OFICIO 220-087352 DEL 10 DE JUNIO DE 2014 ASUNTO: SUPLENTE DEL REPRESENTANTE LEGAL – NOMBRAMIENTO DE MIEMBROS DE JUNTA DIRECTIVA –TEMAS VARIOS Me refiero a su comunicación radicada en esta entidad con el número 2014-01-229106, por la cual realiza la siguiente consulta: “Un suplente del representante legal, es catalogado como Administrador? El suplente del representante legal puede enajenar acciones a suscribir? Los suplentes del representante legal pueden votar los estados financieros? Según la última reforma estatutaria aprobada por dos socios mayoritarios, estos se eligieron como miembros de junta directiva. No hubo cociente electoral, no se presentaron planchas ni tampoco se eligió el tercer miembro principal. La asamblea eligió un representante legal y su suplente, violando las facultades que están previstas en los estatutos, donde se manifiesta que esta elección debe hacerla la junta Directiva. Que pasa cuando el acta de asamblea no es aprobada por los socios minoritarios?”: De manera general y abstracta se hará referencia a los puntos propuestos en su consulta así: 1 Respecto al suplente del representante legal de una compañía, la Superintendencia de Sociedades se ha pronunciado en innumerables oportunidades, entre los cuales podemos hacer referencia al Oficio 220-142234 del 26 de noviembre de 2010, (Facultades del representante legal suplente de una compañía), en donde en sus partes pertinentes expreso: “(………) “se tiene que la representación legal surge de una regla de derecho que impone a las personas jurídicas tener un representante, el que constituye un órgano de gestión externa, con poderes y facultades limitados o restringidos en los estatutos, presupuesto que determina el límite dentro del cual puede contratar y a partir del cual, sus actos generan directa y eficazmente efectos entre el tercero y la sociedad; contrario sensu, el acto o contrato no puede vincular al representado, sino al representante, vale decir, a la persona que en su nombre se hubiere obligado. La importancia de la representación legal frente a los asociados como a los terceros en general, es de tanta trascendencia que la ley ha dispuesto los mecanismos necesarios para evitar que una sociedad quede sin una persona que la represente en un momento determinado, como cuando se da el caso de la falta absoluta del mismo, pues es ahí cuando es indispensable la existencia de la figura de la SUPLENCIA. Es preciso tener en cuenta que el objetivo de la suplencia no es otro que el de reemplazar a la persona que ejerce la titularidad de la representación legal de una compañía en sus faltas temporales y absolutas. Es así que de acuerdo con el diccionario de la Academia de la Lengua, vigésima edición, Tomo II, ‘suplencia’, en su primera acepción significa “acción y efecto de suplir una persona a otra”; ‘suplir’ por su parte, de acuerdo con el mismo diccionario quiere decir “Cumplir o integrar lo que falta en una cosa, o remediar la carencia de ella….”, de donde se corrobora lo anteriormente expuesto, esto es, que el suplente del representante legal es la persona que suple el lugar del titular en su ausencia temporal o definitiva. En lo que a este tema se refiere, la Superintendencia de Sociedades ha manifestado lo siguiente en el Oficio 220-001192 del 17 de enero de 2002. "Para que el representante suplente pueda desempeñar el cargo, se requiere, no la ausencia material del titular, sino la imposibilidad de desempeñar las funciones que le han sido asignadas, a menos que estatutariamente o por un pronunciamiento del máximo órgano social, se le hayan asignado al representante legal suplente, facultades especiales para representar a la sociedad sin necesidad de que se de la circunstancia anterior". En resumen, se tiene que la actuación del suplente está circunscrita exclusivamente a la imposibilidad temporal o definitiva del principal para actuar. Mientras el principal se encuentre en uso de sus funciones, no hay lugar a que el representante legal lo supla, por lo tanto, mientras no actué como suplente del principal, el suplente no será considerado administrador de la compañía, por lo tanto, no le asisten los derechos ni las obligaciones que la ley y los estatutos confieren al representante legal principal. (El resaltado de este párrafo no es del oficio). “(……….)”. 2 En cuanto a la enajenación de acciones por parte del suplente del representante legal, debe distinguirse si es o no accionista de la sociedad. De serlo, bien puede proceder a negociar sus acciones, teniendo en cuenta el denominado derecho de preferencia, de estar pactado, en caso contrario, tiene libertad para realizar dicha operación. De no ser accionista, y teniendo en cuenta lo anotado en el oficio citado, su relación seria solo de colaborar en la negociación de unas acciones entre las partes intervinientes, pues es claro que no puede disponer de lo que no le pertenece. 3 El suplente del representante legal que no ha actuado, valga decir que no ha reemplazado al principal, no puede ser tenido como administrador de la compañía (Ver oficio mencionado) y por ende, de no tener alguna participación en el capital social no tiene capacidad para votar los balances y las cuentas de fin de ejercicio (artículo 185 de la legislación mercantil). 4 El nombramiento de los miembros de la junta directiva de una sociedad debe realizarse necesariamente por el denominado cuociente electoral, conforme lo consagrado en el artículo 197 del Código de Comercio. Dicho proceder tiene una excepción, cual es en la sociedades por acciones simplificadas, reguladas por la Ley 1258 de 2008, donde no es obligatoria la existencia de dicho cuerpo colegiado, y de tenerlo por disposición estatutaria, “los directores podrán ser designados mediante cuociente electoral, votación mayoritaria o por cualquier otro método previsto en los estatutos. Las normas sobre su funcionamiento se determinarán libremente en los estatutos. A falta de previsión estatutaria, este órgano se regirá por lo previsto en la normas legales pertinentes”. 5 Los estatutos sociales de una compañía son la carta de navegación a la cual deben someterse los asociados y deben ser acatados por los administradores de la misma. Lo pactado en la carta social es ley para los que integran el capital del ente jurídico. Al respecto, el profesor Jose Ignacio Narváez expresa: “Ciertamente las estipulaciones del pacto social o las decisiones de los órganos corporativos no pueden vulnerarlos, y menos aún hacer tabla raza de ellos. Por su legitimidad se reputan intangibles y en verdad pugna con el más elemental sentido de justicia que a cualquiera de los socios se le cercenen. Ni el régimen convencional ni órgano social alguno o la autoridad pública tienen competencia para abolirlos o cercenarlos. Por eso se afirma que son inviolables. Inclusive se consideran irrenunciables mientras el respectivo derecho no se genere en favor del asociado. Sólo una vez concretizado, el socio puede dejar de ejercerlo” (Teoría General de las Sociedades. Séptima Edición actualizada, 1996, pág. 144).” Es claro entonces que las decisiones que adopte el órgano rector de la sociedad, necesariamente deben sujetarse a lo establecido en los estatutos o a lo consagrado en las normas legales, según corresponda. De darse el caso que el máximo órgano social, adopte decisiones en contravención de lo estipulado en la carta social, los asociados disidentes o ausentes, pueden impugnar las decisiones que consideren pertinentes ante la justicia ordinaria o ante la Superintendencia de Sociedades, quien en ejercicio de funciones jurisdiccionales, el correspondiente juez estudiará a cabalidad las circunstancias particular del caso y emitirá el fallo, en donde podrá, si es del caso, retirar de la vida jurídica, la o las decisiones respectivas, declarando su nulidad (Código General del Proceso, artículo 24, numeral 5, literal c.; artículo 190 del estatuto mercantil). 6 Las decisiones tomadas en una reunión del máximo órgano social deben constar en actas debidamente aprobadas o bien por los asociados o por una comisión nombrada para tal efecto, de acuerdo con el artículo 189 del Código de Comercio. La aprobación del documento por parte de los asambleístas, debe contar con la mayoría establecida para tal efecto y no se requiere la unanimidad de los accionistas, salvo que así en los estatutos. De existir alguna inconformidad por los asociados ausentes o disidentes, que bien pueden ser minoritarios, en lo atinente con las decisiones adoptadas y por ende, no aprueban el acta pertinente, pueden proceder a la impugnación a la que nos hemos referido en el punto anterior. En los anteriores términos se ha dado contestación a su consulta, no sin antes anotarle que los efectos del presente pronunciamiento son los descritos en el artículo 28 del Código Contencioso Administrativo.