220-58553 Ref.: Obligaciones y

Anuncio
220-58553
Ref.:
Obligaciones y responsabilidades de los administradores, liquidadores, revisores fiscales y
contadores en una sociedad que tramita proceso de liquidación obligatoria.
Distinguido señor Alvarez:
Aviso recibo de su escrito radicado con el número 361.586 del 10 de mayo de 1999, mediante el cual formula
varios interrogantes relacionados con el tema de la referencia.
Con el fin de absolver sus inquietudes, es procedente hacer referencia a dos temas fundamentales, cuales son, las
funciones y responsabilidades de los administradores y del revisor fiscal, antes de iniciarse el proceso liquidatorio,
así como de los liquidadores y revisor fiscal de la sociedad, una vez convocada o admitida la sociedad deudora al
trámite del proceso concursal de liquidación obligatoria.
Como presupuestos de carácter general, es pertinente tener en cuenta que la Ley 222 de 1995, señala que son
administradores de un ente social, entre otros, el representante legal y el liquidador de la sociedad -art. 22-, a
quienes se les ha asignado funciones, prohibiciones y responsabilidades diferentes en razón a que el estado en que
se encuentra la misma conlleva objetivos también diferentes, pues mientras la sociedad está en marcha, es decir,
desarrollando la actividad social para la cual fue constituida, quien la representa legalmente debe velar por el
adecuado desempeño de la empresa social, en estricto cumplimiento a las disposiciones legales y estatutarias; en
general, sus actuaciones deben girar en torno a los principios de buena fe y lealtad y con la diligencia de un buen
hombre de negocios – art. 23-; al paso que al liquidador le corresponde concluir las operaciones pendientes al
momento de la apertura del proceso, realizar los bienes del deudor para posteriormente atender en forma
ordenada el pago de las obligaciones a cargo de la deudora – artículo 166-.
La mencionada normatividad, consagra además que la responsabilidad de los administradores es solidaria e
ilimitada por los perjuicios que por dolo o culpa causen a la sociedad, a los asociados o a terceros, y expresamente
señala que "En los casos de incumplimiento o extralimitación de sus funciones, violación de la ley o de los
estatutos, se presumirá la culpa del administrador..." (art. 24, subrayado fuera de texto).
Es así como el legislador, no solo dotó a la asamblea general de accionistas o junta de socios para iniciar la Acción
Social de Responsabilidad, sino que facultó a los acreedores de la sociedad deudora, entre otros, para que, en la
forma y términos consagrados en el artículo 25 adelantan la mencionada acción.
Otro tema que es preciso mencionar es el del revisor fiscal, cuyas funciones están demarcadas básicamente en
ley – artículo 207 del Código de Comercio y Ley 222 de 1995- o en los estatutos sociales, cuyos informes que
deben ser presentados en la forma y términos contemplados en los artículos 208 y 209 del Código Mercantil,
siendo importante resaltar que quien ejerce el cargo debe velar porque los actos y actuaciones de la
administración se ajusten a las disposiciones legales y estatutarias, por cuanto de ello depende la seguridad para
los asociados y terceros en general sobre el buen manejo de la compañía y la debida protección de los activos,
prenda general de los acreedores.
Ahora bien, dada la importancia del cargo que desempeña el revisor fiscal, frente a la sociedad, asociados, terceros
y entidades del estado, se encuentra sujeto a las siguientes responsabilidades: civiles, por negligencia o dolo en
el ejercicio de su cargo – art. 211 del Código de Comercio-; penales, cuando sin justa causa se obtenga de
preparar o difundir los estados financieros o suministre información contraria a la realidad, u ordene, permita o
encubra falsedades en los mismos o en sus notas – arts. 42, 43 y 45 de la Ley 222/95 y estatuto anticorrupción;
administrativas, por incumplimiento en las funciones, de acuerdo con el art. 216 Código Mercantil y
disciplinarias, por violación al Código de Ética contenido en la Ley 43 de 90, por cuanto del contador público se
espera rectitud y honestidad en el ejercicio de la profesión, además de una alta conciencia moral, aptitud
profesional e independencia mental (Superintendencia de Sociedades, Circular Externa 14/97 y 24/97).
Vale la pena resaltar que aunque la sociedad se encuentre en etapa de liquidación oblgatoria, el revisor fiscal
continúa en ejercicio de las funciones asignadas en la ley y/o en los estatutos sociales, hasta tanto no se extinga la
existencia del ente societario; por tanto debe velar porque se lleve regularmente la contabilidad, actas,
correspondencia y comprobantes de la sociedad; informar sobre las irregularidades que advierta en el
funcionamiento de la compañía; autorizar con su firma cualquier balance que se elabore, acompañado con su
dictamen o informe correspondiente, siempre y cuando sea contador público.
Sobre el particular, la Superintendencia en el numeral 6 de la Circular Externa No. 11 de julio 22/97, ha
manifestado que "...En las sociedades que adelanten procesos liquidatorios y que de acuerdo con la ley o los
estatutos estén obligados a tener revisor fiscal, éste continuará con las funciones inherentes a su cargo...";
además reglamenta que en caso de renuncia y previamente a su aceptación "... deberá rendir un informe y
dictamen....relacionado con la labor realizada sobre los estados financieros, cortados a un mes de anterioridad
respecto de la fecha de la presentación de su renuncia..."
Respecto de la labor que desempeña el profesional de la contaduría pública o de éste en ejercicio de las funciones
de revisor fiscal, es oportuno citar algunos preceptos del Decreto 2649 de 1.993, mediante el cual se expidieron
las normas y/o principios de contabilidad generalmente aceptados en Colombia, que servirán para aclararle las
dudas respecto de las responsabilidades de quienes han ejercido dicho cargo.
En primer lugar, debe tenerse en cuenta que la normatividad contable es de carácter obligatorio para todas las
personas que por ley deban llevar contabilidad (artículo 2), preparada de tal manera que permita a los usuarios
conocer los recursos del ente económico y sus cambios, así como las obligaciones y el resultado obtenido en el
período (artículo 3), en forma comprensible, es decir, clara y fácil de entender, pertinente y confiable, que no es
otra cosa que represente fielmente los hechos económicos (artículo 4).
Dentro de las normas técnicas que regulan el ciclo o período contable, el mencionado decreto regula en artículo 52
lo relativo a las Provisiones y Contingencias, definida ésta última como "... una condición, situación o conjunto de
circunstancias existentes, que implican duda respecto a una posible ganancia o pérdida por parte de un ente
económico...", casos en los cuales "Se deben contabilizar provisiones para cubrir pasivos estimados, contingencias
de pérdidas probables, así como para disminuir el valor... de los activos, cuando sea necesario de acuerdo con las
normas técnicas...". Sin embargo, la legislación también prevé que cuando se detecten errores contables de
ejercicios anteriores, éstos deben ser reconocidos e incluidos en los resultados del período en que se advirtieron.
– artículo 106De las normas antes mencionadas tenemos como una de las obligaciones propias del contador o revisor fiscal la
preparación y presentación de los estados financieros, sean certificados o dictaminados, implica para el
representante legal, el contador público y el revisor fiscal, que la información en él contenida es fielmente tomada
de los libros, que ha sido verificada previamente o que la auditoria practicada da fe de la información contenida en
los estados financieros, lo que se constituye para el usuario en un medio eficaz, porque permite conocer la
verdadera situación del ente económico.
En cuanto al tema de la responsabilidad de los administradores y del revisor fiscal, conviene señalar que el
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en sentencia del 18 de diciembre de 1991, con base en lo dispuesto en
el artículo 164 del Código de Comercio, según el cual, quienes figuren como administradores o revisores fiscales en
el registro mercantil conservarán tal carácter, para todos los efectos legales, mientras no se cancele dicha
inscripción, sostiene que la persona que ha dejado de ejercer el cargo por renuncia del mismo, se exonera de toda
responsabilidad a partir de la fecha de la desvinculación, aunque su nombramiento se encuentre inscrito en la
Cámara de Comercio, en razón a que solo a partir de esa fecha la persona pierde la posibilidad de ejercer las
funciones propias del cargo, criterio que comparte esta Superintendencia y que ha sido expresado mediante el
oficio 241-02456 de 1992 y reiterado en varias oportunidades, entre ellos, los oficios 220-54441 de 1996 y 2205040 de febrero de 1998.
Es así como el citado fallo en uno de sus apartes expresa que "... si laboralmente una persona ha dejado de
ejercer las funciones de representante legal o de revisor fiscal de una sociedad, así figure inscrito en el registro
mercantil en uno de esos cargos, no puede responder por y ante esa sociedad por las actuaciones desarrolladas
con posterioridad a su desvinculación, pues en ese caso no tiene fuerza vinculante con la misma ni acatamiento
interno que les permita desarrollar gestión alguna. Y si producida la desvinculación laboral de la persona que
actuaba como representante legal o revisor fiscal de una sociedad aquella pierde la posibilidad de ejercer las
funciones que le correspondían..."
Respecto de las obligaciones asignadas al liquidador dentro del proceso concursal correspondiente, el artículo 166
de la Ley 222 ya mencionada, ha contemplado, entre ellas, la elaboración del inventario de los activos que
conforman el patrimonio a liquidar, para ser presentado a la Entidad dentro de los 30 días siguientes a la
aceptación del cargo (núm. 3); ejecutar los actos necesarios para la conservación de los activos y celebrar todos
los actos y contratos requeridos para el desarrollo de la liquidación (núm. 4); continuar con la contabilidad del
deudor en los mismos libros, siempre y cuando se encuentren debidamente registrados. En caso de no ser posible,
deberá proveer a su reconstrucción e iniciar la contabilidad de la liquidación, en libros que deberá registrar en la
Cámara de Comercio (núm. 5); exigir cuentas comprobadas de su gestión a los liquidadores anteriores (núm. 9);
rendir cuentas comprobadas de su gestión, en las oportunidades y términos previstos en esta ley (núm. 10);
realizar, con aprobación previa de la junta asesora, los castigos contables de los activos que resulten pertinentes,
caso en el cual deberá informar a la Superintendencia dentro de los 15 días siguientes a la adopción de tal
determinación (núm. 11); promover acciones de responsabilidad civil o penal, contra los accionistas,
administradores, revisores fiscales y funcionarios de la entidad en liquidación obligatoria y en general contra
cualquier persona a la cual pueda deducirse responsabilidad (núm. 14). Pero el legislador también ha señalado que
el liquidador responderá por el patrimonio que recibe para liquidar, al deudor, a los acredores, asociados y
terceros, siendo el valor de los bienes inventariados y el avalúo lo que determina los limites de esa
responsabilidad. De la misma manera responderá por los perjuicios que por violación o negligencia en el
cumplimiento de sus deberes cause a las mencionadas personas (artículo 167 de la obra que se cita)
Otra atribución con la que cuenta tanto el liquidador como cualquier acreedor reconocido dentro del proceso de
liquidación, es que si la sociedad deudora no cuenta con bienes suficientes para cubrir el total de los créditos
reconocidos dentro del proceso, puede adelantar las acciones de que tratan los artículos 183 y 184 de la
mencionada ley, dentro del año siguiente a la ejecutoria de la providencia de graduación y calificación de créditos
respectiva.
No obstante lo anterior, también es oportuno tener en cuenta que en la gestión, el liquidador cuenta con la
asesoría y fiscalización de una Junta Asesora, integrada con representantes de las distintas categorías de
acreedores, quien de conformidad con las funciones asignadas en el artículo 178 puede disponer del avalúo de los
bienes que constituyen el patrimonio a liquidar, cuantas veces sea necesario (núm 1); revisar previamente las
cuentas del liquidador, hacer las observaciones y objeciones que considere pertinentes (núm. 5); solicitar la
presentación de estados financieros (núm. 6); solicitar cuentas comprobadas de la gestión que adelanta el
liquidador (núm. 10); verificar el inventario de los activos patrimoniales a liquidar que debe elaborar el liquidador,
antes de su aprobación por parte de esta Superintendencia.(núm. 14); autorizar el castigo contable de partidas
que conforman los activos, de acuerdo con la situación real de los mismos y a las disposiciones legales vigentes
sobre la materia (núm. 15), entre otras.
No obstante que con los elementos jurídicos expuestos, se entienden absueltos sus interrogante, se puede concluir
que las personas que se hayan desempeñado como representante legal, liquidador y revisor fiscal de una
compañía, deben responder por las irregularidades jurídicas, contables, económicas o administrativas presentadas
en la sociedad durante el período en el cual ejercieron sus cargos, sea en etapa de productividad o durante el
proceso de realización de los activos para el pago del pasivo a cargo de la misma.
Tal como se infiere de las normas citadas, lo procedente será que los actuales liquidador y revisor fiscal, depuren
la información contable y presenten los informes correspondientes, se ordenen las provisiones necesarias si existen
dudas respecto de la misma y se presenten las salvedades a que haya lugar; en fin deberán proceder de cuerdo
con las normas contables pertinentes, no obstante las acciones a que hubiere lugar.
En este punto, debe tenerse en cuenta que la aprobación que imparta la asamblea general de accionistas o junta
de socios a los estados financieros y a los informes de gestión, no exonera de responsabilidad a los
administradores, contadores públicos, revisores fiscales, asesores o empleados de la sociedad (artículo 45 Ley 222
ibídem).
Entonces, es claro que cada persona responde por su período; sin embargo el no presentar las salvedades
correspondientes al ejercicio contable anterior, podría generar alguna responsabilidad al revisor fiscal por cuanto
su obligación es mencionar todas las anomalías, irregularidades e inconsistencias encontradas, sin que pueda
predicarse la denomina "responsabilidad solidaria", puesto que ello implicaría perseguir o impetrar acciones contra
cualquiera persona indistintamente sin individualizar sus actos o actuaciones, siendo contrario a derecho.
Respecto de las partidas sin soportes contables, es del caso mencionar que deben ser castigadas en razón a su
irrecuperabilidad, para lo cual, en el caso de las sociedades sujetas al tramite de un proceso de liquidación
obligatoria, deberán contar con la autorización de la junta asesora.
Para finalizar, es del caso advertir que el acreedor de la sociedad en liquidación obligatoria goza de derechos pero
también de obligaciones, entre ellas, poner en conocimiento del juez del proceso concursal las irregularidades
ocurridas para que se desaten dentro del mismo.
En los anteriores términos se ha dado respuesta a su consulta, no sin antes manifestarle que los efectos del
presente pronunciamiento son los contemplados en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
Descargar