¿Se puede eliminar la brecha cambiaria? ¿Cómo? Gustavo Reyes Economista Jefe IERAL Mendoza Noviembre de 2013 El escenario económico de nuestro país presenta múltiples desafíos: alta tasa de inflación, presiones en los mercados cambiarios, desequilibrios fiscales y de precios relativos, necesidad de mayor inversión, etc. Entre todos ellos, la existencia de una brecha cambiaria alta (cercana al 70%) y creciente constituye uno de los más importantes al afectar negativamente las expectativas de la gente y reducir el crecimiento económico1. El fenómeno de la brecha cambiaria no es nuevo en Argentina. Como puede apreciarse en el siguiente gráfico en gran parte de los últimos 70 años, nuestro país ha transitado por episodios similares de diferente duración y magnitud. Tarde o temprano dicha brecha cambiaria siempre pudo ser eliminada, pero en todos los casos, requirió de acciones concretas de política económica. 1 Estimaciones empíricas pueden encontrarse en Barro y Sala –i- Martín, (1995), “Economic Growth”, chapter 12, McGraw Hill. Teniendo en cuenta la presente coyuntura económica y el horizonte de por lo menos dos años que tiene el actual gobierno, es importante revisar las experiencias pasadas que permitieron eliminar la brecha cambiaria desde niveles en varias ocasiones superiores a los actuales. La brecha cambiaria tradicionalemente ha aparecido en Argentina debido a la tentación de los distintos gobiernos de mitigar los procesos inflacionarios retrasando el tipo de cambio real con devaluaciones inferiores al ritmo de creciemiento de los precios (anclando el valor del dólar). Tarde o temprano, esta política termina generando pérdidas en las reservas internacionales del Banco Central y cuando ésta dinámica comienza a ser importante, en numerosas veces las autoridades monetarias han decidido restringir la venta de divisas sin permitir que el tipo de cambio oficial flote hacia su nivel de equilirio por temores inflacionarios. Esta menor venta de divisas junto con la mayor demanda de dólares (porque el tipo de cambio es considerado “barato”) y la falta de ajuste en el tipo de cambio “oficial” genera automáticamente la aparición de un tipo de cambio marginal (dólar negro, paralelo, blue, etc.) y de la brecha cambiaria. Como puede apreciarse en los siguienes gráficos, la eliminación de la brecha cambiaria en Argentina ha estado asociada a una fuerte corrección del tipo de cambio real. Claramente esto tiene mucho sentido porque como se explicó anteriormente, el origen del problema cambiario generalmente se produjo por atrasos del tipo de cambio real. La mejora del tipo de cambio real puede parecer simple en la discusión teórica pero en la realidad no lo es tanto ya que en numerosas ocasiones, una mayor devaluación no 2 siempre logra mejorar el tipo de cambio real porque en muchos casos la misma se traduce en una mayor tasa de inflación. Por este motivo, la eliminación de la brecha cambiaria además de estar escoltada de correcciones en el tipo de cambio real también ha estado acompañada con fuertes rebajas en los desequilibrios fiscales y en la tasa de inflación. Claramente la eliminación de las brechas cambiarias a lo largo de la historia económica de nuestro país no muestra ningún tipo de secreto ni de receta extraña: simplemente atacar las causas de los desquilibrios y corregir los mismos. En la Argentina actual, tanto el retraso del tipo de cambio real como la tasa de inflación y el nivel del déficit fiscal han adquirido dimensiones de magnitud considerable en los últimos años. Las tensiones del dólar y la brecha cambiarias son el reflejo de tales desequilibrios. Transitar los dos próximos años sin sobresaltos económicos exige comenzar rápidamente a resolver estos problemas. En las próximas semanas se podrá observar si las autoridades económicas comparten o no el diagnósico. 3