Tema 2: El Entrenamiento comportamental dentro del

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Tema 2: El Entrenamiento comportamental dentro del entrenamiento
deportivo como sistema de búsqueda del rendimiento deportivo
Rodrigo Jesús Arroyo Ruiz
INDICE:
1. El Entrenamiento Deportivo:
1.1. Concepto de entrenamiento deportivo.
1.2. Características del entrenamiento deportivo.
1.2.1. Preparación general del deportista.
1.2.2. Preparación Especial del deportista: Preparación física, técnica,
táctica, psicológica, biológica y teórica.
2. Aspectos de la preparación del deportista:
2.1. Funciones del entrenamiento comportamental: Áreas de intervención.
3. El Rendimiento Deportivo:
3.1. Definición y análisis.
3.2. Relación con el Entrenamiento Deportivo.
4. Análisis Comportamental del Rendimiento Deportivo:
4.1. Lugar en las Ciencias de la Motricidad.
4.1.1. Áreas de estudio.
4.1.2. Áreas de Actuación. Integración de los aspectos intervinientes.
5. Concepto de entrenamiento psicológico en el deporte:
5.1. Lugar del entrenamiento psicológico en el entrenamiento integral
deportivo.
5.2. Definición del entrenamiento psicológico en el deporte.
5.2.1. El E.P. para la mejora de las habilidades mentales para la
ejecución deportiva.
5.2.2. El E.P. para el incremento del rendimiento deportivo.
5.2.3. El E.P. como ayuda al crecimiento y bienestar personal del
deportista.
6. La introducción de la planificación psicológica en el entrenamiento:
6.1. Problemas asociados: Falta de información y creencia de invariabilidad
de las habilidades psicológicas.
6.2. Fuentes que apoyan su necesidad y efectividad.
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1.) EL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO:
1.1.) Concepto de entrenamiento deportivo:
En general, se puede definir como la forma principal de poner en práctica la
preparación del deportista. Los rasgos más importantes del entrenamiento
deportivo son:
Primero, el entrenamiento deportivo en su forma típica y más eficiente
representa un proceso didácticamente organizado que se caracteriza por aplicar
rigurosamente todas las formas del proceso de enseñanza, educación y autoeducación (papel directivo del pedagogo-entrenador, expresado en su dirección
directa o en la dirección general de acuerdo a los principios generales y especiales
de carácter pedagógico, etc.)
Segundo, el sistema metodológico de los ejercicios físicos constituye la base
del entrenamiento deportivo con el fin de lograr el mayor efecto en el desarrollo
siempre que sea posible dirigir plenamente el proceso del perfeccionamiento
deportivo (o en el sentido más estricto, el progreso de desarrollo de la calidad del
entrenamiento). Esto no quiere decir que en el entrenamiento deportivo no puedan
aplicarse otros métodos, además de los ejercicios físicos. Se trata únicamente de
que el sistema de ejercicios, subordinado a la lógica de la regulación óptima de los
factores influyentes, conforma el centro metodológico del entrenamiento, la base
metódica de su estructura (es una de las diferencias fundamentales del
entrenamiento con relación a otras formas de preparar al deportista).
De este modo, el entrenamiento deportivo es la forma fundamental de
preparación del deportista, basada en ejercicios sistemáticos y la cual representa
en esencia, un proceso organizado pedagógicamente con el objeto de dirigir la
evolución del deportista (su perfeccionamiento deportivo).
1.2.) Características del entrenamiento deportivo:
1.2.1.) Preparación general del deportista:
Todos los aspectos de la preparación se dividen en generales y especiales.
La preparación general del deportista representa aquel aspecto del contenido de su
preparación que no se concentra en la modalidad deportiva elegido por él, sino que
amplía las premisas para obtener mayores éxitos en el entrenamiento dentro de la
modalidad deportiva elegida y coadyuva al perfeccionismo asegurando el desarrollo
armónico del deportista. Su preparación especial constituye el factor directo de la
especialización en la modalidad deportiva escogida e incluye el estudio de la técnica
y táctica de la disciplina deportiva dada así como la educación de las aptitudes
físicas y psíquicas que concuerden con las particularidades específicas de la
actividad deportiva elegida.
1.2.2.) Preparación Especial del deportista: Preparación física, técnica,
táctica, psicológica, biológica y teórica:
Partiendo de las direcciones generales de la educación y preparación del
deportista, en el entrenamiento se resuelven las siguientes tareas fundamentales:
§
La preparación física: La preparación física es el desarrollo de las
cualidades y capacidades físicas necesarias en la actividad
deportiva. Al tener una orientación deportiva aplicada, la
preparación física del deportista está íntimamente ligada, a la vez,
con el desarrollo físico general, con el fortalecimiento y
habituación del organismo. La preparación física general del
deportista es el proceso de desarrollo de las capacidades físicas
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que corresponden a las necesidades específicas del deporte
concreto elegido para la especialización.
§
La preparación técnica: Se le llama preparación técnica del
deportista a la enseñanza que se le imparte de los movimientos y
acciones que constituyen el medio para librar la lucha deportiva o
para efectuar los entrenamientos. En el proceso de la preparación
técnica especial el deportista asimila la técnica del deporte dado,
es decir, aprende las leyes biomecánicas de los movimientos y
acciones relativas al objeto de la especialización deportiva y
asimila prácticamente los correspondientes hábitos motores,
elevándolos hasta el más alto nivel de perfeccionamiento posible.
Conjuntamente con esto, en el entrenamiento deportivo, y en
relación con él, se lleva a cabo la preparación técnica general.
§
La preparación táctica: La preparación táctica del deportista se
lleva a cabo en estrecha ligazón con la preparación técnica.
Mientras que la preparación técnica proporciona los medios para
librar la lucha deportiva, la preparación táctica asegura el buen
empleo de los mismos. También se puede definir concisamente la
táctica deportiva como el arte de librar la lucha deportiva. La
preparación táctica general comprende el aprendizaje de los
fundamentos teóricos generales de la táctica deportiva y los
procedimientos prácticos de su aprovechamiento en las diversas
circunstancias, que en la medida de lo posible deben de ser
parecidas a la de la actividad deportiva elegida, y también
comprende el desarrollo de un amplio razonamiento táctico. La
preparación táctica especial se estructura a base del material del
deporte dado y se orienta al perfeccionamiento máximo de la
destreza, hábitos y capacidades tácticas que son inherentes.
§
Se
trata del
componente
La
preparación
psicológica:
constitucional de las condiciones internas, marcadamente
hereditario y no suficientemente considerado en la labor
psicopedagógica. Los deportistas se diferencian entre sí en algo
tan básico y determinante como los procesos de excitación e
inhibición del sistema nervioso central, que explican aspectos tan
diversos de la conducta deportiva como la adaptabilidad a
condiciones cambiantes, la concentración de la atención o la
tolerancia a la fatiga. Los estímulos y las demandas producen
excitación en las células nerviosas, a la cual sucede una inhibición
protectora que garantiza la recuperación. Los deportistas se
diferencian en la fuerza y velocidad con que generan los procesos
de excitación e inhibición y en el balance de los mismos. Un
mismo estímulo físico (tiempo de duración de una carga máxima,
calor intenso, etc.) o psíquico (reto de acercarse a la mejor marca
en un último intento o en condiciones de déficit de tiempo, entre
otros) provoca respuestas orgánicas diferentes y ejerce presiones
de distinta magnitud en el sistema nervioso de los deportistas,
marcando con ello el nivel de tolerancia y la probabilidad de éxito
o fracaso de cada uno de ellos.
§
La preparación biológica: La preparación biológica comprende el
conjunto de los factores que permiten al organismo conservar su
estado de homeostasis funcional, gracias a la mejora de los
procesos de recuperación – regeneración, tras el esfuerzo.
3
§
La preparación teórica: Existe un amplio conjunto de
conocimientos necesarios al deportista que rebasa el marco de los
apartados de la preparación señalados. Se trata de los
conocimientos de historia y sociología del deporte, de teoría y
metodología del entrenamiento deportivo, y de disciplinas afines
(la fisiología deportiva, la higiene, el control médico, etc.). La
asimilación de estos conocimientos corresponde al apartado de la
preparación propiamente teórica. La preparación teórica del
deportista se realiza preferentemente en formas características de
la instrucción intelectual y de la auto-instrucción (conferencias,
seminarios, estudio individual, etc.). Esta preparación aparece en
el entrenamiento deportivo en vínculo orgánico con la preparación
física, técnica, táctica, psicológica, biológica, moral y volitiva
como elemento de los entrenamientos prácticos.
2.) ASPECTOS DE LA PREPARACION DEL DEPORTISTA:
2.1.) Funciones
intervención:
del
entrenamiento
comportamental.
Áreas
de
El aprendizaje motor ofrece las bases conceptuales para entrenar
habilidades motoras con el mismo esquema que las técnicas de modificación de
conducta. La mayoría de las veces, el estudio de las conductas o habilidades
motoras tienen un objetivo aplicado de incremento de la eficacia en sus distintos
contextos, en la escuela, en el deporte, en la vida cotidiana, o en el trabajo. Esa
mejora supone cambiar las conductas con el mismo esquema funcional que el
señalado para la modificación de la conducta:
-
Esencialismo
Enfermedad
Modelo médico
Genetista
Descriptivo
Psicoterapia VS Modificación
- Adaptabilidad contextual
- Eficacia comportamental
- Modelo comportamental
- Aprendizaje
- Experimental
Se trataría de establecer una tasa inicial de la conducta del sujeto a partir de
medidas operativas de sus dimensiones motoras. Sobre esta tasa inicial se
definirían los objetivos y estrategias del entrenamiento, que se concretarían en
programas que permitan modificar la conducta, en el sentido del incremento de la
eficacia motora, dando como resultado operativo una tasa final, la cual nos
permitirá controlar los efectos del entrenamiento.
La anterior concepción de modificación del comportamiento motor, se puede
utilizar en el ámbito de la psicología del deporte, entendida como tecnología del
entrenamiento psicológico.
Los sistemas operativos de comportamiento deportivo a modificar podríamos
establecerlos en: 1. Estrategias competitivas, 2. Aprendizaje técnico, 3. Eficacia
grupal, y 4. Clima general de entrenamiento.
Mediante el primero, se pretende superar un tópico, inerte de tanto usarlo,
como es el de la ansiedad precompetitiva, que representa una de las grandes
inercias que se han dado también en la psicología del deporte. Esta inercia supone
el traslado mecánico del modelo clínico, con bastantes préstamos del modelo
médico, por el que el psicólogo actuaba ante el deportista igual que ante un
paciente con unos niveles determinados de patología.
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Precisamente, el problema de la emoción en el deporte y los constructor
explicativos responden a ese enfoque. En su lugar el sujeto sin necesidad de
reconocer ningún nivel patológico debe entrenarse en estrategias cognitivas,
atencionales específicas o usando técnicas estándar adaptadas como las
autoinstrucciones, o la desensibilización sistemática, que le ayuden a actuar más
controlada y eficazmente ante los componentes de la competición: público, arbitro,
ejecución…
El segundo sistema, permitiría optimizar el aprendizaje técnico del deportista
aplicando los principios actuales del aprendizaje motor, sobre transferencia, control
de la práctica, conocimiento de resultados, etc.
A través del tercero, se pretendería optimizar el clima del grupo deportivo,
superando las tensiones y facilitando la satisfacción del deportista y la eficacia del
comportamiento grupal en situaciones concretas, como en la aplicación de una
táctica colectiva.
El entrenamiento psicológico también puede servir para optimizar el clima
general de entrenamiento, necesario cada vez más ante la creciente exigencia y
desmotivación de los sistemas de entrenamiento físico y biológico actuales.
Un modelo de la psicología deportiva, que sea operativo, y que la oriente
hacia una tecnología de la eficacia competitiva a través de procedimientos de
modificación de comportamiento deportivo en unas dimensiones de conducta
relevantes, nos situaría en el mismo nivel que cualquier otra tecnología de
entrenamiento, procedente de otras ciencias y con una indudable implantación en el
ámbito del deporte.
3.) EL RENDIMIENTO DEPORTIVO:
3.1.) Definición y análisis:
La capacidad de rendimiento deportivo expresa el grado de mejora posible
de un rendimiento de orden motriz, en una actividad deportiva determinada. Las
estructuras complejas que la condicionan dependen de cierto número de factores
específicos.
La capacidad de rendimiento deportivo sólo puede ser mejorada por medio
de un entrenamiento complejo, debido a los múltiples factores que la rigen. Sólo un
desarrollo armónico de todos estos factores permite alcanzar un rendimiento
individual máximo.
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Factores de condición física y coordinación
neuromusculares (resistencia general, fuerza,
velocidad, movilidad y destreza)
Cualidades de
personalidad
(aptitudes,
intelectuales,
cualidades morales
y psíquicas)
Capacidad de
rendimiento
deportivo
Capacidades y
habilidades
técnico-tácticas
Factores morfológicos y factores de salud
3.2.) Relación con el entrenamiento deportivo:
La mejora de la capacidad de rendimiento se obtiene por medio de la
creación de estímulos apropiados de entrenamiento. Éstos actúan por el siguiente
orden:
-
Carga de entrenamiento
Modificación de la homeostasis
Adaptación del organismo
Mejora de las capacidades funcionales del organismo
Sin embargo, para optimizar los efectos de la carga de trabajo en cada
unidad de entrenamiento o en su conjunto, es indispensable saber cuáles son los
componentes individuales y el grado de complejidad de sus interacciones, en el
desarrollo de la capacidad de rendimiento. Los componentes de la carga de
entrenamiento, lo que Letzelter denomina “las normas de la carga de
entrenamiento”, pueden tener un aspecto cuantitativo y cualitativo, y determinan la
especificación del entrenamiento considerado. Se distingue entonces:
-
La intensidad del estímulo (grado de fuerza del estímulo).
La densidad de los estímulos (relación temporal entre las fases de trabajo y
de recuperación).
La duración del estímulo (duración de la acción de un estímulo aislado o de
una serie de estímulos).
El volumen de los estímulos (duración y número de estímulos por sesión de
entrenamiento).
La frecuencia de las sesiones de entrenamiento (número de unidades de
entrenamiento por día, por semana, etc.).
Para que los efectos de un estímulo de entrenamiento sean eficaces, no
solamente hace falta considerar su aspecto cuantitativo (duración y volumen del
estímulo, frecuencia de los entrenamientos), sino también su aspecto cualitativo
(intensidad y densidad del estímulo).
Después de una carga de entrenamiento se observa una disminución del
estado funcional del organismo y, por consiguiente, un descenso de la capacidad de
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rendimiento; luego, durante la fase de recuperación, un retorno progresivo al nivel
funcional anterior a la sesión de entrenamiento, y finalmente una mejora del nivel
funcional (aumento de la capacidad de rendimiento) más allá del nivel inicial. Si a
continuación no se administra ningún estímulo de entrenamiento, se produce
gradualmente una vuelta al nivel inicial anterior a la sesión de entrenamiento.
Si los estímulos de entrenamiento se reparten con estímulos adecuados, se
constata una mejora continua de la capacidad de rendimiento.
Estímulos de entrenamiento
Nivel de la capacidad de rendimiento
deportivo
Tiempo
En el caso en que los estímulos de entrenamiento se sitúen en la fase de
recuperación, incompleta, se produce un efecto de adición muy eficaz (Matveiev), y
esto es lo que ocurre cuando los intervalos de reposo son cortos entre estímulos de
entrenamiento aislado (repeticiones). Así pues, la recuperación es incompleta
durante la pausa entre estímulos y ello genera rápidamente una disminución
importante de las reservas energéticas de los músculos sometidos al esfuerzo.
4.) ANALISIS COMPORTAMENTAL DEL RENDIMIENTO DEPORTIVO:
4.1.) Lugar en las Ciencias de la Motricidad:
4.1.1.) Áreas de estudio:
TECNICA
MEDICA
PSICOLOGICA
EFICACIA COMPETITIVA
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MOTORA
4.1.2.) Áreas de Actuación. Integración de los aspectos intervinientes:
-
Nivel de relación directa
Procesos psicológicos de
comportamiento humano.
Psicología de la motricidad
humana.
Control motor.
Aprendizaje motor.
Habilidades, destrezas y
desarrollo motor.
Nivel de relación complementaria
- Fisiología del ejercicio.
- Fundamentos del
entrenamiento deportivo.
- Biomecánica deportiva.
- Fundamentos de los
deportes.
Análisis comportamental del rendimiento deportivo
Alto rendimiento:
- Atletismo.
- Natación.
- G. Artística.
- Etc.
5.) CONCEPTO DE ENTRENAMIENTO PSICOLOGICO EN EL DEPORTE:
5.1.) Lugar del entrenamiento psicológico en el entrenamiento
integral deportivo:
El psicólogo deportivo no ha de ser un profesional específico dentro del
equipo técnico de los entrenadores. Se parte de la idea de liderazgo de grupo para
ofrecer líneas de actuación de cara a una mejora del entrenamiento a través de las
aportaciones que la Psicología del Deporte puede hacer a los entrenadores. Se
busca por tanto una mejora de la calidad profesional del entrenador desde el
concepto “entrenamiento integral”.
Desde hace años, quizá tantos como existe la Psicología del Deporte como
campo diferenciado dentro de nuestra disciplina, vemos que periódicamente se
lanza la idea del psicólogo deportivo como figura necesaria dentro de los grupos y
equipos técnicos de las entidades deportivas.
En un mundo como la competición profesional: ligas, torneos, campeonatos,
juegos olímpicos y demás eventos, donde se hace tanto hincapié en la máxima
concentración en períodos competitivos y el entrenamiento de las habilidades
perceptivo-motrices en los ciclos de entrenamiento, la aparición de una figura
distinta al entrenador, aun trabajando de manera coordinada, que tiende a “sacar”
al deportista de sus tareas especificas: preparación física, técnica o táctica, para
realizar actividades fuera de contexto, puede percibirse por parte del atleta como
un trabajo poco efectivo.
Por otra parte, los problemas de liderazgo de equipo o de aceptación del
entrenador en los deportes individuales no se solucionan mediante la incorporación
de un segundo profesional, por mucho que se insista en que tiene una formación
previa en la especialidad deportiva con la que trabaje.
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Sin embargo, el componente psicológico dentro del trabajo con deportistas
no debe cuestionarse, ya que es precisamente en él donde radica el éxito y la
calidad que diferencia un sistema de entrenamiento de otro.
5.2.) Definición del entrenamiento psicológico en el deporte:
5.2.1.) El E.P. para la mejora de las habilidades mentales para la ejecución
deportiva:
•
Mejora de las habilidades de comunicación, ya que se observa que la
mayoría de barreras y distorsiones que los deportistas van creando
en su desarrollo como practicantes y competidores se producen
debido a fallos a la hora de comunicar las intenciones del entrenador,
la falta de comprensión en sus métodos y sistemas y los mecanismos
de distorsión cognitiva que ello genera. Encontramos entrenadores
con gran conocimiento que no consiguen sacar ese “cien por cien” de
sus deportistas ya que transmiten de manera deficiente sus
mensajes. Trabajar esta faceta hace no sólo que la percepción de la
información y los canales de diálogo se mantengan abiertos, sino que
sirve como modelo de actuación para los deportistas en su
interacción con el resto de compañeros, en el caso de los deportes de
equipo.
•
Utilización de técnicas de mejora del estado de forma como parte del
entrenamiento deportivo. Las técnicas de métodos de autoayuda
contribuyen a la mejora de la práctica de las habilidades deportivas
en equipo. Por otra parte, el rol del psicólogo como entrenador
deportivo o asesor de los deportistas, hace que el grado de
intervencionismo del profesional de la Psicología Deportiva sea visto
como positivo, ya que la labor de asesoramiento y de trabajo
personal que este tipo de enfoques propone al cliente reduce en gran
medida la apreciación de que es el psicólogo quien da las
indicaciones, sino que éstas son producto de las decisiones tomadas
de manera consciente por el individuo.
•
Manejo de situaciones específicas dentro del entrenamiento y la
competición. Es frecuente la solicitud de asesoramiento psicológico
cuando aparecen problemas de rendimiento deportivo o de
situaciones personales que afectan al mismo. En estos casos se
demanda del psicólogo una ayuda cuando el problema se encuentra
asentado o no ha sido posible dar solución con otro tipo de
estrategias. Evidentemente, no estamos a favor de relegar al
psicólogo a esta única función, ya que las posibilidades de éxito en el
abordaje de situaciones problemáticas es directamente proporcional
al tiempo que éstas circunstancias se lleven dando, al grado de
compromiso de cambio por parte de los participantes y a la presencia
o ausencia de factores que puedan ser directamente controlables por
los deportistas y entrenadores, pero si el conocimiento de la realidad
se hace desde un seguimiento periódico de las actividades y
resultados obtenidos, la actuación en estos casos se puede realizar
desde antes a través de las pautas de trabajo que pueden darse al
entrenador sobre cómo prevenir y/o atajar los problemas de
interacción, convivencia o bajadas de estados de animo que las
diversas situaciones deportivas generan en el deportista.
•
Mejora en la planificación del entrenamiento a largo plazo. En
situaciones en las que se requiere un trabajo en el que los logros son
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más lentos que en la competición profesional. Trabajar en el diseño,
consecución y evaluación de objetivos deportivos puede ser la clave
para que esta espera no sea percibida de manera ansiógena por los
implicados en la práctica del deporte. Por otra parte, la adecuación de
la formulación de ciertos objetivos y su conversión en metas
alcanzables por uno mismo, no a partir de las influencias externas,
mejora la percepción del “locus of control” del sujeto, y reduce la
frustración ante la derrota.
5.2.2.) El E.P. para el incremento del rendimiento deportivo:
Todo buen entrenador sabe que ha de manejar determinadas habilidades si
quiere lograr un rendimiento óptimo y duradero, y que estas estrategias no vienen
de sus conocimientos técnicos y tácticos sino mas bien de su capacidad de
observación, de afrontamiento de cuestiones puntuales, de su capacidad de
comunicación, del manejo de contingencias… ¿Cuál es, pues, el hueco que la
Psicología puede, y debe, rellenar de cara a su aceptación e incorporación plena
dentro del deporte?
La respuesta va dirigida al concepto de “entrenamiento integral”. Esta idea,
ya conocida dentro de ciertos métodos de entrenamiento en los que se conjuga la
preparación física con el entrenamiento técnico-táctico, puede ser la base de la
conjugación del trabajo del psicólogo deportivo como parte del equipo técnico que
asesora al entrenador, mediante la formación de monitores y preparadores
deportivos en aquellas estrategias y metodologías propias de la Psicología y
favoreciendo la inclusión dentro de sus programas de entrenamiento aquellas
técnicas que optimicen el rendimiento de sus deportistas. Ya Weinberg y Gould
(1996) insisten en la idea de unir conocimientos teóricos con práctica profesional.
De hecho, un manual clásico para los psicólogos deportivos aplicados como el de
Harris y Harris (1987) esta dirigido especialmente a los entrenadores que desean
aplicar los conocimientos de la Psicología a su trabajo cotidiano mediante la
explicación de técnicas como el trabajo por objetivos, la relajación y la
visualización, la concentración, el afrontamiento cognitivo y otras.
Visto de este modo ¿cuál sería el modo de trabajo del psicólogo deportivo
que proponemos y en qué se diferencia del existente hasta ahora? En primer lugar
proponemos al profesional conocedor de la práctica deportiva, pero no vemos
necesaria su especificidad con los deportistas sino con los entrenadores, es decir:
no creemos viable la presencia del psicólogo deportivo del equipo “X” o del atleta
“Y”, pero sí sería deseable que en entidades deportivas, ya sean clubes, escuelas
deportivas o asociaciones, se cuente con la presencia de un profesional encargado
de
diseñar
las
actuaciones
pertinentes
según
las
necesidades
del
sector/especialidad con el que vaya a trabajar, con el momento de la temporada
deportiva y las demandas que este hecho genera en los atletas, y que se mantenga
un contacto permanente con aquellos entrenadores de una misma disciplina. Dentro
de este sistema, y en segundo lugar, nuestra propuesta iría dentro de estos
posibles campos de actuación:
a. Formación de monitores y entrenadores en aquellos temas específicos de la
especialidad deportiva con la que se trabaje, para sensibilizar sobre la
importancia del plano psicológico en el deporte y propiciar el contacto entre
profesionales a modo de “terapia de grupo” que permita el intercambio de
opiniones sobre un mismo tema. El uso de la resolución de casos suele ser
un modo de trabajo sencillo y a la vez práctico que suele ser bien recibido
por los profesionales intervinientes, ya que compartir experiencias y
contrastar las posibles soluciones a las situaciones propuestas puede dar
ideas al técnico deportivo en el planteamiento de las distintas dificultades
que pueda encontrar en su trabajo.
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b. Diseño de instrumentos que puedan aplicarse por parte de los entrenadores
para la obtención de información relevante. En estos casos estaría también
la adecuación de aquellas pruebas y cuestionarios estandarizados a la
realidad deportiva con la que se esté trabajando. Dada la amplia experiencia
en el uso de protocolos de observación de habilidades físicas y técnicas, el
entrenador puede utilizar algunos de estos instrumentos para comprobar y
conocer cuáles son las variables psicológicas más susceptibles de presentar
variación, cómo detectarlas dentro del repertorio de conductas del atleta y
cómo evaluar su mejora y adaptación a la situación requerida.
c. Observación de facetas y aspectos mejorables de la práctica entrenadora
para su posterior trabajo supervisado.
5.2.3.) El E.P. como ayuda al crecimiento y bienestar personal del
deportista:
Numerosos estudios teóricos y observaciones empíricas han llegado a la
conclusión que, el nivel de autoestima aumenta favorecido por la superación de la
propia perfomance.
En aquellas personas con una acentuada disminución de la autoestima,
además de la necesaria ayuda específicamente terapéutica, la práctica de algún
deporte accesible, le proveerá de un cierto autoreconocimiento o un reconocimiento
por parte de los otros que favorecerían la adquisición del bienestar necesario para
cada ser humano. El deporte en mismo, puede hacer que una persona logre
prestigio, se la valorice, se la acepte y reconozca.
Salvo raras excepciones a un deportista verdadero se le conocen
desviaciones psicológicas profundas, pero ante determinadas situaciones que
superen su estructura pueden llegar a generársele conflictos que alteren el normal
crecimiento profesional.
En todos aquellos casos que el entrenador haya percibido algún conflicto de
inferioridad en el atleta que haya disminuido su autoestima e incrementado
negativamente sus aspectos competitivos, no solo podrá ayudarlo derivándolo al
profesional especializado sino que sería conveniente le pautara metas posibles,
reales y susceptibles de ser logradas con el objeto de no introducir en la vida de
ese deportista, otros niveles que le incrementen su angustia al no poder obtener el
éxito esperado acorde con los objetivos propuestos.
En este aspecto la relación entrenador atleta debe ser sutil y delicada y a
medida que el atleta va venciendo ciertas inhibiciones se podrá ir incrementando su
nivel de aspiraciones en vistas al logro de un mejor rendimiento. Esta progresión
paulatina va mejorando la “perfomance” deportiva y asegurando una mejor calidad
de vida personal.
6.) LA INTRODUCCIÓN DE LA PLANIFICACIÓN PSICOLÓGICA EN EL
ENTRENAMIENTO:
6.1.) Problemas asociados: Falta de información y creencia de
invariabilidad de las habilidades psicológicas:
La planificación del entrenamiento deportivo es un apartado de suma
importancia cuya metodología (es decir, la forma de planificar; no el contenido
deportivo que es objeto de ello) puede beneficiarse, notablemente, de estrategias y
matices psicológicos.
Un entrenamiento productivo es parte de una planificación apropiada y, por
ello, es conveniente que los entrenadores perfeccionen su forma de planificar,
incorporando los conocimientos psicológicos pertinentes. Dentro de este apartado,
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debe considerarse la necesidad de una planificación preventiva que contribuya a
evitar el agotamiento psicológico que podría producirse como consecuencia de las
demandas y características del entrenamiento deportivo. La adherencia de los
deportistas, se refiere a la asistencia regular y puntual a las sesiones de
entrenamiento y a las distintas actividades que lo complementan (sesiones de
fisioterapia, reconocimientos médicos, tratamiento farmacológico, plan de
alimentación, etc.), así como al cumplimiento apropiado de las tareas concretas que
los deportistas deben realizar. Su importancia es evidente, pues sólo se podrá
obtener el máximo aprovechamiento del plan de preparación, si los deportistas lo
cumplen en la medida prevista. Sin embargo, en muchos casos, el absentismo
laboral de los deportistas, o su incumplimiento parcial de las tareas programadas,
son bastante elevados; y también se observa, aunque en menos ocasiones, la
situación contraria: un exceso de adherencia que sobrepasa las exigencias del plan
de trabajo trazado. En ambos casos, por defecto o exceso, la preparación de los
deportistas no alcanzará el nivel que podría lograr con una adherencia adecuada, y
aumentará el riesgo de lesiones y otras complicaciones (Ej. problemas internos,
deterioro de las relaciones interpersonales, adicción incontrolada al entrenamiento)
que entorpecerán, aún más, el proceso de entrenamiento. La prevención de los
déficits y los excesos de adherencia, antes de que aparezcan, y su corrección
apropiada, cuando ya estén presentes, son dos objetivos a los que puede contribuir
la Psicología de manera decisiva.
La trascendencia del aprendizaje de habilidades y otras conductas relevantes
es obvia, debiendo diferenciarse el aprendizaje de la ejecución técnica del
aprendizaje de la toma de decisiones táctico/estratégicas. Además, en el primer
caso, deben distinguirse los movimientos específicos de cada deporte de las
conductas basadas, fundamentalmente, en la movilización de esfuerzo; y, en el
segundo caso, las decisiones sobre el plan estratégico de actuación en la
competición, de las decisiones sobre la ejecución inmediata y las decisiones sobre
el mantenimiento o replanteamiento de la estrategia previamente trazada. En todos
los casos, el conocimiento de los mecanismos y estrategias psicológicos que
contribuyen al aprendizaje, y su integración en el método habitual de
entrenamiento, puede favorecer, significativamente, que los deportistas mejoren su
repertorio de conductas deportivas. En este apartado, debe integrarse un
subapartado dedicado al aprendizaje de habilidades psicológicas (Ej. autoevaluación
y autorregulación de la activación, autoinstrucciones, etc.) cuyo dominio aumente
las posibilidades de rendimiento de los deportistas en la competición y en el propio
entrenamiento. En la mayoría de las especialidades deportivas, no es suficiente
dominar las habilidades necesarias para competir, sino que éstas deben ensayarse,
repetidamente, con el objetivo de lograr su perfección y puesta a punto.
A menudo, este ensayo repetitivo, por aburrimiento o simple rutina, provoca
un déficit de atención que perjudica el rendimiento de los deportistas e impide el
máximo aprovechamiento de los ejercicios del entrenamiento; y otras veces,
cuando requiere un sobreesfuerzo físico, puede producir sensaciones de cansancio
y/o dolor que aumentan el sufrimiento e interrumpen la correcta realización de la
tarea. En ambos casos, la incorporación de estrategias psicológicas puede aliviar
estas dificultades, permitiendo que los ejercicios de repetición cumplan con sus
objetivos específicos dentro del plan de preparación.
6.2.) Fuentes que apoyan su necesidad y efectividad:
El entrenamiento deportivo, fundamentalmente el de alta competición, no
puede detenerse en el aprendizaje y la repetición de habilidades, sino que debe
abarcar, también, la preparación de los deportistas para que sean capaces de
rendir, al máximo de sus posibilidades reales, en las condiciones ambientales
"motivantes / estresantes" que caractericen a la competición en su deporte.
Algunos deportistas, a través de su experiencia, han desarrollado una enorme
capacidad para competir aún en los momentos más críticos, pero son muchos,
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jóvenes o veteranos, los que carecen de este atributo y fracasan, una y otra vez,
en las competiciones más trascendentes. La incorporación del conocimiento
psicológico al método de entrenamiento, puede resultar decisiva para que los
deportistas toleren y controlen, debidamente, los elementos motivantes o
estresante de las competiciones deportivas, desarrollando y fortaleciendo, así, su
capacidad como competidores. Otro de los cometidos del entrenamiento deportivo,
es la preparación específica de cada competición. Diversas estrategias psicológicas
pueden ser incorporadas al método que, habitualmente, con independencia de su
contenido estratégico, utilizan los entrenadores con este propósito concreto. Estas
estrategias, pueden ser muy útiles para mejorar la eficacia del trabajo de
preparación, en beneficio del rendimiento en la competición. Por último, la
incorporación de la metodología desarrollada por la evaluación psicológica, puede
optimizar la evaluación del entrenamiento deportivo, contribuyendo a que los
entrenadores apliquen procedimientos rigurosos que les ayuden a conocer mejor lo
que realizan en el entrenamiento y sus distintos efectos y, por esta vía, puedan
aumentar sus posibilidades de control sobre el proceso de entrenamiento de sus
deportistas. Por tanto, en todas las áreas relevantes del entrenamiento deportivo,
pueden aplicarse estrategias psicológicas que enriquezcan el trabajo que se realiza
con los deportistas, optimizando, así, sus posibilidades de rendimiento.
El psicólogo debe responsabilizarse de detectar y evaluar las necesidades
psicológicas de los deportistas; planificar, de acuerdo con el entrenador, el trabajo
psicológico a desarrollar en los tres bloques de estrategias señalados; entrenar a
los deportistas para que desarrollen y perfeccionen las habilidades psicológicas que
corresponden al segundo bloque; entrenar o asesorar a los entrenadores para que
apliquen el conocimiento psicológico en el ámbito del primer bloque; velar por la
apropiada interacción de la Psicología que se aplica en cada uno de los tres
bloques; y evaluar el contenido y los efectos de la intervención psicológica por
cualquier vía. En definitiva, la aportación de la ciencia psicológica al entrenamiento
deportivo, puede resultar decisiva. Para ello, debe comprenderse que el entrenador
tiene su papel específico aplicando la Psicología y el psicólogo deportivo el suyo; y
que los dos son complementarios y necesarios si se pretende obtener el máximo
rendimiento. Desde esta perspectiva, es importante que los entrenadores y los
psicólogos adquieran el conocimiento psicológico que les ayude a realizar
eficazmente su trabajo.
BIBLIOGRAFIA:
Ø MATVEEV, L. (1983). Fundamentos del entrenamiento deportivo.
Ø WILLIAMS, J. M. (1991). Psicología aplicada al deporte.
Ø MATVEEV, L. (1980). El proceso del entrenamiento deportivo.
Ø WEINECK, J. (1988). Como lograr el máximo rendimiento.
Ø OÑA, A. (1994).Comportamiento motor: bases psicológicas del
movimiento humano.
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