Conceptos jurídicos indeterminados: Justiprecio o precio justo

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D ER EC HO EN SOC IED AD , N .º 5.
Julio de 2013
Revista electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica
Conceptos jurídicos indeterminados:
Justiprecio o precio justo
Vanessa Zamora Guzmán1
Resumen
En términos generales, la conducta administrativa se realiza a través de diferentes actuaciones
materiales y formales asentadas en normas jurídicas. De ahí nace el término de concepto
jurídico indeterminado, con respecto al cual la ley no determina claramente cuál es el límite del
concepto, lo que causa que guarde un cierto grado de vaguedad. En alguna medida, esta es
una técnica necesaria para el legislador, aun cuando no necesariamente es la más idónea. Sin
embargo, a través de la doctrina, podemos conceptualizar los conceptos jurídicos
indeterminados como aquellos que no admiten una cuantificación o una determinación en
forma tajante y rigurosa ―a pesar de su referencia a una cierta imprecisión―, sino que se ve
contrastada con la referencia precisa de que se trata de un supuesto de la realidad que admite
ser precisado justamente en el momento de su aplicación. Para este artículo, se ha considerado
trabajar sobre un tema de los conceptos jurídicos indeterminados, enfocándose especialmente
en el justiprecio o precio justo. De esta forma, el justiprecio o justo precio será el pago que se
recibe como producto de la pérdida de los bienes y derechos que han sido retirados de su
Administradora de empresas con énfasis en Recursos Humanos, licenciada en Psicología, bachiller en
Teología, máster en Administración de Proyectos, máster en Comunicación y Mercadeo y egresada de la
Maestría en Gestión Ambiental. Actualmente se encuentra cursando el Doctorado en Ciencias de la
Administración en la UNED, la Maestría en Docencia y Currículum Universitario y finalizando el Bachillerato
en Derecho, ambos en ULACIT; el posgrado en Entornos Virtuales de Aprendizaje de la Organización de
Estados Iberoamericanos (OEI); el bachillerato en Criminología y la licenciatura en Teología; ambas en la
UNED. Labora como Especialista en monitoreo y evaluación para el Instituto Interamericano de Cooperación
para la Agricultura (IICA). Correo electrónico: [email protected]
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dominio, y supone una compensación íntegra por la pérdida patrimonial que ha sufrido la
persona expropiada. Palabras claves: Concepto jurídico indeterminado, justiprecio, precio
justo, pago, Ley de Expropiaciones.
Abstract:
Overall, the administrative conduct is conducted through different ways according to a number
of legal rules or regulations. Because of this situation, the indeterminate or vague legal concept
was born, and it seeks to explain an issue where the law does not clearly determined what´s its
own limit, which leads for legal aspects to a certain air of vagueness of the concept. However,
through the doctrine, we can conceptualize legal concepts such as the indeterminate legal
concept which does not support a quantification or determination as sharp and rigorous as
others. Despite its reference to some inaccuracy, it is contrasted with the precise reference of
its assumption as a reality that supports and is pointed precisely at the time of its own
application. For this article, and as part of the general work on indeterminate or vague legal
concepts, we will focus especially on the valuation or fair price. Thus, the valuation or fair price
will be a fair compensation that is received as a result of the loss of property and rights that
have been expropriated and it stands as a full compensation for the pecuniary loss suffered by
the person expropriated. Key words: Vague or indeterminate legal concept, valuation, fair
price, payment, Expropriation Law.
Introducción
Las preguntas que cabría formularse para iniciar este artículo serían si es pertinente partir de
una pseudo o presunta definición de los conceptos jurídicos indeterminados y de su nivel de
aplicación, cómo se definiría justiprecio o precio justo, cuáles serían sus elementos, cuáles
serían sus formas de pago y características, y cuál ha sido la jurisprudencia que se ha
establecido con respecto al concepto en Costa Rica.
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El concepto jurídico indeterminado consta de factores objetivos y subjetivos que, dependiendo
de esa circunstancia específica, van a determinar su significado. Una primera aclaración que se
debe realizar es que la indeterminación no es absoluta o total, como si correspondiera a los
progresivos, donde en algunos de sus factores es fácilmente determinable si corresponde o no
al concepto, mientras que en otros casos, la generación de grises impide establecer esto con la
seguridad que se deseara.
Por su parte, Quirós (s.f.) indica que los conceptos jurídicos determinados definen con precisión
al objeto al cual se refieren, mientras que los conceptos jurídicos indeterminados carecen de
una precisa acepción (p. 2). Entonces, como objetivo general, es necesario determinar la
conceptualización del concepto jurídico indeterminado: justiprecio o precio justo.
Por consiguiente, se plantean los siguientes objetivos específicos, que servirán para enrumbar
la investigación:

Conceptualizar los conceptos jurídicos indeterminados

Contextualizar los conceptos jurídicos indeterminados en cuanto a su importancia para
el derecho

Conceptualizar el concepto jurídico indeterminado: justiprecio o precio justo

Contextualizar el concepto de justiprecio en relación con la jurisprudencia en Costa Rica
Capítulo I: Los conceptos jurídicos indeterminados
Para poder entrar en un tema por demás complejo, es pertinente realizar aproximaciones de
algunos aspectos básicos que se interrelacionan en la materia, por lo que se pasa en seguida a
considerarlos.
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Sección I: La vaguedad del lenguaje
De acuerdo con Serrano (2007),
“El concepto jurídico indeterminado es, en sí mismo un concepto hueco que hay que
llenar: no basta con decir que hay interés público, hay que concretar en qué consiste, en
ese caso, el interés público. Los conceptos jurídicos indeterminados han de ser llenados
de contenido en cada caso concreto” (p. 1).
Como ya habíamos adelantado, hay momentos o situaciones donde es incuestionable que la
situación corresponde o no al concepto; y otros donde el nivel de indeterminación se
incrementa. Es allí donde radica lo interesante de la figura jurídica. Esto quiere decir que el
concepto jurídico indeterminado tiende a ser un concepto en creación, que no ha sido
finalizado, sino que varía para cada contexto y para cada caso concreto, y por ende debe verse
como tal y no en absoluto.
Afirma también Serrano (2007), que
“El concepto jurídico indeterminado tiene que ser llenado de contenido mediante la
aplicación a las circunstancias específicas del caso de los factores objetivos y subjetivos
que sean congruentes con su enunciado genérico, mediante una explicación y aplicación
al caso concreto: no se puede decir que hay urgencia sin explicar en qué consiste esa
urgencia y si se alude a la necesidad es preciso también explicar lo que se entiende por
ella” (p.1).
Al ser indeterminados, estos conceptos jurídicos no van a ser precisos, sino que su precisión
variará dependiendo del objeto al que se estén refiriendo en ese determinado momento o
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contexto histórico. Esta situación genera un nivel de inseguridad jurídica y un amplio margen de
discrecionalidad administrativa para el operador jurídico.
Sección II: Características y estructura
Se hace necesaria una aclaración básica. Para el jurista español Eduardo García, no existen este
tipo de conceptos claramente definidos. La lógica del razonamiento es sencilla para el carácter
general, es decir que se tornan conceptos tan generales y abstractos que cuesta determinarlos
o definirlos, pero cuando se trata de un caso en concreto, en principio es la Administración
quien termina por definirlo o determinarlo y es en estos casos, cuando lo indeterminado se
torna determinado, dotándolo en ese momento de contenido, y salvándolo de su
indeterminación. Al respecto, García de Enterría y Fernández (2003) indican que:
“Doctrinariamente los conceptos jurídicos indeterminados se entenderán como aquellos
que ‘por su referencia a la realidad’, la ley refiere una esfera de realidad cuyos límites no
aparecen bien precisados en su enunciado, no obstante lo cual es claro que se intenta
delimitar un supuesto concreto. La ley no determina con exactitud los límites de esos
conceptos porque se trata de conceptos que no admiten una cuantificación o
determinación rigurosas, pero en todo caso es manifiesto que se está refiriendo a un
supuesto de la realidad que, no obstante la indeterminación del concepto, admite ser
precisado en el momento de la aplicación; pero al estar refiriéndose a supuestos
concretos y no a vaguedades imprecisas o contradictorias, es claro que la aplicación de
tales conceptos o la calificación de circunstancias concretas no admite más que una
solución” (p. 448-449).
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Es más bien la posición crítica alemana, aceptada en muchas otras latitudes, la que pone en
evidencia lo complejo de los conceptos, la necesidad de delimitarlos y de alguna manera cerrar
la indeterminación al menos en alguna medida. Al ser conceptos que no están determinados,
como su nombre lo indica, no pueden ser tampoco delimitados en términos de cuantificación,
y por ende partirían de un supuesto de realidad, que será precisado justo y solo justamente al
momento de su aplicación.
García de Enterría y Fernández (2003) indican que “con los conceptos jurídicos indeterminados
es la misma indeterminación del enunciado lo cual no se debe de traducir en una
indeterminación de las aplicaciones del mismo, las cuales sólo permiten una única solución en
cada caso” (p. 1).
Por ello, y a continuación forma parte de las características propias de los conceptos jurídicos
indeterminados, es que permiten esa única y justa solución para un caso en específico. Pozas
(2008) por su parte indica, tomando como referencia a García de Enterría (2006) y a Muñoz
(2009), que las características del concepto jurídico indeterminado son, a saber (p. 1):

En este tipo de conceptos la ley se refiere a una esfera de realidad cuyos límites no
aparecen bien precisados en su enunciado, no obstante intenta delimitar un supuesto
concreto.

Admite una solución justa y correcta en cada caso.

Es un caso de aplicación de la ley, puesto que se trata de subsumir en una categoría
legal; por esto es un proceso reglado, en el que no interfiere ninguna decisión de
voluntad del aplicador, como es lo propio de quien ejercita una potestad discrecional.

El juez puede controlar la aplicación del concepto jurídico indeterminado, valorando si la
solución a que con ella se ha llegado es la única solución justa que la ley permite.
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Entonces, es claro, cómo en el caso de los conceptos jurídicos indeterminados, la esfera de la
realidad no queda debidamente delimitada y se admite solamente una solución o alternativa
posible en cada caso.
Por otra parte, con respecto a la estructura de los conceptos jurídicos indeterminados, Muñoz
(2009) afirma que
“siguiendo la doctrina alemana y su teoría del margen de la apreciación
(Beurteilungsspielraum), se puede distinguir que un concepto jurídico indeterminado
está compuesto por “un núcleo de los conceptos” (Begriffskern) y su halo (Begriffshof) y
que el primero delimita un ámbito de absoluta certeza sobre la significación del
concepto, mientras que el segundo marca la zona de incertidumbre que existe en
cualquier concepto jurídico, y que es más amplia en el caso de los conceptos jurídicos
indeterminados” (p. 532)
Entonces, como se ha tratado de definir, el concepto jurídico como tal va a presentar la razón
de ser del concepto, su núcleo, pero al ser este indeterminado, presentará su halo, el cual es
precisamente el que le marca la incertidumbre que en este caso caracteriza a dichos conceptos
jurídicos. Sin embargo, en este mismo tema de las estructuras, se introduce una tercera
estructura de los conceptos jurídicos indeterminados (Muñoz, 2009, p. 532):
“un núcleo (begriffkerm) o zona de certeza configurado por datos previos y seguros, una
zona intermedia o de incertidumbre o Halo del Concepto (Begriffhof) más o menos
impreciso, y una zona de certeza negativa, también segura en cuanto a la extensión del
concepto”.
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Este autor admite una zona más―además de las comentadas, el núcleo y el halo― y lo cataloga
como una zona de certeza negativa propia, que le brinda seguridad en cuanto a su concepto.
Por ejemplo, según García de Enterría y Fernández (2003, p. 452),
“la doctrina española para poder explicar la estructura de los conceptos jurídicos
indeterminados utiliza un criterio trizonal que es más antiguo que el anterior. Entonces
en la estructura de todo concepto jurídico indeterminado será “identificable un núcleo
fijo (Begriffskern) o “zona de certeza”, configurado por datos previos y seguros, una zona
intermedia o de incertidumbre o “halo del concepto” (Begriffshof), más o menos precisa,
y finalmente, una “zona de certeza negativa”, también segura en cuanto a la exclusión
del concepto”.
De esta forma, una conceptualización de alguna manera pragmática de los conceptos jurídicos
indeterminados se podría hacer al definirlos como normas que contienen una forma de textura
abierta, representando aquel tipo de reglas en donde el señalamiento de los elementos del
supuesto de hecho tiene la nota de ambigüedad.
Por esto, lo que se intenta demostrar es que son conceptos que tienen una definición
normativa que es necesariamente imprecisa, a la que ha de otorgarse alcance y significación
específica a la vista de hechos concretos, y que es precisamente por esto que su empleo
excluye que existan otras soluciones que sean igualmente legítimas, imponiendo la existencia
de una única y correcta solución para cada caso concreto. Brewer (2005) es el autor que
claramente complementa este concepto, al afirmar que
“los conceptos jurídicos indeterminados exigen por naturaleza, que a la luz de una
situación concreta, se indague su significado hasta dar con la única solución justa. Es
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decir, describe un objetivo, un fin y un principio que sustenta a la idea o concepto que a
su vez considera en abstracto una serie de hechos, conductas o situaciones que pueden
ser objeto de regulación en los casos concretos” (p. 108).
Definir el contenido del supuesto de hecho en un concepto jurídico indeterminado resulta tan
complejo que puede requerir de una especial valoración, sobre todo por el lenguaje empleado
en su redacción, por lo que
requerirá acudir a otras disciplinas para dicho proceso de
definición. Por último, Tron (s.f.) afirma que en mérito a lo dicho,
“definir si una determinada situación real afecta o no al interés público o tiene una cierta
calificación o trascendencia o significado bajo contextos variables y cambiantes, exige
una valoración o ponderación de las circunstancias que se plantean frente al supuesto
legal, que es extremadamente maleable y variable, incluso de un caso frente a otro, ya
que condiciones de tiempo, modo, lugar, axiológicas, sociales, políticas, económicas,
empíricas, etcétera, obligan a formular especiales valoraciones y reflexiones de corte
casuístico” (p.63).
Sección III: Tipos, control e interpretación
Para comentar sobre los tipos, el control y la interpretación de los conceptos jurídicos
indeterminados, García de Enterría y Fernández (2003) señalan que existen distintos tipos de
conceptos jurídicos indeterminados, a saber:

Los que incorporan nociones de experiencia, es decir, se ventilan en la apreciación de
los hechos la doctrina. Para éstos pone el ejemplo de verificar si un edificio está en ruina
o no.
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
Los que incorporan conceptos de valor, es decir, estos implican juicios de valor, bien
sean técnicos por ejemplo el “impacto ambiental”, o políticos por ejemplo “interés
público”, “utilidad pública” (p. 450).
Existen, entonces, dos tipos de conceptos jurídicos indeterminados: los que incluyen la
experiencia a través de la doctrina y los que incluyen los juicios de valor. Es decir, para definir,
están los tipos basados en la experiencia y los basados en los juicios de valor. Al respecto, Pozas
(2008) citando a Gordillo (2003)
“Hace una afirmación dejando en claro que será la justicia quien será la encargada al
final de determinar si se aplicó el concepto jurídico indeterminado de forma correcta. Los
conceptos jurídicos indeterminados son una aplicación de lo reglado, es decir, de la ley
que crea a este concepto; de ahí que correspondería al órgano Judicial subsumir una
categoría legal (configurada, no obstante su imprecisión de límites, con la intención de
acotar un supuesto concreto). Gordillo considera, en el caso de los conceptos jurídicos
indeterminados, que el control eficaz y valido es el jurisdiccional porque tiene la última
decisión y se trata de aplicación de la norma (no delimitada en su forma, pero sí en su
fondo)” (p.22).
Este autor indica que no es la experiencia ni el juicio de valor lo que definirá al concepto
jurídico indeterminado, sino la justicia que fuera aplicada o no a dicho concepto. Tal y como lo
indica Díaz (2006), “cuando hablamos de conceptos jurídicos indeterminados, estamos haciendo
referencia a aquellos términos contenidos en la ley, sujetos a la interpretación del órgano
administrativo en la aplicación del acto” (p. 30). Según Díaz (2006), es de hacer notar que “la
doctrina sostiene que la aplicación e interpretación de los conceptos jurídicos indeterminados es
un mecanismo diferente al aplicado cuando la ley atribuye a la administración facultades
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discrecionales” (p.30). Entonces, lo que se intenta explicar es que la determinación del
concepto jurídico indeterminado es un proceso reglado, al aplicarse a una realidad concreta, en
particular, en la cual los jueces están facultados para controlar la aplicación de esa solución
desde el punto de vista fáctico jurídico.
Sección IV: Los conceptos y su importancia en el derecho
Siguiendo a González (1999),
“la teoría de los conceptos jurídicos indeterminados, es común a todas las esferas del
derecho. En el marco del derecho privado queda enmarcada dentro de la teoría general
de la interpretación jurídica. A veces sin embargo, cuando son conceptos jurídicos muy
indeterminados, su interpretación se plantea como un problema de lagunas “intra
legem”. En el ámbito del derecho constitucional y administrativo, la teoría de los
conceptos jurídicos indeterminados es
compleja. No es sólo cuestión de resolver
problemas de interpretación sino de establecer las razones a las que el poder judicial
puede revisar las decisiones en esta materia tomada por la Administración Pública. Se
trata de una teoría que se mueve en el ámbito de la dialéctica autoridad-libertad y cuya
tarea específica es como dice García de Enterría “servir a la idea de someter el poder
sistemáticamente a un juicio en el que cualquier ciudadano pueda exigirle
cumplidamente justificaciones de su comportamiento ante el derecho” (p.5-6).
Es así como el tema de los conceptos jurídicos se puede ver tanto desde la esfera pública,
como la privada. Ello quiere decir que independientemente de su esfera de acción o su ámbito
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de trabajo, resultan fundamentalmente importantes y necesarios para el derecho y sus
diferentes ramas. Por su parte, García de Enterría y Fernández (2003) comentan que
“por su referencia a la realidad, los conceptos utilizados por las leyes pueden ser
determinados o indeterminados; los conceptos determinados delimitan el ámbito de
realidad al que se refieren de una manera precisa e inequívoca; en cambio con la técnica
del concepto jurídico indeterminado, la ley refiere una esfera de realidad cuyos límites no
aparecen bien precisados en su enunciado, no obstante lo cual es claro que se intenta
delimitar un supuesto concreto. La ley no determina con exactitud los límites de esos
conceptos porque se trata de conceptos que no admiten una cuantificación o
determinación rigurosas, pero en todo caso es manifiesto que se está refiriendo a un
supuesto de la realidad que, no obstante la indeterminación del concepto, admite ser
precisado en el momento de la aplicación; pero al estar refiriéndose a supuestos
concretos y no a vaguedades imprecisas o contradictorias, es claro que la aplicación de
tales conceptos o la calificación de circunstancias concretas no admite más que una
solución” (p. 452).
La importancia precisa para el derecho del concepto jurídico indeterminado radica en que
precisamente al ser no preciso, esa esfera de realidad y precisión que limita se la da el caso
concreto, que permite definir todo concepto jurídico que no esté previamente determinado,
para no caer en lagunas.
Según el Centro de Documentación Judicial de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, con
la técnica del concepto jurídico indeterminado, la ley se refiere a una esfera de realidad cuyos
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límites no aparecen precisados en su enunciado, pero con lo cual se intenta delimitar un
supuesto concreto. Lo que sucede es que la ley no determina exactamente los límites de estos
conceptos porque se trata de conceptos que no admiten una cuantificación o determinación
rigurosas, pero manifiestan que se está refiriendo a un supuesto de la realidad que ―no
obstante su indeterminación― admite ser precisado en el momento de su aplicación.
Finaliza el Centro de Documentación Judicial de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador
indicando que siendo la aplicación de conceptos jurídicos indeterminados un caso de aplicación
e interpretación de la propia ley que ha sido la que ha creado el concepto, el juez puede
fiscalizar sin esfuerzo dicha aplicación, valorando si la situación a la que se ha llegado es la única
justa que la ley permite para tal efecto.
Entonces, los conceptos jurídicos indeterminados son conceptos abstractos, universales y
generales, que tienen que incluir términos universales ante la imposibilidad de un casuismo.
El que se apliquen en el tiempo no depende de una voluntad discrecional, sino de una
interpretación y aplicación de la ley; no puede ser al azar, porque evolucionan y cambian según
el contexto histórico socio-cultural. Su importancia para el Derecho es que le permiten a este el
contar con un concepto lo suficientemente amplio y universal, que sirva para generar una línea
de base para determinar una conducta de la colectividad que va a ser regulada por el Derecho y
que tiene una única forma válida de interpretación, a saber, ese caso concreto.
Por eso, indica Tron (s.f.) que “la forma de actualizarlos al caso concreto, exige un proceso
argumentativo que debe reducir la discrecionalidad y las apreciaciones subjetivas, eliminando la
arbitrariedad”. (p.65)
Capítulo II. Justiprecio
Una vez señalados algunos aspectos básicos, se hace imperativo considerar lo concreto al tema
del justiprecio, base sustancial de este escrito.
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Sección I: Concepto
Campos (2010) indica que
“el justiprecio ha sido y será una de las cuestiones más conflictivas del Derecho
Administrativo, pues viene a sintetizar el choque entre los intereses públicos y privados
de forma paradigmática, con la particularidad de que las reglas del juego las fija la
propia Administración, no solo por la vía normativa-reglamentaria sino también por los
órganos encargados de determinar el interés público” (p.1).
Sobre el justiprecio o precio justo, se dice que choca en cuanto a intereses públicos y privados,
pues prevalecerá el interés público, en el omento de su determinación. Continúa afirmando
Campos (2010), que “la voluntad de los autores no es otra que la de ofrecer instrumentos de
defensa frente a la actuación de los órganos de valoración”. (p. 1). Para comprender el
concepto de justiprecio, primero debemos empezar por conocer su contexto, por lo que resulta
imperativa la definición de expropiación.
Según la Unión Postal Universal (2008), a través de su Enciclopedia Jurídica consultada indica
que,
“la expropiación forzosa es una institución jurídica que existe en todos los países
democráticos. La Administración Pública, para la satisfacción del interés público, por
ejemplo, la construcción de una autopista puede necesitar de la propiedad privada. En
estos casos, la utilidad pública que representa esa propiedad, debe lógicamente
prevalecer sobre la utilidad del propietario. Entonces, la expropiación se realiza a través
de un procedimiento que se encuentra minuciosamente regulado en las leyes. En dicho
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procedimiento los derechos del sujeto expropiado están debidamente garantizados. El
tema más conflictivo en las expropiaciones es la determinación del precio a pagar por el
bien o derecho expropiado. Se establece un procedimiento contradictorio en el que
valora la Administración expropiante y el sujeto expropiado. En caso de discrepancia
interviene un órgano que es quien fija el precio del bien expropiado, y si las partes no
están de acuerdo con el precio, pueden acudir a los Tribunales” (p.1).
De esta manera, el justiprecio sería el precio por pagar en una expropiación, y por ende, como
se ha mencionado, privará el interés público sobre el particular. Así, la Universidad de Málaga y
la Fundación Universitaria Andaluza Inca Garcilaso (2005) lo definen como:
“la estimación o apreciación de una cosa en su justo valor. La idea del precio justo deriva
de las enseñanzas de los escolásticos, particularmente el monje Tomás de Aquino (122574), quien creía que el precio de una mercancía para ser justo tenía que permitir a 'su
productor o al artesano de aquella época conservar su nivel de vida. Los precios,
antiguamente, eran fijados por las autoridades y los gremios, pero, aun así, fluctuaban
por razones de cosechas, escasez de operarios o de materias primas. Carlomagno (742814) dictó leyes muy severas para imponer la estabilidad de los precios, pero las fuerzas
económicas operan independientemente de las nociones éticas, y de ahí que los
escolásticos más esclarecidos admiten que el precio justo no ha de ser precisamente un
precio fijo o estable” (p.1).
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Como no ha de ser un precio fijo, variará según la ocasión o el interés público que se esté
velando; por ejemplo, según el Derecho Administrativo Español, el precio justo representa un
equilibrio razonable entre el sacrificio expropiatorio y su reparación económica. Por lo que se
da cierto margen de libertad para determinar las reglas de valoración de los bienes o derechos
expropiados; que espera como mínimo un equilibrio justo entre el valor económico del bien y la
indemnización.
Concluye indicando la legislación española que el justiprecio constituye esa indemnización
económica que compensa la pérdida de la cosa o derecho expropiado.
Sección II: Características, determinación y elementos
Para definir las características, determinación y elementos, el Derecho Administrativo Español,
hace una interesante reflexión académica al respecto. Según el Derecho Administrativo
Español, en términos generales, la jurisprudencia ha identificado el justiprecio y el valor de
sustitución y sostiene que la compensación por el bien que se pierde debe permitir al
perjudicado sustituir ese bien con otro que sea igual o similar. Continúa indicando el Derecho
Administrativo Español, que la jurisprudencia ha hecho una regla de libertad estimativa, a
saber:

El verdadero valor o el valor real que se pretende alcanzar no es el valor de mercado,
sino más bien el valor objetivo de ese bien o derecho.

Esa valoración que se le da al bien está libre de la utilización de criterios legales.

Esa misma valoración del bien debe estar motivada, para bienes similares o parecidos,
promoviendo así tanto la igualdad jurídica como la congruencia del acto administrativo.
Específicamente, en Costa Rica, para el tema que nos ocupa y según la Ley 7495 sobre las
Expropiaciones, para realizarlas será indispensable un acto motivado, mediante el cual el bien
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por expropiar se declare de interés público.
La declaratoria de interés público deberá
notificarse al interesado o a su representante legal y será publicada en La Gaceta.
Por su parte, según el artículo 21 de dicha Ley,
“sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 4 de esta ley, cuando se requiera adquirir
bienes o afectar derechos para fines de interés público, la Administración deberá solicitar
a la dependencia especializada respectiva o, si esta no existiere, a la Dirección General
de Tributación Directa, que practique el avalúo administrativo correspondiente por
medio de su propio personal o con la ayuda del personal necesario, según la especialidad
requerida. El avalúo deberá rendirse en un plazo máximo de dos meses, contado a partir
del recibo de la solicitud”. (Así reformado por el artículo 1º de la ley No.7757 de 10 de
marzo de 1998). (p.7).
Por ello, en nuestro país, para determinar el justo precio, aparte de los criterios estipulados en
el inciso 2) del artículo 40, el perito deberá cumplir las siguientes disposiciones:

El avalúo administrativo deberá indicar todos los datos necesarios para valorar el bien
que se expropia y describirá, en forma amplia y detallada, el método empleado.
Por otra parte, es importante mencionar a la legislación española cuando consigna que la
determinación del justiprecio está regulada en la Ley, señalándose tres sistemas sucesivos en el
tiempo:

por mutuo acuerdo: se establece que la Administración y el expropiado convienen en la
adquisición de los bienes o derechos objeto de la expropiación libremente, y ahí
concluye.
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
por hojas de aprecio contradictorias: se abrirá un expediente individual a cada
propietario de los bienes expropiados en los cuales la Administración requerirá que en
el plazo de 20 días presenten la hoja de aprecio en la que concreten el valor en que
estimen del objeto que se les está expropiando.

determinación por un Jurado de Expropiación: si el propietario rechazara el precio
ofrecido, se pasará el expediente de justiprecio al Jurado de Expropiación, para que éste
lo determine.
Existen otras leyes de expropiación en otros países, que son similares a la anteriormente
mencionada, y que siguen dichos sistemas. Por ejemplo, la Ley de Expropiación de Venezuela
indica que entre los elementos de obligatoria apreciación figura que en el justiprecio de todo
bien o derecho que se trate de expropiar, ya sea total o parcialmente, se especificará su clase,
calidad, situación y todas las otras circunstancias que influyan en los cálculos que se hayan
hecho para fijar su justo valor y este deberá ser equivalente al bien expropiado.
Sección III: Pago
Para hablar sobre el pago en las expropiaciones, es decir el pago de ese precio justo, García
(2011) nos indica que,
“en las expropiaciones, en las que el propietario pierde un bien inmueble, u otro tipo de
bien o derecho de manera forzosa, por razones de utilidad pública o interés social, el
expropiado tiene, a cambio, derecho a que se le abone un justo precio o justiprecio. Este
justiprecio, en principio, es una obligación de la Administración territorial (Estado,
Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos), pero, en ocasiones, puede
concurrir un tercero, el llamado beneficiario de la expropiación, que puede ser una
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entidad pública o incluso privada (caso típico de los concesionarios) y es el que adquiere
el bien y está obligado a pagar el justiprecio. O solo usa el bien y paga el justiprecio, a
modo de beneficiario impropio, como las concesionarias de autopistas de peaje, ya que
la vía y los terrenos correspondientes son de dominio público de la Administración” (p.1).
Entonces, es importante indicar que en el tema específico de las expropiaciones, el expropiado
tiene derecho a que se le abone un justo precio o justiprecio. Al respecto y con el interés de
especificar, continúa mencionando García (2011), que
“aunque la regla general en nuestras leyes es que el expropiado cobre primero el valor
del bien expropiado y luego pierda su posesión, esta regla lo es solo en el papel y, en la
práctica, la inmensa mayoría de las expropiaciones se tramitan de manera urgente,
haciendo supuesto común de lo que la Ley considera como excepción, lo que permite
desposeer al expropiado desde el principio, con un pago a cuenta ridículo, mal calculado
sobre una normativa ya inaplicable, a la espera de que, tras meses y años, se determine
finalmente el justiprecio que deba cobrar y le sea ingresado” (p.1).
De esta forma, si se quiere extrapolarlo a la realidad socioeconómica y la crisis que se está
viviendo actualmente en nuestros países, complementa García (2011) indicando que
“ante la situación de crisis económica que se está viviendo, muchos expropiados se
preguntan qué pueda suceder si la entidad que está obligada al pago resulta insolvente.
Este problema resulta más alarmante en el caso de que el obligado al pago del
justiprecio (beneficiario, propio o impropio) sea una entidad distinta de la
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Administración. Es cierto que, a día de hoy, tampoco constituye una gran seguridad que
una Administración Pública te deba dinero: el supuesto dogma de la solvencia de la
Administración no es ya sostenible”. (p.1)
Muchas Administraciones, en especial, ayuntamientos/municipalidades indica García (2011)
que,
“se encuentran en una verdadera situación de insolvencia. Pero, al menos, la
Administración no puede ser declarada en concurso, cabe pensar en impugnar los
presupuestos municipales si no recogen las partidas pertinentes para el pago y, en
definitiva, existe la expectativa de cobrar en algún momento. Teniendo en cuenta que los
intereses de demora, calculados al interés legal, son hoy bastante superiores al interés
bancario, por lo que la demora tampoco es tan preocupante (aunque, eso sí, priva de
liquidez al expropiado)” (p.1).
Por ello, indica García (2011),
“que el cobro del justiprecio exigirá el cumplimiento de las formalidades presupuestarias
correspondientes y se planteará el típico problema de la dificultad de cobrar frente a la
Administración y de la limitación de la ejecución de sentencias pecuniarias por los
tribunales respecto de bienes de dominio público o de dominio privado de la
Administración destinados a un uso o servicio público. Pero ésta es la situación ya
conocida, siquiera agravada por la crisis económica y la falta de liquidez de las
Administraciones Públicas” (p.1).
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Entonces, el precio justo no podrá ni deberá ser pagado sino se han seguido y cumplido las
formalidades presupuestarias correspondientes y establecidas. Aquí conviene realizar una
precisión terminológica. La indemnización es una retribución posterior a partir de una lesión
antijurídica. El pago, por su parte es precio. La lógica en materia expropiatoria es que sea un
pago, de suerte que la persona desapoderada, adquiere el importe económico que le permita
comprar un bien de semejantes características. El problema radica ―como se está viendo― en
que el pago total, completo o definitivo se genera al final, con la sentencia que mediante un
proceso especial con autoridad y eficacia de la cosa juzgada formal (lo que indica que es
revisable) define el importe. Eso lleva a la consecuencia de que al menos el pago de lo ofrecido
por la Administración, que se supone que es buen pago hasta la sentencia, se realiza al principio
(con la puesta en posesión o el desapoderamiento del interesado) y el remanente con la
sentencia en caso de haberla. El artículo once de la ley de la materia llega a reconocer
intereses desde la puesta en posesión hasta el pago definitivo, lo que como frutos civiles de una
obligación dineraria tiene sentido; lamentablemente omite cualquier pronunciamiento en
cuanto a la actualización económica.
Por último, concluye García (2011) indicando que,
“la mayor inquietud de los expropiados es la relativa al caso de que el obligado al pago
sea un beneficiario, propio o impropio, distinto de la Administración. Si tiene un carácter
administrativo (p.ej. organismo autónomo o entidad pública empresarial) la situación no
es muy distinta del caso de que sea la propia Administración territorial la obligada”…“se
trata, al fin y al cabo, de entidades de Derecho público, meramente instrumentales de la
Administración, cuya creación, modificación o incluso extinción, nunca puede obviar un
crédito de Derecho público como es el justiprecio. Lo contrario constituiría un claro abuso
de la personalidad jurídica (que tiene un mero carácter instrumental, máxime en la
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Administración Pública, y que no puede emplearse en fraude de los acreedores). A lo
sumo, se producirá una subrogación en la persona del deudor, pero nunca se podrá
eludir ni reducir el importe a pagar” (p.1).
Así, por ejemplo, en nuestro país, los artículos 47 y 48 de la Ley de Expropiaciones, determina el
pago y el depósito del justiprecio, al indicar que:

el justiprecio será pagado en dinero efectivo, salvo que el expropiado lo acepte en
títulos valores. En este caso, los títulos se tomarán por su valor real, que la Bolsa
Nacional de Valores certificará por medio de sus agentes o, en su defecto, un
corredor jurado. Firme la sentencia, el pago de la indemnización o de la diferencia
con el avalúo administrativo aceptado, depositado y retirado por el propietario, se
realizará mediante el trámite establecido en la Ley de Administración Financiera de
la República, para el caso del Gobierno central. Los demás entes públicos efectuarán
el acuerdo de pago. Transcurridos tres meses desde que el fallo es ejecutorio sin
que se haya pagado al expropiado, la Oficina de Presupuesto del Ministerio de
Hacienda y la Contraloría General de la República ordenarán una reserva, en el
presupuesto ordinario o extraordinario de la Administración obligada al pago, hasta
por el monto del justiprecio, para garantizar el cumplimiento de la sentencia. (Así
reformado por el artículo 1º de la ley No.7757 de 10 de marzo de 1998) y

cuando el expropiado no retire el justiprecio, éste permanecerá depositado a la
orden del juzgado que conoció de la expropiación. Los propietarios del justiprecio o
sus representantes legales podrán solicitar su giro en cualquier tiempo (p.18).
Al respecto, Rissel (2011) indica sobre el precio justo que:
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“Fair price will be determined by an appraisal that the administration requests from the
respective specialized dependency or, if there is none, from the General Bureau of Direct
Taxation. With respect to the form of payment, the new Law clarifies one of the points
that had formerly been most controversial. In relation to this point, and on the possibility
of the indemnity being paid in bonds as jurisprudence had previously admitted, Article 47
expressly stipulates: "Fair price shall be paid in cash, unless the condemned accepts
payment in bonds. In this case, these bonds shall be for their real value, which the
National Stock Exchange will certify through its agent, or, in his absence, by a sworn
broker” (p. 2).
Por ello, para el caso de Costa Rica, Rissel (2011) indica que
“With respect to indemnity to be paid by the State, the new Law on Expropriation uses
the concept of "fair price." Article 1 of said Law establishes: "This law regulates forced
expropriation on grounds of legally proven public interest. Expropriation is based on the
exercise of the right of jurisdiction of the Public Administration and includes any form of
alienation of private property or rights or legitimate patrimonial interests, whoever their
owners may be, by the prior payment of an indemnity that represents the fair price of
the expropriated goods." (Article 1, Law on Expropriation No. 7495 of May 3, 1995) (p.2).
Con respecto al tema de los intereses, como ya lo indicamos, el artículo 11 de la Ley de
Expropiaciones de nuestro país, establece que
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“la administración estará obligada a reconocer intereses al expropiado, de oficio y a la
tasa legal vigente, a partir de la desposesión del bien y hasta el pago efectivo. Cuando
exista un depósito del avalúo administrativo, los intereses se calcularán sobre la
diferencia entre este y el justiprecio” (p.4).
Otro de los temas, que no escapa a ser tratado en esta materia del justiprecio radica en el
hecho de cuál debe ser la fecha sobre la que se establezca el justiprecio. Esto quiere decir el
momento en el cual debe considerarse para el pago. Siguiendo los artículos 29 y 30 de la
mencionada Ley, la fecha sería considerada en el momento del avalúo administrativo.
Cito los artículos 29 y 30 de la Ley, para poder tener más claridad en el asunto.
ARTÍCULO 29.- Inicio del proceso especial de expropiación: La Administración Pública
deberá iniciar el proceso especial de expropiación ante el juzgado competente, dentro
de los seis meses posteriores a la oposición del propietario al avalúo administrativo. (Así
reformado por el artículo 1º de la ley No.7757 de 10 de marzo de 1998)
ARTÍCULO 30.- Objeto de litigio: En el proceso especial de expropiación, solo se
discutirán asuntos relacionados con la revisión del avalúo administrativo del bien
expropiado, según las condiciones en que se encontraba, para fijar el monto final de la
indemnización.
Sin embargo, existe una posición de que dicha fecha podría ser considerada en el momento del
avalúo judicial, y ante esta imprecisión, la Sala Primera se ha inclinado por fijarlo a la fecha más
cercana a la sentencia, para así evitar la desactualización económica.
Por último, existe otro tema por considerar en el justiprecio y que resulta determinante de
aclarar, y es el hecho de que lo que ha sido realizado en la vía judicial es específicamente la
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fijación del justiprecio, no la revisión del avalúo administrativo, como se menciona en el artículo
ya citado con anterioridad.
Sección IV: Jurisprudencia
En nuestro país, existe gran cantidad de jurisprudencia sobre el tema en cuestión. Por ello, se
tratará de hacer apenas una mera aproximación de algunos textos en donde ha sido
considerado el tema del precio justo o justiprecio.
Por ejemplo, existe la sentencia 00569 del año 2010, del Expediente: 04-000779-0163-CA del
2004, que involucra los temas de:
Cuadro 1
Jurisprudencia en el tema de la expropiación
Temas (Descriptores)
Indemnización por
expropiación
Subtemas (Restrictores)
económica y forma de considerar la revisión del avalúo
administrativo
Expropiación
económica y forma de considerar la revisión del avalúo
administrativo
Avalúo administrativo para
expropiación
l justiprecio, requisitos para la actualización
económica y forma de considerar su revisión
Fuente: Centro de Información Jurídica en línea. 2011. Recuperado de: http://www.cijulenlinea.ucr.ac.cr
Por otra parte, se encuentra la sentencia 608-2010-I del año 2010, del Expediente 06-000957163-CA, que por su parte involucra los temas del Estado y su “potestad” de expropiación.
Al respecto, dicha sentencia indica que:
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“La mayoría de los autores consideran que el fundamento de la expropiación es la
utilidad pública, no obstante, se realizan a nivel doctrinal una serie de razonamientos
para aclarar el verdadero fundamento del instituto en estudio.-
Se trata pues de
aprovecharse de ciertas ideas para fundar un intervencionismo de tipo conservador al
inicio, progresista en la actualidad que tiende a fortalecer la injerencia del Estado dentro
de la propiedad privada, como ente regulador y planificador de la economía: porque
desde luego, como bien lo afirma Marienhoff, no puede simplemente aceptarse como un
"despojo legal" sino reconocer que se trata de una "institución jurídica de base
constitucional". En el orden de la expropiación se ha dicho que el Estado posee la
facultad de expropiar en virtud de la facultad superior que posee sobre todas las cosas
de propiedad privada sitas en su territorio".
Como se observa, esta teoría en la
actualidad es errónea, pues la realidad hoy es otra, amén de que no encontraría cabida
en los sistemas de Derecho.- En cuanto a la segunda teoría supra mencionada, sucede
todo lo contrario, ha de decirse que en virtud de que la propiedad privada no sólo está
reconocida, sino además garantizada, la facultad de expropiar se funda en la potestad
de imperio del Estado, obligando que los intereses particulares cedan ante el interés
general.- He aquí el verdadero fundamento. Como es bien sabido, el objeto del proceso
especial de expropiación, es la fijación de la indemnización debida a la o las personas
que ven lesionados sus derechos, todo con fundamento en la protección contenida en el
artículo cuarenta y cinco de la Constitución Política que ampara la propiedad privada,
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permitiendo la desposesión, solo en casos específicos, previo pago de aquella. En
consecuencia, la indemnización es el mecanismo para solucionar la situación antagónica
entre el interés público y el privado, por lo que el justiprecio que se conceda, debe ser el
suficiente para cubrir el valor de reposición, esto es, que el desposeído, pueda adquirir
con él, una cosa al menos semejante a la que tenía”.
Asimismo, existe la sentencia No. 08-2011-I del 2011 del Expediente 07-001424-163-CA, que
incorpora el tema de las diligencias de avalúo por expropiación, del avalúo administrativo y el
hecho de que al final es importante dejar en claro que el valor venal del bien expropiado es el
interés del proceso de justiprecio.
Dicha sentencia indica que
“es de advertir sobre esa materia que la ley de rito parte de la premisa de la legitimidad
del avalúo administrativo, salvo que durante el proceso se logre desvirtuar, lo que en la
especie no se ha dado; lo que obligaría generar la consecuencia dicha, pero existen otros
aspectos que también lo legitiman”.
Por último, se incluye una nota del Ministerio de Hacienda, específicamente de Tributación
Directa, de 1998, nota oficial #839, en donde la entonces Directora General a.i. de Tributación
Directa, indica que: “Para el correcto justiprecio de un bien inmueble lo procedente es la
inspección de campo del bien inmueble objeto de valoración”.
Por otra parte, existe el Voto Nº 387-2011-I. del Tribunal Contencioso Administrativo, Sección
Primera. II Circuito Judicial. San José, de las once horas del treinta de agosto del dos mil once
(EXP. 06-001079-0163-CA), que indica sobre el tema de la fijación y el avalúo del justiprecio en
la expropiación que:
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1. por otra parte, ex lege, por imperativo legislativo, el rango de discrecionalidad del Juez,
en la fijación del justiprecio, oscilará siempre entre el avalúo menor y el avalúo mayor,
esto es, no podrá fijar una indemnización mayor a la estimada en los avalúos rendidos
(artículo 40 ibídem)
2. la prueba técnica y el reconocimiento judicial, son los elementos materiales ordinarios
mediante los cuales, el juez establecerá el justiprecio
3. El juzgador de instancia procedió a analizar cada uno de los peritajes rendidos y, para la
definición del justiprecio determinado, consideró tres factores, a saber: a) terreno y
Servidumbre, b) Daño al remanente y, c) Sitios de Torre
Conclusiones
El concepto jurídico indeterminado tiende a ser un concepto en creación, que no ha sido
finalizado, sino que varía para cada contexto y para cada caso concreto, por ende debe verse
como tal y no en absoluto. Siguiendo a Pozas (2008), “los conceptos jurídicos indeterminados se
encuentran regulados dentro de todos los ámbitos del derecho, y se encuentran dentro de las
determinaciones regladas” (p.1).
Gordillo (2003), por su parte nos dice que
“que la conducta administrativa a través de normas jurídicas puede realizarse de
distintas maneras y de esta manera logra realizar una clasificación de facultades
regladas y discrecionales, dentro de las que se pueden identificar como regladas nos
menciona que en la discrecionalidad cero, es donde se enmarcan los conceptos jurídicos
indeterminados, ya que dice que ambos términos están emparentados porque “es una
cuestión aparentemente discrecional, lleve a la determinación de que no existe sino una
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única posible solución justa y razonable al caso, situación en la cual la solución deja de
ser discrecional y se transforma en reglada”. (p.17)
Por ello, al formar parte de las características propias de los conceptos jurídicos
indeterminados, es que permiten esa única y justa solución para un caso en específico, en
concreto. De esta forma, una conceptualización de alguna manera pragmática de los conceptos
jurídicos indeterminados sería definirlos como normas que contienen una forma de textura
abierta, representando aquel tipo de reglas en donde el señalamiento de los elementos del
supuesto de hecho tiene la nota de ambigüedad.
Por otra parte, nos queda claro a lo largo de la investigación, que tal y como lo menciona Pozas
(2008) en su documento,
“los conceptos jurídicos indeterminados como son un caso de aplicación e interpretación
de la ley que ha creado el concepto, el juez puede fiscalizar tal aplicación, valorando si la
solución a que con ella se ha llegado es la única solución justa que la ley permite. En
cambio, el juez no puede fiscalizar la entraña de la decisión, puesto que, se ésta del
sentido que sea, si se ha producido dentro de los límites de la remisión legal a la
apreciación administrativa, es necesariamente justa”. (p.1)
La importancia para el derecho del concepto jurídico indeterminado, radica en que
precisamente al ser no preciso, esa esfera de realidad y precisión que limita, se la da el caso
concreto, que permite definir todo concepto jurídico que no esté previamente determinado,
para no caer en lagunas. Uno de los conceptos jurídicos indeterminados que se abordó en esta
investigación fue el justiprecio o precio justo, que se define como aquél que representa un
razonable equilibrio entre el sacrificio expropiatorio y su reparación económica. De esta
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manera, el justiprecio sería el precio a pagar en una expropiación. Por ende, como se ha
mencionado, privará el interés público sobre el particular.
En el caso concreto de nuestro país, el justiprecio o precio justo se aborda en la Ley de
Expropiaciones. Al respecto, el artículo 11 de la Ley de Expropiaciones de nuestro país,
establece que:
“la administración estará obligada a reconocer intereses al expropiado, de oficio y a la
tasa legal vigente, a partir de la desposesión del bien y hasta el pago efectivo que
cuando exista un depósito del avalúo administrativo, los intereses se calcularán sobre la
diferencia entre este y el justiprecio”. (p.4)
Por ello, en nuestro país, existe gran cantidad de jurisprudencia sobre el tema en cuestión, para
tratar de interpretar y precisar para cada caso concreto y en una realidad socio-histórica
específica. Por ello, a lo largo de la investigación, se hizo una aproximación muy sucinta de
algunos textos en donde ha sido considerado el tema del precio justo o justiprecio.
Por ejemplo, existe la sentencia 00569, del Expediente: 04-000779-0163-CA del 2004, cuyo
redactor del texto de origen es el Dr. Ricardo Madrigal Jiménez, e involucra los temas de
indemnización por expropiación, expropiación y avalúo administrativo para expropiación. Por
último, en una nota del Ministerio de Hacienda, específicamente de Tributación Directa y una
resolución del Tribunal Contencioso Administrativo, Sección Primera del II Circuito Judicial, se
tratan los temas de justiprecio, fijación y avalúo del justiprecio en la expropiación.
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