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Bruselas, 5 de febrero de 2003
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David Byrne, Comisario Europeo de Sanidad y Protección de los Consumidores,
destacó así la importancia de esta propuesta: «El Reglamento sobre los controles
oficiales de piensos y alimentos es uno de los principales objetivos sobre los que
prometí trabajar. Este Reglamento servirá para hacer más eficaces unos controles
antes débiles y dispersos, y reforzará la protección de los consumidores al poner en
manos de los Estados miembros y la Comisión herramientas de ejecución más
severas. En última instancia, el Reglamento mejorará considerablemente nuestra
capacidad para gestionar la cadena de alimentación humana y animal,
permitiéndonos proporcionar a los consumidores europeos alimentos aún más
seguros».
Una reciente encuesta del Eurobarómetro mostraba que el 90 % de los
consumidores de la Unión Europea quiere que la Comisión actúe para garantizar
que los productos agropecuarios son sanos y seguros. La propuesta sobre los
controles oficiales de piensos y alimentos, una de las principales medidas de
seguimiento anunciadas en el Libro Blanco sobre seguridad alimentaria, persigue
este objetivo.
Eurobarómetro 57.0 «Europeans and the Common Agricultural Policy» (Los europeos y la
política agrícola común), 16 032 personas entrevistadas entre el 23 de febrero y el 4 de
abril de 2002:
http://europa.eu.int/comm/public_opinion/archives/eb/ebs_167_en.pdf
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Los controles de piensos y alimentos son y seguirán siendo tarea, primordialmente,
de los Estados miembros. Sin embargo, al introducir criterios de funcionamiento
para las autoridades competentes y un planteamiento armonizado a escala de la
Unión Europea para el diseño y el desarrollo de los sistemas de control de los
Estados miembros, el Reglamento propuesto reforzará la verificación del
cumplimiento de la legislación sobre piensos y alimentos en todas las fases de la
producción, la transformación y la distribución.
Esto supone la introducción de principios de gestión (procedimientos de control
documentados y auditorías internas) y normas más estrictas sobre la acreditación de
laboratorios. Tendrán que establecerse planes nacionales de control que contengan
criterios operativos específicos sobre elementos tales como el personal, la formación
y los procedimientos de control documentados. Las auditorías de la Oficina
Alimentaria y Veterinaria (OAV) de la Comisión evaluarán el rendimiento tomando
como referencia esos planes de control. Además de los requisitos vigentes con
respecto a planes de contingencia en los sectores veterinario y de la alimentación
animal, deberán establecerse planes de contingencia contra las crisis alimentarias, y
deberá formarse adecuadamente al personal encargado de aplicarlos.
La propuesta establece un régimen común para los controles de las importaciones
de piensos y alimentos, que basa la frecuencia de los controles en el riesgo. Esto
significa que, con los productos que se sabe que presentan un riesgo en particular,
como son las aflatoxinas en algunos frutos con cáscara, la frecuencia de muestreo
en la importación podrá ser más estricta que para los productos con un perfil de
riesgo menor. Actualmente, existen procedimientos uniformes aplicados,
principalmente, a la importación de alimentos y piensos de origen animal.
La propuesta contempla también la posibilidad de delegar determinadas tareas de
control específicas en organismos de control no gubernamentales, como puede ser
el examen de las muestras oficiales en determinados laboratorios autorizados. En la
actualidad sólo existen criterios para el análisis y la acreditación de laboratorios
oficiales en relación con alimentos y piensos. La propuesta los amplía al sector
veterinario.
Si los resultados de los controles oficiales exigen la actuación de más de un Estado
miembro de la Unión Europea, el Reglamento establece la asistencia y cooperación
administrativas entre las autoridades competentes pertinentes.
La propuesta establece que los Estados miembros deben velar porque existan
recursos financieros adecuados para los controles oficiales. Los medios para
cumplir este requisito son asunto de los Estados miembros, de acuerdo con el
principio de subsidiariedad.
El papel de la Unión Europea seguirá consistiendo en auditorías llevadas a cabo por
la OAV, que verificará la eficiencia de los sistemas de control de los Estados
miembros y auditará la observancia o la equivalencia de la legislación y los sistemas
de control de los terceros países con respecto a las normas de la Unión Europea. El
principal cambio en el papel de la OAV radica en el hecho de que dejará de
centrarse en establecimientos de producción individuales para pasar a evaluar el
funcionamiento global de los sistemas de control nacionales.
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Cuando haya problemas específicos que resolver, la OAV analizará estas
situaciones además de efectuar la auditoría general, como sucede actualmente la
práctica. La propuesta amplía el papel de la OAV en terceros países, de manera que
podrán llevarse a cabo inspecciones en los sectores alimentario y fitosanitario,
además de las realizadas en los sectores veterinario y de la alimentación animal.
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La propuesta establece medidas de ejecución administrativas para que los Estados
miembros resuelvan problemas específicos de incumplimiento. Introduce sanciones
penales para los casos en que se infringe la ley comunitaria sobre piensos y
alimentos de manera intencionada o por negligencia grave. Se incluye, además, una
lista de delitos. Por ejemplo, la manipulación y comercialización ilegales de
materiales especificados de riesgo se clasificaría como delito penal.
La propuesta establece también medidas de ejecución a escala de la Unión
Europea. Si la Comisión tuviera pruebas de que el sistema de control de un Estado
miembro es inadecuado, el Reglamento le permitiría adoptar medidas provisionales
para asegurar la protección de la salud humana, la salud y el bienestar de los
animales y el medio ambiente. Estas medidas se adoptarían en cooperación con los
Estados miembros en el seno del Comité permanente o, en casos graves, por
propia iniciativa de la Comisión. Entre ellas se contempla la suspensión del derecho
a comercializar alimentos y piensos.
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Hoy en día ya se exige a los países exportadores a la Unión Europea que presenten
garantías de que los productos que exportan a los Estados miembros cumplen las
normas de la Unión Europea. La propuesta introduce una serie de actividades, en
particular proyectos de formación y hermanamiento, para facilitar a los países en
desarrollo la aplicación de los requisitos de la Unión Europea relativos a los
controles de piensos y alimentos. Estas actividades se organizarán como parte de
los programas de ayuda externa y se centrarán principalmente en los países
determinados por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.
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La propuesta incluye una serie de actividades que requieren una aportación
económica de la Unión Europea. Entre ellas, la designación de laboratorios de
referencia comunitarios, la organización de talleres, la participación de expertos
nacionales en las misiones de la OAV y la normalización de métodos de análisis.
Además, es necesaria una financiación para crear las instalaciones comunitarias de
formación destinadas al personal de control de los Estados miembros y de terceros
países, así como para ayudar a los países en desarrollo y realizar estudios,
conferencias y publicaciones sobre seguridad de los piensos y los alimentos. Por el
momento, los controles de la seguridad de piensos y alimentos cuentan con unos
tres millones de euros en el presupuesto anual de la Unión Europea. La aplicación
de todas las medidas propuestas aumentaría esta cantidad a unos dieciséis millones
de euros anuales.
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De la función de control a escala de la Unión Europea se encarga principalmente la
Oficina Alimentaria y Veterinaria (OAV) de la Comisión, que es una Dirección de la
Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores. En la actualidad,
la Comisión dispone de tres instrumentos principales para garantizar que la
legislación de la Unión Europea se aplica y se hace cumplir adecuadamente.
Verifica la transposición de la legislación de la Unión Europea a los ordenamientos
jurídicos nacionales y analiza los informes elaborados por los Estados miembros y
los terceros países sobre la manera en que aplican la legislación comunitaria, por
ejemplo a través de programas nacionales de residuos o controles de la
alimentación animal. También son características de la OAV las inspecciones en los
Estados miembros y en terceros países para comprobar cómo las autoridades
competentes de esos países aplican y hacen cumplir la legislación de la Unión
Europea.
La principal tarea de la OAV es llevar a cabo inspecciones LQVLWX para evaluar los
sistemas de control aplicados por las autoridades nacionales y hacer un seguimiento
de los ámbitos donde es necesario actuar. En los últimos años, la OAV ha
perfeccionado sus métodos de trabajo y ha dejado de centrarse en los normas
aplicables a establecimientos de producción individuales para pasar a evaluar el
rendimiento de la autoridad competente pertinente en el funcionamiento global de
los sistemas de control nacionales. Este planteamiento se irá reforzando conforme
vayan desarrollándose los programas nacionales de control en el nuevo marco de
controles oficiales de piensos y alimentos.
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La adopción de la propuesta está sometida al procedimiento de codecisión. Ahora
se presentará al Parlamento Europeo y al Consejo para su aprobación. Dado que
contiene elementos importantes relacionados con la protección de los
consumidores, se espera una pronta adopción.
Se derogan varias directivas actualmente vigentes, que serán reemplazados por las
disposiciones del nuevo Reglamento:
•
las medidas de aplicación sobre muestreo y análisis para el control oficial de la
alimentación animal (Directiva 70/373/CEE del Consejo);
•
las normas sobre inspecciones oficiales en el ámbito de la alimentación animal
(Directiva 95/53/CE del Consejo); y
•
las normas sobre el control oficial de los alimentos (Directivas 89/379/CEE y
93/99/CEE del Consejo).
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