naturaleza juridica de la deliberacion

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NATURALEZA JURIDICA DE LA DELIBERACION *
Por el Lic. Oscar VASQUEZ
DEI. IIIERC.~DO.
1) Lo deliberación cotno acto <milateral.-2) Deliherori6n y acto contplejo.-3) Deliberación y acto c o l e c t i v o d ) Deliberacid" y acto sintide.
5 ) La deliberación col>ro acto coleyiudo.
1. La deliberación como acto unilateral.-La naturaleza juridica de
la deliberación ha sido muy discutida y acerca de ella los autores no han
llegado a un acuerdo. Son varias las opiniones que al respecto se han emitido; para unos, la deliberación es un acto complejo, para otros, un acto
colectivo; hay quienes la consideran un acto simple y quienes la consideran un acto colegiado.
Independientemente de la corriente de opinión que se acepte para
explicar la naturaleza juridica de la deliberación, lo cierto es que ésta
debe considerarse como un acto unilateral. Esta afirmación nos lleva al
estudio de la clasificación tradicional de los actos en unilaterales y plurilaterales.
Este punto es un problema ya discutido y resuelto, por lo que bastará solamente dar la noción de uno y otro acto.
Por acto unilateral se entiende el acto en que intervienen una o varias personas que manifiestan su voluntad en un mismo sentido; y por
acto plurilateral se entiende el acto en el que dos o más personas declaran
su voluntad en sentidos opuestos o diferentes.
RUGGIERO
clasifica gl acto en unilateral o bilateral y dice: "Todos
los negocios exigen una declaración de voluntad; para muchos basta con
-
* Este estudio forma parte de una rnonografia, prbnima a publicarse, sobre
asambleas eri las sociedades anónimas.
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una sola declaración, siendo una parte tan sólo la que da vida al negocio
(negocio o actos unilaterales) ; otros necesitan dos declaraciones, porque
se producen con la intervención de dos partes (bilaterales). Es unilateral el testamento, la renuncia; bilaterales son los contratos, en los que,
frente a la declaración de uno está la opuesta, aunque correspondiente
del otro. Parte significa, no la persona, sino la dirección de la voluntad
que es única, aunque la manifiesten varias personas, actuando conjuntamente (la renuncia de varios condóminos)".
Como se puede observar, para determinar la unilateralidad o plurilateralidad del acto, no se toma en considvación el número de personas
que en él intervienen sino la dirección de la voluntad que se manifiesta. *
No obstante que aceptamos como válida la opinión de RUGGIERO,
respecto a lo que debe entenderse por parte, creemos, sin embargo, que para
completar la noción de este concepto sea oportuno hacer referencia a lo
expuevto en la actualidad por los juristas que, con base en lo ya estudiado
por sus antecesores, han elaborado sobre el tema y han llegado a darnos un
concepto más preciso en la materia.
Consideramos que uno de los autores que nos da una idea más clara
de lo que debe entenderse por parte, es EMILIOBETTI.NO queriendo cometer omisiones sobre su exposición, haciendo un resumen de ella, transcribirernos aquí lo que en su magistral estudio nos dice:
'
"Sujetos y objeto del negocio juddico.-Sentado que la institución del
negocio jurídico garantiza y sanciona la autonomía privada en la vida de
relación, será fácil determinar los sujetos y el objeto de un negocio.
1 Roberto de Ruggiero, Instituciones de derecho c i d , Madrid, 1929, pág. 250;
A. Donati, L'invaliditd della deliberasiose di asamblea delle sociefi anonime, Milano. 1937, nv 11, pág. 38, dice: "Son unilatetales los actos para cuya exisfencia es
necesaria no una sola declaración de voluntad, como se afirmaba comúnmente, sino
la declaración (simple o compleja) o las declaraciones de voluntad de una sola parte, mientras que son pluraliterales aquellas para cuya existencia son necesarias, no
varias declaraciones de voluntad. sino las declaraciones de voluntad de varias partes, a sea en varias direcciones; esto es, elcontrato, o, si se quiere limitarlo a sólo
al campo de las obligaciones, la convención, o si son más de dos partes, según la
tesis que se quiere seguir, los contratos plurilaterales o de categoria o el contrato
plurilateral (strictu senrre)".
2 Antígono Danati, Natura giuridicn della deliberazione di mamblea delle
rocieti commerciali, Scritti Giuridici in Memoria di Ageo Arcangeii, Padova, 1939,
pág. 183.
N A T U R A L E Z A JURIDICA D E LA DELIBERACION
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Sujeto del negocio, o parte (en sentido formal), es aquel, según
la valoración de la conciencia social que la ley hace propia, a quien corresponde su paternidad y al que debe referirse, no sólo la forma del
acto -la declaración del comportamiento-, sino también el contenido,
el precepto del negocio. No basta a conferir la calidad dr "parte" el
hecho de que a una persona sea atribuible la forma del acto por si sola
(piénsese en un mensajero o en otro instrumento de entrega). Es preciso qiie a aquella persona concierna también el contenido del acto, la
significación que ostenta de una autorreglamentación de intereses privados. Así, en la hipótesis de que se utilice un mensajero, autor del negocio sera el remitente. Y a la inversa, mirando al contenido preceptivo
del acto, y a su destino de dar vida y desarrollo a una relación jurídica,
se presenta como posible atribuir la calidad de "parte", entendida en
sentido sustancial, al sujeto en el cual la relación debe constituirse o desenvolverse, ya concluya él mismo, o no lo haga personalmente, cl negocio. Por ello, en la hipótesis de representación, podrá en este sentido
considerarse como "parte" al representado (sobre ello, en el cap. x).
Objeto o materia del negocio, son, conforme a lo expuesto, los intereses que, según !a organización social, consientan ser regulados directamente por obra de los mismos interesados en sus relaciones recíprocas (n. 1.). La institución del negocio jurídico -interesa aquí recordarlo- no consagra la persecución de finalidades espirituales de orden
ruperior y trascendente respecto a los individuos (cultura, ciencia, moral,
religión, arte, valores sociales, etc.). Tales finalidades, si bien pueden
determinar la celebración de negocios jurídicos, por su necesidad de
actuar en el mundo social (un legado testamentario, una locatio opcris),
pertenecen en si a un orden más elevado que aquel que el Derecho disciplina, y permanecen esencialmente confiadas a la iniciativa individual
y colectiva, fuera del campo del Derecho. Se habla de "inrereses", en
lugar de "bienes", porque también éstos, en la consideración de la conciencia social, hecha propia por el Derecho, son estimados siempre con
referencia a los sujetos y mirando a su especifica aptitud para satisfacer
necesidades de la vida de relación.
Exigencia y justificación del reconocimiento jurídico es, por principio, como se dijo (n. 2), la identidad entre el sujeto del negocio y el
sujeto del interés regulado por el mismo; identidad en la que se expfeca la esencia misma de la autonomía privada. Si el negocio sirve para
imponer a determinados intereses privados un orden vinculante, es nor-
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OSCAR VASQUEZ DEL MERCADO
mal que el poder de hacerlo corresponda al individuo en tanto se trate
de intereses propios. Sólo respecto a sus intereses puede normalmente
la disposición del individuo tener valor decisivo. Bien puede ordenar en
casa propia, pero no, salvo excepcionalmente, en casa ajena. Puede legítimamente disponer de bienes suyos, pero no de bienes ajenos (arts.
651, 1.192, 1478 C. C.; cfr. arts. 861, 866, 1.160 C. C. esp.) Puede
perfectamente asumir obligaciones sobre si, no a cargo de terceros (art.
1.381 C. C.), ni, como quiera que sea, perjudicarles (art. 1.372; cfr.
art. 1.257 C. C. esp.; art. 1399 C. C.; cfr. art. 1.727 C. C. español).
Si el reconocimiento jurídico del negocio se admitiera sin limitaciones,
de suerte que quien quisiera pudiese sustituir al interesado, realizando
negocios jurídicos por cuenta de él, cesaría de tutelar la autonomía privada para proteger y promover, en cambio, la invasión de la esfera jurídica ajena.
Con ello no se excluye la admisibilidad de una gestión de ajenos,
ni se quiere decir que el Derecho deba negar la posibilidad de realizar
el negocio en sustitución del interesado incapaz o impedido. Sólo se
quiere decir que tal posibilidad es todo menos obvia, y plantea para el
Derecho un problema político-legislativo en cuya solución no está permitido prescindir de limites y condiciones, si no se quiere chocar contra
la fundamental exigencia de tutelar la autonomia privada. Problema, ante todo, de legitimidad, puesto que una sustitución de persona en la conclusión del negocio no ha de admitirse en principio, sino en cuanto entne el interesado y el sujeto llamado a tomar su puesto exista una relación calificada para conferir a éste el poder de establecer un orden
vinculante en determinados intereses de aquél. Y problema, además, de
oportunidad, porque aun cuando concurra el consentimiento del interesado, no parece aconsejable, fuera de ciertos limites, que el cuidado
de los intereses del individuo sea confiado a la iniciativa y al juicio de
algún otro, en forma de separar la iniciativa del negocio de soportar sus
consecuencias, aun las onerosas.
E n la medida en que sea admitida la sustitución de una persona a
otra en la condición jurídica de "parte" del negocio cesará la normal
coincidencia de la parte con el interesado. El sujeto del negocio la "par:e" (en sentido formal) se deberá distinguir entonces del sujeto del
interés con el negocio regulado, tanto si sus efectos tocan a éste directa
y exclusivamente - c o m o en la representación-,
como si sólo le afectan por reflejo, al modo que ocurre en la gestión de negocios ajenos sin
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representación (art. 2.031 C. C.; cfr. art. 1.893 C. C. esp.) ; o en el
contrato a favor de tercero (art. 1.372, 2, 1.411 C. C.; cfr. art. 1257
C. C. esp.) Sólo en la representación (n. 71) es correcto calificar al
sujeto del interés regulado, o sea al representado, como parte en sentido material.
A más de la sustitción de una persona a otra en la condición jurídica
de parte del negocio, es posible la concuritencia en la misma de varias
personas, ya que tal condición no se identifica conceptualmente con el
individuo, ni lógicamente requiere singularidad. E n efecto, si la esencia
del negocio está en ser una autorregulación de intereses privados, el
criterio a que precisa atender para identificar la "parte" no puede ser
otro que el de reconocer, ante todo, la correspondencia, y, por tanto, la
identidad, o la diferencia (en cuanto a los respectivos sujetos) de los
intereses en juego. "Parte" es quien con el negocio dicta reg!as a un
interés propio. De donde, si el interés en juego es Único e idéntico, la
parte será única, aun cuando pueda estar constituida por varias personas. Si, al contrario, los intereses afectados son difekntes y divergentes, se encontrarán enfrentadas dos o más partes. aunque tales partes en
conflicto puedan ser representadas por una sola persona, como sucede
en la figura del llamado "contrato consigo mismo" o "autocontrato"
(art. 1.395 C. C.; n. 75). E n el primer caso el negocio quedará como
unilateral, puesto que responde a un interés único y atribuible a una
Única parte, por más que sea subjetivamente complejo (n. 30), es decir, integrado por varias declaraciones que, si bien separadas y procedentes de varios sujetos, no son entrecruzadas, sino recíprocamente convergentes y encauzadas hacía un contenido preceptivo común y unitario
(piénsese en la renuncia abdicativa que hagan varios condóminos de
la cosa común). En el segundo caso, en cambio, el negocio, desenvuelto
y concluido entre dos partes, será bilateral. No sólo en cuanto a la estructura, ya que a la declaración o el comportamiento de la una debe
corresponder una congruen* declaración o adecuada conducta de la otra
parte, configurando así un cambio o encuentro, sino también en cuanto
a la función, en el sentido de que la conjunción de las declaraciones o
conductas está destinada a armonizar la diferencia o divergencia de intereses, dentro de una relación jurídica entre respectivos sujetos, sea ésta una relación patrimonial real u obligatoria (en cuya función el negocio bilateral se califica propiamente como "contrato": art. 1.321 C. C.;
cfr. 1.254 C. C. esp.), o bien una relación de distinta naturaleza (personal
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OSCAR VASQUEZ DEL MERCADO
familiar). También en el negocio bilateral cada una de las dos partes puede
estar constituida por varias personas que regulen un interés idéntico y
común (ejemplo, una constitución de servidumbre que beneficie o grave
un fundo en condominio: art. 1.059 C. C.; cfr. art. 399 C. C. esp.).
Del concepto del negocio como regulación autónoma de intereses
privados hemos deducido, de este modo, el doble corolario de que, ni la
parte se identifica con la persona del declarante (pudiendo ser única aun
si está constituida por varias personas o, viceversa, doble y representada por una sola persona), ni el negocio se identifica con la declaración,
ya que permanece único también cuando ésta sea múltiple, ni la multiplicidad de sujetos excluye que las declaraciones sean referibles a una
sola "parte". Del mismo concepto deriva también el corolario de que
allí donde se tenga sólo una "parte aparente", también el negocio es, a
los efectos civiles, mera apariencia".
Con base en el concepto de "parte" como lo hemos visto, es fácil
determinar cuándo un acto es unilateral o plurilateral, y por ende, determinar también cuál sea la naturaleza que deba dársele a la deliberación
de una asamblea.
La deliberación de una asamblea es un acto unilateral no obstante
que dicha deliberación provenga de un órgano formado por varios individuos, quienes a su vez emiten una declaración de voluntad a través
de su voto. E n todo caso, los votos se consideran como elementos del
procedimiento de formación de la voluntad social.'
La deliberación de la asamblea es la manifestación de voluntad de
una parte y esta parte es la sociedad, es decir, el sujeto a quien corresponde la paternidad del negocio, como dice BETTI,y con el cual se identifica el objeto. A través de la asamblea, la sociedad ("parte") regula un
interés propio y Único, lo que precisamente da el carácter de unilateral
al acto.
3 Emilio Betti, Teorio generale del mgosio giuridico, Torino, 1950, pág. 77;
vCase Luigi Cariota Ferrara, II negozio giuridico, Napoli, 1949, nv 36, pág. 119; Salvador Pugliatti. Inhoducción al estudio del derecho civil, México, 1943, pág. 297.
4 Vittorio Salandra, Monuale di diriffo c m m e r c d e , Bologna, 1949, nv 46,
pág. 250; en contra de la declaración de la asamblea como acto unilateral se manifiesta, Agustin Vicente y Gella, Los resoluciones de la asamblea general de una sociedad anónima, Zaragoza, 1932, núms. 18 al 33, pág. 31.
N A T U R A L E Z A JURIDICA D E L A DELIBERACION
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E l negocio plurilateral se presenta sólo cuando los intereses en juego son diferentes. E l interés de la sociedad es uno, esto es, ejecutar los
actos necesarios para llevar a cabo su objeto.
Cuando los socios intervienen en la asamblea para formar la voluntad social, el interés que persiguen debe considerarse como un elemento
para regular el interés común: su inter6s particular queda al margen y
no se puede decir que haya contraposición de intereses si los socios persiguen uno diferente al de la sociedad. E! interés particular del socio es
irrelevante para la formación de la voluntad social ; nunca podri tomarse
en cuenta para la deliberación de la asamblea; y lo que es más, cuando
un accionista, en una operación determinada, tenga un interés contrario
al de la sociedad, deberá abstenerse de toda deliberación relativa a dicha
operación.
Conforme a la breve exposición hecha, podemos concluir lo siguiente: si el interés en juego en el negocio determina el número de partes que
en él intervienen y en virtud del número de partes se determina
ia naturaleza unilateral o plurilateral del negocio, la deliberación de una
asamblea es un negocio unilateral, porque uno es el interés y una es
la parte. E l interés es la realización del objeto de la sociedad y la parte
es la sociedad.
--
5 Girrigues-Uria, Cmneniario de la ley de sociedades anónimos, Madrid. 1952,
pág. 506, dicen: "La naturaleza del acuerdo de la junta es tema que se presta a toda
clase de debates. En general, se acepta que son declaraciones de voluntad (de la
voluntad colectiva de la sociedad como persona jurídica) y que en este sentido entran
en la gran categoría de los negocios jurídicos, porque la voluntad declarada por la
junta va dirigida a producir efectos en orden al derecho. Pero se discute el carácter de ese negocio jurídico. Para nosotros, es un negocio unilateral aunque se forme
par la coincidencia de una serie de voluntades individuales (las de los socios que
votan a favor del acuerdo), que se funden entre si para formar la voluntad colectiva, porque es declaración de voluntad de una sola parte (la sociedad); porque
es un acto colegiada en sentida lato, un acto que aunque se cumpla por una pluralidad de personas, como éstas actúan como componentes de un mismo órgano, es un
acto unitario en cuanto emana del colegiado como organización también unitaria.
LOS acuerdos son ciertamente actos colectivos, pero no negocios plurilaterales. Acto
colectivo y negocio plurilateral son cosas distintas. Reconocida a la junta la condición de órgano expresivo de la voluntad social, sus acuerdos no pueden ser sino
actos juridicamente simples, que pueden ir dirigidos a regular relaciones de orden
puramente interno, o a ser proyectados hacia el exterior uniéndose a las declaraciones de voluntad de terceras personas para formar contratos u otros negocios jurídicos bilaterales". Véanse también, respecto a la unilateralidad de la declaración de
la asamblea, A. Donati, L'lnualidiii . nv 12, pág. 41; Matio Vaselli, Deliberneioni
..
110
OSCAR VASQUEZ DEL MERCADO
Habiendo dejado establecido que la deliberación de la asamblea se
considera como un acto unilateral emanado de un cuerpo colegiado, debemos ahora determinar, si este acto es un acto complejo, colectivo, simple
o colegiado.
2. Deliberación y acto complejo.-El acto complejo es aquella declaración de voluntad formada por la fusión de varias declaraciones de
voluntad que se dirigen a un fin único ejercitando un Único poder de
derecho. Los sujetos que intervienen en el acto complejo tienen un mismo
interés.
A primera vista, tal parece que la deliberación de la samblea se encuadra en esta categoría de actos, dado que en ella intervienen varios su~ si
jetos y la voluntad es una, aquella precisamente de la a ~ a m b l e a .Pero
se observa bien, veremos que en la deliberación de una asamblea no
se trata de la suma de actos que provengan de varios sujetos o de varios
órganos. La deliberación es una y se forma no de la fusión de las varias
declaraciones, tomadas éstas como declaraciones emanadas de diversos
sujetos u órganos, sino de la opinión de los socios, los cuales son miembros del órgano (asamblea) y no Órganos ellos mismos.
No puede decirse que estemos frente a un acto complejo siempre que
se realice una fusión de declaraciones de voluntad de varias personas
físicas, cuando éstas no se presentan investidas de un órgano distinto
dentro de un ordenamiento jurídico determinado, sino cuando están todas
ellas en conjunto encargadas de un Órgano que en dicho ordenamiento
se presenta como unitario.
El acto complejo, para que tenga efecto requiere la fusión de todas las voluntades que lo forman, es decir, la unanimidad es indispensable.
-
nirlle e annullabili delle societa per azioni, Padova, 1947, pág. 10; Alessandro Graziani,
Diritto delle societd, Napoli, 1951. nv 53, pág 227; Antonio Scialoja, L'opposieione
del socio olle deliberazioni delle assemblee nelle socktd anonime, Riv. Dir. Comn,
vol. I, 1903, pág. 207.
6 La deliberación de la asamblea la considera un acto complejo Giuseppe
Stolfi, Teorio del n e g o i o giiiridico, Padova, 1947, n* 12, pág. 42. Este autor, al hacer
la distinción entre acto complejo y contrato, señala como ejemplo de actos camplejas el acto de constitución de las sociedades comerciales, las deliberaciones de
las asambleas de las personas jurídicas y, en especial, las de las sociedades anónimas
y de responsabilidad limitada.
7 Véase M. Vaselli, o@. cit., pág. 13.
8 A. Donati, op. cit., nv 13, pág. 45.
N A T U R A L E Z A IURIDICA DE L A DELIBERACION
111
N o se exige el mismo requisito en el caso de la deliberación de la asamblea ;
la decisión de la mayoría puede estar en contraste con la de la minoría, y
no obstante, la voluntad del ente se forma. La deliberación es obra' de
un órgano (asamblea) y tio de los sujetos que forman parte del mismo,
por lo que es completamente indiferente que la deliberación se adopte
por unanimidad o mayoria.
La deliberación no es una suma de declaraciones, porque si así fuese,
las declaraciones en sentido negativo y contrarias, debiéndose sumar, paralizarían las declaraciones en sentido positivo. E n las deliberaciones por
mayoria, no nos encontramos con una fusión de la voluntad de la minoría
con la voluntad de la mayoría.
@
3. Deliberación y acto co1ectico.-Se ha querido también considerar
la deliberación de la asamblea como un acto colectivo. Por acto colectivo
se entiende aquel acto formado por la declaración de voluntad de varios
sujetos, declaraciones unidas, previo acuerdo unánime, para satisfacer intereses comunes paralelos.
E n el acto colectivo las voluntades de los sujetos no se fusionan
para formar una voluntad única; si bien es cierto que se unen, quedan,
no obstante, individualizadas y perfectamente distinguidas. En esto se
diferencia el acto colectivo del acto complejo, en el que las voluntades se
fusionan para dar lugar a una nueva. El acto complejo se presenta al
exterior como una declaración de voluntad de carácter unitario, en tanto
que el acto colectivo muestra, en la pluralidad de sus declaraciones, la
pluralidad de intensidad, las cualrs, sin embargo, son todas de idéntico
contenido y tienden a un resultado común. lo
El concepto de la deliberación de la asamblea como un acto unilateral colectivo ha sido sostenido por eminentes autores, los cuales consideran que en las asambleas de una sociedad, todos aquellos que contribuyen a la formación de una deliberación, son de la misma parte y su
voluntad es única. La asamblea, dicen, es una unidad colectiva y su v e
luntad vincula a los miembros de la sociedad. l1 Los socios, como órganos
9 A. Brunetti, Trattato del diritfo delle societi, Milano. 1949, no 589, pág. 326;
Lorenzo Mossa, L'inefficcocia dello deliberazione dell'assemblen nelle societd per
azioni, Riv. Dir. Comm., 1915, pág. 443.
10 F. Messineo, Studi di diritto delle sacieti, Milano, 1949, nv 9, pág. 27.
11 A. Scialoja, L'opposizione. pág. 207.
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0 5 C A R VASQUEZ DEL MERCADO
vivientes y necesarios del ente, concurren con sus voluntades individuales
a crear la voluntad colectiva. l2
Considerando el acto colectivo como un acuerdo de voluntades que
se manifiestan una al lado de otra con miras a un interés común y cuyo
efecto se actúa en cada uno de ellos, es dudoso que la deliberación de la
asamblea pueda admitirse como un acto de esta naturaleza.
E n el acto colectivo intervienen diversas declaraciones, las cuales se
reúnen, previo común acuerdo, para satisfacer intereses comunes. Las
declaraciones son indispensables una de otra y sólo se manifiestan por el
interés similar que las une. En cambio, en la deliberación, las declaraciones de voluntad no son distintas, no miran a la satisfacción de intereses
paralelos y su efecto se refiere a la persona jurídica de la sociedad. l3
E n la asamblea, los socios no actúan como órganos sino coino partes
del mismo órgano (asamblea), por lo que, la voluntad colectiva de que
habla la tesis, que en forma tan somera analizamos, no se forma por la
concurrencia de los socios como órganos vivientes y necesarios del ente.
El socio obra en virtud de la relación particular que hay entre él y la
sociedad, no como órgano, repetimos, sino como miembro de un órgano. 14
4. Deliberación y acto simple.-La noción de acto simple se ha querido aplicar a la deliberación de la asamblea.
Las consideraciones de los que admiten esta tesis, están basadas como es natural, en el concepto de acto simple. Según la doctrina, se
denomina como tal el acto que se forma por la manifestación de voluntad
que emana de un sólo sujeto.
Desde el punto de vista objetivo, el acto simple es aquel que tiene
un sólo objeto y un contenido uniforme.
DONATIhace la siguiente consideEl eminente jurista ANT~CONO
ración: "Yo creo, dice, que una vez reconocida a la asamblea la calidad
de órgano y afirmado el principio mayoritario, es licito concluir que la
voluntad de cada miembro, así sea en concurso con la de los otros iniem-
-
12 C. Vivante, Tratado de derecho mercantil, Madrid, 1932, nv 488, pág. 233.
13 A. Donati, o). cit., nv 12, pág. 42; A. Graziani, op. cit., nv 53, pág. 228.
14 M. Vaselli, op. cit., pág. 16.
15 Véanse Cariota Ferrara, ob. cit., nP 46, pág. 157; Santi Romano, Corso di
diritto a m m i n i s t r ~ f i ~Padova,
0,
1930, pág. 180; Guido Zanobini, Corso di diritfo omminktrntiuo, Milano, 1936, pág. 293.
NATURALEZA JLTRIDICA
DE LA
DELIBERACIOiV
113
bros de la mayoría, puede ir encaminada no a la realización de un determinado fin (el de la deliberación), sino tan sólo a la formación de la voluntad del órgano, esto es, a la formación de la deliberación dirigida a
su vez a un fin determinado la cual es por lo tanto algo diverso de la
fusión de las declaraciones de voto de los miembros de la mayoría.
E s además, el ordenamiento juridico, por virtud del proceso de organización y formación juridica en el seno del órgano, el que se inicia
con la discusión del asunto puesto a la orden del día, y culmina con la
declaración del presidente (y este es el proceso que reviste la mayor
importancia), quien determina, en el sentido querido por la mayoría, la
declaración de voluntad del órgano (y por lo mismo del ente).
Por consiguiente, la deliberación de la asanlblea, como voluntad de
un órgano único, diversa de la voluntad de las personas de él encargadas, no puede ser más que un acto únicamente simple; y tanto en el
interior de la persona jurídica, como en el exterior, la deliberación formada se presenta como un acto rigurosamente unilateral, que puede convertirse, empero, directamente o mediante la declaración de los administradores, en elemento de un contrato de otro negocio jurídico bi o plurilateral concluido con terceros." le
Aparentemente, esta tesis seria la aplicable para catalogar la deliberación de la asamblea. E n efecto, la deliberación de la asamblea como
órgano Gnico, es en concreto, la voluntad de la sociedad, voluntad de
un sujeto Gnico.
Sin embargo, es necesario hacer notar lo siguiente para ver que la
tesis n o es de aceptarse. L a deliberación se forma no por la declaración
de voluntad de u n sólo sujeto, sino por la intervención de los varios elementos que forman el Órgano de la sociedad. E n todo caso, la deliberación,
que quiere ser considerada como acto simple, vendria a ser la voluntad
misma de un sujeto único, formada no por la voluntad de un sólo sujeto,
repetimos, sino por su Órgano deliberante. Considerar la deliberación
como acto simple seria tanto como considerar que el acto simple forma
la voluntad Única y no que de la voluntad única emana el acto simple.
Si la deliberación es un acto que emana de un sólo sujeto, (cómo podriamos explicarnos la antítesis entre la mayoria y la minoría!
Además de lo anterior, las definiciones que algunos autores dan del
acto simple nos hacen dudar de que la deliberación pueda considerarse como
16 A. Donati, o!. cit., nv 13, pág. 47.
114
OSCAR VASQUEZ DEL MERCADO
tal. Así, por ejemplo, SANTI
ROMANOestablece que simple se dice del
acto en el cual la manifestación de voluntad, si se trata de un acto
unilateral, emana de una persona física, y si se trata de convenciones,
de tantas personas físicas cuantos sean los participantes, quienes constituyen cada uno una parte. " E n el mismo sentido se manifiesta CARIOTA
FERRARA
para quien acto subjetivamente simple es aquel que emana de
una sola persona física. l8
Como es fácil observar de las definiciones anteriores, la caracteristica del acto simple no sólo consiste en la participación Única y exclusivamente de un sujeto, sino en que éste debe ser una persona física. Ahora
bien, jcómo admitir que la deliberación sea un acto simple si la manifestación de voluntad se está atribuyendo a un sujeto moral?
5 . La deliberación como acto colegiado.-Desechadas las tesis que
atribuyen a la deliberación la naturaleza de acto complejo, colectivo o
simple, debemos estudiar, pues, la última de las categorías de actos dentro de las cuales dijimos que se ha querido encuadrar la deliberación de
la asamblea, es decir, la categoría de los actos colegiados.
Dijimos en un principio que la deliberación es un acto unilateral porque no obstante que emana de un cuerpo en el que participan varias personas físicas, el interés perseguido es uno y la parte que se identifica con
éste también es una. La intervención de varios sujetos en la formación
del acto no implica que se les deba considerar individualmente; estos pueden formar parte de un todo, como por ejemplo, la asamblea, órgano deliberante de la sociedad, en cuyo caso su decisión se considera como elemento del procedimiento de formación del acto. El acto en este caso será
unilateral, porque emana de una sola parte.
E l acto unilateral tal y como lo hemos conceptuado, no se contrapone, por lo tanto, al concepto de acto colegiado. El acto colegiado es de
naturaleza pluripersonal, pero nada impide que pueda constituir un acto unilateral. Precisamente en la formación del acto colegiado intervienen
varios sujetos formando un sólo cuerpo, que acttia como una sola parte.
E n virtud de que en el acto colegiado participan varios sujetos, podria confundirse con los actos colectivos y complejos; sin embargo, la duda
queda disipada si tomamos en consideración que los actos colectivos se
-
17 S. Romaho, op. d.,pág. 180.
18 L. Cariota Ferrara, op. cit., nv 46, pAg. 157.
NATURALEZA IUKIDICA DE LA DEWBERACION
115
forman por dedaraciones diversas entre sí, que se reúnen previo acuerdo
unánime para satisfacer intereses comunes paralelos y cuyo efecto se
refiere a cada sujeto u Órgano, y que los actos complejos resultan de la
fusión de las declaraciones de varios sujetos o de varios Órganos diversos
entre si, cada uno titular de un poder en el ámbito de una determinada
competencia. E n cambio, en el acto colegiado, las declaraciones de los
sujetos no son diversas entre si y tienen por fin la satisfacción de un
sólo interés, y sus efectos están dirigidos a la persona jurídica. Además,
en el acto colegiado las declaraciones son de sujetos que forman un órgano
unitario y que de ninguna manera dan lugar a una fusión de declaraciones, en virtud de la heterogeneidad que puede presentarse entre la mayoría
y la minoría.
El acto colegiado, en virtud del principio mayoritario que rige el
funcionamiento de las asambleas, es el más apropiado para explicar la
naturaleza de la declaración de voluntad de la asamblea. Por el principio
mayoritario, la formación de la voluntad social no requiere la contribución
de todos y cada uno de los socios que emitan su voto: ésta se puede formar
por el número de votos que represente un determinado porciento del
capital social, suficiente para formar mayoría. La asamblea es un órgano
de la sociedad, que actúa como un cuerpo colegiado, en el que intervienen varios sujetos físicos, pero que no son órganos independientes, sino
elementos del mismo. El Órgano colegiado se forma por varias personas
cuya voluntad, simultánea y equivalente, es necesaria para formar la voluntad del ente. La decisión del cuerpo colegiado no necesita que se forme
por la manifestación unánime de las voluntades de los sujetos que la
forman: basta que se constituya por un número suficiente para formar
mayoria. E n tal virtud, si el cuerpo colegiado obra en la forma indicada
y la asamblea se considera un órgano de carácter colegiado, los principios aplicables son los mismos. Las reglas aplicables para el funcionamiento válido de los órganos colegiados y de la formación de la voluntad
colegial las dimos en el primer capítulo de este trabajo.
E n los órganos colegiados, para la formación de la voluntad se requiere la convocación de todos los miembros; de la misma manera, en la
sociedad es necesario que se convoque a los miembros para que se constituya la asamblea, la cual, como Órgano deliberante, emite la voluntad
del ente; en una asamblea, como en cualquier otro órgano colegiado, se
19 Véase A. Graziani, o). cit., no 43, pág. 228; Alessandro Graziani,
sorieti per azioni, Napoli, nv 30,bpág. 170.
La
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OSCAR VASQUEZ DEL MERCADO
requiere la presencia de un número de miembros suficiente para que'la
reunión sea válida; por último, la aprobación de la materia a tratar, y
para que la decisión se considere la voluntad del ente, debe tomarse tamhién por un número suficiente de miembros que constituyan la mayoría.
El cuerpo colegiado actúa como una sola parte y en la misma forma
actúa la asamblea, por lo que, repetimos nuevamente, la decisión de una
asamblea, proviniendo de una sola parte, es una decisión de carácter unilateral y debe aceptarse como acto colegial, porque emana de la colectividad social considerada como unidad.
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