2a Encuesta de Gobierno Corporativo en México Entrevistas a profundidad Todos los caminos conducen al Gobierno Corporativo www.pwc.com/mx/encuestagc Alberto Navarro Rodríguez ¿Qué hay que hacer para que los “libros” reflejen la verdad? 14 de noviembre, 2012. Primeros acercamientos al GC: el poder didáctico de la crisis Mi experiencia con el Gobierno Corporativo (GC) comenzó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) donde fui miembro de los Consejos de Administración (CA) de algunas empresas en las que la institución tenía acciones, o cierto interés. Recuerdo que eran consejos demasiado formales. Aun así, la gente asistía y opinaba de buena fe, pero no se metía en las empresas. Años después, en Chévez, Ruiz, Zamarripa, me tocó ser consejero y comisario de algunas empresas, una función que se asignaba a personas de confianza, pero que tenían muy poco poder real para actuar. El comisario era un socio de la misma firma que los auditores externos, pero trabajaba solo y no podía incidir en los procesos de decisión de las compañías. Más adelante, en el Banco Nacional de México (Banamex), me tocó vivir “los errores de diciembre” y la crisis del 94. Ya en los primeros meses del 95, Roberto del Cueto, que era el director, y yo, comentábamos con los auditores externos: “¿Qué hay que hacer para que los estados financieros reflejen un poco más la verdad?” En el último trimestre del 94, nuestros estados financieros mostraban unas cifras “preciosas”, y en esos momentos no nos dimos cuenta de que todo el sistema financiero se iba a derrumbar. Sí percibíamos algunos riesgos de crédito o de mercado, pero nunca de la magnitud de lo que iba a explotar en la última quincena de ese año y que nos llevaría a vivir una gran crisis bancaria y financiera. Presidente del Comité de Auditoría del INDEVAL Rol de GC: Experto Financiero 2 PwC México Antes de la crisis, el consejo de Banamex tenía 40 miembros propietarios y 40 suplentes. Las sesiones eran más un espectáculo ritual que una reunión de consejo, pero lo peor era que nadie Entrevista a Alberto Navarro Rodríguez Entrevista a profundidad En México predomina la costumbre de heredar el mando al hijo mayor, aunque no sea el más preparado para hacerlo. opinaba, y el que lo hacía “se veía mal”, porque todos querían salir temprano y firmar su asistencia. El impacto de la crisis nos llevó a poner los pies en la tierra, y el consejo se redujo a un grupo integrado por 13 consejeros externos y los principales funcionarios del banco, que presentaban la información sobre los diversos temas de la agenda. En el mundo de la economía y de los negocios, pocas experiencias pueden alcanzar el poder didáctico de una crisis. La lección más importante que nos dejaron los “errores de diciembre” fue la necesidad impostergable de fortalecer las actividades de detección y de manejo de riesgos; y la respuesta que dieron las autoridades de Banxico y de la SHCP, fue la incorporación de esos temas en la agenda del consejo, y la creación de “las unidades especializadas de riesgos”. En ese tema fueron pioneros, y esa decisión ayudó a que el sistema financiero mexicano no sufriera en 2008 los problemas que afectaron a otros países. De funcionario a presidente del Comité de Auditoría por dentro En septiembre de 1991 me fui a Banamex en donde tenía a mi cargo las áreas de administración, finanzas y tecnología, y en 2001, cuando el banco fue adquirido por Citi Group, una vez concluido el proceso de transición de mis áreas y tomar un año sabático, decidí jubilarme. En eso estaba cuando me invitaron a participar en una terna para ocupar el cargo de presidente del comité de auditoría de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV): acepté y gané. Con la creación del comité, en la BMV comenzaron a dar algunos pasos hacia el GC. Invitaron a un ejecutivo retirado de una casa de bolsa como consejero independiente, a mí, que también lo era, y a Guillermo Prieto Treviño, como presidente del CA y director general. Por suerte, yo había trabajado con su padre y tenía una buena relación con él, así que pude aclararle que “la única manera en la que yo podía aceptar era que el presidente del consejo se sometiera a lo que señalara el comité”. Ese era un paso preliminar, porque apenas éramos tres consejeros: el presidente y dos independientes. Aun así, empezamos a trabajar en 2003, cuando ya estaba circulando el Código de Mejores Prácticas Corporativas (CMPC). Como la BMV no era una empresa pública, no estaba obligada a implementar todas las estructuras de GC, pero insistí: “tenemos que predicar con el ejemplo y aplicar el CMPC”. Pronto nos encargaron también el área de auditoría interna, que estaba muy descuidada, así como la contratación y la relación con el auditor externo. En el CA de la BMV hay un comisario -porque así lo exige la Ley-, y aunque a estas alturas ya es una “figura rara”, nosotros lo invitamos a las sesiones del Comité de Auditoría. De inmediato revisamos los estados financieros y los temas de riesgos y de control interno. La BMV era una empresa relativamente pequeña, pero con visibilidad hacia los mercados y una dependencia “brutal” de la tecnología, así que la primera sorpresa fue enterarme de que los temas relacionados con los sistemas y la tecnología nunca habían sido abordados a nivel del CA. Como tenía experiencia en ese campo, supe que ese era el riesgo principal de la BMV; el área y los recursos de sistemas no estaban actualizados, manejaban “tecnología propietaria” en un mundo dominado por “las tecnologías abiertas”, no se podía correr a la velocidad que exigía la interacción en tiempo real con los mercados y con el volumen de operaciones de la institución, y lo más grave, el corazón tecnológico de la compañía se encontraba en un espacio inadecuado y expuesto a una inundación o a una contingencia sísmica. Los círculos virtuosos de la tecnología En el primer informe del Comité de Auditoría presenté mis inquietudes en materia de sistemas tecnológicos y la necesidad de involucrar al CA en el diseño y actualización de la infraestructura tecnológica de la institución; además, en el plan de trabajo incluí una serie de pasos para fortalecer el área de auditoría interna, porque tenía poca gente y no tan calificada”. Tuve que explicar la razón del por qué el Comité de Auditoría debía revisar los riesgos, y les dije que no nada más existe el riesgo de crédito y el de mercado, sino muchos otros…, “y ni siquiera contamos con planes de mitigación o recuperación”. Eso funcionó, y a partir de entonces los accionistas y la administración empezaron a tomar conciencia y liberaron partidas para invertir en esos campos. Cuando presentamos el caso a la Comisión Bancaria y de Valores (CNBV), ellos no sólo avalaron nuestras acciones, sino que impusieron la obligación de contar con una partida permanente de al menos 100 millones de pesos, “reales”, para financiar inversiones tecnológicas cuando eso fuera necesario. En el área de tecnología ahora contamos con personal muy competente y con un parque de equipos y sistemas de arquitectura abierta actualizados y muy eficientes. Además, desde que la empresa se hizo pública, se creó un “comité de tecnología” que nos tiene al tanto de los riesgos, y sus iniciativas están dando frutos: dos ejemplos, “DALI” el sistema que tiene el Indeval, fue diseñado en colaboración con especialistas del ITAM, y recibió un premio al desarrollo tecnológico; y el “nuevo motor central de negociación” (Monet), una plataforma tecnológica que nos acaban de liberar, y que involucró una licitación internacional abierta en la que acabó ganando el proyecto de la BMV, donde participaron bolsas de valores extranjeras en un proceso debidamente validado y certificado por un comité de expertos internacionales. 2a Encuesta de Gobierno Corporativo 3 En el mundo de la economía y de los negocios, pocas experiencias pueden alcanzar el poder didáctico de una crisis. Seguridad y vigilancia Además de cubrir las tareas de vigilancia, en la BMV fue necesario separar las funciones de contraloría y de finanzas que estaban muy confundidas: el área que ponía las reglas era la misma que revisaba su cumplimiento. Tampoco había un área responsable, ni protocolos definidos en materia de seguridad, algo que en el caso de la BMV era preocupante, así que creamos un área de seguridad -no necesariamente de control de riesgos completos- para empezar a manejar las políticas aplicables a las comunicaciones, un objetivo que nos llevó a reclutar gente especializada. El área de seguridad, opera en forma independiente, pero muy coordinada con la de auditoría interna. Las dos se respaldan, pero cada una reporta por separado al comité. Autoridad, participación y estados financieros Con la autoridad regulatoria participamos como órgano de consulta en la formulación de los conceptos de la Ley del Mercado de Valores (LMV). Al comienzo nos pidieron dar algunas opiniones, pero el proceso de consultas y de elaboración de la LMV lo manejó, en realidad, la SHCP. En algunos temas queríamos llegar un poco más lejos, pero no nos dejaron. Por ejemplo, ¿cómo se presentan o expresan algunos conceptos en los estados financieros que entregan las empresas que cotizan en la BMV? Entiendo que los estados financieros, son un vehículo de información complejo, pero por eso mismo, creo que la autoridad debería exigir que los contadores encargados de elaborar la información y avalarla con su firma deberían recibir una capacitación profesional específica y estar certificados en todas las competencias que se requieren para llevar a cabo esa tarea. En la BMV se manejan diversos programas de capacitación y certificación por disciplinas con muy buenos resultados, y creo que eso es algo que deberían tener todas las empresas bursátiles para que los encargados de elaborar, presentar y dictaminar la información financiera 4 PwC México estén debidamente certificados. Eso ayudaría a mejorar los niveles de confianza en el público inversionista y en los mercados en general. El comité de vigilancia Otra experiencia interesante en el CA de la BMV fue la creación del comité de vigilancia. Una de las funciones que tiene la BMV es seguir el comportamiento del mercado y actuar cuando se están presentando ciertos desequilibrios para volver a poner el piso parejo: aquí hablamos de una “tarea de vigilancia”, que en cierto modo confiere a la BMV “funciones de autoridad”. Para cumplir esos objetivos de monitoreo, seguimiento y corrección de esos desequilibrios en el mercado, lo que hicimos fue conformar el comité de vigilancia con un 100% de consejeros independientes en todos los aspectos, o como dicen por ahí “químicamente puros”, para evitar cualquier tipo de tentaciones de actuar como “juez y parte”. Si bien esos consejeros no son miembros del CA, salvo su presidente, sí tienen la obligación de reportar al CA y de mantenerlo informado de las condiciones, cambios y tendencias que se van registrando en el mercado. El Índice de sustentabilidad Otra cosa en la que estamos profundizando es en el índice de empresa sustentable, un elemento que funciona muy bien en otros mercados. Si bien la adopción de los principios, las directrices y las mejores prácticas de sustentabilidad es una decisión de las empresas -y son muchas las que están entrando-, la verdad es que no es una tarea fácil de instrumentar, porque requiere más inversión en la BMV. De algún modo estas iniciativas abonan a favor de las críticas que hacen a la BMV muchos analistas y empresarios respecto de lo caro que es estar en la bolsa. Pero cuando lo que buscas es crecer y mejorar los resultados, “el camino más rápido es invertir”. Si bien es cierto que las empresas bursátiles tienen que invertir más en las prácticas de GC y en relaciones institucionales, yo creo que la única razón legítima para continuar haciéndolo, es porque ya están percibiendo los beneficios que, dicho sea de paso, se reflejan en un acceso de mayor calidad al financiamiento, una mejoría sustantiva en los procesos de toma de decisiones y, en la medida en que hay un mejor control de las operaciones, en la mitigación de riesgos para reaccionar con más oportunidad a cualquier cambio en las condiciones y tendencias de los mercados. Entonces seamos sinceros, Si no hubiera beneficios, ahí si estaríamos en problemas, porque todo esto sería solo burocracia. El malestar de las culturas familiares El mayor cuello de botella que afronta el GC en México, y en muchos países, es la dificultad para comunicar con claridad y precisión cómo funcionan los círculos de la virtud que las empresas de cualquier tamaño y régimen de propiedad pueden detonar cuando consiguen implementar un modelo funcional de GC. Este problema comunicacional se convierte en un reto formidable cuando los receptores del mensaje pertenecen a una tradición cultural y empresarial profundamente arraigada en los valores patriarcales y patrimonialistas. En términos generales, no es fácil transmitir este mensaje, pero el reto es aún mayor en el mundo de las empresas familiares. En algunos países avanzados las empresas familiares controlan más del 50% del PIB; en México, la participación “familiar” es de 15%, y en Brasil, de 22%. El potencial que tiene nuestro país para desarrollarse en el amplio universo de empresas familiares es enorme, sin embargo, el medio empresarial mexicano es muy complejo. A nivel mundial, los grupos de empresas familiares que han persistido por muchas generaciones son los irlandeses, los escoceses y los italianos, porque tienen un concepto de familia muy amplio, y porque son partidarias de “la meritocracia”. Incorporan al cuñado, al tío y al sobrino, pero solo si es capaz, y a los que no lo son, aunque sean los primogénitos, los becan o Entrevista a Alberto Navarro Rodríguez los mandan de vacaciones, pero cuidan de que no estorben en la empresa. En cambio, en México tenemos una tradición familiar muy diferente y predomina la costumbre de heredar el mando al hijo mayor, aunque no sea el más preparado para hacerlo. La región menos transparente Otra de las prácticas de GC que no es bien vista, ni comprendida, en el ámbito de las empresas familiares de nuestro país, tiene que ver con la elevada sensibilidad que tienen para compartir información con los socios y con los mercados. Un ejemplo lo encontramos en el inmenso número de empresas familiares que manejan la nómina de su equipo de dirección por fuera, con el temor de que la información de sueldos y remuneraciones ejecutivas pueda filtrarse en los niveles medios o inferiores. Consejos operativos para comités funcionales y dinámicos Cuando se crean las estructuras de GC, lo primero que se debe asegurar es que tanto los CA como los comités, cumplan los requerimientos regulatorios vigentes. En México hay muchas “leyes perfectas, pero que no funcionan”, porque fueron hechas a partir de la “tremenda desconfianza que en este país nos tenemos unos a otros”. Por eso tenemos sobre los hombros al vigilante, y al vigilante del vigilante. Al final nadie sabe si ese es su trabajo, pero ahí está la ley, y si no la cumples, te cuelgan. Una práctica que nos ha dado buenos resultados para facilitar las sesiones en el Comité de Auditoría es pedirle al área de auditoría interna que nos proporcione un reporte mensual de avance del programa de auditoría, donde explique cómo marchan los programas generales y específicos, con sus comentarios. En las sesiones siempre destinamos los primeros 20 minutos para revisar qué está pasando con “los temas relevantes”, y como esa información ya nos fue advertida con anticipación, el intercambio de ideas es más productivo. Entrevista a profundidad El mayor cuello de botella que enfrenta el GC en México es la dificultad para comunicar con claridad cómo funcionan los círculos virtuosos que las empresas puedan detonar cuando consiguen implementar un modelo funcional de GC. Con las sesiones del CA está pasando lo mismo, el factor clave es la oportunidad con la que los consejeros reciben la información, por lo que hemos sugerido a la secretaría y al presidente del CA, que se aseguren de que todos los miembros reciban con la mayor anticipación posible los paquetes de información y la agenda de los temas a tratar Perfiles complementarios Yo creo que los CA se deben conformar con una mezcla de personas en las que uno se pueda apoyar. En primer lugar, debe haber gente que conozca muy bien el sector en el que opera la empresa, porque esos conocimientos le van a permitir cuestionar, validar o afinar ciertos detalles de la estrategia corporativa. También es necesario contar con expertos que contribuyan a compensar las debilidades de la compañía: por ejemplo, si tenemos fallas en temas como el “factor humano”, pero meto como consejero a un experto en ese campo, de seguro va a aportar ideas para que la entidad cambie sus esquemas y desarrolle un sistema más atractivo de compensaciones, o mejore sus programas de reclutamiento. La función y el alcance del experto financiero En el Comité de Auditoría siempre hay dos temas básicos. Uno de ellos es ver la información financiera, y en eso los auditores saben más cómo presentarla y qué hacer con ella, y el otro es buscar “qué hacer para amarrar un programa de planeación financiera entre lo que generas de recursos, lo que necesitas para invertir, la estrategia para hacerlo, la forma de maximizar el valor de la inversión y las reglas para que todo funcione de la mejor manera”. El papel del experto financiero en los CA y en el Comité de Auditoría, ya no puede limitarse a las tareas de evaluar, aprobar y presentar la información financiera, aunque, sin duda, esa es una función que siempre seguirá siendo muy importante, pero también es necesario que sepa reconocer en dónde están los controles para evitar sorpresas desagradables en el caso de que alguien, un buen tesorero de la compañía -por ejemplo- “se haya comprometido con unos derivados que nunca entendió, pero que ahora tenemos que pagar...” Los temas formales los llevamos bien planchados, para invertir el menor tiempo posible, y en algunos temas de rutina, como la revisión de los estados financieros, aparte de analizarlos, le pedimos al mismo auditor que nos presente un informe ejecutivo sobre cómo está cerrando el trimestre y si se han presentado cambios importantes. 2a Encuesta de Gobierno Corporativo 5 www.pwc.com/mx/governance-risk-compliance www.pwc.com/mx/encuestagc © 2013 PricewaterhouseCoopers S.C. 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