leyes de la población y la acumulación de capital

Anuncio
T. R. MALTHUS: El crecimiento económico y las
leyes de la población y la acumulación de capital
JAVIER VILLANUEVA
Introducción
Entre fines del siglo XVIII y la primera mitad del
siguiente varios países de Occidente experimentaron una serie de trascendentes fenómenos
en el terreno económico, político y social. La Revolución Francesa, la "revolución industrial", los
adelantos tecnológicos, son ejemplos de las
transformaciones que, iniciadas en aquellos
años, trazaron surcos que llegan hasta nuestros
días.
También
en
aquellos
años
se
experimentaron
repetidas
situaciones
de
retracción cíclica que dieron orígenes a
numerosas reflexiones acerca del sis-tema
económico que se iba desenvolviendo. Es dentro
de este contexto cambiante e inestable en que
corresponde examinar las contribuciones de los
economistas clásicos, en general, y del Reverendo Thomas Robert Malthus, en particular.
Guiada por la voluntad de lograr el progreso
económico de las naciones, esta escuela de autores procuró captar el sentido de las leyes de Natura que pudieran oponerse al avance del hombre, para delinear con el apoyo de la razón
humana los caminos adecuados para soslayar
los obstáculos encontrados. Así, los laberintos y
las salidas imaginadas fueron varias, según el
autor, pero la inspiración era semejante entre
ellos.
En este marco es que Malthus, entre 1798 y
1820, procuró efectuar dos aportes importantes al
análisis económico y, a su entender, a la "solución práctica" de los problemas que estudia esta
disciplina. Uno de estos aportes se relaciona con
las leyes que regulan el crecimiento de la población. Otro, se refiere a los conflictos que
pudieran emerger de la excesiva acumulación de
capital. Además, en el mismo lapso, contribuyó a
establecer los elementos principales de la teoría
de la
renta y tomó posiciones (contrarias a las de D. Ricardo) en un tema tan controvertido en la época
como lo era el de las Leyes de Granos en Gran
Bretaña.
Una de sus primeras obras, la relacionada con
los temas del crecimiento de la población, tuvo
fuerte repercusión en su tiempo. Aún hoy este
tópico es aquel que con más facilidad se tiende a
unir el nombre de Malthus. El Essay on the
Principies of Population fue publicado en 1798
cuando el autor tenía treinta y dos años. Este
trabajo se inspiraba en las discusiones que mantenía el autor con su padre sobre estos temas y en
el deseo del joven Malthus de rectificar la visión
sobre la perfectibilidad del género humano que
sustentaran autores como Condorcet y Godwin. No
era el Ensayo una obra enteramente original sino
que se apoyaba en ideas ya adelanta-das por otros
autores de la época. En ediciones posteriores,
Malthus fue afinando sus argumentos al par que
procuró
respaldarlos
con
trabajosas
demostraciones de las experiencias históricas
manifestadas en varios países y regiones del mundo. Con frecuencia el Ensayo debió enfrentar el
rechazo de muchos que vieron en él una justificación de la miseria, haciendo que ésta fuera, en
parte, un resultado de las presiones de la Naturaleza y, en parte, la consecuencia de la imprevisión humana. La organización institucional de la
sociedad quedaba así relegada a un segundo
plano, en el ideario malthusiano, como factor generador de la pobreza. La resistencia a las postulaciones de Malthus se puso de manifiesto en las
múltiples críticas que despertó la aparición del
trabajo a que hacemos referencia.
Otra de las contribuciones del autor que comentamos se refiere a las "leyes" que rigen la
acumulación del capital y a la relación de ésta
con la demanda efectiva y el progreso económico
de las naciones. Menos espectaculares que las
ideas expuestas en el Ensayo, los aportes de
Malthus incluidos en los Principies of Political
Economy (Primera edición, 1820) perduraron y
aún hoy persisten en el diseño de la estructura
básica del análisis macroeconómico. En los
Principios, libro que tampoco fuera bien recibido
por muchos de sus contemporáneos, nuestro
autor contribuyó al desarrollo de una llamada
"tradición anti-Ricardiana". Aunque amigo
personal de aquel autor, Malthus procura desde
las primeras páginas de su obra el diferenciarse
doblemente
del
mismo:
tanto
en
sus
apreciaciones sobre la economía, como en lo que
se refiere a la búsqueda de un método más
"realista", práctico y alejado de las abstracciones
teóricas que caracterizaran a David Ricardo.
Algunas de las ideas expuestas por Malthus en
los Principios encontraron importantes continuadores. J. M. Keynes, por ejemplo, se refiere a él
en forma laudatoria en la Teoría General. En la
biografía del Reverendo Malthus que escribe
Keynes éste dice: "Si sólo Malthus, en lugar de
Ricardo, hubiera sido la rama central de la cual
hubiera brotado la economía del siglo
diecinueve, cuánto más sabio y rico sería hoy el
mundo". Schumpeter, en la Historia del Análisis
Económico, puntualiza su apoyo al autor que
comen-tamos. Dice sobre el particular (pág. 83)
que, Malthus, finalmente el triunfador en la
controversia, "defendía el pleno sentido común...
frente a las piruetas inútiles, pero astutas de
Ricardo".
Algunos autores de la escuela proteccionista de
Pensilvania, en Estados Unidos, con frecuencia
opuestos a Ricardo, tomaban también algunas de
las ideas de Malthus, aunque rechazaban otras.
Entre estos pensadores podrían incluirse a Raymond o a Carey. Darwin, por otra parte, continuó y extendió algunas de las ideas expuestas
en el Ensayo.
Malthus entendía que las "leyes" de la población (expuestas en el Ensayo) y las de la acumulación (expuestas en los Principios) se encontraban vinculadas entre sí. Decía, por ejemplo, sobre el particular: "(Las leyes que regulan los incrementos de capital y las que determinan los
aumentos de la población) son ciertamente de la
misma clase; y es igualmente vano el continuar
convirtiendo ingreso en capital, cuando no existe
una demanda adecuada para los bienes
producidos por dicho capital, como el continuar
estimulando los casamientos y el nacimiento de
hijos
18
sin que exista demanda de trabajo y un aumento
en los fondos disponibles para su mantenimiento"1
"Las leyes que regulan la tasa de beneficio y el
progreso del capital, tienen un sorprendente y
singular parecido con las leyes que regulan la tasa
de salarios y el progreso de la población"2 No hay
más que echar una mirada sobre la literatura
económica contemporánea,3 para percatarse de
que ambos tópicos continúan preocupando a los
analistas. Como ha señalado Morton Paglin, en
muchos temas Malthus sustentaba opiniones que
se hallaban muy por delante de las de su época.
Algunos datos biográficos
Thomas Robert Malthus nació el 13 de febrero
(algunos autores señalan que fue el 8 de febrero)
de 1766 y murió en 1834. Educado privadamente
en su hogar, ingresó en 1784 en el Jesus College de
Cambridge. Se graduó (B. A.) en la misma institución en 1788 y tomó sus órdenes sacerdotales
en el mismo año en la Iglesia de Inglaterra. En
1797 es designado Fellow de Jesus College y escribe allí The Crisis. En el año siguiente escribe el
First Essay. Viaja años más tarde a Dinamarca,
Suecia y Rusia. En 1800 escribe: An Investigation
of the Cause of the Present High Price of Provision.
Tres años más tarde publica la segunda edición del
Essay. Se casa en 1804 con Harriet Eckerstall. En
1805 es designado Profesor de Historia Moderna y
Economía Política en el Colegio que fundara y
sostuviera la East India Company. En 1811 conoce
y entabla amistad con David Ricardo. En 1820
publica la primera edición de los Principies of
Political Economy: Considered with a View to Their
Practical Applications.
La Ley de la población
Las leyes de la población presentadas por Malthus en el Ensayo, no eran enteramente originales
de este autor. Robert Wallace (Various Prospects of
Mankind; 1761) y Joseph Townsend (Dissertation on
the Poor Laws; 1786) ya habían expresado ideas
semejantes, casi iguales a las de Malthus, aunque
sin haber logrado la difusión y el impacto que
alcanzara éste.
En el Ensayo, Malthus cubre esencialmente los
siguientes temas: a) Las leyes del crecimiento de la
población y las distintas experiencias históricas; b)
Los problemas relacionados con la emi-
gración y las "leyes de los pobres"; c) Los distintos
sistemas económicos que pueden presentarse en
la realidad: Puramente Agrícola; Industrialcomercial; y Agrícola-industrial combinados; d)
Los estímulos a la exportación y las limitaciones
a la importación. En los próximos párrafos
iremos presentando, sintéticamente, cada uno de
los temas mencionados.
La ley de la población se basa en dos postulados: 1) La alimentación es necesaria para asegurar la existencia del hombre; 2) El instinto humano de procreación es necesario y persiste a
través de los tiempos con igual potencia. Los
recursos naturales destinados a la producción de
alimentos son limitados y no aseguran posibilidades de crecimiento indefinido a la población
humana. La subsistencia crece a una razón aritmética; la población cuando no está regulada,
tiende a crecer en forma geométrica e independientemente de los medios de subsistencia que
pudiera haber disponibles. El desencuentro frecuente entre estas tendencias básicas da como
resultado el que los límites de la subsistencia
terminen por imponer alguna barrera al crecimiento de la población. En el caso de las poblaciones animales y vegetales el ajuste frente a los
instintos
de
procreación
incontenibles
y
excesivos frente a los recursos disponibles se
produce por la vía de la destrucción natural del
excedente.
En el caso del hombre, el desencuentro entre
subsistencia y población, también se puede producir. La ley de Natura es implacable. Pero, el
hombre tiene una alternativa: la prevención racional. Es decir, el hombre puede elegir entre la
"regulación preventiva" ("moral restraint")4 y la
"regulación positiva" (o destructiva). La regulación preventiva es voluntaria y resulta de la
capacidad racional y de previsión del hombre. Se
apoya específicamente en la castidad y en la
demora de los casamientos (no supone la limitación artificial de la prole una vez concertado el
casamiento). Pero, también dentro de la regulación preventiva pueden producirse desviaciones
rechazables (los vicios del libertinaje, las pasiones contrarias a la naturaleza, etc.). Las "regulaciones positivas" son múltiples: baja nutrición,
insalubridad, enfermedades, guerra, pestes,
hambrunas, acumulación de gente en las
grandes ciudades, etc. En fin, se trata de las
múltiples ex-presiones de la miseria humana
imaginadas por el autor. Desechando los vicios y
descartando las regulaciones positivas, sólo
queda al hombre el camino de la racionalidad
previsora. Existía claro está la posibilidad de
facilitar la emigración (no
obligatoria) en los países más apremiados por las
rigideces de la subsistencia, pero a la larga los
límites de Natura terminan por imponerse al género humano en su totalidad, salvo, ya lo hemos
dicho, la aplicación de medidas preventivas.
Dentro de este sistema de ideas las "leyes de
ayuda parroquial a los pobres" muy comunes en la
época no eran aconsejables, entendía Malthus, ya
que no contribuía a aumentar la prudencia y la
precaución en los favorecidos con la ayuda. Esto
conducía, por un lado, a que aumentara
excesivamente la población y, por el otro, a que se
descargaran sobre las naciones las penurias de la
"regulación positiva" (o "destructiva") de la que ya
hemos hablado. Fácil es entender que las ideas de
Malthus sobre el particular generaron el rechazo
de muchos y en ocasiones el desprestigio del autor.
A ello cabe agregar, para captar la aureola de
suspicacia política que rodeó por muchos años a
Malthus, que él entendía que los sistemas
igualitarios imaginados por Godwin o Condorcet no
conducían ciertamente a la felicidad y al bienestar
del género humano. Los problemas del hombre,
decía nuestro autor, no hallaban solución por la
vía de introducir mejoras en la organización social,
sino por la posibilidad de superar las rígidas leyes
de Natura a través de la prevención y la razón.
Como él mismo lo señalara textualmente en el
Ensayo, sólo el empleo de las "regulaciones
preventivas" podía proporcionar "expectativas
racionales acerca del futuro avance de la sociedad"
(p. 308).
Los sistemas agrícolas,
industriales y mixtos
A partir del Capítulo VII, Libro I I I del Ensayo,
Malthus avanza en un territorio que lograra menos difusión que el que previamente examinamos,
pero que aparentemente logró influir en muchos
estrategas del desarrollo económico de la época.
En esta sección de su ideario lo que procura es
examinar las ventajas y desventajas de tres tipos
de organización económica: a) el sistema de producción exclusivamente agrícola; b) el sistema
exclusivamente industrial-comercial; c) el sistema
combinado e interrelacionado, agrícola-industrialcomercial.
En el sistema exclusivamente agrícola, se supone que se produce un excedente de alimentación, por sobre las propias necesidades. Este excedente, por fuerza debe exportarse para ser
intercambiado internacionalmente por las manu-
19
facturas que fueran necesarias. En la medida en
que el acceso a la tierra no se encuentra inhibido
por obstáculos institucionales (feudalismo, por
ejemplo), la existencia de una demanda sostenida
interna-externa eleva la demanda de la mano de
obra, los salarios, los beneficios y la acumulación
de capital. Pero, esta situación expansiva va
acompañada por el crecimiento de la población
reduciéndose así las posibilidades de disponer de
excedentes para la exportación. Aparte de estos
problemas, el país que se encontrara en esta situación quedaría expuesto a los altibajos de la
demanda externa y a las oscilaciones eventuales
de los términos de intercambio. Como quiera que
fuera, este sistema, entiende el autor, sólo es factible y aceptable por un cierto lapso.
En el sistema exclusivamente industrialcomercial, los excedentes de la producción
manufacturera
deben
intercambiarse
por
productos alimenticios provenientes del exterior.
Como en el caso anterior este sistema también
presenta problemas y es finalmente aceptable por
un cierto período limitado. Por un lado, dice
Malthus, las ventajas comparativas que pudieran
existir, como resultado del capital físico o
humano acumulado o de las innovaciones
tecnológicas que se pudieran introducir, son
siempre imitables, por otros países. Las ventajas,
señala el autor comentado, son siempre
temporarias y la competencia externa que
siempre se genera tiende a reducir los precios y
los beneficios, y por lo tanto la acumulación de
capital. Por otra parte, a medida que los países
proveedores de alimentos van ocupando sus
recursos naturales disponibles, tienden también
a desarrollar su propia manufactura local,
incrementando la competencia y disminuyendo
los excedentes exportables de alimentos.
La solución más aceptable, entiende Malthus,
es la que presenta el sistema agrícola-industrialcomercial combinado e interrelacionado. En esto
sigue líneas de pensamiento similares a las de
los fisiócratas y de William Spence y Lord Lauderdale, en el sentido de que el intercambio
rural-urbano era más estimulante para lograr el
progreso de las naciones. Dice textualmente el
autor del Ensayo: "Parece, entonces, que es la
unión de la agricultura y el sistema industrialcomercial, y no alguno de los dos formados
separadamente el que puede producir la mayor
prosperidad nacional. Un país con un territorio
rico y extenso, cuyo cultivo sea estimulado por
adelantos en la agricultura, la industria y el
comercio
exterior
tiene
tan
variados
y
abundantes recursos que es extremadamente
difícil decir cuando llega a sus
20
límites" (p. 441). Esta idea regresa con cierta recurrencia al conjunto de estrategias para el desarrollo económico que se han ido manifestando a
través del tiempo. Los proteccionistas de la escuela de Pensilvania sustentaban ideas similares a
éstas. (Véase por ejemplo, Henry C. Carey: The
Harmony of Interests, Philadelphia, 1851.) Hoy
mismo, la estrategia de algunos países de la
Comunidad Europea y aun de Japón parece seguir
líneas similares a las de Malthus en lo que se
refiere al "ensamble" de los sectores agrícolaindustrial.5
Específicamente, las ventajas del sistema mixto
serían: la posibilidad de lograr progreso económico
en forma independiente de la tendencia económica
en otros países, por lo menos hasta la ocupación
total de la tierra fértil (salvo, naturalmente, las
posibilidades de introducir innovaciones técnicas
en la explotación agrícola, en las que Malthus
depositaba siempre su confianza); el mercado
interno no dependía de la riqueza en el resto del
mundo;
la
competencia
interna
resultaba
beneficiosa al caer los precios industriales se
desplazaba capital a la agricultura favorecida por
el avance en la demanda de alimentos que la
misma caída de los precios traía con-sigo; la
competencia externa en el terreno industrial no
reducía el abastecimiento de alimentos. Así, la
agricultura y la industria se brindarían
mutuamente mercados.
Obstáculos a la importación
de alimentos
Los temas previamente tratados se encuentran
relacionados con las reflexiones del autor sobre la
conveniencia, o no, de establecer mecanismos de
regulación a la importación de bienes agrícolas (La
Ley de Granos, en la Inglaterra de aquellos
tiempos). Aunque como regla general, Malthus
prefiere el libre-cambio, señala, sin embargo que
existen situaciones especiales que justifican y
aconsejan la contención de las importaciones
alimenticias competitivas con la producción local.
Dice en el Ensayo: "Para Europa en general lo más
ventajoso es el libre comercio. Pero puede haber
países en los que por condiciones particulares no
conviene aplicar la regla general" (p. 506) .
La idea del proteccionismo agrario en Malthus
aparece frecuentemente unida a la de mantener el
"necesario" equilibrio entre la agricultura y la
industria (señala con énfasis: "La pregunta prác-
tica más importante que puede darse en un sistema de política económica es la de si debe o no
buscarse artificialmente el balance agro-industrial a
través de regulaciones", Ensayo; p. 477). Conviene
además proteger la agricultura para mantener un
abastecimiento
independiente;
para
evitar
oscilaciones en los precios y en el abastecimiento;
para evitar las variaciones estacionales y en fin para
contrarrestar la temporalidad de las ventajas de la
producción manufacturera que a la larga inhiben la
exportación correspondiente, y por motivos de
seguridad y defensa. Es necesario reconocer, que en
buena medida el proteccionismo6 agrario de
nuestros días aparece justificado por ideas muy
similares a las que ha sostenido el Reverendo
Malthus.
Los límites de la acumulación
de capital
En las secciones previas nos hemos ocupado de
las ideas que expresara Malthus en el Ensayo. En
las siguientes, recorreremos las contribuciones de
este autor tal como fueran expresadas en los
Principios.
El esquema básico de los Principios está construido alrededor de la existencia de una oferta y de
una demanda efectiva agregadas y de la determinación de los precios que resultan de la
interacción entre ambas.7 Especialmente en los
bienes competitivos, los precios así definidos establecen las condiciones para la expansión o contracción de la tasa de beneficios y por lo tanto el
crecimiento o la reducción en la acumulación de
capital. A lo largo de las páginas de los principios,
se pone de manifiesto un constante esfuerzo del
autor para establecer, con cierto detalle, qué
factores afectan y desplazan a la demanda o a la
oferta y cuál es el resultado previsible de cada
situación, en materia de "progreso material",
teniendo en cuenta las repercusiones de cada
instancia sobre la acumulación del capital: Precios
altos, con costos no alterados, suponían una alta
tasa de beneficios y por lo tanto una acumulación
elevada.
Tanto la oferta como la demanda indicadas se
refieren exclusivamente a las de los bienes tangibles de la economía ("riqueza material") que se
originan, o bien en el sector agrícola, o bien en el
manufacturero. Estos bienes son de dos clases:
bienes "necesarios" y bienes "de lujo". Pero, la
economía no se agota en estos tipos de bienes, sino
que el esquema incluye además la
presencia de un importante sector servicios
(que aunque no tangibles, indirectamente
pueden contribuir a la riqueza material de un
país). Repitámoslo, la oferta y demanda
agregadas se refieren a la producción y
consumo de bienes tangibles. Estos bienes son
producidos por el trabajo productivo. Pero,
además la economía dispone de servicios que
resultan
del
esfuerzo
del
trabajo
"no
productivo".
La agricultura produce su propia demanda. A
medida que aumenta la producción de ésta, los
precios descienden, mejoran los salarios reales
y aumenta la población. A la larga, sin
embargo, la presión sobre las tierras menos
fértiles termina por imponer un límite a la
expansión. En el caso de la industria, la misma
no sólo no produce su propia demanda, sino
que para incrementar su nivel de producción
requiere más mano de obra (que atrae del
sector servicios) y más acumulación de capital
necesario para combinar con aquélla (Ensayo,
p. 314). Así, paradójicamente, en el sector
manufacturero para aumentar la oferta se
establecen condiciones que necesaria-mente
reducen la demanda. Por un lado se requiere
un ahorro mayor (abstención de consumir) para
facilitar la requerida acumulación. Por otra
parte, se trasladan trabajadores de los
servicios, sector desde el que demandan, pero
no producen bienes tangibles, para sumarse a
los trabajado-res del sector de bienes físicos
aumentando así la oferta. Como el número total
de trabajadores, sigue siendo el mismo, señala
Malthus, lo que se ha hecho es aumentar la
oferta
de
bienes
tangibles, sin haber
incrementado su demanda. Además, conviene
recordar acá, que los bienes tangibles pueden
ser "de lujo" o "necesarios". Los primeros los
consumen los grupos de altos ingresos que son
los que ahorran. Los segundos los consume el
resto de la sociedad, pero tienden a saturar el
mercado. Así, entonces, la "parsimonia" en el
consumo afecta a los bienes "de lujo" y la
saturación a los bienes "necesarios". La saturación puede superarse por la aparición de
nuevos bienes que se vayan ajustando a los
deseos y necesidades de los consumidores.
Pero, la aparición de nuevos bienes, es lenta,
estima Malthus. Por todo lo dicho, los aumentos
en la oferta no van necesariamente seguidos de
parejos incrementos en la demanda. Como si
dijéramos, la expansión de la producción
manufacturera puede llevar dentro de sí los
gérmenes de la contracción económica.
Como se ha dicho la mano de obra puede estar dedicada a la producción de servicios (sol21
dados, administración pública, servidumbre, etc.)
o a la producción de bienes tangibles ya sea de la
industria o de la agricultura. Los servicios requieren para su producción poco o ningún capital
físico y abundante mano de obra, frecuentemente
de alta calificación —es decir, capital humano
acumulable como el físico—. Para la elaboración
de bienes tangibles también se requiere mano de
obra, pero acompañada de capital y de tierra, en
el caso de la agricultura. Para proporcionar mayor
ocupación en los sectores productores de bienes
tangibles se requiere una cierta acumulación
previa. Así, ahorrar, acumular capital implica el
traslado de mano de obra del sector servicios al
sector productor de bienes tangibles. Pero, una
vez más, todo ello implica una expansión de la
oferta y una contracción de la demanda.' Es decir,
un deslizamiento descendente de los precios, de
los beneficios, y finalmente de la acumulación de
capital. Es en esta forma en que Malthus, a
diferencia de Say, visualiza los peligros de la
sobreproducción general ("general glut"). Como ya
hemos señalado, el problema se hace más
evidente en el sector manufacturero que no crea
su propia demanda. En especial, si se trata de
bienes competitivos no diferenciados (p. 318).
Así pues, con un modelo macroeconómico de
tres sectores y cuatro factores de producción (capital, tierra, trabajo productivo, trabajo en servicios) organiza Malthus su concepción de la economía al par que formula las opciones de política
económica que le parecen más adecuadas para
hacer que el "potencial" de una economía se
acerque lo más posible a lo que se logra "realizar".
Las condiciones del
crecimiento
económico
Condiciones fundamentales para el desarrollo
económico son las que se relacionan con la política y la moral (Ensayo, p. 309). Estas condiciones
son esencialmente: a) el que no haya excesiva intervención del gobierno (p. 16); b) el que exista
seguridad en la propiedad; c) el que existan hábitos de esfuerzo en el trabajo y de rectitud de
carácter (p. 310).
En relación específica al crecimiento económico,
nuestro autor considera tres alternativas correspondientes al largo, al corto plazo y a los desplazamientos cíclicos. Más importante para Malthus es el corto plazo, en el que se debe procurar
igualar el potencial productivo y lo concretado
22
efectivamente (p. 310). Los límites para el crecimiento en el corto plazo están dados por los que
puede imponer la insuficiencia de la demanda
efectiva, que tiende a deprimir los precios y la
acumulación. Es interesante señalar que este autor propone la necesidad de encontrar cierto equilibrio entre los extremos: si no hay ahorro, no hay
acumulación, no hay crecimiento; si hay excesivo
ahorro, caen los precios y con ellos la acumulación. Más aún, lo que puede producirse es
una emigración del capital existente. Algo que
Malthus rechaza como indeseable.
En el largo plazo, los límites al crecimiento
económico están definidos por la disponibilidad
de recursos naturales, especialmente la tierra.
Aunque insiste el autor, la innovación tecnológica
puede permitir superar en algún modo las restricciones impuestas por la escasez. Finalmente,
entonces, la ley de rendimientos decrecientes es
la que impone de todas maneras obstáculos al
crecimiento indefinido.
Malthus distingue la posibilidad de que se produzcan ciclos económicos según se encuentren
las relaciones entre la oferta y la demanda. Si la
primera es superior a la segunda, lo que puede
esperarse es la contracción. Si la segunda es superior, se produce un nuevo ciclo.
Los factores que afectan a la oferta
y a la demanda efectiva
Los factores que desplazan en sentido positivo
la oferta contribuyendo así al crecimiento económico son (p. 74): a) La acumulación de capital
que es la clave del crecimiento aunque el ahorro
excesivo ya lo hemos visto destruye los incentivos
para la producción. La acumulación de capital
facilita la aplicación de maquinarias y la división
del trabajo (p. 36); b) La fertilidad de la tierra (p.
331) y la abundancia de recursos natura-les, en
general; c) La existencia de talentos productivos
("skills") en la población. Los talentos y el
conocimiento, entiende Malthus, como Turgot,
son acumulables; d) Las invenciones que ahorran
mano de obra y disminuyen los costos. Pero, la
aplicación de invenciones reclama la existencia de
mercados amplios, internos o externos, para no
caer en el desempleo (p. 357).
Los factores que incrementan la demanda son
(p. 372): a) Los aumentos en la población, aunque
la saturación en la absorción de bienes "necesarios" y los límites de los recursos naturales con su
efecto negativo sobre la población tienden a
reducir los efectos de este factor expansivo de
la demanda. Además, el crecimiento de la
población es de efecto demasiado lento como
para tomarlo en cuenta al considerar el corto
plazo; b) La división de la propiedad de la tierra
tendiendo a formar una clase media más
"gastadora". Aunque, sin exagerar, creando con
ello un minifundismo rechazable; c) El
mantenimiento de un amplio sector servicios
que amplía la de-manda de bienes físicos, sin
crear oferta. Menciona, entre los servicios que
se pueden expandir para evitar contracciones,
el gasto público (p. e.: puentes, caminos, etc.).
Desde el punto de vista de Malthus, le conviene
a la sociedad un sector rentista "gastador" que,
al mismo tiempo que da ocupación amplia a los
servicios personales mantiene elevadas las
demandas de "bienes de lujo"; d) El desaliento
del ahorro puede constituir un estímulo para
ampliar la demanda, a la vez que se evita la
excesiva acumulación que finalmente puede
expresarse en la emigración del capital; e) El
comercio
exterior,
finalmente,
puede
constituirse en un factor importante de ampliación de la demanda. La salida de capitales
al exterior, aunque en principio rechazado por
el autor, constituía también una forma de
desagotar los excesos del ahorro interno.
Las características
del comercio
internacional
Para Malthus, el comercio internacional es
fundamentalmente un conducto importante
para el desalojo de la oferta excedente ("Foreing
vent for our commodities"; p. 357). Como en
todos los autores clásicos, Malthus distingue
entre los efectos directos, 9 cosmopolitas, y los
efectos indirectos del comercio. Los primeros
efectos se expresan en la posibilidad de
aumentar la disponibilidad de bienes, a menor
precio (p. 397) y de bienes a los que de otra
manera no podría tenerse acceso. Los
segundos se refieren al hecho de que las
exportaciones permiten mantener (y aun
elevar) los precios de los bienes exportados,
impidiéndose así la caída de los beneficios y la
interrupción
de
la
acumulación
y
el
crecimiento económico. El comercio internacional, además, al expandir el mercado permite
una mayor división del trabajo, la introducción
de maquinarias y de nuevos aportes de la
invención (p. 356). Las ventajas que permiten
participar en el comercio internacional son o
bien naturales o bien artificiales (p. 105). Las
prime-
ras están ligadas con la disponibilidad de recursos
naturales, las calidades del suelo, el clima y la
situación geográfica. Las segundas se relacionan con
la mayor disponibilidad de capital, la aplicación de
maquinaria, la existencia de habilidades especiales,
la introducción de innovaciones. Las ventajas
naturales son más estables, pero las ventajas
artificiales son efímeras ya que los demás países
procuran copiar los inventos y avanzar en la
acumulación de capital des-contando las diferencias
que inicialmente hubieran podido existir. Por otra
parte, las máquinas por avanzadas que fueran
tienden a difundirse en el mercado internacional.
Como se hiciera muchos años después (por
autores como Heckscher-Ohlin), Malthus seña-la
que hay países (que él llama "civilizados") que
disponen de más capital que mano de obra y hay
países más atrasados en donde predominan
relativamente la mano de obra y los recursos
naturales. Los bienes físicos exportables pueden, por
otra parte, clasificarse según sean intensivos en el
empleo de capital o de mano de obra (p. 89). La
mayor
disponibilidad
de
los
factores
correspondientes
indicaría
las
líneas
de
especialización internacional de los países. Pero, sin
dejar de recordar que las ventajas "artificiales" son
siempre transitorias. Según Malthus, Gran Bretaña
tenía ventajas en la exportación de bienes intensivos
en el uso de capital (p. 356) y donde mejor se
podrían aplicar las máquinas, las mejoras
innovativas y los talentos productivos de la
población. Como quiera que fuera, ex-portar era una
definida necesidad para los países que no tenían
minas propias de donde ex-traer el metálico
utilizado como dinero (p. 101).
Reflexiones finales
Como hemos visto, Thomas R. Malthus procuraba establecer las características de dos leyes
que según su entendimiento operan en la Naturaleza
y afectan el bienestar y el crecimiento económico de
las naciones. En ambos casos era convicción de
Malthus el que el hombre, a través del conocimiento
y de la aplicación de las medidas que la razón
aconseja, podía sortear los obstáculos que la
Naturaleza iba colocando en el camino de la
abundancia.
Por un lado, en el Ensayo, suponía la existencia de
límites al crecimiento de la población impuestos por
la escasez relativa de tierras fértiles. El hombre
podría desaprensivamente
23
dejar a la "regulación positiva" de Natura el
eliminar los desequilibrios que pudieran existir
entre las necesidades de alimentación y las posibilidades de abastecimiento. O bien, podía, a
través de la auto-restricción, el lograr un
ajuste
adecuado
entre
necesidades
y
disponibilidades, sin pasar por las penurias de
la destrucción.
Por otra parte, la misma naturaleza de las
cosas imponía los límites de la demanda efectiva a la acumulación de capital y por lo tanto al
crecimiento. También en este caso el hombre
podía o bien entregarse a la "regulación positiva" de la depresión, o bien emplear los mecanismos de política económica más adecuados
para mantener la demanda efectiva al nivel necesario para evitar el deslizamiento negativo de
los precios.
La introducción de innovaciones y de nuevos
bienes diferenciados, la ampliación del gasto
público,
la
contención
del
ahorro
especialmente en quienes podían gastar más
(los rentistas, por ejemplo); el desarrollo de una
clase social "gastadora", eran, entre otros, los
medios de que podía disponerse para agilizar la
demanda efectiva.
El mercado internacional también era un
conductor apropiado para el desalojo de
excedentes. Pero, el corazón de Malthus estaba
en la expansión del mercado interno,
especialmente a través de la "armonización" de
intereses entre la producción rural y la urbana.
Deteniéndose a examinar las tendencias
presentes de la política y de las ideas
económicas en muchos países del mundo,
parecería que el fantasma del Reverendo
Malthus no cesa de reaparecer. Tanto en su
visión de los límites del crecimiento de la
población como en lo que respecta a los obstáculos que pudieran restringir la acumulación
de capital.
NOTAS
a Principies,
edic. 1863, pág. 330.
2 Idem, pág. 327.
3 Es interesante
recordar que en los últimos diez
años las rigideces del abastecimiento de petróleo han
dado lugar al desarrollo de las teorías de la "tasa de
crecimiento cero" y de la "entropía" del sistema económico de Occidente. Esta última apela a la existencia
de férreas leyes entrópicas de la Naturaleza que llevarían a nuestra sociedad a tener que efectuar profundos
reajustes para ajustarse a la escasez de energía que se
pronostica para el futuro y al creciente desorden que
24
acompañarían al desenlace del mundo de "alta entro-pía"
que hemos creado. Ver, por ejemplo: J. Rifkin and T.
Howard: Entropy: A New World View; N.Y.; 1980.
4 Malthus pone énfasis en "contención moral" ("moral
restraint") a partir de la segunda edición del Ensayo.
5 Véase, sobre el particular: Masayoshi Honna and
Yujiro Hayami: "Structure of agricultural protection in
industrial countries"; Journal of International Economics;
Feb., 1986.
6 Malthus sostenía también la necesidad de otorgar en
algunas ocasiones, subsidios a la exportación de productos
agrarios, para estabilizar los precios internos. El estudio de
Honma y Hayami, previamente menciona-do, sugiere la
presencia de argumentos muy similares, sino iguales, en la
justificación del intervencionismo agrario en varios países
industrializados.
7 Principal determinante de los precios es la convergencia de la oferta y la demanda (Ensayo, pág. 72). Pero,
también los costos de producción pueden afectar a los
precios por la vía de la oferta (pág. 74). Todo esto referido a
los bienes no monopólicos, naturalmente (pág. 147).
8 "Ninguna nación puede hacer crecer su riqueza por
una acumulación del capital que sea el resultado de una
permanente disminución del consumo, porque tal acumulación estando más allá de lo necesario para contribuir a
satisfacer la demanda efectiva de bienes, hace que una parte
de la misma pierda pronto su uso y valor y cese de proveer
el carácter de riqueza" (Principies; pág. 327). El ahorro en
exceso destruye el motivo de producción (pág. 7). Así,
entonces, conviene admitir y aún estimular la presencia de
un sector rentista que gasta mucho en bienes "de lujo" y que
ocupa a un amplio grupo de productores de servicios que
demanda, pero no producen bienes tangibles. La agricultura
y la manufactura así pueden estimularse mutuamente.
9 John Stuart Mill señala "...tal es la ventaja directa del
comercio internacional (el abaratamiento del abastecimiento). Pero existen, además otras ventajas que deben
ser tomadas en cuenta como beneficio de más alto orden
(mayor mercado, más división del trabajo, más maquinarias,
más invenciones). John Stuart Mill: Principies of Political
Economy; London, 1921 (New Edition); pág. 581.
Bibliografía
Thomas R. Malthus : An Inquiry into the Nature and
Progress of Rent and the Principies by which It as
Regulated; London, 1815.
— An Essay on the Principie of Population, as it Affects the Future Improvement of Society, with Remarks on the Speculations of Mr. Godwin, Mr. Condorcet and other writers, London, 1798.
— Principies of Political Economy: Considered with a
View to Their Practical Appiication; London, 1820.
— Observations on the Effects of the Corn Laws, and
of a Rise of Fall in the Price of Corn on the Agriculture and the General Wealth of the Country, London, 1814 (second edition).
— An Investigation of the Cause of the Present High Price
of Provision, London, 1800.
— "Depreciation of Paper Currency"; The Edinburgh
Review; Nov. 1810/Feb. 1811.
— Summary View of the Principie of Population, London
1830.
— Letter to Ricardo, July 7, 1821.
— The Grounds of an Opinion on the Policy of Restricting
the importation of Foreign Corn; London, 1815.
— A Summary View of the Principies of Population; London
1830.
— Observations on the Ef fects of the Corn Laws and of a
Rise or Fal1 in the Price of Corn on the Agriculture and
General Wealth of the Country, London, 1814.
— "Depreciation of Papel Currency"; Edinburgh Review;
Vol. XVII; 1810-1811.
— "Essay on Political Economy" (Suplement to the
Encyclopedia Britannica); The Quarterly Review;
January, 1824.
Morton Paglin: "Malthus's Principies and the Classical
Tradition"; Introduction to the Principies (edicion M.
Kelley); New York; 1904.
— Malthus and Lauderdale; The Anti-Ricardian Tradition;
New York, 1961.
James Bonar: Malthus and his work; London, 1885. John
Maynard Keynes : "Robert Malthus : The First of
the Cambridge Economists"; en Essays in Biography;
London, 1933.
Robert V. Eagly: The Structure of Classical Economic
Theory; London, 1974.
B. A. Corry: Money, Saving and Investment in English
Economics (1800-1850); London, 1962.
— Malthus and Keynes: A Reconsideration; Economic
Journal, 1959.
William Spence: Britain Independent of Commerce; London
1807.
Lord Earl of Lauderdale: An Inquiry into the Origin of
Public Wealth and Causes of its Increases; London 1804.
James J. O'Leary: "Malthus's General Theory of Employment and the Past Napolionic Depression"; The
Journal of Economic History; Nov., 1943.
— "Malthus and Keynes", Journal of Political Economy,
1942.
R. Rowthorn: Capitalism, Conflict and Inflation; London,
1980.
Lionel Robbins : "Malthus as an economist"; Economic
Journal, 1967.
Walter A. Eltis : "Malthus's Theory of Effective Demand and
Growth"; Oxford Economic Papers; 1980.
The Classical Theory of Economic Growth; London,
1984.
S. Hollander: "Malthus and the post-Napoleonic depression"; History of Political Economy, 1969. Kenneth
Smith: The Malthusian Controversy; London.
L. Constabile and R. E. Rowthorn: "Malthus's Theory
of Wages and Growth"; Economic Journal; Juno 1985.
M. Gustavo du Puynode: Etudes ser les Principaux Economistes; París, 1868.
Jean F. Faure-Soulet: De Malthus a Marx. L'Histoire aux
Mains des Logiciens; Paris, 1970.
David Ricardo: Notes on Malthus's Principies of Political
Economy (Edit. Piero Sraffa: The Works and Correspondence of David Ricardo; Cambridge, 1951).
Martin Bronfenbrenner: "Sur la Macroéconomie chez
Malthus" en A. Fauve-Chamoux: Malthus hier et aujourd
'hui; Paris, 1984.
William Petersen: Malthus; Harvard Univ. Press; 1979.
David V. Glass: Introduction to Malthus; London, 1953. D.
L. Le Mahieu: "Malthus and the Theology of Scarcity"; Journal of the History of Ideas; July-Setp.,
1979.
James Mili : Commerce Defended, London, 1808.
J. C. L. Simon de Sismondi : Noveaux Principes D'economie Politique; Paris, 1819.
Daniel Raymond: The Elements of Political Economy,
Philadelphia, 1823.
Henry C. Carey: The Past the Present and the Future;
Philadelphia, 1847.
— The Harmony of Interests; Philadelphia, 1851. Ernest
Teilhac: Pioneers of American Economic Thought in the
Nineteenth Century, Paris 1936.
Joseph A. Schumpeter: History of Economic Analysis; New
Yorw, 1954.
Ronald Meek (edil.): Marx and Engels on the Population
Bomb; New York, 1953.
Masayoshi Honna and Yujiro Hayami: "Structure of
Agricultural Protection in Industrial Countries"; Journal
of International Economics; Feb., 1986.
John Stuart Mill: Principies of Political Economy; London
1921 (New Edition).
—
25
Descargar