CARTA A MENECEO (de r. Verneaux, textos de los grandes

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Héctor Llamas Sandín
EPICURO: CARTA A MENECEO (de r. Verneaux, textos de los
grandes filósofos. Edad antigua, herder,
Barcelona 1982, p.93-97)
Lea el texto y a continuación responda a las cuestiones.
1) ¿Es la doctrina de Epicuro hedonismo en el sentido corriente del término?
Tras la lectura y comprensión del texto, una de las principales conclusiones que
se pueden extraer es que la doctrina de Epicuro no es hedonismo en el sentido corriente
del término. Esto es debido a que la doctrina de Epicuro no estaba fundamentada en el
placer del cuerpo. Epicuro se proponía extender el placer al campo de lo intelectual.
De este modo, la actitud alegre y positiva ante la vida era una base fundamental
para alcanzar ese placer tan anhelado. El hombre es un todo.
Por otro lado, Epicuro asocia la presencia del placer a la ausencia de dolor. Por
ello, la felicidad se encuentra en el pleno equilibrio entre la mente y el cuerpo.
Como resultado de lo anterior, Epicuro define el placer como el bien supremo, y
así, el dolor como el mal supremo.
Todo ello aparece reflejado en los siguientes fragmentos tomados del texto
objeto de análisis:
“El habituarse a una vida sencilla y modesta es pues un buen modo de cuidar la salud y
además hace al hombre animoso para realizar las tareas que debe desempeñar
necesariamente en la vida.”
“Por tanto, el principio de todo esto, y a la vez el mayor bien, es la sabiduría. Debemos
considerarla superior a la misma filosofía, porque es la fuente de todas las virtudes y
nos enseña que no puede llegarse a la vida feliz sin la sabiduría, la honestidad y la
justicia, y que la sabiduría, la honestidad y la justicia no pueden obtenerse sin el placer.
En efecto, las virtudes están unidas a la vida feliz, que a su vez es inseparable de las
virtudes.”
2) ¿Qué papel juega en su doctrina la ataraxia?
En primer lugar, se denomina ataraxia a la disposición del ánimo, gracias a la cual
alcanzamos el equilibrio emocional, mediante la disminución de la intensidad de
nuestras pasiones y deseos y la fortaleza del alma frente a la adversidad, y finalmente la
felicidad
La ataraxia es, por tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación
con el alma, la razón y los sentimientos.
Héctor Llamas Sandín
Una vez entendido el concepto de ataraxia, cabe resaltar el papel fundamental
que ésta juega en la doctrina de Epicuro. Como se ha explicado, Epicuro planteaba el
desarrollo de una vida feliz para alcanzar el hedonismo. Para ello, la ataraxia se planteó
como una de las principales actitudes para su consecución. Gracias a ella, se llevaría a
cabo la administración más sabia (como se reflejó anteriormente, el mayor bien para
Epicuro es la sabiduría) de placeres y dolores.
Fruto de ello, Epicuro define la ataraxia como el equilibrio perfecto entre la
mente y el cuerpo. Equilibrio que facilitaría la consecución de la serenidad.
3) ¿Se puede defender que Epicuro, como Mill, distingue los placeres
cualitativamente?
Según Epicuro, los placeres y sufrimientos son consecuencia de la realización o
impedimento de los apetitos. Éstos pueden ser distinguidos cualitativamente. Así,
Epicuro distingue entre tres tipos de apetitos:
Los naturales y necesarios, como comer y beber, que son fáciles de satisfacer;
Los naturales pero no necesarios, como los eróticos: no son difíciles de dominar
y no se necesitan para la felicidad;
Los no naturales ni necesarios, como las drogas; éstos hay que rechazarlos
completamente.
Por otro lado, atendiendo a la división del hombre en dos entes diferentes pero
unidos, el cuerpo y el alma, Epicuro también distingue entre dos tipos de placeres:
Placeres del cuerpo: aunque considera que son los más importantes, en el fondo
su propuesta es la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de
apetito y dolor corporal;
Placeres del alma: el placer del alma es superior al placer del cuerpo: el corporal
tiene vigencia en el momento presente, pero es efímero y temporal, mientras que
los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores
del cuerpo.
Por último, Según Epicuro, existen dos clases de deseos:
Los naturales y necesarios, relacionados con la supervivencia.
Los naturales no necesarios, que provienen de la cultura, política y vida social.
De acuerdo con lo anterior, la satisfacción de los deseos es lo que nos produce
placer, que, a su vez, es lo que nos lleva a la felicidad. Sin embargo, existen placeres
que son completamente vanos y que nos producen un dolor mayor que el placer inicial,
estos placeres producen intranquilidad y deben ser evitados por la razón.
Por todo ello, es objeto de aceptación el pensar que Epicuro hace una
diferenciación cualitativa de los placeres.
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