Segundo Caso

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INDICE
Conferencia
Internacional de
Las Américas 2015
Manual del Delegado
José Rojas
Leitha Mejía
REDACCIÓN
Claudia Taboada
EDICIÓN Y
DIAGRAMACIÓN
Mensaje de Bienvenida
3
Generalidades CIJ
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La Corte
6
Historia
6
Funcionamiento y Competencia
6
Caso concerniente a la obligación de emprender de
buena fe y llevar a su conclusión las negociaciones
que conduzcan al desarme nuclear (Islas Marshall v.
Pakistán)
8
Introducción
9
Posición Islas Marshall
10
Posición Pakistán
11
Caso concerniente a las Actividades Armadas en el
territorio del Congo (Republica Democrática del
Congo v. Republica de Uganda)
12
Introducción
13
Posición Rep. Dem. Del Congo
13
Posición Uganda
14
UN Multimedia
FOTOGRAFíA
2
Estimados magistrados y magistradas,
Para nosotros es un gran honor estar presente en esta edición especial de la Conferencia Internacional de
las Américas CILA 2015. Nos llena de satisfacción saber que siguen confiando en nosotros como las
personas responsables de hacer que sus vidas cambien para el bien de nuestra sociedad. Esta edición de
CILA, llevada a cabo en la ciudad de Santo Domingo, nos permitirá vivir una experiencia más cautivante
de los modelos de las Naciones Unidas enfocada en el aprendizaje y el desarrollo de sus habilidades que les
permita crecer con miras al futuro.
La Corte Internacional de Justicia es considerada como un comité con altas exigencias debido a su nivel de
tecnicismos. Pero no dudamos de sus capacidades magistrados, al final de la Conferencia verán el trabajo
que hicieron y se quedarán anonadados de lo que hicieron. A nosotros, su mesa directiva, nos iluminó el
sendero de nuestra vida profesional haciendo que nos inclináramos hacia el mundo de las leyes. Pero no
pedimos eso en ustedes, como mencionamos el nivel de tecnicismo será alto, pero la madurez que
alcanzarán será tan grande que garantizamos una experiencia inolvidable.
Sin más, nos presentamos a ustedes como la mesa directiva que dirigirá el debate en esta Corte
Internacional de Justicia. Como presidente de la misma, José Manuel Rojas Rodríguez, Voluntario de la
ANU-RD desde 2012, actualmente cursa el décimo cuatrimestre de la Pontificia Universidad Católica
Madre y Maestra (PUCMM) en la carrera de Derecho. Trabaja en una oficina de abogados como paralegal
desde hace 6 meses. En materia de Modelo de Naciones Unidas su experiencia comienza desde el 2007
participando en más de 15 simulaciones y obteniendo diversas condecoraciones. Entre esas participaciones
se encuentra la Corte Internacional de Justicia en CILA 2011. Como mesa directiva, ha fungido como
vicepresidente y relator en la 1era Comisión de la Asamblea General en CILA 2014 y CILA 2013,
respectivamente.
Por otra parte tengo la distinción en presentarles a la señorita Leitha Mejía Estudiante de termino en
Derecho de la Pontificia Universidad Católica Madre & Maestra (PUCMM), donde además se ha
desempeñado como Secretaría de Comunicaciones del Club de Ideas Políticas gestión 13-14/14-15.
Simultáneamente es Voluntaria del PNUD en los asuntos de la Agenda Post 2015 Al presente, se
desempeña en la Procuraduría General de la República, para el Despacho del Procurador General de la
República, como asistente legal en la Unidad de Derecho Humanos. Su experiencia en los simulacros de
las Naciones Unidas data para el año 2007, donde inicia su trayectoria como Delegada y luego Magistrada
de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Tras su ingreso al Voluntariado de la ANU-RD en el año 2013,
adquiere responsabilidades como Alguacil de Corte en CODOCIJ en el Marco de CILA, y fue parte del
equipo de registro tanto en santo domingo como en la región Norte. Durante el año 2014, ocupó la
posición de Judge of Court de la competencia intercolegial y universitaria de FUNDARAS en conexión
con Harvard University, y fue Juez Vicepresidenta de la Corte Internacional de Justicia en el marco de
CILA.
3
Nos encontramos sumamente agradecidos de contar con su apoyo en esta Conferencia de Las Américas.
Trataremos de que su experiencia sea la más enriquecedora posible para provecho de ustedes. Solo le
deseamos muchos éxitos y suerte, pero sobretodo sabiduría para enfrentar este reto que tenemos.
Se despide,
José Manuel Rojas Rodríguez
Presidente
Leitha Mejía
Vicepresidenta
4
GENERALIDADES DE LA
CORTE
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La Corte
La carta de las Naciones Unidas define la Corte Internacional de Justicia como el principal órgano
judicial del sistema de la ONU. Se basa en un Tribunal colegiado conformado por 15 jueces de
distintas nacionales quienes conocen y juzgan los casos relativos al Derecho Internacional. Además de
la Carta, encuentra su reglamentación en sus Estatutos conforme a lo estipulado en el artículo 92 de
la referida carta.
Historia
Siguiendo con el artículo 92, nos refiere a la figura de la Corte Permanente de Justicia Internacional
como el origen y modelo de la CIJ. La corte permanente entra en funcionamiento en diciembre de
1920 con la aprobación de sus estatutos en el marco de la Asamblea de la Sociedad de Naciones. A
diferencia de la Corte actual, la Corte Permanente poseía un régimen separado a la Liga de Naciones
que le permitió subsistir hasta 1946 a pesar de la disolución de la Sociedad. En un lapso que empieza
en 1922, cuando inicia formalmente la corte, hasta 1940, la CPJI desarrolló 29 casos contenciosos y
27 opiniones consultivas, las cuales al día de hoy tienen un gran valor jurisprudencial.
No obstante a esto, la historia de resolución de conflictos de derecho internacional, no surge con esta
creación de la Sociedad de Naciones, sino que anteriormente existieron foros de aplicación de
Derecho Internacional. Tal es el caso de la Corte Permanente de Arbitraje, instaurada en entre los
años 1899-1907 mediante la Convención de arreglo pacífico de controversias y que en la actualidad
aun funciona. A pesar de que tiene el mismo fin que la CIJ, su funcionamiento y manejo son
diferentes por ser esta una corte de arbitraje.
Ahora bien, si nos referimos a la creación de la Corte Internacional de Justicia estaríamos situándonos
en 1945, en el marco de la Conferencia de San Francisco donde se discute la necesidad de modernizar
y adaptar la ya obsoleta Corte Permanente de Justicia Internacional. Con la adopción de la Carta de
San Francisco y consecuentemente de los estatutos de la CIJ, tomando como base el régimen de la
Corte Permanente, surge el órgano de justicia de las Naciones Unidas.
Funcionamiento y competencia
De los Organismos Principales de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la CIJ es la única que
tiene sede fuera de Nueva York, siendo el lugar de su asentamiento el Palacio de la Paz, ubicado en la
Haya, Países Bajos. Sus idiomas de trabajo son el inglés y el francés, aunque, si lo solicitaran las partes,
la Corte podrá disponer de cualquier otro idioma que no sea ninguno de los anteriores (Estatuto
Corte Internacional de justicia, art. 39).
La Corte está conformada por quince (15) magistrados elegidos por la Asamblea General y el Consejo
de Seguridad, a través de un órgano administrativo que brinda su asistencia por medio de la Secretaría
General. En este tenor cabe destacar que las decisiones de la Corte se toman por mayoría de votos de
los Magistrados presentes, en caso de empate, el voto del Juez Presidente decide la aprobación
(Estatuto CIJ, art. 55).
6
La Corte solo es competente para recibir casos vinculados a los Estados, tomando en cuenta que
todos los miembros de las Naciones Unidas son miembros ipso facto en el Estatuto de la CIJ, aunque
el artículo 93 de la Carta de las Naciones Unidas brinda la posibilidad a otros Estados no signatarios a
la misma, la posibilidad de ser parte del Estatuto de la Corte cumpliendo con las condiciones previas,
establecidas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad.
En sentido amplio, la Corte posee jurisdicción universal, con doble competencia, primero en materia
contenciosa, lo que significa que puede resolver, conforme al Derecho Internacional las disputas o
controversias jurídicas entre los Estados; segundo en materia consultiva(Estatuto Corte Internacional
de Justicia, art. 65), es decir que tiene potestad de emitir opiniones consultivas sobre cuestiones
jurídicas a solicitud de la Asamblea General , el Consejo de Seguridad u otros organismos
especializados vía la Asamblea General.
En cuanto a sus fuentes, el artículo 38 del estatuto de la CIJ detalla como derecho aplicable: las
convenciones y tratados internacionales, la costumbre internacional, los principios generales del
derecho, y, subsidiariamente, las decisiones judiciales y la doctrina de los más reconocidos publicistas,
lo que significa que estos documentos sirven de guía para tomar una decisión presentada a la Corte.
Con estos instrumentos los Magistrados justificarán sus opiniones y posterior decisión que tome la
Corte. Aunque, de igual modo, los magistrados podrán justificar sus decisiones en base a lo bueno y
justo, siempre y cuando las partes así lo consideren.
Las decisiones de la corte se toman en base a sentencias, las cuales están conformadas por tres partes:
una sinopsis del conflicto, las motivaciones de la decisión de la corte y la parte dispositiva que
contiene el fallo. Una vez pronunciado un fallo este es obligatorio para las partes, definitivo e
inapelable (Estatuto CIJ, art. 59), dicha decisión solo podrá ser sujeto de interpretación o revisión
bajo las condiciones estipuladas en el reglamento de la Corte (Estatuto CIJ, art. 60-61).
Cualquier juez podrá, si así lo desea, agregar su opinión separada o disidente respecto a la decisión
tomada en la cual podrá justificar su decisión de forma paralela a la sentencia emitida. (Estatuto CIJ,
art. 57) (Reglamento CIJ, art. 95.2).
7
Primer Caso
Islas Marshall v.
Pakistán
Caso concerniente a la obligación de emprender de buena fe y
llevar a su conclusión las negociaciones que conduzcan al
desarme nuclear
8
Caso concerniente a la obligación de emprender de buena fe y llevar a su conclusión las
negociaciones que conduzcan al desarme nuclear (Islas Marshall v. Pakistán)
Introducción
Desde que Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica en 1945 durante el desarrollo de la segunda
guerra mundial, el mundo se ha planteado la viabilidad de las Armas de destrucción masiva. Los Estados
del mundo se consternaron ante el poder devastador que ocasionó el lanzamiento de estos artefactos
bélicos contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaky. Sin embargo, a pesar de la preocupación
que originó este acontecimiento en la comunidad internacional, muchas naciones vieron estas armas
como una oportunidad para afianzar su imperialismo y dominio sobre una región.
A partir de este hecho y afianzándose en el marco de la guerra fría, los arsenales nucleares del mundo
fueron creciendo exponencialmente aumentando la preocupación mundial ante una posible guerra
nuclear. Para contrarrestar la amenaza mundial, las Naciones Unidas facilitó la creación del Tratado de
No Proliferación de Armas Nucleares con el cual se buscaba un alto a la carrera armamentista que
llevaban los países y específicamente, La Unión Soviética y los Estados Unidos. Este tratado, parte del
principio de la buena fe para lograr que los Estados poseedores de armas nucleares logren una reducción
significativa de su arsenal, y, además, busca que los países no nuclearmente armados se abstengan a
desarrollar energía nuclear con fines bélicos.
De igual forma, se reconocen cinco naciones (Estados Unidos de América, La Unión de República
Socialistas Soviéticas, Francia, Reino Unido y la República Popular de China) como nuclearmente
armados, los cuales se encuentran en un régimen especial, al ser estas las únicas naciones con programas
nucleares avanzados hasta la fecha del Tratado. Esta situación creó un clima de desconfianza entre dos
naciones como India y Pakistán quienes, argumentando el hecho de que consideraban esta distinción
carente de justicia e igualdad, no firmaron ni se adhirieron al TNP.
Ante el vacío legal que dejó la negativa de adhesión de Pakistán y la India al TNP, estas naciones rivales
asiáticas, desarrollaron armamento nuclear, siendo en 1974 la primera vez que India detona un arma
nuclear y que 24 años después, y tras años de investigación e intentos, provoca la reacción de su vecino
Pakistán para también realizar pruebas con armas de destrucción masiva.
En la actualidad, ambas naciones se encuentran fuera del alcance legal del Tratado de No Proliferación
haciendo que su situación cree una laguna jurídica sobre su Estatus en el Derecho Internacional. Sin
embargo resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad han hecho un llamado a estas
naciones, y otras naciones que no forman parte del TNP a adherirse a esta y colaborar con el desarme
nuclear mundial. Añadiendo a esto, el 8 de julio de 1996 la Corte Internacional de Justicia dictaminó en
una opinión consultiva sobre la legalidad de la amenaza o uso de las armas de destrucción masiva, que
los Estados nuclearmente armados deben cooperar de buena fe para lograr una reducción total de sus
arsenales nucleares. Es por esta razón que el Estado insular de La República de las Islas Marshall
demanda a la República Islámica de Pakistán ante la CIJ por la obligación que tiene esta nación ante la
Comunidad Internacional de reducir su arsenal Nuclear conforme al Derecho Internacional.
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Posición de la República de Islas Marshall
En su escrito introductor, Islas Marshall fundamenta su demanda ante la CIJ por la necesidad de lograr
un mundo libre de armas de destrucción masiva consideradas por la Corte como un peligro inminente
para la humanidad y los ecosistemas. Sin embargo, la instancia llevada a cabo por el Estado demandante
no tiene como fin abrir el debate sobre si son legítimas o no las armas nucleares, cuestión que quedó
clara con la opinión consultiva de la corte en 1996, sino que se trata de respetar la obligación que tienen
las naciones nuclearmente armadas de cesar su carrera armamentística y llegar a la erradicación de estos
artefactos bélicos.
Para esto, la República de Islas Marshall se sustenta en el principio de buena fe que debe de acompañar
las actuaciones de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas, según la carta de
San Francisco de 1945 en su artículo 2 párrafo 2. De igual forma, el Estado demandante afirma que el
principio VI del TNP debe ser considerado como una norma “erga omnes”, es decir, vinculante para
todos. Este principio que busca la cesación de la carrera y el desarme nuclear, debe ser considerado
(según lo que expone Islas Marshall) como un compromiso para Pakistán aun siendo esta nación no
parte del Tratado de No Proliferación, y que por ende no se encuentra sujeto u obligado a cumplir con
lo establecido en dicho convenio.
Siguiendo con los alegatos de la parte demandante, Islas Marshall considera que la reducción
armamentística se considera como una norma consuetudinaria, es decir, establecida por costumbre en la
comunidad internacional. Para ellos, basados en el artículo 38 de los Estatutos de la Corte Internacional
de Justicia que enuncia la costumbre como una fuente de derecho, Pakistán posee una obligación de
reducir su armamento nuclear tomando en cuenta las numerosas resoluciones de la Asamblea General y
el Consejo de Seguridad instando a dicha nación asiática a reducir su arsenal. La nación insular oceánica
considera ya como una costumbre generadora de obligaciones las resoluciones adoptadas por dos de los
órganos de mayor peso dentro del sistema de las Naciones Unidas.
La Republica de las Islas Marshall pidió a la Corte que fallase y declarase:
a) Que Pakistán ha violado y sigue violando sus obligaciones internacionales en el marco internacional
de la ley consuetudinaria, al no emprender de buena fe y llevar a una conclusión las negociaciones con
miras al desarme nuclear en todos sus aspectos bajo un control internacional estricto y eficaz, en
particular mediante la participación de una línea de conducta, la acumulación cuantitativa y la mejora
cualitativa de sus fuerzas nucleares, en contra del objetivo del desarme nuclear; b) Que Pakistán ha
violado y sigue violando sus obligaciones internacionales en virtud del derecho internacional
consuetudinario con respecto al cese de la carrera armamentista nuclear en una fecha próxima, al
adoptar acciones para cuantitativamente aumentar sus fuerzas nucleares, para mejorarlas
cualitativamente, y para mantenerlas por un futuro indefinido, y mediante el bloqueo de las
negociaciones sobre un Tratado de corte de materiales fisibles; c) Que Pakistán ha fallado y sigue sin
cumplir de buena fe las obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional consuetudinario
mediante la adopción de acciones para cuantitativamente construir sus fuerzas nucleares, para mejorarlas
cualitativamente, y mantenerlas por un futuro indefinido, y por las negociaciones de bloqueo de corte de
materiales fisibles,
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Y d) Que Pakistán ha fallado y sigue sin cumplir de buena fe las obligaciones contraídas en virtud del
derecho internacional consuetudinario mediante la prevención efectiva de la gran mayoría de los Estados
no poseedores de armas nucleares de cumplir con su parte de las obligaciones en virtud del derecho
internacional consuetudinario y el artículo VI del TNP con respecto al desarme nuclear y el cese de la
carrera armamentista nuclear en una fecha próxima.
En adición, Islas Marshall Solicita a la Corte Internacional de Justicia que:
„‟Ordenar que Pakistán tome todas las medidas necesarias para cumplir con sus obligaciones amparadas
en el Derecho Consuetudinario Internacional con respecto a la cesación de la carrera armamentística en
una fecha próxima y el desarme nuclear dentro de un año luego del dictamen, incluyendo la búsqueda,
iniciando si es necesario, de negociaciones en buena fe dirigidas a la conclusión de una convención de
desarme nuclear en todos sus aspectos bajo un estricto y efectivo control internacional´´
Posición de Pakistán
La parte demandada aún no ha emitido sus alegatos. Estaba supuesto a entregar su contra-memoria para
julio de 2015, sin embargo le fue concedida una prórroga de seis meses para el depósito de su escrito
hasta el 1 de diciembre del año en curso.
Puntos a Reflexionar
1- ¿Puede Islas Marshall interponer una demanda contra Pakistán ante la Corte Internacional de Justicia
por el incumplimiento de un tratado del cual Pakistán no es parte?
2- ¿En qué consiste el Principio de Buena Fe? ¿Se adapta el Principio de Buena Fe al caso en concreto?
3- ¿Qué es el Derecho Consuetudinario? ¿Una resolución de la Asamblea General puede catalogarse
como parte del Derecho Consuetudinario?
4- ¿Una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia es obligatoria y vinculante para todas las
Naciones parte del Sistema de Naciones Unidas?
11
Segundo Caso
Rep. Dem. Del Congo
v. Uganda
Caso concerniente a las Actividades Armadas en el territorio
del Congo
12
Caso concerniente a las Actividades Armadas en el territorio del Congo (Republica
Democrática del Congo v. Republica de Uganda
Introducción del caso.
En el marco de la situación político sociocultural en la que se desenvuelve el territorio del Congo
(República Democrática del Congo), antiguamente conocido como Zaire, situación histórica que
arrastran desde hace ya varias décadas. Desde sus inicios se encontró con una base política centrada en el
marxismo, pero aun con una estructura gubernamental estable, se vio en problemas de confrontación
con los militares, los que más adelante efectuaron un golpe de estado en el que asumieron el poder.
Para el 29 de mayo de 1997 la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire,
dirigida por el líder congoleño Laurent-Désideré Kabila y apoyada por la República de Uganda y la
República de Rwanda, logra derrocar al presidente de la República de Zaire, Marshal Mobutu Ssese Seko,
proclamándose así́ Kabila como presidente del país que pasó a denominarse República Democrática del
Congo. No obstante el nuevo gobierno, por diferentes motivos, las fuerzas armadas de los Estados
vecinos -entre ellos Uganda- así como grupos armados organizados opositores al régimen de Kabila
continuaron operando y ocupando parte del territorio de la República Democrática del Congo.
Para el 23 de junio de 1999, la República Democrática del Congo, inicio un procedimiento ante la Corte
Internacional de Justicia contra la República de Uganda, por las disputas concerniente a las actividades
armadas, por lo las razones anteriormente expuestas. Dicha demanda fue sustentada en la violación a la
Carta de Naciones Unidas y la Carta de la Organización de la Unidad Africana y la Convención de Viena
de 1961 sobre Relaciones Diplomáticas.
Posición de la República Democrática del Congo
En su demanda, la República Democrática del Congo afirmó que “esos actos de agresión armada ...
significaron, entre otras cosas, la violación de la soberanía y la integridad territorial de [la República Democrática del
Congo], violaciones del derecho internacional humanitario y violaciones masivas de los derechos humanos”. La República
Democrática del Congo pretendía “lograr la cesación de los actos de agresión dirigidos contra ella, que constituyen
una grave amenaza para la paz y la seguridad en África central en general y en la región de los Grandes Lagos en
particular”; asimismo, pretendía obtener de Uganda.
“Una indemnización en relación con todos los actos de saqueo, destrucción, remoción de bienes y personas y otros actos
ilícitos atribuibles a ese país, en relación con los cuales [la República Democrática del Congo] se reserva el derecho de
determinar, en una fecha ulterior, el monto preciso de los daños sufridos, además de su reclamación de que se restituyan
todos los bienes incautados.”
Por consiguiente, la República Democrática del Congo pidió́ a la Corte que fallase y declarase que
Uganda era culpable de un acto de agresión contrario a lo dispuesto en el párrafo 4 del Artículo 2 de la
Carta de las Naciones Unidas; que estaba infringiendo en forma reiterada el Convenio de Ginebra de
1949 y los Protocolos Adicionales de 1977 y que era culpable de violaciones masivas de los derechos
humanos, desafiando los principios más elementales del derecho consuetudinario;
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que, más concretamente, al tomar posesión por la fuerza de la presa hidroeléctrica de Inga, y causar de
un modo deliberado y repetido cortes masivos de energía eléctrica, Uganda se había hecho responsable
de pérdidas muy cuantiosas de vidas entre los 5 millones de habitantes de la ciudad de Kinshasa y la
zona circundante; y que el 9 de octubre de 1998, al derribar en Kindu un avión Boeing 727 de propiedad
de Congo Airlines, causando la muerte de 40 civiles, Uganda también había violado varios convenios
relacionados con la aviación civil internacional. La República Democrática del Congo pidió́ además que
la Corte fallase y declarase que todas las fuerzas armadas de Uganda y los nacionales de ese país, tanto
personas físicas como personas jurídicas, debían retirarse del territorio congoleño, y que la República
Democrática del Congo tenía derecho a recibir una indemnización.
La República Democrática del Congo pidió́ a la Corte que fallase y declarase que Uganda:
1- Era culpable de un acto de agresión contrario a lo dispuesto en el párrafo 4 del Artículo 2 de la Carta
de las Naciones Unidas; que estaba infringiendo en forma reiterada el Convenio de Ginebra de 1949 y
los Protocolos Adicionales de 1977 y que era culpable de violaciones masivas de los derechos humanos,
desafiando los principios más elementales del derecho consuetudinario;
2- Que, más concretamente, al tomar posesión por la fuerza de la presa hidroeléctrica de Inga, y causar
de un modo deliberado y repetido cortes masivos de energía eléctrica, Uganda se ha había hecho
responsable de perdidas muy cuantiosas de vidas entre los 5 millones de habitantes de la ciudad de
Kinshasa y la zona circundante; y que el 9 de octubre de 1998, al derribar en Kindu un avión Boeing 727
de propiedad de Congo Airlines, causando la muerte de 40 civiles, Uganda también había violado varios
convenios relacionados con la aviación civil internacional;
3- La República Democrática del Congo pidió́ además que la Corte fallase y declarase que todas las
fuerzas armadas de Uganda y los nacionales de ese país, tanto personas físicas como personas jurídicas,
debían retirarse del territorio congoleño, y que la República Democrática del Congo tenía derecho a
recibir una indemnización.
Posición de la República Uganda
Uganda, por su parte, sostuvo que al ser víctima de ataques de grupos insurgentes provenientes desde la
frontera con el este del Congo, el Presidente Kabila la había invitado a desplegar sus propias tropas en
esa zona fronteriza para asegurarla ya que las fuerzas armadas congoleñas no tenían medios para
controlar las provincias del este y los insurgentes que allí́ operaban. De esta manera, según la
demandada, sus tropas estuvieron presentes en el territorio congoleño con el consentimiento del
Presidente Kabila hasta el 11 de septiembre de 1998, momento en que comenzó́ a actuar en legítima
defensa hasta el 10 de julio de 1999, día en que la Republica Democrática del Congo consintió́
nuevamente dicha presencia a través del Acuerdo de Lusaka.
Asimismo, Uganda solicitó al Tribunal que declarase que la República Democrática del Congo había
violado sus obligaciones en virtud de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas al no
proveer a la Embajada de Uganda en el territorio congoleño y a su personal diplomático de una efectiva
protección ante los graves ataques sufridos, debiendo reparar el daño causado.
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Consideraciones de la Corte
En relación al supuesto consentimiento otorgado por la República Democrática del Congo y vigente
desde mayo de 1997 hasta septiembre de 1998, la Corte señaló ante ambos argumentos, que tiene
conciencia de la compleja y trágica situación reinante desde hace largo tiempo en la Región y del
sufrimiento de la población local. Así mismo observó que la inestabilidad en la República Democrática
del Congo en particular ha tenido consecuencias negativas en materia de seguridad para Uganda y
algunos otros Estados vecinos. Sin embargo, dice que su cometido consiste en dar respuesta, sobre la
base del derecho internacional, a la controversia jurídica concreta planteada ante ella.
La Corte consideró que tanto la falta de objeción a la presencia ugandesa con anterioridad a la firma del
Protocolo y la práctica posterior a su firma apoyaban el criterio de que esa presencia fue permitida por la
República Democrática del Congo en virtud de dicho Protocolo. Sin embargo, ese consentimiento podía
ser revocado en cualquier momento por las autoridades congoleñas sin que fuese necesaria formalidad
alguna. En este sentido, el Tribunal interpretó que fue revocado el 8 de agosto de 1998 al finalizar la
Cumbre de "Victoria Falls" (reunión a la cual asistieron los países miembros de la SADC -Southern
African Development Community-) en la que se condenó́ la agresión sufrida por el Congo y la
ocupación de ciertas partes de su territorio.
Puntos a Reflexionar:
1) ¿Cuáles acciones pueden comprometer la responsabilidad de los Estados en el Derecho
Internacional?
2) ¿Cuáles podrían ser los principios internacionales tomar en cuenta por la Corte Internacional de
Justicia, para la solución efectiva de este caso?
3) ¿Pueden los Estados invocar su legislación interna como fundamento de realizar actos
extraterritoriales?
4) ¿Existe alguna ocupación por parte de alguno de estos Estados?
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