurar de nuevo el texto
constitucional. No obstante el texto constitucional no tenía el más mínimo apoyo
popular y por eso cuando el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis cayó de nuevo.
Con lo cual, por ese decreto de 1 de octubre de 1823 Fernando VII derogó la vigencia
de la Constitución con el apoyo mayoritario de los españoles.
- El tercer período de vigencia fue aún más breve. En agosto de 1836 regía el Estatuto
Real. Y unos sargentos bebidos obligaron a la regenta María Cristina a que volviese a
promulgar la Constitución. El 13 de Agosto de 1836, tras amenazas y claudicar la
regenta, se promulgó la Constitución del 12. Incluso los liberales progresistas se dieron
cuenta que aquel texto era inviable y por eso prepararon un nuevo texto, la
constitución progresista, promulgada el 18 de junio de 1837. La Constitución del 12
estuvo vigente solo unos meses y fue la última vez que estuvo vigente esta
constitución liberal.
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El texto tenía muchos defectos hasta tal punto que los propios liberales la desecharon.
Constaba de 10 títulos y 384 artículos, es decir, larguísima. Aparecía decretada y sancionada
por las Cortes en el uso de la soberanía nacional, principio claramente innovador y rechazado
por los tradicionalistas.
- Título I. Se define que la nación española es la unión de todos los españoles de ambos
hemisferios. Claramente era un principio revolucionario. Hasta entonces España era una
unión de territorios. De este dogma liberal individualista van a derivar importantes
consecuencias, entre ellas que la nación no es patrimonio de ninguna familia ya que la
nación es soberana y no el rey. Precisamente la nación, en el uso de esa soberanía, es la
única competente para establecer las Leyes Fundamentales, es decir, la Constitución. La
nación está obligada a proteger los derechos individuales y los españoles deben
contribuir fiscalmente conforme a sus haberes, acudir al servicio de las armas y defender
el propio texto constitucional. Se acababa con la diversidad jurídica del Antiguo Régimen
y se establecía como obligatorio el servicio militar.
- Título II. Trata del territorio, la religión, el gobierno y los ciudadanos. Respecto al
territorio anuncia una división administrativa, la división provincial. España hasta
entonces estaba dividida en reinos. La división provincial tardaría bastantes años. Lo que
tenía entidad muy arraigada era la comarca. También hace una de las declaraciones más
solemnes, la Ley de la Unidad Católica. La religión católica será protegida por las leyes.
Era la ley mas arraigada en España y los liberales progresistas no se atrevieron a
derogarla. Las propias Cortes de Cádiz suprimieron el Tribunal de la Inquisición, hecho
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que disgustó a la población porque era fundamentalmente popular. Monarquía
hereditaria. Establece la división de poderes. El Poder Ejecutivo para el Rey, el Poder
Legislativo las Cortes y el Rey, y el Poder Judicial los jueces y tribunales. El poder
legislativo no satisfizo a las partes liberales, desconfiaban de la potestad del Rey. Fue una
transacción y una concesión a los usos del Derecho castellano.
Título III. Se ocupa de la institución de las Cortes. Las Cortes es la reunión de todos los
diputados nombrados por la nación. Se discutió si debían ser unicamerales o no.
Prevaleció el juicio de que fuera una sola cámara. Otros diputados defendían que
aunque tuvieran una sola cámara se dividieran como en el antiguo régimen, por
estamentos. Prevaleció una sola cámara, sin órdenes ni estamentos. El modelo
tradicional español era una sola cámara pero por estamentos. Este título desarrolla un
reglamento electoral. Era un sistema complicado, pero tenía la novedad de que era
relativamente democrático porque intervenían en él todos los españoles mayores de
edad varones. El rey no podía estar presente en las discusiones, solo asistía a la sesión de
apertura. En este título se pormenorizan las facultades de las Cortes, así les correspondía
proponer, decretar, interpretar y derogar las leyes, recibir el juramento del rey, príncipe
de Asturias o la regencia, nombrar tutor si el rey es menor de edad, fijar la fuerza del
ejército, examinar y aprobar los gastos públicos, determinar monedas, pesos y medidas,
aprobar los reglamentos de policía y sanidad, proteger la libertad de imprenta… Estas y
otras facultades eran tan extensas que dejaban a la potestad real vacía de contenido.
Título IV. Se ocupa del rey, sus prerrogativas y derechos y de la sucesión a la Corona.
Afirma que en él reside el poder ejecutivo. Los constitucionalistas de Cádiz desconfían
del monarca, y le ponen una serie de cortapisas y de prohibiciones en el ejercicio del
poder ejecutivo. También se ocupaba del orden de sucesión. Habla de la regencia y de
los secretarios del despacho que eran como los actuales ministros.
El título V. Trata de los tribunales y de la Administración de Justicia. En ellos reside el
Poder Judicial. Establece la uniformidad del proceso, la unidad de los códigos civil, penal
y mercantil, la brevedad y publicidad del proceso penal o criminal. Establece que nadie
pueda ser procesado sino por el tribunal competente, suprime el tormento, suprime la
pena de confiscación de bienes y prohíbe hacer extensiva a la familia la pena impuesta a
uno de sus miembros. Establece una nueva planta del poder judicial: Audiencias,
Tribunal Supremo y juzgados de distrito y admite incluso la existencia del jurado.
Título VI. Se ocupa del gobierno local o municipal y del provincial. Se ocupa de los
ayuntamientos y las diputaciones provinciales.
Título VII. Se ocupa de los aspectos fiscales y de contribución, hasta tal punto que dice
que todos los españoles están obligados a contribuir en relación a sus haberes y sin
privilegio ninguno.
Título VIII. Se ocupa de la fuerza militar nacional. Se ocupa del ejército, establece por
primera vez el servicio militar obligatorio, y también prescribe una fuerza paramilitar: la
milicia nacional.
Título IX. Habla de la institución pública. Escuelas de primeras letras en todos los
pueblos de España. También se ocupa de las universidades estableciendo un plan
uniforme de enseñanza.
Título X. Habla de la reforma. Establece que el texto constitucional no se puede reformar
en el plazo de 8 años desde su promulgación. Establece una serie de requisitos para su
reforma de tal manera que la hiciera muy difícil: se necesitaban los 2/3 de los diputados
para emprenderla.
El texto constitucional del 12 tiene numerosísimos defectos. Es una imitación muy poco
original de la constitución francesa de 1791. Es un texto excesivamente largo y prolijo y
minucioso. Es por lo tanto una constitución extensa y rígida, basada en un idealismo que no se
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correspondía a la realidad española. Por eso cuando dos años después la canceló Fernando VII
nadie en España lloró su desaparición.
 El Estatuto Real de 1834
En el año anterior había muerto Fernando VII. La reina María Cristina regente de Isabel
II, persona educada en una de las cortes más reaccionarias de Europa, Nápoles, sabiendo que
el carlismo era mayoritario entre los españoles, que los españoles querían a don Carlos y no a
su hijo y que eran profundamente monárquicos y religiosos, odiaban la constitución y todo lo
que fuera liberal, dio un manifiesto a la nación para conservar inmóviles los principios del
trono y la nación. Con eso se quería atraer la opinión mayoritariamente carlista, pero no lo
consiguió. Por lo tanto, tuvo que condescender con la minoría liberal, que además destacaba
por su violencia y criminalidad. Sin embargo, hasta que al final tuvo que ceder definitivamente
ante los liberales más radicales, ese deseo de mantener el Antiguo Régimen con reformas
administrativas, era el plan del gobierno de Cea (primer gobierno tras la muerte del monarca).
A Cea no lo querían los carlistas ni los liberales y su gobierno cayó. María Cristina entonces
confió el gobierno a un liberal muy moderado, Martínez de la Rosa (Rosita la Pastelera).
Martínez de la Rosa había perdido aquellos furores revolucionarios de los tiempos de
las Cortes de Cádiz, estuvo en el exilio y volvió a España más sosegado. De nuevo, para
complacer a la opinión realista y absolutista de la nación, se ideó un texto constitucional o
similar, que es llamado Estatuto Real de 1834. Unos le llaman una carta otorgada igual que la
que había otorgado en Francia Luis XVIII. Martínez de la Rosa estableció unas cámaras
parlamentarias para contentar a la minoría liberal, pero también para no descontentar a la
mayoría absolutista. En este texto no hay ninguna ley liberal, se basa todo en las leyes del
Antiguo Régimen. De tal manera que el Estatuto Real no lo hacen unas cortes, es un Real
Decreto de María Cristina.
Este Estatuto convocaba unas Cortes bicamerales. Inaugura el bicameralismo
(influencia inglesa). Aquí se dividía en dos cámaras: estamento de los próceres (alta) y
estamento de los procuradores (baja). Con esto se pretendía poner un límite a los diputados
de extracción popular, porque no había sufragio universal, era censitario. La cámara alta era
una cámara aristocrática y de nombramiento real. El estamento de los próceres lo establecían
los arzobispos y obispos, los grandes de España, los títulos de Castilla, personas beneméritas
por su carrera judicial, política, literaria o docente y por los grandes propietarios. Era por lo
tanto una cámara aristocrática porque se componía de los viejos estamentos privilegiados y de
la burguesía enriquecida y de las gentes de dinero. Además se pedía que los componentes del
estamento de los próceres tuvieran una renta bastante elevada, con lo cual, eclesiástico, noble
y rico. El estamento de los procuradores o cámara baja se elegía cada 3 años, por sufragio
censitario. También se pedía para pertenecer al estamento unos requisitos que hacía que sus
componentes si no tenían el tinte aristocrático, en realidad pertenecían a las clases elevadas.
Las cámaras tenían unos poderes limitados. No podían liberar sobre ningún asunto que
antes por Real Decreto se les permitiera. Podían ejercer el derecho de petición. Los
estamentos fueron convocados 3 veces. Su vigencia fue muy corta. No tuvo el apoyo de la
población. No tuvo ningún arraigo. Entre las leyes que estableció hubo una que fue la más
importante: la exclusión al trono de España del infante Don Carlos y su descendencia.
Martínez de la Rosa quedó defraudado en su deseo de una solución media. Estuvo a punto de
ser asesinado. En esta situación inestable, el año 1836 quedó derogado el Estatuto Real.
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 Constitución de 1837
El sistema del Estatuto Real apenas tenía apoyos y, en verano de 1836 los sargentos
presionaron a María Cristina a promulgar la Constitución del 12, que derogó el Estatuto Real.
Pero los defectos y las limitaciones de la Constitución del 12 hicieron que en el mismo decreto
que se establecía su puesta en vigor la voluntad de revisarla. Este es el origen de la
Constitución de 1837 presentada como una revisión de la del 12 aunque es un texto
completamente nuevo. Fueron convocadas elecciones para establecer unas cortes
constituyentes que se reunieron por primera vez el 24 de octubre de 1836. El gobierno de
entonces, Calatrava, presentó un proyecto constitucional que había sido redactado por una
comisión (entre ellos Agustín de Argüelles). Esta comisión presentó las bases del texto
constitucional y en las Cortes había una mayoría liberal progresista. Surgieron varias
tendencias, una quería que el texto constitucional fuera otorgado por la Corona, otros querían
hacer un texto constitucional basado en el Estatuto Real y otros querían volver al principio de
soberanía nacional de las Cortes de Cádiz, la cual triunfó. Por lo tanto el texto constitucional
que salió es fruto de la voluntad de la nación y de la soberanía nacional. La Reina María
Cristina, en nombre de su hija Isabel II, la decretó y sancionó, pero en realidad la fuente
originaria del texto constitucional era la soberanía nacional. Este texto constitucional rigió
desde el 18 de junio de 1837 hasta el 23 de mayo de 1845. Fue sustituido por otro texto
constitucional.
Consta de 13 títulos, 77 artículos, más otros dos adicionales. Los constitucionales de
1837 hicieron una constitución breve.
- Título I. Se ocupa de los españoles y de sus derechos y obligaciones, prescinde de
muchas ingenuidades de la Constitución del 12 y afirma que los derechos pueden ser
suspendidos en casos de circunstancias extraordinarias. No hace ninguna expresión
cierta de la Ley de la Unidad Católica. Sólo dice que el Estado se obliga a mantener el
culto católico. No fue una imposición de la Iglesia, sino que fue una obligación
voluntaria que asumió el poder civil porque se había producido la desamortización.
- Título II. Trata de las Cortes y atribuye el Poder Legislativo a las Cortes con el Rey e
introduce por primera vez el bicameralismo en España.
- Título III. Trata del Senado, cuyos miembros los nombraba el rey. Había senadores
natos como los hijos del rey y el Príncipe de Asturias.
- Título IV. Se ocupa de la cámara baja o Congreso. Había un diputado por cada 50.000
habitantes y se elegían cada tres años.
- Título V. Habla de las facultades y celebración de las Cortes. La convocatoria de las
Cortes debía partir del Rey, pero el Rey en los períodos en los que marcaba la
Constitución debía convocarlas. No habla de la diputación permanente de Cortes que
si la habían establecido las Cortes de Cádiz. El Congreso tenía un presidente que lo
elegían los propios diputados y el Senado otro presidente que lo elegía el Rey. La
iniciativa legislativa residía en el rey y en cada cuerpo legislador.
- Título VI. Habla del Rey, de la Corona. Fortalece sus facultades respecto a la
Constitución de 1812. En esto quisieron enmendar la desconfianza que las Cortes de
Cádiz habían tenido al monarca.
- Título VII. De la sucesión a la Corona.
- Título VIII. De la minoría del monarca y de la regencia.
- Título IX. Habla de los ministros
- Título X. Habla de la Administración de Justicia, correspondiendo el Poder Judicial a
tribunales y juzgados.
- Título XI. Habla de la Administración local y provincial.
- Título XII. Habla de las contribuciones e impuestos.
- Título XIII. Habla del ejército y de las fuerzas paramilitares: la milicia nacional.
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Es una constitución progresista pero que introduce muchos elementos moderados.
Los progresistas no quisieron hacer un texto excesivamente radical. También aquí se imitaron
los modelos extranjeros, constituciones francesas, portuguesas y belgas. Se le llamó
comúnmente la Constitución de las promesas, porque prometió mucho y no concedió nada.
Es una constitución breve, frente a la extensión de la del 12, y es flexible, de fácil reforma. A
pesar de que el progresismo no quiso apurar las consecuencias de su ideario, el partido
moderado no quedó identificado con este texto constitucional. Cuando cayera el progresismo
y viniera el partido moderado se haría otra constitución.
 Constitución de 1845
De 1833 a 1843 el liberalismo más radical se impuso y fueron unos años desastrosos
para España en el orden político y económico. La nación mayoritariamente carlista estaba
harta de los excesos revolucionarios, las relaciones con la Iglesia rotas y la anarquía era la
práctica común en muchas ocasiones. Cuando en 1840 los liberales radicales echan a María
Cristina, se hace cargo de la regencia el general progresista Baldomero Espartero. Tenía fama
de buen militar, pero fue un pésimo político. La regencia de Espartero se caracterizo por el
desorden y la extorsión y se marchó de España en 1843. En este mismo año se declaró mayor
de edad a Isabel II. En 1844 ya se hacen cargo del poder los moderados y estos convocan
elecciones parlamentarias para Cortes constituyentes. Voto censitario y manipulado. Ganaron
los conservadores. Entonces se planteó un nuevo texto constitucional.
Este texto constitucional se presentó como una reforma del de 1837. El nuevo texto
constitucional fue atacado por un sector muy importante del liberalismo, pero como los
moderados tenían mayoría parlamentaria dio lo mismo la importancia de su oposición. Los
moderados tenían que complacer la opinión absolutista mayoritaria en la población. Por eso el
principio de soberanía nacional aparece oscurecido. La Constitución aparece como fruto de la
voluntad real y de las cortes y afirma que el texto constitucional pone en consonancia las
necesidades actuales con los fueros y libertades tradicionales. Es un texto, teóricamente, casi
del Antiguo Régimen.
Se puso en vigor la Constitución en 1845 pero tuvo una vida accidentada: padeció
reformas y contrarreformas. Tres años después de la Constitución estalló en París la
revolución (1848). La Revolución de 1848 liberó el trono liberal y burgués de Luis Felipe de
Orleans en Francia. La revolución parisina repercutió en toda Europa. En Viena, la capital
imperial, la familia imperial se ve obligada a huir de la capital. La dinastía carlista que estaba en
el exilio en el imperio austrohúngaro también se ve obligada a huir. En Roma se proclama la
república y se expulsa al Papa Pío IX, que se va a Nápoles. Europa quedó espantada ante la
revolución, porque no era liberal y burguesa contra el absolutismo, sino que ya aparecía el
socialismo. El socialismo amenazaba con acabar con los cimientos de la civilización occidental.
El socialismo amenazaba el orden político y social de la sociedad civil y burguesa. En España los
efectos de esa revolución fueron tardíos y sofocados por el General Narváez. Este hecho
posibilitó que las potencias europeas que no habían reconocido a Isabel II porque seguían
fieles a Don Carlos, al final reconocieron a ésta. La sociedad liberal concibió un miedo atroz a lo
que venía (socialismo, republicanismo).
Esta constitución se quiso reformar en 1851 en sentido aun más conservador por parte
de Bravo Murillo. Hubo otro intento de sustituir el texto por otro nuevo pero no llegó a
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promulgarse. Lo que si hizo el general O`Donnel fue establecer un acta adicional. En 1857, a su
vez los moderados reforman la constitución de 1845 en sentido todavía más conservador.
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La constitución de 1845 consta de 80 artículos y 13 títulos.
Titulo I. Habla de los españoles. En sentido más conservador que la constitución de
1837 declara la confesionalidad católica del estado.
Título II. Trata de las cortes.
Título III. Habla del senado.
Título IV. Del congreso de los diputados. El mandato de los diputados pasa de 3 a 5
años.
Título V. De la celebración y facultades de las Cortes.
Título VI. Trata del rey cuya voluntad se fortalece.
Título VII. Trata de la sucesión a la Corona.
Título VIII. De la minoría del rey y de la regencia.
Títulos IX y X. De los ministros y la administración de justicia.
Título XI. De la Administración local y provincial.
Título XII. De las contribuciones e impuestos.
Título XIII. Del ejército y suprime la milicia nacional.
Este texto constitucional fue firmado por Isabel II el 23 de mayo de 1845. Algunos
autores dicen que esta Constitución era necesaria. En realidad solo contentó a una minoría
conservadora y disgustó a los progresistas y absolutistas tanto isabelinos como a los carlistas.
 Constitución non nata de 1856
Se le llama non nata porque fue concebida pero no llegó a nacer. Fue un proyecto
elaborado por las Cortes pero nunca promulgado
Se produjo en España la llamada década moderada (1844-1854) Hubo cierto progreso
económico, pudo volver a España María Cristina, la antigua reina gobernadora que había
echado Espartero. Pero los problemas básicos eran tan profundos que no se solucionaron. Los
últimos gobiernos de los moderados fueron especialmente corruptos. Se creó una especie de
centrismo, los unionistas, liderados por Leopoldo O’Donnell. En 1854 estalla un golpe militar.
En realidad el golpe militar fracasó, pero inmediatamente estalló en Madrid una revolución de
tipo popular. La Reina madre tuvo que ir corriendo al Palacio Real.
Ante ese desorden terrible que fue fruto de un golpe militar fracasado, la Reina llamó a
Espartero, para que viniera y pusiera orden. De esta manera cayeron los moderados y vinieron
los progresistas de Espartero y los unionistas de O’Donell. Inmediatamente se celebraron
Cortes constituyentes. El partido mayoritario era el carlista pero no se presentó a las
elecciones. Con lo cual las ganaron los liberales progresistas y centristas. Inmediatamente de
convocadas las elecciones se reunieron en una sola cámara las Cortes. Abrió las Cortes la reina
Isabel II. Por primera vez se discutió la forma política, monarquía o no. Inmediatamente salió
aprobada la forma monárquica y se fueron discutiendo artículo por artículo la constitución. Se
terminó en enero de 1856. Se siguió discutiendo sobre unas leyes orgánicas que se pensó que
debían formar parte del texto constitucional. Sin embargo la situación política cada vez era
peor en el año 1856. En Julio del 56 se levantó la sesión de las Cortes para la próxima ocasión.
Con lo cual nunca se promulgó el texto constitucional aprobado por las Cortes y siguió vigente
el de 1845.
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La Constitución non nata de 1856 quiso seguir a la de 1837, corrigiendo las
modificaciones de 1845. Fue una constitución contradictoria y a veces no responde a un
criterio lógico. Tiene 15 títulos y 92 artículos, más uno transitorio.
- Título I. Trata de los españoles y de la nación. En él se dice claramente el principio de la
soberanía nacional. Mantiene la lista de derechos y garantías individuales. Suprime la
pena capital para delitos políticos. Restaura el jurado. No reconoce la Ley de la Unidad
Católica, pero sí la obligación del Estado de mantener el catolicismo, aunque apunta
cierta tolerancia de cultos en el ámbito privado.
- Título II. Habla de las Cortes, es idéntico a la de la Constitución del 37
- Título III. Habla del Senado. La novedad que introduce es que es de elección popular.
- Título IV. Habla del Congreso de los Diputados. Reproduce el título correspondiente de
la del 37.
- Título V. Habla de la celebración y facultades de las Cortes. Hace una serie de variantes
respecto a la del 37 fortaleciendo el poder de las Cortes.
- Título VI. Habla del rey. Sigue el título correspondiente a la del 37, aunque prohíbe al
Rey conceder indultos generales. No podía indultar a los ministros enjuiciados salvo que
lo pidieran las Cortes. Para conceder amnistía el rey debería estar facultado por una ley
específica.
- Título VII. Se ocupa del orden de sucesión a la Corona. Conserva el mismo texto de 1837
con alguna modificación no sustancial.
- Títulos VIII y IX. Siguen más o menos los títulos correspondientes de la constitución del
37.
- Título X. Del Poder Judicial, prácticamente igual que en el 37.
- Título XI. De la Administración provincial y local. Este título aporta una novedad, por la
cual se faculta a los ayuntamientos a formar listas electorales para los diputados a
Cortes. Listas que serían rectificadas por las diputaciones provinciales con intervención
del gobernador civil.
- Título XII. De las contribuciones fiscales. Por primera vez se dice que el año económico
empezaba el 1 de julio y que el presupuesto se habían de discutir en los 4 primeros
meses de reunidas las Cortes.
- Título XIII. Del Ejército y de la Milicia Nacional. La Milicia Nacional había sido suprimida
por la de 1845. Incluso se habla de dar a las provincias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y
Filipinas) unas leyes especiales.
- Título XV. Del proceso de reforma constitucional. Y leyes orgánicas adheridas: la
electoral, la que establece las relaciones entre el Congreso y el Senado, la del Consejo de
Estado, la de Gobierno, Administración Provincial y Municipal, la de organización de los
tribunales de justicia, la de imprenta, y la de la Milicia Nacional.
- Finalmente, hay un artículo transitorio que dice que si para el 1 de enero de 1958 no
estuvieran publicados los códigos generales (penal, civil y mercantil) se establecería una
ley para que así fuera.
Al disolverse las Cortes esta constitución nunca fue publicada ni promulgada ni entró en
vigor. El texto que duro más tiempo durante el reinado de Isabel II fue la de 1845.
 Constitución de 1869
En el año 1854 se había intentado establecer el sufragio universal masculino. Sin
embargo, como uno de los ministros centristas (Pacheco) había estudiado el sufragio universal
y ganaría Don Carlos no lo impuso. De todas maneras el régimen liberal era una ficción. A
partir de la Revolución de 1848, los regímenes liberales vieron un peligro mucho más terrible
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que el tradicionalismo, y era el socialismo. De tal manera que muchos tradicionalistas se
pusieron al lado de los sistemas liberales desde un moderantismo muy grande, posiciones
reaccionarias. Esto paso al régimen de Isabel II, pero ésta, desbordada por la izquierda
dinástica, ya no es un límite claro y vigoroso a la revolución. Es más, cede ante ella, por miedo
a que le corten la cabeza. Esto hace que los verdaderos monárquicos no la defiendan, ya no le
sirven. Por eso, cuando en 1868, en Septiembre estalla la Revolución nuevamente guiada por
fuerzas militares, la Reina tiene una alternativa: o volver a Madrid o marcharse al exilio. Al
final, ante la expansión revolucionaria se exilia en Francia. La recibieron los emperadores de
los franceses. Una parte del ejército estaba dispuesto a defender los derechos de la Reina y se
enfrentó en el sur de España a los revolucionarios.
Este enfrentamiento terminó con la victoria del ejército revolucionario. De tal manera
que enseguida en Madrid se estableció un gobierno provisional con un militar a la cabeza,
Francisco Serrano, Duque de la Torre. El gobierno provisional enseguida dio un manifiesto a la
nación donde se reflejaban los principios políticos que tendría el futuro texto constitucional.
Estos principios eran el sufragio universal masculino, libertad de cultos, libertad de
enseñanza, libertad de imprenta, libertad de reunión y asociación, y una monarquía
constitucional. En 1869 se convocaron elecciones a Cortes constituyentes y ganó la coalición
de partidos compuesta por miembros de la unión liberal (unionistas, O’Donnell muerto),
progresistas y demócratas, pero demócratas que aceptaban la monarquía. El gobierno
provisional no era capaz de poner orden en el país, donde reinaba la anarquía. De nuevo un
partido que parecía mortecino levantaba cabeza, el carlismo. De tal manera que había unas
fuerzas partidarias de la nueva orientación política formada por progresistas unionistas y
demócratas monárquicos, mientras que había otra fuerzas en la oposición, y eran los
demócratas republicanos, sobre todos los carlistas y algunos monárquicos liberales.
Isabel II desde París declara nulo todo lo hecho por la Constitución pero no le hacen
caso. Se reúnen las Cortes en 1869, se discutieron los artículos, el artículo más discutido fue el
de la cuestión religiosa, el establecimiento de la libertad de cultos ofendía a la mayoría de la
nación y entonces, al amparo de la legislación vigente, del derecho de asociación, se creó la
llamada Asociación de Católicos, formada principalmente por altos personajes de diversas
facciones políticas (carlistas, moderados) donde principalmente se agrupó los pro-católicos en
defensa de los principios religiosos. La principal campaña fue la recogida de firmas para la
defensa de la Unidad Católica. En un país de analfabetos consiguieron 3 millones de firmas. A
pesar de esta protesta generalizada, al final se sancionó la tolerancia de cultos.
El 1 de junio de 1869 se aprobó las Cortes. Fueron 214 votos a favor y 55 en contra.
Votaron en contra los republicanos y se abstuvieron los carlistas. Fue promulgada el 6 de junio
de 1869. Esta constitución rigió en un período de los más caóticos y anárquicos de España. Era
una constitución monárquica sin rey, porque Isabel II estaba en el exilio, y llevaba el mando el
general Prim. Este fue el que impulsó la candidatura del Rey de Saboya, con el nombre de
Amadeo I. Fue un rey con muy buenas intenciones, pero no tuvo éxito y se fue. Se reunieron
las Cortes y el 11 de febrero de 1873 proclamaron por primera vez en España la República. De
tal manera que a partir de ahora, formalmente dejaba de estar vigente la Constitución de
1869. La República fue más desastrosa y terminó con un golpe de estado el 23 de abril del año
siguiente. Tampoco la nueva situación da para más. Todo esto terminaría a finales de 1874 con
el golpe de Estado del general Martínez Campos que restaurará la monarquía liberal. Se
reestableció la vigencia de la Constitución del 69, salvo el artículo que establecía la fórmula
monárquica. Por lo tanto tuvo una vigencia muy limitada y accidentada. Aunque representa
dentro del constitucionalismo la expresión del constitucionalismo radical.
La constitución del 69 consta de 11 títulos, 111 artículos y 2 adicionales.
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Título I. Habla de los españoles y sus derechos y traza un cuadro completísimo de los
derechos y libertades individuales. Sigue los textos de las constituciones del 37 y el 56.
Recoge los derechos de seguridad personal, de domicilio, libertad de residencia, derecho
de no ser procesado ni juzgado sino por un tribunal institutito con anterioridad al delito
cometido. Derecho a no ser privado de sus bienes propios salvo por ley. Derecho a no
ser expropiado a no ser que sea por utilidad pública. Libertad de conciencia o religiosa.
No recoge la ley de la unidad católica. Establece libertad de cultos en el ámbito público y
privado. Sin embargo, a pesar de su radicalismo izquierdista, no recoge ni la abolición de
la pena de muerte ni confiscación de bienes. En la larga tabla de derechos y libertades
individuales añade algunos principios: libertad y seguridad de la correspondencia,
libertad de enseñanza, libertad de movimientos, libertad de establecimiento de los
extranjeros en España, libertad de reunión y asociación. Se restringe considerablemente
su suspensión.
Título II. Proclama la soberanía nacional. Establece como forma política la monarquía y
claramente también la división de poderes. El Poder Legislativo lo tienen las Cortes con
el Rey, el Ejecutivo el Rey, y el Judicial los Tribunales. La gestión de los intereses de los
pueblos y provincias corresponde a los pueblos y diputaciones.
Título III. Se ocupa del Poder Legislativo. Establece un sistema bicameral. Ambas
electivas por sufragio universal. Se debían renovar cada tres años. Suprime la diputación
permanente de Cortes establecida por la Constitución del 56.
Título IV. A la Corona. El Rey tiene muy restringidas sus facultades. Solo puede
suspender las Cortes una vez en cada legislatura. Cuando así lo hace tiene que
convocarlas en un plazo de tres meses.
Título V. Habla del orden de sucesión a la Corona y de la regencia del Reino. Establece la
mayoría de edad a los 18 años.
Título VI. Se ocupa de los ministros y de la responsabilidad que tienen ante el Senado y
el Congreso.
Título VII. Del poder Judicial, jueces y tribunales
Título VIII. De la administración local y provincial (ayuntamientos y diputaciones).
Título IX. De las contribuciones y de la fuerza pública.
Título X. De las provincias de ultramar
Título XI. De la reforma de la Constitución.
Las dos disposiciones transitorias disponen que deban formar parte de la Constitución la
ley para elegir la persona del Rey y autoriza al Poder Ejecutivo para dictar disposiciones hasta
que esté promulgada la Ley Orgánica de Tribunales. En virtud de esta disposición transitoria,
las Cortes eligieron como rey de España al príncipe italiano Amadeo de Saboya (Amadeo I).
Reinó unos dos años y terminó por irse.
La constitución de 1869 es la constitución más liberal del s. XIX. Pero por eso, escasamente
popular. Salvo unas minorías muy radicalizadas el conjunto de la sociedad española la rechazó.
Hasta tal punto que por tercera vez se levantaron los carlistas en 1872 y uno de los motivos de
ese levantamiento fue religioso. Es una constitución tan progresista que aquí la monarquía
aparece desplazada en el juego político. La monarquía es un precepto más de la Constitución.
Es una constitución rígida y su parte orgánica es acaso la más ordenada de todas las
constituciones del XIX.
 Proyecto de constitución de república federal de 1873
Fracasada la monarquía democrática de Amadeo de Saboya por la mayoría de los
españoles, habiendo rechazado la corona el rey carlista en el exilio, considerando que la vuelta
de Isabel II era imposible, y no teniendo todavía posibilidades por no tener apoyo popular el
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futuro Alfonso XII, se proclamó al final la República pero de forma inconstitucional. El artículo
47 de la constitución del 69 prohibía la reunión conjunta del Congreso y el Senado y por 258
votos a favor y 32 en contra se proclamó por primera vez en España la República, según una
proposición defendida por uno de los republicanos más insignes, don Francisco Pi y Margall. Si
la monarquía de Amadeo de Saboya fue impopular, más impopular fue la República. Hacer un
plebiscito sobre que sistema político quería, como decían los liberales, era darle el trono a Don
Carlos y por eso no se hizo.
La República fue proclamada el 11 de febrero de 1873, pero tuvo una vida muy
accidentada (un año y cuatro presidentes). Hubo un golpe de estado en abril y en junio se
reunieron nuevas Cortes constituyentes. Estas nuevas cortes proclamaron que el sistema
político a regir en España era la república federal. En julio se nombró una comisión para
redactar este texto, pero las circunstancias no podían ser peores: plena Guerra Carlista, los
carlistas invencibles en el norte, y a esto se añadió la insurrección cantonal. El federalismo más
extremo había llevado a insurrecciones locales. La comisión estaba formada por políticos
avanzados. Los más conocidos eran Pedregal, Canalejas y Castelar. En esta comisión se planteó
la disyuntiva de dividir España en cantones o territorios más extensos. El modelo de los
cantones era el suizo y no prosperó. Prosperó la tesis de que debía dividirse España en estados
o territorios: Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla La
Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Provincia Española de Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia,
Navarra, Puerto Rico, Valencia y Vascongadas. Las islas Filipinas y los territorios africanos a
medida de sus progresos serían elevados a la calidad de estados.
El 17 julio de 1873 el proyecto se presentó a las Cortes, pero la situación del país era
insostenible. Carlos VII estaba en España, gobernaba parte del territorio y a él se habían unido
numerosos príncipes de la Casa de Borbón. Castelar, el 13 de agosto propuso aplazar la
discusión sobre la constitución hasta que se venciera a los carlistas en el norte. Sin embargo
no se volvió a discutir sobre el texto constitucional y nunca la república pudo vencer al
carlismo. El 3 de enero de 1874 el General Pavía entra en el Congreso y disuelve las Cortes. Se
establece un gobierno provisional. Declara de nuevo la Constitución del 69 salvo el artículo de
la monarquía. El gobierno provisional dura hasta finales de año con el golpe de estado de
Martínez Campos.
La Constitución de 1873 es avanzada, incorpora el federalismo, proclama la soberanía
nacional, amplía declaración de derechos y libertades, declara la libertad de cultos y la
separación de Iglesia y Estado, establecía una república de carácter federal articulada sobre el
municipio autónomo. Establece la división o separación de poderes y añade otro poder más, el
de relación. Este cuarto poder lo ejercía el Presidente de la República, que era elegido por 4
años. Este texto interesante desde el punto de vista teórico tuvo escasos seguidores y no se
repetiría en el constitucionalismo español.
 La constitución de 1876
Constitución de la restauración canovista. Después de cancelada la I República, España
era un país sin rumbo político. El partido mayoritario era el carlista. El ejército profundamente
liberal no estaba dispuesto a esto, hasta los mismos liberales lo reconocían. Cánovas del
Castillo era un viejo político de tiempos de Isabel II que había estado incorporado en las filas
de la unión liberal, era afecto a la dinastía federal. Consideraba que Isabel II no podía volver a
reinar en España, pero sin embargo sí era partidario de su hijo Don Alfonso. Por eso tenía
interés de promover la candidatura de Alfonso de Borbón. La anarquía era tan grande en el
país que todos ansiaban que volviera el orden. A finales de diciembre de 1874, el general
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Martínez Campos, en Sagunto, mediante un golpe militar, proclama Rey a Alfonso XII. Esto al
final es secundado por la opinión liberal. El ejército acepta la proclamación y se produce la
restauración de la Casa de Borbón en su rama liberal. Pero evidentemente la situación era
calamitosa porque la proclamación de Alfonso XII no suponía el fin de la Guerra Carlista. El
Gobierno no hacía más que mandar ejércitos al norte que se estrellaban frente a la resistencia
del ejército carlista. Alfonso XII que era muy joven, viene a España e incluso va al norte para
mandar el ejército contra Don Carlos y esta apunto de ser capturado Alfonso. Al final, cansado
el ejército de Don Carlos, con pocos apoyos internacionales, es vencido en Cataluña, Navarra y
Vascongadas. En 1876 se termina la III Guerra Carlista.
Durante este tiempo, Cánovas del Castillo no abandona la idea de establecer un nuevo
texto constitucional. Pero tiene grandes oposiciones, no solo en el campo republicano sino
también en el propio campo liberal. Lo primero que tuvo que hacer fue enfrentarse a los restos
del partido moderado, identificado con la Constitución de 1845 y que querían mantener
incólume el principio de la unidad católica. A este grupo lo consiguió neutralizar. Por otra
parte quería alejar de la escena política y parlamentaria al ejército. De tal manera que no
interviniera en política. Los nuevos partidos son partidos encabezados por civiles, los militares
ya no intervienen en política. También consigue neutralizar dos fuerzas políticas muy
importantes, uno era el partido republicano y otro el carlismo. Cánovas del Castillo ideó un
bipartidismo. Por una parte un partido liberal conservador que encabezaría el propio Cánovas
del Castillo, y un partido liberal progresista cuyo jefe sería Mateo Sagasta. En diciembre de
1875 se convocó a elecciones generales por sufragio universal masculino. Sin embargo el
resultado fue manipulado desde el Ministerio de la Gobernación. Con vistas a establecer un
texto constitucional, reunió una magna asamblea de antiguos diputados y senadores
monárquicos, formada por 341. De esta asamblea salió una comisión de 10 diputados y
senadores. Esta subcomisión elaboró un texto constitucional que en realidad fue redactado
por el propio Cánovas.
El artículo que más revuelo motivó fue el artículo 11, que hablaba de la cuestión
religiosa. Fue aprobado por el Congreso y el Senado. El 30 de junio fue sancionado por Alfonso
XII y el 2 de julio publicado en la Gaceta (actual BOE). Desde este momento, hasta el 13 de
septiembre de 1923 (levantamiento militar de Primo de Rivera). En 1930 cae la dictadura de
Primo de Rivera y vuelve a instalarse la Constitución, para que durase solo un año más, porque
se proclama la República y se hace un nuevo texto constitucional.
Cánovas del Castillo consideraba que la monarquía era algo indiscutible. Por eso, en el
preámbulo de la Constitución, la sanción se hace mediante un acuerdo de las Cortes con el
Rey. La Constitución consta de 12 títulos, 99 artículos, y 1 transitorio.
- Título I trata de los españoles y sus derechos. Sigue la lista de derechos y libertades de
la constitución del 69. Sin embargo, a estos derechos y libertades individuales les priva
de las garantías que tenía este texto constitucional. Aquí está el artículo más discutido, el
de la cuestión religiosa. A Cánovas no le importaba la cuestión religiosa, pero por
motivos de reconocimiento internacional hizo un artículo a medias entre la unidad
católica y la libertad de cultos: España es oficialmente católica. No podía haber otras
manifestaciones públicas religiosas. Se permite en el ámbito privado el ejercicio de otros
credos.
- Título II habla de las Cortes. Bicamerales con Congreso y Senado. Corresponde la
potestad legislativa a las Cortes con el Rey.
- Título III habla del Senado. Establece que hay tres clases de senadores: unos por
derecho propio (hijos del rey y el príncipe, grandes de España y altas jerarquías), otros
vitalicios (nombrados por la Corona) y otros elegidos (por las corporaciones del Estado y
mayores contribuyentes). Tenía una naturaleza aristocrática.
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Título IV se ocupa del Congreso de los Diputados. Establece un diputado por cada 50.000
personas. Para ser diputado se necesitaba ser seglar. Eran elegidos cada 5 años. No
establece el sufragio universal.
Título V sigue tratando del Congreso de los Diputados y las Cortes.
Título VI habla de la Corona. Refuerza la institución real respecto a la constitución del
69. Suprime las limitaciones que tenía el rey para disolver las Cortes.
Título VII trata de la sucesión de la Corona. Declara Rey de España a Alfonso XII.
Establece que la Corona es hereditaria en su descendencia. Mantiene la exclusión a la
Corona de los carlistas.
Título VIII habla de la regencia y la minoría del rey. Adelanta su mayoría 16 años.
Título IX trata del Poder Judicial o administración de justicia. Suprime el establecimiento
de jurado. Confía a la ley la planta judicial.
Título X se ocupa de la administración provincial y local.
Título XI habla de las contribuciones. Igual que la de 1845.
Título XII trata de la fuerza militar. Dice que su composición se debe a las Cortes a
propuesta del Rey.
Termina la Constitución ocupándose de las provincias de ultramar prometiendo leyes
especiales.
Esta constitución es una constitución pactada, breve y flexible. Es una constitución del
consenso de las minorías liberales. Por una parte los conservadores y por otra parte los
progresistas. Establecía la propia monarquía como algo anterior al texto constitucional.
Reforzaba sus poderes respecto a la constitución del 69. Pero en algunos aspectos daba cierta
primacía a las Cortes.
 Proyecto Constitucional de 1929
La Constitución de 1876 presidió hasta principios del s. XX un período estable. En
realidad, esta Constitución sirvió para mantener aparentemente la paz civil, apoyada siempre
por el ejército, manteniendo un turno de partidos ficticio y tramposo. Sosteniendo el orden
liberal burgués. Dejando los intereses e ideales del cuerpo de la nación al margen del juego
político. El sistema de Cánovas fracasó a principios del s. XX. Los dos partidos se fraccionaron.
La ineficacia de este sistema político fue lo que produjo la dictadura de Primo de Rivera, trajo
la II República y al final la Guerra Civil.
Desde el 13 de septiembre de 1923 hasta enero de 1930, la constitución de 1876
estuvo en suspenso, bajo la dictadura de Primo de Rivera. Durante este tiempo se proyectó un
nuevo texto constitucional: el proyecto de Constitución de 1929, que no entró en vigor.
Refleja, pero muy a la española, esa tendencia europea hacia gobiernos autoritarios. Este
proyecto constitucional constaba de 11 títulos y 104 artículos.
- Título I trataba de la nación y el Estado. España se organiza en una monarquía
constitucional y un estado unitario. Claramente se recuerda el carácter uniformista,
herencia de la ideología liberal del s. XIX. Se establece la unidad de códigos en materia
civil, penal y mercantil. Establece diferenciación y coordinación de poderes. Establece
la confesionalidad católica del Estado y la libertad de cultos en el ámbito privado.
- El Título II trata de la nacionalidad y ciudadanía.
- El Título III deberes y derechos de los españoles. La novedad de este proyecto es que
incluye derechos de carácter social, familiar y económico. Establece la protección de
la familia, el matrimonio, la maternidad, la infancia y la juventud… Establece la
obligación de la instrucción elemental (primaria) e igualmente la protección de la clase
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proletaria, prohibiendo las jornadas agotadoras, los salarios usurarios, y las
condiciones nocivas de trabajo.
Título IV habla de la monarquía. Del orden de sucesión a la corona y de la regencia.
Reconoce y afirma que es Rey de España don Alfonso XIII y que el orden de sucesión a
la corona será por los principios de primogenitura. Dentro del círculo familiar de
Alfonso XIII, su descendencia y después la línea colateral salvo que estuviera excluida
(carlistas). La mayoría de edad del rey la establece a los 16 años.
Título V trata del Rey y del Consejo del Reino. Al Rey le corresponde el Poder
Legislativo compartido con las Cortes y también la función moderadora entre los
demás poderes del Estado. Para asesorar al rey en estas funciones se encuentra el
Consejo del Reino compuesto por un presidente, un vicepresidente, un secretario
general y vocales. Eran miembros del Consejo del Reino por derecho propio el
heredero de la Corona, los infantes, el primado de Toledo, el capitán general del
ejército de mayor antigüedad, el capitán general de la armada, el presidente del
Consejo de Estado…
Título VI trata de las Cortes. Son unicamerales. El mandato de los diputados dura 5
años. Unos son elegidos por sufragio y otros nombrados por el rey o las corporaciones.
Los elegidos por sufragio (hombres o mujeres) debían ser uno por cada 100.000
habitantes. Son elegidos por sufragio universal directo y debían ser la mitad de los que
componían la cámara. 30 de los diputados debían ser de nombramiento real, el resto
debían ser elegidos por los colegios profesionales o de clases.
Título VII habla del Poder Ejecutivo: lo tiene el Rey con el Consejo de Ministros. Se
ocupa del funcionamiento y composición de éste.
Título VIII habla de la administración y gestión de los servicios públicos. Enseñanza
como servicio público. Reconoce la posibilidad de la autonomía universitaria.
Título IX división administrativa y del régimen local. De las diputaciones y de los
municipios. Reconoce el derecho a mancomunarse a diversos municipios y a diversas
provincias.
Título X habla del Poder Judicial, que reside en los tribunales y jueces.
Título XI de las garantías de la Constitución y de su reforma.
Se conoce como proyecto de constitución de 1929. No hubo tiempo a más porque en
enero de 1930 Primo de Rivera renunciaba al gobierno y Alfonso XIII se ve obligado a
reestablecer la vigencia de la constitución de 1876.
 Constitución de 1931
De 1930-1931 hubo dos gobiernos que se les llamó la dictablanda. La monarquía no
supo sobrevivir. La vieja monarquía liberal había quedado vacía de contenido. En 1931 se
proclama la II República, el 14 de abril. Los partidos monárquicos estaban completamente
desprestigiados. En el año 31 hay unas elecciones generales que ganan los monárquicos pero
en las principales ciudades ganan los republicanos. Alfonso XIII por miedo a morir asesinado
renuncia a su soberanía proclamándose la II República. El texto de 1876 ya no servía, era un
texto monárquico y muy difícilmente adaptable a la situación que querían promover en
España. En el mismo año, se eligen cortes constituyentes para establecer un nuevo texto
constitucional acorde con las nuevas ideas que quieren que triunfen en España. En un principio
se quiere una república moderada pero lo cierto es que pronto la situación se desborda. Uno
de los primeros síntomas que aparecen es el anticlericalismo. A poco tiempo de proclamarse la
república arden los conventos de Madrid. Las Cortes constituyentes establecen un texto
constitucional de 125 artículos, un título preliminar, 9 títulos y dos disposiciones transitorias.
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Título Preliminar establece una definición: España es una república democrática de
trabajadores de toda clase. La soberanía emana del pueblo. Soberanía popular. El
Estado no tiene religión oficial. Afirma que renuncia a la guerra como instrumento de
agresión.
Título I habla de la organización nacional. Dice que el territorio español se divide en
municipios, provincias y regiones. Establece un tipo de administración
descentralizado. De tal manera que los municipios serán autónomos y los
ayuntamientos deben ser elegidos por sufragio universal igual. La novedad de esta
constitución afecta al estado autonómico. La II República tenía dos grandes problemas:
la cuestión social y la organización territorial. Respecto a ésta adopta un punto medio,
ni un estado federal ni un estado unitario. Establece un estado autonómico. Por
primera vez faculta a las regiones a organizarse autónomamente. En este título
establece la forma de cómo se accede al régimen autonómico. En lo que duró la
República se establecieron regímenes autonómicos en Cataluña y en el País Vasco.
También establece las competencias exclusivas del Estado, aquel conjunto de
facultades que solo pueden ser desempeñadas por el poder central y no por los
regímenes autonómicos.
Título II habla de la nacionalidad.
Título III habla de los derechos y de los deberes de los españoles. Establece con toda
claridad la igualdad ante la ley. Todos los españoles son iguales ante la ley y se
prohíbe cualquier discriminación por razón de ideas, creencias, riqueza, filiación,
naturaleza o sexo. Establece que se debe extinguir el presupuesto de culto y clero.
Establece la disolución de las órdenes religiosas que tuvieran un voto de obediencia a
autoridad distinta del Estado (la Compañía de Jesús). Se prohibió a las órdenes
religiosas la industria, el comercio y la enseñanza. Un interés de la república era tener
el monopolio ideológico de la educación. Se establece la libertad de cultos absoluta.
Establece la protección a la familia, matrimonio, infancia y ancianidad. Incluye el
divorcio. Obligación de la instrucción primaria. La riqueza, a pesar de que esté en
manos de particulares, cabe la expropiación por estar sometida a intereses comunes.
Protege el patrimonio artístico e histórico. Declara que es un tesoro de la nación.
Afirma que el trabajo es una obligación social y establece por primera vez la seguridad
social.
Título IV habla de las Cortes. Las Cortes o Congreso de los Diputados, era unicameral.
Afirma que reside la potestad legislativa. Los diputados se deben elegir por sufragio
universal, directo, igual y secreto. Por primera vez en un texto constitucional se
establece que la mujer tiene derecho a votar. El mandato de los diputados era por 4
años. Se establece una diputación permanente de Cortes, organismo que actúa en
tanto las Cortes no están reunidas, y también establece la posibilidad de celebrar
referéndum o consulta popular si lo pide el 15% del cuerpo electoral.
Título V habla de la presidencia de la República. No hay rey y la jefatura del estado la
desempeña el presidente de la república. El Presidente no puede ser militar, ni
eclesiástico, ni miembro de una familia reinante. Su mandato es de 6 años. La elección
corresponde a un colegio electoral formado por el Congreso de los Diputados, y por un
número igual de compromisarios elegidos por sufragio universal, igual, directo y
secreto.
Título VI se dedica al Gobierno. Está constituido por el Presidente del Consejo y los
Ministros. Las funciones del Gobierno son dirigir la política de la nación, presentar los
proyectos de ley, dictar decretos, ejercer la potestad reglamentaria y deliberar sobre
los asuntos de interés público.
Título VII habla de la Justicia. Establece que el Poder Judicial reside en los tribunales y
juzgados y es independiente.
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-
Título VIII habla de la Hacienda Pública. Trata de las contribuciones, sistema fiscal y
presupuesto.
Título IX habla de las garantías y la reforma de la Constitución. Establece un Tribunal
de Garantías Constitucionales. Entre las facultades que tiene es resolver los recursos
de inconstitucionalidad. Establece la posibilidad de reformar la constitución, bien a
iniciativa del gobierno, bien de una cuarta parte del Congreso de los Diputados.
La Constitución de la II República, de 1931, rigió en período de paz hasta 1936 y en
tiempo de guerra hasta 1939. Una vez iniciada la Guerra Civil y establecido el gobierno
nacional en Burgos se comenzó a derogar toda la legislación republicana que fuera contraria a
los principios que iba a inspirar el nuevo sistema político. La Constitución quedó así cancelada
y por lo tanto tuvo una vigencia muy breve.
Leyes Fundamentales del Estado Nacional
Se escogió este rótulo y no Constitución. La constitución venía demasiado asociada al
sistema liberal y este sistema se consideraba fracasado. El liberalismo desde 1833 había
ocasionado un sinfín de desgracias y enfrentamientos civiles y por lo tanto la palabra
constitución no tenía buena fama. Se elige el nombre de Leyes Fundamentales, que era el
léxico tradicional, muy querido por los carlistas que habían intervenido decisivamente en la
victoria de Franco. El constitucionalismo en esta época no se ciñe a un texto únicamente, sino
a siete. Siete leyes fundamentales que se promulgan entre 1938 y 1967. No cabía el
precedente a seguir de la constitución republicana ni de las liberales, porque una era socialista
y las otras estaban asociadas al orden burgués.
La victoria de Franco no se parecía en casi nada a la España anterior. Se debió a una
contribución muy variopinta, de muy diversos sectores. Una parte del ejército, la Iglesia, el
carlismo con los requetés, los monárquicos, los regeneracionistas, los primorriveristas. En
principio no se restauró la monarquía. Alfonso XIII estaba en el exilio. No se restauró porque
una idea de Franco era no volver al orden liberal burgués y quiso arreglar la cuestión social
basada ni en el liberalismo ni en el socialismo, sino en el corporativismo. Estamos en una
época en la que en Europa esta el fascismo, el nazismo y el comunismo, regímenes totalitarios.
También el régimen tiene la tentación de convertirse en un régimen totalitario. No fue así, se
convirtió en un régimen autoritario, no democrático pero no totalitario. La vuelta atrás
respecto a las relaciones entre el obrero y el patrono no estaba entre los ideales de este nuevo
sistema y quiso solucionar este problema que había sido endémico en España desde 1833.
- Fuero del Trabajo de 1938. Ya el mismo nombre hace relación al derecho tradicional.
Tiene inspiración en la carta del trabajo italiana de 1927. Establece una serie de
medidas protectoras del trabajador, tanto respecto a su jornada laboral como a sus
retribuciones. En este texto constitucional tan favorable al proletariado tuvo
importancia un partido pequeño, era la Falange Española, fundada por un hijo de
Primo de Rivera. Su perfil más importante era proteger a las clases trabajadoras.
- Ley Fundamental de Cortes, de 1942. Por ella se crean las Cortes como un límite que
tiene la Jefatura del Estado. Pero las Cortes de la época de Franco no se eligen por
sufragio universal, que era detestado, sino que se eligen de forma corporativa, por
tercios: representan a la familia, al municipio y al sindicato. El sindicato no es de clases,
sino interclasista, que agrupa a obreros y patronos.
- El Fuero de los Españoles, se vuelve a utilizar ese léxico tradicional, de 1945. Es una
tabla de derechos y deberes de los españoles. En este año se termina la IIGM y España
queda en una posición crítica porque las potencias derrotadas le habían ayudado a
Franco en la guerra. De tal manera que el régimen quiere ofrecer una imagen abierta,
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-
-
-
sobre todo cuando el comunismo soviético se había constituido en una gran potencia
vencedora, había dominado la Europa oriental con las democracias populares, y quería
que en España se acabara con el régimen de Franco.
La Ley de Referéndum Nacional también de 1945, establece el procedimiento de
referéndum para asuntos políticos importantes.
Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado del año 1947. España hasta entonces era un
sistema político peculiar basado en la victoria de Franco durante la Guerra Civil. Era un
sistema de caudillaje y carismático. Sin embargo en aquellos años subsiguientes a la
IIGM había que dotar al régimen de continuidad porque el caudillo es mortal. Por eso
se establece en 1947 esta ley. Por primera vez se establece que España es un reino,
pero un reino sin rey porque la Jefatura del Estado está ocupada por Franco y es él el
que debe designar su sucesor a título de Rey. Le da una serie de requisitos: católico,
mayor de 30 años, español… Pero dentro de esos límites podía escoger a quien
quisiera. Había diversos candidatos: estaba el rey carlista en el exilio, don Javier de
Borbón, el hijo de Alfonso XIII, el infante Don Juan de Borbón, incluso se pensó en un
príncipe de la Casa de Austria. Franco, que era militar, tenía una formación liberal y
muy vinculada personalmente a la dinastía liberal de Alfonso XIII. Años adelante
Franco eligió su sucesor y lo eligió dentro de la dinastía liberal. No eligió a Don Juan, de
personalidad cambiante y escasa personalidad política, sino que eligió a su hijo, a Don
Juan Carlos y lo trajo a España para educarlo. Don Juan Carlos vino a España, juró las
Leyes Fundamentales de Franco y al morir éste le sucedió en la Jefatura del Estado. En
esta ley de sucesión se crea también el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia.
Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958. Es posiblemente la ley
fundamental más importante del franquismo. Establece los principios rectores de la
política y la sociedad.
Ley Orgánica del Estado de 1967. Enumera los fines del Estado, establece los poderes
del Jefe del Estado y su responsabilidad política.
Estas son las 7 leyes fundamentales equivalentes a los textos fundamentales de otra
época. Se establece la confesionalidad católica, la tolerancia de cultos. Es un estado unitario y
centralista. Se le llama democracia orgánica, porque la cámara de representación no es
elegida por sufragio universal, sino por sufragio corporativo. Las Cortes tienen una única
cámara y en el orden socioeconómico se le puede definir como estado corporativo para
superar el socialismo y el liberalismo. En 1975 muere Franco e inmediatamente se cumplen
todos los requisitos de las Leyes Fundamentales. Le sucede como había nombrado Franco el
príncipe de España, con el título de Juan Carlos I.
Se quiso transformar el régimen de Franco en un régimen democrático. Se hizo
estableciendo otra ley fundamental, la Ley de la Reforma Política de 1976. Se fue de un estado
autoritario a un estado democrático por la evolución de las Leyes Fundamentales. Esta ley, que
fue aprobada en referéndum, estableció unas Cortes elegidas en sufragio universal que serían
las que posibilitarían el establecimiento de la constitución democrática de 1978 que derogó las
leyes fundamentales. Mediante este mecanismo tenemos el texto constitucional actual.
5. LAS LEYES POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS
Al cancelarse los textos fundamentales sobre los que se regía el Antiguo Régimen y
establecerse unos nuevos textos constitucionales que inspiraban todo el ordenamiento, es
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natural que de ahí todas las leyes de carácter político y administrativo modificaran
sustancialmente el ordenamiento español. Así, aparece en numerosas normas muy cambiantes
en materias de organización de las Cortes, el Gobierno, la Administración local o central. Se
prescinde del sistema político anterior y estas leyes dependen de la ideología dominante.
La primacía de la ley es clara y la costumbre queda relegada a algunos aspectos de
ámbito local de escasa importancia. Evidentemente el modelo es revolucionario y se acude a la
literatura jurídica extranjera. Es un modelo centralista donde el gobierno de Madrid tiene
primacía sobre la administración provincial y local. Se divide España en provincias y en cada
una se pone como órgano gestor a una diputación pero sin autonomía. Se establece también
un régimen municipal de corte liberal y como se suprime el régimen señorial, los antiguos
señoríos quedan convertidos en municipios. Se establece una Ley de Aguas, nueva legislación
minera, una ley de expropiación forzosa, y se van desarrollando los principios constitucionales
muchas veces de forma cambiante y desordenada. Cada constitución tiene una ley electoral
que regula el ejercicio del sufragio y hay diversas leyes sobre la imprenta, el orden público, el
derecho de asociación y de reunión... Todo esto es una legislación compleja.
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LECCIÓN 19:
LA ESPAÑA DEL ESTADO CONSTITUCIONAL.
LAS FUENTES DEL DERECHO ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO (II)
1. La organización judicial y el procedimiento
2. La codificación penal
3. La codificación mercantil
4. La codificación civil
5. Los derechos forales
1. LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL Y EL PROCEDIMIENTO
En el Antiguo Régimen existía una planta judicial a cuya cabeza estaba el consejo real o
Consejo de Castilla, que funcionaba como tribunal. Por debajo de él estaban las chancillerías y
audiencias. Tanto los jueces del Consejo Real como los miembros de las chancillerías y
audiencias eran letrados, juristas. Por debajo, estaban los jueces locales, a veces llamados
alcaldes. Estos no eran letrados. Todo esto necesitaba un orden para que la Justicia fuera
técnica, y el liberalismo establece una nueva planta judicial de jueces técnicos, letrados, salvo
escasas excepciones. Todas las constituciones liberales establecen como uno de los poderes
del Estado el Poder Judicial y sería desarrollado por leyes especiales. Las leyes especiales sobre
el poder judicial son de 1812, 1834, 1835, 1844 y 1870. Estas leyes tienden a ordenar y a
unificar la administración judicial. Acogen las nuevas ideas del código de procedimiento civil
francés y de los códigos italianos y alemanes. Hasta el s. XIX había numerosas jurisdicciones en
España. Existía la jurisdicción ordinaria, pero a su lado la eclesiástica, militar, mercantil… En el
s. XIX se tiende a unificar el fuero jurisdiccional. Tanto en el ámbito del procedimiento civil
como en el penal se establecen nuevas normas.
Procedimiento civil
En 1853, sobre esta materia, se estableció la Instrucción de Procedimiento Civil del
Marqués de Gerona, pero fue derogada al año siguiente. Entonces, en 1855, se promulga la
primera Ley de Enjuiciamiento Civil, que en 1865 se adapta a las Antillas (Cuba y Puerto Rico).
En 1873 se redacta un proyecto de nueva ley de enjuiciamiento civil pero este proyecto nunca
llega a ser norma vigente. La nueva ley de enjuiciamiento civil se promulga oficialmente en
1881. Se adapta a Cuba y a Puerto Rico en 1885 y en 1888 se adapta a Filipinas.
Procedimiento penal
Durante el bienio liberal hay un proyecto de enjuiciamiento criminal pero no llega a
aprobarse 1821. La primera se promulga en 1872. En 1879 se la sustituye por una compilación
de disposiciones vigentes en esta materia, pero esto no resulta satisfactorio y poco después,
en 1882 se establece una nueva ley de enjuiciamiento penal basada en la de 1872 y se adapta
a las provincias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Tanto en los aspectos judiciales
como procesales prima el derecho escrito sobre la costumbre. La costumbre queda reducida a
los llamados usus fori (usos del foro) que se refieren al trámite judicial.
2. LA CODIFICACIÓN DEL DERECHO PENAL
La reforma o revisión del Derecho Penal se había planteado ya en el s. XVIII con la
Ilustración. Se juzgaba que el derecho penal del Antiguo Régimen estaba muy desordenado y
era excesivamente duro. De todas maneras, notables juristas españoles, consideraban que el
derecho penal español, dentro de los derechos penales europeos, era el más benigno. El
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derecho penal en España era desordenado, arbitrario… pero para lo que era los tiempos,
bastante suave. No obstante el reformismo ilustrado europeo planteó su revisión. Pedían un
cambio y una humanización del derecho penal Montesquieu, Beccaria, Howard. Estos autores
y muchos más, hablaban de esa revisión necesaria del derecho penal. Incluso en una época en
que había disminuido su ferocidad. En España tratan de estas materias Lardizábal, Meléndez
Valdés, Jovellanos, Sempere, Foronda y Forner. En realidad el Derecho Penal fue uno de los
primeros que se codificó y no hubo resistencia. Mientras el derecho civil tardaría muchos años,
el Derecho penal pronto en España iba a tener un código.
En la corona de Aragón, merced a los Decretos de Nueva Planta, había desaparecido el
derecho penal propio. En las Cortes de Cádiz se pidió unas leyes más liberales y benéficas en el
ámbito penal. La Constitución establece que habrá de existir un solo Código Penal para toda la
monarquía. También establece que no se impondrá la pena de confiscación de bienes. Las
penas son personales, se deben aplicar al delincuente. Se reduce las penas arbitrarias. Sin
embargo, en la Constitución del 12 no existe una declaración sobre la necesidad de la legalidad
previa en materia penal. Lo poco que duró la vigencia de la Constitución, hizo que no hubiera
tiempo para establecer un Código Penal. Desparece el sistema constitucional y se reestablecen
las leyes penales del Antiguo Régimen. Sin embargo, el hecho de que el código penal no viene
asociado al liberalismo, lo muestra en 1819 reinando de forma absoluta Fernando VII, encargó
al Consejo Real un Código Penal, en que se prohibiera la confiscación absoluta de bienes y se
redujera el arbitrio judicial. Pero este proyecto de Fernando VII no tuvo lugar porque al año
siguiente estalló la revolución.
Reunidas de nuevo las cortes liberales y encargan a una comisión la redacción del
Código. Esta comisión estaba formada por Calatrava, Martínez Marina y Flórez Estrada. La
comisión redactó un código penal que se aprobó en las Cortes en 1821. Se promulgó en 1822 y
se derogó en 1823. Este Código Penal de 1822, el primero que rige en España, se basaba en la
legislación napoleónica, concretamente en el Código Penal de Napoleón de 1810 y también en
legislación española como el Fuero Juzgo y las Partidas. Consta de un título preliminar y dos
partes. La primera parte habla de los delitos contra la sociedad y la segunda parte de los
delitos contra los particulares. Tiene influencia extranjera: Beccaria, Filangieri o Bentham.
Como en 1823 se derogó, volvieron a regir los preceptos del Antiguo Régimen, contenidos en
la 7ª partida y en el libro 12 de la Novísima Recopilación.
Restablecido el poder absoluto de Fernando VII se vuelve a insistir en la redacción de
un nuevo Código Penal, incluso se nombró una junta para ello y tanto la junta como Sainz de
Andino redactaron sendos proyectos de código penal. Pero ninguno de estos proyectos de
código penal llegó a promulgarse. En 1833 muere Fernando VII y durante el reinado de Isabel II
hay nuevo interés en redactar un código penal. En 1834 una junta redactó un texto que nunca
pasó de proyecto. En 1836 se nombró una comisión para revisar el código penal de 1822. Esta
junta, en vez de revisarlo, hizo uno nuevo y lo mando al Gobierno en 1839. Pero tampoco pasó
de proyecto.
Se creó por entonces un organismo que era la Comisión General de Codificación, que
aceleró la redacción de los códigos. En materia penal, en esta comisión, se redactó un nuevo
código penal. El redactor principal es Seijas Lozano. Se presentó al gobierno en 1845.
Aprobado por las Cortes entro en vigor en 1848. Este es el segundo código penal vigente en
España. Es un código de gran calidad y recibió la influencia de otros textos penales. Se le
considera un código duro y severo. Impone la pena capital en muchos casos. También es
severo en materia de delitos políticos y religiosos. Algunos autores afirman que es un código
para defender el orden establecido. En el mismo año, como ya sabemos, estalla la revolución
en París. Tiene repercusiones hasta en España, que es muy leve, pero en cualquier caso aquí la
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sofoca el general Narváez. Por eso, ante los hechos revolucionarios, en 1850 se endureció el
Código Penal. La reforma de 1850 castigó con más severidad los delitos de conspiración y
composición para delinquir. No obstante esta reforma no fue bien recibida.
En 1868 estalla la revolución que destrona a Isabel II y en 1869 se promulga un nuevo
texto constitucional. Esto exigía unas reformas en el código penal. Se creó el Código Penal de
1870. Fue obra de las Cortes constituyentes. Las variaciones con respecto al anterior son
importantes, incluye por ejemplo los delitos cometidos por medio de la imprenta. Es un Código
menos duro, fruto del humanitarismo penal. Dulcifica las penas, es de criterios individualistas,
en el sentido que protege los derechos individuales, individualiza la pena. Es muy legalista, en
el sentido que ningún crimen ni ninguna pena debe calificarse o imponerse sin una ley previa.
Consecuencia de este legalismo impone un escaso margen al arbitrio judicial, es decir, a la
discrecionalidad de los jueces. Con todo este código pervivió al sexenio revolucionario y siguió
vigente cuando se restauró la monarquía liberal en Alfonso XII. Hubo intentos de reforma, en
1894.
En 1923 se produce el golpe militar de Primo de Rivera y su posterior dictadura. Este
nuevo sistema político trajo un nuevo Código Penal, el de 1928. Es un código severo,
autoritario, con algunos defectos técnicos que no gustó en ámbitos forenses. Sin embargo,
también tenía cualidades que serían aprovechadas después por el Código Penal de la II
República. En 1930, caída la dictadura, el Colegio de Abogados pidió que se derogara este
código. Al ser proclamada la II República el 14 de abril de 1931, una de las primeras medidas
fue derogar el Código de 1928, y volver a regir el Código de 1870. No obstante, el de 1870 no
era adaptable a la situación de la República. Entonces, inmediatamente se comenzó a
reformarlo y dio lugar a un nuevo texto vigente, el Código Penal de 1932. Impuso una serie de
reformas necesarias. Unas de ellas impuestas por la Constitución de 1931, corrigió errores
técnicos, suprimió la pena de muerte. En 1936 estalla la Guerra civil, y como era natural, en
período de guerra primaron leyes excepcionales. También durante la posguerra rigió una
legislación penal excepcional. En 1944 se reformó y refundió el texto penal de 1932. En 1963
tuvo una nueva reforma y otra en 1973.
3. LA CODIFICACIÓN MERCANTIL
El derecho español había dado textos importantísimos al derecho mercantil no solo
nuestro sino también europeo (El Libro del Consulado de Mar). En el s. XVIII se promulgaron las
célebres Ordenanzas de Bilbao. Sin embargo, las circunstancias del s. XIX eran tan distintas en
esta materia que se exigía una nueva reglamentación en esta materia. La superación del
Antiguo Régimen hacía necesaria una legislación mercantil distinta. Así, en el artículo 258 de la
Constitución de Cádiz se exigía un solo Código de Comercio para todos. Con lo que la andadura
de la codificación mercantil empezó pronto y no fue obra exclusivamente de los períodos
liberales, sino también de los períodos absolutistas.
Hasta el s. XVIII el derecho mercantil había sido marcadamente subjetivo, era un
derecho provisional. En ese siglo tiende a objetivarse, no es tanto el derecho de los
comerciantes como el derecho de los actos de comercio. El Código Mercantil francés de 1807
estaba basado en esta nueva concepción. Ya a finales del XVIII, Jovellanos pedía un texto
mercantil renovado y Campomanes también veía la necesidad de establecer una ordenanza
general de los juicios de comercio. La Constitución de 1812 imponía un código mercantil, pero
la escasa vigencia del texto no permitió hacerlo. En 1814, restaurado el poder de Fernando VII,
se pidió un texto de comercio, en 1815 lo pidió el Consejo de Indias. Por lo tanto, tanto unos
150
como otros, absolutistas como revolucionarios querían un Código Mercantil y esto hizo que el
primer código mercantil en España apareciera relativamente pronto. De hecho el primer
código mercantil español no es fruto del sistema liberal, sino del sistema absolutista.
En 1827 el célebre jurista Pedro Sainz de Andino se ofreció al Rey Don Fernando VII
para redactar un Código Mercantil. Al año siguiente, el Rey, nombró una comisión para
redactarlo, y el secretario de esa comisión era Sainz de Andino. La comisión redactó un texto
de Código Mercantil, y sus secretarios redactaron otro que los enviaron al Rey. El Rey escogió
el hecho por Sainz de Andino y lo promulgó como texto vigente en 1829. Este es el primer
texto codicial en materia mercantil. La voluntad de este texto es uniformar la legislación
mercantil. Este primer Código de Comercio de 1829 tiene una buena calidad técnica, parte del
concepto de los actos de comercio, es respetuoso con la autonomía de la voluntad. Tiene
diversas fuentes de inspiración, se inspira en la legislación castellana, en las ordenanzas de
Bilbao y en el Código de Comercio francés de 1807 y en su comentarista, Pardessus. Este texto
estableció unos tribunales mercantiles especiales. Al año siguiente, en 1830, se promulgó una
ley de enjuiciamiento mercantil. De tal manera, que durante bastantes años, en el s. XIX,
existió una jurisdicción mercantil especial que fue suprimida en 1868.
El texto de 1829, por los cambios que se fueron produciendo en los años sucesivos, se
volvió viejo y obsoleto. Se discutía cuál era la relación entre el derecho civil y el derecho
mercantil, con la peculiaridad de que el derecho mercantil ya tenía un código y el civil tardaría
muchos años en disponer de él. Unos juristas defendían la separación y distinción entre ambos
derechos. Decían que el derecho mercantil era más ágil. Otros autores afirmaban la unidad
entre ambos derechos, el mercantil y el civil. En realidad decían que el derecho mercantil se
debía reducir a unas normas excepcionales. En España no siguió este último criterio. Por eso, el
Código de Comercio, tuvo que tratar cosas más propias de un código civil que mercantil. Así,
disposiciones preliminares sobre la formación de las obligaciones de comercio. También
ocurrió que el Código Mercantil era insuficiente en diversas materias y por eso se tuvo que
acudir a las partidas o a la literatura jurídica del Derecho Común. Todo esto hizo que los límites
entre lo mercantil y lo civil no fueran todo lo claros que serían de desear.
El Código de 1829 pronto quedó sobrepasado por la realidad. Durante el reinado de
Isabel II se produjo en España un incipiente capitalismo. Por eso, aunque se intentó con
posterioridad un nuevo texto de Código de Comercio, no se hizo, y entonces hubo que acudir a
leyes especiales para que se ocuparan de aquellas instituciones necesarias, y una de estas
instituciones eran las bolsas de comercio, los mercados bursátiles. Ya en el Antiguo Régimen
existían lonjas o casas de contratación. Pero evidentemente esto era insuficiente en el s. XIX y
por eso, por Real Decreto de 10 de septiembre de 1831, el Rey Fernando VII creó la Bolsa de
Madrid. La diferencia es que en la Bolsa se realizaban también operaciones sobre valores o
efectos públicos. La Bolsa de Madrid se creó bajo la inspección y vigilancia de la autoridad, es
decir, bajo dependencia clara del Gobierno, pero por Decreto de 12 de enero de 1869 se
declaró libre la creación de Bolsas de Comercio. La libertad de creación de Bolsas de Comercio
fue suprimida en 1874-1875, y se restableció otra vez en el Código de Comercio de 1885.
También son importantes las leyes especiales en materia de banca. El 3 de septiembre de 1829
se creó el Banco de San Fernando. En 1856 se llamó Banco de España. La ley establecía que
para la creación de bancos debía haber una autorización gubernativa, pero esto se suprimió y
se estableció la libertad de creación de bancos en 1869. En 1875 se aprobaron los Estatutos
del Banco de España.
Otro aspecto del Derecho Mercantil que fue abordado por las leyes especiales fue la
materia de las sociedades mercantiles. El Código de Comercio de 1829 establecía que para la
creación de sociedades mercantiles debía haber una aprobación del Tribunal de Comercio en
151
el que se establecieran. En 1847 esta inspección o vigilancia sobre las sociedades mercantiles
se trasladó al Gobierno. Del año 1848 es la Ley de Sociedades Anónimas. Sobre esta materia
hay otras normas de 1868 y 1869. Con posterioridad al amparo de la libertad relativa a la
creación de sociedades anónimas, estas instituciones crecieron profusamente en España. Con
estas leyes sobre la bolsa, la banca y las sociedades anónimas fue creciendo una economía de
tipo capitalista en España y permitió algún desarrollo a nuestra economía muy maltrecha por
diversas circunstancias.
El siguiente texto es de 1885. Pero entre 1829 y 1885 hubo numerosos proyectos. Ya
en 1834 se nombró una comisión para reformar el Código de 1829. Después se redactó un
proyecto de Código de 1837. Nombrada una nueva comisión se redactó un nuevo texto para
adaptar el Código de Comercio a la Constitución de 1837. Este texto es el llamado Proyecto de
Código de Comercio de 1838. Una vez redactado se mandó a diversos organismos. En estas
consultas terminó el proyecto sin que nunca llegara a ser ley positiva. Poco después, una
nueva comisión redactó un proyecto de ley provisional para la reforma de varios artículos del
Código de Comercio. Tampoco pasó más allá del proyecto. En 1855 se nombró una nueva
comisión para la reforma del Código de Comercio y la Ley de Enjuiciamiento Mercantil de
1830. De esta comisión salió un proyecto de Código de Comercio de 1858. En realidad lo que
se presentó solo era una parte, el Libro I, pero tampoco pasó de proyecto. Por lo tanto,
durante el reinado de Isabel II, pese a los cambios económicos y a los deseos de establecer un
nuevo texto mercantil, este nunca se llegó a hacer.
El nuevo texto empezó a hacerse a raíz de la revolución de 1868. La andadura para el
segundo texto codicial mercantil comienza con el decreto de 20 de septiembre de 1869, el
mismo mes de la revolución que destronó a Isabel II. Este decreto del 69 está inspirado en un
liberalismo económico radical: las ideas económicas que propulsaban los revolucionarios. Por
el citado decreto se resolvió la comisión que se había nombrado para el Código de Comercio
de 1855. Estableció que con toda urgencia se nombrara una nueva comisión que estableciera
un nuevo texto del Código de Comercio y otro de la Ley de Enjuiciamiento Mercantil. El mismo
decreto establece los principios que deben presidir la nueva regulación en materia de
comercio: libertad absoluta y supresión de todo tipo de monopolio, privilegio o exclusión. Se
nombró una nueva comisión, la presidió Pedro Gómez de la Serna y fueron miembros de ella
Manuel Alonso Martínez y Laureano Figuerola, ambos fueron ministros. La comisión redactó
un proyecto que envió al Gobierno en 1875 (ya había pasado el período revolucionario). En
1880 se dispone que se nombre otra comisión. Esta comisión fue nombrada al año siguiente.
La presidía un vocal, Don Manuel Alonso Martínez, entre otros también estaban, Laureano
Figuerola, Manuel Colmeiro, Benito Gutiérrez. Se revisó el texto de 1875 y en 1882 se remitió
a las Cortes. Fue debatido en ambas cámaras y fue promulgado y publicado el 22 de agosto de
1885 para entrar en vigor el 1 de enero de 1886.
El Código de Comercio de 1885 tenía la misma estructura que el de 1829. Sin embargo,
hay algunas materias que no están incluidas, como las de la jurisdicción mercantil. Hay alguna
materia que sigue vigente: los aspectos procesales de la quiebra de comerciantes. El Código de
Comercio tiene una exposición de motivos, y en ella habla de la fidelidad que el código tiene al
decreto de 1869. En esta exposición de motivos habla de la relación que debe guardar el
Derecho Civil y Mercantil. Para esta exposición de motivos, el Mercantil no debe quedar
reducido a un estrecho círculo, no debe ser concebido como una rama del Derecho Civil, sino
como un derecho propio e independiente. El Código Mercantil de 1885 está vigente hasta
nuestros días. Sin embargo hoy ya estas materias funcionan de otra manera, y necesitó con
posterioridad muchas leyes que lo modificaran.
152
4. LA CODIFICACIÓN CIVIL
Es la más interesante de todas las codificaciones. La que tuvo mayores inconvenientes
y mayores obstáculos que solventar, porque si los tradicionalistas y los fueristas, en otras
materias, no se opusieron a la codificación, en esta materia sí. De tal manera que el primer
Código Civil español es de finales del s. XIX, 1889. A pesar de la revolución, el liberalismo y
constitucionalismo, durante todo el s. XIX se siguió utilizando el Derecho Civil del Antiguo
Régimen.
La oposición a una codificación civil era evidente porque Cataluña, Aragón, Mallorca,
Navarra, las Vascongadas, y en alguna medida Galicia y Asturias, tenían un Derecho Civil
distinto al de Castilla. De tal manera que el liberalismo imponía un uniformismo de todos los
españoles ante la ley. España no era una unión de territorios, sino de individuos. Todos los
individuos eran iguales y por lo tanto debían regularse por unas mismas normas. Esto era por
lo tanto incompatible con aquella pluriformidad del Antiguo Régimen. Pero para el fuerismo se
debían conservar las peculiaridades regionales, puesto que España no se construía de cero,
sino que tenía una tradición. Coincidió también con ciertas doctrinas románticas, que hablaban
de las tradiciones populares, de la idiosincrasia particular de los pueblos y también contribuyó
a frenar la codificación.
El primer liberalismo expresado en las Cortes de Cádiz, ya ordenaba en el propio texto
constitucional que se estableciera un Código Civil para toda la monarquía. Como ocurrió en
otros casos, este mandato constitucional no tuvo un efecto inmediato. Dos años después se
abolía la Constitución y toda su obra. De tal manera que cuando fue restablecido Fernando VII
en sus poderes absolutos, no se habló de codificar el Derecho Civil, triunfaron las tesis
fueristas. Francia ya había promulgado un Código Civil en 1804. Este Código Civil de Napoleón
era el modelo que se seguía en los países europeos.
En 1820 se restableció la vigencia del texto constitucional del 12 y entonces se tomó
en serio la codificación del Derecho Civil, y de ello salió el proyecto de Código Civil de 1821.
Este proyecto de Código Civil de 1821 no fue obra de juristas, sino del propio parlamento.
Tenía una concepción amplia del Derecho Civil: se incluía no sólo derecho privado, sino
derecho procesal civil y derecho administrativo. Como es natural, en el seno de las Cortes se
nombró una comisión (Cano, Hinojosa, Cuesta, San Miguel, Navarro y Garelly). Este proyecto
recibió influencias diversas, tanto extranjeras como propiamente españolas. Entre las
españolas está la influencia de las partidas y de la Novísima Recopilación, donde se contenía el
Derecho Civil vigente. La influencia extranjera vino del Código de Napoleón de 1804, por los
Códigos que ya habían establecido en Prusia y Austria, y por la obra doctrinal de Jeremías
Bentham. Este proyecto de Código Civil no alcanzó a todo, solo se redactó en parte, sólo 476
artículos. Sus características son primacía de la ley sobre la costumbre y antiforalismo. Es un
texto típicamente liberal. No llegó a ser ley vigente.
En el último período absolutista, el Rey Fernando VII, en 1833 encargó a Manuel María
Cambronero el proyecto de un Código Civil. Murió Fernando VII y al año siguiente murió
Cambronero sin acabar el proyecto. Por eso, en este mismo año, se nombró una comisión para
terminar el proyecto de Código Civil que estaba compuesta por Eugenio Tapia, Tomas
Vizmanos, y Jose Ayuso. Esta comisión en 1836 presentó un proyecto de Código Civil a las
Cortes. Estaba compuesto por un Título Preliminar y cuatro Libros. Como estábamos en plena
guerra civil, la IGC, no pasó de proyecto. En 1839, cuando estaba terminando la Guerra
Carlista, se nombró otra comisión y tenía que acabar y revisar el proyecto anterior. De lo que
hizo esta comisión y del resultado no se sabe gran cosa y por tanto hay que pensar que quedó
153
en nada. En 1841 existía otra comisión específica para la redacción del Código Civil que era
presidida por un político de la época, Gómez Becerra. Lo que hizo esta comisión también se
ignora. En 1843 se publicó en Madrid una obra privada, que era un proyecto de Código Civil
hecho por un jurista José María Fernández de la Hoz. No pasó de proyecto y se caracteriza por
salvaguardar la tradición jurídica española, especialmente la castellana.
En 1843 se creó una institución, la Comisión General de Codificación. Esta institución
impulsó la labor de redactar códigos y era una comisión que dependía del Gobierno, por eso
estaba compuesta de juristas y no políticos. En el seno de esta comisión se redactaron algunos
proyectos. Se conocen tres: uno de 1844, otro de 1845 y otro de 1849. Pero ninguno de estos
proyectos fue promulgado. En la comisión había una sección que se dedicaba al Código Civil.
En 1846 esta comisión estaba presidida por Bravo Murillo. Esta comisión cambió varias veces
de componentes y en 1851 cuando presentó un proyecto de Código Civil estaba compuesto
por Bravo Murillo, García Goyena, Luzuriaga y Sánchez Puig. El principal redactor del proyecto
fue Florencio García Goyena, que publicó unos comentarios a este proyecto. Se le conoce
como Proyecto de 1851, compuesto por un Título Preliminar y tres Libros. El Título Preliminar
trata de las leyes y su aplicación en el orden general. El Libro I de las personas. El Libro II de
los bienes y de la propiedad. El Libro III de los modos de adquirir la propiedad. Constaba de
1992 artículos. Sin embargo este proyecto llegó a ser ley vigente. Es un proyecto muy
extranjerizante, que se basa en el Código Civil francés de 1804, en autores extranjeros como
Portalis y Bigot de Preameneu. También se basa en el derecho prusiano en materia hipotecaria
e igualmente en el derecho prusiano en materia fiscal. Respecto a la propiedad es sumamente
liberal e individualista. Asume la idea liberal de que la Iglesia, los cabildos, los ayuntamientos y
en general todas las corporaciones y asociaciones no pueden poseer bienes inmuebles y para
poseer bienes muebles necesitan una autorización del Gobierno. Tenía un grave
inconveniente: en el mismo año de 1851, se ponía paz a las relaciones entre la Iglesia y el
Estado mediante un concordato. Este proyecto también se ocupaba del matrimonio. Solo
habla de matrimonio canónico porque no había personas en España que no fueran católicas, y
además era indisoluble, no había divorcio. De todas maneras, cuando en el s. XIX se habla de
divorcio no se refiere al divorcio actual, sino a la separación y nulidad. No pasó de proyecto
porque los más conservadores y la Iglesia se opusieron, y porque era un proyecto unificador y
tenía la oposición de los fueristas. El Gobierno recibió el proyecto de Código Civil y por Real
Orden de 1851 estableció que se iban a elevar una serie de consultas antes de proceder a su
promulgación. Esta real orden reconocía que la existencia de derechos distintos al castellano
impedía un camino fácil a la codificación del Derecho Civil. El proyecto no pudo subsistir y el
Gobierno se dio cuenta que no podía imponerlo a una sociedad mayoritariamente tradicional y
católica que lo rechazaba.
Hacer un cuerpo de Derecho Civil era casi imposible a mediados del s. XIX, y por eso, al
no poder establecer un cuerpo general, se van publicando leyes de algunos aspectos que no
tienen tanto problema.
- En 1861 se promulga la Ley Hipotecaria, y con eso se crea el Registro de la Propiedad
(heredero de la contaduría de hipotecas del Antiguo Régimen). Esto se hizo para
asegurar la propiedad a los compradores de bienes eclesiásticos.
- La Ley de Matrimonio Civil de 1870, que establecía por primera vez en España un
matrimonio contraído ante las autoridades del Estado. Establecía el matrimonio
indisoluble y otorgaba efectos civiles sólo al matrimonio contraído civilmente.
Quedaba sin efectos civiles el matrimonio canónico. Es una ley que causó escándalo.
En 1875 fue derogada y se estableció un doble matrimonio.
- La Ley de Notariado de 1862, que hizo desparecer las viejas escribanías y se crean las
actuales notarías y se tecnifica el oficio al pedirse letrados para su ejercicio.
154
-
La Ley de Registro Civil de 1870. Se crean los registros civiles donde se deben asentar
los nacimientos, el matrimonio y la muerte de las personas. Hasta entonces solo
existían los registros parroquiales.
Después del fracaso de 1851 se recurrieron a las leyes especiales y se paralizaron los
trabajos de codificación de materia civil. También los particulares frenaron su ímpetu y su
actividad por un proyecto de Código Civil. Hay obras doctrinales de Sánchez Molina y Navarro
Amandi, pero de escasa importancia.
En los años sucesivos se planteó la cuestión foral. Se plantearon diversas posturas.
Una postura era unificadora. Pretendía un Código Civil unitario para toda la nación. Sin
embargo quería introducir en él las diferentes tradiciones jurídicas que había en España. Otra
postura era defendida por los juristas catalanes y en realidad era anticodificadora, decía que
no siempre la codificación es necesaria, y en caso de España no hacía falta. Una tercera
postura hablaba de las siguientes tradiciones jurídicas de derecho civil: Castilla, Aragón,
Navarra, Cataluña y Vizcaya. De estas 5 tradiciones jurídicas se debían formar 5 códigos. Estos
códigos establecerían por escrito con claridad el Derecho Civil propio de estas líneas
tradicionales. En un momento posterior, sobre esos 5 códigos, establecer otro código, que
sería general para toda España, y que recogiera los diferentes sistemas. De todas estas
discusiones salió como consecuencia mayoritaria respetar las tradiciones forales civiles. Así,
tanto la Constitución de 1869 como la del 76, establecían la unidad de Código Civil para todos
los españoles, pero sin perjuicio de las variedades que determinen las leyes.
Al surgir el nacionalismo, los derechos forales tendrán nuevos defensores. El 2 de
febrero de 1880, un decreto del Ministerio de Justicia de Álvarez Bugallal, establecía la
conveniencia de conservar los derechos civiles forales en aquellas instituciones dignas de
conservar. La postura del Gobierno no era conservar el derecho civil foral al completo. Por eso,
se consideró que en la comisión de codificación hubiera un jurista representante de estos
derechos forales. Por Cataluña fue nombrado Manuel Durán y Bas, por Aragón Luis Franco
López, por Navarra Antonio Morales Gómez, por Galicia Rafael López de Lago, por las
provincias Vascongadas Manuel Lecanda Mendieta y por Baleares Pedro Ripoll Palou. Estos
juristas eran los que tenían que redactar una memoria con las instituciones dignas de
conservarse de su región. De todas estas memorias se deduce que sólo en Aragón y Cataluña
se daba la circunstancia de que debía conservarse todo el sistema civil propio.
La técnica usual de estos códigos era que el Gobierno presentara el proyecto a las
Cortes y que estas discutían el proyecto. Esto tenía un inconveniente, y es que los debates en
las Cortes sobre un texto legal tan largo eran muy largos. Era uno de los motivos por los que el
Código Civil se retrasaba tanto. Entonces se proyectó otra táctica, que fue obra de un ilustre
político, Manuel Alonso Martínez. En 1881, siendo Ministro de Justicia, estableció otro
método, el de la Ley de Bases. Es decir, presentar una ley donde estuviera el plan del futuro
Código Civil a las Cortes. Esta Ley de Bases establecía que el futuro Código Civil tomara como
base el proyecto de 1851. Se conservaría el Derecho Civil foral en aquellas materias dignas de
conservarse. También afirmaba que se conservarían aquellas otras instituciones forales con
carácter general. Es decir, que alguna de estas instituciones se debía generalizar para todos los
españoles. Se hablaba de generalizar el derecho civil español. Establecía que el futuro Código
Civil era supletorio en los territorios forales en lugar del Derecho canónico y del romano. Pero
esta Ley de Bases fue rechazada en el Congreso de los Diputados, porque las Cortes se
negaban a tener autoridad e intervención directa en la redacción del Código Civil. Por lo tanto
el ministro Alonso Martínez no tuvo otro remedio que volver al viejo sistema. En 1882,
presentó los dos primeros libros del Código Civil. No obstante, pronto cesó en el Ministerio y el
proyecto no pasó de tal.
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Si el Código Civil no salía, si se seguía discutiendo sobre él y sus relaciones con los
derechos forales. En 1886 se celebró un congreso de juristas y se discutió si había llegado el
momento de codificar la legislación civil. Mayoritariamente se resolvió que sí. Respecto a los
derechos forales cada vez era más abundante la opinión de que debían respetarse. Por lo tanto
el Gobierno estaba decidido a respetarlos en alguna medida. Siendo Ministro de Justicia
Francisco Silveda, en 1885 presentó una nueva Ley de Bases. En esta Ley de Bases hablaba del
código de 1851, pero introducía importantes novedades para aplacar las opiniones fueristas.
En un primer lugar establecía que de momento, en las regiones forales, rigiera el Derecho civil
foral. En segundo lugar, afirmaba que el Código Civil fuera supletorio cuando no se pudiera
aplicar ni el romano ni el canónico. Finalmente, que una vez promulgado el Código Civil, se
redactaran unos apéndices donde se conservaran aquellas instituciones convenientes del
derecho foral.
La Ley de Bases presentada por Silveda fue finalmente aprobada por las Cortes. El
gobierno quedaba autorizado para publicar un Código Civil redactado por la comisión de
codificación y ajustándose a la Ley de Bases. Una vez publicado este Código Civil, el Gobierno
daría cuenta de ello a las Cortes y éstas verían si se ajustaba o no a la ley de bases aprobada
por ellas. La base de éste Código Civil sería el de 1851. Se conservaría de momento el Derecho
Civil foral. En las regiones forales el derecho supletorio sería el Código Civil y se redactarían
esos apéndices donde solo se estableciera aquella parte digna de conservar. Autorizado el
Gobierno, se redactó el Código Civil que fue publicado en la Gaceta (hoy BOE) en 1888. Los
autores fueron Alonso Martínez, Cárdenas, Gamazo y Benito Gutiérrez. En las Cortes se
discutió si se ajustaba a la Ley de Bases. En 1889, las Cortes, una vez introducidas las
modificaciones pertinentes establecieron que se hiciera una nueva edición, corregida, que en
1889 se publicó y se promulgó entrando en vigor inmediatamente. Por fin, en 1889, España
tenía un Código Civil.
Siguió el proyecto de 1851, y por lo tanto también el plan del Código Civil de Napoleón.
Pero el Libro III se subdividió en dos libros, el III que hablaba de los diferentes modos de
adquirir la propiedad y el Libro IV que se ocupa de obligaciones y contratos. El Código se
acomodaba a una sociedad conservadora, una sociedad confesional, católica, está muy bien
escrito. Establece dos matrimonios, el civil y el canónico. En cualquier caso, si el matrimonio
canónico es indisoluble, también lo es el matrimonio civil. La propiedad es un derecho sagrado
y muy amplio. Está amparada por la ley incluso frente al Estado. El Código Civil fue modificado
en numerosísimas ocasiones.
5. DERECHOS FORALES
La codificación no pudo acabar con los derechos forales. Hasta tal punto que tras
entrar el Código Civil siguieron subsistiendo en las regiones que lo tenían. El Código establecía
que se debían conservar no todo el sistema civil foral, sino solo unas instituciones. Tampoco
decía qué regiones debían conservar ese Derecho civil foral, e incluso podía ser que lo
conservaran no regiones enteras, sino también comarcas o provincias. La ley de Bases de 1888
aludía por fin a las legislaciones de Aragón, Baleares, Cataluña, Galicia, Navarra y provincias
Vascongadas. Sin embargo, nadie se dio prisa en redactar esos apéndices, y los que más sabían
de ellos, los foralistas o fueristas, fueron los que menos prisa se dieron, porque en el momento
en que se hiciera el apéndice quedaba derogado todo el sistema civil de la región.
Un decreto de 24 de abril de 1899 ordenó que se formaran las comisiones de juristas
procedentes de las regiones forales para redactar los apéndices. Antes de la Guerra Civil sólo
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se redactó y promulgó el apéndice aragonés, aunque parece que se redactaron también otros
pero no llegaron a promulgarse. El apéndice de derecho foral de Aragón se promulgó por
decreto de 7 de diciembre de 1925, en el se decía que quedaban derogados los fueros y
observancias del fuero de Aragón, que en Aragón regía este apéndice y en su defecto el CC.
Tras la Guerra Civil el régimen de Franco se caracterizó por su carácter unitario. Sin
embargo, durante su vigencia se redactaron todos los cuerpos forales. Hasta tal punto que
posiblemente esto se deba a que uno de los componentes del régimen y que había contribuido
a la victoria fue el carlismo, que era muy foralista. En 1944 se celebró un congreso de juristas
en Zaragoza, y entre los acuerdos, fue el de redactar compilaciones de las instituciones
forales. Es decir, ya no se habla de apéndice en donde debían recogerse aquellas instituciones
dignas o que convendría conservar, sino que se aplica un criterio más amplio que el del CC.
Este fue el camino que se siguió en la época de Franco. Se tomó esa decisión de no redactar los
apéndices, sino auténticos cuerpos de derecho foral. Así las cosas, un decreto de 23 de mayo
de 1947 ordenó la formación de las comisiones y una orden de 10 de febrero de 1948 designó
los juristas que debían formarlas. Esta decisión del régimen de Franco fue un triunfo claro de
los foralistas. Frente a los que aún mantenían la pervivencia del derecho foral de forma
residual. La obra fue lenta pero se concluyó toda en esta época. La compilación de derecho
Civil, de Bizkaia y Álava es de 1959, la de Cataluña de 1960, la de Baleares de 1961, la de
Galicia de 1963, la de Aragón 1967 (derogó el apéndice del 25), la de Navarra 1973.
Después de tanto tiempo el sistema liberal no pudo vencer a los derechos forales que
hoy subsisten rigiendo estas compilaciones. En todos estos territorios rige en primer lugar la
compilación respectiva y como derecho supletorio el CC. Todo esto ocasiona que los derechos
supletorios que existían en las regiones forales quedaron derogados. Con este sistema ha
crecido la seguridad jurídica al desaparecer las demás fuentes que había en estos territorios y
ponerse como supletorio el CC. La Constitución de 1978 y vigente también alude a estos
derechos forales y garantiza su respeto.
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LECCIÓN 20:
LA CIENCIA JURÍDICA
1. La ciencia jurídica y su renovación. La influencia europea
2. La nueva división del derecho en ramas autónomas y especialización de los autores
3. La enseñanza del derecho
1. LA CIENCIA JURÍDICA Y SU RENOVACIÓN. LA INFLUENCIA EUROPEA
El siglo XIX, culturalmente es un siglo de contrastes. Hay aspectos culturales muy
fecundos y otros muy pobres. Hay aspectos originales y otros que no lo son tanto. En el
aspecto jurídico es un siglo muy poco original. Todo esto es consecuencia de la decadencia
española, que se venía arrastrando desde la segunda mitad del s. XVII y que alcanzó en el XIX el
momento máximo. España ya es una potencia de 2º orden y en el s. XIX pierde todo su
imperio. Las instituciones docentes suelen ser mediocres. En el s. XVIII Carlos III había
expulsado a los jesuitas. Sus colegios eran como institutos de enseñanza media. La Compañía
se pudo restaurar en el s. XIX aunque los liberales la expulsaron en diversas ocasiones y no
supuso la restauración de su labor docente al completo, puesto que tenía escasos efectivos.
Las demás órdenes religiosas sufrieron la desamortización. Surgieron nuevas órdenes, muchas
venidas de fuera, y con eso se pudo paliar el déficit que había, puesto que el Estado no podía
hacerse cargo de la educación.
Los seminarios en el s. XIX funcionaron a veces como institutos de enseñanza media. La
enseñanza superior, el panorama es desolador. Las universidades pierden su autonomía
económica y dependen del Estado. Responden a un modelo común, la universidad de tipo
liberal. Desaparece la facultad de teología y la de cánones. Pero la universidad estuvo a
merced de los cambios políticos, de legislación, penurias económicas… Su labor científica se
resintió. La influencia en materia jurídica del pensamiento extranjero fue absoluta. La
doctrina jurídica española tuvo escasa acogida. Lo que ocurre es que en materia civil el código
tardó muchos años en promulgarse y entonces se tenía que acudir a la doctrina del Antiguo
Régimen. Fueron muy usuales la edición de prácticas forenses.
Era muy común que los que hicieran las leyes fueran prestigiosos juristas: Sainz de
Andino, Calatrava, Seijas Lozano, Pacheco o García Boyena. También era muy común que los
propios legisladores escribieran obras y comentarios sobre el texto legal, con lo cual, se
conoce muy bien la intención de la ley. Gómez de la Serna, Pacheco o Manresa.
La cuestión foral reavivó el interés por el conocimiento de los derechos no castellanos.
También se hicieron numerosas codificaciones que vulgarizaron el conocimiento del derecho:
revistas, enciclopedias y diccionarios. La escuela histórica del Derecho también tuvo influencia
en España, aunque tardía. Su historicismo influyó en la revista jurídica de Cataluña. Como he
dicho la influencia extranjera es evidente, masiva. Como en el s. XVIII con lo francés en el
ámbito de la cultura. También influyó la literatura jurídica italiana y alemana. En la filosofía del
derecho influyó Hegel. Pero aún así hubo sectores que quisieron conservar la tradición
española: Donoso Cortés, Ortí Lara.
2. LA NUEVA DIVISIÓN DEL DERECHO EN RAMAS AUTÓNOMAS Y ESPECIALIZACIÓN DE LOS
AUTORES.
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En el Antiguo Régimen, el derecho era un todo. No era común que hubiera cuerpos
separados para Derecho civil, penal o administrativo. Por eso, los juristas estudiaron por lo
común todo el Derecho. No había una diversidad de juristas por materias, sino que dominaban
muchas materias y ramas del Derecho.
Cuando en el s. XIX se establece en España el estado liberal cambia el panorama
jurídico. Por una parte se establece una constitución de tipo liberal y por otra parte se
codifican diversas ramas del Derecho. Un fenómeno común es el crecimiento de la norma
legal. Las leyes se multiplican. Hoy hay más normas escritas que nunca. Aquel jurista total y
enciclopédico va desapareciendo. Lo que ahora hay son penalistas, civilistas, mercantilistas…
Juristas técnicos de derecho que se ocupan de una rama de él. La gran división que se produce
es por un lado, el derecho constitucional, y por otra, los derechos codificados.
A partir del s. XIX tiene ya independencia y límites claros el Derecho administrativo.
Creció hasta límites insospechados y con el desarrollo del estado autonómico mucho más. El
derecho administrativo se caracteriza por la centralización, por la uniformidad, por la potestad
reglamentaria de la administración. Se caracteriza también por la primacía del ejecutivo sobre
el judicial y también por las facultades y privilegios jurisdiccionales de la administración. De tal
manera que la administración está en un plano de superioridad respecto a los ciudadanos, los
administrados. El estado liberal es mucho más fuerte que la monarquía tradicional porque
tenía privilegios que no tenía la antigua monarquía, reforzó su situación, e introdujo cambios e
instituciones que no existían en el Antiguo Régimen. El derecho administrativo fue muy
cambiante en los s. XIX y XX, por eso nunca se codificó.
Otra rama del derecho fue el derecho de trabajo. La legislación laboral en el Antiguo
Régimen era muy escasa. La organización del trabajo muchas veces estaba bajo la institución
de los gremios. Esto era incompatible con los principios de libertad económica del estado
liberal. El estado liberal se quiso abstener de intervenir en las relaciones entre patronos y
obreros. Evidentemente el resultado fue nefasto. El estado liberal se apoyaba en la burguesía
y esto hizo que sufriera el proletariado con condiciones laborales pésimas. Al desaparecer los
gremios los sistemas de protección benéficos para el trabajador también desparecieron. La
iglesia fue privada de sus bienes, y al ocurrir la desamortización también la iglesia no pudo
ejercer la acción benéfica. También se enfrió el sentimiento religioso en las clases dirigentes.
La Iglesia, en el s. XIX pudo recuperar algo de la acción benéfica y existencial a favor de las
clases proletarias. Pero la sociedad estaba muy separada. Esta distancia se hizo más acentuada
con la creación de barrios obreros. El Estado liberal no quiso intervenir y por eso no tuvo
interés en legislar en materia laboral porque le era indiferente la condición de los
trabajadores.
En el Código de Comercio de 1829 y en el Código Civil de 1889 hay normas que rigen
esta materia pero son muy pocas. A los trabajadores se les negó el derecho a asociarse. Sólo
tardíamente, en 1869, la Constitución el derecho de reunión y asociación. Y sólo muy
tardíamente se estableció una ley de asociaciones. La doctrina católica se ocupa de las
relaciones laborales con la réplica Rerum Novarum. El Estado liberal se dio cuenta que no
podía resistir la cuestión social, uno de los grandes problemas de la España contemporánea.
Por eso la primera legislación obrera es de finales del s. XIX y principios del s. XX. Aquí es
cuando el Estado se decide a intervenir y no dejar estas relaciones a las partes contratantes,
de las cuales una de ellas mandaba y otra salía perdiendo. En 1883 se crea la Comisión de
reformas sociales. En 1903 el Instituto de Reformas Sociales. En 1906 el Servicio de Inspección
Laboral. En 1908 el Instituto Nacional de Previsión. En 1920 el Ministerio de Trabajo.
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Un sector de la derecha es el que toma esta clase de iniciativas, dándose cuenta de su
necesidad. La dictadura de Primo de Rivera supuso un giro en la orientación social del Estado.
Una de sus características fue la protección del trabajador. La doctrina era corporativista, ni
socialista ni liberal. Con la II República se constitucionalizaron los derechos laborales, que
tenía una importancia enorme. El régimen de Franco volvió al corporativismo, que era una
doctrina de fuerte inspiración católica, y también con un antecedente claro en el
tradicionalismo. La legislación laboral de la época de Franco permitió la creación de las clases
medias. También se distinguió por una notoria protección del trabajador. Como ya sabemos, la
cuestión social, fue uno de los dos grandes problemas de la España contemporánea. Por eso, a
partir de que el estado liberal se concienció, de que el Estado debía intervenir en las relaciones
laborales para impedir abusos, la legislación laboral creció en tal medida que se independizó el
derecho civil del derecho del trabajo. El derecho del trabajo tuvo plena sustantividad. Es una
disciplina independiente.
Estas circunstancias es lo que ha hecho que ese todo unitario jurídico del Antiguo
Régimen despareciera, con sus juristas enciclopédicos.
3. LA ENSEÑANZA DEL DERECHO
A lo largo del s. XIX se produjeron profundas reformas en el orden educativo y
concretamente en la educación superior, la universitaria. Contribuyó claramente a la
especialización del profesorado. En general, a lo largo del XIX, se observa un retroceso
clarísimo en la carrera de leyes del derecho Romano y del Derecho canónico. Ya sabemos
como se suprime la facultad de cánones, y el derecho canónico pasa a ser impartido en las
facultades de derecho civil. Ya a principios del s. XIX el derecho romano había perdido su
carácter fundamental en la carrera de derecho. Hubo algún intento de darle mayor
importancia pero no cuajó. Los planes de estudio fueron muy frecuentes y coincide con una
etapa de decadencia universitaria y académica. El s. XIX se estrena con un nuevo plan de
estudios, el del año 1807. Hay un arreglo en 1818, en 1821 se vuelve a poner en vigor el de
1807. Este plan se reforma en 1824. Hay una reforma parcial en 1836. A partir de esta época la
universidad cambia radicalmente, pierden su autonomía. Siendo ministro Pidal, en 1845, se
establece un nuevo plan de estudios. La carrera de derecho queda reducida a 7 años más uno
de doctorado.
En 1857 el ministro Moyano, establece una ley de instrucción pública. En 1883, siendo
ministro Gamazo, se suprime el título de bachiller en derecho, y sólo queda licenciado y
doctor. La carrera dura 8 años. Hay nuevas reformas en 1900, 1903, 1928, 1944 y 1953. Este
plan del 53 fue el que duró hasta finales del s. XX. Hubo un momento en el que los títulos de
doctor sólo podían ser concedidos por la universidad central, pero se suprimió.
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