José de la Cuadra

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• Abogado
• Profesor del colegio Vicente Rocafuerte
• Vicerrector del colegio Vicente Rocafuerte
• Subsecretario de Gobierno
• Secretario general de administración pública
• Visitador consular
• Delegado del Gobierno para el estudio de leyes
• Escritor
• Presidente del Centro Universitario de Guayaquil
• Presidente de la Federación del Sur de Estudiantes Universitarios
José de la Cuadra nació en Guayaquil, el 3 de septiembre de 1903. Su infancia desarrollo en una relativa
estrechez económica.
De la Cuadra realizó sus estudios en su ciudad natal. En 1921, culminó el bachillerato en el Colegio
Nacional Vicente Rocafuerte, y en 1929, se graduó de abogado en la Universidad de Guayaquil.
La vida universitaria De la Cuadra fue alternada con el magisterio, el periodismo, la política y la literatura.
Desempeñó las funciones de profesor de Moral y Gramática en el Colegio Vicente Rocafuerte; también fue
bibliotecario y, con los años Vicerrector del mismo plantel.
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Las primeras incursiones literarias pertenecen a su época de colegial. Durante 1919−1920 formó parte de la
redacción de la revista Juventud Estudiosa. En ella colaboraron, entre otros bandos, Medardo Ángel Silva,
José Maria Egas, Jorge Carrera Andrade, Augusto Arias, Gonzalo Escudero, todos ellos cultivadores del
retrasado modernismo ecuatoriano del que José de la Cuadra no se pudo sustraer. De allí que las primeras
publicaciones tengan esta influencia. En la ya mencionada Sangre de Incas. A la memoria de Santo Chocano,
A la pálida.
A la época del estudiante universitario corresponden sus primeras actividades políticas. Fue presidente del
Centro Universitario de Guayaquil y de La Federación del Sur de Estudiantes Ecuatorianos. En 1925, en
unión de sus coidearios, fundó la Universidad Popular.
Es probable que en 1931 haya escrito Los monos enloquecidos. Así lo indica de la Cuadra por medio de las
palabras del protagonista al autor, que sirven de introducción a la obra, sin embargo, el texto inconcluso de
esta obra no se publico hasta 1951.
Desde 1931 hasta 1935, De la Cuadra colaboró en revista Semana Grafica, publicada por la editorial El
Telégrafo.
En 1932 sale a la luz, en España, una colección de cuentos titulada La vuelta de la locura. Eran seis relatos
de los cuales cinco habían formado parte El amor que dormía, y otro, había integrado Repisas.
En 1932 se publico la primera edición de Horno. El libro comprendía once cuentos; en estas páginas campea
el dolor, la venganza, la miseria, las aberraciones sexuales, reclamando enmiendas. Una segunda edición
data de 1940, y en ella se incluye La tigra.
En 1933, aparecieron una serie de artículos literarios, tanto en periódicos nacionales como en revistas
extranjeras. En la Revista Americana de Buenos Aires se publicaron: Iniciación de la novelística
ecuatoriana, Advenimiento literario del montubio y ¿Feísmo? ¿Realismo¿. En la Revista Claridad, también
de Buenos Aires, publico un artículo dedicado a la poesía de Gonzalo Escudero y, en Guayaquil, escribió
para El Telégrafo Personajes en busca de autor,
La gran obre narrativa de José de la Cuadra, Los Sangurimas, fue publicada en Madrid en 1934. Contenía
además cinco cuentos: Sangre expiatoria, Candado, Calor de yunga, Barraganía y Shishi la chiva.
En 1937, publicó en el editorial Imán de Buenos Aires, su ensayo sobre el montubio ecuatoriano. En este
tratado, de la Cuadra recoge todos sus conocimientos sobre el alma y costumbres del hombre de nuestro
litoral.
El 14 de octubre de 1937, aparece Ecuador, país sin danza, este es un ensayo en el cual indica las razones
por las que, según el autor, nuestro pueblo no baila.
En 1937 interviene nuevamente en la política. Fue Secretario General de la administración del General
Alberto Enríquez.
En 1938, mientras trabajaba en el Gobierno de Enríquez, fue designado agente consular, cargo que le
permitió visitar distintos países de Sudamérica y ponerse en contacto con notables escritores.
En 1938, publicó su ultimo libre Guasinton. Se trata de una colección de catorce cuentos, dos crónicas y seis
reseñas que comprenden diferentes momentos de su creatividad literaria y, por lo tanto, datan de diferentes
fechas; unas incluso, no se han podido precisar.
En 1938, se imprimió el Folleto Sanagüin, novela azuaya.
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En 1940, apareció en la revista Hombre de América, de Buenos Aires, el cuento Galleros; lo fabulesco y lo
legendario van a caracterizar este relato.
José de la Cuadra falleció en su ciudad natal, el 2 de febrero de 1941, en plena actividad literaria, cuando
proyectaba escribir dos biografías, una, sobre el General Eloy Alfaro y, otra sobre Pedro Montero, caudillos
liberales ecuatorianos.
SUS OBRAS LITERARIAS
Es evidente que su temprana madurez hizo notar en los años treinta, con una producción que no cesaba de
aparecer bajo el rigor de una clarísima inteligencia y las demandas de un gusto bien cultivado. En todo el
corto lapso de menos de un decenio, consiguió de la Cuadra la creación de cuentos, novelas, artículos y
ensayos, que tienen mas cualidades de solidez y gracia que los trabajos que otros se han esforzado en
realizar en un tiempo tres veces mayor. Y ellos, a pesar de que de la Cuadra sentía repugnancia por la
improvisación, vicio de mediocres. Pero las tentativas reveladoras dataron de la época de su adolescencia.
Esto es, de cuando el autor apenas contaba dieciséis años de edad. Para entonces demostraba ya un talento
fecundo, que naturalmente vacilaba −eso es lo que conmueve por ser signo de honradez intelectual en el
periodo difícil de la iniciación− entre inexperiencias de técnica, debilidades en el enfrentamiento a los
asuntos, inestable dominio del lenguaje literario.
Entre sus principales obras son:
• Oro de sol (1925)
• Nieta de Libertadores
• El extraño paladín
• El amor que dormía (1930)
• Repisas (1931)
• Horno
• La Tigra
• Los Sangurimas (1934)
• Los monos enloquecidos (1951)
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