Reg.: A y S t 252 p 273/278. Santa Fe, 17 de setiembre del año 2.013. VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el imputado por derecho propio contra la resolución 365 de fecha 3 de octubre de 2012, dictada por la Sala Cuarta -integrada- de la Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario, en autos "F. G., R. R. -RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD (EXPTE.) EN AUTOS 'F. G., R. R. S/ ESTAFA' (EXPTE. 830/12)” (EXPTE. C.S.J. CUIJ N° 21-00508702-0); y, CONSIDERANDO: 1. El pronunciamiento impugnado declaró mal concedido el recurso de apelación interpuesto por el doctor R. R. F. G. contra el segundo párrafo del decreto del 30.03.2012 dictado por el Juez de Primera Instancia de Distrito en lo Penal de Instrucción N° 7 de Rosario -que, a su turno, no había autorizado al justiciable a intervenir en el diligenciamiento o producción de prueba testimonial a prestarse ante el Juez de igual grado de la ciudad de Santa Fe-; asimismo, la Alzada rechazó la recusación planteada (fs. 12/13). 2. Contra dicha decisión el doctor R. R. F. G., por derecho propio, interpuso su recurso de inconstitucionalidad, tachándola de arbitraria por no reunir las condiciones mínimas necesarias para satisfacer el derecho a la jurisdicción que acuerda la Constitución de la Provincia (fs. 14/20v.). 2.1. Sostiene que la Cámara propone una hermenéutica inexacta, equivocada e indebida del artículo 202 del Código Procesal Penal; que dicho precepto contempla un supuesto fáctico (diligencia pedida y denegada durante la instrucción) distinto al acontecido en autos (medida probatoria concedida por el Juzgador aunque sustanciada de manera irregular); y que el perjuicio irreparable, a contrario de lo afirmado por el A quo, es prístino en la especie, en tanto se lo priva al justiciable del derecho a intervenir e interrogar al testigo en la audiencia, impidiendo así una declaración testimonial decisiva para solicitar el sobreseimiento. Considera que el Tribunal al diferir “sine die” la decisión acerca del medio probatorio omitido con fundamento en que los testigos podrán examinarse en algún momento del proceso, dilata no sólo sin término, sino injustificada e indefinidamente la efectiva recepción de la testimonial en las condiciones establecidas en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos y con un severo menoscabo a la garantía constitucional de defensa en juicio. 2.2. Respecto de la recusación rechazada por la Cámara, manifiesta que la resolución es sentencia definitiva a los fines de la vía intentada puesto que se cuestiona la imparcialidad objetiva del Juzgador, siendo ésta la única oportunidad para su adecuada tutela. Tilda de irrazonable la desestimación de la Sala del pedido de apartamiento por haber omitido el tratamiento de cuestiones oportunamente propuestas y conducentes para la solución del caso; además, aduce que soslayó aplicar disposiciones de rango superior. Alega que de lo obrado por el Juzgador se desprende una razonable sospecha que habilita la recusación planteada en virtud de un temor fundado parcialidad. Finalmente, critica que la Cámara expresara que la imparcialidad no puede juzgarse por el resultado de cada actuación sino sólo a partir de lo realizado en la instancia; en este sentido, señala el interesado que esta premisa se desvanece a la luz de lo decidido por el Máximo Tribunal nacional según el cual, para pronunciarse sobre la parcialidad del juez no se requiere que se haya llevado a cabo el juicio o concluido el proceso, lo que importaría un dispendio jurisdiccional innecesario. 3. La Sala, mediante auto del 4 de diciembre de 2012, denegó la concesión del remedio extraordinario (fs. 24/26); lo que motivó la presentación directa del imputado ante esta Sede (fs. 1/7v.). 4. En primer término, cabe recordar que el artículo 1 de la ley 7055 establece una exigencia fundamental para que la resolución, supuestamente agraviante, pueda ser objeto procesal del recurso de inconstitucional local. Esta es, que debe tratarse de una sentencia definitiva o auto equiparable. Atento a su naturaleza, es dable señalar que -tal como lo expresara la Cámara en en el auto denegatorio- el pronunciamiento sometido a control de constitucionalidad, en cuanto declara mal concedido el recurso de apelación interpuesto contra el decreto que no hizo lugar al pedido de la defensa de intervenir en el diligenciamiento de una prueba testimonial y rechaza el planteo recusatorio, no reúne el requisito de ser sentencia definitiva ni es interlocutorio con las características prescriptas en el aludido artículo 1 de la ley pertinente, ni tampoco, a la luz de la argumentación desarrollada en el memorial recursivo, el compareciente logra persuadir acerca de que la resolución atacada le irrogue un gravamen de imposible reparación ulterior, que autorice a tener por configurada una excepción a la regla antes sentada. 4.1. En primer lugar, respecto a la negativa del Juez de grado a la petición de la defensa de tomar intervención en la declaración testimonial a realizarse ante el Juzgado de Instrucción de la ciudad de Santa Fe -decisión que no fue objetada por la Cámara al declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto por el imputado- trátase de un auto interlocutorio adoptado en materia de prueba, lo que torna aplicable la inveterada jurisprudencia de esta Corte según la cual las resoluciones de esta naturaleza carecen del carácter de sentencia definitiva, al igual que las decisiones que admiten o deniegan la producción de una medida de prueba no habilitan el recurso extraordinario (A. y S. T. 174, págs. 114/118; Fallos:187:534; 214:224; 240:440; 247:386; 253:31; 255:266; 290:449; 294:324; 303:1264; 307:2281, entre muchos otros). Criterio que se mantiene aun en casos de procesos penales, pues la posibilidad de que la sentencia final de la causa sea absolutoria y disipe el agravio que se invoca torna improcedente -por prematuro- su tratamiento; y en la hipótesis opuesta, puede ser llevado a conocimiento de la Corte por vía del recurso extraordinario contra la sentencia que cierre el caso (Fallos:310:107). De cualquier manera y aun cuando no pueda ser objeto impugnativo la presente resolución, debe señalarse que aprehende el concepto de defensa en juicio la posibilidad de que la defensa técnica de las partes sometidas a proceso controle la producción de la prueba -derecho que se proyecta, salvo situaciones excepcionales, sobre todas las etapas procesales- pues ello es condición “sine qua non” para la regularidad y validez del acto procesal y por ende, para que los jueces puedan hacer mérito de ella en la resolución a dictar. Este concepto basal constituye doctrina constitucional de la Corte nacional (cfr. “Benítez", Fallos:329:5556, del 12.12.2006 y “Patri”, del 08.05.2007) en tanto el derecho a producir prueba lleva ínsito el de controlar su producción por lo que impedir tal facultad a la defensa va en desmedro de los derechos consagrados en los artículos 8.2.f. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.3.e. del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; tal como ha sostenido el señor Ministro doctor Erbetta en autos A. y S., T. 234, págs. 407/436; T. 245, págs. 395/410). 4.2. Por otro lado, respecto a la recusación rechazada por la Cámara, el recurrente no logra demostrar que en el caso se configure alguno de los supuestos de excepción que esta Corte ha considerado para franquear el principio según el cual el auto que decide acerca de una recusación no satisface el requisito del artículo 1 de la ley 7055 atento a que, por su naturaleza, no pone fin al proceso ni impide su continuación, ni parece causar un gravamen irreparable. En este sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha reconocido excepciones a la regla aludida, por ejemplo, cuando se ponderó la posibilidad de que la posterior revisión de lo decidido en materia de recusación pueda dejar de ser eficaz siendo el recurso extraordinario la oportunidad para la adecuada tutela del derecho de defensa en juicio de la demandada (Fallos:314:107) o si de los antecedentes de la causa surge que el ejercicio imparcial de la administración de justicia se encuentra tan severamente cuestionado que el derecho de defensa comprometido exige una consideración inmediata para su adecuada tutela (Fallos:316:826). A su vez, este Tribunal ha superado la falta de definitividad de la resolución acerca de la separación del juez de la causa cuando aquélla se halla íntimamente vinculada a una garantía constitucional de modo que erigir tal carácter en obstáculo a la viabilidad del remedio extraordinario importaría tanto como tornar inoperante la garantía comprometida (A. y S., T. 72, pág. 64; T. 209, pág. 110); o cuando los planteos en análisis permiten inferir una cuestión de gravedad institucional que verifica “en abstracto una hipótesis en donde, por un lado, se pone en juego a la administración de Justicia en relación a las exigencias de imparcialidad de los jueces, y por el otro, se entrevé la posibilidad cierta de que, a través de un manipuleo indiscriminado del instituto recusatorio pueda violentarse gravemente la exigencia de juez natural (...), ello particularmente en casos donde la garantía de defensa en juicio se vería prima facie afectada de una modalidad susceptible de conmover la estructura institucional de la Administración de Justicia, al comprometer el atributo más distintivo de la jurisdicción, esto es, la imparcialidad, ínsito en el concepto mismo de aquélla” (A. y S. T. 94, pág. 25). Como se dijo, ninguno de estos supuestos ha logrado demostrar el recurrente que acontezcan en el presente caso que autorice a dar por sorteado el recaudo de la definitividad. Tampoco persuade a esta Corte el quejoso de la configuración en la especie de hipótesis que guarden similitud con los fallos “Llerena” y “Dieser” (Fallos:328:1491; 329:3034, respectivamente) por él citados de modo de permitir hacer extensivas aquellas excepciones a este caso para, así, sortear el recaudo formal previsto por el artículo 1 de la ley 7055. Es que en los antecedentes de la Corte nacional aludidos se ventilaban casos de intervención sucesiva de los mismos jueces en diferentes etapas del procedimiento penal, y en los que -por dicha razón- aparecía comprometida la garantía de imparcialidad en su faz objetiva. Y en autos, no se verifica un supuesto de intervención sucesiva, circunstancia que “prima facie” destierra la posibilidad de subsumir el caso en un supuesto liso y llano de vulneración al principio de imparcialidad en su faz objetiva. En suma, la resolución impugnada no es sentencia definitiva ni auto equiparable, y el recurrente no ha logrado acreditar la concurrencia de algún supuesto de excepción que permita superar dicho recaudo en el “sub judice”, lo cual impide el franqueamiento de la vía intentada. Por las razones expuestas, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: Rechazar la queja interpuesta. Regístrese, hágase saber y oportunamente remítanse copias al Tribunal de origen. FDO.: GASTALDI ERBETTA FALISTOCCO GUTIÉRREZ(POR SU VOTO) SPULER (POR SU VOTO) FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA) VOTO DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES GUTIÉRREZ Y SPULER: 1. El artículo 1 de la ley 7055 establece que procederá el recurso de inconstitucionalidad -siempre que también se configure al menos uno de los casos enunciados en los tres incisos del citado artículo- contra sentencias definitivas dictadas en juicio que no admitan otro ulterior sobre el mismo objeto, y contra autos interlocutorios que pongan término al pleito o hagan imposible su continuación. A su vez, cabe apuntar que resulta ser una posición pacíficamente aceptada, tanto por esta Corte como por el más Alto Tribunal de la Nación, que corresponde atribuir tal carácter a las decisiones que si bien no ponen fin al pleito en cuanto a la controversia de fondo que se debate, causan un gravamen de imposible o insuficiente reparación ulterior (en tal sentido, C.S.J.N. Fallos:308:1832; C.S.J. Santa Fe, A. y S., T. 70, pág. 136; T. 92, pág. 416; T. 97, pág. 197; T. 107, pág. 149; T. 114, pág. 491; T. 117, pág. 367; T. 120, págs. 309 y 320, entre otros); o que, en suma, ponen fin a la cuestión debatida en forma tal que ésta no pueda renovarse (Fallos:95:79; 244:279). Conforme a su naturaleza, como bien señala la Alzada en su auto denegatorio, el pronunciamiento que motiva la presente queja -en virtud del cual se declara mal concedido el recurso de apelación interpuesto contra el decreto que no hizo lugar al pedido de la defensa de intervenir en el diligenciamiento de una prueba testimonial y rechaza la recusación planteada-, no reúne el requisito de ser sentencia definitiva ni constituye auto interlocutorio con las características antes aludidas, ni tampoco, a la luz de la argumentación desarrollada en el memorial recursivo, el recurrente logra persuadir que la misma le irrogue un gravamen de imposible reparación ulterior, que autorice a tener por configurada una excepción a la regla antes sentada. Es que ha de tenerse presente, en primer lugar, que la decisión de declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto por el imputado -contra lo decidido por el juez de grado sobre el pedido de la defensa de intervenir en el diligenciamiento de la declaración testimonial a realizarse ante el Juzgado de Instrucción de la ciudad de Santa Fe-, no constituye sentencia definitiva porque indudablemente no resuelve el fondo del asunto y la posibilidad de que la sentencia final de la causa sea absolutoria y disipe el agravio que se invoca torna improcedente -por prematuro- su tratamiento; y en la hipótesis opuesta, puede ser llevado a conocimiento de la Corte por vía del recurso extraordinario contra la sentencia que cierre el caso. En segundo lugar, respecto al rechazo de la recusación por la Cámara, compartimos los fundamentos sostenidos en el voto precedente, toda vez que el recurrente no logra demostrar que en el caso se configure alguno de los supuestos de excepción que esta Corte ha considerado para franquear el principio según el cual el auto que decide acerca de una recusación no satisface el requisito del artículo 1 de la ley 7055 atento a que, por su naturaleza, no pone fin al proceso ni impide su continuación ni parece causar un gravamen irreparable. 2. En definitiva, la resolución impugnada no es sentencia definitiva ni auto equiparable, y el impugnante no ha logrado acreditar la concurrencia en la especie de algún supuesto de excepción que permita sortear el recaudo formal previsto por el artículo 1 de la ley 7055. Por lo expuesto, corresponde el rechazo de la queja. FDO: GUTIÉRREZ SPULER FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA) Tribunal de origen: Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario (Sala IV integrada). Tribunal que intervino que anterioridad: Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Penal de Instrucción N° 7 de Rosario.