Dissabte 5 de març de 2011 Centre Borja de Sant Cugat 1 VIII SEMINARI MONOGRAFIC PENSAMENT PER LA PAU ARTISTES EN TEMPS DE GUERRA ÍNDEX Introducció . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 De l’exaltació de l’heroi als desastres de les guerres provocades pels herois . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 José Ma. Perceval Verde, historiador. Professor de la facultat de ciències de la comunicació de l’UAB John Heartfield (1891-1968). Desmuntant a Hitler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Txanan Álvarez Dorronsoro, historiador de l’art. Professor de l’Escola Superior de Disseny LAI «Ante el dolor de los demàs». El paper dels artistes en els conflictes contemporanis de la mà de Susan Sontag . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Jesús Angel Prieto Villanueva, historiador de l’art. Professor de l’Escola Massana Edició: Universitat Internacional de la Pau Jardins del Monestir s/n - Casa de Cultura 08172 Sant Cugat del Vallès T. 935 891 382 www.universitatdelapau.org [email protected] Grafisme: Fundació Tam-Tam ISBN: 84-615-6486-3 2 Introducció ARTISTES EN TEMPS DE GUERRA La guerra i l’oposició a la guerra han estat temes que l’art ha tractat sovint. La literatura, la pintura o més recentment la fotografia i el cinema, sense oblidar la música, han actuat com a testimoni dels diferents conflictes bèl·lics abordant els drames que comporten, donant compte del seu horror o desemmascarant el seu discurs legitimador, però també, i no poques vegades, lloant l’èpica del combat i fins i tot fent el seu panegíric. Igualment el període d’entreguerres, sacsejat per grans convulsions revolucionàries, l’ascens dels feixismes, la guerra civil espanyola, els preparatius per a la segona guerra mundial i el desenvolupament de la mateixa va repercutir en tots els camps de la creació artística. Però art i guerra no deixaran de trobar-se en temps més recents. Diversos conflictes al llarg del segle XX i del que portem del XXI han portat a artistes de diferents disciplines a noves preses de posició. Guerres civils, guerres colonials o de descolonització, conflictes ètnics i religiosos han fet inevitable que els vincles entre l’art i la guerra no deixin d’estar presents. Especialment al llarg del segle XX les propostes de les primeres avantguardes artístiques es van veure poderosament condicionades per l’esclat de la primera guerra mundial. Probablement mai un esdeveniment històric ha tingut tanta capacitat de determinació en un període tant curt de temps sobre la trajectòria dels moviments artístics. Ningú, fossin les que fossin les seves concepcions socials o polítiques, va poder fugir del seu impacte, un impacte que posava de manifest les greus contradiccions que acollia en el seu interior l’ideari de la modernitat. Des de la Universitat de la Pau proposem una reflexió sobre aquesta persistent relació a parir de les visions de tres artistes, no necessàriament coincidents en els seus pressupostos ideològics, però que en qualsevol cas, a més de la indubtable qualitat artística de les seves obres, ens han deixat un lúcida mirada sobre la guerra des del camp de la creació artística. 3 De la exaltación de los héroes a los desastres de las guerras provocadas por los héroes José María Perceval Verde Historiador. Profesor de la Faculdad de Ciencias de la Comunicación de la UAB 4 De l’exaltació dels herois als desastres de les guerres provocades pels herois José María Perceval Universitat Autònoma de Barcelona Ritos de iniciación • En las sociedades animistas se produce una separación de la comunidad original indiferenciada. • Las nuevas sociedades viriles practican ritos de iniciación muy violentos (muerte y renacimiento para un nuevo nombre en la sociedad de varones) Aquiles en el walhala • Los héroes deben morir jóvenes: este ideal estético sirve para proteger el poder mediante la violencia de las sociedades viriles. • La Iliada resume el ideal estético violento de occidente: • Oriente es construido como un oponente femenino: molicie, lujo, traición. Ifigenia, la mujer víctima • Una suerte de personajes femeninos trágicos (Ifigenia, Antígona… ), que traen desgracias (Casandra, Pandora, …), que traicionan (Helena) completan el ‘otro’ femenino rechazable. La revolución axial • Este mundo trágico es compensado por la revolución moral que apoya la ley. • El justo medio y el equilibrio, la búsqueda de la armonía permite la permanencia del poder imperial. • Los que atacan la armonía del poder son los violentos. • Los blogueros en china llaman ‘armonizar’ a detener un disidente. El galo herido • Fuera de la polis, de la civilización, se encuentran las pasiones desenfrenadas que se deben dominar. • La imagen del enemigo es trágica en su fuerza que debe ser dominada. El castigo justo • Las religiones salvacionistas introducen el castigo al malvado que ha roto la ley. • Se introduce el demonio, la lucha de la luz y las tinieblas, el infierno y el cielo. • Dios se transforma en un juez. El mártir • El joven héroe se transforma en el mártir que muere por defender su visión del más allá. • La acumulación de victimismo y venganza acompaña al mártir inocente. El mártir • El joven héroe se transforma en el mártir que muere por defender su visión del más allá. • La acumulación de victimismo y venganza acompaña al mártir inocente. La entrada femenina en el martirio • La mujer consigue una igualdad en el martirio. • La mujer víctima pasa a disfrutar de martirios prolongados y siniestros como el varón. La continuidad del arquetipo martirial • El héroe que muere joven por sus ideas renueva a Aquiles. • Desde los santos supliciados al Che Guevara • El mártir occidental termina contaminando otras culturas como la árabe. La ambigüedad sadomasoquista de san Sebastián • Junto a la Magdalena, Sebastián es el gran mito erótico y homófilo del cristianismo con una continuidad estética impresionante hasta la actualidad. La ambigüedad sadomasoquista de san Sebastián La ambigüedad sadomasoquista de san Sebastián El purgatorio y el arte • Lugar de suplicios con tiempo reducido de condena. • Impulsor de catedrales y gótico. • Desarrolla una literatura en manos de las nuevas órdenes mendicantes. Los mártires se convierten en intercesores amables junto con la virgen. Los mártires como excusa de la violencia contra los otros • El mártir es un simple señuelo para la violencia. • El mártir es el aristócrata sacrificado por la chusma popular o el poder tiránico. • De Cristo al Che hay una tradición estética martirial. De los verdugos romanos a verdugos más cercanos • Incitación a la violencia y Antisemitismo • Niños sacrificados en crímenes rituales (150 reseñados científicamente por l’Ossevatore católico en 1894) • Orientales y salvajes que atacan a los civilizados. La guerra justa • La guerra es la lucha del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas, la defensa de los pobres y agredidos. • Occidente transforma el ideal clásico de la lucha bella en sí misma, ahora se lucha por una causa: convertir a los otros, traerles la civilización… Los 4 jinetes • La victimización lleva al desarrollo de una apología de la paz frente al caos. • La iglesia lucha en la edad media por domar la feudalidad cambiando la noción de nobleza (Parsifal). • La guerra es un mal como las plagas, el hambre o la muerte. Los mártires se parecen a los supliciados • El castigo público comienza a cuestionarse. • Los relatos sobre las víctimas de la justicia comienzan a ser ambiguos. Los mártires se parecen a los supliciados • El castigo público comienza a cuestionarse. • La invisibilización de la violencia. Estudio del cuerpo, estudio del suplicio • Con el renacimiento tenemos un estudio del cuerpo que va unido al del suplicio dl mártir. • Las exploraciones de Vesalio permiten una identificación entre el cuerpo sacrificial de Cristo y el cuerpo que se estudia en la disección científica. Estudio del cuerpo, estudio del suplicio • Con el renacimiento tenemos un estudio del cuerpo que va unido al del suplicio dl mártir. • Las exploraciones de Vesalio permiten una identificación entre el cuerpo sacrificial de Cristo y el cuerpo que se estudia en la disección científica. Teatro de la crueldad o libro de las torturas Las miserias de la guerra (1633) • Jacques Callot La guerra noble: la invisibilidad de la violencia • La batalla es un momento de esfuerzo y una empresa común. • Los cuadros de batalla se confunden con el paisaje o las fuerzas de la naturaleza. • Mientras la violencia sobre el mártir es evidente, la violencia de la guerra se oculta tras la apología de la victoria Goya pone al descubierto la violencia • En los caprichos, ya había trabajado Goya esa violencia entre los seres humanos que contradice el avance de la razón y se enfrenta a ella. • El enfrentamiento de luz/tinieblas se convierte en una reflexión sobre la civilización. Goya pone al descubierto la violencia • En los caprichos, ya había trabajado Goya esa violencia entre los seres humanos que contradice el avance de la razón y se enfrenta a ella. • El enfrentamiento de luz/tinieblas se convierte en una reflexión sobre la civilización. Violencia del pueblo o bestialidad popular • Goya no realiza una apología del patriotismo popular como inventó el nacionalismo español del XIX. • Goya reflexiona sobre el límite de la violencia popular y la bestialidad que debe ser domada por la educación. La represión al descubierto • Al mismo tiempo pone al descubierto la represión del poder sobre esos sublevados populares. • El heroísmo queda al desnudo. • La guerra es mala en sí misma. ) El desastre descubierto por Goya • La utilización de la violencia por el poder: A) Para contener al pueblo B) para incitar al populacho contra ‘otros’. El poder utiliza el arte propagandístico para ensalzar sus ‘mártires’ (víctimas que reclaman venganza) y denunciar la violencia… de ‘los otros’. (los enemigos del pueblo, la nación, la clase, … contra los que se puede ejercer la violencia justa. Introducción Ritos de iniciación La apología de los héroes y de la heroicidad ha constituido un núcleo fundamental del pensamiento estético a lo largo de la historia. El poder ha justificado sus actos ejerciendo invisible su función en bambalinas mientras el público asiste a la representación dramática de la necesidad de su presencia. Esta intervención se realiza en defensa de ideales ‘incuestionables’ y convierte la violencia —con sus acciones sangrientas y sus rituales de exclusión— en valores estéticos que componen un marco sublime de la acción represora. En las sociedades animistas —la etapa oral-gestual previa a la escritura— se produce una separación de la comunidad original indiferenciada que formaban las pequeñas hordas de los primitivos homínidos. En la etapa animista se rompe lentamente la solidaridad de los grupos humanos de depredadores/cazadores, donde todo el conjunto participaba en las acciones de supervivencia. La jerarquización por edad y por determinadas características personales (chamanismo) se esclerotiza lentamente. La magia simpática que había dado las primeras muestras artísticas de representación, da paso a un arte que justifica nuevas relaciones de poder (varas de mando o tumbas diferenciadas). La tradición artística de occidente va unida a esta bella y un tanto operística apología de la violencia. Analizarla y diseccionar sus intenciones no es tirar por la borda este bagaje creativo —tendríamos que arrancar la mitad de las páginas de la historia del arte— sino situarlo en su contexto y disponerlo como una herramienta útil al pensamiento estético contemporáneo. La mejor manera de contrarrestar la acción del poder es apoderarse/apropiarse de las herramientas que con tanta habilidad ha utilizado para describirse y describir su acción. El grupo también comienza a realizar una diferencia de género antes inédita (cuando estaba dominada por la idea de una gran diosa madre común). Se inventa el concepto viril al separarse los varones en grupos con reglas diferenciadas que los distinguen de los demás (el grupo de los niños, mujeres, ancianos o personajes de otras tribus). Las nuevas sociedades viriles practican ritos de iniciación muy violentos (muerte y renacimiento para un nuevo nombre en la sociedad de varones) con tabúes muy fuertes que llevan incluidos una misoginia bastante pronunciada. La violencia es terrible en sí misma pero la apología de la violencia ha sido bella y persuasiva durante siglos. Analicémoslo desde sus comienzos. 47 Los ritos de iniciación separan al joven de su madre (debe insultarla incluso al completar el ciclo), lo ligan jerárquicamente a otros varones (cambio de nombre, sometimiento mediante la prueba/ novatada y humillación generalmente con connotaciones homoeróticas), le hacen despreciar el temor a la muerte reconsiderada como éxtasis, un final feliz (en combate) y lo unen a empresas comunes con objetivos generalmente violentos (contra otros grupos). te ‘viril’. La creación de géneros no es doble como indican teorías simplistas, sino la creación de una antítesis del único género: el del varón. En la mujer, espejo de feria, se reflejan aumentados los defectos, excesos y carencias en que no debe caer un varón. Una suerte de personajes femeninos representan valores nefastos y trágicos (Ifigenia, Antígona…), traen desgracias sin número por su condición femenina (Casandra, Pandora…), traicionan doblemente (Helena, Clitemnestra), asesinan (Medea), anuncian el caos femenino total y castrador de la ‘vagina dentata’ (la Medusa)…, en definitiva conforman el ‘otro’ femenino rechazable, frontera inequívoca de la esencia masculina. Aquiles en el Walhala Los héroes clásicos deben morir jóvenes: este ideal estético universal —desde las sagas vikingas a los poemas homéricos— sirve para proteger el poder mediante la violencia de las sociedades viriles. Estos nuevos grupos iniciáticos de jóvenes guerreros jerarquizados al servicio de los ‘sénior/ señores’ son dinámicos y expansivos. Disponen de un arma mortal: el desprecio a la muerte de sus jóvenes componentes que sólo llegarán al walhala si mueren en el ejercicio de sus plenas facultades y en combate. Ha nacido el héroe. La revolución axial El mundo de los grupos iniciáticos viriles es dinámico pero anárquico y debe ser controlado por el estado naciente. Se necesita un equilibrio que, manteniendo el ideal viril como base, apoye al poder organizado. De esta manera, este mundo epopéyico de los héroes es compensado por la revolución moral que apoya la ley, reafirmando al mismo tiempo los derechos del varón a su dominio. Su mejor representante occidental es Aquiles y el relato por excelencia, la Ilíada, que resume el ideal estético violento de occidente. Al mismo tiempo, este relato imagina una antítesis de los valores viriles y heroicos de occidente, una pesadilla que se opone al sueño ideal como la otra cara de la moneda: Se trata de Oriente, construido como un oponente femenino – por tanto destructor y mermador de las fuerzas viriles – lugar donde dominan la molicie, el lujo y la traición. Durante setecientos años, entre el 800 y el 200 antes de Cristo, toda la zona euroasiática sufre una serie de revoluciones morales, con pensadores concretos y conocidos históricamente —aunque sus vidas sean leyendas— que desarrollan la noción de autocontrol personal al servicio de la ley. Se trata de la era axial, teorizada por el filósofo alemán Karl Jaspers (1883-1969). Estos personajes (desde Confucio a Platón, desde Lao-Tse a Isaías, desde Buda a Zoroastro) crean las filosofías/religiones que han llegado hasta nuestros días (confucionismo, taoísmo, brahmanismo, budismo, zoroastrismo, monoteísmo judío y estoicismo griego). Ifigenia, la mujer víctima ¿Y, frente al nuevo arquetipo viril? La conformación de este ideal estético lleva a la creación de una serie de personajes que resumen el arquetipo femenino ahora escindido de su par- Todas estas teorías morales se basan en el justo medio que debe alcanzar el sabio para cumplir 48 con la ley, la paz interna que debe alcanzar. La armonía (persona y social) y el equilibrio consiguiente permiten la permanencia y legitiman los diferentes poderes imperiales. Los que atacan la armonía del poder son los violentos. Pasan de ser rebeldes a ser malvados. Se introduce así el personaje del demonio/diablo/ Satán (creado también en esta época), la lucha de la luz y las tinieblas (un invento maniqueo que tendrá un éxito indudable)y, finalmente, aparecen el infierno y el cielo (añadido por los monoteísmos). Pero, no sólo se articula un discurso teórico para justificar y apoyar la revolución moral. El arte y la tragedia – en sentido teatral, inventada en Grecia – se desarrollarán como elementos propagandísticos de las nuevas concepciones. Dios se transforma en un juez que determina el premio o castigo final de las personas en razón de su comportamiento moral. El Pantocrátor —ese dios impasible del arte románico —será la mejor expresión de esta transformación de la representación de la esencia divina personificada en un individuo cuyas funciones puede ejercer perfectamente el monarca o el señor feudal —como ideal de vida, como espejo y como representante en la tierra—. El galo herido Estas sociedades ‘armónicas’ construyen asimismo la imagen de un exterior caótico para contrastar con el orden interno y ‘perfecto’ que las anima. La imagen del enemigo se convierte en una fuente de indudable valor estético, trágica en su fuerza que debe ser dominada. El mártir Los ritos de iniciación también sufren una transformación con el monoteísmo cristiano. El joven héroe se transforma en el mártir que lucha y muere por defender su visión del más allá, que ofrece su sangre en el rito iniciático del martirio para convertirse en semilla de nuevos creyentes, que llega al éxtasis —de evidentes connotaciones erótico-sado-masoquistas— a través de complicadas torturas practicadas para romper su decisión viril de mantenerse firme en la fe. Los mártires mueren jóvenes y hermosos obteniendo un placer sin límites. Fuera de la polis, de la civilización, se encuentran las pasiones desenfrenadas que se deben dominar (dibujadas en pueblos concretos, los bárbaros o salvajes). Pero, también, peligrosas pasiones internas que el ciudadano debe auto-controlar para no ser un bárbaro o salvaje. Pero, estas filosofías necesitan incrustar su mensaje en el fondo del corazón, necesitan educar a los ciudadanos para que sean bondadosos. Una acumulación de victimismo y venganza acompaña al mártir inocente que con su sangre reafirma la fe y demanda el castigo de los malvados. Cualquier castigo a los martirizadores —reales o supuestos —es leve comparado con el daño que ellos —los malvados— han hecho sufrir al mártir. El victimismo es el preludio al ataque al otro, al diferente, al descreído… a todo aquel que no acepta la verdad y, por tanto, debe ser eliminado en justicia. La sangre de los mártires desborda y mancha a todos los malvados. El castigo justo Al final del periodo axial la revolución moral se completa con el salvacionismo. Las filosofías/religiones salvacionistas introducen una promesa nueva: el premio al ‘buen ciudadano’ y el castigo al malvado que ha roto la ley. Para la pena eterna a los infractores aparece un no-lugar situado más allá del tiempo y el espacio. 49 La continuidad del modelo martirial tendrá vigencia más allá de su origen monoteísta cristiano. De los santos supliciados se deriva una larga línea histórica que lleva hasta la imagen crística del Che Guevara, la apropiación de san Sebastián por el escritor japonés nacionalista Yukio Mishima o hasta la contaminación evidente del monoteísmo occidental que sufren los países árabo-musulmanes con la renovación del ‘mártir’. occidente confirman el acontecimiento: el joven desnudo, atado y atravesado por los dardos, luce una transgresiva sonrisa de felicidad final. El purgatorio y el arte Un sitio diferente del cielo y del infierno aparece. Tras la muerte, las almas en pena pueden acabar en el Purgatorio, un sitio temporal —sin que se encuentre exactamente basado en los textos bíblicos o los primeros padres—, presentado como un lugar de suplicios con tiempo reducido de condena. Después de una serie de sueños y preparaciones en historias de santos y milagros, los concilios de Florencia (1239) y Lyon (1274) comienzan a afirmar su existencia. La entrada femenina en el martirio En el monoteísmo cristiano se produce, sin embargo, una inédita igualdad de géneros. La mujer consigue una igualdad en el martirio no como espectadora o víctima lateral sino como protagonista directa del mismo. La mujer víctima pasa a disfrutar en el cristianismo de martirios tan prolongados y siniestros como los del varón. Las órdenes mendicantes, que viven de la limosna, recogen dentro de su parafernalia oratoria el Purgatorio y las ‘maravillosas’ historias que le están ligadas: aparecidos, sueños, milagros, avisos desde el más allá… Se crea una literatura oral, posteriormente transcrita, que recorrerá occidente y creará la gran ‘leyenda dorada’. Estas almas en pena, además, piden —de una manera ciertamente desesperada— que se rece por ellas, que se les ofrezcan misas, para su salvación. Los cristianos europeos comenzarán a destinar cantidades de dinero a estos menesteres (pago de bulas e indulgencias que liberan de los pecados pasados o incluso futuros). Las mujeres aspirantes a mártires participan en general de características muy parecidas a las de sus homólogos varones: generalmente jóvenes y hermosas de inocencia absoluta, participan del rito de iniciación sangrienta con una alegría indescriptible y rechazan cualquier contacto con el otro sexo. Esta característica virginal – en ambos géneros – no obvia sino que reafirma el fuerte erotismo de la construcción estética del martirio. La ambigüedad sadomasoquista de san Sebastián El arte reflejará de forma magnífica esta revolución con la figuración de las historias que transmiten franciscanos y dominicos. La publicidad tendrá un efecto prodigioso y el dinero recogido servirá al mantenimiento de estas órdenes mendicantes, será el impulsor de las nuevas catedrales y del nuevo estilo gótico. Junto a la Magdalena, Sebastián es el gran mito erótico y homófilo del cristianismo con una continuidad estética impresionante hasta la actualidad. Las características iniciáticas del rito festivo/ sangriento que llevan al joven soldado Sebastián hasta el largo suplicio final y todos los componentes de esta sucesión de acontecimientos, convierten este drama en un pornográfico y detallado relato. Las imágenes que invaden las iglesias de La nuevas ciudades fruto de la expansión urbana de finales de la Edad Media, con su burguesía preocupada de su salud eterna, serán el lugar 50 apropiado de erección de las nuevas iglesias. Los abogados de los pecadores (intercesores), tanto los santos y mártires como la virgen María en sus diferentes advocaciones, tendrán capillas dedicadas a salvar a sus fieles lo más pronto posible de la condena del Purgatorio. Los grandes retablos góticos situados en estas capillas reflejarán las vidas y los suplicios sufridos por estos mártires de forma crudamente realista. La virgen, por ser madre, y los santos por haber sido también pecadores, son los mejores abogados. Ellos son los que ‘intercederán’ por los pecadores ante el juez divino. contra Jesús, sacrifican supuestamente a niños inocentes en crímenes rituales para extraerles su sangre (150 reseñados ‘científicamente’ por l’Osservatore católico en 1894). Este mito, que continuará hasta el hitlerismo, provoca verdaderas masacres y persecuciones cada vez que un niño desaparece. Varios de ellos, como el Santo Niño de la Guardia o Santo Dominguito del Val, siguen siendo venerados en España. Los ‘otros’ serán ahora los verdugos de los mártires. El arte irá reflejando a orientales, primitivos y salvajes que atacan a los pueblos civilizados que desean sólo su bien. Este rechazo los lanza a las tinieblas del mal. La preparación de la expansión europea está en marcha. Los mártires como excusa de la violencia contra los otros La guerra justa El mártir también se convierte en un señuelo para la violencia. En principio, el mártir es el aristócrata sacrificado por la chusma popular o el personaje del pueblo asesinado por el poder tiránico. Representa un personaje ambiguo de múltiples utilizaciones. Pero, pronto se convierte en una víctima de los ‘otros’, los extraños ajenos a la comunidad. La guerra va siendo teorizada como la lucha del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas, de la civilización contra la barbarie, la defensa de los pobres y agredidos contra sus tiránicos señores que les imponen costumbres y formas de civilización distintas a la occidental. Todo lo que es exótico se va llenando de maldad. No son diferentes por pertenecer a un ámbito distinto sino que desean ser diferentes para oponerse a la verdadera civilización. Sus costumbres no son sólo repugnantes, son agresivas y deben ser reprimidas violentamente. La comunidad judía, el gran otro inserto en occidente, va a sufrir la propaganda de los mártires. Se pasa con gran facilidad de los verdugos romanos a dibujar ‘verdugos’ mucho más cercanos. Los mártires desde finales de la Edad Media son utilizados como parte de una incitación a la violencia y el antisemitismo. Muchas de las obras de arte incluyen personajes arquetípicos de rasgos supuestamente ‘judaicos’ (barbas puntiagudas, ojos hundidos, nariz prominente, entre otros) que dirigen estas torturas. Occidente transforma el ideal clásico de la lucha bella en sí misma en una guerra de salvación. Los demás deben ser salvados pese a sí mismos. Ahora se lucha por una causa: convertir a los otros, traerles la civilización… Los 4 jinetes del apocalipsis Incluso aparecen unos nuevos mártires inéditos — y absolutamente inventados— que conectan con terrores profundos populares como el ‘coco’, ‘el hombre del saco’, los sacamantecas y los vampiros. Los judíos, en recuerdo del crimen cometido Mientras occidente desarrolla una maquina guerrera y civilizadora que se extenderá por todo el planeta, interiormente en Europa se asiste a 51 Estudio del cuerpo, estudio del suplicio un descenso pronunciado de la violencia individual y a un descrédito creciente de la lucha interpersonal. La apología de la paz comienza por la regulación de las actividades de enfrentamiento físico (duelo, boxeo, transformados en deportes) y por la entrega de la capacidad violenta al estado que se convierte en el único sujeto legítimo para ejercerla excepto si es en defensa propia. Con el Renacimiento se desarrolla en el arte un estudio del cuerpo que va unido a la exposición del suplicio del mártir. Los estudios corporales de personas torturadas en la vida real se convierten en cuadros sobre los grandes personajes martirizados del cristianismo lo que provoca una peligrosa y extraña ambigüedad. Las exploraciones de Vesalio permiten incluso una identificación entre el cuerpo sacrificial de Cristo y el cuerpo que se estudia en la disección científica. La iglesia había luchado desde la edad media por domar la feudalidad cambiando la noción primitiva de nobleza de carácter agresivo, heredada de los grupos iniciáticos, y transformándola en caballerosidad, lucha en busca de un ideal (Parsifal). La iglesia promovió las cruzadas para desplazar la violencia de los jóvenes nobles al exterior y proclamó días de tregua santificados (las ferias) para introducir la paz en el interior. La guerra se convierte en un mal como las plagas, el hambre o la muerte. Sólo la iglesia o el estado pueden determinar la guerra justa. Aparecen, con la imprenta, unas publicaciones como el ‘Teatro de la crueldad o libro de las torturas’ o ‘Las miserias de la guerra’ (1633) de Jacques Callot que reflejan como instantáneas fotográficas detalles de crueldad de la vida cotidiana o de las guerras civiles europeas. La guerra noble: la invisibilidad de la violencia Los mártires se parecen a los supliciados Sin embargo, este proceso no afecta a la propaganda de la violencia justa, la guerra promovida por el estado y bendecida por la iglesia. Continúa la apología de la guerra justa y se contempla una batalla como un momento de esfuerzo y una empresa común, mientras se elide la violencia directa. Los cuadros de batallas confunden a las tropas en su bello avance con el paisaje o las fuerzas de la naturaleza. No aparecen ni heridos ni hospitales de campaña, ni enterramientos de los muertos o lloros por los caídos en combate. Así, mientras la violencia sobre el mártir es evidente, la violencia de la guerra se oculta tras la apología de la victoria. El dolor queda oculto tras el valor. Se necesitaba alguien que lo pusiera al descubierto. El humanismo colabora en esta labor de pacificación de Europa a través de manuales escolares y cuestionamiento del castigo en público como espectáculo degradante de las masas. Los relatos sobre las víctimas de la justicia comienzan a ser ambiguos y los mártires se parecen a los supliciados en las obras de arte. Comienza un proceso, en parte hipócrita, de invisibilización de la violencia. El confinamiento y la exclusión sustituyen a la violencia directa. La ciudad se ‘limpia’ (de ahí viene la palabra policía) de sus suciedades internas. Instituciones de reclusión (cárceles, hospitales, hospicios, sanatorios, residencias vigiladas…) sustituyen a la violencia directa contra el excluido o su presencia vergonzante en la calle. 52 Goya pone al descubierto la violencia La represión al descubierto En ‘los caprichos’, Goya ya había trabajado esa violencia entre los seres humanos que contradice el avance de la razón y se enfrenta a ella. El enfrentamiento clásico de la luz y las tinieblas se convierte en una reflexión sobre la civilización. El miedo provocado por una religión supersticiosa lleva a comportamientos absurdos y violentos que la razón desvela iluminando su sinrazón. La inquisición percibió esta crítica e intentó una persecución del artista que sólo la protección real puedo evitar. Al mismo tiempo pone al descubierto la represión del poder sobre esos sublevados populares. Los soldados de los fusilamientos han perdido la conformación humana para convertirse en manchas, sombras, que apuntan a las víctimas, representaciones de un poder que puede ordenar la muerte de sus semejantes. El foco de luz se centra en una camisa blanca que pronto estará cubierta de sangre. El cambio de paradigma de Goya es situar el foco en la realidad – que parece monstruosa – evitando la ocultación realizada hasta entonces que trasladaba esta violencia al mundo mítico de los martirologios. Los artistas del renacimiento, buscando captar el fervor popular, habían humanizado a los mártires. Goya muestra como los humanos son capaces de martirizar a sus semejantes. Y éste es el gran descubrimiento de Goya en sus cuadros y aguafuertes sobre la guerra de la independencia: la doble utilización de la violencia por el poder. Por un lado para contener al pueblo y, por otro, para incitar al populacho contra ‘otros’ – en este caso los ‘gabachos’ extranjeros. No hay apología en el relato artístico de Goya sino denuncia. Violencia del pueblo o bestialidad popular El poder utiliza el arte propagandístico para ensalzar sus ‘mártires’ (víctimas que reclaman venganza) y denunciar la violencia… de ‘los otros’. (los enemigos del pueblo, la nación, la clase, … contra los que se puede ejercer la violencia justa). El desastre descubierto por Goya En ‘los desastres de la guerra’, Goya ha escogido un momento de actualidad, algo vivido por él y sus contemporáneos durante la invasión francesas. Pero, Goya no realiza la apología del patriotismo popular que le atribuyó el nacionalismo español del XIX. Va mucho más allá al englobar la violencia de todos como algo irracional. Goya denuncia ambos aspectos: pinta los deshumanizados títeres de la llamada ‘violencia popular’ que se opusieron el 2 de mayo a los franceses en las calles y a los desgraciados, monigotes pero humanos, que gritan ante un pelotón de fusilamiento en el último momento —sin perdonar como hacían los supuestos mártires y sin gritar una consigna como deben hacer los héroes—. Sólo gritan por su vida. Goya reflexiona sobre el límite de la violencia popular y la bestialidad que debe ser domada por la educación. Los personajes populares no están idealizados sino que sacan lo peor de sí mismos en el enfrentamiento con el invasor. La guerra es mala en sí misma por lo que el heroísmo queda al desnudo. Y el heroísmo es, simplemente, una forma más de violencia. 53 Bibliografía CARLINO, Andrea (1994): La fabbrica del corpo: Libri e dissezione nel Rinascimento. Piccola Biblioteca Einaudi, 622. Turin, Giulio Einaudi. 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Unos años después supe que aquello lo había diseñado, hacía ya mucho tiempo, un artista comunista alemán, con un atípico nombre inglés -que en realidad no era el suyo-, que había realizado un abundante trabajo propagandístico en los años inmediatamente anteriores al ascenso de Hitler al poder: John Heartfield. Desde entonces, la figura de este activista del fotomontaje no ha dejado de interesarme. Veo en Heartfield un testigo excepcional de las convulsiones de su época. Sus composiciones poseen una extraña lucidez, una fuerza y una mordacidad implacables y no es extraño que sirvieran de modelo a algunos de los mejores cartelistas republicanos de la guerra civil española: Josep Renau siempre lo consideró un maestro.2 Muchos años después, la obra de Heartfield y Renau, entre otros, contribuyó a alimentar el imaginario icónico con el que numerosos jóvenes antifranquistas vivieron sus sueños y sus pesadillas, construyeron sus esperanzas, también sus quimeras, y -todo hay que decirlo- pergeñaron sus desatinos. Pero más allá de esto, que para algunos ya no es poco, Heartfield sigue siendo un referente de artista crítico que trató de mostrar las relaciones de poder y de dependencia imperantes en la época que le tocó vivir, así como las complicidades y las retóricas hipócritas que se tejían para encubrirlas. Un artista capaz de extraer nuevos significados de la realidad, con la voluntad de contribuir a su transformación. Algo bastante estimulante en los tiempos que corren. ¿Quién era John Heartfield? Nacido en Berlín-Schmargendorf en 1891, Helmut Herzfeld -que ese era su verdadero nombre- tuvo una infancia difícil. Hijo de un escritor y poeta 55 socialista y una trabajadora textil, era el mayor de cuatro hermanos, uno de ellos el que sería su inseparable Wieland. En 1895, el padre fue condenado a prisión por un delito de blasfemia, lo que obligó a la familia a huir, en medio de grandes estrecheces, primero a Suiza y después a Austria. En 1898, los niños fueron entregados a una familia de acogida en Salzburgo.3 Helmut regresó a Alemania en 1905, trabajó en talleres de artes gráficas en diversas ciudades, estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Múnich y en la de Arte y Artesanía de Charlottenburg, en Berlín, ciudad en la que acabó instalándose junto a su hermano Wieland en 1913. Cuando se desencadenó la Primera Guerra Mundial, Helmut y Wieland fueron incorporados al ejército, pero ambos, mediante simulaciones y otras estratagemas, consiguieron evadirse de sus obligaciones militares. Los dos hermanos volvieron a reunirse en Berlín. En esa época conocieron al pintor Georg Gross, un artista enormemente crítico con la sociedad de su tiempo y buen conocedor de las novedades artísticas de vanguardia. En 1916, como protesta contra el nacionalismo y la anglofobia imperantes en Alemania, decidieron cambiar sus nombres: Gross pasó a ser George Grosz, Wieland Herzfeld comenzó a llamarse Herzfelde y Helmut Herzfeld, más atrevido, se convirtió en John Heartfield (Johnny le llamarían sus amigos a causa de su pequeña estatura). das provocadoras en el Cabaret Voltaire de Zúrich. Uno de ellos, el escritor Hugo Ball, nos diría más tarde que “lo que allí se celebraba era una bufonada y un oficio de difuntos al mismo tiempo”.4 En realidad, era la respuesta a la angustia que provocaba la guerra y la reacción a la náusea que producía la civilización que la había alimentado. Una civilización que, para Dadá, reposaba en nociones que tan sólo pervivían como convencionalismos opresivos y vacíos: Familia, Religión, Patria, Lógica, Moral, Arte. Nada se salvaba de la quema, ni tan siquiera el arte de vanguardia, al fin y al cabo en él veían poco más que un sucedáneo del que la tradición había entronizado. Al acabar la guerra, Dadá se extendió por el mundo. El escritor alemán Richard Huelsenbeck, tras una estancia en Zúrich, volvía a Berlín en 1918 y diversos artistas, entre ellos John Heartfield, George Grosz, Hannah Höch y Raoul Hausmann, se unieron a Dadá, aunque el espíritu dadaísta ya lo habían incubado sobradamente para entonces. Eran años difíciles para Alemania. En el Berlín de posguerra, Dadá asumió un combativo tono político. Del nihilismo de los comienzos del movimiento, pasó a hacerse revolucionario. En torno a 1917, los tres se lanzaron a la edición de diversas publicaciones en lucha contra la censura y fundaron la editorial Malik. Pronto se incorporarían a Dadá. Dadá en Berlín. El Fotomontaje Dadá se había formado en Suiza durante la guerra. Un grupo de exiliados, expatriados y desertores comenzó a organizar, en 1916, una serie de vela56 Este es el contexto en el que Johnny realizaría sus primeros fotomontajes. Pero ¿qué debemos entender por un “fotomontaje”? Según una definición convencional, sería el resultado de acoplar en un mismo soporte imágenes procedentes de distintos negativos, aunque resulta evidente que esto es algo casi tan antiguo como la propia fotografía. El siglo XIX nos legó abundantes montajes fotográficos, dotados de composiciones armónicas, en los que se intentaba ocultar el origen diferente de las imágenes utilizadas, y que se amoldaban a los géneros pictóricos tradicionales. No obstante, entre estos fotomontajes pioneros, también encontramos algunos que ofrecen efectos sorprendentes, a menudo humorísticos, y que exteriorizan sin complejos el trucaje que los ha generado.5 una nueva y sorprendente relación formal y semiótica entre la tipografía, empleada de un modo libre y heterodoxo, y unas imágenes que también podían ser preexistentes.8 Esta doble influencia es perceptible en una composición temprana de John Heartfield a base de collage y tipografía: el anuncio de una colección de litografías de Grosz, aparecido en el suplemento a la revista dadaísta Neue Jugend núm. 2, en Junio de 1917. A propósito de este trabajo, Grosz comentaría que Heartfield había elaborado, recurriendo a la técnica del collage y a una audaz tipografía, un estilo completamente nuevo, divertido y chocante, que venía a ser un fragmento del espíritu del propio tiempo que les había tocado vivir en un mundo descoyuntado. 9 Sin embargo, para dar cuenta de todas las manifestaciones del fotomontaje moderno, la definición convencional resulta a todas luces estrecha e insuficiente. Ya en 1936, el escritor soviético Serguéi Tretiakov, hablando precisamente sobre John Heartfield, afirmaba que el fotomontaje no tenía por qué ser necesariamente un montaje de varias fotos, sino que podía serlo de foto y texto, foto y color o foto y dibujo. Una fotografía con una simple mancha de color podía asumir un significado completamente nuevo, convirtiéndose de este modo en un fotomontaje.6 Como sentenciaría mucho después Josep Renau, no importaba tanto la técnica empleada como la operación transformadora del sentido de la fotografía original.7 Fue precisamente en ese ambiente dadaísta donde, por primera vez, se conformaron collages basados de modo primordial en la fotografía y que aprovechaban de una manera nueva y peculiar la sintaxis derivada de su heterogeneidad, como El corte de cuchillo de cocina Dadá (1919) de Hannah Höch, y que eran además calificados explícita y unánimemente como fotomontajes. Suele considerarse que fue en el dadaísmo berlinés donde tuvieron lugar las primeras experiencias del fotomontaje vanguardista a partir de dos antecedentes inmediatos: de un lado, el collage cubista, con su voluntad de sustituir la noción de representación por la de “presentación” de un fragmento de la realidad, que dejaba la puerta abierta a recurrir a algún recorte fotográfico; de otro, la obra de algunos futuristas, que descubría Los indicios realistas suministrados por el material fotográfico chocaban violentamente en el seno de esas composiciones explosivas. A partir de elementos estructurales contradictorios, desde el punto de vista temático o espacial, se creaba una nueva unidad. Surgía una imagen dislocada, 57 La Revolución y el compromiso comunista Llegué a las ciudades en tiempos del desorden. Cuando el hambre reinaba. Me mezclé con los hombres en tiempos de rebeldía y me rebelé con ellos. Bertolt Brecht12 El 31 de diciembre de 1918, Grosz, Heartfield y Herzfelde se habían adherido al Partido Comunista de Alemania (KPD) al día siguiente de su fundación por la Liga Espartaquista y otros grupos minoritarios. La época de Weimar vivía un comienzo accidentado. El 29 de octubre se producía la revuelta de los marinos de Kiel ante la pretensión de sus mandos de enviarlos a combatir a mayor gloria del almirantazgo, cuando ya las conversaciones para el armisticio eran un secreto a voces. Poco después el movimiento se había extendido a las principales ciudades del país, en las que grupos de trabajadores y soldados formaron comités revolucionarios. La Revolución de Noviembre desencadenaría cambios trascendentales para Alemania. Fue nombrado canciller el socialdemócrata Friedrich Ebert, se proclamó la República, se firmó el armisticio y se implementaron medidas democratizadoras fundamentales, avanzándose hacia una asamblea constituyente que se reuniría en Weimar. Pero también los acontecimientos revolucionarios mostraron una cara sombría: la brutal represión que se abatió contra subversiva, que nos remitía a un mundo desgarrado por el caos de la guerra y la revolución, y nos devolvía , como un espejo roto, los fragmentos fugaces de una vida vertiginosamente agitada por el torbellino de la modernidad. El cuestionamiento por Dadá de la naturaleza del arte y de sus procedimientos y materiales habituales originaría los Merz de Schwitters10 y los Ready Made de Duchamp. Precisamente los dadaístas de Berlín emplearon la fotografía como imagen Ready Made: algo ya construido, sacado de su contexto original, y reconducido verbal o visualmente a una dimensión diferente. Circulan diversas atribuciones y algunas leyendas sobre el origen del fotomontaje dadaísta. En todo caso, John Heartfield, en compañía de su amigo Grosz, hacia 1916, parece ser el primero en utilizar el procedimiento de esa manera renovadora, aunque no ha sobrevivido nada de esta obra temprana. Algo más tarde, entre 1917 y 1918, Raoul Hausmann (1886-1971) iniciaría sus experiencias en paralelo.11 58 los insurrectos, sobre todo tras el alzamiento de enero de 1919, impulsado por los comunistas. El gobierno dio carta blanca a las fuerzas armadas y a los paramilitares de extrema derecha para aplastar la rebelión. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, dirigentes del KPD, fueron asesinados. Alemania atravesó tiempos muy duros. La República de Weimar tuvo que hacer frente al regreso de un ejército derrotado y a la presión económica de los aliados. A una hiperinflación sin precedentes, siguió una drástica estabilización y, por último, la Gran Depresión. Fue una época tormentosa, sacudida por graves convulsiones sociales y políticas, que tuvo un final trágico. Pero también constituyó un periodo apasionante, de enorme creatividad intelectual y artística, que marcaría el devenir de la cultura moderna europea.13 pleando el fotomontaje de un modo mucho más contenido y acorde con la función referencial que esas imágenes debían desempeñar para los lectores. Intervino en diversas publicaciones y, en 1924, participó en la fundación del Rote Gruppe (Grupo Rojo), asociación de artistas comunistas. En julio de 1920, se celebró en Berlín la Primera Feria Internacional Dadá. Las iconoclastas propuestas allí exhibidas tuvieron una importante resonancia. Pero justamente en 1920, tras este acontecimiento, es cuando comenzó la descomposición del movimiento en Alemania. Cuando se cumplían diez años del comienzo de la Primera Guerra, Heartfield confeccionó Padres e hijos (1924), obra que fue expuesta en el escaparate de la librería de la editorial Malik. Wieland la consideraba el primer ejemplo del empleo del fotomontaje como comentario sobre la historia contemporánea, tal como sería característico en la posterior obra de Johnny. 15 El general Karl Litzmann (1850-1936), un veterano que en 1929 se convertiría en miembro del Partido Nazi, per- La evolución de John Heartfield es sintomática. La provocadora explosión de puntos de vista de los primeros fotomontajes dadaístas fue remitiendo en sus obras ante planteamientos más constructivos y reflexivos. La desestructuración del espacio visual, presente en sus composiciones iniciales, dio paso a unas imágenes más unitarias y legibles, dotadas de un significado cada vez menos ambiguo. Heartfield recordaría esa transición, desde el dadaísmo a unas opciones marcadas por su compromiso comunista, como un cambio “de la protesta contra todo” a “una propaganda artística sistemática y dirigida conscientemente al servicio del movimiento obrero”. 14 Durante estos años, realizó sobrecubiertas para Malik (la editorial creada con su hermano), em59 sonifica en este fotomontaje el militarismo que había sacrificado a una generación y que estaba dispuesto a sacrificar a la siguiente. Recuerdo que bajo el conocido fresco quattrocentista de Masaccio, La Trinidad, en la iglesia de Santa Maria Novella de Florencia, un esqueleto interpela al espectador con una frase que, debidamente pluralizada, podía acompañar perfectamente a la imagen de Heartfield: “fuimos lo que vosotros sois y somos lo que vosotros seréis”. Porque es indudable que este fotomontaje posee un sentido premonitorio tan rotundo como el de un memento mori renacentista o barroco. La composición volvió a aparecer en las páginas de AIZ, en 1934, con el título ¡Al cabo de veinte años! utilitarias y simbólicas. Había que impulsar un nuevo arte para un destinatario colectivo y este arte tenía que estar basado forzosamente en las técnicas más avanzadas, en los modernos medios de producción y reproducción. La figura del artesano-artista tradicional no encajaba en esta tarea y debía ser reemplazada por la del ingeniero-diseñador. En definitiva lo que se estaba ventilando era, tal como se preguntaba retóricamente el poeta Maiakovsky, si el arte debía ser altar o fábrica.16 La fotografía, el fotomontaje y el cine jugaron un papel esencial a la hora de hacer llegar el nuevo arte a un público masivo, facilitando el compromiso tecnológico del productivismo al que hemos hecho referencia, con el compromiso político y su inherente exigencia de eficacia comunicativa. Era necesario alejarse de las limitaciones de comprensión que imponían las formas abstractas sin por ello tener que retornar a la pintura figurativa o a otras prácticas tradicionales. Además, el fotomontaje y el montaje cinematográfico, tal como lo emplearon Eisenstein y otros cineastas soviéticos, suscitaban en los marxistas una reverencial adhesión, al observar que guardaban una fascinante familiaridad con la dialéctica materialista: del choque de dos realidades, dos imágenes o dos secuencias, surgía un nuevo significado de naturaleza superior. La inventiva formal de sus obras, especialmente las portadas para Malik , dio a conocer cada vez más a John Heartfield quien logró tener una sala dedicada a su obra en la prestigiosa exposición Film und Foto en Stuttgart, en 1929. La vanguardia soviética y el fotomontaje Pero no sólo en Alemania se habían producido experiencias muy tempranas en la práctica del fotomontaje de vanguardia. Los artistas soviéticos también se dejaron seducir por este modo operativo, si bien imprimiéndole características distintas a las de su empleo por los dadaístas. Las vanguardias rusas, ya antes de los acontecimientos revolucionarios, se habían encaminado fundamentalmente hacia la abstracción. La voluntad de no hacer representaciones del mundo, manifestada por suprematistas como Malevich o constructivistas como Tatlin, sino construcciones de una nueva realidad, iba a cobrar un nuevo sentido tras la revolución. Para los artistas más comprometidos con ella, construir la realidad significaba ahora construir la nueva sociedad socialista, diseñarla en todas sus vertientes 60 El Grupo Octubre (1928-1932) reunía en torno a 1930 a lo mejor de la vanguardia soviética. Algunos de sus miembros más destacados, como Gustav Klucis (1895-1944), El Lissitzky (1890-1941) o Alexander Rodchenko (1891-1956) ya habían cambiado hacía tiempo la abstracción por la “poligrafía”, un término que empleaban para referirse a la fusión entre collage, tipografía y fotografía, todo ello filtrado por la fotomecánica. ensambladas en una cadena de montaje. El nuevo lenguaje revelaba la energía y el entusiasmo que suscitaban los avances del cambio revolucionario, como podemos apreciar en el fotomontaje de Klucis En el frente de la construcción socialista (1927), o en el anuncio de Libros en todas las ramas del conocimiento, realizado por Alexander Rodchenko para la Editorial Estatal de Leningrado (1925). Arbeiter-lllustrierte Zeitung (Periódico ilustrado obrero) AIZ Según Gustav Klucis, su Ciudad dinámica, de 1919, fue el primer fotomontaje soviético. El punto de partida de esta obra venía marcado por las formas suprematistas, pero es la fotografía la que volvía comprensible este enaltecimiento poético de la construcción del nuevo mundo comunista. Willi Münzenberg (1889-1940),17siendo dirigente de la Internacional de Jóvenes Comunistas, había creado, en 1921, la organización solidaria Internationale Arbeiter Hilfe (IAH, Socorro Obrero Internacional), cuya finalidad era la de recaudar fondos para ayudar a la Unión Soviética a paliar el hambre que se había desatado en la cuenca del Volga. Pasada esta emergencia, la asociación desplegó diversas iniciativas. Una de ellas fue la creación de la revista AIZ, fundada en 1926, concebida como alternativa de izquierda a las revistas ilustradas que proliferaron en los años veinte y que tanto impactaban en el gran público. Los artistas soviéticos realizaban fotomontajes en los que la tipografía se combinaba con la fotografía en medio de formulaciones visuales rigurosas, geométricas, de origen suprematista o constructivista. Querían realizar una obra que impulsara y reflejara el avance de la construcción del socialismo, y consideraban que ello debía ir acompañado de una revolución cultural y perceptiva. Las fotografías se integraban, como un elemento estructural más, en dinámicas composiciones, en medio de contrastes de escala, de color y de transiciones cortantes entre las distintas superficies, que actuaban como piezas aparentemente Estas iniciativas se integraban en las tácticas frentistas que la Unión Soviética había puesto en práctica al comenzar los años veinte, cuando se hallaba internacionalmente aislada y era visible el repliegue del movimiento revolucionario. El 61 objetivo era atraer a sectores que no fueran necesariamente comunistas, pero que pudieran tener simpatías por la experiencia soviética y por diversas propuestas de izquierda o antiimperialistas. Sin embargo, en 1930, cuando John Heartfield empezó a colaborar con AIZ, hacía ya tiempo que en la III Internacional se había producido una inflexión hacia posiciones cada vez más marcadas por el sectarismo y por la aversión a cualquier entendimiento con la socialdemocracia.18 responde para nada a las ideas dominantes que promovió el llamado realismo socialista a mediados de los años 30. Los fotomontajes de Heartfield suponían a menudo combinaciones muy complejas, pero la atención prestada a la construcción espacial, a la luz y a la relación entre las figuras sugería una imagen unitaria, orgánica, casi “documental”, dando vida de forma concentrada a una idea. Todo ello alejaba su estilo de otras vertientes del fotomontaje como la practicada por la vanguardia soviética, lo que generó más de una discusión. En todo caso, siempre hay que destacar en sus realizaciones la presencia de la tradición de la caricatura y de tantos y tan grandes artistas que se inscriben en ella, como Goya, Hogarth o Daumier. Heartfield admiraba sin reservas a Daumier, tanto por su obra como por su compromiso político, y llegó a inspirarse directamente en sus caricaturas en algunos fotomontajes.21 Conocía bien esa tradición y se sentía atraído por los elementos procedentes de la cultura popular que a menudo la impregnaban. El humor de los fotomontajes de Johnny, ácido y negro, integraba ingredientes como lo carnavalesco, lo grotesco, lo irreverente y lo macabro, todos ellos situados en los márgenes de lo oficialmente serio y respetable. Ante las características de la obra de Heartfield uno no puede dejar de pensar en un género tan cercano a nosotros como el esperpento. Entre 1930 y 1938 Heartfield generó una gran cantidad de material para la revista (en muchas ocasiones contando con la colaboración literaria de su hermano Wieland). La publicación, en su mejor momento, llegó a tirar 500.000 ejemplares destinados a diversos países de habla alemana.19 En 1933, con la llegada de los nazis al poder, la edición de AIZ se trasladó a Praga, donde desde 1936 pasó a llamarse Volks Illustrierte (VI), reflejando en su cabecera la nueva política de Frente Popular contra el fascismo formulada en 1935.20 Cuando, en 1938, debido a las presiones nazis, la situación en la capital checa se volvió imposible y la ocupación se presentía inminente, Heartfield huyó precipitadamente. Exiliado en Londres, no colaboró en los últimos siete números del periódico, editados en Francia entre el 15 de enero y el 26 de febrero de 1939. Al menos tuvo la suerte de esquivar de algún modo las perplejidades y los desgarros que el pacto germano-soviético, firmado en agosto de 1939, provocó entre los comunistas alemanes. Se pueden diferenciar tres tipos de mecanismos satíricos entre los más ampliamente utilizados por Heartfield.22 La obra de John Heartfield para AIZ • Las “metamorfosis” e “hibridaciones” Estamos sin duda ante unas mordaces y originales sátiras muy difíciles de encasillar. El empleo del fotomontaje, así como los medios tipográficos a los que recurre, sitúan a John Heartfield en las inmediaciones del movimiento moderno, aunque el aspecto de su obra resulta ajeno a la producción de las vanguardias. Claro está que tampoco Un ser humano es convertido en insecto, o un animal adquiere características antropomorfas, o bien, por medio de una transformación menos drástica, un ministro nazi se convierte en carnicero o un magnate del acero en titiritero. También, 62 alguien puede convertirse en cosa (“reificarse”), total o parcialmente, como tendremos oportunidad de ver. la retórica hitleriana, poniendo en evidencia las relaciones entre el capitalismo, el fascismo y la guerra, socavando el discurso nazi: desmontando a Hitler. • Los contrastes de escala Y el Führer os dirá: la guerra durará El contraste entre lo grande y lo pequeño -en última instancia derivado de la tradición iconográfica religiosa- es un procedimiento aplicado con asiduidad por John Heartfield, cargándolo, según el contexto, de diferentes significados. No obstante, lo convierte muy a menudo en una metáfora de las verdaderas relaciones de poder. Frente a la pretensión de los nazis de actuar en nombre de los intereses del conjunto de la comunidad alemana, la contraposición de escala trata de poner en evidencia su subordinación al gran capital. cuatro semanas. Cuando llegue el otoño, estaréis de vuelta, pero vendrá el otoño y pasará, vendrá de nuevo y pasará muchas veces y vosotros no estaréis de vuelta Bertolt Brecht Tras la Primera Guerra Mundial, el capitalismo se encontraba de nuevo en crisis. Los comunistas estaban convencidos de que en Alemania su única salida sería arrojarse en brazos del fascismo y provocar otro conflicto bélico internacional. Heartfield retoma esta idea en algunos de sus mejores fotomontajes, como Guerra y cadáveres - La última esperanza de los ricos (AIZ, 1932). Una siniestra hiena parece adueñarse de los cuerpos de los soldados caídos en el campo de batalla. El sombrero y la condecoración23 son referencias obvias al capitalismo y al militarismo. Sabemos que es un fotomontaje, pero la atmósfera ilusionista que recrea la composición, por medio de la construcción del espacio y la iluminación, junto a las “evidencias fotográficas” que contiene, nos impacta, nos perturba, conduciéndonos a una zona de penumbra entre la pesadilla y la realidad. • La discordancia entre las palabras y la imagen El lenguaje desempeña un papel decisivo en los fotomontajes de Heartfield, quien siempre muestra una decidida afición por los juegos de palabras y por los dobles sentidos. Sus mensajes se transmiten por medio de una fusión inseparable de la palabra y la imagen, y si bien ambos pueden articularse de un modo diverso, una operación muy socorrida será la de buscar su discordancia, para lograr así un demoledor efecto de desenmascaramiento. Heartfield empleó estos recursos, reelaborados y recombinados hasta el infinito en transformaciones, superposiciones y yuxtaposiciones que encajaban perfectamente con la técnica del fotomontaje y que se apoyaban en la fuerza directa, “indicial”, de la fotografía. Puede decirse que inventó un nuevo e inclasificable género que combinaba una técnica relacionada con la vanguardia del siglo XX y la vieja tradición de la caricatura, con el que denunciaba 63 En S.M. Adolf: ¡Yo os conduciré a magníficas bancarrotas! (AIZ, 1932) compone un cómico retrato híbrido a partir de las imágenes del Káiser y de Hitler, al tiempo que el texto -en caracteres góticos- altera el triunfalismo de las palabras del Emperador en la Primera Guerra Mundial: “¡Yo os conduciré a tiempos magníficos!”. Heartfield vuelve a poner de relieve la continuidad entre el Antiguo Régimen y el fascismo, entre el viejo militarismo prusiano y la agresividad del nazismo. Y al caer el ocaso, ya sus caras no parecen iguales. Ahora veo caras de otros niños: españoles, franceses, orientales… Bertolt Brecht Los fotomontajes de Heartfield abordaron los conflictos instigados por el fascismo en los años treinta, como la invasión de Abisinia por Mussolini en 1935, la sublevación de Franco en España en 1936 o las agresiones del militarismo japonés a China. Ya en Praga, Johnny confecciona Esta es la salvación que ellos traen (VI, 1938), una imagen desoladora. La mano alzada del fascismo y la muerte, formada con el rebufo de los aviones, centra el fotomontaje, mientras que en la parte inferior se muestran sus trágicas consecuencias.24 En el texto juega con los dos sentidos de la palabra Heil (“saludo” y “salvación”). Un primer recorte de prensa, procedente de Praga, se hace eco de un artículo del Boletín para la investigación sobre Biología y Raza de Berlín, que comentaba las ventajas de los bombardeos sobre los centros de las ciudades: moría el lumpemproletariado y los más débiles enloquecían, con lo que podían ser identificados y facilitar de este modo una esterilización selectiva de la población. El otro texto recoge el entusiasmo de un portavoz de la marina japonesa ante los bombardeos sobre Cantón.25 En Un lugar bajo el sol (AIZ 1935), la imagen desmiente la retórica triunfalista con la que Mussolini arropaba su aventura colonial africana: “Quiero procurar a mi pueblo un lugar bajo el sol”. Heartfield realizará diversos fotomontajes sobre la guerra civil española. En su obra Madrid 1936 ¡No pasarán! ¡Pasaremos! (VI, 1936), dos enormes buitres se alzan sobre la ciudad. Ambos llevan fajín de general. Uno luce la cruz gamada como insignia, mientras que el otro se adorna con el yugo y las flechas falangistas. Pero, frente a esa presencia amenazante, Madrid aparece poderosamente defendido por las gigantescas bayonetas de los milicianos republicanos. 64 vivo, inmediato, contemporáneo, mientras que el cuadro aporta la monumentalidad, la grandeza histórica y el sentido épico. El fascismo es la dictadura terrorista de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. Georgi Dimitrov27 John Heartfield realizó numerosos fotomontajes con el objetivo de desvelar la verdadera naturaleza de las relaciones entre el fascismo y el gran capital. Se propuso obstinadamente deshacer el envoltorio interclasista y populista con el que los nazis rodeaban sus proclamas, y con el que pretendían encubrir su subordinación a los grandes poderes económicos. De ese empeño, surgieron algunas de sus composiciones más brillantes y conocidas. En La libertad misma combate en sus filas (VI, agosto de 1936), Heartfield recurre al conocido cuadro en el que Eugène Delacroix evocaba las jornadas revolucionarias de julio de 1830 contra las reacción absolutista de Carlos X. Sobre la pintura aparece montada una imagen fotográfica, espejo de un julio más reciente, el de 1936. Las tropas republicanas son vitoreadas al salir de Barcelona en dirección al frente.26 La imagen extraída de la prensa nos remite a un acontecimiento En El sentido del saludo hitleriano (AIZ, 1932), una de sus obras maestras, el contraste de escala entre el “gran financiero”, que aporta los billetes, y el pequeño Hitler, que alza la mano, mientras se jacta de contar con un apoyo popular masivo -”Tengo millones detrás de mí”-, desmonta el dis65 curso nazi y la altisonante gesticulación que lo acompaña, confiriéndoles un nuevo y elocuente significado. un “acaudalado aparato digestivo” y de vísceras inevitablemente cruciformes. El enunciado es rotundo: la demagogia hitleriana se nutre de los capitales aportados por la gran burguesía alemana. En este caso, y no es el único, junto a su firma, en la parte superior derecha, el artista añade una nota irónica apropiada para la ocasión: “Radiografía por John Heartfield”. La nota tiene además la virtualidad de valorar metafóricamente las potencialidades “radiográficas” del fotomontaje, su capacidad de revelar las relaciones ocultas que subyacen en la realidad. Johnny vuelve a abundar en la misma idea en ¿Instrumento en manos de Dios? ¡Juguete en manos de Thyssen! (AIZ, 1933). El magnate del acero Fritz Thyssen, miembro del Partido Nacionalsocialista ya desde 1931, y uno de los principales puentes entre los nazis y los grandes industriales, se metamorfosea en el titiritero que mueve los hilos de un Hitler diminuto convertido en marioneta.28 Adolf, el Superhombre, traga oro y escupe basura (AIZ, 1932), nos presenta a un Hitler dotado de La Unión Soviética: nuestro mundo a defender29 Willi Münzenberg Las referencias a la Unión Soviética en AIZ siempre fueron entusiastas y laudatorias, apareciendo identificada como el gran bastión de la paz y el socialismo en el mundo. Un hombre nuevo dueño de un nuevo mundo (AIZ, 1934) fue la portada diseñada para un número especial de la revista. Se conmemoraban los 17 años de la formación del nuevo estado revolucionario y era el momento en que el Primer Plan Quinquenal, programado en 1928, ofrecía resultados importantes desde el punto de vista de la industrialización. Heartfield había estado en la Unión Soviética en 1931-32 66 tica marcada por la Unión Soviética, y refrendada por la III Internacional, desenmascarar la traición de la socialdemocracia se convirtió en una de las tareas prioritarias. y su composición adquiere unas evidentes connotaciones constructivistas, con unas imágenes dispuestas en planos contrastados en angulaciones diferentes, muy pronunciadas, que recuerdan inmediatamente a algunos trabajos de Rodchenko y Lissitzky. La falta de homogeneidad espacial hace que el montaje resulte menos unificado de lo que para entonces era y seguiría siendo habitual en Heartfield, quedando como una cita singular con la que parecía querer homenajear a sus colegas soviéticos a la hora de abordar el tema de la construcción del socialismo en su país. En otro orden de cosas, el montaje es una prueba fehaciente de que las contadas sonrisas que se asomaban a las páginas de AIZ sólo podían pertenecer a los felices obreros soviéticos.30 El fotomontaje Historia natural alemana. Metamorfosis (AIZ 1933) constituye una alegoría de la evolución inexorable, según los comunistas, de la República de Weimar hacia el fascismo. Sobre las ramas marchitas del viejo roble alemán, el socialdemócrata Friedrich Ebert, presidente entre 1919 y 1925, aparece como una oruga; Paul von Hindenburg, su sucesor desde 1925 a 1934, como una crisálida; Hitler, que reunió los cargos de canciller y presidente para convertirse en Führer en 1934, es el resultado: una mariposa con la cruz gamada y una calavera como distintivos del fascismo y la muerte. Los tres aparecen tocados con altos sombreros de copa que los asocian a los intereses de la burguesía. La secuencia aparece como un proceso imparable en el que el capitalismo en crisis termina refugiándose en su último baluarte. Ebert había dejado intactas las bases de la reacción y Hindenburg es la reacción en el poder que termina abriendo las puertas al fascismo. El fascismo pudo llegar al poder, ante todo, porque la clase obrera, gracias a la política de colaboración de clase con la burguesía, practicada por los jefes de la socialdemocracia, se hallaba escindida, política y orgánicamente, desarmada frente a la burguesía31 Georgi Dimitrov Al comenzar los años 30, se completaba el viraje de los partidos comunistas hacia unas posiciones más sectarias e intransigentes. A partir de la polí67 Otro acontecimiento que afrontó Heartfield en varias de sus composiciones fue el del incendio del Reichstag y sus secuelas. Con Hitler ocupando ya la cancillería, las que resultarían las últimas elecciones parlamentarias de la República de Weimar estaban convocadas para el 5 de marzo de 1933. La campaña electoral se vivió en medio de asesinatos e intimidaciones fascistas. El 27 de febrero las llamas destruyeron la sede del Parlamento Alemán. Desde el poder se proclamó que el atentado no era sino el prólogo de una acción insurreccional de los comunistas. El KPD denunció que había sido proyectado por los propios nazis, y lo que desde luego resulta evidente es que el acontecimiento sirvió a estos últimos de pretexto para cercenar las libertades políticas y endurecer la represión contra sus oponentes. 33 ¡Oh Alemania, pálida madre! ¿Qué han hecho tus hijos de ti para que, entre todos los pueblos, provoques la risa o el espanto? Bertolt Brecht Heartfield denunciaría desde las páginas de AIZ las acciones violentas de los nazis, su escalada de amenazas y provocaciones. El antisemitismo que se desataba de forma cada vez más virulenta en Alemania obtendría una réplica contundente en sus fotomontajes, algunos de ellos saturados de un humor corrosivo e implacable, como Diálogo en el Zoo de Berlín32(AIZ, 1934) o La receta de Goebbels contra la penuria alimentaria en Alemania (AIZ, 1935): “¿No hay manteca ni mantequilla? Pues pruebe a comerse a sus judíos”. En Goering, el verdugo del Tercer Reich (AIZ 1933), con el Reichstag en llamas al fondo, el entonces ministro del interior de Prusia aparece transformado en carnicero, presentado como un verdugo ensangrentado y brutal. Heartfield dirige aquí también nuestra atención hacia su propio método de trabajo mediante una hilarante aclaración: “El rostro de Goering está tomado de una fotografía original y no ha sido retocado”. Johnny comentará con sarcasmo, no exento a veces de cierta perplejidad, la degradación de la tra68 Heartfield, los marxistas y la estética dición cultural alemana en el fascismo. En Durch Licht Zur Nacht. Por la luz hacia la noche (AIZ, 1933), un Goebbels en actitud retórica ordena la quema de libros que tuvo lugar en mayo de 1933 en Berlín, pero la pira en la que arden los textos condenados por los nazis alcanza al Reichstag, descubriendo de este modo a los que Heartfield consideraba los verdaderos instigadores del atentado contra la sede parlamentaria. En Sueño del artista pardo (VI, 1938), crea un imposible híbrido, ironizando sobre el doble encargo que por aquellas fechas había recibido, desde medios oficiales, el escultor George Kolbe: un monumento a Franco y otro a Beethoven. En su sueño, el artista se interroga: “Franco y Beethoven, ¿cómo lo conseguiré? Lo mejor supongo sería hacer un centauro, mitad bestia y mitad humano”. Heartfield se consideraba ante todo un artista comunista, pero el modo en que valoraron su obra los teóricos, los críticos y los artistas que se movían ideológicamente en sus cercanías no fue siempre el mismo. En el Partido Comunista de Alemania las opiniones no eran unánimes, aunque en general estaba bien considerado y se destacaba su talento a la hora de exprimir las posibilidades del fotomontaje para poner al descubierto, en un sentido marxista, las auténticas relaciones y contradicciones de la sociedad.34 Durante su visita a la Unión Soviética en 193132, desarrolló una gran actividad. En contacto con miembros del Grupo Octubre expuso sus trabajos, intervino en conferencias y debates y participó en una campaña de desprofesionalización del arte. Fue bien recibido por la vanguardia soviética, pero no faltaron las opiniones discordantes sobre su labor, ni las inevitables comparaciones con el fotomontaje soviético, a todas luces tan diferente. El principal valedor de Johnny fue el autor de la primera monografía sobre su actividad artística, el escritor productivista Serguéi Tretiakov, quien mostraba una clara preferencia por su obra, más “concreta” que la de los artistas soviéticos. El más reticente era Gustav Klucis. Apreciaba las realizaciones de Heartfield, pero consideraba superior el fotomontaje soviético con su carácter disonante y “antiorgánico”. La disputa no era meramente académica. Empezaban a arreciar las críticas a los procedimientos vanguardistas, y entre ellos al fotomontaje, por su “formalismo”, “elitismo” y “antirrealismo”. Tal vez algunos artistas soviéticos pretendían apoyarse en la obra de Heartfield, comprometida y popular, para defender de esas acusaciones la práctica del fotomontaje y las propuestas renovadoras, mientras que, por el contrario, Klucis quizá veía en la organicidad de sus composicio69 nes una mayor proximidad a la pintura figurativa tradicional, y temía que pudieran actuar como un caballo de Troya del conservadurismo artístico en el interior de la vanguardia para desmantelarla. las puertas al fatalismo y al irracionalismo y, en definitiva, suponían una suerte de desarme intelectual frente a la reacción. Reconocía la facultad del fotomontaje para funcionar como una oportuna caricatura y concedía, tal vez pensando en la obra de Heartfield, que podía llegar a actuar como arma política. Sin embargo, mantenía que el fotomontaje era incapaz de hacer una “declaración acerca del mundo”, porque su elemento básico, la fotografía, sólo alcanzaba a registrar las apariencias externas de la realidad, careciendo de capacidad para revelar los mecanismos ocultos de la sociedad.36 Sin embargo, las oportunidades de debate entre los artistas más inquietos iban a durar poco tiempo. El Grupo Octubre fue disuelto por decreto en 1932 junto con otros colectivos independientes del Estado. En el Primer Congreso de escritores soviéticos, celebrado en Moscú en 1934, el secretario del CC del PCUS, Andreí Zhdánov, encargado de cultura, dictaba en su informe los principios de lo que se iba a conocer como “realismo socialista”: “el deber de transformación ideológica y pedagógica de los trabajadores en el espíritu del socialismo...” y la exigencia del “carácter verídico e históricamente concreto de la representación artística”,35 orientación que iría dejando al descubierto a la vanguardia junto a algunos de sus procedimientos artísticos, como el propio fotomontaje, y que con el tiempo conduciría a la restauración de un arte de características rutinarias y académicas, entregado al cultivo del panegírico. Muchos artistas revolucionarios y comunistas serían marginados y perseguidos, entre ellos precisamente Gustav Klucis y Serguei Tretiakov, encarcelados y presuntamente “suicidados” por Stalin durante su cautiverio en 1938 y 1939 respectivamente. Es justo decir que los reproches a la vanguardia también tuvieron su contestación entre intelectuales marxistas como Ernst Bloch, quien precisamente citaba la popularidad de los montajes de Heartfield para contrarrestar la idea de que los procedimientos vanguardistas eran elitistas y no resultaban operativos en la lucha de clases.37 Walter Benjamin, en la conferencia que pronunció en París en 1934, titulada El autor como productor, insistía en que el arte revolucionario exigía algo más que la transmisión de mensajes progresistas a través de medios tradicionales, y que debía implicar una verdadera transformación de los medios artísticos de producción, distribución y consumo. Al igual que Tretiakov, cuya actividad ponía como ejemplo,38 pensaba que no se necesitaba un “Tolstoi rojo”, y que la escritura basada en la novela realista del siglo XIX era tan anacrónica como la pintura de caballete. Los escritores debían experimentar con nuevos tipos de documentación literaria igual que los artistas experimentaban con la “poligrafía”. Había que descompartimentar los géneros, derribar las barreras que separan a consumidores y creadores, actuar colectivamente, hacerse presentes en la transformación revolucionaria de la realidad por medio del arte y fundirlo con la vida. Lo importante no era cómo se situaba una obra frente a las relaciones sociales de producción, si era conformista o aspiraba a transformarlas, sino En los años treinta todavía se discutía el alcance y el sentido del realismo en los círculos marxistas. En ellos recibían un importante respaldo los planteamientos teóricos del húngaro Georg Lukács y su defensa de una estética que recogiendo la herencia de las tradiciones realistas clásicas (Balzac, Tolstoi y otros novelistas del siglo XIX), alentara una literatura y un arte capaces de evidenciar, en el siglo XX, las conexiones sociales profundas, ocultas tras las apariencias de la realidad. Lukács era muy crítico con las propuestas y las técnicas de vanguardia ya que, en su opinión, fomentaban una visión fragmentaria y subjetivista del mundo, abriendo 70 cómo se situaba en medio de ellas, lo que apuntaba directamente a la técnica de las obras, a las condiciones en las que éstas eran producidas. Se trataba de introducir innovaciones en el aparato de producción dirigidas a volverlo ajeno a la clase dominante y a orientarlo hacia el socialismo. 39 Benjamin se refería en términos positivos a la herencia de Dadá, a las posibilidades del fotomontaje y a los diseños de John Heartfield para Malik. No mencionaba expresamente sus trabajos para AIZ, pero es evidente que toda la actividad de Johnny se orientaba en la línea productivista que Benjamin defendía: la colectivización del trabajo artístico, la difusión masiva, la intervención política y la superación de los géneros tradicionales.40 “expresión consciente de las realidades sociales”, y actuar como una “parte integrante del combate que modificará la realidad”. Como vemos, evitaba también dotar de mayores precisiones de tipo estético u operativo al concepto. En el intento conciliador de Aragón, la obra de Heartfield aparecía como una síntesis, desde luego más que discutible, entre el collage vanguardista y la tradición de la pintura. 42 Conviene aclarar, por último, que en medio de los debates sobre el realismo, en los círculos marxistas “importantes” (los más ortodoxos y cercanos a los centros de control político), a Heartfield no se le prestaba demasiada consideración. En el mejor de los casos era un buen artista cómico (“un caricaturista”); en el peor, un vanguardista del que desconfiar. Bertolt Brecht siempre apoyó decididamente la obra de Heartfield, llegando a elogiar desde las propias páginas de AIZ el modo en que la fotografía era utilizada en la revista. Su idea de reconvertir la producción teatral, incluso dando entrada a la participación del espectador en la reelaboración de la obra por medio de ensayos abiertos, era cercana a las propuestas de Benjamin y Tretiakov. Por otra parte, evitaba cuidadosamente que la noción de “realismo” dictaminara el modus operandi del artista o le obligara a encuadrarse en unos parámetros estéticos precisos, reconduciendo el significado del concepto a la capacidad del arte para hacer emerger la realidad de las relaciones sociales.41 El retorno a Alemania No es extraño que al regresar a Alemania Oriental en 1950 fuera recibido con cierto desdén y escaso reconocimiento. Se ha dicho que no lo ayudó el haberse refugiado en Inglaterra, pero su hermano Wieland, exiliado en los Estados Unidos, y otros artistas e intelectuales que también habían huido hacia Occidente, fueron mejor acogidos. También es probable que en esa fría recepción pesara la amistad que Johnny había mantenido en el pasado con el editor de AIZ, Willi Münzenberg, caído en desgracia y oficialmente “suicidado” en 1940. Pero en todo caso, las autoridades de la RDA no debían de saber qué hacer con un artista de las características de John Heartfield. Su obra, impregnada de humor vitriólico y mordacidad, constituía un arte esencialmente crítico, de “oposición”, y no era fácil que encontrara vías de continuidad en la nueva realidad política de la Alemania del Este, más aún cuando el medio utilizado era el fotomontaje, un procedimiento identificado con las vanguardias y por tanto de reputación dudosa.43 El poeta comunista Louis Aragon fue quien introdujo más abiertamente a Johnny en la mêlée. En 1935 tuvo lugar la primera muestra de su obra en Francia, apoyada por la Asociación de Artistas y Escritores Revolucionarios, próxima al PCF. En la inauguración de la exposición, celebrada en París, Aragón pronunció su discurso “John Heartfield y la belleza revolucionaria”, en el que lo presentaba como un modelo de artista comprometido capaz de compatibilizar los procedimientos de vanguardia con el realismo socialista. Este último término, según Aragón, debía hacer referencia a la 71 Heartfield con la salud muy deteriorada, después de dos infartos, sobrevivía gracias a la ayuda de su hermano y de sus amigos. En todo momento tuvo el apoyo de Bertolt Brecht, que llegó a hacer una apasionada declaración en su favor en 1951 en la que lo consideraba un “clásico”44, tal vez la única condición posible desde la que podía ser recuperado en la RDA en esta época. Stalin murió en 1953. Sus crímenes fueron por primera vez condenados en la Unión Soviética, en 1956, en el célebre discurso de Kruschev ante el XX Congreso del Partido Comunista. En la RDA, una tímida “apertura” cultural, que conllevó una flexibilización de la doctrina realista, dio como resultado una actitud menos hostil hacia la vanguardia. Heartfield ingresó a propuesta de Brecht en la Akademie der Künste en 1956. Llegó así la hora de los reconocimientos y de las exposiciones de su obra, primero en los países del Este, pero a partir de los años sesenta también en Europa Occidental. John Heartfield murió en Berlín en 1968. que en realidad ya no sabíamos con certeza ni si teníamos camaradas, ni si tan siquiera éramos de los nuestros. Tal vez pudiera pensarse que, de haber vivido hasta entonces, Johnny también se hubiera visto asaltado por la desazón y las dudas. Pero no lo creo. Me lo imagino con 89 años, enfermo y rodeado de unos hijos y unos nietos que tratan de ocultarle la llegada de la Coca-Cola, la implantación de las parabólicas y la retirada de las imágenes de los fundadores del comunismo, igual que aquella entrañable “camarada-mamá” de Good Bye, Lenin! En 1989 caía el muro. Para entonces ya muchos de nosotros dábamos manotazos para no hundirnos entre las olas de la incertidumbre o la melancolía. Hubiera sido difícil afirmar si John Heartfield seguía siendo nuestro camarada, por- Notas puede consultarse Dawn Ades, Fotomontaje, Barce- 1. Aparecido en Arbeiter-Illustrierte Zeitung (AIZ) en lona, Gustavo Gili, 2002, págs.7-18. También, Jacob octubre de 1934. Bañuelos Capistrán, Fotomontaje, Madrid, Cátedra, 2. Josep Renau, “Homenaje a John Heartfield”, Photo- 2008, págs. 19 y siguientes. vision, núm. 1, julio-agosto de 1981. 6. Serguéi Tretiakov, John Heartfield, Moscú, OGIS, 3. Un breve y actualizado perfil biográfico de John 1936. Citado en Dawn Ades, op.cit., pág. 24. Heartfield lo encontramos en Madeleine Dupuy, “Biographie”, en el catálogo John Heartfield, photo- 7. Josep Renau, op.cit., pág. 14. montages politiques 1930-1938, Estrasburgo, Les 8. Un ejemplo temprano de la inclusión de la fotografía como collage en el futurismo italiano lo tenemos en Musées de Strasbourg, 2006. la obra de Carlo Carrà Oficial francés observando 4. Hugo Ball, Dada à Zurich. Le mot et l’image (1916- movimientos enemigos, de 1915. 1917), Dijon, Les Presses du Réel, 2006, pág. 24. 5. Sobre el concepto de fotomontaje y sus antecedentes 9. Los comentarios de Grosz sobre esta obra se recogen 72 en su texto autobiográfico Ja und ein grosses Nein acreedor de la confianza de Lenin, llegando a con- (Un pequeño sí y un gran no). Citado por Carlos vertirse en un destacado dirigente de la III Interna- Pérez en “John Heartfield. Dada, caricature politique cional. Con un talento fuera de lo común organizó et lutte des classes”, en John Heartfield, photomon- un impresionante conglomerado propagandístico tages politiques 1930-1938, Estrasburgo, 2006, Les que se extendía por diversos países europeos en el Musées de Strasbourg, pág. 14 que se integraban revistas, editoriales, producciones 10. En Hannover, Dadá tiene un carácter menos político. teatrales y cinematográficas, con el que logró que La figura más destacada es el pintor Kurt Schwitters colaborasen muchos de los intelectuales de izquierda (1887-1948). Realiza una serie de construcciones más prestigiosos de la época, afamados deportistas plásticas en las que junto a la pintura se integran y conocidas figuras del mundo del espectáculo. Su objetos y materiales de deshecho a las que bautiza aire de “dandy”, sus aficiones “burguesas”, como la como “Merz”. El nombre procedía de una obra suya ópera o los automóviles, hacían de él un personaje en la que aparecía un fragmento de la palabra “Kom- controvertido, un comunista atípico y desde luego no merz”. muy del agrado de algunos dirigentes del KPD. Con 11. Dawn Ades, op.cit., pág. 19. la llegada de los nazis al poder, Münzenberg huyó a 12.El fragmento de este poema y otros que se insertan París, donde prosiguió incansable su actividad. Los a lo largo del texto han sido extraídos de Bertolt procesos de Moscú y la firma del pacto germano- Brecht, Poemas y Canciones, Madrid, Akal, 1982. soviético lo llevaron a romper con el Partido y con 13.Una excelente introducción a la política y a la cul- la Internacional. Al comenzar la Segunda Guerra tura de la Alemania de entreguerras la encontramos mundial, al igual que otros refugiados alemanes, fue en Eric Weitz, La Alemania de Weimar. Presagio y ingresado por las autoridades francesas en un campo tragedia, Madrid, Turner, 2009. de detención. Pero cuando en la primavera de 1940 el 14.Así lo afirmaba en unas declaraciones al historiador ejército alemán invadió Francia, fue puesto en liber- de arte Francis Klingender en 1944. Citado por David tad. Münzenberg y otros compañeros de internamien- Evans, John Heartfield AIZ / VI 1930-38, Nueva to trataron de huir a Suiza. Su cadáver apareció con York, Kent Fine Art / Valencia, IVAM, 1992, pág.10. una soga al cuello en Saint-Marcellin (Isère) el 22 de El trabajo de David Evans es el más exhaustivo de octubre de 1940. Las circunstancias de su muerte no los publicados hasta la fecha sobre John Heartfield. están del todo claras, pero todo apunta a que fue ase- 15.Wieland Herzfelde, John Heartfield: lebend und Werk, sinado por agentes de Stalin. La labor de Müzenberg Dresde, VEB Verlag der Kunst, 1962. Citado por Da- fue borrada de la historia oficial del comunismo y su vid Evans, op.cit., pág. 12. figura quedó bastante desdibujada en la memoria de 16.En 1918 se celebró una asamblea de artistas bajo la la izquierda europea, aunque nunca dejó de suscitar apelación de esa disyuntiva: “Altar o fábrica”. Para escritos y controversias. Entre la bibliografía que su Maiakovsky naturalmente la respuesta era clara: “El vida y su actividad política han generado, tiene un arte no debe concentrarse en altares muertos llama- especial interés el libro que escribió su viuda Babette dos museos. Debe difundirse en todas partes: en las Gross, prologado por Arthur Koestler, y que ha sido calles, en los tranvías, en las fábricas, en los talleres y publicado en castellano, con un epílogo de Antonio en los hogares de los trabajadores” (Mikhail Anikst y Muñoz Molina, Willi Münzenberg. Una biografía po- Elena Chernevich, Diseño gráfico soviético, Barcelona, lítica, Vitoria, Ikusager Ediciones, 2007. 18.David Evans, “Les virulentes satires de John Heart- Gustavo Gili, 1989, pág. 15). 17.Willi Münzenberg (1889-1940) fue un personaje sor- field”, en John Heartfield, photomontages politiques prendente. Nacido en Erfurt y fundador del KPD, de 1930-1938, Estrasburgo, Les Musées de Strasbourg, orígenes humildes, era un autodidacta que se hizo 2006, págs. 24 y 25. 73 19.Josep Renau calcula que los montajes de John Heart- aéreos que la aviación fascista lanzó sobre Barcelona field eran contemplados cada semana por dos millones en 1938. La foto completa ha sido reproducida en el de lectores (Renau, op.cit., pág. 24). Cuando AIZ pasó diario El País del 29 de mayo de 2011, pág.10. a editarse en Praga, la tirada descendió a unos 12.000 25.David Evans, op.cit., 1992, pág. 502. ejemplares, dadas las dificultades para difundir la re- 26.Se trata de una foto tomada en Barcelona, aunque en vista en Alemania, aunque se hicieron ediciones de el pequeño texto insertado en la parte superior dere- tamaño reducido para poder introducirlas en el país y cha del fotomontaje se afirma erróneamente que se distribuirlas mejor en la clandestinidad (David Evans, trata de Madrid (David Evans, Ibíd. Pág. 392). 27.Georgi Dimitrov, Informe ante el VII Congreso Mun- op.cit., 1992, pág. 12). 20.Johnny y Wieland Herzfelde siguieron trabajando para dial de la Internacional Comunista. La ofensiva del la revista en Praga. Las presiones de las autoridades fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha nazis sobre el gobierno checoslovaco para evitar las por la unidad de la clase obrera contra el fascismo. actividades de los refugiados fueron incesantes. Los El texto íntegro puede consultarse en http://www. dos hermanos fueron despojados de la ciudadanía ale- marxists.org/espanol/dimitrov/1935_1.htm. El búl- mana, estuvieron constantemente bajo la vigilancia garo Dimitrov fue Secretario General de la III Inter- de agentes de la Gestapo y formaron parte de las listas nacional. con demandas de extradición cursadas por el gobierno 28.Dos textos referencian más detalladamente el conte- de Berlín. Las dificultades de esta etapa de la vida de nido de la imagen y el título de la composición. Uno Johnny y el odio que su figura y su obra suscitaban cita el comentario de un dirigente nazi acerca de en los nazis se encuentran muy bien documentados cómo Hitler se veía a sí mismo, como un instrumento en Michael Krejsa, “Comment les nazis réagirent au de Dios; otro suministra datos del poder económico travail de Heartfield. 1933-1939”, en John Heartfield, de Thyssen (David Evans, op.cit., 1992, pág. 144). photomontages politiques 1930-1938, Estrasburgo, 29.Ibíd., pág. 12. Les Musées de Strasbourg, 2006, traducción de un ar- 30.Eric.D. Weitz, op.cit., pág. 248. tículo aparecido con anterioridad en el catálogo John 31. El Informe ya citado de Dimitrov, presentado en el VII Congreso de la III Internacional en 1935, suele Heartfield, Colonia, DuMont, 1991. 21. Franck Knoery, “John Heartfield: l’oeuvre opéra- considerarse como uno de los textos clave que re- toire”, en John Heartfield, photomontages politiques orientan a los partidos comunistas hacia la política 1930-1938, Estrasburgo, Les Musées de Strasbourg, de frente popular. A pesar de las propuestas unitarias 2006, págs. 35 y 36. y de los elementos autocríticos que contiene, no deja 22.Sobre los mecanismos satíricos empleados por John de hurgar en las responsabilidades de la socialdemo- Heartfield, véase David Evans, op.cit., 1992. Págs. cracia en el ascenso del fascismo al poder. 32.El mono está leyendo el periódico antisemita Der Stür- 15-20. 23.La medalla de origen prusiano que se popularizó en mer. En la cabecera puede leerse “Complot asesino la I Guerra Mundial (conocida como Blauer Max, en judío contra la humanidad “. Los animales establecen honor de Max Immelmann, primer aviador que la un diálogo en el que el mono, tras constatar que el consiguió) aporta la referencia histórica a la escena. Sr. Streicher -editor de la publicación- afirma que los El lema original en francés -lengua de moda en la judíos son animales, se interroga: ¿Podremos verlos antigua corte prusiana- “Pour le mérite”, muda aquí enjaulados en el zoo? El marabú le responde que más y en otros fotomontajes de John Heartfield en “Pour inteligente sería colocarlos en las torres de las iglesias. le Profit”. El mono le pregunta el porqué de esa elección y el marabú le responde: los judíos son los mejores pararrayos 24.Los niños muertos que aparecen en primer plano (David Evans, op.cit., 1992, pág. 220). son las víctimas de uno de los innumerables ataques 74 33.Hoy en día se sigue discutiendo sobre la responsabili- rrar; tenía que intervenir activamente en los aconte- dad del atentado. Lo que no parece dejar lugar a du- cimientos revolucionarios. En 1928, el escritor sovié- das es la autoría material de Marinus van der Lubbe, tico acudió al koljós “El faro comunista” y desarrolló un joven obrero que llevaba ya años desvinculado de una actividad frenética. Organizó reuniones entre los los comunistas holandeses y que había militado en la campesinos, recaudó dinero para comprar tractores, disidencia izquierdista, “consejista”, de Anton Panne- impulsó la confección de periódicos murales, montó koeck. Parece que actuó por su cuenta y que los na- una emisora de radio y programó sesiones cinemato- zis utilizaron su pasado para extender la teoría de la gráficas. Benjamin se apoya en esta experiencia para conspiración comunista. El KPD siempre lo consideró defender una refundación radical de la actividad li- un provocador al servicio del fascismo y como tal teraria. Walter Benjamin, “El autor como productor”, lo denunció reiteradamente. Fue juzgado en Leipzig en Obras, Libro II, vol.2, Madrid, Abada, 2009, págs. junto al dirigente de la Internacional Georgi Dimitrov 297-315. y otros comunistas búlgaros que se hallaban en ese 39.Walter Benjamin, Ibid. momento en Alemania. Dimitrov asumió su propia 40.David Evans, op.cit., 2006, pág.26. defensa y la de sus compañeros, tratando de convertir 41. Bertolt Brecht, “Popularité et réalisme” (1938), Sur le el juicio en un proceso contra los nazis. La campaña réalisme. Précedé de Art et Politique. Considérations de solidaridad lanzada por la Internacional Comunista sur les arts plastiques, París, L’Arche, 1970, pág.117, y los alegatos de Dimitrov siempre desvincularon a citado por Franck Knoery, op.cit., pág. 39. Marinus van der Lubbe de los otros procesados. Los 42.Louis Aragon, “John Heartfield et la beauté révolu- búlgaros acusados del complot fueron absueltos, pero tionnaire”, conferencia pronunciada el 2 de mayo de el joven holandés fue guillotinado en 1934. 1935 en la Maison de la Culture (París), en Les Colla- 34.Así lo consideraba, entre otros, el influyente crítico ges, París, Hermann, 1995. El montaje dedicado a los comunista de origen húngaro Alfred Kemény (1895- republicanos españoles La libertad misma combate 1945), admirador entusiasta de la obra de Heartfield, en sus filas (VI, agosto de 1936) parece hacerse eco que escribió diversos escritos sobre fotografía y foto- de la “síntesis” a la que había aludido Aragón en su montaje en Die Rote Fahne, órgano central del KPD, discurso (David Evans, op.cit., 2006, págs. 26-28). y en Der Arbeiter Fotograf, publicación del Movi- 43.Cuando cambiaron las cosas, hacia 1960, Heartfield miento Fotógrafo Obrero (David Evans, op.cit., 1992, recuperó materiales de algunos de sus viejos foto- págs. 32-33). montajes, dándoles un nuevo sentido, adaptándolos 35.El informe puede consultarse en http://www.contre- a las nuevas condiciones de la guerra fría. Obviamente los resultados fueron bastante dudosos. Sobre informations.fr/classiques/clas1/jdanov1.pdf 36.Georg Lukács, “Grandeza y decadencia del expresio- esta cuestión puede consultarse David Evans, ibíd., nismo”, en Problemas del realismo, México, Fondo de págs. 30-31. Cultura Económica, 1966. Véase al respecto también 44.Brecht calificaba a Heartfield como uno de los ar- David Evans, op.cit., 1992, pág. 38. tistas más importantes de Europa, destacaba la con- 37.Ernst Bloch, “Discussions sur l’expresionisme” (1938) tribución de sus fotomontajes a la crítica social y en Héritage de ce temps, París, Payot, 1978, pág. 254. a la lucha antifascista, y concluía que su trabajo Citado por Franck, Knoery, op.cit., pág. 39. merecía ser considerado como “clásico”. La decla- 38.Tretiakov había establecido la distinción entre “es- ración aparece citada en Heiri Strub, “Un arte para critor operante” y “escritor informante”. La misión la lucha revolucionaria”, en John Heartfield, Guerra esencial del primero no era tanto la de informar, sino en la Paz: fotomontajes sobre el período 1930-1938, la de combatir. No debía limitarse a observar y a na- Barcelona, Gustavo Gili, 1976, pág.22. 75 ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS El papel de los artistas en los conflictos contemporáneos de la mano de Susan Sontag Jesús-Àngel Prieto Villanueva Historiador de arte. Profesor de la Escuela Massana Para empezar, la pintura no es sólo la vista de algo (como una fotografía) sino de algo tal como es visto. Cuestión de énfasis, pág 165 por los dos para dar mejor salida a sus reportajes). Era seguramente la Leica II, un modelo del año 1932 con telémetro incorporado, una cámara que revolucionó el reportaje fotográfico porque incorporaba el negativo de 35mm (el utilizado en las películas de cine) en un pequeño y manejable chasis que facilitaba 36 fotos con una muy buena resolución. Si pensamos en las cámaras pesadas del momento (con negativo de 60mm y una docena de fotos por carrete) la manejabilidad de la Leica permitía una aproximación al sujeto y una atención al instante inaudita hasta entonces. Y eso es lo que capta el Soldado leal abatido: el instante, el «eso fue» (que decía Roland Barthes), la crueldad de la guerra contemporánea y sus balas anónimas (que no sus muertos...). Cuando Robert Capa dispara su Leica e inmortaliza al Soldado leal abatido, Cerro Muriano (1936), nuestra relación con el conflicto bélico a través de las imágenes inicia una nueva etapa. Y esta etapa reposiciona la función de la pintura. Aproximadamente un año después, el 12 de julio de 1937, los visitantes que inauguraban el Pabellón Español de la Exposición Internacional de Paris, pudieron ver el Guernica de Pablo Picasso. Es esta una obra que simboliza como ninguna el dolor y el tánatos de la guerra, y con un altísimo consenso. Robert Capa (nacido Endre Ernö Friedmann, Budapest 1913, Vietnam 1954) cubre la Guerra Civil española en compañía de su novia Gerda Taro (nacida Gerda Pohorylle, Alemania 1910, España 1937), dotados ambos con un equipo Leica (dejaremos de lado la polémica no baladí sobre las autorías reales de las fotos: el nombre Robert Capa era un seudónimo utilizado primeramente Y son estas dos piezas, y ese momento (la Guerra Civil española como terrible precursora de las nuevas guerras del siglo XX) los que marcarán la posición del artista «ante el dolor de los demás». 76 Será difícil superar la capacidad informativa y comunicativa de la fotografía que se halla en esa línea de fuego que sólo los combatientes y los fotógrafos viven (y mueren). Y queda muy tocada la capacidad de la pintura para establecer un testimonio tan rotundo. Porque a partir de la Leica y los fotoperiodistas, la guerra se puede ver en primera línea de fuego, y su horror es el contrapunto doloroso del espectador viendo esas imágenes en el periódico o en la televisión. Y la pintura ya no tiene esa posibilidad de reflexión: por un lado porque está involucrada en su itinerario hacia la abstracción (desde el surrealismo y el cubismo) y porque sus espacios de exposición están demasiado alejados de la urgencia de los conflictos (los museos, las galerías). Repasamos: una composición casi abstracta de Kandinsky donde el motivo bélico es una anécdota, las aportaciones surrealistas de Dalí, Miró y Ernst, el ya comentado Gernica, el drama escultórico de Zadkine sobre el horror de los bombardeos, la floja revisión (por no decir mala) de Picasso del tema goyesco aplicado a Corea, y las formalistas «pop» de Lichtenstein y Warhol. Como vemos es un panorama poco entusiasta, y que desdibuja el supuesto compromiso de los artistas «ante el dolor de los demás». Quizás Hans Hartung (1904, Leipzig-1989, Antibes) pueda ser ilustrativo del compromiso ético no ligado a una obligatoria materialización en la obra pictórica. Hartung fue un pintor abstracto (preocupado por la velocidad del trazo, por lo instantáneo) cuyas obras no tienen ninguna referencia temática que no sea la propia de su discurso gestual (incluidos los títulos de las mismas, unos códigos temporales y de la técnica empleada que nada sugieren respecto a la historia del momento). Pero Hartung, alemán de origen y francés de adopción, se enroló en la Legión Extranjera para poder participar en la lucha contra el nazismo (no se pudo alistar en el ejército francés por su origen), después del armisticio se incorporó en la resistencia, pasó por un campo de concentración español, volvió a la Legión y perdió una pierna en el frente de Alsacia. Está claro que en un momento donde la pintura busca sus caminos autónomos (y se distancia del tema literario, figurativo), el Si repasamos los libros canónicos de historia del arte, que dan cuenta de las obras consensuadamente importantes en el s. XX, sobre el tema bélico encontraremos: Batalla o Composición IV (1911) de Wasily Kandinsky; Construcció tova amb monjetes bullides. Premonició de la Guerra Civil (1936) de Salvador Dalí; Guernica (1937) de Pablo Picasso; Natura morta del sabatot (1937) de Joan Miró; Europa después de la lluvia (1940-2) de Max Ernst; La ciudad destruida, Rotterdam (1947) de Ossip Zadkine; Matança a Corea (1951) de Pablo Picaso; Whaam! (1963) de Roy Lichtenstein; Red Explosion (1963) de Andy Warhol (nos paramos en los 60, ya hablaremos después de algunas obras posteriores). 77 artista se puede comportar como un ciudadano comprometido sin que ello le obligue a materializarlo en su obra. Miró en comparación con el de Picasso). Lo que me interesa señalar es la constatación de un pintor surrealista, que trabajaba en el límite de lo figurativo, y a quien el terror de la guerra le impedía desarrollar sus temas más interiores y por ello «feia exercicis pintant del natural...». Es decir la guerra le bloquea su creatividad surrealista (y no tenemos dudas de su compromiso político). Muy interesantes son las reflexiones de Joan Miró a propósito de su cuadro Natura morta del sabatot (1937): «La guerra civil només era que bombardeigs, morts, afusellaments, i jo volia reflectir aquest moment tan dramatic i trist. Confesso que no era conscient que estava pintant el meu Guernica. (...) El que sí que recordo és que tenia la consciencia clara que pintava una cosa tremendament greu. (...) La composició és realista perque aquell ambient de terror em tenia paralitzat i gairebé no podia pintar res, i per aixo feia exercicis pintant del natural...» (Joan Miró, citado por Ll. Permanyer 1978). Lo que hace el arte es transformar, pero la fotografía que ofrece testimonio de lo calamitoso y reprensible es muy criticada si parece «estética», es decir, si se parece demasiado al arte. Ante el dolor de los demás, pág. 89 Si tenemos la posibilidad de acceder a imágenes directas de la guerra, si ese es el testimonio más plausible, entonces la pintura se bate en retirada. Y si además la guerra se hace incomprensible desde el punto de vista humano, (ya no debatimos ante una toma de posición a favor de unos enfrente a otros), si olvidamos la pintura épica, el martirio y el heroísmo, si adoptamos el extrañamiento y la perplejidad (independientemente de nuestras simpatías hacia la víctima y su causa), la fotografía se muestra como el lenguaje más eficaz: La descripción e interpretación del cuadro se puede hacer con similares argumentos a los utilizados en el Guernica de Picasso, dándole a los elementos figurativos (el zapato, el tenedor clavado, el trozo de pan, la gama de colores...) el valor semántico que nos aproxime al dolor, a la tristeza, al sinsentido... (evidentemente con la distancia del carácter íntimo y casi privado del cuadro de En la fotografía de atrocidades la gente quiere el peso del testimonio sin la mácula del arte, lo cual se iguala a insinceridad o mera estratagema. Ante el dolor de los demás, pág. 36 78 Está claro que la «artisticidad» está fuera de lugar (lejos ya los cuadros decimonónicos sobre las gestas numantinas), y que el ciudadano del s. XX quiere ver y luego juzgar él. Y no quiere el filtro de lo artístico (quizás los Desastres, 1815, de Goya tienen algo de precursores de esta actitud, por ejemplo en el distanciamiento de la violencia como espiral que ya inculpa a los dos bandos). La fotografía domina pues la información y la aproximación al hecho bélico de una manera hegemónica ya en la segunda guerra mundial y en las que la siguieron (en particular Vietnam). Pero eso no nos debe dejar olvidar el factor igualmente subjetivo de la posición del que toma la foto, alguien que ahora está totalmente integrado en el conflicto, que incluso viste ropa militar (por seguridad y por mimetismo). Y están también los editores de las fotos en la prensa, aquellos que recomponen, re encuadran la foto, le escriben el pie y la colocan en aquel lugar de la secuencia de lectura de la revista o el diario (primera página, la tercera o en la sección de sucesos...). Y veamos también la foto en su encuadre original: El re encuadre le da fuerza (centrando a la niña Kim Phuc) y elimina el fotógrafo de la derecha que, aparentemente ajeno al horror, recarga su cámara. Obviamente que este contraste introduce en toda su crudeza las contradicciones de la fotografía: demasiado buena para informar, demasiado cerca para no involucrase. Un fotógrafo iraquí (del que no retuve el nombre) explicó que se encontró en una situación similar ante la explosión de un autobús en una carretera: saltó de su coche y ya iba a disparar la cámara cuando vió que avanzaba hacia él una niña ardiendo, olvidó su oficio y se lanzó hacia ella cubriéndola con su cuerpo y salvándola de las llamas («Perdí mi Pulitzer» dijo irónica pero orgullosamente). Veamos la desgraciadamente famosa foto de Nick Ut hecha el día 8 de junio de 1972 después del bombardeo con napalm de la población de Trang Bang (una descripción precisa y equilibrada se encuentra en www. ojodigital.com/foro/fotoscon-historia/). Las fotografías tenían la virtud de unir FOTO dos atributos contradictorios. Su crédito de objetividad era inherente. Y sin embargo tenían siempre, necesariamente, un punto de vista. Ante el dolor de los demás, pág. 35 Ese punto de vista involucra al espectador, que lo coloca en el lugar exacto del fotógrafo. Y si el fotógrafo no hizo nada (sólo miraba) el espectador también. Hay algo curioso en la fotografía: interpela nuestra empatía cuando nos mira (esa cara, esos ojos), pero ante la ausencia de reacción 79 ante nuestra presencia, nos hacemos «mirones». Y el «mirón» no actúa, se escuda en su posición privilegiada de quien ve pero no le ven, y pervierte la relación entre los que se miran, anulando la empatía. (propios del nuevo panorama de la cultura de masas y su influencia en las capas jóvenes de la sociedad) que hoy en día aún continúan. Y aquí volvemos al compromiso del artista en tanto que ciudadano. Este problema de la información (visión) que invalida la acción, fue un tema muy desarrollado por las teorías comunicacionales y las prácticas conceptuales de finales de los años 60. Tenemos un magnífico ejemplo en el trabajo de Harún Farocki (1944, cineasta alemán de origen checo), El fuego inextinguible (1966), película en la que plantea el horror del napalm a través de la lectura de una denuncia ante el Tribunal de Crímenes de Guerra de Vietnam en Estocolmo. Y se plantea la dificultad de mostrar el napalm en acción: «Si les mostramos imágenes de quemaduras por napalm, cerrarán los ojos. Primero cerrarán los ojos ante las imágenes, luego cerrarán los ojos ante la memoria, luego cerrarán los ojos ante los hechos, luego cerrarán los ojos ante todo el contexto.» La película desarrolla luego todo un trabajo sobre las conexiones de la industria química y armamentística, a modo de denuncia y reflexión, donde dice que los propios investigadores, dada la lógica de la división del trabajo, «en relación a los crímenes del Vietnam se sienten como espectadores». Y esta es una aportación muy interesante donde Farocki intenta ver la lógica del sistema capitalista relacionando la producción armamentística con la producción de imágenes, y a su vez con la creación de espectadores-ciudadanos pasivos. Las fotografías pavorosas no pierden inevitablemente su poder para conmocionar. Pero no son de mucha ayuda si la tarea es la comprensión. Las narraciones pueden hacernos comprender. Las fotografías hacen algo más: nos obsesionan. Ante el dolor de los demás, pág. 104 Y aquí aparece el reto: comprender. Los fenómenos bélicos son de una enorme complejidad y ponen a prueba nuestras convicciones y nuestras capacidades intelectuales, exigiendo el análisis interdisciplinar y la suma de inteligencias (¿qué es sino la Unipau?). Y por inclinación personal, propongo que quizás será el cine el que nos pueda aportar más luz a la comprensión ya que «las narraciones pueden hacernos comprender.» Y dejo el tema abierto poniendo un ejemplo: The Thin Red Line (1998) de Terrence Malick. Este director propone una relectura de la guerra a través de la miseria humana (la miseria del mando y del orgullo), con un contraste antropológico entre los contendientes y los pacíficos habitantes de una isla polinesia, así como la visualización de los sentimientos existenciales personales. Hemos de pedirnos a todos esta voluntad de comprensión, estas herramientas para sacarnos del horror para no volver a repetirlo, para no caer en los maniqueísmos fáciles de quien ve los toros desde la barrera. Esa fue quizás la reflexión que llevo a Susan Sontag a involucrase, a participar en el sitio de Sarajevo. A principios de los 70 con Happy Xmas (War is Over), John Lennon y Yoko Ono introducían la acción contra la guerra mezclando las posibilidades de la música pop con los modos del arte conceptual (las vallas publicitarias utilizadas como art language), y aquí el activismo pacifista tuvo uno de sus momentos álgidos y dió pie a compromisos artísticos en campos más amplios 80 años sin dientes: eso indicaba que alguien había estado masticando por él, alguien se había puesto en su lugar. Ahí nació nuestra especie. Y nuestro peligro es que los procesos de «institucionalización del individualismo» típicos de la sociedad-red (según Manuel Castells) nos hagan perder aquel rasgo constitucional, primigenio. Y es cierto que ciertas prácticas institucionales del arte contemporáneo parecen abducidas por estos «procesos de individualización», así como no pocas posturas intelectuales atrapadas en la sociedad líquida y en ciertos estériles debates de la postmodernidad. Lo que ha seguido a la estela de 1989 y el suicidio Siempre que sentimos simpatía, sentimos que no so- del imperio soviético es la victoria definitiva del mos cómplices de las causas del sufrimiento. capitalismo y de la ideología consumista, lo cual Nuestra simpatía proclama nuestra inocencia así implica el descrédito de lo «político». Todo cuanto como nuestra ineficacia. tiene sentido es la vida privada. El individualismo Ante el dolor de los demás, pág. 118 y el cultivo del ego y del bienestar particular —destacando, sobre todo, el ideal de «salud»— son Fue así que el verano del 1993, bajo los francotiradores y los bombardeos, estuvo produciendo y dirigiendo una versión de Esperando a Godot (1952) de Samuel Beckett, convencida de que los valores que los intelectuales son más propensos a suscribir. [...] Es esperar demasiado que el triunfo del capitalismo consumista no hubiera dejado su huella en la clase En Sarajevo, como en cualquier otro lugar, hay intelectual. En la era de las compras, debe de ser más que unas cuantas personas que se sienten más difícil para los intelectuales, que son todo fortalecidas y consoladas si su sentido de la realidad menos marginales y empobrecidos, identificarse con se ratifica y transfigura por medio del arte. otros menos afortunados. Cuestión de énfasis, pág. 335 Cuestión de énfasis, pág 366 Hacía tiempo que ella había reflexionado sobre la noción del arte como consuelo, noción que implica empatía. Y es que quizás hemos de redefinir la especie humana no como homo sapiens sino como homo empáticus, esa única especie que es capaz de ponerse en el lugar del otro. Y es que más que las señales de nuestra capacidad de crear objetos (el hacha bifaz, por ejemplo) lo que ha de marcar nuestra presencia en la tierra es el descubrimiento de un homínido, un australopithecus de cuarenta Jesús-Ángel Prieto, primavera 2011 Citas de los libros •Ante el dolor de los demás (2003) Alfaguara, Madrid. •Cuestión de énfasis (2007) Alfaguara, Madrid. Agradecer a la Galería Àngels Barcelona su amabilidad para consultar sus fondos. 81