Civilizaciones Clásicas: Grecia y Roma

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GEHS 4020
Civilización Occidental Antigua y Medieval
C. Civilizaciones Clásicas: Grecia y Roma (continuación)
2. Civilización Helenística (siglos IV-I A.C.)
a. Las conquistas de Alejandro y sus consecuencias
b. Desarrollo económico y científico
c. Cultura y filosofía
(Para el examen de maestros se incluye el siguiente tema:
El helenismo: fusión de formas griegas y orientales
El arte: del canon de armonía ideal al funcionalismo práctico)
Resumen
En este período se destaca la región de Macedonia donde vivía un grupo de tribus sin
agrupar. Filipo II (359-336) se dio a la tarea de unificar estos territorios y, luego
lanzarse a la conquista de las ciudades-estado, lo que logró en el año 338 cuando
conquistó a Atenas y a Tebas. Con esta acción, pudo controlar a todas las ciudadesestado, excepto a Esparta. Siendo aún joven (46 años), Filipo fue asesinado por su
amante varón cuando pretendió reemplazarlo por otro, lo que permitió que subiera al
trono su hijo Alejandro, conocido en la historia como Alejandro Magno.
La primera acción de Alejandro fue atacar al Imperio Persa, como había planificado su
padre antes de morir. Al derrotar a los persas, Alejandro estableció un imperio que
incluía territorios del Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Esto no fue suficiente para
el joven guerrero y continuó conquistando territorios asiáticos hasta llegar a la India, por
lo que los griegos lograron establecer contactos e influencias con el Oriente.
Sin embargo, Alejandro murió a los 33 años cuando se encontraba en campaña militar
en Mesopotamia. Sus logros principales fueron sus extensas conquistas, pues no tuvo
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tiempo de desarrollar un gobierno estable ni diferente, según parece haber sido su
pretensión.
Biografía de Alejandro (356-323 A.C.)
(http://www.omnibiography.com/bios/AlejandroMagno/index.htm)
Rey de Macedonia. Hijo de Filipo II, a los 16 años colabora con su padre, a quien reemplaza en
varias ocasiones en el manejo de los asuntos de Estado. Le sucede en el trono e inicia una
expedición para conquistar el Imperio persa. Asegura primero su dominio interno con la
destrucción de Tebas. Consolida la presencia griega en Asia Menor de donde expulsa a los
persas y toma Mileto y Halicarnaso. Obliga a Darío III, el rey persa, a escapar por el oriente
con el resto de sus tropas diezmadas. La victoria en Iso le permite arrebatar los dominios persas
de Fenicia, Palestina y Egipto. Funda Alejandría, y con los nuevos refuerzos se enfrenta al
ejército que Darío III ha vuelto a reunir en Mesopotamia. Repite la victoria y ocupa Susa,
Persépolis y Babilonia. Pretende que Darío abdique a su favor, lo que le permite legitimar el
trono, pero el rey persa es asesinado antes de ser vencido por Alejandro, quien se proclama su
sucesor. Toda oposición es considerada rebelión. Captura a los asesinos de Darío y evita que
éstos proclamen un reino disidente.
Su matrimonio con la princesa Roxana le da acceso a las provincias de Bactriana y Sogdiana.
Asume los ceremoniales persas, usa los ropajes de sus nobles y nombra sátrapas en los cargos.
Estas acciones desencadenan la crisis asiática que se apodera de sus hombres, en especial tras
la ejecución de Filotas, y más tarde de su padre, por haberlo ridiculizado. Asesina a su servidor
Clito, quien le había salvado la vida en la batalla del Gránico. La crisis aumenta cuando
pretende que los macedonios le hagan reverencias en forma de adoración.
Emprende una expedición a la India, donde alcanza algunos triunfos tras desembarcar en el
valle del Indo. Pero sólo un tercio de las tropas son europeas, por lo que se niegan a seguirle
hasta el Ganges. A su regreso por Pasargadai comienza el saneamiento del Imperio, que
durante su ausencia presenta signos alarmantes de corrupción.
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Los proyectos de Alejandro contemplan la dominación del mundo pero con su muerte, a los 33
años, el Imperio sucumbe.
Extensión del Imperio griego bajo Alejandro Magno
Período helenístico (http://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%ADodo_helen%C3%ADstico)
Esta información ha sido corroborada con otras fuentes.
Se denomina período helenístico (también llamado alejandrino) a una etapa histórica de la
Antigüedad, cuyos límites cronológicos vienen marcados por dos importantes acontecimientos
políticos: la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y el suicidio de la última soberana
helenística, Cleopatra VII de Egipto, y su amante Marco Antonio, tras su derrota en la batalla
de Accio (30 a. C.). Es la herencia de la cultura helénica de la Grecia clásica que recibe el
mundo griego a través de la hegemonía y supremacía de Macedonia, primero con la persona de
Alejandro Magno, y después de su muerte con los diádocos (διάδοχοι) o sucesores, los reyes de
las tres grandes dinastías: Ptolemaica, Seléucida y Antigónida. Estos soberanos supieron
conservar y alentar el espíritu griego tanto en las artes como en las ciencias. Entre la gente
culta y de la aristocracia «lo griego» era lo importante y en este concepto educaban a sus hijos.
El resto de la población de estos reinos tan dispares (Egipto, Siria, Macedonia) no participaba
del helenismo y continuaba con sus costumbres, su lengua y sus religiones. Las ciudades-estado
griegas (Atenas, Esparta, Tebas…) habían llegado al declive y habían sido sustituidas en
importancia por las ciudades modernas de Alejandría, Pérgamo y Antioquía, cuyo urbanismo y
construcción no tenían nada que ver con las anteriores. En todas ellas se hablaba la lengua
griega, llamada koinè (κoινης), que es un adverbio griego que significa «común»,
«comúnmente». Vale decir, la lengua común o panhelénica, principal vehículo de cultura.
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Suele ser considerado como un período de transición entre el declive de la época clásica griega
y el ascenso del poder romano. Sin embargo, el esplendor de ciudades como Alejandría,
Antioquía o Pérgamo, la importancia de los cambios económicos, el mestizaje cultural, y el
papel dominante del idioma griego y su difusión, son factores que modificaron profundamente el
Oriente Medio antiguo en esta etapa. Esta herencia cultural será asimilada por el mundo
romano, surgiendo así con la fusión de estas dos culturas lo que se conoce como cultura clásica,
fundamento de la civilización occidental.
Vida helenística y mantenimiento del vasto imperio
A la muerte de Alejandro, el imperio se dividió en tres partes: Macedonia, Egipto y Asia
Menor hasta la India con tres reyes a su cabeza. A la larga en el siglo III, el reino
macedonio fue conquistado por Roma, en parte por las mismas peticiones de las
ciudades-estado griegas que deseaban liberarse del dominio de los macedonios.
Los tres reinos se destruyeron por conflictos internos y por la intervención romana. Sin
embargo, algunos pequeños reinos perduraron y la vida, costumbres y cultura griegas
se conservaron y se transformaron hasta influir en los pueblos conquistados. Hubo
cambios notables en estos reinos como el aumento en el número de soldados en los
ejércitos (de 10,000 soldados bajo Alejandro Magno, los ejércitos llegaron a tener
60,000 soldados). La mayoría de estos soldados eran mercenarios, por lo que la guerra
cambió a ser sanguinaria y sin respeto por la población civil. Aumentó por mucho el
número de esclavos, pues los enemigos se movían de lugar y se vendían como tales
como trabajadores agrícolas o domésticos. También fue notable en estos siglos la
circulación de monedas para el comercio y el amplio comercio entre Occidente y
Oriente.
“En cierto sentido, gran parte de lo que sobrevivió de la antigua cultura griega está
compuesta por las modificaciones y adaptaciones helénicas de los modelos de la era
clásica”. “…la actividad más intensa de la era helénica se generó en los nuevos
centros griegos en el Cercano Oriente, especialmente en Alejandría, Antioquía y
Pérgamo.” Los griegos quisieron llevar su cultura íntegra al Oriente, pues
consideraban bárbaros a los habitantes de aquellas tierras, sin embargo, recibieron
muchas influencias de dichas culturas.
Arte
En la era helénica se revivieron formas y escritos de la era clásica y se preservaron los
textos. La escultura, por ejemplo, se fijó en los ejemplos clásicos pero la superó con
formas más humanas, menos perfectas y con mayor movimiento. Veamos varios
ejemplos de escultura con temas clásicos, pero con mayor realismo y movimiento que
los que se esculpieron en dicho momento:
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Escultura helenística
Venus de Milo
La Afrodita de Milo, más conocida como
Venus de Milo, es una de las estatuas más
representativas del periodo helenístico de la
escultura griega, y una de las más famosas
esculturas de la antigua Grecia.
Fue creada en algún momento entre los
años 130 y 100 a. C., y se cree que
representa a Afrodita (denominada Venus
en la mitología romana), diosa de la belleza
y del amor. Se piensa que el brazo derecho
de la estatua se posaba sobre la tela como
si la estuviera agarrando para que no se le
cayera y en el izquierdo sujetaba una
manzana. Esta estatua la desenterró en el
siglo XIX un campesino de la isla de Milo y
la vendió al gobierno francés. Se encuentra
en el Museo del Louvre en París.
Victoria alada de Samotracia
Es una escultura en bulto redondo perteneciente a la escuela
rodia del periodo helenístico.
Se encuentra en el Museo del Louvre, París. Se elaboró
en mármol hacia el 190 a. C. La figura femenina de la
Victoria con alas se posa sobre la proa de un navío,
que actúa de pedestal de la figura femenina, cuyo
cuerpo presenta una leve y graciosa torsión. Va
envuelta en un fino chitón y un manto, ropajes
que se adhieren al cuerpo dejando traslucir su
anatomía, tratamiento éste que recuerda a la
denominada técnica de «paños mojados» atribuida
a las obras de Fidias. El manto forma un rollo sobre
el muslo derecho para caer luego entre las piernas,
dando lugar a una composición muy característica
en otras figuras femeninas de la misma época.
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Durante el período helenístico, se recrearon mujeres desnudas que no se esculpían en
la época clásica. “En lugar de la búsqueda clásica para crear la perfección idealizada,
los escultores helenos se tomaron las calles para buscar temas. Los niños, la gente
mayor, los trabajadores comunes y los bárbaros ocuparon su atención y dieron rienda
suelta a las emociones, buscando representar la acción y la violencia, la pasión, el
dolor y el sufrimiento.” En la escultura los temas fueron más humanos y realistas como
puede apreciarse en los retratos siguientes:
Busto de Homero
Retrato de Anciano
Los temas cotidianos, de personas mayores, de fenómenos pueden apreciarse en los
ejemplos siguientes: Los Luchadores (escena de gimnasio que capta el momento de
tensión máxima), la Vieja ebria (en la que no encontramos ya ni rastro de la belleza
ideal), el Espinario (niño quitándose una espina después de una prueba deportiva, el
tema de los niños tuvo mucho éxito en este período) o el Hermafrodita dormido.
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Logros más sobresalientes en la ciencia y en la filosofía
El conocimiento científico partía de que se podría aprender sobre los misterios del
universo con la observación del mismo. Hubo adelantos en geografía, astronomía,
matemáticas, medicina, física, zoología, química y botánica.
Filosofía – tres grandes movimientos caracterizan este período
Diógenes y la filosofía del cinismo en la que se afirmaba que las personas debían
rechazar las cosas del mundo por ser perjudiciales y debían vivir de la manera más
simple posible.
Epicuro afirmaba que el universo se componía de átomos que se habían unido sin
razón y que, de la misma manera se desunían, lo que provocaba la muerte, por lo que
había que vivir el hoy y disfrutar de las cosas sin abusar para no provocar el dolor o el
sufrimiento. El epicureísmo asegura a los hombres que la felicidad es fácilmente
alcanzable una vez se hayan satisfecho unas pocas necesidades naturales
indispensables, ya que la felicidad no es otra cosa que la ausencia de dolor físico. Las
preocupaciones que el autor propone evitar son tres: el temor a los dioses, el temor a la
muerte y el temor al futuro.
Zenón y el estoicismo abogaba por la indiferencia ante las cosas externas. Creía en
una razón universal o dios que gobernaba el universo y, por lo tanto, existían leyes
universales y estructura para los acontecimientos. Las personas no podían controlar
los acontecimientos, pero sí podían controlarse a sí mismas, por lo que se abogaba
renunciar a las pasiones.
En cierta manera, estas fueron tres respuestas individualistas al mundo helenístico que
abogaban por una separación de la vida mundana como un modo de rechazar los
acontecimientos. También se vio un rechazo a los dioses griegos tradicionales y
mitológicos y una creencia en dioses de los cultos de “misterio” que eran propios de los
pueblos conquistados. Una de las creencias que más se enraizó fue la de Isis de
Egipto. Esto iba unido a una esperanza en un mundo después de la muerte que no
existía en la creencia de los dioses griegos tradicionales.
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