CRITERIOS DE UNA POLITICA INCLUSIVA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR PARA JÓVENES DE COMUNIDADES INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES1 ¿A qué nos referimos cuando hablamos de inclusión? En naciones tan inequitativas como las nuestras, proponer la inclusión de quienes no han sido parte de la sociedad dominante implica cuestionar privilegios, develar prejuicios y sensibilizar frente a actitudes de segregación. En Colombia, ¿quiénes han sido los excluidos de la educación superior? De una manera amplia podríamos decir que en nuestro país, hasta mediados del siglo XX la educación universitaria profesionalizante siguió el patrón común a las universidades fundadas bajo el modelo europeo: universidades para hombres de las clases superiores, o procedentes de sectores medios pero quienes, gracias a estudios en seminarios de la iglesia Católica, tenían el capital académico exigido. Diversos grupos sociales lograron romper, poco a poco, esta prohibición tácita de ingresar a la universidad: las mujeres, a partir de los años 60 ; los hijos e hijas de la clase media baja y baja alta, especialmente a partir de los 90 - cuando el neoliberalismo permitió la apertura de nuevos programas universitarios sin mayores exigencias y con un menor costo. Ambas transgresiones – las mujeres y los hijos de obreros asistiendo a la universidad – habían estado precedidas de dos cambios sine quanom: apertura de muchos colegios de bachillerato clásico para las mujeres, en los años 40-50; ampliación de la escolaridad secundaria oficial en ciudades y pueblos. En los años 90 y comienzos del siglo XXI nuevos grupos poblacionales están reclamando sus derechos de formación universitaria; se trata, por una parte, de los pueblos autóctonos y de los descendientes de los esclavos africanos, quienes habiendo perdido todos sus derechos durante la dominación y explotación económica europea de América, no los recuperaron con el establecimiento de un gobierno nacional en el siglo XIX; los gobiernos republicanos sostuvieron la misma organización social de la colonia, y las mismas exclusiones, con base en los mismos prejuicios. Por esto, ni siquiera los académicos se cuestionan hoy en día sobre la “naturalidad” de esta exclusión. Con la Constitución del 91 se logró el reconocimiento de la diversidad cultural colombiana, pero a nivel de la secundaria aún no existen los buenos colegios que formen en cultura propia y habiliten para la universidad a los jóvenes de estas comunidades. Otro grupo poblacional reclama igualmente el derecho a la formación universitaria: se trata de quienes por una deficiencia congénita o adquirida no tienen la percepción visual o auditiva en la que se basan la comunicación y la enseñanza convencionales, o no disponen de los medios de locomoción autónoma. La inclusión de estos grupos exige cambios de infraestructura y dotación de medios de desplazamiento y de Ponencia para ser presentada por el Dr. Iván Enrique Ramos, rector de la Universidad del Valle, en el Foro Un camino hacia la educación superior inclusiva. Ministerio de Educación Nacional, Bogotá, agosto 2 del 2007. 1 Criterios de Inclusión 2 comunicación , pero igualmente exige cambios sociales y culturales de mentalidad y de sensibilidad en quienes hacen parte del mundo universitario. Todos los que han sido excluidos, o siguen estándolo, deben vencer las resistencias que los ”integrados” oponen a su inclusión. Estas resistencias se basan en posiciones de dominación, creencias y prácticas hegemónicas (por lo general no conscientes) sobre lo que se considera el buen orden del mundo: La creencia en que las mujeres tenían un cerebro inferior al del hombre, pocas aptitudes para el pensamiento riguroso y un pobre juicio moral, “naturalizó” su entrega a las funciones domésticas, y justificó durante siglos su exclusión de la academia. Cuando las mujeres intentaron ejercer oficios relacionados con el cuidado del otro, logrando buenos efectos, se las acusó de brujas, y fueron condenadas por la Inquisición. La creencia de que la inteligencia es un don natural, y que quienes son inteligentes se destacan espontáneamente, justifica que la calidad del sistema escolar sea diferenciada según las clases sociales. Así, los hijos de las familias pobres no requieren de una escolaridad distinta a la que reciben, pues no se destacan por sus habilidades intelectuales y académicas; no necesitan acceder a la universidad. Uno que otro bachiller destacado recibirá becas, pero los hijos de obreros recibirán de sus familias y de su medio un capital cultural que no les posibilita tener éxito en sus estudios. La creencia en la inferioridad de los pueblos autóctonos americanos y africanos frente a los europeos – creencia sostenida por la visión eurocéntrica del mundo y del conocimiento que domina en las universidades -, ha permitido mantener sus cosmovisiones y sus saberes como inútiles curiosidades de museo. Sus saberes sólo se vuelven importantes cuando son recuperados por científicos que los patentan como sus descubrimientos. Pero además, los miembros de las comunidades aborígenes siguen siendo juzgados como adultos de escaso desarrollo intelectual, pues su escolaridad es de baja calidad y no los habilita para el diálogo intercultural. La creencia de que el estudio es sólo para los “normales”; es decir, aquellos que no nos remiten a la “otredad” en lo corporal o intelectual – esa diferencia radical con quienes esperábamos nos devolvieran una imagen de nosotros mismos. Las discapacidades nos angustian; es más tranquilizante tener como alumnos o como compañeros a personas como nosotros, que no nos angustian con sus particularidades de comunicación, de movilización. Esta ponencia se basa específicamente en el caso de afrodescendientes que ingresan a la Universidad del excepción étnica. A partir de lo que nos ha permitido acompañamiento Universidad y Culturas, esbozaremos política de inclusión en la educación superior. los estudiantes indígenas y Valle bajo la condición de comprender el proyecto de algunos criterios para una Criterios de Inclusión 3 Políticas de Univalle para estudiantes de comunidades o grupos étnicos a partir de 1993 La constitución del 1991 estableció en Colombia el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural, y de los derechos de quienes no pertenezcan a la etnia y cultura mayoritaria. La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura.. Los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación que respete y desarrolle su identidad cultural... La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. (Artículos 7, 10, 67, 68 y 70 de la Constitución Política de Colombia de 1991). Uno de los efectos de esta medida fue la creación en varias universidades públicas de un mecanismo que podríamos llamar de discriminación positiva. En 1993 se crearon en la Universidad del Valle condiciones de ingreso para estudiantes indígenas que favorecen el acceso pues no les implican competir con los mayores puntajes. Se les permite el ingreso a partir del puntaje mínimo exigido en el ICFES para la carrera a la cual solicitan admisión; no se aplican pruebas especiales. En el 2003 se aprobó la misma condición para afrodescendientes. En todos los casos deben ser presentados por su comunidad y traer el aval del Cabildo indígena, de la comunidad raizal o de la ONG. Los cupos existentes por carrera – 4% para indígenas y 4% para afrodescendientes – se asignan según los puntajes de los aspirantes; es decir, que deben competir por esos cupos entre quienes han sido avalados. Una vez admitidos, deben seguir el currículo regular, al mismo ritmo que quienes ingresaron con puntajes más altos. El criterio básico para esta política educativa ha sido el siguiente: posibilitar el ingreso a la universidad permite la inclusión, y por tanto establece condiciones de equidad. Todo el énfasis ha estado centrado en el ingreso. La creación de la política de acceso no previó la necesidad de políticas para la permanencia, pues en términos generales se considera que esa es responsabilidad de cada uno – de sus dotes y de su esfuerzo. Ingresos en estos años: Ingresos de estudiantes Indígenas Períodos 1993 a 1998 Ingresos por condiciones de favorabilidad (5 años) 1999 a 2002 Ingresos según condiciones de excepción étnica (4 años) 2003 a 2007 (4 años) 42 196 502 Total 740 Criterios de Inclusión 4 Ingreso y permanencia de los estudiantes EE en Univalle La información que presentamos es mucho más amplia para los estudiantes indígenas - quienes iniciaron su ingreso en 1993 -, pues los afrodescendientes empezaron a ingresar por esta condición en el 2004. Primeros años (1993 a 1999): pocos ingresos Los estudiantes indígenas que ingresaron en esa época habían estudiado la secundaria en colegios urbanos regulares (religiosos o públicos), en los cuales debían amoldarse a los estilos de enseñanza y aprendizaje usuales, desarrollar estrategias de estudio y trabajo escolar comunes a estos establecimientos, seguir un currículo oficial – ajeno a su cultura – y por tanto adoptar el conocimiento occidental como puerta al aprendizaje profesional. A partir del año 2000, empezaron a ingresar a Univalle otro tipo de estudiantes indígenas. Estos habían estudiado secundaria en colegios indígenas, creados a partir del reconocimiento constitucional de la pluralidad cultural en Colombia. Sin embargo, al ser una experiencia muy nueva, deja ver claramente cómo surgió de la improvisación. Para ponerla en obra, no había docentes indígenas suficientes, ni con formación en su propia cultura; tampoco era claro cómo construir un currículo que tomara en cuenta la cosmovisión de estos pueblos, sus saberes ancestrales; menos aún se sabía cómo combinar los dos tipos de saberes: el ancestral y propio con el occidental que la enseñanza oficial propone. Adicionalmente, los pueblos indígenas que más envían a sus jóvenes a Univalle pertenecen por lo general a dos categorías: 1. comunidades reindigenizadas; 2. comunidades que luchan por sostener su identidad cultural tradicional al tiempo que buscan la inclusión en la sociedad mayor. Es preciso aclarar que la identidad no es una entidad inmutable ni única. Ser indígena no es un dato de la naturaleza, sino social y cultural. Todos construimos a lo largo de la vida identidades diversas, relacionadas con nuestros grupos sociales de pertenencia, con las culturas de las que hacemos parte, y dependientes de las narraciones que dan vida a esas identidades y las sostienen. Se trata de una construcción en permanente adaptación a las condiciones cambiantes de la vida. Por tal razón se puede hablar de reindigenización de un pueblo que había abandonado sus instituciones culturales y muchas de sus prácticas ancestrales. Igualmente el concepto de identidad como proceso nos alerta respecto a las visiones románticas que muchos tenemos respecto al mundo indígena o la cultura afrocolombiana del litoral Pacífico: ninguna cultura es estática, y menos puede serlo en un mundo globalizado. Si bien los mayores quisieran que las nuevas generaciones miraran hacia atrás para buscar los modelos de cómo ser adultos (lo que implica concebir el tiempo en forma cíclica), y muchos de nosotros pensamos en los indígenas como un mundo-museo en el que nada debe cambiar, lo cierto es que el cambio general de los medios de producción y de los modos de comercialización obligan a estos pueblos a insertarse en las nuevas tendencias para sobrevivir. Por esta razón, la escolarización no es para ellos un lujo sino una necesidad. Criterios de Inclusión 5 Las comunidades indígenas presentes en Univalle son: * Yanaconas y Pastos – son comunidades reindigenizadas a partir de la Constitución del 91, lo que implica que sus autoridades están tratando de que sus jóvenes recreen una identidad basada en costumbres y tradiciones ancestrales, que muchas familias ya no transmitían. * Guambianos y Nasas – son comunidades que sí se reconocían como indígenas, y que habían conservado muchas prácticas y valores culturales propios, especialmente en lo concerniente a la vida social de carácter comunitario. Si bien ambas tienen una lengua propia viva, esta había sido desplazada por el español, por lo cual uno de los mayores esfuerzos de estos pueblos ha sido el de recuperar su lengua y lograr que niños y jóvenes la hablen. Los guambianos tienen actualmente un mayor dominio de su lengua. A lo largo de la última década, cuando poco a poco los indígenas y afrodescendientes empezaron a conocer la reglamentación de una cuota por condición étnica, favorable a su ingreso, y a matricularse en programas en nuestra universidad, las observaciones de varios profesores y de directores de programa empezaron a alertar sobre el alto índice de fracaso académico y deserción de estos estudiantes, aunque ingresan altamente motivados. Algunos profesores, y funcionarios del sector académico, empezamos a plantear que no bastaba con facilitar el ingreso si no existía un programa de acompañamiento que facilitara su permanencia en las carreras. Como respuesta a estas inquietudes surgió el proyecto Universidad y Culturas. Actualmente no se tiene un diagnóstico sobre las razones precisas, en cada caso, para el abandono de la carrera, pero sí hay indicios, en casos específicos, que apuntan a la gran dificultad de inserción real -académica, social y cultural- de estos estudiantes. En términos generales, podríamos decir que la Universidad los recibe para que se comporten académicamente como los demás estudiantes; para que funcionen como cualquier otro, y se adapten al estilo de vida universitario. Por supuesto que existe la buena intención de que lo que aprendan lo puedan llevar a sus comunidades. Pero, curiosamente, en todos estos años no se ha realizado el primer foro o debate sobre qué implica para un indígena adaptarse al mundo universitario - la vida citadina, las relaciones que la universidad impone, la manera de conocer que establece como canónica-, y luego volver a su comunidad donde tendrá que readaptarse a otras modalidades de relación y enseñanza, si quiere compartir con los suyos lo aprendido. Menos aún se ha discutido sobre qué aportan los indígenas o los afrodescendientes como miembros de culturas con otro legado, y una identidad diferente a la hispana o criolla, al legado occidental que la modernidad nos dejó a los mestizos. Criterios de Inclusión 6 Incluir la Diversidad Cultural en la educación superior Luego de 5 siglos de exclusión de los pueblos indígenas y más de 3 de los esclavos africanos y sus descendientes – hacer viable la diversidad cultural exige un esfuerzo muy grande por parte de las universidades y de las instituciones del Estado que distribuyen los fondos y reglamentan la escolaridad en sus diferentes niveles. Acoger a los jóvenes indígenas y afrodescendientes (provenientes de pueblos lejanos y sector rural) en el actual sistema escolar universitario, sin cambiar nada de este sistema, implica el fracaso de ellos y de la propuesta: - De ellos: porque para subsistir en él los y las jóvenes de comunidades étnicas deben estar completamente aculturados a la escuela occidental y a sus estilos de relación social; es decir, deben haber construido su identidad con base en los parámetros de los jóvenes urbanos, y haber adoptado estilos de aprendizaje individualistas y verbalistas - centrados en saberes textuales (clase magistral, largas lecturas, ejercicios escritos) y no en saberes prácticos. Es decir, que la universidad los acoge para que se eduquen y retornen a sus comunidades, pero para lograr la permanencia en la U y por tanto la formación profesional anhelada deben haber desechado aspectos fundamentales de su identidad étnica. Las cifras son claras: Cuadro permanencia y deserción Período C. étnica Ingresos Período 2003 a 2007 (4.5 años) Ingresos Período 2004 a 07 (3.5 años) Matriculados febrero 2007 Porcentaje permanencia Porcentaje deserción 299 59.6% 40.4% Indígenas 364 46.7% 53.3% Afrod. Indígenas 502 Afrodescendientes 781 Indígenas graduados: Admitidos por período Total graduados de los admitidos en ese período Admitidos por favorabilidad entre 1993 y 1998 42 Admitidos por excepción étnica entre 1999 y 2002 196 8 14 19% 7.1% Admitidos por excepción étnica entre 2003 y 2007 (4.5 años) 502 Ninguno graduado aún. El 59.6% está activo. Datos tomados de bases de datos de Admisiones y Registro Académico, Planeación, y Cidse. Consolidados a octubre 15 del 2007 – Proyecto Universidad y Culturas Criterios de Inclusión 7 - De la propuesta: pues la diversidad cultural en la U no puede consistir en que entren estudiantes muy distintos culturalmente, y al final del proceso salgan todos modelados con el mismo patrón. La idea misma de diversidad cultural implica variedad, riqueza, complejidad; se opone por tanto a homogeneidad, pero más aún a considerar unas culturas superiores y otras inferiores. Nuestro sistema universitario obedece a patrones eurocéntricos relativos a cuál es el conocimiento válido y valioso, y cómo transmitirlo. Esta valoración de un tipo particular de conocimiento conlleva aparejada la creencia en su universalidad y el desprecio de los saberes de nuestras culturas autóctonas. Debido a estas valoraciones no cuestionadas, tanto profesores como estudiantes de manera general no se interesan en conocer quiénes son esos “otros” que aparecen en su salón de clases; no hay preguntas sobre su mundo, sus relaciones, sus representaciones sociales. Así, se pierde la oportunidad de que la “otredad” emerja como algo nuevo, diferente, y quizá cuestionador de nuestras certezas. Como Universidad ¿qué es posible hacer para que la diversidad cultural sea promovida como política educativa? Desde mediados del 2005 y como una acción académica para disminuir la deserción de los EE [estudiantes que ingresan por excepción étnica], la vicerrectoría Académica creó el proyecto Universidad y Culturas, a través del cual Univalle ha promovido diversas estrategias de acompañamiento. Las principales han sido: - El acompañamiento. Estudiantes de semestres más avanzados asumen una relación cercana con algunos primíparos para ayudarles en su inserción al medio universitario; funcionan como tutores, al tiempo que son guiados por estudiantes de mayor nivel y profesionales – para que al descubrir ese “otro” antes negado, empiecen a reconocer los prejuicios más comunes sobre las culturas autóctonas, los comportamientos segregacionistas, la exclusión social. Esta función se ha sostenido durante 4 semestres. Los estudiantes interesados en ser tutores la matriculan como una asignatura electiva complementaria, de carácter práctico, llamada Práctica Formativa. En ella han participado estudiantes de muy diversas carreras; algunos de ellos han hecho dos niveles y luego hacen la práctica de su profesión en el proyecto. - El diagnóstico inicial. Las tutorías y el seguimiento mostraron una formación escolar deficiente en muchos de los EE: en la secundaria no habían logrado apropiarse de los conocimientos a partir de los cuales se inician los cursos básicos de la universidad. Tampoco habían desarrollado la disciplina del trabajo académico. Su comprensión lectora era muy baja y su escritura en español tenía grandes deficiencias para expresar ideas de manera comprensible. No tenían conciencia de cuáles eran específicamente sus dificultades, ni de cómo remediarlas. Ellos tenían la creencia que esforzándose lograrían superar las malas notas. El Plan nivelatorio piloto. Las tutorías mitigaban el aislamiento y la exclusión pero no podían proporcionar la formación académica faltante. Fue necesario diseñar una estrategia de nivelación, al menos en dos frentes: matemáticas y español. Cálculo I es la asignatura con más alto índice de fracaso en Ingenierías; por esta razón el plan nivelatorio ofreció un curso especial para los primíparos EE de Ingenierías. Criterios de Inclusión 8 El manejo adecuado de la lengua en la que se enseña es el instrumento fundamental del aprendizaje para todo estudiante: todo primíparo debe comprender lo que el profesor explica, lo que los textos dan a conocer, las preguntas de las pruebas y exámenes. Algunas dificultades y logros con el plan piloto nivelatorio Si bien se pretendía que todos los primíparos EE que ingresaron en agosto del 2006 tomaran un curso intensivo de escritura en español y de lectura en voz alta, y que matricularan menos asignaturas, esta recomendación no funcionó pues dependía de la decisión de cada estudiante, ya que no estaba respaldada por una reglamentación. Una gran parte de los estudiantes rechazó el curso de Español y tomó todas las materias. ¿Por qué? En primer lugar porque no tenían conciencia de sus reales dificultades en el dominio de la lengua – es fácil suponer que porque a diario se habla español de manera coloquial esta habilidad implica que se domina la lengua, su vocabulario y su sintaxis. En segundo lugar, porque para ellos no tomar todas las asignaturas programadas para primer semestre implica “atrasarse”; es decir, que creen estar listos para la exigencia que la U les hará y no entienden ni aceptan que la única manera de permanecer es disminuir créditos. Como sus familias hacen un gran sacrificio para sostenerlos en la ciudad, estudiando, ellos sienten la presión de avanzar y graduarse pronto. En tercer lugar, muchos de los estudiantes afrodescendientes provenientes de colegios de Cali de estrato 3 no querían tomar un currículo distinto a sus compañeros para no ser señalados como diferentes; es decir, que algunos entran por condición de excepción étnica pero temen que esto signifique ser tomado como alguien que no tiene el mismo nivel de los compañeros. Quienes tomaron el curso de Español I pronto reconocieron que no sabían que su dominio de la lengua fuera tan escaso. A lo largo de este curso hicimos un trabajo intensivo con un equipo interdisciplinario sobre escritura y lectura, que combinaba intervención e investigación. Usamos textos referentes a sus culturas de origen. En la escritura enfatizamos en estrategias narrativas - hacer descripciones verbales enriqueciendo la narración; escribir textos sobre experiencias vividas, reescribiendo los textos que semanalmente se les devolvían revisados. En el taller de lectura en voz alta – a cargo de practicantes de Artes Dramáticas - lograban comprender el sentido de la puntuación, significar lo leído, aprender a proyectar la voz y a mejorar la articulación para ser fácilmente comprendidos. En el nivel II de Español (semestre 01 del 2007) se trabajaron los formatos de escritura exigidos en el trabajo académico universitario. En cuanto al curso de Cálculo I, las deficiencias de formación en matemáticas eran tan grandes que el semestre entero se pasó creando las bases de matemática fundamental sin las cuales no se puede aprender Cálculo. Esto resulta comprensible si se tiene en cuenta que los colegios de los que provienen gran parte de los estudiantes del sector rural y pueblos lejanos no tienen profesores de matemáticas permanentes; además, aunque no hayan visto los programas de matemáticas de secundaria pueden ingresar a Ingenierías, pues la prueba del ICFES evalúa razonamiento matemático pero no conocimientos matemáticos. Criterios de Inclusión 9 En el semestre 02 del plan nivelatorio fue necesario trabajar intensiva y extensivamente para cubrir los temas de Cálculo I y Cálculo II. Las bases que lograron en el primer curso quienes lo aprobaron, les permitieron aprender a usar el lenguaje matemático, a razonar sobre las operaciones y procedimientos, a adquirir hábitos de estudio, a reflexionar sobre sus aprendizajes. Al formular una política educativa de inclusión en la educación superior de estudiantes indígenas y afrodescendientes ¿qué situaciones tener en cuenta? 1. Su exclusión no ha sido fruto del azar. Su exclusión de la universidad es consecuencia de la marginación del sistema educativo de las comunidades a las que pertenecen, y de la baja calidad de la poca escolaridad que se les ha ofrecido, por lo cual no logran superar el desfase con otros grupos sociales. Por esta razón, ni ellos, ni sus familias, ni sus comunidades han acumulado el capital académico 2 sin el cual la escolaridad individual fracasa. Por tanto la inclusión no puede limitarse a ofrecer cupos de ingreso ya que, aunque tengan el puntaje para ingresar, no tienen las competencias ni las habilidades académicas que desarrollan los buenos colegios, y sus familias tampoco tienen cómo ayudarles frente a un sistema que desconocen. 2. Desempeñarse adecuadamente en la universidad exige en lo académico: * elegir una carrera para la cual se tienen habilidades e interés en el campo de su desempeño; 2 Si bien el concepto más divulgado es el de “capital cultural” preferimos usar el de “capital académico”. Bourdieu y Passeron forjaron el primer concepto para dar cuenta del desfase entre los herederos - nacidos en las clases altas y quienes en su familia y medio encontraban y asimilaban sin esfuerzo todos los referentes culturales necesarios para apropiarse de la cultura académica francesa – y los hijos de los pobres, quienes se criaban en un medio social que no les ofrecía el contacto con la literatura, las obras de arte, el pensamiento riguroso y la expresión cuidada de las ideas. Dado que los estudiantes criados en medio obrero o campesino sí tienen un capital cultural, pero por supuesto éste no es el que la escuela reclama, nos parece más acertado señalar que sus deficiencias se refieren a aspectos más básicos del manejo de la cultura académica. Por capital académico entendemos fundamentalmente la habilidad para leer de manera referencial y crítica; la competencia para escribir expresando ideas propias y argumentando según los estilos y usos académicos; la capacidad para seguir un discurso oral de manera atenta, entendiendo la lógica de las ideas expuestas y no tan sólo los detalles; la capacidad de escuchar formulándose interrogantes y discutiendo las ideas previas a la luz de los nuevos conceptos. Los docentes de una universidad pública como Univalle reconocen que, a medida que la población estudiantil procede cada vez más de sectores populares – los estratos 2 y 3 son actualmente mayoritarios -, la docencia ya no sólo exige aportarles los referentes culturales [capital cultural] que deberían traer para comprender los textos y las clases, sino que la secundaria no les entrega el capital académico necesario para ser estudiantes. Criterios de Inclusión 10 * tener los conocimientos básicos para el currículo que se va a estudiar, las habilidades académicas necesarias para cumplir las demandas de nivel universitario; tener hábitos de trabajo intelectual; * tener cubiertas las necesidades fundamentales, y contar con condiciones adecuadas para el estudio: espacio para estudiar, dinero para fotocopias y materiales. Los estudiantes a quienes hemos hecho acompañamiento en estos 2 años y seguimiento de su trayectoria académica nos muestran que las condiciones anteriores no se cumplen: La carrera se elige según el puntaje del ICFES [¿Para qué carrera me alcanza?], sin que por lo general se tenga ninguna información sobre en qué consiste el desempeño profesional en la misma, ni sobre las habilidades e intereses requeridos para cursarla ni para ejercerla. La calidad de la formación secundaria en los conocimientos fundamentales para los cursos de la universidad es deficiente en la mayor parte de los casos, como pudimos apreciarlo en los dos cursos pilotos de Cálculo, y de Español. Los jóvenes no tienen cómo responder a las exigencias, independientemente del esfuerzo que hagan. Ser estudiante no es un papel social frente a los amigos, sino haberse apropiado de formas de comportamiento respecto al conocimiento que implican diversas habilidades y actitudes propias al trabajo intelectual. Muchos primíparos creen que la matrícula los convierte en estudiantes de manera automática. Para jóvenes provenientes de comunidades donde el trabajo físico ha sido la manera más común de ganarse la vida, muchas de las prácticas del trabajo intelectual – exigido por las profesiones – les son ajenas; no sólo no las han adquirido sino que no han estado en relación con personas que las ejerzan. Algunos estudiantes EE que viven con la familia deben trabajar para conseguir dinero para el transporte, y gastar muchas horas al día desplazándose desde sus comunidades; otros viven con allegados en la ciudad pero no tienen lo suficiente para cubrir sus necesidades alimenticias, no tienen un espacio donde estudiar sin interferencias. La falta de dinero para gastos básicos crea continua zozobra, y los auxilios si bien muy útiles no son suficientes. Por tanto, la gran mayoría de estudiantes EE no ingresan en condiciones académicas que permitan la permanencia ni posibiliten la culminación de sus estudios. ¿Qué criterios permitirían su permanencia? El ingreso no puede ser un asunto individual. Concierne a la comunidad que los envía y a la que los recibe. Si su familia y su comunidad no les pueden ayudar en la elección de carrera, ni darles el capital académico necesario para la permanencia, la universidad no debe aceptar un ingreso que condena al fracaso. Es necesario crear condiciones previas al inicio de la carrera que posibiliten Criterios de Inclusión 11 decisiones correctas y que aseguren que podrá darse la permanencia, la culminación y el retorno a la comunidad: No se pueden seguir promoviendo los estudios profesionales como la única modalidad válida de dar continuidad a la secundaria. Tanto los docentes de secundaria como las familias alimentan un imaginario en el cual los jóvenes, para alejarse del duro trabajo de la tierra o de otros trabajos físicos, deben volverse profesionales. Este anhelo no se funda en condiciones ni posibilidades reales, al tiempo que es consecuencia del descuido durante décadas del sistema educativo colombiano en crear institutos técnicos y tecnológicos públicos en diversos sectores del país, y no sólo en las grandes ciudades. La elección de carrera o de formación tecnológica debe contar con una asesoría desde la universidad que tenga en cuenta no sólo la formación previa de los aspirantes sino las condiciones de la comunidad que los avala, y que busca su retorno para fortalecer procesos de desarrollo e inclusión de la comunidad como tal. Para estas asesorías se puede contar con trabajos de grado o prácticas profesionales de estudiantes interesados en la diversidad cultural. No se requieren grandes presupuestos, ni un gran equipo de docentes, sino un programa desde el cual se diseñen y ejecuten acciones que resultan formativas para estudiantes que quieren comprender y mejorar su país. Hemos aprendido que los académicos no podemos pedir a las comunidades autóctonas que ellas solas guíen a sus jóvenes en estos complejos procesos sobre los cuales los mayores no tienen experiencia, pues precisamente los están enviando a formarse en un medio que no manejan. En el proyecto Universidad y Culturas 2 trabajos de grado enfrentan el problema de caracterizar la escolaridad que reciben en secundaria los jóvenes de dos comunidades indígenas (Nasa y Guambiana), y cómo ésta los habilita o no para seguir estudios superiores o para seguir los trabajos posibles en su comunidad. Otro trabajo de grado ha recogido la trayectoria académica de 10 profesionales indígenas del Cauca, para analizar qué les ha aportado la universidad, e identificar las dificultades surgidas del encuentro de dos estilos de pensamiento y de vida, y la manera como estos profesionales las han resuelto. Deben establecerse modalidades de nivelación que permitan a los aspirantes desarrollar las habilidades académicas que no tienen, y lograr un nivel más alto de formación en los conocimientos básicos para su carrera. La experiencia del plan nivelatorio piloto sirve de base al diseño de lo que podría ser un plan nivelatorio. Para estudiantes avalados por comunidades que esperan su retorno y su aporte se deben flexibilizar los currículos, y promover otros estilos de docencia de tal manera que las carreras seguidas por ellos los acerquen a su mundo en vez de alejarlos. La actual organización curricular de nuestras carreras de pregrado corresponde a una sociedad tecnológica e individualista, en la que se promueve el desarrollo de la inteligencia tecnológica y verbalista – pues la práctica es un punto de llegada. Los estudiantes indígenas y afrodescendientes de comunidades raizales pertenecen a comunidades colectivistas de baja tecnología, que enfatizan la inteligencia social y la heteronomía, y basan el aprendizaje en las prácticas; su Criterios de Inclusión 12 inserción al regreso como profesionales les exigirá concertar con la comunidad los cambios, crear condiciones para la hibridación de saberes y de prácticas. No podrán poner en uso muchos conocimientos y técnicas para los cuales sus comunidades no disponen de posibilidades. Con el apoyo de profesores tutores o consejeros, y en acuerdo con el director de programa respectivo se podrían hacer modificaciones al currículo para que algunos cursos los realicen como prácticas en la comunidad, y los cursos teóricos les sirvan para buscar soluciones a problemas detectados. Otros estudiantes de la carrera podrán vincularse a estas actividades que permiten plantear pequeñas intervenciones desde los conocimientos de la carrera, en armonía con los estilos de las comunidades. De esta manera su mundo puede ser incluido en nuestras preocupaciones, buscando entre todos soluciones que no les exijan volverse como nosotros. La inclusión no se logra con decretos y resoluciones. Se requiere cambiar mentalidades y sensibilidades de funcionarios, docentes y compañeros. Mentalidades, porque las falsas creencias sostienen una representación del “otro” que impide vivirlo como alguien que siendo diferente no es inferior; y sensibilidades por cuanto estas creencias generan desprecio, distancia, rechazo o al menos indiferencia. Hacer estos cambios exige crear programas en los que la diversidad cultural sea presentada como riqueza, y no como aceptación de pueblos menos desarrollados. Al mismo tiempo exige estudiar las teorías existentes sobre las diversas etapas en el desarrollo de la sensibilidad intercultural 3: La sensibilidad intercultural no es natural. No forma parte de nuestro pasado primario, ni ha caracterizado la mayor parte de la historia humana. El contacto transcultural usualmente ha estado acompañado por el derramamiento de sangre, la opresión, o el genocidio. El entrenamiento y la educación en la comunicación intercultural son un intento por cambiar nuestro comportamiento “natural”… [Es necesario] trascender el etnocentrismo tradicional y explorar nuevas relaciones a través de las fronteras culturales4. Efectivamente, los prejuicios y la segregación existen en todas las culturas frente al que es diferente. Tanto los mestizos necesitamos tomar conciencia de nuestra identidad cultural y entrar en contacto con personas de otras culturas para conocer y lograr aceptar las diferencias, como los indígenas y los afrodescendientes requieren avanzar en el reconocimiento de su identidad cultural y en la aceptación de la de otros, sin que ello implique asumirla. Los siguientes fragmentos han sido tomados de: Human Diversity in Education. An Integrative Approach, Kenneth Cushner, Averil McClelland y Philip Safford. New York: McGraw Hill, 2003. 4ª edición. Traducido por Anthony Sampson, Grupo Cultura y Desarrollo Humano para uso académico del Proyecto Universidad y Culturas, Universidad del Valle, verano 2006. 4 M. J: Bennett, “Towards Ethno-relativism: A Developmental Model of Intercultural Sensivity” in M. Paige (Ed), Cross-Cultural Orientation, ed. M. Paige (Lanham, MD: University Press of America, 1993) pp. 27 - 69 3 Criterios de Inclusión 13 Los investigadores y los practicantes en los campos de la comunicación y el entrenamiento interculturales tienen algo concreto para ofrecer a los profesores y a los educadores de profesores, cuando se trata de comprender cómo desarrollan las personas una competencia intercultural. El modelo de desarrollo de Bennett de la sensibilidad intercultural MDSI5** proporciona un marco conceptual para comprender el desarrollo y conciencia individuales siguiendo un continuo desde lo altamente etno-céntrico hasta lo altamente etno-relativo… Por el lado etnocéntrico, un individuo puede estar en la etapa de negación, de defensa, o de minimización. Por el lado etno-relativo, un individuo puede estar en la etapa de aceptación, de adaptabilidad, o de integración… Negación Defensa Minimización Aceptación Lado etnocéntrico Adaptabilidad Integración Lado etno-relativo A medida que aumenta la capacidad de las personas para comprender la diferencia, así también aumenta la capacidad de negociar una variedad de visiones del mundo. Transcribimos a continuación algunos elementos de las dos etapas más etnocéntricas para hacer visible cómo en nuestras universidades los diversos grupos culturales por lo general estamos en una u otra, lo que nos señala el largo camino que tenemos por recorrer. Etapa de negación: La incapacidad de ver las diferencias culturales es evidente cuando los individuos se aíslan o se separan en grupo homogéneos. Los individuos en esta etapa ignoran la realidad de la diversidad y a menudo se caracterizan por declaraciones de tolerancia bien intencionadas pero ignorantes, estereotipadas y superficiales. La diferencia cultural es a veces atribuida a una deficiencia de inteligencia o personalidad. Etapa de Defensa: Está caracterizada por el reconocimiento de la diferencia cultural, aunado con evaluaciones negativas de la mayor parte de las variaciones con respecto a la cultura familiar propia. Mientras más grande sea la diferencia cultural observada, más negativa será la evaluación acompañante. Un fuerte pensamiento dualista nosotros-ellos es común en esta etapa y a menudo está acompañado con estereotipos negativos abiertos… Típicamente se encuentran tres áreas de defensa: La burla, la superioridad, y a veces la inversión. Los cursos de Práctica Formativa, y los acompañamientos y tutorías que el proyecto Universidad y Culturas ha promovido a lo largo de varios semestres, nos han demostrado que el encuentro de jóvenes de diferentes culturas cuando se hace en un marco que promueve la discusión de los afectos y de las creencias, y va acompañado 5 ** Bennet, “Towards Ethnorelativism” En inglés DMIS (Development model of intercultural sensitivity) Criterios de Inclusión 14 de lecturas y videos que permiten enfrentar y analizar las diferencias culturales, posibilita un avance real en la conciencia de las diferencias y en su aceptación. Por otra parte, la definición de políticas de inclusión cultural se beneficiará inmensamente de conocer los programas desarrollados en países avanzados en la implementación de políticas de inclusión educativa. Países como Canadá, Estados Unidos y Australia tienen una sólida experiencia en la puesta en marcha de programas de educación superior; de ellos Colombia puede recibir apoyo y asesoría. Los saberes de los pueblos autóctonos deberán hacer parte del conocimiento de nuestras universidades. Esto exige un trabajo de recuperación apoyando a los mayores de las comunidades, para el cual es necesaria una flexibilidad curricular bien entendida. Además del ingreso de los jóvenes bachilleres, se debe reglamentar y promover la vinculación a la universidad de adultos de estas comunidades que dominan conocimientos propios relativos al campo de la salud, del equilibrio ecológico, de la convivencia – entre otros –, que deberían ser conocidos y difundidos en el medio universitario. Para estas personas debería crearse una modalidad de vinculación que permita formular, en conjunto con docentes interesados o con estudiantes de postgrado, investigaciones y proyectos de intervención en los que los saberes universitarios y los saberes autóctonos entren en un diálogo. De esta manera sus conocimientos se pueden sistematizar y difundir, volviéndose parte de los cursos que la universidad ofrece a todos sus estudiantes; y conocimientos de la universidad específicos para el manejo de problemas comunes se ponen al alcance de los adultos expertos de estas comunidades para que se dé un intercambio equitativo. Ponencia elaborada por María Cristina Tenorio Coordinadora Proyecto Universidad y Culturas Montreal, verano del 2007 Los datos sobre las dos poblaciones y sus índices de fracaso y permanencia fueron incluidos posteriormente, pues la Universidad no tenía una base de datos sobre estos estudiantes y no se había contabilizado cuántos habían ingresado, ni se había evaluado su desempeño.