EL SAHARA ESPAÑOL Lo ciue sí podemos establecer es que

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EL
SAHARA
ESPAÑOL
Lo ciue sí podemos establecer es que, posteriormente, y ya en el C u a ternario, estas zonas costeras debieron levantarse ligeramente, y que, en
consecuencia, la red hidrográfica, más o menos individualizada, según las
distintas latitudes, vería aumentado su poder erosivo.
C o m o pruebas de estos procesos, encontramos en las zonas meridionales costeras, por una parte, la discordancia erosiva reconocida en
la des-
embocadura del U a d Kraa y, por otra, la presencia de un nivel de cantos rodados existentes en la base de la formación de arenas dunares consolidadas del A g u e r g u e r .
E n la desembocadura del U a d Kraa y en el acantilado costero que
caracteriza a estas regiones, puede verse c ó m o las areniscas dunares de
dicho A g u e r g e r , que normalmente descansan sobre las lumaquelas h o rizontales constitutivas de la parte alta de la plataforma costera, aparecen
aquí directamente en contacto con los niveles areniscosos, en nuestra opinión probablemente cretácicos, que forman la zona inferior del acantilado. Falta, pues, en estos lugares la cobertera lumaquelífera intermedia entre las arenas dunares superiores y las areniscas inferiores más antiguas,
ausencia debida al arrasamiento erosivo de dichos niveles lumaquelíferos.
E n el terreno'puede verse, en efecto, y de una manera clara, la existencia
de un antiguo curso, de no m u y gran desarrollo, que aparece cortado
transversalmente por el escarpe del acantilado y relleno por las citadas areniscas fósiles del A g u e r g u e r .
Por otra parte, en nuestra visita a la formación del A g u e r g u e r ,
he-
mos podido ver q u e en la zona, más inferior de alguno de los cerros que
aquí destacan de manera tan típica entre los abundantes pasillos aparece
un nivel de cantos rodados, principalmente de naturaleza cuarcitosa, fuert e m e n t e unidos por un cemento calizo.
Interpretamos dichos hechos como causas producidas por un
mismo
fenómeno, o sea, por el levantamiento de este borde continental que, como
antes se dijo, daría lugar a la acentuación de los procesos erosivos y al
consiguiente depósito de tales niveles de cantos rodados, j u n t o con el
socavado de reducidos cursos, como lo esi por ejemplo, el que hoy aparece
fosilizado en el acantilado del Kraa. T a l e s procesos erosivos anteriores;
como es consiguiente, al depósito de las arenas dunares del A g u e r g u e r ,
rio' adquirían en estas regiones meridionales un gran desarrollo por la falta
de una red hidrográfica manifiesta y la mayor aridez climática de estas
zonas e n comparación con las más septentrionales.
E n las regiones de más al N . y en alguno de los uadi allí existentes,
h e m o s encontrado un nivel alto dé terraza, cuya formación localizamos
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