CASO CLÍNICO 217 R e v. Soc. Esp. Dolor 8: 217-220, 2001 Dolor de miembro fantasma tras hematoma de muñón postraumático 40 años después de la amputación: a propósito de un caso H. Ribera*, P. Cano*, A. Dora* y G. P. Garrido** Ribera H, Cano P, Dora A and Garrido GP. Phantom limb pain secondary to post-trauma stump hematoma 40 years after amputation: description of one case. Rev Soc Esp Dolor 2001; 8: 217-220. SUMMARY Post-amputation phantom limb includes two syndro m e s , sometimes being difficult to diff e rentiate between them. On the one hand, phantom limb pain (PLP) that involves the perception of adverse painful sensations in the distribution of one part of the amputated body, and on the other hand, stump pain (MP) coming from the remaining part of the amputated limb. We present the case of a 69-years-old patient with history of suprachondylar amputation of the right lower limb 40 years ago after a traffic accident, that developed an acute pain syndrome with mixed nociceptive and neuro p a thic characteristics at the region of the amputated stump, coinciding with an accidental fall. The physical exam found a swollen marginal area with pain at palpation. The echography confirmed that such signs were caused by a stump hematoma. Treatment of both stump pain with discharg e and criotherapy and phantom limb pain with non-stero i d anti-inflammatories, tricyclic antidepressants, anticonvulsants and neuroleptics provided a satisfactory control of the painful syndro m e . In our patient, the forty years elapsed did not pre c l u d e the development of a first PLP. Early treatment and the *Médico Adjunto. **Jefe de Servicio. Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Hospital Universitario de Son Dureta. Palma de Mallorca. Baleares Recibido: 2 7 - 0 6 - 0 0 . Aceptado: 1 9 - 1 0 - 0 0 . etiopathogenic approach was essential for the resolution of this condition.© 2001 Sociedad Española del Dolor. Published by Arán Ediciones, S.A. Key word s : Phantom limb pain. Stump pain. Phantom limb syndro m e . RESUMEN El dolor de miembro postamputación incluye dos síndromes, a veces difíciles de diferenciar entre sí: por un lado, el del dolor de miembro fantasma (DMF), que implica la percepción de sensaciones dolorosas desagradables en la distribución de una parte del cuerpo amputada y, por otro lado, el del dolor de muñón (DM) procedente de la parte residual del miembro amputado. P resentamos el caso de un paciente de 69 años con antecedentes de amputación supracondílea postraumática del m i e m b ro inferior derecho hace 40 años tras accidente de tráfico, que inició un cuadro de dolor agudo de características mixtas nociceptivas y neuropáticas en la zona de muñón amputado, coincidiendo con una caída accidental sob re el mismo. A la exploración física, destacaba una zona m a rginal tumefacta y dolorosa a la palpación que ecográficamente confirmó ser un hematoma de muñón desencadenante del cuadro. El tratamiento bidireccional del dolor de muñón, con descarga y crioterapia, y del dolor de miembro fantasma con antiinflamatorios no esteroideos, antidepre s ivos tricíclicos, anticonvulsivantes y neurolépticos perm i t i ó un buen control del síndrome doloro s o . En nuestro paciente, el hecho de que hubieran transcurrido cuarenta años no impidió la aparición de un DMF por primera vez. El tratamiento precoz y desde un punto de vista etiopatogénico resultó ser fundamental para la re s o l ución del cuadro. © 2001 Sociedad Española del Dolor. Publicado por Arán Ediciones, S.A. Palabras clave: Dolor miembro fantasma. Dolor muñón. S í n d rome miembro fantasma. 218 H. RIBERA E TA L . INTRODUCCIÓN El dolor de miembro fantasma (DMF) comporta la percepción de sensaciones desagradables en la distribución de la parte del cuerpo amputada. La incidencia global del DMF varios años después de la cirugía puede ser de hasta el 85% (1,2) con gran variedad en cuanto a características, duración, frecuencia e intensidad del dolor. Parece demostrado que estas tres últimas propiedades disminuyen durante los primeros seis meses de la amputación; posteriormente no parecen cambiar mucho (2). Un factor que aumenta la incidencia de DMF es la presencia de dolor en la extremidad antes de la amputación (2-4).Por otro lado, el dolor de muñón (DM) es nociceptivo somático procedente de la parte residual del miembro amputado. Causas comunes de DM son la fijación inadecuada de la prótesis (la más frecuente), formación de neuromas, hematomas postraumáticos, artritis, dolor mantenido por el sistema simpático, dolor referido o dolor isquémico (1). Sólo una correcta anamnesis y exploración física nos permitirá diferenciar los dos tipos de dolor descritos. Presentamos el caso de un paciente que presentó un DMF 40 años después de la amputación de un miembro inferior postraumática desencadenado por un hematoma de muñón tras una caída accidental que respondió correctamente al tratamiento analgésico farmacológico. DESCRIPCIÓN DEL CASO CLÍNICO Paciente de 69 años con antecedentes de diabetes mellitus no insulinodependiente en tratamiento con antidiabéticos orales, cardiopatía isquémica con dos episodios de angina de pecho y un infarto agudo de miocardio hace un año, trombosis de la vena central de la retina con posterior amaurosis en el ojo derecho y amputación supracondílea postraumática del miembro inferior derecho hace 40 años tras accidente de tráfico en la que notó sensaciones en todo el miembro amputado hasta los pies en el periodo postoperatorio con parestesias y alteraciones térmicas que no llegaba a catalogarlas de dolorosas. El paciente ya no recordaba cuánto tiempo duraron dichos síntomas que finalmente desaparecieron. Desde entonces se mantuvo asintomático. Una semana previa al actual ingreso, debutó con un cuadro de dolor agudo en la zona de muñón amputado coincidiendo con una caída accidental sobre el mismo con aparición de coloración violácea y tumefacción franca. El DM era urente, continuo, intenso, aumentaba al deambular con la R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 8, N.º 3, Abril 2001 prótesis e inicialmente disminuía en reposo. La evolución posterior fue de aumento progresivo de la intensidad, con una puntuación en la Escala de Va l o r ación Analógica (EVA) en reposo y a la movilización de 7/10, de características constrictivas, acompañado de parestesias y disestesias que se iniciaban en la zona lumbar, recorriendo toda la extremidad hasta los dedos de los pies. A este cuadro se añadieron crisis de dolor lancinante de predominio nocturno (EVA 10/10) que le impedían conciliar el sueño. La analgesia convencional prescrita por su médico de cabecera fue insuficiente, siendo remitido a nuestra Unidad del Dolor para valoración y tratamiento. A la exploración física destacaba una zona marginal tumefacta, dolorosa a la palpación y móvil acompañada en el resto del muñón de zonas de equimosis sin más puntos especialmente dolorosos. La analítica de ingreso fue estrictamente normal; se solicitó una ecografía de muñón que objetivó la presencia de una colección heterogénea compatible con hematoma. Se inició tratamiento oral con metamizol (3.450 mg.día -1), codeína (240 mg.día -1), amitriptilina (25 mg.día -1 en dosis única nocturna), levopromacina (10 mg.día -1 ) y clonazepam (1,3 mg.día -1). Se aconsejó reposo absoluto con muñón en descarga durante 48 horas y la aplicación de hielo en la zona del hematoma varias veces al día. Veinticuatro horas después de iniciar el tratamiento refirió un alivio del dolor en cuanto a una disminución de la intensidad (EVA 3/10) y frecuencia de las crisis nocturnas, mejoría que se confirmó en los días siguientes hasta la resolución total del hematoma en una semana, con disminución progresiva del dolor hasta la desaparición, que permitió el alta hospitalaria y la suspensión gradual del tratamiento analgésico en aproximadamente un mes y medio bajo control ambulatorio. DISCUSIÓN En nuestro caso el cuadro debutó con un DM originado por la formación de un hematoma postraumático que provocó un dolor severo con sintomatología de miembro fantasma en la extremidad afectada. Pensamos que originariamente el DM, debido a la compresión del hematoma sobre las estructuras del muñón, era de características nociceptivas transmitido a través de un mecanismo periférico sin afectación patológica del sistema nervioso. Se ha implicado como mecanismo fisiopatológico del DM tipo quemazón a la disminución del flujo sanguíneo en la extremidad residual y del DM tipo parestesia al espasmo de la musculatura residual del muñón (5). Probablemente estos DOLOR DE MIEMBRO FANTASMATRAS HEMATOMADE MUÑÓN POSTRAUMÁTICO 40 AÑOS DESPUÉS DE LAAMPUTACIÓN: APROPÓSITO DE UN CASO dos factores, sumado a la inefectividad del tratamiento analgésico convencional inicial, podrían haber perpetuado el estado doloroso, hasta desencadenar un síndrome de miembro fantasma reflejo con la puesta en marcha, por un lado, de mecanismos complejos a nivel espinal, con fenómenos de plasticidad neuronal, inhibición de la trasmisión sensorial aferente, disminución de los impulsos del sistema reticular cerebral (6) y aumento de la actividad autonómica de las neuronas del asta dorsal con aparición de “descargas epilépticas” sensitivas (1,2); por otro lado, mecanismos a nivel supraespinal, explicarían que la ausencia de impulsos procedentes de la extremidad afecta generara unos patrones anómalos en la neuromatriz interpretados como señales dolorosas (teoría de la neuromatriz de Melzack) (7,8). Tras historiar minuciosamente al paciente sobre la amputación del miembro 40 años atrás parecía clara la ausencia de dolor, fácilmente recordable por su intensidad a pesar del tiempo transcurrido; sin embargo, sí relató síntomas compatibles con un síndrome de miembro fantasma. Jensen (3) ya refirió una incidencia de SMF después de la cirugía del 90% durante los primeros seis meses y de un tercio de los pacientes durante las primeras 24 horas. En nuestro paciente el hecho que hubieran transcurrido cuarenta años no impidió la aparición de un DMF por primera vez, aunque recientemente se haya demostrado que la intensidad de la SMF es un predictor del desarrollo con el tiempo del DMF (9). Tras revisar la literatura no hemos podido constatar la existencia de ningún caso publicado en el que, tras un periodo tan largo de tiempo desde la amputación, un DM pudiera desencadenar un DMF, aunque Bonica (10) hiciera mención de ello en pacientes con DM severo y viceversa, sin especificar el tiempo transcurrido desde la amputación hasta el inicio del cuadro. La exploración física meticulosa es fundamental en la búsqueda de un diagnóstico etiológico del DM que permita objetivar señales de traumatismos debidos a las prótesis (1), presencia de puntos dolorosos sugestivos de neuromas o de abcesos de las suturas, pudiendo encontrar en ocasiones signos de aumento de la actividad simpática con diaforesis y disminución de la temperatura cutánea. En nuestro paciente hallamos signos inequívocos de sangrado del muñón con aparición de una tumoración fluctuante y dolorosa, que por ecografía evidenció ser una colección hemática sin poder evidenciar la presencia o no de neuromas de amputación. En nuestro caso nos planteamos un enfoque terapéutico en dos direcciones: en primer lugar, el trata- 219 miento específico del DM debido al hematoma postraumático con reposo y descarga absoluta del muñón, la abstención de la utilización de la prótesis temporalmente y la aplicación de crioterapia local; en segundo lugar, el tratamiento farmacológico precoz del DMF. Se han utilizado numerosos tratamientos médicos; el más habitual es la asociación de antidepresivos y anticonvulsivantes (1,6,12) útiles para el tratamiento tanto del dolor tipo quemazón como de las crisis de dolor lancinante. A pesar que los opiáceos generalmente no consiguen un alivio eficaz del DMF (11), decidimos mantener una pauta con un opiáceo de potencia intermedia asociado a un antiinflamatorio no esteroideo para cubrir el dolor nociceptivo del muñón doloroso. No fue necesario acudir a técnicas demostradas eficaces en estos casos como la estimulación eléctrica transcutánea o los bloqueos simpáticos (12) puesto que respondió rápidamente al tratamiento farmacológico. Concluimos resaltando la importancia de una anamnesis detallada de las características del dolor, intensidad y localización así como una exploración minuciosa del muñón con el objetivo de diferenciar el DM del DMF. El tiempo que haya transcurrido desde la amputación no parece ser un factor determinante en la aparición del DMF. Por último, nuestro caso parece justificar una vez más la planificación de un tratamiento analgésico precoz desde un punto de vista etiopatogénico. CORRESPONDENCIA: H. Ribera Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor Hospital de Son Dureta C/ Andrea Doria s/n Palma de Mallorca. Baleares Teléfono 971 17 50 00 [email protected]. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Davis RW. Phantom sensation, phantom pain, and stump pain. 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