DECRETERO DE SENTENCIAS //tevideo, 30 de setiembre de 2014. No. 402 VISTOS: Para sentencia definitiva, estos autos caratulados: “AGUIRRE JOST, GABRIEL HÉCTOR Y OTROS con ESTADO. MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Acción de Nulidad” (Ficha No. 206/12). RESULTANDO: I) Que, con fecha 30/3/2012, comparecieron los promotores (fs. 798/809) reclamando la anulación de la denegatoria ficta recaída ante la consulta tributaria con opinión fundada y petición calificada acumulada que presentaran ante la Dirección General Impositiva el 30/12/2010 (ver petición a fs. 114/117 A.A.), solicitando que se resolviera conforme a la fundamentación realizada en su escrito, consistente en sostener que el incentivo de retiro abonado por el Nuevo Banco Comercial, no está alcanzado por el IRPF Categoría II y que, en caso de estarlo, se devengaría mensualmente en virtud de lo dispuesto por el art. 46 de la resolución No. 662/007 de la Dirección General Impositiva. Expresaron que conforman un grupo de ex – trabajadores del Nuevo Banco Comercial amparados a un régimen específico de retiros incentivados previsto para aquellos operarios de la Institución que, al 1/1/2010, cumplieran ciertos requisitos de edad y antigüedad, el que consistía en el pago de una partida fija por única vez, más el 70% del sueldo nominal y la prima por antigüedad hasta cumplir los 60 años de edad. Los beneficiarios podían recibir esta última suma en forma mensual o en un único pago y, según detallan, la mayoría escogió percibirla en un único pago. Indicaron que, con fecha 30/12/2010 presentaron ante la Dirección General Impositiva una consulta vinculante al amparo de los arts. 71 y ss., del Código Tributario, por la que solicitaron a la Administración que se expidiera sobre el tratamiento de los retiros incentivados percibidos por ellos y pagados por el Nuevo Banco Comercial, frente al IRPF al momento de abonarse la totalidad de las partidas en un único pago. Adelantaron opinión fundada en el sentido de que no correspondía considerar a esas sumas como una partida gravada por el IRPF, y para el caso de que la Dirección General Impositiva entendiera que la partida se hallara comprendida en el hecho generador del tributo, señalaron que ésta se devengaría mensualmente y, por ende, no correspondía hacer una única retención del impuesto al momento del pago. Transcurrió el plazo de 150 días con que la Administración contaba para expedirse, sin que recayera resolución. La denegatoria ficta quedó configurada el día 15/6/2011. Posteriormente, el día 5/8/2011 les fue notificada la respuesta que recayó ante la consulta oportunamente planteada (fs. 142/143 A.A.), en la que la Administración sostuvo que las partidas se encuentran comprendidas en el hecho generador del IRPF y que el hecho generador del tributo se configura en el momento en que se efectiviza la renuncia, correspondiendo aplicar en caso de que el monto sea pagado por única vez, la escala de retención mensual a dicho importe. Añadieron que, tanto el temperamento de la Administración de considerar a la partida como gravada por IRPF, como su pago en una única vez aplicando la escala de retención mensual, resultan contrarias a las disposiciones legales y reglamentarias aplicables a la materia, siendo por lo tanto, una resolución contraria a Derecho. Precisaron que la partida no se halla alcanzada por el aspecto objetivo o material del hecho generador del IRPF - Categoría II (Rentas de Trabajo), en tanto el art. 32 del Título 7 del Texto Ordenado, al describir el aspecto objetivo o material del hecho generador, es claro en delimitar su alcance y en particular, destacaron que no todas las partidas resultan alcanzadas por éste. El hecho generador del impuesto, alcanza solamente a las rentas regulares o extraordinarias, en dinero o en especie, que se generan por la actividad personal de los contribuyentes, la que opera como contrapartida de las mismas; en el caso de los retiros incentivados, éstos no se generan por la realización de una actividad personal, sino como contraprestación para provocar el retiro del puesto de trabajo, no resultando partida generada por la actividad personal del trabajador (como reclama la ley), pues la actividad ya ha cesado. Señalaron que la ley debió incluir en forma expresa esta partida para que la misma resultara alcanzada, sin embargo, ello no ocurrió así, a diferencia de otras situaciones expresamente contempladas, como la indemnización por despido, que no se abona como contraprestación por una actividad personal, y por tal motivo, fue necesaria su inclusión expresa en la descripción del hecho generador, que establece que se encuentra alcanzada por IRPF la porción de la indemnización por despido que exceda a la tarifada legalmente. Alegaron que los incentivos de retiro no están comprendidos en el aspecto objetivo o material del impuesto y que el obrar de la Administración, violenta el principio de legalidad, habida cuenta que solamente la ley en sentido formal y material puede crear tributos, por lo que en la emergencia, resulta vulnerado el principio de legalidad consagrado en los arts. 7, 10, 85, ordinal 4º, 273, ordinal 3º, y 275, ordinal 4º, de la Constitución de la República, así como en el art. 2 del Código Tributario, destacando que en materia tributaria está prohibida la analogía para crear nuevos tributos, por lo que no procede la integración analógica en este caso, y que los incentivos de retiro no expresamente referidos en la ley, sino en una disposición infravalente, como lo es el art. 46 de la Resolución de la DGI No. 662/07, que no resulta apta para crear hechos generadores de obligaciones tributarias. En otro orden y, para el caso que se entienda -contrariamente a lo afirmado- que la partida se encuentra gravada, precisaron una razón adicional para sostener la ilegitimidad del obrar administrativo. La Administración sostuvo que las rentas generadas por el incentivo se devengaron al momento de su pago, cuando existe una disposición normativa (art. 46 de la Resolución de la DGI Nº 662/007), que establece que éstas se considerarán devengadas mensualmente, destacando que la normativa se aparta aquí de la exigibilidad del cómputo, estableciendo un criterio de devengamiento distinto, siendo este un momento diferente al de la exigibilidad (derecho al cobro o también llamado crédito), al de la percepción (cobro) y al del cómputo (momento en el que se debe considerar la renta para calcular el IRPF). Agregaron que el art. 46 de la Resolución de la DGI No. 662/007, establece que las rentas por concepto de incentivos de retiro deben computarse para el IRPF en forma mensual, recordaron que el art. 31 del Título 7 del Texto Ordenado 1996, al tiempo que consagra el criterio de lo devengado, habilita al Poder Ejecutivo a determinar aquellas rentas que se computarán al momento del cobro. En este punto, es el art. 46 de la Resolución de la DGI No. 662/07 ya citada, el que indica a la Administración que las rentas por concepto de incentivos de retiro se considerarán devengadas mensualmente. El propio art. 46 de la multicitada resolución, que la DGI invoca para considerar gravada la partida, es la misma que impone que las rentas por concepto de incentivos de retiro se computen mensualmente a los efectos del IRPF. Tal fue el criterio sostenido por la Administración al dar respuesta a la Consulta No. 5.241 de fecha 1/1/2010, criterio que ha sido cambiado en la especie. En la respuesta a la consulta que realizaron, se sostuvo que el caso no es parangonable a aquél, pues el devengamiento mensual de la partida se aplica únicamente cuando existen determinadas condicionantes, de acaecimiento mensual para la percepción del beneficio. Sin embargo, el art. 46 de la resolución No. 662/007 no establece esa condicionante, por lo que no resulta acertado el criterio sostenido por la Administración. Indicaron que el devengamiento mensual para los incentivos de retiro, se encuentra establecido por el art. 46 de la Resolución Nº 662/007 para los trabajadores privados y, por la Ley Nº 18.719 para los funcionarios públicos. Por lo expuesto, concluyeron que el devengamiento de la partida debió ser mensual y no en una única vez, como les fue aplicada a sus representados. En definitiva, solicitaron la anulación del acto en la fase de cuestionamiento. II) Conferido traslado de la demanda, la Administración lo evacuó a fs. 817/822 vta., bregando por su rechazo en base a los siguientes fundamentos. Expresó que el art. 32 del Título 7 del Texto Ordenado, al describir el hecho generador del IRPF Categoría II, establece que todos los ingresos derivados del trabajo o, en ocasión de éste, se encuentran alcanzados por el impuesto, por lo que debe convenirse que la causa del incentivo de retiro es la existencia de una relación de trabajo en relación de dependencia, por lo que las rentas generadas en ocasión de una relación de dependencia, se hallan gravadas de acuerdo a la Ley. La partida tiene un innegable nexo causal con el trabajo en relación de dependencia desempeñado, el cual puede ser presente o pasado y determina que la renta que se deriva del trabajo va a estar necesariamente alcanzada, por lo que la regla es que, todas las rentas que se perciben en ocasión de una relación de trabajo dependiente, se hallan alcanzadas resultando la no gravabilidad la excepción, según opiniones de doctrina y jurisprudencia reseñadas. Agregó que, de la copia de los acuerdos por los que los actores se ampararon al régimen de retiros incentivados, surge que accedieron a ese régimen por su condición de funcionarios dependientes del Nuevo Banco Comercial, y que por lo tanto, tienen su única causa en la relación de dependencia que mantuvieron con la Institución bancaria. Descartó que se hubiera violado el principio de legalidad, cuando las partidas fueron percibidas a causa de haberse acogido al régimen de retiro incentivado y se encuentran gravadas por IRPF por encontrarse alcanzadas por el hecho generador, de acuerdo a lo previsto en el art. 32 del Título 7 del Texto Ordenado 1996. En cuanto al devengamiento de la renta y su cómputo para el IRPF, estimó que de acuerdo a lo establecido en los arts. 14 y 24 del Código Tributario, las obligaciones tributarias nacen cuando se verifica el hecho generador, esto es, en el momento en que se reúnen todos los elementos o aspectos previstos abstractamente en la ley como supuestos necesarios y suficientes para producir el efecto jurídico consistente en dicha obligación. A su vez el art. 31 de la Ley 18.083 regula la atribución temporal de las rentas del trabajo, aplicando el criterio de lo devengado. De acuerdo a la documentación incorporada por los propios actores, es claro que en el caso la renta por concepto de incentivo de retiro se devenga al momento de firmarse el acuerdo y se hace exigible al cumplirse las condiciones de la cláusula cuarta del mismo, es decir, a los 15 días hábiles de verificada la vigencia y exigibilidad de la renuncia; y que percibieron la partida gravada en una única oportunidad, lo que determina que ese mes debieron computarse esas rentas a los efectos de la aplicación de la escala del impuesto. Sin perjuicio de lo cual, para el caso de que, de la sumatoria de la totalidad de las rentas devengadas en el ejercicio, surgiera que existe un crédito a favor de los contribuyentes, éstos podrán reclamarlo a la Dirección General Impositiva por la vía de la presentación de la declaración jurada correspondiente. Esto revela, a todas luces, la ilesividad del acto cuya anulación pretenden los actores. Justificó el cambio de criterio en la respuesta a las consultas en la consolidada jurisprudencia del Cuerpo, que ha sostenido que las rentas deben considerarse devengadas en el momento en que se acepta la renuncia de los funcionarios. Recordó que el Tribunal ha anulado reiteradamente el art. 46 de la resolución No. 662/007 y que los interesados se agravian porque el acto impugnado no recoge un criterio que el TCA ha considerado ilegal (el del devengamiento mensual de los incentivos de retiro). Por último, denunciaron la imposibilidad práctica que el responsable tenía de realizar la retención de otra forma. En efecto, si la partida se realizó en un único pago, luego del cual los actores quedaron desvinculados de la Institución, no se advierte de qué forma podría el Nuevo Banco Comercial haber aplicado el criterio de retención mensual por el que abogaron los promotores. En suma, bregaron por el rechazo de la demanda anulatoria incoada. III) Abierto el juicio a prueba (fs. 824), se produjo la que obra certificada a fs. 832 y alegaron las partes por su orden (la actora a fs. 835/843 y la demandada a fs. 846/852). IV) Oído el Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo (Dictamen No. 371/13 glosado a fs. 855/856), aconsejó la confirmación del acto administrativo cuestionado. V) Por Decreto No. 7211/2013 se citó a las partes para sentencia (fs. 858). Habiendo fallecido el Sr. Ministro Dr. Preza, el Tribunal se integró con el Sr. Ministro Dr. Martínez, acordándose sentencia en legal forma. CONSIDERANDO: I) Que desde el punto de vista formal se cumplieron los requisitos exigidos por los art. 317 y 319 de la Constitución de la República y arts. 4 y 9 de la Ley 15.869, por lo que, corresponde ingresar al tema sustancial planteado por los contendientes. II) En autos se promueve la anulación de la denegatoria ficta recaída ante la consulta tributaria con opinión fundada y petición calificada acumulada que presentaran los actores ante la Dirección General Impositiva el 30/12/2010 (ver petición a fs. 114/117 A.A.). III) Que, las alegaciones de las partes se encuentran ampliamente relacionadas en el Capítulo de Resultandos, al cual habrá de remitirse la Corporación en aras de la brevedad. IV) Que, el Tribunal por unanimidad y, compartiendo lo dictaminado por el Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo, desestimará la pretensión anulatoria actuada en los contenidos que se intentarán explicitar a continuación. V) En lo inicial, y a los efectos de despejar la procesabilidad de la denegatoria ficta cuestionada, debe de verse que la misma recayó ante la consulta tributaria con opinión fundada y a la petición calificada acumulada que presentaron los actores ante la Dirección General Impositiva con fecha 30/12/2010 (ver petición a fs. 114/117 A.A.). Como viene de señalarse, los promotores acumularon a su consulta vinculante con opinión fundada, una petición calificada realizada en los términos del art. 318 de la Constitución de la República, en la que solicitaron un pronunciamiento de la Administración amparando el criterio técnico en la aplicación del Derecho de acuerdo a la fundamentación que hicieron a lo largo de su escrito. La adición de una petición calificada a la consulta vinculante con opinión fundada, permitiría sortear la opinión que sostuviera el Cuerpo -siguiendo la tesis oportunamente expuesta por CAJARVILLE- de que cuando se presenta una consulta tributaria con opinión fundada, la omisión de la Administración de pronunciarse, no es susceptible de generar lesión al derecho del contribuyente, ya que no implica la denegatoria a su petición, sino la aceptación de su criterio técnico hasta tanto medie una respuesta expresa, conforme lo previsto en el art. 74 inciso 2° del Código Tributario (Sentencia No. 281/1998 publicada en Revista Tributaria, T. XXIV, Nº 146, págs. 670-672; véase sobre el punto: CAJARVILLE PELUFFO, Juan Pablo: “La consulta en el Código Tributario” en “Sobre Derecho Administrativo”, T. II, Montevideo, 2008, págs. 285/290). De acuerdo a esa posición oportunamente sostenida por el Colegiado, del silencio de la Administración Tributaria ante una consulta vinculante con opinión fundada, nunca puede derivar un acto administrativo ficto susceptible de generar una lesión en la esfera jurídica de los administrados, y el que recayera, no sería procesable ante el Tribunal conforme a lo establecido en el art. 309 de la Constitución de la República, lo que subespecie, no se verificaría en tanto, como se indicara, se formalizó petición expresa ante la Administración (AA en fs. cit.). Desde otro ángulo de análisis pudiera admitirse que la consulta incluye un pedido especial de pronunciamiento en un cierto sentido (una petición del art. 318 en sentido lato), o únicamente una opinión fundada en los términos del art. 71 del Código Tributario, pasados ciento cincuenta días sin decisión administrativa se configurará igualmente la denegatoria ficta, y que el acto ficto así resultante, tendría un contenido exactamente opuesto a lo pedido por el consultante o a la opinión fundada del consultante, siendo así perjudicial para éste, recurrible en vía administrativa y pasible de ser enjuiciado ante el TCA (BLANCO, Andrés: “La consulta vinculante: naturaleza jurídica, efectos de su planteo y del silencio administrativo”, Revista Tributaria, T. XXIV, No. 148, págs. 5 a 22). Por lo expuesto, en la especie no puede dudarse que la denegatoria ficta recaída ante su planteo resulta perfectamente procesable ante el Tribunal, sea porque se considere que el silencio frente a la consulta implica una suerte de denegatoria a una petición (ya que la consulta integra el género peticiones), o en sentido diferencial, porque la procesabilidad del acto derivaría de que los actores acumularon a su consulta vinculante con opinión fundada, un pedido expreso de pronunciamiento en un determinado sentido o, lo que es lo mismo, una petición calificada en sentido lato (art. 318 de la Carta). VI) En lo sustancial, y en cuanto a la verificación del aspecto objetivo o material del hecho generador del IRPF Categoría II, por la renta percibida como consecuencia del amparo al régimen de retiros incentivados, se estima corresponde descartar el agravio articulado. Como bien lo destaca la parte demandada, tanto la doctrina mayoritaria como la jurisprudencia de este Colegiado, han sostenido que las rentas generadas por incentivos de retiro se encuentran alcanzadas por el aspecto objetivo o material del hecho generador del IRPF Categoría II (Rentas de Trabajo en relación de dependencia). El art. 32 del Título 7 del T.O. 1996, al definir el hecho generador del IRPF Categoría II establece: “Artículo 32º.- Rentas del trabajo en relación de dependencia.- Estas rentas estarán constituidas por los ingresos, regulares o extraordinarios, en dinero o en especie, que generen los contribuyentes por su actividad personal en relación de dependencia o en ocasión de la misma.” En doctrina se ha sostenido que los incentivos de retiro se encuentran comprendidos dentro del ámbito de referencia del hecho generador del IRPF Categoría II, señalándose que: “…el criterio rector para considerar un determinado ingreso incluido en la subcategoría rentas de trabajo dependiente es la existencia de un nexo causal entre éste y la relación laboral, de forma tal que más allá de la naturaleza de la prestación recibida por el trabajador, ésta no se habría devengado si la relación laboral no existiera o hubiera existido en algún momento. Si determinado ingreso no está mencionado a título expreso en el art. 32 pero cumple con la condición igualmente deberá considerarse una renta abarcada por la subcategoría. Por otra parte es difícil concebir que una partida abonada al trabajador por su empleador no pueda calificarse ni de retributiva ni de indemnizatoria. (…) los denominados retiros incentivados –sumas que se abonan al trabajador para facilitar su egreso, generalmente cuando aún carece de causal jubilatoria- tienden a indemnizar la ausencia del empleo.” (FERRARI REY, Mario: “Impuesto a la renta de las personas físicas. Rentas de trabajo. Hecho Generador” en AA. VV.: “Estudios sobre imposición a la renta” (Andrés Blanco: Coordinador), Grupo de Investigación de Finanzas Públicas, Instituto de Finanzas Públicas, Facultad de Derecho, Universidad de la República, FCU, Montevideo, 2011, pág. 186). El Tribunal en jurisprudencia consolidada ha seguido esta línea de análisis, sosteniendo “… que -de acuerdo al texto del inc. c) del art. 2 de la ley 18.083-, corresponde concluir en que el incentivo por retiro se encuentra alcanzado por el IRPF.- En efecto, aquella enunciación determina que estarán comprendidas en el hecho generador del IRPF “Las rentas del trabajo”, estableciendo que se considerarán las obtenidas dentro o fuera de la relación de dependencia, los subsidios de inactividad compensada, las jubilaciones, pensiones y prestaciones de pasividad de similar naturaleza. Por su parte, el art. 32 de la norma citada establece que las rentas de trabajo en relación de dependencia están constituidas por los ingresos, regulares o extraordinarios, en dinero o en especie, que generen los contribuyentes por su actividad personal en relación de dependencia o EN OCASIÓN DE LA MISMA (destaque de este Tribunal). Y claramente, el incentivo de retiro deriva de la previa relación de dependencia del funcionario con la Administración. Lo que para la norma es relevante es el nexo causal entre la renta obtenida por el contribuyente y el trabajo en relación de dependencia que desempeña, el cual puede ser actual o pasado, siempre y cuando dicha renta se derive de la misma. Por lo cual se concluye que el incentivo de retiro percibido por el accionante se encuentra alcanzado por aquel art. 2 de la ley 18.083.” (Revista Tributaria, T. XXXVIII, Nº 222, págs. 523/530; en idéntico sentido la Sentencia No. 185/2010, publicada en Revista Tributaria, T. XXXVIII, Nº 223, págs. 649 y ss., entre otras). VII) Ahora bien, en cuanto al agravio relacionado sobre el cómputo de las rentas para el IRPF Categoría II, sintéticamente, cabe recordar que la parte actora abogó por la aplicación del art. 46 de la resolución No. 662/007 dictada por el Director General de Rentas, por la que se establece que las rentas originadas en incentivos de retiro, se considerarán devengadas mensualmente y estimó que no fue acertado el criterio sostenido por la Administración, que concluyó en que, como la renta originada por el amparo al régimen de incentivo de retiro, se había abonado en una única partida, correspondía computarla en su totalidad en ese momento. Como se adelantara, se estima no les asiste razón en su planteo. De acuerdo a la ley, el hecho generador del IRPF Categoría II, en su aspecto temporal, se rige por el criterio de lo devengado, conforme a lo establecido en el art. 31 del Título 7 del Texto Ordenado 1996. Dicho precepto establece: “Artículo 31º.- Atribución temporal de las rentas del trabajo.- Las rentas del trabajo se determinarán aplicando el principio de lo devengado. No obstante, el Poder Ejecutivo queda facultado a establecer aquellas rentas que se computarán en el momento del cobro.” Es decir que, según la previsión normativa las rentas de trabajo deben determinarse aplicando el criterio de lo devengado, y que excepcionalmente, el Poder Ejecutivo puede establecer que determinadas rentas se computen al momento del cobro. Como señala la Dra. Sassón en su fundado voto: “Debe señalarse muy claramente, que el Poder Ejecutivo no consagró ninguna solución especial para el caso de los retiros incentivados (el escrito de demanda incurre en una confusión en ese sentido). La Resolución Nº 662/07 de la que hace caudal el actor, es una resolución del Director General de Rentas, no emana del órgano que tiene la facultad de establecer que ciertas rentas que puedan -como excepción a la regla- computarse al momento del cobro. No emana del Poder Ejecutivo, por lo tanto, no emana del órgano competente para consagrar excepciones a la regla. En la emergencia, es necesario examinar que sucede en el caso de los actores y, en particular, en qué momento se devengaron las rentas obtenidas, para examinar luego su cómputo para el IRPF.” Surge de la cláusula CUARTA de las convenciones por las que se ampararon al régimen de retiro incentivado, una vez verificada la vigencia y exigibilidad de la renuncia del funcionario, el Nuevo Banco Comercial quedaba obligado a pagar: “A) una partida fija y por única vez que se paga dentro del plazo de 15 días corridos contados desde la exigibilidad y efectivización de la renuncia del Sr. XX de $ ….. Dicha partida se pagará bajo el concepto de “Gratificación Especial. Renuncia Incentivada.” B) Además, abonará una suma mensual equivalente al 70% del sueldo nominal más prima por antigüedad que cobre el Sr. XX a la fecha de su egreso efectivo. Queda especialmente establecido que dicha suma base de la determinación del porcentaje indicado, es fija, inmutable y no sufrirá ajuste, actualización o parametrización alguna durante el plazo de su pago ni genera ninguna incidencia en los rubros laborales. C) El Sr. XX cobrará ese porcentaje por cada mes que cobre entre la fecha del egreso efectivo y el mes que cumpla 60 años de edad, es decir, hasta el mes de … de ….” D) Este beneficio podrá ser percibido en una única partida verificado el egreso efectivo del Sr. XX o mediante el pago de una renta mensual. Esta última se servirá por intermedio de una aseguradora (Banco de Seguros del Estado, etc), que contrate el NUEVO BANCO COMERCIAL S.A. a su opción a esos efectos. El Sr. XX, tendrá la opción de determinar en cuál de las formas indicadas cobrará el beneficio, lo que deberá comunicar antes del 23 de diciembre de 2009 por escrito. E) Para el caso que el Sr. XX, opte por el pago del beneficio establecido en el literal B) de esta cláusula en una sola partida o pago, el mismo se producirá en el plazo establecido en el literal A) de esta cláusula.” Como lo señalaron los reclamantes, optaron mayoritariamente por recibir en un único pago el rubro previsto en el literal B) de la cláusula transcripta. Es evidente que, de acuerdo al tenor literal de la convención, si se sigue la distinción tradicional entre devengo y exigibilidad de la renta, las partidas obtenidas por el amparo al régimen de incentivo de retiro, se devengaron con la exigibilidad y efectivización de la renuncia y se hicieron exigibles 15 días más tarde, cuando pudieron ser (valga la redundancia), exigidas íntegramente en un solo pago. Pero en cualquier caso el temperamento de la Administración no aparece como irregular o desarreglado a Derecho, en tanto la retención y cómputo para el IRPF se hizo al momento de la exigibilidad de la partida, que en los hechos coincidió prácticamente con el momento del devengamiento. Razón por la cual, no puede ampararse la pretensión de los actores, quienes sostienen que debe aplicarse lo establecido en el inciso 1° del art. 46 de la Resolución No. 662/007, disposición infravalente a la Ley y que no tiene aptitud de modificar el criterio legal (que establece que se deben computar las rentas según el criterio de lo devengado). Sin perjuicio de anotarse, que se tiene reiteradamente sostenido que la previsión pretendió modificar en forma ilegítima el momento del devengamiento de las rentas de trabajo establecido por la Ley, señalándose que: “Se impugna en autos el numeral 46 de la Resolución de la D.G.I. Nº 662/007, de fecha 29 de junio de 2007, por el cual se estableció que quienes obtengan rentas originadas en retiros voluntarios incentivados, tributarán IRPF de acuerdo con el régimen general, y que dichas rentas se considerarán devengadas mensualmente. (…) Asiste razón al actor en cuanto a que la renta derivada del incentivo de retiro se devenga en el momento en que el Estado acepta la renuncia del funcionario y no en forma mensual como pretende la demandada. El art. 31 de la ley 18.083 establece que las rentas del trabajo se determinarán aplicando el PRINCIPIO DE LO DEVENGADO (mayúsculas de esta redacción). Más, dado que el criterio no se halla explicitado expresamente en la norma, la DGI -por la resolución atacada-, establece que “Quienes obtengan rentas originadas en retiros voluntarios incentivados, tributarán este impuesto (IRPF) de acuerdo al régimen general. Dichas rentas se considerarán devengadas mensualmente…” (Antecdts. Admtvs. “B”, fs. 9)”. En cuanto al punto, comparte la mayoría del Cuerpo el criterio expresado por la Procuraduría del Estado, la que, citando y analizando fundamentos expuestos por diferentes autores, concluye en que la renta originada en el retiro se devenga en el momento en que se acepta la renuncia del funcionario; es en tal momento en que nace su derecho a percibir aquel incentivo, con independencia de las circunstancias establecidas por la ley en cuanto al fallecimiento o la incapacidad del mismo. El funcionario adquiere el derecho al retiro incentivado una vez que se acepta su renuncia al cargo, es decir que la renta derivada de tal incentivo se devenga en dicho momento, sin importar que la misma sea abonada en forma mensual y sujeta a la eventualidad de que el ex funcionario fallezca o se incapacite. En tal sentido se coincide con el criterio expuesto por la Procuraduría dictaminante, en cuanto a que no deben confundirse los conceptos de “devengar”, “percibir” y “exigibilidad”, conceptos que se manejan con criterio diferente por la Administración demandada.” IX) En conclusión, considera la mayoría del Tribunal, que la renta no se devenga mensualmente, sino en el momento de la aceptación de la renuncia; ello determina que el retiro incentivado correspondiente al actor, generado en el caso que nos ocupa con fecha 9 de octubre de 2006 momento de la aceptación de su renuncia-, no pueda ser alcanzado por el IRPF, pues dicho impuesto entró en vigencia el 1º de julio de 2007, o sea, con posterioridad al acaecimiento del hecho generador.” (Sentencia No. 1015/2011, etc.) En el subespecie, existe una disposición LEGAL que establece que las rentas de trabajo dependiente deberán considerarse según el criterio de lo devengado (art. 31, inciso 1°, del Título 7 del TO 1996). Por otra parte, existe una RESOLUCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL DE RENTAS, posterior en el tiempo, que pretende variar el criterio consagrado en la Ley, estableciendo que las rentas originadas en incentivos de retiro se consideraran devengadas mensualmente (art. 46 inciso 1° de la Resolución de DGI No. 662/007). Se aprecia, por lo tanto, una aparente antinomia, pues la Ley ordena seguir un criterio (computar las rentas para el IRPF – Categoría II al momento del devengamiento) y la resolución de DGI otro (computarlas mensualmente). Por cierto que, una propiedad deseable de todos los sistemas jurídicos, es el de su consistencia, es decir, que no existan dentro del mismo, normas que consagren soluciones opuestas para una misma situación, aun cuando es evidente que en todos los sistemas jurídicos pueden presentarse (y de hecho se presentan constantemente) antinomias; situaciones en las cuales existe un caso que está correlacionado con dos normas incompatibles entre sí. Un sistema consistente será aquél en el cual ningún caso resulte antinómico, en otras palabras, será consistente, si y sólo si, ninguno de sus casos está correlacionado con dos soluciones incompatibles entre sí (véase sobre el punto: MORESO, José Juan y VILAJOSANA, Josep María: “Introducción a la teoría del derecho”, Marcial Pons, Madrid, 2004, págs. 104 y 105). Cuando se presentan incompatibilidades normativas o antinomias, las mismas deben solucionarse para resolver casos concretos y el camino para enfrentar la inconsistencia, es aplicar alguno de estos tres principios: “lex superior”; “lex posterior” o “lex specialis” o bien una combinación entre ellos, y por lo tanto, otorgar preferencia a alguna de las normas enfrentadas. Generalmente, alguno de estos tres principios -jerárquico, temporal y material- nos proporcionan la llave para resolver las antinomias que se presenten en el sistema normativo. En una formulación elemental estos criterios pueden presentarse del siguiente modo; de acuerdo al principio jerárquico (“lex superior”) deben preferirse a las normas jerárquicamente superiores sobre las jerárquicamente inferiores, de acuerdo al criterio temporal o cronológico (“lex posterior”) las leyes posteriores del mismo rango derogan a las anteriores sobre la misma materia y por el criterio material o de especialidad (“lex specialis”) entre dos normas vigentes con vocación de aplicación a un caso, deben preferirse las normas especiales sobre las generales. Estos son además de criterios de clasificación de las normas, criterios de preferencia de las normas. Juegan un doble papel, por un lado nos permiten ordenar las normas -por ejemplo en función de su jerarquía o su vigencia temporal- y por otro lado nos indican a cuáles preferir; siguiendo con el ejemplo del criterio jerárquico, nos indica que debemos preferir a la norma jerárquicamente superior sobre la jerárquicamente inferior. La aplicación de estos criterios supone un cambio en el sistema jurídico para que la antinomia desaparezca, suponen una ordenación de las normas antinómicas en base al criterio elegido (GUARINONI, Ricardo: “Después, más alto y excepcional. Criterios de solución de incompatibilidades normativas”, Doxa, No. 24, 2001, págs. 549 y 550). Como enseña MENDONCA, la ordenación es la técnica empleada para resolver el problema de la incoherencia entre normas. Ello supone que una norma considerada, por alguna razón como superior o más importante prevalece sobre otra, considerada inferior o menos importante. La ordenación del sistema hace posible que el juez dé preferencia a ciertas normas (o conjuntos de normas) sobre otras, y de esta manera deje de lado otras normas (o conjuntos de normas jerárquicamente inferiores). La ordenación exige el empleo de ciertos criterios que permitan establecer las relaciones jerárquicas entre los elementos del sistema (MENDONCA, Daniel: “Las claves del Derecho”, Gedisa, Barcelona, 2008, págs. 180 y 181). Sin perjuicio de anotarse, que en algunos casos también se presentan conflictos entre los propios criterios para la solución de las antinomias y se presenta la interrogante de cuál de ellos debe prevalecer. Y esto es justamente lo que sucede en el sublite. Entre el criterio jerárquico y el cronológico, es el primero el que debe prevalecer y se debe dar prioridad a la disposición de mayor rango. Como señalan MORESO Y VILAJOSANA, el conflicto entre el criterio cronológico y el jerárquico tiene lugar: “…cuando una norma anterior y superior es incompatible con una norma posterior e inferior. Si se aplica el criterio cronológico, debe preferirse la segunda norma; si se aplica el jerárquico, la primera. En este conflicto, el criterio jerárquico prevalece sobre el cronológico. De esta manera, se acota el alcance del criterio cronológico: sólo vale entre normas del mismo rango jerárquico. Si no fuera así, la jerarquía normativa resultaría una quimera, ya que un bando de cualquier alcalde podría derogar normas de rango constitucional.” (MORESO, Juan José y VILAJOSANA, Josep María: “Introducción….”, cit., pág. 108). En idéntico sentido apunta PRIETO SANCHÍS, y señala que la razón de la prevalencia del criterio jerárquico es que de otro modo devendría inútil la fuerza normativa (PRIETO SANCHÍS, Luis: “Apuntes de Teoría del Derecho”, Trotta, Madrid, 2007, págs. 140-141 y también MENDONCA, Daniel: “Las claves…” cit., pág. 181; en la jurisprudencia del Cuerpo véase la reciente Sentencia No. 257/2013). Por consecuencia, debe necesariamente convenirse que la solución consagrada en el art. 46 de la resolución No. 662/007 dictada por el Director General de Rentas, no resulta en la especie puntualmente aplicable, al tratarse de una disposición contraria a la Ley careciendo de la suficiente FUERZA, entendiendo a este concepto como aptitud para innovar en el ordenamiento, para poder variar la solución legal que establece muy claramente, que las rentas por concepto de trabajo dependiente deberán computarse, para el IRPF Categoría II, según el criterio de lo devengado. Por lo tanto, según el Derecho vigente y aplicable al caso, las rentas en materia de rentas de trabajo dependiente deben computarse en función del criterio de lo devengado en tanto no hay ninguna disposición normativa que, válidamente, habilite inobservar la solución legal de principio. En definitiva, por los fundamentos expuestos, los arts. 309 y 310 de la Constitución de la República, y compartiendo lo dictaminado por el Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo, el Tribunal por unanimidad FALLA: Desestímase la demanda anulatoria entablada y, en su mérito, confírmase el acto administrativo impugnado Sin sanción procesal específica. A los efectos fiscales, fíjanse los honorarios del abogado de la parte actora, en la cantidad de $20.000 (pesos uruguayos veinte mil). Oportunamente, devuélvanse los antecedentes administrativos agregados; y archívese. Dr. Tobía (r.), Dr. Harriague, Dra. Sassón, Dr. Gómez Tedeschi, Dr. Martínez. Dr. Marquisio (Sec. Letrado).