LA CIUDAD HUMANA - Encuentro Nacional de Docentes

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COMISIÓN 214: ESTADO Y ECONOMÍA
PONENCIA: "EL 'BIEN COMÚN' EN LA NACIÓN Y EN LA
COMUNIDAD UNIVERSAL: OBJETO Y FIN DEL DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO"
AUTORAS:
LILIA E. VICO DE CALDERÓN. Profesora de Filosofía. Facultad de
Humanidades "TERESA DE ÁVILA" de Paraná.
LILIA MARÍA DEL CARMEN CALDERÓN VICO DE DELLA SAVIA.
Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales - Abogada. Profesora de la
Sub Sede Paraná de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica Argentina "SANTA MARÍA DE LOS BUENOS
AIRES".
INTRODUCCIÓN.
En TERTIO MILLENIO ADVENIENTE (Num. 51) se insiste, por
el Santo Padre, en este nuestro mundo marcado por tantos conflictos,
en el COMPROMISO POR LA JUSTICIA Y POR LA PAZ.
Desde la perspectiva de la ciencia jurídica, más concretamente
desde el Derecho Positivo y especificando aún más: desde el Derecho
Internacional Privado, cabe reflexionar nuevamente acerca del mismo
en el próximo milenio. El bien “común” en la nación y en la comunidad
universal y la pseudo división entre un derecho mercantil de carácter
trasnacional que so color de un nuevo “orden mundial” da las espaldas
a la humanidad integral del hombre que es el eje vertebral de los
pueblos y las culturas y, a su vez, impregnado de secularización
plantea un sistema neutral de composición de conflictos entre leyes
positivas que igualmente invalidan tal visión.
Se ha enseñado que el Derecho es Ordinatio rationis ad
bonum commune ab eo qui curam communitatis habet
promulgata”; el orden justo de la convivencia humana y, más
específicamente el Derecho positivo, el que establece la autoridad
competente para el bien común que participa del Derecho Natural y
éste a su vez se encuentra en íntima vinculación con la Ley Eterna.
Que existe un orden positivo que rige la vida de las naciones
entre sí, aún cuando la subjetividad de las mismas es el corolario
lógico de la noción de persona humana que crea tales comunidades y
en definitiva debe regir en todo el orbe para el bien de la persona
humana con las características de inmutabilidad en el tiempo y en el
espacio; en lo que hace justamente a esta naturaleza cultural del
hombre, pero sin desconocer las particularidades de cada una de las
culturas como patrimonio de los pueblos que a su vez responden a los
rasgos físicos, las costumbres y las tradiciones más ricas en orden a
una cabal comprensión del término cultura.
El corte o ruptura que impusieron tanto el iluminismo racionalista
a ultranza como el empirismo sensista y el historicismo fenomenista y
pragmático, despojando a la creatura de su auténtica dignidad y de la
vida a la que tiene derecho se tradujo en exclusivismo de las normas
positivas creadas por el ser humano o, mejor aún por uno cuantos que
se atribuían a sí mismos las cualidades -para esto-, en nombre de una
superestructura denominada “Estado”. La idea de negar la libertad y
responsabilidad a la persona trasladando la noción de subjetividad a
ese y, por ende al regular las relaciones entre tales sujetos siempre con
sujeción a la aquiescencia de las autoridades y so-color del bien común
al que debe estar sometido la persona siendo que es exactamente a la
inversa “el bien común está por y para la persona” desdibujaron por
completo al Jusnaturalismo de base universal por cuanto éste coloca a
la persona en el vértice de la pirámide y como “señor de sí mismo y
administrador del orbe que le fuera confiado”.
Representa el gran desafío para el docente en Derecho
Internacional Privado, el investigar si este nuevo orden universal por
encima de las particularidades de los diferentes Estados y, por ende
por sobre las diversas culturas nacionales puede ser logrado como un
orden normativo que reglamenta el tráfico internacional de las
personas para una convivencia universal en orden a la VERDAD y la
PAZ cuanto a la solución de los conflictos entre los particulares que no
encubra por ende, la posibilidad de que el logro de un tal orden
universal traiga aparejada la problemática de la transculturación o la
“contra cultura”.
Por último desde la dimensión específica del Derecho
Internacional Privado lo que conlleva la problemática de la
diferenciación del DERECHO INTERNACIONAL GENERAL y sus
ramas: DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO y DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO.
En el ámbito del primero a una previa distinción entre DERECHO
INTERNACIONAL PÚBLICO Y DERECHO “DE GENTES” ya que así
han referido los Santos Padres a los fines de la auténtica ordenación
de las relaciones internacionales.
En el ámbito del segundo si la universalidad que se pretende a
través de este NUEVO ORDEN MUNDIAL lo es solamente de forma
fragmentada y basado en una JURISPRUDENCIA DE INTERESES,
que vendría a considerar la cuestión comercial entre los diferentes
países que tiene un contenido marcadamente económico y pretende
imponer la UNIFORMIDAD que es lo contrario a lo que pretende el
Derecho Internacional Privado que, apoyado en los valores JUSTICIA y
SEGURIDAD no considera a la humanidad como una MASA
HOMOGÉNEA sino al ser irrepetible, al espíritu encarnado en cada
hombre por su vocación de sociabilidad culturalmente situado en una
comunidad estatal signada por el elemento cultural diverso de las
demás que debe venir presidido entonces por la solidaridad en orden al
bien común universal.
CAPÍTULO PRIMERO. EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO:
DENOMINACION.
1.- Derecho y Justicia. La justicia como objeto del Derecho. Clases de
justicia.
2
Recurrimos a la filosofía para podemos desentrañar aquello que es
la justicia.
PIEPER nos dice que si el acto de justicia consiste en dar a cada
uno lo suyo, esto presupone algo que le precede: la justicia presupone
entonces al Derecho y el Derecho es una noción hasta tal punto radical
y primaria que no se deja reducir a ninguna otra anterior y de la cual
pueda ser derivada. El débito de un sujeto hacia otro sujeto se funda en
la naturaleza misma del ser a quien es debido y ello es porque el
hombre es persona, vale decir un ser espiritual que es un todo en sí,
que existe por sí y para sí y en vista de su propia perfección y por ello
es que, si no se reconoce la personalidad del hombre en su íntegra
realidad desaparece toda posibilidad de determinar el derecho y la
justicia 1 y SANTO TOMÁS ya había enseñado que el distintivo peculiar
de la virtud de la justicia es que tiene por misión ordenar al hombre en
lo que dice relación al otro hombre 2.
La definición clásica de justicia como virtud nos da la inclinación
natural del ser humano y de cada ser humano, a dar a cada uno “quod
suum est” y como imperativo de la razón práctica conlleva la amistad
universal, la caridad, por la cual cada ser humano se realiza y
desarrolla en LIBERTAD.
Hasta aquí hemos tratado de esbozar una cuestión sobre la que
más tarde habremos de volver: el Derecho y la justicia y si esta última
es objeto del Derecho o éste el fundamento de la justicia.
De todos modos no se nos escapa que hasta aquí se ha
señalado sin mayor explicitación la noción del “derecho en sentido
subjetivo” y la noción de justicia y una relación de alteridad.
Pero no se agotan -ni mucho menos-, las nociones de justicia y
de Derecho y siguiendo la doctrina de la Escolástica, podemos decir en
un sentido objetivo Derecho es la «ordenación de la razón, en vista del
bien común, promulgada por aquel que está al frente de la comunidad»
Igualmente que existen tres especies de justicia 3 según sean los
sujetos obligados: Justicia conmutativa: regula los intercambios entre
los particulares, las contrataciones entre particulares, con criterio de
igualdad entre las prestaciones (ordinatio partium ad partes).
Justicia legal: los sujetos obligados son los súbditos respecto del
Estado que legisla las cargas en orden al bien común. Responde al
ordenamiento de las partes respecto del todo. De los distintos
miembros para con el todo: ordenatio partium ad totum: "La ley no es
solamente la ley escrita que definen la vida social y que constituyen el
saber vivir, o más ampliamente la sabiduría y no es solamente la ley
positiva sino la ley moral. .....la justicia legal es virtud especial en su
esencia, en cuanto mira al bien común como objeto propio ".Justicia
distributiva: en ella el sujeto obligado es el gobernante, rigiendo el
criterio de proporcionalidad y equidad ordinatio toius ad partes cuyo
1
PIEPER, Joseph; LAS VIRTUDES FUNDAMENTALES, Rialp, Madrid.
SANTO TOMÁS; “SUMA TEOLÓGICA”, Vol. VIII, 2-2q.57, págs.199 á 201, Ed.
Biblioteca de Autores Cristianos.
3
IDEM.
2
3
objeto consiste en el ordenamiento del todo a las partes " regulando
la relación de los miembros para con toda la sociedad 4.
Así un análisis desde la ciencia jurídica acerca de la existencia
de un orden común que supere la diversidad y los particularismos
nacionales no solamente habrá de referirse de modo positivizado,
reduccionista y parcializado de la verdad, a un conjunto de normas, a
sus métodos de construcción, sino que ab initio deberá consultar en
una fuente más orientadora y omnicomprensiva del ser humano: La
Filosofía que cumplirá aquí su rol preponderante desde el punto de
vista tanto instrumental (del rol a cumplir en el ámbito de la concreción
de esta investigación), como de su horizonte al alba del Tercer Milenio
respondiendo al desafío ya que resultan no pocos quienes han
reducido el manantial de la sabiduría a lo meramente fenoménico,
descriptivo, nominalista y positivista, fruto de un racionalismo extremo y
reduccionista del hombre.
En tal sentido se puede sostener que el Derecho positivo tiene
por objeto establecer un orden justo de las relaciones humanas lo que
es, desde el punto de vista filosófico, el objeto de la virtud moral de la
justicia y, en esa medida, el orden jurídico se integra en el orden moral,
puesto que contribuye a precisar la rectitud de un cierto tipo de
comportamientos.
La cuestión medular de las distintas y variadas culturas vienen a
constituirse a los fines del Derecho del Derecho Internacional Privado
como la prescripción de normas universales (si ello fuera posible) que
en orden a la ley natural deben ser respetadas o mantenidas, no
pudiéndose invocar al efecto ni tan solo la TOLERANCIA como se ha
sostenido respecto a nuestra disciplina (Derecho Internacional Privado)
y a su vez polarizadamente, para -so pretexto- de una pretendida
uniformidad saltar por algunas particularidades culturales nacionales o
regionales.
Si pensamos una naturaleza humana universal (aún cuando
concebida en sentido estricto), el corolario lógico es que la ley natural
es universal (la misma y válida en el espacio y la misma inmutabilidad
en el tiempo).
Existe entonces una identidad entre ley natural y ley moral y una
justa autonomía de la razón pero que no implica la creación, por parte
de la misma razón, de los valores y de las normas morales. Si esta
autonomía implicase una “libertad creadora de las normas morales,
según las contingencias históricas o las diversas sociedades y culturas,
tal pretendida autonomía contradiría la enseñanza de la Iglesia sobre la
verdad del hombre”.
Las reglas morales fundamentales de la vida social o normas de
Derecho Natural comportan unas exigencias determinadas a las que
deben atenerse tanto los poderes públicos como los ciudadanos motivo
por el cual, sólo una moral que reconozca normas válidas siempre y
para todos, sin ninguna excepción, puede garantizar el fundamento
4
IBÍDEM.
4
ético de la convivencia social, tanto nacional como internacional han
sostenido nuestros Santos Padres.
2.- Derecho Natural y Derecho Positivo. “Derecho” y “Derecho
Internacional” – Diversidad cultural.
Desde el punto de vista jurídico y más específicamente del
Derecho Internacional Privado como regulador de la vida internacional
de las personas la cuestión se complica por cuanto cada nación posee
su propia organización jurídica sea en forma de Derecho escrito y
ordenados en códigos como los países de tradición romanista o bien de
usos, costumbres que se han ido traspasando como herencia de los
pueblos, de generación en generación (corriente germánica); o bien
finalmente los precedentes jurisprudenciales en los que “judge makes
law”.
En cualquiera de estos sistemas se está abordando
implícitamente, la diferenciación cultural de gran influencia (como que
participa de la naturaleza de la “naturaleza humana” al momento de
traducir las máximas universales de Derecho Natural o los principios de
la moral universal a la situación particular histórico-social de cada
pueblo concretada en unas normas positivas (lo que no implique que
aceptemos un derecho positivo que consagre principios que dimanan
de una moral “situacional” que rechazamos).
Si no reconocemos la existencia de un orden justo que precede
ontológicamente a toda ley positiva esta debería interpretarse,
cumplirse y, en consecuencia –toda su dinámica- nada más y con los
mismos límites que ella se impone y no existiría instancia crítica
susceptible de ponerlo en tela de juicio ni aún en nombre de la idea
misma del hombre con lo que estaríamos en la situación de sumisión
(sino de esclavitud) al derecho positivo.
La crisis del Derecho de Gentes encontró su fundamento en el
empirismo positivista al ponerse énfasis por esta corriente, en la no
coerción en la falta de sanción jurídico-social por falta del
reconocimiento de una autoridad suprema legisferante y sancionadora
con poder para condenar y que tal condena terrenal pudiera ser
cumplida.
Ahora bien: encierra trágicamente al hombre en un círculo sin
salida: ¿Con fundamento en qué o en quién adquiere autoridad o poder
la autoridad para legislar sin ningún límite por encima de ella misma?
¿De dónde deviene su “perfección”?.
Es en el Derecho Internacional donde se pone de relieve la
existencia innegable del derecho natural ya que si éste no existiese y
solamente se considerara Derecho al que fuera puramente positivo,
debería ser impuesto por una autoridad internacional capaz de exigir su
observancia bajo pena de sanciones lo cual como señala JITTA no
existe y tampoco existe en nuestros días a pesar de la de la creciente
interdependencia de las naciones.
Sin embargo el Derecho Internacional General que se desbroza en
el Derecho Internacional Público y el Derecho Internacional Privado
existen a pesar de que, -como hemos de observar-, es aún en nuestros
5
días, en el seno de ambos, donde se producen los mayores debates
en torno a la noción de si se trata de normas jurídico-positivas con
fuerza jurígena (positiva) en el marco exclusivamente estatal y
contemplando y regulando la vida internacional de las personas a
través de las fronteras, desde este ámbito, o en una tendencia
denominada humanitaria considerando al ser humano incardinado en
una comunidad universal regida por valores igualmente universales.
No obstante la existencia de una pluralidad de culturas, la
naturaleza humana es única y a la vez universal y todos los hombres
se encuentran incardinados en una única y misma gran comunidad, y
miembros a la vez de las naciones.
CAPÍTULO SEGUNDO: OBJETO DEL DERECHO INTERNACIONAL
PRIVADO.
1.- Derecho Internacional Privado y diversidad cultural.
El Derecho Internacional Privado como el orden jurídico de la
vida humana en el universo plasma la Ley Natural (Moral) debe ordenar
las conductas necesarias para el desarrollo hasta llegar a la plenitud
del ser humano en el tiempo y en la historia.
En la CONSTITUCION PASTORAL SOBRE LA IGLESIA EN EL
MUNDO ACTUAL (Capítulo II) titulado EL SANO FOMENTO DEL
PROGRESO CULTURAL Num. 53 se explicita en el CONCILIO
VATICANO II que lo propio de la persona humana es el no llegar a la
verdadera plenitud humana si no es por medio de la cultura cultivando
los bienes y los valores naturales.
Hacer referencia entonces a la cultura y a la pluralidad de
culturas implica que a lo largo del tiempo y en el espacio se producen
estilos de vida en común diversos que encuentran su origen en la
distinta manera de trabajar, de comportarse, de establecer leyes e
instituciones jurídicas, de desarrollar las ciencias y las artes formando
parte del patrimonio propio de cada comunidad humana en un
momento histórico determinado de cada nación.
Si bien se reconoce la autonomía del ser humano en la
elaboración de la cultura es a todas luces necesario que se resguarde
en todo momento la moral, los derechos de la persona y de la
sociedad, particular o mundial, dentro de los límites del bien común en
el universo.
A las autoridades de los diferentes países se les indica que no
son competentes para determinar el carácter propio de cada cultura
pero sí deben fomentar las condiciones y los medios para promover la
vida cultural entre todos aun dentro de las minorías de alguna nación.
Ahora bien: grandes interrogantes se plantean a la hora de dar
respuesta acerca de los presupuestos del Derecho Internacional
Privado Positivo, de su objeto y de sus fines (esto en el orden
sustancial), sin perjuicio de aquellos que se formulan en el ámbito
formal metodológico.
2.- El Derecho Internacional Privado: “¿rama del Derecho Internacional
General”? . La singularidad y pluralidad de las culturas fundamento del
“Derecho de las Naciones” (Derecho Internacional Público).
6
El Documento del Consejo Pontificio para la Cultura expresa
que el fundamento de los derechos de las naciones es la persona
humana considerados a nivel específico de la vida comunitaria y, por
ende, dada la pluralidad cultural se producen exigencias que en un
método dialéctico podríamos considera como exigencias de
particularidad - exigencias de universalidad.
La doctrina enseña que el Derecho de Gentes Jus gentium,
surgió al extenderse la dominación romana a pueblos de la más
variada ascendencia, atemperando esta creación pretoriana, el rigor
del Jus civile y contribuyendo a mejorar el status juridico de todas las
personas que no gozaban de la plenitud del Iex civitatis aparece en la
historia política de Roma, íntimamente vinculada a la existencia de un
Estado único, absorbente y ecuménico, más allá de cuyas fronteras
detrás de la cual vivían los bárbaros.
Es –empero-, en la Edad Media en que aparece la comunidad
internacional como República de naciones cristianas
con la
preeminencia y vínculo de cohesión por la fe la Iglesia Católica que
llamaba a las “treguas de Dios” (idea del descanso dominical) que
interrumpían las luchas armadas al oficio más humilde y rutinario; a la
“Paz de Dios” que prevenía contra los males de guerra.
Con la doctrina del “bellum justum”
cobra un auge
extraordinario el arbitraje y se establece convencional o
consuetudinariamente, ciertas normas intemacionles que eran
observadas por los soberanos en sus relaciones mutuas quebrantada
luego por la reforma y las consiguientes luchas confesionales 5.
El advenimiento de la Edad Moderna produce la escición entre
Los DIOS Y EL HOMBRE CREATURA SUYA HECHA A SU IMAGEN Y
SEMEJANZA sufriendo grave crisis el Derecho de Gentes, irguiéndose
por el contrario el Estado absoluto, con poderes omnímodos y
momento en el cual el mantener la paz y la seguridad internacionales,
fomentar la cooperación entre los Estados, estimular el respeto a los
derechos fundamentales del hombre pero no centrando su efectiva
atención en el hombre sino en el ciudadano, lo que se advierte en la los
grandes teólogos españoles del siglo XVI vaticinaron la confraternidad
de todos los pueblos y así: ....... “Los hombres -decía forjarán sus
espadas y las convertirán azadas, ninguna nación se levantará contra
las demás ni se preparará para guerra.
SAN AGUSTÍN había sostenido que la paz era norma de las
relaciones internacionales que sólo el príncipe tenía derecho a declarar
la guerra, debiendo mostrarse humano en todos los casos y no olvidar
que el fin de la guerra es siempre la paz. Sus ideas al igual que las de
San Isidoro de Sevilla fueron retomadas por Santo Tomás de Aquino
para sentar la doctrina de la guerra justa6.
Francisco de Vitoria (1480-1546) (Dominico de Alava) y Domingo
Soto (1496-1560) empero, establecen una clara distinción entre el
5
VERDROSS, A.,; Derecho internacional público, trad. de A. Truyol y Serra, pág. 39, Madrid,
1955.
6
SAN AGUSTÍN; “DE CIVITATE....”
7
Derecho natural y el Derecho de gentes -incluyendo este último en el
positivo aún cuando profesando una concepción universalista de la
humanidad corno sociedad superior y universal. Estas ideas de
universalidad y de interdependencia inspiran más tarde, en forma
todavía más nítida, al jesuita español Francisco Suárez (1548-1617)
este conocido pasaje de su monumental obra: “El género humano
aunque dividido en varios pueblos y reinos, siempre tiene alguna
unidad, no sólo específica, sino también cuasipolítica y moral, que
indica el precepto natural del mutuo amor y de la misericordia que se
extiende a todos, aún a los extraños y de cualquier nación. Por lo cual,
aunque cada ciudad perfecta, república o reino, sea así una comunidad
perfecta y compuesta de sus miembros, no obstante cualquiera de ellas
es también miembro de algún modo de este universo, en cuanto
pertenece al género humano; pues nunca aquellas comunidades son
aisladamente de tal modo suficientes para sí, que no necesiten de
alguna mutua ayuda y sociedad y comunicación... Por esta razón,
pues, necesitan de algún Derecho por el cual sean dirigidas y
ordenadas rectamente en este género de comunidad y sociedad" 7.
En Num. 200 de la Encíclica MATER ET MAGISTRA de S. S.
JUAN XXIII SOBRE EL RECIENTE DESARROLLO DE LA CUESTIÓN
SOCIAL A LA LUZ DE LA DOCTRINA CRISTIANA bajo el título
COLABORACIÓN EN EL PLANO MUNDIAL- DIMENSIÓN MUNDIAL
DE LOS PROBLEMAS HUMANOS MÁS IMPORTANTES expresa que
existe una interdependencia en las relaciones entre los distintos países
en razón de los adelantos científicos y técnicos, en todos los aspectos
de la convivencia humana, se han estrechado mucho más en estos
últimos años por lo que la interdependencia de los pueblos se hace
cada vez mayor, lo cual implica también otra referencia al Derecho
Internacional Público como regulador de las relaciones entre los
Estados pero, a pesar de la necesidad de la existencia de un orden
jurídico positivo internacional “falta el reconocimiento común de un
orden moral objetivo” pero su origen no se debe a una “conciencia del o
de los Estados, sino que se encuentra en el mismo ser humano” 8
En la Encíclica que lleva por título el más dulce mensaje a la
tierra y a todos sus habitantes: PACEM IN TERRIS que el Papa Bueno
establece en una enérgica exhortación, un verdadero cuerpo de
principios de Derecho Natural a plasmar en el Derecho Internacional
positivo y a cumplirse en la civitas terrena y que por tanto, no les es
lícito en forma alguna prescindir de la ley natural, a la que están
sometidos, ya que ésta se identifica con la propia ley moral; es absurdo
pensar que los hombres, por el mero hecho de gobernar un Estado,
puedan verse obligados a renunciar a su condición humana (Num. 81 );
En la ordenación de las relaciones internacionales la autoridad debe
ejercerse de forma que promueva el bien común de todos ya que para
esto precisamente se ha establecido (Num.84);Entre las exigencias
fundamentales del bien común hay que colocar necesariamente el
7
8
HIRSCHBERGER, J.; Ob. cit.
Encíclica MATER ET MAGISTRA, Num.201.
8
principio del reconocimiento del orden moral y de la inviolabilidad de
sus preceptos; (Num. 85); El nuevo orden que todos los pueblos
anhelan ha de alzarse sobre la roca indestructible e inmutable de la ley
moral, manifestada por el mismo Creador mediante el orden natural y
esculpida por El en los corazones de los hombres con caracteres
indelebles. Como faro resplandeciente, la ley moral, debe, con los
rayos de sus principios, dirigir la ruta de la actividad de los hombres y
de los Estados, los cuales habrán de seguir sus amonestadoras,
saludables y provechosas indicaciones ...... (Num.85);
JITTA –refiriéndose al Derecho Internacional Privado y su
relación con el “Derecho de Gentes” , hace hincapié en la diferencia
sustancial que existe entre el primero (D. I. Pr.) desde una concepción
que denomina humanitaria y en orden a una metodología de
elaboración, o de construcción que denomina universal. En esta última
se da un substractum sociológico: La existencia de una sociedad
jurídica que abarca todo el género humano 9. Una metodología de
regulación de esa vida de la sociedad jurídica universal en la que
gravita no un solo Estado sino desde una perspectiva amplia de la
sociedad de los Estados que tienen un deber común que es el de
asegurar la aplicación del Derecho privado mediante reglas que se
aplican a las relaciones de jurídicas que surgen en el seno de la
humanidad 10.
Expresará así: “Si fuera completa la organización política de toda
la humanidad, si existiese algún poder humano supremo encargado de
velar por los intereses generales del universo, la legislación civil y la
administración de justicia formarían parte de sus atribuciones” 11.
Pero, a renglón seguido reconoce que esto no existe, que
puede entenderse definitivamente aplazada 12 y que en el estado
actual de las cosas, lo único que existen son los Estados cuyo fin es el
bien común de cada uno de los pueblos que los componen y que se
encuentran vinculados entre sí por relaciones jurídicas que pertenecen
al Derecho de Gentes 13 .Aún así no pueden existir por la propia
naturaleza de este estado de cosas normas estatales de validez
universal, por lo que no hay base positiva preestablecida sino
solamente principios normativos generales en virtud de acuerdos
tácitos 14.
La “ley uniforme” sería la regla de Derecho Positivo análoga
(sino idéntica) pero elaborada por las autoridades de diferentes países,
que es lo que ocurrió incluso en las relaciones entre sujetos con
anterioridad a la formación de los Estados y que siguió en vigencia a
posteriori del surgimiento de éstos, también ocurre lo mismo cuando
todos los Estados estaban ya organizados, y expresaba entonces tal
ley uniforme, una “identidad de la convicción jurídica de dos ó más
9
10
11
12
13
14
JITTA, J. ; Ob. Cit., Cap.IV, pág.230.
IDEM.
IBÍDEM, págs. 230-231.
IBÍDEM; pág.231.
IBÍDEM; pág.233.
IBÍDEM.
9
Estados. Cuando son semejantes las condiciones de vida jurídica de
dos o más naciones, o cuando éstas han adquirido una convicción
idéntica en cuanto al fin social de determinadas instituciones jurídicas,
es natural que esas instituciones sean reguladas de manera idéntica en
ambos Derechos nacionales 15.
La segunda vía sería para JITTA, la de los tratados que resultan
convenciones entre los Estados, análogos a las convenciones que
realizan los particulares 16 .
No ignora el nacimiento de un nuevo orden jurídico uniforme
supranacional, pero tampoco pasa por alto el entorno o dato social en
el que se ha producido así como los conflictos a que puede dar lugar y,
sostiene:
“La especie de uniformidad que creemos debe
rechazarse es la obtenida artificialmente, no por efecto de una
convicción jurídica común de los Estados, sino por virtud de hábiles
transacciones. La diversidad de leyes no siempre es arbitraria:
frecuentemente, a lo menos, tiene su razón de ser en las variedades
del estado social; y en tal caso la asimilación de aquellas no debe
preceder, sino acompañar o seguir, a la de las costumbres. No
precediendo de este modo, se impondrán a un Estado leyes que no
convengan a su organización social y que, por tanto, habrán de ser tan
defectuosamente aplicadas que las aparentes ventajas de la
uniformidad desaparecerán como la nieve en primavera.. La
uniformidad de las leyes no ha de improvisarse .. No se sigue de aquí
que intentemos aplazar ad calendas groecas el reinado de la
uniformidad, pero si creemos que su marcha no debe ser más rápida
que la de la civilización, y que debe, ni dar vestidos de igual medida a
pueblos que no tienen la misma talla, ni proveer de trabillas a pueblos
que no usan pantalones ..... Por el contrario, si la convicción jurídica
común ha adquirido tal desarrollo que sea posible regular en toda su
extensión una relación jurídica sin transigir respecto a cuestiones
capitales, y constituyendo un Derecho que responda a las necesidades
sociales de todos los Estados, entonces las reglas universales deben
tener por base la uniformidad del Derecho” 17.
Todas estas cuestiones se trasladan necesariamente al Derecho
Internacional Internacional Privado y los problemas inherentes a los
acuerdos o convenios internacionales globalizados sobre los derechos
de propiedad industrial (patentes, propiedad científica, literaria y
artística, marcas, diseños de fábrica y otros).Constituye uno de los
ámbitos del Derecho Internacional Privado que resulta álgido en la
actualidad puesto que, a la inversa de lo que se ha pautado de modo
orientativo e integral en la Constitución, son grandes organismos
mundiales que promueven por sí las inversiones en los diferentes
países y también existen normas oriundas de Tratados obtenidos por la
necesidad y otras por un desconocimiento de la base humanista y
teológica que debe inspirar la economía, que favorecen en una
15
16
17
JITTA, J.; Ob.ciy., pág. 257.
IDEM.
RIGAUX F.; “Derecho.....”, pág.80.
10
“jurisprudencia de intereses” al “inversor” so pretexto del riesgo de
éste, ignorando riesgos mayores para comunidades enteras.
Si adoptamos la idea inicial de Rigaux en cuanto a que el
nacimiento de un espacio trasnacional daría lugar a una nueva rama
del Derecho Trasnacional podemos observar que el autor prefiere
hablar de ese último: Trasnational Law, que capta en particular las
relaciones económicas internacionales y la influencia que continúa en
aumento
de las que denomina “empresas multinacionales” o
“trasnacionales” con el que pretende expresar un doble fenómeno: La
más amplia difusión geográfica de las diversas sucursales o filiales de
estas empresas; y La deslocalización de las prerrogativas ligadas al
derecho a controlar estas empresas, derecho que en sí mismo resulta
apartado del derecho de propiedad clásico” . De allí que –sostiene
también-, el cuadro tradicional de los diversos derechos estatales y las
técnicas puestas en práctica por la doctrina clásica del Derecho
Internacional Privado no han tomado en cuenta el dinamismo y la
inventiva de las nuevas fuerzas económicas que aquellas se han
organizado independientemente de los diversos poderes estatales 18.
La reflexión que sigue ante la aparición de una nueva rama del
Derecho que Rigaux denomina trasnacional, es obviamente de
carácter igualmente preliminar: ¿Cuál es la naturaleza, el objeto y los
métodos del Derecho Internacional Privado?.¿Debe perseguir el bien
común de los seres humanos incardinados en un orden no ya estatal
sino universal?. ¿Es lo mismo universal que global?.
El autor excluye el tratamiento de aquellas cuestiones de una
reglamentación de tal natural (D.I.Pr.) porque considera no
corresponde en un Tratado de Derecho Internacional Privado
remitiendo el tratamiento de estas cuestiones en forma independiente
al denominado Derecho Trasnacional o también denominado Derecho
Económico, con lo que admite tácitamente una postura de neto corte
economicista y global.
Continúa señalando que para emprender esta tarea es necesario
subrayar la insuficiencia de las fuentes del Derecho estatal frente al
actual desarrollo de las relaciones económicas internacionales que
tiene dos aspectos principales: 1) La materia regulada en virtud de la
diversificación de las
actividades tecnológicas y prácticas
contractuales tan novedosas a las que el Derecho estatal no ha podido
brindarles más que la libertad de contratar o sea la denominada
“autonomía de la voluntad” y 2) la estructura del poder económico que
hace que tales sociedades se den una autorregulación a la que se
subordinan los distintos Estados19.
No obstante no coincidimos con la idea de que exista una
insuficiencia del Derecho Internacional Privado en relación con los
18
19
RIGAUX, F. ; Ob. Cit.
IDEM.
11
sujetos y el mentado poder económico, por cuanto éstos tienen
correctivos y aún el Derecho Internacional Privado permite la aplicación
de tales correctivos cuando la política estatal se encuentra orientada en
fines y valores comprometidos (piénsese al respecto en las nociones
de orden público y fraude a la ley).
Podría argumentarse que ésta no resulta suficiente atento los
poderes en juego y las inventivas de estos poderosos gigantes de la
economía pero no se puede desconocer que con este escollo se
encuentran todas las ramas del Derecho: si a través de normas
positivas se trata de ordenar normativamente una convivencia pacífica,
no es menos cierto que no por ello van a existir (y existen) atentados
contra tal convivencia pacífica y no por ello ha de desconocerse la
existencia del Derecho.
No obstante también debemos señalar siguiendo al autor que el
término privado alude a los sujetos del Derecho Internacional: los
particulares en situación de igualdad, de lo que precisamente no se
trata en estas cuestiones. Igualmente debemos reconocer que la
autonomía de la voluntad ha sido el caldo de cultivo para el ejercicio de
numerosos abusos.
Pero es al mismo tiempo que el Derecho Internacional Privado
provee límites a la mentada autonomía; vb.gr. en un pluralismo
metodológico las normas internas espacialmente delimitadas o normas
de aplicación inmediata.
El hecho de que se apliquen o no por las autoridades de los
diferentes países y que éstos muchas veces se encuentran en la gran
disyuntiva o en situaciones de inferioridad, sí es cuestión de un ideario
o también muchas veces llamado o justificado bajo la cuestión de la
necesidad política de los Estados. Por lo que también constituye un
punto crucial la expresión de Aguilar Navarro en cuanto a que el
Derecho Internacional Privado “.... supone una política legislativa
guiada por consideraciones sociales entre las cuales el servicio de la
persona humana y la solidaridad entre los hombres tienen un puesto
preeminente 20.
Empero debemos reflexionar acerca de si la obsesión respecto
de la estructura vertebral representada por el objeto formal del Derecho
Internacional Privado, su metodología y las fuentes de sus fuentes no
obscurecen la misión de éste: reguladora de la vida humana en
relación; vida en la cual se entretejen materias y problemas de diversa
naturaleza.
Organismos internacionales como U.N.C.I.T.R.A.L. vienen
trabajando para lograr la denominada "unificación" espontánea y
unilateral de los ordenamientos positivos: compraventa de
mercaderías, el transporte, los títulos valores, el comercio electrónico,
los pagos externos a través o por intermedio de las entidades
financieras.
Pero la pregunta que surge casi obvia es que si en materia de la
regulación del comercio internacional, reconociendo la pluralidad
20
AGUILAR NAVARRO, M.; Ob. cit.,pág. 145.
12
cultural y sus múltiples y variadas expresiones así como el
desequilibrio existente a nivel económico y específicamente mercantil,
no se produce una suerte de “violencia” para uniformar lo no
uniformable, en contra del bien común que debe presidir la labor de las
autoridades de los países.
4.- Metodos de elaboración de las normas de Derecho Internacional
Privado y los “intereses” (policy) subyacentes. Los valores trascedentes
al ordenamiento jurídico internacional.
El quid estriba en qué hay de esta uniformidad para el hombre,
para todo el hombre, para todos los hombres.
La metodología normativa que se sigue es sustancial, de
reglamentación directa de puntuales cuestiones internacionales pero a
la que mucho le queda por recorrer si se desea por el contrario hacer
referencia a un Derecho Internacional Privado, como sistema normativo
encaminado a la justa regulación de la vida internacional de las
personas; a la armonización y a la coordinación de las diferentes
culturas.
Van Hecke introduce la cuestión del sustancialismo, esto es la
elaboración de normas sustanciales internacionales aplicables
directamente a las relaciones jurídicas internacionales y que en su
funcionamiento también serían normas de aplicación inmediata,
habiéndose ya conocido en la Edad Media 21.
El Derecho Internacional Privado necesariamente debe
comprender en forma integrada la dimensión fáctica: soporte
sociológico; la dimensión normativa positiva: en su naturaleza dual:
fuente auténticamente internacional: el Tratado; fuente interna: los
mecanismos de incorporación al Derecho estatal y las normas de
Derecho internacional privado de fuente interna; y Axiológica: Derecho
Natural que resulta inherente y orienta al Derecho Internacional Privado
positivo; aún cuando en el momento presente debemos expresar que
este último, bien que se considere su objeto, la regulación del tráfico
jurídico internacional con elementos extranjeros relevantes 22 la
relación jurídica 23 o simplemente las cuestiones (issues) de Derecho
Internacional Privado, han de referir a realidades humanas con toda la
trascendencia de la naturaleza humana universal, captadas
normológicamente en categorías jurídicas.
¿Pero que características reúne tal situación jurídica, relación
jurídica, casos jusprivatistas o issues (temas-cuestiones) de Derecho
Internacional Privado?.
A su vez falta precisar aún la influencia o elemento axiológico
fundamental en el Derecho Internacional Privado.
Se analizan en centros académicos la cuestión del Derecho
Internacional Privado como el sistema normativo cuyo objeto es el
21
VAN HECKE, G. Ch.; Curso cit., págs.452 á pág.474.
MIAJA DE LA MUELA, Adolfo; "DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO.
INTRODUCCION Y PARTE GENERAL – I -" 9ºEd. revisada, Atlas, Madrid, 1985, pág.27.
23
JITTA, J.; Ob. Cit.; pág. 207 y sigs..
13
22
conflicto de leyes en el espacio y en el tiempo, considerándoselo algo
así como un Derecho de las leyes cuya débil naturaleza se va a poner
de relieve no bien nos demos cuenta de que cada Estado rechace una
sentencia extranjera,
o desconozca la
aplicación de una ley
extranjera, en virtud de su propia lex fori o ley material interna, único
ordenamiento que considera como tal, puesto que no existe un
legislador universal y tampoco obtendrá sanción una tal actuación
puesto que todos los Estados son soberanos pero cada uno dentro de
sus propias jurisdicciones.
Esto es también el corolario lógico de la consideración del
Derecho solo como un conjunto de normas positivas sancionadas por
una autoridad de un Estado y dotadas del poder de coacción para el
supuesto de su violación o incumplimiento de tales preceptos.
En otro orden se explica el Derecho Internacional Privado
reducido a los datos sociales o a las cuestiones o problemas de la vida
social a las que se aplica y así se propondrá desde el punto de vista
metodológico normativo su modificación cuando no su total eliminación
en razón de que la elección de una ley o de un Estado y su aplicación a
la vida social de las personas resultan insuficientes.
El nudo de la cuestión aparece nuevamente, fruto de la
modernidad, como que el Derecho Internacional, cuya finalidad es la
reglamentación de las relaciones internacionales venga presidido no ya
por un orden superior, trascendente, sino como la resultante de un
“negocio” al cual prestan su aquiescencia los distintos Estados que, a
través de sus representantes, se sientan a la mesa de las
negociaciones de los principios fundamentales que presiden el orden
de las naciones y cuyo resultado no tendrá otra finalidad sino la de
reglamentar la vida humana en relación a través de las fronteras.
Igualmente se replantea la JUSTICIA: DAR A CADA UNO LO
SUYO y, en consecuencia, a la controversia o, mejor aún, al conflicto
de leyes, dar una solución que se viene a denominar “justa” cuando se
congratula de haber localizado una relación humana en un determinado
ordenamiento jurídico, desentendiéndose de la solución de fondo de la
controversia que es la que protagonizan los particulares.
Si estamos haciendo referencia a las PARTICULARIDADES DE
LOS ESTADOS estamos también orientando nuestro foco hacia la
diferenciación cultural pero concebida la cultura como se ha señalado
más arriba.
Si estamos haciendo referencia a un orden universal (no global)
estamos igualmente adoptando la perspectiva de la justicia LEGAL, la
justicia DISTRIBUTIVA que debe reinar en toda comunidad y también
las obligaciones de los Estados y sus autoridades para que se realice
esta virtud al servicio del ser humano integral (con la connotación –
entre otras- de universalidad).
JITTA 24 explica que LAURENT y muchos otros autores
enseñaban que el Derecho Internacional Privado estaba esencialmente
vinculado con el DERECHO DE GENTES que era un Derecho que
24
JITTA, J.; Ob. Cit; págs. 5 y sigs.; 38 y sigs..
14
regía todas las naciones y sus relaciones entre sí, siendo superior a
todas ellas.
Pero si bien en un análisis histórico de los datos del problema
acerca de la naturaleza del erecho Internacional Privado, en estricta
referencia a la TENDENCIA HUMANITARIA, alude a que “El hombre es
un ser esencial é instintivamente sociable. El Creador lo ha hecho de
tal modo que no puede prescindir de sus semejantes. Si, en los
tiempos primitivos, ha podido contentarse el hombre con relaciones
limitadas á los miembros de su familia y el de su tribu, a medida que la
civilización progresa el círculo de las relaciones sociales se ensancha
de día en día y termina por abarcar á la humanidad toda ..... de ahí una
tendencia que mueve al hombre á formar, con todos los demás
hombres, una sociedad jurídica universal” 25.
CONCLUSIÓN
En realidad la cuestión metodológica en orden a la elaboración
de normas positivas de Derecho Internacional Privado para regular la
vida internacional de las personas hunde sus raíces en la cuestión
ontológica, en lo que refiere a la naturaleza del Derecho Internacional
Privado y en la que subsisten las corrientes que señaláramos al tratar
la doctrina expuesta por JITTA, esto es las que podrían señalarse
como opuestas o polarizadas: concepción publicista vs. concepción
privatista.
No podemos dejar de señalar que la asepsia que caracterizó el
conflictualismo clásico, en un nuevo contexto histórico, político,
económico y cultural, encontrase serias resistencias.
Frente al conflictualismo clásico bajo cualquiera de las dos
vertientes se ha levantado la corriente denominada substancialista que
pretende en el ámbito metodológico de elaboración de las normas
substituir el sistema indirecto por un sistema directo pero a la que se le
ha criticado que, aún cuando existiere una completa, totalizadora
regulación normativa de fuente internacional, sustantiva: régimen
internacional sustancial idéntico (uniforme) en todos los países la
interpretación de estas normas por autoridades de distintos países
podría ocasionar un destrozo de la uniformidad producida a nivel
internacional, lo cual torna necesario además un tribunal único en el
mundo con autoridad sobre todos los tribunales de todos los países del
mundo (de continuar existiendo éstos), que resolviese en última
instancia los conflictos producidos. Observamos que en esta dimensión
formalista, se nos presenta un Derecho Internacional Privado sinónimo
del ya clásico Conflicto de Leyes lo que se encuentra vinculado
también a la concepción publicista precitada; y no se capta en cambio
la función preventiva de conflictos que pone sobre el tapete la cuestión
ontológica del Derecho.
Debemos analizar la moderna corriente sin tratar de equiparar la
lex mercatoria medieval con la actual lex mercantoria y meditar acerca
de los correctivos nacionales de que aquella se hará merecedora toda
25
JITTA, J.; Ob. Cit; Las negritas son nuestras.
15
vez que una controversia se plantee ante los tribunales nacionales.
Siguiendo tal orden de ideas, Aguilar Navarro sostendrá lo contrario.
Reconocemos por ende que, desde el elemento sociológico o
fáctico del Derecho Internacional Privado aparecen nuevas formas de
concreción del mismo que han recibido el beneplácito a través de la
autonomía de la voluntad desde el pasado siglo, pero que, igualmente
encuentran su contención en las “policies” estatales y la noción del
orden público internacional.
Pero asimismo y aún autorizando la integración del elemento
fáctico con el elemento normativo, no se sigue de allí, de forma tajante
e indiscriminada que la lex mercatoria ha de sustituir otras formas de
concreción del mundo jurídico, ni menos aún desplazarlas.
A la pregunta acerca de si lo integra o –por el contrario-, se
encuentra comprendido dentro del Derecho Internacional Privado una
respuesta negativa aparece hoy desautorizada, al igual que la
respuesta afirmativa en sentido excluyente de las demás formas de
ordenación del tráfico internacional.
Se produce en la actualidad el fenómeno de la integración de los
países en diferentes grados hasta llegar a la fusión de los mismos y
dando origen a lo que se denomina el Derecho Comunitario.
Como ha señalado Aguilar Navarro respecto de la
supranacionalidad que requiere este último, como base y prueba o
justificativo de su validez , en la actualidad el supranacionalismo es una
realidad positiva, está afianzada en textos, instituciones, etc.
(europeos) y operará que motor de transformación de los términos en
que está planteado el Derecho Internacional Privado en razón de la real
aproximación de los sistemas jurídicos de los Estados miembros en las
comunidades supranacionales lo cual es vehículo seguro de un nuevo
derecho común y camino amplio hacia formas de unificación de
armonía 26 .
Entendemos por nuestra parte que es, justamente por la misma
problematicidad ontológica y soporte sociológico del Derecho
Internacional Privado, así como por los valores inherentes al Derecho
Internacional Privado Positivo, que cabría emprender la tarea cuanto
menos de aproximación entre ambos: en la génesis de todo proceso de
integración así como el cauce jurídico de la misma, late el Derecho
Internacional.
Si se entiende entonces como nota común a todo el Derecho,
(inclusive el Derecho Comunitario y el Derecho Uniforme), la
ordenación de una vida en relación inmersa en la comunidad
internacional en miras al logro de principios, fines y valores ínsitos al
Derecho, -dejando momentáneamente al margen las fuentes de
producción, métodos y técnicas normativas-, siguiendo la tesis de que
el Derecho Internacional Privado aspira a una reglamentación pacífica
de la vida en relación de los seres humanos incardinados en la
comunidad universal, en la que es dable admitir intereses en conflicto:
de los particulares, de los Estados y de la comunidad internacional,
26
AGUILAR NAVARRO, Mariano; "Ensayo.....", Pág.11.
16
luego, dejando a salvo las diferencias metodológico-normativas, cabría
reflexionar acerca de la inserción bajo el título “Régimen Internacional”,
de las normas del Derecho Comunitario, sobre todo en las formas o
estadios más avanzados del proceso de integración, donde aún
actualmente, hay plena cabida del Derecho Internacional Privado.
Por otra parte la reflexión que efectúa Aguilar Navarro con cita a
Evrigenis nos plantea el interrogante acerca del bien común "nacional”
¿vs? Bien común "internacional" sobre todo en el ámbito del Derecho
Internacional Privado mercantil, por cuanto se pudiera haber llegado ya
al punto culminante de carácter económico; bástenos señalar con
Salvatore que: “La terrible situación de pobreza que viven muchos
países en desarrollo junto con las cada vez más profundas
desigualdades internacionales en el nivel de vida,plantean serios
interrogantes a la economía internacional. Jamás podrá afirmarse que
opera a la perfección -mucho menos con equidad- un sistema
económico internacional que ha distribuído los beneficios obtenidos del
comercio internacional y de la especialización en forma tan inequitativa;
un mundo donde millones de seres humanos mueren de hambre no es
sólo inaceptable desde una perspectiva ética,sino que es imposible
esperar que sea pacífico y tranquilo”27.
Se evoca la necesidad de reconocer y recordar la dimensión
ética trascendente en la vida del Derecho.
Los Códigos de Conducta a los que también refieren las
organizaciones internacionales estan destinados a regir el
comportamiento de las multinacionales incorporado en un solo
instrumento jurídico que luego ha de ser adoptado por los Estados a
través de sus mecanismos institucionales 28(vuelve a destacarse la
antinomina “internacionalismo vs. nacionalismo”).
La dimensión axiológica, y los intereses y políticas estatales no
han de quedar al margen en la conformación del sistema normativo de
Derecho Internacional Privado.
En éste, el valor JUSTICIA parece centrarse en la problemática
que señalábamos al comienzo: justicia en la elección de un
ordenamiento con fuerza centrípeta para regir el caso o sea la
denominada justicia indirecta o formal o técnica que se desentiende –
como en el pasado siglo- de las conductas que corresponde realizar en
forma directa en las relaciones internacionales entre los particulares. Lo
que hizo levantar su voz a los partidarios de la metodología sustancial
a través del método de creación por el legislador en orden a los valores
previsiblidad y una única solución del caso en todo el mundo, sin
perjuicio de que ésta solo puede ser viable a nivel convencional en
tanto y en cuanto exista entre los países que emprenden la tarea
unificadora principios de justicia comunes 29.
SALVATORE, Dominick; “Economía Internacional”4º De. Mc Graw Hill, 1995, págs.1112.
28
AGUILAR NAVARRO, Mariano; ob. cit., pág.131.
29
FERNANDEZ ROZAS y SANCHEZ LORENZO; Ob. cit.
27
17
He aquí el gran dilema de nuestro tiempo: Si aspiramos a un
orden universal por encima de las particularidades o singularidades de
los diferentes países y regiones:¿No estaremos propiciando el
desconocimiento de las particularidades de culturas ancianas y ricas
portadoras de importantes valores morales en aras de una uniformidad
que no homogeneiza sino masifica?;¿Este pretendido orden superior
universal, no debería iluminar acerca de los principios y los valores
rectores universales e inmutables aún cuando se corra el riesgo de ser
ignorado o, criticado como autoritario o discriminatorio?.
A este respecto la técnica consistente en el análisis de la
legislación y la doctrina comparada nos muestra también como pueden
llegarse a soluciones que no son de compromiso sino –por el contrariode adaptaciones de los principios trascendentes en función del respeto
a todos y cada uno de los deberes y derechos de la persona.
Asimismo esta técnica podrá arrojar el resultado de soluciones
disvaliosas o conciencia “subjetiva” errónea o regresiones en
determinadas corrientes de pensamiento.
Corolario de lo expuesto resultaría que si entendemos al
Derecho Internacional Privado en una concepción amplia, como un
sistema normativo (dimensión normativa) en la que confluyen valores,
(dimensión axiológica), tiene una doble misión: proveer los
instrumentos aptos para constituir el cauce adecuado a la vida
internacional de las personas, evitando con ello el conflicto (función
preventiva) y asimismo solucionar las controversias a que aquella vida
internacional de las personas (tráfico jurídico externo) da lugar (función
terapéutica), lo que constituye el soporte sociológico o dimensión
fáctica; y que igualmente asistimos a un pluralismo moderado
comprensivo de las normas generales o típicas (normas indirectas o
de conflicto en orden a una descripción histórica metodológica), y
especiales o excepcionales (normas de aplicación inmediata) que
comprenden las normas que expresamente captan una situación
internacional y en la consecuencia jurídica delimitan el ámbito de
aplicación de las normas sustantivas (lex fori) y aquellas normas
sustanciales creadas para casos internacionales o aún para cuestiones
internas e internacionales, considerándose todas ellas de fuente
internacional e interna tal como ya hemos dicho: el Derecho como
sistema implica una ordenación por concreción normativa de valores
que lo iluminan con sentido trascedente Pax est Ordinata Concordia 30:
En una palabra: aún cuando el Derecho Internacional Privado no
sea sino un medio para concretar el orden superior impreso en la
conciencia humana por su Creador a través de normas
sustancialmente uniformes contenidas en Tratados o “hechura” de
proyectos de leyes tipo por organismos internacionales, si no se
plantean en el cerebro, en el corazón y en las voluntades de aquellos
que representan a los pueblos y las diferentes culturas, y a aquellas
que integran tales organizaciones internacionales, todo es un engaño
30
SAN AGUSTÍN; DE CIVITATE cit.
18
las nociones del bien supremo del destino trascendental del ser
humano, del respeto debido a su dignidad de hijo de Dios.
La explicitación del jurista positivista "estatizado" o
extrapoladamente "globalizado" en torno a que las otras alternativas
aparecen tanto más amenazantes nos colocan ante la terrible realidad
de que debemos consesuar sobre lo "menos malo" porque "de lo
contrario nos va a ir peor" y que los resultados de una jugada en
defensa del ser humano, de todo ser humano y de todos los seres
humanos ni cabe examinarlos.
Es justamente esta la última, la definitiva, la crucial apuesta: todo
por el ser humano. todo para el ser humano.
UNA
NACIÓN
QUE
CEDIESE,
MÁS
O
MENOS
CONSCIENTEMENTE, A LA TENTACIÓN DE CERRARSE EN SÍ
MISMA, OLVIDANDO LA RESPONSABILIDAD QUE LE
CONFIERE UNA CIERTA SUPERIORIDAD EN EL CONCIERTO
DE LAS NACIONES, FALTARÍA GRAVEMENTE A UN PRECISO
DEBER ÉTICO ..... LA FELICIDAD A LA QUE ASPIRAMOS NO
SE OBTIENEN SIN EL ESFUERZO Y EL EMPEÑO DE TODOS
SIN EXCEPCIÓN, ..... LA IGLESIA TIENE TAMBIÉN
CONFIANZA EN EL HOMBRE, ..... LO QUE ESTÁ EN JUEGO
ES LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA, ..... NADA DE
LO QUE SE PUEDE Y DEBE REALIZAR MEDIANTE EL
ESFUERZO SOLIDARIO DE TODOS Y LA GRACIA DIVINA EN
UN MOMENTO DADO DE LA HISTORIA, PARA HACER « MÁS
HUMANA » LA VIDA DE LOS HOMBRES, SE HABRÁ PERDIDO
NI HABRÁ SIDO VANO.
En Paraná, provincia de Entre Ríos a los quince días del mes de octubre del
año dos mil FIESTA DE SANTA TERESA DE ÁVILA.
Lilia E. Vico de Calderón
Lilia María del Carmen Calderón Vico de Della Savia
19
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