Concepto de derecho internacional privado

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UNIDAD I.
DERECHO A LA NACIONALIDAD
CONCEPTO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO.
Tenemos tres caminos si se trata de conceptuar una rama del
Derecho Internacional Privado: a) No dar un concepto propio y
limitarse a transcribir conceptos ajenos; b) Dar un concepto propio
eludiendo referencias a las definiciones o conceptos de otros
autores, o
c) tomar varios conceptos, elegidos un tanto
arbitrariamente, hacer un juicio critico de ellos y después dar u
concepto propio recogiéndolos elementos no desechados de las
nociones examinadas. Esto ultimo es lo que haremos y al decirlo así,
tenemos clara conciencia de que es imposible analizar todos los
conceptos que hasta la fecha se han dado.
El tratadista mexicano Luís Pérez Vendía llama Derecho
Internacional Privado a una modalidad de Derecho Privado que tiene
por objeto someter las relaciones sociales entre in dividuos, a las
reglas jurídicas que convengan a su naturaleza, o el conjunto de
principios que definen los derechos de los extranjeros y la
competencia de las diversas legislaciones en lo que concierne a las
relaciones internacionales de orden privado.
José Algara, propone la siguiente definición: “El conjunto de
principios positivos o filosóficos, que regulan las relaciones
jurídicas, civiles y penales, de los individuos sujetos a diversas
leyes, estableciendo cuál de estas debe preferir para resolver el
conflicto.
Antonio, Sánchez de Bustamante, “el conjunto de principios
que determinan los limites en el espacio de la competencia
1
legislativa de los Estados, cuando ha de aplicarse a relaciones
jurídicas que pueden errar sometidas a más de una legislación.
La definición de Bustamante es una de las mejores logradas,
únicamente, el inconveniente de que utiliza la expresión
“competencia legislativa”.
Rafael Conde y Luque, “Aquella parte de la Enciclopedia
Jurídica cuyo objeto es constituir la personalidad jurídica del
extranjero, atribuirle los derechos civiles y determinar la ley que
debe regir estos derechos”.
El jurista mexicano Francisco J. Zavala, define el Derecho
Internacional Privado como “el conjunto de reglas que sirven para
decidir los conflictos entre legislaciones de diversos Estado”.
Werner Goldschmidt nos dice que el Derecho Internacional
Privado “es el conjunto de las soluciones de los casos iusprivatistas
con elementos extranjeros, basada en el respeto hacia dichos
elementos. La ciencia del Derecho Internacional privado enseña las
reglas y métodos para alcanzar estas soluciones.
Por ultimo, Westlake indica que “Es aquella rama de la
jurisprudencia privada que determina ante los tribunales de qué
país cada cuestión debe ser llevada y por la legislación de qué país
cada cuestión debe ser resuelta.
En nuestra opinión, un concepto del Derecho Internacional
Privado deberá:
1. Evitar reducir el Derecho Internacional Privado a las materias
civil y penal puesto que puede abarcar problemas de vigencia
espacial de otras ramas del Derecho.
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2. Evitar mencionar la nacionalidad de los individuos porque esta
noción es sólo uno de los elementos de conexión, siendo que en
el Derecho Internacional privado existen otros elementos de
conexión. Si se menciona la nacionalidad y no se mencionan
otros elementos de conexión se incurre en omisión.
3. Evitar el uso de expresión “conflicto” ya que esta expresión
ha motivado grandes discusiones porque hay quienes estiman
que no hay pugna de normas jurídicas sino determinación de la
vigencia espacial de ellas.
4. Evitar el empleo de vocablo “leyes” porque esta expresión es
limitativa y excluye otras normas jurídicas originadas en
otras fuentes formales que también requieren la
determinación del ámbito espacial de su vigencia.
5. Evitar la inclusión de la expresión “competencia legislativa”
porque da lugar a equívocos y porque reduce la cuestión al
imperio de las leyes siendo que el Derecho Internacional
Privado se trata, sobre todo, del imperio de las normas
jurídicas en el espacio.
Y, por otra parte, deberá:
1. Determinar su naturaleza: pública o privada, internacional o
interna.
2. Señalar su objeto.
3. Precisar el alcance de su contenido.
Con base con las anteriores directrices, proponemos el siguiente
concepto:
“El derecho Internacional Privado es el conjunto de normas
jurídicas de Derecho Publico que tienen por objeto determinar la
norma jurídica aplicable en los casos de vigencia simultanea de
3
normas jurídicas de más de un Estado que pretenden regir una
situación correcta”.
OBJETO.
Derecho Internacional Público tiene por objeto determinar la
norma jurídica aplicable en los caso de vigencia simultanea de
normas jurídicas de más de un Estado que pretende regir una
situación concreta.
Para Perez Verdía, el objeto de la ciencia del Derecho
Internacional Privado “Es asegurar a las leyes nacionales su
aplicación en las relaciones internacionales.
Sobre el objeto nos dice el ilustre Martín Wolf. Cuando se da
hechos positivos con puntos de conexión con el extranjero, la
cuestión acerca de qué consecuencias jurídicas deba tener tales
hechos, sólo puede resolverse determinado previamente cuál es la
ordenación jurídica de donde debe tomarse la respuesta a aquella
cuestión. Esta determinación es misión del Derecho Internacional
Privado o Derecho de Colisión”.
FINES.
El derecho Internacional Privado tiene como finalidades:
A) Procurar la armonía entre normas jurídicas de diversos
Estados que concurren en una sola relación de Derecho.
B) Obtener la seguridad de los derechos en el orden
internacional, pues ésta es la forma de garantizar los
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derechos fundamentales del hombre, en su persona, en
sus bienes y en los actos jurídicos que realiza; porque de
no ser por las normas jurídicas del Derecho
Internacional Privado el individuo no sabría a que
atenerse cuando hubiese elementos de conexión con
preceptos jurídicos de más de un Estado.
C) Lograr la justicia a base de aplicación de Derecho
extranjero cuando sea necesario para dar al sujeto
interesado en la vigencia extraterritorial de la norma
extranjera lo que le corresponde;
D) Permitir el comercio jurídico conforme a las razones
expuestas.
EL CONCEPTO DE NACIONALIDAD
Dentro de nuestra ciencia hemos incluido el estudio de la
nacionalidad, no con el carácter de tema central como le
corresponde a los llamados conflictos de leyes, sino sólo con la
calidad de un importantísimo punto de conexiones que determina la
norma jurídica aplicable en muchos países respecto a estado civil y
capacidad de las personas. Además, como señala Verplaetse, aun en
los países que proclaman el domicilio como punto de conexión en
materia personal, la capacidad está influida por la nacionalidad en
tanto este factor se toma en cuenta para limitar la capacidad de las
personas en multitud de materias.
“De tres maneras, dice Hercio, están sometidos los hombres a
las autoridades soberanas: por razón de su persona, por razón de
sus bienes, por razón de sus hechos.”
Cuando al hombre se le sujeta a la ley en virtud de su persona
se toma en consideración ciertas circunstancias que le con propias a
ese hombre desde le punto de vista de su persona como: domiciliom
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nacionalidad, origen, lugar en que se encuentra, etc. Estas
circunstancias sirven para vincularlo con la norma jurídica, de allí la
denominación de punto de conexión o de elemento de sujeción. Esa
es la razón por la que dentro del Derecho Internacional Privado le
damos a la nacionalidad el carácter de punto de conexión.
La nacionalidad es de difícil conceptuación por ser una
expresión equivoca ya que se utiliza no sólo para designar el punto
de conexión que relacionada al individuo persona-física con una ley
extranjera, sino también se emplea para aludir al principio político
cuya meta es elevar a la categoría de sujetos de Derecho
Internacional a las Naciones en lugar de los Estados con la
pretensión de lograr una división más natural de la comunidad
internacional.
El concepto de nacionalidad más extendido es el de J. P.
Niboyet que nos define la nacionalidad diciendo que “es el vínculo
político y jurídico que relaciona a un individuo con un Estado”.
El concepto de nacionalidad de Niboyet excluye la nacionalidad
de las personas morales y de las cosas, ideas con las que estamos
en desacuerdo.
En resumen, la definición de Niboyet, en nuestra opinión,
adolece de un doble efecto: 1º introduce el elemento “vinculación
política” que no es elemento necesario en la nacionalidad y que si no
es en la ciudadanía, y 2ª emplea en forma demasiado amplia la
expresión “vinculación jurídica” sin precisar a que tipo de enlace
jurídico se refiere de tal manera que pueda distinguir la
nacionalidad de otros vínculos jurídicos que unen al individuo con el
Estado.
SU EVOLUCION
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a) Roma. Aunque la expresión “nacionalidad” es de cuño reciente, el
fenómeno de ligamen jurídico con base en la pertenencia a una
comunidad, es fenómeno usual en el Derecho Romano
EL CONCEPTO SOCIOLOGICO,
La nacionalidad ha sido tradicionalmente completada, no
únicamente bajo una perspectiva jurídica como una relación de
Derecho que vincula a un individuo, persona física o oral con el
Estado, sino que también se le ha enfocado en una manifestación
sociológica como un lazo de orden espiritual, que surge
espontáneamente dentro del seno de la colectividad, y por el que la
persona física intuitivamente se identifica con el grupo al que se le
ha denominado “nación”, independientemente de que tenga o no la
calidad de Estado. Así Pérez Verdía, la ha definido sociológicamente
diciéndonos que “es el sello especial que las raza, el lenguaje, el
sueldo, el clima y las tendencias naturales emprimen a la
individualidad humana, hasta hacerla agrupar en diversos Estados”.
Igualmente, Eduardo Trigueros nos dice que es “un vinculo natural,
que por efecto de la vida en común y de la conciencia social
idéntica, hace al individuo, miembro del grupo que forma la nación
Si el grupo social, con las características típicas de “nación”
se tiene una forma de constituirse en Estado, Habrá motivo,
respecto de las personas físicas para confundir la noción sociológica
con la jurídica. Pero, cuando dentro de un solo Estado existen
diferentes grupos sociales, equilibrados o no, que integran naciones
distintas, desde el punto de vista sociológico habrá dos
nacionalidades distintas: l sociológica y la jurídica. La sociológica
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que enlazará a los sujetos identificados espiritualmente entre si a
través de su pertenencia al grupo social “nación” y la jurídica que
los relaciona jurídicamente con la comunidad de hombres a la que se
denomina Estado.
En términos diversos, pueden variar en u solo Estado la raza,
el idioma, la costumbre, el pasado histórico, en suma, la cohesión
espiritual típica de la “nación” pero habrá una sola nacionalidad
jurídica para las personas físicas, aunque reconocemos que pueden
haber varias nacionalidades.
CONCEPTO JURIDICO.
El principio de las “nacionalidades” de Manzini, por el que se
pretendía que la comunidad internacional estuviese dividida en
tantos Estados como naciones hubiere, tuvo buen resultado
respecto de Italia y de Alemania, para citarlas como ejemplo, pero
muchas regiones del mundo están muy lejos de lograr la unidad
política convirtiéndose en Estado por el solo hecho de formar
“naciones”. Hoy por hoy, podemos juzgar remoto que alguna vez en
la historia de la humanidad llegase a tener cabal realización la
aspiración de Mancini. Los países en donde los grupos sociales
serían los primeros en oponerse a su división y los países que
pudieran unificarse en un Estado mayor por pertenecer a la misma
nación, sociológicamente considerada, tiene demasiados intereses
creados internos y externos que se opondrían a la unificación. Por
ello la nacionalidad, desde el punto de vista sociológico, sólo tiene
un interés histórico, político o especulativo y debe ceder con base
en normas jurídicas independientemente de los factores
metajurídicos que pudieran ligar o separar a los grupos humanos.
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Por otro lado, el concepto jurídico de nacionalidad tiene la
ventaja de que puede ligar también a personas morales.
El concepto jurídico de la nacionalidad de las personas físicas
se tiende a fomentar la igualdad de los nacionales haciendo
abstracción de los caracteres materiales que diferencien a la
población para así obtener la unificación del elemento humano
“población”, imprescindible para que el Estado pueda ser tal en la
comunidad de países.
La definición que hemos puesto con antelación es un concepto
jurídico en el que a nuestro juicio hemos abandonado toda influencia
sociológica.
Talvez lo sociológico sólo deberá ser tomado en cuenta todavía
para obtener de su estudio y conocimiento la razón legal de los
preceptos que finquen la nacionalidad de las personas físicas.
NOCIONES A FINES AL CONCPETO DE NACIONALIDAD.
a) Domicilio de origen. José Algara, era un tecnicismo que aludía
a la nación a que se pertenece, por tanto, si la ley competente
era la del domicilio de origen, se quería significar la ley
nacional del individuo.
El inconveniente del empleo del vocablo en mención salta a la
vista pues produce confusión con el domicilio, siendo necesario
darle una connotación convencional al término domicilio.
b) Ciudadanía. Los términos nacionalidad y ciudadanía son
frecuentemente empleados como sinónimos e incluso hasta en
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el texto e tratados internacionales, cuando en realidad se
pretende mencionar la nacionalidad.
Etimológicamente la palabra ciudadanía deriva de la voz latina
civitas cuyo significado equivale, al concepto del Estado Moderno
c) Sujeción. Este vocablo se ha empleado en diversas acepciones
a saber:
I.
En una acepción tradicional fija en vinculo entre subsidio y
soberano con el deber de protección a su cargo. El deber
de obediencia no es para el Estado representado por el
gobernante sino para la persona del gobernante.
II. Se considera en sujeción al subsidio colonial quién tiene
restringidas sus prerrogativas políticas distinguiéndose del
ciudadano metropolitano. Por tanto, el concepto de sujeción
en esta segunda acepción también es diferente de la
nacionalidad pues se confunde un tanto con la ciudadanía y
ya hemos visto la diferencia entre nacionalidad y
ciudadanía.
d) Protección. Al establecer un protectorado, cuando un Estado
débil, por medio de un acuerdo internacional, transmite a un
Estado poderoso el manejo de sus negocios internacionales,
los nacionales del Estado protegido no adquieren
automáticamente la nacionalidad del protector como e el caso
de Túnez y Marruecos que conservaron una nacionalidad
diferente, en todo caso, el otorgamiento de la nacionalidad
depende de la índole de los vínculos de soberanía establecidos
en el tratado entre el Estado protegido y el Estado protector,
sin excluir la posibilidad de que la situación de los gobernados
del Estado protegido pudiera llegar a igualarse con la
nacionalidad aunque de cualquier manera no se eliminaría
absolutamente la referencia al Estado protegido.
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e) Pertenencia. “por pertenencia se entiende generalmente la
sujeción de un individuo a un orden normativo no dimanado del
Estado. Se habla de pertenencia, comúnmente al referirse a
sistemas jurídicos personales, pero puede hablarse igualmente
de pertenecía en relación a grupos puramente sociológicos,
tratándose frecuentemente de yuxtaponer al concepto de
nacionalidad en
su sentido jurídico el concepto de
pertenencia.
Dándole tal significado a pertenencia es obvio que la diferencia
con la nacionalidad estribarás en que en la nacionalidad la
sujeción de un individuo se produce respecto de un sistema
jurídico proveniente del Estado.
En nuestro concepto, en la simple pertenecía hay una
vinculación entre en individuo y un grupo social sometido a un
orden jurídico que puede emanar del mismo Estado, mientras
que en la nacionalidad la vinculación no es sólo con un grupo social
sino con una entidad sui generis que es el Estado.
f) Indigenato. El indigenato, también llamado “regionalizad es
una forma de vinculación de los individuos con alguna de las
regiones en que jurídica o sociológicamente se divide un
Estado. Esta vinculación puede derivar del hecho del
nacimiento en un lugar o de la fijación puede derivar del hecho
del nacimiento en un lugar o de la fijación de la residencia en
el territorio de alguna región. Podría considerarse como una
nacionalidad en pequeña escala o nacionalidad de provincia,
pero, en realidad se distingue de la nacionalidad en que en
ésta la relación se establece entre el individuo y el Estado que
es el todo y no entre en individuo y la parte del Estado como
es la región o provincia.
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EL JUS SANGUINIS Y EL JUS SOLI
A) Reglas sobre la nacionalidad. El Instituto de Derecho
Internacional, en su sesión de Cambridge de 24 de
agosto de 1895, adopto ciertos principios jurídicos, en
materia de nacionalidad, que son producto tanto de las
reflexiones lógicas como de la experiencia de las
diversas naciones. El acuerdo respectivo establece:
“Primer principio: nadie debe carecer de nacionalidad.
Segundo: Nadie puede tener simultáneamente dos
nacionalidades. Tercero: Cada uno debe tener el derecho
de cambiar de nacionalidad. Cuarto. La renuncia pura y
simple no basta para perderla. Quinto: La nacionalidad
de origen no debe transmitirse indefinidamente de
generación en generación establecida en el extranjero.
Estos diversos principios y reglas se han inspirado en la
experiencia de los Estados sobre temas de nacionalidad de origen
basada en el jus soli o el jus sanguinis, el problema del
heimatlosismo y la cuestión de la nacionalidad múltiple.
B) Jus Sanguinis. De conformidad con el jus sanguini se
atribuye al individuo, desde su nacimiento, la
nacionalidad de sus padres, o sea, la nacionalidad deriva
del parentesco consanguíneo. Son los vínculos de sangre
los que imprimen al individuo la cualidad de nacional de
un Estado.
El recién nacido, por ley natural, está imposibilitado para
manifestar su voluntad sobre la nacionalidad que deberá
corresponderle, de allí que el Estado le atribuya su nacionalidad
originaria conforme al sistema que adopte del jus soli o del jus
sanguinis, sustituyéndose a la voluntad omisa del interesado.
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C) Jus soli. El jus soli marca la tendencia de atribuir al
individuo desde su nacimiento la nacionalidad del Estado
en cuyo territorio nació Históricamente este criterio
requiere que la sociedad tenga una vida sedentaria que
implique la adhesión del grupo social a la tierra.
Tiene, por lo tanto, en su origen, el jus soli una finalidad de
dominación propia del feudalismo y, en consecuencia, al combatirse
el sistema feudal también se impugno el jus soli y al vencerse al
feudalismo la humanidad adopto el sistema del jus sanguinis que
liquidaba la servidumbre que tan indebidamente había ligado al
hombre con la tierra.
Se han argumentado a favor del jus soli:
1º El lugar hace al hombre, la influencia hereditaria se desvanece
ante la penetración de las costumbres, las ideas, las aspiraciones
nacionales que lentamente se introducen en el carácter y en el
espíritu del joven extranjero.
2º El menor de los padres extranjeros nacido en el país que le
otorga una nueva nacionalidad diferente a la de los padres forja en
este Estado su mentalidad y es mas nacional del Estado en que nació
que un menor de padres nacionales nacido en extranjero.
EL PROBLEMA DE
NACIONALIDAD
LA
APATRIDIA
Y
DE
LA
DOBLE
a) la apatridia. Si en la actualidad el territorio habitable
del mundo se encuentra distribuido en Estados y si la
población del mundo se halla repartida entre los mismos
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Estados, adoptándose el jus soli o el jus sanguinis, o
combinado ambos, podría decirse que el principio de que
“nadie debe carecer de nacionalidad” debería tener
plena realización haciéndose efectivo el derecho de los
hombres de todas las latitudes a tener una nacionalidad,
eliminándose el caso de individuos apátridas, apoloides o
heimatloses
como se denomina a individuos sin
nacionalidad.
En toda la historia de la humanidad han existido casos de
apátridas, desde los esclavos en Roma que perdían su nacionalidad
de origen, sin adquirir la nacionalidad romana hasta la época actual
en la que los Estados establecen causas de pérdida de la
nacionalidad sin preocuparse de dar ocasión a que surjan individuos
carentes de nacionalidad. Para Niboyet el fenómeno del
heimatlosismo no es más que consecuencia “del desconocimiento,
por parte de un Estado de sus obligaciones internacionales, tal como
creemos que debían entenderse”.
Es factible mencionar enunciativamente algunos de los casos de
apolitismo:
1. individuos nómadas modernos como los llamados gitanos que se
encuentran en constantes viajes a través del territorio de
diversos Estados y sin estar vinculados en ellos. La manera de
resolver el caso de estos sujetos es no permitiéndoles el
acceso a un país sin acreditar previamente una nacionalidad y
dotándolos de la nacionalidad del país al que se encuentren
más vinculados.
2. individuos cuyo origen es desconocido para ellos mismos por su
ausencia de ascendientes conocidos y por desconocer el lugar
de nacimiento, o por lo menos, por no poder acreditar su
nacimiento.
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3. individuos que incurren en alguna de las causas que en su país
traen consigo la pérdida de la nacionalidad sin que hayan
adquirido otra. En este aspecto, las causas del heimatlosismo
pueden ser varias: la renuncia a la nacionalidad, el ostentar
títulos nobiliarios que impliquen sumisión, la residencia en el
extranjero de una persona naturalizada, el matrimonio con
extranjero, etc.
4. Individuos oriundos de territorios donde no se otorgaba una
nacionalidad
5. individuos hijos de apátridas natos.
b) La doble nacionalidad. El acuerdo del Instituto de
Derecho Internacional tomado en la sesión de Cambrige
de 24 de agosto de 1895 establecía en segundo término:
“Nadie
puede
tener
simultáneamente
dos
nacionalidades””. Así se enfatiza una aspiración de la
humanidad que está todavía muy lejos de convertirse en
una realidad absoluta.
Los casos de doble nacionalidad pueden contemplarse en dos
situaciones distintas: a) casos en que la doble nacionalidad proviene
desde el momento del nacimiento, y b) casos en que la doble
nacionalidad surge con posterioridad al nacimiento por la adquisición
de otra nacionalidad diversa a la de origen. Este segundo caso
admite dos posibilidades; 1º adquisición voluntaria de una nueva
nacionalidad, y 2ª adquisición automática de una nueva nacionalidad.
LEY DE NACIONALIDAD DE 1993
A grandes rasgos anotaremos algunas características de la Ley de
Nacionalidad de 1993:
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I.
un aspecto muy sobre saliente de la Ley Nacional de 1993
es que abrogo, en su artículo segundo transitorio la Ley de
Nacionalidad y Naturalización que se publico en diario
Oficial de la Federación del 20 de enero de 1934, así como
sus reformas y las disposiciones que se opusiesen a la
nueva ley.
Al abrogarse la Ley de Nacionalidad y Naturalización
desapareció el importante capitulo IV de esta ley se titulaba
“Derechos y obligaciones de los extranjeros” y que en seis
preceptos contenía disposiciones muy importantes, entre las que
destacaban:
a) la exención a los extranjeros del servicio militar (articulo 31);
b) la obligación de los extranjeros de pagar contribuciones
ordinarias o extraordinarias (articulo 32);
c) la subordinación de los extranjeros a las instituciones, leyes,
autoridades y tribunales del país (articulo 32);
d) limitaciones a los extranjeros en cuanto al derecho de invocar
la protección de su gobierno en materia referente a la
denegación de justicia (articulo 32);
e) la reiteración de la cláusula Calvo en casos de concesiones o
de
contratos con ayuntamientos, gobiernos locales o
autoridades federales (articulo 33);
f) restricciones a extranjeros, personas morales, en cuanto a la
adquisición del dominio de tierras o aguas o respecto de
concesiones para explotación de minas; aguas y combustibles
minerales, salvo las excepciones legales (articulo 34);
16
g) reglas referentes a la posibilidad de los extranjeros de
domiciliarse en territorio de la Republica (artículo 35);
h) la no prorroga de la competencia, por razón de territorio, en
los juicios de divorcio o nulidad de matrimonio de los
extranjeros (articulo 35);
i) la prohibición a autoridad judicial o administrativa en el
sentido de no dar tramite al divorcio o nulidad de matrimonio
de extranjeros, sino se acompañaba la certificación de la
Secretaria de Gobernación de su legal residencia en el país y
de que sus condiciones y calidad migratoria
les permitía
realizar tal acto (articulo 35);
j) el establecimiento de la regla en el sentido de que sólo la Ley
Federal podía modificar y restringir los derechos civiles de
los extranjeros, así como el señalamiento de que los Códigos
civil y de procedimientos Civiles del Distrito Federal, en tal
materia tendrían el carácter de federales (artículo 50)
Para no extendernos demasiado en la referencia de la Ley de
Nacionalidad de 1993 puesto, que en los diversos temas
concretos que regula los mencionaremos páginas adelante,
únicamente anotaremos algunos aspectos del ordenamiento de
1993:
A) De manera expresa se estableció que las disposiciones de esa
ley son del orden público y de observancia general en toda la
Republica. Esto es correcto púes, conforme a la fracción VI
del artículo 73 constitución al es competencia de la
Federación legislar en materia de nacionalidad;
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B) Se establecía en la Ley de Nacionalidad de 1993 que la
aplicación de la ley relativa corresponde al Ejecutivo Federal
por conducto de la Secretaria de Relaciones Exteriores
(articulo 1°). Esta regla es totalmente congruente con la
tradición mexicana e cuanto a la administración publica y así
está regulado en la Ley Orgánica de la Administración
Publica Federal.
C) Tiene la Ley de 1993 la característica de que en el artículo 2°
establece, en cinco fracciones, varios conceptos entre los que
destacan el certificado
de nacionalidad, la carta de
naturalización, la noción de extranjero y la de domicilio
conyugal;
D) Se mencionan una intervención de la Secretaria de
gobernación en cuanto a que se facultaba a ésta para emitir
opinión en los casos de naturalización, pérdida de nacionalidad
y recuperación de la misma. Había una omisión en la ley, al no
establecer cuáles eran los efectos jurídicos de esa opinión y
no dejaba de ser problemática la injerencia de esa importante
Secretaría, como es la de Gobernación;
E) Otra innovación de la Ley de 1993 se hizo consistir en el
hecho de haber plasmado la obligación de proporcionar a la
Secretaria de relaciones Exteriores los informes y
certificaciones necesarios para el cumplimiento de sus
funciones (articulo 3°);
F) En materia de nacionalidad, se le dio aplicabilidad obligatoria a
las disposiciones de los Códigos Civil para el Distrito Federal y
de Procedimientos Civiles (Artículo 4°). Así mismo se
estableció la aplicación supletoria de los mencionados códigos
(artículo 5°);
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G) Prácticamente el único precepto que se conservó referente a
la condición jurídica de extranjeros fue el segundo párrafo
del artículo 9° de la Ley de 1993 y que establecía:
“Las personas físicas y morales extranjeras deberán cumplir
con lo señalado en el artículo 27 constitucional.”
H) Un precepto sencillo e interesante de la ley de 1993 fue el
artículo 10 que enumero, en seis fracciones, los documentos
probatorios de la nacionalidad mexicana: el acta de
nacimiento, el certificado de nacionalidad, la carta de
naturalización, la cedula de identidad ciudadana y las demás
que señalase el reglamento;
I) Un gran efecto, notable en varios preceptos de la ley de 1993,
consistió en que en lugar de regular varios aspectos que el
correspondían al legislador; dicha ley remitía al reglamento de
la ley y tal actitud significa dejar de regular y comentar a la
autoridad aplicadora verificar la regularización. Tal efecto se
agravo pues, en los años de vigencia de la ley de 1993 no se
explicó reglamento alguno por lo que quedaron lagunas legales
que debió haber regulado la ley.
LA NACIONALIDAD ORIGINARIA. A) JUS SOLI; B) JUS
SANGUINIS; C) JUS DOMICILILI, D) JUS OPTANDI
El nacimiento del individuo es el punto de arranque para
considerarlo como nacional de un Estado. Esta es la única manera de
darle cumplimiento a la regla de que todo individuo debe poseer una
nacionalidad desde su nacimiento.
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Jus domicili. la Ley de Nacionalidad y naturalización, antes de
decidirse por el sistema de jus soli en toda su integridad adicionado
por el jus sanguinis activo limitado a una sola generación, estudiaran
el sistema que se empieza a definir como jus domicili.
El jus domicilio lo concibe la exposición de motivos como un
discutido derecho del país donde el extranjero ha fijado su
domicilio por varios años para imponerle su nacionalidad.
El fundamento del jus domicili es la necesidad que tiene el
Estado de impedir “la presencia sobre el sueldo, de colonias mas o
menos numerosas de extranjeros que conservan una fidelidad
celosa a su patria de origen y al mismo tiempo obtuvieran la
protección de las leyes del país que habitan, haciendo el trabajo
nacional una concurrencia a menudo desigual. Después de algunos
años de vecindad, la incorporación de elementos extranjeros a la
nación cuya hospitalidad han obtenido, parece enteramente
justificada y se considera como una cuestión de alta moralidad y
también de justicia. Además, el domicilio definitivo táctico para la
incorporación exigida por ese país, quedando siempre al domicilio el
derecho para desistirse del domicilio, y, cambiándolo, optar por la
nacionalidad de su país de origen.
Jus optandi. Si se parte de la base de que tanto el jus soli
como el jus sanguinis imponen una nacionalidad al menor recién
nacido, que no está en condiciones de expresar su voluntad de
pertenecer a un país y que con el tiempo ese menor adquirirá
capacidad volitiva y podrá expresar su inclinación hacia cierto
Estado, debe admitirse, en concepto de los defensores del sistema
de la opción, que el mayor de edad exprese su voluntad y ésta será
determinante para su nacionalidad definitiva.
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LA NACIONALIDAD NO ORIGINARIA
A)
Concepto. Principio de que la nacionalidad es susceptible
de ser cambiada durante la vida de las personas físicas
por la intervención de factores diversos. Al hecho d
adquirir una nueva nacionalidad, diferente de la
nacionalidad de origen, es a lo que se conoce con la
denominación de “naturalización” o sea la nacionalidad no
originaria.
La nacionalidad no originaria o naturalización la pueden adquirir
los que no han tenido nacionalidad originaria.
Para Arjona Colomo la naturalización individual es “aquella
forma de adquisición de la nacionalidad que se verifica mediante una
solicitud del interesado y una concesión o simplemente un a
aprobación o comprobación por parte del Estado de que el aspirante
reúne los requisitos legales precisos para disfrutar de la
nacionalidad. Por tanto, la naturalización individual consiste en
equipar al extranjero en cuanto a sus deberes con el Estado, con el
natural o nativo, mediante el cumplimiento de ciertas condiciones”.
PRUEBA DE LA NACIONALIDAD
Siendo la nacionalidad la base de la vinculación jurídica del
Estado con el individuo en muchas materias, es frecuente que se
presente la necesidad de acreditar la nacionalidad.
Eduardo Trigueros, como Alberto G. Arce, reconocen
expresamente que la nacionalidad engendra obligaciones y derechos
21
de los particulares, sean estos nacionales o extranjeros y,
asimismo, ambos autores de dan a la nacionalidad el carácter de
elementos del estado civil de las personas.
Arce divide la cuestión de prueba de la nacionalidad en los
renglones de: 1) prueba de la nacionalidad mexicana, dentro del
territorio mexicano; 2) prueba de la nacionalidad mexicana en el
extranjero; 3) prueba de la nacionalidad extranjera en México.
PRUEBA DE LA
EXTRANJERO.
NACIONALIDAD
MEXICANA
EN
EL
En materia de prueba de nacionalidad mexicana en el
extranjero, rigió el Reglamento para la Expedición y Visa
Pasaportes de 12 de abril de 1938. Posteriormente, se expidió el
Reglamento para la Expedición de Pasaportes, Publicado en Diario
Oficial de 9 de diciembre de 1981, mismo que no abrogó el
Reglamento anterior sino sólo lo derogó y esto significo que
subsistieron obligatoriamente las disposiciones reglamentarias que
no opusieron a ese segundo Reglamento.
Más adelante, se emitió el Reglamento de Pasaportes, de 6 de
julio de 1990, publicado en el Diario Oficial de 9 de junio de 1990.
Ello produjo como resultado que se mantuvieron en vigor las
disposiciones del Reglamento para la Expedición y Visa de
Pasaportes, de 12 de abril de 1938, en cuanto a que no se opusieran
al Reglamento de Pasaportes de 1990. y, como el Reglamento de
1990 no regulaba las visas, permaneció la vigencia del Reglamento
de 1938, sobre todo en materia de visas.
En diario Oficial del día 9 de enero de 2002 surgió el cuarto
reglamento de Pasaportes que entró en vigor a los treinta días
22
naturales siguientes a la fecha de publicación en el Diario Oficial de
la Federación.
El artículo cuarto transitorio del nuevo Reglamento de
pasaportes de 28 de diciembre de 2001, publicado en Diario Oficial
de 9 de enero de 2002, se indica literalmente.
“En tanto se Expiden los nuevos formatos de solicitudes de
pasaportes y documentos de identidad y viaje, seguirán utilizándose
los que al entrar en vigor este Reglamento se hayan venido
utilizando.”
La Secretaría de Relaciones Exteriores, conforme al artículo
1°, es la dependencia facultad para expedir pasaportes mexicanos,
así como documentos de identidad y viaje.
Se define al pasaporte como el documento de viaje que la
Secretaría de Relaciones Exteriores expide a los mexicanos para
acreditar su nacionalidad e identidad y solicitar a las autoridades
extranjeras permitan el libre paso, proporcionen ayuda y protección
y, en su caso, dispensen las cortesías e inmunidades que
correspondan al cargo o representación del titular del mismo
(articulo 2°).
Es acertado el concepto de pasaportes antes mencionado, y,
por tanto, las personas que no viajan al exterior no requieren
pasaporte.
En cuanto al acreditamiento documental, se prueba tanto la
nacionalidad como la identidad.
Se precisa en el artículo 3° del Reglamento que existen tres
clases de pasaportes:
23
I.
Ordinario.
II. Oficial, y
III. Diplomático.
Para obtener un pasaporte ordinario, los interesantes deberán
cumplir con los siguientes requisitos:
I.
Comparecer personalmente;
II. Llenar y firmar la solicitud;
III. Acreditar la nacionalidad mexicana mediante cualquiera de
los siguientes documentos:
a)
b)
c)
d)
e)
Acta de nacimiento certificada por el Registro Civil;
Certificado de nacionalidad mexicana;
Declaratoria de nacionalidad mexicana;
Carta de naturalización; o
Cedula de identidad ciudadana.
A falta de los documentos probatorios antes señalados, la
Secretaría de Relaciones Exteriores podrá presumir la nacionalidad
mexicana del solicitante, si éste exhibe pruebas que causen esa
convicción en la autoridad expedidora;
IV.
presentar una identificaron oficial. En el caso de menores
de edad se requiere identificación con fotografía;
V.
Presentar 3 fotografías tamaño pasaporte sin lentes,
cabeza descubierta, de frente, fondo blanco y que haya
sido tomada hasta 30 días antes de la emisión del
pasaporte, y
24
VI.
Cubrir los derechos que señalen las disposiciones aplicables
en la materia.
Los pasaportes oficiales se expedirán a las personas que
mencionan el artículo 18 del Reglamento y que son:
I.
Senadores y diputados al Congreso de la Unión, que viajen
en comisión oficial al extranjero;
II.
Titulares de las entidades paraestatales de la
Administración Pública Federal que viajen al extranjero en
comisión oficial;
III. Servidores Públicos del resto de las dependencias
federales que tengan un rango mínimo de Director General
o equiparable, que viajen al extranjero en comisión oficial y
cuando la naturaleza de la misma lo justifique a juicio de la
Secretaría de Relaciones Exteriores;
IV.
Servidores públicos de las rama técnico-administrativa del
Servicio Exterior Mexicano comisionados al extranjero, así
como
sus cónyuges, hijos dependientes económicos
menores de 18 años y hasta 25 años si son solteros y
estudiantes de tiempo completo y a otros familiares
dependientes económicos, hasta el segundo grado de línea
recta, ascendientes o descendiente, que vivan con ellos en
su lugar de adscripción, siempre que no sean residentes
permanentes del estado receptor
El pasaporte diplomático, como lo establece el artículo 23 del
Reglamento se expedirá a las siguientes personas: I. Presidente de
los estados Unidos Mexicanos; III. Presidente de las mesas
directivas de las Cámaras de Diputados y senadores; IV Presidente
25
de la suprema Corte de justicia de la Nación; V. gobernadores de
los Estados
y Jefe de Gobierno del Distrito Federal; VI.
Secretarios de Estado y consejero Jurídico del Ejecutivo Federal;
VII. Procurador General de la Republica; VII. Secretarios
Particular y Privado del Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos y Jefe del Estado Mayor Presidencial; IX.
Subsecretarios, Oficial Mayor, Directores generales y directores
generales adjuntos de la Secretaria de Relaciones Exteriores; X.
Miembros del Servicio Exterior Mexicano de la Rama diplo9máticoconsular; XI. Miembros de la rama técnico-administrativa del
servicio Exterior mexicano, cuando las condiciones del lugar de su
comisión así lo requieran; XII. Personal asimilado al Servicio
Exterior Mexicano de conformidad con la Ley del Servicio Exterior
Mexicano con nivel equivalente dentro de la rama diplomáticoconsular, en comisión en el extranjero; XIII. Cónyuge e hijos
menores de edad de las personas mencionadas en las fracciones I a
IX, del presente artículo cuando viajen acompañando al titular. El
parentesco, nacionalidad e identidad deberán probarse, y XIV.
Cónyuge e hijos menores de 18 años y hasta 25 años, si son solteros
y estudiantes de tiempo completo, así como los hijos incapacitados
independiente de su edad y otros familiares de pendientes
económicos hasta el segundo grado en la línea recta, ascendiente o
descendiente, que vivan con ellos en su lugar de adscripción,
siempre que no sean residentes permanentes del estado receptor,
de los servidores públicos mencionados en las fracciones a XII del
presente artículo.
26
UNIDAD II.
CONDICION DE EXTRANJEROS
CONCEPTO DE EXTRANJERO
No es uniforme el alcance que los teóricos dan a la expresión
“extranjero”. Nos dice Orué y Arreguí que en el sentido vulgar se
entiende por extranjero el individuo que no es nacional. En un orden
general, este autor define al extranjero como aquel “individuo
sometido simultáneamente a más soberanía”. Este concepto se
produce ya por razón de las personas, de las cosas o de los actos.
Por las personas, cuando un individuo se traslada desde un país a
otro, en el cual verifica funciones familiares en un orden
matrimonial, tutelas, etc., por las cosas, en el hecho, por ejemplo,
de adquirir la propiedad en suelo extranjero; por los actos,
celebrando un contrato, otorgado en testamento, etc.”
Niboyet estima que: los individuos se dividen en dos
categorías; los nacionales y los no nacionales o extranjeros. El
objeto de la nacionalidad, en su concepto es, precisamente, el de
establecer esta separación.
El articulo 33 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos dice: “son extranjeros los que no posean las calidades
determinadas en el artículo 30”
En nuestra opinión, tiene el carácter de extranjero la persona
física o moral que no reúne los requisitos establecidos por el
sistema jurídico de un Estado determinado para ser considerada
como nacional. Alrededor de este concepto cabe hacer las
siguientes reflexiones:
27
A)
los
extranjeros,
pueden
o
no
estar
sometidos
simultáneamente a más de una soberanía. No lo estarán si no
existen al mismo tiempo un punto de conexión que lo ligue con
otro estado. Lo estará un extranjero sí, por su domicilio, por
su nacionalidad; por la realización de una conducta, por la
tenencia de bienes, etc., está vinculado con más de un Estado.
Por tanto, el sometimiento simultáneo a más de una soberanía
no es elemento de definición de la categoría extranjero.
B)
la persona física o moral extranjera puede ser súbdito de otro
Estado o carecer de nacionalidad. Existen extranjeros que no
son súbditos de otro Estado. Ello implicará que no tendrán
derecho a ser protegidos y que un Estado no Tendrá derecho
a protegerlos pero no significa que no tengan un tratamiento
di símbolo al que corresponde a los nacionales. El trato
distinto deriva del hecho de que no son nacionales. Tiene
importancia, desde luego, que se determine si un extranjero
es o no nacional de otro Estado para que se defina si existe la
posibilidad de protegerlo o para examinar si por su
nacionalidad tiene derechos y obligaciones especiales y no
comunes al resto de los extranjeros. Lo relevante es dejar
fijado que no es elemento de la definición de extranjero que
sea nacional de otro Estado.
C)
No es menester tampoco que el extranjero se encuentre en el
territorio de un Estado del que no es nacional. Exigir la
presencia material del extranjero en el Estado en que no es
nacional es una exigencia inadecuada puesto que el status
jurídico propio del extranjero le puede corresponder por
realizar actos jurídicos, por tener bienes, por realizar
cualquier situación conectada con las normas jurídicas de un
Estado del que no es nacional.
28
D)
Admitimos la posibilidad de una sub-clasificación de
extranjero bajo diversos criterios que pueden orientar la
sistematización respectiva, o sea, bajo diversas perspectivas,
pero, en todos los casos, el común denominador consistirá en
que la persona física o moral a la que se le tilda de extranjera
carezca de los requisitos establecidos por el Derecho de un
cierto Estado para ser considerada como nacional. De esta
forma puede hablarse de extranjeros domiciliados y no
domiciliados, de extranjeros con nacionalidad y de apátridas,
de extranjeros con limitaciones especiales y de extranjeros
comunes, etc.
En conclusión, el concepto de extranjero es una noción que se
obtiene por exclusión, será extranjero el que no reúna las
condiciones requeridas por un sistema jurídico estatal determinado
para ser considerado como nacional.
CONCEPTO DE CONDICIÓN JURÍDICA DE EXTRANJEROS.
Con gran claridad nos dice J. P. Niboyet que la condición
jurídica de los extranjeros “consiste en determinar los derechos de
que los extranjeros gozan en cada país”. A esta muy sencilla noción
únicamente le es objetable que omite mencionar los deberes de los
extranjeros.
La condición jurídica de los extranjeros involucra derechos y
obligaciones relacionados con las personas físicas o morales que
carecen de la nacionalidad del Estado respecto de cuyo sistema
jurídico se hace el enfoque de la situación jurídica de los no
nacionales.
29
La expresión condición jurídica de los extranjeros alude a la
esfera jurídica de las personas físicas o morales no nacionales en un
estado determinado.
NOCION DE EXTRANJERO EN LA LEGISLACON MEXICANA
Conforme al artículo 33 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, son extranjeros los que no posean las
calidades determinadas en el artículo 30. es decir, son extranjeros
los que no reúnan ,los requisitos establecidos por el articulo 30
constitucional para poder ser considerados como mexicanos por
nacimiento (inciso A) o para poder ser considerados como
mexicanos por naturalización (inciso B).
Por tanto, las personas físicas carentes de nacionalidad
(apátridas), en nuestro país, caen dentro de la calificación de
extranjeros y les es aplicable todo lo que se diga en relación con la
condición jurídica de los extranjeros.
Se hace notar que la Constitución al definir la calidad de
extranjero en el artículo 33 en realidad sólo conceptúa al
extranjero persona física y no se ocupa de dar una noción del
extranjero persona moral. No constante, podemos aventurar que
con el mismo criterio de exclusión es factible señalar que persona
moral extranjera será aquella que no reúne los requisitos para ser
considerada como persona moral de nacionalidad mexicana en los
términos del artículo 5° de la Ley de Nacionalidad y Naturalización.
ARTICULO 73 COSNTITUCIONAL, FRACCION XVI
30
“Artículo 73. El Congreso tiene facultad:
XVI. Para dictar leyes sobre nacionalidad, condición jurídica
de los extranjeros, ciudadanía, naturalización, colonización,
emigración e inmigración y salubridad general de la República: ..”
La parte transcrita del texto precepto constitucional marca
un principio general muy importante en nuestro sistema Federal, en
relación con lo que dispone el articulo 124 de la misma Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Es facultad federal, de la que están excluidas las legislaturas
de los Estados, legislar en materia de condición jurídica de los
extranjeros.
En su segundo aspecto, derivamos del artículo 73, fracción
XVI, que el poder Ejecutivo carecer de facultades para restringir o
ampliar los deberes y derechos de los extranjeros pues lo único que
puede hacer es reglamentar lo legislado por el Poder Legislativo en
la materia de extranjería que estamos examinando.
ARTICULOS 1° Y 33 CONSTITUCIONALES
El artículo 33 constitucional en la parte en la que establece,
refiriéndose a los extranjeros: “Tienen derecho a las garantías que
otorga el capitulo I, titulo primero, de la presente constitución, es
decir, en materia de los derechos públicos subjetivos de los
gobernados, oponibles al poder Público, se afirma una equiparación
de nacionales y extranjeros; en principio, existe la equiparación
respecto del goce de garantías individuales, aunque con las
restricciones que se derivan de la misma Constitución.
31
La doctrina mexicana se muestra unánime en esta equipararon,
en principio. Así el maestro José Luís Sequeiros nos dice
“Prevalece en la legislación mexicana el principio general de
equiparación entre nacionales y extranjeros. Jorge A. Carrillo
asevera al comentar el artículo 1° constitucional: “… no establece
diferencia entre nacionales y extranjeros. La persona humana, por
el hecho de encontrarse dentro del territorio nacional, goza de
todas las garantías constitucionales dentro del territorio nacional,
goza de todas las garantías constitucionales sin ninguna excepción”.
RESTRICCIONES EN EL GOCE DE ALGUNAS GARANTÍAS
INDIVIDUALES
En acatamiento a lo dispuesto por el artículo 1° constitucional,
analizado en el apartado que antecede, sólo la Constitución puede
restringir el goce de las garantías individuales, de donde, si el
legislador secundario, a través de leyes ordinarias, restringe alguna
garantía individual, la disposición restrictiva tendrá el vicio de
inconstitucionalidad.
Una demostración del aserto en el sentido de que sólo la ley
constitucional puede restringir el goce de garantías individuales a
los extranjeros la tenemos en el criterio de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación con respecto a la llamada Ley de Profesiones
(Reglamentaria de los artículos 4° y 5° constitucionales) y con
respecto al artículo 4° juzgado inconstitucional la restricción.
Establecía el artículo 4° constitucional: “A ninguna persona
podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o
trabajo que le acomode, siendo lícita…” (Esto lo dispone
actualmente el artículo 5° constitucional)
32
A su vez, establece el artículo 15 de la Ley Reglamentaria del
artículo 5° constitucional, relativa al ejercicio de las profesiones en
el Distrito Federal:
“Ningún extranjero podrá ejercer en el Distrito Federal las
profesiones técnico-científicas que son objeto de ley”
Como se desprende de la simple lectura de la disposición
constitucional que establecía la libertad de trabajo (artículo 4°) y
de la lectura del artículo 15 de la llamada “Ley de Profesiones”, se
establece en una ley secundaria, no constitucional, en contravención
al artículo 1° constitucional, una restricción que en todo caso está
reservada para la propia Constitución por lo que se obtiene la
inconstitucionalidad del artículo 15 de la Ley de Profesiones por
contravenir a los artículos 1° y 4° constitucionales.
En conclusión, no debe el legislador ordinario establecer
restricciones a las garantías individuales de extranjeros por
carecer de facultades para ello. Las únicas restricciones válidas
serán aquellas que se contengan en el texto mismo de la
Constitución. En este apartado estudiaremos las restricciones
constitucionales.
I.
Restricción general en materia política. El segundo
párrafo del artículo 33 constitucional estipula: “los
extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en
los asuntos políticos del país.”
Este precepto no sólo excluye a los extranjeros del goce de los
derechos políticos que competen a los ciudadanos sino que agrega la
prohibición de tomar ingerencia en los asuntos políticos.
33
II.
restricción a la garantía de audiencia. El artículo 14
constitucional consagra en su segundo párrafo la
garantía de audiencia en los siguientes términos:
“Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus
propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido
ante tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes
expedidas con anterioridad al hecho.”
Los extranjeros no gozan de esta garantía cuando se reúnen
los extremos previstos por el artículo 33 Constitucional, es decir
cuando el Ejecutivo de la Nación hace uso de la facultad exclusiva
de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin
necesidad de juicio previo, a todo extranjero cuya permanencia
juzgue inconveniente.
III. Restricción al derecho de petición. El artículo 8° de la
Constitución dispone:
“los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio
del derecho de petición, siempre que éste se formule por escrito,
de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo
podrán hacer uso de este derecho los ciudadanos de la República.”
Como se desprende el derecho de petición en materia política
está reservado a los ciudadanos de la República y, a contrario
sensu, los no ciudadanos, dentro de los que están incluidos los
extranjeros, no gozan de este derecho en materia política.
IV.
restricción al derecho de asociación. Establece el
articulo 9° de la constitución:
34
“No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse
pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los
ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los
asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada tiene derecho de
deliberar.”
A contrario sensu, los no ciudadanos de la República –entre los
que se encuentran los extranjeros- no podrán asociarse o reunirse
para tomar parte en los asuntos políticos del país.
Tanto la limitación del artículo 8° como la del 9°, están
englobadas dentro de la restricción general que en materia política
enuncia el segundo párrafo del artículo 33 constitucional.
V.
restricciones a los derechos de ingreso, salida y
tránsito. El artículo 11 constitucional establece:
“todo hombre tiene derecho para entrar en la Republica, salir
de ella viajar por su territorio, y mudar de residencia, sin necesidad
de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos
semejantes. El ejercicio de este derecho estar subordinado a las
facultades de la autoridad judicial, en los casos de responsabilidad
criminal o civil. Y a los de la autoridad administrativa por lo que
toca a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración,
inmigración y salubridad general de la Republica, o sobre
extranjeros perniciosos residentes en el país.”
Como regla peral se plasma en este precepto, que con signa la
libertad de tránsito y el derecho de ingreso y salida del país, una
igualdad entre nacionales y extranjeros pues se refiere al precepto
a “todo hombre”
35
No obstante esa igualdad en términos genéricos, la última
parte del precepto entraña la posibilidad de subordinar los
derechos de ingreso, salida y tránsito en la Republica a las
facultades de la autoridad administrativa por lo que toca a las
limitaciones que impongan las leyes sobre extranjeros perniciosos.
Por tanto, para que pueda producirse la restricción contenida en la
parte final del artículo 11 Constitucional transcrito, es menester la
reunión de los siguientes requisitos:
b) Que la restricción la prevea una disposición legislativa
sobre extranjeros perniciosos;
c) Que la restricción la imponga una autoridad
administrativa; y
d) Que se trate de u extranjero pernicioso.
También como limitación al derecho de ingreso y salida del país y
tránsito dentro del territorio se desprende que el legislador
ordinario, puede subordinar los derechos de ingreso, tránsito y
salida en el territorio de la República, a limitaciones legales
relativas a emigración, inmigración y salubridad general de la
República. Para que las restricciones referidas puedan limitar los
derechos de los extranjeros es menester la reunión de los
siguientes requisitos:
A) que las limitaciones a extranjeros para entrar, transitar o
salir de territorio de la República estén previstas en leyes.
B) Que las leyes en que se contengan esas limitaciones se
refieran única y exclusivamente a emigración o salubridad
general de la República.
C) Que las limitaciones concretas las establezcan las autoridades
administrativas.
36
D) Esas limitaciones nunca deben llegar al extrema de hacer
nugatorias las prerrogativas de ingreso, tránsito y salida que
consagra el artículo 11 Constitucional.
VII. Restricción en materia militar. La segunda parte del primer
párrafo del artículo 23 Constitucional dice:
“…En tiempo de paz ningún extranjero podrá servir en el
ejercito, ni en las fuerzas de policía o seguridad publica.”
Esta limitación está en congruencia con el artículo 31
Constitucional que sólo establece respecto de los mexicanos el
servicio militar obligatorio en la fracción III.
En el segundo párrafo del artículo 32 de la Constitución se exige,
para pertenecer a la Marina nacional de guerra o a la Fuerza
Armada desempeñar cualquier cargo o comisión en ellos, ser
mexicano por nacimiento.
VI.
restricción en materia aérea y marítima. El mismo
artículo 23 Constitucional exige el requisito de ser
mexicano por nacimiento para tener la calidad de
capitán, piloto patrón, maquinista, mecánico y, en
general, para todo el personal que tripule cualquier
embarcación
o aeronave que se ampare con la
bandera o insignia mercante mexicana.
VII. Restricción en materia aduanal. Es necesaria,
conforme al artículo 32 Constitucional, la calidad de
mexicano por nacimiento para desempeñar todas las
funciones de agente aduanal en la Republica.
37
VIII.Restricción en servicios, cargos públicos y
concesiones. Se establece en la primera parte del
artículo 32 constitucional que los mexicanos serán
preferidos a los extranjeros en igualdad de
circunstancias, para toda clase de concesiones y para
todos los empleos, cargos o comisiones del gobierno
en que no sea indispensable la calidad de ciudadano.
Esta restricción, a diferencia de otras, no excluye el
derecho, sólo posterga dándole preferencia a los
mexicanos.
IX.
Restricción al derecho de propiedad. La fracción I del
artículo 27 constitucional establece en su primer
párrafo:
“Solo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las
sociedades mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de
tierras, aguas y sus accesiones o para obtener concesiones de
explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo
derecho a los extranjeros, siempre que convengan ante la
Secretaria de Relaciones en considerarse como nacionales respecto
de dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección de sus
gobiernos por lo que se refiere a aquellos; bajo la pena, en caso de
faltar al convenio, de perder el beneficio de la Nación, los bienes
que hubiesen adquirido en virtud del mismo. En una faja de cien
kilómetros a lo largo de la frontera y de cincuenta en las playas, por
ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo
sobre las tierras y aguas”.
Del
texto transcrito, podemos extraer las siguientes
conclusiones:
38
a) se incapacita jurídicamente a las personas físicas y
sociedades de nacionalidad extranjera para adquirir el
derecho de propiedad sobre tierras y aguas en una faja
de cien a lo largo de las fronteras y de cincuenta en las
playas.
b) Faculta a las sociedades mexicanas en los mismos
términos que a las personas físicas mexicanas para
adquirir el dominio de tierras, aguas y sus accesiones y
para obtener concesiones de explotación de minas o
aguas, sin tomar en consideración que puede haber
sociedades mexicanas cuyos socios sean extranjeros y
que indirectamente pueden vigilar las limitaciones a su
cargo utilizando como medio sociedades mexicanas
c) Condiciona la adquisición del dominio de tierras y aguas y
concesiones de explotación de minas y aguas, por
extranjero, fuera de la zona prohibida, a que los
extranjeros convengan ante la Secretaría de Relaciones
Exteriores en considerarse como nacionales respecto de
dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección
de sus gobiernos por lo que se refiere a aquellos, bajo la
pena en caso de faltar al convenio, de perder el
beneficio de la Nación, los bienes que hubiesen adquirido
en virtud del mismo.
Esta obligación impuesta a los extranjeros de no involucrar la
protección de sus gobiernos por lo que se refiere a los bienes o
concesiones que adquieran es conocida en el ámbito del Derecho
Internacional con el nombre de “Cláusula Calvo”.
CAPITULO IV
DE
NATURALIZACION.
LA
LEY
DE
NACIONALIDAD
Y
39
Formulamos la advertencia preliminar de que el Capitulo IV de
la Ley de Nacionalidad y Naturalización de 1934 ya no está en vigor.
El artículo segundo transitorio de la Ley de Nacionalidad,
publicada en Diario Oficial de 21 de junio de 1993, abrogo la Ley de
Nacionalidad y Naturalización, publicada en el Diario Oficial de la
Federación del 20 de enero de 1934, así como sus reformas y las
disposiciones que se opongan a la Ley de Nacionalidad de 1993.
A su vez, la Ley de Nacionalidad, publicada en el Diario Oficial
de la Federación el día 23 de enero de 1998 en su artículo Segundo
Transitorio abrogó la Ley de Nacionalidad publicada en el diario
Oficial de la Federación el 21 de junio de 1993 y derogo todas las
disposiciones que se opongan a dicha Ley. Esta nueva Ley de
Nacionalidad no incluyo disposiciones relativas a la condición
jurídica de los extranjeros.
Es valido pensar que una nueva Ley de Nacionalidad, que se
ocuparía exclusivamente de la nacionalidad no regula la condición
jurídica de los extranjeros pero, por la importancia que tiene el
tema de la extranjería, mientras se expidiese esa Ley de
extranjería debieron haberse dejado transitoriamente en vigor las
disposiciones de la Ley de Nacionalidad y Naturalización referentes
a la condición jurídica de los extranjeros.
El día que se prepare un código o ley de extranjería deberán
tomarse muy en cuenta las disposiciones contenida en el Capitulo IV
de la abrogada Ley de Nacionalidad y Naturalización.
INTERNACIONAL DEL EXTRANJERO
40
Acerca de que el Estado tenga la obligación de permitir la
interacción de extranjeros en su territorio la doctrina no se
muestra unánime.
El jurista mexicano Manuel J. Sierra, nos dice: “No existe en
la practica actual, obligación alguna por parte de un Estado de
permitir el ingreso de los extranjeros a su territorio, apresar de
que éstos cumplan con los requisitos que las disposiciones locales
establezcan.”
También por la negativa a la obligación de admisión se inclina
el internacionalista J. L. Brierly quien expresa: “ningún Estado está
legalmente obligado a admitir extranjeros dentro de su
territorio…”
Alfred Berdross sostiene. “Con respecto a la admisión de los
extranjeros, el Derecho Internacional común establece que un
Estado no puede cerrarse arbitrariamente hacia el exterior. Pero
los Estados pueden someter la entrada a determinadas condiciones
impidiendo a ciertos extranjeros o grupos de extranjeros el acceso
a su territorio por motivos razonables. Sin embargo el Derecho
internacional positivo no conoce un deber general de los Estado de
admitir a los extranjeros a una residencia permanente. Pero cabra
admitir u abuso de derecho cuando, por ejemplo un Estado poco
poblado prohíba sin mas inmigración. En todo caso, será libre de
excluir a grupos de extranjeros que le parezcan peligrosos”.
J.P. Niboyet e indica: “Un Estado no puede impedir en su
territorio el acceso a los extranjeros. Pero este principio,
incuestionablemente admitido, tiene algunas limitaciones: …”
Para Charles G. Fenwick; “Se considera un principio general
bien establecido el que permite que un Estado ç pueda prohibir la
41
entrada de extranjeros en su territorio, o admitir sólo en aquellos
casos en que a su juicio le parezca conveniente.”
Las diversas opiniones doctrinales sobre si es o no obligatorio
para los Estados admitir extranjeros en su territorio son claro
indico de que el problema de admisión de los extranjeros tiene
variados y complejos matices derivados de: a) Tratados y
convenciones suscritas por el Estado respectivo; b) tendencias de
su legislación interna; c) necesidades demográficas; d)
características de los extranjeros que pretenden su admisión; e)
objeto de la internacional.
Si los Estados tuvieran la obligación de admitir extranjeros y
carecieran del derecho de impedir el ingreso de ellos a su
territorio, estarían sufriendo un menoscabo a su facultad de
someter a su jurisdicción a las personas dentro de su territorio. Por
esta razón, somos de la opinión de que un Estado soberano no tiene
el deber de adquirir extranjeros si ello no lo ha pactado en un
tratado internacional y si no lo dispone así su legislación interna.
Problema distinto es que aun Estado no le conviene, en uso de
su derecho a rechazar la interacción de extranjeros, cerrar
absolutamente sus fronteras a los extranjeros, pues si tal hiciera,
reduciría sus posibilidades de obtener ventajas económicas, pues si
tal hiciera, reduciría sus probabilidades de obtener ventajas
económicas de la presencia de extranjeros en su territorio y
produciría un aislamiento de graves consecuencias políticas y
económicas principalmente.
También cuestión diferente es que, no es correcto establecer
trato desigual a extranjeros provenientes de diferentes Estados si
no hay un motivo objetivamente valido y suficientemente razonado.
42
Por otra parte, aun en el supuesto de que la legislación interna
o la norma internacional establezcan como principio la admisibilidad
genérica de los extranjeros, tal internación está sujeta a la reunión
de requisitos legales que, en un momento dado, pueden reducir la
llegada de los no nacionales. Entre esos requisitos que, se
convierten en limitaciones, tenemos los siguientes: A) Requisitos
sanitarios; B) Requisitos diplomáticos; C) Requisitos Fiscales; D)
Requisitos Administrativos; E) Requisitos económicos.
ESTANCIA DEL EXTRANJERO.
Sin pretender la exhaustividad, aludiremos a preceptos de
diversos ordenamientos que, de una u otra manera establecen
derechos y obligaciones directamente referidos a los extranjeros.
A)
legislación civil. La disposición más general que en Derecho
Civil rige a los extranjeros es el artículo 12 del Código Civil
para el Distrito Federal y que a la letra dispone:
“Las leyes mexicanas rigen a todas las personas que se
encuentren en la Republica, así como los actos y hechos ocurridos
en su territorio o jurisdicción y aquellos que se sometan a dichas
leyes, salvo cuando éstas prevean la aplicación de un derecho
extranjero y salvo, además, lo previsto en los tratados y
convenciones de que México sea parte”.
Mediante este precepto, se somete genéricamente a los
extranjeros a la legislación mexicana.
43
B)
Legislación Mercantil. El Artículo 3º del Código de Comercio
enuncia las personas que tienen el carácter de comerciantes y entre
ellas incluye a las sociedades extranjeras:
“Se reputan en derecho comerciantes:
“III. Las sociedades extranjeras o las agencias y sucursales
de éstas, que dentro del territorio nacional ejerzan actos de
comercio.”
Este dispositivo no hace una referencia especial a las personas
físicas extranjeras, de donde podemos deducir que los extranjeros,
personas físicas, están englobados en fracción I del mismo
precepto que no hace distinción entre nacionales y extranjeros y
que dice:
“I. las personas que teniendo capacidad legal para ejercer el
comercio, hacen de él su ocupación ordinaria.
C)
Legislación laboral. La ley Federal del Trabajo, publicada en
Diario Oficial de 1º abril de 1970, en su articulo 1º, establece
que dicho ordenamiento es de observancia general en toda la
Republica y asi confirma su carácter federal. Por tanto, los
patrones y los trabajadores, de nacionalidad extranjera,
están sujetos a ella.
Ya en especial, el artículo 7º de la citada ley establece una
importante limitación cuantitativa a los extranjeros al establecer:
“En toda empresa o establecimiento, el patrón deberá emplear
un noventa por ciento de trabajos mexicanos, por lo menos. En las
categorías de técnicos y profesionales, los trabajadores deberán
ser mexicanos, salvo que no los haya en una especialidad
44
determinada en cuyo caso el patrón podrá emplear temporalmente a
los trabajadores extranjeros, en una proporción que no exceda del
diez por ciento de los de la especialidad. El patrón y los
trabajadores extranjeros tendrán la obligación solidaria de
capacitar a trabajadores mexicanos en la especialidad que se trate.
Los médicos al servicio de las empresas deberán ser mexicanos.
“no es aplicable lo dispuesto en este artículo a los directores,
administradores y gerentes generales.”
D) Legislación fiscal. Si bien en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos no se establece expresamente, como
lo hace con los mexicanos en el articulo 31, fracción IV, la
obligación de contribuir a los gastos públicos de la Federación,
Estado y Municipio en que residan, el artículo 32 de la Ley de
Nacionalidad y Naturalización establece que “ Los extranjeros y
las personas morales extranjeras están obligadas a pagar las
contribuciones ordinarias o extraordinarias y a satisfacer
cualquiera otra prestación pecuniaria, siempre que sean
ordenadas por las autoridades y alcancen a la generalidad de la
población donde residen.”
“Los extranjeros están obligados a las contribuciones ordinarias
o extraordinarias, así como a los empréstitos forzosos siempre que
tales medidas alcancen a la generalidad de la población”.
LEY GENERAL DE POBLACION (Reforma en Diario Oficial de 8
de noviembre de 1996)
El Congreso de la Unión tiene facultades, conforme a la
fracción XVI del artículo 73 de la Constitución, para legislar sobre
condición jurídica de extranjeros, colonización, emigración e
45
inmigración. Estas facultades legislativas se ejercen a través de la
Ley General de Población que se Publico en Diario Oficial de 7 de
enero de 1974 y que substituye a la anterior Ley de Población
publicada en Diario Oficial de 27 de septiembre de 1947.
La Ley General de Población, en 157 preceptos, regula los
fenómenos que afectan a la población en lo que atañe a su volumen,
estructura, dinámica y distribución en el territorio nacional.
Aunque no lo diga expresamente también toca el tema de condición
jurídica de los extranjeros.
El ordenamiento de referencia está
dividido en ocho
capítulos, a saber: I. objeto y atribuciones; II. Migración, III.
Inmigración; IV. Emigración; V. Repatriación; VI. Registro de
Población; VII. Registro Nacional de Ciudadanos y Cedula de
Identidad Ciudadana; VIII. Sanciones; IX. Procedimientos
Migratorios; X. Procedimiento de Verificación y Vigilancia.
CUALIDADES MIGRATORIAS
En términos generales, los extranjeros se internan legalmente
en el país con la calidad migratoria de inmigrantes o de no
inmigrantes (artículo 41 de la Ley de Población).
Se llama inmigrante al extranjero que se interna legal y
condicionalmente en el país con el propósito de radicarse en él, en
tanto adquiere la calidad de inmigrado (artículo 45).
La Ley General de Población, en forma limitada enuncia, las
diversas hipótesis en que se permite la internación de extranjeros
como inmigrantes. Estas hipótesis son las siguientes:
46
I.
Rentista. Para vivir de sus recursos traídos del extranjero;
de los intereses que le produzca la inversión de su capital
en certificados, títulos y bonos del Estado o de las
instituciones nacionales de crédito u otras que determine la
Secretaria de Gobernación o de cualquier ingreso
permanente que proceda del exterior.
II.
Inversionista. Para invertir su capital en la industria,
comercio y servicios, de conformidad con las leyes
nacionales, siempre que contribuya al desarrollo económico
y social del país y que se mantenga durante el tiempo de
residencia del extranjero, el monto mínimo que se fije el
reglamento de esta ley.
III. Profesional. Para ejercer una profesión.
IV. Cargos de confianza. Para asumir cargos de dirección, de
administrador único u otros de absoluta confianza en
empresas o instituciones establecidos en la Republica,
siempre que a juicio de la Secretaria de Gobernación no
haya duplicidad de cargos y que el servicio de que se trate
amerite la internación al país.
V.
Científico. Para realizar o dirigir investigaciones
científicas, para difundir sus conocimientos científicos
preparar investigadores o realizar trabajos docentes,
cuando estas actividades sean realizadas en interés del
desarrollo nacional a juicio de la Secretaria de
Gobernación, tomando en consideración la información
general que al respecto le proporcionen las instituciones
que estime conveniente consultar.
VI.
Técnico. Para realizar investigaciones aplicada dentro de la
producción
o
desempeñar
funciones
técnicas
o
47
especializadas que no puedan ser prestadas, a juicio de la
Secretaria de Gobernación, por residentes en el país.
VII. Familiares. Para vivir bajo la dependencia económica del
cónyuge o de un pariente consanguíneo, inmigrante,
inmigrado o mexicano en línea recta sin limite de grado o
transversal hasta el segundo.
VIII.Artistas y deportistas. Para realizar actividades artísticas,
deportivas o análogas, siempre que a juicio de la Secretaria
dichas actividades resulten benéficas para el país.
Se llama no inmigrante al extranjero que con permiso de la
Secretaria de gobernación se interna en el país, temporalmente,
dentro de alguna de las hipótesis que limitativamente previene el
artículo 42 de la Ley General de población a saber:
I.
Turista. Con fines de recreo o salud, para actividades
artísticas, culturales o deportivas, no remuneradas ni
lucrativas, con temporalidad máxima de seis meses
improrrogables. A los turistas se les recoge su
documentación migratoria en le puerto de salida
cuando abandonan el país en forma definitiva.
II. Trasmigrante. En tránsito hacia otro país y que podrá
permanecer en territorio nacional hasta por treinta
días.
III. Visitante. Para dedicarse al ejercicio de alguna
actividad productiva o no, siempre que sea licita y
honesta, con autorización para permanecer en el país
hasta por un año.
48
IV.
Ministro de Culto o Asociado Religioso. Para ejercer
el ministerio de cualquier culto, o para la realización
de labores de asistencia social.
V.
Asilado político. Para proteger su libertad o su vida
de persecuciones políticas en su país de origen,
autorizado por el tiempo que la Secretaria de
Gobernación juzgue conveniente, atendiendo a las
circunstancias que en casa caso concurran.
VI. Refugiado. Para proteger su vida, seguridad o libertad
cuando hayan sido amenazadas por violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos
internos, la violación masiva de derechos humanos u
otras
circunstancias
que
hayan
perturbado
gravemente el orden publico en su país de origen que
lo haya obligado a huir a otro país.
VII. Estudiante. Para iniciar, terminar o perfeccionar
estudios en instituciones o planteles educativos
oficiales o incorporados con reconocimiento oficial
de validez, o para realizar estudios que no lo
requieran, con prórrogas anuales y con autorización
para permanecer en el país sólo el tiempo que duren
sus estudios.
VIII.Visitante distinguido. En casos especiales, de manera
excepcional, podrán otorgarse permisos de cortesía
para internarse y residir en el país, hasta por seis
meses, a investigadores, científicos o humanistas de
prestigio internacional, periodistas o a otras personas
prominentes.
IX. Visitantes locales. Las autoridades de Migración
podrán autorizar a los extranjeros a que visiten
puertos marítimos o ciudades fronterizas sin que su
permanencia exceda de tres días.
49
X.
XI.
Visitante provisional. La Secretaria de Gobernación
podrá autorizar como excepción hasta por 30 días, el
desembarco provisional de extranjeros que lleguen a
puertos de mar o aeropuertos con servicio
internacional, cuya documentación carezca de algún
requisito secundario.
Corresponsal. Para realizar actividades propias de la
profesión de periodistas, para cubrir un evento
especial o para su ejercicio temporal, siempre que
acredite debidamente su nombramiento o ejercicio
de la profesión en los términos que determine la
Secretaria de Gobernación. El permiso se otorgara
hasta por un año, y podrán concederse prórrogas por
igual temporalidad cada una, con entradas y salidas
múltiples.
DEPORTACIÓN.
Existe un problema de terminología en ocasiones del empleo de los
vocablos “expulsión” y “deportación”. Ambas expresiones tienen en
común que hacen referencia a la orden de salida y providencias en
ese sentido que toma el Estado respecto de algún extranjero.
Manuel J. Sierra dedica apartados distintos a expulsión y
deportación de los extranjeros, sin embargo no precisa con claridad
en que consiste la diferencia especifica entre los dos vocablos. La
diferencia específica entre deportación y la expulsión estriba en
que en la deportación el extranjero tienen una situación migratoria
o sanitaria irregular, mientras que en la expulsión, el extranjero
tiene una situación migratoria y sanitaria apegada a las Leyes y
Reglamentos.
50
Por tanto, deportar es obligar a un extranjero a salir del país
cuando no reúne o deja de reunir los requisitos sanitarios y
migratorios necesarios para su interacción y permanencia en el país.
La Ley General de población, previene en el artículo 27 la salida
inmediata de los polizontes extranjeros que lleguen al país. El
regreso debe ser por cuanta de la empresa de transportes
respectiva.
EXPULSIÓN.
El finado maestro Manuel J. Sierra considera que la expulsión de
extranjeros es un derecho que surge como una consecuencia del
derecho de los estados para admitir o no en su territorio a los
extranjeros.
Encontramos en la doctrina de los internacionalistas una inclinación
justificada a considerar que el derecho de expulsión
debe
obedecer a motivos objetivamente validos y no ser arbitraria. De
esta manera, Manuel J. Sierra habla del derecho del Estado para
expulsar a los extranjeros perniciosos y de que se tomen toda clase
de precauciones que garanticen la justicia del acto, charles
Fenwinck se refiere a que los extranjeros expulsados hayan
perturbado el bienestar público. Alfredo Verdross. Los motivos,
Alfredo Verdross los reduce a las siguientes categorías.
51
UNIDAD III.
LOS CONFLICTOS DE LEYES.
El llamado conflicto de leyes surge cuando existen puntos de
conexión que ligan una situación jurídica concreta con las normas
jurídicas de dos o más Estados.
Los conflictos de leyes que interesan básicamente al Derecho
Internacional Privado son los conflictos de vigencia espacial entre
normas jurídicas de dos o más Estados que convergen respecto de
una sola situación jurídica concreta.
Los conflictos de normas jurídicas que interesan al Derecho
Internacional Privado, de manera primordial, son aquellos en los que
existe una situación jurídica determinada y es necesario determinar
cual es la norma jurídica que le es aplicable entre dos o más normas
jurídicas de diferentes Estados que se estiman pueden regularla.
La dificultad del Derecho Internacional
su objeto fundamental se hace estribar en
ocasiones puede ser el conflicto de leyes,
situación jurídica concreta o por intervenir
varios Estados.
Privado, en cuanto a
lo intrincado que en
por ser compleja la
normas jurídicas de
Nos parece muy elocuente el ejemplo que nos proporciona
Niboyet acerca de un conflicto de leyes complejo:
“una mujer suiza contrae matrimonio con un americano en
España, fijando ambos su domicilio en Holanda; henos aquí en
presencia de cuatro leyes: la de cada uno de los conyugues, la ley
52
del país donde se ha celebrado el matrimonio y la del domicilio que
han elegido. Y es necesario elegir entre ellas.
Lan doctrina ha pretendido señalar las causas que dan lugar a
que se presenten los conflictos de leyes que son típicamente
materia del Derecho Internacional Privado, o sean los conflictos
internacionales de leyes. Jules Valery al referirse a los conflictos
de leyes hace consistir el problema cuya solución juzga
extremadamente difícil en que las leyes de dos diferentes países
están en presencia de razones que existen a favor de la aplicación
de cada una de ellas, y es menester escoger la que deba aplicarse.
En opinión de René Foignet, el conflicto de leyes requiere la
reunión de dos elementos: 1. una conexión jurídica, es decir, algún
acto jurídico, contrato, apertura de sucesión, etc.; 2. ciertas
circunstancias que produzcan la aplicación de varias leyes. Nos
parece muy conveniente para la claridad de conceptos que se
precisen los elementos de los conflictos de leyes, en forma similar a
la realizada por Foignet. Así, nosotros estímanos que los conflictos
de leyes suponen la existencia de los siguientes elementos:
1. una situación concreta que debe regularse jurídicamente.
2. circunstancias de hecho o de derecho de las que puede
derivarse la realización de los puestos previstos en dos o más
normas de diversos Estados;
3. Dos o más normas jurídicas de diversos Estados que podrían
regular jurídicamente la situación concreta.
NORMAS SUSTANTIVAS Y NORMAS CONFLICTUALES
Las normas del Derecho Internacional Privado se concretan a
señalar la norma jurídica competente o aplicable para regir una
situación concreta.
53
La conducta a seguir por los sujetos destinatarios de la norma
se prescribe en la norma sustantiva previamente indicada por el
Derecho Internacional privado. Si en caso de conflicto se
pretendiese que las normas sustantivas en choque se sustituyesen
por una tarea norma apilable en la hipótesis de la colisión de las
normas de dos o más Estados, estaríamos en presencia de una
norma de Derecho uniforme y no en presencia de una norma de
Derecho Internacional Privado.
A las normas que nosotros llámanos formales también se les
denomina normas conflictuales y aun hay otras denominaciones
adicionales como “normas de aplicación”, “normas de elección”,
“reglas de competencia legislativa”, reglas de rattachement”,
“normas de conflicto”, “normas de conexión”.
Las normas formales o conflictuales remiten a la norma
jurídica aplicable que estipula la conducta a seguir para el caso
concreto. A esas últimas normas se les denomina normas
sustantivas y también normas materiales.
NORMAS DE CONFLICTO EN EL CODIGO CIVIL VIGENTE
PARA EL DISTRITO FEDERAL.
El primer problema a resolver de las reglas conflictuales que
establece el código civil para el Distrito Federal consiste en
determinar si se trata de disposiciones de alcance local o federal.
Nuestra opinión es en el sentido de que se trata de preceptos que
debieran ser de aplicación federal. Este punto de vista lo apoyamos
en la siguiente argumentación:
54
1.- El artículo 73 constitucional, fracción XVI establece que el
Congreso de la Unión está facultado para legislar en materia de
condición jurídica de extranjeros. La materia conflictual no es
extranjería pero, si en el conflicto de leyes interviene una persona
física o moral extranjera, la tenencia de algún derecho o deber por
tal persona extranjera debe contemplarse desde luego en un ángulo
federal para acatar el dispositivo constitucional citado. Claro que
nos hemos pronunciado por la futura inclusión del conflicto de leyes
en la fracción XVI del artículo 73 constitucional.
2.- El artículo 1 del Código Civil para el Distrito Federal establece
que l s disposiciones de éste código regirán en toda la República en
asuntos de orden federal. Si en el problema conflictual interviene
una persona física o moral extranjera con algún derecho o deber, el
asunto se convierte en federal en los términos del artículo 73
constitucional fracción XVI ya citado.
3.- El artículo 50 de la Ley de Nacionalidad y Naturalización vigente
establece: Solo la Ley Federal puede modificar y restringir los
derechos civiles de que gozan los extranjeros, en consecuencia,
esta Ley y las disposiciones de los Códigos Civil y de Procedimientos
Civiles del Distrito Federal sobre esta materia, tienen el carácter
de federales y serán obligatorias en toda la Unión”. Este precepto
tiene su origen en el artículo 32 de la Ley de Extranjería y
Naturalización de 1886 que estipulan la misma regla salvo una
referencia expresa que se hacía a la reciprocidad internacional.
APLICACIÓN DEL DERECHO EXTRANJERO.
55
LIMITACIONES
EXTRANJERO
A
LA
APLICACIÓN
DEL
DERECHO
El Derecho internacional privado tiene como objeto fundamental
determinar la norma jurídica aplicable a una situación jurídica
concreta cuando ésta se vincula con dos o más normas jurídicas
procedentes de Estados diversos.
Pero, puede suceder que la norma jurídica conflictual declare la
aplicabilidad de la norma jurídica extranjera.
La norma jurídica extranjera se ha estimado competente y el
problema conflictual ha concluido con la elección de la norma
jurídica aplicable. HA predominado el criterio extraterritorial y se
le dará, desde el punto de vista del Derecho Nacional, una aplicación
extraterritorial pasiva al Derecho extraño procedente de otro
Estado.
El derecho extranjero aplicable entendemos que es el material
y no el formal, es la norma material que regirá la situación concreta,
no será la norma conflictual, pues daríamos lugar a la remisión. De
cualquier forma, para evitar que surja la duda que ha emergido en
relación con el reenvío, sobre si debe aplicarse el derecho
extranjero material o conflictual, es preciso que el legislador de
cada Estado determine con exactitud que, cuando se refiere a la
aplicabilidad del Derecho Extranjero, debe entenderse que el
aplicable es el Derecho extranjero material y no el conflictual.
De tal forma, que en cuanto a la naturaleza del Derecho
extranjero aplicable, la primera conclusión es que el Derecho
extranjero aplicable está constituido por el Derecho material y no
el conflictual.
56
En el segundo término, teniéndose como punto de partida la
tendencia predominante que exige probar el Derecho extranjero, se
ha considerado que el Derecho extranjero tiene el carácter de un
hecho y no de un Derecho. De esta manera Goldschmidt sostiene:
“el objeto de referencia del Derecho internacional privado es el
estado real jurídico de un país extranjero, es decir, que el Derecho
Internacional Privado no se refiere a un Derecho, sino a un hecho
cuando y en cuanto indica Derecho Extranjero.”
EXCEPCIONES A LA APLICACIÓN DE LA NORMA JURÍDICA
EXTRANJERA
El conflicto internacional de leyes planteado se ha resuelto. Se ha
determinado la competencia de la norma jurídica extranjera. Esta
solución, primera facial, no siempre es la solución definitiva puesto
que, existen excepciones a la aplicación de la norma jurídica
extranjera. Algunas de estas excepciones han sido combatidas por
la doctrina, otras son indiscutibles.
Haremos el enunciado de esas excepciones:
1. La excepción de reenvió. El juzgador del país de
recepción de la norma jurídica extranjera, ante las
dificultades pragmáticas que entraña el conocimiento y
ulterior invocación del Derecho extranjero, y ante la
comodidad y mayor facilidad del Derecho patrio, acude
al subterfugio del reenvió, y e lugar de aplicar la norma
jurídica material extranjera, aplica la norma jurídica
iusprivatista extranjera que le da oportunidad de aplicar
su propia norma jurídica material este es un subterfugio
socorrido en la jurisprudencia de los a pises en los que
57
sus normas iusprivatistas han abusado de la tendencia
internacionalista, no siempre justificada, de darle un
gran margen de aplicación a la norma jurídica extranjera.
2. La excepción del orden publico. En el supuesto de esta
excepción la norma jurídica material extranjera es
aplicable conforme a la solución dada al conflicto de
leyes. No obstante, la aplicación de la norma extraña es
perjudicar. Se acude al orden público como un remedio
para impedir la aplicación de la norma jurídica
extranjera competente. Es inaceptable paras las
instituciones nacionales la aplicación de una norma
jurídica extraña que desencaja el sistema nacional que
satisface necesidades colectivas.
3. La excepción del fraude a la ley. El fraude a la ley,
genéricamente, coincide con el orden público en cuanto a
que su misión es impedir la aplicación de la norma
jurídica extranjera competente. Pero, la razón de la no
aplicación de la norma jurídica extranjera no es la
misma. En el fraude a la ley, la no aplicabilidad de la
norma jurídica extranjera deriva de la burla al imperio
de la ley que han realizado los destinatarios de la norma
jurídica nacional, quienes han acudido a ubicarse
artificialmente, no de manera natural y sincera, dentro
de los extremos lácticos que les ubica dentro de los
puntos de conexión de la ley extranjera y los desprende
de los puntos de conexión de la norma propia.
4. Excepción llamada del “interés nacional”. Al decir la
Miaja de la Muela . esta excepción no actúa con
generalidad, sino “únicamente en una determinada
58
materia jurídica,
extranjeros”.
la
capacidad
de
obrar
de
los
El punto de partida para la limitación a la aplicación de las
leyes extranjeras es una sentencia dictada por la Corte de Casación
francesa el 16 de febrero de 1861 en el asunto Lizardi.
59
UNIDAD IV.
CONFLICTOS DE COMPETENCIA JUDICIAL.
CONCEPTOS.
Normalmente es a los jueces a los que compete la aplicación
del Derecho Internacional Privado. Por regla general es a los
juzgadores a los que se les asigna la solución de los conflictos de
leyes en el espacio a nivel internacional. Por tanto, es indispensable
abordar los temas de competencia judicial y, en particular la
ejecución de sentencias extranjeras. Al lado de conflictos de leyes
existen los conflictos de competencia judicial.
Toda norma jurídica, puede ser contemplada estáticamente o
puede ser analizada en movimiento, o sea en su aspecto dinámico.
Todas las ramas del Derecho tienen un aspecto sustantivo y un
aspecto adjetivo o procesal. No sólo determinar la norma jurídica
competente sino precisar quién, qué juez, la ha determinar. En este
aspecto, afirma Mariano Aguilar Navarro: “ La actuación del juez
tiene caracteres específicos en el Derecho Internacional Privado.
De ahí la enorme importancia que tienen los conflictos de
jurisdicción, la determinación del tribunal competente.” Citando a
Trías, Orué y Arregui, indica que “para algunos autores, constituía
nuestra ciencia una rama esencial judicial, ya que la realidad de los
conflictos se presenta al seguir controversias de orden
internacional ante los tribunales de cualquier país”. Más adelante
agrega: “La adición de los conflictos jurisdiccionales a los de leyes,
es general en los autores anglosajones.”
60
Hugo Alsina, define la competencia judicial como “la aptitud
del juez para ejercer su jurisdicción en un caso determinado”. A su
vez, estos autores definen la competencia judicial como “la medida
del poder o facultad otorgado a un órgano jurisdiccional para
entender de un determinado asunto”. Eduardo Pallares, define la
competencia judicial como la porción de jurisdicción que la ley
atribuye a los órganos jurisdiccionales para conocer de
determinados juicios”.
La competencia judicial puede ser directa o indirecta. Es
directa cuando el juzgador de un Estado determinado resuelve la
controversia que le es sometida. Es indirecta cuando el juzgador de
un Estado auxilia al juzgador de Estado diverso en la realización de
actos relacionados con u proceso sometido al primro. En este último
caso la competencia del juzgador del Estado que conoce de la
controversia es directa y la competencia del juzgador que lo auxilia
es indirecta.
Para Gutteridge, la competencia puede ser general o especial.
“La general, indica que los Tribunales de un país determinado son
competentes para juzgar un proceso; la especial, determina la de de
los tribunales locales del país que deberá ser encargado de este
proceso.”
Recordando el alcance de la competencia como expresión
típicamente procesal conviene ahora tener un concepto de los
conflictos de competencia judicial. Orué nos da una noción de los
conflictos judiciales de orden internacional al plantear las
siguientes preguntas: ¿qué juez o tribunal será el competente para
conocer el litigio y cómo ha de tramitarse su procedimiento? Y si
una vez fallado un asunto por Tribunal extranjero hubiera de
61
ejecutarse el contenido en otro país ¿gozarán de positiva eficacia
en fallos?.
Recalca Niboyet, que “la competencia judicial de un Tribunal y
la competencia legislativa, son, en principio, independientes entre sí.
DIVERSAS
JUDICIAL
CLASES
DE
CONFLICTOS
DE
COMPETENCIA
Los conflictos de competencia judicial a nivel internacional
pueden ser positivos o negativos. Nos dice Orué y Arregui, que son
positivos “cuando puede establecerse a favor de varios jueces,
siendo los más frecuentes”, y negativos, “cuando no es competente
juez alguno”.
En los conflictos de competencia judicial internacional
negativos, las normas jurídicas de Estados diversos en las que se
indica la competencia de sus órganos jurisdiccionales, le niegan
competencia a sus propios órganos jurisdiccionales. Por ejemplo, de
acuerdo con la ley mexicana para demandar a un deudor el pago de
un titulo de crédito librado en México para ser pagado en Nueva
York, es competente el juez de domicilio del demandado. El
domicilio está en Nueva York, pero la norma jurídica neoyorquina
establece que para conocer de este litigio tiene competencia el juez
donde se expidió el titulo de crédito. Este es un típico caso de
conflicto de jurisdicciones negativo.
En los conflictos internacionales de competencia judicial
positivo, dos o más órganos jurisdiccionales de Estados diversos
tienen asignadas facultades para conocer de una sola situación
concreta. Por ejemplo, de acuerdo con la ley mexicana, para conocer
62
de divorcios en los que se hace valer la causa de abandono de hogar,
es juez competente el del domicilio del conyugue abandonado, éste
se encuentra en México, mientras que otro país podría establecer la
regla general de que es juez competente el del domicilio del
demandado y el demandado se encuentra radicado en ese otro país.
Estos conflictos negativos y positivos de competencia judicial
pueden presentarse a nivel internacional, entre dos o más órganos
jurisdiccionales pero, si se plantean entre órganos jurisdiccionales
de diversas entidades de un solo Estado tendrán el carácter de
interprovinciales. En los países organizados políticamente como
federaciones, se plantean estos conflictos interprovinciales.
SOLUCIONES
JUDICIAL
A
LOS
CONFLICTOS
DE
COMPETENCIA
Acerca de las normas jurídicas aplicables para resolver los
problemas de competencia judicial se ha insistido por la doctrina en
la vigencia de la “lex fori”.
La competencia de los jueces es un tema procesal, y las
formas procesales se rigen por la ley del tribunal. Por tanto, se ha
defendido, primafaciae, que la ley del tribunal es la aplicable para
resolver los conflictos
de competencia judicial. Sobre este
particular, afirma Michele Vocino: “si bien la relación jurídica
controvertida debe ser regulada por las normas procedentes, como
hemos visto, de un ordenamiento extranjero, sin embargo, el
proceso no puede dejar de ser regulado exclusivamente por la ley
del tribunal, tratándose como se trata de normas de derecho
publico; en otros términos, la relación procesal se forma, se
63
desarrolla, concluye y produce sus efectos siguiendo0 la ley
procesal del Estado al cual pertenece el juez.
“Por ley debe entenderse la que se refiere a la ordinatorium
litis, es decir, al propio y verdadero procedimiento, y no al
decisorium litis, es decir, al fondo de la causa, si bien cabe que
surjan dudas, principalmente en cuestión de pruebas, sobre si la
materia en litigio sea de decisorium o de ordinatorium litis,”.
Indica Niboyet que: “Las formas procesales se refieren al
procedimiento civil y a las ejecuciones, siendo necesariamente, de la
competencia exclusiva de la lex fori. Establecen, en efecto, el
procedimiento que permite acudir a los Tribunales y la tramitación
de los litigios. Por la finalidad que persiguen , es preciso que sean
generales en cada país, es decir, objetivas. La justicia no podría
funcionar en un lugar determinado si las reglas de procedimiento
variasen con los litigantes. Dichas reglas no han sido establecidas
en interés particular, sino en interés colectivo, y la colectividad
resultaría perjudicada si la lex fori no se aplicase.
“En consecuencia, las leyes de cada país referentes al
procedimiento civil y a las ejecuciones, rigen todos los tramites
procesales que tengan lugar en el mismo. Aunque no exista texto
legal alguno acerca de este punto, el acuerdo es unánime en esta
cuestión y nadie la discute. Y en la práctica se advierte, incluso una
tendencia a aumentar –exclusivamente a veces- el radio de acción
de la lex fori.
En el caso de un conflicto positivo de competencia judicial, la
lex fori de un Estado le da competencia a sus tribunales y la lex
fori de otro Estado le da competencia a sus propios jueces.
Estamos ante un conflicto de una lex fori frente a otra lex fori. En
este supuesto, el conflicto de jurisdicciones se turna en un
64
conflicto de leyes, y le es aplicable toda la teoría construida para
resolver los conflictos de leyes. Por supuesto que, una convención
internacional puede prever esta situación y establecer la solución a
los conflictos ente las dos diversas “lex fori”. Igualmente la norma
jurídica interna puede establecer una regla conflictual que
establezca la solución de este conflicto de “leges fori”. Al respecto,
consideramos nosotros que, si surge el conflicto entre dos leges
fori, la competencia debe decidirse a favor del Estado que esté en
condiciones de someter a su poder de coacción directo a personas o
cosas. Un ejemplo aclarará este punto de vista. Supongamos un
español inmigrado en México que adquiere importante bienes
inmuebles. Se traslada a España con cuantiosos bienes inmuebles.
Allá fallece. El intestado se radica simultáneamente en México y en
España. De acuerdo con sus respectivas lex fori, cada Estado le da
competencia a sus jueces para conocer del intestado. Un caso de
conflicto positivo de competencia judicial. La sentencia que se dicte
en el intestado no tendrá ejecución en otro país en donde el caso ya
fu juzgado de acuerdo con su ley nacional. El problema se resuelve
fácilmente con la idea del poder de coacción directo sobre personas
o cosas. El juez español será competente sobre los bienes inmuebles
que se encuentran en España y el juez mexicano tendrá competencia
sobre los bienes inmuebles que se encuentran en México. Esta
solución se propone en caso de que no haya norma jurídica
conflictual internacional o interna que resulta el problema de
competencia judicial positiva.
En el supuesto de conflicto negativo de competencia judicial
debemos igualmente hacer el planteamiento respectivo. De
conformidad con al lex fori del órgano jurisdiccional al que se
somete el caso concreto, no es competente el juzgador nacional sino
que la competencia le corresponde al juez extranjero. Se puede
acudir o no al juez extranjero a sabiendas que la lex fori que lo rige
establece que no es competente dicho juez. Un ejemplo hará mas
65
claro este planteamiento: conforme a la lex fori mexicana el juez
competente lo es el del domicilio del demandado para reclamarle el
pago de unos documentos vencidos. El domicilio del deudor esta en
Nueva Cork y de acuerdo con la lex fori que rige en ese lugar, el
competente lo es el del lugar de expedición de los documentos. Ya
esta planteado el caso de conflictos negativos de jurisdicciones a
nivel internacional. Desde luego que, es a todas luces injusto que,
por razones de competencia negativa no pueda impelirse al deudor
al cumplimiento forzado de las obligaciones a su cargo.
Este conflicto negativo debe ser previsto por la norma
jurídica internacional o la norma jurídica interna. En caso de que no
esté previsto debe resolverse de acuerdo con el sistema que el juez
tenga para decidir los caso no previstos por el legislador. Por
supuesto que el juez que deberá conocer del conflicto será el que
pueda directamente ejercer el poder de coacción sobre personas o
cosas. En este caso, consideramos que no debe conocer del asunto
el juez que no tenga la posibilidad directa de actuar materialmente
sobre personas o cosas.
NORMAS INTERNAS E INTERNACIONALES
Es recomendable que los tratados internaciones, como normas
internacionales del Derecho Internacional Privado, establezcan
criterios de solución a los conflictos negativos y positivos de
competencia jurisdiccional a nivel internacional. De la misma
manera, los tratados internacionales deben regular detalladamente
la cooperación internacional para realización de actos procesales en
el extranjero. Sobre este particular sostiene Wolf. “El
reconocimiento y la ejecución de sentencia extranjeras se han
facilitado por medio de tratados internacionales…. La celebración
66
de tratados colectivos no han tenido éxito hasta ahora porque,
dadas las grandes discrepancias que existen en este punto, no se ha
visto la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre las jurisdicciones
susceptibles de reconocimiento”.
Caicedo Castilla se refiere detalladamente a las reglas de
competencia judicial internacional establecida en el Código de
Bustamante y en los Tratados de Montevideo.
Por lo menos, cuando no es posible la celebración de tratados
internaciones, que abarquen a todos los países, es recomendable que
la legislación interna de cada Estado prevenga reglas de solución a
los conflictos negativos y positivos de competencia judicial a nivel
internacional y que también regule la cooperación en esta metería.
LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL
CITACIONES. EMPLAZAMIENTOS.
NOTIFICACIONES.
Una manifestación de la soberanía de los Estados es la
inmunidad de jurisdicción que consiste en que las autoridades
extranjeras carecen en el territorio del Estado de que se trate de
poder de coacción.
De esa falta de jurisdicción de los tribunales extranjeros se
deriva la necesidad de la cooperación internacional para la
realización de actos procesales. El propio Manuel J. Sierra se
refiere al voto personal presentado ante la Corte Permanente de
Justicia Internacional, en el que Basset Moore, en el caso del S. S.
Loties, expreso: “Es un principio admitido en el Derecho
Internacional que una nación posee y usa dentro de su territorio
67
una absoluta y exclusiva jurisdicción y que cualquiera excepción de
este derecho depende del consentimiento táctico o expreso de una
nación.”
Ese consentimiento táctico o expreso es lo que comprendemos
como cooperación internacional en materia de competencia
jurisdiccional.
La cooperación internacional se produce, en resumen, cuando
el órgano jurisdiccional de un Estado está impedido de actuar en el
territorio de otro Estado pero, requiere de la práctica de actos
procesales del Estado con jurisdicción para llevar a cabo
notificaciones, citaciones, emplazamientos o pruebas. También, en
ocasiones, la ejecución de sentencias.
La notificación nos dice Eduardo Pallares, “es el medio legal
por el cual se da a conocer a la s partes o a un tercero el contenido
de una resolución judicial”. “La notificación es el genero que
comprende diversas especies, tales como el emplazamiento, la
citación, el traslado”.
El emplazamiento a juicio lo define Eduardo Pallares como “un
acto procesal mediante el cual se hace saber a una persona que ha
sido demandada, se le da a conocer el contenido de la demanda, y se
le previene que la conteste, o comparezca a juicio, con el
apercibimiento de tenerlo por rebelde y sancionarlo como tal si no
lo hace”.
Sobre el exhorto, Eduardo Pallares nos dice que “es el oficio
que libra el juez o tribunal u otro de igual categoría, pidiéndole que
ordene la practica de alguna diligencia judicial … Si el oficio se
libra a una autoridad judicial de inferior categoría, sobre la cual
68
ejerce jurisdicción el juez o tribunal que librare el oficio, toma
nombre de despacho”.
Al documento que contiene peticiones del juzgador de un
Estado al de otro Estado, por la vía diplomática, o directamente
cuando esto sea posible por haber acuerdos internacionales o por
práctica internacional, se le denomina “carta rogatoria”. En otros
términos, la “carta rogatoria” es el exhorto internacional.
A petición del desempeño de actos procesales solicitados por
un juzgador que los realicen autoridades judiciales de otros
Estados también se les denominan “comisiones rogatorias”. Por
tanto, “esotros internacionales.” Cartas rogatorias y comisiones
rogatorias son sinónimos.
Las notificaciones, citaciones y emplazamientos que deben
realizarse en país extranjero, entrañan el problema de determinar
la norma jurídica aplicable.
La norma jurídica aplicable puede ser un tratado internacional
en caso de que lo haya. Sin embargo, puede suceder que el tratado
internacional sólo contenga normas conflictuales que remitan a la
legislación interna del país exhortado o del país exhortante.
Respecto a la forma que hacer la carta rogatoria, debe regir
la ley del país exhortante, aunque es imprescindible que haya una
legislación y una traducción para que se tenga la certeza en el país
de recepción de que se trata de un documento autentico y para que
esté en condiciones de ejecutarse. Ya respecto al sistema a seguir
para practicar el acto de notificación, citación y emplazamiento,
deberá aplicarse la leix fori, o sea la ley del lugar en el que se va a
diligenciar el exhorto.
69
El juez nacional en ocasiones requiere respecto de la
realización de actos relacionados con las pruebas el auxilio de un
juzgador extranjero, y en otras ocasiones, el juez extranjero quien
necesita el auxilio del juez nacional.
En materia de pruebas, reiteramos el comentario general de
que la cooperación internacional fundamental la ayuda mutua que se
proporcionan los Estados para que fronteras no sean obstáculos en
el conocimiento de la verdad, presupuesto esencial para estar en
aptitud de decirse el Derecho.
En cuanto a la admisibilidad de la pruebas, menciona Orué dos
sistemas: 1º el sistema de la lex fori, definido por Inglaterra y
Estados Unidos; 2º el sistema de la lex loci actus, o sea la ley que
dio nacimiento a los hechos que se pretenden probar. Se argumenta
a favor del primer sistema que “la prueba tiende a llevar la
convicción al espíritu del juez, que no puede aceptar los dictados de
una ley extranjera”. A favor del segundo sistema se dice que “es
mas lógico que para la admisión de medios probatorios de derechos
nacidos fuera de la nación del Tribunal conocedor, se tenga en
cuenta la ley que dio nacimiento a los hechos que se pretenden
probar (lex loci actus) como norma gobernadora de la relación
jurídica”.
El segundo sistema admite por excepción la aplicación de la
lex fori sólo si las pruebas se oponen al orden público.
EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS
70
Los Estados han comprendido que la justicia no puede
detenerse en las fronteras de un solo Estado y en virtud de este
valor entendido se prestan colaboración para que los efectos de las
sentencias se lleven al exterior, naturalmente que, con la
intervención del órgano jurisdiccional del país en donde la sentencia
extranjera deba ejecutarse.
Bien puede afirmarse como hacen Rafael De Pina y Castillo
Larrañaga que: “las sentencias judiciales, no sólo tiene eficacia
dentro de los limites del Estado en que actúan los órganos que las
producen, sino que pueden extenderse fuera de su territorio en
determinadas condiciones, en consideración al principio de que la
justicia, por su carácter universal. No debe encontrar obstáculos en
las frontera de ningún Estado”.
“La ejecución de la sentencia extranjera es una forma de
cooperación en la realización de fines comunes a todos los Estados,
que sólo debería ser negada por motivos fundados, es decir, cuando
el ejercicio de la función jurisdiccional en el Estado determinado no
ofreciese las garantías que a la Administración de Justicia deben
exigirse en todos los pueblos civilizados”.
Por sentencia, debe entenderse la sentencia definitiva que es
la que pone fin a la situación jurídica controvertida que ha sido
presentada al juzgador para su decisión.
Las normas jurídicas aplicables a la ejecución de sentencias
las encontramos, en los tratados internacionales, en las normas
jurídicas internas del país que solicita la ejecución de la sentencia
extranjera y en las normas jurídicas internas del país que colabora
a la efectividad práctica de un fallo definitivo.
71
Manifiestan Rabel de Pina y Castillo Larrañaga que “para la
resolución, de los problemas que plantea la ejecución de las
sentencias extranjeras, hay que atender, en primer término, a los
tratados, y en caso de no haberlos, a la legislación interna del país
de origen del fallo judicial y a la del país en que ésta haya
ejecutarse”.
DIVERSAS CLASES DE SENTENCIAS.
El procesalita uruguayo Eduardo J. Couture .
“son sentencias declarativas o de mera declaración aquellas
que tienen por objeto la pura declaración de la existencia o
inexistencia de un derecho… no van más allá de esa declaración…”
“Son sentencias de condena todas aquellas que imponen el
cumplimiento de una prestación, ya sea en sentido positivo (dar,
hacer) ya se a en sentido negativo (no hacer, abstenerse).
“Se denominan por último, sentencias constitutivas aquellas
que, sin limitarse a la mera declaración de un derecho y sin
establecer una condena al cumplimiento de una prestación, crean,
modifican o extinguen, un estado jurídico.”
Nos dice Martín Wolf: “Sólo son reconocidas las sentencias
firmes de los tribunales civiles extranjeros, no las de los tribunales
administrativos o de lo criminal por más que éstas resultan
accesoriamente pretensiones de Derecho Civil…”
72
EFECTOS DE LAS SENTENCIAS
Rafael de Pina y Castillo Larrañaga nos dicen que “Los efectos
de las sentencias son diversos, según su especie y la materia sobre
que recaen, pero los principales son los siguientes: A) la cosa
juzgada; B) la llamada, impropiamente, actio judicati, o sea la
facultad que corresponde a la parte que ha obtenido sentencia
favorable de hacerla ejecutar judicialmente cuando el vencido no la
cumple de modo voluntario, y C) las costas procesales.
Alberto G. Arce deja asentado:
“La sentencia autentica lleva en sí tres fuerzas que deben
distinguirse:
“I. La probatoria, que se deriva del carácter de acto
auténtico, de instrumento que da fe con energía particular de
hechos que han sido directamente comprobados por el funcionario
competente que la ha dictado, siguiendo la regla “locus regit actum”,
todo acto que se reconoce y admite como auténtico, según la ley
nacional de origen, tiene más allá de las fronteras de fuerza
probatoria que resulta de ese carácter de autenticidad.
“2. Fuerza de cosa juzgada. Esta se refiere no a hechos accesorios,
sino al fondo que debe quedar establecido y tenerse como verdad
legal, contra la que no puede admitirse ninguna prueba en contrario,
en virtud de la presución res jurídica no veritate habetur.
“3. fuerza ejecutoria. Es el derecho de pedir al poder Público que
ejecute la sentencia por vía de apremio.”
73
A la misma inmutabilidad se refiere Eduardo Pallares, en los
siguientes términos: “… la cosa juzgada es la sentencia ejecutoria o
sea que no puede ser modificada o revocada por ningún medio
jurídico,, sea un recurso ordinario o un recurso extraordinario,
incluso por un juicio autónomo”.
SISTEMAS
EN
EXTRANJERAS
LA
EJECUCIÓN
DE
SENTENCIAS
Nos dice Castillo Larrañaga y Rafael de Pina:
“Las disposiciones de derecho interno, a las que hay que
atenderse en materia de ejecución de sentencias extranjeras,
cuando no existen tratados, son muy variadas, pudiendo agruparse
en los sistemas siguientes:
1º. Inejecución absoluta. Se niega a las sentencias extranjeras
toda eficacia, exigiéndole en algunos países, para su ejecución, un
nuevo procedimiento. Este sistema se adopta en Dinamarca,
Ecuador, Estados Unidos, Haití, Holanda, Inglaterra, Suecia; en los
países Anglo-Americanos es preciso entablar una nueva acción.
“2º. Ejecución mediante cláusula de reciprocidad. Se
ejecutaran aquellas sentencias de países que también ejecutan las
provenientes del Estado del que solicite dicha ejecución. Es el
sistema seguido por Alemania, Austria, Bulgaria, Chile, Cuba,
España, México, Mónaco, Rumania y Venezuela.
74
“3º. Ejecución previo examen del fondo de la sentencia.
Desconfiándose de la rectitud y hasta de la pericia de los jueces
extranjeros se concede la autoridad de la cosa juzgada a aquellas
sentencias conformes con la ley del país en que han de ejecutarse.
“4º. Ejecución previo examen de la forma de la sentencia, sistema
de nominado del exequatur.
“5º. Ejecución previo examen del fondo y forma de la
sentencia. Inaceptable por su señalada desconfianza, rigiendo en
Bélgica, Brasil, Francia e Italia, en cierto modo.
CONDICIONES PARA EL OTORGAMIENTO DEL EXEQUATUR
Eduardo pallares reitera que ¡Los tribunales carecen de
facultades para ejecutar sus sentencias en el territorio de otros
Estados”, y después agrega que esta dificultad se subsana “sui el
Estado en cuyo territorio ha de cumplirse el fallo, consiste en ello
mediante una resolución que tiene el nombre de ‘exequatur’, se
nacionaliza la sentencia extranjera, se le incorpora al derecho
nacional y se le otorga la fianza ejecutiva indispensable para que el
órgano ejecutor la haga cumplir…”
Con atigencia dice Orué que: “Consiste el exequtur en la previa
revisión de la forma de las sentencias, como trámite previo a su
ejecución, comprobándose la competencia del Tribunal que las
75
pronuncio y la autenticidad de la ejecutoria, pero sin modificar su
fondo.”
Jules Valery, en primer término, al referirse al exequartur
dice: “Para que una decisión judicial pueda recibir el exequatur de
los Tribunales franceses, debe reunir dos condiciones:
1º. Emanar de un tribunal extranjero;
2º. Ser susceptible de dar lugar a actos de ejecución
forzada.”
En forma más precisa, se refiere Valery a las condiciones que
el juicio extranjero debe reunir para que el exequatur le sea
otorgado. Las clasifica en: condiciones extrínsecas y condiciones
intrínsecas. Como condiciones extrínsecas señala las siguientes: 1º
el juicio debe haber sido realizado por un tribunal competente. 2º
el juicio debe ser regular en la forma; 3º el juicio debe ser
susceptible de ejecución forzada. Indica que son condiciones
intrínsecas: 1º la decisión a ejecutar no debe ser una condena penal
o física. 2º el juicio no debe ser contrario al orden público francés.
3º el juicio debe estar bien realizado.
En resumen el “exequatur” podemos puntualizar lo siguiente:
1º. Debe ser concedido por el Estado en el que se pretende
ejecutar la sentencia.
2º. La autoridad facultada para otorgar el exequatur es la que
señale el Estado de recepción de la sentencia a ejecutarse.
76
3º. Es necesaria una solicitud y un procedimiento, tanto la solicitud
como el procedimiento los regula el Estado de recepción de la
sentencia, o un tratado internacional.
4º. Como requisitos de forma: A) Es necearía la comprobación de la
autenticidad de la sentencia exhibida, B) De ser necesario, por
razones de idioma, deberá traducirse la sentencia.
5º. Como requisitos de fondo: A) Debe examinarse si la autoridad
que dictó la sentencia es competente, de acuerdo con la norma
internacional aplicable, o de acuerdo con la ley del país de
procedencia de la sentencia. B) Si de acuerdo con la ley del país de
recepción sus tribunales son competentes para conocer del juicio,
no debe ejecutarse la sentencia. C) Es preciso que el fallo a
ejecutarse tenga el carácter de cosa juzgada. D) Es menester que
la sentencia sea susceptible de ser ejecutada. E) La sentencia no
debe contravenir el orden público del país de recepción. F) Debe
referirse en fallo a una materia en la que pueda concederse el
exequatur de acuerdo con la norma jurídica internacional o interna
aplicable. G) El sujeto que habrá de sufrir la ejecución deberá ser
una persona privada. H) Se velará por la satisfacción del derecho de
audiencia de la parte que se afectara por la ejecución.
EJECUCIÓN DE LAUDOS ARBÍTRALES.
Eduardo Pallares nos dice que el juicio arbitral es “el que se
tramita ante personas que no son jueces del Estado, o que está
integrado por varios elementos.
77
En el arbitraje la nota esencial es el sometimiento de una o
varias situaciones concretas controvertidas a la decisión de
personas que no ejercerán la función jurisdiccional en
representación del Estado, con el imperio que al Estado
corresponde.
Elementos complementarios son los que señala Humberto
Briceño Sierra: 1º el acuerdo de las partes, anterior al arbitraje de
someter sus diferencias a la decisión de uno o varios árbitros. Este
acuerdo puede ser general o especial. 2º es necesario que el árbitro
tome conocimiento de las pretensiones encontradas en las partes en
pugna, y para ello, aunque sea elemental, será necesario seguir un
procedimiento, simplificado o complejo pero, será necesario el
previo conocimiento el previo conocimiento para la decisión. 3º. Al
igual que en el juicio, en el arbitraje, el acto culminante es el acto
decisorio, denominado laudo. 4º. Este fallo puede ser cumplido
voluntariamente y allí terminará el arbitraje con un satisfactorio
resultado, pero, si no se obtiene el cumplimiento voluntario, se
deberá pasar a la última etapa, contingente, no necesaria, que es la
ejecución.
Suficiente para altear los derechos de éstas en la medida de
una responsabilidad predeterminada, es competencia propia y
exclusiva del Estado, a través de sus órganos públicos. Cuando por
motivos inherentes del acuerdo, al procedimiento o al laudo, se hace
necesaria esta compulsión, el arbitraje se destronca”.
En opinión nuestra, la posibilidad de ejecución internacional
del laudo depende de que la norma jurídica internacional contenida
en tratado internacional, o la norma jurídica interna del Estado de
recepción le condenan al laudo arbitral extranjero la posibilidad de
ejecución. Deberá igualmente., estarse a estas normas para la
fijación de las condiciones de otorgamiento del exequatur. En este
78
mismo sentido se pronuncia Werner Goldschumidt cuando dice: “La
ejecución de laudos extranjeros puede arraigar en convenios
internacionales.”
La conferencia de las Naciones Unidas sobre arbitraje
comercial internacional, celebrada en la sede de la Organización de
las Naciones Unidas, adopto el 10 de junio de 1958, la convención
sobre el Reconocimiento y ejecución de las Sentencias Arbitrales
Extranjeras. El artículo III de esta Convención establece: “Casa
uno de los Estados contratantes reconocerá la autoridad de la
sentencia arbitral y cocedera su ejecución de conformidad con las
normas de procedimiento vigentes en el territorio donde la
sentencia sea invocada, con arreglo a las condiciones que se
establecen en los artículos siguientes. Para el reconocimiento a la
ejecución de las sentencias arbítrales a que aplica la presente
Convención, no se impondrán condiciones apreciablemente más
rigurosas, ni horarios o costos elevados, que los aplicables al
reconocimiento o a la ejecución de las sentencias arbitrales
nacionales”.
Artículo IV. 1. para obtener el reconocimiento y la ejecución
previstos en el artículo anterior, la parte que pida el reconocimiento
y la ejecución deberá presentar, junto con la demanda: a) El original
debidamente autenticado de la sentencia o una copia de ese original
que reúna las condiciones requeridas para su autenticidad. 2. si esa
sentencia o ese acuerdo no estuvieran en un idioma oficial del país
en que se invoca la sentencia, la parte pida el reconocimiento y la
ejecución de esta última deberá presentar una traducción a ese
idioma de dichos documentos. La traducción deberá ser certificaba
por un traductor oficial o un traductor jurado, o por un agente
diplomático o consular.”
79
Prácticamente, este precepto transcrito establece las
condiciones de forma para el otorgamiento del exequatur a las
sentencias arbítrales.
“artículo V.
1. Sólo se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de la
sentencia, a instancia de la parte contra la cual es invocada,
si esta parte prueba ante la autoridad competente del país en
que se pide el reconocimiento y la ejecución:
a) Que las partes en el acuerdo a que refiere el artículo II
estaban sujetas a alguna incapacidad en virtud de la ley que le
es aplicable o que dicho acuerdo no es válido en virtud de la
ley a que las partes lo han sometido, o si nada se hubiera
indicado a este respecto, en virtud de la ley del país en que se
haya dictada la sentencia: o
b) Que la parte contra la cual se invoca la sentencia arbitral no
ha sido debidamente notificada de la designación del árbitro
o del procedimiento de arbitraje o no ha podido cualquier otra
razón, hacer valer sus medios de defensa: o
c) Que la sentencia se refiere a una diferencia no prevista en el
compromiso o no comprendida en las disposiciones de la
cláusula compromisoria o contiene decisiones que excedan los
términos del compromiso o de la cláusula compromisoria; no
obstante, si las disposiciones de la sentencia a que refieren a
las cuestiones sometidas al arbitraje pueden separarse de las
que no han sido sometidas al arbitraje, se podrá dar el
reconocimiento y ejecución a las primeras; o
80
d) Que la constitución del tribunal arbitral o del procedimiento
arbitral no se han ajustado al acuerdo celebrado entre las
partes, o en defecto de tal acuerdo, que la constitución del
tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se han
ajustado a la ley del país donde se ha efectuado el arbitraje;
o
e) Que la sentencia no es aún obligatoria para las partes o ha
sido anulada o suspendida por una autoridad competente del
país en que, o conforme a cuya ley, ha sido dictada esa
sentencia.
2. También se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de
una sentencia arbitral si la autoridad competente del país en
que pide el reconocimiento y la ejecución, comprueba:
a) Que según la ley de ese país, el objeto de la diferencia no es
susceptible de solución por vía de arbitraje; o
b) Que el reconocimiento o la ejecución de la sentencia serían
contrarios al orden público de ese país.”
Cabe mencionar que, en nuestro país, ya rige la Convención
Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional, cuyo
texto se dio a conocer en el apartado relativo a las fuentes
mexicanas de Derecho Internacional Privado.
CONFLICTOS DE COMPETENCIA JUDICIAL
A) Conflictos internos.
81
En México, de conformidad con el artículo 40 de la
Constitución, se adopta el sistema federal de organización política,
y de allí, se derivan, al lado de los conflictos internacionales de
competencia judicial, los conflictos interprovinciales entre la
competencia judicial de una entidad federativa con la competencia
judicial de otra entidad federativa o la competencia de un tribunal
federal.
La característica sobresaliente en los conflictos internos es
que existe una norma superior y un tribunal también superior con
facultades para resolver esos conflictos.
En México, en su constitución, se previene la norma jurídica
aplicable y el órgano jurisdiccional superiores para solución de los
conflictos de competencia judicial entre los tribunales de las
entidades federativas y los tribunales de la Federación.
Establece el artículo 106 de la Constitución:
“corresponde también a la Suprema Corte de Justicia dirimir
las competencias que se susciten entre los tribunales de la
Federación, entre éstos y los de los Estados, o entre los de un
Estado y los de otro”.
No se menciona en el precepto transcrito si se resolverán las
competencias en sus aspectos de conflictos negativos y conflictos
positivos, de donde desprendemos que al no hacer distinción el
82
precepto nosotros no debemos distinguir, por lo que concluimos que
se comprenden ambos tipos de conflictos.
La constitución, por tanto, prevé el órgano jurisdiccional con
facultades para dirimir los conflictos competenciales de carácter
interprovincial que pueden suscitarse en nuestro país. Así está
resuelto el primer problema acerca del órgano que tiene facultades
para resolver los conflictos internos de competencia judicial.
El segundo problema es resolver cuál es la norma jurídica que
le servirá a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para resolver
a favor de uno u otro órgano jurisdiccional el problema
competencial planteado.
Sobre esto, debe distinguirse el conflicto planteado entre un
órgano jurisdiccional federal y un órgano jurisdiccional estatal o
local, del conflicto entre un órgano jurisdiccional de una identidad
federativa con otro órgano jurisdiccional de otra identidad
federativa.
En los términos del artículo 124 de la Constitución: “Las
facultades que no están expresamente concedidas por esta
Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas
a los Estados. “Por lo tanto, es imprescindible que el tribunal
federal tenga facultades expresas en la Constitución de las que ha
de derivar su competencia.
Tales facultades expresas se comprenden en el artículo 104 de la
Constitución, cuyo texto relativo es el siguiente:
I.
De todas las controversias del orden civil o criminal
que se susciten sobre el cumplimiento y aplicación de
83
leyes federales o de los tratados internacionales
celebrados por el Estado Mexicano. Cuando dichas
controversias solo afecten intereses particulares,
podrán conocer también de ellas, a elección del actor,
los jueces y tribunales del orden común de los
Estados y del Distrito Federal. Las sentencias de
primera instancia podrán ser apelables para ante el
superior inmediato del juez que conozca del asunto en
primer grado;
I.B. De los recursos de revisión que se interpongan contra las
resoluciones definitivas de los tribunales de lo contenciosoadministrativo a que se refiere la fracción XXIX-H del
articulo 73 de esta Constitución, solo en los casos que señalen
las leyes. Las revisiones, de las cuales conocerán los
Tribunales Colegiados de Circuito, se sujetarán a los trámites
que la ley reglamentaria de los artículos 103 y 107 de esta
Constitución fije para la revisión en amparo indirecto, y en
contra de las resoluciones que en ellas dicten los Tribunales
Colegiados de Circuito no procederá juicio o recurso alguno;
II.
De todas las controversias que versen sobre derecho
marítimo;
III. De aquellas en que la Federación fuese parte;
IV. De las que se susciten entre dos o mas Estados o un
Estado y la Federación, así como de las que surgieren
entre los tribunales del Distrito Federal y los de la
Federación o un Estado;
84
V.
De las que surjan entre un Estado y uno o mas vecinos
de otro, y
VI. De los casos concernientes a miembros del Cuerpo
Diplomático y Consular.
Por tanto, si la controversia no está comprendida dentro de las
hipótesis del artículo 104, será competencia de un órgano
jurisdiccional local.
En materia laboral, la competencia entre autoridades locales y
federales se delimita en la fracción XXXI del artículo 123
Constitucional, inciso A, cuyo texto es el siguiente:
El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguientes,
deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán:
A. Entre los obreros, jornaleros, empleados, domésticos,
artesanos y, de una manera general, todo contrato de
trabajo:
XXXI. La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las
autoridades de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones,
pero es de la competencia exclusiva de las autoridades
federales
en
los
asuntos
relativos
a:
a) Ramas industriales:
1. Textil;
2. Eléctrica;
3. Cinematográfica;
85
4. Hulera;
6. Minera;
7. Metalúrgica y siderúrgica, abarcando la explotación de los
minerales básicos, el beneficio y la fundición de los mismos,
así como la obtención de hierro metálico y acero a todas sus
formas y ligas y los productos laminados de los mismos;
8. De Hidrocarburos;
9. Petroquímica;
10. Cementera;
11. Calera;
12. Automotriz incluyendo autopartes mecánicas o eléctricas;
13. Química, incluyendo la química farmacéutica y
medicamentos;
14. De celulosa y papel;
15. De aceites y grasas vegetales;
16. Productora de alimentos, abarcando exclusivamente la
fabricación de los que sean empacados, enlatados o envasados,
o que se destinen a ello;
17. Elaboradora de bebidas que sean envasadas o enlatadas o
que se destinen a ello;
18. Ferrocarrilera;
19. Maderera básica, que comprende la producción de
aserradero y la fabricación de triplay o aglutinados de
madera;
20. Vidriera, exclusivamente por lo que toca a la fabricación
de vidrio plano, liso o labrado, o de envases de vidrio, y
21. Tabacalera, que comprende el beneficio o fabricación de
productos
de
tabaco.
b) Empresas:
1. Aquellas que sean administradas en forma directa o
descentralizada por el Gobierno Federal;
86
2. Aquellas que actúen en virtud de un contrato o concesión
federal y las industrias que les sean conexas, y
3. Aquellas que ejecuten trabajos en zonas federales o que se
encuentren bajo jurisdicción federal en las aguas territoriales
o en las comprendidas en la zona económica exclusiva de la
Nación.
También será competencia exclusiva de las autoridades
federales, la aplicación de las disposiciones de trabajo en los
asuntos relativos a conflictos que afecten a dos o mas
entidades federativas; contratos colectivos que hayan sido
declarados obligatorios en mas de una entidad federativa;
obligaciones patronales en materia educativa, en los términos
de ley; y respecto a las obligaciones de los patrones en
materia de capacitación y adiestramiento de sus
trabajadores, así como de seguridad e higiene en los centros
de trabajo para lo cual las autoridades federales contarán con
el auxilio de las estatales, cuando se trate de ramas o
actividades de jurisdicción local, en los términos de la ley
reglamentaria correspondiente.
Citamos esta fracción XXXI, en atención a que en materia
obrero-patronal, la competencia judicial se surte a favor de ka
Juntas de Conciliación y Arbitraje, y éstas pueden ser federales o
locales.
Si el asunto laboral se refiere a tema no comprendido en la fracción
XXXI transcrita la competencia corresponde a una Junta de
Conciliación y Arbitraje, y éstas pueden ser federales o locales.
87
CONFLICTOS INTERNACIONALES
En lo internacional no existe un tribunal superior a los
Estados, sujetos de la comunidad internacional, con facultades para
dirimir las controversias competenciales judiciales negativas o
positivas que pueden presentarse. Por tanto, son los propios órganos
judiciales de cada Estado los que tienen que resolver los conflictos
competenciales presentados.
La única solución, por tanto, es que los Estados, a través de las
Convenciones y Tratados Internacionales, establezcan reglas
supranacionales que rijan la solución de los conflictos negativos y
positivos de competencia judicial, o por lo menos reglas de
competencia entre los órganos jurisdiccionales de Estados, ya
citamos, al Tratado de Derecho procesal Internacional de
Montevideo de 1940, al Código de Bustamante, pero nuestro país no
está adherido a estas importantes Convenciones internacionales.
Sería también recomendable que, los tratados internacionales
fijaran el procedimiento para plantear y resolver los conflictos
competenciales planteados.
En nuestro país, tenemos que, en términos genéricos está
prevista la obligatoriedad de los tratados internacionales e el
artículo 133 de la constitucional ciando se establece:
“Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que
emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la
misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la
República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda
la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglaran a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
88
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los
Estados”.
Alberto G. Arce, José Luís Sequeiros, y Humberto Briceño
Sierra, hacen referencia a varios tratados internacionales de los
que pueden derivarse algunas reglas obligatorias con cierta
vinculación con el problema competencial pero, ninguno de ellos,
tarta directamente el tema de los conflictos de competencia
judicial. Citaremos, los tratados que contienen disposiciones más
importantes para el tema que tratamos; aunque sólo están
relacionados con él indirectamente:
El artículo 2º de la Convención de la Habana de 1928 sobre
condición jurídica de los extranjeros, establece la sujeción de los
extranjeros a la jurisdicción y leyes locales. En este tratado, por
razón de la persona, nuestro país está facultado para someter a los
extranjeros a la jurisdicción de los tribunales nacionales.
El tratado, en nuestro concepto, más significativo en cuanto a
que fija regla de competencia sobre sucesiones es el tratado de
amistad, comercio y navegación celebrado entre nuestro país y
República dominicana, el día 29 de marzo de 1890, y cuyo artículo
6º establece: “La sucesión respecto de bienes inmuebles se regirá
por las leyes del país en donde éstos se hallen situados, y el
conocimiento de toda demanda o disputa sobre dichas sucesiones
pertenecerá exclusivamente a los tribunales de aquel país. Las
reclamaciones relativas a los dos países y pertenecientes a los
ciudadanos del otro, ya sea que al tiempo del fallecimiento
estuvieren en él establecidos o solamente se hallaren de paso, serán
juzgadas por los tribunales o autoridades competentes del país
donde dichos muebles se encontraren pero conforme a la legislación
del Estado a que pertenecía el difunto.”
89
Determinada la precaria situación mexicana en cuanto a
normas jurídicas internacionales en materia de competencia
judicial, hemos de examinar la legislación interna.
En cuanto al acceso de los extranjeros a nuestros tribunales,
no encontramos disposición que prohíba tal acceso y, en cambio, sí
encontramos disposiciones de las que derivamos la posibilidad de
que los extranjeros acudan a nuestros órganos jurisdiccionales.
El artículo 33 Constitucional, en el primer párrafo establece
que los extranjeros tendrán derecho a las garantías que otorga el
Capitulo I, Titulo Primero, de la Constitución. En dicho capitulo el
artículo 17 establece el derecho de todos los gobernados, sin
distinguir entre nacionales y extranjeros, de recibir los beneficios
de la administración de justicia, al decir: “Ninguna persona podrá
hacerse justicia por si misa, ni ejercer violencia para reclamar su
derecho. Los tribunales estarán expeditos para administrar justicia
en los plazos y términos que fije la ley; su servicio será gratuito,
quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales.” Esta
disposición la confirma el artículo 32 de Nacionalidad y
naturalización.
Ahora, en cuanto a las normas jurídicas que rigen la
competencia de los tribunales mexicanos, debemos entender que la
norma jurídica aplicable para regir dicha competencia es la “lex
fori”. Esta afirmación la fundamos en el al artículo 12 del Código
Civil. De gran amplitud, y que no distingue entre leyes adjetivas y
sustantivas.
Este precepto establece: “Las leyes mexicanas,
incluyendo las que se refieran al estado y capacidad de las
personas, se aplican a todos los habitantes de la República, ya sean
nacionales o extranjeros, estén domiciliados en ella o sena
transeúntes.” El legislador mexicano no permite, que sea la norma
90
jurídica extranjera la que pueda regir su competencia puesto que no
hay disposición derivada de tratado internacional, ni de ley, que
establezca tal posibilidad de aplicación extraterritorial pasiva.
En el Código Federal de Procedimientos Civiles se establecen
las reglas que fijan la competencia a favor de los órganos
jurisdiccionales mexicanos. En el Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal se fijan reglas de competencia para los
órganos jurisdiccionales de estas entidades federativas y en los
Códigos de procedimientos Civiles de los Estados federados de la
República Mexicana se señalan las reglas para dejar establecida la
competencia de sus respectivos órganos jurisdiccionales.
Ninguno de los ordenamientos procesales citados, al fijar las
reglas competenciales para resolver los conflictos sobre diversas
materias, tiene la pretensión de aplicación extraterritorial
internacional. Por ello debemos entender que, si se dice que es juez
competente el del domicilio del demandado y el domicilio del
demandado está en el extranjero, no es la ley mexicana la que le da
competencia al juez extranjero, salvo que el juez extranjero
establezca una regla diferente a la “lex fori” para regir la
competencia.
Así como no hay norma jurídica procesal interna, ni federal ni
local, que prevea la aplicación extraterritorial activa de las reglas
competenciales establecidas por nuestros diversos Códigos de
Procedimientos Civiles, tampoco hay norma jurídica interna que
permita la aplicación extraterritorial pasiva de normas jurídicas de
otros países para regir la competencia de nuestros tribunales.
Simplemente el legislador mexicano interno, federal y local, no
se ocupa de los problemas de competencia judicial a nivel
91
internacional. Por tanto, no hay reglas para resolver los conflictos
de competencia judicial internacional positivos o negativos.
Si la ley mexicana, federal o local, establece la competencia
del juzgador mexicano, independientemente de que alguna norma
jurídica procesal extranjera estableciese la competencia a favor de
unos se sus órganos jurisdiccionales, tal juez mexicano concederá
del asunto y ejecutará su sentencia respecto a personas o bienes
que se encuentren en el país y respecto a personas o bienes que se
encuentren en el extranjero pedirá el auxilio judicial y dependerá
de las normas internacionales relativas al auxilio judicial y de las
normas internas del país al que se le solicite la ayuda que se le
otorgue o se le niegue el auxilio solicitado.
Si la ley mexicana establece una regla competencia, y de
acuerdo con esa regla, no tiene competencia ningún órgano
jurisdiccional, tendrá que consultarse la norma jurídica extranjera
para determinar si ésta le da competencia al órgano jurisdiccional
extranjero y acudir a éste. Si la norma jurídica extranjera tampoco
le da competencia al órgano jurisdiccional de ese país, estamos en
presencia de un caso de competencia judicial conflictual negativa.
Ante un conflicto de competencia judicial negativo, no tenemos
norma jurídica conflictual mexicana que prevea su solución.
Naturalmente, sería deseable que el legislador mexicano previera
estos casos. Supongamos nosotros el caso del ejemplo que
mencionábamos con anterioridad. : Se pretende reclamar de un de
un deudor el pago de un título de crédito. Conforme a la regla de
competencia mexicana, el juez competente es el del domicilio del
demandado, el domicilio está en el estado de Nueva York. De
acuerdo con la ley neoyorquina, el juez competente es el lugar de
expedición del título de crédito, y el título se expidió en México.
Este es un caso típico de competencia judicial negativa y la
92
consecuencia práctica sería la imposibilidad se someter a juicio a un
deudor respecto de una deuda que podría ser cuantiosa.
Pudiera pensarse que está ante un caos no previsto en la ley
mexicana y por tanto, actuarse conforme a las disposiciones que
prevén la integración del Derecho. Dice el artículo 14 Constitucional
en el párrafo cuarto: “En los juicios del orden civil, la sentencia
definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpretación
jurídica de la ley, y a la falta de esta se fundara en los principios
generales del derecho”. El artículo 18 del Código Civil establece: “El
silencio, obscuridad o insuficiencia de la ley, no autorizan a los
jueces o tribunales para dejar de resolver una controversia”. En
este caso, la controversia tendría como fundamento que no hay juez
competente ante el cual acudir para hacer reclamación judicial. El
artículo 19 establece: “Las controversias judiciales del orden civil
deberán resolverse conforme a la letra de la ley o su interpretación
jurídica. A falta de ley resolverán conforme a los principios
generales del derecho.” El artículo 20 establece: “Cuando haya
conflicto de derechos, a falta de ley expresa que sea aplicable, la
controversia se decidirá a favor del que trata de evitarse
perjuicios y no a favor del que pretenda obtener lucro. Si el
conflicto fuera entre derechos iguales o de la misma especie, se
decidirá observando la mayor igualdad posible entre los
interesados.”
Sin embargo, consideramos que estas reglas de integración
son “decisoria litis” (normas para resolver en cuanto al fondo) y no
“ordinatoria litis” (normas procesales), puesto que el artículo 16
constitucional establece la necesidad de que el acto de molestia a la
esfera jurídica de los particulares lo realice la autoridad
competente y la competencia es la facultad que el órgano del
Estado deriva de la ley para poder actuar. Ningun órgano del
Estado puede actuar si no hay una disposición legal que lo autorice
93
hacerlo. Esta es una exigencia de la legalidad consagrada en el
artículo 16 de la Constitución. Por tanto, es deseable que, el
legislador mexicano prevea la competencia judicial en los casos de
conflictos de competencia judicial internacional, ya sean negativos o
positivos, para dar competencia, cuando sea procedente, a los
jueces mexicanos, y de esta manera éstos puedan actuar, pues, de
otra manera, los jueces mexicanos estarán impedidos para
intervenir en conflictos que les sean planteados. Nosotros
estimamos que es procedente se le conceda competencia al juez
mexicano si éste tiene la posibilidad de ejercer el poder directo de
coacción sobre personas o cosas en el momento en que la demanda
es instaurada, por encontrarse las personas o cosas dentro del
territorio nacional.
Con el objeto de poner término al abuso de los divorcios de
extranjeros en algunos lugares de la Republica Mexicana, en donde
la benignidad de la legislación local permitió la proliferación del
fraude a la ley, se expidieron reformas legislativas y vinculadas a la
competencia judicial. Se reformaron los artículos 35 y 39 de la Ley
de Nacionalidad y Naturalización para quedar como sigue:
“Artículo 35. Los extranjeros, sin perder su nacionalidad, pueden
domiciliarse en la República, para todos los efectos legales, de
acuerdo con las siguientes normas:
I.
La adquisición, cambio o pérdida del domicilio de los
extranjeros se regirá únicamente por las disposiciones del
Código civil para el Distrito Federal, en Materia Común y
para toda la República en Materia Federal.
II.
La competencia, por razón del territorio, no será
prorrogable, en ningún caso, en los juicios de divorcio o
nulidad de matrimonio de los extranjeros.
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“Ninguna autoridad judicial o administrativa dará trámite al
divorcio o nulidad de matrimonio de los extranjeros, si no se
acompaña la certificación que expida la Secretaria de Gobernación
de su legal residencia en el país u de que sus condiciones y calidad
migratoria les permite realizar tal acto.”
“Artículo 39. … al funcionario judicial o administrativo que dé
trámite al divorcio o nulidad de matrimonio de los extranjeros sin
que se acompañe la certificación expedida por la Secretaria de
Gobernación de su legal residencia en el país y de que sus
condiciones y calidad migratoria le permite realizar tal acto, o con
aplicación de otras leyes distintas de las señaladas en el artículo
50, se le impondrá la destitución de empleo y prisión hasta de seis
mese o multa hasta de $10,000.00, al dictarse el auto de sujeción a
proceso.”
En materia de auxilio judicial que nuestro país puede solicitar, o
bien proporcionar, respecto de la realización de actos procesales y
para la ejecución de sentencias, tenemos disposiciones legales,
tanto en el Código Federal de procedimientos Civiles como en el
Código de procedimientos civiles para el distrito Federal, y en
algunos Códigos de procedimientos Civiles de los Estados de la
República.
Ante esta concurrencia de normas jurídicas federal y locales, es
preciso, en primer término, determinar la competencia federal o
local para legislar sobre auxilio judicial solicitado o proporcionado, a
nivel nacional.
Sobre este problema existen dos tendencias opuestas:
95
En la primera corriente se invoca el artículo 73 fracción XVI
de la constitución que faculta al congreso de la unión para legislar
sobre nacionalidad y sobre condición jurídica de los extranjeros. Se
estima; tratándose de la ejecución de una sentencia extranjera,
que por la nacionalidad extranjera de los que litigaron y por la
nacionalidad extranjera del juez, se está ante condición jurídica de
extranjeros y que, por tal motivo la norma jurídica aplicable es la
federal y no la local. Asimismo se invoca el artículo 50 de la Ley de
Nacionalidad y Naturalización que reitera la disposición
constitucional citada al decir: “Solo la Ley Federal puede modificar
y restringir los derechos civiles de que gozan los extranjeros; en
consecuencia, esta Ley y las disposiciones de los Códigos Civil y de
Procedimientos civiles del Distrito Federal sobre esta materia,
tienen el carácter de federales y serán obligatorias en toda la
Unión”.
Respecto de esta primera corriente, consideramos que, hay
una deficiencia legislativa en nuestro país, el artículo 73
constitucional no previene problemas de competencia judicial, y
estos problemas son diferentes a los de condición jurídica de
extranjeros. Queremos pensar en una sentencia extranjera que
afecta no a extranjeros sino a mexicanos; no puede, en esta
hipótesis hablarse de condición jurídica de extranjeros para fundar
la aplicación de la norma jurídica federal. Estimamos que, por
tratarse de un problema internacional, el país debería presentarse
como unidad pero, este punto no está regulado jurídicamente en la
legislación mexicana.
La tendencia contraria, que preconiza la competencia local
para legislar sobre ejecución de sentencias extranjeras, tiene como
fundamento el artículo 124 de la Constitución: si la regulación de la
ejecución de sentencia extranjeras no está otorgada expresamente
a la Federación, se entiende reservada a los Estados. Por esta razón
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informa Alberto G. Arce, los Códigos de procedimientos Civiles de
Jalisco, Colima, Michoacán, Hidalgo, Chihuahua, Veracruz,
Tamaulipas, Nuevo León y Oaxaca, legislan sobre la ejecución de
sentencias extranjeras, al igual que el Código de procedimientos
civiles del Distrito Federal. Esta opinión tiene bastante
fundamento. Quizá sea inconveniente porque no se unifica el
procedimiento de ejecución de sentencias en el país pero, tiene
como base el artículo 124 de la Constitución.
Otra observación que puede hacerse en relación con el
artículo 50 de la Ley de Nacionalidad y Naturalización es la que, es
erróneo que este precepto federalice un ordenamiento local como
es el Código de procedimientos del Distrito Federal, siendo que,
existe un Código Federal de Procedimientos Civiles. Sin embargo, el
problema se subsana en materia de ejecución de sentencias
extranjeras habida cuenta de que el artículo 108 del Código de
procedimientos civiles. Dice este ultimo precepto: “Los exhortos
que se remitan al extranjero o se reciban de él, se sujetaran, en
cuanto a sus formalidades, a las disposiciones del Código Federal de
Procedimientos Civiles.”
En este sentido opina el Maestro José Luís Sequeiros: “En lo
que respecta al reconocimiento y posible ejecución de sentencias y
demás resoluciones judiciales dictadas en países extranjeros, es
importante determinar cuál el ordenamiento procesal competente
para normal esta materia. En principio debiera serlo el Código
Federal de procedimientos Civiles, pero este último sólo contiene un
artículo (contenido dentro del capitulo general de las formas de
ejecución) , estableciendo que en los casos en que deban ejecutarse
por tribunales mexicanos sentencias dictadas en el país extranjero,
el tribunal requerido resolverá previamente si la sentencia es o no
contraria a las leyes de la República, a los tratados o a los principios
de Derecho Internacional; en caso afirmativo devolverá el exhorto
97
sin diligenciarlo y con la expresión de los motivos que impiden la
ejecución de la sentencia. Existiendo una tácita omisión del Código
federal en la reglamentación de estas materia, el Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal ha suplido la
abstención de aquel. En sus artículos 604 al 608, fija las
condiciones que deben cumplirse a fin de que tengan fuerza en la
República Mexicana las ejecutorias extranjeras.”
Ya mencionamos que el artículo 108 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal remite al Código
Federal de Procedimientos Civiles en lo que atañe a las
formalidades que deben reunir los exhortos que se remitan al
extranjero, o se reciban de él.
A su vez, el Código Federal de Procedimientos Civiles hace
referencia a los exhortos o cartas rogatorias internacionales en el
Capítulo II, denominado “De los Exhortos o Cartas Rogatorias
Internacionales”. Este capítulo está comprendido en el Libro Cuarto
“De la Cooperación Procesal Internacional”. El citado Capítulo II
comprende los artículos del 549 al 556 que expresan:
Artículo 549.- Los exhortos que se remitan al extranjero o que
se reciban de él se ajustarán a lo dispuesto por los artículos
siguientes, salvo lo dispuesto por los tratados y convenciones de los
que México sea parte.
Artículo 550.- Los exhortos que se remitan al extranjero serán
comunicaciones oficiales escritas que contendrán la petición de
realización de las actuaciones necesarias en el proceso en que se
expidan. Dichas comunicaciones contendrán los datos informativos
necesarios y las copias certificadas, cédulas, copias de traslado y
demás anexos procedentes según sea el caso.
98
No se exigirán requisitos de forma adicionales respecto de los
exhortos que provengan del extranjero.
Artículo 551.- Los exhortos o cartas rogatorias podrán ser
transmitidos al órgano requerido por las propias partes interesadas,
por vía judicial, por intermedio de los funcionarios consulares o
agentes diplomáticos o por la autoridad competente del Estado
requirente o requerido según sea el caso.
Artículo 552.- Los exhortos provenientes del extranjero que
sean transmitidos por conductos oficiales no requerirán legalización
y los que se remitan al extranjero sólo necesitarán de la
legalización exigida por las leyes del país en donde se deban de
diligenciar.
Artículo 553.- Todo exhorto internacional que se reciba del
extranjero en idioma distinto del español deberá acompañarse de
su traducción. Salvo deficiencia evidente u objeción de parte, se
estará al texto de la misma.
Artículo 554.- Los exhortos internacionales que se reciban sólo
requerirán homologación cuando implique ejecución coactiva sobre
personas, bienes o derechos, en cuyo caso se aplicará lo dispuesto
por el Capítulo Sexto de este Libro. Los exhortos relativos a
notificaciones, recepción de pruebas y a otros asuntos de mero
trámite se diligenciarán sin formar incidente.
Artículo 555.- Los exhortos internacionales que se reciban
serán diligenciados conforme a las leyes nacionales.
Sin perjuicio de lo anterior, el tribunal exhortado podrá conceder
excepcionalmente la simplificación de formalidades o la observancia
99
de formalidades distintas a las nacionales, a solicitud del juez
exhortante o de la parte interesada, si esto no resulta lesivo al
orden público y especialmente a las garantías individuales; la
petición deberá contener la descripción de las formalidades cuya
aplicación se solicite para la diligenciación del exhorto.
Artículo 556.- Los tribunales que remitan al extranjero o
reciban de él, exhortos internacionales, los tramitarán por
duplicado y conservarán un ejemplar para constancia de lo enviado,
recibido y actuado.
El Código Federal de Procedimientos Civiles, en el Capítulo VI,
denominado “Ejecución de sentencias”, dentro del Libro Cuarto “De
la Cooperación Procesal Internacional” regula el reconocimiento y la
ejecución de las sentencias extranjeras, en los artículos que a
continuación reproducimos literalmente:
Artículo 569.- Las sentencias, los laudos arbitrales privados de
carácter no comercial y demás resoluciones jurisdiccionales
extranjeros tendrán eficacia y serán reconocidos en la República en
todo lo que no sea contrario al orden público interno en los términos
de este código y demás leyes aplicables, salvo lo dispuesto por los
tratados y convenciones de los que México sea parte.
Tratándose de sentencias, laudos o resoluciones jurisdiccionales
que sólo vayan a utilizarse como prueba ante tribunales mexicanos,
será suficiente que los mismos llenen los requisitos necesarios para
ser considerados como auténticos.
Los efectos que las sentencias, laudos arbitrales privados de
carácter no comercial y resoluciones jurisdiccionales extranjeros
100
produzcan en el territorio nacional, estarán regidos por lo dispuesto
en el Código Civil, por este código y demás leyes aplicables.
Artículo 570.- Las sentencias, laudos arbitrales privados de
carácter no comercial y resoluciones jurisdiccionales extranjeros
se cumplirán coactivamente en la República, mediante homologación
en los términos de este código y demás leyes aplicables, salvo lo
dispuesto por los tratados y convenciones de los que México sea
parte.
Artículo 571.- Las sentencias, laudos arbitrales privados de
carácter no comercial y resoluciones jurisdiccionales dictados en el
extranjero, podrán tener fuerza de ejecución si cumplen con las
siguientes condiciones:
I.- Que se hayan satisfecho las formalidades previstas en
este Código en materia de exhortos provenientes del extranjero;
II.- Que no hayan sido dictados como consecuencia del
ejercicio de una acción real;
III.- Que el juez o tribunal sentenciador haya tenido
competencia para conocer y juzgar el asunto de acuerdo con las
reglas reconocidas en la esfera internacional que sean
compatibles con las adoptadas por este Código;
IV.- Que el demandado haya sido notificado o emplazado en
forma personal a efecto de asegurarle la garantía de audiencia y
el ejercicio de sus defensas;
V.- Que tengan el carácter de cosa juzgada en el país en que
fueron dictados, o que no exista recurso ordinario en su contra;
101
VI.- Que la acción que les dio origen no sea materia de juicio
que esté pendiente entre las mismas partes ante tribunales
mexicanos y en el cual hubiere prevenido el tribunal mexicano o
cuando menos que el exhorto o carta rogatoria para emplazar
hubieren sido tramitados y entregados a la Secretaría de
Relaciones Exteriores o a las autoridades del Estado donde deba
practicarse el emplazamiento. La misma regla se aplicará cuando
se hubiera dictado sentencia definitiva;
VII.- Que la obligación para cuyo cumplimiento se haya
procedido no sea contraria al orden público en México; y
VIII.- Que llenen los requisitos para ser considerados como
auténticos.
No obstante el cumplimiento de las anteriores condiciones, el
tribunal podrá negar la ejecución si se probara que en el país de
origen no se ejecutan sentencias o laudos extranjeros en casos
análogos.
Artículo 572.- El exhorto del Juez o tribunal requirente deberá
acompañarse de la siguiente documentación:
I.- Copia auténtica de la sentencia, laudo o resolución
jurisdiccional;
II.- Copia auténtica de las constancias que acrediten que se
cumplió con las condiciones previstas en las fracciones IV y V del
artículo anterior;
III.- Las traducciones al idioma español que sean necesarias al
efecto; y
102
IV.- Que el ejecutante haya señalado domicilio para oír
notificaciones en el lugar del tribunal de la homologación.
Artículo 573.- Es tribunal competente para ejecutar una
sentencia, laudo o resolución jurisdiccional proveniente del
extranjero, el del domicilio del ejecutado, o en su defecto, el de la
ubicación de sus bienes en la República.
Artículo 574.- El incidente de homologación de sentencia, laudo
o resolución extranjera se abrirá con citación personal al
ejecutante y al ejecutado, a quienes se concederá término
individual de nueve días hábiles para exponer defensas y para
ejercitar los derechos que les correspondieren; y en el caso de que
ofrecieren pruebas que fueren pertinentes, se fijará fecha para
recibir las que fueren admitidas, cuya preparación correrá
exclusivamente a cargo del oferente salvo razón fundada. En todos
los casos se dará intervención al Ministerio Público para que
ejercite los derechos que le correspondiere.
La resolución que se dicte será apelable en ambos efectos si se
denegare la ejecución, y en el efecto devolutivo si se concediere.
Artículo 575.- Ni el Tribunal de primera instancia ni el de
apelación podrán examinar ni decidir sobre la justicia o injusticia
del fallo, ni sobre las motivaciones o fundamentos de hecho o de
derecho en que se apoye, limitándose a examinar su autenticidad y
si deba o no ejecutarse conforme a lo previsto en el derecho
nacional.
Artículo 576.- Todas las cuestiones relativas a embargo,
secuestro, depositaría, avalúo, remate y demás relacionadas con la
103
liquidación y ejecución coactiva de sentencia dictada por tribunal
extranjero, serán resueltas por el tribunal de la homologación.
La distribución de los fondos resultantes del remate quedará a
disposición del juez sentenciador extranjero.
Artículo 577.- Si una sentencia, laudo o resolución jurisdiccional
extranjera no pudiera tener eficacia en su totalidad, el tribunal
podrá admitir su eficacia parcial a petición de parte interesada.
Es de advertirse que, al conocerse de la ejecución de sentencias
deben tenerse en cuenta los artículos del Capitulo V sobre
“Competencia en Materia de Ejecución de Sentencia” y que, por su
gran importancia, también transcribimos:
Artículo 564.- Será reconocida en México la competencia
asumida por un tribunal extranjero para los efectos de la ejecución
de sentencias, cuando dicha competencia haya sido asumida por
razones que resulten compatibles o análogas con el derecho
nacional, salvo que se trate de asuntos de la competencia exclusiva
de los tribunales mexicanos.
Artículo 565.- No obstante lo previsto en el artículo anterior, el
tribunal nacional reconocerá la competencia asumida por el
extranjero si a su juicio éste hubiera asumido dicha competencia
para evitar una denegación de justicia, por no existir órgano
jurisdiccional competente. El tribunal mexicano podrá asumir
competencia en casos análogos.
Artículo 566.- También será reconocida la competencia asumida
por un órgano jurisdiccional extranjero designado por convenio de
104
las partes antes del juicio, si dadas las circunstancias y relaciones
de las mismas, dicha elección no implica de hecho impedimento o
denegación de acceso a la justicia.
Artículo 567.- No se considerará válida la cláusula o convenio de
elección de foro, cuando la facultad de elegirlo opere en beneficio
exclusivo de alguna parte pero no de todas.
Artículo 568.- Los tribunales nacionales tendrán competencia
exclusiva para conocer de los asuntos que versen sobre las
siguientes materias:
I.- Tierras y aguas ubicadas en el territorio nacional, incluyendo
el subsuelo, espacio aéreo, mar territorial y plataforma continental,
ya sea que se trate de derechos reales, de derechos derivados de
concesiones de uso, exploración, explotación o aprovechamiento, o
de arrendamiento de dichos bienes;
II.- Recursos de la zona económica exclusiva o que se relacionen
con cualquiera de los derechos de soberanía sobre dicha zona, en
los términos de la Ley Federal del Mar;
III.- Actos de autoridad o atinentes al régimen interno del
Estado y de las dependencias de la Federación y de las entidades
federativas;
IV.- Régimen interno de las embajadas y consulados de México
en el extranjero y sus actuaciones oficiales; y
V.- En los casos en que lo dispongan así otras leyes.
105
Por su parte, el Código de Procedimiento Civiles para el Distrito
Federal también regula la ejecución y reconocimiento de sentencias
extranjeras en los siguientes preceptos:
Articulo 605. Las sentencias y demás resoluciones extranjeras
tendrán eficacia y serán reconocidas en la República en todo lo que
no sea contrario al orden público interno en los términos de este
Código, del Código Federal de Procedimientos Civiles y demás leyes
aplicables, salvo lo dispuesto por los tratados y convenciones de que
México sea parte.
“Tratándose de sentencias o resoluciones jurisdiccionales que
solamente vayan a utilizarse como prueba, será suficiente que las
mismas llenen los requisitos necesarios para ser consideradas como
documentos públicos auténticos.
“Los efectos que las sentencias o laudos arbitrales extranjeros
produzcan en el Distrito Federal de procedimientos Civiles y demás
leyes aplicables.
Artículo 606. Las sentencias, laudos y resoluciones dictados en el
extranjero podrán tener fuerza de ejecución si se cumplen las
siguientes condiciones:
I.
Que se hayan satisfecho las formalidades previstas por el
Código Federal de Procedimientos civiles en materia de
exhortos provenientes del extranjero.
II.
Que no hayan sido dictados como consecuencia del
ejecución de una acción real
106
III. Que el juez o tribunal sentenciador haya tenido
competencia para conocer y juzgar del asunto de acuerdo a
las reglas reconocida en la esfera internacional que sean
compatibles con las adoptadas por este Código o en el
Código Federal de Procedimientos civiles;
IV.
Que el demandado haya sido notificado o emplazado en
forma personal a efecto de asegurarle la garantía de
audiencia y el ejercicio de sus defensas;
V.
Que tengan el carácter de cosa juzgada en el país en que
fueron dictados, o que no exista recurso ordinario en su
contra;
VI.
Que la acción que les dio origen que no sea materia de
juicio que esté pendiente entre las mismas partes ante
tribunales mexicanos y en el cual hubiere prevenido el
tribunal mexicano o cuando menos que el exhorto o carta
rogatoria para emplazar hubiere sido tramitados y
entregados a la Secretaria de Relaciones Exteriores o a las
autoridades del estado donde deba practicarse el
emplazamiento. La misma regla se aplicará cuando se
hubiera dictado sentencia definitiva;
VII. Que la obligación para cuyo cumplimiento se haya procedido
no sea contraria al orden publico en México; y
VIII.Que llenen los requisitos para ser considerados como
auténticos.
“No obstante el cumplimiento de las anteriores condiciones el
Juez podrá negar la ejecución si se probara que en el país de origen
107
no se ejecutan sentencias, resoluciones jurisdiccionales o laudos
extranjeros en casos análogos.
El artículo 607 del Código Adjetivo para el Distrito Federal se
refiere a los documentos que deben acompañase al exhorto y su
texto es exactamente igual al artículo 572 del Código de
Procedimientos civiles
Por último, el artículo 608 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal establece las reglas para el reconocimiento
y ejecución de la sentencia extranjera, en los siguientes términos:
Artículo 608. El reconocimiento y ejecución de sentencias
extranjeras se sujetará a las siguientes reglas:
I.
II.
El tribunal competente para ejecutar una sentencia, laudo o
resolución jurisdiccional proveniente del extranjero, será
el del domicilio del ejecutado;
El incidente de homologación de sentencia, laudo o
resolución extranjera se abrirá con citación personal al
ejecutante y al ejecutado, a quienes se concederá término
individual de nueve días hábiles para exponer defensas y
para ejercitar los derechos que les correspondieren; y en
aso de que ofrecieren pruebas que fueren pertinentes, se
fijara fecha para recibir las que fueren admitidas, cuya
preparación correrá exclusivamente a cargo del oferente
salvo razón fundada. En todos los casos se dará
intervención al Ministerio Público para que ejercite los
derechos que le correspondiere.
“La resolución que se dicte será apelable en ambos efectos si se
denegare la ejecución, y en el efecto devolutivo si se concediere;
108
III. Todas las cuestiones
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